Mantarraya No. 3

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Noviembre 2010

OCÉANOS CREACIÓN/DIFUSIÓN: POESÍA DE JORDI VIRALLONGA RICARDO GÓMEZ DE CÁDIZ AUTOCHROME: ENTREVISTA A ALEJANDRO GERBER BICECCI: Vaho, un Sentimiento pasado... acosa su presente

EL SONIDO DE LAS IDEAS AUTOCRÍTICA SOCIOCULTURAL DE MAZATLÁN

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EDITORIAL

El cambio es producto de la necesidad. En los últimos meses la nación ha sido partícipe de actos que sacuden la vida creando y señalando nuevos referentes sobre lo que somos y creemos ser. Se invita a sacudir la memoria, a despertarla tal vez, de una forma no tan airada y dichosa como quisiéramos. Se dice: no hay nada que celebrar. No es cierto. Este número de Mantarraya Revista Cultural es una celebración de las ideas. De los movimientos que nos cimbran, nos unen, inquietan y obligan a buscar; del recuerdo que fatiga, que adormece, y de la ira o la dicha que se elevan exigiendo que un ciclo termine para abrir otro. La tecnología, un reflejo más de nuestras posibilidades. Políticas que nos exigen ser parte y protagonista de los hechos. Reflexiones sobre la nación que por un lado condenan la ingenuidad y la inercia; y por otro, nos invitan a ver lo que en realidad debe ser apreciado no como un consuelo, sino como una potente esperanza. Mazatlán se vuelve un reflejo de esa incertidumbre en la cual hasta el tradicional día de muertos se emborracha para huir; y a su vez, conoce las causas de esas fugas que exigen ser observadas, comprendidas y afrontadas.

En Portada: Obra de Ricardo Gómez de Cádiz

En medio de todo esto, en la oscuridad del cambio, en su paso incierto, hallamos claridad. El arte no da absolutos, pero nos hace vivir todas las posibilidades. Con la certeza de que la palabra y la música, el cine y la pintura seguirán siendo puntos seguros para entregar la vida, dejamos también a ustedes este número que anuncia ya algunos de los cambios que tendremos en un futuro: Horizontes ha zarpado de nuestras páginas para instalarse en espacios reales, vivos, para crear experiencias que sean de todos, y seguir así creando en conjunto. Dentro de poco, atracaran de nuevo un tanto transformados… espérenlos. Fernando Alarriba Director Editorial

Director Editorial: Fernando Alarriba

Consejo editorial: Sabrina de los Santos Moisés Vega Roberto de los Santos Diseño Editorial: César Quevedo Osuna

Colaboradores: Moisés Vega, Manuel de J. Jiménez Juan Carlos Martínez Ahnna Molko Nino Gallegos Dr. Alfonso Paéz Alvarez

MANTARRAYA REVISTA CULTURAL es una publicación con tematica cultural en la Ciudad de mazatlan Sinaloa México. Prohibida su venta y la reproduccion parcial o total por cualquier medio fisico o electronico sin el permiso expreso de los editores. Los contenidos de los artículos y colaboraciones firmadas son responsabilidad exclusiva de sus autores y no reflejan nesesariamente la opinión de los editores.



EL ATRIO: 8.10.-

USO DE TECNOLOGÍAS EN EL ARTE EL ACCESO A LA INFORMACIÓN COMO VIRTUD CÍVICA

MOSAICOS: 12.14.-

AUTOCRÍTICA A LA NO CRÍTICA SOCIOCULTURAL EN MAZATLÁN BICENTENARIOS SIN INCENSARIOS

AUTOCHROME: 16.-

ENTREVISTA CON ALEJANDRO GERBER BICECCI

A MITAD DEL CRIMEN: 20.-

EL CUERPO COMO JÚBILO

EL SONIDO DE LAS IDEAS: 22.-

MAGIA NEGRA, LA GRAN HUELLA DEL ARTE ESTADOUNIDENSE


CONTENIDO

OCÉANOS/ CREACIÓN Y DIFUSIÓN: 24.30.34.-

POESÍA DE JORDI VIRALLONGA ENTREVISTA A ADELAIDA CABALLERO ALGO MÁS QUE CUADROS: RICARDO GÓMEZ DE CÁDIZ

ESCRITURA DE LA DANZA: 40.-

PARA NO OLVIDAR

VOZQUEMADURA:

42.-

Vozquemadura representa una deuda de gratitud y una esperanza. La deuda es hacia todos aquellos que en algún momento decidieron, voluntaria o involuntariamente, vaciar una parte de su vida sobre cualquier material, forma o espacio y así permitirnos arder. Ofrecemos este espacio a todos aquellos que empiezan (convencidos, temerosos o accidentados) a arder con su propias visiones. Vozquemadura no conoce edad, género, temas o forma. Esperamos que este sea un lugar seguro para dejar correr el fuego. ALEJANDRA ZAMORA

MUCHA MIERDA: 44.-

TEATRO UNIVERSITARIO, CAPRICHOS DEL MÉTODO

AGORAS: 46.48.-

FESTIVAL DE POESÍA MAZATLÁN 2010: NOS REGRESÓ LA MAREA SU FRATERNIDAD CALLEJONEADA DEL DÍA DE MUERTOS: AHÍ VA EL CAPITÁN BETO POR EL ESPACIO O MI MANO DERECHA SE BAUTIZÓ DE CERVEZA

50.-

RECOMENDACIONES


EL ATRIO

DESARROLLO DE NUEVAS SENSIBILIDADES EN TIEMPO REAL

USO DE TECNOLOGÍAS EN EL ARTE

Ahnna Molko

“Nuestra vida es mitad natural y mitad tecnológica. Mitad y mitad está bien. No puedes negar que la alta tecnología es progreso. La necesitamos para nuestros trabajos. Si produces tan sólo alta tecnología, estás haciendo guerra. Debemos poseer un fuerte elemento humano a fin de mantener la modestia y la vida natural” Nam June Paik

En el siglo XXI el video y la fotografía son recursos conocidos por todos, ahora están al alcance de la mano de muchos. Pero la técnica para emplear estos recursos no es conocida por la mayoría de sus usuarios. La creación de imágenes y la cultura con la que se equipara sigue siendo endeble; especialmente en el campo del video arte. Ahora mucha gente tiene, literalmente, en sus manos y bolsillos del pantalón, herramientas para producir, reproducir y difundir un video o una fotografía, la forma en la que estas herramientas se han esparcido y comercializado entre la población a todos los niveles, ha hecho pensar a muchos que estos medios de expresión se han desvirtuado, pues quien quiera hacer una foto la hace con su celular, quien quiera grabar un video lo puede hacer con su teléfono móvil o con una cámara de mano. Ahora que muchos de estos aparatos ofrecen la calidad de las cámaras que antes solo tenían los profesionales y grandes productores, el reto para el artista va en aumento. Yo lo veo sólo como un aumento de reto para el mismo artista, pues a mayor disponibilidad de materia para trabajar, más debe exigirse. Al contrario, el que más personas tengan acceso a una cámara (sin importar el formato) no significa un aumento en la competencia con otros artistas, pues personalmente no creo que tal exista mientras uno sea com-

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Sweet Góngora Video expuesto en la Galería de Arte Jóven, Culiacán, Sinaloa

petente y honesto en su labor. Si bien es cierto, a veces se vuelve un poco difusa la línea que separa al uso y al abuso de las tecnologías, punto que agudiza las oposiciones a su intervención en la creación artística, pero siempre es importante destacar las posibilidades materiales y conceptuales que éstas aportan al arte. La discusión sobre si el uso de tecnologías es arte o no, se atizó desde los tiempos del literato Tommaso Marinetti, y aún en el siglo XXI permanece este cuestionamiento en diferentes disciplinas. Recuerdo que una vez en un taller de video y fotografía una alumna conmocionada por el fenómeno en discusión, dijo que para ella una fotografía digital tenía menor valor que una analógica, pues le parecía que el hecho de que ahora muchas personas puedan crear una foto o un video debido a la accesibilidad económica y de manejo de un celular o una cámara, era una manera ramplona de crear arte, ella prefería la fotografía analógica porque “eso sí es arte”; recuerdo con precisión las palabras


del maestro respondiendo al juicio de ella - “sí, sí hay más fotos, sí, sí hay más videos, pero hay fotos, no fotógrafos, hay más videos, pero no todos son videoastas ni artistas” y yo estoy muy de acuerdo con eso, pues lo que separa al artista de un usuario usual de una cámara digital, profesional o análoga es la intención de su trabajo. El artista decide qué medio responde mejor a sus necesidades y qué medio es el apropiado para comunicar su mensaje ya que ni una herramienta es mejor que otra per se. En torno al uso de las cámaras fotográfica, me parece que la producción de la imagen digital remplazando, en ocasiones, la analógica es el paso más decisivo desde la llegada del videoarte, un avance técnico que continuamente causa problemas de entendimiento en el observador de arte. No puedo evitar aludir a los puristas que se persignan cuando ven exhibidas en galerías de arte fotografías que han sido manipuladas a través de softwares; a esas personas les recuerdo que el arte se trata de continuas exploraciones de conceptos, de técnicas y de visiones. Pues el arte es un lenguaje, y como todo lenguaje responde a las necesidades y realidades del ser humano. Explorando, Jackson Pollock introdujo a finales de los 40’s con sus drippings un planteamiento performativo en la pintura; de igual manera lo hizo el compositor John Cage quien integró sonidos no instrumentales y ruidos grabados en una cinta. De ejemplos de experimentadores como ellos está llena la historia del arte, todas las corrientes despiertan controversia pues se crean para romper con lo habitual, o mínimamente con lo que se había estado desarrollando los 20 años anteriores a su aparición. A propósito de John Cage; el fluxus en la década de 1960 significó un cruce de diferentes disciplinas como las artes plásticas, la literatura, la música, el baile y el teatro, donde la tecnología sería empleada de manera experimental y su capacidad artística puesta a prueba en un clima cultural de alto nivel debido al intercambio internacional que había alcanzado. Volviendo al uso de aparatos en el arte, en lo inicios se necesitaba de una cámara portátil y una grabadora con una cinta magnética, si hoy en día tenemos la posibilidad de crear y modificar las grabaciones completamente con la ayuda – sólo ayuda, porque ninguna máquina opera por sí sola – de la tecnología ¿por qué no hemos dejarnos echar una mano por estos nuevos aparatos? Que, aunque parecen proporcionar facilidades, en ocasiones si no se conoce la técnica para emplearlos, lo que antes parecía una solución se convierte en complicación hasta llegar al caos. El flujo digital de datos de nuestra sociedad mediática arroja un brote inagotable de material disponible para su utilización y procesamiento. El para qué y el cómo

se manipula les corresponde aportar al artista. En algún momento los recursos tecnológicos visuales con los que ahora contamos serán sustituidos por otras herramientas, no sé cuáles, pero su sustitución es inevitable porque la tecnología responde a las necesidades y caprichos de la sociedad, la cual, como todos sabemos, está en constantes modificaciones, no me atrevo a llamar estas modificaciones cambios de evolución o no, pero sí aseguro que todo cambio nace de la incesante exploración del hombre y del artista. Según decidamos nuestra postura dentro de esta discusión, estamos obligados a aceptar o no los cambios; quien elija mantenerse al margen del uso de la tecnología en el arte, puede hacerlo, quienes no, debemos atenernos a las consecuencias, beneficios y complicaciones que conllevan los medios con los que hemos decidido presentar, representar y compartir nuestras realidades. Una inminente consecuencia del potencial de la tecnología son los cambios a los que se someten tanto los procesos creativos, como los papeles del creador y del espectador, quien para hacer lectura del arte contemporáneo tiene, a partir de ya, como labor desarrollar nuevas sensibilidades. “El arte debe ser un componente de la cotidianidad o no es sincero” Bill Viola

Acerca del Autor: Ahnna Molko (Culiacán, Sinaloa, 1986) Lingüista, artista visual y conceptual. Cursó estudios en la Escuela de Artes Plásticas José Limón de la Universidad Autónoma de Sinaloa del año 2004 al 2006, en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia en los años 2006 y 2007, y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Sinaloa desde el año 2005 al 2010. Ha participado en distintos talleres y cursos impartidos por destacados artistas visuales como Luis Felipe Ortega, Sara Minter e Iván Edeza. De manera individual ha montado las exposiciones Música para tus ojos (2005) y A título personal (2009). Ha participado en numerosas exposiciones colectivas entre las que destacan Jóvenes emergentes (Culiacán, 2010) y Exposición e implosión espacial (San Luis Potosí, 2010). Fue Jurado del XXII Certamen de Pintura Edgardo Coghlan celebrado en Ahome Sinaloa el mes octubre del presente año.


EL ATRIO

EL ACCESO A LA INFORMACIÓN COMO VIRTUD CÍVICA Dr. Alfonso Paéz Alvarez

Si concebimos las virtudes cívicas como las cualidades que facilitan a una persona para que lleve a cabo dignas y comprometidas empresas con el fin de alcanzar la magnificencia, la notoriedad y el honor; y, por tanto allana el camino a un gobernante para gestionar y poner en práctica acciones que lo aproximen a lograr los más generosos propósitos y a solventar algunas de las peticiones más requeridas por la sociedad, estas virtudes no están presentes en la conducta de la mayoría de los actores políticos actuales, porque las virtudes tienen que ver con los valores y éstos con las creencias, las normas, las reglas y las convicciones que funcionan como elemento adhesivo al interior del grupo o colectivo. La puesta en práctica de las conductas virtuosas no se producen, entonces, a partir de una fórmula mágica, es decir, requiere de un trasfondo inserto en la estructura mental de las personas y que al presentarse la ocasión planteada desde lo público obtiene como consecuencia la realización de un proceder en un sentido determinado. Los valores asumidos son las ideas fuerza que dan cuerpo y conciencia a la actuación colectiva del grupo en el ámbito de la cotidianidad, de ahí que su noción de democracia, de participación, de poder, de cooperación y de tolerancia esté fundamentada en sus viven-

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cias, en su acervo de vida, de los acontecimientos comunes y de los acuerdos intra e intergrupales, lo que la hace que sea distinta y distante de la cultura política tradicional, practicada por los integrantes de un grupo, y que hoy día se reproduce en y pone en riesgo la convivencia interactoral. Las prácticas participativas que ahora se muestran en el espacio público son producto de las conductas, hábitos, costumbres que desde décadas atrás han conformado la red de interacciones que se dan en el interior de los colectivos tradicionales y en sus relaciones con otras asociaciones; el conjunto de ellas suma la experiencia grupal, misma que estructura la memoria histórica de los individuos, que con su actuación, alimenta significativamente la maltrecha cultura participativa del todo social, dotándola en los tiempos modernos, de un sello intolerante, contestatario y antipolítico.


Aristóteles denominó la vida buena, no sólo para administrar con justicia y apegarse a los valores que la sustentan, sino que liberen a los individuos gobernados para que se reapropien de sus facultades orgánicas, participativas e inventivas, y construyan lo posible y lo realizable en un mundo amplio para los inversionistas, pero restringido para los ciudadanos.

En síntesis, se puede decir que en la sociedad está ausente una cultura de participación ciudadana que revalorice la cotidianidad, dado que de ahí surgen los proyectos y aspiraciones reivindicativas; también está lejana de todo acto y acciones que se interese en la consulta, los diálogos y los acuerdos para incidir en la toma de decisiones y en los asuntos públicos; y apartada de todo proceso que construye cuerpo simbólico para reafirmar la identidad e intereses colectivos y que renueve la confianza para que guarde una correlación con los símbolos, las demandas, las acciones y la vida de otros grupos en situación semejante. Sin embargo, la matriz de la nueva cultura participativa, la que se requiere, no está alimentada ni asumida por los partidos políticos, tampoco por agentes del gobierno y muchos menos por los medios de comunicación y empresarios, quienes han plagado de intoxicación discursiva a la sociedad civil sin permitirle que ella realice sus reflexiones y actúe de acuerdo con su capacidad y potencialidades. Los que nutren a la incipiente cultura de participación ciudadana en estructuración son los sujetos que actúan al margen de las estructuras, los ciudadanos comunes que hoy tienen a su alcance una herramienta invaluable: el acceso a la información, traducido en el derecho y la posibilidad jurídica de hacer cualquier pregunta al funcionario que se desee, con la consecuente obligación de respuesta, por medio de un procedimiento claro y sencillo. Ante esos sucesos, las formas y mecanismos de participación ciudadana debe formatear el patrón vigente y recargarlo de valores culturales que la lleven a situarse en lo que

Así, las virtudes que se detonan a partir de los procesos de participación, cooperación y transformación de las sociedades actuales brindan la oportunidad a los ciudadanos para que se hagan suyo el nuevo escenario y desafiar al gobierno para que el manejo de los programas públicos se dirija a mejorar todo lo anterior, a superar lo que se hizo anteriormente, con la visión de que todos los problemas, quizá no se resuelvan; pero la opción de abrir mejores perspectivas para el futuro es inevitable y posible de construir una mejor sociedad en un mediano plazo.

Acerca del Autor: Alfonso Páez Álvarez Comisionado Estatal de la Comisión Estatal para el Acceso a la Información Pública del Estado de Sinaloa. Doctor en Ciencias Políticas y Sociales por el Centro de Investigación, Docencia y Enseñanza del Estado de Morelos. Doctor en Derecho de la Información por la Universidad de Occidente. Desde 1990 funge como académico adscrito al Departamento de Derecho de la Universidad de Occidente, campus Los Mochis. Ha participado como ponente y expositor en diversas conferencias a nivel nacional, estatal y municipal.


MOSAICOS

AUTOCRÍTICA A LA NO CRÍTICA SOCIOCULTURAL EN MAZATLÁN Nino Gallegos

A mi hija Andrea Heloisa, por habernos nacido en el país que no sabíamos de ti

A

Mazatlán y Sinaloa quieren hacerlos sentir que viven y vivimos en una ciudad y un estado de primerísimo o segundo lugar en la linda República Mexicana de este país en sombras, cuando otras ciudades y otros estados hacen lo mismo de manera que ninguna ciudad y ningún estado se dejan bajar del primerísimo o segundo lugar, no sabiéndose si embelleciendo o afeando más las estéticas del provincianismo, el tradicionalismo y el nacionalismo del bicentenario y el centenario de la patria tricolor. Mazatlán se fue, regresó y está en una situación local que pareciera ser una ciudad y un puerto que ha pasado de las fotos del recuerdo sepia del Peche Rice a la angulosidad desproporcionada de un urbanismo que choca con los crepúsculos de un desarrollo inmobiliario turístico que ha impactado ambientalmente cualquier intento de mirada imaginativa, contemplativa, crítica y poética. Entonces, Mazatlán es una ciudad antipoética, y lo que haya de poético en el puerto está tirado en el Parque Industrial Bonfil y está herrumbrado en el Avenida del Mar. De la plazuela Machado, ni falta hace mi presencia, añorándola cuando fue aquella plazuela de preparatorianos que la gozábamos entre la oscuridad y la soledad con las buenas y cachondas muchachas de nuestros más febriles y lúbricos escarceos sensuales y sexuales. Todo ha cambiado para un presente que ya no es más que nuestro pasado. Ahora, el presente está en los protagonismos de cómo debe ser y hacerse del turismo cultural una oferta más desmemoriada por práctica en el menú de los antojos nacionales y extranjeros. Los tourist guide y los socio-turistólogos tienen la memoria de lo aprendi-

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do por la inercia de los amanerados empirismos y las poses doctorales en protagonismo que hacen que la memoria viva e histórica, la crónica pasada, presente y diaria estén sujetas a un designio de adormecimiento, no se sabe si por el calor o la temporada del piojillo. Para una autocrítica a la No crítica sociocultural en Mazatlán hay una escasa base estéticamente sensible y creativa por parte de los artistas locales que siguiendo las rutas de una supuesta innovación que nada arriesga promueve la conformación de lo expuesto más como producto de la conformidad que de la inconformidad logrando que lo único que sobresale es aquello de lo bien visto y lo bien puesto, encargándose los reseñistas, que no son lo mismo que los críticos de arte, de valorar algo porque se habla y se escribe bien en la prensa local, estatal y nacional. Al haber una escasa base estética sensible y creativa, por lo tanto, se hace un escaso periodismo cultural. Entonces, las bases de una crítica estética y sociocultural son la representación y no la significación del artista y su obra dejándolo simplemente en un protagonismo de temporada. No hay una constante, y lo que se da es una constancia de que el artista local es un artista nacional, y por qué no, internacional. Alguien aquí puede que refute lo que estoy leyendo, porque no es para negar que en Mazatlán no ha habido cambios políticos y menos cambios estéticos, porque si regresó el PAN al estado, pues aquí ha regresado hasta tres veces con el mismo presidente municipal; y en lo artístico, ha sido sólo desde que llegó el grupo Delfos con profesionalismo artístico y cultural que no puede compararse a la mediocridad que


se ha dado en torno a ellos, lo dijo una vez el reseñista de lo artístico-cultural en el periódico Noroeste, Héctor Guardado. Años de improvisación y formación en el quehacer artístico cultural mazatleco de quienes hemos participado con nuestra creación estética no han sido la suficiente muestra, y sobre todo, la base para ser y hacer del trabajo artístico cultural no solamente una oferta, sino una demanda participativa desde y para el derecho a la cultura; considerando que si un Instituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte aún no se deslinda –y debe hacerlo- de la organización del Carnaval, lo que se hace entonces es que toda iniciativa gire alrededor de él, porque no se trata de tener un grupo y un organismo central para la fama y la fortuna de un municipio que no trabaja artística y culturalmente más que en un círculo de conceptos que funcionan en la excelencia y la complacencia de lo que los amigos y los amantes del arte y la cultura quieren programar para una o varias temporadas que son anuales, y con esos baños de pueblo de hacerle el favor de llevarle arte y cultura porque así lo demanda la oficialización de la democracia. Para ser un trabajador del arte y la cultura no se requiere ser y hacerse un empleado de la burocracia cultural, y en el caso mazatleco, no hacer del Instituto una fuente de empleo para aquellos muchachos y muchachas que nada más los utilizan como mandaderos y edecanes cuando se podría ponerlos a trabajar para investigar y obtener resultados de indicadores socioculturales que reflejen la improvisación, la formación y la conformación del arte y la cultura, y no del carnaval y menos del turismo, que es lo que debe ser y hacer un instituto municipal a cargo de estas áreas. En lo relacionado a la literatura y a la poesía, lo que más sobresale es el anonimato de esos muchachos y de esas muchachas que no son mandaderos del arte y la cultura, acaso novelistas, cuentistas, periodistas y poetas en ciernes e ignorados por la insensible arrogancia de quienes se dicen funcionarios culturales y escritores importantes y reconocidos. Aquí mismo están estos muchachos y estas muchachas que se han subido a un barco de la literatura y la poesía que para tan sutil designio se llama: Naufragios . La literatura y la poesía, no se apoyan con favores institucionales, y lo peor es que institucional y socioculturalmente, no hay ni hubo una política editorial de publicaciones para hacer posible que los muchachos y las muchachas se sometan no a la servidumbre literaria sino a la calidad estética, literaria, periodística y poética que tanta falta hace en esta ciudad y en este puerto de espejismos y protagonismos de complacientes temporadas. En estos tiempos en que la imbecilidad presidencial y la estupidez cultural son el discurso de las cabezas

decapitadas y las cabezas huecas, vale más hacerse el muertito en las calles y el vivo en la burocracia, hacerse de la fama matona con la narcofortuna cabrona una ciudad y un puerto y un estado a placer con la sensibilidad de un próximo gobernador que nos liberará de cualquier prejuicio y perjuicio a nombre del Derecho a la Cultura con el corazón por delante y la memoria rezagada tras el mostrador ferretero de un estado. Una ciudad y un puerto metidos al proyecto integral e inteligente de transparentarnos en un país de sombras que, cuando se oscurece todo, sabemos y sentimos que la única luz posible que podrá iluminarnos y guiarnos es la luz al final de un túnel que es el país por el cual estamos pasando, teniendo yo que quedarme igual de rezagado con la memoria en algún lugar del túnel que es el país de y en sombras, esperando y desesperando, con la literatura y la poesía, justa e injustamente, donde arde la memoria con todos sus fuegos, luces y sombras.

Acerca del Autor: Nino Gallegos (El Paso Resbaloso, Durango. México, 1957.) Ha sido Profesor en la Facultad de Ciencias Sociales desde 1993 en el área de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Sinaloa-Zona Sur en Mazatlán, Sinaloa. Profesor en Filosofía, Literatura, Periodismo y Semiología. Crítico en Estética, Periodista Cultural y Animador Sociocultural de manera alternativa. Colabora en la sección cultural del periódico El Sol de Mazatlán, con la columna Trópicos Subterráneos, así como en algunos medios impresos y digitales de la República Mexicana y Latinoamérica. Ha publicado como fundador y coordinador en el colectivo del taller literario Inés Arredondo, 5x3=8: Proa MarAdentro (Difocur, 1988). De su autoría: De la piel de húmedos vientos trópicos y la tristeza silenciosa en barcos vacíos, presentado en el museo Carrillo Gil (Difocur, 1989), Agua que se está haciendo tarde, tarde que se está haciendo agua (EdiUAS, 1997), Andar en la soledad del puerto, con la cabeza a pájaros, presentado en el museo Diego Rivera (Difocur-Editorial Praxis, 2001). En 2010 publicó Aludra (Instituto de Cultura de Sinaloa, colección de poesía La Luna del Dragón). Aparece en una Antología de Escritores Sinaloenses y en el Diccionario de Cultura Sinaloense.


MOSAICOS

BICENTENARIOS SIN INCENSARIOS Pedro Pablo Favela Astorga

¡Valga! Pero si qué necesidad tenemos de magnificar la celebración de ambos aniversarios, si en primer lugar el mexicano vive en un estado de festejo permanente y con la misma entrega e irreflexión celebra los hechos memorables y los cuestionables, las tradiciones propias y las ajenas, mientras que en dichas fechas se atisben los días feriados, el populacheo y la cerveza, y ha de festejar de cualquier manera; y en segundo lugar, igual puede llegar el aniversario cien, el doscientos y hasta el doscientos cincuenta, y el ritual no se altera. Me lo sé de memoria, como película vieja. Claro…si ni la historia ni sus procesos cambiaron, ¿por qué habrían de cambiar las fiestas? Porque siempre se nos seduce para “celebrar” la Independencia y la Revolución, como si por su esencia debieran a fuerzas convertirse en asuntos de sublimación. No considero que haya mucho para festejar en estos cumpleaños patriotas, mientras lo poco de su raquítico humanismo se mantenga en las sombras y lo mucho de sus defectos y perversiones siga reproduciéndose, invariablemente y con el pasar de las décadas, en nuestras políticas (y políticos) idiotas. Y como mi pasión por México no ha alcanzado aún esos niveles futboleros como para celebrar “dos de los más grandes triunfos de nuestra sociedad”, porque ni fueron triunfos ni fueron nuestros, al menos procuraré su conmemoración, el recordatorio de que tuvimos una independencia por conveniencia y una revolución sin evolución, y a ver si por lo menos este

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sedimento histórico se convierte en una guía de lo que no debiéramos volver a hacer si acaso este año, como vaticinan los morbosos, se volvieran a desatar los sombrerazos. Porque al rememorar el historial de guerras internacionales y las batallas fratricidas entre los pueblos y los bandos nacionales que de milagro no desaparecieron al México del siglo XIX, caigo en cuenta de esta independencia con deficiencias; incubadora de un sistema económico, político y cultural sin consistencia y siempre expuesto a prenderse grilletes monetarios o ideológicos; echando dádivas porque el pueblo dejó de jalar la carreta, pero nunca dejó de ser el burrito. De la independencia…mi más llana indiferencia. Ahora, cuando las cosas no marchan como se esperaría de ellas en su natural evolución, ¡exigen su revolución!: acciones pragmáticas a trayectorias erráticas. Si quienes lucharon por ella supieran que al final las ganancias de antaño iban rumbo a su disolución, y los conflictos de toda la vida hasta la fecha no encuentran su resolución, ¡qué bah!, de esa revolución ‘panchera’ mejor pido una devolución. “Que todo cambie para que nada cambie” recita la frase más famosa de aquella novela que describe el ocaso de las aristocracias italianas y el nacimiento de una nación moderna a mediados del siglo XIX en la península de la bota: El gatopardo. Es curioso que a pesar de las diferencias culturales, las miles de millas náuticas de


distancia entre un país y otro, y los ciento cincuenta años que han pasado desde aquel momento histórico, este dicho resuma tan bien la situación del México de la actualidad. A fin de cuentas, esta frase no habla más que del juego del engaño y el disimulo, y para el caso, de cómo México lo ha jugado durante doscientos años hasta llegar al estado en el que se encuentra hoy, un país menos ignorante, pero igual de ingenuo. Ciertamente, cada vez es más difícil esconderle la verdad a la ciudadanía. La educación, los medios de comunicación y hasta cierto punto, el hastío social del rampante cinismo con el que se conducen las autoridades de hoy en día, ponen a las personas más “a la defensiva” frente a las versiones oficiales. Por eso en este año de conmemoraciones significativas, cuestionarlo todo está de moda. Ante cada una de las explicaciones sobre los fracasos o aciertos en los temas de la agenda pública nacional, la economía, la salud, la educación, la seguridad, la reacción de cualquiera es la misma: “¡Mmmta, puro %$& cuento!”. Igual sucede con los hechos de la historia nacional, los que ya muchos conocen y juzgan por su dimensión humana y no por su dimensión patriótica: que si Villa es héroe o convenenciero y asesino, que si la moral cuestionable del “Padre de la Patria”, que si la Independencia y la Revolución la consumaron los buenos o los malos, los nobles o los traidores, etcétera. El escepticismo es un arma de doble filo. Es bueno que la incredulidad social alcance niveles tan elevados como para empujar al cambio; el problema es no saber qué hacer con esos cambios, y peor todavía, terminar tergiversándolos en medio de la incapacidad. Hoy, para bien y para mal de las bases de nuestra sociedad, nos hemos desencantado de ese pasado exageradamente triunfal que las autoridades habían difundido por tanto tiempo, y no estamos mucho menos felices con el presente tan indeseable que estamos viviendo. Sin embargo, tampoco tenemos claro en qué queremos para nuestro futuro. Socialmente somos menos ignorantes, pero no por ello nos hemos convertido en personas más críticas, y es en ese estado de desesperanza en donde los grupos de poder mexicanos han practicado, durante dos siglos, su juego del gatopardismo. Vituperando nuestro pasado y nuestro presente, pero sin saber qué esperar de nuestro futuro, automáticamente queda en las manos de nuestros líderes la construcción de

ese nuevo proyecto que se supone ha de ser más justo, honesto, responsable y feliz para el cual nos piden nuestra esperanza como depósito, confiándolo todo a ese efímero instante de hartazgo que nos mueve a la unidad y a la acción para prometernos que todo cambiará, haciendo como que todo cambia, y después de cien años, encontrándonos con que todo ha seguido igual y la confianza del pueblo, otra vez ha sido traicionada. Es un hecho que los últimos doscientos años gran parte de los mexicanos han podido salir de la ignorancia, pero salir de nuestra ingenuidad quizás nos tome un centenario más de tiempo. Mientras tanto, nuestras grandes movilizaciones sociales de los últimos dos siglos no han sido otra que el paso del pueblo de décadas de engaños hacia una de nuevas mentiras, y la transición de los poderosos de una etapa de progresos ficticios hacia una de nuevos simulacros. De lo contrario, hoy nuestro país se preocuparía más por evidenciar sus esfuerzos de cambio, que por festejar con efusión a los personajes y los hechos que dan cuenta de ese gatopardismo presente y pasado.

Acerca del Autor:

Pedro Pablo Favela Astorga (Culiacán, Sinaloa, 1986). Es Licenciado en Historia egresado de la Universidad Autónoma de Sinaloa en Culiacán. Fue becario del programa Verano Nacional de Investigación Delfín 2008 en Tepatitlán, Jalisco donde trabajó en investigaciones sobre las fiestas religiosas de la ciudad de Tepatitlán. En 2010 formó parte del equipo de investigaciones del doctor James Wilke al ser becario en el programa Verano internacional de Investigación 2010 en la Universidad de California, Los Ángeles, EUA. Ha sido participante en diversos encuentro y congresos como el Encuentro Nacional de Estudiantes de Historia (ENEH) 2008 realizado en la Universidad Veracruzana campus Xalapa, Ver; en las ediciones 2009 y 2010 del Congreso Internacional de Historia Regional que organiza la Facultad de Historia de la UAS; y en el Encuentro de Historiadores de Sinaloa 2010 organizado por la Academia de Historia de Sinaloa AC (AHSAC). Actualmente conduce un programa radiofónico de contenidos culturales llamado “Mundo Paralelo”, transmitido por Radio Sinaloa 94.5FM.


AUTOCHROME

Una pelicula de Alejandro Gerber Bicecci

Un Sentimiento pasado... acosa su presente

ENTREVISTA A

ALEJANDRO GERBER BICECCI Sabrina de los Santos

Después de la proyección de Vaho del director Alejandro Gerber Bicecci, Película Invitada en el marco de la Tercera Muestra Internacional de Cine Independiente Cineseptiembre, en Mazatlán, platicamos con el director en torno a su Ópera Prima. Vaho es una película de riesgos acertados, de contrastes y puntos de encuentros, es la historia tres jóvenes: Andrés, José y Felipe, que viven enfrentados por el recuerdo de la infancia, un hecho que los une al mismo tiempo que impide su reencuentro. La película se desarrolla en Iztapalapa una de las zonas más humildes y marginadas del Distrito Federal.

http://www.vaholapelicula.com Mantarraya: ¿Por qué filmar en Iztapalapa? Alejandro: ¿Y por qué no? (Risas) Mantarraya: ¿Cuál es el proceso de crear un personaje para Alejandro Gerber; ¿Cómo creaste los personajes de Vaho? Alejandro: En realidad lo primero que surgió de la película fueron los tres personajes, Andrés, José y Felipe estaban muy definidos desde un principio, estaba muy claro cómo

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funcionaban ellos como amigos en la infancia. Creo que el punto de partida fue el episodio de la infancia en Vaho, de los tres niños que son grandes, grandes, amigos, y que de pronto un evento provocado de alguna forma por ellos los termina separando. Estaba muy claro que Felipe era el más inteligente, pero también el más retraído, que Andrés era el más noble y que funcionaba un poco como el líder, y que José era el más pendenciero. Por sintetizarlo un poco. Y una de las primeras preguntas que me surgió fue ¿Cómo funcionarían estos tres personajes diez años después, y qué pasaría con esas características?

Mantarraya: ¿Das independencia al personaje o depende de la evolución de la historia, es decir, el personaje marca la historia o es la acción de la historia la que define al personaje? Alejandro: Yo creo que en esta película y en el trabajo que he seguido haciendo después es el personaje el que marca el destino de la historia. Creo que los personajes toman decisiones que forman sus destinos, no creo que los personajes tengan un destino escrito previamente y esas decisiones van provocando que la historia se mueva hacia un lugar determinado. Yo no sabía exactamente qué iba a pasar en las vidas de los tres personajes, fue a la hora de escribirlo y de tener muy claro quiénes eran, que ellos forjaron hacia donde terminaban sus historias. Y creo que la película los abandona, termina en un momento en el que los tres personajes tienen que tomar una decisión trascendental de vida que es qué van a hacer con ellos mismos. Mantarraya: Partiendo del nombre de la película… ¿Cuál es el Vaho que está entre los personajes; Es el Vaho que los dioses ponen en los ojos del hombre, o existe un Vaho dentro de los personajes lo cual los separa? Alejandro: Creo que es muy abierto. El Vaho pueden ser los prejuicios que tenemos hacia determinadas situaciones, hacia determinadas personas, el Vaho como los malentendidos, o el mismo Vaho puede ser el pasado también, el ser incapaces de trascender a un pasado que te ha traumado de alguna forma que creo que sería lo más cercano a éstos tres personajes. Pero sí, vamos, a pesar de que en la anécdota del Popol Vuh habla de una intervención divina, en la película cui-


dé mucho que no hubiera ninguna intervención divina a pesar de que siempre estaba la tentación de lo fantástico. Lo fantástico siempre tiene algo de deus ex machina, que es como se le llama, pero creo que no. Hice un compromiso con el realismo, y que fueran los propios personajes con sus decisiones los que llevaran las cosas hacia donde se fueran llevando. Mantarraya: ¿Como guionista, cuáles son tus referentes literarios; y como director cuáles tus referentes cinematógrafos? Alejandro: Es mucho más fácil los literarios. La estructura de la película está inspirada, muy inspirada, en “Sobre héroes y tumbas” de Sabato, en donde hay una historia principal que de pronto hacia la mitad de la novela es interrumpida por otro episodio que tiene que ver pero no tanto. Es un episodio completamente autocontenido que cuando cierra, que es el Informe sobre ciego en la novela de Sabato… cuando cierra, regresas a la historia anterior y regresas en otro estado y entiendes a los personajes desde otra perspectiva. Eso quise lograr con el episodio de los niños, donde estás siguiendo las historia de éstos tres personajes que parece que no va a ningún lado, vas al pasado, y en el pasado hay un episodio que parece que no tiene nada que ver, pero tiene todo que ver, y cuando regresas al presente de los personajes que conociste ya son otros, los conoces desde otra perspectiva. El juego de los tiempos también tiene mucho que ver con la novela latinoamericana del Boom. Mucha gente ha comparado a la película con la estética rulfiana. A nivel literario mis referentes claramente son la literatura latinoamericana que es la que más me ha marcado, sobre todo la novela latinoamericana de los sesentas y setentas. Mantarraya: ¿Qué fue lo que te llevó a situar a los personajes en Iztapalapa?

Alejandro: Pues yo quería hablar de personajes que vivieran determinadas marginaciones y limitaciones porque me parecía que eso le iba a dar mayor urgencia a sus situaciones y decisiones. Es decir, no quería hacer la película de tres adolescentes que se aburren y que ven la tele. Quería hacer la película de tres adolescentes que tenían que ponerse las pilas con sus limitaciones, y que eso les diera como una mayor velocidad a la hora de tomar decisiones y que los hiciera más propensos a equivocarse. Quería hacer una película sobre personajes que se equivocan, y creo que los tres personajes es una de las cosas que tienen, que quieren cosas muy sencillas pero para acceder a ellas cometen muchos errores en el camino, y eso los obliga a crecer, o no necesariamente. Y concretamente lo que me pasó es que yo estaba pensando en el Centro Histórico, o en la Zona Norte de la Ciudad, donde hay muchas películas que se han filmado en el Distrito Federal, y lo que me pasó es que estaba trabajando en ese momento en la edición de un documental en la UAM Iztapalapa, nunca he manejado, entonces iba y venía en transporte público todos los días, y descubrí Iztapalapa como un lugar estéticamente maravilloso, super atractivo, con una particular forma de relaciones humanas, de relaciones sociales. Mantarraya: Hay una emotividad en el espectador en el momento de la crucifixión, ¿Era la intención tuya o se fue dando a partir de la edición? Alejandro: Tenía que ser una secuencia muy fuerte, tenía que ser una secuencia climática. Yo siento, aunque puede ser una cuestión muy personal, que la emotividad la da el encuentro de los tres personajes y que hay una carga muy fuerte en todas las imágenes que hay de los nazarenos en la crucifixión, y de la misma crucifixión, pero creo que lo que da el quiebre más

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AUTOCHROME

conmovedor, y más emotivo, tiene que ver con las miradas que intercambian los tres personajes al final. La música creo que es muy importante, en esta secuencia, la música apoya muchísimo a la emotividad. Creo que es una pieza muy bien lograda de Rodrigo Garibay y Matías Barberis, que son los que hicieron la música, tenía que ser el momento climático hacia donde todo apuntaba, y la resolución es un cruce de miradas, no hay más, la resolución de los tres muchachos es eso, no hay mayor... no hay ni siquiera un diálogo, ni nada por el estilo y creo que eso tenía mucho que ver con la idea del Vaho, el título de la película, que tiene mucho que ver con la historia en común de los tres personajes. Se conocen tan bien que con un cruce de miradas el entendimiento es… Mantarraya: Hablando de la musicalización ¿Cómo encontrar los momentos ideales, se fue dando o fue en el momento en que te sentaste a escribir el guión que decías aquí entra la música, o fue en conjunto con los realizadores o viene a partir del momento de edición? Alejandro: Vino a partir del proceso de edición. Estaba muy claro que la pasión necesitaba música. Yo siempre tuve la certeza de que los siete minutos que dura la secuencia, los siete minutos tenían que tener música, y tenía que ser una música que fuera muy intensa, y que fuera de menos a más y que cerrara con mucha intensidad. La canción Paloma la necesitábamos, en el guión marcaba que… (yo escribí) que en algún momento el personaje que hace Teresa Rábago, Emilia, la prostituta grande, está escuchando sobre el final, en la secuencia en que llega Felipe a entregar el gafete, escucha un bolero que habla mucho del corazón. Me puse a buscar esa canción, pensábamos en ver si se podían adquirir los derechos de alguna y el abuelo de mi asistente de dirección, Diana Peñaloza, su abuelo es Jaime Díaz Domínguez, era un músico chiapaneco que intentó hacer carrera y por una serie de inconvenientes familiares tuvo que regresarse a su pueblo y no tuvo éxito. Entonces, bueno, le compramos esta canción, le pedimos a él que la interpretara y decidimos que se convirtiera en leiv motiv, también para atar al personaje de Emilia. Entonces la canción aparece en tres momentos claves, que es al principio, al final cuando Emilia está escuchando el radio y la musicalización de la banda en el… que hizo una adaptación de esta canción en el Vaso de Texcoco.

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Todo el resto de las piezas musicales las compusieron Rodrigo Garibay y Matías Barberis contra la edición de la imagen y nos dimos cuenta: en esta secuencia necesitamos una pieza musical que ayude a unir esto, que le dé unidad a las tres secuencias, y que no se esté mostrando otra cosa, y luego una serie de pequeñas canciones, todas de grupos amateurs o de grupos de amigos de rock urbano que entraron principalmente en el café internet, donde siempre tenía que haber música para ambientar el lugar, y bueno conseguimos…. Por allí está el rap de un chico que se llama Francisco Lobato que es un vagonero del metro, que en su tiempo libre compone rap y fue alumno mío en un taller que di, y le compré su canción, la otra es de unos cuates que tienen una banda que se llama Veo Muertos, y así se fue integrando.

Vaho es fruto de la observación, y el compromiso con la realidad que estableció su director y guionista Alejandro GerberBicecci. Un acercamiento, preciso, a la cotidianeidad de una de las zonas más marginadas, rezagadas, y sedientas del Distrito Federal… Iztapalapa. Es, a su vez, una parábola, un espiral que mueve al espectador en tres tiempos, y a través de cinco historias, para ofrecer un retrato fiel del quiénes son sus personajes, y por ende del quienes somos como sociedad. La película ha sido exhibida, con óptima aceptación, en números festivales internacionales de cine en Holanda, España, Estados Unidos, Canadá, Venezuela, Rusia, Chile, Bélgica, por mencionar algunos. En su primera exhibición, en octubre de 2009, en el marco del VII Festival Internacional de Cine de Morelia, obtuvo una Mención Especial del Jurado. Vaho, es el primer largometraje de ficción, de Alejandro GerberBicecci, egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica, quien se ha desarrollado como director, guionista y productor. Con su cortometraje Morada (2003) obtuvo el Mikeldi de Oro al Mejor Documental en el 46o. Festival internacional de Cortometraje y Documental de Bilbao (Zinebi 2004) y Premio del Público al Mejor Cortometraje en el 1º. Festival Internacional de Cine de Morelia (2003). En 2005 su cortometraje Peatonal (2004) recibió el Premio del Público al mejor cortometraje en la 1º. Muestra de Cortometraje Mexicano en el Congo. Actualmente prepara su segundo largometraje y forma parte del equipo de guionistas de la serie de televisión, producida por TvAzteca, Drenaje Profundo.



A MITAD DEL CRIMEN

EL CUERPO COMO JÚBILO Moisés Vega

Hay un fenómeno que la política y los dogmas fomentaron siempre y con caracteres de atropello hacia la libertad del escritor la mayoría de las veces: impedir y negar el influjo de Eros en las artes de la palabra. El arte poético es el que se ha nutrido en mayor medida del erotismo. Es tan simple como recordar la función principal de las palabras: exprimir, excitar sentimientos. Poesía sensual, erótica y pornográfica o simplemente amorosa, está en la esencia y en la textura de la propia poesía, en su tesón (tensión) original. Sea de forma objetiva, explícita o en la interpretación del lector, en su subjetividad. La poesía, en alguna dimensión, tiene su carga sensual, por ser humana. Parece que la vida no basta, de ahí la razón de la literatura, para prolongar, extender la vida, hacer que el amor se amplié o perpetué en palabras, y viceversa. De todos los sentidos, la vista es el más metafísico, el menos físico. La última realidad del mundo físico no es accesible al ojo, sino al tacto. Un color o un perfume son fantasmas que se crean en el cerebro de quienes los perciben: una pedrada o una caricia estarán siempre ahí para demostramos que el mundo existe. El erotismo visual es, por tanto, el

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menos erótico de todos, siendo el más radical de todos el erotismo tangible, el que suscita el diálogo entre dos epidermis distintas. Hay algo en todo esto que se acerca a lo que Merleau-Ponty llamaba la “fe perceptiva”: creemos lo que vemos porque seguimos considerando necesario ver para creer. Vivimos prisioneros en el mundo de lo evidente: la evidencia nos deja ciegos ante la invisible esencia. Pero la “fe perceptiva” no es más que otro de los nombres de la Costumbre. En la época de las imágenes virtuales, los dioses que no se ven son dioses dudosos, es por esto que toda metafísica de lo invisible tiene hoy el estatuto revisionista de una herejía: la paradoja mayor de nuestra época es precisamente el condicionamiento cultural al que nos somete una civilización basada en la imagen visual, la cual tiene cada vez menos que ver con el cuerpo, con nuestros cuerpos: desde el monitor por el que accedemos al intemet hasta el condón que nos permite una “conexión segura”, pasando por el vídeo, el cine, el DVD y todos los sofisticados soportes y artilugios de teletransportación de imágenes vía satélite, todo el Occidente está dando un espantoso viraje hacia el “ver pero no tocar”, o lo que es peor, hacia el “tocar sin tocar”. Es precisamente este abandono progresivo del tacto lo que hace que el erotismo de nuestros días, erotismo casi exclusivamente “visual”, parezca cada vez más una especie de ascetismo pervertido. Los ascetas, como se sabe, niegan sus cuerpos, se mortifican


y se alejan de las fuentes de placer corporal, en busca de algún tipo de purificación. De la misma manera, el erotismo visual niega el cuerpo simplemente con mostrarlo en su más superficial desnudez. El derecho a mostrar públicamente su cuerpo desnudo o casi desnudo se considera en la mayoría de las sociedades postmodernas una de las conquistas libertarías de la mujer. Por todas partes, el dilema es el mismo: Ver, pero no tocar. En oposición al estatuto del erotismo en las artes visuales, el cual se funda en el valor referencial de cuerpos o de objetos antropocéntricamente valorizados, el erotismo literario está en la obligación constante de restituir el lugar y el valor del cuerpo en el lenguaje. En ningún otro arte podrá estar nunca el cuerpo, como está en la literatura, tan cerca de lo que es su estar en la vida: más cerca de lo sensible que de la fantasía. Negar el cuerpo es reducir el ser al estatuto de fantasma. La idea del cuerpo que aportaron Laplanche y Pontalis como un “objeto anatómico-psicológico” me sigue pareciendo válida, tanto más cuanto que no hay manera de hacer que un cuerpo entre realmente en nuestra razón si no es a través de nuestros sentidos. Esto fue, grosso modo, lo que Kant quiso decirnos: todo cuerpo es inaccesible en su totalidad al conocimiento, apenas podemos formular algunas hipótesis más o menos válidas acerca de su corporeidad. Artaud quiso decirnos más o menos lo contrario cuando nos habló acerca del teatro de la crueldad. El “atletismo espiritual” de Artaud nos pide meter cada vez más el cuerpo en el lenguaje, hacer que el cuerpo saque la cabeza por encima de nuestras palabras. Y cuando el cuerpo habla, grita, sucede la siguiente pieza poética de gran valor erótico y estético:

En el filo del gozo. Rosario Castellanos (Mexicana / 1925-1974) (Fragmento) I Entre la muerte y yo he erigido tu cuerpo: que estrelle en ti sus olas funestas sin tocarme y resbale en espuma deshecha y humillada. Cuerpo de amor, de plenitud, de fiesta, palabras que los vientos dispersan como pétalos, campanas delirantes al crepúsculo. Todo lo que la tierra echa a volar en pájaros, todo lo que los lagos atesoran de cielo más el bosque y la piedra y las colmenas. (Cuajada de cosechas bailo sobre las eras mientras el tiempo llora por sus guadañas rotas.) Venturosa ciudad amurallada, ceñida de milagros, descanso en el recinto de este cuerpo que empieza donde termina el mío.

We speak English

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EL SONIDO DE LAS IDEAS

Mágia Negra: la gran huella estadounidense Fernando Alarriba

Odiado por muchos e igualmente alabado por otros, nadie puede negar que la nación protagonista del siglo pasado fueron los Estados Unidos de Norteamérica. No buscamos plantear ninguna interrogante o juicio sobre sus métodos de conquista económica y política, o la influencia y control que ha establecido en el mundo. Simplemente, vamos a mencionar un hecho que suele pasar completamente desapercibido: el gran arte del siglo XX tiene dueño, y en gran medida, color. Naciendo como un pueblo inmigrante que buscaba la tierra prometida, tierra pura, libre de los males, vicios e ideas corruptas de la Europa del siglo XVII, los Estados Unidos fueron construidos a partir del multiculturalismo. Si bien éste no se ha dado a través del común acuerdo y la cooperación entre las diferentes razas y pueblos que le han dado forma a esta gran nación, es

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sabido por todos que tanto nativos americanos, latinos, orientales, y de manera muy especial, la raza negra, han sido pilares esenciales del espíritu norteamericano.

era abominable, se vuelve necesario y digno de alabanza. El arte afroamericano, y en especial la música, ha sido algo que ha nutrido, y en gran medida, construido el arte del siglo XX. Fuerza pendular que va de la oscuridad a la luz; del silencio, al clamor explosivo; de lo marginal, a lo convencional; es el arte maldito que se convierte en modelo a seguir. ¿Qué hay en la música afroamericana? ¿Qué esconde para ser raíz de algunos de los géneros más importantes de la música popular del siglo XX?

Desde el descubrimiento de America, e incluso desde tiempo atrás, la raza negra ha sido la fuerza de labor, siempre amordazada, sometida, explotada y denigrada, que ha construido en las sombras las bases de más de un imperio. Desde Egipto, pasando por más de una nación europea hasta llegar a la virgen América, los hijos de África fueron tomados como escombro y han tratado de ser ignorados en el resplandor de las civilizaciones. Hoy (en un terreno aparentemente distante del que estamos tratando aquí), lo que por tanto tiempo fue Desde las infames plantaciones algododespreciado, es lo que sigue trayendo luz. neras, pasando por la incesante segregación a las zonas y condiciones marginales La opresión se convierte en fuerza; el silen- del getto, el espíritu negro siempre buscio y el abuso se vuelven voz que despier- có la libertad. La música, ha sido para el ta, llamado que reanima; espíritu que sana hombre negro un escape (hoy se sabe y guía. El que fue paría es mentor; lo que que los cantos espirituales y cantos de

Canta, danza… ¡volarás!


trabajo que se desarrollaron en las labores rurales de los siglos XVI al XIX eran un complejo y refinado código que proporcionaba mensajes para escapar de las plantaciones), medio de expresión, celebración religiosa, y sobre todo, un canal para reencontrarse con la madre tierra, África, y sus fuerzas primigenias. En esta búsqueda, celebración eufórica, de magia y alegría, se cantaba a la vida, se bailaba, se desfogaban las pasiones y se creaba una nueva identidad. Es notable que prácticamente todas las formas de expresión musical del hombre negro americano hayan sido calificadas en sus inicios como algo maldito, cosa del diablo, vía de perdición: ¿no son en realidad estos juicios, el temor a la fuerza, a la pasión y libertad del hombre negro? Desde el blues, pasando por el jazz y el rock, hasta llegar al hip-hop, la música afroamericana ha sido calificada como algo salvaje; e indudablemente lo es. Pero ese salvajismo es siempre una medicina que libera, que celebra, cuestiona, y que al final termina siendo abrazada por todos: no hay colores o creencias, solo el espíritu que canta y baila.

Jugar para romper;

explorar para evolucionar Ante lo cuadrado y monótono; se impone lo libre y espontáneo. Desde rimas ágiles e impredecibles, fluidas y poderosas; pasando por virtuosas, delirantes o emotivas improvisaciones, siempre con un vivo diálogo e interacción entre los instrumentos, y destacando por encima de todo, la enorme capacidad de asimilación de ideas y ritmos que van de la gracia y sutiliza europea, al calor y algarabía caribeño hasta la melancolía y el desenfado del criollo americano, la música negra rompe lo establecido e inaugura la vanguardia a través del juego y la experimentación. Prácticamente, no hay un solo género que no haya sido influido (y en más de un caso creado) a partir de la inmensa intuición de los músicos negros para brindarle fluidez, gracia y color a prácticamente cualquier ritmo: algunos dicen que se trae en la sangre, otros que es cuestión de dedicación y práctica; para mí, la magia radica en el respeto, la gratitud y el compromiso que el artista tiene con su arte, el significado que

éste tiene como parte de su identidad social y cultural, y sobre todo, del simple hecho que es la expresión más pura de su ser.

Mensajes despiertan Pero más allá del rico bagaje acústico de la música negra, su poder también está presente en el gran vehículo que despierta la conciencia. La palabra del cantor negro es la de aquellos que son obligados a callar, es la voz del pueblo, la voz subterránea. El bluesman, el nuevo trovador, encarna la nostalgia y la amargura, retrata a su sociedad, talla imágenes de etérea belleza, grita el dolor y expone los grandes mensajes de liberación. Seguramente Bob Dylan, piedra angular del rock (en más de un sentido), no hubiera existido sin esas voces marginales, plagadas de imaginación y poder que por años fueron sepultadas, pero que al paso del tiempo han sido reivindicadas, puesto que definitivamente han sido el revulsivo e invitación para que cualquiera que tiene algo que decir se sienta libre y lleno de coraje para hacerlo: desde la alegre y poderosa alabanza a Dios que celebra con júbilo, regocijo y desparpajo; del canto erótico y seductor, al grito que explota, denuncia y alza los rostros, la consigna que la música negra parece llevar tatuada invariablemente es la de inaugurar nuevas rutas que nos llevan a imaginar, celebrar, explorar e ir siempre más allá de cualquier límite. Hoy día los acordes e ideas de ébano son un referente obligado para cualquier tipo de músico y artista en general, llega a ser curioso el hecho de que la industria popular de la música se vea dominada no solo por músicos activos, sino por aquellos que dejaron los instrumentos para colocarse tras las consolas y escritorios y dictar desde allí lo que gran parte del mundo escucha, baila, viste y piensa. Parece que el ciclo del poder se ha cumplido, no solo en la música, con tremenda efectividad y justicia. Ahora, la interrogante que surge es si la música negra continuará con su hechizo de libertad, si mutará de nuevo en otro ritmo capaz de someternos de fascinación, ¿pasará a ser música complaciente, sin sentido?, o se disolverá poco a poco el mar de sonidos multicolor, dejando así el reinado vacante a aquellos que deseen hacer de la música el vehículo más perfecto para transformar y hacer vibrar su realidad.

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OCEANOS

JORDI VIRALLONGA (DEL LIBRO “HACE TRISTE”. DVD EDITORES, BARCELONA, 2010)

Es catedrático de Literatura Española de la Universidad de Barcelona y Presidente del Aula de Poesía de Barcelona desde su fundación, en el año 1989. Su obra poética comprende: Saberte (Laertes, 1981), Perímetro de un día (Laertes, 1986), El perfil de los pacíficos (Libertarias/Prodhufi, 1992), Crónicas de usura (Kutxa, 1996 y Plaza&Janés, 1999 – Premio Ciudad de Irún, 1996), Los poemas de Turín (Lumen, 2001), la antología Llevarte el día a casa (Ayto, de Málaga, 2000, con prólogo de José Hierro), y Todo parece indicar (Hiperión, 2003 – Premio Valencia, Alfonso el Magnánimo, 2003). En traducción al italiano ha publicado Il profilo dei pacifici/Le poesie di Torino (Edizioni dell’Orso, Torino, 1992 –Trad. de Franca Manzini) y Cronache d’Usura (Campanotto Editore, Pacían di Prato (UD), 1999 –Trad, di Gaetano Longo). Algunos de sus poemas fueron también vertidos al francés, inglés, portugués, rumano, macedonio y danés. Ha traducido al castellano a los poetas portugueses Herberto Helder, Luis Quintais, José Jorge Letria y Luiza Neto Jorge; a los italianos Eugenio Montale y Gaetano Longo; y a los catalanes J. Verdaguer y Salvat Papasseit, entre muchos otros. Su antología Sol de sal (Barcelona, DVD ediciones, 2003) reúne a 20 poetas catalanes del último cuarto del siglo XX, traducidos al castellano, en edición bilingüe. Entre sus libros de ensayo cabe destacar: José Agustín Goytisolo, vida y obra (Libertarias, Madrid, 1992) y la edición crítica de El Ángel verde de José Agustín Goytisolo (Libertarias, Madrid, 1993). Colabora en diversas revistas especializadas y en los periódicos españoles El país (Madrid),y La Vanguardia y Avui (Barcelona).

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MALDICIÓN DEL APESAMUNDADO Cada día aprueban, redactan o piensan algo que prohíbe, amenaza, coarta, limita, multa, se mete en mi coche, mis bares, mi casa, mi trabajo, me casa aunque no quiera, me expulsa de mi piso, embarga mi salario y me roba la custodia de mis hijos. Entonces yo, extinguido, humillado, inactivo, falto de todo juicio, injusto e inhumano, aun con el progreso económico y todos sus servicios, digo que no me hace feliz la ley y que ojalá caiga el fuego sobre la asamblea de esos elegidos, que se vaya a la mierda su tramposa mayoría, que su ceniza simplona, arrogante, que pretende cambiar mi naturaleza de hombre a base de edictos y mandatos se mezcle con la basura de los contenedores, que se salve Sancho Panza y que entierre al puto Cid, a Santiago y a todos los que quieren salvarme por mi bien y no saben ni mi nombre.

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MÍMESIS DEL ARQUITECTO Quien construyó esta casa nunca pensó que iba a odiarte y los niños tendrían sólo una habitación para ahogar a cuentos y a canciones bajitas los gritos de sus padres: que por favor sigan queriéndonos, te pido, nosotros como si no estuviéramos, no queremos molestar. Quien levantó esta casa lo hizo a base de prósperos años nuevos y negocios familiares, no proyectó refugios para el fajador que escapaba oyendo el puente derrumbarse tras de él casi cada día y sabiendo que el vencedor se queda con todo al sonar la campana. Es curioso viajar sin que pase el tiempo, tener veinte años más y que se estreche el camino en esta carretera aparecida por los faros, con piedras de repente, lugares cuyo tiempo es su ausencia de destino. De nosotros queda sólo una casa malvendida. Los arquitectos no saben de amor, como tú dibujan planos donde sólo permanece lo que jamás se habita.

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A VECES SUCEDE ESTO QUE TE DIGO Sucede que lo más nimio te amontona, subes las escaleras y al buscar las llaves encuentras tres monedas, las puertas cerradas no te esperan, todas, y son muchas, a veces sucede esto que te digo, que estás bien pero te dobla el dolor un clavo en el costado y sigue teniendo el día un montón de veinticuatro horas, pero nada podrá contigo aunque la muerte sea una frase que te odie treinta años: tus hijos no son tuyos ¿recuerdas? y qué me importa a mí el dinero si no vas a quedarte a mi lado.

MUERTE DEL QUE NADA PRECISABA Este eco de pasos redoblando en el pasillo no es la soledad ni el aburrimiento al que estás habituado, es el pavor de morir cuando no ibas a morirte nunca ni tuviste que entender nada por ti mismo. Ahora quieres verdades, no la mierda de verdades que pedías cuando llegaba tarde a casa la familia o no cuadraban los balances. Morir te complica el orden del día, no es seguro el otro mundo ni sabes qué hacer ni crees que solucione este asunto el abogado. Tu avaricia nunca respetó el infortunio. Te irás de aquí temblando como el sucio ladronzuelo que te daba tanto asco, justo mientras nacen miles de ratones y baja una décima la inflación de junio.

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LA MIRADA DEL LOBO El miedo se ve, está en un punto entre tú y los semáforos, se mueve con holgura detrás de los anuncios con jóvenes mujeres, sube las escaleras del despacho, entra con el aire, se inmiscuye en las noticias de la radio, viaja a través del teléfono, aparca contigo a las tres de la mañana convirtiendo el gozo en un estercolero, mas no tiene contrario ni enemigo, como el gas o la tinta, por ejemplo. No espera respuesta el miedo ni va los martes al siquiatra, le da lo mismo que haya mar, la gente se ame, no está atento a las risas, nunca muere si te mueres, nunca espera, llegó del diente y de la rabia. No se parece a nada el miedo, llega al buzón y te retumba el día, no existe cosa recta, se desbarata todo, imposible pagar, tampoco con dinero, no hay perro que matar ni se acabó la rabia, no puedes ayudarte de sicarios ni de otros mecanismos, es el miedo, habita siempre entre los pobres, se parece tanto a su vida que lo llevan sin esfuerzo ni pelea. El miedo puede cambiarte el nombre, el país, el trabajo, puedes cambiar de casa porque tienes miedo, por miedo a que se mueran tus hijos; te revuelve la cabeza, ya no eres nunca más aquel que fuiste, has de reinventarlo todo, lograr un día más, encontrar las mismas paredes mañana al levantarte, tomarte las pastillas y aullar un conjuro: Un mundo es un deseo: no hay mundos o deseos, de uno u otro modo regresan a la bruma donde los lobos no tiemblan ni se ofenden, son la suerte del silencio y de la fruta: el instinto remoto de la supervivencia.

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ENTREVISTA A

ADELAIDA CABALLERO Arturo Ayala

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Mi primer encuentro con la obra de Adelaida fue en una página sobre poesía en la red, que mientras leía, de unos poemas comenzaron a nacer entre herbazales las sombras de un rostro con facciones y pulso. Aquellos poemas me llevaron desde el desierto hasta un bosque que levitaba en algún espacio asimétrico aún no conocido. Después comenzó a hacerse visible un ente filiforme compuesto en mi opinión por hilos escurridizos de Alan Poe, relámpagos negros de Baudelaire, algunos secretos de Remedios Varo, irreverente rebeldía de Ozzy Osbourne y colores violeta rojizo de Rismky Korsakov. Entonces mientras caminaba en aquel bosque lunar, pude observar la silueta de Adelaida Caballero, que me mostró diferentes tonalidades de una oscuridad que no había visto antes.

Mantarraya: te agradece Adelaida por aceptar esta entrevista, y por darte el tiempo para contestar estas preguntas, que más que hablar de tu vida, pretenden mostrar al lector un poco de tu mundo. Se dice que el mundo es respuesta de quien lo observa ¿qué observas en “Adelaida Caballero”? Adelaida: A una inconforme sin remedio. Crecí entre dos líneas matriarcales en las que a los hombres se les dio el poder de creer que eran el sexo dominante mientras las mujeres movían sus hilos desde la sombra de la tienda de flores o la cocina. Comencé a cuestionar la autoridad paterna muchos años antes de volverme adolescente y aún recuerdo a mi mamá diciendo “tienes que obedecer a tu padre” mientras me guiñaba un ojo y hacía señas de “pobrecito, está loco”. Nunca he sido tonta. Entendía perfectamente aquella forma ancestral de manipulación femenina pero para mí, tocar fondo en la discusión era lo más importante. Mi lógica infantil no entendía de conciliaciones diplomáticas. A los ocho años peleaba con mi papá como si tuviera dieciséis. Podría decirse que desde entonces mi vida ha sido una guerra constante entre la autoridad impuesta por condicionamiento sociocultural y la razón, lo que me ha dado fama de problemática. Siempre he sido “la mala influencia”. Yo me veo sólo como una mujer irremediablemente inconforme. Ah, y muy buena persona. Mantarraya: Stravisnky decía “La facultad de crear siempre va de la mano con la facultad de un agudo observador” ¿qué piensas de esto? Adelaida: Que es relativo a lo que se entienda por observar. Una de las razones por las que me considero psicológicamente impedida (al menos por ahora) para escribir novela es que nunca desarrollé ese ojo necesario para escudriñar las relaciones interpersonales. Por el contrario, considero que al escribir “nací con un ojo abierto sobre mi propia cabeza” expreso exactamente esa mirada íntima, obsesiva, necesaria para escribir un buen

texto poético. La mejor manera de ilustrarlo es diciendo que mi experiencia personal con la creación no ha sido la de ir por el mundo tratando de reproducirlo para los ojos de quien lee, sino la de ir caminándome por dentro, explorándome hasta la neurosis, para tenderme en el poema y darle al otro algo de mi humanidad más escondida. Un lector receptivo siempre podrá ver la suya a través de ella. Mantarraya: ¿Qué presencia tiene la poesía desde tu perspectiva en México y en el norte de país, siendo tu misma de Monterrey? Adelaida: Desde mi individualísimo punto de vista considero que la poesía en México va saliendo de un coma terrible y es probable que se encuentre completamente restablecida dentro de un par de generaciones. No sé si se deba al crecimiento de los medios electrónicos que los autores jóvenes utilizan como alternativa al medio impreso o a que por regla natural, el producto endogámico tiende al defecto genético. Mi apuesta es por las generaciones más jóvenes. Los nacidos de 1980 para acá no sólo tienen acceso a un montón de recursos nuevos sino que son de alguna forma menos ingenuos, menos excluyentes y no pierden el tiempo haciéndose la guerra uno al otro. Hace un par de años, cuando trabajaba en el proyecto de la Organización Internacional de Escritores Jóvenes, tuve oportunidad de conocer el trabajo de muchos autores jóvenes mexicanos. Teniendo la impopularidad que tengo me pareció maravilloso que estuvieran dispuestos a participar en un proyecto con semejantes ambiciones (las de crear redes de trabajo entre autores jóvenes de varios países). Desgraciadamente el proceso de cambio en Latinoamérica se encuentra en desfase y más que jóvenes interesados en trabajar y aprender nos encontramos con mensajes inquiriendo sobre el currículum de los organizadores y decidiendo que como éramos un trío de ilustrísimos nadie, no les serviríamos para nada. Esa mala experiencia no cambió mis ánimos y por mi cuenta, he tratado de mantenerme “contactable” para quien crea que puedo serle útil de algún modo. Mantarraya: Buda dijo “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. El sufrimiento pareciera dar forma al artista, y dar vida al poeta, ¿crees que el ser poeta sea un elección? Adelaida: En mi opinión, no es el sufrimiento sino cualquier sentimiento fuerte lo que mueve los hilos de la conciencia creativa. Que la naturaleza humana tienda a identificarse más con el hecho negativo que con el positivo, es una de las causas de su sobrevaluación. La vida es así: nos sentimos automáticamente hermanados con el que sufre y casi siempre, envidiosos del afortunado. Viéndolo desde otro enfoque podría pensarse que el sufrimiento profundiza la reflexión y que esto conlleva a un tratamiento extraordinario de los temas universalmente humanos. Me gustaría saber cómo habría escrito Blas de Otero si no hubiese vivido con la cicatriz de la guerra o qué sería de la poesía de César Vallejo si hubiese nacido creyéndose guapo y siendo rico. Las cualidades que forman al ojo poético son inherentes a las condiciones externas, aunque éstas le presenten aquello que le fecunda la vista. Mantarraya: ¿Hay algún momento determinante de tu vida en que se haya cambiando el rumbo de tu destino, y que sin ese suceso no estarías escribiendo y te hubiese llevado a algo más?

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OCEANOS Adelaida: ¡Sí! A los ocho años de edad era yo una gimnasta excelente. Todos me auguraban juegos olímpicos y medallas de oro. Un día la directora del gimnasio citó a mi mamá y le dijo que tenía muchísimas aptitudes y un solo problema: ¡tenía que ponerme a dieta! ¿Pero qué diablos? ¡Si yo me movía excelente! ¿Le parecía muy “gorda” para las barras o la viga? Sobra decir que mandé a la directora derechito al infierno y esa misma tarde cambié leotardos por libros. Mantarraya: Picasso en dijo; “copiarle a los demás, es inevitable, pero, copiarse a sí mismo conduce la esterilidad”. ¿A quienes consideras que han poblado tu poesía y han habitado en tu realidad? Adelaida: Es extraño, pero mis influencias más grandes, salvo contadas excepciones, no han venido de la literatura. Puede que a la hora de escribir suenen en mi cabeza el Erbarme Dich y la Fugue in G Minor de Bach con trompetas y trombones, pero mi primer encuentro con la obra de Remedios Varo fue una de esas revelaciones que guardaré en el cuerpo por el resto de mi vida. Me sentía capaz de leerla y comprenderla como si fuera uno de mis propios poemas. El mar me llegó por los ojos de Rafael Alberti y la guerra por mano de Blas de Otero. Cuando me siento enamorada me convierto en una de esas novias azules de los cuadros de Chagall, aunque la mayor parte del tiempo vaya daga en mano como Medea por Delacroix. Camino por las calles suecas sintiéndome a veces Yuri Lotman, a veces Joseph Campbell, a veces Gustav Jung. Luego pienso en términos de triángulos y ando por ahí, dibujando con un dedo en los escaparates del centro lo que me heredó Saussure en su Tratado de lingüística general. He aprendido historia lo mismo por Herodoto, Snorri Sturlson y Fray Bernardino de Sahagún que por Rasputina. Por Charles Baudelaire aprendí de humanidad. Por Eurípides los vicios de mi género. Mantarraya: Douglas Hofstadter escribió el libro “Gödel, Escher, Bach: un Eterno y Grácil Bucle” en el que demuestra relación entre las obras del matemático Gödel, el pintor Escher, y el compositor Bach. ¿Qué otros creadores de disciplinas ajenas compartirían el título del libro sobre Adelaida Caballero? Adelaida: Es difícil señalar a este o aquel porque viviendo como vivo en la ermita de mi propio cuerpo nunca he andado por ahí buscándome en la obra de los otros. Puedo sentir un vínculo muy fuerte con el trabajo de ciertos músicos de mi generación aunque la máscara del estilo pueda confundir a quien los escuche, pero aún no estoy segura de que esto se deba a un paralelo real o al hecho de que hemos compartido determinadas experiencias personales. No me gustaría pecar de soberbia y pensar que algún día alguien escribirá un libro sobre mi trabajo comparándolo con el de Remedios Varo (qué más quisiera). Además, considero que al enumerar lo que conozco estaría dejando fuera lo que desconozco y como esto último es lo más, la probabilidad de excluir a mi paralelo verdadero es mayor. Eso me daría mucha vergüenza.

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Mantarraya: Kant decía; “Sólo hay una religión verdadera, pero pueden haber muchas especies de fe.” ¿qué son las religiones para ti? Adelaida: Me criaron católica pero desde niña aprendí a no creer en lo que se me enseñó. Vivo en un país que se siente secularizado aunque la midsommarafton pagana siga siendo una fiesta nacional. Además, he pasado los últimos dos años en un salón de clases lleno de musulmanes, cristianos ortodoxos, ateos y judíos… peleándome con todos. Yo creo en la molécula inmaterial de la memoria, en que la energía no se crea ni se destruye y en que la carne se pudre para que los gusanos sobrevivan. Creo en la conciencia individual y colectiva, en la física nueva, en que la panspermia es verdadera aunque no absoluta y en que mente y cerebro no son la misma cosa. Cinco años atrás me habría arrancado las uñas en una apuesta por defender que el universo se desdobla en dualidades infinitas y que la geometría divina es una espiral. Ya no. Ahora estoy convencida de que hay una fuente común a los opuestos, que solamente lo temporal es dual y que hasta ser capaces de reconciliar ambos principios podríamos aspirar a comprender la naturaleza misma de todo lo viviente. Si eso es budismo o gnosticismo, no sabría decir. Las religiones están llenas de escombro cultural. Por eso me asustan. Son peligrosas. La mayor parte de las veces, en lugar de revelarle algo al creyente, lo dogmatizan. Y eso equivale a perderse en lugar de encontrarse. Le hacen a uno creer que es libre de creer o no en aquello que cree precisamente porque le ha sido inculcado. Uno de mis compañeros musulmanes me preguntó una vez que si no tenía miedo de irme al infierno. No volvió a dirigirme la palabra después de contestarle que, si en efecto existía tal lugar, y si en efecto iba a parar ahí, Satán me expulsaría por tenerle compasión. Mantarraya: La música parece tiene una presencia importante en tu obra, ¿qué es la música para ti? Adelaida: Mi formación temprana fue una formación musical. Para mí, la música es una reproducción del cosmos en todos sus niveles. La luz es vibración. La materia es luz. La estructura de la realidad es armonía. Uno de los aspectos más importantes en mi trabajo es precisamente el de la musicalidad. No creo que sea coincidencia que después de todo, la poesía haya crecido como “palabras” acompañadas primero de percusiones y luego de liras. La poesía (la buena poesía) también tiene el potencial necesario para convertirse en reproducción infinita de la realidad. Basta conocer su naturaleza para comprenderlo. Mantarraya: te agradece Adelaida, por tu amable disposición y me gustaría terminar la entrevista con esta línea de tu poema “La Mecánica del Fuego”; …cuando se apagó la última luz, supe que morir es la mecánica del fuego.


Testimonial

Teosofía Algo había en su sangre que silenciaba la música: iba abriendo pozos en el sueño del creyente, levantaba cruces en los montes, se anudaba los zapatos con serpientes… todo lo sabía, todo y sin embargo escondió las manos ya manchadas de mentiras mucho tiempo antes de que el alfa imaginara ser una metáfora en alguno de los génesis.

Abajo, el país cubierto de percal y de ceniza volcánica y azul. Con los ojos secos, la voz ronca, empobrecida volví como los meses y mi mano se abalanzó rapaz sobre la fruta. Hambre :noria retorcida en donde bailan los ratones [me encontró descalza y en los huesos, todavía más flacos de roerse a ellos mismos]. Y me atacó la noche con su falda de serpientes. Yo miré hacia abajo, hacia el fondo, hasta el lago y la planta seca que sostuvo mi esqueleto comenzó a romperse.

La mecánica del fuego para Oscar Carlquist

Muerta y renacida varias veces bajo la maraña de los pinos anduve en el camino de las brujas, descalza, respirando la palabra azul de las frutillas. Escuché las voces de la herrumbre y de los muertos que andaban por los huecos de la noche, traspasados por el crujir perpetuo de la piedra. Los coros estelares se alargaron, los vaticinios de octubre conocieron las edades tatuadas en los brazos de los saucos. En los claros otras veces, frente a alguna hoguera danza enfurecida en la sordidez del bosque. El tiempo zurció arrugas en secreto, se llevó las rotaciones a la boca y escupió tres puntos suspensivos. En aquel sistema del mundo eran los días de un violeta negro color baya silvestre. Luego volví a casa con alguna sombra amarrada a mis tobillos y cuando se apagó la última luz supe que morir es la mecánica del fuego.

Aquí los universos caen por el abismo en los ojos negros de las máscaras de jade. Bajo el pavimento del país herido, en el orbe oscuro donde habitan otros dioses todavía fértil duerme el suelo :los volcanes sueñan incendiar tanta llovizna. Poemas tomados del libro La mecánica del Fuego

Acerca del autor Adelaida Caballero (Monterrey, Nuevo León 1986.) Comenzó a escribir a los seis años y su primer libro Cuervos en mi ventana, fue editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León en 2000, cuando tenía apenas trece. En 2003 El Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey la hizo acreedora del Primer lugar en su concurso de reseñas sobre la exposición “Siglo XX: Grandes Maestros Mexicanos” por su trabajo Remedios o la poética de lo científico. De 2003 a 2007 cursó estudios de Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma de Nuevo León, institución que otorgó el Primer lugar de Poesía en el XVII Certamen de Literatura Joven Universitaria a su trabajo Apología de los puntos cardinales. En 2008 abandonó México y a finales de ese mismo año comenzó a trabajar en la creación de la Organización Internacional de Escritores Jóvenes junto a Amanda Durán y Miguel Ángel Ortiz. En 2009 consiguió el X Premio Gloria Fuertes de Poesía Joven convocado por la Fundación Gloria Fuertes con el poemario Mecánica del fuego. Recientemente resulto ganadora del III Concurso de Historias de Migrantes mexicanos. Actualmente vive en Gotemburgo, (Suecia), donde cursa estudios de Antropología Cultural la Universidad de Uppsala.

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OCEANOS

PENSAMIENTOS - Oleo y texturas sobre lienzo. 41x33 cms.

ALGO MÁS QUE CUADROS : RICARDO GÓMEZ DE CÁDIZZ Carolina Caramés Posada Lic. en Historia.

Ricardo Gómez de Cádiz, nace en Barcelona de padre gallego y madre andaluza. Formado en la Escuela Massana de Barcelona. Desde siempre se ha considerado un amante del arte, de hecho empezó a pintar comics de niño, seguidamente se centró en la pintura. Entre sus pintores preferidos destacan los de la etapa del surrealismo tales como Dalí, Magritte, Erns, entre otros. Aunque se ve muy influenciado por la obra de Amadeo Modigliani, del cual ha hecho alguna que otra versión.

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CAMINO DE SANTIAGO - Oleo y texturas sobre lienzo. 70x30 cms.

SKYLINE DE BARCELONA - Acrílico sobre lienzo. 100x30 cms.

BOB MARLEY - Acrílico sobre lienzo 100 x 50 cms.

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OCEANOS

DODGE 1939 - Oleo sobre lienzo. 55x46cms.

Ricardo pinta fuera de cualquier programa. Su obra emerge con una pureza y una fuerza que el tiempo no hace sino resaltar con brillo cada vez más nítido. Su obra pictórica se caracteriza por la fuerza cromática de los oleos y acrílicos, destacando la fuerza de la pincelada que traslada al espectador la vivencia transmitida por el autor. Cuadros llenos de color, de fuerza. A través de su pintura podemos soñar con Modigliani, viajar hacía África. Luz y vida transmitida a través de su pintura. Pinta al Arte Urbano. Una temática que suele considerarse asociada especialmente a la lucha social y a la protesta política. Sin embargo las manifestaciones de protesta se han ido reemplazando por otras que no reclaman nada, lo cual ha instalado un debate sobre los objetivos reales de los artistas que actualmente intervienen en el espacio público, caso de este artista.

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ABANDONADO - Oleo sobre lienzo. 55x46 cms.

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OCEANOS

Pinta al Arte Étnico. Un arte que no deja indiferente a nadie. Un arte que conserva rasgos muy acentuados, una profunda espiritualidad que envuelve en cada cuadro de Ricardo. En estas obras se observan los contornos muy bien pincelados, colores muy vistosos...Luz y color desbordantes en su obra reciente que ofrece una factura muy matÊrica.

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DANZA TRICOLOR. - Acrílico y texturas sobre lienzo 55x46 cms.

Vive al margen de la sociedad, ajeno a determinadas normas, tendencias, convencionalismos presentes de estas. Es por ello por lo que no le gusta exponer en galerías, museos, etc. Expone virtualmente, siendo la red la principal forma de exhibir su colección pictórica. Una colección que abarca más de 900 ejemplares pintados a lo largo de su trayectoria profesional. Su creación evoluciona entroncada en la figuración (realismo) hacia una fórmula más conceptual cuyos horizontes “vivos” siguen su curso en el tiempo. Terminamos esta crítica con unas palabras del propio artista: “Intento explorar todos los estilos, es muy apasionante no saber que cuadro voy a pintar al día siguiente, me gustan los retos. No busco sentido crítico a la pintura, esos creo que debe hacerlo el espectador”.

PERFIL MASAI - Oleo y texturas sobre lienzo. 30x30 cms.

Más Obras de Ricardo en http://gomezdecadiz.blogspot.com

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ESCRITURA DE LA DANZA

Para no olvidar Roberto de los Santos

“La memoria viva no nació para ancla, tiene más bien, vocación de catapulta “. Eduardo Galeano.

Estamos en tiempos de Bicentenario y Centenario, de recordar héroes, de poner la vista hacia atrás en fechas y acontecimientos. La historia nos dice que el 16 de Septiembre de 1810 se inició el movimiento de Independencia de México, que cien años después, pero el 20 de Noviembre se inició el movimiento en contra del gobierno de Porfirio Díaz. Esto nos invita a rescatar de la memoria y mencionar nombres como: Madero, Carranza, Zapata, Juárez y demás, seguramente vengan más a la memoria con sus recuerdos de historia. Tal vez a esta instancia ya se esté cansado o aturdido de las fechas, de recordar y recordar… seguir recordando, y por consiguiente se le de vuelta a esta página iniciando otra lectura y estas palabras no queden en el registro de la memoria, de tal manera que en unos pocos minutos o segundos se olvide, lo borremos así como actualmente es fácil borrar cualquier suceso, ya que para sanar hay que olvidar, hay que borrar –nos dicen- y que literalmente el eliminar o el borrar está al alcance de nuestra mano, en esta era, la de las telecomunicaciones –que no es solamente de ellas-, un número que no se necesita, lleva el siguiente proceso, colocamos nuestros dedos en la opción eliminar, que permite borrar de la memoria del celular, al igual una canción del ipod y del usuario, así que listo no está más, se va a algún lugar o a la nada, si es que la nada es un lugar, después con el tiempo o con la circunstancia nos damos cuenta que ese número nos era útil, que establecía contacto con uno más o volvemos a archivar esa canción, y así vamos por ese proceso una y otra vez. Se ha creado el hábito de desechar, de olvidar, primero olvidamos aquello que no consideramos interesante o que debe o que permitimos permanecer

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en nosotros y por consiguiente pasamos a no saber de dónde partimos o venimos. Cada país guarda en la memoria colectiva acontecimientos que son de importancia para ellos. Recientemente España tendrá registrado el 11 de Julio del 2010, Argentina recuerda con orgullo 1978 y 1986 (los dos países por sus campeonatos mundiales de fútbol) y como no todo en la vida afortunadamente o desafortunadamente –según donde se esté posicionado- no todo es futbol, también en la memoria argentina se guarda la Plaza de Mayo, en Guatemala recordarán el año 1992, por el Nobel de Rigoberta Menchu y México… ¿Qué recuerda?, pareciera que no tenemos que recordar, más que solo nuestra política, que es un país que no tiene nada, que está predestinado a cometer los mismos acontecimientos a esperar que de alguna manera las cosas cambien, mas no es así, cada personaje que ha estado en la historia del país, por más oscuro que éste haya sido ha dejado algo bueno, es cuestión de buscar entre las líneas de la historia, y rescatar lo que vale la pena, vayamos al periodo de Porfirio Díaz, quien al final de su mandato encargó construir el Palacio de Bellas Artes con motivo de la Celebración del Centenario del inicio de la Independencia de México; cinco años más tarde se crea la dirección general de Bellas Artes, por el gobierno de Venustiano Carranza; en 1937, la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios en su congreso en el Palacio de Bellas Artes, se presentó una ponencia sobre danza, titulada “Problemas de la danza moderna mexicana y una posible solución”, su autor Carlos Mérida, que con el apoyo de Germán List Arzubide, hacen la petición al gobierno de la creación de una escuela experimental de Danza con técnica moderna, lo que desencadenó un fuerte movimiento de la danza en México.


Tampoco nos obsesionemos por el pasado, ya que esto se considera un tipo de trastorno mental, y nos conduciría a apartarnos del presente, sin ver hacia el futuro. Así como en una autocrítica, pero en lo colectivo, demos una vista hacia el pasado, recordemos lo que es necesario recordar, y olvidemos con cuidado lo que no es necesario, mantengamos en la memoria a artistas e intelectuales que han hecho por el país, como: Leopoldo Zea, José Vasconcelos, Mauricio Beuchot, Luis y Juan Villoro, José Revueltas, Mario Lavista, Frida Kahlo, Rivera, Siqueiros, Orozco, entre otros muchos. Sugiero vivir el presente, dando una mirada hacia el arte mexicano, los que están en tiempo presente, como la nueva generación de artistas visuales mexicanos, Luis Felipe Ortega, Alejandro Castro, FritziaIrizar, Gilberto Esparza, Israel Martínez, Marcela Armas, Miguel Monroy, Richard Moszka e Iván Puig que expusieron, éste año, en Bruselas, Bélgica, ofreciendo a los espectadores lo que considera que merece ser conocido más allá de México. No olvidemos que tenemos 200 años de ser un país independiente, 100 de cambios en las formas de gobierno, así que siguiendo el ciclo de cada 100 años, hay quienes dan la profecía de que surgirá otro movimiento, similar al de 1810 y 1910, mas creo o pienso que este movimiento ya está siendo, o al menos en el caso de la danza, con grupos como Delfos fundado y dirigido por Claudia Lavista y Víctor Ruiz, Antares dirigida por Miguel Mancillas, Lux Boreal de Henry Torres y Ángel Arámbula, La Serpiente de Abdiel Villaseñor, La Cebra de José rivera, Alicia Sánchez y muchos más, que permanecerán en la memoria de las artes de México y que logran el ideal de los bailarines postrevolución: La danza hecha en México hacerla Universal.

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Recordando que aquí se escribe sobre danza, mi memoria trae a bailarines que hicieron su revolución por la danza en este país, Nellie y Gloria Campobello, Linda Costa, Estrella Morales, Luis Fandiño, Guillermo Arriaga, Guillermina Bravo, Xenia Zarina, TessyMarcué, José Limón, y me viene a la memoria unas palabras de Guillermo Arriaga “de pronto en nuestro país se rompe la memoria. Ahorita los jóvenes no saben ni quién soy yo, ni quien era José Limón, eso es muy trágico”, si puede ser trágico no saber los antecedentes, es como salir de una generación espontánea y eso puede ser peligroso, andar por el mundo como si se fuera el primero en ir por el camino, sin saber que Waldeen es de las iniciadoras del movimiento nacionalista de la danza en México, y que al irse del país, el grupo de danza que formo siguió trabajando con Guillermina Bravo y Ana Mérida.


VOZQUEMADURA

POEMAS DE ALEJANDRA ZAMORA TARDE El tiempo me abraza, y sigo a su lado, no creo que parta, regreso al pasado. Camino lento, para seguir de pie, mis latidos ladran, y se esparcen por mi piel. Camino aún mas lento, para no arrastrarme, las mordidas son tiempo, cuando se hace tarde. Tarde para dormir, tarde para soñar, tarde para reír, tarde, solo tarde. No hay mas versos, ni esperanzas, cuando el tiempo es oro, y la pobreza me embriaga.

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Llevo el tiempo, esparcido entre mis canas, joviales rayos de luna, que iluminan mi hombro y espalda. Es tan joven el día, cuando amanece frente a mi cara, despierto en carne fría, pero mi cuerpo al sol no acompaña. Y deseo por un momento, desaparecer en el instante del tiempo, despertar en mi cama tibia, sin dejar ser eterno el cuerpo. No hay más deseos, ni constancia, cuando es tarde para todo, y en el tiempo pierdo el alma. Y se sigue haciendo tarde, tarde para sanar, tarde para seguir, pero no tarde, nunca es tarde para vivir.


INCREDULO AMOR Cuando creer en el amor si el amor es una bola de fuego y enciende mis venas pero luego las quema por completo

Si fuera astuta si fuera mas sabia podria definir lo que por ti mi corazon ladra

Como creeré que es amor si me dices la verdad pero no me hacer sentir que esto es sincero

Ladra como un perro rabioso de dolor pero donde esta el fondo de donde viene la sensación

Y donde me quede atorada para salir las ramas me jalan hacia el fondo del fin

No se si estoy harta no se si ya te mentí pero lo que ahora siento es que me quiero morir

Como creerte amor si ya no me besas y las noches en vela devolvieron mi tristeza

Me dueles hasta el tuetano quizás me dueles en la piel quizás no es porque te quiero tal vez es mi obsesión la que marqué

Mis latidos se disuelven como la arena en el agua como la espuma en la orilla y tu me olvidas como si nada

Deví hacerme caso en la misión que no aborté ahora estoy cayendo hondo y de tu nombre me soltaré.

El dolor pasa pero el amor no se calma esta miseria y este ardor que sacuden mi calma Ya no estes presente para el dia en que me vaya no te detengas por mi dime ahora, que ya no hay nada

Acerca del Autor Alejandra Zamora González (Mazatlán, Sinaloa, 1988). Es Licenciada en Psicología por parte de la Universidad de Occidente. Actualmente cursa la maestría en Psicología Clínica Infantil en la Universidad de Occidente. Ganadora en la categoría de Poesía de los Juegos florales de la Universidad de Occidente en dos ocasiones, 2008 y 2010.


MUCHA MIERDA

TEATRO UNIVERSITARIO : CAPRICHOS DEL MÉTODO Juan Carlos Martínez

La experiencia que me antecede jamás ha sido plasmada en un papel, por lo tanto, querido lector, puede resultar más de utilidad para mí que para ti en los muchos escollos y aciertos del ardiente camino de la docencia teatral, que pretendo analizar en estas líneas, sin embargo trataré de ser elocuente para favorecer una mejor comprensión del quehacer escénico en las instituciones universitarias. Mi trabajo como docente se remonta a los años ochentas, pero siempre cobijado por la inspiración humanística de la Universidad. Tanto en instituciones privadas como públicas, la Universidad me ha dado la oportunidad de conocer la múltiple idiosincrasia de nuestros jóvenes estudiantes, de distintas clases sociales, culturas, talentos y vocaciones; sin embargo he encontrado en todos ellos, sin excepción, las razones más profundas de su urgencia expresiva, la cual estriba en una necesidad imperiosa por ser escuchados y tomados en cuenta, no ya como jóvenes, sino más bien

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como miembros activos y propositivos de nuestra sociedad. La belleza, el amor, la justicia, la libertad y los sueños son y han sido a lo largo de la historia la temática favorita de nuestros autores, temática que toca las fibras más palpitantes de los noveles profesionistas, enfrentándolos de cara a sus circunstancias particulares e identificando su perfil psicológico con muchos de los personajes de la literatura dramática, obligándome a nutrir mis clases con terapias grupales emanadas de la “Gestalt”, analizando conductas de acuerdo a las circunstancias individuales y dando al grupo una función interpretativa de los hechos, lo cual, convino enormemente en la integración de grupos, ya que los hizo consientes y responsables del otro. La conciencia del otro trajo como consecuencia la comprensión y solidaridad ante la manifestación de las emociones reales, pues como en todo taller de teatro que se respete, se pretende llegar a través del estimulo ficticio a una autentica involucración del actor con su verdad interna. El método usado de base es por supuesto el “stanislavkiano” sin


embargo la rica complejidad de nuestros jóvenes mexicanos ha superado por mucho el riguroso esquema del método y ha cobrado más significación poética en la sublimación de sus limitantes, de sus virtudes y hasta de sus dudas y sueños. La materia fundamental del taller es la honestidad y es ahí donde surgen dichas limitaciones por expresar lo que realmente sienten y desean, muchos de nuestros profesionistas en cierne cuentan con tapujos culturales, religiosos y hasta políticos que los comprometen a manejar formas ajenas a sus intenciones y deseos, pero, ¿Cómo romper con los tabúes de los muchachos y muchachas? ¿Se tiene el derecho de meterse tan a fondo en sus vidas? Es decir, ¿es didácticamente correcto? Sin embargo hasta el momento de mis experiencias, son ellos mismos quienes violentan sus propios esquemas y surgen más libres de la experiencia, creando la necesidad de permanecer en la escena para experimentar lo que nuca se atreverían a vivir en una realidad aceptable. Recuerdo en particular un ejercicio sobre el tema de la lujuria en que una muchachita de diecinueve años jugaba con un peligroso cuchillo de doble navaja, la significación reclamó su propio lenguaje y nos llevó a los presentes en el teatro al delirio de lo erótico y tanático, (aunque debo reconocer que como maestro responsable del grupo agradecí que llegara a su fin). Se argumentó que lo verdaderamente lujurioso era el cuchillo, otros que la cercanía del acero en su piel, otros en un oculto deseo de muerte, sin llegar a un consenso el análisis se prolongo hasta el fin de la sesión, dando origen a nuevas ideas hasta que la actriz involucrada declaró que por la mañana encontró el cuchillo y pensó que le sería de utilidad sin saber a ciencia cierta que era lo que

quería decir: “solo deje que el temor que tengo a los cuchillos me dominara” dijo y todos despertamos del sueño que nos produjo. La gran mayoría de los maestros de actuación, talleristas de teatro y directores, solo desean imponer la visión que ellos tienen del mundo, formulando recetas para llegar a la comprensión del texto dramático, métodos de actuación con cerradas instrucciones, humillando a los jóvenes que no alcanzan los objetivos y ensalzando categóricamente a los que repiten sus esquemas, sin que se le otorgue oído a la difícil sencillez de los muchachos y muchachas con los que se trabaja. La soberbia de estos formadores y creadores sólo ha engendrado pequeños monstruos de igual vanidad sin llegar a comprender las verdaderas y simples razones del actor. La enseñanza de una disciplina artística en el proceso de formación profesional, no simplemente es importante para el universitario, sino que se vuelve fundamental conforme se aprecia su desarrollo como ser humano, su crecimiento y conciencia del real potencial de sus emociones y como éstas pueden intervenir en su realidad con plena conciencia. Hasta el momento, los actores y actrices de los talleres siguen haciendo teatro ya sea de forma profesional o amateur, los profesionistas que han llevado la clase de teatro en su Universidad, ahora ostentan puestos laborales en donde es importante el manejo de su carácter y capacidad de liderazgo y todos ellos sin excepción son amigos y gente de principios… nuevos principios. Oscuro Final.

Acerca del Autor Juan Carlos Martínez Egresado del Centro Universitario de Teatro de la UNAM en 1984. Trabajó bajo la dirección de Ludwic Margules, Luis de Tavira, José Caballero. Ha hecho teatro, cine y televisión en la Ciudad de México. Radica actualmente en la ciudad de Torreón, Coahuila, en donde es el titular del Departamento de Teatro de la Universidad Autónoma de Coahuila, dirige la Compañía Universitaria y da clases en distintas facultades de la Unidad Torreón. Actualmente se encuentra preparando “Bodas de Sangre” de Federico García Lorca


AGORAS

NOS REGRESÓ LA MAREA SU FRATERNIDAD Manuel de J. Jiménez

II.

RESEÑA SOBRE EL FESTIVAL DE POESÍA MAZATLÁN 2010. I.

La fraternidad artística y la poesía festiva

Si un festival de poesía no es alegre y desenfadado, no cumple su objetivo primordial: la fraternidad artística. La alegría y el desenfreno deben ser parte de cualquier festival o celebración. Un encuentro de poetas que se llame “festival” no puede salvaguardarse en la solemnidad y en el cumplimiento de cuotas, versos y participaciones al margen de las mesas de lectura. La poesía exige un acercamiento más allá de las convenciones sociales: una suerte de intimidad colectiva que se va construyendo a partir de la experiencia de los participantes. Por estos motivos, un festival de poesía busca sacar a los creadores de su ensimismamiento cotidiano y lograr un diálogo –superior al literario- con el otro. El diálogo con el otro se refiere no sólo al que se da con otros poetas invitados sino al que se entabla directamente con el público. Las audiencias esperan, en mayor o menor medida, que el autor, además de leer sus textos, interactúe e interprete su poesía desde otros medios y canales. El Festival de Poesía Mazatlán 2010 logró el pasado 21, 22 y 23 de octubre una fraternidad artística entre los poetas locales y los poetas foráneos: se cumplieron todos los objetivos.

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¡Ay! mi Mazatlán

Las sedes fueron alternándose de lo institucional a lo callejero, de lo dramático a lo festivo: se pasó de la Facultad de Ciencias Sociales de la UAS al Kiosco de la plaza Machado, del Museo de Arqueología a la explanada de la Mujer Mazatleca. Sin embargo, todas las atmósferas se sentían libres y las secuencias se daban con el mismo impulso y la misma participación. La logística se lució verdaderamente. Respecto a las habitaciones y los hoteles, sólo queda por decir una palabra: paradisiaco. “¡Ay! mi Mazatlán” dice la canción con una especie de nostalgia, libera un pequeño dolor profundo. Ahora yo lo siento verdaderamente al no estar allá. Las playas mazatlecas (trato de describirlas) se resuelven desde el aire con los pinceles del mar y las tres islas que se observan desde la arena forman un capricho divino. La comida, la bebida y el sol fueron un agasajo. Yo mismo me desbordé en los apetitos culinarios y gastronómicos de la Perla del Pacífico. Al margen de lo anterior, faltaba un festival de poesía para un lugar que se adivina poético, donde la lírica se recoge y se renueva siempre gracias a la marea. Probablemente la poesía escrita no sea tan necesaria cuando te encuentras ante un escenario como el que canta y sufre Mazatlán, pero es cierto que la poesía debe de recitarse con mayor medida en un lugar como éste. El chispazo que encendió la poesía y los poemas por primera vez en las playas mazatlecas se lo debemos a los organizadores del primer festival poético de la ciudad (o por lo menos del que tengamos registro reciente): Moisés Vega, Fernando Alarriba y Tino Quiroz. A estos tres poetas se les ocurrió saturar de poesía, por medio de armas afiladas, a la comunidad local. Y ésta no opuso resistencia alguna. III.

El flujo del verso libre

Los poetas que encontré en Mazatlán daban piruetas en el aire. No había modo de detenerlos. El verso libre se volvía libertino. Es cierto que en este viaje me acompañó parte de la leal guardia salvaje: Yaxkin Melchy y Gerardo Grande, poetas hermanos y cósmicos, también conocí a la poeta Estephani Granda Lamadrid, originaria de Puebla, que si bien la recordaba por aquella serie de lecturas defeñas con la participación de bardos nacidos en diferentes estados de la República y en los años ochentas, no lograba ubicarla en versos y poética. Resultó una linda revelación. Otro de los invitados fue el poeta Óscar Paúl Castro, representante de Culiacán y lustrador del verso meditabundo.


V.

Ambos resultaron registros poéticos que complementaron la escala lírica del festival junto con los otros invitados. Aquí reside la grandeza de un encuentro como éste: la heterogeneidad de las voces participantes, sin anclarse nunca en una tendencia, en las afinidades estéticas y en la alineación de grupos literarios. Al final, las palmas se las llevaron los poetas organizadores que, sin pensarlo dos veces, se lanzaron a los caminos de la zozobra y zarparon con las naves de la locura. Ya lo decía en un verso su paisano, el poeta Gilberto Owen, después tomado como talismán infrarrealista: “Si he de vivir que sea sin timón y en el delirio”. La actitud de estos chavos mazatlecos fue de un auténtico maremoto verbal. No hubo recato, mediada y parsimonia; por lo cual estoy enteramente agradecido. No basta con que un poeta domine la técnica y esté escribiendo una obra interesante, se necesita de una actitud que rompa el imaginario social y el status quo de las mentes. Reitero lo dicho en mi última lectura del festival: la poesía de estos jóvenes se oye poderosa, aun desde lejos. Los remates poéticos dejaron sin aliento a los invitados, o por lo menos conmigo funcionó. Tino Quiroz acuchillaba el mutismo con el corte de sus versos, a veces dolorosos y pausados, donde los relámpagos brillaron como las venas del cielo. Fernando Alarriba sacudió los cimientos de la nación simbólica que carcome los corazones de los mexicanos. No tuvo que hacer más. Por su parte, Moisés Vega le dijo ¡No! a los círculos arqueológicos de la poesía mexicana, que buscan la pureza y la no contaminación de nuestra vergonzosa tradición monolítica. También apuntó cosas bellas como el vuelo de un albatros que tendrá siempre su corazón. La poesía, en resumidas cuentas, llegó como un barco fantasma en el embarcadero de Mazatlán y el mar expulsó toda su dulzura en la superficie. IV.

La fiesta tiene que seguir

Espero que este gran esfuerzo que realizaron los colaboradores y las participaciones activas de la comunidad artística mazatleca y el público en general, vuelvan a sentirse próximamente por aquellas tierras. El Festival de Poesía Mazatlán 2010 debe de dar paso a nuevas ediciones o a otros encuentros similares. Esta vez podrían añadirle otro tótem al festival: la fauna marina y terrestre en Mazatlán es rica, aprovéchenla. La siguiente emisión puede ser para un delfín, una mantarraya o una gaviota. No lo sé. Por lo pronto, el misticismo del venado lo hizo muy bien. Este trabajo debe continuar hasta que las fuerzas resistan, otros poetas demandarán más entrada de versos para el presente y el futuro. Cualquier cosa puede ser incierta menos la poesía. La fraternidad todavía tiene que estallar en sus cuatro direcciones y después volar por los puntos cardinales de la República, más allá del continente literario.

La anécdota se busca en la playa

La anécdota es parte fundamental de un encuentro de poetas, es el resultado de la fraternidad que siempre buscamos. No me imagino en un festival de poesía donde sólo llegué a leer, charlar y despedirme. Para este festival enumero: 1) El partido de futbol que se improvisó en la playa, donde Yaxkin Melchy resultó un “brody” Campos que nunca veremos en un mundial, y donde todos jugamos con el espíritu abierto, sin camisa, en el estadio del mar. 2) Gerardo Grande, bautizado por la prensa local como el poeta del rock, quien viajó de auto-stop desde la Ciudad de México. Dejó alguna fan de su música en aquellas playas. 3) Conocer a un resucitado Pablo Neruda, muy demacrado por la muerte, redactor de odas que no pudo leer en público. 4) Todo lo que yo comí. 5) Los monstruos que asaltaron las calles del centro de Mazatlán en medio de nuestro café último. Era cierto, habíamos olvidado la época de Halloween.

Acerca del Autor: Manuel de J. Jiménez (D.F., 1986) Se graduó en Derecho y actualmente estudia Letras Hispánicas, ambas carreras en la UNAM. Es director de la revista literaria Trifulca y tiene publicado el libro Los autos perdidos (Red de los Poetas Salvajes, 2009), que forma parte de su obra Iuspoética. Ha participado en varias lecturas poéticas en México, Chile y Bolivia.

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AGORAS

AHÍ VA EL CAPITÁN BETO, POR EL ESPACIO O MI MANO DERECHA SE BAUTIZÓ DE CERVEZA Tino Quiroz

Una sombra sin metáforas, vacía de imágenes, una sombra que sólo era una sombra, y que con eso tenía más que suficiente. Roberto Bolaño, Los detectives salvajes.

En tres horas yo venía de volar, llegué a la calle, siete treinta pe eme, el ruido de los cuetes anunciaban el inicio de la tradicional callejoneada, gente-geeente, ¿y mi amiga?, vi a Adán, platicamos, pregunté, fui a buscar, encontré más gente, regresé y todos estábamos listos, cerveza gratis. Soy la persona más lenta del mundo, o al revés, siento que todos son muy lentos y las cosas pasan debajo del agua, caminando con un cielo negro de estrellas entre nosotros, en estos momentos es cuando realmente llega la muerte; no como esta noche cuando la aceptamos con simpatía en los altares y decidimos sacarla del cementerios para hacer de su anonimato flores, llanto y música; la muerte es la pequeña ciudad que se autodestruye dentro de nosotros, no nos engañemos; la respiramos todo el día, este día, primero de noviembre, es sólo el pretexto para armar una fiesta; alegre, triste, destinada a morir de un momento a otro, como la vida, o la muerte que celebramos. Soy flaco por imitación, pero bueno, mi esnobismo deja meterme entre la gente sin ningún temor para alcanzar más rápido el alcohol. Hay dos callejoneadas. Una quiere conocer los altares instalados en puntos estratégicos del Centro Histórico para revivir la tradición que dice que el mexicano tiene la virtud de reír y hermanarse con la muerte hasta el punto de hacerla motivo de gozo, encontrar la ausencia, agarrarla del cuello, abrazarla, llenarla de risas y colores. Y mientras la tradición quiere revivir para nosotros, los gringos la viven, la admiran, la añoran pues finalmente

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encuentran los vestigios del México encantador que les contaron perdido en las calles de la ciudad. La otra; cerveza y música. Sobra decir qué es lo que queremos. La calle Constitución se llenaba, trajinamos con dirección a la playa, llegamos, sólo yo pude pasar un poco más lejos de la muralla de personas, tomé tres vasos y los repartí, estiré la mano calculando que la espuma ya la hubieran servido a alguien más, mi vaso y mi mano derecha se bautizaron de cerveza oscura, me alejé de la carreta, platiqué, y seguí caminando por calles muertas de tráfico, acuchilladas de ilegalidades, y llena de rumores blancos como la saliva de un ebrio joven cruzando el Paseo Olas Altas: voy en mi cuarto trago continuo, se sienten en mi cabeza, los demás no se cuántos llevarán, me olvidé de la gente por estar pegado a la carreta, conseguir que te llenen dos vasos seguidos no es fácil. Tratamos de seguir las carretas calle abajo. Sixto Osuna conecta la Plazuela Machado con el mar, tal vez entrábamos al museo. A esa hora, el cometido inicial del evento se iba transformado poco a poco; de las ofrendas, el papel picado, las veladoras y los retratos, el peregrinaje del recuerdo y la reflexión tímida sobre la muerte, las muertes, nuestras muertes diarias en la soledad y la indiferencia fue cambiando: eran tres cometas a) burro, b) cerveza y c) ebrios sedientos. Seguimos a los astros que derramaban alcohol por sus heridas y nosotros bebíamos su dolor para no morir

de hambre. Ya todos se veían un poco más “alegres”, incluso yo veía alegres a los burros que jalaban la carreta, a los niños de siete años que tenían trabajando entre alcohol y ebrios, a los vecinos que al despertar encontrarían sus banquetas olorosas a cerveza y excremento de burro, flores de vasos, botes, colillas de cigarro en sus maseteros, ruido, ¡ruido!, ¡RUIDO! Qué va, todos éramos una fiesta… mazatlecos con alguna hache entre la lengua, (mi amigo tenía en su mano tres vasos, mientras pedía uno más) este es el espíritu de delirio que da la callejoneada con su música y gente unida por el alcohol, es único. Carnaval es marketing y dinero seguro, hola Gobierno. Seguíamos por calles históricas e histéricas de música y arquitectura, años de vida, muertes altas, días secos y largos, donde los atardeceres se aburren de soledad, y en el calor se ponen a jugar con su sombra. Eran las ocho de la noche, y las carretas casi llegaban a su final, o lo sentíamos así, pasamos nuestro periplo entre un museo y un bar de gringos, donde es raro si hablas español. El canto de los grillos nocturnos ha muerto. Terminamos en la calle Carnaval, algunos van detrás de las carretas a mendigar un poco de cerveza; cometas, heridas, sangre, borrachos. El contacto directo con el rostro de las personas no se da en la caminata, pero cuando la música cae al asfalto, todos volteamos a vernos las caras en un gran vidrio con pedazos de confusión, ¡qué hacer, a dónde ir! La cera de las veladoras y el naranja del zempasuchitl quedaron apenas como una estampa borrosa confundida entre los rebuznos. Aquí nos ramificamos, pero todos terminamos en una calle paralela al comienzo de la caminata, una U de alcohol y música sinaloense.

Acerca del Autor: Tino Quiroz (Mazatlán, Sinaloa 1988) Poeta. Actualmente estudia en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS). Trabajó durante el 2009-2010 en un programa de radio cultural, en la sección de cine y literatura. Ha participado en diferentes lecturas de poesía: Letras para romper olas en el Paseo Olas Altas, Atonía poética en fa bemol para 3 voces de arena en el kiosco de la Plazuela Machado, además de lecturas esporádicas en el Mercado Pino Suárez, Zona Dorada y a las afueras de bares en un movimiento conjunto con dos poetas mazatlecos llamado Asaltos poéticos. Es uno de los organizadores del Festival de Poesía Mazatlán 2010.


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En Cabaret místico se da estructura a los encuentros que, desde hace años, Alejandro Jodorowsky viene manteniendo con el público que acude a sus conferencias. Más de un centenar de chistes e historias iniciáticas le sirven de base para analizar al ser humano sin su «máscara», con sus problemas, miedos, inseguridades y carencias. El amplio número de ejemplos y comentarios que el autor ofrece sobre las causas que impiden nuestra felicidad y nuestro desarrollo hacia una Consciencia plena, ayudará al lector a sanar la relación consigo mismo, con los demás, con la vida y con su entorno. Cabaret místico es un libro imprescindible para quienes, interesados en la evolución y liberación de su propio ser y consciencia, buscan su propia «verdad auténtica» para incorporarla como felicidad útil en su vida, y vivir sin miedo la vejez y la muerte.

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