Abstinencia estrategias nomadas para una sociedad dependiente

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ABSTINENCIA:

Estrategias nómadas para una sociedad dependiente

Manuel Gómez Díaz #15195 U.D. Espegel Otoño 2017

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Manuel Gómez Díaz #15195 U.D. Espegel Otoño 2017 2


ABSTINENCIA:

Estrategias nรณmadas para una sociedad dependiente

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Introducción Nuestras ciudades son cápsulas. Burbujas de aislamiento que nos encasillan en un lugar fijo, transformando nuestra percepción de la realidad y alejándonos del entorno que nos rodea. Somos víctimas y a la vez participantes del modelo industrial-productivo tectónico de las ciudades del siglo XIX y del siglo XX. Durante años nos hemos creído EL HOMBRE, la gran especie que domina el planeta, que parte y reparte a su antojo, el animal inteligente que moldeaba su planeta y creaba uno de los mayores avances de la civilización: la seguridad. La seguridad de supervivencia, pero también de estar cerca de nuestras cosas, las personas y de tener nuestros caprichos. Es la sociedad del hombre que controla su medio, su ciudad y su entorno.

Hablamos de la sociedad que supera a su entorno, una supuesta estabilidad que nos permite establecer hábitos, crear una rutina bilateral: Nuestro hábitat y nuestro trabajo, escoja 1 trate de conseguir la otra para mantener la seleccionada, buena suerte con su vida. Es la sociedad que supera a la realidad. La sociedad dependiente, de unos hábitos y fundamentalmente de unos recursos

Como si de una droga se tratase, la sociedad comienza a sufrir un síndrome de abstinencia a mediad que sus recursos se agotan, su desesperación es cada vez mayor: comportamientos violentos, ansiedad y percepciones erróneas de una percepción ya transformada de la realidad. La sociedad cambia, pero no se transforma. Comienzan los delirios y la seguridad comienza a basarse en una especulación constante sobre cuánto tiempo más aguantaremos así.

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Por “primera” vez nuestra sociedad se ve superada por la realidad y comienza a ser esta, tras generaciones, la que comienza a dominar la sociedad, haciéndonos volver a nuestros orígenes y destruyendo nuestra “seguridad”: nos enfrentamos a la extinción de nuestras soluciones ya establecidas, al replanteamiento de la sociedad y en definitiva a una forma de habitar extrema.

Esta investigación pretende, desde un doble análisis, encontrar vínculos entre una sociedad occidental (u occidentalizada) que se enfrenta a la inminente falta de los recursos que fundamentan su desarrollo: “la sociedad sobre la realidad” y a las que pueden ser considerada como el origen y a la vez una sociedad “paralela” a esta, las sociedades nómadas, desde las sociedades más aisladas, como los Nukak de la selva amazónica colombiana, a los presentes en climas extremos, los esquimales, o los más vinculados a sociedades mñas desarrolladas, como los mongoles : “la realidad sobre la sociedad”. Aproximándose en ambos casos al plano urbano o a sus agrupaciones poblacionales lo máximo posible. Centrándose fundamente en la gestión de sus recursos, la energía y su repercusión en sus respectivas sociedades. Todo ello teniendo en consideración dos movimientos fundamentales en estos temas: el movimiento ecologista y la revolución de la información. Con estos análisis se pretende encontrar nuevas estrategias para una sociedad que se enfrenta a la superación de la realidad por “primera” vez, frente a la sociedad vinculada a un espacio fijo y unas propiedades completamente estacionarias, la búsqueda de estrategias dinámicas, la sociedad líquida llevada al límite, ante la ciudad tectónica 6


industrial vinculada al lugar, la transformación hacía la ciudad vinculada al momento.

Pensar y ver nuestra sociedad tratando de hacerlo de otro contexto, otros contextos culturales, en definitiva, desde otros orígenes y otros métodos de organización social y gestión tanto de los recursos como de los residuos. Generar dinámicas para pasar de la muralla al caparazón, del lugar al estar, pero tratando de huir de las estrategias en forma de caravana o tienda de campaña, se trata de encontrar nuevas maneras de desurbanización, una transición social y no una demolición de esta. ¿Son nuestros modelos de sociedad compatibles con otras formas de vida? Se comienza a hablar así de la libertad a través de nuestros propios recursos y la energía, ya no solo de los hombres y mujeres, de sociedades nómadas y sedentarias, si no de la vegetación o los animales.

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Estrategia La investigación parte fundamentalmente desde la propia experiencia y conocimientos propios sobre el tema, complementándose además con una serie de documentales, artículos y ensayos a los cuales se les irá haciendo mención a medida que aparezca una referencia en la propia investigación y el texto. El texto no pretende ser nada más que una mera investigación y posterior conclusión, se trata entonces de generar un texto que reflexiona sobre la sociedad actual, desde un punto occidentalista no falto de errores y posibles frivolidades sobre los temas a tratar fruto de la no-profesionalidad del carácter de la investigación y de la simplificación casi de carácter panfletario que surge a lo largo de la exposición. Estructura

_GLOBAL Una ontología que sirve como punto de partida. Un primer entendimiento del camino de la investigación. _NOMADISMOS Del micro al micro. Aislamiento de los casos de análisis. Tercera parte: _ACERCAMIENTOS. Soluciones nómadas para una ciudad dependiente . Nómadas urbanos: Mario . La no-construcción como creación de la ciudad. . Flexibilidad como estrategia de ocupación de la ciudad . La ciudad como construcción social en un no-lugar.

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GLOBAL

“Solo quien es capaz de determinar su situación actual estará en capacidades de determinar el futuro” 11


La sociedad actual en el mundo occidental es y ha sido la protagonista durante las últimas décadas de una serie de cambios sociales y culturales y que dejaron atrás a las sociedades revolucionarias disciplinarias previas a los años 70 para dar paso a una sociedad individualizada, en la que los principales objetivos parece que son la consecución del mayor número de elecciones como individuos, independientemente de que estos sean necesarios o viables. En la cultura occidental aparecen nuevos procedimientos y ésta se transforma, pudiendo empezar a considerarla como LAS culturas. Aparecen nuevas identidades grupales a partir del individuo, la memoria desaparece y la sociedad se “fragiliza” en tanto que una colectividad individualizada expande la cultura en diferentes direcciones, rompiendo los esquemas históricos presentes hasta ahora.

El individuo abandona la idea de cambio global y lo neutraliza. Hablamos de una sociedad cansada en la que como persona tienes que encontrar o crear tu espacio, pero no cambiar lo existente. El sentido de vivir en el pasado o en el futuro se pierde y el presente es ahora el protagonista.

La dinamización de la sociedad económica: la sociedad de los ricos y de los pobres; abre paso a la intimidad y a la moralidad como nuevos fundamentos sociales, cada vez importa menos el qué es lo que tienes y se comienza a valorar el cuánto se puede mostrar o el cómo se ha conseguido, hablamos de likes, seguidores y retweets. Los modos de vida se convierten en simples transacciones entre estos nuevos valores, nos encontramos ante la sociedad offline y online. Sin embargo, esta sociedad, en apariencia trans12


gresora y rompedora, no deja de ser una herencia de todo lo anterior, podemos identificarnos como una consecuencia directa y continuista del pasado, aunque vivamos a espaldas de ello. La aparente diversidad no es más que una legitimación de lo preexistente, pero es ahora, con la revalorización de la intimidad, que se comienzan a abrir una infinita cantidad de ventanas a la vida privada gracias a la hiperconexión que generan redes sociales, internet y la globalización. El modelo de sociedad actual responde, en definitiva, a un modelo bilateral repetido a lo largo del tiempo, la sociedad online y offline, burguesía y proletariado, señor y siervos, ciudadano y esclavo, opresor-oprimido, visible-oculto. La sociedad hiperconectada de la información evoluciona y se convierte en la sociedad informacional que deja atrás los ideales de la sociedad industrial productora de comienzos del siglo XX y la sociedad industrial consumista presente hasta el siglo XXI. A nivel individual, la posesión de recursos o de productos pasa a un plano casi irrelevante y la generación y comunicación pasa a un primer plano.

El poder político ya no se mide en recursos o dinero si no en apoyo a través de las redes sociales. Aparecen así multitud de medios propagandísticos y páginas que polarizan a la sociedad-online enfatizándose así la colectivización individualizada. Internet, en el que originalmente no éramos más que anónimos interconectados, comienza a dividirse y a formarse grupos: Ya no eres el usuario #1235897 si no @1235897, seguidor de la asociación de vecinos de tú distrito, El País y Ahora Madrid, y por lo tanto una persona qué poco o nada tiene que ver con el usuario @3476921,

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seguidor de Unidad Nacional, ABC y Vox.

Las redes sociales generan entonces un nuevo escenario que redefine la noción de lo social como un esfuerzo de detección y rastreado de una crisis de identidad y de extrañamiento del individuo. Hablamos del tercer entorno, que engloba los nuevos principios de relación interpersonal en el marco de avance tecnológico de los últimos 30 años. Todos estos avances han transformado para siempre el espacio arquitectónico. Nuestro lugar se extiende hasta donde llega nuestro entorno Wi-Fi o 4G. Los límites de la privacidad se han extendido más allá de los muros del hogar, ocupando el espacio urbano y nuestros límites sociales se extienden hasta allá donde tengamos cobertura.

Nuestras nuevas formas de comunicarnos y relacionarnos son de vital importancia para comprender el entorno digital en que el que se mueve hoy la sociedad, estás nos permiten intercambiar información y comunicarnos nos localizan de manera casi inmediata cuando nos desplazamos por el mundo físico. La sociedad moderna comienza a componerse por tecnopersonas hiperconectadas y vinculadas a dispositivos electrónicos. El entorno digital es altamente económico, político y social. Nuestro actual modelo de ciudad termina de consolidarse tras décadas de desarrollo y formación. La ciudad cubre la economía, la tecnología, la política, la sociedad y la cultura, en un todo inamovible que obliga a poner en constante comunicación a las sociedades, los mercados y las culturas. Hablamos de un modelo manipulado a lo largo del tiempo desde las primeras concepciones de la ciudad moderna durante la ilustración y sus mo14


dificaciones debidas a la revolución industrial, la sociedad del bienestar y las ideologías. Lo urbano se ha convertido en un pastiche mestizado lleno de contraposiciones, la ciudad histórica deja su paso a la ciudad industrial, ésta a la higienista y finalmente a la de la promoción privada y la llegada de la globalización.

Aquellos que forman parte de la ciudad occidental conocen las nuevas maneras de relacionarse y de desarrollo de la identidad individual en el entorno urbano y con ellas las nuevas formas de vivirla. Comienzan a aparecer vínculos heterogéneos entre los usos planeados y las nuevas formas de habitarla. Estos vínculos surgen como consecuencia del cambio de la norma social que imponen el constante cambio, la renovación y el desprendimiento de nuestros objetos. Lo normcore como modo de vida: sentirse cómodo en cualquier sitio pero en ninguno en particular. El modelo consumista de la segunda mitad del siglo pasado ha evolucionado, ya no solo en la sociedad informacional si no en una sociedad líquida, que ya no se concibe a sí misma como una cultura de aprendizaje y acumulación, sino como una cultura de desvinculación, discontinuidad y olvido. La inmediatez de la información y la compactación de nuestros objetos personales en dispositivos electrónicos acelera el proceso y deja atrás el concepto de reconstrucción constante. Sociedad líquida.

La ciudad histórica, con el derrumbamiento de las murallas, evoluciona y pasa de entenderse como un recinto de protección a un todo planificado torno a la persona, sus necesidades y su ocio, pero este modelo se rompe con la llegada de la Segunda Guerra Mundial

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La ciudad occidental se ha convertido en una continuidad de espacios homogéneos descontextualizados, el entorno urbano deja de ser sujeto y se convierte en objeto, en un concepto deshumanizado de ciudad como contenedor y no como contenido. La diferencia entre espacio público y privado es cada vez más confusa en tanto que esta se acaba basando en una tectónica constructiva concebida en tiempos pasados que ya no responde a la actualidad. El crecimiento urbano occidental se fundamenta en una expansión constante en base al negocio y la especulación, de manera que se acaban generando espacios vacíos carentes de interés comercial y de uso que se convierten en “espacios públicos” de baja o ninguna calidad carenes de actividad, durante décadas la ciudad crece a expensas de la casi destrucción de su entorno natural, en base a un continuo consumo de recursos y un aumento de la demanda de energía. La ciudad moderna vive ajena a la realidad y no evoluciona al nivel que exige esta, mientras las patentes tecnológicas han aumentado un 400% en los últimos 10 años y los usuarios de las redes sociales aumentan exponencialmente año tras año, la ciudad apenas responde con cambios de carácter privado, ante la mayor demanda de internet, la ciudad responde con la instalación de antenas móviles 4G y 5G, pero el espacio urbano como tal no se modifica.

La ciudad se ha convertido inevitablemente en un conjunto devorador de recursos, la continua superposición de tramas incompatibles, caprichos políticos, promociones privadas y la continua individualización de la vivienda transforman a la ciudad y la vuelven ineficiente. Atrás quedo 16


las ciudades que nacían en lugar determinado y a partir de sus circunstancias crecía y se iba modificando.

Con el surgimiento del movimiento ecológico la ciudad retomó un poco la consideración por su entorno natural, sin embargo, este vuelve a aplicarse en intervenciones puntuales que no son plenamente satisfactorias para las personas. La ciudad vive en una línea constante de continuidad con respecto a las costumbres anteriores: Autobús de gasolina – Autobús eléctrico. Coche de gasolina – Coche privado. Iluminación incandescente – iluminación led. La sostenibilidad y por lo tanto la moralidad de la ciudad mejora, pero no cambia su uso ni su manera de habitar, más propios de modelos urbanos surgidos con el movimiento moderno a principios del siglo XX. Hemos llegado a un punto en el que la ciudad es un espacio cada vez más extraño de cara a la sociedad y a las nuevas generaciones, no solo en el espacio público, pero también en el privado. El nuevo escenario tecnológico ha roto el núcleo familiar tradicional, la “unidad” mínima de la ciudad, la nueva domesticidad se genera a partir de relaciones afectivas en un entorno digital. Estamos frente a nuevas maneras de habitar la ciudad y de relacionarse con el entorno urbano. Por primera vez en la historia de la humanidad somos capaces de estar en más de un espacio físico y digital a la vez.

Es desde esa doble localización que comenzamos a hablar del espacio urbano digital (o posthumanista) en el que las esferas de proximidad tradicionales de la ciudad quedan obsoletas ante la lógica de la sociedad hiperconectada. Un individuo posthumanista desconoce la ciudad más allá de su entorno rutinario, pero sin embargo se establecen

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relaciones con otras ciudades y otros contextos completamente ajenos a su marco socioeconómico. La Albufera y Serrano nunca estuvieron tan cerca. La sociedad líquida crea la ciudad dinámica. Un urbanismo líquido en el que los campos de interacción se modifican y aparecen constantemente nuevos espacios, tiempos y personas con las que relacionarse.

La sociedad líquida dinamiza al máximo las modas, los objetos y los lugares, en tanto que se pierde la concepción de la sociedad vinculada al lugar. Las personas se desplazan más que nunca ya sea por trabajo, por familia, por amistades o por placer. Los destinos pierden la componente exótica de emprender un viaje hacia lo desconocido y nos convertimos en redescubridores de lo ya descubierto, los individuos huyen cada vez más de los paquetes vacacionales de sol y playa y se redefine el concepto de viaje. La experiencia de el extrañamiento de un contexto urbano ajeno a nuestra rutina refuerza nuestra cada vez menor vinculación al lugar, los gentilicios y las nacionalidades pierden su sentido hasta convertirnos en ciudadanos globales, en individuos sin identidad fija. El destino pierde la importancia y es esta experiencia la protagonista ahora. Esta nueva fluctuación y las nuevas dinámicas de desplazamiento masifican de manera más o menos puntual la ciudad, ya de por sí poco sostenible. Los precios suben, se llenan los transportes públicos, los servicios públicos pierden calidad para los locales, la ciudad pierde su esencia local y se transforma en la ciudad global y homogénea. La gentrificación es el fenómeno por el cual un grupo de población se ve desplazada por otra de mayor nivel adquisitivo debido a la revalorización 18


de una determinada zona, provocando la perdida de la ciudad tradicional y las identidades locales y de barrio.

Todo esto se acentúa además con el contexto de crisis económica que se ha desarrollado desde el 2007 en los países occidentales, las nuevas generaciones rompen con la economía deudora y se comienza a plantear el concepto de propiedad y compromiso.

Las identidades locales entran entonces en conflicto con la globalización y los nuevos valores sociales fundamentándose en principalmente en motivos económicos y de patrimonio. Comienzan a surgir movimientos de economía colaborativa en las ciudades, el economy sharing, no solo como una manera de paliar la crisis si no como una nueva manera de crear identidad y reforzar las economías locales de manera eficiente. La economía colaborativa genera movimientos como el home sharing o el car sharing. La economía colaborativa no solo aumenta la eficiencia de esta sino que además tiene una componente ecológica, al compartir consumimos menos y por lo tanto es necesario producir menos, lo cual conlleva un ahorro de recursos y energía, si no que genera una nueva proximidad social, hablamos de la glocalidad, un término de Roland Robertson desarrollado por Ulirch Beck; como método, la capacidad de pensar global y actuar local. La temporalidad de las relaciones sociales es uno de los factores fundamentales de la sociedad actual, la dinamización y la colectivización individualizada de la sociedad no puede entender sin lo que los individuos obtienen de estas interacciones. La economía participativa, sin ser la manera más rápida en la que un único individuo puede

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mejorar más su situación económica, el aporte social contrarresta el menor beneficio. Esto sucede también con la dinamización de los movimientos de las personas en viajes y la componente social de experiencias como AirBnB o Uber activan este fundamento de interrelación, en definitiva, un cierto instinto de supervivencia y sociabilidad propio del ser humano. La experiencia compartida, física o digitalmente y la componente humana de la son unos de los valores fundamentales que han acompañado a la sociedad moderna en esta transición hacia la sociedad líquida.

Hablamos de una proximidad a una sociedad neo-nómada, volátil, desvinculada y dinámica que une a los individuos a través de las relaciones interpersonales y de colaboración. No se poseen negocios, ni recursos ni se ocupan puestos importantes. Como si de las Ciudades Invisibles de Italo Calvino, los individuos, en cuanto se sienten presionados, o ya no soportan su situación actual, se desplazan a la ciudad siguiente. La imagen de la ciudad actual ya no es competencia de la arquitectura, si no de políticos y empresarios. La ciudad se planifica de manera fija y cortoplacista para una sociedad ultradinámica que necesita un espacio urbano dinámico y estable. La nueva globalidad es la de estar en tránsito.

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NOMADISMOS

“Y es justo cuando el hombre se para, que comienza a pudrirse” Proverbio Nukak 23


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Nukak Makú Los Nukak o Nükâk son un pueblo indígena que habita la región amazónica de Colombia, entre los ríos Guaviare e Inírida.

Su economía está basada en una agricultura muy básica y la caza de pequeños animales. La plantación de material vegetal se fundamenta en plantas que dan a la vez los elementos necesarios para cubrir sus campamentos “wopyi” y a la vez dar un sustento alimenticio.

Su nomadismo se fundamenta en la rotación de sus cultivos. “Sus campamentos surgen torno al huerto y es el huerto el que determina la duración de este”. Cada campamento forma un grupo doméstico vinculado directamente a la unión de los individuos independientemente de su familia, los nukak se separan y se unen de manera individual en función de las necesidades, la seguridad y las habilidades que tengan. Los campamentos, no pertenecen a una unidad doméstica, sino al conjunto del pueblo Nukak, de manera que se rota entre diferentes espacios semipreparados. Si alguien fallece en el campamento ha de ser derruido y enterrado junto al cadáver y los residuos para que el terreno se regenere y se complete su ciclo divino: animal – humano – planta. Aunque se trata también de una eficaz manera de compostaje y abono del terreno. Los nukak se organizan en entre 10 y 20 grupos de hasta 80 personas que se vinculan a un “nüwayi”, un elemento natural. En ciertos eventos se reúnen grupos diferentes, antes de lo cual practican un ritual, “entiwat”, de baile, música e intercambio de conocimientos que ayuda a reforzar la identidad Nukak.

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Wayúu El pueblo Wayúu es un pueblo semi-integrado en la sociedad sedentaria que habita el extremo de la península de la Guajira entre Colombia y Venezuela.

Los Wayú se organizan en 30 clanes de los cuales 12 son nómadas y 2 tienen carácter semi-nomada. Los clanes mantienen una organización tradicional en la que un líder organiza asambleas entre los miembros y a la vez se pone en contacto con los otros grupos Wayú. Su condición nómada se basaba originalmente en el pastoreo ambulante y la pesca, aunque actualmente se debe a la rotación entre diferentes trabajos temporales en la industria del carbón y sal y en trabajos de jornaleros en haciendas agricultoras. Lo cual hace que estos grupos roten entre diferentes pueblos instalándose en campamentos fundamentados en viviendas comunales que integran a todo el clan. Los Wayú se mantienen actualmente gracias a su situación extralegal que permiten el libre movimiento de sus individuos entre dos países diferentes y su aportación puntual a la economía de diferentes localidades, lo cual forma gran parte de su cultura actual, ya que acentúa su ya tradicional celebración del movimiento entre territorios.

Los clanes nómadas actúan como comerciantes y comunicadores entre los clanes sedentarios, que disfrutan de una condición legal menos favorable.

Los Wayú se han convertido en ejemplo de diferentes organizaciones políticas como ejemplo de que el libre movimiento de personas entre países fomenta fundamentalmente la economía y la cultura de los pueblos.

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Turkana Los Turkana son un pueblo de Kenia, que cuenta con unas 340.000 personas. Habita en el distrito de Turkana en el noroeste de Kenia, una zona seca y de altas temperaturas cerca del Lago Turkana en el Este.

Los turkana basan su subsistencia en el pastoreo. Son grandes conocedores de los animales y su supervivencia depende en gran medida de ese conocimiento, destacan por criar camellos y tejer cestas. En sus tradiciones orales hacen referencias a si mismos como el pueblo del toro gris, en referencia al cebú, cuya domesticación desempeñó un papel importante en su historia.

El aislamiento de su zona y sus rudimentarias condiciones a lo largo de los años han supuesto que las tribus Turkanas desarrollen un sistema de reaprovechamiento e improvisación, no tanto vinculado a la posesión de una serie de recursos, sino a la posibilidad de lo que la comunidad se puede encontrar.

Actualmente, el pueblo Turkana y en general, toda la zona del lago Turkana, sufre una importante sequía y una consecuente desertificación, que amenaza la economía local, matando el ganado y los peces del lago.La ONU y la OMS consideran a los pueblos turkana como uno de los principales grupos humanos en mayor riesgo de convertirse en refugiados climáticos.

Frente a este situación de sequía los Turkana, a pesar de depender enormemente de la ayuda de ONGs han comenzado a desarrollar, gracias a inversiones extranjeras de captadores de agua que, dentro de unos límites ayuda a paliar la falta de agua.

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Tuareg/Beduino Los tuaregs y los beduinos son los grupos nómadas que habitan los países del norte de áfrica y de la península arábica.

En definitiva, se tratan de grupos de comerciantes y pastores que recorren las zonas desérticas de estos países que se unen en comunidades que reconocen un cierto grado de parentesco al reconocer un antecesor común. Estas tribus nómadas viven en tiendas de tela muy ligera que permiten la libre circulación del aire durante el día, para rebajar la sensación de calor por las temperaturas extremas del desierto, y que durante la noche actúan a modo de cubierta que evita que toda la helada de las noches del desierto caiga sobre las personas.

El carácter comercial de este pueblo ha provocado que, a pesar de su aparente aislamiento debido a la soledad del desierto, estos grupos sean muy abiertos a los visitantes extranjeros y ajenos a las diferentes comunidades beduinas. La hospitalidad y la apertura del grupo es uno de los fundamentos de las relaciones Beduinas, en tanto que esta se refleja en la organización de su campamento: Siempre protegido del viento, los campamentos beduinos se abren, mirando hacia un centro común hacia el exterior, dando siempre la bienvenida y ofreciendo apertura a los forasteros. La cultura beduina y tuareg está, sin embargo, muy vinculada a la sociedad sedentaria, por lo que es frecuente encontrarlos en las grandes ciudades de cada país o junto a estas. Ambos modos de vida no son incompatibles, en gran medida gracias a las relaciones comerciales y sociales que ser generan.

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Pigmeos Los pigmeos son un conjunto de grupos que habitan las selvas ecuatoriales del centro de áfrica.

Conocidos por su baja estatura, los pigmeos han sufrido durante generaciones la represión de manos diferentes países y empresas que han tratado de establecer explotaciones, generalmente mineras o agrícolas en tierras de los Pigmeos y son uno de los grupos étnicos que más sufre la esclavitud a día de hoy.

Por lo general la gran mayoría de los grupos pigmeos son cazadores-recolectores de subsistencia, en si no tienen un gran conocimiento sobre general de instrumentos o herramientas. Todo el conocimiento pigmeo se transmite oralmente entre los miembros de cada uno de los grupos Pigmeos de manera independiente, ya que cada uno posee su propio idioma, a pesar de que son capaces de entenderse entre sí. Los pigmeos son grandes conocedores de la selva africana, de sus plantas y de sus animales. Los diferentes campamentos que van iterando por toda la selva se ven modificados constantemente por la vegetación y los animales que rodean cada punto, demostrando un gran sentido de adaptación al medio y de conocimiento de los diferentes recursos presentes en su territorio.

Las viviendas de los pigmeos se construyen de algún material u otro en función de la idoneidad de cada material a la época del año. Podemos apreciar como en temporada seca los campamentos buscan favorecer la ventilación y la generación de corrientes de aire frente a la de la temporada de lluvias, que busca un lógico aislamiento de los campamentos de la lluvia y el barro.

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Mongoles La sociedad mongola es democrática. La sociedad mongola es libre. El mongol nace, vive y muere a caballo.

Posiblemente uno de los grupos nómadas más conocidos y modernizados del mundo. El mongol nómada actual posee caballos, pero viaja en coche. Evita recorrer largos kilómetros para comunicarse utilizando el móvil.

La tradición e incluso la genética mongola parece hacer que estos renieguen de vivir en un lugar fijo entre cuatro paredes. Sin embargo, Ulán Bator, crece descontroladamente con la llegada de cada vez más exnómadas que se mudan a la ciudad, fundamentalmente para tener acceso a mejores servicios sanitarios y de educación. A cada mongol le corresponde por ley 0,7 hectáreas de tierra, y parece ser que ahora los terrenos cercanos a la ciudad son los más demandados. La capital de Mongolia crece entonces de manera descontrolada, generando complicadas situaciones urbanas. Barrios enteros sin calles, ni saneamiento y sin ninguna planificación. Las últimas generaciones se han estado organizando democráticamente: el poder de la mayoría. Surgen así movimientos en el país que pretenden evitar la sedentarización de la sociedad, en Mongolia la tierra y la cultura es de todos. Muchos mongoles necesitan los servicios de la ciudad, pero sin embargo prefieren ser nómadas: aparecen así los “servicios nómadas”, grupos de profesionales que recorren el país para ofrecer parte de las ventajas de la ciudad a los grupos trashumantes. La necesidad de la mayoría mongola genera soluciones para todos.

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Yoruk – Sarakatsami Estos grupos de nómadas habitan la provincia de anatolia (Yoruk) y del interior de la actual Grecia y Macedonia (Sarakatsami). Sus nombres provienen de la palabra caminante. La complicada orografía de la zona que habitan provoca que, aunque los animales o los vehículos se utilicen para transportar mercancías, los Yoruk y los Sarakatsami se suelen desplazar generalmente a pie.

Su economía, se fundamenta en el pastoreo. Sin embargo, cabe destacar la importancia de los tejedores y la producción textil de ambos grupos nómadas, que cobran cada vez más importancia en una zona en la que la ganadería trashumante es cada vez menos viable.

Las telas son, en definitiva, el fundamento de esta comunidad. Les aportan tanto la vestimenta necesaria para soportar las temperaturas extremas, sino que además construye sus refugios a la vez que son la base para generar sus bolsas para el transporte.

Su organización social es muy tradicional, marcada por un muy fuerte patriarcado que domina las diferentes agrupaciones. El hombre, por lo general, un pretendiente a una mujer, es el que siempre abandona su grupo familiar y se une al de la familia de su posible futura pareja. La integración de un nuevo integrante en un grupo se mide a través de su grado de aportación, valorándose especialmente la aportación de ganado o el conocimiento en herrería y medicina y la compatibilidad de estos conocimientos con los del grupo, en la sociedad Yoruk cada persona tiene su función, formándose un ciclo de utilidad y compatibilidad.

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Esquimal Los pueblos esquimales, fundamentalmente los Inuit y los Yupik. Habitan la costa polar del norte de Canadá y Alaska además de parte de la costa siberiana de Rusia y la costa de Groenlandia.

Son mundialmente conocidos por ser pescadores y cazadores, aunque en los últimos años, con la mayor influencia de “la cultura kanaaat (no-esquimal)”, comienzan a verse vinculados en producciones industriales relacionadas principalmente con las conservas de pescado y contradictoriamente a su tradición animista y de respeto por el medio ambiente, a las explotaciones mineras de níquel y zinc.

Su construcción más tradicional, el Iglú, es un muy buen ejemplo de eficiencia energética a partir de materiales locales. Su forma, en forma de cúpula, y sus materiales, hielo y nieve, hacen que mientras en el exterior nos encontremos en unas temperaturas muy extremas de torno a - 40ºC, en el interior estas ronden los 0ºC sin necesidad de fuego ni ningún tipo de aportación energética. Los pueblos esquimales, por lo general, no tienen ningún tipo de líder ni organización política, así, las decisiones grupales se toman por idoneidad, esto es, que quién más sabe de un tema más potestad sobre una decisión relacionada con el campo en el que son expertos tiene más fuerza.

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ACERCAMIENTOS

“El derecho a la ciudad no es simplemente el derecho de acceso a lo que ya existe, sino el derecho a cambiarlo a partir de nuestros anhelos más profundos” David Harvey 41


Nómadas urbanos: Mario Conocí a Mario gracias al portero de mi edificio, era una persona que veía habitualmente por la zona en la que vivo y al verle un día hablando con mi portero decidí preguntarle sobre quién era, él me conto un poco de su vida y un día me lo presentó.

Huyendo de la rutina de la vida sedentaria y una vez su hijo se independizó, Mario, un hombre de entre unos 50 años que antiguamente residía cerca de La Latina, en el centro de Madrid, decidió dar un cambio radical a su vida: vendió todas sus propiedades, dio gran parte de su dinero a su hijo, quién se lo gestiona y administra actualmente, y comenzó a vivir en la calle. Mario es consciente de lo extremo de su nueva manera de vivir y de su situación legal (a día de hoy en la comunidad de Madrid no se permite habitar en la calle y podría ser fuertemente multad), dice sin embargo que nunca había sido tan libre, Mario ahora no trabaja y se dedica a recorrer toda la ciudad de Madrid, casi como si fuese un visitante más de la ciudad.

Actualmente vive entre las zonas de Cristo Rey, en Moncloa y el hospital de La Princesa, en la zona de Diego de León. Dependiendo de la semana o de con quién haya estado ese día. Su nueva forma de habitar la ciudad le da energía, dice que aunque por lo general duerme en esas dos zonas porque ha conseguido “encontrar sus espacios”, la posibilidad de poder vivir dónde quiera sin ningún tipo de atadura le da la vida. “Era un enamorado de un Madrid estereotipado que en el fondo conocemos todos, pero uno no sabe lo que puede llegar a conocer la ciudad olvidándose de los pisos y casas y comenzando a vivir donde realmente se hace vida, por donde pasea la gente y circulan los coches” 42


Cada día es una variable nueva en la vida de Mario, suele decidir en el propio día que zona de Madrid recorrerse, aunque ya lleva unos años viviendo de esa manera asegura que todavía le falta una gran parte de la ciudad que conocer. Le gusta conocer a fondo la calle de cada barrio, muchas veces se sienta y observa lo que va sucediendo: “te sorprenderías de lo humana que puede llegar a ser la calle y de lo deshumana que puede llegar a ser la gente”; también trata de hablar con la gente, asegura que antes conocía a 9 o 10 personas de su antiguo barrio, con los cual sigue teniendo relación, pero que una vez salía de ahí se sentía ajeno a ese lugar que también es su ciudad, se sentía como un turista o un visitante más. Ahora cuando vuelve a ver los sitios que ha estado recorriendo estos últimos años se siente como en casa, no solo porque se ha acostumbrado a que ahora su casa es la calle, pero porque siempre tiene a alguien a quien saludar, como cuando vivía en su antiguo barrio.

Mario ha generado su propio escenario urbano a través de las relaciones sociales, solo en la zona de Cristo Rey ya me mencionó a unas 15 personas diferentes con las que interactuaba casi a diario. “La gran mayoría de la gente no deja de querer dejar vivir a la gente como quiera”. Carlos conoce a los policías que suelen patrullar la zona y ha conseguido generar una relación de confianza que le permite no tener problemas con la ley. “En el fondo saben que no soy peligroso, ni drogadicto y que no estoy loco; al final me diferencio de una persona normal en que yo duermo en la calle y el resto duerme en una cama”, es frecuente verle saludando a los camareros de los diferentes bares y cafeterías de la zona e incluso hay veces que se le ve haciendo una pequeña compra en un super-

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mercado dónde conoce y habla con absolutamente todos los trabajadores. “Los seguratas de por la noche del metro son amigos míos ya y tengo la suerte de que me cargan el móvil en sus garitas, cuando uno no tiene casa a veces es difícil encontrar un enchufe”. A pesar de que se desvinculó de gran parte de sus objetos personales, Mario está muy unido a una mochila, donde guarda un par de cuadernos, un par de cambios de ropa, un neceser y su móvil, al que está muy unido y utiliza para consultar de todo. “¿Y el baño?” A Mario los camareros de los bares le suelen dejar pasar al baño, aunque dice que prefiere ir al hospital a hacer sus necesidades y asearse “dentro de lo que cabe es público, y no me siento tan presionado por aprovecharme de la gente”.

A pesar de su extraordinario modo de vida Mario no deja de ser padre y tener una familia, su hijo vive en Segovia por trabajo y le visita regularme como cualquier padre haría, “tengo una vida normal a pesar de todo”. Dice que su hijo y todo su antiguo entorno, ni le apoya ni le deja de apoyar, que todos entienden que son modos de vida diferentes, y que mientras no cause ningún problema todo está bien. Mario es en definitiva un claro ejemplo de neonómada. Cansado de los modos de vida tradicionales, desvinculado de la mayoría de sus posesiones y residente libre de una ciudad sin tener un lugar fijo, sin embargo, unido al espacio público de la ciudad sedentaria y la tecnología, que utiliza como medio de unión y de evasión. Adaptable, tanto a los diferentes lugares de la ciudad, como a las diferentes relaciones puntuales que ha ido estableciendo con las personas de los diferentes lugares que ha visitado. 44


AproximaciĂłn a los recorridos de Mario a lo largo del dĂ­a.

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Estrategias neo-nómadas La ciudad neonómada surge como solución a los problemas emergentes debidos al crecimiento de la población de las ciudades.

Los “nomadismos modernos” urbanos han vinculado siempre a los individuos con una variedad de elementos “necesarios” para su supervivencia en el exterior en forma de refugios, casi tratando el nomadismo como una acampada. Se han diseñado multitud de carros, abrigos, tiendas, etc. que vinculan a las personas con los objetos, moviéndose en dirección contraria la tendencia social de la desvinculación. El neonomadismo evita generar cualquier tipo de vinculación entre las personas y los objetos. El espacio urbano crea las condiciones necesarias para que las personas, independientemente de su condición social o sus posiciones, lo habiten. Frente a la necesidad de seguir generando objetos de consumo, se reaprovechan los espacios ya construidos, evitando seguir expandiendo la ciudad. La ciudad se reinventa y la calle, los parques, las plazas, etc. llevan al máximo su carácter más humano, el límite de lo público y lo privado, se difumina, no tanto en que la división entre ambos se destruya, si no que el espacio público comienza a asumir los usos y las acciones hasta ahora más propias del espacio privado. Hablamos entonces del replanteamiento del espacio público y no de la creación de nuevos espacios, la ciudad crece, pero no se construye.

La cada vez menor necesidad del transporte privado en las ciudades supone que desde hace años se siga la tendencia de peatonalizar las calles y re-

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ducir el espacio del tráfico rodado, que desde hace décadas es el eje constructor de la ciudad. Del mismo modo que parece imposible diseñar una calle, o cualquier tipo de espacio público abierto sin tener en consideración los accesos en coche o vehículo de emergencias; en el replanteamiento neonómada de la ciudad el espacio urbano no se puede plantear sin una consideración directa a como se habita ese lugar, con la intención de que el espacio genere las condiciones necesarias para que una persona pueda vivir en él. De manera similar a los Nukak, el espacio urbano es la base para que diferentes grupos puedan habitar durante un tiempo indeterminado, el espacio es común y cualquier individuo que se desplace por el motivo que sea encuentra su lugar en el lugar donde se sitúa cualquier comunidad. En la rotación humana entre los casi infinitos espacios neonómadas, se comienzan a generar nuevas dinámicas de adaptación y previsión del siguiente espacio que se habita, generándose así nuevas relaciones, modos de vida, y entidades culturales.

El replanteamiento de la ciudad y no la no extensión de esta supone en sí misma un ahorro energético importante y un mayor respeto por el entorno natural que la rodea. Este modelo urbano que huye del modelo de ciudad dormitorio y centro-suburbio, sustituyéndolo por un sistema que busca integrar más a las personas en el contexto urbano supone además la huida del modelo de ciudad vinculada al coche, nacido en Estados Unidos y exportado después al resto de ciudades de Europa y del mundo. Una menor necesidad del coche en el espacio urbano supone una obvia reducción de la contaminación producida por los tubos de escape y la mejora de las condiciones de 48


vida en ciudades tan contaminadas como Madrid.

En este replanteamiento de la ciudad entran en el juego multitud de elementos urbanos que poco o nada se vinculan al habitar. En un contexto en el que los residuos fósiles, petróleo y gas, se han agotado, lugares como las gasolineras, que ya cuentan con grandes cubiertas o más aún, sus depósitos, que se encuentran perfectamente aislados comienzan a suponer posibilidades para la generación de vivienda.

La ciudad neonómada, con individuos fluctuantes y desvinculados al lugar comienza a ver necesario la consideración del espacio urbano como un espacio como un lugar aún más flexible al que se le deben añadir nuevas componentes de habitabilidad, todo esto, sin embargo, teniendo en cuenta que hablamos de espacios comunes compartidos entre un infinito número de usuarios. En la vivienda privada cada unidad doméstica es capaz de personalizar de manera casi permanente su propio espacio, pero en el espacio público esto se hace casi imposible, la portabilidad y lo multiusos podrían suponer dos consideraciones bastante importantes en el nuevo espacio público.

Del mismo modo que usamos casi la totalidad de nuestro cerebro a lo largo del día pero que sin embargo solo utilizamos una parteen función del momento del día y la acción, la ciudad es usada casi en su totalidad, pero solo usamos pequeñas partes dependiendo de la época del año, el tiempo o el dinero. En una sociedad sedentaria, la inevitable rigidización de los elementos urbanos supone que la ciudad no pueda responder de manera eficaz a las

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diferentes demandas y partes que vamos usando a lo largo del año. La ciudad debe ser flexible y con ella el espacio público. La versatilidad a lo largo del tiempo es un factor a considerar en el espacio urbano neonómada, eso permite que a nivel global, a partir de unas consideraciones previas, seguramente no muy precisas e incluso erróneas se pueda comenzar a elaborar el nuevo espacio público.

Con la llegada de nuevos habitantes al espacio urbano comienzan a surgir situaciones inevitables e impredecibles que necesitan una solución de carácter temporal, por las nuevas condiciones del espacio urbano y la tendencia global, está ha de ser sencilla, directa y asequible en recursos, además de que no rompa en exceso las condiciones del espacio si no fuese necesario. La libertad de acción hace necesaria la consideración temporal de la flexibilidad del espacio.

Se consideran dos modelos de adaptabilidad al/ del espacio: por un lado, tomando ejemplo de los campamentos pigmeos, la adaptación al lugar y a la situación mediante la transmisión de conocimiento sobre los diferentes elementos que acaban conformando un sitio; por el otro, heredado de los Yoruk y los Sarakatsami, la de la materialidad versátil, si bien estos pueblos viajan con sus telas durante kilómetros entre sus diferentes campamentos, la ciudad neonómada puede ofrecer más gracias a su condición de lugar fijo, un espacio que aporta una serie de materiales y recursos a los individuos y son estos lo que acaban conformando su propio hábitat, del mismo modo que los pasos de las personas en la nieve durante el invierno acaban definiendo los diseños de los parques en algunos países nórdicos, se da el lugar y unos re50


cursos y cada persona acaba conformando el espacio.

La fluctuación de las personas acompaña consigo una fluctuación de demandas y necesidades a las que debe responder la ciudad. En una sociedad neonómada la desvinculación individual de las posesiones puede ser un factor importante para mejorar la calidad de vida, sin embargo, la desvinculación total de los objetos es casi imposible, por lo que la ciudad debe comenzar a responder a estas necesidades.

Si bien todo esto podría ser solucionado mediante una fluctuación comercia, con proveedores que se van desplazando a la población, se considera más responsable que las ciudades, en general, retomen su carácter productivo (frente al modelo de ciudad de servicios de los países desarrollados), así la ciudad comienza a formar parte del soporte energético, con la producción de energía con paneles fotovoltaicos, por ejemplo, de la sociedad que acoge. Del mismo modo, la ciudad podría comenzar a producir sus propios recursos naturales, mediante el Hortus Conclusus, el asilvestramiento y la reentrada de la naturaleza en la ciudad y con la creación de huertos urbanos colaborativos. El reciclaje y la reutilización es una acción crucial para la correcta gestión de residuos en la ciudad neonómada: el reaprovechamiento de los materiales y el compostaje de los residuos orgánicos para emplearlo en los huertos y el los Hortus Conclusus de la ciudad. Las sociedades nómadas actuales producen menos residuos gracias a la tradición de reparación y mejora de sus objetos personales, en una sociedad neonómada es importante la fomentación de una economía circular colaborativa que evite el consumo lineal.

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Con la sociedad neonómada entran en contacto dos modelos de entendimiento de la ciudad, por un lado la ciudad tradicional como construcción y sujeto de la sociedad y por el otro la ciudad como construcción social en un no-lugar. Es decir, los individuos comienzan a formar comunidades de habitabilidad no relacionados a un espacio fijo a medida que se desplazan. Hablamos de ciudades fijas y ciudades nómadas y de una gran facilidad de movimiento entre ellas según la necesidad. Esto hace necesario que la libre circulación de personas sea lo más extensa posible dentro de unos límites que aseguren la estabilidad y la seguridad de las personas. La sociedad neonómada, siguiendo el modelo beduino y el mongol, debe ser abierta y receptiva y basarse en una democracia participativa entre los miembros de los diferentes grupos neonómadas que se puedan formar.

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