Coleccion Poetica Godofredo Iommi

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G od of r ed o Iom m i M. C o l e cc i ó n P o é t i c a

e.[ad] ESCUELA DE ARQUITECTURA Y DISEÑO Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

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Colección Poética Godofredo Iommi M. Proyecto de Título Diseño Gráfico e[ad] Escuela de Arquitectura y Diseño Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Valparaíso, Diciembre 2010

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~ Vo l u m e n I ~

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Indice

~~ p r ó l o g o

15

~~ F u e s e

21

~~ T r a t a d o

d e l a S a n ta

~~ H e r m a n d a d

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Orquídea

119 119

~~ X 1

133

~~ X 2

141

~~ X 3

159

~~ L a

G u e r r a S a n ta

187

~~ E l

Pa r a í s o

345

~~ B i b l i o g r a f í a

461

~~ O t r a s

465

Obras del Autor

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volumen ii

~~ 8

de enero de 1976

~~ y a ~~ a

d e mu y c o rta

11 19

un nadador

25

expediente

29

~~ e l

~~ c o m e n t a r i o s ~~ p o e m a

y cadencias

escrito por godo

67 121

~~ e s t o r n i n o s

125

~~ l o s

215

héroes

~~ c a n t a t a ~~ ( l a

a ciertos números josé vial armstrong

f e ch a o c u lta e l t í t u l o) a g o d i to y j ua n pa b l o

241 249

~~ d e n o m b r a b l e s

261

~~ l a s

279

purificaciones

volumen iii

~~ e l

diario

~~ d i s c u r s o ~~ a

de los secretos

la vez

~~ m o n u m e n t o

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11 195 347 athene a

399

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volumen iv

~~ l o s

apuntes

~~ ¿ c ó m o ~~ l o s

y cuándo hay ciudad?

ascensos

11 33 45

~~ e s t r o f a s

159

~~ b o r d e

173

~~ t u

de los oficios

forastero

~~ p o e m a s

177

inéditos

217

~~ p o e m a s

inéditos

11

~~ p o e m a s

inéditos

189

~~ p o e m a s

inéditos

237

~~ p o e m a s

inéditos

243

~~ p o e m a s

inéditos

255

~~ p o e m a s

inéditos

267

volumen iv

~~ o t r o s

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poemas

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prólogo*

El poeta nos da a conocer un conjunto de poemas que canta el abrir de la abertura creativa y el fundar de la fundación creativa: Los Estorninos En nosotros el Estornino-pájaro cede el paso al Estornino-poema, pero no alejándose, cual si cumplido su cometido de conducir al poema debiera desaparecer. No. el permanece en una compañía reverente. Los años 1951-2001 de la compañía del poeta, en las proximidades de Buenos Aires, Valparaíso, París, Rio Janeiro, la Ciudad Abierta. [ ]

Melancolía: la oímos cuando el poeta habla del regreso final y muerte de Don Quijote. A lo largo de nuestro oficiar, que tenemos por un camino que va a lo largo de la ribera de un río caudaloso, en cuya desembocadura nos será dado – esperamos – pronunciar la palabra melancolía Oír al poeta es abrirse a una temporalidad sin término, que prosigue a diez años de su muerte – cuesta arriba. [ ]

El poeta va trazando una advertencia acerca de sí mismo: el va constantemente en “un volver a no saber” que lo mantiene en “la mayor zozobra”. Por cierto, nosotros oficiantes, nunca llegamos a tal extremo; alcanzamos – sí – lo absorto que es un momento presente en que pasado y futuro se tornan invisibles. Zozobra y absorto volviendo a no saberse llevan adelante un quehacer que es vida trabajo y estudio. [ ]

El poeta: para el griego oír a las Musas era colocarse a una altura tal que implicaba, requería de lo más hondo de sí mismo. En cuanto a nosotros, yendo ladera arriba oímos las voces que suben de abajo cual sonoridades distinguientes, así una madre cariñosa reprocha a su hija. Nuestra envolvente. Libres en ella. Nuestra envolvente cotidiana en el amparo de los regalos con su derroche: es la presencia del poeta.

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La cólera poética, así la llama el poeta, se reprime callando o se desata en imprecaciones, amenazas, lamentos porque el mundo no rima sus palabras. Tal cólera solo puede ser aceptada desde un “furor” creativo nuestro. En que el furor lleva a “flor de labios” cuanto el oficiante acomete y consuma El poeta reparte un escrito-manifiesto La Universidad Erótica; conduce un movimiento, 15 de Junio que re-origina la universidad. [ ]

El poeta dice que: da curso. Interpretamos – a todos los quehaceres de los oficiantes en su adelantarse. Pues la voz poética no se va; aún cuando el poeta nos advierta que es el ido, ido… él permanece entonando “el ha lugar” como el juez que diciéndolo resuelve una apelación al golpear con su martillo El poeta nos lleva a celebrar nuestro aniversario cada diez años, montando una exposición-foro abierto a todo público. [ ]

Voz en súplica, es la del poeta. En San Francisco de Asis, santo y poeta. Declarado patrono de la Escuela de Arquitectura y Diseño por el poeta; en que ella – la Escuela – insiste en pedir año tras año, que la mudez del acaecer cotidiano se haga habla de los acontecimientos que peregrinan hacia el advenimiento de lo definitivo Reten, imperativo de retener; en Amereida libro que recoge el decir de los participantes de la Travesía inaugural. [ ]

Un verso termina en el silencio, así mismo cada palabra. Un silencio que espera a la próxima palabra, la que atarda su llegada. Es la presencia del sentido de lo posible, que el poeta llama: “la disyunción”. Por cierto, algo exclusivo de la poesía. Sin embargo la posibilidad de oír el silencio viene a urgirnos. Urge a nuestra tarea. Habitamos en un país – nos dice un historiador – que tiene por seguro que cuanto acontece lo es por primera vez.

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El poeta advierte que su palabra hace aparecer lo que aún no aparece, con un aparecimiento que desaparece para volver a aparecer, para estar apareciendo. Pulso que, nosotros, entendemos como la plástica, la plasticidad y que es la dimensión temporal del espacio – cabe decir. La que mejor se acerca a oír la palabra La voz blanca del decir poético que no acentúa ni atenúa para que el sentido de la palabra nos llegue intacto. [ ]

Se oye al poeta que va bien frecuentemente diciendo: perfección e indeterminación: sin agregar nunca nada. De suerte que retenemos ello no aquí sino allá en la línea del horizonte que una niebla difunde y donde podemos vislumbrar que se trata del desconocido poético de Baudelaire, de Amereida y su Mar Interior Americano. En Tierra del Fuego donde parte la Travesía inicial, queremos extremar prosiguiendo al Norte amereidiano. Pero el poeta es puro término. [ ]

Acompañamos al poeta en su paseo a campo traviesa, anda y lee en voz alta. Se detiene para indicarnos que en esa tierra bajo sus pies él ve algo que el cántico de Rimbaud le deja entrever: la alabanza. Por un instante vemos el gesto poético de un silencio en alabanza. Que retenemos como un ilimitado en lo limitado. Ser-en-obra nos escribe el filósofo; un cierto ilimitado nuestro en la alabanza del poeta: La Ciudad Abierta, las Travesías, La Phalene… [ ]

El poeta filma para la televisión una escena que transcurre rozando, apoyándose, atravesando los trastos de una bodega, Novalis, donde unos amantes se esfuerzan por escribir sendas cartas de ruptura. El poeta les muestra el distingo entre la palabra oral de su romance y la escrita. Sí. A menudo nos encontramos bodega adentro. En una phalene a la orilla del mar el escultor ancla su obra cúbica las olas que el poeta oye cual campanadas.

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El poeta que todo lo dice rompe el mito – advierte el poeta. A nosotros no nos ha sido encomendado mito alguno – El poeta canta en un rapto: es el raptado; le oímos agregar. Vamos, oficiantes, diciéndolo todo, mirando todo, encomendado o no. Y no raptados para siempre. Acercamos al ojo y a la mano que dibuja una flor. Distracciones, las llama el poeta. [ ]

Un acto en la Cordillera de los Andes con huéspedes europeos con quienes hablabamos previendo nuestras participaciones. El poeta en silencio. Llegados a una alta planicie ya desértica su voz resonando en ecos sin término, ante nuestros ojos y manos enmudecidos dice “Cuyo” Los edictos del silencio. El poeta recoge del historiador a Dionisio Faúndez, cuyo oficio es “andar andando”. Los edictos de la proclamación. [ ]

La gratitud es tu sola existencia. Viene a decir el poeta en un agora de la Ciudad Abierta originada en el acto del señorío; todos ante todos, de pie a cielo abierto y distanciándose entre sí, conforme a las ondulaciones del pavimento sobre las arenas, en el cálculo del buen lanzar y recibir la sonoridad de las voces. La palabra manifestarse se dice gloria. El venir a presencia se gloria. Del poeta en Borde de los Of icios. [ ]

El poeta: “..peregrino/ninguna fruta oportuna…” No pudimos dejar de recorrer un tiempo en que teníamos por probable que la palabra poética dicha al constituirse en palabra hecha rápidamente viniera a alcanzar la forma de una era temporal sin fecha aún de su arribo. Probabilismos vanos. Acaso no vanos, pero de muy otra manera; aquella de… ese ir y venir de las partes que forman una totalidad. El poeta, a nosotros.

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*

Texto escrito por Alberto Cruz C. en 2010. El texto estรก siendo revisado por el autor.

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Fuese 1937 ~1954

«Fuese» es el nombre con el que el poeta titula la edición realizada en el año 1984 que recoje sus primeros poemas escritos entre los años 1937 y 1954

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fuese

viaje al fondo del mar 1 9 3 7

Las poleas serán esclavas de los ejes porque existe el aire hendido en los toboganes y en los cables que desenrollan Ya la flor que camina rodeada de si misma y sin embargo ajena sabe que no es posible gozar ante la muerte de un pez fuera del agua, la marcha de los locos al abismo o la inanición de los que sólo pronuncian sus aceros Por las rodillas también se escapa la vida y no siempre queda algún mar que las irga. Bien pueden las manos viajar hasta los sueños pero siempre regresarán con adioses para aviones condenados. Hubo rocío de lanilla en las últimas escenas cuando los trenes de cariño para esparcer salieron en una misión sin vuelta y las astillas de juguetes se cayeron por un largo campaneo de naufragio. Hasta que descorriendo la noche el guardia herido en las troneras babeó enzurizado por los ruidos “Noventa y nueve divisiones levantan voces desde el fondo de aventuras esperadas y revueltas, en una sola mancha crecen, se afirman y adelantan”

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Se encendieron las oscuridades y fue permitido ver a las ramas arrastradas por las corrientes y a las hormigas huidizas rumbo del polvo barrido. Surgió entonces el trueno licuado incesante, rugiente, rico en focos extinguidos y cuevas obturadas Y enseguida lo combado del mar exigió que se abrieran las puertas. -  ¡Ya nunca podré sentir así mi presencia!  Con la audacia del bronce, pensé en las grietas. -  ¿Qué cerco de maestras podría impedirme? -  ¿Qué verdugo de tranvías subvertidos difundiría el espanto? -  ¿Qué cruz fúnebre destrozaría el llanto? Por un espejo besé la frente de mi otra imagen derrotada mientras los tambores comenzaban la ruta de los vientos increíbles. Llanura de manos abiertas para sostener muñecas y noches con lumbre en invierno Lo que zarpa en las tardes amarillas repleta de jarcias y fantasmas acostado en lo hondo de la medianoche Inmersión en las ciénagas profundas

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fuese

de un volumen de oro. Ondas de lianas que singlan los aires por huracanes venidos del hierro Si. Clima de la latitud y el miedo en andadores perfumador de niebla y de sombras conjuradas Pero la riña de los objetos con las sombras fue de pie entre lenguetazos de espuma volcado sobre mi sementera como una límpida súplica del mar Mar. Libre de piel, en la orilla de arena y centella, desangrando por las muñecas las tardes ejecutadas en las arpas del frío y los telegramas echados, sin destino Y puesto que nunca pasaría otro tren me sumergí vertical El agua lavó las venas cubiertas de escarcha y la música propagada por las conchas, no duró un silencio porque los hilos de la referencia no podían subsistir Distancia debajo del aire aún para la geografía de la vida Y los que han vuelto sin pupilas afirman que han superado a la muerte en el Mar. Que no guarda engrillado un sólo lobo que vence a los evónimos constituidos en seto y prueba mi conversión a la quilla y la justa prescindencia de la hélice. Palo. Anunciación. Por la bruma del último delfín muriente suprimieron los párpados pero nunca la sal se alojaría provocando llagas

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porque el dolor no era allí el estado Sin armas ni mozo de cordel ni pozos para emocionar aviadores pero sí una niña inmaculada y asida a los cabellos infinitos de la aurora. Mar. Dos márgenes de heniocos y medusas cerraron las aguas a mi espalda Los peces son amigos de los niños más que los perros o que las madres La luz no permite los objetos y ha sido desterrada. Sobre la tumba de las sirenas y capas de infusorios muertos está la hidra milenaria viva, más viva. Quedó allí una mano para el diálogo y se encendieron las pipas naufragadas. Agua que camina custodia para cofres de leyenda y riego para geranios de amor Espadones herrumbados por mil tormentas falsas amantes incorruptibles de una lágrima pura. -  ¡Y los gestos! -  ¡Dios mío, estaban intactos, tal como yo los había rezado! Dentro de una selva espléndida y carnosa las piernas de lo que no se ignoraba preparando la marcha El pulpo fue amigo, cuando me hice pirata denso. Libre espacio sin estandarte dominado por la aventura; arrié las enseñas podridas y proferí la sangre de victoria. ¡Cómo se deben haber estremecido las olas! ¡Cómo!

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fuese

Mar. Vuelta desde las nieves endurecidas donde la lucha cobra su ángulo y no se detiene nunca. Caudillo de los congrios dormí en la roca donde van las novias a hovar y partieron montañas para devorar a las lampreas. Yo. Yo soy el que mandó destruir a los tiburones. Yo. Vale que me arrepienta; tu nombre no vivió porque no se sabía y es imposible olvidar ya que nunca pasará otro tren. Panzas de naves ricas en kepis y duelos sostenidos en las plazas, a las cuales se puede besar sin que ensucie el aire y sin que las quebradas barboten sus vómitos de risa. El puño jura por la muerte que mi corazón celeste y goloso de agua puede modelar estatuas sin usar las manos. Pero se ha hecho horrible la ausencia de cadáveres En lo alto de la parábola se torna imperiosa la muerte, como una referencia para mitigar la duda; yo, que aún estaba desnudo de hojas de yeso. Los gritos no vibran y las ideas huyen partiendo de los ojos Se echan fuerzas encima y se deforman los pescados La boca abierta no pronuncia e inclina el espanto. Mar. -  ¿Dónde quedan los esqueletos? -  ¿Quién se ha llevado las botas y los huesos arrugados por el viento?

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-  ¿Por dónde se llega a la yacencia? La gelatina babeada por los dedos y los chorros fríos lanzados imperativamente contra las caras aprisionadas por la cera. Vidrios diluidos en ácidos para las gargantas agónicas. Betun y bruma cubriendo la inteligencia. Ya betun y bruma. Puedo explicar sin que existan a las mujeres arrodilladas. Y no me condeno por haber pensado en la vivencia de la piedra. Ya betún y bruma … -  ¡Oh reino caído de las algas! -  ¡Oh ausencia de estaciones y de luz! Pero una vez se encabritó la mar No conversemos. No conversemos ya. Sobre una arena iluminada el viento quitó lo azul de mis ojos y las lluvias devoraron la costra de sal. A mí; el que hubo regresado. A mí; el que hubo vuelto al cuerpo. En cambio, tendré los dedos empapados y las verdes, saladas raíces del fondo del mar. •

paradero 1 9 3 8

“... nessuno lo vide mai ridere ma molti lo videro piangere...”

¿Qué hondo desfiladero guarda los sones que no regresan?

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fuese

Unos hombres con fanales amarillos han buscado toda la noche de tormenta por las rejas azules de los gritos y la espesura de rocas empapadas pero los pozos no guardaban las sandalias y no era posible precisar el viento. Lluvia sombría de hollín para el lago que se desagua sin ayuda y manos que se marchan de los brazos sin admitir un solo beso, una sola nube. Se sabe que están abiertas las compuertas para que se vierta el aire hirviendo y que en la hosca soledad de los ascensores han crucificado a las amapolas celestes. Se sabe que también se gime cóncavo por ausencia y que de las rodillas crecen musgos envenenados que el sol hace más pálida la cal de los huesos y que la esperanza muere sumergida en la maleza. Por eso el árbol solloza contra la vieja iglesia y el panorama se oscurece y arrepiente. Las horas agrupadas forman lanzas que aguzan cuervos enfurecidos y que han quedado los niños que se beben los dedos sobre la playa de un río que se desborda. Pobre amor hecho trizas Pobres ventanales evaporados Sólo los huesos poseen el horizonte y el moho lentamente petrifica la sangre. Ni cuando se comprobó que aun amanecía las luces cantaron su espera ni los jóvenes rezaron entusiasmados

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por la memoria de los caballos destruidos. Han recorrido toda la escollera y de él vuelven trayendo un hombro un hombro perpetuo y húmedo de frío. •

canto primero

Sido para mi alma submarina sin rostro que asile el primer linde y calle otra mensura donde los páramos celan la venia nocturna cuando en el hombro atiende mi cadáver la invasión laboriosa del ceño Una corona me ciñe la cabeza; del otro margen la mano vige entre los mármoles su signo porque un paso hila los días con lenguaje agorero sordo ya entre los hábitos del valle Bajo el labio crecen musgos venenosos de un alma que asiste a la intemperie su presa encarcelada en la pupila Y así que la noche escurre del follaje del ave que la abandona procede herida por el río la aventura de un hombre ante el silencio como una llave

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Oídme Con la voz trajeron un rastro en fronda espesa y oculta presentido en las raíces de mi tacto Broto con la mano bajo mis dedos para saber que hay otro fuera de mi con ojos que transmigran para una fecundidad lumínica del cuerpo -  No conozco su rueca pero se que tejen hilos desde su fondo al mío Sabedme Criatura de amor unge en el brazo, liviana, su anuencia Suya es la línea que me divide de la sombra y muerde el enredo de la ortiga La paz que promueve el pensamiento escancia en los viñedos y sólo aquel que por imagen se consiente y revela en su carne el cetro de una leyenda conoce amor como una espiga Y quien por su verdad rehusa la belleza silvestre de un consuelo sorbe la pócima de amante y la cabeza conmovida la mano al seno muere joven y desnudo entre su reino Me han dado con aire de poniente una capa para enfrentar a los objetos y un hueco donde refugiarme a dialogar sin iglesias en las pausas más envenenadas de la fuente

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La emoción se desprende del oído al hallazgo de un huésped -  asesino de crisálidas que acalla la araña de una actitud ya sin espacio  hilandera inmutable de su llama. El cieno urde la celada que al ojo vecino relatan mis sandalias tras amoroso puñal que agita el robo de leños que entibien la memoria Cauteloso empeño de las rocas para macerar el ajeno sentido de los días desasir los frutos hasta el vaho grávido de un numen Reducido a la forma de una pregunta entre las manos se evaporan los laudes de la lluvia He llegado hasta los recónditos estratos, sin imploraciones para saciar mi reclamo He usado las manos de zapa, de palanca, de certeza cuando acariciaban las llagas de mi rostro Con hambre sobre la nuca asumen los dientes otra razón del bálsamo La pena chorrea entre los dedos Allí estaba dios Me han dado la gota precisa, mínima, para mi densidad de albergue Pero huídme; vuelvo con mis perfiles quemados Lejos de mí para que no os alcance la radiación más térmica de mis perfiles Huídme, que ya nada asombra al tartufo hipnótico que llevo en mi carozo Aquí hay una mesa bajo la cual expiran las fatigas de un peregrino y encima de la que arden los dólares de un juego Es en vano tirar de la horca cuando no queda ningún sobreviviente

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Si sube un humo macilento es porque están de cena barroca los que ignoran la propia ausencia dentro de sus cuerpos Una piedra atiende su advenimiento autógeno Finjo tejer cortinados burgueses para no asustar al que venga y me guardo en las horas crueles de girar el conmutador para no entorpecer la misión del viajero Juego a una vida que no me pertenece para que a nadie espante en la camilla de operaciones las formas exquisitamente guardadas en mi muerte pertenezco a mi sabor musgoso, laso, definitivo Nunca me entierren •

canto segundo

La sombra contiene su propia aventura ante el ladrido de los canes -  oh duelo ya sin voz para los que habitan mis palabras Bajo el arco de hiedras que mis manos envanecen con la encuesta el árbol madura sus pájaros los ojos reconstruyen el ciervo con la huella de sus pasos

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y como un paisaje abandona sin fracaso la moneda Hay que arder en los umbrales como sierpe y con pulsos heñir el gemido voraz de la nostalgia en cuyo tránsito entusiasta acecha la fina gata y distendida la pupila vierte sus lares al contorno -  oh la prisa de antiguas circunstancias de náufragos maderos que derivan la memoria por aquel amor que de si mismo enamorado excava su morada Todos los sonidos se recuperan en la hora alta de un acorde entre el viento y la figura

Sólo unidad para el hilo en su condena a mi huso.

Huyo tras una sombra oculta en mi madeja que vuelve más celeste el hecho cultivado en el daño y que en el frío intersticio pace, nacida, la flora

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fuese

Me enajeno a un nombre cuyo ángel de creta restablece la huella foragida cuando en mis plantas existe la enjundia de un camino El silencio teje enigmas al antiguo prisionero y constriñe uncido al higo sin meditar con fervor, con deseo o con gracia en la paz neutra del inocente No cejemos en el descenso de la carne tras la sólida advertencia de su nudo

Desde el íntimo cuévano interviene la voz entre las hojas que las lluvias germinan sobre el rostro Tañe este destierro hacia una madeja aquella que en el huso de la rueca anuda a su fin estéril la plenitud de un pétalo: así con los dedos conduce su clave entre las ruinas más altas del pensamiento Trabajo la materia resuelta en pus sin médula para mi estrujado pozo con músculos hacia vacíos donde fundir las durezas más córneas y pienso donde acogerme para un estado supremo del alma

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Acaso porque es ya vendimia del secreto conozco ajorcas detrás de cada velo y mis células se colorean con sentido propio

En latitud nocturna tropiezo mi entereza alucinada para sorber la báscula espesa hasta las heces y envolverme en su cielo clorhídrico y pagano Hay en la comprensión de su turno un amor que se ofrece a los cascos del sueño y muele su guarida en las yemas de los dedos cual un presagio que anhela iluminarse Se traducir la cifra de su llama y aderezo los sentidos en el tiempo. •

canto tercero 1 9 3 9

Cava las rodillas por la fe de las copas indefensas Percibo su hermosura en la caída de los seres que de cada pulgada se yerguen de su mismo contenido hasta las ingles que diluye sin la hiel de mis pies que me abandonan a una dirección que me traiciona y sobrevive

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Sofocan sus movimientos absurdos de ala, pez o cabellera Con dios que pone estrellas en los labios doblego la penuria y entiendo mi módulo de muerte Entro a la soledad del esfuerzo con fin de pájaro librado Bebo su luz helada y permanezco solo dormido en el miedo hasta la mano que posa su tierra en mi suspiro Volveos que desde mi espacio ya no se mira. •

(

) 1 9 4 0

Otra vez ellas. Las hubiera podido reconocer en alta voz, delatarlas. Había estado en sus propios países. Podía entender el idioma de sus irregularidades vegetales, de sus ramificaciones tortuosas parecidas al sentido de esta luz. Sus líneas tendidas en hábiles curvas, soeces, como una oreja infidente, como fines de alguien que dirige en secreto, al fondo, dentro. Las largas capas caían sobre la tierra. Porque también me frustra-

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ban esas tierras gruesas y verticales, levantadas hacia arriba, desprendidas de alguna nube que por allí pasara antaño  -  erguidas hacia el recuerdo. Me enfrentaba sin éxito. Una montaña rota. Después tendía mis vigilancias para vencerlas con los ojos, ojos solos. Poco a poco aparecían en sus alturas intermedios que se transformaban en ventanas con luces de “terracotta” y algunas escalas.

Seguía una pausa entre sus apariciones y mis pupilas como si alguien respirara en lo invisible. Hasta que me alcanzaba, medio a medio, luciente, con un pelo moreno. Aparecía rayada, con su mano en la balaustrada que subía desde el suelo hasta partirse, con fragilidad, en dos alas claras que se esfumaban por los lados. Con los hombros desnudos para una primera fiesta. Un pájaro nocturno sin canto, lleno de colores olvidados por la especie. Semejante al ángel de los arbustos. Aparecía como si se iluminara o mudara su oscuridad por otra distinta de la reinante. (Una buena planicie pelada. Uno por uno. La figura entera desasida de los objetos y los hechos igual que la ropa antigua o una soga). Las ventanas se llenaron. Hablaban con insistencia, con velocidades muy largas, se agitaban. Eran muchas hartas, hartas, muchas. Todas se tornaban hacia una fealdad de gente, feas, feas, eran todas putas, putas, putas, putas salvajes, apretadas contra las ventanas de la montaña rota como un gran pájaro solo.

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fuese

(

1 9 4 0

)

Seña de mi carruaje la garza dice adiós sobre los vientos y como un párpado en el corazón tiembla la noche

la escala 1 9 4 1

y aquella

oculto en el viento geografía extendida delante del viento

(para sobrepasar el hambre, la alegría, la sed ajena de enfrentarse como dos ojos) desprende nuevos seres hurtos veloces el ademán que sustraiga los nombres interiores de una virgen un vínculo en la activa muerte con que las presas de caza aumentan el mundo Sin alrededor

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para sentir el fuego la justa presión de la especie tu desobediencia transparente uno que abría las parvas y aparecían las estrellas sobre las manos culpables

las almas viejas nos embisten en mi sombra

el hambre el hambre que ensancha la campana y en los vientos pobres hay otras medidas, más nuevas y duras para que sólo las guerras abran la caricia cierta generosa Se llenaba de estampidos procaces de calles la voz golpea contra los bordes de este cuerpo y la imagen se hunde en el mar -  con signos suaves volvía a la superficie entre destellos muertos. El único día que el tiempo pierde -  tantas vésperas indefinidas el agua el orgullo consume las energías del parto el origen cálido que sube a la mirada -  un animal entero en tu desorden

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fuese

invicto con el rigor de la vergüenza y las manos en alto vértebra salvaje las luces portuarias ofenden vuestra clemencia vuestras y el vestigio un origen la escollera que en la fuente se levanta sin reparo tenaz entre los miedos y las cobardías.

Tu secreto de iguales pasados en la cara del mendigo

Un aire deja sus leyes femeninas sobre el pasto las custodias abren sus términos nos duele la inminencia y alguien se descalza -  el llanto para que el joven encuentro su huella encima de los usos de este cuarto bajo una misma luz pareja, inhabitable

que guarda la bahía entre dos noches

ellos me someten a su esfuerzo a bocanadas de pájaro que crece y disminuye los indicios en el mueble el objeto un eco

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de rodillas te niegas al duro perfil de las camas del océano prendido en las luces de las candelas y el ruido

blando que se derrama en el suelo ante los ojos del orante y la vida desnuda tu exacta y circular en el miedo

tanta facilidad acomoda sus maderas hoteleras y la oscuridad insensible al azar por su odio su odio interno al hombre

con reflejos en las hilachas

en vano, en vano dios mío porque él está lleno de ciencia impío y el hombre, solo el hombre llora -  sus papeles asienten su indiferencia no abre

el cautivo

nada de su silencio resuena en otro astro O la ida delicada con que un objeto noble

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fuese

en el repostero deja abierto su espacio para que el hombre alcance una existencia y el llanto entraba y se hacía

otro

el miedo, el miedo, sus grandes estadios

Tu no viniste nunca, la sombra en el vidrio la madrugada rota -  Así también he sido pasado. Una noche de 1941 Abril en Bahía, desde las once a las seis de la madrugada o poco menos. Después empezó el día. •

diario de antes 1 9 4 2

. . . . agrandan el azul entre las hierbas y bailes que retienen el mediodía Nos llenan de gestos involuntarios con algunos hombres libres que se inclinan a beber de las aguas

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La ira

nos une a las casas porque aún conservo los hábitos Pero yo te amo, te amo alguien y me arrodillo a tu paso bajo como el vuelo de la golondrina en el valle -  te amo contra mi última piedra y me asomo a las aguas veloces e implacables sobre el color dorado de los muertos Tornaba hacia el mar el mar amarillo y solo donde los cuervos permanecen quietos y el aire lentamente no existe y las estrellas se vuelven hacia la vida. Extraña víscera esmaltada al sol pesaba ser mujer, no someterse a leyes tan elementales que guardan el fuego hasta que el viento nos deja con el rostro sin volver la cabeza nunca -  las reticencias  Entretanto el hábil fugitivo escupe y se encierra en su cara Mujeres, mujeres de San Luiz de Maranhao la roca vertebrada nimba sus gargantas los pastores animales de una noche

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fuese

(y sin embargo he vuelto, he vuelto parece imposible) he estado tan distante que las grandes lealtades oscurecen mis manos La rosa vuelve a cruzar el mar -  dame tu mano resplandeciente en los gallardos aventureros en el ganado salvaje y estaban también todos los justos y cueros y ojos lucientes tan sensuales como las plantas que pegan su sombra contra el tronco durante la noche. Recuerdo salía el mar escalas abajo del convento pura, pura herida como un barco -  la noche escapa hasta el último cuarto, las torres mueven el aire de los ojos y las alas negras e inmóviles echan los vientos Nos aprietan tales colores vulgares un guijarro cortante en tus pupilas tu fiebre tornasolada pone sobre la claridad antiguos huéspedes nuevas palabras. Yo me asomaba al borde de tu cuerpo y veía tenías algunos días propios muy íntimos que sin embargo nunca vivirías y el sudor lento, lento de las caravanas.

Dímelo. ¿ Esto es así? ¿ Es el alma ?

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… y fundirnos como un saludo en la luz violácea de un camino

la mano sobre una piedra esta piedra que no repetiré jamás y me reunía como a un oro el secreto se transforma en color bajo tus alas el ojo perdía amorosamente sus visiones y cuya lava, como un gesto atenta, será un vacío una oreja escondida entre las plantas mi arquitectura desaparecida en el aire devuelta al calor austero desde donde cayeron los días Me sorprendía en una calle baja la ciudad se cubría de cuervos con gallos negros y la holganza el barco muerto su ocio casco amarillo en las aguas y tu de rodillas sudada presa del miedo y de la cólera de los espíritus grises de la tarde

los coros abiertos capturaban

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el sumergido material de los objetos y de los hombres Empuja tu entendimiento hasta el susurro y otras las voces masculinas parcas que se rompen contra el suelo. Me manchaba los labios con aquel vino y los órganos danzaban con furia presos de una libertad interior la gran parodia del desorden

bajo el cielo el trópico escapa en las alas escala a escala o frías blanduras contra los pies descalzos se hacinaban junto a la puerta y yo abría y un hombre pobre y joven apagado en la ventana. . . ¿ Dónde está el fervor el cada día entre esta multitud desnuda y apretada entre las cejas ? El aire se despega de las manos que se entrelazan ni interrogando

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ni diciendo como una sombra en medio del universo Pájaros que salen del mar hasta los labios fervor fervor mío fervor

-  Honradas nueces suenan contra las maderas  fervor mío

He de perseguir en torno de la noche el lineal hilo de oro que me asigna la república si la misericordia no me levantara con su viva pala a pleno mediodía desapercibido en su luz y las tendencias de las cosas sobre la mesa abramos el pasatiempo para ver el ángel He aquí de algún modo el ladrón con su pierna adentro y otra afuera y que alguien en medio de la pequeña geografía empuje las armonías sin que nos demos cuenta ni las cosas ni los dos pues cada uno

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acojo como una llegada la exactitud de los fines y se deja invadir pacientemente por su propia imagen. -  asoman sus largos cuellos dorados una pregunta con sol  -

… conoce mejor la medianoche la que no vuelve sobre el estilo luciente de los rieles y no pertenece a familia alguna ni es tampoco de los hombres que asustan en medio del atrio con la mano rota separada del cuerpo a esta medianoche infranqueable de un día que se quita sombras sobre la tierra y a cuyos pies vagabundos que no participan alrededor de enfermedades comunes y calladas Sopa, sopa de puerto saludando con las gorras la ribera fortuita que aparece y desaparece en el alba vuestro ángel horrible armado sobre los techos las espaldas que resbalan del cuerpo el animal rojo arde entre sus pelos como una vida humana que tuvimos

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con este mismo sol y estas calles y caras y caras y caras abandonadas para siempre sobre la superficie del agua. •

(

1 9 4 2

)

Samarcanda, Samarcanda, Samarcanda ponían sobre su cuerpo, corteses visibles el follaje.

¡Aquellas costas desde las que sólo se escuchaba el agua!

Hay otros buques que nunca fueron visitados por los hombres. La Ruta Sola una tenaz sabiduría en el viajero. Reconozco en ciertos ademanes la brisa del Indico un viento tenue imperceptible, como seres sobre el mar que guardaba debajo suyo toda la vida primaria amarilla. Alguna quo otra sombra cruzaba con su sigla gigante sideral

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que persigue su significado. El crepúsculo desde el lóbulo de la oreja a la comisura de los labios. A veces, era frecuente, cuando se le miraba con detenimiento con sorpresa, abandonado de su vigilancia, un peregrino de perfil sobre la borda. Lo veíamos en su esfuerzo para disimularse entre los hábitos para ser como un ser humano. Samarcanda, Samarcanda, Samarcanda. El sentido se mueve sobre sus manos con direcciones propias, ajenas a él. Se individualiza al fin sobre ciertas formas. Un sentido que ha resbalado de los espejos que esperaron en silencio a otras creaturas. Tu nombre a través de los edificios sin poder evitar la entrada del cuchillo en medio de tu espalda. Era mejor que no hubiese sucedido. Te prometo no recordarlo nunca. Samarcanda, Samarcanda mía Ella es la más hermosa Ha bajado desde antaño para verme se diluye en las velocidades que tiemblan sobre la borda de un círculo. Uno a uno los seres del espacio y la ruta será la misma.

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He aquí el viaje que la ruta se abra como una voz y sea uno, el mismo. Reunido. Reflejo detrás del tiempo.

La pureza Una facultad hermosa e involuntaria.

¿Qué quieres que te refiera?

¿Estabas menos encarcelado tú en la presión estrecha que compelía tus carnes que atropellaba en lo interior de tus músculos lisos y largos sobre la voluptuosidad de las arenas?

¿Eras más preso tú con la mano reducida, pequeñísima, cada vez más pequeña hasta un tamaño inverosímil, los grillos aplastados contra las paredes, muerto tu venablo,

las trompas alegres de los caballeros?

Era imposible que te ahogaras tan cerca de las rejas. Retiraban el mar con sus carceleros.

Amada, amada libertad

que sólo es uno entre los grandes lugares salvajes. Samarcanda, Samarcanda, Samarcanda. Me asomaba a las ventanas,

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a los cuadros de mosaicos blancos dispuestos en línea, plegando a las paredes hasta llevarlas al mar.

Ella me visita por la noche resplandeciente como los mozos de romería en los montes y yo me rodeo con mi virginidad llena de espadas firmes e interiores.

No vuelvas la cara juega tus manos en el aire porque eres el amado. Apóyate sobre los hombros, usa el lenguaje cotidiano dinos palabras vulgares haz cuanto te digo, entiende, en la confidencia la voz es mayor que la palabra. Si te marchas, junto a la puerta se inclina el báculo Una victoria rumorosa con estandartes verdes con rosquillas en las fiestas de Nuestra Señora del Carmen o ante el monumento ciudadano. ¿Querían saber adonde habías partido? Pues bien Hay árboles las calles no están desoladas

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y los pájaros duermen en las almas más altas reciben las palabras que todavía no nos pertenecen.

No había muerto aún. Un poco sí, sobrellevaba al herido, la reyerta, pero el viento, tú sabes, el viaje se reanuda siempre y purga los pecados. La nave siempre es clara aprieta el camino contra sí el murmullo de las luces los dos o tres guardianes con las cadenas que ahorcan la noche sobre el agua.

el labio adelanta su carne hasta los nombres -  nombres míos perdidos en los colores  estas abejas purificadas por el hambre. Hacían ruidos sensuales. Los amantes del cielo. Entre los vientos, durante la noche, vuestros cuervos verdes, inmóviles en el aire,

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y negros.

La cerca prieta barquichuelos de vela dormitan y leves como los peces impedidos a la sospecha a la locura del sol. Pero entonces estabas tú éramos sucesivamente nosotros. Ponían los dedos sobre las palmas sobre la fiebre quien puede olvidar los rostros veloces simultáneos de la muerte entraban por la hendija baja puerta del camarote con el flojo vaivén del río ella se esconde en el temblor de las sonrisas (incontrolable amigo amigo moribundo se nos va de las manos) ella se agazapa en el ojo verde y aparecía en los hombros como ramas de efrain nos engañaba durante las palabras ciertas ideas vuestros sentimientos ella corría ucayali por las aguas aguas canta sobre las manos blancas de Abidias. Se tornaba invisible

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el espacio retrocede para recibir su peso. Se apoderaba del aire y yo la respiraba sin poder cerrarle Ella descendía hacia mí me atravesaba y el calor sofocante del trópico se detenía un instante, inmune delante del abismo, indiferente como un animalejo pardo. Las indias se paran junto al alba ellas encontraron caras, caras, en las ropas lavadas con sudores mi sangre incolora. ¡Haber muerto aquí! Las aves conocen los bailes el crepitar sin tregua dulce, insistente, como alejado o alejándose runrunoso, mascaró, mascaroso entorno al cuarto del hotel y las paredes crecían y crecían y se llevaban todo el techo para siempre. No volveremos nunca a Zanzíbar a ninguna colonia con soldados africanos a los aguardientes dolorosos a esas mutiladas crueles encerradas en el humo que tosen y tosen sobre las espaldas.

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Aún queda Samarcanda, Samarcanda, Samarcanda. Observa ahora. Las flores se abren paso, sin mediar razón se marchan suavemente hacia el sol. Mi cantimplora exhausta tiembla. ¿Qué ha sido del aceite prudente? En vano me hacen señas los amigos, los parientes. El mal horrible ha separado los lenguajes. La distancia está en nuestros sentidos. dulce animal hermoso que con ardor y dicha busca su reino envuelto en coros generosos, los vinos lucientes y reduce las palabras a su primer viento. ¿Cómo es posible entender el mensaje de las flores que nacen y empujan sus pétalos como una demanda y extienden sus movimientos habituales sin que nadie las reciba escuche el ruido de sus corolas? Podría decir “Hijo mío”

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y un canto que nos alcance por las espaldas como a un enviado. Las agujas del árbol despliegan el invierno, su fuerte origen más hermoso quo el sol para mis manos que existen en los días. Pero Ellos descienden

descienden

al lugar bajo acto mío

serán sin lo prohibido la pureza

el amor inviolable

El ojo libre.

La luz se parte sobre nuestras cabezas como una radiante salida. Ella es tan hermosa y se pierde en las aguas. Aguzo el oído y todo está tan simple que nunca ha nacido. Abro lentamente la boca para nombrarle y siento huir el viento entre los labios. No le conoceré nunca.

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fuese

El aire se quiebra como una lámpara

es un pájaro y luego

desaparece.

Samarcanda, Samarcanda, Samarcanda. •

el passo 1 9 4 3

la nieve es la nieve bajo el furor -  oh ángel  -  de sus domingos. El viento reposa entre los hombres repara el lenguaje -  híbrida luz  antigua madre mía

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los primitivos, la honda eternamente estrangulada en su materia El ojo sube las cajas sin tocar sin volver sin nunca

nunca

Ellas bordean escriben el descenso. La escollera saca de sí sus vides. Pasa un agua Marchamos. Me uno a lo inverso de nuestra vida sinuoso el labio tiembla se encarama en los dedos húmedos, propicios Ellos atraviesan la carne con oraciones veloces la estela la pierna joven que se deja en el estero -  oh buio  queda allí la imagen sola fúlgida otrora le fueron un espacio algún tiempo es un saludo y perfecciona la altura con el silencio. Se desploma hacia siempre, ida la víctima ardiente y un sesgo -  no se repetirá jamás la mesa ordenada para el estampido ella deja caerlos uno a uno extintos. Comparecen desde las corolas rompían la tierra en ejercicio de lumbre

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-  Dónde estáis? No ha sido fiel el olfato acaso a la imagen cazadora límpida? Entonces si su carne se imprime en el presentimiento la zona la zona amigo de murmullos míos en las rompientes, cuyo cadáver en los ojos tiene tu cabeza en flor. Tu inmaculado pie atrapado en el viento Sólo sus manos artesanas deshilan la noche la llenan de paz con algunos marineros ahorcados en la ventana. Sólo tu en la yema virginal escama a escama bajo la contingencia terrestre, tuya y apenas perfiles que aducen todavía el polvillo blanco del oro. La ruta Un hijo quiere andar el canal. Ha huido. Los nuevos siempre los nuevos pero el sol participa en el discurre

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el hilado los frutos de tanta arena vieja Indica. Quedarse allí las casas se retiraron con delicadeza el perfume sideral lavaba las orejas y lento y grueso se movía el llanto por su cara La voz diseminaba un cuarto el atleta de pecho sensual junto a la abierta ventana El hombre cruza en medio atrae con baldes y constancias quería la gravidez enamorarnos acostarse repentinamente con todos desbaratar las construcciones su aliento que desencante al fin las rejas del domicilio -  ese tipo en el jardín  la adúltera que para uno con esmero ha cuidado el mundo No hubo voz alguna el huracán estalla en el ojo del pájaro no me digas nunca que el paso hace passo va viene o es y llama sin nombres sin vuestras tierras lejos de ti

passo

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se abre un fuego. Miento es un enorme hueco amada está en el aire irresistible y ciego Un héroe súbito resplandece entre las manos y había agua y viento y cielo Pero es antaño hoy una enorme pájara blanca surta y el anochecer mojado fuera de los países Los cascabeles crecen entre solsticios Volvía en invierno y te quiere mucho Despacio bajan los párpados por la garganta y los ojos desnudos saltan las promesas y aun la sombra gigante desaparece dentro de nuestro cuerpo Vuestro calor las agrupaciones de leña y arbustos las fases ora indias ora balsas y un cebú el ángel cae a sus preces y lo sumerge ante el viento inerme La farola pasa no es de este mundo Y furtiva la niña desnuda deshovada por la serpiente no inmola a sus dioses volverán volveremos

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a tiro de fusil y luce bajo el pajizo azul su armoniosa pierna Contra una borda liviana lloraban sus hombres Ella hundía la cuchilla en el vientre del amanecer y caían los cocodrilos hermosos y torpes Se tornaba curva como un saludo -  santo santo santo  un sol abierto a cuidados Cae en el lodo un pedazo de pájaro un cielo se hunde desprendido por el viento El río crece la costa se arrodilla alrededor para tocar al puro y reconocer sus bordes Berenice Berenice la cama seca la muerte aleteando espantada adentro prohibiéndole tu beso la salida

Ellos comprenden el asombro ante la vida distinta y la macabra argucia de sus torrentes  -  oh persona  la gorra suya reconocida Pero podía volver siempre

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hasta los

nobles por sus dientes puros de sudario un día exclusivo despacio los padres estólidos que nadie y aquellas barrancas a las orillas parpadeantes del mar. Aprende a mirar desde el ojo -  rituales  y precisa las fechas El escualo se contrae y enciende dentro de la aldaba Eres austera. Este ejército medioeval sobre el jumento la buena sombra fraterna del loco y el travieso salvaje lleno de palmeras Están en mi voz la cabaña errada y la mágica espingarda -  qué lugar ? qué nombre ? Sumiso desvanecido en la superficie de tus manos y un ala extraña lugarena -  oh paraíso paraíso  adolescente hermoso

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y nuevo delante de las caravanas hemos llegado se ahonda la merced y el guía trasciende los espinos En pos marcha la lluvia el último miedo arcano y príncipe muerto de arcabuz sobre la verja Iremos hermoso fugitivo. •

sobre impresión 1 9 4 3

En la nostalgia se reposa como algunos viejos que apoyan sus cabezas en el aire la calle abre su palma crece del medio para afuera y así da de una sola vez la mañana la tarde la noche y cierta orina solar deja oír las liebres que corren dentro del silencio

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fuese

aquí el idioma no es más el paradero de las cosas •

sobre impresión

derribados aquí con la facultad de los peces sus fortunas concluyen un olor los hombros y el vago rumor de la pobreza con que desaparece su figura Oculto en los colores -  la suave comunicación de los débiles  fracasábamos apoyando dulcemente las cabezas contra las piedras un sol muy blanco cae desde los pájaros pasa

entre la luz como un ano •

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los epitafios 1 9 4 5

Todo estaba listo. Una siembra entera, la época propicia “Espérame”.  -  nos decía en el pretorio  -  “me lavaré las manos”.  -  Su torso en el alfeizar de la ventana vestido de muchacho con tricolores. venía el rumor desde el boquete

piedra, piedra mía  -  les escuchaba invisibles

Si serán!  -  agregabas sin importarte los ojos secos llenos de terribles asaltos virginales del niño.

Echabas humo, te parecías a ellos. Me lo pareció siempre y no me agrada confirmarme en la espera.

Dormitaban las siestas debajo del lago el lago desciende sobre ellos pasaba sus cabezas los hombros las aguas se enturbiaban. Durante cierto tiempo - en otras razas he vivido  me arrodillaba conmovido por la fidelidad Eramos todos mujeres.

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fuese

Pese a ello. la canasta hueca. nos rozamos por las mismas calles sonreímos, saludamos con prisa, vecinos los huecos terminados blancos horas y horas nos quedan la torre de los ingleses hará antes que el silbato la madrugada buena cosa! la canasta es hueca no se vuelve

hueca échate hacia su materia oscura pulverizada más.

el oído nos envuelve y los huesos se pierden en la primavera su sonido nos hace los mismos mismos

su paso habitual como una ciudad la sombría corteza y de alguna manera sentado sobre el fundamento tenía también un perro y la canasta hueca. Tu nos mirabas con los ojos huecos puramente, puramente parecía un amigo, un hermano que al alba abría la puerta -  La porta chiusa, Bo, amantes es la noche, no nos vemos.

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(la carta)

. . . . . pregunto acerca de ti que extremo de la realidad sobre la tierra es una persona...

. . . . . éramos, finalmente, los mismos, de cara de hacer iguales cosas

y no había alguien.

Sólo la luz silenciosa y fluyente pasaba sin que la notaran y resbalaba decepcionada y amarga

Ella volverá a sus nidos mudando de colores y le dirá:  -  “Suelta el agua no hay nadie, te han traicionado”  -  .

Veremos, veremos

a

Cormack, el hechicero y el llorará con decencia con una joya blanca y será tarde y tu agua será agregada al agua del cielo y al agua del agua

Eran de a cientos para tu espejo, para la selva oscura y tampoco seremos salvados.

el desterrado aprieta los ojos sobre el campo

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fuese

susurra, encerrado por la claridad del alba: -  “La semilla retardada. Tu párpado demora en levantar y el ojo muere”.

pupilas, pupilas en la punta de cada rama de la higuera. Nada podíamos oírte, tus palabras salían del follaje pero el viento las encerraba. Subirán por los muros hasta que descifremos los actos azules, fugaces que nos atraviesan en la luz como respiraciones El fango de las orillas se habitúa a los pies salvajes, nos están esperando. “las visitas a tierra las visitas a tierra” sus ojos claros su vestón blanco espanta a los peces el marinero “las visitas a tierra

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las visitas a tierra” el agua sube hasta las puntas de las pajas Desde la borda de la barca godo gritabas: “comencemos de nuevo. Te conozco. Soy amigo. Soy pariente de Ud., Señor!”

Pero nosotros no seremos sino pupilas, los granos del higo Y esta primavera viene muy anticipada. •

desde 1 9 4 6

Yo te invoco amado, amado nos precedías baja los árboles y la luz se partía como una manzana el aroma ahuecado por tu paso que atraviesa este sol esta estrella

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fuese

cuya herida en el cielo teme el caminante

-  Para quién, para quién de nosotros? El aire desaparece en la falda nevada y los ríos caen a tus rodillas y a tu pecho desnudo como para un mensaje

una sombra se esconde en otra sombra para recordarnos.

-  Para quién, para quién de nosotros eras? las palabras leves invencibles de la orilla entraban en tu voz llena de personas que confiaban todavía al poeta un trabajo primero para construir las casas del invierno y preparar las luces de los campesinos para que el sentido profundo de las aguas cantara en el ojo abierto, silencioso de algún pueblo. y tu existencia invisible consume los objetos y el eco abre lugares en el aire para refugiar a los amantes

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en estas calles quietas donde yo recibo tu encuentro

y el largo carruaje que viene hacia los hombres y es un sonido algunos hay que se arrodillan entre sus signos estos signos que aprietan y juzgan mi contorno con una alegría que ya no nos toma en cuenta. Y yo, yo espero que tu esfuerzo alcance los fuegos y atraviese las carnes claras abandonadas a la lluvia delante de las aguas de donde vendrá todavía el único guerrero -  Para quién, para quién de nosotros eras? Dime, dime en medio de este huerto prohibido la dura confidencia el animal ciego y perdurable que vive entre las cosas porque es preciso que hables de modo que la luz no nos separe es preciso que hables para que el silencio nos devuelva los oídos alguna huella. Alguien, que eres, eres para que el tiempo se rompa como un

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fuese

fruto

y salte sobre la mujer terrestre y se apodere de la ciudad y con las armas restablezca tu dominio. •

entre los suelos 1 9 4 6

la ráfaga se detiene en medio del aire sujeta desde otro viento y que la noche vendada y tan de pronto se siguiera la invitación el viejo paseo bajo la luna hasta dejar la falsa blancura envolvente como una oración que no crece, se inclina golpeando con insistencia de visita el perímetro del agua esperaban en ronda el pan que juega a los pájaros del mediodía y la rosa que quiere abrir un vidrio y no está más Y nos quedamos sobre las sillas mirando el hueco donde se perdió el árbol hacia el otro, el otro lado

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como un abrazo -  por donde es bueno que vengan las palabras.

Pero ellas suceden, caen contra la casa, sus firmes enanas nos ultiman con los extremos de la cortesía. He tenido envidia de una ciencia distinta. Podríamos dulcemente multiplicarnos y que el silencio suba con su orden salvaje Irse para que en el hueco se vuelva a ver nuestra imagen por los dedos tenaces que guardan abierta la herida hasta la nueva fase •

del entresuelo

esta luz unida a un nuevo sabor -  las partes bajas  un socorro o un llamado, su esplendor que triza los gestos hasta desearlos blancos en la blancura hallada con júbilo por tantos asesinos. vuelta tu mano

El viento me junta en una calle

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fuese

sobre un objeto perdurable que mudan las luces de abrigo

los álamos atraen sonidos del sol como se reúnen las sombras en la campana. Osarios que se articulan entre piedras o la llama de un amigo que vivió en mil tresciento El aire quema los daños -  Vuestro pueblo, vuestro pueblo se arrodilla en el cuarto: tu cuerpo desnudo en el portal de la casa convocando en las batas blancas este abrazo como el cántaro que se aviene en los días y los nutre con errores hermosos por quienes se abre lado a lado su apariencia porque el vecino sale sin destruir las sombras la pluma unido a la armadura al rápido dorado de la sangre por la placidez de las llaves y las manos que existe solo cada vez solo cada vez en la ventana que alumbra la despedida. •

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el entresuelo 1 9 4 6

asomados donde el árbol duerme con sus espaldas claras las dos abiertas hasta los jardines. Pesos hermosos mis justas diferencias

el saludo describe el sueño su gato en cuclillas la historia que se cuenta entre los dedos

ellas derriban pájaras en los grandes sillones sobre la tabla los potes amargan ciertas relaciones, sus líquidos persiguen oírse a si mismos y la ráfaga bate la comida el enemigo baja por la oración sus haces solitarios pero el agua nos ata creo una mujer solo tu una mujer con la cabeza gacha entre la hierba y su planta abierta el canto inicial duele como los círculos de tinta lavándose y su acto

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fuese

entre las flores que envejecen la luz hasta que alguien se abandona a la distancia

-  así dices  •

entresuelo

este saludo de jefe de estación que aparece y desaparece en medio de la pieza como un almuerzo el viento acaba siempre en mis hombros El día se inclina entre nuestras manos como los árboles ciegos que hacen desaparecer a los hombres en medio del verano y aquella luz de sol blanca llena de mínimos materiales terrestres que tiemblan dentro de su paso indurable fuertes como las vírgenes figuras de los vidrios •

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las escondidas 1 9 4 7

Con la paz audaz, las plumas que corren por los lados o el lugar del viento o una hora apoyada entre las manos

Tiendo los ojos encima hasta parecerlos al agua ella que puede nacer de una persona como actos encontrados por la luz junto a las cosas. -  porque bien que ellos, vuestras formas, bien que no me parecen, destituida, y rosas sobre las mesas, atareadas una afirmación tan simple hace durar y durar el viento sobre la calle se deja pasar el aire entre tus pelos, las distancias que se van cerrando puras bajo pequeños árboles con hojas y todavía los burros grises dejan con sus ojos las maletas delante de uno.

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fuese

las rayas salen de la mirada se endurecen las cosas junto a ellas

y otros cuerpos nuevos entre guías que tienen muy buenas cartas de recomendación

las imágenes veloces se aplacan entre panes y una voz desaparece en la promesa -  descorro el aire junto a ciertos huérfanos con escarapelas y rodillas tristes ataviadas por el domingo porque la claridad se entorpece de rama en rama hasta hacerse una ciudad y otra y otra y el itinerario levanta un día en la garganta. Entonces caminan una misma noche y abro las manos para ver si alcanza un llanto a tocar las maderas -  si pasara la noche separada de sus formas en cuyo término tiembla tu saludo Hermana antigua oímos con la cabeza unida abría el portario delicado junto a tus pies como el agua que más tarde yo volvería a mirar cara de cara distante. Nos llamamos con ciertos convenios heredados en el pan -  el jardín se vuelve morado  Subamos las manos dadas vuelta coma el ojo en la fuente

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y naturalmente ella pone la espada blanca sobre la mesa. No es posible absuelto por tus ademanes en el vano de la puerta hacia la poca luz de este verano “El ha llegado”  -  dicen  -  cuando los objetos se golpean y apresuran sus nombres.

Quiero doblar su juego unirme al susurro que hace un color cuando pasa a otro Volver a decir que todo lo recibo contra el sol o se roba en la oscuridad un apercibimiento nocturno como las triadas con el antebrazo claro que gira y se abre sobre las cabezas grises que siguen esperando un turno en la plaza con dulzura.

Las rejas de fierro se sueltan detrás hasta el último júbilo y nos damos alcance en la generosa capa de sus senos abiertos al abismo que se lleva flotando los niños cantantes de ojos azules.

El resplandor de los vidrios no puede ocultarle, la curva borda este día y ellos se posan con livianura en la voz que a nadie recuerda.

Describen un alrededor la amenaza alzada y blanca

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fuese

y sin embargo no puede decirse que no sean de estos lugares y vuestros cierros tiernos y ágiles vecinos que deslizan esperando como ellos que vuelva esta pureza detenida, cerrada que dura en todas las sombras como el paisaje que comienza a vivir cuando yo llego. •

los escondidos

con su color suspendido en la gran cuenca viva con gruesas gotas de las que sale el sol futuro y continuo como los días dormidos sobre los hombros del verano o el mar que nos abre en dos partes santas una para quedarse y otra que sin volver nos sigue esperando en algún lugar. Vuestra pasión se recibe se recibe asomándonos sobre valles que los cuerpos despegan de los colores

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quienes han dicho lentamente en un jardín (me quedaba quieto en su jardín como un frío o un sonido que volvía de su primera vuelta alrededor del mundo)

y los gestos cometidos de cualquier instante que todavía da volteretas por el aire sin el son del pandero o del oficial vestido de negro que toca dos o tres instrumentos y mendiga después de la guerra. Un acto que se esconde en otro como en la cáscara blanca o amarilla o azul o negra del día siguiente hasta que vuelvan a ser el primer huevo con buenos tic-tacs, con sus lugares los mismos de la partida como el experimentado viajante de provincias porque están perdonadas en el estanque los pececillos de rápido desliz porque el perdón nos deja verlos unidos, vinculados con la distancia que existe en los regalos.

sus narcisos florecerán en el agua y las pupilas sin hundirle y el viento que aun no es quitado de sus giros murmurando dentro de uno: yo fui.

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Estos nuevos y viejos objetos se reúnen como una oración bajo las plantas para este paso de la luz que se desvive y entra con dulces brazadas en los huesos la exactitud se cierra como una semilla. Pero  -  quien es sí mismo en el puro estar de pie en las estaciones que saca de su interior como quien otorga facilidades de pago? el número cuando se renueva el vuelo de aquellos pájaros frente a cuyas cuevas en alta montaña envueltos por el frío, en el fuego mínimo de fumadores solían los días y nadie sin embargo jamás les disparaba y el aire se deja hacer sonido cuyas laderas gozan y aprietan contra sus blancuras, alargan con presteza semejante a un licor que se evapora de valle en valle sin que su esfuerzo llegue hasta los hombres si mutuamente nos pedimos las licencias y en común abrimos la ración y en común nos perdemos en un acto familiar en medio del paisaje

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ella aligera el espacio los útiles suben la intimidad hasta el sabor del pan junto a la llama me golpean con delicadeza, rubios, y los vecinos gentiles me saludan y el contorno conmovido se pone en mi figura conmigo se juntan en la cena un amigo y el fiel antipático que labra con amor mis bordes un claro físico como una sílaba cuya palabra no podré conocer por ahora del mismo modo como se abría el paisaje para recibir las voces y una herida cuidada con afecto para que nada se pierda. •

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la casa

No pudo el simple estar de los asientos abiertos del verano hacerlos míos cuando en el acto nocturno llevo mis pies a mis manos y me uno un brazo en el aire se acaba como la arena como los vuelos que se meten en los pájaros muertos velozmente y hacen el adentro que dos por tres es uno Sus hilos veloces se pierden en el lago bajo un sabor durable un canto conmovedor cruje en los palos y se quejan con hermosura cuando el agua las ultima -  No soy yo, yo también como el que va y no quiere ir yo también perdonándome y echándome agua con las manos al medio de la carne las hojas salen del sol y entran por mis palmas está vivo el aire dentro la gran herida el lago cuyas orillas cierran temblando sus alas vuestro tiempo

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-  our time our time  de sus yemas femeninas y sensuales cuela en este cuarto tan simple con los hombros inclinados sobre un labio y la figura que para abrir los brazos parte sobre el fuego una respuesta Ellas duran a través de las puertas cosen y cosen y entrelazan un lugar la casa todo cuanto el hueco mantiene vivo la última posición de los objetos antes de suceder el deja su cuerpo sobre los colores el lento arder titila sobre el rostro

astria

astria la palabra en el espacio eres un pájaro

ellas siguen debajo del aire y al que llega lo atraen hasta volverlo si mismas el día un día espera sobre la tierra con el nombre la gran oreja del viajero solitaria

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sobre los muebles

su vista viene de abajo de las sillas hasta el alma el silencio se esconde en los útiles la voluntad es otro alrededor mío las cosas son fuera del día salen de mi cuerpo en su libre paseo Vuestro color empuja hacia los bordes para besar con fuerza la vida entera la que falta y hace falta la falta -  el bambú arqueado y cantante cima que silba trabajando la misma huida el resto generoso de un sol Ese es el paso passo passo el cabezal vivo como un alud del bisonte solitario en el césped de la selva su amenaza -  la caricia sensual de tus ojos sobre la cornamenta la amenaza pura el halo la honda abierta que sujeta mi peso debajo de la piel las palabras sacan sus cuerpos del agua abren las cáscaras de nuestros juegos vivas ellas todavía con el arte manual de la ceniza

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reaparecen del otro lado del agua y cosen cosen otra vez la luz el recorrido de cada viento sujeta el mundo en el espacio en el gran sesgo puro desaparecen el ciervo el rábano la pala el ojo y la mano el beso hasta el propio hueco hueco humano y recorren recorren siempre la misma imagen bajo el admirable ruido del secreto que consume la luz en el agua la misma amenaza canta debajo del brazo ámame de prisa y el silbo sale del pájaro sorprendido en su propia boca usarás siempre este recuerdo amado mío para cruzar las puertas

el que cierra los ojos ve su línea he aquí el mundo de él es •

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latitud

(cifra) longitud (cifra) Sobre  -  Impresión 1 9 4 8

La fatiga es estar y rehace. Únicamente la pureza guarda sus talentos y empecinado el mar quiebra el pacto con mis dedos. Se hace marinero o francesa francesa me vuelca un espejo encima sopa sopa de puerto su vuelo vive solo dentro de un juego. como una misa la voz abre la puerta quiebra un huevo -  plaf  la escala se parte en el espacio la reina se acaba en el sombrero que saluda y abandona la cabeza al mundo (la mismísima amistad al quitarse la chaqueta y un olor a todo como un hombre) godo el viento se aburre al borde de tus ojos

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harto de imĂĄgenes. Volveremos a ser libres. La norma devuelve la cara una tienda, el fuego que seguido dimite su forma Escapados a la incertidumbre, si la mujer cierra sus carnes no tendremos nunca los objetos, los soportes del reino, ni pies de estar enfermo una noche y el coloquio infranqueable

Adormece al tirano con una flor  el mal como las estaciones nos deja un hueso el lejano prisionero de la especie el cuidado cuya mirada anterior no narra y las caricias de un desarrollo

Humildad para quien desaparece, solo la humildad relata. •

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anamarĂ­a 1 9 5 1

el prado

el ano ulula ulula endimion el mar entra otras vocales

una tabla llena pesa la estrella, los toros. Humilde enana poderosa investida por la vida Vencen Apenas verlos

atraer lo ganado sus voces de pasta con que pulen Recomienza. AnamarĂ­a la bola argentea el huevo de llamas familiares

si suelta el sedal y nadan las flores mĂĄs humanas

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en la gala

-  aliento para una sola vez  -

solo se trata de otro la pisada de lujo incapaz de amar

el cuajo

Reclama  las tarántulas invernales el azul que los sacia y retoma este giro nuevamente humano hospitalario -  sus esperanzas  el espejo abriga al animal y un eco arde redimiendo desde lejos al que toca

este mi epidermis

con vasos de colores a

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el crucero nocturno flamea y silva y sus nudillos de oro y las fajas ardientes recuentos recuentos de días enormes

los brillos de la fiesta crujen la noche de bodas bella ilícita los desdenes

Y los carismas -  haber aprendido a escribir  es un crague orga Esta es la leyenda la bandera de los ciervos se agita en la mitad del lago “Asperges Asperges” en medio de las maderas y rutas saltando como una cosa

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el oro se pierde el velo de los navegantes ha dividido nuestro lenguaje astro astro de bordes me nuevo y me renuevo

el prado las iras los pelos originales No queda otra : la insurrección

llena de juicios envolvían los manteles agraciados el reír humano su grueso trono en medio del banquete Esperanza de continuar las luces más fuertes en las ojos la estatua de jade tu calendario Quien Canta

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los contrarios 1 9 5 2

Piedad piedad de mar los labios parten su cara herida herida de agua Nos junta en la voz perdulario sin guarida -  oreja mía, sacaestrellas de la mira aparta de una sola luz la caída del amor la buena paz es andar perdido con olor sobre los brazos -  tu cabeza empuja las aguas hasta dejarlas blancas y violentas estiradas de piernas sobre la piedra lisas contra su secreto piedad piedad de mar las ancas tibias sus dulces pies grandes y salados me cubren de silencio hasta la garganta y el juego mete uno tras uno se levanta el sobre

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yri yri sin fin •

la denuncia del viernes santo

Las cabras secas y altas y un hombre con tantos ojos les entibia el aire -  oh solitaria anunciación como un soldado y mis hebras Devuélvenos devuélvenos a las aguas, estas frágiles marcas han enturbiado la época podrían recobrarnos con un aplauso como órdenes blancas o la súbita dulzura de una llave extraviada

nos hacen cortes largos con el borde de las hojas

y Elba cuida la muchedumbre entre sus brazos los amantes liados a sus pelos

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-  Pero no habrá uno que entone los vientos, una piedad de silbido? Las rosas de la casa no nos alcanzan, las grandes escaleras desabiertas huyen a pies descalzos agita las piedrecillas encontradas en los bolsillos llama con muecas ai piagnoni Allí queda el pull-over amarillo en medio de los adúlteros los golpes educados del paseante

-  oh bosques bosques ciegos  -

Al muro mismo llego a tocarte izquierdo con la altivez humana de la orina y las cárceles

y el

tibio todavía la mirada caída de los ojos se consume en el brasero

Depone los collares

el alcance bajo cuya ardid el jardín del faldeo y un alba sin relevos. •

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como el último poema y el primer discurso 1 9 5 4

No tengo tiempo

la perifrasis

-  Pero fuera de las burlas es cierto se debe escribir sin Sara -  Vaya que llamarse Tristán y Sara  y tantas caras que salen de la tierra comenzaron literarias. Me (no quise indicar otra cosa) Bueno, es esto: “hay que escribir sin salvarse” (pero para que, para que llamarlo?) al menos en la edad que lleva hasta aquí (no escribí “hasta esta línea, renglón o verso” porque la palabra “aquí” tiene otro sentido sin resonancias) Ven, ven a las ciudades, a las literaturas a la presión múltiple ellos recogen más que los propósitos pujantes empecinados y los nudos donde faltan y faltan colores Si pues escribir sin salvarse

concluye en teorías es demasiado justo

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como una adoración con todo el secreto humano y el acto de bailarín que necesita el trato ciego trapecio verdadero para juzgar y desaparecer real realmente vacío en las puntas del halo para nunca mostrarse en los mutis Y hay tantas preguntas heroicas que aspiran a ser comunes Pero difícil fue confiar afirmarnos -  cara de cara  con las imágenes que se van sacando una de otra y son palabras del gran sombrero y como al caso decir fácilmente “sombrero” al final de una estrofa para atraer al malabarista. Ah no. (me acuerdo me a cuerdo pero sigo porque yo tengo en los labios el fin de los dedos) Quiero otro abismo como un bis Me expongo Soltar las plumas Pasar la ropa del pájaro Contar en la voz que no tiña ni dibuje en la blancura el espejo y la sombra Ir consigo. Ir consigo. Cada vez.

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Porque la llama que alumbra tiene su fuego confuso y nadie puede describir con exactitud el dinero que sube y baja o descender descender de la espuma que secreta el mar el cuidado es una geografía y no nos perdemos en ella Creo que hay un solo viajero para la ruta que se sale del prospecto tan elaborado ya en multiplicandos y analogías como una facción

A tiempo A tiempo -  la “a” mayúscula trata de unirme a su geometría al álgebra invocada como un verso antes antes era antes era No la palabra “aun” (que se entienda en este extremo la significación siguiente: a) no todavía la palabra b) “aun” es mas y es menos que todas las vías c) la erección que descubre una ausencia y tantas cosas guardadas que salen a pasear distrayéndonos) Escribir sin tachas no oculta el arrepentimiento y la pureza se entiende mejor que la moral. Pero ser un buen epígono meterse de cuchara en la fuente en el vientre noble y confuso

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desde donde, bien que mal, hemos llegado a las manos a clavos brillantes al adorno cierto al coraje de ser sentimental cuyo animal mueve el aliento no tiene cola ni cara turbios que agitan sus pañuelos para disimular bajo la alegría el fin de sí mismos pero no el mío  -  caramba  -

Conviene enojarse a la manera de los perros que sacuden aguas y pulgas para quedar en limpiedad En el jardín vecino, el mantel abre su mesa la limpieza y la piedad. La intimidad no tiene aparecidos Palmas y dorsos fiar es reaparecernos  -  palmas y ensueños  La literatura es un modo de estar en la puerta y la hermosa ella también como el consigo del ir consigo.

inevitable

Pero otra cosa es ir.

El desbande de los humanitarios atrae los muros los soñadores de un sueño y deja la poesía a pasto libre en los tejados

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para el matrimonio del rocío devuelta a la prima donna natural que es donde caemos los amantes para encontrarnos sin querer en medio de la perfección de nuestro fracaso mano de mano como la “II” o una ópera que se da vuelta. Una fidelidad me baja del árbol y me pone al seco solitario y desnudo disfraz del nuevo tacto que está en la voz (Prólogos, prólogos para levantarse contra la más bella literatura de los poemas que se escriben También el levantamiento de los pueblos es igualmente espeso sabe a sucio a argamasa de heroísmos de himnos banales que llegan al alma. Un buen testimonio para lavársela y afanes. No traigamos al plato la carne culpada Es un asunto a la francesa sacarse la gorra la gorra del cornudo con toda la melancolía del cornudo que descubre cuanto al engañarlo se echa todo a perder. Todos a perder con la cabeza lo suficientemente baja para que pase el viento y el frío retarde una nuca)

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Cuenta sacarse cuentas con los trabajos más puros de la tribu -  Pero no ha remontado Ud. nunca un volantín?  el hilo que tira a los vientos desde el viento que lo hace subir hasta límites de lucro donde duran los colores desde los que será preciso deshacernos Y sin embargo cualquiera percibe los trucos con que ellos concluyen sus frases, la impotencia del gesto en su abandono, su gramática de reposos un trayecto el trayecto La cuenta del sacacuentas contra la decadencia cuando no hay nada que hacer porque es triste y razonable que las cosas sean las cosas Reaparecidos.

Es abril este año y les dije a los alumnos: “Hubo un buen y un mal amor de las diferencias. La rebelión exigía el poema para salirse de la tierra y los poetas morían extraordinariamente jóvenes. Treinta años era una edad aventurada. Venía la fiesta

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pero la música no se entrega simultáneamente. Ahora comienza para cada uno de nosotros un lugar distinto y de ellos no podrá saberse nada. La cara quiere vivir más y ustedes traen un abandono más atlético que apurado y una pérdida de vivacidad cautivante en los ojos y en el braceo. Alguien estudia acostado en una desmesurada apariencia. Reaparecidos como seminaristas tratando familiarmente las virtudes cardinales. No ningún espíritu reaccionario tenía tiempo y otros se recogieron en las camas viejas del partido o de los monasterios Durante la guerra se hablaba de ciencia porque toda escritura es ya disimulo. -  Pájaros, pájaros del simulacro  Pero ustedes mis desguarnecidos desnudémonos todos con peligro de perversión pero desnudémonos Paso paso a esta pobreza Aquí saco el silencio y mato. Quod scripsi scripsi

y agreguemos “todos los comunistas son del siglo diez y nueve” No no no no no

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de nuevo el poeta es uno que dice “no” Me sacudo la cabeza para no estar equivocado No estemos contra la tormenta que es estar contra el mar. Soy de nuevo el marinero que aprende a hacer raros nudos la cavidad sin indicar

Expliquémonos desnudos con una palma de mano que se retira como quien tira al aire un huevo y lo recoge acompañándolo en su caída fieles

pero como no voy a entender que las aguas bajas casan sus melodías los estampidos coloreados a la dame de pique historia de corazones  -  trulala  con la fuerza de los que se marchan como a las áfricas áfricas desde que el niño aprende a ver lejos con un dedo

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Por cierto que entiendo y amo las siete suelas pillas de la imaginería adorable donde termina el aire en secreto y no desconozco pero no amo los péndulos sexuales de casas apatiadas que se arrastran como babas unientes de país en país como una foca encantadora husmea el sol y distribuye gracias cuando se mueve arenosas espada Ellos, ellos también pronuncian nos saludan pero oculto sus nombres personales para ser desagradecido sin nombre y retomar los dones para que este este (¿Para qué, para qué llamarlo?)

porque en lo que hay que decir y nunca en lo decidido estaba la fuerza de habitar .“

sugella

abre el vidrio como el sol tempera e

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el universo que descubre durante alighieri -  y me complace el uso doble de la supuesta rima interna que cometo ante su apellido. En medio de otra altura  -  no simplemente los juegos. Y ser capaces de interrumpir para lo que llegado de encima seque y cuelgue en la quebradura. La maldita irritación de unir, de unir siempre, alcanza para traicionarnos el humo une cuando deshace. No, no hay que encerrar el tiempo que se inventa. Igual a las pompas de jabón trabajan los hombres. Si las palabras se fijan son espejos de si mismas. Y la poesía huye ante estas cosas, ante el significado de estas mismas frases  -  reducido a sentido en el poema bajo el espejuelo de un comportamiento. la pompa de jabón ulula ulula amor mío. Dr., ¿me permite? el tren parte en pocos minutos las caras desaparecen y se cambian como turnos irregulares sonrientes oyentes de una sola conversación -  Vamos, vamos nadie tiene tiempo que perder y nadie tiene nunca un lugar porque el lugar nunca es uno solo

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-  me permite, me permite?  -

Quien dice abre las puertas las recámaras y es verdad Dr. semejamos una pierna sin saberlo y perdones de collares perdones de bocas de sabores y de manos gestos que alumbran cuanto duran la auténtica danza que nada puede contra su propio secreto

-  perdónanos señor  perdónanos con tambores con cintas y hojas y el aire lleno del mar que saca sus olores de paseo -  Alto. ¿Quién vive?  es necesario que las palabras repitan su sonido indiquen la voluntad de quedarnos en un punto en este muelle pobre inedificable para la historia -  Alto. ¿Quién vive?  el sentido, sentido solo, es la voz del centinela y los unos a los otros espiándonos apenas por los visillos del tren -  La maleta, la maleta  Pero aun así Dr., da igual ¿Dónde, dónde nos hemos quedado? ¿Dónde? porque hay un olor irresistible a carne consumida ácido y agradable que levanta la humedad de la tierra

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como antiguas fogatas extinguiéndose y un solitario en los páramos Ud. desde tan lejos y nosotros en la costa gris como un año bajos y pacíficos dándonos codazos como en las grandes ciudades Pero para no perderlo nadie lleva tiempo consigo y ha sobrevenido la difícil artesanía de los músicos con su nuevo rey de naipes anaranjados sublimes. Quiebro. La lengua elabora su boca hay que tener miedos de grandes colores que ensanchan el pecho; callar. Cuando uno pronuncia el pájaro invisible nace Hay una especie menor en la voz y gracias a esos silencios vivo. Oh mis dedos cobardes, rojos, escaldados un perfume intenso toca la orina consagrada y sonora bajo la capa con calor de aliento y de interior de lluvias nombres queridos que guardan en el aire las estaciones corriendo tras el templado y hasta los fines parecen naturales hundidos en las plantas olorosas del mediterráneo

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y los olivos recomienzan la historia más antigua de vuestros huesos o el cálido carnívoro que se huele en el regazo protegido por la vergüenza el renunciamiento llamando a los tímpanos azules del agua con esa comida justa, completa y amigable Todos en derrota suaves como un adiós de barco. Oh franquicia reverberante vuelve los ojos entre las manos bolas encantadas que giran el mundo y dicen vuestras casas con la delicadeza de un olvido y arbustos salinos entre aguas amplias que se devuelven presurosas al estero. Una hora bien tejida en el acecho sensual de las conversaciones en ronda en largas campanadas de provincia parpadeando al compás de los años desapercibidos hasta la desaparición el himno de murmullos ablanda las penumbras sudorosas de estos mobiliarios tan tan heredados y me acuerdo súbitamente de una pájara de vidrio metiéndose con las dos patas huevos en el vientre. Uno rosa, otro verde claro y el tercero invisible atroz La noche se va de visita y empuja otro olor

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de estar haciéndose haciéndose haciéndose

también vírgenes mías ellos también sin pertrechos en la cabaña.

Solo palabras indefensas bolsillos claros, translúcidos el aire humano tira, para cumplirse, sus caballos alados. No. “Mira las hojas”  -  me decías  -  “son las huellas de sus cascos”.- No. No. Sigue. Pero sigue. mis mejores encuentros son saludos al borde de un género blanco del blanco del ojo del filo blanco de las cartas que nos echamos los unos adversos, los otros consentidos una cita que solo puede cumplir el reloj solitario y tuerto en medio de las sombras y los ruidos de la devolución con que nos intrigan las salas o ciertas plazas a alto mediodía. Estemos juntos donde nadie se reconoce La familia entra apretada con capas sacerdotales rubios y felinos expulsando la sangre humosa del aire enjugando los vientos de este invierno cuya mansedumbre toca las sandalias del errante y las cabezas de turco flotando en el blanco

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en el blanco grande colgado de la horca pues sin saber, sin saber las cosas de este mundo somos dulces compatriotas de un domingo y queda fijo un estandarte más fuerte que la calle perdida, que la caída indetenible del día aun en el salón de té aun en el negocio cerrado de composturas finas y los clavos de los buques que cabecean en el muelle sin que nadie nadie de las ciudades queridas logre despertarlos. Un estandarte rojo y violeta con letras doradas y yo me descubro la cabeza con las dos manos Es tiempo. Todas las casas se llaman por teléfono; ha comenzado a llover. … porque me alejo y me acerco del sujeto semejante a la luna en la cama semejante al vino del almuerzo lleno de buen lugar. Pero es justo que el hueco aparecido es justo que deje de ser palabra o signo y declare lo que parece. (Pero soy yo, soy yo quien habla.) y esos que dan vueltas por el mundo y salen de abajo de los zapatos matutinos fugaces como medias en las manos con un sonido más claro y desafinado en el diurno martilleo del mecánico y hacen tropezar el mercader que cae y extiende con horrible júbilo los panes, las frutas las verduras en la calle mojada, relumbrante preparada por el amo esos que pasan de la mañana al crepúsculo

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por detrás mostrándonos una raya que toca el mar los márgenes del pino y las (preguntaré a Fabio el nombre de estas matas porque él las ve como yo) y enseñan cuanto se oculta en el mantel de la comida y provocan la falta, la falta en las fiestas vacantes de la ciudad. Donde la cara de un hombre se entrega a la voz que no ocultan mis palabras y con rigor de asta de cristal me hace callar y enlazarme al tintineo de los vidrios que recogen el rápido exacto cortes del mediodía y así ponerme a volar entre cerros y casas a pesar de oír, de oír más de lo que se pueda creer mis amigos. Pero no puedo escribir sin modulaciones que gobiernen las piedras ( más lejos la zapatera joven y generosa atraviesa a su marido con una lezna llena de pelos delicados y verdes, criados bajo el aliento de un placer de un gato de una honda que descubre el gran sombrero severo y entrega el culo al aire para un primero

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un primer ) Quiero portarme con entereza y desdecir sorbiendo todos los vasos que escapan a la intención, sin ejercicios ni prebendas. Es necesario que por fin la escritura se arme de sí misma y se entierre su último poema  sacrificada al regalo a la vivacidad de un contorno -  mis voces  que labre el acceso a esta casa de amparo al ebrio a la cálida garganta sin sentido Toda elección pierde indicios para reproducir la vivacidad que cae desde un poeta “ Puedo olvidarte “  -  repites  Pero entre entre es ahora la poesía (un “entre” que en estos momentos del poema podemos tomar con los dedos y mirarlo a gusto sin peligros como una brasa dormida)

y en cada sentido un juego

Cuando escribir no sea más que el testimonio de como se escribe lo que se escribe . . . . .

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fuese

Entonces canto. ( amor mío, fronteras, gradual de pampas, de nómades  -  la travesía volantín en peregrinaje desarrollando colores en la quebrada en el humo figurativo del cielo. Aparecen las montañas. Nuestra misma raza humana un erupto

que desvela en la fiesta

la otra soledad.

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Tr a t a d o d e l a S a n t a Hermandad Orquídea 1941

«Tratato de la Santa Hermandad Orquídea» Se cambia la diagramación del poema a una sola columna de texto para conservar el criterio editorial de la edición.

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A Efraín Bo, Gerardo Mello Mourao, Juan Raúl Young, Napoleón Lópes Fihlho, Abdías do Nascimento y a Francisco Coelho. … el secreto…

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(1 )

Tras ni el móvil azul de inasible retiro en el erial con las hermanas usadas por el agua y otra, la menos, muerta en el extranjero murmullo. Fuera del vasto vaivén retenía los soles la arrogancia generosa en el porte distante, premonición austera hasta ver en el error el margen dulcemente involuntario del otro país. Inaprehensible autoridad del despojo muchachas fortuitas en la corona de adiós para mantener el océano alejándose inmóvil de la isla entre presos inocentes ciegos en su maleza. Ni la altura irreverente -  intento de los durazneros bajo la voz del sacerdote, la insistencia temeraria de armonías en el náufrago su masa repetida  sólo puede desasirse la palabra, la sólida hipocresía que nos pronuncia. No ha sido más que tenerte  -

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agrupados en el disimulo como el dios que sólo olvida. Pues había algo más que los héroes.

(2 )

De rodillas el niño comprendía la imposible sorpresa. -  hubieses un jardín, un modelo cansado de distancia sin saber nunca el rio, el río después de las vías. Que el silencio demora en la fascinación mas no existe y las carreras en el espesoso barro con los celos figurados por la ingrata mentira del fuego, su réplica sangrienta de harapos lunares, persiguiendo el destello de una estatua en el fondo de las conversaciones del enrarecimiento amoroso entre la carne y la obsesión funesta de abrir una palma como una ciudad Las dos jóvenes tomadas de la mano sin sentido. Muchos debieron desaparecer tan despejados los pies porque si aún el coro cuida los hogares de la cripta 121

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y el juego natural se desenvuelve en el pinar goza la incredulidad del camino. El aire nos había enseñado a retener lo arbitrario, la superficie bajo toda mudanza: una despedida invisible y total a la caída de los pájaros sobre el árbol sumiso al latido del sol.

(3 )

Con cuanta premura las formas ondulan barca abajo su imagen como el placer posesivo de las piernas en el intacto desaire a la verdad festiva plácido arroyo descendiendo. Acaso vuelvan especies a urdir vecindades, la naturaleza reprimiendo sus medidas antes de adivinar el desliz. Se escucha sin oírlo sin trazos, ni la cortes advertencia de la puta. Secreto en el cuerpo que nada, acceso ardiente sin posición en el descenso.

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Todos los plumones grises del paraíso se echaban a sus reflejos como una niebla audaz, inofensiva y los líquidos verdes femeninos se empeñaban en hundirnos, herida la arboleda por la precisa belleza del grupo. Un vigor nuevo por las disimilitudes.

(4 )

Las campanadas refutan el sendero, traen a esta quietud desligada del gusto, la aldea, los humos extranjeros que expiran incesantes aquellos que mueren. No queda sino inclinar la cabeza a los paseantes para una representación diferente donde quiera esos matices indelebles de azul nevado en el canto oculto por la nube baja, exilada. Mis pies desunidos rehusaron esos rescoldos afinados en otra edad irrevocable ante aquellas mujeres aún por el frío con que el norte las conduce y en sus rostros la apacible señal de las tumbas. 123

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Después del bosque que repara un orden, tan blancas e iluminadas las retenciones en sus ramas y las huellas del amor descubiertas, aquí y allá, en el gran lecho callado y pudoroso, después entre tanto límite muerto el que grazna me distingue, sabe, ausente, la grava que intimida, el calmo engaño junto al lago que no pudo ocultar mi nacimiento. Una y otra lengua en la madeja de risas por sus plazas que cambian de colores para apresar los tiempos y de rondas para proseguir su paz sin sospechar la altura justa del junco bote arriba el la subida acuática y el extravío. Una apariencia de prisa en la cercanía de la mesa a frasco roto y lejanías retenidas hondo. De par en par, antes que la tarde module sus retornos, el viento,

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(5 )

sólo el viento del desaparecido. En las costas, él vivía únicamente de murmullos. Hubiera yo creído en mis blancas cicatrices civiles, en las exaltaciones ocultas distinguiendo su eco en los sentidos con el ligero hilo de sangre orgullo abajo mientras en el patio el carpintero afinase sus encastres y y la alondra que adelanta su presagio. Era el único que no se había desembarazado de nada hasta llegar al fin de los mármoles ya funestos, lisos e informes retirándose del rostro, encegueciéndose hasta entrar en el alma y dejarnos a su alrededor subrayando la mesa. Las manos limpias sin patrias.

(6 )

La suave prevención en la densa verdura con sonidos de antiguos navegantes cuando el último cayó junto a nosotros indemnes aunque muramos en la dura elección de estos límites

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involuntarios y sagaces que sobreviven a la verdad paz a paz las donaciones largas, prescritas en las fases del círculo vedado, familiar, en nuestra dudosa exploración por aguas quietas como girones de alfombras hasta en las estribaciones que callan su figura en el estuario otra virtud nace en los desenlaces con que reprime el héroe su saludo la tribu indígena vigila, no distante, la rumorosa llegada la turbación del viento entre sus pelos muertos y el mentón al este temblando siquiera el placer.

(6 )

sin saber por poco hendir

y la veloz intimidad disuelve el relato mar adentro al inexperto y generoso poblado el sabor crudo de la cena se repartía la cabeza 126

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con la historia los menos necesarios junto a los pájaros cuidan el cielo mudo entre los dedos hilan la mañana y en la rutina feliz mueren los viejos pero aquellos renacían de superficie en superficie adivinaban sus cuerpos por las primeras estrellas en la demorada luz del día Otros guerreros tomaban el valle sin destruir los viñedos asegurando el premio y sin embargo cuando cruzaron el horizonte apenas los amigos lanzados a la última vez sin alcanzar a verse silentes yo sé que los hubiera deseado.

(7 )

Las estaciones se abolían en estas riberas en el transcurso oculta lento resiste la tormenta ellos se separaban con distancias breves bajo palabra durante las fiebres sustraídas aún al aire que desde abajo 127

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los pobres entonaban. La memoria se deshace en sus garzas, sus ondas felicísimas y blancas lavan los aislados por almas sin despechos y el precioso recorrido en trapecios vivaces de sueño en sueño cuyos voluptuosos desprendimientos fortalecen el deseo aguas arriba sin más.

(8 )

Detenida por las formas la piel del crepúsculo entona el semidios de la balaustrada ignorado en el desastre de los armónicos ya ultimadas las vacilantes palabras del muchacho hasta el interior de gran café por la hora incierta solidario un redoble justiciero a espaldas del recinto que no es plaza ni patio ni calle diluyendo en sus murallas las nostalgias de la pareja fugitiva hasta caer el paso del sereno cuando el alma cede a la apariencia mientras que casi inmóviles como gente que conversa entre lo construido

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el tiempo pierde otoño en estos muros, difícil no ser mejor entre las arquitecturas con la coloreada admisión que sigue a las victorias a la antigua sonrisa atlética de otra realidad sin naturales detrás los vendedores vocean la tarde y en tanto la modulación del mar por la ventana alejada no nos abandona un gesto repetido entre sus paños cadencias de contorno las manos juegan con sus bordes abren la figura de la frase pero estos pájaros ya no bajan a la trama del suelo y los apegos oscuros invitan a otro deleite que junto a los desgraciados solo presentimos. La sombra nos protege de la noche. se oyen unos ruidos detrás de la muerte y auque insistiésemos de alusión a alusión en el himno el relente de estos ríos que circunvalan la ciudad en ruinas trabaja deslizándose voces abajo en la primera lámpara. Octavia, del ángulo del palacio la cubre, 129

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pasó sin dejar recado cuando lo más alto de sí subía el vapor a ocultarse en la brisa, éramos pocos, sentados, ajenos a las suturas ora en la espada, ora en los muslos pues el roce, sólo el roce…

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X1 1947

ÂŤX 1 Âť Se transcribe del original mecanografiado por el autor en Buenos Aires en 1947.

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X1

Sobre el dorso

antaño bajo lento abril o un río si tú entendieras entendieras toda esta espalda tibia, mojada lúcida con el esplendor por los brazos y tus vestigios cuyos hunden lo único hermana hermana mía en la isla entera. Los ligustros y todo inmóvil acaso los carros verdes, grises, azules también negros en medio de las fiestas indefensas mía apiádate  -

-  Dios, libertad

y los veranos

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sin treguas erectos, a la sombra A una rosa inclinación

con blanca

cuando Ella temblaba sus manos en la comisura y los motivos bajo el sol leves y tierras… entrante la única que pondera un día de plantas.

rostro

telaciones

en las piras

El aire ante la púrpura virginal del espíritu Parto soy delante del he traicionado a su gente Tal adviento de las consviendo de las bellas matrices viento de las bellas matrices Las vírgenes transparentes

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X1

nombran nombran los dedos suceden en las pupilas bajo estas frondas sin barbarie He aquí otras cenizas. En la carne los pasos extranjeros que el hombro blanco caiga contra vuestras aguas gratitud con gratitud para los primeros Confidentes Que el arco divino, no me niegues siquiera una vez los hábitos en cuerpos ajenos y en la cima delante hasta las violencias castas eternas que ahora bajo el acto de tus lágrimas en el amor en el báculo. la desnuda la atraviesa

Su linde

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la moja en mis brazos heroica sin latitud poeta, amigo, amigo mío la dispersión sin una voz sometidos a los camastros al pájaro americano Volveremos a vernos diminutos pero desde tu mano a otra y luego

Páramo

que el hilo recoja la terrible muerte de los monzones y que el último, él solo en el tormento de las orillas la mágica condenada a los senos a una ascensión de amor para los árboles, las aguas los albergues Un candelabro en la nieve (tú dices “ellos se renuevan” la mano en los intersticios reina mía para que al cabo las estrellas

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X1

repriman tantas mujeres bajo las cuerdas a una hora donde la memoria semeja no haber estado nunca) a un acto alto, los envíos celestes el áspid desde el Cumberland y la luz temblante en torno al brazo. Tu delicada amistad. Pero algo más que tú en el canto persevera sobre los aires y el iris generoso en el que brilla la tormenta Destino de las hojas el lienzo al abrigo del pecado Una sola de aquellas con los propios muertos dentro de los músculos (el estío los embiste por la frente) los novísimos que nacerán de tus hombros con todo ello

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curvado y herido.

mía contra

sobre el cuerpo gozoso

Amada, Amante, Amada mía

los desafíos marítimos de un pueblo.

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X2 1969

«X2» Fue publicado en la edición “Le Noveau Commerce” Cahier 14, París de 1969.

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Se conserva la “nota” escrita por Michael Deguy sdfsdfsadf luego del poema en la misma edición de 1969 también publicada en la edición en “Le Noveau Commerce”

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phalanges

manque en arc tu fais la têtes sur les pointes morts ç’eût été si abattre pose de cependant savoir et fournirait dissociées de laquelle atoll à voix pleines un vôtre insistait apocope allez et non à comment donne varié en hausse vous autres je f igure en pareilles précipitations (si s’examine la loi tu veux ni exercent silencieuses ( )

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X2

manos

resta en arcos haces

la

cabezas de puntillas muertos fuese si abatir pone de sin embargo saber y suministro disociadas cuya atol贸n a voces un vuestro insist铆a ap贸cope id y no a cuan da vario alzada ustedes figuro en semejantes precipitaciones (si se examina la ley quieres ni ejercen silenciosas ( )

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entre redoutable soleils assassinée les volantes entière si l ’exil et qui les ponts à vous l ’eau conditions miennes par avance dédit  -  haute et je nie  et le placide renonce du feu vigne vigne les aspirantes dessolé anses invisible musculaire intact (e) toujours se reposèrent le jeu (pièce d ’air) où peut réinsister les dons Désimagine rayonnant ceux qui véloce nulle réception assiste quignon ou delta l ’arcade décolonnée en le f ils argent laminé vivantes se l‘acception alors faste extrêmes laboure-nous

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X2

entre temido soles asesinada las entera volantes si exilio quien puentes agua usted mis condiciones desdicho antes  -  alta y niego  y plácida renuncio del fuego vid vid los aspiranta desolado asas invisible muscular intact siempre reposáronse el juego (pieza aérea) en insistible del dones Desimagina luciente quienes veloz ni recepción asista mendrugo o ria la arcada despilada en hijo plata lámino vivas se acepción pues fasto extremos lábranos

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et sexe opportune à paraître viens

fais-taire

et si quasi et si quasi elles poisson en cécités semi-orbe bouche ultime le répandus saison à saisons sans juste se verraient moi Préalable

mélodique du biais entame l ’entour dessous orbites colorées par de nombreux en le ventaux fascinants ou cérémonies à paix.

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X2

y sexo oportuna a raz ven

silencias

y si casi y si casi ellas pez en cegueras semiario poca de fin el derramados estación a estaciones sin justo me viéranse Antelación melódico del sesgo entame la cercanía bajo órbitas coloreadas por numerosos en el vanos fascinantes o ceremonias a paz.

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Note gignvox«t« o ioz ryu moz toyz ayu rvpoyz «x«i.

Archiloque Il était une fois quelques poètes qui tentaient que s’écrivît le poème de la grammaire  -  le poème des cas ; que pût se reéntendre en quelque manière (grondement, disruptions, silence, fusions, éclats) l ’écho d ’une genèse de possibilités constituantes du langage. C’est un poème a-grammatical  -  non pour le plaisir de la faute involontaire, ni pour celui d ’une assonance avec le vocable “atonal ” qui fait ses preuves; mais dans l ’horizon renversant où la pensée est grammaire première, grammaire naissante, et où le recourbement vers une genèse doit reprocéder “à partir” du chaos. Si nous parlons, ordinairement, au bout de l ’usage conforme ou regulier, dans la dépendance du discours établi, alors il s’agit ici du recours à l ’autre extrême, et de se retourner vers l ’autre côté, mouvement “comme” de recoincider avec la violence de la gésine, “en deçà” du constitué. Violence éruptive, géologique, de la langue en formation de langage, qui “invente” sa coulée, lave en fusion et en éclats de langage de la langue. Cet effet mimé, ce comme si de la coincidence avec le primordial, ce “retour amont”, puisque à contrecourant de l ’usage communicant-commercial-public (que ne dénonçait pas Mallarmé, mais signalait comme l ’autre pôle), ne peut qu’il ne s’effectue en violence à rebours, à la faveur obligée de violences faites à la proseet-poésie quotidiennes. Un tel poème se joue donc par des “fautes”, si l ’on veut, d ’accord, de syntaxe, etc.; des discordances “sin embargo saber y suministro disociadas”(1) mais des fautes qui consistent à en remettre sur les tournures violentes mêmes que prévoit la langue (qui prévoient la langue; selon lesquelles la langue prévoit sa possibilité de prévoir), à savoir grâce à l ’excès de ces tropes qui “légitiment” l ’excès, la vitesse, le dérèglement, ici retournés sur la langue, et en quelque sorte généralisés: faisant violence à sa violence contenue pour redonner libre cours à sa violence selon son pouvoir “d ’origine”: telle l ’apocope

(1) Je cite le poème en espagnol et reproduis en note l ’équivalent français proposé, parce que la traduction est plutôt une transposition-adaptation, dans la mesure, où les “fautes” de français ne peuvent pas correspondre littéralement aux “fautes” d ’espagnol. “Cependant savoir et fournirait dissociées”.

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X2

Nota gignvox«t« o ioz ryu moz toyz ayu rvpoyz «x«i.

Arquíloco Había una vez, algunos poetas que intentaron escribir el poema de la gramática  -  el poema de los casos; a fin de que se pudiese volver a oír en cierto modo (fragores, disrupciones, silencio, fusiones, brillos) el eco de una génesis de posibilidades constitutivas del lenguaje. Es este un poema a-gramatical  -  no por el gusto del error involuntario, ni por el de la asonancia con el vocablo “atonal” que ya cumplió su cometido  -; empero en el horizonte del vuelco donde el pensamiento es gramática primera, gramática naciente y donde el encurramiento hacia una génesis debe reiniciarse “a partir” del caos. Si ordinariamente nosotros hablamos según el uso consentido o regular, en la dependencia del discurso establecido, entonces se trata aquí del recurso al otro extremo, y de volverse hacia el otro lado, movimiento “como” para recoincidir con la violencia del parto; “más acá” de lo constituido. Violencia eruptiva, geológica, de la lengua en formación del lenguaje que “inventa” ser colado, lava en fusión y a estallidos de lenguaje de lengua. Este efecto mimado, es como si la coincidencia con lo primordial, este “regreso aguas arriba”  -  pues a contracorriente del uso comunicante, comercial, público (que no denunciaba Mallarmé, sino que señalaba como el otro polo)  -  no puede sino efectuarse en la violencia del contrapelo y obligadamente a favor de las violencias hechas a la prosa-y-poesía cotidianas. Si se quiere, semejante poema, se juega, pues, por los “errores” de concordancia, de sintaxis, etc.; en las discordancias “sin embargo saber y suministro disociadas”(1); pero con faltas que consisten en volverse a situar sobre los giros violentos que la lengua misma prevé (que prevén la lengua y según los cuales la lengua prevé su posibilidad de prever); a fin de saber mediante el exceso de estos tropos que “legitiman” el exceso, la velocidad, el desarreglo, girados aquí sobre la propia lengua y por ello, de alguna manera, generalizados. Así, haciendo violencia a su contenida violencia para volver a dar libre curso a tal violencia según su poder “de origen”: tal apócope (nombrado en

(1)

Cito el poema en español y reproduzco en nota el equivalente francés propuesto, porque la traducción es más bien una transposición-adaptación, en la medida en que las “faltas” del francés no pueden corresponder literalmente a las “faltas” del español. “Sin embargo saber y suministro disociadas”.

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(nommée à la ligne 14(2) qui retranche “arbitrairement” une lettre… une syllabe… un mot; ou la tmèse quie partage (fend), dis-perse un mot en ses éléments…, voire (si nous la généralisons aussi) une séquence en ses constituants (le vers, disait Mallarmé, en mot total refait); ou le zeugma qui enregistre le non-accord, le désaccord actif (de genre, de nombre, de syntaxe… etc.), et, donc, est la “f igure” qui s‘attend au sens de tout discord possible. Tout se renverse selon la force “originalement” poétique, pour laquelle la légalité (la “rhétorique”) n‘est pas un code de jurisprudence qui autorise (en souriant ou ricanant) des écarts de langage, mais plutôt pour qui l ’accord et la légalité sont la retombée, la régularisation et l ’oubli du forçage premier. Loin que le poème soit un qui “se permet” quelques entorses au prof it d ’une arithmétique de mètres alibi et excuse, il s’agit de reforcer le cours premier (audace, selon Pindare, 13e Olympique; esprit du centaure selon Hölderlin) qui, coupant, brusquant, revirant, jetant passerelle vers d ’autres rives pardessus des abîmes de différence, fraye la langue en son langage  -  “mis condiciones / desdicho antes  -  alta y niego  -  / y plácida / renuncio del fuego(3). Le poème “suit” la violence qui le guide, frayant un lit qui, déposé, se régularise en règles d ’exception dont les traités conservent la mémoire. Et le rythme est lui-même, non pas la justif ication pour des libertés soumises par avance au cadre métrique et strophique, mais la pulsation indivise d ’une violence qui se joue ainsi à tous niveaux des f igures, du prosodique au mythologique, du phonématique au grammatical, du lexical au rhétorique. Mais / or X2 est tin poème d ‘amour. Il coupe les ponts, sauf celui qu‘il évoque / ou y compris lui: si exilio quien puentes agua usted (…) mendrugo o ria la arcada despilada(4). Sa thématique  -  si l’on peut encore parler ainsi à propos de X2(5)  -  est d ’amour, de sexualité, de paternité, en arco haces / la (…) mendrugo o ria la arcada despilada / en hijo (…) y sexo oportuna (…) ellas pez en cegueras semiario(6). L ‘amour est aussi bien amour du poème (dans les deux sens die gènitif ) se faisant poème. La passion (dans tous les sens) fut le motif où se dit indirectement la passion de la poésie. Ainsi dès son début (manos / resta)(7) ce qui est dit s’entend en même temps de la femme et du poème. Une certaine croyance (piété?) à l ’égard de la f igure où se prend un poême est le f il (2) (3) (4) (5)

Apocopo. “Conditions miennes / par avance dédit haute et je nie / et le placide / renonce du feu”. “Si l ’exil et qui par les ponts / à vous l ’eau (…) ou delta l ’arcade décolonnée”. X2 s’explique par cela que X, leerte de ñ’enigme mathématique, est aussi l ’initiale du prénom espagnol Ximena, et que “2” indique qu’il y eut un premier poéme d ’amour. (6) “En arc tu fais / la (…) quignon ou delta l ’ar ade décolonnée : en f ils (…) et sexe opportune (...) elles poissons en cécités semiorbe”. (7) “phalanges /manque”.

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X2

la línea 14 que cercena “arbitrariamente” una letra… una sílaba… una palabra); o bien, la tmesis que divide, dis-persa, una palabra en sus elementos… Aún (si lo generalizamos también) una secuencia es sus constituyentes (el verso, decía Mallarmé, en palabra total rehecho) o el zeugma que registra el no acuerdo, el desacuerdo activo (de género, de número, de sintaxis… etc.) cuya es la “figura” que acoge el sentido de todo desacuerdo posible. Todo se vuelca según la fuerza “originalmente” poética, mediante la cual la legalidad (la “retórica”) no es un código de jurisprudencia que autoriza (sonriendo o burlándose) licencias de lenguaje, sino más bien aquella por la que acuerdo y legalidad son la recaída, la regularización y el olvido del forcejeo primero. Lejos de ser, pues, el poema uno que “se permite” ciertas contorsiones, para provecho de una aritmética de metros, coartada y excusa; se trata de reforzar el curso primero (audacia, según Píndaro, 13e Olympica; espíritu de centauro según Hölderlin) que, cortando, maltratando, revirando, tendiendo puentes hacia otras costas por encima de abismos de diferencias, abre la lengua a su lenguaje, “mis condiciones / desdicho antes  -  alta y niego  -  / y plácida / renuncio del fuego”. El poema “sigue” la violencia que lo guía, abriendo un lecho que, depositado, se regulariza en reglas de excepción cuyos tratados conservan la memoria. Y él mismo es el ritmo, no la justificación para las libertades sometidas de antemano al cuadro métrico y estrófico, sino la pulsación indivisa de una violencia que se juega en todos los niveles de figuras, desde lo prosódico a lo mitológico, desde lo fonemático a lo gramatical, desde el léxico a lo retórico. Pero / sin embargo X2(5) es un poema de amor. Corta los puentes, salvo aquél que evoca / o también ese: “si exilio a quien puentes agua usted (… mendrugo o ría la arcada despilada.” Su temática  -  si es que aún se puede hablar así tratándose de X2  -  es de amor, de sexualidad, de paternidad. “ en arco haces / la (…) mendrugo o ría la arcada despilada en hijo (…) y sexo oportuna (…) ellas pez en cegueras semiario.” El amor es también amor del poema (en los dos sentidos del genitivo) haciéndose poema. La pasión (en todos los sentidos) fue motivo donde se dice indirectamente la pasión de la poesía. Así desde su comienzo (manos / resta) lo que se dice se entiende al mismo tiempo de la mujer y del poema. Una cierta creencia (¿piedad?) con respecto a la figura donde se lía un poema es el hilo

(5)

X2 se explica porque X, letra del enigma matemático, es también la inicial del nombre español Ximena, y que el “2” indica que hubo un primer poema de amor.

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(Ariane, Virgile...) discontinu, le long duquel descend, dans la perte des signif ications, la passion poétique. Ici la dé-f iguration (comme plus haut l ’a-grammaticalité) n‘est pas le fait de la haine qui veut effacer, en f inir, mais plutôt lutte intestine du poème, avec le poème “centre” la poésie comme nous disions à I’instant à propos des f igures du discours. Combat contre la poésie, mais aux prises avec elle, au-dedans d ’elle, combat amoureux. Il s‘agit de la destruction propie à la poésie, phénix cendres, recomposition toujours plus infernalement cherchée en l ’abîmation de son feu central (creuset alchimique, selon Mallarmé), et mullement la froide liquidation fomentée de l ’extérieur. Que puis-je encore faire, demande-t-elle ; que peut-il (m’) arriver, je suis avec vous jusqu’à la f in du monde. Pour continuer à citer les mots de la pensée mallarméenne, chère au poète du Chili, il s‘agit du rapport de la f igure à la nuit: su l ’abîme de la transparence de la f igure où se “chiffre” (se fait loi) le jeu de la danse, sur la fosse (hémisphère de nuit, hémisphère de clarté), la variation inépuisable de la f igure libre. C’était à la Faculté: cet ouvrier à peau rougie entrant un seau à la main, dans sa combinaison bleue technique armoriée, en plein cours parmi les étudiants ; l ’étrangeté de cette brève minute de son erreur (puisqu’il se trompait de salle), cette sporade surgie là, volcan éphémère du Pacif ique, ce référentiel bref et rechoyant à l ’absence comme une particule rare, brillante, éphémère, instable: sans relation au reste, déconnectée de l ’analogie. Tel le poème X2: “atolón a voces (...) a paz”(8), atoll, sporades dans le langage, du langage; il anarchise la langue, le “règne” de la grammaire, de l ’orthographe, etc. Non pas n‘importe comment, mais tendrement. Non par destruction “pure et simple”, confusion, licence ; mais angoisseux d ’une loi plus ancienne (figuro en semejantes precipitaciones / si se examina la ley / quieres / si ejercen silenciosas(9)) qui remonte au plus près du point insituable de liberté naissant indivise avec la parole naissante, là où elle se rythme en imminente loi, sous la pression très grande ou hantise du monde. Ilots, constellations, nébuleuses, désemparées, mondes voisins... Est-ce possible?… peut-être non. Quelle puissance de désintégration pour accueillir! Seul le joint en deçà toujours) peut se disjoindre et disjoindre, affronter le disjoint (asas invisible muscular / intact oa siempre reposáronse el juego (pieza aérea) en insistible / del dones (10)). La “paternité” serait-elle seule capable d’accepter la “disjonction” extrême? Entreprise folle ici avec le langage, pour disloquer le poème à toute extrémité. Pareilles à des coups de dés joués sur des échiquiers distants et proches, plusieurs parties sent engagées.

(8) atoll à voix (ligne 11) à paix (dernière ligne). (9) “Je f igure en pareilles précipitations / si s’examine la loi / tu veux / n’exercent pas silencieuses”. (10) “anse invisible musculaire / intact (e) toujours / se reposèrent le jeu (pièce d ’air)où peut / réinsister les dons”

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X2

(Ariadna. Virgilio…) discontinuo, a lo largo del cual baja, en pérdida de significados, la pasión poética. Aquí la des-figuración (como más arriba la a-gramaticalidad) no es asunto de odio que quiere borrar, terminar, sino más bien lucha intestina del poema, como el poema “contra” la poesía, tal como lo dijimos hace un instante acerca de las figuras del discurso. Combate contra la poesía, pero en lucha con ella, dentro de ella, combate amoroso. Se trata de la destrucción propia de la poesía, fénix cenizas, recomposición siempre más infernalmente buscada en lo abismante de su fuego central (crisol alquimista según Mallarmé) y de ninguna manera la fría liquidación fomentada desde lo exterior. ¿Qué más puedo hacer?, pregunta ella; ¿qué (me) puede suceder? Estoy con Uds. hasta el fin del mundo. Para seguir citando las palabras del pensamiento mallarmeano, caro al poeta de Chile, se trata de la relación de la figura con la noche. Sobre el abismo de la transparencia de la figura donde se “cifra” (se hace ley) el fuego de la danza, sobre la fosa (hemisferio de noche, hemisferio de claridad) la variación inagotable de la figura libre. Ocurrió en la Facultad: ese obrero con la piel enrojecida entrando con un balde en la mano, con un over-all azul técnico, pintado, en plena clase, entre los estudiantes; la extrañeza de ese breve minuto de su error (porque se equivocaba de sala) esta esporada surgida ahí, volcán efímero del Pacífico, ese referente breve recayendo en la ausencia como una partícula rara, brillante, efímera, inestable: sin relación al resto, desconectada de la analogía. Así el poema X2 “atolón a voces (. . .) a paz”, atolón, esporados en el lenguaje, del lenguaje; él anarquisa la lengua, el “reino” de la gramática, de la ortografía, etc. No de cualquier forma, pero tiernamente. No por destrucción “pura y simple”, confusión, licencia, sino angustiado por una ley más antigua (“f iguro en semejantes palpitaciones / si se examina la ley / quieres / si ejercen silenciosas”) que remonta junto al punto insituable de una libertad naciendo, indivisa, con la palabra naciente; allí donde ella se ritma en inminente ley, bajo presión muy grande u obsesión del mundo. Islotes, constelaciones, nebulosas, desamparadas, mundos vecinos. ¿Es esto posible?... quizá no. ¡Qué fuerza de desintegración para acoger! Sólo lo junto siempre en el “más acá” puede desjuntarse y desjuntar, afrontar la disyunción (“asas invisible muscular / intact ao siempre reposáronse el juego (pieza aérea) en insistible / del dones”). ¿La paternidad sería ella sola capaz de aceptar la disyunción extrema? Empresa loca, aquí, con el lenguaje, para dislocar el poema al extremo. Semejante a golpes de dados jugados sobre tableros distantes y cercanos, con muchas partidas iniciadas.

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Est-ce possible? Les transgressions seront-elles de toute manière régularisées par ce que j’appelais un jour “la chasse-poursuite des cerveaux IBM”  -  dont un épisode se jouait précisément ici, dans le N° 12 de Commerce? Sont-elles eff icaces, bonnes? D’autres sont-elles possibles? Y a-t-il ici quelque chose de totalement illisible sans quelques clés, puisque au demeurant le poème continue à s‘énoncer par des oracles autobiographiques (mis condiciones) où se condense une vie de pensée qui concentre les idées f ixes (étoiles) du poète? Est-ce lisible sans la connaissance du “ciel ” du poète dont il s‘agit? Qu ‘est-ce qui = X, moderne, laisse se dispenser cette phase de f igures du monde? On ne sait. Et comme à chaque fois aujourd ’hui (depuis Kodak de Cendrars?) il y a là, aussitôt, un procédé possible, exploitable. C’est pourquoi il se peut que le proprement moderne doive ne pas être rejeté, soit voué à l ’’apax, à l ’exemplaire unique, la partie à chaque fois differente (sans prix, donc, ce qui veut dire indiff èremment rare et insignif iante). Aujourd ’hui que la transcendance a partout défroqué, et que son bel attirail ancien et récent s’expose aux musées et bibliothèques, et que le mot même en est imprononçable sans guillemets, elle ne se cache en aucun droit d ’asile ; ne disons pas que la poésie est un refuge. Elle a fui, plutôt, nue et invisible, en tout point d ’espace écartelé; elle éclate silencieusement, désintégrant toute pose et pause décontenance du “présent”. Le jeu est sa pudeur  -  pressentie comme humour par les “romantiques allemands”. Le jeu des mots, l ’explosion silencieuse des mots, poème à chaque où se risque la f in du monde chère à tout point. L‘étrange liberté rythmante, coïncidence de l ’origine et de la f in en tout point, la plupart de nos contemporains montreraient par le discours (c’est-à-dire subtilement, inépuisablement, invinciblement et vainement) qu‘il y a là une mystif ication, le dernier alibi de la “transcendance” traquée qui s’épuise à voiler le procès de production de la réalité, la domination de la dernière instance. Mais, la poèsie est l ’an-archie  -  formule contradictoire si l ’an-archie retentit contre le “est”  -  vient crucif ier l ’être. Avec elle tressaille le désir de l ’aujourd ’hui de s’exorbiter de l ’ère de la domination. Elle m’a pas le dernier mot. Elle le (dernier) mot.

Michel Deguy

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X2

¿Es posible? ¿Las transgresiones serán de todas maneras regularizadas por lo que yo llamaba un día “la caza-persecución de los cerebros IBM” del cual uno de los episodios se jugaba justamente aquí en el N° 12 de Commerce? ¿Son ellas eficaces, buenas? ¿Otras, son posibles? ¿Hay algo aquí totalmente ilegible sin algunas llaves, porque asimismo el poema continúa enunciándose por oráculos autobiográficos (“mis condiciones”) donde se condensa una vida de pensamiento que concentra las ideas fijas (estrellas) del poeta? ¿Es legible sin el conocimiento del “cielo” del poeta del cual se trata? ¿Qué es aquello que = X, moderno, permite que se dispense esta fase de figuras del mundo? No se sabe. También, como siempre hoy, (¿desde Kodak de Cendrars?) hay ahí, en seguida, un procedimiento posible, explotable. Sin embargo, es posible que lo propiamente moderno no debe ser rechazado, sea devoto del apax, del ejemplar único, con su partido cada vez diferente (por lo tanto, sin precio, lo que quiere decir indiferentemente raro, insignificante). Hoy que la trascendencia en todas partes se ha secularizado y que su hermoso avío antiguo y reciente se expone en museos y bibliotecas y que la palabra misma es impronunciable sin comillas, ella no se esconde bajo ningún derecho de asilo. No digamos que la poesía es un refugio. Ella ha huido, más bien, desnuda e invisible, en todo punto del espacio descuartizado; estalla silenciosamente, desintegrando toda pose y pausa incontinente del “presente”. El juego es su pudor-presentido como humor por los “románticos alemanes”. El juego de palabras, la explosión silenciosa de las palabras, poema cada vez, donde se arriesga el fin del mundo a todo punto grato. Mediante el discurso (es decir, sutilmente, inagotablemente, invenciblemente y vanamente) la mayoría de nuestros contemporáneos mostrarían la extraña libertad ritmante, coincidencia de origen y fin en todo punto, para decir que hay ahí una mistificación  -  el último recurso de las “trascendencia” acosada  -  que se agota tratando de velar el proceso de producción de la realidad, la dominación de la última instancia. Pero la poesía es la an-arquíafórmula contradictoria si la an-arquía resuena contra el “es”  -, crucifica el ser. Con ella se estremece el deseo de hoy por exorbitarse en era de dominación. Ella no tiene la última palabra. Ella es la (última) palabra.

Michel Deguy

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X3 1976

El texto del poema “X3” se transcribe de modo facsimilar a la edición realizada por el autor, Valparaíso – Octubre 1976. Se ha cambiado la tipografía.

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Portada realizada por Alberto Cruz C. para la primera edición de “X3” en 1976.

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a deguy

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X imena amunรกtegui lecaros de iommi

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6

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5

al roce, ido retraída continua devolviendo las figuras sólo al eco alterno de una única sitiada aquella de la cual mi inaparente vid decía [ ] 7

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5

después tanto cuán simple y una piedad pasiva sin facción

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X3

7

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5

sucedes breve dicción quedos ambos cuyas señales recurren la íntima reverencia en otra paz [ ] 8

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5

vuelve al renovado silencio de la suerte admitida a fin de saber

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8

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5

otra palabra

prosterna el ánimo calla una solícita armonía de corazón [ ] 8

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5

inclinado en la intercesión contiguo matutino entanto ella por el significado silencioso de los hechos

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X3

8

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5

mudas tiempo y nombres veloces, unilaterales arguyes protegida ya segura de afecci贸n tu temprana realidad [ ] 9

/9 /7

5

recuerdos

hasta tal otra calidad a煤n cuya que en tantos anhelos vivo

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9

el alma correcta cuanto perduren

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5

ante la cifra

estos juegos adivinos intactos estando expuestos a otra larga inteligencia

[ ] 9

/9 /7

5

de rodillas a rodillas si un nombre apenas convertido ideal en ciernes nos rodea temblando su memoria y el llanto

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X3

9

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innumerables rasgos – cuidadas

5

sobre la parte

nuestras volubles cadencias y esta invisible virtud de la muerte en el espacio [ ] 9

/9 /7

5

de aniversarios olvidados la callada compañía junta constante la vocación del tiempo

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9

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5

y ahora que tĂş

mĂĄs fuerte que nosotros la muerte enamorada del cuerpo las dejas bajar a los pastos y correr a pie desnudo hasta desaparecer [ ] 9

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5

con todo el rostro curvado sobre un brazo

lĂ­mpida en la inabarcable aventura

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X3

1 0

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5

en un sueño perdóname el anverso a su cuenca reunido que deriva la memoria por el tiempo distraídamente [ ] 1 0

/9 /7

5

con otra oración aclaro mi cuerpo en el gesto la inequívoca ausencia me ciñe demorado detrás de los párpados bajos

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1 0

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5

a va y ven del aire _______ ___ _____ ________ desciende de las facultades a la estancia [ ] 1 0

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5

la pasi贸n invadida su enga帽o delante la escritura hasta renacer en la presencia ciega al deleite de su reserva in su la detta coscia stando

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X3

1 1

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5

y sin embargo el dolor con agudeza se vela a sĂ­ mismo; una larga vigilia custodia la verdad que ahora te conduce moribunda y clĂĄsica [ ] 1 2

/9 /7

5

el descenso disipado y frecuente acrece los distingos otra neutralidad sostiene el desapego, tu presencia concisa de vĂŠrtigo

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5

de otra tristeza ocurre la paz la calma une mi perpleja figura a tu recaudo que otros momentos dan estadĂ­a al paso [ ] 1 3

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5

inadvertida y plural agrega pausa a las cosas perfila el deceso tu belleza

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X3

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5

aún queda un pensamiento entre el miedo y la paz para entenderte toda bella, toda muerta inapartada del fin [ ] 1 4

/9 /7

5

nos debíamos a la segunda forma y sin saberlo día tras día el cuerpo construye su justeza - ¿cómo irías a amarme desde el alma a solas ? pero la fe desvela la realidad y entre todas las creaturas convocadas cuando expires se reanudarán en mi anular los nuevos consentimientos, la boda nueva con un solo rostro

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5

como se une yacente entanto muere y crueles absorta a la divinidad se aventura y transmuta [ ] 1 5

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5

y los hijos

con las manos adelantadas y bien que ellos para entonces a los que lleguen – su privilegio – les será más raro y veraz oír y comprender

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X3

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incólume

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nuestra

5

atraviesa

la idea guarda precoz del ánimo su virtud simultánea sin relato hasta el dios bellísimo en el fondo de la herida [ ] 1 7

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5

tú si ya invicta los influjos del socorro en la zozobra de lentas y mansas incertidumbres o el instinto

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5

el ornato frugal de la muerte mantiene esa belleza ya inadvertida en la clase blanca del gusto

silente

] [ 1 8

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5

de confianza levemente alejada ofrece y retira la paz y ya el temor por el temor mismo mantiene la vigilia donde tu forma constante en el dios dispensa quietud en nuestras carnes cuyos mutuos perdones nos vincula y consagra

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X3

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suelta en puro amor esta memoria ambigua

5

ciñe

cuya vívida paz rinde en los labios la oración desconocida

el aire

[ ] 2 0

/9 /7

5

la mente extraviada en el silencio ese girón de antaño se hunde en el coraje su motivo perdido oculto en las palabras la muerte renueva mi corazón inexplorado el ceño que iguala las distancias un alma sobre el mundo autorizada, más que el amor la piedad destruye esta nostalgia inviste este ardor fino de un nombre en el sepulcro

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2 1

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5

todo mi dolor se avergüenza en el llanto esta voluntad usada por la oración inclina el hueco puro al que entrega el cuerpo su desolado amor de espíritu en la altura su libertad ronda los ánimos entre versiones yace la experiencia y un asilo tenue y diferente sucede, el remanso templa la realidad del sueño tu inapariencia que elogia y ando ] [ 2 2

/9 /7

5

entre estas vidas vige

el secreto amable su interludio de alma a lo desconocido cuyo av cuyo abismo en el deleite súbito por la esperanza pasan las mociones del silencio

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X3

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5

el tiempo mueve su misión baldía sus dádivas distraen las noticias

de un cuerpo que a sí mismo se consume - ¿qué fe cierra la justeza de mi fantasía? y el alma erra en la lectura de su carne [ ] 2 5

/9 /7

5

el legado entona los quehaceres imperceptible tempera la estima la hospitalidad del uso y con talentos y faltas modula la anuencia leve hasta lo común tendida en la inaudible gentileza de un motivo

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5

en sorpresa de alma se convierte el sueño la delicada partida del miedo en mi lamento a tiempo en el trato de un dolor y la certeza esclarecida yéndose al silencio vívido poniente del último beso antes que el celo de la muerte me empobrezca [ ] 2 8

/9 /7

5

cierta vanidad que no oculte el número cuya discreta confidencia piensa al giro de todas las inclinaciones donde la ilusión corrigiendo discurre plazos y tránsitos que la disputa sin cesar arriesga y en las que a veces se pierde, se pierde – sí, cierta vanidad que llega a los sentidos, pero que no aparte tu nombre del misterio.

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X3

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5

este solo enlace del deseo a su hondura hasta el concepto ah su trayecto en ambos entre expectaciones imprevistas si aĂşn abiertas a gracias sobre quienes la tarea dulce intercede en la cortesĂ­a del dios

•

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L a G u e r r a S a n ta 1951 ~1956

«X2» Fue publicado en la edición “Le Noveau Commerce” Cahier 14, París de 1969.

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a X S

H I

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O A

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cantos

I ~ II ~ III ~ ­­­I V

las manos el alto los espinos aire de cabezas el asta los dora entre tanta gente

-  recuerdo sus párpados grises besémonos de hombre a hombre

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l a gu e r r a s a n ta

los puentes sus juegos difĂ­ciles caen al daĂąo

el huso los envuelve

su jaez rubio

tropiezas a tiempo tu oscura medalla

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Ladrones de campanas cuentan son sordas hermosas bajo los arcos de la plaza Pero uno ha abandonado ya casi todas las rebeldías y el viento del oeste vuelve -  nos va a sorprender la noche Mis pálidos aviadores nadie olvidará su pelo y de los pechos altos y plateados cayendo y cayendo luz Padre mío repíteme las cartas -  la voz se rompe en el río ellos no han aprendido a volver sus cabezas peregrino ninguna fruta oportuna su aro húmedo de piedra los labios sus hoyos desalados por la luz

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l a gu e r r a s a n ta

Reposan los pastos

-  que él confíe su reino sonoro  -

y las humildes hermanas y siervas con lazos blancos el codo desnudo y bello como un saludo en tanto el sol tu sacro-nombre “hay alguien en vuestros ojos comandante” deja palpar la llaga como al niño largamente -  la piedra  -

él vuelve su rostro en la colina es el sur

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Llámame Papa en el maizal bajo el secreto de un día familiar -  su retrato azula mis espaldas

Las más dulces guerras del catorce la banda se quema en el viento los jornaleros al alba de tranzas largas y los cubiertos del himno fieles a una cara sin guante al ruido

donde cuidan las amigas un descendiente

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l a gu e r r a s a n ta

vuestras palabras sin recuerdo y el humo duro y rojizo clavado en las plazas sus ramos cabecean en los reflejos del agua la historia es aguda siempre a melodía brillante del polvo los hocicos su flor metálica conducida por la joven al calor de árboles fraternos Nos volveremos a ver Bo. Dejaban caer las espaldas. Abramos los revólveres, la argumentación, el carrón rojo con tantas mujeres ebrias la noche del botín y los obreros cabizbajos en los jardines. Me toco los labios para creer en la existencia del beso. Reúne en las manos que rezan las mejores venganzas. Los más caros y jóvenes abundantemente.

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islas

islas mercenarias las cartas con su gente suspendida

Flores de la posada yo soy Goffredo que ya no teme recordar a Dante el viento entre las cañas ciegas el aire débil hace una figura solo en el exilio Dante canta -  travesía de los sábados humanos el espejo es un traje la siega los sonidos impares acechan -  tu brazo sobre mi brazo detiene el paisaje X

El dijo  -  “No comiences lo que no estás dispuesto a abandonar”

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l a gu e r r a s a n ta

La tarde se posaba en el canal los obreros hacían el invierno -  Hace cambiar los dedos aquel sol fresco y limpio  y los días y las noches unidos a tanta gente junta haciendo ciudad y ellos delicadamente usaban el frío giran el torno contra las aguas y la inicial del nombre rueda libre entre las plantas creo creo creo el mar usando apenas las orillas -  las fieles cobardías la joven blanca suda como una cuchara los baldes sueltan la noche no nos quedemos

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Números azules y cuadrados de la venganza El cántico de los legos nombres pinos el estro la rodilla austera

Pájaros pájaros de los guerreros la rama abierta en la garganta recibe el vuelo vírgenes pálidas hasta los hombros se agita el vano

nadie calla

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l a gu e r r a s a n ta

sordo ninguna en el plato aparecen las venas -  ¿Quién ha vuelto?  los olores se acomodan al mueble que olvida

…y los garages las grandes iglesias nocturnas con sus ángeles de goma el rabioso olor de la energía el sol atraviesa tu zapato roto la religión horrible del pastor y todas las figuras quietas en los zaguanes

Zaguazaguanes no llegarán a las silabas sus nombres muertos

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El témpano

su flor en los colores del sueño junto al soldado que entibia el aire con que una hierba se junta a otra

Amigo todavía el escriba egipcio

Su venda la planta blanca como antaño en el palacio de sangre y objetos objetos cerrados a las devociones la luz siempre la luz separa

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l a gu e r r a s a n ta

con su guante de plata tiñe el rostro -  un sol geológico y sucio en los hospitales higos higos del fondo del bosque tantos pies se lamen entre si y las blancas pasan por el aire

el corazón a cubierto debajo del diario mis trenzas heladas en la charca los idos su barca nos atraviesa

una delación

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canto

~ V ~­­­

Aquella sonrisa inventaba el paisaje

Tu voluntad solidaria en la cabeza

-  ¿Por qué gritas?  -

va o viene o es hubo cuyo la cera desplegada hasta el fin de la aurora

ciñe su la voluntad Tu mar inaudible atraviesa las columnas mi hombro puro antes eppur

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l a gu e r r a s a n ta

Vuestra piedad al gozo de una estatura

madres oscuras golpean las notas sin instrumentos y pĂĄjaros pegados a la pena de sus alas

al casco saciedad confesos las auras las auras en el vado los talentos cola irreal la hĂşmeda violencia tu carne exclama la impostura

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Acimo furor la brasa del propio fantasma -  los escondrijos cebo sobre la

poso

malamada

Hurta la heredad su llama comba la inclinaciĂłn siniestra de su cabeza rueda de gloria el eco cayendo a playas dado

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l a gu e r r a s a n ta

Antes que trazo el aire lascivo virgen de los henos todo adviento.

Su elegancia el rito abierto de las palmas el apto

tu vigor de oro la corola el tino

mi pensamiento se extingue en una estrella

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La mujer ama a quien la revela

-  música fallida de nuestros esqueletos en la crueldad de las razas domésticas asta sin huellas

y canta errada el ramo desguarnecida la

Sin heces otrora los vilos ignoran

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l a gu e r r a s a n ta

VĂŠrtebra blanca la muerte ejemplar entre los paĂąos donde sus huesos rozan el destello invitadas al femenino prodigio de equivocar su muerte al sesgo

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canto

~ V I ~­­­

Tu libertad reduce los objetos un paraguas seco aletea su destino Disipan al hombre en el ruido de las estaciones y el encanto de sus bastones en la noche.

El horizonte tiembla bajo el largo paso de las damas

despierta en medio de la sábana airado como un noble -  la calle sucede detrás del aire

el mar con sus dientes de polvo abre la tierra en el aire el año se desnuda mi libertad enceguece la esperanza.

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l a gu e r r a s a n ta

Esta lluvia entera sus ojos contra el suelo viejos herbarios hilos prohibidos sin azar las bรกrbaras que mudan sus tetas

Procaces altivos y exactos atletas veloces desaparecidos en el resplandor ante mi gula de hombre

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Seco el perfume donde queda fija la luz de un lugar

improvisado

mi pena abre las habas y una ma単ana entre tanta gente muerta en la merienda

La tierra escurre en mi garganta el poder espera se ahoga en los dialectos

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l a gu e r r a s a n ta

patria patria

la luna y el sol a un mismo seno el río se llena de horcas paso graznan y preparan la noche hacia los pájaros pero sus donantes rengos

juego paternales

el país aprieta contra sí todo su aire -  “un hombro un hombro perpetuo y húmedo de frío” mis piedras torpes en el vino tu medalla en la desembocadura

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Otra poesía es sostener si flota el tiempo en mi silencio

Un rostro ha movido la noche dobla un vidrio la empuñadura fina de la prisa

Un plato agita el frío de la aurora las figuras son vanas se pierden y las veía tras la arista de intersección que ilumina la escena

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l a gu e r r a s a n ta

canto

~ V II ~足足足

Con palabras peladas vivamente sobre un espejo y grandes gentiles amotinados

en las noches que el mar rueda consigo entre patios intencionales y desnudos y jueces mutilados por las flores o duerme devuelto pobre hasta el ensordecimiento

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Sudadas y brillantes las máquinas se desnudan esta calle perdida termina en la aurora y pájaros que mueren de sí mismos en un canto

Entonces los confines de su voz se colorean -  tus manos solitarias entre los gestos -  el ojo semihueco del vicario sus emergencias caen a mi arena y el rechazo suena en sus perímetros como borde de océano

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l a gu e r r a s a n ta

miguel

tu perfil de bellos aparatos ahueca los vientos espléndido tumulto de azul a azul las cajas el garbo cúspides su temible error bajaban y las mujeres grandes y bárbaras

-  cargan y descargan báscula felina sagaces a todo conocimiento oscuro un ángel vive en la destreza ellos mudaban de almohada entre sarcasmos

tu palmada solitaria en el hombro abre la mancha

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-  “Pietá señor inspector Pietá”  sin más ensueños Las burbujas de sus lamentos ruedan por la campiña la torre dime velas arteras el unísono o celos fortuitos en el paso

con todo el lirio en el retrato sube la piel del claro se detiene Estos

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l a gu e r r a s a n ta

canto

~ V III ~

mi orgullo las ciegas despojan los árboles.

Sus llamas de apuestas lejanas el silencio parte su vaso

responden al agua

es mediodía en el pantano

el hueco suena dentro de otro hueco Flegiás a delantal recogido sube la ira Espíritus míos en los salones del agua peso querido se apagan las leñas bajo su maravilla Nos alcanzan los circenses de inmensos paraguas sus atributos sueltos mi sombra mayor que la propia. Anticipado

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el olor transforma en boca la costa y a golpe de remo “a Lombilla a Lombilla” el paisaje lo muerde Mi talento tiñe su imagen una mano exilada de los hábitos desnuda mis pasiones reyes ajenos el alucinante tintineo del desprecio

El viento con sus brazos aplaca las dentadas antaño

el fracaso ideal de las orejas contra el horizonte en cuyas cuadras el carruaje

arde

mudo ante la vista y el animal palpitante entre las cartas

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l a gu e r r a s a n ta

los escombros agitan el poniente las risas bajas embarcadas en la boda el uso el uso querido de las palmas en el deseo en el espanto como una casa

Poeta sin imรกgenes ante los poderes los pliegues de su camisa deshojan la noche una mirada aumenta este exilio

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-  “al invitado al invitado”  -

los suelos se pegan a la luz para negarse la amistad para amarnos nos separa -  aquel puente solo en el pueblo y tu silbido despojado hasta la libertad  Vuestro primer color en el espíritu jugadores

no me abandones

El poema vuelve a sorprenderse de sus bordes. Viene otro lenguaje

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l a gu e r r a s a n ta

canto

~IX~

Su rostro se ahoga en la delicadeza la sentencia rota furtivos las vacilaciones cuelgan del ropaje su repaso enamora las melenas

el aleteo de la suerte espanta la mirada tu voluntad seca en las terrazas -  “maestro usa tu arte para guardarme ciego�

el tiempo es solo regreso su bandada hace temblar las orillas

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pelos enemigos nos pulen las sienes y novĂ­simos todo elegido convoca del pĂĄjaro ciego muerto de horizonte nace el dĂ­a

tus riberas volantes secan el aire grueso

quien devuelve las almas a sus destrucciones la espada fresca de su desprecio el hedor inteligente de los regalos

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l a gu e r r a s a n ta

las visitas vírgenes descienden de la guerra los párpados escapan hasta posarse

lápidas ardientes en sus tumbas

-  el vaho de los cedros bajo el océano su año

tus usos rompían el sol

las monjas del viento la ropa blanca lavada colgada de firmes muchachas los sepulcros blancos del cerro

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canto

~X~

El mueve entre sus brazos la pausa antigua

su voz baĂąada y los collares enamorados de la luz segregan una garganta

volcado en el ocio presas y donde confiado a mĂ­nimos gestos todo el cuadro Su tinta dobla las cosas cuyo el amor reĂşne las penumbras mercado bajo

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l a gu e r r a s a n ta

Mis ignorancias dan el alba tu error es puro como un due単o

Pieles airadas ennoblecen el coro los vientres abiertos de la madrugada indicativo su arruga sensual vendida en las batallas la lealtad herida como un saco Durruti una orilla empapa la apariencia Aislado en la camisa flotaba con un cesto padre sus pisadas se hunden en la bala

un campo

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La propia energĂ­a de la mano sus pronunciaciones lujosas el poema de uno hecho por un tercero como el aseo de una plaza

las ciudades entonan la advertencia abren mis hombros y sale un viento atrayente para ser hombre a media tarde

tu caso y entre ruinas la mariposa precisa de un alfabeto

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l a gu e r r a s a n ta

Una composición independiente canta en el gesto y el arribo duro del pétalo sabio en el modo de acercarse y separarse

-  apretaban toda noticia o forma. La estirpe -  la obra concluye lejos de su peso

entonces “Godo  -  dijo  descubrirás siempre una patria en otra”

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y estos รกrboles cerrados a la dรกdiva

un ojo se refleja en su lรกgrima

las palabras nacen de un desencuentro

el idioma

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l a gu e r r a s a n ta

canto

~ X I ­­­~

el paso de un líquido bajo grandes consentimientos esta ciudad de estatuas sorprendida en tu muerte

los pelos bajos sensibles guardan la tarde su lentitud de mundo las batas caídas del silencio entre una fuerte inocencia

el ágil olor a orina de la muerte

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en la advertencia se prolonga el ciervo tocado hasta el borde y una pieza de reclamo paciente y seguro hace los domingos cuya humanidad deposita en los pรกjaros el hueco libres hasta no saber

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l a gu e r r a s a n ta

nos domesticamos para introducir un silencio en cada día el azar vivo aún en cada engaño paces aún no previstas

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califícanos califícanos tu natación salvaje las suertes veniales balar y plácemes extensos

el detenido con gruesas letras del campo donde respira la primera nube y en medio de las hojas furiosas sus bueyes sin velos

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l a gu e r r a s a n ta

tus umbrales

el pared贸n empapado por las ejecuciones y un aliento que silba en los cirios

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el acampa de relámpago en relámpago el hijo del pájaro tirita en la cuerda sube un aire para acabar la naturaleza él tuvo

mis perfiles de arma pelada y una nobleza de amante cae de la silla

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l a gu e r r a s a n ta

pero es mayo en el arco de mi orina

el yerro aumenta los paseantes las avenidas abiertas de la espada

El monte encubre su cielo y el caso del pĂĄjaro no se clausura siervos con una geometrĂ­a mĂĄs secreta que el poder y una siesta reptante en los vientos

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canto

~ X II ~足足足

su arte en el retorno entre sombreros amontonados junturas tumbadas un amor suficiente para carecer de sostenes

La mezcla escurre en los aplausos y uno guardado en el corte callaba la opulencia de un tiro la patria tranquila y disuelta de una caza

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l a gu e r r a s a n ta

el anillo seca su ardiente mentira un tema flota en la hondonada la zarpa erguida del ocaso convictos una idea muerta rueda por el cielo

Tu jardín recluso en el susurro -  esta flor deshoja los países venderemos venderemos la terrazas circulares de los meses este súbito grosor del aire en las hambrunas ningún amor nos detiene

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A tarde baja el hĂŠroe ordena el poblado con su despedida

migas feroces ardides del dĂ­a para dejar la huerta a lo invisible

y entre mujeres devotas y desnudas la exclamaciĂłn envuelve su paso como un vientre

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l a gu e r r a s a n ta

la derrota desnuda tu belleza -  tu soplo desconocido anoche  su prevención deshace las estaciones

Brotaba de la verdura sin separarse de ella como un órgano y el ojo como un salto humano, de pie, junto al agua. Pero enseguida se fundía en otras apariencias más indígenas y el barco se llenaba de blancos el dominio la caricia de esfera sin término eje o sombra ralo si -  o caminho nao e o caminho

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canto

~ X III ~­­­

Su voluntad aumenta con la muerte un asentimiento que las bóvedas esperan de los vientos

Si interrogo y el árbol entinta bajo la tormenta y un vacío se cierra en su reflejo el denuedo mis envidias la ceremonia del instinto

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l a gu e r r a s a n ta

Pero sus firmes trenzas de hombre acarician el universo en el viento

tu vaho neutral vacantes mis viriles césped infiel es junio en el suicidio su lazo más antiguo que la idea

-  océano la gratitud es tu sola existencia

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el amor paisano reĂşne las hojas al pie del ramo muerto caen los gajos de esta calle una nadadora cruza las ventanas dolientes

huĂŠsped de mis murmullos su barca embellece las lĂĄgrimas lo ordinario con la libertad del olvido el movimiento vespertino de sus cabezas dora este recuerdo

un pudor nos defiende de toda figura

El arte es por vergĂźenza y los bisontes blancos se hunden en la venda.

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l a gu e r r a s a n ta

canto

~ X I V ~­­­

mi deseo vagabundo por el cuerpo este murmullo penal de las hojas quietas el aire ahueca animales sin existencia

panes panes secos del hospicio -  mi última raza esclavos en la salvación

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-  ¿qué habéis hecho qué habéis hecho?  por una al mis guerreros el circunloquio a

la luz se hace entera como un mango donde el orgullo cruza tu simulacro terrestre y los sentidos se responden sobre el día vencido

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l a gu e r r a s a n ta

¿qué hemos hecho? ¿qué hemos hecho?

el caso tu oficio humano y castrado todo mi cuerpo devoto se llena de tiempo y por los ojos huecos las acciones del mar

de cáscara a cáscara ama de improviso -  cavadores la palabra escapa del objeto

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la estación saca su espada del año lúcidos como la araña se hunde en su tejido

la estatua reposa en este pueblo vacío

casta

mis pies pervertidos en el afecto robo y el lento descenso de los llamarones

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l a gu e r r a s a n ta

El cielo con un pĂĄrpado cortado suelta sus pĂĄjaros

tu oro empalidece en la plata tiĂąe el cobre muerte de hierro tiempo en las arenas

medro luna luna masculina de los hielos

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cantos

~ X V ~ ­X V I ­­~

acoge como

el cuerpo muere entre la imagen y la persona

ni sueño ni impío la botella desplegada del chubasco -  sus capotas mi ciudad nueva rutilante al fondo del desastre

su gratitud me ensancha la frente una jornada abierta se desploma en el brasero me hago ruidos en el alma para no estar solo

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l a gu e r r a s a n ta

reducía a tretas estos olores

la blusa que enfunda las praderas padrastros míos este rostro que la llama esconde al intelecto -  el lago unánime  -

-  ¿Por qué me escribes? oh tú que partiste la cagada humana bajo el cocido aspecto

orfebres

la lengua avergonzada ha olvidado su tribu

y uno los muebles ávidos de la noche un desierto lleno de zapatos vuelvo la miseria nos ampara

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el pudor corrompe vuestro abrazo ¿Por qué me escribes?  y esta montaña descalza como un principio

El cerro recoge en su falda el paisaje nocturno la lujuria escurre en las sogas las cavernas oleosas donde el cielo templa sus renovaciones huyo

y “más parezco quien vence que quién pierde”

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l a gu e r r a s a n ta

canto

~ X V II ~­

el fraude afina mi busto

con tus labios apaga esta moneda -  la confianza desolada

mi rostro ajusta la memoria la natural hipocresía de los colores

pero ellos acumulan

acumulan y sus bolsas muertas deshacen los vientos

ven tú tú cualquiera

el mar se queja en mis cerrojos y un barco vacío pace entre las islas

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pero vencer a los dioses en el arte es no haber entendido nada -  y cuanto fuimos la tetilla difamante sangro de sueùo en sueùo el tiempo se desviste

te reconozco

y el artificio que desprenden las pasiones

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l a gu e r r a s a n ta

Pero la usura violenta lo aprendido islas islas mercenarias escurren el palacio -  ni sus salas diseminadas en la espuma oblicuo lento y largo el aire nos pega el mundo -  oh avaras escondidas en la historia ni el error del sol que abandonó en el aire su rasura ni la

el temblor de un pájaro perdido entre sus plumas

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canto

~ X V III ~­

aquí mi castellano muere en sus disfraces la creencia animal de las arquitecturas

esta ventana incita la página blanca

que en el abismo vuelan tras sus muertos

los puentes

Los juncos suben a lo peor de mí mismo passo arana endeba que

sobre los vientos dormidos mis hombros solitarios

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l a gu e r r a s a n ta

Tu ensueño dilata la superficie su nuez perezosa semiabierta la lluvia muda de las maderas

indóciles a sí mismos aullaban clausurados en sus mujeres

aquí los frutales desisten y la nube sin lluvia expira en mis orillas

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pero el alma teme la barbarie santa la castidad del saqueo tus grandes vocales de compasión penetradas en el río

-  podría reducir a nuevas opciones estas calles colgadas de los árboles, colgadas de un viejo lujo, de un invisible pesimismo para poder vivir. O el aire  -  en las ferias  -  consumido sobre estas largas terrazas que prolongan la siesta bajo la noche ciudad adentro. Y hacerme ligero, entre ellos, con la pirueta del titiritero o la cortesía reservada que mantienen las acciones perversas. nunca real la hoja quieta sobre el cuerpo clausurado y un gran circuito de olvido en las flores

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l a gu e r r a s a n ta

canto

~ X I X ~­

Este olor excita los silencios -  árboles devorantes cada pura obediencia consuma la especie y si caso arínico que teme y uno a el roce de un aliento en las cruces

mi proeza hasta el lúcido entusiasmo sin razón sin origen y sin objeto alguno

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vade vade los mĂşsculos de la andanada se hunden en la confesiĂłn

y rapaces vuestra vida mimbrada el cauce bĂĄrbaro de las familias

tu esmeralda

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l a gu e r r a s a n ta

-  ¿necesitamos que en la prisión de uno otros ardieran y que de ese modo pervirtiendo lo pervertible nos purificara?

¿necesitamos el abrevadero de las mujeres entornadas en la maternidad o abandonarnos para renovar en el sertao de estrellas bajas la boda solitaria?  -

El arrojo es la presa la columna de polvo que fuma

la máscara es encuentro

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Huésped del propio espíritu resplandece el cautivo en lo que callas

-  Che a me richiedi? Un instinto humedece los parques

las cabras suaves de un esfuerzo

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l a gu e r r a s a n ta

la melodĂ­a cierra sus vientres el ruido conmovido de nuevas aislaciones tu barco antes que las grandes enfermas soplaran sus flores

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canto

~ X X ~­

El aire cierra los párpados del viento sola esta lenta libertad de obedecerse y pastos que atraen las sombras a mi aliento

lejos

el asco despliega sus garzas aturdidas la escasez de un mundo

-  bajo los mangos ellos dejan escurrir el sol sobre la mesa beben en grandes vasos blancos una réplica fuerte conversan poco

la nobleza del siniestro se afina en las manos el arrojo de atar el futuro a los sentidos

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l a gu e r r a s a n ta

Escucho y mi cuerpo divaga en la intimidad del follaje

templar las nuevas apariencias

en la mañana suspendida

una espada de arena se desploma en los bordes del viandante

-  quien desparrama la intimidad de su cuerpo para sembrar un azar otra ciudad sobre los huesos muertos

débiles camaradas bajo el sor-

tilegio de todos los agotamientos, la voracidad de los ojos respira en torno como una fiesta  -  y un remo solitario y blanco al fondo del desierto.

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Tu cabellera anochece en la nuca videntes

el chorro de sus lĂĄgrimas moja su ano y en las piedras se funde el silencio de la estrella

Peregrino virgen cruda mujeres engarzadas a las rocas atraen los rĂ­os

y nocturno el asesino construye las ciudades para deshacer el tiempo

Partamos la luz debilitada construye su ocĂŠano.

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l a gu e r r a s a n ta

cantos

~ X X I ~ X X II­~

de puente a puente un verso en el vacío la balanza tendida entre la mano y el sentido

tu largo bastonear clava el horizonte un viento se desnuda a escondidas en el aire

la estación con que la naturaleza se da alcance a sí misma

certezas vástagos del coro -  colocado

y el gratuito balde de las generaciones?

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los labios cierran la costa  -  la furia de las bóvedas que denuncia la ironía el alma propia no modela el alma del mundo que transcurre en ella

Anochece tu grito devuelve el conocimiento. Sin embargo no es el momento de los fieles  -  otros están en la raza.

Un hombre un solo hombre

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l a gu e r r a s a n ta

รกvidos

las cuchillas de sus alas se llevan mis hombros

los sastres callados de la trampa

sus afanes esconden el paisaje

las razones que nunca inundaron la experiencia

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el hombre despierta en otro alucinado corrompe los dorados de la gruta

él cruza la muerte asegurado por la burla si en no y no en sí

mi voluntad sitiada en la justicia

la pedorrea de las calles aturde mi vergüenza -  sen oh sen de los guías  -

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l a gu e r r a s a n ta

Tu exilio a los deseos une las sombras el odio de las ramas a la plaza

su gozo de c贸mplice

una lluvia lenta escondida en los paladares el temblor del embalse para hacerse el propio peso

frailes de zancos sotanas malvadas las estrellas maduran en la ropa todo ingenio aumenta la tristeza

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aires atados a imitar los humanos vuelvo

la cascada desaparecida en su tedio humedece mis ojos las cazas dispersas en su cuerno

y aĂşn nosotros por el amor perdimos la poesĂ­a

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l a gu e r r a s a n ta

pero un poeta se esconde en las orejas la manotada rasa -  nórdicos airados para saber cuanto miento  el dorso salvante de la marejada

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parque parque de otro dueño la suave brazada se desprende del ciclo

reverbera en el fondo de las hojas pulida, ineficaz  -  el pudiente  -  como un regreso imparable que abre las puertas y se instala en el fondo de la herida y duerme mientras vivo

el día nos venga este soborno

reparo

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l a gu e r r a s a n ta

canto

~ X X III足~

de sus descuidos renacen las lunas

la impericia abre los sentidos tu voluntad se inunda para que aparezca la imagen

con otra lengua seca la memoria

la partidura del pastor suspende una victoria

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tu Ăłleo franco opaca la noche el arpa guerrera retiene los pelos

elocuencias de las hojas que vuelan de mis cuerpos radas

los datos como cĂ­rculos devoran la verdura vuestras palas secuestradas por el eco la muda animal que invierte los vientos

su respiro desliza el pensamiento aquĂ­ el fervor es tener la piedad muerta

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l a gu e r r a s a n ta

hay una rodilla melĂłdica bajo las leĂąas esta confianza de la ola con el muerto la canoa ensoberbecida del regalo y en mi sabor tu pito de oro revela la espesura

-  mi apasionada pereza vuelve las piedras hacia adentro

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deudo mío imprevisible la imaginada cacería del aliento el arte donde elijo al designado su fin de entendimiento que cae a las razones

pero el ingenio afina su incredulidad -  el monje encuclillado ovilla mi salud este amarillo delgado de las factorías sufres sólo el fracaso permite la historia

y desde diciembre a marzo

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l a gu e r r a s a n ta

cantos

~XXIV~ ­ XXV~

mensajeras la edad nos atraviesa en la calle

y otra noche nueva

entre días y noches naturales

desvía la manada por un sueño

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un instinto se parte en las palas

condenado a renacer de los placeres oio ioi oio ioi

pedazos de edades giran por su piel

el robo que mis facultades consuman a mi origen

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l a gu e r r a s a n ta

ladro ladro sacristanes contra tu pena Godo todo olvido y a cortes de mangas por el cielo mi sombra soberbia se deshace

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ellos llevan en la sangre el juego del lago la iniquidad del dorso en las auroras

-  ¿quién contigo?

en el ojal del muro duerme la distancia

un aborigen y me desnuda con el abrazo del otoño a la madera

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l a gu e r r a s a n ta

el humo atraviesa de continuo sus propias fronteras robándose las armas el río con sus brazos se arranca las aguas el estupor de la envidia nos vuelve extranjeros

la iguana se difunde en mi figura su largo pene de harina

la gorra goznes confusos raca  -  raca por las calles

su ejecución multiplica mis deseos tu alma cae de sueño en sueño a la persona

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Pero morir es enterarse

la caridad que custodia la soledad del huĂŠsped

Mi pie ensanchado en el desprecio las sayas

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l a gu e r r a s a n ta

canto

~XXVI~

la enérgica amistad nos cubre de pelos

-  tu gran relevo  el robo ciñe la persona su depósito blando de señas en el muerto

-  ¿quién eres?  -

el ingenio se envidia a sí mismo

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gemelos

alguien corre como el cielo que va a morir entre sus nubes y en mis anhelos se pierde la melodía del mando

-  ¿pero qué visteis del héroe?  -

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l a gu e r r a s a n ta

el viento cede su memoria entre los 谩rboles tu sue帽o inm贸vil dentro del cuerpo a solas las tazas cerradas de mi astucia

s贸lo su artificio enamora los mares

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una estrella toca el silencio con el instinto del agua en las orillas

median

y la obediencia cruza con su cuarto vacĂ­o

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l a gu e r r a s a n ta

pero la tarde esquiva esta herramienta un largo deseo que nada entre los ecos -  la estación se fatiga temblando lengua que me hablase -  el miedo de una silla al universo  sus ríos vacían el sol las pasiones de madre la reunión de tus manos para aclarar la muerte Afluentes de la noche vuelvo al ardor experto de mi tribu al puro encuentro sin hallazgo año y así me puse por el alto mar abierto

mis pudores

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la capa del día cuelga inmóvil desde el cielo

el olor que despista las noches la muda economía de la natura entre las plantas

parias y tu balanza tierna y profunda en el gran cuerpo

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l a gu e r r a s a n ta

canto

~ X X V II ~

rutilan

un poeta invita y despide las ramas

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tu libertad extiende en mi peso su silencio

pero sutiles plaza sus manos que el aire levanta para siempre anidan en la cima del ojo los pรกjaros vencidos

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l a gu e r r a s a n ta

en la amenaza se baĂąa la imagen

sus vocablos caen de una ignorancia que cuida mi memoria

-  si io fui latino e piango

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la llama inmóvil de su lengua encierra las visiones famas de in águila de zanja

del alma cuelgan sus trastes punzantes

-  si io fui latino e piango

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l a gu e r r a s a n ta

la tarde quiebra su memoria contra el borde del paisaje el ruido lento de una hoja que sube a su rama la llaga que ti単e tu imagen empapada

el mundo se entenebrece en los senos me rechazan

como a un pueblo que ha traicionado

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costumbres costumbres hundidas en el presentimiento ladera de adopci贸n idea

solo el testigo produce tu tiempo

sobre las costas la herencia alcanza una figura

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l a gu e r r a s a n ta

caudillo

solos mis hombros brillan con un prado lleno de espaldas que doran la siesta

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canto

~ X X V III ~

entero

cada

j贸venes en la polvareda

otras rutas mansas adormecen la colina

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l a gu e r r a s a n ta

un grito cierra los labios de este valle la mente que tiembla en el lenguaje

mi siniestro y la batalla expira en los anillos

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cismas cismas del viento horadado codo la mierda al sol entre sus pensamientos

en los párpados golpea su libertad muda y crédula

tus objetos castos

-  ¿imperio imperio mío por qué admitiste?

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l a gu e r r a s a n ta

-  “capo fatto ha”  -

cuenta las traiciones el aire calza sus senos en el eco las familias flotan en los lechos abandonadas un hueso un hueso que mueve las estrellas

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poeta no dividas

tu espada vacía los espejos la insidia de cada nacimiento mi libertad que obedece al abismo

y su voz alejada de sí mismo dice: -  “el talento rompe la persona”

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l a gu e r r a s a n ta

mis matutinas bĂĄrbaras resto el ala vuela sobre el propio naufragio rehĂşso y entre las sienes silba el alma cruda

mancos

sobre su muerte rueda la distancia

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canto

~XXIX~

sobre el enfermo el pájaro levanta la tarde

-  sólo escribo en verso lo que no sé decir a otros quien concedes y el rostro

la luz de una lágrima se abandona a la lluvia

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l a gu e r r a s a n ta

traían la voz clavada a sus lamentos sus manos que se quitan los hábitos con una caricia -  ¿quién jura? el aliento entre las manchas brilla sin respuesta

luces luces aisladas con que la noche se hace marcas en el cuerpo

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un pájaro se para en la punta de mi grito los veo el mar con su pie lento hace rodar la noche

tú asesinado en la blanca bahía muerto espera aún la flor que un árbol debía soltar sobre sus labios

pariente cuando sólo la carne perdonaba

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l a gu e r r a s a n ta

el lujo de los daĂąos otro hombre reunido en tu vĂŠrtice como una campanada y sueĂąos que pasan por la altura sin reconocer su durmiente

te adivinas y la mezcla de tardes lleva las plantas al invierno

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otra poesía es indicar

-  el simulacro tu incesto casto  -

una flor de oro entre la selva devora la noche rehenes y países que caen de los labios del viento

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l a gu e r r a s a n ta

tu juego desnudo se tiende en el espanto escarbo en las imágenes para encontrar mi cuerpo el día nacido de la estatua

lejos quedó de donde va su muerte

-  imito  -

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canto

~XXX~

Si vivo es porque veo una cosa por otra en el tatuaje intenso

la parte de noche que el dĂ­a nos cubre

la cortesĂ­a de un hueso en el florero

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l a gu e r r a s a n ta

de una mirada deshace el mar que huye ladrando las distancias

ciego guarda la sombra que devora su figura

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ni el blanco que aparece y desaparece para que crezcan las manos

-  Diestros de la esperanza vivo  -

la luz

de una flor extraviada en su agujero

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l a gu e r r a s a n ta

que peligro descubre en mi carne la aventura de un cuerpo

brasas que se palpan bajo el pudor de sus cenizas

o meterme en sus sueños con la piedad de un día más viejo

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finjo monedas con mi ocio la sombra que calza en mi silencio la furia de una llave en el destierro

mi salario brillante

y muerto el desliz de una cama que vuelve a su cabeza

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l a gu e r r a s a n ta

la maĂąana sacude sus pĂĄjaros del horizonte

en la ignorancia se desea sĂ­ mismo

y los perros estiran la noche sobre los huesos

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poeta con tu verg端enza me lavo la cara

cruzo y la memoria se hace a oscuras

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l a gu e r r a s a n ta

canto

~XXXI~

La interjección vencida

su hacha de luz funde aquel árbol con su muerte soporta la medida

-  di y un saco nos deja hacia los días

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con grandes platos de madera asestan el verano

patria tantas alas sueltas buscando sus pรกjaros piangi

el mar sumiso de horizontes junta el relato en tu pupila

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l a gu e r r a s a n ta

un error nos protege del miedo

pero otra salva de peces a mis órganos o este encuentro de mi cabeza en otro mapa

-  subyugan la lanzadera nocturna del orgullo  -

servil el río se pudre entre mis huesos

en mi torso vacío

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sábanas sábanas civiles del dominio américa sobrevive en mi cólera

tu explanada desmesura la tarde entrega mi voz a la bandada extraña

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l a gu e r r a s a n ta

apenas noche para llegar al mundo  -

otro asombro nutre mis desdenes

cesan

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canto

~ X X X II ~

cada color se ti単e con su dedal de sombra

mi estancia rota deslumbra la palabra

con grandes vanos absuelven los anuncios

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l a gu e r r a s a n ta

Âżpero quiĂŠn quien describe?

me distancio con el denuedo del alba sus grandes velas diurnas donde duermen los vientos y mis venganzas de hembra fina en la cadencia del arroyo

asesina inutilidad del siglo

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-  ¿qué traición no me embellece?  altiva

al eco de otra voluntad en mi verguenza su amago desnuda mi espalda

tales sexos grandes maternos urdidos al dominio donde la franquicia abre su laguna

-  desdícete  -

y muertes flotantes de retorno

el pie mi pie fugitivo de su propio paso

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l a gu e r r a s a n ta

cautiva de su espejo la hĂşmeda sed del agua

hiela sobre esta multitud

reĂşno mi zapato bajo la fanfarria

dominical de los triunfantes hasta

oculto

desusado

la hoja absuelta tiritando el gusto

su resentimiento arrulla en las palomas

guarda mi sombra en su desierto

y el alma

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asĂ­ la niebla disipa su mĂşsica en el habla

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l a gu e r r a s a n ta

cantos

~ X X X III ~ X X X I V ~

a leños

última la piedad de su tiniebla

esta carne derramada en cuerpo como un silencio derribado en bosque

si mi pasado

cuajo de cacerías suya la lasitud del pan en el olvido

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diestro toda justificación incluye el crimen -  otro corazón gasta el dolor en mis sentidos esta última mirada como un vaso transluce el rubor que nutre los poderes tu abjuración con que la noche ahoga mi rostro en su despojo

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l a gu e r r a s a n ta

si la palabra deshila su trama de tiempo

padres desojados esta cruda tentativa del diente en la sonrisa

mas ya sin sangres ni sitios ni dadores al flujo del asco devoro mis cebos

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la temporada abierta del orgullo se expande en la memoria

tu región cede al espanto esta caricia

cosméticas y heladas de viento

mis facies

inmóvil como una falta absoluta se opaca una lágrima

y aún en la lujuria del furor no cede la frecuencia

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l a gu e r r a s a n ta

cuanto se va con línea ardiente de ventanas agotadas trabajando la noche con rítmicas traiciones -  ¿Indescifrable reniego?  -

a tal sima beneficia la bestia

o un afuera real

donde ya sin robos y cuya luz de estrellas vagas rutilantes invisibles a pupilas para siempre abiertas -  melo gerardo  -  boca arriba abandonado de todos los sueños

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Oda a Kappa 1969

«Oda a Kappa» Es editado en formato pliego por el Instituto de Arte U.C.V. Fue previamente publicado por la Revue de Poęsie, París en 1965.

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El día del asesinato de John Kennedy decimos en Paris la Oda del Nuevo Tiempo, cuyo signo, curioso era la letra K ( Kennedy y Krushev, los dos emperadores, Kafka y Kierkegaard, dos iniciadores). Hoy hay que agregar Martin Luther King y Kennedy el Segundo. Oda o saludo (la forma misma del relevo o posta mas que mera comunicaciín) producida por muchos ininterrumpidamente este fragmento es el que apareció por mi voz. Godofredo Iommi.

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toda la poesía

… … … … … … … … … … … … … … … … … … etc., etc., etc.  —  hasta que mi propio desnudo no se me vuelva un traje. —  “Todavía queda una mujer en las aguas”  —dicen. Pero ya se han ido todos los pájaros del norte. —  ¿Hay algún número relevante? (cara, la cara  —  el otoño ajusta el mundo a su peso). Madame: contar da vaivén­  —  nombre o número  —  con que la madre nos mete en la historia, la sangre al latido y el segundo se hace hora. ¿No se sobresalta y retira y vuelve el ojo, como el mar en las orillas, cuando el día repentino lo desnuda? ¿Y no se ampara en tal vergüenza o párpado para que la luz se vista de imágenes? Así entrega su mirada. Y a cada reflejo una nostalgia. (entre el a y la e se hace la i la o la ilusa u cuando las lenguas fundan en sus Preparo

rrepentimiento speranza storia bra nidad de un uno vocales una idea)

preparo el rapto.

“Todo discurso es metáfora”  —  añadía el escriba moribundo. Y sin embargo “Las lenguas se hunden porque sus palabras hacen agua para las semejanzas”. Aventura aventura sin don como un dado Pero ¿Dónde, dónde una nueva palabra ya sin fábula?

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oda a kappa

Ellos levantan el papel para buscar nuevas formas pero yo las he usado todas Indigencia del amante: cuando escribes se pega la t

pero si y si si mismo

escucha el tartamudo tallar su palabra en el aire ddddddddddddddd ddddddddddddddd ddddddddddddddd d dd una destitución inocente nos expone y sólo la piedad es la extensión del juego Toda la lucidez del silbido sin estaciones en el curso. Sobre las leñas del árbol una flor expande su amenaza —  aventura aventura sin don como un dado. El aire pliega su día y su noche y se va sin alas De una vuelta de sombrero descubro todos los vientos Mi perfil atrae el horizonte y en cada gesto tiembla la frontera.

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(A quienes tocan  —  es húmedo  —  vuelven oscuras las analogías. Sólo por el equívoco nos saludamos). Me paro sobre esta terraza como un fruto y odo odo sereno y sin párpados. Las voces

l a r e c e pc i ó n

Abre la herencia que inaugura A veces recibimos supuesta se pierde la figura donde el momento termina nos cuida la distinción con una dimensión de menos las cosas dan su origen como el amor sola la aparición contiene cada evidencia trae su saludo y el perdón un hueco donde se forma el semblante hace diez y seis años y otro mundo entre las calles y los hijos Empieza

la carta descubierta

Querido Miguel: ¿Qué mejor que una carta para desearte un buen año? La carta, como la hoja, anuncia y despide. Mira los árboles. Pero yo casi ya no sé escribirla. Desgraciadamente la práctica literaria conduce mi lenguaje a un orgullo peculiar.

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oda a kappa

el lenguaje nuevo

¿No te ocurre que, a veces, mientras escribes, en plena nada las palabras crecen, empujan, como si tomaran una repentina y, acaso, excesiva conciencia de sí mismas, aminorando, con ello su íntima cualidad indicativa? Como si una mujer o un hombre proporcionados quisieran dejar de ser índices de la armonía y pretendieran ser sí mismos precisamente a causa de esa hermosura que en él o en ella se transparenta y no les pertenece. Tal vez el uso prolongado y especial de la escritura de poemas me provoca esta primera dificultad. Recuerdo haber trabajado con palabras de tinta y papel, modeladas con esa materia, ajenas a la voz  — en lo posible, pues que detrás de toda palabra va siempre el dicho  —  para que únicamente por los ojos se entendiera. También he escrito palabras según un determinado comportamiento en la página dejando, en cambio, abiertas, no una sino múltiples, posibilidades a la voz que las pronunciase. Y alguna vez he querido escribir un poema y acotar al mismo tiempo el modo de decirlo pero incorporando esas acotaciones al sujeto escrito, de suerte que se hicieran una las dos vertientes, la del ojo silencioso y la de la garganta y el gesto. Sin embargo, creo que en la carta se manifiesta mejor la transparencia de la palabra como la indicación en ciertas piedras desnudas y fundadoras. Me parece que en la carta la palabra toca su intimidad porque se retira a medida que muestra. Así, tal vez, con su discreción señala, abre y da lugar. Puede que no sea fácil lograrlo porque sólo brote con naturalidad de una existencia suspendida en la vida  —  y, acaso, es éste el real sentido de la pobreza. ¿No tendrán los verbos esa peculiar fuerza poética porque precisamente se queman y desaparecen en las acciones que pronuncian y, de otra manera, las partículas relativas, porque consisten únicamente en lo que hacen? A diferencia, por ejemplo, de los nombres que de suyo se presentan, plenos, sintéticos, encerrando casi por sí solos todo un lenguaje. Y a propósito de nombres trataré de exponerte la segunda dificultad con que tropiezo. Me tienta y sin pausas el deseo de la enumeración.  —  ¿Recuerdas aquella de La Ilíada y el sutil canto cuarto del “Inferno”, de Dante? Allí los nombres y epítetos respectivos se convierten en sonidos articulados por un orden interior que los ubica en la secuencia y producen el verso  —  ese hacia abierto  —  transformando la singularidad de los nombres propios en signos suspendidos en la amplitud de resonancias y sentidos. A cada momento mi pluma pretende ese procedimiento. Pero no puedo. Un invencible disgusto me invade cuando lo intento. No lo rechazo y, por él, escucho la Musa advirtiéndome la inconveniencia de la enumeración como la de ciertos colores para translucir el tiempo invisible que nos toca. Por cierto que, gracias a la intimidad que alcanzan las palabras en una carta, me atrevo a hablar de la Musa sin temer que se confunda su clara realidad con una figura literaria que disimule cualquier otro significado. Sin embargo, no acierto con el camino que comienza en este disgusto ni encuentro las palabras que no nombran.

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Me limito, entonces, a obedecer tal contradicción y, aunque te escriba nombrando, me excuso agregando que no me gusta hacerlo. A través de esta falla o quebradura puede que distingamos los límites del útil artificio de la literatura. Y por otra parte, si es verdad que toda quiebra o partidura de un límite descubre lo que éste nos ocultaba, tal vez, sea esa la expresión adecuada para decir lo que ofrece este año de 1964, en la medida en que pueda señalarse. ¿No es esa la simple y conmovedora tarea del poeta? Recuerdo, sin pretensiones, aquello de que el profeta no adivina el tiempo sino que lo proclama. Puestas de lado forma o informa que resultan siempre poemas, te escribo esta carta vuelta hoja y por eso, ella también, imagen, aunque mínima que, al dividir la página con su caligrafía o el aire con tu voz, revela, reuniendo, tal como las puertas, aquello que indica.

mundo y realidad

Aunque parezca pretencioso, a propósito de esta carta de parabienes, quiero escribirte acerca de una distracción que tuve hace diez y seis años, y cuyos efectos aún me duran. Seguramente has estado, como tantas otras personas y no pocas veces, medio a medio de una distracción larga e involuntaria que suele ser anuncio de ciertas melancolías. Tú sabes que en esas circunstancias el ánimo anda suelto, disponible y, porque nos mantiene desprovistos, nos deja como quien escucha. Mientras dura, no se produce la cómoda y habitual separación entre pasado, presente y futuro; en cambio, los significados inhabituales comparecen simultáneos y distintos como cuando al entrar al mar, el agua te llega, al mismo tiempo, por todos tus costados. La sensación dominante, si se puede hablar así, es la de un curioso confort para el espíritu suspendido y oyente, confort semejante al de ciertos diálogos que, entre dos desconocidos, fluyen justos y reveladores mostrando, al par que se desarrollan, una paz imprevista. Durante aquella distracción me apareció el modo de hacerse del mundo. El mundo sobrevenía a medida que se desplegaban las formas dormidas en nuestro cuerpo bajo la invisible solicitud de la naturaleza. O bien, desde otro punto de vista, como ocurre con el río que con su ritmo propio reúne y da contorno en sus reflejos a lo que por fuera va extraño y sin bordes. Y lo hace  —  creo  —  gracias a la tensión de su superficie y a la transparencia o forma en la que todo límite se suspende para dar paso a la luz; acaso porque la clara expectación ajusta y ordena. Así, las cosas del mundo se me ponían delante con propiedad muy íntima hasta parecerme naturales las extraordinarias y convenientes las que debían contrariarnos. Como si el bien y el mal que existen entre nosotros hubieran servido, aún a pesar de ellos mismos, la realidad que es la forma como nosotros, los hombres, atestiguamos la verdad durante la existencia. En la especial transparencia de ese 336

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estado los hechos y las cosas, a solas consigo mismos, se contenían, de modo que toda la realidad, sujeta en serena discreción, daba, por su simultánea presencia y retiro, cabida a lo invisible. Y lo sentí, no sin maravilla. Pero lo propiamente invisible, por serlo, y aunque presente, es innombrable, acaso porque no nos corresponde y es propio de los dioses. No me pregunto, por inútil, ni la razón ni las consecuencias de una tal creencia. Me limito a constatarla. Toda explicación sería disfraz para colmar una evidencia que altera esquemas o que puede servir a la malicia. Pero falso sería confundir la realidad de ese vínculo con lo que hagamos invocándolo. Aquella distracción era un acto donde hechos y cosas, desprendidos ya de los trabajos que los formaron y libres, entre sí, de toda antología, se abrían como un sentido. Despojados de intenciones se descubrían en su origen con las rarezas de un mundo que despierta. Acaso el juego o drama que se desenvuelve para producir la realidad, una vez producida, muestra, a solas, aquel vínculo de origen que durante los cuidados solemos olvidar y que, con necesidad, nos conduce por la tarea, a los hechos y a las cosas. De esa manera el mundo se declaraba donación. Me pareció que lo invisible da siempre pidiendo y que de semejante encuentro surge la confluencia o sacrificio. Porque los dioses piden  —  y con ello ponen en juego nuestra libertad  —  la aptitud para el regalo. La medida, en medio de la naturaleza, les pertenece y los hombres la recibimos en el trabajo, de modo que, aún rechazándola o negándolo, siempre nos instala. Así la piedad, que es también la extensión abierta para nuestro hacer del mundo, excede toda desilusión o esperanza y forma nuestro arbitrio.

historia sin sucesión

Cierto es que todavía imaginamos lo lejano, digo la posibilidad de historia, y se nos hace difícil ver hechos y cosas fuera de una sucesión: por eso me es imposible describir aquella distracción. Tampoco puedo construir, de modo equivalente y con palabras, un artificio para darte, por lo menos, el efecto que me produjo aquel estado. La razón es simple. No lo descubrí yo a punta de lápiz ni con el discurso, como suele suceder y en los poemas, sino que me sobrevino suspendiéndome. Inventar o entregarme a un arte que reproduzca o narre no me gusta.  —  ¿Pues qué es contar? ¿Hay realmente 63 entre 1 y 64? Si contar es agrupar y distinguir es decir, calificar, produce referencias: antes y después. ¿Cómo podría yo referir o describir la sensación de un tiempo que, si bien durando, no se clasifica? Prefiero indicarte la consecuencia de aquel momento que todavía me ronda y sorprende. Te diré primero cómo bajo esta nueva sensación me aparecen los grandes trazos que nos tocó vivir. Y enseguida trataré de señalarte cuánto ya me va ocurriendo.

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la política poética

¿Recuerdas la prudencia? ¿Ese arte de cuidar para el amor su riesgo genuino? En edad tan poca, ¿no nos muestra la política o modo propio de la prudencia  —  a pesar de sus contradicciones y con una riqueza apretada, tal vez nunca vista antes  —  su claro sentido? En cuanto a la riqueza, piensa en Ulianof y Trotzky, en Gandhi y Ataturk Kemal, en Mussolini, Stalin e Hitler, en Mao Tse Tung y Kennedy y en ………… te confieso que había escrito: Ulianof Gandhi Kemal, reduciendo esas palabras a signo: Uliagandhemal poniendo a continuación los epítetos de su procesión: Lenin, en cuyas manos el oro se sorprende metal; Gandhi, que separa la justicia de la espada; Kemal, que con un nuevo lenguaje recomienza su país. Escribí, además, algunos borradores hasta reducir tales palabras a objetos que admiten, sin decirlas, múltiples significaciones y resonancias como el prisma sus colores. A menudo decimos que tal es la riqueza de la simplicidad; sin embargo, esa forma ya no me parece la adecuada y discreta. ¿No estamos viendo al pueblo más joven, casi diríamos sin origen, encabezar, al par que crece y se constituye, la tarea humana como un pájaro? Piensa en ese continente viejo y negro que entra por primera vez al mundo, te diría, casi como una novia. En el reencuentro, en diálogo, con Asia. Y me pregunto si alguna vez el mundo fue tanto tierra  —  peculiar y distinta. Piensa en la quiebra de las ideologías con esa parte de sublime que todo ideal arrastra bajo el señuelo del futuro, sucedida en la guerra civil española. Tal vez para indicarnos la vanidad de apostar a lo que podría ser y forzarnos en cambio, a tomar cuenta del presente. ¿Y con Malatesta y Durruti, no late en la realidad dormida, cuando aún no se despliega, un sueño de la verdad? Y los grandes asesinos. Ellos también. Porque acaso Stalin, matando, comenzó a reducir el simulacro de la pobreza genuina a temple cotidiano. E Hitler, matando, mató, tal vez, la íntima cobardía de nuestras existencias, tendida siempre como un anzuelo desde el refugio de un pasado al porvenir improbable. Porque había que abrir mucho mundo como una herida, a causa de nuestra ceguera para que aprendiéramos a recibir cada acto humano como un regalo. Para que supiéramos que la más simple presencia también emerge continuamente desvelando el riesgo. ¿No es Mao un poeta que reanuda un mundo apostando la humanidad? ¿Qué íntima destrucción necesitó el pueblo misterioso de occidente para llegar, sobre todo deseo, al lugar? Hablo de los judíos a quienes tal vez, nunca comprenderemos, saludándolos, saludándolos aunque vuelvan a equivocarse. Cierto ninguna hecatombe antigua se compara con la que marca el paso de cuanto nos ha sido dado porque hemos sido pedidos. Pero, acaso, han muerto más hombres que nunca para dejar que una piedra sea nada más que una piedra y cada instante todo el tiempo. Me esfuerzo para que ninguna paradoja me confunda porque sé que, a través de todos, los dones llegan e instauran.

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la nueva guerra

¿Recuerdas la buena guerra que Hesíodo nos indica? ¿No es la técnica la cara humana donde la tierra se conforma? ¿No hemos visto ya cómo ella atrae la naturaleza para extender el campo de combate que es su juego? Hablo de la luz que nace de una esclusa, de las lluvias torrenciales del trigo atravesado por el sol tras largas filas de máquinas guerreras, de la rapidez que expone, mejor que los vientos, la forma escondida del aire y la une a la tierra. ¿Recuerdas entre otras cosas el Lotus en una vitrina de Londres y de qué modo, entre una máquina y nosotros, la alegría se posaba como un pájaro inédito? Y gracias a la técnica, la aventura o viaje olvida el valor, esa frontera de la prueba, para darnos el estremecimiento propiamente humano del reconocimiento y con ello las estrellas. ¿Recuerdas la ciencia cuya virilidad enciende la tarea? Ella encuentra hoy su propio secreto y con ello desnuda, no sin asombro, nuestro organismo moral. Ya no busca entender una naturaleza, sino que desde su arte, tantas veces gratuito, puede reproducirla distanciándonos de su maternidad para dejarnos adultos, con fuero, independientes del sol en nuestra misma tierra. Y me digo en silencio, sin escribirlos, los dulces nombres. Y si, complacientes, no tomas en cuenta las posibles significaciones de las obras  —  ¿no abrieron los autores, en nuestros sentidos, la admirable inexistencia de la sucesión y del espacio para que comparezcan los nacimientos de modo que el propio hacerse de la obra fue la obra?  —  . Piensa en tantos pintores, músicos, escultores que desnudaron nuestra mirada. Desde Chirico y Picasso a Pollock. Y piensa en quienes tendieron el lenguaje como un color insospechado para que se transparente el puro salto desde lo invisible gracias al que vivimos  —  de Trakl y Joyce a Breton. Y en aquellos ánimos que recobrando un principio con su cálculo inauguran y mantienen la vigilia con que la existencia descubre su ritmo  —  desde Kierkegaard a Wittgenstein. Y no hemos visto la piedad de Occidente o vínculo con lo desconocido, remontarse a su palabra y a su rito hasta volver al centro  —  digo Jerusalén  —  para ser iglesia y reanudar las diferencias?

fin de la analogía

Sin embargo, releo lo que te escribo y me parece que se desprende un sentimiento o idea unificante como si hechos y cosas dispares o semejantes se resolvieran en una síntesis que las contiene. Sabemos que las palabras, por ser signos, traen, de suyo, el equívoco y que además lo que te digo no pretende precisiones; 339

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nes; doble razón, entonces, para recordarte que la sensación que aún me dura procede de una multiplicidad en la que cada cosa era propia permitiendo, al mismo tiempo, la presencia, que no visión o referencia, de lo invisible. O si prefieres, como en lo oscuro la aparición de cada estrella señala la noche del cielo. Desde aquella distracción que no puedo, ni quiero reproducir, mis pasos han cambiado. Cuando miro un árbol lo veo palpitar y desplegarse en un hueco constante del que surge y se sustenta gratuitamente. Veo cada edificio o calle o plaza flotar en una ausencia primera y nutricia, y, si un hombre o palabra: el silencio que pronuncia. Así el instante se me hace presente porque expone su origen. Y la belleza la mejor transparencia. Siento, entonces, que el mundo pierde temores y terrores y que la envidia, de la que nos llegan avaricias, se aminora. La analogía que aún gobierna la comprensión se hace menos necesaria y el canto: silbido.

el juego o tiempo nuevo o paternidad del vacío

¿Qué significa ya para nosotros la propiedad sino la libertad del uso? ¿Qué la patria, sino la confluencia donde los hombres reciben de los dioses una medida? ¿Qué la familia, sino la admiración cuidada y renovada de los nacimientos? ¿Y qué significa ya para nosotros el amor, sino el testimonio, en medio de la especie de la sola aparición que como tal se suspende y muestre su aparecer? ¿Y el cuerpo o trabajo en la danza, qué, sino el múltiple juego del aire y nuestros sentidos revelándonos sin tregua la incesante paternidad del vacío? ¿No nos sobrevienen ya en la humanidad las razas como esas inaprehensibles y distintas melodías a que alude la música con sus cálculos? ¿No crees tú que, ya para nosotros, la simple pobreza de estar suspendidos de la vida  —  pues la pobreza no se mide con riquezas  —  nos sostiene siempre como figuras en juego? Por la pobreza  —  quien sabe  —  un tiempo que a mayor libertad nos da más juego. Hablo, por cierto, de juego, porque sucede e incluye y en su riesgo mejor nos singularizamos. ¿Pero no es ya para nosotros la existencia esa irrupción de la partida, que sólo la libertad sostiene? Y si jugar es poder salirse? no es ya, para nuestra existencia en juego, la muerte misma salida; la muerte o sustento de la libertad porque en ella nos salimos a lo invisible? Me parece, también, que en la existencia que se juega, los actos propios, con los que abre juego, son trabajo y utilidad y la palabra que los revela su fiesta y lugar más que poemas. ¿De qué modo y cuáles las formas que duermen en nosotros están ya despertando al llamado de la naturaleza? Mundo.

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don de la muerte atómica

No me supongas entregado a viejas o nuevas ilusiones. Mira de nuevo en ti mismo, a tu alrededor, detrás de los deseos  —  conquistas o frustraciones  —  también detrás de las dudas. Mira sobre todo la tristeza que tanto nos afecta. Ven en la melancolía o mundo que se nos retira, nuestro ser desnudo porque se nos ha pedido mucho para darnos con exceso. Te señalo que la melancolía que fecunda y que tantas veces el miedo de recibirla la impide como quien rehúsa el encuentro probable del regalo para legalizar su orgullo. Y bien sabemos, desde Camoens, que también para los tristes hubo muerte porque la angustia o tristeza no es nunca pago de intercambios sino umbral de inauguraciones que por avaricia esquivamos. Todavía convivimos   —  y nos gobiernan  —  con quienes temen abandonar el mundo en herencia. Puede que falten muertos y que la envidia y sus policías imaginan alargar las estaciones del año. Tal vez aún no nos acepten y asesinen a Kennedy. Pero a pesar de tales hechos y cosas  —  y si persisten a través de ellos mismos  —  la realidad siempre declara y de nuevo, el testimonio de la verdad. Sé bien que cuanto te digo es únicamente posible si el sacrificio o borde donde se encuentran los hombres y dios fue de una vez y para siempre pasaje del regalo: presente  —  momento y reconocimiento. Nombre, en el que silenciosamente creo. En cuanto a razones, no tengo sino dos  —  acaso demasiado simples para ser convincentes  —  que así me mueven a saberlo y escribírtelo. La primera es aquella distracción que no cuento y sólo indico y cuya verdad conozco porque “e ancor mi distilla  —  nel core il dolce cha nacque de essa.” y “più largo  —  dicendo questo, mi sento ch’io godo”. La segunda razón es que la muerte, la muerte de todos, poseída, se cuenta entre nosotros. Ya la hemos recibido y sobre todo proyecto o memoria luce como la nieve, es el sol esparcido sobre el suelo. Antes, desconocido era el morir. La guerra, el suicidio o la propia consumición no interrumpía el mundo. ¿No era, entonces, la suerte, esperanza o resignación? Pero hoy, la muerte de todos se sienta en nuestro almuerzo, bosteza en nuestros jardines, modela el cuerpo que formamos y más familiar que el pensamiento nos custodia para que la apuesta humana difunda su propia libertad. Porque ya no es de nadie sino de todos y tierna como un perro duerme entre el miedo y los deseos. ¿Podemos realmente destruirnos? ¿Pero no nos descubre ella, con su límite, la propia luz de lo posible?

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la nueva libertad, saludo y juego

Así ando por esta realidad en que vamos y cada acto es real y propio sin depender de quien surge o lo recibe, y, suspendido, se extiende y muestra como en el viento las alas. El tiempo, entonces, en vez de producir novedad, destrucción, nostalgia, irradia desde toda aparición a su propio nacimiento  —  como el vuelo desde el pájaro al aire que lo sustenta. Un sentimiento sin borde me sobrepasa y hace saludar, contra toda convención, agentes, hechos y cosas que suceden por las calles y por las rutas. Tal gesto, a veces, entre un orden que no lo registra ni clasifica, me extraña. Pero volverme agresivo por su causa o aceptar ese exilio involuntario sería desmentir el gozo que lo provoca. Y aunque bien sé que cada vez lo podré menos y menos, trato de no mirar mucho lo que veo a fin de disimularme en la ciudad y convivir sobre todo sin resentimientos. Y porque ya no temo a mi propia cobardía no me preocupo de lo que debería hacer. Semejante disimulo  —  por el que los hombres nos guardamos aún en la cronología  —  es el discurso y en cambio, el lenguaje, como la aparición, es sólo saludo. hay una hoja en el árbol (eso es todo) hay muchas hojas en el árbol (eso es todo) hay ramas límpidas en el árbol (eso es todo) La rosa equivoca sus vientos si el alba cuando la voz forma la jarra de su cuenca.

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E l Pa r a 铆 s o 1973 ~ 1974

Algunas p谩ginas en blanco de la primera edici贸n no se han considerado en esta edici贸n.

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el par aíso

al fondo la barca desliza su arco sobre las cuerdas del agua la claridad modela sus vergüenzas tu razón temblando en la memoria

asiste delátame a la pasión desierta los labios perdidos en un licor de estío

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tu cortesía precisa los cuerpos

rápidas musas del buen aire

disponen

los mármoles abiertos del océano la súbita elegancia del durmiente la casta gravidez del abandono

las hebras

pero alguien más que yo dijese como quien dice y hace

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el par aíso

luz que naufraga en la luz su columnata desgrana mi risa y por las sábanas del aire los pájaros descubren los senos del cielo

límpida tránsfuga

una ley oculta en la ilusión dispensa bordes al paraje

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¿quién así fue amado?

el azul del sueño despierta mar súbita presa del horizonte huye a mis alturas

haces

la rueda inconclusa del adiós pasa rezan horma de mi cuerpo sostenida por el viento

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el par aíso

cuídanos

que el árbol se inclina para oír su tierra un rostro titila entre el instinto y el ala la llama quema su propio sentido

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de un guante su reveso oscuro me abandona

una oleada de alma presume los silencios –  mis estatuas  – en las yemas el tiempo murmura de si mismo

o estas cabezas

hermosas

fatigadas

cayendo a otras opciones

distraídas la muerte

reflejando sin cesar lo recibido su luna

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el par aĂ­so

ininsistibles

donde el alba adelgaza mis infamias esta inexplicable identidad del rĂ­o su aventura abierta a las columnas

tu calma salvaje en las bodas incesantes del transcurso y la memoria donde pĂşdica crece la risa bajo su propia sombra

tarde imagen y espejo se recuerdan

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las suertes construyen tu lectura la dicci贸n que deslumbra su propio recorrido

canto y la tradici贸n suelta palabras a la pausa nueva

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el par aíso

“entonces dios”  –  decías

su antebrazo descubierto atempera esta duna la indestructible delicadeza de un rasgo en la vergüenza

en el destello del faro palpita el océano y a solas el viento expone la apariencia arquero

había que perder el tono hasta la blancura hacia su admisión imponderable

libre

tu solo

el ritmo

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mi cabeza errante en tu sonrisa palpa sus secretos tu viento a ras de falta su mano clara en la mesa del peregrino

enuncias

y tu compรกs hundido en la figura

empero

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el par aíso

mis votos

las pálidas suben del agua hasta la imagen la transparencia asiste sus retornos tu verano dormido en el espejo vírgenes aún sobre las fuentes de las plazas

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al corte tenue del alba abren este paĂąuelo blanco del engaĂąo su realidad a los sorteos de un nombre

entonces mis primicias hĂşmedas embellecen las orejas

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el par aĂ­so

pero la libertad en el fragor de los deseos un joven en la ventana perdido en la implacable voluntad de las medidas

a oscuras el horizonte construye su pupila cada saludo es un salto en el vacĂ­o tu lĂ­mite gozoso en la ausencia que lo guarda

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tales balanzas del miedo en los arribos esta absorta virtud de perder

–  extraviados e inmóviles oyendo en el bosque a quien cuida su retiro salida inocente

aquí el tiempo se deshace como una y antes  –  que la ansiedad  –  este

olor húmedo y nocturno suscita el arte

entonces

mi corazón simula la aparición del camino

un gemido antiguo trama mis descuidos

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el par aĂ­so

pero la duda goza sus simetrĂ­as y mis labios clausuran el deseo

un eco despeja la presa oculta en mis instintos cuanta soledad del cuerpo en la aventura

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¿ del vuelo a su sentido la palabra vuelve ?

¿ qué olvido obstina y rescata este paisaje ? las fantasías intactas de la piel sustraídas al invierno

vuestra leve negligencia en la intimidad de la fábula donde el vocablo reanuda sus silencios

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el par a铆so

pero su tono libre de m贸dulo suelta la altura al amor que expande los lujos irregulares de la frecuencia

diente de luz titila el organismo de una frase mi voz que se recorre en sus propios regalos

tu giro inaudible condesciende a la escritura

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ningĂşn vestigio seduce

si la mirada consume su cara para acordar la mente al beso que tiembla

otro placer

desprende el coraje que me guĂ­a

el reto

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el par aĂ­so

pero tu libertad nos adora apenas ofertorio cuyas notas atenĂşan los dedos como el rĂ­o sus caudales en las praderas que despierta

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o por las calles bajo un repentino mediodía de otoño la naturaleza abandona todas sus apariencias como la destitución de aquella silueta deja toda esta ciudad al aire

o una tarde en el atlántico se llevan el mar a las nubes para encender sus arcos con la lluvia

o tu pobreza más invisible donde un gusto roza una

idea ante esta simple puerta

familiar y grata que con calma lleva sus fortunas a la lucidez de otro crepúsculo

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el par aíso

el salto inexcusable de la donación cimbra en tus labios

–  padres míos  –

el perdón acrecienta su enigma

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la bandada va al alma para admitir el sueño

otro guerrero  – las salientes se apoyan en el aire bajo el rigor de un dominio abierto a los jardines

la noche calza su anillo en mis días –  ¿ fuí más antiguo ?  –

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el par aĂ­so

bajo el plumaje de sombras pasa la herencia estos lenguajes del viento desplegando otro mundo las nupcias fugaces de sus ruegos

y un zapato pare mi pie sobre este abismo

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la joven experiencia parte las hojas de un rapto deja la luz a la jornada la punta del árbol expande el cuerpo diurno la audacia fina que el agua convive con el río –  su Cristo

todo desierto se hunde en la mirada del lago y vuelto cielo sube a la rectitud de la tarde

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el par aíso

américa américas mías el corazón descubre su silencio en la sorpresa en el umbral voluptuoso del latido ¿ qué robo nos olvida ?

mi voz se ahueca en ola como cuerpo que accede

otro relevo de lenguas en mi sentido ¿ qué historia interroga ?

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me callaba esta fascinación de un final entre plantas bárbaras

distraído como un ángel entre enemigos silbando apenas el peso de una idea

ahora que sobre las hojas un día se ha ofendido y vengado a si mismo

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el par aíso

tu efigie reúne lo lejano la claridad que las noches ordenan tras un soldado

de pie su imperceptible sonrisa entona el sonsonete de las veredas resbala estas terracotas bajo el dibujo tumbal de los gestos en la estatua de greda

tu admiración induce otro artificio –  ¿ qué voz cantando se evoca ?  –

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驴 s贸lo en el indicio la mano resplandece ? su inocencia multiplica los aspectos

hasta mi piel la voluntad rehusa los anhelos

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el par aĂ­so

vuestras sorpresas maduras caen desde el amor a los terrones

traduzco

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o si en aquella ventana de la ciudad amazĂłnica desistes de treguas sin tentaciones de amparos sorteando fidelidades con tu inconstancia elaborada hasta el ĂĄspid bordejando olvidos por la espesura que halaga para diluir estas grandes venganzas en la historia

asĂ­ el discurso transcurre sus rupturas

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el par aíso

“ ¿ y tú ? ” -  pensaban

antes en la temprana indecisión materna absueltos de todo poder al calmo rigor de los umbrales de la casona ajena cuando en el giro inoportuno del paisaje la ofensa denuncia sus sombras y en los desiertos del sueño la esperanza inunda los talentos o ya siquiera bajo los cuervos quedos del puerto tibio y recogido para morir entre los juncos del palacio como una especie diferente las lámparas invisibles de esta noche a plena penumbra nos cuentan una a uno en la paz insensata del abandono

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–  ¿ y tú ?  –  reclaman

baja de donación en donación el alto brazo en la colina  –  vuestros adolescentes  – la inanidad del viento

el jarro cumple un hombro cuanto el amor espanta y nos admite

entonces el día bajaba a la ventana

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el par aíso

mi decisión veloz de hoja al fondo de su ráfaga

un aleteo del párpado acaricia el pensamiento

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un planeta canta los vacío de la bóveda su cruz que enciende los sexos del cielo este grito roto de las flores en el ojo los intensos atrios azules de la ascesis

su único perfil enriquece los peligros mi sur íntimo de cáliz

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el par aíso

mas aquellos perros de alegrías acallan la fisura en el sereno banquete donde el fuego recoge sus estrellas

príncipes repentinos en la grieta del alba vuestra bandada de cuerpos echada a los crepúsculos

y a la altura de morir en la mirada

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a melodĂ­a mide a un valiente

un testamento que las manos reconocen tu elegancia de adiĂłs cuando las pulseras nocturnas extienden sus astronomĂ­as

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el par aĂ­so

seĂąor ante la pulcritud del crimen mi carne incitante libre mi ignorancia sensual junto a los muertos

aquella libertad que otorga una memoria a los desconocidos este arte de especias la fortuna pura en los placeres

el ĂĄngel de la circunstancia entre mis patios

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leyes impías del celo

–  recuérdanos  –

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el par aíso

taci

por los dudosos bajos de la garganta mis peces adivinan los engaños la extrema lujuria del adviento

¿ qué reflejo parte el cristal con un deseo ?  – y en la prontitud de un gusto su rodilla inconclusa

la dulce vanidad del brazo desprende mi miedo en las camas del sueño límpido vigor su soslayo altiva tu belleza con un muslo inaugura la pradera –  así fui amada  –

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del aliento cuan lejos de la voz goza en mis labios

su ascenso y la gente cruda en los barcos del llanto

- aquel té frío sobre el mantel de pétalo a pétalo desgajados mis países muertos –

no sólo el pasado redime - la imagen sensitiva que turba el viento así fui amada

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el par aĂ­so

una palabra ordena su contorno la tasa una excelencia de huesos la ciudad impĂĄvida ante mi fidelidad arbitraria y veloz tu bala luminosa al jĂşbilo inocente del asesinado

mas nunca temerario

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a cuerda echada desde otro cielo parte su oratorio

el adulterio tenaz de las victorias esta joven impropiedad del escรกndalo

la belleza oculta tus nombres

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el par aĂ­so

ni dilatado tĂş

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de un deleite descifran los asaltos del rostro y una rosa de asedio guarda mis sonidos

oblicua lenta y larga la transgresión del hijo solar –  estos ángeles súbditos sus grandes ropas sueltas en la admisión de las joyas

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el par aíso

otoño otoño fiel y metálico aquella corola silente en el poema tu breve la sandalia aquella guerra ambigua que escurre en sus laderas si ya inmunes al orgullo oh isla y otro corazón ya desciende a mi pulso

–  quien ceda

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de cuajo la alegría alumbra en tu espalda los olvidos

–  tan es  –

como un óleo libre de color derrota un pensamiento

estas risas discordes del entendimiento cuya espiral se asombra de si misma

y sobre las palmas se explayan los centro innumerables del aplauso

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el par aíso

la dulce herida de un ataque en cada danza ahorra las figuras mis sábanas prudentes extendidas al verano sus extremos y aquel aire afinado en la demencia

el eco de un buque en la incesante impericia del océano

mis principios tus vértigos el resbalo

o una insidia más joven distraída donde sólo la inmediatez es más humilde

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así el sol desvanece sus menstruos el arte de la viña en los rubores la hija púdica y desnuda en medio del cuarto

de cesura en cesura tus renuevos en la mano de cartas dada por el viento

–  oh trampas trampas ardientes del uso bajo el labio ¿ qué orden da el afán sobre el pecado sobre esta roca vana y muerta entre las sales ? el mediodía sale de los goznes del cielo

–  la duda  –

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el par aíso

de eco a eco la danza reabre su ciencia

y los delicados nudillos de la pobreza bajo la lluvia en cadencias

–  dios  –

la límpida genuflexión del arco en tu iris y cuanto barrer fue barrer y saber apenas en la frescura de un desvanecimiento

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su perfil restalla en los números

el ala de mi pie bate temblando la justeza del asalto el alpinista ciñe  –  más que amor  –  la cima nueva con la mirada extraña de la especie un trébol invita a la tercería del tiempo

mero dispendio paterno al goce su pincelada siguiendo el reposo de su lino y de las pupilas pensantes impares su paradoja enamora las manos muertas sobre su oficio

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el par aĂ­so

ordena este amor oh tu que amas antes

sin juicios bajo el pesebre dominical

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mi azar ilumina tu trama inteligente entre la gloriosa vita di Tommaso

mi puro cuerpo sin objeto donde la luz desaparece en sus reflejos esta calle larga del saludo que muestra y anula la distancia

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el par aĂ­so

un rastro entorno expande su galaxia aligerado de cielo Cristos y el don se reĂşne con su aliento

la fuente insaciable de si misma no se repite nunca

y la sonrisa en otro ardor me puso

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despoja de una ola en otra ola este rumor puro tenue memoria de errores solares

de la mano se levanta el saludo

sobre tu voluptuosa lejanĂ­a

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el par aíso

plácida un desliz de arena une mis pies a su deseo

–  sonrientes e innominadas  –

ya tras el sol el día se desdice y esta colina va a su investidura como una esposa

–  mi conversión incesante  –

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timbres

timbres inauditos del cielo en la cabeza desolada mas “ el enigma goza su tangencia ”  –  dijo

vuestra finura guarda en la impericia mi intelecto ( “ señor ”  –  repuse )

y en la piedad de la luz una centella desciende a su calma

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el par aíso

la lengua del elogio expira en el placer su propio rapto

“ si te esperara ”  –

de si mismo el pensamiento goza en la palabra

y la bella sonrisa denuncia mis orillas

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ah canturreo del mal en los andenes ni aún la ola del párpado desvanece el peso

–  la voluntad escondiéndose da tiempo a los sentidos  –

a friso vuelto

su poblado

un arco la cámara nupcial de las herencias –  sola el agua teme su hondura  –

Ruggeri, Antinori, Cursi y Corradini Barbagelata y Iommi fueron

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el par aíso

a lago fingido

ya sin muro

y Ballarati y Girola y Marini antaño

–  como un ciprés la hermosura reclama su vino

toda ciudad fue antigua  –

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este erguido silbido de las flores para un contorno exclusivo en cada adi贸s

las grandes cigarras azules de mis sombras tus heridas en el pa帽uelo suelto del aire invernan

de sangre a sangre la nostalgia de un domingo

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el par aĂ­so

verlos muertos asĂ­ nadando junto a si mismos

y los gorriones finales su insistencia de poder para no estar

mudas sobre la palma de una mirada

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pero todo color carece la delicadeza de haber muerto –  piedades sin alturas   – yéndose

mi miedo sonriente al fin para aceptar la vileza

y dejado el coraje a su sorteo la impropia elegancia del regalo

–  tu can

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el par aíso

aquellas elegancias manuales ocultan su talento ¿ el ingenio mutila un origen ? el deseo rasga su lirio al estampido del ángel

¿genia mía vuestro tajo de luna en las espaldas el cubo perfecto que ciñe a cada astro estas suelas mías truncas disfrazado balanceando mis pies sobre los puentes translucen tu cristal entre los versos ?

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conclusa y bella en la sonrisa la geometría del verbo tú y tú y tú los mientes que de la noche entumban las estrellas el tiempo se música para alcanzarte su ciencia aparta la semilla del alba de su propio crepúsculo Padre en la merced se reúnen las estaciones entre cóleras y hambres aún la dura sal de las escalas reharán tu pulso al canto nuevo cuanto la amistad es tardía derrama sus panes al silencio atento la luz voraz del escampo

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el par aíso

un rubor esconde la encrucijada del cuerpo relata gemas en mis fantasmas

reconozco la elección donde duermen mis manos escapo y entre la plaza y mis pasos su armonía brota en mis escollos y tu alba perseguida aún sin partido por el día

arrodillados en esta ciudad sin pausa despidiéndonos maguer

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migajas de un grito esparcidas en tu frase Âż quĂŠ legar ? y esta cena llana hasta el horizonte

distraĂ­das preferencias de la tarde

tu palidez luminosa en el olvido sor-

prende los poderes sus muertos a falta de escena pero mi libertad de caer entre las arquitecturas como pelo sobre la frente

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el par aíso

unánime canto bajo el imperio del párpado

–  ¿ dí ?  –

la ráfaga ofusca las almas del pino su rama tensa las playas del paraje

–  “ habla ”  –  dijeron

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su eco reduce los jardines mi desatino libre juega en su belleza

gemelos espacian sus hallazgo tu fortuna despierta las aguas un hĂŠroe confina su melodĂ­a

vuestros gestos modulan la dicciĂłn del viento

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el par aĂ­so

un ĂĄngel expuesto al caligrama de su sombra las torres el hasta mis elogios y sobre los cables un pentagrama de plumas

aĂşn en el gozo la referencia ora

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toda la lejanía escurre entre tus senos

la milicia de los pájaros se hunde en el cielo ¿ quién reza ? y en la hondonada de bizcos merodean otros vientos

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el par aíso

la pájara brota en la última cimbra de una flor desnublo el relato plural erguido y por la armoniosa franquicia pasa el firmamento

arrojo de la inicial al sentido ¿ ha este vacío ?

la bondad de pura piedra confía su seña a la piedad extensa

ignore

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unísonos manteles del agua bajo las jóvenes arrodilladas sin rosas y en celo mi razón perdida y el dulce tumulto de un labio que vacila

sin oír la veloz paciencia del río que destrenza su murmullo

ni a teatro de manos abiertas cupo el peregrino

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el par aíso

de la música al juicio las retiradas del mar

y este pájaro absorto sobre el temblor de un nombre

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Allí el candor clausura los sentidos en las mudanzas sueñan sus colores que el aliento desvanece

ellas descienden por sus flautas de oro y a los números abandonan un pasado

de piedra a roca

su inaudible clan

de río

hasta la voz que arguye sus propios tonos

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el par aíso

trasluce la pupila

un alba entera y acorde y discorde el extranjero de una única índole recubre el desamparo

del alma

descuentan

los amores

escondido en sus estaciones

un año

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como poeta que toca en la palabra y luego cae ya libre de sentido ciascuna cosa qual ell’é diventa

el río  –  coreaban  –  cede a la lluvia como un barco lo alhaja

ni elocución ni espada ni tendencia o remembranza se aventuran donde la joya tiembla en su creencia y allí las flautas inflamadas cuelan tus apuestas

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el par aíso

deportado por un ritmo callan las hojas ceden al vértigo frutal de la distancia un ánima se echa en la pupila que olvida mi muerte se consume en la anuencia

“ quédate ”  –  dijeran

como una desaparición modula este acento tu belleza se yergue en la escala

–  la aurora desguarnecida enceniza este secreto

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mas tu sonrisa intima el color con su reflejo la acuidad de un sonido en la caza la luz donde se posa el viento

y aquellas vivaces extranjeras

vuestra libre lealtad

extensas y lentas

un dĂ­a que a si mismo se ilumina

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el par aíso

el abismo dorado del aceite pulía la cara en tu mirada rezábamos nos movíamos entre palmeras  –  tan impar contigo misma  –  atenuados suficientemente para que toda víspera se diera al silencio sin que de la fronda ya ninguna estación se levantase pues sólo el tiempo se venga

cada desobediencia me aleja de lo desconocido el eco inaudible de la pobreza afina mis fieles la lluvia deshila su trueno arbitrio

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un claro confiado a la pausa paterna –  música de su medida extendiéndose en sombras al grito puntual del péndulo que rehace su balanza o disuelve tu espada en mi sangre

la gula santa de la pregunta sala mi vergüenza

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el par aĂ­so

el vino trama

tu sol y mi agua esta lentitud del bosque en la vigilia

mi ayuno extiende sus patios la humildad se ahueca para el nombre

tu coro sumerge la esperanza y de un suspiro urgĂ­ la flecha de mi estrella

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la cortes铆a del paso en la batalla aquel brazo natural de las ideas mi sanci贸n enamorada descubre el sendero

tu agudeza despeja sus luces las andanzas

o al tr谩nsito de una flor la variedad precisa de tu cabeza y a tus planetas la caricia de la dimensi贸n

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el par aíso

la melodía transige un curso ¿ qué sol esperaba sus plantas ?

desprevenido el aire al abandono del amante un labio disuelve todo deseo

vírgenes tu oscuridad entibia la mirada

y asonante en mi cuerpo el canto multiplica su mesura

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la casa ajena sostenida axila de la altura un alba desprende

la mente

o nunca

–  tanto silencio abierto guía  –

acertásemos la audacia como al cenit su sombra

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el par aíso

a ropas sueltas ¿ desde qué gratitud bajan mis cejas ? emparentando emparentados a las púdicas tardes del vidrio habituados a otras vidas –  sus guantes

–  oh esfera irregular cabezas alejadas cuanto la amistad junta la cadencia

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suave descuido su admiración embellece el recato

–  virgen  –

y el olfato calma los caminos

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el par aíso

¿ qué vino apoya el labio y un pensamiento el pan ? el caminante subyuga las ofrendas voluptuosidad de tu cuerpo en lo invisible –  mis errores  – tus rodillas expanden este suelo amor que absorbe el ánimo sus oscuras pupilas de miel empapado en el caudal entre mis brazos sin dicción y una tierra

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entonces a una patria volveré poeta

el error tiembla en lo oscuro del poema las palabras pierden recuerdo abandonadas sobre el labio

en el vacío naval del templo la esperanza cayendo del gran corazón a un verso

tu finura a su encaje mi pie de júbilo

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el par aíso

vuestro amor en mi ama a vuestro amor en otro

–  tal  –

mis cantos se protegen en el rito con un silencio madurado en su campana

empleo

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su inocencia asombrada titila en las estrellas escribir a tientas la aventura de escribir

tenue aún la soberbia donde la fronda trabaja sus brotes y tu atisbo horario cuya heredad abre aún las rosas la lengua colma su sentido vuestra belleza gira imprevista ordálica a voces la otra frase del camino oscuro

la admiración constata mi cuerpo

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el par aíso

sólo la figura más simple canta su propio misterio

recoges un alba en los bordes de una taza

¿ qué vivo mutismo enrojece la invectiva los siniestros del oro sus herederos ?

un filo alumbra al sutil creyente

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no cesa la integridad del aire entonado hasta el imperio de la copa y la mano

los pĂŠtalos de mi cabeza desean la belleza su primer clima descubre la mente vuestra risa impulso azul del rostro al universo

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el par aĂ­so

sobre estas gradas me empapan las lĂşcidas gotas del sonido su tono cala la apariencia la sombra que escurre su soga una nota inmĂłvil donde las nubes reposan sus aguas

en lo mejor del alma ellos bailaban con espejos aquietando mundo y chispas de luz llenas de silencios entre los dedos

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un monje ensancha la aventura

la perfecci贸n del m煤ltiplo en el beso

la simultaneidad del reino en una mano y otro pensamiento arrojado por el mar hasta su propia mancha

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el par aĂ­so

corro y de un torso la ceĂąida pureza sin sentido donde la transparencia del dĂ­a alumbra su noche

mis arras oh siembras el amigo

el ala muda este color en canto el pĂĄjaro dormido sobre el viento mi tenue giro de rostro al coraje absoluto

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entonces un rayo absorbe el recuerdo el trueno de un iris nos abarca unos en otros se hunden los espejos

depurada pertenencia

lĂ­mpidos

sĂ­ imagen al aire

que levanta su vigilia en un vaso, al translĂşcido ajedrez de las gaviotas, a la partida irrepetible de la llama y el cielo juego

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el par aĂ­so

de un compĂĄs naufraga el horizonte

auspicios que el pĂĄjaro admite para hacerse oro

la lucidez herida del arco inventa el aire

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estancia del vigor en el regalo su derroche nos revela

oh libertad ciega del amado hueco de flote cuyo el juego arriesga su cรกntico que sube temblando al borde pleno o la luz que cae a su aventura suave soberbia del ojo en la tiniebla y a corazรณn exhausto de imรกgenes desaparece

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el par aíso

ninguna explicación iguala la redundancia –  la palabra de adorno se ensimisma verifica tal engaño

–  así escribimos per-

diendo la plenitud de las pausas y el secreto del rumor

–  precisa mansedumbre de la silla  –

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en orla la claridad vuelve con dedos adivinos su desinencia enciende este brazo menguante barbaries antiguas sin fechas el cabestro

tĂ­mpanos tĂ­mpano al dispendio marino de mi frente su baile revela la huella de mis almas

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el par aĂ­so

vuestra inmune geometrĂ­a del paseo la fiesta inclusa su harina con que el agua se oculta en sus espumas y suma desnuda tu acantilado amor

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bajo el acecho de los dedos el hilo guarda su denuedo

ni par o impar su diminuendo de hojas sube la flor a la blancura

desde talles y lluvias nace Ximena la puerta –  de un ensalmo  – y su incalculable piedad de margen que levanta virgen cada mar

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el par aĂ­so

abandona su memoria a los cabellos y se ensimisma la belleza

vestigios de la maĂąana en la mano que hospeda

el dĂ­a hundido en la sonrisa

los pastos al viento concluyen su justicia

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esta flor desparrama la noche el coro sanguĂ­neo de los ĂĄrboles lejano el tiempo se hiere con el viento

la lumbre del terceto sin obstĂĄculo cuya sombra juega al pensamiento

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el par aíso

ética aventura de los dichos

perdón intenso del crepúsculo a las sombras

esta sonrisa deposita el camino el otro goce adonde

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–  la altura se afina en mis pulsos

Ximena en la salud de las visiones tu perfil donde la libertad se infunde que como ríe de alma se desanude el cuerpo y del saludo crece la garganta única

el límite emana estos jardines gesta mi vista femenina y casta

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el par aíso

cándida mano

desenguarda el monje y del hábito a sus yemas esparce la gracia

tu hermosura tañe la luz

cada palabra que pronuncio resta

sólo los ojos en los ojos reanudan la distancia

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el placer murmura en el oficio

tus pies sensitivos cierran la cláusula

dirime

–  de la estrella matutina su crepúsculo virgen orienta mis dedos

y las bellas judías al pairo con sus cabellos golpean las orillas la historia del perdón con un encanto

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el par aĂ­so

ininteligibles balcones de la enmienda la planta disemina sobre la medianera mis acentos y un docto color de la gloria madura las fuentes –  este lírico asiento de la plaza regalado vuestros desiertos tu pobreza la plegaria un converso

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la gama discurre secreta esta impensable unidad del soplo vuestro hálito sobreabunda  – multífono variable exacto al gran amor

Cristo

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el par aĂ­so

tu mano hace las alas sonar estas mĂşltiples cuerdas

umbral materno de la mirada de bruces la palabra vuestra primicia carnal

pero mi espejo vuestra Ăşnica llave parte la imagen a la luz sonora

todo esfuerzo ensombrece el don

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vuestra caricia a los hitos demandaban estas cálidas sobras en las pilastras mudas tu elección oh lugar

oh cita donde

un párpado y su lágrima juntan el mar

madre íntima del párrafo abierto a las errancias mi voz remunera el trisagio

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el par aíso

al dado su pureza en los grandes heniles cuanto la fiesta redime la pasión desplaza tanta alma intercede y los aires devuelven sus nubes al señor

–  mi admiración sorprendida cuando cesa el intelecto y en la ignorancia sublime a solas flota un pensamiento

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meridiana circundas y por los vuelos que canta el ojo sacio

la dicciĂłn desenvuelve sus vendas un guiĂąo apenas torna las mas finas miradas

su porcelana derrama el gusto cuenca del balbuceo tu figura humana donde ya el viento cediera sus espacios a mis estrellas

•

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~ fin del volumen I ~

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Bibliografía

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B

María Alejandra. Borde de los Of icios: Memoria de Título Diseño Gráfico. 1989. Pontifiacia Universidad Católica de Valparaíso, Escuela de Arquitectura y Diseño. Código 741.64 MAR. Chile. MARTÍNEZ

C María Paz. Cantata a ciertos Números Jose Vial Armstrong: Memoria de Título Diseño Gráfico. 1983. Pontifiacia Universidad Católica de Valparaíso, Escuela de Arquitectura y Diseño. Código Ch 861 IOM. Chile.

VARELA

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E

Godofredo. Estorninos. 1986 . Taller de Investigaciones Gráficas de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV. Código Ch 861 IOM. Chile. IOMMI Godofredo. El Diario. 1984 . Taller de Investigaciones Gráficas de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV. Código Ch 861 IOM. Chile. IOMMI Godofredo. El Expediente. 1978 . Taller de Investigaciones Gráficas de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV. Código Ch 861 IOM. Chile. IOMMI

Godofredo. El Paraíso. 1984 . Taller de Investigaciones Gráficas de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV. Chile. IOMMI

F

Godofredo. Fuese. 1984 . Taller de Investigaciones Gráficas de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV. Código Ch 861 IOM. Chile. IOMMI

L María Carolina. Los Apuntes: Memoria de Título Diseño Gráfico. 1989. Pontifiacia Universidad Católica de Valparaíso, Escuela de Arquitectura y Diseño. Código 741.64 LAT. Chile.

LATORRE

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Godofredo. La Guerra Santa. 1984 . Taller de Investigaciones Gráficas de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV. Código Ch 861 IOM. Chile. Godofredo. Las Purif icaciones. 1984. Taller de Investigaciones Gráficas de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV. Código Ch 861 IOM. Chile. Godofredo. Los Ascensos. 1997. Taller de Investigaciones Gráficas de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV. Código Ch 861 IOM. Chile. Godofredo. Los Héroes. 1981. Taller de Investigaciones Gráficas de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV. Código Ch 861 IOM. Chile.

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M

Godofredo. Monumento Athenea. 1987. Ediciones Municipalidad de Providencia. Código Ch 861 IOM Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV. Chile. IOMMI

N O

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MELLO

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Godofredo. Tu Forastero. 1993. Taller de Investigaciones Gráficas de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV. Código Ch 861 IOM. Chile.

X

Godofredo. X1, X2, X3. 1984. Taller de Investigaciones Gráficas de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV. Código Ch 861 IOM. Chile. IOMMI

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Otras Obras del Autor

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Amereida I

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Amereida II

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América, Américas Mías

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Carta del Errante

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Ciudad Abierta Ágora

~~

De lo Heteróclito

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Diez Separatas del Libro no Escrito Acto del Reflejo

~~

Elogio a la Unidad Discreta

~~

Épica Americana

~~

Hoy me voy a Ocupar de mi Cólera

~~

Hay que ser Absolutamente Moderno

~~

Manifiesto del 15 de Junio 1967

~~

Mantos de Gea

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Norma y Apartado

~~

¿Por Qué, Cómo y Cuándo Hay Arte?

~~

Segunda Carta sobre la Phalène

~~

Sentido Poético de la Cólera

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Testamento de Rimbaud

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Teoría de la «Interrupción»

~~

Tres Odas

~~

Voto Propuesto al Senado Académico 1969

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La presente edición corresponde al Proyecto de Título de Diseño Gráfico. Se terminó de imprimir en Diciembre del 2010

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