Reencontrar el destino

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C贸mo Reencontrar el Destino Meditaci贸n Egipcia

Almas Gemelas - Regresiones Vidas Pasadas - Misi贸n de Vida Crecimiento Espiritual

MAESTRO ROLLAND

Kabash 3


Introducción Encuentro… Tesoro de Felicidad Mi experiencia me enseñó que el auto-encuentro, no es el mero resultado de un análisis psicológico. Es buscar nuestras raíces en vidas pasadas y comprender la influencia que tienen sobre nuestra psiquis, consciente o inconscientemente. Para ello tenemos que partir de un concepto: el alma existe a través de distintas vidas, distintos cuerpos, en diferentes épocas y culturas. De allí resulta nuestra evolución intelectual a través de sucesivas civilizaciones. Mucho más allá del concepto de los arquetipos de Jung, que no llegan más lejos de los instintos y reflejos del aprendizaje colectivo. Creo firmemente, que al psicoanálisis de Freud le faltó una segunda parte. Su intención de dedicarse a la parapsicología en la última etapa de su vida, posiblemente haya sido su idea de siempre, pero no la pudo llevar a cabo en la época de tan duro antisemitismo que le tocó vivir. En otras condiciones, tal vez hubiera continuado con sus ‘vuelos’ como un verdadero místico, con su tarot, con su hipnosis… Con sus caminos para conocer no sólo la vida del más acá sino la del Más Allá, que constituye el verdadero cimiento de la personalidad y del gran Yo. Mi búsqueda nunca habría tenido éxito sin las enseñanzas de mis Maestros, que marcaron los caminos por los que debía transitar. Como lo dijo Sheri Otep, el gran Hierofante Médico de la Dinastía XII del Antiguo Egipto: “Iluminado es aquel que sigue la Luz de su Maestro… nunca estará en la oscuridad”. 9


Cuando encontré mi Luz, ya no hubieron dudas. Mi fe y mi lealtad vencieron a la oscuridad y siempre vi claro mi camino. Hasta los obstáculos que encontraba, sin importar su dimensión, los tomaba como pruebas necesarias para crecer. Crecí y aún cuando hubiese querido avanzar más, superarme más y aprender más, comprendí que las vidas son limitadas y que necesitamos volver a reencarnar para seguir aprendiendo y alcanzar lo que no hemos logrado. Por eso tengo fe en que podré volver para cumplir con la gran ley del ser humano a través de los tiempos: evolución. No se trata de que participemos en el progreso de la sociedad, sino del crecimiento espiritual de nuestra psiquis, de nuestra alma. Cada uno tiene su propia búsqueda, pero siempre lo llevará a la única verdad: su esencia, como lo enseñó Spinoza. Y a través de nuestra esencia, podemos unirnos al camino que nos pertenece, aunque lo hayamos vivido a través de distintas culturas, pensamientos y descendencias, en nuestras diferentes encarnaciones. Nuestra verdadera esencia, es como una Luz que nace en la profundidad de nuestro ser, que ahuyenta dudas y conflictos. Una esencia que en cada vida tenemos la necesidad de volver a sentir. El alma busca su verdadera energía para poder vivir y unir su existencia del presente, con las del pasado y con su historia del Más Allá… He tenido el privilegio de relacionarme con muchas personas que se destacaron en distintos ámbitos y traté de sentir si el éxito que tuvieron en esta vida, fue por la influencia de una anterior. Esto también formó parte de mi búsqueda. Hay quien se busca aislándose de los demás y es posible que también así logre su encuentro. Pero mi camino fue muy 10


distinto. Fue a través de mis consultantes, de las experiencias que me tocó vivir y compartir. Mi consultorio ocupó la mayor parte de mi vida. Traté de comprobar una verdad, no sólo para mí, sino para mis discípulos, para todos los que forman parte de nuestra Escuela. También enseñé a mis discípulos formados como Maestros, a que sigan mi camino y puedan sentir el inmenso placer espiritual de ayudar porque la mayor felicidad para mí fue poder ayudar a otros. Ese placer me motivó dentro de mi camino como Maestro. Aprendí que si se ayuda por compromiso o por deber de conciencia, no sirve, no resulta. Hay que vibrar con la persona que estamos ayudando y sentir que nuestra fuerza mística le llega y provoca una transformación maravillosa. Pero para alcanzar el éxito, antes tuve que encontrar un camino para ayudar. Quien apoyó mi búsqueda guiándome hacia el Kabash, fue mi Maestro Elías, Profesor de Egiptología y Asesor del Museo de El Cairo. Con él aprendí jeroglíficos, aprendí sobre tumbas y papiros, aprendí cómo llegar a vidas pasadas, ¡aprendí tanto!… ¿Saben por qué? Porque lo quise mucho, fue mi Maestro amado. Y quien me reveló las grandes verdades que pertenecen al pasado de mi alma, es el espíritu de una gran sacerdotisa del Antiguo Egipto. Su nombre es Astenkeph. Ella me acompaña en cada una de mis orientaciones y ayudas. Estuve unido a su espíritu en una vida anterior y en la actual está a mi lado desde que nací. Y tengo la certeza de que también estuvo junto a mi padre. Ella me transmite en sus mensajes, un sorprendente conocimiento tanto del pasado como del presente de los consultantes. Desde el Más Allá, sabe lo que nadie puede saber. Gracias a Astenkeph, conocí gran parte de una de mis vidas 11


anteriores, en el Antiguo Egipto, hace tres mil quinientos años atrás… Ustedes dirán, ¡qué suerte tiene el Maestro! Estar acompañado de un espíritu que le comunica todo lo que necesita saber. Es verdad, pero nunca he sido egoísta con el saber ni con los privilegios que me dio el Destino. Fundé una Escuela y formé discípulos, enseñando a cada uno a descubrir su propio Ka o su ‘Doble’ como se lo llamaba en el Antiguo Egipto. A sentir ese espíritu que camina al lado nuestro y nos ayuda a vivir. Siempre he sido ‘Maestro’ y he compartido mis conocimientos. Hasta hoy sigo enseñando a través de estas páginas. ¿Quieren saber cuándo fue la primera vez que sentí a mi Ka, Astenkeph? Fue un encuentro muy triste cuando tenía diez años. Aquel año comenzó mal para mí. El 1º de setiembre, justo el día de mi cumpleaños, estaba en Alemania, en la ciudad de Leipzig y viví el estallido de la guerra. Mi prima Anschen tenía todo preparado para la fiesta, pero siempre algo falta y salimos a comprarlo. Por las calles se escuchaban gritos: ‘¡krieg! ¡krieg!’, (guerra, guerra). Muchos gritaban con espanto y otros con alegría. Hombres, mujeres y hasta niños uniformados y con sus svásticas, marchaban cantando himnos nazis. Tanques y camiones se veían por toda la ciudad, los negocios estaban cerrados. Imposible conseguir velas para mi cumpleaños… Ya en la casa, cuando llegó la noche, mi prima encontró un pedazo de una vela usada y me la prendió. Me dijo que me concentrara en el deseo que más quería. Lo recuerdo como si fuera ahora… Pedí que mi madre me quisiera. ¡Qué triste es cuando un hijo tiene que pedir que su madre lo ame! 12


Encuentro

Fueron miles de casos que he vivido con mis consultantes y cada uno contribuyó como un ladrillo a la construcción de mi templo de verdad. A través de ellos aprendí la sabiduría que me formó como Maestro. La riqueza de cada situación que me tocó conocer, puso los cimientos para mi propio encuentro. Espero que las historias de la vida real que en este libro les presento, puedan orientarlos en la búsqueda hacia su propio Destino. Deseo de corazón que las Dabraká que tanto ayudaron a los protagonistas de estas páginas, también sean para ustedes esa Luz que pueda guiarlos por el camino del encuentro.

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Allí mismo, en el taller, le pedí una vela para encender y meditar juntos. Lo hice sentar con las manos sobre sus rodillas, de frente hacia el Este y le di las palabras ARISH GULAJ. Le expliqué que las repitiera mentalmente y que esa energía le ayudaría a ser él mismo y a encontrar el Destino de su alma. Después de unos minutos, apoyé mis manos sobre su cabeza. Dando unos pequeños toques con mis dedos, me concentraba en la Dabraká ARISH GULAJ, deseándole con toda la fuerza de mi alma, que pudiera encontrar su camino. –¡Maestro!...Fue algo muy fuerte que pasó por mi cuerpo, como una vibración…no sé cómo explicarlo. ¡Qué fantástico! Nunca había sentido algo igual. ¿Cuándo volverá para meditar otra vez? –quiso saber Juan. –Ahora tendrá que seguir meditando en su casa. Es mejor hacerlo al anochecer. Si se concentra bien en las palabras ARISH GULAJ, volverá a tener las mismas sensaciones... Pasaron algunos meses y volví al taller. Juan ya no estaba. Pregunté por él y me dijeron que se había ido del país. Insistí en saber si estaba en España, pero me aseguraron que a España no fue. Al tiempo supe que vivía en Toronto. Mi corazón me decía que con aquella meditación tan poderosa, Juan había encontrado su camino, venciendo la fuerza de su naturaleza, que ejercía una influencia negativa sobre él. Había logrado independizarse.

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Regresión

La Dabraká puede hacer que místicamente revivas episodios de vidas anteriores. Tiene la magia de lograr que recuerdes situaciones que pertenecen a otra existencia, en las que podrás verte con otra apariencia física, pero sentirás que eres tú. La experiencia de regresar a un pasado lejano, provoca un profundo contacto con tu alma que te ayuda a retomar el sendero de tu Destino. Retomar tu huella y profundizarla en cada vida, forma parte de tu evolución. La hermosa mística de la regresión, te lleva a sentir esa esencia de continuidad. Si llegas a comprender esa verdad y a sentirla, podrás vivir como místico. La regresión también puede llevarte a revivir hechos que sucedieron en la infancia, recordar episodios que tu conciencia borró porque fueron muy traumáticos. Siempre he sostenido que si conocemos el origen de nuestros traumas, es posible superarlos y limpiar nuestra psiquis. Desintoxicar nuestros estados emocionales, es dar nueva fuerza a nuestra conducta. 79


Respuestas en vidas pasadas

Una señora muy elegantemente vestida llegó a mi consultorio. Enseguida comenzó a hablarme sobre su experiencia. –Hace muchos años que trabajo en el área de la psicología. Elegí esa profesión porque siempre sentí la inquietud de conocerme. De saber quién fui en otra vida, porque estaba segura que hacía un trabajo muy similar al de hoy. Para mí fue una búsqueda de mucho tiempo. Practicando las Dabraká de sus libros, aprendí la fórmula para encontrarme conmigo misma. Ahora que me encontré, no puedo renunciar a mi Destino, a mi misión de ayudar. Algunos terapeutas envidiosos me llaman ‘la terapeuta curandera’. Debe ser porque mi consultorio siempre está lleno. Y hay una razón para que lo esté, porque mis pacientes no solamente mejoran, sino que se curan. Aquel que posee un medio para aliviar a sus semejantes y devolverles el más precioso de los bienes, su salud psíquica, no tiene derecho a guardar silencio. Gritaría en contra de las leyes que condenen la energía mística que transmito. Nadie me puede criticar por lo que es para mí, por encima de todo, una situación de conciencia con los demás. Entonces, con la bendición de la facultad de psicología o sin ella, he decidido continuar mi camino. Las Dabraká que yo aplico, no son paliativos para mis pacientes, como otro tipo de terapias psicológicas… 81


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