¿Por qué ser responsable? A veces nos gana la ilusión de que podemos mirar cómo se hunden los otros porque nos creemos a salvo sobre el lomo del monstruo. (Diéguez, 2018: 269).
Actualmente, diversas formas de opresión, violencia, segregación, racismos y machismos se intensifican cada día. Cuanto más las poblaciones se organizan para luchar contra estos abusos, más formas nuevas de violencia aparecen. Depende de todos nosotros, personas -desde académicos hasta líderes socialesque producen acciones, prácticas y conocimientos, preguntarnos qué y cómo hacemos para contrarrestar, con luchas innovadoras, las agresiones sufridas en nuestros territorios. La actual violencia física, sexo-genérica, sociocultural, epistémica y territorial desespera. También desespera la búsqueda de respuestas a las preguntas praxísticas del qué hacer y —más críticamente— del cómo hacerlo. Es decir, cómo crear, hacer y caminar hoy procesos, proyectos y prácticas —pedagogías como metodologías imprescindibles, diría Paulo Freire— desde las grietas de este sistema de guerra-muerte mundial. (Walsh, 2017: 20)
Es necesario adoptar una postura crítica frente a los desafíos que enfrentan nuestras sociedades hoy en día, tal vez esta postura no implique solo una postura estática, tal vez esto deba ser más un retumbar, una conmoción, un grito, que, como dice Walsh (2017: 26) sea “parte de un espanto relacionado y relacional, es un grito frente al sistema capitalista-extractivista-patriarcal-moderno/colonial que nos está matando a todxs”. Pero, “¿cómo pensar y ejercer esta práctica hoy y ante los momentos políticos actuales? ¿Cómo caracterizar estos momentos? ¿Y cuáles son los movimientos teóricos que surgen, llaman y provocan?” (Walsh, 2013: 24). La forma elegida para ser practicada y analizada en esta investigación parte del reconocimiento de nuestros comportamientos estandarizados, que responden a una forma de vivir nuestras existencias, según lo propuesto por los es-
TEJIENDO UNA APUESTA PEDAGÓGICA
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