EL CASTILLO DEL BOSQUE LA ZOREDA
Un Hotel Singular en el Coraz贸n de Asurias
Oviedo 2013
Autor
Ramón Rodríguez Álvarez
Diseño: Manuel Fernández (MF) Impresión: Gráficas Eujoa
© Del libro: Castillo del Bosque La Zoreda © Del texto: Ramón Rodríguez Álvarez © De las fotografías: sus autores DL: AS 57/2O13
ISBN 10: 84-616-2941-8 / ISBN 13: 978-84-616-2941-1
Este libro que el lector curioso y el viajero que busca nuevos horizontes tienen en sus manos es el resultado de una idea original de Leopoldo Iglesias. Leopoldo, que cuida con mimo y sin desmayo el complejo hotelero de lujo Castillo del Bosque La Zoreda, ha querido que cuantos se acerquen a este maravilloso lugar tengan a su disposición una obra que les permita conocer la historia para comprender mejor el esplendor del presente. Leopoldo y su hermano José Manuel, al frente de una emblemática empresa asturiana, hoy con una gran proyección exterior, Contratas Iglesias, S. A., junto con sus esposas e hijos y toda su familia son los verdaderos impulsores de la apuesta por convertir este hotel situado en el corazón de Asturias en símbolo del turismo de calidad de nuestra región. Leopoldo y José Manuel siguen con paso firme el camino trazado por su padre, el recordado contratista Manuel Iglesias Alonso, que contó siempre con el apoyo incondicional de su esposa, María del Carmen Suárez Rodríguez. Ella puede hoy contemplar con orgullo la expansión de la empresa familiar lograda por sus dos hijos.
Agradecimientos
Quiero dejar constancia, en primer lugar, de mi gratitud a Leopoldo Iglesias por la confianza que depositó en mí para dar cuerpo a un deseo suyo largamente acariciado, escribir un libro sobre el hotel Castillo del Bosque La Zoreda. Y también a su hermano José Manuel, que me animó a culminar mi labor en su afán por poner en valor este buque insignia de la excelencia turística asturiana. Laura Iglesias, gerente del hotel, dio siempre una respuesta pronta y entusiasta a las múltiples preguntas que le planteé en el proceso de escritura de este libro. Y también es de rigor dejar constancia de las atenciones prodigadas en todo momento por el personal del hotel. Serafín Abilio Martínez Fernández, presidente de la Confederación Asturiana de la Construcción, José Ramón García Saiz, alcalde de Ribera de Arriba, José Luis Fernández Suárez, José Constantino Cuesta y José María González Acerete, todos ellos conocedores, por razones de nacimiento y vecindad, de los parajes donde se asienta La Zoreda y de su historia, me proporcionaron numerosos datos, muy útiles a la hora de redactar este libro. Y lo mismo cabe decir de José Manuel Fernández González, Lolín, trabajador durante muchos años en la fábrica de explosivos de Llanera que conoció a la perfección los secretos de la fábrica La Manjoya, y que fue un estrecho colaborador durante años de Manuel Iglesias Alonso. Tuve la ayuda inestimable a la hora de localizar fuentes bibliográficas y documentales indispensables para la elaboración de esta obra de María Jesús Villaverde Amieva, bibliotecaria del Real Instituto de Estudios Asturianos, de Ana Rocasolano, del Archivo General de la Universidad Complutense de Madrid, de María Asunción Ortiz de Andrés y Concha del Palacio Duñabeitia, de la Institución Teresiana, así como de Jesús García García, párroco de Carrió, en Carreño. Emilio Marcos Vallaure, durante muchos años conservador y director del Museo de Bellas Artes de Asturias, me dio a conocer y me facilitó la reproducción de dos importantes documentos sobre Graciano Sela conservados en el Museo. Agradezco a Ángel Fernández López su buena disposición y generosidad para hacer algunas de las hermosas fotografías que ilustran este libro. La colaboración desinteresada de Julia Carrizo Bernaldo de Quirós y Nicanor Figaredo Alvargonzález y de María Teresa Sela Quintana, sobrinos nietos y sobrina segunda y ahijada, respectivamente, de Graciano Sela, me permitió disponer de informaciones valiosas y de fotografías familiares que enriquecen grandemente este libro. Deseo, por último, destacar las aportaciones fundamentales de cuatro personas. Ana Quijada Espina y Sara Vázquez-Canónico Costales, responsables del área de Patrimonio de la Universidad de Oviedo, me ayudaron a interpretar correctamente las características arquitectónicas del palacete de Sela. Julio Concepción Suárez, catedrático de Lengua y Literatura del Instituto de Enseñanza Secundaria de Pola de Lena, me regaló una hermosa página sobre la toponimia de La Zoreda. Tomás Emilio Díaz González, catedrático de Botánica de la Universidad de Oviedo, me proporcionó la información necesaria para redactar las páginas correspondientes al Bosque de La Zoreda y al hermoso jardín que rodea las instalaciones del complejo hotelero. A todos muchas gracias. Ramón Rodríguez Álvarez
ÍNDICE
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Presentación
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La Asturias finisecular
Graciano Sela y Sela
Una nueva casa para un empresario asturiano
16 __ Un gran cambio en la sociedad asturiana
28 __ Los Sela, una familia ilustrada y emprendedora
48 __ Un edificio de calidad en un hermoso paraje
17 __Una minería emergente al servicio de una industria puntera
29 __ Inocencio Sela y Sampil
49 __Emplazamiento
18 __ El sistema financiero asturiano 19 __ El movimiento obrero en Asturias 20 __ La cultura y la educación viven épocas de esplendor 21 __ La Universidad de Oviedo, un referente nacional 23 __Un mundo cultural en ebullición
32 __ Aniceto Sela y Sampil 33 __ Luis Sela y Sampil 33 __ Otros miembros de la familia Sela
50 __ Un nombre de resonancias cinegéticas y nobles 52 __ La fábrica de explosivos de La Manjoya
34 __ Graciano Sela y Sela. Apuntes para su biografía
53 __ Un gran centro fabril en el corazón de Asturias
35 __ Nacimiento, estudios, matrimonio
56 __ El palacete de Graciano Sela
38 __ Graciano Sela, empresario y hombre de negocios
57 __ El arquitecto Manuel del Busto
40 __ Hombre de mundo y filántropo
58 __ Un proyecto arquitectónico fallido
42 __ Un conservador de profunda religiosidad
59 __ Un proyecto arquitectónico inacabado
45 __ Su muerte
63 __ El edificio
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De un palacete inacabado y en ruina a un hotel de lujo
El jardín del Castillo del Bosque La Zoreda
El paisaje vegetal de La Zoreda y su entorno
68 __ La prodigiosa transformación de un edificio
144 __Un bosque autóctono con plantas y árboles ornamentales
162 __ El gran bosque de Oviedo
69 __ Proyecto de rehabilitación del palacete y su entorno 76 __ Un espacio arquitectónico singular 79 __ El hotel Acceso, vestíbulo, áreas de restauración y descanso El restaurante Arlós El cocktail bar Salones Habitaciones de ensueño Salud, bienestar y belleza. El spa de La Zoreda 121 __ El edificio de usos múltiples Planta sótano Planta baja
163 __ Un bosque con historia 166 __ Aspectos bioclimáticos y biogeográficos del territorio 167 __ Un paisaje vegetal atlántico 170 __ El Bosque de La Zoreda y sus orlas 171 __ Carbayedas con abedules y sus orlas y etapas de sustitución 176 __ Alisedas ribereñas centro- orientales y sus orlas y etapas de sustitución 178 __ Plantas alóctonas invasoras 179 __ Fauna de La Zoreda
131 __Urbanización del entorno Una urbanización integral
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Fuentes y Bibliografía
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Fuentes archivísticas_
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Fuentes hemerográficas
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Bibliografía
PRESENTACIÓN
Queremos con este libro recuperar un trozo de nuestra historia y certificar que las buenas iniciativas tomadas por la administración pública y por la empresa privada, en feliz conjunción, contribuyen a la pervivencia de aquella y a su proyección hacia el futuro. En efecto, lo que hoy es un espléndido hotel ovetense, de la máxima categoría, enclavado en un entorno privilegiado fue o, mejor dicho, iba a ser la residencia asturiana de un ilustre empresario de nuestra región. Y decimos que iba a ser porque el palacete encargado por Graciano Sela y Sela a uno de los más renombrados arquitectos de la primera mitad del siglo XX en Asturias, Manuel del Busto, nunca llegó a terminarse y, en consecuencia, no fue habitado por su propietario. Para situar el palacete de Sela en su contexto, nos ha parecido oportuno hacer una amplia introducción que nos ayude a conocer al personaje y las circunstancias de su vida. Hablar cabalmente de Graciano Sela nos exige dar una somera explicación de la situación económica de Asturias en los años postreros del siglo XIX y en el
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primer tercio del siglo XX y analizar, siquiera sea brevemente, el entorno universitario y cultural de esa época en nuestra región, así como los movimientos sociales que tan pujantes fueron y que tanto contribuyen a explicar la Asturias del siglo XX. En un libro de estas características es de rigor hacer una biografía, por sucinta que sea, del propietario del palacete y llevar a cabo un análisis del edificio conectándolo con las tendencias arquitectónicas dominantes en ese tiempo en nuestra región. Todo ello nos permite contemplar adecuadamente la historia de lo que hoy es un hermoso y singular hotel y, en consecuencia, apreciar mejor su excepcional calidad, que está reforzada por un ejemplar proyecto de rehabilitación y restauración, al que nos referiremos en detalle en las páginas que siguen, proyecto que ha conseguido convertir la inacabada residencia de Sela en un hotel de gran belleza, situado en medio de un precioso paisaje, que prestigia la oferta turística de lujo de Oviedo y de toda Asturias.
La Asturias finisecular
Un gran cambio en la sociedad asturiana A partir de la segunda mitad del siglo XIX –podemos tomar como referencia el año 1850– tiene lugar la transición desde el mundo material y espiritual del Antiguo Régimen hasta los primeros albores de la modernidad. Poco a poco, y no sin dificultades, Asturias se incorpora a los movimientos imperantes en Europa y se sube al carro de la Revolución Industrial. El gran desarrollo económico producido en los años finales del siglo XIX y durante el primer tercio del siglo XX se basa, en buena medida, en dos minerales abundantes en esta tierra, el hierro y, sobre todo, el carbón. De este dinamismo económico surgirá una burguesía moderna, que creará numerosas empresas y propiciará un auge sin precedentes de un poderoso sector financiero. Como consecuencia de todo este proceso, y del nacimiento de una clase trabajadora organizada, nuestra región se incorpora a las corrientes culturales, artísticas y sociales entonces imperantes en los distintos países europeos.
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Una minería emergente al servicio de una industria puntera Los inicios de la explotación del carbón asturiano corren a cargo de inversores extranjeros aunque, poco a poco, distintas familias de la región se van incorporando a las empresas que lo extraían. A pesar de que el mineral foráneo era más barato que el español, la extracción de hulla alcanzó un auge extraordinario a partir de 1880 y durante los primeros años del siglo XX. Compañías con capital extranjero como la Sociedad Hullera Española, la Unión Hullera y Metalúrgica de Asturias, Hulleras de Turón o la Compañía de las Hulleras de Ujo-Mieres, y otras con capital asturiano como Minas Figaredo o Hulleras Riosa, ambas ligadas al gran emprendedor Inocencio Fernández Martínez, dieron un enorme impulso a la minería de hulla favorecido por políticas proteccionistas frente al carbón extranjero, por una notable mejora de las comunicaciones por carretera y, sobre todo, por ferrocarril, sin olvidarnos del puerto gijonés del Musel y, en especial, por la creación de una gran industria siderúrgica, también dominada, mayoritariamente, por capital extranjero. Las Fábricas de Armas de Oviedo y Trubia, la gran Fábrica de Mieres o la Sociedad Metalúrgica Duro y Cía, en La Felguera, son los ejemplos más claros de la poderosa industria del acero en Asturias. Aunque principalmente extranjero, la presencia de capital asturiano no fue desdeñable en la siderurgia, desde la pequeña fábrica de Gil, en Vega, a la gran factoría de Pedro Duro, ya citada.
Pero el rápido paseo que hemos hecho por el desarrollo económico de Asturias quedaría incompleto si no hablásemos de otros proyectos de envergadura. Así, podemos señalar la industria metalúrgica, concentrada básicamente en Gijón, la alimentaria, en la que destacan la creación de azucareras en Veriña, Avilés, Lieres, Villaviciosa o Pravia, absorbidas por la Unión Azucarera Española a principios del siglo XX o las industrias de explosivos en La Manjoya (Oviedo), en Lugones (Siero) y en Cayés (Llanera), integradas a finales del siglo XIX en la Unión Española de Explosivos. Por último, procede resaltar el mayor éxito industrial de Asturias, Asturiana de Zinc, con su fábrica en Arnao (Castrillón), cuyas barras del preciado metal eran recogidas por los barcos de los grandes países industriales en el puerto de Avilés. Asturias fue tierra de emprendedores en esos años finiseculares. Si tuviésemos que señalar a uno de ellos, nos viene de inmediato a la mente el nombre de Inocencio Fernández Martínez. Se hace cargo, en un principio, de la dirección de dos
Inocencio Fernández fue uno de los mayores emprendedores en la Asturias de finales del siglo XIX. Archivo Minas Figaredo
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concesiones mineras, heredadas de su padre en 1870, cuya misión fundamental era suministrar carbón a la Fábrica de Armas de Trubia. Después de comprar otras minas y convertirse en el más grande productor de hulla de Asturias, participa en la constitución de la Compañía del Ferrocarril Vasco-Asturiano, ya que sus negocios le exigían la construcción de nuevas líneas de ferrocarril. Inocencio Fernández fue uno de los grandes. Junto a él, otros asturianos, con sus iniciativas, lograron crear una situación de prosperidad desconocida hasta entonces en nuestra historia.
El Banco Herrero, obra de Manuel del Busto, fue una de las más importantes casas de banca nacidas en Asturias en los últimos años del siglo XIX.
El sistema financiero asturiano Los bancos de la región jugaron un papel muy destacado en la intermediación financiera en la Asturias del siglo XIX y contribuyeron decisivamente al desarrollo económico regional1. En un sentido estricto, la primera entidad bancaria que se crea en Asturias es el Banco de Oviedo. Nació en 1864 y diez años más tarde se convertiría en sucursal del Banco de España. Éste también contó con sucursal en Gijón a partir de 1884. El
1 Véase José Ramón García López. “El nacimiento del sector financiero” y Los comerciantes banqueros en el sistema bancario español. Estudio de casas de banca asturianas en el siglo XIX. 2 Véase Las bibliotecas populares en Asturias. A la cultura por la lectura, pp. 57-71.
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último tercio del siglo XIX, en consonancia con el gran crecimiento de la actividad económica de Asturias, ve surgir numerosas casas de banca y diversos comerciantes-banqueros locales. Entre las primeras, podemos destacar los Bancos Herrero o Masaveu en la capital, y, entre los segundos, banqueros locales en Siero, Villaviciosa, Salas o Ribadesella. En los últimos años del siglo nacen nuevas casas de banca en Avilés, Oviedo y Gijón, entre las que podemos citar, a modo de ejemplo, las fundadas por Maribona, Caicoya o Belaúnde. A finales de la centuria se crean, por fin, cinco importantes y modernas entidades financieras: el Banco Asturiano de Industria y Comercio, en Oviedo y el Banco de Gijón, Juliana y Compañía, Crédito Industrial Gijonés y Hurlé y Prendes, todas ellas en la ciudad costera. Estas instituciones financieras fueron instrumentos decisivos en el desarrollo económico regional.
El movimiento obrero en Asturias En consonancia con el gran desarrollo económico esbozado más atrás, surge en Asturias una cada vez más pujante clase trabajadora. El número de asturianos ocupados en la minería y la industria aumenta espectacularmente en los últimos años del siglo XIX. Y también comienzan las protestas contra las duras condiciones de trabajo, tímidamente al principio, auspiciadas por movimientos de inspiración republicana, y con más energía después, de la mano de organizaciones obreras de tendencia anarquista y con posterioridad socialista. Esas organizaciones se van haciendo más poderosas, como lo demuestra su participación en la huelga general de 1917, y culminaron su enfrentamiento con la clase empresarial en la llamada Revolución de Octubre de 1934. En torno a estos sindicatos obreros surge un singular movimiento de cultura popular. Se crean casas del pueblo, ateneos obreros y populares y distintas sociedades recreativas, algunas de tendencia conservadora, dedicadas a combatir la ignorancia del pueblo, a la vez que proporcionan diversiones a las clases sociales más desfavorecidas. La mayoría de estas organizaciones políticas, sindicales o meramente recreativas dispone de bibliotecas, en algunos casos muy consistentes, lo que hará que en Asturias surja la primera experiencia española realmente importante de lectura pública, al modo como se entendía esta en los países anglosajones desde finales del siglo XVIII. El ejemplo más excelso de este tipo de bibliotecas es la del Ateneo-Casino Obrero de Gijón, que llegó a disponer de más de 20.000 ejemplares, con una modélica sección circulante, en un tiempo en que las bibliotecas públicas oficiales vivían en la más absoluta irrelevancia. Entre 1869 y 1936, se contabilizan en Asturias 355 bibliotecas populares, sin incluir las bibliotecas parroquiales y escolares, muy numerosas, ni las entregadas entre 1931 y 1936 por el patronato de Misiones Pedagógicas a varias escuelas asturianas2.
El Ateneo-Casino Obrero de Gijón era sede de una de las bibliotecas de orientación popular mejores de España.
La cultura y la educación viven épocas de esplendor La cultura vive momentos gozosos entre los últimos años del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX. La pequeña Universidad ovetense alcanza un gran prestigio en toda España, como veremos a continuación, de la mano de la llamada Extensión Universitaria, sin olvidarnos de la implantación definitiva a principios del siglo XX de los estudios de Ciencias, que respondían, en buena medida, al gran desarrollo industrial de la región. Asimismo, el florecimiento de la escultura, de la pintura y, sobre todo, de la arquitectura nos habla de la presencia de una burguesía ilustrada y adinerada. Y no debemos olvidar el renombre que alcanzaron varios autores asturianos en el panorama literario nacional o la afición musical tan notable que se desarrolló en toda la región y, particularmente, en Oviedo.
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La Universidad de Oviedo, un referente nacional La Universidad de Oviedo era, probablemente, la entidad de mayor prestigio que existía en Asturias en los años anteriores a la Guerra Civil. Fundada en el último tercio del siglo XVI por el arzobispo de Sevilla e inquisidor general, Fernando de Valdés, su actividad académica se inició en 1608. Sus dos primeros siglos de vida no fueron fáciles, pero el fin del Antiguo Régimen y la implantación de las doctrinas liberales en España, todo lo tímidamente que se quiera, supusieron un cambio notable en la universidad española. En Oviedo, comienzan a cultivarse con más intensidad las disciplinas científicas, en íntima unión con las cátedras que impartían estudios de esta naturaleza en la Sociedad Económica de Amigos del País de Oviedo, y se crean los Gabinetes de Física, de Química y de Historia Natural, amén de un Jardín Botánico modélico, sin olvidarnos de la torre-observatorio creada algunos años más tarde por el rector León Salmeán, y levantada sobre la antigua espadaña de la capilla universitaria, en la que se llevaban a cabo importantes mediciones y experimentos meteorológicos. Aunque estos primeros estudios científicos instaurados a mediados del siglo XIX pronto quedaron suspendidos, los citados gabinetes, el observatorio y el jardín botánico, siguieron desarrollando sus actividades y fueron el germen para que en los años finales del siglo los estudios de Ciencias quedasen definitivamente implantados en Oviedo.
Universidad ovetense se hizo famosa en todo el país. En ella nació en los últimos años del siglo XIX un movimiento cultural de gran aliento promovido por un claustro de profesores en cuya formación influyeron notablemente las ideas krausistas, inspiradoras de los principios pedagógicos vigentes en la Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Giner de los Ríos, a las que se unen elementos ideológicos de carácter regionalista, por un lado, y conservador, por otro. Los institucionistas eran Adolfo ÁlvarezBuylla, Adolfo González Posada, Aniceto Sela y Sampil y el alicantino Rafael Altamira. Entre los regionalistas destacan dos profesores, que fueron rectores de la Universidad ovetense, Fermín Canella y Félix Aramburu. Víctor Díaz Ordóñez, Justo Álvarez Amandi, Guillermo Estrada o Rogelio Jove son los miembros más destacados de
Después de la supresión de la Facultad de Teología y hasta la creación de la Sección de Ciencias en 1895, convertida en Facultad en 1904, la única facultad existente en Oviedo era la de Derecho, ya que la de Filosofía y Letras no impartía las enseñanzas completas y, en la práctica, las asignaturas cursadas en ella servían de disciplinas introductorias para la licenciatura en Derecho. Pues bien, en esta pequeña Universidad, la más pobre entre las españolas, iba a tener lugar una de las experiencias pedagógicas más sobresalientes de la España finisecular. Con esa sola facultad, la
La Universidad de Oviedo vivió en el tránsito del siglo XIX al XX una de las épocas más brillantes de su centenaria historia.
la ideología conservadora, aunque no se oponen a las nuevas ideas pedagógicas impulsadas por los otros dos grupos, señaladamente el de los institucionistas, que quería poner en práctica las nuevas tendencias emanadas de la Institución Libre de Enseñanza, no solo en lo que respecta a los métodos pedagógicos dentro de la propia entidad académica sino que pretendían, entre otras innovaciones, que la enseñanza saliese de los muros universitarios y se difundiese entre las capas más humildes de la población. Como dice Santiago Melón “el grupo institucionista se impone en Oviedo y marca la pauta. Los otros dos matizan el movimiento, dándole una nota de distinción y localismo; su contribución es eficaz. Pero son las ideas que predicara Giner las que fructificaron”3. Este movimiento, con su mensaje de cultura popular extendida a todas las clases sociales, que recibió la denominación de Extensión Universitaria, nombre tomado de la University Extension inglesa, junto con un neohispanoamericanismo cultural de base histórica son las notas dominantes del movimiento de
Promoción de 1901 de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo con sus profesores, que están sentados. El primero por la izquierda es Aniceto Sela. Archivo Histórico de la Universidad de Oviedo
renovación pedagógica que se desarrolló en la Universidad de Oviedo a finales del siglo XIX. El grupo de Oviedo, que así se denominó a este conjunto de profesores renovadores, “trascendió por estas vías de la pujante solidaridad y de la renovación cultural hispanomericana a nuevos ámbitos nacionales e internacionales, suscitando admiración y elogio por su arrojo intelectual frente a la adversidad política y cultural del país”, en palabras del profesor Santos Coronas4. Aunque algunas de esas grandes figuras de la Universidad de Oviedo se murieron pronto y otras se fueron a Madrid, por lo que puede decirse que el movimiento se enfrió a partir de 1910, nuestra Universidad siguió gozando, a pesar de su pequeño tamaño, de notable prestigio en toda España, afianzado por la presencia cada vez más notable de la Facultad de Ciencias. En tiempos de la Segunda República, el centro ovetense seguía contando en su claustro con ilustres profesores en los ámbitos jurídicos, científicos y humanísticos y estaba dirigido por el Rector Leopoldo Alas Argüelles, hijo de Clarín, el célebre escritor.
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Un mundo cultural en ebullición La cultura vive en la Asturias finisecular una época brillante. A la excelencia conseguida por la Universidad de Oviedo, y a las manifestaciones tan destacadas de las que dio muestra la cultura popular, debemos añadir los logros notables alcanzados en ámbitos como la literatura o el arte. Dos novelistas asturianos de la misma generación, Armando Palacio Valdés y Leopoldo Alas, Clarín, se encuentran entre los autores más conocidos del panorama literario español de la época. El primero gozó de mucha fama en su tiempo y sus novelas tuvieron una enorme difusión. Clarín es sin duda uno de los grandes creadores en prosa, si no el más grande, de la España decimonónica. Catedrático de la Universidad ovetense e integrante de aquel claustro formado por los renovadores pedagógicos inspirados en la Institución Libre de Enseñanza, impartía desde Oviedo su magisterio y era el árbitro, temido y respetado, de la literatura española con su obra crítica nunca suficientemente ponderada. A ellos les sigue otro gran novelista, ovetense como Clarín y discípulo suyo, Ramón Pérez de Ayala, reputado intelectual y autor literario distinguido y apreciado.
0 3 Santiago Melón Fernández. “Un capítulo en la historia de la Universidad de Oviedo. 1883-1910”, p. 110. 4 Véase El “grupo de Oviedo”. Discursos de apertura de curso de la Universidad de Oviedo (1862-1903). Estudio preliminar y edición: Santos M. Coronas González. Tomo I, pp. 18-19. 0 5 Javier Barón Thaidigsmann. “La pintura asturiana en el siglo XIX”, p. 717. 0
6 Véase Mª Cruz Morales Saro. “El modernismo en Asturias” y El modernismo en Asturias. Arquitectura, escultura y artes decorativas.
Puede asimismo reseñarse un cierto renacimiento de la literatura en asturiano y de los estudios referidos a la lengua regional, muy apoyados por el grupo de profesores regionalistas de la Universidad de Oviedo, señaladamente por Fermín Canella. Por lo que respecta a la pintura, dice el profesor Barón, que este arte florece en el último tercio del siglo XIX, evolucionando “desde un romanticismo tardío hasta un realismo luminista que cuenta en la región con numerosos cultivadores”5. La pintura asturiana se inserta perfectamente en las corrientes artísticas vigentes en España y cuenta con nombres tan conocidos como José Uría y Uría, Luis Menéndez Pidal o Juan Martínez Abades, a los que siguen hombres no menos prestigiosos que realizan mayoritariamente su pintura ya en el siglo XX, como Ventura Álvarez Sala o José Ramón Zaragoza.
En arquitectura, Asturias se incorpora de lleno en los últimos años del siglo XIX y primeros del XX a las corrientes del Modernismo, aunque conviene recalcar que este movimiento artístico tenía ciertas particularidades. En opinión de la profesora Morales Saro, en Asturias, el modernismo se comparte con otros estilos que en la arquitectura se manifiestan como avanzada de los regionalismos y revivales, cuya consecuencia es un fuerte eclecticismo, y en la plástica aparece a menudo fundido con toda la tradición local que va desde el romanticismo al costumbrismo. El arquitecto y el artista se deben a clientes diferenciados económica y culturalmente, que van desde el inversor extranjero, establecido en las áreas industrializadas, al emigrante añorante que regresa al terruño o a los representantes de la vieja aristocracia que alcanzan en esta época un gran poder económico6. Son muchas las tendencias imperantes en la arquitectura levantada en Asturias en esta época, desde la influencia inglesa, pasando por las corrientes academicistas, neofrancesas y clasicistas, hasta el historicismo y el modernismo de influencia catalana. Sería largo hacer una nómina de los arquitectos que trabajaron en
Retrato de Leopoldo Alas, Clarín, pintado por Juan Martínez Abades, conservado en el Rectorado de la Universidad de Oviedo.
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Asturias en este tiempo pero no podemos dejar de citar nombres como Juan Miguel de La Guardia, Luis Bellido, Manuel del Busto, Enrique Rodríguez Bustelo, Antonio Suardíaz, Miguel García de la Cruz, Mariano Marín o Emilio Fernández Peña.
De acuerdo con esta autora se contabilizan al menos nueve lenguajes: Neoclasicismo tardío o Clasicismo perseverante, Pintoresco, Historicismo, Eclecticismo, Modernismo, Regionalismo, Art Decó y Funcionalismo7.
Mención aparte merece la llamada arquitectura de los indianos, propiciada por los emigrantes a América, quienes, al volver ricos a la aldea de donde habían salido, mandan construir hermosos edificios que jalonan toda la geografía asturiana. Alcanzó su apogeo entre 1870 y 1930 aproximadamente y la grandeza o modestia de las construcciones depende, como es lógico, de la capacidad económica de quienes las encargan. No puede hablarse de un estilo único, sino que los edificios coinciden en su aspecto formal con muchas de las tendencias ya citadas al referirnos al modernismo. En consecuencia, no existe en estas construcciones una unidad formal, ni podemos hablar de un estilo indiano en particular. Según Covadonga Álvarez Quintana, el lenguaje arquitectónico de estas mansiones y edificios públicos presenta una enorme variedad.
Quinta Guadalupe, la sede del Archivo de Indianos en Colombres, es un magnífico ejemplo de arquitectura indiana. Aundación Archivo de Indianos
7 Véase Covadonga Álvarez Quintana. “La Arquitectura de los Indianos” e Indianos y Arquitectura en Asturias (1870-1930).
Casa modernista, de gran belleza, diseñada por Manuel del Busto. Está en la calle Principado, esquina con Suárez de la Riva, en Oviedo.
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Y no nos olvidamos de la gran actividad musical existente en Asturias en los últimos años del siglo XIX y en el siglo XX. Para ilustrarla nada mejor que referirnos a dos iniciativas emblemáticas. Por un lado se construye en Oviedo un nuevo teatro que sustituye a la vieja Casa de Comedias del Fontán. Se trata de un magnífico edificio, el teatro Campoamor, inaugurado el 17 de septiembre de 1892, en el que la ópera, el teatro y diversos espectáculos musicales contribuyen a divertir y formar al espectador ovetense y asturiano. Por otro, cabe resaltar que en 1907 se funda la Sociedad Filarmónica de Oviedo, que a lo largo del siglo XX trajo a la ciudad las mejores orquestas y los más reputados intérpretes musicales y cuya actividad continúa, vigorosa, en pleno siglo XXI.
El Teatro Campoamor de Oviedo, inaugurado en 1892, es uno de los grandes coliseos españoles.
Graciano Sela y Sela
Los Sela, una familia ilustrada y emprendedora La familia Sela, con orígenes en el occidente de Asturias, procedía de Santullano de Mieres. Allí nacen sus miembros más conspicuos, que tuvieron gran influencia en la vida cultural, social y empresarial asturiana. Algunos de ellos fueron destacadas figuras en el campo académico, otros descollaron en actividades empresariales.
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Inocencio Sela y Sampil
8 Constantino Suárez. Escritores y artistas asturianos. Índice bio-bibliográfico. Tomo VII, p.105. 0 9 El Imparcial, 7 de febrero de 1910.
Inocencio Sela y Sampil nació en Santullano, Mieres, en 1856. Era hijo de José González de la Sela, comerciante, y de Patricia Sampil y Sampil. Se licenció en Derecho por la Universidad de Oviedo y se incorporó enseguida al mundo de la abogacía. No obstante, en lo fundamental, fue un hombre de negocios. Según Constantino Suárez “ejerció como procurador de los tribunales y fue procurador de la empresa ferroviaria “Caminos de Hierro del Norte de España”. Con Tartiere y Thibaut (sic) fue fundador varias sociedades industriales, posteriormente refundidas en la Unión Española de Explosivos”. Nos dice Suárez que es autor de una obra titulada Legislación sobre pólvoras y materias explosivas, publicada en Madrid en 1897, con una segunda edición en Oviedo al año siguiente8. Dados sus intereses en el mundo empresarial español, no solo en el asturiano, estableció su residencia habitual en Madrid, en la hermosa plaza de Matute, cercana a las emblemáticas calles del Prado y Huertas, aunque siempre mantuvo casa en Asturias. En esa plaza, muy frecuentada por las clases altas, se hallaba la imprenta y la sede del periódico El Imparcial
Retrato de 1904 de Inocencio Sela y sus hijos. En ese año falleció su esposa Elena Sela y Castañón. Cedido por Julia Carrizo Bernaldo de Quirós
y también los locales de la conocida revista La Ilustración de Madrid, así como el célebre café El Imparcial, y la casa de Pérez Villamil, en estilo Art Nouveau, construida a principios del siglo XX para el nieto del pintor del mismo nombre. Fue Inocencio Sela y Sampil uno de los hombres de empresa más importantes que dio Asturias en los años finales del siglo XIX y primeros del XX. En el momento de su fallecimiento ocupaba cargos tales como delegado de la Unión Industrial Asturiana o consejero de las siguientes sociedades o empresas: Unión Española de Explosivos, Sociedad General de Industria y Comercio, Banco Asturiano, Banco de Valencia y la Compañía de Navegación Vasco-Asturiana. Era un hombre de prestigio en el mundo empresarial español, de lo que se hace eco la prensa madrileña en la hora de su muerte, cuando se nos dice que falleció en Murcia “el conocido y respetable hombre de negocios D. Inocencio Sela y Sampil, hermano de D. Aniceto, distinguido catedrático de la Universidad de Oviedo. Su firma gozaba de alta consideración en el mundo de la banca y su nombre en el Consejo de Administración de una Sociedad era reputado como una garantía”9. En
consonancia con su prestigio era Comendador de la Real Orden de Isabel la Católica. Inocencio Sela, que murió en 1910 sin testar, dejó una considerable fortuna a sus cuatro hijos, constituida por bienes inmuebles y foros, minas, créditos hipotecarios, valores y papel del Estado, participaciones en sociedades y derechos personales. Era propietario de numerosas fincas, muchas de ellas con sus casas y hórreos, en los concejos de Mieres (parroquias de Cuna, Ujo, Figaredo y Turón), Riosa y Oviedo (Sograndio y Santa Marina de Piedramuelle), así como de fincas e inmuebles en los cascos urbanos de Mieres, Oviedo y Madrid. Tenía asimismo la
mina Bilbaína en Bimenes y la tercera parte de un canon de 50 céntimos de peseta en cada tonelada de carbón en diversas minas en Ciaño (Langreo), que le pagaba la Sociedad “Felgueroso Hermanos”, denominada entonces “Carbones de la Nueva”10. No aparecen en este testamento las propiedades de la parroquia ovetense de Pereda donde se enclava la finca de La Zoreda, porque, como veremos, esos terrenos fueron adquiridos en su mayor parte por los cuatro hijos de Inocencio, tanto en vida de él como después de su muerte11. No obstante, Inocencio tenía propiedades en la zona de La Manjoya, de las que vendió a principios del siglo XX una parte a la Unión Española de Explosivos allí instalada, como veremos más adelante.
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10 Véase Real Instituto de Estudios Asturianos. Archivo Minas Figaredo. Archivo Figaredo-Herrero. Escritura de partición de la herencia de Inocencio Sela y Sampil otorgada en Oviedo, el 21 de octubre de 1910, por Aurora Sela Sela y hermanos a favor de los mismos ante Secundino de la Torre y Orviz. Sign. C 253/7. 11 Ibídem. Escritura de compra-venta otorgada en Oviedo, el 18 de agosto de 1908, por Andrés González González y José Bárcena Lobato a favor de Aurora, Ángeles, Julia y Graciano Sela Sela. Ante Secundino de la Torre y Orviz. Sign. C 254/40. Se trata de fincas en Pereda y La Manjoya. Son más los documentos de esta naturaleza conservados en este Archivo, como el que, a modo de ejemplo, se refiere a una permuta de fincas en Pereda por otras en El Condado, llevada a cabo en 1909 por los hermanos Sela y Sela y su padre Inocencio. Sign. C 254/7.
Inocencio Sela era dueño de una gran fortuna, como nos muestra la escritura de partición de sus bienes entre sus hijos, hecha en 1910, el año de su muerte. Archivo Minas Figaredo
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Descendientes de Inocencio y Elena Sela / 3 generaciones
Inocencio Sela y Sampil (1856-4 febrero 1910)
c. Elena Sela y Castañón (m. 18 febrero 1904)
Aurora Sela y Sela Sampil Castañón
Graciano Sela y Sela Sampil Castañón
Angeles Sela y Sela Sampil Castañón
Julia Sela y Sela Sampil Castañón
Antonio Sela y Sela Sampil Castañón
(10 agosto 1879-13 mayo 1913)
(9 mayo 1883-18 nov. 1945)
c. Teresa Bernaldo de Quirós
(6 mayo 1885-15 enero 1947) c. 2 agosto 1912
(25 mayo 1887-17 abril 1930)
c. Fernando Pérez Bueno
(11 abril 188110 enero 1898)
(26 agosto 1877-18 agosto 1934)
(m. 2 julio 1969)
Elena Pérez Sela Bueno Sela (23 sep. 1912-18 enero 2010)
Fernando Pérez Sela Bueno Sela
Vicente Figaredo Herrero
c. José Bernaldo de Quirós
(3 sep. 1876-28 julio 1929)
(29 enero 1888-9 enero 1942)
Inocencio Figaredo Sela
Magdalena Bernaldo de Quirós Sela
(2 agosto 1913-22 dic. 2001) c. 20 mayo 1942 /
(1 julio 1926-21 marzo 2002)
Maria Eugenia de la Mora Garay
c. José Carrizo Cavanilles
(6 julio 1919-22 sep. 2010)
Ángeles Aurora Figaredo Sela (24 agosto 1914-4 mayo 2005) c. 8 julio 1939 /
Ramón de Rato Rodríguez San Pedro (1908-1998)
Vicente Figaredo Sela (5 dic. 1915-27 nov. 2006) c. 14 junio 1943 / Ma. Isabel Pérez Díaz (24 nov. 1918-9 sep. 2009)
Antonio Figaredo Sela (29 sep. 1917-18 feb. 1983) c. 11 nov. 1942 / Carmen Montoto Cuervo (12 enero 1921-15 marzo 2010)
Gijón , 1 de junio de 2012 / Nicanor Figaredo Alvargonzález
Alberto Figaredo Sela (14 enero 1920-31 agosto 2006) c. 1 mayo 1946 / Ana María Alvargonzález González (n. 28 dic. 1923)
Dominica Figaredo Sela (n. 20 sep. 1921) c. 27 nov. 1944 / Juan Alvargonzález González (n. 5 nov. 1919)
Jose María Figaredo Sela (n. 26 feb. 1923) c. 22 julio 1953 / Ma. del Milagro Rodrigáñez Juliana (30 enero 1927-16 feb. 2006)
Juan Figaredo Sela (9 abril 1924-5 sep. 1997) c. 14 julio 1949 / María Pidal Martínez de Irujo (3 dic. 1922-22 agosto 2004)
pedagógico krausista, apoyó decididamente todas las iniciativas capaces de acercarse a su realización y así, con Buylla y Posada, puso en marcha la Escuela práctica de Estudios Jurídicos y Sociales; animó la realización de las Colonias y Excursiones Escolares; propuso su iniciación y se convirtió en secretario y cronista de la Extensión Universitaria, y colaboró activamente en los Anales de la Universidad de Oviedo”12. Aniceto Sela, en consonancia con su formación krausista, fue un hombre de ideología republicana moderada y su figura tuvo relevancia nacional. Autor de numerosos libros y artículos, su obra dejó huella imborrable. Aunque en mucha menor medida que su hermano Inocencio, también tuvo presencia en el mundo empresarial. Murió en Madrid en 1935 y su cadáver fue trasladado a Oviedo.
Aniceto Sela y Sampil Aniceto Sela y Sampil era hermano de Inocencio y nació como él en Santullano de Mieres el 13 de diciembre de 1863. Cursó el bachillerato en Oviedo, en cuya Universidad se licenció en Derecho. Completó sus estudios jurídicos y se doctoró en la Universidad Central. En su época de estudiante de doctorado fue uno de los discípulos predilectos de Francisco Giner de los Ríos, alma de la célebre Institución Libre de Enseñanza, a la que ya nos hemos referido. En 1888 obtuvo la cátedra de Derecho Internacional de la Universidad de Valencia y en 1891 la de Oviedo, que desempeñó durante largos años años. Su llegada a nuestra Universidad supuso un gran refuerzo para el ya citado Grupo de Oviedo, dada su condición de hombre comprometido con los principios institucionistas. En palabras de Santos Coronas si en lo humano Sela “fue un profesor arraigado en su Universidad de origen, en lo científico fue un profesor comprometido con la nueva disciplina de Derecho internacional público y privado…, cuya docta explicación se oyó por vez primera en las aulas ovetenses; pero también, imbuido del ideal
Aniceto Sela y Sampil, catedrático de Derecho Internacional Público y Privado de la Universidad de Oviedo.
Aniceto Sela fue uno de los pilares básicos del movimiento conocido como Extensión Universitaria, de la que era secretario.
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era un conspicuo representante, Luis Sela era profundamente liberal. En palabras de José Puente Egido, “el profesor Sela ha orientado su actividad científica desde una profunda fe en el hombre y en los valores humanos. Sus lecciones de cátedra y sus escritos han estado orientados por la luz de nuestros grandes clásicos”13. Luis Sela recogió el espíritu de la Extensión Universitaria finisecular, de la que su padre había sido uno de los miembros más ilustres, y participó intensamente en las obras de extensión cultural de la Universidad ovetense. Fue fundador de la Alianza Francesa de Oviedo y miembro de numerosas asociaciones nacionales e internacionales en el ámbito del Derecho Internacional. Otros miembros de la familia Sela
Luis Sela y Sampil
12 El “grupo de Oviedo”. Discursos de apertura de curso de la Universidad de Oviedo (1862-1903). Estudio preliminar y edición: Santos M. Coronas González. Tomo I, pp. 51-52.
13 “Notas biográficas sobre el Prof. Dr. D. Luis Sela y Sampil”. En Estudios de Derecho Internacional Público y Privado. Homenaje al Profesor Luis Sela Sampil. I, p.20.
Hijo del matrimonio formado por Aniceto Sela y Sampil y María Sampil Hurtado nació en Oviedo el 1 de diciembre de 1899. Cursó en su ciudad natal los estudios de bachillerato y se licenció en Derecho por la Universidad de Oviedo en 1928. Obtuvo al año siguiente el grado de doctor en la Universidad Central, como era preceptivo en aquellos tiempos. Fue becado por la Junta de Ampliación de Estudios en París y La Haya durante los cursos 1924-1925 y 1925-1926 para realizar estudios sobre Derecho Internacional, materia de la que sería catedrático en 1930 en la Universidad de La Laguna. Lo fue posteriormente de la de Sevilla, en 1932, y pasó a ser catedrático de Derecho Internacional en Oviedo al año siguiente. Autor de numerosos artículos científicos y libros, Luis Sela, como su padre y al contrario que otros miembros de su familia desarrolló una actividad preferentemente académica, aunque también participó en actividades empresariales relacionadas con la minería. Como hombre formado en la tradición de la Institución Libre de Enseñanza, de la que su padre Aniceto
Luis Sela y Sampil, catedrático de Derecho Internacional Público y Privado de la Universidad de Oviedo. Archivo Histórico de la Universidad de Oviedo
Hacer una relación de los miembros de esta ilustre familia que influyeron poderosamente, desde distintas posiciones, en la sociedad asturiana y española convertiría este apartado en una fría nómina. Muchos de ellos destacaron en diversos campos de la ciencia, la técnica o la empresa, sin olvidarnos de la política. Podemos citar como ejemplo de ellos a José Sela y Sela, primo, que no hermano de Graciano Sela y Sela, a pesar de la coincidencia en los dos apellidos, y yerno de Inocencio Fernández Martínez, por el matrimonio con su hija Amparo Fernández (más tarde Figaredo) Herrero, con importantes intereses mineros. Ya en 1914 figura como accionista de la sociedad anónima Hulleras de Riosa, fundada ese año, de la que era presidente Inocencio Fernández Martínez y él mismo director gerente. Fue, también, miembro destacado durante la dictadura de Primo de Rivera de la Unión Patriótica Española, así como alcalde de Mieres.
Graciano Sela y Sela. Apuntes para su biografía Graciano Sela, prestigioso abogado y empresario, es un claro ejemplo de los grandes emprendedores surgidos en Asturias en el tránsito de los siglos XIX al XX. Ellos dotaron a nuestra región de empresas e infraestructuras modernas, que tanto contribuyeron al desarrollo económico, social y cultural de esta tierra. Aunque tenía su residencia habitual en Madrid, Sela siempre mantuvo una estrecha vinculación con su tierra natal, tanto en el ámbito de los negocios como en su vida familiar. En su casa de El Condado, en la ovetense parroquia de Pereda, pasaba largas temporadas que, con el paso del tiempo, se fueron limitando a las vacaciones veraniegas.
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Nacimiento, estudios, matrimonio Nace Graciano Sela y Sela en la casa familiar de Santullano, en el concejo de Mieres, el 9 de mayo de 1883, del matrimonio formado por el ya citado Inocencio Sela y Sampil y Elena Sela y Castañón. Era el segundo de cinco hermanos. Sus hermanas se llamaban Aurora, María de los Ángeles y Julia. Su otro hermano varón, Antonio, el benjamín de la familia, murió a los 17 años, cuando estudiaba Medicina en Madrid. Llevó a cabo sus estudios secundarios en el Instituto de Oviedo, donde verificó los ejercicios de Grado de Bachiller el 1 de julio de 1897 con la calificación de aprobado, expidiéndose el título correspondiente el 27 de abril de 1898. Cursó Derecho en la Universidad de Oviedo, en la que se licenció el 27 de septiembre de 1902 con la calificación de sobresaliente y premio extraordinario, llevando su título la fecha de 21 de
Casona de mediados del siglo XIX de la familia Sela, en Santullano (Mieres).
Certificación académica oficial de los estudios de Derecho cursados por Graciano Sela en la Universidad de Oviedo. AGUCM
octubre de 190214. Graciano Sela hizo la carrera de Derecho en el momento más brillante de la historia de la Universidad de Oviedo, tal como hemos explicado más atrás. Tuvo por profesores a los hombres que impulsaron el gran movimiento de renovación pedagógica de la institución, entre ellos su tío Aniceto. Realizó en Madrid los estudios correspondientes para obtener el grado de doctor por la Universidad Central, lo que se hizo realidad en 190415. Del tribunal que juzgó su tesis doctoral formaba parte, entre otros, Niceto Alcalá-Zamora, el futuro presidente de la Segunda República16.
Imprenta de la Revista de Legislación17. Se trata de un pequeño libro de 67 densas páginas en las que se entremezclan con destreza la narración de los hechos históricos y un fino análisis jurídico, que revela la formación adquirida en la Universidad. No sabemos si el joven Graciano quería encaminarse en aquellos momentos de su vida hacia la carrera jurídica –no en vano su tío Aniceto era catedrático de Derecho Internacional en la Universidad de Oviedo– pero si sintió esa inclinación fue algo efímero pues muy pronto se metió de lleno en el mundo de los negocios.
La tesis doctoral, única obra editada por Graciano Sela hasta donde nosotros conocemos, lleva por título Política internacional de los Reyes Católicos, y fue publicada en Madrid en 1905 por la
La temprana muerte de su padre y su condición de asesor jurídico de las empresas familiares no le dejaron más opción que ocuparse plenamente de estas.
Acta del grado de doctor en Derecho de Sela, firmada por los miembros del tribunal. El secretario era el futuro presidente de la Segunda República, Niceto Alcalá Zamora.
Portada de la tesis doctoral de Graciano Sela impresa en Madrid en 1905.
AGUCM
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14 AGUCM. Expediente de Graciano Sela y Sela. Sign. DE-0938, 15. En relación con los estudios secundarios y universitarios en Oviedo de Graciano Sela, solo disponemos de los pocos datos que procedentes de la Universidad ovetense, se conservan en el expediente del citado Sela en el Archivo General de la Universidad Complutense de Madrid.
15 Ibídem. Libro de Grados de Doctor. Años de 1900 a 1930. Sign. B-868.
16 Ibídem. Universidad Central. Facultad de Derecho. Libro de Actas de Grados de Doctor. Tomo X. Sign. B-873.
17 La reseña bibliográfica es: Política internacional de los Reyes Católicos. Tesis doctoral. Madrid, Imprenta de la Revista de Legislación, 1905, 67 pp.
18 Suelto de ABC de 19 de diciembre de 1912. Se conserva, además, la correspondiente anotación en el Libro de Matrimonios. 1894-1960 de la iglesia de Carrió (Carreño), fol.31v y 32r.
El 24 de marzo de 1913 contrajo matrimonio con Teresa Bernaldo de Quirós y Canga-Argüelles en la iglesia de Carrió, en Carreño18, lugar donde estaba la casona familiar de la novia. Ofició la ceremonia fray Luis Getino, prior del convento de los dominicos de Oviedo, fundador y primer director de la prestigiosa revista Ciencia Tomista. Graciano Sela tenía fijado su domicilio ovetense en El Condado, una aldea de la parroquia rural ovetense Pereda, aunque él se refiere en ocasiones a su casa como situada en Las Segadas, pueblo de la misma parroquia donde había y hay estación de tren. La casona aún está en pie, aunque en estado
ruinoso en el citado pueblo, lo mismo que una capilla en ladrillo, de estilo neogótico, dedicada a Santa Elena, sin duda como homenaje y recuerdo de su madre Elena Sela. Su domicilio en Madrid, donde pronto vivió de manera permanente, estaba en la calle Jenner, nº 3, aunque en su época de estudiante de doctorado vivió un tiempo en el número 9 de la calle Barquillo. Con el paso del tiempo, en sus estancias en Asturias, con preferencia en la época estival, seguía residiendo en su casa de El Condado, aunque también descansaba en la ya citada casona familiar de su mujer Teresa, en Carrió, en el concejo de Carreño.
Foto de la boda celebrada en Carrió (Carreño) entre Teresa Bernaldo de Quirós y Canga-Argüelles y Graciano Sela y Sela. Cedida por Julia Carrizo Bernaldo de Quirós
Graciano Sela, empresario y hombre de negocios Como ya hemos dicho anteriormente, debido a la temprana muerte de su padre, acaecida en 1910 cuando Graciano tenía apenas 27 años, este tuvo que hacerse cargo en buena medida, como único hijo varón, de los negocios familiares. Así, ya en 1910, la Junta general ordinaria de la Unión Española de Explosivos le eligió consejero en sustitución de su padre, muerto ese mismo año19. Graciano Sela tenía un fino olfato para los negocios y estaba atento a las novedades que en aquella España de los primeros años del siglo XX llegaban de Europa. En 1901 se constituyó en Madrid la Compañía Madrileña-Barcelonesa del Frío Industrial. Su presidente era el marqués de Santa Ana. Al año siguiente se montaron en
Madrid las dos primeras cámaras frigoríficas, una con maquinaria Borsig y la otra con tecnología Linde. En ese momento, la Sociedad del Frío Industrial, que ya disponía de vagones frigoríficos, inició contactos con las diferentes compañías de ferrocarriles para construir cámaras frigoríficas en las estaciones de tren o en sus proximidades, con la finalidad de almacenar y transportar en las condiciones adecuadas carnes congeladas, pescados y otros productos perecederos. Pocos años después, este negocio estaba en pleno auge, lo que vino a impulsar definitivamente un Real Decreto de 1908. Diremos, como curiosidad, que la primera importación de carne congelada, una pequeña cantidad de cinco toneladas, tuvo lugar en 1909 y dos años más tarde ya se fabricaba kéfir en Barcelona20. La presencia de Graciano Sela en esta innovadora empresa fue muy importante a lo largo del tiempo. Ya en 1911 era nombrado secretario
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19 Sueltos de El Globo, 24 de junio de 1910 y Revista Ilustrada de Banca, Ferrocarriles, Industria y Seguros…, 1911, p. 304. De hecho, el Consejo de Administración de la Unión, en su reunión de 22 de abril de 1910, muestra su pesar por la muerte de Inocencio Sela, según consta en el Libro de Actas del Consejo de Administración de la Unión Española de Explosivos. 1903-1914. Archivo MAXAM, 422. Y nos consta que en 1915 la Unión le reelige por seis años como consejero, según nos informa La Industria Nacional de 28 de julio de 1915. 20 Datos tomados de la obra de Fernando Beltrán Cortés. Apuntes para una historia del frío en España, p. 39.
Graciano Sela se ocupó desde muy joven de las empresas y negocios familiares. Foto cedida por Julia Carrizo Bernaldo de Quirós
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citada y de otras similares. A este respecto, la Sociedad solicita en 1925 a los poderes públicos un préstamo de dos millones de pesetas, lo que nos da idea de la entidad del negocio.
interino del Consejo de Administración21 y posteriormente, y durante muchos años fue secretario titular22.
21 Diario Oficial de Avisos de Madrid, 22 de mayo de 1911.
22 Véase El Imparcial, 29 de enero de 1929 y 8 de febrero de1930 y El Siglo Futuro, 7 de febrero de 1935.
23 Madrid Científico, Ciencias e Industrias, núm. 682, 1910 y El Liberal, 11 de octubre de 1910.
24 Véase Revista Ilustrada de Banca…, 1918, Vida Financiera, 20 de marzo de 1920 y Gran Vida, 1920.
25 Suelto de La Época, de 29 de enero de 1915.
Sus intereses en la empresa Caminos de Hierro del Norte de España, en la Compañía General de Navegación, en la minería, en la banca y en otras actividades empresariales o su condición de miembro de la Asociación Regional “Unión Industrial de Asturias” o de la Asociación Mercantil Española nos permiten afirmar que fue un importante hombre de negocios muy integrado en la sociedad madrileña y asturiana en los primeros cuarenta años del siglo XX. La importancia de su figura en el mundo empresarial español de su tiempo propicia su nombramiento en 1915 como vocal suplente del Consejo Superior de Fomento, siendo el titular Félix Suárez Inclán, ambos en representación de las sociedades industriales25. Además, Sela fue un eficiente abogado de las empresas familiares, desde muy joven, todavía en vida de su padre, como ya hemos dicho.
Otra empresa importante en la que Graciano Sela participaba era la Unión Alcoholera Española. Fue consejero de la misma desde 1910, en el momento de la muerte de su padre23, y durante algunos años desempeñó el cargo de secretario interino del Consejo de Administración de la misma24. También era accionista de una potente empresa industrial del ramo de la alimentación, la Sociedad General Azucarera de España, formada a partir de la unión de diferentes fábricas de azúcar extendidas por todo el país, de la que es reelegido consejero en 1918. Asimismo, y sin pretender agotar la relación de empresas en las que Graciano Sela participó a lo largo de su vida, y como muestra de su versatilidad como hombre de negocios, señalaremos que fue presidente del Consejo de Administración de la Sociedad Anónima “Mármoles de Chercos”, que tenía como objeto explotar la cantera de mármoles
Convocatoria de la Junta General de Accionistas de la Compañía General de Navegación, de la que formaba parte Graciano Sela.
Carta de Graciano Sela con el membrete de la Unión Industrial de Asturias, sociedad de la que era miembro.
Archivo Minas Figaredo
Archivo Minas Figaredo
Hombre de mundo y filántropo Graciano Sela, de cuna ilustre por su nacimiento, emparentó con algunas de las más renombradas familias asturianas. Su matrimonio con Teresa Bernaldo de Quirós le une a uno de los linajes de más rancio abolengo del Principado. Era Teresa hija de Carlos Bernaldo de Quirós y GonzálezCienfuegos, hijo a su vez del séptimo marqués de Camposagrado, José María Bernaldo de Quirós y Llanes de Campomanes y hermano del octavo marqués, también José María de nombre, que se casó en París en 1860 con María Cristina Muñoz y Borbón Dos Sicilias, hija de la reina María Cristina, viuda de Fernando VII, y de su segundo marido, Agustín Muñoz y Sánchez, primer duque de Riansares. Dos hermanas del padre de Teresa también hicieron matrimonios de relumbrón. Una, Eladia, se casó con otro hijo de la reina María Cristina y Agustín Muñoz, de nombre Fernando María Muñoz y Borbón Dos Sicilias, y la otra, Ignacia, fue la esposa de Alejandro Pidal y Mon, hijo del primer marqués de Pidal, figura prominente de la política española e ilustre hacendista, que ocupó numerosos cargos y disfrutó de honores tanto en el mundo político como en el cultural. Por parte de su madre, Teresa procedía de otra familia de gran prestigio en Asturias, los Canga-Argüelles.
Graciano Sela construyó a sus expensas la escuela de Bueño, en el concejo de Ribera de Arriba.
Las hermanas de Graciano se unieron en matrimonio a hombres muy conocidos del mundo cultural y empresarial español. Su hermana Aurora se casó con Fernando Pérez Bueno, un reputado jurista, catedrático de Derecho en las Universidades de Oviedo y Central de Madrid, mientras que Ángeles unió sus destinos a Vicente Figaredo Herrero, hijo del gran empresario y promotor minero Inocencio Fernández (Figaredo) Martínez a quien nos hemos referido más atrás. Por último, la hermana pequeña de Graciano, Julia, se casó con otro Bernaldo de Quirós y Canga-Argüelles, José, hermano de Teresa, la mujer de Graciano. No es de extrañar que una tan ilustre red de relaciones familiares, unida a las amistades que el propio Graciano se forjó a lo largo de su vida en el mundo empresarial y cultural, hiciese tan notable su presencia en la vida social madrileña, no digamos en la asturiana, tal como revelan los sueltos y noticias de los diarios del momento que registran hasta los acontecimientos más nimios de su vida. Así, y a modo de ejemplo, vemos que el diario El Liberal, en un suelto de 20 de mayo de 1908, da noticia de una boda celebrada en la conocida capilla del Obispo en Madrid entre Concepción López Montes, de la familia de José López Montes, uno de los accionistas de la
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26 Mundo Gráfico, 12 de febrero de 1919.
Unión Española de Explosivos, y Francisco del Saz Orozco, en la que Graciano Sela es testigo por parte del novio, en representación de su padre, Inocencio Sela. Por otro suelto de La Época, de 6 de mayo de 1915, nos enteramos de que Graciano y su mujer Teresa apadrinan a un hijo de Roque Pidal, su cuñado y primo de Teresa, llamado Carlos. Roque Pidal era un famoso bibliófilo, que vendió su excepcional biblioteca a la Universidad de Oviedo en 1935 para paliar el desastre producido por el movimiento revolucionario de 1934, lo que hace que la Academia ovetense tenga una de las más valiosas colecciones de libros antiguos del mundo universitario español. Otro suelto del mismo periódico, muy posterior, de 19 de diciembre de 1935, nos informa de la llegada a Madrid, procedente de Las Segadas, de Graciano Sela, y el diario ABC, en su edición de 19 de julio de 1939 da noticia de la boda de Aurora Figaredo Sela y Ramón Rato y Rodríguez San Pedro, celebrada en la gijonesa parroquia de Somió, en la que Graciano Sela actúa como testigo, en su calidad de tío de la novia.
Pergamino con el nombramiento de Graciano Sela y su esposa, como hijos adoptivos y bienhechores del concejo de Ribera de Arriba. Museo de Bellas Artes de Asturias
Graciano Sela era un hombre preocupado por la cultura. Así, en 1912 colabora con una aportación de 100 pesetas en un homenaje al poeta Ramón de Campoamor para levantarle una estatua en Navia. En ese mismo homenaje participan el Congreso, el Senado, la infanta Isabel, diversos títulos nobiliarios y asturianos ilustres como Alejandro Pidal, según nos informa El País, en su edición de 20 de diciembre de 1912. Por otro lado, el espíritu filantrópico de Sela queda de manifiesto al construir a sus expensas la escuela del pueblo de Bueño, cercano a La Manjoya y a El Condado, donde tenía su residencia ovetense26, amén de la propia escuela de El Condado, según el testimonio de algunos vecinos. Por esa razón, el 1 de febrero de 1919, el Ayuntamiento de Ribera de Arriba concede, por unanimidad de sus concejales, a Graciano Sela y a su mujer Teresa Bernaldo de Quirós el título de “Hijos adoptivos y bienhechores” del concejo, tal como acredita el correspondiente diploma conservado en el Museo de Bellas Artes de Asturias.
Un conservador de profunda religiosidad Graciano Sela era un hombre alineado con postulados religiosos y culturales que le sitúan en un ámbito ideológico muy conservador. Y eso queda de manifiesto en muchas de sus iniciativas y actividades que tienen un claro reflejo público, como veremos a continuación. Estaba muy unido a diferentes movimientos que, en el campo de la enseñanza o en el sindical, intentan ofrecer una alternativa católica a algunas corrientes educativas y sociales de orientación liberal, marxista y anarquista, de gran alcance en la España de los primeros años del siglo XX. Frente a la fuerza adquirida por los sindicatos y partidos
La participación de Graciano Sela en el nacimiento de la Institución Teresiana, fundada por el canónigo de Covadonga Pedro Poveda Castroverde fue muy importante. Sela y el padre Poveda llegaron a tener una gran amistad, favorecida, sin duda, por José López Montes. Este y Sela eran viejos conocidos de la Unión Española de Explosivos y Montes pasaba temporadas estivales en Covadonga donde conoció a Poveda Castroverde. El caso es que Sela y Poveda entablaron una estrecha relación personal, tal como refleja la ayuda de Sela a Carlos Poveda, maestro de profesión y hermano del fundador, para encontrar el debido acomodo en el campo de la enseñanza. Sela, a su vez, pide a Poveda
El Padre Poveda, hoy San Pedro Poveda, fundador de la Institución Teresiana. Archivo de la Institución Teresiana
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obreros o por la Institución Libre de Enseñanza, la Iglesia reacciona y potencia sus propios órganos de enseñanza y otras instituciones de carácter social. Un ejemplo de estas iniciativas la constituye la Mutualidad de la Juventud Española impulsada por el ya mencionado padre Getino, que empezó a funcionar en 1911. La citada Mutualidad perseguía formar “coros o reuniones en que entran igual número de niños ricos y pobres, los primeros en calidad de protectores y los segundos de protegidos. Lon niños ricos se comprometen a doblar todas las imposiciones que hagan los menesterosos, con tal de que estos se comprometan igualmente a estos dos deberes: ser laboriosos y bien hablados”27. Graciano Sela, consecuente con sus ideas, promociona y participa en actos de naturaleza educativa en apoyo de proyectos como el que acabamos de citar o de carácter similar. Así, acude a la entrega de cartillas en 1912 en escuelas de Guadalajara, en un acto presidido por la infanta Isabel que contó con la notable presencia de destacados miembros de la sociedad madrileña o alcarreña, entre ellos los condes de Romanones. Sela siempre mantuvo relaciones estrechas con importantes sectores del catolicismo español, en particular con los dominicos. En este acto de Guadalajara estaban también presentes el director y los redactores de la mencionada revista Ciencia Tomista, a los que don Graciano invita a viajar con él, en su coche, de vuelta a Madrid28
27 Véase “Crónicas científicosociales. España”. Ciencia Tomista. 11 (1911), p. 305. 28 Suelto de ABC de 27 de abril de 1912.
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favores personales como se desprende de la correspondencia entre ambos. Pero Sela, además, se convierte en un consejero valioso de Poveda. Lo mismo le advierte sobre la escasez del presupuesto que éste manejaba para la fundación del internado que le informa sobre los procedimientos para la creación de cátedras o sobre asuntos de diversa
Carta de Graciano Sela al Padre Poveda, en la que muestra su gran interés en la creación de la Institución Teresiana. Archivo de la Institución Teresiana
naturaleza. En el mes octubre de 1910, Sela se encarga de hacer en Madrid diversas gestiones a favor de la todavía no nacida Institución Teresiana. En la Corte desarrolla una actividad frenética que le lleva a visitar al conde de Mejorada, impulsor del proyecto, al obispo de Oviedo que estaba en ese tiempo en la capital para participar en el
debate sobre la ley de asociaciones que entonces se tramitaba en las Cortes, y a otras personas influyentes. Reclama la presencia en Madrid del padre Poveda y en una carta fechada el 13 de octubre de 1910 le dice: “necesitamos contar con mucho dinero, pues si el proyecto cuaja y da los resultados que, con la ayuda de Dios esperamos, habría que ampliar la escuela para mujeres”. A pesar de tantas gestiones, el proyecto se enfría. El conde de Mejorada está muy atareado, el obispo de Oviedo, escéptico, no da el preceptivo permiso. Sela siente una profunda decepción, pues sus múltiples gestiones no han dado el resultado apetecido29. No obstante, los trámites siguen adelante. La Institución Teresiana se funda en 1911, y la amistad del Padre Poveda y Sela prosigue tal como revela la correspondencia entre ambos.
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En otro orden de cosas, Sela siempre dio muestras de un acendrado patriotismo. Así, en los graves acontecimientos desarrollados en Marruecos en 1909, que supusieron la derrota de las tropas españolas en la famosa batalla del Barranco del Lobo y el desprestigio del ejército español, se adhiere a la protesta organizada por el diario ABC, titulada “España ante el extranjero. Adhesiones a nuestra protesta”, y le dirige a Torcuato Luca de Tena el siguiente telegrama: “Con el mayor entusiasmo felicito a usted y me adhiero a la campaña que ha emprendido. Así se hace patria”30. En una época posterior y en un contexto muy diferente, la España franquista, Sela aporta un donativo de 100 pesetas, remitido al ministro de Asuntos Exteriores, con destino al aguinaldo de la División Azul31.
29 Véase para la relación de Poveda y Sela a favor de la creación de la Institución Teresiana la obra de Flavia Paz Velázquez. Meditación de Covadonga, pp.144-148. Se conservan varias cartas relativas a este asunto en el Archivo de la Institución Teresiana. Sección Madrid. La cita corresponde a la carta dirigida por Sela a Poveda, conservada en este archivo con la sign. I/C: f 5. 30 ABC, 5 de noviembre de 1909. 31 ABC, 26 de noviembre de 1941.
Acta de defunción de Graciano Sela, conservada en el Libro de Defunciones. 1874-1947, fol. 114v, de la parroquia de Carrió (Carreño).
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Su muerte Graciano Sela y Sela murió en Madrid el 18 de noviembre de 1945. Su esquela refleja que era un hombre de gran piedad. Figura el nombre de su director espiritual antes que el de su esposa. No ostenta en la misma ningún título civil o empresarial, sino su pertenencia a cofradías o entidades piadosas. Era congregante de la Virgen de Lourdes y de Nuestra Señora de Covadonga y hermano de la Santa y Real Hermandad del Santo Refugio. Su rectitud y su profunda religiosidad aún son recordadas por personas de El Condado que evocan historias transmitidas por sus padres. Fue enterrado en el cementerio de Carrió, en Carreño, donde había nacido su esposa. Después de enviudar, Teresa Bernaldo de Quirós dejó de acudir a la casa de su esposo en El Condado y residía en sus estancias veraniegas en Asturias en la casona familiar de Carrió. A la hora de la muerte de Graciano Sela, solo sobrevivía una de sus cuatro hermanas, Ángeles, viuda de Vicente Figaredo.
Enterramiento de la familia Bernaldo de Quirós en Carrió (Carreño) donde recibió sepultura en 1945 Graciano Sela.
Una nueva casa para un empresario asturiano
Un edificio de calidad en un hermoso paraje En un lugar de gran belleza natural, cercano a la casa que tenía en El Condado, en la ovetense parroquia de Pereda, Sela decide construir una nueva residencia. Para ello había comprado en 1917 un solar a Manuel García Bárcena y a Agustín Díaz-Ordóñez, denominado La Zoreda o Zureda. Recurre para hacerla realidad a los más prestigiosos arquitectos de su tiempo, primero al vasco Manuel María Smith Ibarra, y más tarde al astur-cubano Manuel del Busto. Encargó el palacete a este último, pero tras el remate de la estructura portante, las obras se paralizaron. Las circunstancias aconsejaron u obligaron a Sela a abandonar el proyecto de levantar su nueva casa. Tuvieron que pasar más de ocho décadas para que la iniciativa privada restaurase y concluyese la mansión inacabada con el fin de convertirla en un hotel de calidad que tanto prestigio ha dado a la oferta turística del Principado.
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Emplazamiento El Castillo del Bosque La Zoreda se ubica en una hermosa finca en el lugar de El Condado, perteneciente a la parroquia ovetense de Pereda o Perera, como la denominan muchos vecinos. Tiene esta una extensión de 4,46 km2 y 177 habitantes según el censo de 2009, recogido en el Nomenclátor de entidades de población de Asturias. Dista unos 5 km de la capital y consta de las siguientes entidades de población: El Atrollo, Cagigal, Casielles, El Condado (donde se ubica la finca de La Zoreda), Llamaoscura, Lusiella, Pereda, San Miguel, Las Segadas, Venta del Aire y Villar. Cuenta con edificios de interés, entre ellos las antiguas escuelas, la casa y capilla de los Sela, dedicada a Santa Elena, hoy en estado de ruina, todos ellos en el término de El Condado, y, sobre todo, la iglesia parroquial dedicada a San Martín, en el núcleo de Pereda. Se trata de un templo de nave única, con un testero rectangular y una espadaña de tres arcos. Es de origen románico, aunque sufrió reformas y ampliaciones posteriores. Su mayor interés reside en la portada románica, con un guardapolvo decorado con bolas, bajo el que aparecen tres arquivoltas decoradas con dientes de sierra, zigzags y una gruesa moldura; sobre las jambas internas descansa un arco polilobulado, característico del arte musulmán.
Casa y capilla en ruinas en El Condado (Pereda, Oviedo) donde tenía su domicilio asturiano Graciano Sela.
Los capiteles, de los cuales dos están gravemente dañados, tienen una decoración basada en motivos geométricos y vegetales. La puerta de entrada está decorada con motivos geométricos, singularmente tetrapétalas y rombos. Un arco divide en dos la nave, cubierta, al igual que la cabecera, por bóveda de crucería. El llamado Bosque de La Zoreda se asienta en su mayor parte en la también parroquia rural ovetense de La Manjoya, situada a unos 5 km de la capital, con una extensión de 6,17 km2 y 950 habitantes en 2009, según el Nomenclátor arriba citado. La integran los siguientes núcleos de población: Los Barredos, Cabornio, Campiello, El Caserón, Los Corzos, Fuente del Forno, La Granda, Llamaoscura, El Medio, Los Prietos, La Rodada y San Torcuato. La Manjoya fue un lugar importante en la Edad Media, ya que por allí accedían los peregrinos a Oviedo, después de pasar por el barrio de San Lázaro. De hecho, una de las etimologías que se proponen para el nombre de esta parroquia ovetense procedería del grito de júbilo, ¡mon joie!, que daban los peregrinos, mayoritariamente franceses, al divisar la catedral de Oviedo, cuando se desviaban desde León, en el llamado camino francés, para visitar el famoso relicario de San Salvador de Oviedo. La Manjoya se convirtió de nuevo en un lugar muy conocido a finales del siglo XIX, cuando allí se instaló la más importante fábrica de explosivos de Asturias.
Portada románica de la iglesia parroquial de Pereda (Oviedo).
Un nombre de resonancias cinegéticas y nobles
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Entre las posesiones que Graciano Sela tenía en las parroquias rurales ovetenses de Pereda y La Manjoya, había un sitio que le cautivaba de manera especial y en él decidió construir su nueva mansión asturiana. No hay duda de que sintió atraído por la belleza del lugar, el más alto de El Condado, desde donde disfrutaba de hermosas vistas del río Nalón, del Monsacro o de la sierra del Aramo, además de otros paisajes entonces idílicos. Pero creemos que a Sela le resultó también evocador el nombre del paraje: La Zoreda, Zorera, Zureda o Zorea, en sus distintas denominaciones. Ese nombre le transportaba, sin duda, a otros tiempos en los que el arte de la caza con aves rapaces era uno de los entretenimientos favoritos de los poderosos.
El Bosque de La Zoreda, empezando por las palabras
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las atzoreras medievales, pues se comercializaba para el arte de cazar. Todo el paraje, hoy muy transformado por las vías, las carreteras, las urbanizaciones circundantes, está rodeados de nombres vegetales: Soto de Ribera, Soto de Rey, Caxigal (los quejigos, los quexigos, robles enanos), El Bosque, Codexal (de los codoxos, las escobas, Citysus scoparius). Y otros topónimos describen igualmente un antiguo territorio estratégicamente habitado desde tiempos remotos prerromanos, para la estancia y la defensa humana y animal: El Caleyu (caleyón estrecho, en aquella costumbre de cazar animales en las angosturas del monte), Los Corcios, Llamaoscura (lugar húmedo y sombrío), Caborniu (lugar empozado), El Calderu (lugar empozado y soleado, cálido), El Condado (feudo, posesión), Los Prietos (lugar sombrío, de vegetación oscura, prieta), Los Barredos (lugar barrizoso, lamizo)… O el mismo Oviedo: milenios atrás ‘lugar abundante en agua (indoeuropeo, *AP–, *AB–, agua), lo mismo que todo el monte del Naranco (indoeuropeo también, *NAR–, agua), como atestiguan tantas fuentes y manantiales que rodean el monte por todas partes.
32 De este texto es autor el gran especialista en toponimia Julio Concepción.
El Bosque de La Zoreda (no por casualidad entre La Manjoya y El Caleyu) hubo de comenzar un día a dibujarse también con las palabras. Porque casi nunca están solas las palabras, por lo menos las que fueron tallando los pobladores de cualquier paisaje con el tiempo. Ciertamente La Zorera (referida a los azores, los ferres asturianos, Accipiter gentilis) debe el nombre al léxico antiguo de la cetrería: romance azetor, muy mimado en
Escritura de compra por parte de Graciano Sela de la finca de La Zoreda, también denominada La Zureda. Archivo Minas Figaredo
En fin, La Zoreda representa hoy con el nombre todo un paisaje muy organizado en tiempos medievales para la estancia humana y la explotación cinegética, justo entre unos montes y valles menos adecuados para el cultivo y el ganado. El bosque daba sus productos complementarios también: caza, leña, cobijo, protección, frutos para el invierno… No por casualidad, casi al lado está El Castro de Cellagú, ya más dado a los cultivos (latín CELLAM, los celleros, los graneros del cereal). El bosque de La Zoreda sería un lugar privilegiado para el invierno y primavera, sobre todo, antes de que los pobladores y sus ganados pudieran ascender de nuevo hacia los altos veraniegos del Aramo y del Naranco, en aquella costumbre antigua de la transhumancia estacional. Como no por casualidad tampoco, allí se haya levantado el nombre del Castillo de La Zoreda. Los nombres casi nunca están solos: tienen su larga historia natural y social en el tiempo.
La fábrica de explosivos de La Manjoya Entre los accionistas de la fábrica de explosivos estaba Inocencio Sela. A su muerte, pasaría a ocupar su lugar como accionista de la empresa su hijo Graciano. El propio Inocencio y, sobre todo, sus hijos adquirieron en los primeros años del siglo XX muchas fincas en La Manjoya y Pereda, parte de las cuales se incorporaron a la fábrica en sus sucesivas ampliaciones. Y, aunque mucho más tarde, ocurrió lo mismo con las fincas de La Zoreda, donde se asentaba el palacete, que fueron añadidas como ampliación del perímetro de seguridad de la factoría. Por ello, podemos decir que había una relación antigua y estrecha entre la familia Sela y la fábrica que la Unión Española de Explosivos tenía en La Manjoya.
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33 Véase Real Instituto de Estudios Asturianos. Archivo Minas Figaredo. Archivo FigaredoHerrero. Escritura de compra-venta de fincas de La Manjoya otorgada en Madrid, el 4 de enero de 1902, por Inocencio Sela Sampil a favor de la Sociedad Anónima Unión Española de Explosivos. Ante José María de Soto y Ardid. Sign. C 254/6. 34 Ibídem. Copia simple de contrato privado de venta de terrenos en La Manjoya otorgada en Madrid, el 12 de junio de 1916, por Graciano Sela Sela a favor de la Sociedad Unión Española de Explosivos. Sign. C 257/37.
Un gran centro fabril en el corazón de Asturias El gran desarrollo minero y metalúrgico de Asturias propicia el nacimiento de las industrias de explosivos, que tienen su inicio en La Manjoya en 1865. Es el ingeniero belga Denis Thiry Delmalle quien instala en esta fecha en la parroquia ovetense citada un gran depósito de pólvora, habiendo elegido este emplazamiento porque allí estaba el polvorín ovetense. Thiry fallece en Oviedo en 1882 y a su muerte la compañía pasa a denominarse Sociedad Anónima La Manjoya.
La Fábrica de La Manjoya hacia 1905. Fotografía de Ruiz y García tomada de la obra Tartière en Lugones. 1880-1927, p. 14.
Esta fábrica, junto con la instalada más tarde por Tartière en Lugones (Siero) y la de Cayés, en Llanera, se integran a mediados de los años noventa del siglo XIX en la Unión Española de Explosivos, un trust monopolístico que englobaba la industria del ramo de todo el país. Pronto el área de La Manjoya se convirtió en un gran centro fabril, se expropiaron y compraron terrenos, algunos de ellos de Inocencio Sela33, otros de su hijo Graciano34 y se aumentó el bosque que debe rodear a toda fábrica de esta naturaleza. Estos terrenos se fueron ampliando paulatinamente y, ya en la segunda mitad del siglo XX, a mediados de
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35 Ibídem. En el Archivo Figaredo-Herrero, se conserva abundante documentación al respecto. Véanse algunos de los documentos más destacados: –Copia de escritura de compra-vente de 2/4 de una casa en la calle Evaristo San Miguel de Madrid otorgada en dicha ciudad el 11 de marzo de 1922 por los hermanos Julia y Graciano Sela a favor de Vicente Figaredo Herrero. Ante Antonio Burón y Tosca. Sign. C 436/5. –Carpeta de documentos con registros de bienes de Graciano Sela y Sela que posteriormente heredaron los FigaredoSela: relaciones de fincas, relaciones de escrituras entregadas por Manuel Muñiz a Graciano Sela el 21 de octubre de 1926 y tasación de fincas de Graciano Sela en diversos concejos. 1926-1934. Sign. C 436/13. En esta relación figura la venta de la finca donde se sitúa el palacete. –Copia de escritura de compra-venta de varias fincas rústicas de la heredad “Coto de Cabornio” en La Manjoya (Oviedo) y otras fincas otorgada en Madrid el 18 de marzo de 1942 por Graciano Sela a favor de Ángeles Sela y Sela. Ante Luis Ávila Pla. Sign. C 436/3.
Construcciones de la antigua fábrica de explosivos conservadas en el interior del Bosque de La Zoreda.
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los años sesenta, la Unión Española de Explosivos compra a la familia Figaredo Sela la finca de La Zoreda que queda englobada en el perímetro de seguridad de la fábrica de La Manjoya, dentro de la cual estaba el edificio de la inacabada casa de Graciano Sela, a la que más adelante nos vamos a referir. Esa casa, afortunadamente, nunca se destruyó y permaneció como un cascarón vacío sin ningún uso específico, en estado de abandono y dominada por la maleza. Como cuentan numerosos vecinos de los pueblos circundantes, La Zoreda era el lugar preferido por los niños de los alrededores para jugar. Allí se reunían, entraban y recorrían las fantasmales estancias del palacete, corrían o saltaban en la pradera que había delante
del mismo, se escondían entre los árboles y daban rienda suelta a sus ansias de diversión. En 1996 cierra la fábrica de explosivos y en 1998 el Ayuntamiento de Oviedo, a través de su sociedad de gestión del suelo, GESUOSA, compra 862.648 m2 a la Unión Española de Explosivos por seis millones de euros, amén de otras parcelas pertenecientes a la familia Figaredo Sela por un importe de 1,2 millones de euros, hasta completar 1.048.184 m2. Hacemos un inciso para aclarar que una buena parte de las propiedades que Graciano Sela tenía en las parroquias de Pereda y La Manjoya y en otras cercanas, amén de fincas y casas que poseía en diferentes lugares de Asturias o en Madrid fueron vendidas a su hermana Ángeles, casada con Vicente Figaredo, en fechas comprendidas entre los años veinte y cuarenta del pasado siglo XX35. Esta es la razón, a la que se añaden disposiciones testamentarias de Graciano Sela a favor de su familia, por la que muchas fincas pasaron a manos de los herederos del matrimonio formado por Ángeles Sela y Vicente Figaredo. El importe de la compra de los terrenos a la Unión Española de Explosivos y a la familia Figaredo Sela, el desalojo de las viviendas, el proceso de descontaminación de los suelos y el pago de los intereses de un crédito de 12 millones de euros supuso al Ayuntamiento un desembolso total de 23 millones de euros. En el año 2002, se abre un concurso público por parte del Ayuntamiento de Oviedo para vender parte de los terrenos. Se presentan dos ofertas por las empresas FADESA y ANCA Corporated. El concurso se adjudica finalmente a ANCA, aunque el Ayuntamiento se reserva una parte de los terrenos, entre ellos la finca, el palacete y el Bosque de La Zoreda. El Ayuntamiento de Oviedo sacó a subasta en 2005 la finca y el palacete. Fueron adquiridos por la Unión Temporal de Empresas HOTO UROCISA, que decidió hacer un complejo hotelero de lujo, con la rehabilitación del palacio y la construcción de modernas instalaciones, que permitieran celebrar congresos, convenciones, bodas, banquetes y eventos de todo tipo.
Inocencio Sela y Sampil vende a la Unión Española de Explosivos, representada por Alberto Thiebaut y Laurín dos fincas en Llamaoscura (La Manjoya). Archivo Minas Figaredo
El palacete de Graciano Sela Es el palacio o castillo de La Zoreda la última gran obra, aunque inconclusa, proyectada en torno a 1920 por el gran arquitecto Manuel del Busto siguiendo los cánones de la arquitectura ecléctica. Después se marcha a Cuba para levantar en La Habana el edificio del Centro Asturiano. Vuelve en 1928 imbuido de otras ideas y abandona por completo el citado estilo para entregarse con pasión a las tendencias entonces en boga en Europa y los Estados Unidos, dominadas por el Art-Déco.
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El arquitecto Manuel del Busto
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36 Para documentarse sobre Manuel del Busto, véase la obra, excelente, de Rosa M. Faes, Manuel del Busto. Arquitecto. 1874-1948, publicada por el Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias.
37 Antón Capitel. “Presentación”. En Rosa M. Faes. Manuel del Busto…, p. XI.
38 Ibídem, p. XII.
39 Véase Rosa M. Faes. Ob. cit.
Fue sin duda Manuel del Busto36 uno de los más insignes arquitectos asturianos de todos los tiempos. Aunque nacido en Cuba en 1874, de padres asturianos, se formó en España y llevó a cabo la mayor parte de su obra en Asturias, siendo autor de edificios emblemáticos que hoy podemos contemplar por toda la geografía regional. En Madrid fue discípulo, entre otros, de Federico Aparici, quien sucedió a Frassinelli como proyectista de la basílica de Covadonga, y de Ricardo Velázquez Bosco, el gran arquitecto académico, restaurador de la mezquita de Córdoba. En palabras de Antón Capitel, la obra de Manuel del Busto está muy influida “por la posición de Velázquez Bosco, esto es por una continuidad con el eclecticismo internacional de tradición Beaux Arts. No se alineó así con sus condiscípulos, empeñados en codificar un historicismo español que no había tenido lugar en el siglo XIX, pero tampoco con el academicismo estrictamente clásico que fue sustituyendo al eclecticismo en el panorama occidental de principios del siglo XX. Aunque participó en algún modo de todo ello”37. Afirma Capitel que por su calidad como arquitecto y por su condición de cubano, “Manuel del Busto encontró una cantera especialmente importante para el desarrollo de su fértil eclecticismo, los encargos de importantes residencias particulares, muchas de ellas correspondientes a las famosas casas de los “indianos” , que enriquecieron el paisaje de Asturias con las insólitas y atractivas presencias de lujosas y exóticas mansiones, hoy tan incorporadas a nuestra memoria colectiva como los hórreos o las casa rurales”. Y concluye que el arquitecto encontró “en estos trabajos una privilegiada plataforma de libertad y de consiguiente experimentación personal. Eclecticismo francés -quizá el más abundante-, la tradición de los “cottages” ingleses, el Art Nouveau, el neo-renacimiento, el estilo montañés y los estilos españoles, en general… fueron las armas linguísticas con las que Busto emprendió las ocasiones en que pudo y decidió emplear a fondo su fantasía. Puede considerarse el arquitecto
de obra más importante, variada y cualificada de este tipo de encargos, hoy parte de nuestra más atractiva y reciente tradición”38. Según Rosa M. Faes39 se distinguen cuatro épocas en la obra de Manuel del Busto. La primera, que se extiende desde 1898 a 1922, corresponde a la etapa de formación y de experimentación, y es la que más nos interesa, ya que el palacete de La Zoreda pertenece a este momento de su vida. La etapa cubana, comprendida entre 1923 y 1927, tiene como obra emblemática el Centro Asturiano de La Habana. A la vuelta de Cuba inicia su paso a la modernidad imperante en Europa, adhiriéndose al art decó y al racionalismo, construyendo numerosos edificios en esos estilos entre los años 1928 y 1939. El estilo historicista, junto al regionalista, es el dominante en las últimas obras de nuestro arquitecto proyectadas en plena postguerra, entre los años 1940 y 1948. En las numerosas obras realizadas en su primera época, del Busto, nos dice Rosa M. Faes, “utiliza diversos materiales y abundantes elementos formales clásicos: pilastras, columnas lisas o estriadas, capiteles de todos los órdenes, arcos, etc., combinados con otros medievales, góticos
El arquitecto astur-cubano Manuel del Busto. Fotografía tomada de la obra de Rosa M. Faes. Manuel del Busto. Arquitecto. 1874-1948, p. XXV.
y prerrománicos principalmente, con formas modernistas y a veces con rasgos del repertorio oriental. Muchas de estas obras primiseculares constituyen bellos ejemplos histórico eclécticos”40. Entre las obras proyectadas por él en Asturias, destacan construcciones tan conocidas como el Banco Herrero de Oviedo, el Teatro Palacio Valdés de Avilés o la Escuela Superior de Comercio de Gijón, entre los edificios públicos, y numerosas viviendas unifamiliares y plurifamiliares, algunas suntuosas, diseminadas por toda la geografía regional, principalmente por Avilés, Gijón, Llanes, Luarca, Colunga y Oviedo. Un proyecto arquitectónico fallido Antes de referirnos a la petición que Sela hizo a Manuel del Busto para que le construyese un palacete en El Condado se impone hablar de un proyecto previo. El 16 de marzo de 1918, Sela se dirige por carta al prestigioso arquitecto vasco, Manuel María Smith Ibarra, y le solicita un proyecto para una casa de campo que pensaba construir en una finca de ocho hectáreas. Le hacía el encargo porque estimaba “de muy buen gusto la parte exterior que he visto de la casa que tiene el Sr. Garay en esta calle y que Vd. proyectó”41. Smith fue el arquitecto de la oligarquía vasca, tan poderosa en aquellos tiempos como consecuencia del gran desarrollo industrial de esa tierra que tuvo su epicentro en la provincia de Vizcaya. Él es el introductor del estilo inglés en el País Vasco, por el que sentía una gran atracción la burguesía local. Y, a la vez, es el máximo exponente en estas tierras norteñas del eclecticismo, con una particular maestría en la construcción de edificios en los estilos montañés y neovasco. En su carta, Sela se refiere a la casa situada frente a su domicilio madrileño, en el nº 3 de la calle Jenner, propiedad de Antonio Garay y ubicada en los números 42 y 44 de la calle de Almagro, hoy edificio de viviendas y sede del Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Esta casa, de estilo ecléctico, fue proyectada por Smith y bajo su dirección comenzó a construirse en 1914, aunque fue rematada por Secundino de Zuazo Ugalde en 1917. Le dice Sela a Smith, en la citada carta,
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que “mi finca está a seis kilómetros de Oviedo por carretera y cerca de las Estaciones de Las Segadas (F. C. del Norte) y Manjoya (sic) (F. C. VascoAsturiano). Convendría verla sobre el terreno, para adaptar la casa a los accidentes de éste”, citando en Oviedo a Smith si fuese posible en los primeros días de abril42. Añade Sela que “al mismo tiempo me interesaría hacer un estudio de distribución de las distintas clases de arbolado, jardines, etc., y espero que se encargaría de ello. Creo que el estilo del Parque del Oeste encajaría bastante bien”. Y concluye: “Espero, pues, que si no tiene inconveniente en hacer estos estudios me diga su importe lo antes posible, a fin de ver si quedamos de acuerdo para cuando yo vaya a Oviedo”43. Smith visitó la finca de Sela, tomó apuntes de la arquitectura local y encargó fotos de edificios de la zona. Con todo ello hizo un proyecto que Maite Paliza describe así: “Estilo montañés. La planta de este conjunto correspondía al tipo de villa italiana con pabellón anexo para las dependencias de servicio. El cuerpo principal era cuadrangular y estaba ocupado por el hall que daba paso al resto de las dependencias principales. En este caso el hall tenía una galería en el primer piso y recibía luz cenital a través de una gran claraboya. Este bloque principal contaba con semisótano, planta baja y dos pisos altos. El pabellón de servicio, que estaba adosado al conjunto residencial, estaba distribuido en torno a un patio rectangular abierto. Aquí, estaban las dependencias domésticas, mientras que un ala lateral albergaba la capilla y la vivienda del capellán. El alzado del conjunto es de estilo
Perspectiva del palacio que iba a construir para Sela en El Condado el arquitecto vasco Manuel María de Smith. Fotografía tomada de la obra de Maite Paliza, Manuel María de Smith Ibarra. Arquitecto. 1879-1956, p. 267.
40 Ibídem, p. 13. 41 Véase la carta de Sela a Smith, incluida en la obra de Maite Paliza Monduate, Manuel María de Smith Ibarra. Arquitecto. 1879-1956, p. 747. 42 Ibídem. 43 Ibídem.
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montañés. El pabellón residencial tiene una solución más historicista, mientras que el bloque de servicio y el ala lateral están dominados por los detalles popularistas”44. Dice la citada Paliza Monduate que “el hecho de que este proyecto no se materializara nos privó de una obra magistral con una opción decorativa extraída del Barroco y con un esquema de doble torreón”45. En efecto, la obra no se llevó a cabo, pero Sela pagó las 6.000 pesetas que supuso el proyecto de tan prestigioso arquitecto. La razón por la que Graciano Sela desistió de hacer la mansión se explica muy bien en otra carta suya a Smith: “Es una verdadera lástima no poder llevar a la práctica dicho proyecto; pero el costo que en la nota me indica me afirma más en mi resolución”46. Razones económicas, parece evidente. Un proyecto arquitectónico inacabado No es de extrañar, pues, que un hombre con la fortuna y la proyección social de Graciano Sela pensase en un arquitecto de tanto prestigio como Manuel del Busto para diseñar la que iba a ser su casa en El Condado, una vez desechado el proyecto de Smith. Mª Cruz Morales Saro47,
44 Ibídem, p. 653.
45 Ibídem, p. 269.
46 Ibídem, p. 748.
47 Morales Saro, Mª Cruz. “La casa de Eduardo García Valverde en Llanes y el regionalismo vasco en Asturias”, pp. 137-139.
48 Véase La Nueva España, 20 de noviembre de 2008.
Palacio de Sotiello (Piloña), obra de Manuel del Busto.
que se refiere al encargo que Sela hizo a Smith y al fracaso del mismo, no avanza quién pudo ser el autor del edificio que finalmente se levantó, aunque quedó inacabado, si bien sugiere el nombre del arquitecto municipal de Oviedo. Durante largo tiempo se especuló sobre el nombre del autor del proyecto del palacete de Sela. Sin embargo, recientemente, el historiador Héctor Blanco pone de manifiesto la autoría de Manuel del Busto en un artículo publicado en el diario La Nueva España, apoyándose en dos argumentos de peso48. Por una parte, el segundo hijo de Manuel del Busto, Antón, confirmó a Blanco el encargo que Sela había hecho a su padre, siendo él un adolescente, y por otra, según sus palabras, “no deja de ser reconocible en la solución formal del inmueble un resumen de la obra regionalista y nacionalista puesta en práctica por Busto en algunas de sus obras más singulares proyectadas en torno a 1920. Así resultan reconocibles detalles presentes tanto en el palacio de Sotiello (Sevares) como en la casa “Bernardo de Quirós” y la quinta “García Sol” (Gijón), recursos que a mayor escala y con igual síntesis ecléctica plasmara en el proyecto para el palacio del Príncipe de Asturias en Gijón, obviamente nunca realizado, en el que se incluía
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Acuarela, gouache y tiza sobre papel de 522 x 925 mm con el proyecto del palacete de Sela, de Manuel del Busto. Museo de Bellas Artes de Asturias.
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como distintivo una torre almenada de sustrato revival similar a la de La Manjoya”. En opinión de Blanco, “el palacio de los Sela constituye la última gran obra realizada por Manuel del Busto en Asturias antes de dejar Europa” para irse a Cuba a levantar el Centro Asturiano de La Habana. Con todo, la confirmación definitiva e irrefutable de la autoría de Manuel del Busto nos la da un dibujo del edificio, firmado por el arquitecto y que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Asturias49. No es de extrañar, repetimos, que si, en un principio, Sela recurrió a tan prestigioso arquitecto como Smith para levantar su casa de campo, una vez desechado su proyecto, recurriese al que, con seguridad, era en aquellos años el más apreciado arquitecto en Asturias. Si el proyecto de Smith solo se plasmó en los papeles, no ocurrió lo mismo con el de Manuel del Busto. Cuando la construcción estaba muy
Vista de conjunto del palacete de Sela.
avanzada, se paró, no sabemos si con la idea de rematarla con posterioridad o de abandonar definitivamente su conclusión. ¿Por qué no se acabó de construir el palacete? No hemos encontrado ningún documento que nos permita dar una explicación definitiva al respecto. Las distintas versiones que de este hecho han llegado a nosotros apuntan claramente a razones de índole económica, que ya habían sido determinantes para no llevar a cabo el proyecto diseñado por Smith. Todo indica que los negocios de Graciano Sela, como los de otros muchos empresarios asturianos y españoles, se vieron afectados por el final de la Primera Guerra Mundial. Sela, parece claro, sufrió un notable quebranto económico del que, probablemente, no tardó en recuperarse. Cuando superó las dificultades, el remate de su casa dejó de interesarle por razones que nos son desconocidas. Lo que sí sabemos es que el palacete llegó como un cascarón vacío hasta los primeros años del siglo XXI50.
49 El dibujo del palacete de Sela, titulado “Casa señorial sobre el Nalón para D. G. Sela”, con la firma de Manuel del Busto, es una acuarela, gouache y tiza sobre papel. Mide 522 x 925 mm, y fue adquirido por el Museo a Subastas Agra de Valladolid en agosto de 2006.
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El edificio La obra del palacete de La Zoreda pertenece, como hemos dicho, a una primera etapa constructiva de Manuel del Busto, desarrollada entre los años 1898 y 1922, época de formación del arquitecto en la que realiza sus edificios más llamativos, por lo vistoso de la decoración y por la aplicación de formas caprichosas a los muros. Esta construcción presenta unas características propias del eclecticismo, estilo que ha dejado multitud de obras en Asturias y que ha contribuido de forma poderosa a enriquecer el panorama edilicio de nuestra región.
50 Algunos vecinos de La Zoreda afirman que Graciano Sela pensaba destinar a residencia del príncipe de Asturias la casa que encargó a Manuel del Busto. No hemos encontrado ningún documento que avale esta intención de Sela, ni nadie de su familia, que sepamos, tiene conocimiento de este asunto. Creemos que ese supuesto regalo no es verosímil. Entendemos que hay algún tipo de confusión con el proyecto de Manuel del Busto para levantar en Gijón una casa para el príncipe, que no llegó a construirse, y a la que nos hemos referido más atrás. La residencia de Gijón tenía sentido, dadas las preferencias de la Casa Real por las villas y ciudades costeras del norte de España, como se demuestra con sus residencias en Santander y San Sebastián, pero La Zoreda no parece encajar con esas preferencias de la realeza.
Mirador adintelado de referencias clásicas situado en la zona de intersección entre la fachada principal y el muro noroeste.
La mansión fue proyectada en torno a 1920, aunque las obras se paralizaron tras el remate de la estructura portante de la construcción, como acabamos de ver. En las obras de Manuel del Busto proyectadas en esa época se reconoce la presencia de modelos arquitectónicos regionalistas y nacionalistas que también pueden apreciarse en La Zoreda. Aquí encontramos elementos a los que recurre en otras de sus obras, casos del palacio de Sotiello en Sevares –de similar concepción en planta– o en la quinta García Sol de Granda, ambos ya
citados, en los que aplica una resolución ecléctica a la construcción mediante revivales medievales, renacentistas, regionalistas y clasicismos cargados de cierta modernidad. El palacete está realizado en piedra rosa caliza, procedente de Cantabria, de sillares bien trabajados y de diferente sección que una vez combinados le confieren un aspecto muy original y llamativo. El arquitecto vuelca su mayor dosis de imaginación en la fachada principal al verter a los muros elementos de diferentes épocas y estilos. El edificio se desarrolla en torno a una planta rectangular, rematada en una de las esquinas, la que da al suroeste, con una torre de aspecto rotundo, que permite vincular al conjunto con modelos medievales. Manuel del Busto utiliza los vanos de las fachadas como excusa para añadir elementos arquitectónicos que se refieren a épocas pasadas. En la fachada principal, se aprecia claramente la estructura del palacio: dos pisos superpuestos, bajo cubierta abuhardillado y dos alturas más en la torre que simboliza la ruptura lineal con el resto de los muros de la construcción y se nos presenta como el elemento aglutinador de la obra. El ritmo de ventanas triples y dobles en el piso bajo, con arcos de medio punto, se rompe en el superior al utilizar una estructura adintelada con tres ventanas coincidentes con la arcada inferior y una sola -centrada- en el tramo doble del piso bajo. En las gruesas columnas de los arcos del piso inferior se permite usar el orden jónico en los capiteles, pero invirtiendo las volutas y añadiendo entre ellas una flor de lis, rompiendo así con los esquemas tradicionales de los órdenes. En el piso superior remata los ventanales con frontones curvos de tendencia renacentista y bolas en lo más alto, que evocan el estilo escurialense. Asimismo, advertimos la presencia de varios contrafuertes resueltos en sus extremos con unos originales modillones de rollo que nos hacen recordar la arquitectura árabe. La torre destaca en la construcción como magnífico ejemplo de ritmo de ventanales en
cuatro pisos, ya que protagoniza buena parte de la fachada principal. En el piso bajo dispone un arco apuntado de grandes dimensiones e inmediatamente por encima, columnas de orden dórico que sustentan arcos de medio punto. En el tercer piso ventanales adintelados de sencilla composición y como remate, en el último piso, una ventana trífora que recuerda las propias del prerrománico asturiano. En la fachada lateral de la torre se rompe el esquema compositivo ya que el arquitecto parece querer evitar la simetría. En la planta baja, hay dos arcos de medio punto que convergen en una columna de orden jónico invertido, seguido de ventanal adintelado. En la superior, vemos otro con remate de frontón curvo y bolas escurialenses combinado con un arco de medio punto, y en el tercer piso ventanas adinteladas, para acabar con un juego de cinco arquillos similares a los lombardos, que podríamos relacionar con los utilizados en la arquitectura románica. En el resto de las fachadas se persigue un esquema compositivo bastante regular que se caracteriza por la combinación de arcos de medio punto o rebajados en el piso inferior y dinteles en las ventanas del piso superior. Únicamente en la zona de intersección entre la fachada principal y el muro noreste encontramos un elemento de referencias clásicas tanto en su composición formal como en su significado, a saber, un mirador adintelado de cuatro columnas de proporciones clásicas que sobresale del muro y permite la entrada de luz natural al comedor interior. Tras la obra de remate del edificio, se añadieron varias mansardas en el tejado que pueden reconocerse como de nueva factura, con una intención por parte del constructor de separar la tendencia ecléctica de la obra con estos elementos necesarios para el nuevo uso que se le ha dado al inmueble. En las fachadas, tienen especial protagonismo las líneas correspondientes a la cubrición, con una imposta muy marcada que antecede a una zona acristalada que sirve de transición al potente alero
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de madera –muy trabajado– cuya presencia debe referencias al regionalismo arquitectónico.
51 Véase Inés Álvarez Torres, José Manuel Rodríguez Hevia, Jaime Sánchez Merodio. “Patrimonio histórico-artístico de Piloña. Una obra de Manuel del Busto en Sevares: el Palacio de Sotiello”, pp. 23-24.
Dado que el edificio en su interior solo disponía de muros estructurales, forjados, cubierta y aleros de madera, y no conocemos los planos trazados por Del Busto, únicamente procede hacer cábalas sobre cómo sería la distribución de los espacios del palacete en la mente del arquitecto. Y creemos que el palacio de Sotiello en Sevares, también de Del Busto y con una estructura muy parecida, puede aproximarnos bastante a cómo podría haber sido la casa de Sela si se hubiese rematado. Estaría pensada para disponer, como el citado palacio de Sotiello, de un sótano, no visible desde el exterior, destinado a bodega, despensa almacén y calderas de calefacción, una planta baja con dependencias dedicadas a cumplir las funciones
Detalle de la fachada principal, con la entrada al edificio.
sociales propias de una familia burguesa, a saber, comedor, gabinete, despacho, sala de billar, solana, etc., mientras que la planta principal sería para uso particular de los propietarios de la vivienda y el ático el lugar reservado al servicio51. El arquitecto había previsto la existencia de una capilla, como muestra el mencionado alzado del proyecto, que comenzó a ser construída, ya que aparecieron, en el momento de la restauración del edificio, algunos sillares. Podríamos decir que en este palacio de La Zoreda, Manuel del Busto resumió buena parte de las directrices arquitectónicas que marcaron su obra anterior al viaje a Cuba, punto a partir del cual realizará edificios de tendencia modernista que, posteriormente, desembocarían en un gusto por los elementos de la arquitectura racionalista.
De un palacete inacabado y en ruina a un hotel de lujo
La prodigiosa transformación de un edificio Con un excelente proyecto que restauró, rehabilitó y concluyó el palacete que Graciano Sela había dejado sin rematar, se puso en marcha en el Principado de Asturias un conjunto turístico de la máxima categoría formado por un hotel de lujo, el Castillo del Bosque La Zoreda, y un edificio de usos múltiples, de nueva planta, que pone a disposición de personas, empresas y corporaciones diversas unas instalaciones magníficas que permiten celebrar toda clase de actos sociales. Los edificios se hallan rodeados de unos hermosos y cuidados jardines, y a la vera de la más grande mancha boscosa del concejo de Oviedo.
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Proyecto de rehabilitación del palacete y su entorno
52 Memoria de la descripción de un PROYECTO BÁSICO para la realización de un CONJUNTO TURÍSTICOCULTURAL EN EL PALACIO DE SELA, situado en el Bosque de La Zoreda, La Manjoya, Oviedo, y que promueve la U.T.E. “Castillo de La Zoreda”.
En 2005, los propietarios de la inconclusa vivienda de Graciano Sela y de la finca circundante, encargan al estudio Álvarez Arquitectos, S. L., integrado por Alfredo Álvarez Suárez del Villar, Enrique Álvarez del Páramo y José Manuel Valle García el proyecto de rehabilitación del abandonado palacete. Bajo el nombre Conjunto Turístico-Cultural en el palacio de Sela, el citado proyecto contemplaba dos actuaciones. La primera acometía la rehabilitación y ampliación del llamado palacio de Sela para dedicarlo a hotel, y la segunda planteaba la construcción de un edificio de nueva planta destinado a usos múltiples en la finca que rodeaba al palacete.
Vista aérea del palacete de Sela antes de su restauración.
Dice la Memoria del Proyecto de Rehabilitación, refiriéndose al edificio, que “dicha construcción no llegó a completarse y de ella se conservan muros perimetrales, muros interiores estructurales, forjados, cubierta y aleros de madera, estos últimos en muy diferente estado de conservación”52. El palacete está rodeado de una magnífica finca que supera los 13.000 m2, a los que se añaden más de 9.000 m2 de aparcamiento público ajardinado. Por tanto, el proyecto incluye el mantenimiento de la construcción en ruina, que se ha de rehabilitar, y se propone una ampliación en la planta bajo cubierta y en espacios adosados a la fachada posterior, mientras que el edificio de usos múltiples iba a ser de nueva planta en su totalidad.
Diciembre 2005 >>
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Alzado principal
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Alzados laterales
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La idea principal era convertir el palacio rehabilitado en un magnífico hotel de cinco estrellas, con una superficie de 3.403, 27 m2, de los que son útiles 3.149, 50 m2, distribuidos como sigue: Planta sótano Dedicada íntegramente a un centro de salud y belleza, un spa, a la sala de calderas, así como a cámaras y bodegas. Planta baja o principal Es la de acceso al hotel. En ella se ubicarían la recepción, el restaurante, la cafetería, las cocinas y distintos salones.
Vista de conjunto del palacete en el que se aprecia el avanzado estado de la restauración del mismo.
Planta primera Destinada a habitaciones. Planta segunda Dedicada en su totalidad habitaciones, tanto sencillas como a una parte de las dúplex y de la triplex. Planta segunda-altillo Ocupada por los dormitorios de las habitaciones dúplex, así como por el segundo salón de la triplex. Planta torreón Destinada al dormitorio de la habitación. triplex.
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Alzado frontal
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Alzados laterales
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53 Ibídem.
En lo que respecta al edificio de usos múltiples el proyecto se decanta por una construcción en planta baja, de volúmenes puros y revestidos de madera. Es interesante al respecto citar textualmente lo que dicen los redactores. Se afirma que “se pretenden unos contenedores de uso polivalente, integrados en el paisaje, amables en sus volúmenes y respetuosos con el palacio existente, tratando de vincular espacio interior y exterior a través de cerramiento en vidrio debidamente estudiado. La macla de los volúmenes citados y la altura de los mismos guardan correspondencia con los recorridos e importancia de cada uno de ellos, diferenciándose en las mismas zonas de recepción, de estancia, salas principales y zonas de servicio y apoyo. La composición en planta se adapta a la forma y topografía de la parcela, tomando como charnela un elemento singular en el eje de simetría que dinamiza el conjunto y dialoga en clave de modernidad, como elemento exento y elevado, con el torreón del palacio existente”. Sigue diciendo la Memoria que “este edificio de usos
El edificio de usos múltiples en un proceso avanzado de construcción.
múltiples tiene como cuerpos principales dos salas de 25 x 25 metros unidas por un elemento singular… que tiene una doble función: por un lado, unir ambas salas e integrar su interior dejando un espacio común de unos 1.400 m2 sin apoyos estructurales y, por otro lado, posibilitar la individualización de las mismas permitiendo la organización de eventos independientes en cada una de ellas”53. Se establece, asimismo, una comunicación subterránea entre el hotel y el edificio de usos múltiples, cubierta con cristalera, una magnífica solución para dos espacios tan dispares pero complementarios. Las obras de rehabilitación y restauración del conjunto del Castillo del Bosque La Zoreda, así como la construcción del edificio de usos múltiples, que corrieron a cargo en su totalidad de Contratas Iglesias S. A., dieron comienzo en el mes de noviembre del año 2005 y finalizaron en 2008. El edificio de usos múltiples se inauguró en agosto de 2008 y el hotel abrió sus puertas en enero de 2009.
Un espacio arquitectónico singular El Castillo del Bosque La Zoreda constituye un ejemplo excelente en el mundo del turismo de lujo asturiano, en el que el viajero va a encontrar un hermoso lugar, con un jardín de gran belleza y un magnífico bosque adyacente, un edificio vanguardista de usos múltiples en el que se pueden celebrar diversidad de acontecimientos, desde reuniones o congresos científicos hasta bodas y otros actos sociales de la mayor relevancia y, sobre todo, un hotel de lujo que ocupa el citado antiguo palacete de Sela y que constituye un espacio arquitectónico verdaderamente singular. Como ya hemos dicho al hablar del proyecto, el hotel dispone de unas modernas y lujosas instalaciones que pasamos a describir.
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El Hotel
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Un hotel de lujo que ocupa el antiguo palacete de Sela y que constituye un espacio arquitect贸nico verdaderamente singular.
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Acceso, vestíbulo, áreas de restauración y descanso Estos servicios se ubican en la planta principal o planta baja. En ella está el acceso principal al hotel. Después de atravesar la recepción se pasa a un monumental vestíbulo, que hace las veces de distribuidor, desde donde se accede al restaurante, al bar y a varios salones, entre ellos un delicioso aposento apto para la lectura y el descanso situado entre el cocktail bar y uno de los comedores.
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En este espacio destacan una impresionante lámpara de araña y una espléndida escalera de mármol que conduce a las plantas superiores.
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El restaurante Arlós
El restaurante, que lleva el evocador nombre de Arlós, un hermoso pueblo del concejo asturiano de 1 Llanera, lugar del que son naturales los propietarios del hotel, Leopoldo y José Manuel Iglesias, está abierto al público en general.
Tiene una capacidad para 200 comensales y está integrado por un espacio de gran belleza, el Salón Arlós, un comedor privado, donde se sirven los desayunos, que ocupa la ampliación hecha al edificio de Sela en la parte posterior, conocido como el Salón de la Terraza, otro de la misma naturaleza que recibe la denominación de Salón Rojo y los dos salones citados de la planta sótano.
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Como es natural, en esta parte del edificio tambiĂŠn se ubican las cocinas, en locales amplios y dotados de modernas instalaciones.
1. Portada romĂĄnica del siglo XII de la iglesia de ArlĂłs
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Con una cuidada cocina, ofrece una selección de nuestros mejores platos tradicionales, a la vez que las propuestas gastronómicas más novedosas, así como una amplísima carta de vinos.
El cocktail bar Es uno de los más entrañables y acogedores rincones del hotel, decorado en estilo clásico inglés. Además de los servicios de cafetería, ofrece a los clientes o a quienes allí se acercan una gran variedad de cócteles, en un ambiente sumamente confortable y relajado.
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Salones Aunque los grandes salones para convites, convenciones, congresos y reuniones de diversa naturaleza están ubicados en el edificio de servicios múltiples, el hotel dispone de salones en el sótano y en la planta principal, hermosamente decorados, a los que ya nos hemos referido más arriba, que pueden acoger entre 12 y 50 personas, muy adecuados para celebrar comidas y reuniones privadas o de distintas instituciones y empresas, que buscan un lugar discreto, confortable y apartado en el que poder tratar cuestiones de su competencia e interés.
Habitaciones de ensueño
El hotel dispone de 25 habitaciones, que son verdaderos remansos de paz, lugares idóneos para el descanso sosegado y tranquilo, a lo que ayuda una hermosa decoración en la que se mezclan sabiamente elementos antiguos y otros que siguen los cánones de la más exigente vanguardia.
Están ubicadas en las plantas primera, segunda y torreón. Todas disponen de TV LCD, conexión WIFI gratuita, teléfono, minibar, caja fuerte y baño completo y, además, son exteriores, pudiendo contemplarse desde ellas preciosas vistas del bosque, de los jardines del hotel y de los paisajes circundantes.
Como ya hemos dicho al hablar del proyecto, en la planta primera están las habitaciones sencillas, once en total. En la segunda hay habitaciones sencillas, dos, y dúplex, once. En estas últimas, se ubican en esta altura el salón y el cuarto de baño, mientras que el dormitorio se aloja en el altillo de la planta.
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Hay una habitación que destaca por encima de las demás, la llamada Suite Torreón, que recibe ese nombre por estar situada en la torre del palacete. Se trata de un espectacular espacio de tres plantas con ascensor incorporado. En la planta primera están el salón y el baño, en la segunda el comedor, mientras que el dormitorio propiamente dicho está en la llamada planta torreón. Además, la parte almenada de la torre cuenta con un exclusivo solarium, con ducha, hamacas y jacuzzi. Desde allí se divisa un hermoso paisaje asturiano de montaña que es un regalo para la vista.
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Cada habitación tiene una decoración distinta y todas ellas tienen en común únicamente los baños, el mármol, la moqueta, la madera y los amenities.
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Salud, bienestar y belleza. El spa de La Zoreda
La planta sótano está dedicada en su mayor parte a un centro de salud, bienestar y belleza, un spa de lujo. También se ubican en ella dos comedores privados, uno pequeño, integrado en la bodega, y otro más grande, que se utiliza como un amplio espacio para reuniones de todo tipo, amén de cámaras y la sala de calderas. El citado centro ofrece un servicio de balneario y cuidado de la salud y está abierto al público en general, no solo a los clientes del hotel. Cuenta con personal especializado y ofrece servicios terapéuticos, de relajación y de belleza.
Está equipado con: _Recepción _Vestuarios _Piscina de 60 m2 _Dos saunas, una húmeda y otra seca _Área de duchas a presión _Área de tratamiento con barros y arcillas _Dos cabinas de masaje _Área de masajes, relax y tratamientos estéticos y antistress
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El edificio de usos mĂşltiples
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El edificio de usos múltiples
Este edificio, al que ya hemos aludido al hablar del proyecto, está dedicado a celebrar distintos acontecimientos, como congresos, convenciones, conferencias, exposiciones, galas, desfiles o banquetes. Tiene dos plantas.
Planta sótano De una extensión de 2.923,46 m2, en ella se ubican un aparcamiento para 115 plazas, dependencias destinadas a cocinas de 300 m2 de extensión, además de espacios dedicados a vestuarios de personal y cuartos de baños. Planta baja Se dedica esta a vestíbulo, salones, cafetería, terraza y diversas instalaciones, además de un gran porche exterior. Son unos amplios espacios que ocupan 2.687 m2, además de otros 743, correspondientes al citado porche. El local principal de esta planta está formado por una gran sala de 1.400 m2 que puede dividirse en espacios separados.
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El alumbrado es de bajo consumo, hay sensores de presencia para ahorro de luz y sistemas de selecciĂłn de basuras para su reciclado, se usan productos de limpieza biodegradables y papel reciclado, ademĂĄs de aprovechar las llamadas energĂas renovables, con respeto siempre a las normas correspondientes.
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Como informaci贸n que afecta al conjunto hotelero, debe resaltarse que en todas las instalaciones se observa una pol铆tica de sostenibilidad medioambiental y respeto del entorno.
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Urbanizaci贸n del entorno
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Una urbanización integral
La finca está completamente urbanizada, con un hermoso y cuidado jardín, al que nos referiremos más adelante, diseñado con sumo gusto y con criterio acertado para hacer compatibles la conservación de especies autóctonas, ya que en otro tiempo fue una parte del Bosque de La Zoreda, con numerosos árboles, arbustos y flores de carácter ornamental, que contribuyen a realzar la gran belleza del paraje donde se ubica el hotel y las demás instalaciones, tal como se contemplaba en el proyecto de rehabilitación del palacete.
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El diseño de los jardines, los aparcamientos y los accesos al hotel estaban contemplados en el proyecto arquitectónico inicial, pero su materialización, los importantes detalles que mejoraban o cambiaban lo proyectado y, en particular, el acabado final de los accesos externos, especialmente de la llamada Avenida de San Ignacio, fueron obra del ingeniero Ignacio Pascual Montejo, director
general de Contratas Iglesias, S. A. Pascual Montejo es el artífice que logró, con su buen hacer, unir la belleza de los terrenos que circundan el hotel con una inmejorable organización de los mismos que facilita su uso a los viajeros y clientes que acuden al complejo hotelero.
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Los diseñadores del jardín mantuvieron en pie varios troncos de árboles secos, auténticas esculturas, que acentúan el carácter artístico del conjunto.
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Por otro lado, conviene resaltar que la finca está rodeada en gran parte de un muro de piedra, construido al modo tradicional, que da un toque señorial a un espacio natural de gran armonía y belleza.
Procede, para concluir estas páginas dedicadas a la puesta en marcha del hotel, decir que todo el trabajo realizado, tanto de restauración del palacete de Sela como de la construcción del edificio de usos múltiples, así como del diseño de la jardinería y de los accesos al complejo hotelero tiene el sello de calidad de Contratas Iglesias, S. A., empresa que, como ya hemos dicho más atrás, llevó a cabo todos los trabajos realizados en la hermosa finca de La Zoreda.
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El jardĂn del Castillo del Bosque La Zoreda
Un bosque autóctono con plantas y árboles ornamentales Alrededor del hotel de lujo, y para solaz de los que en él se alojan o de cuantos se acercan al Castillo del Bosque La Zoreda para participar en los múltiples actos sociales que tienen lugar en el complejo turístico, existe un jardín de gran belleza que ayuda a sosegar el ánimo de quienes de él disfrutan. Es el contrapunto a la exuberante naturaleza que rodea al Castillo, muy representativa del paisaje asturiano.
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El jardín del Castillo del Bosque La Zoreda ocupa, incluyendo las edificaciones y un aparcamiento público, unas 2,2 ha y por la composición botánica del mismo, su origen no dista mucho de un carbayeda con abedules, similar a la que actualmente constituye gran parte del Bosque de La Zoreda, en la cual se introdujeron elementos forestales exóticos para configurar un jardín con una cierta diversidad florística. Aún se conservan excelentes ejemplares arbóreos de lo que fue el bosque, por lo que son numerosos los carbayos, abedules, fresnos, castaños y laureles, así como
Detalle del jardín con acebo en fruto.
acebos o avellanos que se pueden contemplar actualmente en los jardines que rodean el castillo y el resto de edificaciones. Sin querer ser exhaustivos, los árboles, arbustos y matas que podemos ver en estos jardines son los que siguen, ordenados alfabéticamente según su nombre científico. No citamos en esta relación los “abedules” (Betula celtiberica), “castaños” (Castanea sativa), “avellanos” (Corylus avellana), “fresnos” (Fraxinus excelsior), “laureles” (Laurus nobilis), o los “carbayos” o “robles” (Quercus robur) que describiremos al hablar del Bosque de La Zoreda.
Acer palmatum
Buxus sempervirens
Arce japonés o arce japonés palmeado es un árbol originario de Corea, Japón y, posiblemente, China, cultivado como ornamental en parques y jardines por la belleza y colorido de sus hojas. El cultivar más llamativo es el atropurpureum de hojas intensamente rojas al igual que el “dissectum” de hojas finamente divididas.
Boj, boje o boxe. Se trata de una mata de carácter mediterráneo que aparece de forma natural en la orla de encinares, carrascales y quejigares. En Asturias, salvo una población existente en las inmediaciones de Puente del Infierno (Grado) que parece asilvestrada –ligada posiblemente a la utilización de sus gruesas raíces para la elaboración artesanal de aperos de agricultura o pipas– no se conoce silvestre en el territorio. Por el contrario, no es infrecuente encontrar boj en parques y jardines centenarios por lo que su presencia en el jardín del Castillo del Bosque La Zoreda, formando setos, le imprime un cierto carácter tradicional a su estructura.
Camellia japonica Camelia, camelio, camelia común. Es un arbusto originario del Japón, del archipiélago coreano y de las Islas Ryu Kyu, que se cultiva como ornamental desde épocas remotas, identificable por sus lustrosas hojas coriáceas. Es una planta con un gran número de entusiastas seguidores en todo el mundo, lo que ha permitido que en la actualidad se conozcan innumerables cultivares que destacan por la coloración, tamaño y morfología de sus flores.
Cedrus atlantica Cedro del Atlas, cedro o pino de Marruecos. Cultivado con carácter ornamental, es un árbol originario de las montañas de Argelia y Marruecos, de hasta 50 m de altura, con puntas de las ramas no colgantes sino con tendencia a inclinarse hacia arriba y hojas aciculares de 1-3 cm de longitud y piñas (estróbilos) de 5-8 cm, doliiformes (en forma de barril). El cultivar “glauca” (de hojas blanquecinas) es el más llamativo y muy utilizado en jardinería.
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Cedrus deodara Cedro del Himalaya o cedro llorón. Es un árbol originario de Afganistán y NW del Himalaya que puede alcanzar los 60 m de altura, con puntas de las ramas curvadas y colgantes; hojas aciculares de 2 a 5 cm; piñas (estróbilos) de 8-12 cm, ovoides. Se cultiva muy frecuentemente en parques y jardines de ciudades, ya que resiste muy bien la contaminación urbana. La madera de cedro es de buena calidad, aromática, blanda y fácil de trabajar. Además es muy resistente a la putrefacción, pudiendo aguantar sin alteración cientos de años. Se empleó principalmente en construcciones de postes, vigas, etc. y también en carpintería de lujo.
Chamaecyparis lawsoniana Ciprés de Lawson, falso ciprés de Lawson, cedro de Oregón o cedro de Puerto Oxford. Cupresácea originaria del litoral pacífico de Norteamérica, requiere humedad atmosférica, es muy resistente al frío y al viento y poco exigente en cuanto a la calidad del suelo, aunque prefiere los suelos profundos y frescos y no soporta los que son demasiado húmedos, muy ácidos o calcáreos secos. Se cultiva principalmente como ornamental (se conocen numerosos cultivares de esta especie), aunque también en algunos puntos del norte de España y Portugal se intentó la introducción de esta especie como forestal. Su madera resiste bien la putrefacción, siendo apreciada en la construcción naval y aeronáutica, así como en carpintería de interiores y exteriores, traviesas de ferrocarril, etc.
Cupressus sempervirens Ciprés o ciprés de los cementerios. Árbol cultivado desde épocas remotas como ornamental, es originario del Mediterráneo oriental (Irán, Siria, Chipre y otras partes del Egeo). Esta cupresácea es considerada por diversos autores como potencialmente invasora en el Principado de Asturias y se caracteriza por sus hojas verdes y obtusas. Los estróbilos (piñas) miden de 2,5 a 4 cm de diámetro, son de color pardo grisáceo al madurar y tienen de 8 a 14
escamas obtusamente mucronadas. Su madera es resistente y fácil de trabajar, casi imputrescible, incluso cuando está sumergida, por lo que se ha utilizado tradicionalmente en la construcción naval, hasta el punto que se dice de ella que se empleó en la fabricación del Arca de Noé y de gran parte de la flota turca. También se asegura que fue usada, junto con la de cedro (o enebro), en la construcción del Templo de Salomón. En la actualidad es muy apreciada en carpintería y ebanistería. Sus piñas tienen mucho tanino, por lo que se han empleado como medicinales para detener flujos (diarreas, incontinencia urinaria, etc.) y, por sus propiedades vasoconstrictoras, en tratamientos de varices y hemorroides.
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Ilex aquifolium
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Acebo, carrasco, carrascu, xardón, acebu, acegu, acebro, acibu o briscu, al que nos referiremos al hablar del Bosque de La Zoreda. El acebo se cultiva como planta ornamental ya que forma excelentes setos vivos y soporta muy bien las podas. En el jardín del Castillo del Bosque La Zoreda se han implantado los cultivares aurea marginata y albomarginata, caracterizados por sus hojas variegadas con manchas amarillentas o blanquecinas respectivamente. Ginkgo biloba Gingo, árbol de los cuarenta escudos o árbol de las pagodas es una gimnosperma dioica (tiene las flores masculinas y femeninas en distintos pies), con las hojas muy llamativas, pecioladas, en forma de abanico, a menudo con dos lóbulos, caducas. En otoño, antes de caer las hojas, éstas adquieren un llamativo color amarillo dorado. El gingo es un auténtico fósil viviente, que sólo ocupa, en estado más o menos natural, unas pocas localidades de China y en el Japón, donde se cultiva desde tiempo inmemorial en los cementerios y templos pues siempre se consideró planta sagrada. Actualmente se encuentra extendido por todo el mundo como árbol ornamental en parques y jardines (se cultivan fundamentalmente los pies masculinos, debido al olor fétido, a mantequilla rancia, de la cubierta externa carnosa de las semillas que forman los pies femeninos, que tiene el tamaño de una ciruela, de unos 2,5 cm de diámetro) siendo muy resistente a la contaminación atmosférica. Fue descubierto por los europeos en Japón, allá por el año 1690; su introducción en Europa, a través de Holanda, data de principios del siglo XVIII.
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Lavandula angustifolia [=L. spicata; L. vera] Espliego o lavandas. Mata de distribución mediterránea muy utilizada como ornamental en parques y jardines por la fragancia de sus flores y la especial configuración de su inflorescencia situada en el extremo de un largo pedúnculo. Si bien tradicionalmente se habla del espliego, en realidad lo que abunda como ornamental son las lavandines, plantas de origen híbrido con numerosos cultivares entre los que destacan abrial, super y grosso.
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Ligustrum ovalifolium
Picea abies
Aligustre de hoja oval, San Juanín o troanilla. Es un arbusto oleáceo originario del Japón, cultivado como ornamental en setos de parques, jardines y urbanizaciones, muy característico por el suave aroma que desprenden sus blanquecinas flores y sus perennes y lustrosas hojas.
[=P. excelsa] Abeto rojo, picea o árbol de Navidad. Es árbol propio de los bosques de coníferas de las montañas norte y centroeuropeas, alcanzando su óptimo en los Alpes y Jura. Muy resistente al frío, tiene preferencia por los climas húmedos. Se desarrolla en numerosos tipos de suelos, aunque no soporta los ricos en carbonatos. Las “piceas” son muy cultivadas con finalidad ornamental y utilizadas como árboles de Navidad.
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Populus nigra
Robinia pseudoacacia
Chopo negro, álamo negro o chopu, árbol robusto de unos 20 a 30 m de altura, que se distribuye por gran parte de Europa, Asia y norte de África y, como acontece con otras plantas ampliamente cultivadas desde la antigüedad, es difícil precisar cuál es el área de origen de la especie, pero parece ser que en la Península Ibérica no es autóctono, si bien se ha naturalizado ampliamente. La copa del chopo negro va desde muy amplia a muy estrecha y columnar (en la variedad italica Münchh.). La corteza, rica en taninos, se ha utilizado para curtir cueros y, junto con las ramitas y hojas, para teñir de amarillo. Son árboles de crecimiento rápido, frecuentemente cultivados en bordes de caminos y ríos, sobre suelos ricos, profundos y húmedos, formando parte de algunos bosques ribereños.
Falsa acacia, acacia de flor blanca o robinia. Es una leguminosa de origen norteamericano introducida en España con fines ornamentales en el siglo XVIII. Como ya hemos comentado más atrás, en la actualidad es una planta invasora muy peligrosa en Asturias para los ecosistemas naturales y seminaturales.
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Rosmarinus officinalis
Solanum laxum
Romero, romiru. Mata de la familia de las labiadas originaria de toda la región mediterránea y el Caúcaso, cultivada como planta ornamental y asilvestrada en numerosas ocasiones. En Asturias se conocen poblaciones de aspecto naturalizado en las inmediaciones de Soto de la Barca (Tineo), aunque puede estar asilvestrada debido al interés melífero de la planta. Es fuente de aceites esenciales y tiene una gran tradición en fitoterapia.
[=Solanum jasminoides] Falso jazmín, solano falso jazmín, planta trepadora utilizada en jardinería para formar setos y emparrados. Es originaria del Sur de Brasil, si bien diversos autores la consideran también originaria de Ecuador y Paraguay. En Asturias es una planta naturalizada, fundamentalmente en los territorios costeros. Esta solanácea de flores blancas se asemeja al jazmín, pero difiere por la fragancia que emana de esta última.
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El paisaje vegetal de La Zoreda y su entorno
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El gran bosque de Oviedo Aunque el Bosque de La Zoreda no pertenece al hotel, sino al Ayuntamiento de Oviedo, s铆 form贸 parte de un mismo conjunto, patrimonio de la Uni贸n Espa帽ola de Explosivos, cuyos terrenos fueron adquiridos por el consistorio ovetense, como ya hemos dicho, a esta conocida empresa.
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Un bosque con historia Las fábricas de explosivos necesitan estar rodeadas de una arboleda frondosa para amortiguar las explosiones que de vez en cuando se producen. Pero esto no quiere decir que el bosque existente sea artificial. Allí había cuando se instaló la fábrica en el siglo XIX la vegetación típica de este terreno, como lo demuestran los numerosos árboles centenarios que hoy podemos ver. A los bosques, o prebosques, propios de la zona, las carbayedas con abedules y las alisedas ribereñas, de los que nos ocuparemos a continuación, se añadieron otras especies de árboles y arbustos que hoy conforman esta mancha forestal próxima al Castillo del Bosque La Zoreda y situada mayoritariamente
Vista general del Bosque de La Zoreda con la sierra del Aramo al fondo.
en la parroquia ovetense de La Manjoya. Esta formación boscosa de más de 30 hectáreas fue abierta al público por el Ayuntamiento de Oviedo en el año 2003, en colaboración con la organización ecologista FAPAS, que llevó a cabo una meritoria e intensa labor de recuperación de los terrenos, centrada, sobre todo, en la descontaminación de los mismos, habida cuenta de la actividad industrial desarrollada allí durante más de un siglo. Es de resaltar que entre la masa boscosa, se encuentran muchas construcciones, auténticos búnkeres, algunas en estado de ruina, pertenecientes a la fábrica de explosivos que allí hubo. En el interior del bosque se han habilitado varios paseos para que los interesados en la naturaleza puedan visitarlo con comodidad.
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Aspectos bioclimáticos y biogeográficos del territorio Por su situación geográfica, en La Zoreda se dan unas características climáticas, con temperaturas suaves y lluvias abundantes, y edáficas, que permiten el crecimiento de bosques planocaducifolios, dominados por los robles o carbayos y por los alisos, en los que encuentran su medio de crecimiento idóneo otros muchos árboles característicos de nuestra tierra asturiana, como castaños, fresnos y abedules, así como numerosos arbustos y árboles tan típicos y conocidos como acebos, avellanos o laureles, sin dejar de tener presente la rica fauna que puebla el bosque formada por aves diversas, anfibios y reptiles variados y mamíferos tan conocidos como el zorro o el jabalí.
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Un paisaje vegetal atlántico
las plantas puedan disponer durante todo el año del agua que se retiene en el suelo. En La Zoreda se estima que la cantidad de lluvia al año oscila entre los 700 y 900 l/m2 mientras que la temperatura media anual ronda los 13º C. La citada región Eurosiberiana es una gran unidad que se extiende por Eurasia y se caracteriza por el dominio de los bosques planocaducifolios, formados principalmente por hayedos, robledales, carbayedas y abedulares, entre otros tipos de ecosistemas forestales.
Desde el punto de vista biogeográfico, todo el territorio de La Zoreda y su entorno pertenece al distrito Ovetense Litoral. Este forma parte de la gran unidad biogeográfica denominada subprovincia Cantabroatlántica que engloba todos los territorios próximos al litoral, desde la península de Cotentin (en el norte de Francia) hasta Oporto, ya en tierras portuguesas, y que, a su vez, forma parte de la provincia biogeográfica Atlántica Europea (región Eurosiberiana), territorio que se caracteriza climáticamente –al igual que el resto de Asturias– por la ausencia de un periodo de sequía o aridez estival que define al clima extratropical de tipo templado frente al mediterráneo. Este clima templado, aunque muy diverso tanto en lo térmico como en lo ómbrico, tiene de peculiar que las precipitaciones, más o menos abundantes, presentan una marcada distribución estacional, y si bien se concentran en invierno y primavera, durante el verano la caída de precipitaciones no es tan significativa como para que la evapotranspiración, condicionada por las suaves temperaturas del estío, se vea compensada por las escasas lluvias de este periodo y, por tanto, no se produce un agotamiento de las reservas hídricas del suelo lo que da como resultado que
Desde el punto de vista geológico, la zona de La Zoreda está inmersa en el sector occidental de la denominada “Depresión Mesoterciaria Central”, mientras que los depósitos del Cuaternario ocupan las áreas de menor altitud. El suelo sobre el que se asienta la mayor parte del Bosque de La Zoreda se encuentra constituido por los niveles de calizas o areniscas calcáreas, limonitas y calizas. Los niveles carbonatados muestran espesores que varían entre unos pocos centímetros y cinco metros. La zona de El Caleyu está formada por areniscas débilmente cementadas, blancas o blancoamarillentas, de grano fino a medio, con limonita y arcillitas rojizas, grises o negras que se pueden observar por debajo de la Fundación Laboral de la Construcción.
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B Bosque de La Zoreda. (Carbayedas con abedules en la zona alta y Alisedas y saucedas en las parte baja).
Jardín del Castillo del Bosque La Zoreda.
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El Bosque de La Zoreda y sus orlas Las peculiaridades biogeográficas y bioclimáticas del área de la Zoreda, unidas a una manifiesta variación edáfica causada por la diversidad de sustratos rocosos comentados –alternancia de rocas de naturaleza calcárea con otras de tipo silíceo– condicionan el paisaje vegetal del territorio, de tal forma que la potencialidad forestal del mismo responde básicamente a dos tipos de bosques planocaducifolios (entre paréntesis su nombre científico según la metodología fitosociológica) y sus prebosques y orlas arbustivas: Carbayedas con abedules (Blechno spicanti-Quercetum roboris) y Alisedas ribereñas centro-orientales (Hyperico androsaemi-Alnetum glutinosae).
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Carbayedas con abedules y sus orlas y etapas de sustitución Las carbayedas oligótrofas con abedules (Blechno spicanti-Quercetum roboris) son exclusivas de los territorios galaico-asturianos, y crecen desde el nivel del mar hasta los 1.700 a 1.900 m de altitud. Generalmente, las precipitaciones anuales son superiores a los 800 mm de agua de lluvia. Estos bosques mixtos de carbayos (robles) y abedules se asientan sobre suelos pobres, ácidos (de ahí su calificativo de oligotróficas o acidófilas) originados a partir de rocas madres de tipo areniscas o pizarras. En La Zoreda estas carbayedas ocupan las áreas más elevadas, por encima de los 220 m, aproximadamente. El estrato arbóreo de estos bosques está dominado por árboles caducifolios (pierden el follaje en el otoño) siendo el más representativo el “carbayo”
El Bosque de La Zoreda son numerosos los ejemplares de robles o carbayos.
o ”roble comun” (Quercus robur), asociado frecuentemente con el “abedul ibérico” (Betula celtiberica) y el “castaño” (Castanea sativa). Digamos a modo de aclaración que utilizamos el método científico a la hora de denominar árboles, plantas o arbustos: el nombre común va entrecomillado y el nombre científico entre paréntesis y en cursiva. En La Zoreda las tres especies arbóreas están muy bien representadas, tanto en número de individuos como en clases de edades, apareciendo numerosos ejemplares vetustos. El carbayo o carbayu es un árbol robusto, de porte majestuoso, que puede alcanzar los 40 m de altura y que habita en la mayor parte de Europa. Es uno de los elementos más representativos del paisaje vegetal del piso basal asturiano y su madera, pesada y dura, es muy resistente a la putrefacción, siendo muy estimado en carpintería y construcción naval.
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nutritiva de sus frutos, las castañas, y a la calidad y aplicaciones de su madera ha sido una especie muy influida por la acción del hombre desde épocas remotas.
El abedul ibérico es un árbol caducifolio que alcanza hasta 20 metros de altura. Es exclusivo de la Península Ibérica y muy frecuente en Asturias. Es fácil de reconocer por sus ramas y troncos de corteza lisa y blanco grisácea en los ejemplares jóvenes, que con la edad se va desprendiendo en tiras horizontales que dejan cicatrices negras. El castaño es un árbol de gran porte y de notable longevidad y se consideraba hasta no hace mucho tiempo que había sido introducido por los romanos en estos territorios para que sus frutos sirvieran de alimento a los esclavos de las minas de oro, por lo que no podría ser considerado autóctono. Este hecho lo desmienten los restos polínicos identificados en las turberas del noroeste ibérico que indican su presencia en nuestro territorio desde épocas remotas. Su madera es resistente y duradera y tiene múltiples usos, como postes, toneles o muebles. Debido a la importancia
Castanea sativa (castaño).
En el estrato arbustivo del Bosque de La Zoreda son comunes las especies que siguen. El “acebo”(Ilex aquifolium) (“carrasco”, “carrascu”, “xardón”, “acebu”, “acegu”, “acebro”, “acibu” o “briscu”, en sus diferentes versiones en asturiano) es una especie protegida en el Principado de Asturias, catalogada como de “Interés especial”, debido a su utilización invernal por una diversa fauna silvestre que encuentra en sus frutos y hojas una fuente de recursos nutritivos. El “avellano” (Corylus avellana), “ablano” o “ablanu” en su versión asturiana, ha tenido en Asturias un significado mágico, especialmente para combatir las víboras, por lo que en muchas zonas se plantaban en los lindes de las fincas a fin de ahuyentarlas. Los frutos (avellanas o ablanas) son ricos en aceite y durante mucho tiempo constituyeron una aportación muy significativa a la economía rural de algunas zonas donde fue profusamente cultivado. El “laurel” (Laurus nobilis), conocido como “lloréu”, “lloreo”, “choríu”, “lloureiro”, “llorín” o “alloriu” en sus variantes lingüísticas asturianas es una laurácea de distribución mediterránea y muy conocida por sus usos culinarios y mágico-religiosos. Por último, también están presentes las “salgueras negras”, a las que nos referiremos más adelante, junto con otros arbustos como el “piruétano”, “peral silvestre, “peruyal”, “peral de monte” (Pyrus cordata) y la “frángula” o “arraclán” (Frangula dodonei). En el sotobosque de la carbayeda con abedules son frecuentes diferentes arbustos que conviven con lianas o plantas trepadoras como la madreselva o la hiedra. Estas plantas alternan con herbáceas acidófilas, como el “escordio bastardo” (Teucrium scorodonia), el “hipérico” (Hypericum pulchrum), la “lechetrezna de bosque” (Euphorbia amigdaloides) o la “violeta de los bosques” (Viola riviniana) junto con diversos helechos como el “lonchite” (Blechnum spicant), Pteridium aquilinum, Dryopteris affinis y Dryopteris filix-mas.
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En aquellas zonas donde los afloramientos carbonatados son más acusados, la carbayeda se enriquece con elementos arbóreos más exigentes en cuanto a riqueza del suelo (eutrofos) como “arces” (Acer pseudoplatanus) y “fresnos” (Fraxinus excelsior), junto con diversos arbustos, como “cornejos” (Cornus sanguinea), “espineras” o “majuelos” (Crataegus monogyna), “zarzas”o “sebes” (Rubus umifolius) y plantas herbáceas: “fresas silvestres” (Fragaria vesca), “grama de bosque” (Brachypodium sylvaticum), “raspalenguas” (Rubia peregrina) y “hierba del pordiosero” o “virgaza” (Clematis vitalva), entre otras. Si bien las carbayedas oligótrofas constituyen la vegetación potencial de la casi totalidad del territorio, parte del paisaje vegetal de La Zoreda está dominado en la actualidad por
Interior de la carbayeda con abedules de La Zoreda, en cuyo sotobosque destacan diversos helechos y zarzas.
las comunidades vegetales que constituyen las etapas de sustitución de estos bosques mixtos, fundamentalmente prebosques o bosques jóvenes dominados por el “sauce ceniciento”, “salguera negra”, “sarga negra” o “salgueiro negro” (Salix atrocinerea) con “abedules” (Betula celtiberica) debido a la intensa actividad humana que desde épocas remotas ha incidido sobre estas tierras. En las zonas deforestadas o bien en los claros del bosque están muy presentes las comunidades del “helecho común” (Pteridium aquilinum), mientras que los prados de La Zoreda presentan una estructura y composición florística similar a los del resto del distrito Ovetense, no faltando las típicas gramíneas pratenses junto con diversas leguminosas y otras muchas plantas propias de estos medios.
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Alisedas ribereñas centro-orientales y sus orlas y etapas de sustitución Los márgenes de los ríos y arroyos que discurren por los valles de los territorios de clima oceánico de Asturias se encuentran colonizados por los bosques de ribera con alisos o alisedas ribereñas. El factor limitante para su desarrollo es la existencia de agua en las capas freáticas más profundas por lo que estas alisedas ribereñas y sus orlas y etapas de sustitución crecen sobre los suelos de vega más húmedos con encharcamiento temporal, que es lo que acontece en las áreas más bajas de La Zoreda, por debajo de los 200 m. En estos bosques riparios, el aliso constituye el árbol dominante y característico cuya su supervivencia se encuentra condicionada a que sus raíces se encuentren casi constantemente empapadas en agua.
Aliseda en estado juvenil en La Zoreda.
El “aliso”, “humero”, “humeiru” o “umeru” (Alnus glutinosa) pertenece a la familia de los abedules (betuláceas) y aunque en ocasiones puede presentar un porte arbustivo, lo más frecuente es
Pteridium aquilinum (helecho común).
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que sobrepase los 20 m de altura, llegando a ser centenario. Su madera es blanda, fácil de trabajar y muy solicitada para la fabricación de “carros del país”, madreñas y útiles caseros; sin embargo como leña tiene escaso rendimiento calórico, tal como recoge el dicho popular “lleña umidiza / nin fueu nin ceniza”. En La Zoreda, además del “aliso”, son comunes otros árboles planocaducifolios como los “fresnos” y los “sauces”. Entre los arbustos son frecuentes las “zarzas”, el “saúco”, el “laurel”, el “cornejo”, el “arraclán” y el “sauce ceniciento”. El sotobosque es muy diverso y son abundantes las plantas exigentes en la trofía y humedad del suelo, como la “dulcamara” (Solanum dulcamara), la “jabonera” o “saponaria” (Saponaria officinalis), las “collejas” (Silene vulgaris), la “muega” (Scrophularia
auriculata), el “helecho hembra” (Athyrium filix-femina) y el “cola de caballo” (Equisetum telmateia), entre otras. La orla arbustiva más típica de estos bosques de ribera, con suelos muy húmedos, son las saucedas de “salguera negra” (Salix atrocinerea), “salguera cabruna” (Salix caprea) y el híbrido natural de ambos, Salix x quercifolia, junto con otros elementos arbustivos o arbóreos como el “sauce blanco” (Salix alba), los “arraclanes” (Frangula alnus) y diversas “zarzas” (Rubus). Estas saucedas dominan en las zonas bajas de La Zoreda, donde también se encuentran diversas especies de juncos y herbazales húmedos.
Ilex aquifolium (acebo).
Silene vulgaris (collejas).
Salix caprea (salguera cabruna).
Laurus nobilis (laurel)..
Plantas alóctonas invasoras La acción continuada del hombre, fundamentalmente por la actividad industrial de la antigua fábrica de explosivos de La Manjoya, sobre el ecosistema forestal de La Zoreda se manifiesta tanto en la alteración florística y estructural que presenta una gran parte de la masa arbórea del mismo como en la introducción y expansión de plantas procedentes de otros territorios bioclimáticos y biogeográficos muy alejados del nuestro (alóctonas). Entre las más llamativas y abundantes en el Bosque de La Zoreda podemos mencionar la “falsa acacia”, “acacia de flor blanca” o “robinia” (Robinia pseudoacacia), de origen norteamericano e introducida en España con fines ornamentales en el siglo XVIII; la “budleya”, “baileya”, “arbusto de las mariposas” o “lila de verano” (Buddleja davidii), importada de China en el siglo XX, también con fines ornamentales;
En primer plano la planta invasora “plumeros” o “hierba de la Pampa” (Cortaderia selloana) en la orla del Bosque de La Zoreda.
la “albizia rosada”, “acacia de Constantinopla” o “árbol de la seda” (Albizia julibrissin; Acacia julibrissin), árbol muy extendido por Asia, de elevado porte y flores rosadas; el “roble americano” o “roble rojo” (Quercus rubra), planta originaria de América de Norte que se cultiva con fines ornamentales y, en ocasiones, forestales. El “laurel-cerezo”, “lauroceraso” o “laurel real” (Prunus laurocerasus), originario del SW de Asia y del SE de Europa es frecuente en la carbayeda de La Zoreda y, finalmente, la “juncia olorosa” (Cyperus eragrostis; C. vegetus), procedente de América del Sur, naturalizada en España desde 1857. En los taludes de la carretera que transcurre por algunos tramos del bosque se han plantado, de nuevo con fines ornamentales, “hayas” (Fagus sylvatica) y “castaño de Indias” (Aesculus hippocastanum), así como diversos cultivares de acebos (Ilex aquifolium).
Fauna de La Zoreda
54 Las páginas sobre el paisaje vegetal de La Zoreda y sobre el jardín del hotel Castillo del Bosque La Zoreda están extraídas en su mayor parte de textos del catedrático de Botánica de la Universidad de Oviedo, Tomás Emilio Díaz González.
Los mamíferos silvestres de las carbayedas y alisedas son ciertamente diversos debido a la extrema densidad que presenta el sotobosque de estas formaciones forestales, no siendo infrecuentes zorros, ardillas, corzos, jabalíes, jinetas, tejones, el gato montés o el erizo común. Entre las aves que sobrevuelan las copas de los árboles podemos citar gavilanes, lechuzas, búhos chicos y pájaros carpinteros, la mayoría de los cuales hallan cobijo en su densa espesura, mientras que diversos anfibios y reptiles pueblan alguno de estos medios, siendo los más frecuentes los sapos, ranas, salamandras, tritones, lagartos, culebras, víboras y lagartijas. También está presente un numeroso grupo de insectívoros, una de las riquezas biológicas del bosque. Finalmente, y como dato curioso, podemos añadir que se han contabilizado en la zona hasta siete especies diferentes de murciélagos54.
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Créditos Fotográficos Marcos Morilla: Contraportada, guardas, pp. 4, 7, 41, 46-47, 54, 60-61, 66-67, 78, 81, 82-83, 85-97, 99, 100-107, 108 abajo, 109-113, 116-119, 122-123, 125, 126-127 arriba, 130, 139, 148-149, 152, 154-155, 160-161, 163-165, 168-169, 172-173 Ángel Fernández: pp. 14-15, 18, 21, 24 abajo, 25, 35 arriba, 40, 44, 45, 49 arriba y abajo, 62, 63, 65, 84, 132, 136-137, 138 izda., 140, 142-143, 145, 150, 153 abajo dcha., 176 arriba, 178-179 Antonio Vázquez / Tomás Díaz: pp. 146-147, 151 dcha., 153 arriba, 156-159, 171, 174-175, 176 abajo, 177 José Ferrero: p. 23 Archivo del Hotel Castillo Bosque La Zoreda: pp. 69-71, 73, 75, 77, 80 izda., 98 izda., 108 arriba, 114-115, 120, 124, 126 abajo, 128-129, 133 arriba y abajo, 134-135, 141, 187
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