LaOpinión DE MÁLAGA
Poco más sobre la eutanasia DE BUENA TINTA
Pedro J. Marín Galiano
H
ablar acerca de la eutanasia resulta tan arriesgado como posicionarse sobre cualquier tema en el que medie una trinchera entre dos bandos. Ningún columnista debiera entrar en tales jardines si lo que pretende es agradar y eludir la crítica ajena. Porque escribir sobre la eutanasia, mutatis mutandis, a efectos de reacción pública, resulta muy similar a opinar sobre los toros, el feminismo o la pena de muerte. Pero el pronunciamiento también se torna, en ocasiones, inútil, puesto que ni siquiera «los pocos sabios que en el mundo han sido» han sabido clarificar una postura eficaz frente a la infinidad de variables que pueden acontecer en el eterno debate sobre lo apropiado o inapropiado de gestionar el interruptor de la vida. Por mi parte, que no soy ni Platón ni Aristóteles, únicamente me atrevo a entrar en este lodazal a golpe de intuición, creencias y enarbolando el estandarte de la cautela: un arma imprescindible si pretendemos calibrar nuestro apagado voluntario de manera seria y más allá del mero hablar por hablar. Tan es así que me parece mucho más precavido adelantarme a los múltiples
C
on motivo del Día Internacional de las Personas Migrantes, el 18 de Diciembre, y al acercarse estas fiestas navideñas, he querido aprovechar para mostrar mi agradecimiento y el de toda la Junta Directiva de nuestra asociación Málaga Acoge, no sólo a las voluntarias y voluntarios, técnicas y técnicos, sino también a otras entidades, parroquias, asociaciones, colegios e institutos y demás organizaciones, especialmente en estos meses difíciles de la pandemia, por su labor y su implicación generosa y solidaria en nuestras diferentes sedes y actividades. Hemos contado con parroquias que, generosamente, nos han cedido locales para nuestras clases de español para personas migrantes y actividades con menores. Merece mención especial el IES Vicente Espinel (Gaona), al que hemos reconocido en nuestra última asamblea como socio de honor de la entidad por su apoyo en el retorno educativo a las chicas y chicos vulnerables que venimos acompañando en la asociación. Es importante resaltar la labor incansable de nuestra entidad en los meses del estado de alarma: No se dejó de trabajar, abriendo una red de teléfonos de urgencias, trabajando en equipo ante las llamadas de personas desesperadas que no podían cubrir sus necesidades más básicas, niños y jóvenes que dormían en la calle. Se realizó un seguimiento de itinerarios, asesoramiento general y laboral, ayuda en las tramitaciones, diagnóstico social, y sobre todo acogida, escucha y apoyo psicológico. Transmito lo que Mamen Castellano,
escollos, variantes y colores que bien pudiera plantearnos la casuística, antes que posicionarme radicalmente a favor o en contra. Quizá fuera preferible ir cercando el meollo de la cuestión con algunas líneas rojas e interrogantes previos, que nos permitan dilucidar, si no un acertado recorrido, al menos, aquellos lodos donde tenemos claro que no queremos pisar. Porque manejar el discernimiento desde la realidad siempre derivará en una conclusión mucho más acertada que la resultante de las eternas diatribas de lo abstracto desde las que pretendemos desentrañar si pesa más la libertad que la vida, o viceversa. Seamos francos: que la eutanasia no esté legislada no quiere decir que ésta no acontezca, ya de manera abierta, ya de manera encubierta. Y así bien pudiera parecer sensato partir de la reflexión de que una situación ajena a toda ficción no debiera ser objeto de lagunas legales, tanto más si, como es el caso, hablamos de bienes jurídicos como la libertad y la vida. A partir de aquí, las tres preguntas más evidentes y cuya respuesta debiéramos clarificar antes de dar cualquier paso son relativamente obvias: en caso afirmativo, quié-
La Covid no discrimina a ricos y pobres, pero sus consecuencias no han sido iguales para todos
técnica y miembro de Málaga Acoge, nos dice: «Para mí ha habido dos grandes lecciones y aprendizajes de este año tan complicado que termina: Por una parte, la pandemia de la Covid-19 ha sacado a la luz las grandes desigualdades que ya estábamos viendo en nuestra asociación; no es justo decir que la
Gracias LAS CUENTAS DE LA VIDA
Adela Jiménez Presidenta de Málaga Acoge
nes, cuándo, cómo y bajo qué controles. No seré yo quien pretenda responder tales extremos, pero sí cercarlos desde algunas sensaciones, acertadas o no. No debiéramos olvidar que, si descendemos de las nubes en las que se moldean los textos de lo normativo hacia la tierra en la que todos yaceremos, nos daremos cuenta de que no siempre los potenciales usuarios de la eutanasia se presentarán como sujetos de total clarividencia, en plena posesión de sus facultades mentales y con un claro y elucubrado consentimiento sobre el fin de su futuro. Dicho de otro modo: muchos de estos potenciales usuarios, desde la frialdad del término, bien pudieran emerger de la cruda soledad como personas al límite, vulnerables, depresivas, sin facultades decisorias y, por ende, fácilmente desprotegidas e influenciables. ¿De qué modo, en su caso, se regularía la eutanasia en supuestos extremos si los sujetos objeto de la misma fueran personas sin entorno que, quizá, no tuvieran la capacidad de expresar una voluntad determinante a través de su indubitado consentimiento? ¿Dependerían estos casos de las instituciones del Estado? ¿Y quién vigilaría al vigilante? ¿No sería posible sostener un serio debate sobre el estado y las potencialidades de nuestras unidades de cuidados paliativos? Si bien resulta más que lógico cuestionar el mantenimiento prolongado de una situación irreversible que rayara en lo inhumano, igualmente se torna comprensible que la vía del final voluntario no deba tolerarse sin controles o garantías. Y tanto más, llámenme desconfiado, en aquellos supuestos en los que el vigilante o garante del bien jurídico protegido pudiera ser el mismo que elabora los presupuestos generales del Estado. Un garante que, además, es perfectamente consciente de que la muerte, como opción legal, siempre le resultará mucho más barata al sistema que cualquier otra alternativa de carácter paliativo. Covid no discrimina a ricos y pobres y que afecta a todas las personas por igual. Porque es posible que la enfermedad sí, pero todo lo que ha rodeado esta pandemia ha impactado de forma diferente. Las consecuencias económicas, psicológicas o sociales no han sido igual para unas que para otras; cuando a uno de los jóvenes extutelados que apoyamos le dijeron el 12 de marzo en el instituto que se tenía que ir a casa y no salir, acudió a nuestra sede y nos preguntó que adónde se iba si dormía debajo de un puente. Esto es como un gran mar y la tempestad nos pilló a unos en barcos que más o menos flotaban y a otros en una canoa o en una simple tabla que apenas se mantenía sobre el agua. Por otra parte, personalmente, esta situación me ha hecho sentirme parte, más que nunca, de un equipo y un engranaje en el que todas y todos los que formamos la asociación somos necesarias para la labor que durante 30 años llevamos cumpliendo. Cada uno y cada una, desde su casa o saliendo a la oficina o a los pisos que gestionamos cuando tocaba, éramos parte de esa entidad de la que cada día me siento más orgullosa y en la que siempre he trabajado dándolo todo como si tuviera por delante 100 años de trabajo, pero con la intención de desaparecer. Y es que es deseable que algún día Málaga Acoge no sea necesaria porque las administraciones y la sociedad hagan lo que deberían hacer: acoger al de fuera y al diferente como lo que es, una persona con los mismos derechos y deberes que todas las demás personas con las que conviven».
OPINIÓN
LUNES, 21 DE DICIEMBRE DE 2020 | 15
u Entramos en una semana decisiva de las Navidades y mucha gente aún no sabe cómo celebrarlas con sus seres queridos. En mi opinión se trata de elegir un día, una hora y un rito para la celebración central, dejando que su efecto se derrame sobre las demás fechas y vaya todo a su aire. Hay muchas variantes y va solo una como ejemplo: uno de estos días se sube con la persona conviviente (vale también solo, claro) a una montaña en la que no haya nadie y reine silencio absoluto, buscan el punto con el mejor paisaje, se sientan en una piedra, abren mazapanes y cava, lo vierten en vasos altos (aunque sean de plástico), brindan cruzando los brazos, dedican en silencio un pensamiento alegre a los demás seres queridos, y ya. El que quiera puede montar allí un pequeño Belén con las cinco figuras aprovechando una oquedad, y lo mira un rato pensando algo evocador. Luego recogen todo y vuelta.
Un ejemplo, y barato En corto Pedro de Silva