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Auriculares y conciertos causan pérdidas de audición en jóvenes de todo el mundo

El año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había dado la primera voz de alarma en su “Informe mundial sobre la audición”, en el que señalaba que 1.600 millones de personas en todo el mundo tienen problemas auditivos (430 millones de ellas con pérdida de audición severa). Según el informe, en 2050, esta cifra podría ascender a unos 2.500 millones si no se da prioridad a la prevención de la pérdida de audición.

La asociación también enfatiza que la pérdida de audición no tratada tiene graves consecuencias en todas las etapas de la vida: desde el retraso en el desarrollo del habla en la infancia y la adolescencia hasta el aislamiento social y un mayor riesgo de desempleo en la edad laboral.

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Como señalan las autoras en torno a Lauren Dillard, su análisis no incluyó estudios de países de ingresos bajos. Estas informan que, especialmente allí, el peligro es probablemente alto debido a la escasa normativa, pero que, incluso en otros países, a menudo apenas se aplican las directrices sobre dispositivos de reproducción y lugares de ocio.

Por ejemplo, prosiguen, se supone que los niveles de ruido deben ser de 80 decibelios o menos la mayor parte del tiempo, pero en realidad los usuarios de auriculares están expuestos a 105 decibelios de media.

¿Qué ocurre cuando un nivel sonoro elevado llega al oído? El sonido es conducido en el oído como una onda de impulso a través del tímpano y los huesecillos auditivos hasta la cóclea. En esta se encuentra el llamado órgano de Corti, compuesto por unas 15.000 células ciliadas. El sonido pasa como una onda de agua sobre estas células sensoriales auditivas, que convierten el estímulo en impulsos bioeléctricos y los transmiten al cerebro como información auditiva.

Si las células ciliadas son expuestas a altos niveles de ruido, se fatigan, lo que explica por qué después de un concierto a menudo se oye mal o incluso se padece tinnitus. La exposición prolongada a niveles sonoros elevados o a picos breves de volúmenes muy altos puede tener consecuencias permanentes. Las células ciliadas dañadas no vuelven a crecer, ni siquiera las que se pierden en la adolescencia. Por lo tanto, los daños auditivos causados por el ruido son irremediables. Y lo que debe quedar claro: ya sea por la soledad, por un mayor riesgo de caídas o por una demencia prematura, las personas que han sufrido daños auditivos a una edad temprana tienen más riesgo de desarrollar problemas en la vejez.

La OMS aconseja no escuchar música por encima de 100 decibelios durante más de quince minutos al día y utilizar tapones para los oídos en eventos y lugares ruidosos. Asimismo recomienda llevar los auriculares en la cabeza y no en el oído, y lo ideal es que puedan reducir el ruido ambiental, ya que la supresión de este permite ajustar un volumen más bajo. Además, puntualiza, la mayoría de los teléfonos móviles ya pueden evaluar el volumen de determinados modelos de auriculares y enviar una notificación cuando la música está demasiado alta.

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