BREVE ANALISIS SOBRE LA ECONOMIA SOCIAL Y SOLIDARIA EN AMERICA LATINA EN LA ULTIMA DECADA Nociones sobre el concepto Es muy común en ciertos ambientes confundir las nociones de economía solidaria y economía popular. La primera de ellas, refiere a un conjunto de practicas económicas basadas en la solidaridad. En América Latina estas practicas han surgido fundamentalmente en los sectores populares, familias rurales, barrios populares, culturas nativas, clase obrera, etc., e incluso el origen del termino estuvo ligado al de «Organizaciones Económicas Populares». El concepto de “economía social y solidaria” (ESS), designa a las empresas y organizaciones, especialmente las cooperativas, sociedades mutuales, asociaciones, fundaciones y empresas sociales, las cuales tienen la característica específica de producir bienes, servicios y conocimiento, a la vez que persiguen tanto los objetivos sociales y económicos, además de promover la solidaridad1. Si bien distintos investigadores y en distintos países le han atribuido denominaciones diferentes: economía solidaria (Razeto, 2002; Gaiger, 2007; Singer, 2007; Tiriba, 2008; Arruda, 2010), economía social (Monzón y Defourny, 1992; Laville, 2002; Vuotto, 2014), socio economía solidaria (Guerra, 2014) o economía del trabajo (Coraggio, 2002), enfatizando aspectos diversos, estas conceptualizaciones coinciden en que la búsqueda de “otra economía” tiene que ver con afrontar la cuestión social a partir de una economía centrada en el trabajo con un compromiso compartido de mejorar la calidad de vida de todos (Hinkelammert y Mora Jiménez, 2009; Coraggio, 2011). Problemática de la economía social y solidaria en la región La existencia de un rico entramado social de corte solidario entre las capas populares y culturas autóctonas de América Latina, no es algo de reciente descubrimiento, sino que ha sido objeto de estudio desde hace un buen tiempo por parte de las ciencias
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Esta definición procede de la Organización Mundial del Trabajo (OMT) y fue laConferencia Regional de la OIT sobre la Economía Social en octubre de 2009.
elaborada por
(6) La Economía Social y Solidaria (ESS) en América Latina. Experiencias desde la historia para nuevos escenarios. Available from: https://www.researchgate.net/publication/267782946_La_Economia_Social_y_Solidaria_ESS_en_America _Latina_Experiencias_desde_la_historia_para_nuevos_escenarios [accessed Mar 27 2018].
sociales. Numerosas investigaciones vienen a confirmar la presencia de relaciones de reciprocidad y solidaridad que se expresan en términos de instituciones sociales también muy autóctonas y arraigadas en la cultura de nuestros pueblos, como es el caso de las relaciones de compadrazgo, el “padrinazgo”, o las llamadas “gauchadas” en el ambiente cultural rioplatense, el ayllu en la tradición andina, etc. El resurgimiento reciente de la ESS es evidente, aunque afronta dos problemas, en primer lugar, la acción colectiva necesita conectarse a múltiples escalas a través de redes, movimientos y alianzas. Actualmente, si la ESS se quiere mantener como alternativa, habilitada y a mayor escala, en condiciones compatibles con sus valores y objetivos, la acción no puede permanecer en el ámbito local, sino que debe alcanzar otros niveles (municipal, provincial, nacional, regional y global), e incidir en la gobernabilidad, la promoción y la política. En segundo lugar, con el fin de ampliar su ámbito de influencia y en realidad ir más allá de la periferia, la ESS debe interactuar mucho más con los Estados, las empresas con fines de lucro y las cadenas de valor mundiales. Estas interacciones generan inevitablemente tensiones y dilemas dadas las diferencias en las prioridades y enfoques de desarrollo, así como las diferencias en el poder de negociación. El primer desafío pasa por conducir las salidas individualistas a salidas de corte comunitario, tarea que como se comprenderáá́ no resulta sencilla habida cuenta la cultura individualista. Es decir, que en la mayoría de los casos es posible identificar el proyecto colectivo, siempre y cuando, el mismo responda a una necesidad descubierta y sentida por los propios actores. No puede esperarse que una nueva ESS se limite a ubicar “nichos” de necesidades de servicios de proximidad, todavía insatisfechos por el mercado y el Estado, ni que para ello cuente con ciudadanos con alto capital social y dispuestos a asumir a nivel local la autogestión de sus necesidades o benévolamente las de otros. Hay una carencia masiva de satisfactores materiales de necesidades básicas, una gran desigualdad en el acceso a la formación científico-técnica y una estigmatización de los pobres por las clases medias que dificulta el desarrollo de relaciones hay signos positivos que favorecen un cambio de posturas. A lo largo de la década pasada, como resultado de la acción de los principales movimientos sociales (Ecuador, Bolivia), de movilizaciones espontáneas en situaciones de crisis (Argentina, Venezuela) o de la simple reconcentración del electorado popular alrededor de proyectos anunciados como progresistas (Brasil, Uruguay, Paraguay), se fueron sucediendo cambios políticos, reconfirmados electoralmente en todos los casos, como resultado de los cuales: se
desplazó el signo social (ahora más popular) de los gobiernos de turno; se aceleró el proceso de establecimiento de nuevos programas y políticas públicas de sentido progresista; en casi todos esos países, se formalizó la institucionalización de la ESS. Economía Social y Solidaria como alternativa Económica para el desarrollo La economía solidaria se concibe como la cooperación, el fortalecimiento del grupo, sin patrón ni empleado, cada uno pensando en el bien de todos y no en su propio bien2. Actualmente se ha convertido, en uno de los principales movimientos sociales impulsores del Foro Social Mundial, logrando traducir su lema «Otro mundo es posible» por uno más específico «Otra economía es posible». Es asíá́ que numerosas organizaciones sociales, sindicales, eclesiales y de los sectores productivos se han sentido unidas por la necesidad de mostrar caminos alternativos a los hegemónicos. Son tiempos donde la autogestión, la recuperación de empresas, el desarrollo comunitario, las practicas ecológicas, la soberanía alimentaria, el consumo responsable, el comercio justo o las finanzas éticas encuentran una interesante y necesaria convergencia que ha dado lugar a la creación de redes locales, nacionales, regionales y continentales para fortalecer el movimiento3. Países como Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, México, Perúá́ y Uruguay tienen redes que están integradas solo por actores de la sociedad civil, aunque en la mayoría de los casos existe un dialogo frecuente con el sistema político, mientras que países como Colombia o Venezuela, además de la mayoría de los países centroamericanos, presentan varias organizaciones de promoción de las economías solidarias aunque no han construido aun una única coordinación. A nivel internacional, en materia de redes podemos distinguir aquellas que consolidan básicamente a actores de la economía real (productores y comercializadores) y aquellas que interrelacionan organizaciones de todo tipo (incluidas organizaciones de promoción). Entre las primeras destacan la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores de Comercio Justo (CLAC), integrada por 300 organizaciones fundamentalmente cooperativas que venden parte de su producción en el marco del comercio justo, asíá́ como el Capitulo latinoamericano de la Organización Mundial del Comercio Justo (WFTO). También podemos citar el caso de la Red
2 SENAES, «Economía Solidaria. Otra economía acontece», Brasil, folleto institucional de divulgación. 3 PAPELES de relaciones eco sociales y cambio global No 110 2010, pp. 67-76
Latinoamericana de Comercialización Comunitaria (RELACC), la Red Latinoamericana de Tiendas de Economía Solidaria y Comercio Justo (ELAT) y la Confederación Latinoamericana de Cooperativas y Mutuales de Trabajadores (COLACOT). Entre las segundas encontramos a la Red Intercontinental de Economía Social y Solidaria (RIPESS LA) y el Espacio Mercosur Solidario (EMS). A finales de la inicios de la década casi todas ellas crearon un espacio denominado Encuentro Inter Redes, con el propósito de coordinar agendas y avanzar aun más en la consolidación de un movimiento latinoamericanista sin exclusiones. Aprendizajes y Experiencias compartidas en la Región A la economía social y solidaria se la conoce como el tercer sector, pues presenta antecedentes en Europa, con la importante institucionalización que ha logrado. Desde este punto de vista, el sector solidario de la economía reúne distintas expresiones económicas basadas en el asociacionismo y la cooperación. El origen en ambientes populares de estas experiencias y el difícil punto de partida en lo cultural y social, hacen que esta solidaridad sea empleada en algunos casos más por necesidad que por convicción. Recordemos que buena parte de las cooperativas de producción nacen como fruto de la crisis de una empresa (es el caso de las denominadas empresas recuperadas) y en otros casos son iniciativas de organizaciones de promoción o incluso de políticas de Gobierno, antes que iniciativas autogestionarias. Justamente aquíá́ se vuelve clave la comunicación entre este sector y los otros dos niveles ante señalados, es decir, el movimiento social y la academia. Son numerosas las practicas de extensión universitaria o incubadoras de empresas donde convergen los analistas con los promotores y el sector solidario de la economía. Cuando las experiencias de economía solidaria logran coincidir con un movimiento de ideas alternativo y cuando logran comprender la identidad y valor especifico de sus formas de hacer economía, entonces se potencian las practicas inspiradas en valores. Es asíá́ que algunas de las experiencias más interesantes del continente invierten recursos no solo en los factores tradicionales, sino además en educación cooperativa. Existe un evidente riesgo de vaciamiento del contenido de transformación social de la economía solidaria, reduciéndola a una agenda de inclusión social o de alivio de la pobreza, orquestada desde algún ministerio de desarrollo social o agencia estatal afín. Se adiciona el riesgo de un tratamiento de la solidaridad como un atributo de valor de líneas de productos específicos, pero que no cuestionan la lógica de explotación que
funda la realidad empresarial del caso. Es decir, la integración de la solidaridad en la tecnología de marketing social de las empresas de capital. Población objetivo de las políticas publicas para la economía social y solidaria Las distintas políticas de promoción de la economía social centra en la atención, exclusiva o prioritaria, de desempleados y personas en situación de pobreza o vulnerabilidad social.
El peso relativo mayor lo tiene el sector de trabajadores
desocupados que no pueden (re)insertarse en el mercado de trabajo y cuyas capacidades están siendo desperdiciadas. Este grupo conforma el llamado “núcleo duro del desempleo”. Conclusiones Los casos exitosos de desarrollo comunitario deben visibilizarse mejor y deben articularse con experiencias similares que han llevado acabo desde el siglo XX algunos países Latinoamericanos, para avanzar hacia la concreción de circuitos solidarios de producción, comercialización, consumo y ahorro, con el propósito de incidir mejor en la economía con variantes democráticas e inclusivas. El papel de las cadenas, de las políticas publicas de promoción y apoyo, de la integración a nivel sectorial y de la coordinación para generar sinergias con otros movimientos sociales, asíá́ como dentro del movimiento de la economía solidaria, constituyen pistas para una agenda inmediata y eficiente. Sitios web sugeridos Red Intercontinental de Promoción de la Economía Social Solidaria http://www.ripess.org/redes-continentales/america-latina-y-caribe/?lang=es
Fuentes La Economía Social y Solidaria (ESS) en América Latina. Experiencias desde la historia para nuevos escenarios. Available from: https://www.researchgate.net/publication/267782946_La_Economia_Social_y_Solidaria_ESS_e n_America_Latina_Experiencias_desde_la_historia_para_nuevos_escenarios [accessed Mar 27 2018]. PAPELES de relaciones ecosociales y cambio global No 110 2010, pp. 67-76 SENAES, «Economía Solidaria. Otra economía acontece», Brasil, folleto institucional de divulgación.