TEMAS Y SÍMBOLOS DE LA POESÍA DE ANTONIO MACHADO
TEMAS Y SÍMBOLOS DE LA POESÍA DE ANTONIO MACHADO 1.- TIEMPO Machado es “poeta del tiempo”, entiende el tiempo como algo vivo, personal, como concepto. Es la duración ilimitada, la historia individual de cada ser que se hace, que pasa, pero que queda en el recuerdo. El poema es palabra esencial en el tiempo. La poesía es un arte temporal. La poesía es la palabra que expresa lo que las cosas son, su esencia, pero a través de mi experiencia. ¿La blanca juventud nunca vivida teme, que ha de cantar ante su puerta?
EL VIAJERO Está en la sala familiar, sombría, y entre nosotros, el querido hermano que en el sueño infantil de un claro día vimos partir hacia un país lejano.
¿Sonríe el sol de oro de la tierra de un sueño no encontrada; y ve su nave hender el mar sonoro, de viento y luz la blanca vela hinchada?
Hoy tiene ya las sienes plateadas, un gris mechón sobre la angosta frente, y la fría inquietud de sus miradas revela un alma casi toda ausente.
Él ha visto las hojas otoñales, amarillas, rodar, las olorosas ramas del eucalipto, los rosales que enseñan otra vez sus blancas rosas
Deshójanse las copas otoñales del parque mustio y viejo. La tarde, tras los húmedos cristales, se pinta, y en el fondo del espejo.
Y este dolor que añora o desconfía el temblor de una lágrima reprime, y un resto de viril hipocresía en el semblante pálido se imprime.
El rostro del hermano se ilumina suavemente. ¿Floridos desengaños dorados por la tarde que declina? ¿Ansias de vida nueva en nuevos años?
Serio retrato en la pared clarea todavía. Nosotros divagamos. En la tristeza del hogar golpea el tictac del reloj. Todos callamos.
¿Lamentará la juventud perdida? Lejos quedó —la pobre loba— muerta.
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AGUA
El agua es símbolo del fluir temporal, de la vida interior. También puede significar muerte. ¡Oh, agua buena, deja vida en tu huida!
al sol de la primavera, sé piadosa, que mañana serás espiga temprana, prado verde, carne rosa, y más: razón y locura y amargura de querer y no poder creer, creer y creer!
¡Oh, tú, que vas gota a gota, fuente a fuente y río a río, como este tiempo de hastío corriendo a la mar remota, en cuanto quiere nacer, cuanto espera florecer
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LA TARDE
La tarde es el sentimiento melancólico de la vejez del espíritu. Por eso, se suele acompañar de adjetivos que connotan depresión espiritual: cenicienta, mustia, destartalada, triste, o a veces clara. Se personifica para identificarla con su estado de ánimo. ELEGÍA DE UN MADRIGAL Recuerdo que una tarde de soledad y hastío, ¡oh tarde como tantas!, el alma mía era, bajo el azul monótono, un ancho y terso río que ni tenía un pobre juncal en su ribera. ¡Oh mundo sin encanto, sentimental inopia que borra el misterioso azogue del cristal! ¡Oh el alma sin amores que el Universo copia con un irremediable bostezo universal!
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LOS CAMINOS
Caminar errante, sin meta, es un sentimiento de pesar sin consuelo, una nostalgia de la vida que se va dejando y que anticipa el horror de llegar. La sed del caminante, que no calma agua alguna, es un ansia siempre insatisfecha de conocer su propio destino. Los caminos son símbolos de vida. El camino real se difumina hacia la lejanía, hacia el futuro; y a la vez se convierte en motivo de melancolía, de ensueño que trae recuerdos del pasado. Yo voy soñando caminos de la tarde. ¡Las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas!... ¿Adónde el camino irá? Yo voy cantando, viajero a lo largo del sendero... -La tarde cayendo está-. "En el corazón tenía la espina de una pasión; logré arrancármela un día; ya no siento el corazón." Y todo el campo un momento
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se queda, mudo y sombrío, meditando. Suena el viento en los álamos del río. La tarde más se oscurece; y el camino que serpea y débilmente blanquea, se enturbia y desaparece. . Mi cantar vuelve a plañir; "Aguda espina dorada, quién te pudiera sentir en el corazón clavada."
LOS ELEMENTOS DEL PAISAJE Y DEL TIEMPO VIVIDO
El olmo es sinónimo del alma del poeta De los parques las olmedas son las buenas arboledas que nos han visto jugar, cuando eran nuestros cabellos rubios y, con nieve en ellos, nos han de ver meditar.
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EL RELOJ NO ES UN SÍMBOLO. Machado se refiere siempre a un reloj real.
Clarea el reloj arrinconado, y su tic-tic, olvidado por repetido, golpea. Tic-tic, tic-tic... Ya te he oído. Tic-tic, tic-tic... Siempre igual, monótono y aburrido. Tic-tic, tic-tic, el latido de un corazón de metal. En estos pueblos, ¿se escucha el latir del tiempo? No.
En estos pueblos se lucha sin tregua con el relò, con esa monotonía que mide un tiempo vacío. Pero ¿tu hora es la mía? ¿Tu tiempo, reloj, el mío? (Tic-tic, tic-tic... ) Era un día (tic-tic, tic-tic) que pasó, y lo que yo más quería la muerte se lo llevó.
2.- LA MUERTE.- Sus reflexiones sobre ella son la derivación lógica de sus inquietudes sobre el tiempo, el gran exterminador, el gran homicida. La muerte es la brevedad y la inconsistencia de la vida, la decadencia de los hombres y las cosas, de los elementos de la naturaleza, los signos de la destrucción, la enfermedad, la guerra, el crimen. Y ante ella caben la angustia, la melancolía o la rebeldía por la muerte de Leonor, o la identificación espiritual con el moribundo, como se observa en este fragmento: Viví, dormí, soñé y hasta he creado -pensó Martín, ya turbia la pupilaun hombre que vigila el sueño, algo mejor que lo soñado. Mas si un igual destino aguarda al soñador y al vigilante, a quién trazó caminos, y a quién siguió caminos, jadeante, a fin, sólo es creación tu pura nada, tu sombra de gigante, el divino cegar de tu mirada.
Los símbolos que emplea son el mar, el ocaso, el otoño, la sombra, la luna. •
La angustia existencial ante la nada es otra vía de escape:
Es una tarde cenicienta y mustia, destartalada, como el alma mía; y es esta vieja angustia que habita mi usual hipocondría. La causa de esta angustia no consigo ni vagamente comprender siquiera; pero recuerdo y, recordando, digo: -Sí, yo era niño, y tú, mi compañera.
3.- Dios.- Para Machado no es objeto, como en Unamuno, de una búsqueda constante, ni objeto de indiferencia, como ocurre en la obra de Azorín, ni de hostilidad, como hace Baroja. Se trata siempre de un Dios en el que no se puede creer, aunque se desee.
Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía dentro de mi corazón.
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Di: ¿por qué acequia escondida, agua, vienes hasta mí, manantial de nueva vida en donde nunca bebí?
Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión! que un ardiente sol lucía dentro de mi corazón. Era ardiente porque daba calores de rojo hogar, y era sol porque alumbraba y porque hacía llorar.
Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión! que una colmena tenía dentro de mi corazón; y las doradas abejas iban fabricando en él, con las amarguras viejas, blanca cera y dulce miel.
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Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión! que era Dios lo que tenía dentro de mi corazón.
Cristo.- La figura de Cristo es mucho más cercana. Es el paradigma del hombre, lo que este tiene de humano y de divino, de carne mortal que sueña la inmortalidad, el triunfo sobre la muerte. Cristo se presenta, en la obra de Machado, como el maestro del amor y el diálogo, del hombre que predica la dignidad humana.
¡Oh, la saeta, el cantar al Cristo de los gitanos, siempre con sangre en las manos, siempre por desenclavar! ¡Cantar del pueblo andaluz que todas las primaveras anda pidiendo escaleras para subir a la Cruz!
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¡Cantar de la tierra mía, que echa flores al Jesús de la agonía, y es la fe de mis mayores! ¡Oh, no eres tú mi cantar! ¡No puedo cantar, ni quiero, a ese Jesús del madero, sino al que anduvo en el mar!
La religiosidad popular la ve sostenida por una iglesia a la que ataca. Para él es una organización terrenal frente a la fe sincera.
En la plaza, mendigos y chicuelos: una orgía de harapos... Pasamos frente al atrio del convento de la Misericordia. ¡Los blancos muros, los cipreses negros! ¡Agria melancolía
como asperón de hierro que raspa el corazón! ¡Amurallada piedad, erguida en este basurero!... Esta casa de Dios, decid hermanos, esta casa de Dios, ¿qué guarda dentro?
4.- El recuerdo y el sueño a veces son equivalentes, ya que se refiere al ‘soñar’ con la propia vida, es decir, evocar los momentos de su pasado que hacen vibrar su sentimiento. El sueño no solo emana del hombre, sino de las cosas: sueña la naturaleza, y sus elementos, personificados en proyecciones de su yo, también sueñan. ¡Oh, dime, noche amiga, amada vieja, que me traes el retablo de mis sueños siempre desierto y desolado, y solo con mi fantasma dentro, mi pobre sombra triste
sobre la estepa y bajo el sol de fuego, o soñando amarguras en las voces de todos los misterios, dime, si sabes, vieja amada, dime si son mías las lágrimas que vierto.
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5.- El amor es un sentimiento que ennoblece y dignifica al amante y le sirve para comprender mejor la belleza del mundo, y rescatar las cosas del olvido, el tiempo y la muerte. En este asunto hay que distinguir entre: • •
Los amores juveniles, que siempre llevan al desengaño y al olvido. No dejan huella. Los poemas que se refieren a las dos pasiones de su vida, Leonor y Guiomar, son más importantes.
Mi corazón está donde ha nacido, no a la vida, al amor, cerca del Duero...
6.- Autobiografía.- Su poesía es un diario de su propia vida, una vida hecha verso, que se puede eternizar: “diálogo del hombre, de un hombre con su tiempo”. Esta luz de Sevilla... Es el palacio donde nací, con su rumor de fuente. Mi padre, en su despacho. —La alta frente, la breve mosca, y el bigote lacio—.
Sus grandes ojos de mirar inquieto ahora vagar parecen, sin objeto donde puedan posar, en el vacío.
Mi padre, aún joven. Lee, escribe, hojea sus libros y medita. Se levanta; va hacia la puerta del jardín. Pasea. A veces habla solo, a veces canta.
Ya escapan de su ayer a su mañana; ya miran en el tiempo, ¡padre mío!, piadosamente mi cabeza cana.
7.- El paisaje y el tema de España.- Para Machado, el paisaje es un símbolo del pasado histórico de Castilla. En otros poemas, los elementos del paisaje castellano se convierten en símbolos de realidades íntimas. Colinas plateadas, grises alcores, cárdenas roquedas por sonde traza el Duero su curva de ballesta en torno a Soria, oscuros encinares, ariscos pedregales, calvas sierras, caminos blancos y álamos del río,
tardes de Soria, mística y guerrera, hoy siento por vosotros, en el fondo del corazón, tristeza. Tristeza que es amor! ¡Campos de Soria, donde parece que las rocas sueñan, conmigo vais! ¡Colinas plateadas, grises alcores, cárdenas roquedas!
Fuente: http://jaserrano.nom.es/Machado/II.htm
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