fanzine de mujeres libertarias lxs mecha korta

Page 1


¿QUIENES SOMOS? Lxs mecha Korta es un colectivo de mujeres libertarias que nace a partir de la necesidad de generar la discusión y hacerse parte de la acción directa en torno a la lucha de clases -como mujeres parte de la clase trabajadora- nos negamos de esta manera a la naturalización del trabajo doméstico como destino natural para nosotras, también creemos que la liberación de la mujer es simétrico a la destrucción del trabajo asalariado, la moral religiosa y la institucionalidad chilena. Es así como nos desenmarcamos de la institucionalidad burguesa y estatal la cual intenta abarcar la igualdad de género y dar respuesta a las demandas feministas con más trabajo asalariado y construcciones de instituciones lucrativas e ilógicas, dando satisfacción al sistema patriarcal, dichas demandas y reivindicaciones de libertad tras un falso empoderamiento feminista tienen como respuesta más responsabilidades y deberes y esto lo evidenciamos en nuestra realidad día a día fuera y dentro de casa, se nos ha armado una falsa consciencia que la mujer empoderada, debe trabajar para alcanzar esta independencia, cumpliendo el rol de buena madre, buena esposa, buena amante, además de buena trabajadora, otorgando y satisfaciendo de esta manera las necesidades de dominio que el sistema patriarcal nos impone, poniéndole precio a nuestro tiempo y negándonos el espacio de autoconocimiento, autosatisfacción, derecho al ocio y a la organización social. Por lo tanto como mujeres conscientes e intentando ser consecuentes es que declaramos la guerra ante el abuso del trabajo asalariado, porque creemos en su destrucción total, porque estamos siendo doblemente oprimidas para ser doblemente explotadas y violentadas. Rechazamos la victimización, nosotras somos mujeres que llevamos en nuestros corazones una dignidad rebelde en resistencia contra el capitalismo y cualquier sistema de explota-

ción y opresión, estamos convencidas que la liberación de la mujer va a ser únicamente luchando contra el capitalismo y su barbarie, contra el estado neoliberal que ha puesto precios a nuestros cuerpos, que nos encasilla como mercancías de consumo y nos sobreexplota productivamente y reproductivamente, es por esto que estamos en construcción de la conciencia de clase feminista. Somos contrarias al feminismo burgués y las instituciones que los representan (Sernameg y Prodemu) quienes en cada territorio y pueblos coloniza con sus “centros de la mujer” generando un negocio con el sector privado, ya que, estos son licitados a empresas privadas o fundaciones como administradoras, que sabemos, históricamente han tenido prácticas de lucro y enriquecimiento , infiltrándose en cualquier instancia de organización popular para alzar carreras políticas, aprovechándose del desarrollo de ideas, la necesidad de reivindicación y liberación de la mujer impidiendo la autonomía y autogestión tras la falsa conciencia de equidad de género. Nuestros corazones están con todas las compañeras revolucionarias que se alzan en pie de guerra contra la dominación territorial del estado y el empresariado que devasta la tierra y ve en la naturaleza una mercancía. Estamos también Con las mujeres explotadas día a día, con pu lamngen, con las mujeres del YPJ (Kurdas), con las Zapatistas, con las Nicaragüenses, con las gitanas disidentes de la vida normalizada, con las lesbianas, con las trans, con la vecina violentada que se defiende y hace justicia. No olvidamos a aquellas mujeres encarceladas, torturadas y asesinadas en dictadura y en esta falsa democracia. Todas ellas nos inspiran.

SALUD Y LIBERTAD LXS MECHA CORTA


Yo acuso a la propiedad privada Roque Dalton

En nombre de quienes lavan ropa ajena (Y expulsan de la blancura la mugre ajena). En nombre de quienes cuidan hijos ajenos (Y venden su fuerza de trabajo en forma de amor maternal y humillaciones). En nombre de quienes habitan en vivienda ajena (que ya no es vientre amable sino una tumba o cárcel). En nombre de quienes comen mendrugos ajenos (y aún los mastican con sentimiento de ladrón). En nombre de quienes viven en un país ajeno (las casas y las fábricas y los comercios y las calles y las ciudades y los pueblos y los ríos y los lagos y los volcanes y los montes son siempre de otros y por eso está allí la policía y la guardia cuidándolos contra nosotros). En nombre de quienes lo único que tienen es hambre, explotación, enfermedades, sed de justicia y de agua, persecuciones, condenas, soledad, abandono, opresión, muerte. Yo acuso a la propiedad privada de privarnos de todo.


Violencia Laboral La violencia laboral es una constante dentro de nuestras vidas, sí, de nuestras vidas, como clase trabajadora que por años nos hemos visto sometida a estar por horas en un lugar donde jamás quisiéramos estar, haciendo un trabajo forzado para que las riquezas sean disfrutadas por la clase burguesa y lo que más me ha impresionado desde que soy pequeña es que siempre se nos dijo “el trabajo dignifica”, ¿es acaso cierta esa frase? Pues creo que no, desde pequeños se nos prepara para ser la mano de obra barata para potenciar este sistema, Marx es claro en decir en su libro Manuscritos Económicos-Filosóficos que cuanto más queramos ganar, tanto más tiempo tenemos que sacrificar y, enajenándonos de toda libertad, hemos de realizar, en aras de la codicia, un trabajo de esclavo, y como no, si el sistema nos ha creado necesidades innecesarias, nos ha convertido en mera mercancía, la más miserable de las mercancías, donde cada vez que trabajamos nos volvemos más pobres en la medida que generamos más riquezas y en tanto que crece la producción en poder y cantidad, nosotras/os como trabajadoras/os nos convertimos en mercancía más barata cuanto más bienes se producen. Es así como el trabajo enajenado nos ha mortificado y puesto en sacrificio, potenciando la propiedad privada, por lo tanto debemos ser claras en que la violencia laboral y el sistema laboral, no es una opción de movimiento económico dentro de la sociedad, ya que el alienarse dentro del trabajo no hace más que volvernos ajenos de sí mismos, como obreras/ os estamos obligadas a someternos a las exigencias del capital, empezamos a luchar por nuestra supervivencia y también por lograr un mejor trabajo, es decir a un mejor salario, olvidando que este está hecho para mantenernos como obreros y no para que se extingan las clases.

Emma Goldman expone en varios de sus escritos que la clase trabajadora debe organizarse contra la violencia laboral, en instancias como las luchas y experiencias real de nosotras como trabajadoras, no en universidades, colegios o bibliotecas, puesto que la filosofía revolucionaria del trabajo es el significado real y vital de nuestra clase contra la burguesía. Por lo tanto es nuestro deber romper con las lógicas del sindicalismo servil que solo se mueve en las mejoras salariales, la violencia impuesta por la patronal debe acabarse al calor de la lucha por la emancipación y el derrocamiento absoluto del sistema salarial, ya que esta es la lucha abierta entre el capitalista y los/as obreros/as. Finalmente no podemos olvidar que el Estado no es más que un potenciador del capital – su soporte más importante- siendo el ejército y la iglesia a través de sus rezos y fuego los que han hecho perdurar bajo el temor el sistema laboral, pues cada vez que las/os trabajadoras/es han decidido luchar por sus derechos estos actúan asesinándolos, quemándolos e infundiendo el terror en el pueblo, como olvidar las masacres en el norte y sur de Chile cuando los/s obreros deciden tomar su situación por sus manos. Es de esta manera que no se podemos soslayar que como clase tenemos que fortalecer el apoyo mutuo, la fraternidad y solidaridad para acabar con la violencia constante dentro de este sistema inhumano que nos aleja de nuestros deseos y disfrute más íntimos, no podemos seguir permitiendo que la clase burguesa perdure a costa de la explotación al pueblo trabajador. Por la destrucción de este sistema. Arriba las trabajadoras y trabajadores que luchan cotidianamente por su libertad.


Ante la violencia laboral, la disidencia al trabajo asalariado Esta no es otro análisis teórico, no soy una intelectual que puede redactar con facilidad, sin desmerecer a esas mujeres y hombres que han entregado su conocimiento para fortalecer movimientos sociales y críticos, fundamentales para desalambrar la educación de mercado y el conocimiento elitista. Este texto lo tipeo desde la experiencia, recordando cómo en mi infancia vi a las mujeres de mi familia relacionarse con el trabajo. Esas mujeres, encabezadas por la abuela matriarca, se encargaban de las labores domésticas y el cuidado de los hijos (que éramos varios) y no solo de ellos. Ellas velaban y trabajaban por la familia completa. Pero también se veían obligadas a ‘contratarse’ para trabajar fuera de casa. Las mujeres de mi familia, como tantas mujeres pobres de la población, se ‘integraban’ como asesoras del hogar a un mercado laboral que las violentaba día a día con jornadas largas y mal pagadas, sin contrato ni prestaciones de salud. Para enfrentar la probreza se transformaban en las ‘nanas’ de mujeres acomodadas, muchas de ellas ‘liberadas’ y ‘empoderadas’. Las mujeres de mi familia ‘servían’ a esas otras mujeres. Ahora siendo una “mujer adulta”, mamá y también estudiante, me niego a repetir esa historia, no quiero ser una ‘super mujer’ que se entrega al trabajo remunerado para doble explotarse. Soy una ‘disidente del trabajo asalariado’, por eso cargo con la estigmatizacion de la ‘mujer floja’, la ‘mamá luchona’, la ‘mala dueña de casa’. Soy una mujer que no trabaja y no quiere tampoco ser dueña

de casa, me niego a la naturalización del rol reproductivo que se nos atribuye por ser mujeres, pero también al rol de ‘mano de obra barata’ que se nos atribuye por ser pobre, me niego a ser parte del ‘entramado de violencias’ que sustenta el dinamismo económico de esta sociedad putrefacta. Nosotras, las mujeres libertarias de este tiempo, hemos despertado diciendo no a la dominación masculina, hemos estado álgidamente cuestionando los roles de privilegio que tienen los hombres en esta sociedad, hemos actuado y gritado frente a los casos de violencia de género y femicidios, pero eso no basta. Nos estamos liberando de la sumisión a los hombres, mas no de la explotación asalariada, que usa a las mujeres como un potente segmento trabajador, que a la vez produce consume. El modelo nos ‘incluye’, invitándonos a ser una ‘mujer empoderada’, nos impone una falsa conciencia según la cual el trabajo nos da independencia económica y decisión. Pero esta emancipación hace posible la era de un nuevo patriarcado, quizás el más violento de todos. Este patriarcado mutado y reconfigurado, nos violenta doblemente, primero con la imagen de la mujer amorosa y abnegada que cumple el rol de dueña de casa haciendo un trabajo no remunerado, y luego con la imagen de la mujer trabajadora y emprendedora, que ‘se hace con un sueldo’. Así, el logro de la igualdad termina sustentando en su totalidad el estatus quo de esta sociedad: nosotras enviamos a los niños al colegio, estudiamos o trabajamos, como sea tenemos dos trabajos, uno asalariado y otro no. Bajo el mito de la ‘liberación’ y la exigencia de ‘derechos de igualdad’ -dentro del trabajo y fuera de

él- lo que hace la maligna conjunción del estado y el mercado, es sobre explotarnos porque nos llenamos de deberes, os tradicionalmente femeninos y también aquellos que supone el trabajo asalariado que siempre ha tenido lógicas masculinas. Está pasando como en los años veinte cuando los movimientos feministas que luchaban y reclamaban por el sufragio universal, encendieron la “antorcha de la libertad”, materializada en un cigarrillo encendido. La imagen de una mujer fumando, como solo el macho acostumbraba, se convierte en un icono de la liberación y ruptura con la normalidad patriarcal, pero pronto se vuelve propaganda capitalista cuando lucky strike, en una jugada maestra, usa la imagen incluyendo nuevas consumidoras a su producto. Así, la disidencia se absorbe, sea la imagen de una mujer fumando o la de otra, muy actual, que sale a la calle con un cartel pidiendo ‘más democracia” y ‘más derechos’. De una u otra forma, la inconformidad es domesticada. Lo mismo pasa con el acceso igualitario al trabajo asalariado que reivindican algunos movimientos feministas, sin cuestionar que lo exigen es un sueldo que la institucionalidad y el sector privado no dudaran en entregar, pues gracias a él no solo se consigue más fuerza de trabajo, sino también más fuerza de consumo y endeudamiento. El ‘sueldo liberador’ entonces es el mismo que ‘encadena’, y eso sin duda es violencia.


VIOLENCIA OBSTETRICA

Nos obligan a estar en posturas incomodas y calladas, mientras nuestros cuerpos solo quieren liberarse al ritmo de nuestras contracciones.

¿Qué es la violencia obstétrica? Sometimientos de nuestros cuerpos. Someter nuestras ideas, nuestros síntomas, Para apurar este proceso natural ocupan procedimiennuestra forma de vivir. tos aberrantes, desde manoseos, abuso de misotrol y Obedecer a burocracias, enjuiciamientos y cali- oxitocina. Provocando un estallido de nuestro útero dades de vida que nos rige un protocolo. produciéndose hemorragias innecesarias. Nos vemos violentadas desde que la sexualidad se volvió un tabú Nos violentan desde que la regla se volvió un problema Nos violentan desde cuando nos obligaron a ser victimas Nos violentan desde que comercializaron nuestro cuerpo Nos violentaron cuando las brujas fueron sometidas a no enseñarnos la naturaleza femenina Desde que se comercializo la cesárea Desde que nuestro cuerpo fue un recurso de ganancia para doctorxs, matronxs, clínicas y consultorios. Desde que parir se volviera un estado embarazoso por eso se llamó Embarazo.

Obstretricia “Parte de la medicina que se ocupa del embarazo, el parto y el período de tiempo posterior a este” La violencia obstétrica es la opresión y sometimiento de nuestro cuerpo, se nos abusa, se nos declara como objetos de experimentación, se nos materializa como objetos dignos únicamente de la reproducción, se nos imponen roles específicos que cuartan nuestra libertad. Y toda esta opresión no es nada más que un reflejo del estado patriarcal en el que convivimos, quien se apropia de nuestro cuerpo como un territorio de colonización, sometido y explorado por la medicina y el estado ¿Desde cuándo comenzo la violencia? Comienza desde cuando nos inscribimos a un consultorio Desde cuando nos obligan a seguir sus estilos de vida como: nutricionistas, asistentes sociales, psicólogxs… quienes se toman el derecho de decidir y reprochar cualquier cosa que para su puto sistema no sea el correcto. Nos violentan si desistimos de la idea de ser madres y requerimos asistencia para llevar a cabo nuestra decisión, de irrumpir la maternidad El momento exacto que sentimos esta violencia es en nuestro trabajo de parto.. nos manosean la vagina como si fuere juguete para matronxs, doctorxs y estudiantes dándose el placer de hacer una fila para estresar a nuestrx bebe que esta luchando por salir.

Nos ponen una decisión obligatoria que es la cesárea, una cesárea que solo tiene beneficio para ellxs, beneficio monetario y beneficia su tiempo, para ganar tiempo en consultas privadas y tener más clientas. Nos violentan si tenemos muchos hijxs y nos obligan a esterilizarnos y en una contraparte si decidimos esterilizarnos para no tener más hijxs y nos encontramos en temprana edad, se nos somete a procesos burocráticos psicológicos y sociales para desistir de nuestra decisión Se burlan si somos gordas, peludas, viejas o si preguntamos mucho. Perdemos todo derecho al ser de sala común, si tenemos suerte nos ponen anestesia, si tenemos suertes, ocupan técnicas asépticas y estériles. Hacen de nuestro momento especial un minuto de estrés en sus trabajos, reclamando porque estamos mucho tiempo ahí, arruinando nuestro momento y a las vez nos callan. No producen miedo, haciendo que nuestro cuerpo se reprima, no se dilate y terminan rasgando nuestra vagina con una episiotomía que cuando la suturan no son capaces de poner anestesia. Nos obligan a una familia heterogénea obligando a las madres a posicionar a un hombre como elemento fundamental. Terminando el parto nos mandan a una sala común, donde compartimos nuestras experiencias y datos con otras mamíferas y sus crías que están en las mismas. Nos violentas en las noches dejándonos solas, y como primerizas no sabes que hacer nuestros pechos están llenos y ni siquiera sabemos dar teta. No podemos tocar el timbre, no podemos pedir chata porque les interrumpimos el sueño a las ratas en sus madrigueras Mujer, hermana, compañera, mamífera es necesario de recupar y resignificar las enseñanzas de nuestra ancestras y el conocimiento y autogestión de nuestro propio cuerpo y salud, coexistir en esta etapa acompañadas con garantías dignas La descolonización de nuestros cuerpos se reflejara en expresiones de resistencia y en el intercambio de saberes en comunidad La medicina y la obstetricia (institucional o que parte del estado) es un negocio despersonalizado, elitista y que no está al alcance de todas.


Durante mi embarazo, los controles los tuve en el Cesfam Cardenal Raúl Silva Henríquez, en La Serena, donde la Asistente Social (de quien no recuerdo el nombre) me humilló y denigró, tachándome de irresponsable, egoísta e inmadura, por mi situación económica, pese a explicarle la situación (porque vivía con mis abuelos), amenazándome de poner en riesgo la custodia de mi bebé, diciendo que yo no era apta para tener a mi bebé viviendo donde estaba, que eso no era bueno para mi bebé, me exigió cambiarme de casa donde mis suegros (porque la situación económica ahí era mejor según lo que yo le había contado), solo le rebatí una vez y me dijo que me callara, amenazándome de dejarme sin Previsión para mi hija; citó a mi pareja y le dijo lo mismo, nunca más quise ir a verla y falté a todas sus horas en el Cesfam. El matrón que me atendió era regular, muchas veces me retaba por el peso, y cuando me hacia monitoreo fetales me dolía, decía que era porque yo tenía mucha grasa y tenía que ser así; lo mismo pasó con un ecografista de ese mismo Cesfam, me dijo que estaba tan gorda que nunca iba a poder ver el sexo de mi hija, y me hacían súper fuerte las ecos y monitoreo, por lo que llegué a preferir las ecografías particulares, donde jamás me dijeron eso, me trataban bien, y donde supe el sexo de mi bebé. En un viaje donde mis padres que vivían en Freirina, tuve contracciones por lo que me tuve que quedar allá, acompañada de mi pareja, entré a las 10:30 de la noche al Hospital Provincial del Huasco, donde me trataron súper mal, haciéndome callar cuando me dolía, para evitar que me retaran solo me puse a llorar y me dijeron que lloraba por culpa de mi pareja que estaba ahí conmigo, así que lo echaron, mi pareja no quería irse, y el doctor le dijo que si no se iba no lo dejarían entrar al parto, por lo que llorando le pedí que se fuera para que después estuviera conmigo. Estuve unos 40 minutos máximo de contracciones, quise pararme de la cama y no me dejaron, me pusieron una sonda para orinar, antes de eso no me dejaron pararme al baño, me hicieron respirar una mascarilla conectada a un tubo grande como de oxígeno, y me mareaba respirar eso, sentía la mitad de mi cara paralizada, y me dolía más al tener contracciones, no sé qué era eso como gas, ácido y muy frío; me metieron un fierro en la vagina y reventaron la bolsa, salió mucho líquido y me dolió, luego de eso mi bebé comenzó a tener taquicardias fetales, recuerdo que salía 250 hasta 290 en el monitor que me pusieron en el vientre, y por eso me hicieron una cesárea, me pasaron un papel para firmar, quise leerlo y no me dejaron, así que me obligaron a firmar para poder hacerme la cesárea , tenía 6 de dilatación. Cuando llegué a pabellón me llevaban desnuda, les dije que tenía mucho frío y no me hicieron caso, recuerdo estar temblando de frío y que me dolía la piel, con todo el dolor me hicieron pararme de una camilla y subirme sola a la otra, donde de nuevo me retaron por estar con sobrepeso, me hicieron sentarme y me pusieron la anestesia, me moví porque tenía muchas contracciones y el doctor intentó 3 veces inyectarme en la columna y me dolía mucho, le pedí que por favor esperara, que yo le avisaba

RELATOS DE EMBARAZO para no moverme, la única que fue amorosa y me trató bien fue una enfermera que era practicante, era muy joven. Luego entró mi pareja y si bien no sentía dolo por la anestesia, me sentía incomoda porque sentía como me estiraban la piel del estómago, me sentí manoseada, luego de que salió mi bebé, me puse a llorar de emoción al escucharla y me ahogué, tosí mucho y no podía contener aire, luego de eso, recuerdo que me iba, sentía mucho cansancio y pena, lo único que quería era cerrar los ojos y salir de ahí, me iba a negro y despertaba con un pitido que sonaba de una máquina para medir mi presión y mis latidos, recuerdo a la practicante gritarle desesperada al doctor que mirara la máquina y él decía: "espera, espera, estoy terminando", pasó eso como 3 veces, le dije que tenía mucho frío, y ella me hablaba con mucha paciencia, diciéndome que no cerrara los ojos, me hablaba de mi bebé, me decía que me estaba esperando. Me hicieron pararme de esa camilla para pasar a otra y yo les decía que no podía, así que me ayudaron con las manos. Luego de eso, cuando por fin salí del pabellón, esa misma practicante me puso unas frazadas temperadas para poder abrigarme y me pusieron un suero, estuve casi 4 horas ahí y luego de eso recién conocí a mi bebé, en el pasillo del hospital; me llevaron a la pieza, y me hicieron pararme a caminar, me costaba mucho porque me dolía la cicatriz; me decían que tenía que darle leche a mi bebé y yo les decía que no me salía e iban y me apretaban los senos muy fuerte, y apenas salían unas gotas, me dieron algunas mamaderas, una enfermera mayor y una matrona me apretaban los senos y me dolían, me decía: "si tienes leche" y apenas salían unas gotas porque ella me apretaba, al segundo día pude amamantar; en las noches tuve crisis de pánico y me atendió una practicante muy joven, con mucho cariño. Cuando me sacaron la sonda para orinar me la tiraron fuerte sin siquiera avisarme y me dolió. Me fui a mi casa y tuve crisis de pánico, me sentía afiebrada pero al tomarme la temperatura no tenía fiebre, tenía alucinaciones, me imaginaba matando a mi hija, lloré muchas noches, tuve depresión post parto hasta los 2 meses de mi hija sin saber que era la depresión postparto, no quería verla, tenerla, amamantarla. Yo tenía un embarazo bonito, esperaba con ansias a mi hija, la amaba mucho, pero siento que después de todo lo manoseada, violentada y denigrada que me hicieron sentir dejé de sentir mi maternidad como algo bonito de vivir. Aún tengo las heridas de ese episodio, y no quiero jamás volver a pisar un hospital, ni mucho menos volver a tener otra cesárea, porque yo estaba para parto natural, no tuve complicaciones hasta que llegué a ése hospital. Chiry Molla


El pasado 22 de agosto, en el sector de Tranguil en la comuna de Panguipulli, fue encontrada muerta -por su hijo de 11 años- Macarena Valdés (32) en lo que se revelaba como un aparente suicidio. Ella, junto a su compañero de vida, Rubén Collío, vocero de la Coordinación Newen Tranguil, eran conocidos en la zona por su fuerte oposición a la construcción de una central de paso a cargo de la empresa hidroeléctrica austriaca RP-Global y de la empresa eléctrica chilena SAESA, en territorios pertenecientes a comunidades indígenas. El día anterior, dos lugareños y trabajadores de la empresa le exigieron a la propietaria del terreno en donde reside la familia Collío – Valdés, que echara a la familia porque el werken Collío “estaba revolucionando mucho a la gente”. Aquello fue acompañado de una advertencia, “que se cuidara, porque había gente que lo iba a agredir”. Al día siguiente su esposa fue encontrada muerta. En medio de la conmoción de la muerte de Macarena, la empresa SAESA, acompañada de carabineros de Liquiñe, y a menos de 24 horas de ocurrido el hecho, comenzó la instalación del cableado de alta tensión afuera de la casa de los Collío – Valdés a la que tanto habían resistido. (Radio Villa Francia. Noviembre 2016)


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.