CUENTOS PARA DORMIR A DOS PRINCESAS GUERRERAS
Sofía, Andrea y el arco iris
Ilustraciones: Belén Vega Texto: Blanca Vega
1
I Sofía, Andrea y el arco iris
Érase una vez una niña rubilla que se llamaba Sofía. Estaba en su cole mirando apenada por la ventana. Aquel día llovía a cántaros -
Joo! otra vez llueve - pensaba bajito.
Con la nariz aplastada en la ventana contemplaba los columpios del recreo y la tierra mojada. Seguía pensando bajito: -
¡Que pena no podré saltar y brincar en el patio! ¡Jo llueve!
Alzando los hombros se repetía: -
La lluvia es buena lo dice la seño. Pero ¿por qué tiene que llover hoy? Otra vez haremos el recreo en la clase y no podré correr entre los árboles, ni ir al taller que tenemos montado.
2
Se quedó mirando muy triste las gotas de agua que había en la ventana. Escuchaba el repiqueteo, le parecía que las gotas de lluvia decían algo al caer: -
ploff, flash, floff, flash…clic,clac,clic,clac- sonaban en el cristal.
-
Ploff, flash, ploff, flash – repetía sin cesar
-
¿Puede hablar la lluvia? - se decía Sofía
-
Clic, clac, clic, clac…volvía a sonar
Cuando de pronto una gota de agua le dijo: -
¡Claro que puedo hablar!
Abrió mucho los ojos sorprendida y escuchando con mucha atención entendió: -
¡Hooola! ¿Cóoomo te llaaamas?
De pronto, abriendo los ojos mucho, mucho, más todavía, dijo: -
¡Una gota que habla!- exclamó Sofía
-
Si - respondió la gota.
Se quedó callada un poco incrédula, cerrando fuerte los labios y arrugando la barbilla. -
¿Qué te ocurre?- Volvió a hablar la gota- ¿porqué estas tan triste? ¿Te gustaría jugar en el jardín?
Sofía no lo podía entender, una gota de agua le sonreía y hablaba con ella, no salía de su asombro. -
¿Tu te quieres venir conmigo? ploff, flash… 3
-
Contigo pero ¿cómo?- dijo la niña mirando de reojo a su clase por si alguien la escuchaba hablar.
-
¡clic, clac…dame tu mano echa a volar! ¡Clic, clac…será divertido, será fenomenal!- cantaba la gota.
Sofía, extrañada de que las gotas de lluvia tuvieran manos, sonrió y entre divertida, sorprendida y asustada le dio la mano. Abrió con cuidado la ventana, sacó una pierna, después la otra y ¡¡¡plooofff!!! Se metió en la gota. Enseguida sintió que se mojaba, tenía agua por el pelo, en la cara, en las ropas. Se elevaba. Desde arriba miraba la calle y entre miedo y alegría se dejaba llevar por la gota. La llevó al patio de recreo, por los árboles, las hojas y los columpios. Como en un remolino daban vueltas y vueltas. Brincaban, saltaban y volaban… ¡volaban! -
¡Estoy volando de verdad! -gritó Sofía- ¡Por el patio del recreo del colegio! ¡guauu!
Parecía que la cabeza le iba a estallar, apretaba muy fuerte los ojos y abría la boca, aspiraba una gran bocanada de aire y reía porque le hacía cosquillas en la garganta y luego cogió otra y otra más. Se sentía inmensamente feliz. Veía el colegio allá a lo lejos, un poco gris por la bruma y la lluvia. Se deslizaba entre los árboles. -
¡hummm huele a tierra mojada! - Le encantaba ese olor tan peculiar del campo en otoño.
Brincaba en el tejado, saltaba y daba volteretas. Estaba empapada y feliz. Subía muy, muy alto, planeaba y volvía a subir. Cuando en la ventana de otra clase vio a una niña, tenía la nariz aplastada contra el cristal y la cara arrugada parecía que estaba diciendo -
¡pues vaya rollo, no puedo ir a jugar porque los chinos del patio se están mojando!
Sofía le dijo a la gota: -
Oye, creo que aquella es mi hermana ¿podemos ir a recogerla? Me parece que está aburrida también ¿ves como mira por la ventana? ¿Se puede venir a jugar con nosotras? 4
-
¡De acuerdo!- dijo la gota chiquitina.
Cuando se iban acercando. Andrea, que así se llamaba la niña de la ventana, vio una cosa extraña que se iba haciendo cada vez más grande. Se frotó los ojos, abrió la boca de par en par y dijo pasmada: -
¡Es Sofía! ¿Qué hace mi hermana volando?
Y asombrada abrió la ventana y gritó -
¡Sofía! ¿Qué haces ahí? ¡Sofía está volando por el cielo! - No se lo podía creer.
-
¡yooo! le temblaba la voz, ¡estoy Voooolando con el agua! ¿Te vienes? ¡Dame la mano!
Y la gota hizo clac-clac-clac, ploff, flash, floff, flash. Andrea fue por una silla porque era chiquita, se subió, abrió más la ventana y extendió sus brazos, la agarraron con cuidado y plafff entró en la gota. Se mojaba la cara, el pelo... y gritaba entusiasmada: -
¡En una gota! ¡En una gota de agua de lluvia! ¡Es increíble!
Y la gota, haciendo una cabriola subió de nuevo al tejado del colegio y las niñas ondeaban, flotaban, navegaban y brincaban. ¡¡Volaban!! Daban muchas volteretas de burbujas, era muy divertido. Entonces la gota se empezó a dar cuenta de que cada vez llovía menos. Y les dijo apenada: -
Voy a tener que irme, está escampando, ya mismo sale el sol y debo refugiarme.
-
Oh! ¡No!, dijo Sofía.- No te vayas todavía. Esto es muy divertido. Lo estamos pasando muy bien.
Y poco a poco entre las nubes iba saliendo un rayo de luz. -
¿Veis? Dijo la gota.
-
Cuando llueve y sale el sol aparece “Arco Iris”.
Andrea, que apenas tenía tres añitos dijo escamada: -
y ¿eso qué es?
-
¿tú no sabes quien es “Arco Iris”?- dijo la gota extrañada -¿Nunca lo has visto? Cuando llueve y hace sol debes mirar hacia el cielo, entre las nubes. ¡Ves allí, Mira! ¿Lo ves escondido? ¿Ves cuántos colores tiene? ¡Es “Arco Iris”! ¿Vamos a verlo?
-
¡¡¡Síiii!- Gritaron las niñas.
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Y la gota subió y subió y subió y llegó al color morado. Las niñas bajaron dando un brinco y corrieron, corrieron atravesando toda la banda de color morado y reían a carcajadas. La gota les dijo: -
-Tengo que irme. Es necesario. Quedaros aquí, después vengo por vosotras.
Sofía y Andrea corrían y corrían por el color morado. Saltaban y saltaban encantadas. Todo era maravilloso. Era tan largo el arco iris. Desde un lado a otro del cielo. Andrea radiante y dispuesta dijo: -
Sofía, ¿Ese es el color verde, no? ¿Nos vamos allí?
-
¡Venga! ¡Vale! ¡Dame la mano! ¡A la una, a las dos y a las tres!
Y dando un brinco enorme saltaron al color verde, cayendo como acróbatas de circo, dando volteretas y más volteretas hacia delante y hacia atrás. Rebotando arriba y abajo, haciendo cabriolas, y ruedas y croquetas. -
Somos como los del circo del sol – decían las niñas gritando.
-
Andrea ¿qué te parece si vamos al amarillo?- dijo Sofía. - ¡Dame la mano, yo te ayudo! ¡La mano! ¡Ven! ¡A la una, a las dos y a las tres! ¡Plooof!
Caían despacio como sumergiéndose en un dulce de leche, todo amarillo fuerte y chillón. -
Huumm! Qué bien huele el amarillo ¡Huele a perfume!
6
Y gateando por él olían y olían el color amarillo. -
Huele a perfume amarillo de limón - dijo risueña Sofía.
-
¡No! Huele a polo de limón - dijo Andrea.
-
¡A limonero en flor! - añadió Sofía mientras saltaba de tres en tres
-
¡A limones gordos amarillos! Ja ja ja -reía Andrea.
Y olfateando, saboreando y riendo estuvieron un buen rato. -
¡Al naranja! ¡Al naranja! - Dijo Sofía. -¿Saltamos al naranja, Andrea?
-
Vale, Pero ahora en inglés One, two, three! Ale Hop! Guauu, glup, glup, glups, glups- dijo Sofía como saboreando cachitos de gominolas naranjas.
-
Te veo de color naranja- se guaseaba Sofía- Tu pelo naranja, tu camiseta… Reía, reía. ¡Y tus pies son de naranja! ¡Andrea es naranja, Andrea es naranja!se mofaba divertida.
Y Andrea siguiendo la broma la perseguía brincando y gritando: -
¡Que te pillo, que te pillo! - y le tiraba trocitos de suave algodón naranja.
Y rodando, rodando llegaron hasta el color celeste. Y nadaban con todas sus fuerzas. Sumergían la cabeza en el inmenso color celeste. Cerraban los ojos y buceaban en el mar azul del cielo. -
¡Qué maravilla! ¡Qué bonito! Decían cogidas de la mano. Como dos hermanas que se quieren mucho surcaban toda la banda celeste del arco iris.
-
Cuando lo sepa mamá le va a encantar- Dijo Sofía. Le diremos que el color celeste es precioso. Igual que la camiseta que nos regaló tita Manoli. ¡Qué bonito! - Y se abrazaban y bailaban. Así, muy amenas y cantarinas llegaron al color rojo.
Y Allí, sentadas contemplando la inmensidad del rojo, pensaban en la cantidad de lazos y calcetines que se podían hacer. Andrea dijo: -
Tengo hambre – ¿que hacemos? Aquí no hay comida.
-
¿Llamamos a la gota de agua para que nos ayude? – se le ocurrió a Sofía
-
¡Gota! ¡Gota! – Gritaron a la vez, pero la gota no aparecía.
Gritaron con más fuerza y con mayúsculas: -
¡GOTA! ¡GOTA! ¡GOTA!
Pero la gota no las escuchaba. De repente se escuchó una voz dulce y extraña, una voz lejana y amable como nunca habían oído, que decía:
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-
¿Qué son esas voces? ¿Quién anda ahí? ¿Quién está gritando así? ¿Por qué hay tanto ruido?
Las niñas se quedaron quietas, calladas como sorprendidas en algo que no debían hacer. Cuando la Luna las vio, porque era ella la que estaba hablando, dijo: -
Ah! ¡Son unas niñas! ¿Qué hacéis ahí? Los niños no pueden estar en el arco iris.
-
Pero nosotras sí - dijo rápidamente Andrea y un poco molesta. - Nos trajo una gota- replicó muy diligente.
-
¿Una gota de agua, de lluvia? - Preguntó la luna.
-
Sí – dijo rotunda Sofía.
-
¿Una gota, con los ojos redondillos y chiquitillos y una pelusa en la frente?
-
Si - dijeron un poco asustadas las niñas, porque al parecer esta señora la conocía bien.
-
Ah!- sonrió la luna-
Las niñas al ver a la luna sonreír, sonrieron también. -
Ah!- volvió a decir la luna - Marcelina, la gota chiquitina. Un poco traviesilla. Y ¿Os trajo para jugar aquí?- sonrió ampliamente la Luna. - ¿Lo habéis pasado bien?
Las niñas al ver esa amplia sonrisa bonachona, se relajaron. La bola redonda que les hablaba no parecía tan severa. -
Si, muy bien. Dijeron a la par. Es muy divertido estar aquí. Y ¿tu quién eres? Preguntó Sofía intrigada.
-
ja, ja, ja - reía la bola redonda, con una risa muy particular.
-
Yo soy La Luna. Soy muy amiga de “Arco Iris”, pero apenas podemos vernos, porque siempre sale cuando hay sol y yo no estoy.
-
Hola Luna, ¡qué grande eres! - dijo Andrea cortésmente, saludó bajando la cabeza y continúo - Queremos seguir jugando pero tenemos mucha hambre.
-
¿Tenéis hambre? Veamos, vamos a pensar qué podemos hacer, ¡uumm! murmuraba la luna. Después de un ratito pensando exclamó ¿nos vamos al color rosa?, ¿de pic-nic?- sonrió- ¿Con un mantel rosa y cubiertos rosas? jajá, Es que es muy coqueto ese color. Es muy presumido.
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Las niñas aplaudieron encantadas y fueron corriendo a la banda color rosa. Pusieron el mantel rosa, con cuadros rosas, lleno de flores rosas. La luna les trajo chocolatinas y golosinas rosas, zumo de piña y muchos cacahuetes.
-
¡gracias luna! ¡Qué merienda tan chula!- dijeron con la boca llena de chuches
Y comieron como dos señoritas, con tenedores y cuchillos rosas, y bebieron en vaso rosa, y un helado rosa con caramelo rosa. Se limpiaron perfectamente en la servilleta rosa. Al terminar les dijo la luna -
Ahora ya es hora de volver, porque estarán preocupados por vosotras. ¿Qué os parece si llamamos a Marcelina?
Después de mucho llamarla, la gota vino risueña. Envolvió a las niñas y se despidieron cariñosamente de la luna, que les dijo: -
¡Venid pronto! Tengo muchos mas secretos que contaros.
Las niñas empapadas y felices volaban y brincaban de camino al cole. Avanzaban suavemente y se sentían muy a gusto. Flotando sin hacer ningún tipo de esfuerzo. El agua las mecía suavemente, un rayo de sol les dio en la cara y ya apenas llovía.
9
Llegaron a la ventana de la clase Pingüino, y Andrea se despidió con un mojado beso de la gota. Sonó como si chapotearas en un charco. -
Chap, chap - dijo la gota. Le dio también un sonoro beso a su hermana y entró en su clase.
Cataflof! De un gran salto se coló por la ventana. Su seño Ana al verla le dijo preocupada. -
¿dónde has estado Andrea? Te hemos buscado por todos lados.
Y ella le contó todo lo que había sucedido. Ana se quedó boquiabierta y con los ojos como platos y entusiasmada le dijo -
¡No lo puedo creer! ¿Pero eso es verdad?
-
¿Ves? Estoy mojada. Estoy chorreando- dijo Andrea - Ha sido muy divertido.
Mientras sucedía esto, Sofía volvía a su clase. Se despidió con un chapoteado abrazo de la gota, le dio las gracias y le dijo: -
¡ven pronto, ha sido genial!
Hizo cataploff! Y entró en su clase con un salto feroz, mojándolo todo. Salpicando las mesas, las sillas, la pizarra y a la seño Mari pepa, que gritó: -
Ahh! ¿Qué es esto? ¿De dónde vienes?
Cuando Sofía terminó de contarle todo, la seño le contestó: -
Tienes mucha fantasía, no sé yo si eso es verdad, qué cosa más rara.
-
Seño, de verdad. ¡Tienes que venir conmigo!- imploraba Sofía.
La seño se quedó perpleja, viendo a Sofía con el uniforme chorreando y el pelo mojado, sabiendo que no decía mentirijillas sino toda la verdad. Mari Pepa dijo: -
Bueno si es así, un día iremos toda la clase a ver El Arco Iris, en una gota de agua.
-
¡Vale! Y con mi hermana también- replicó Sofía.
La seño Ana también le dijo a Andrea que un día irían todos juntos al arco iris a merendar con la luna. Cuando acabó el cole, Sofía recogió a Andrea, y cogidas de la mano, dando vueltas en círculo cantaban: -
Clac, clac, dame tu mano, echa a volar, Clac, Clac, será divertido, será fenomenal
-
¡un día vamos a ir todos juntos a volar con la gota de lluvia! 10
-
¡Corre! ¡Se lo contamos a mamá!
Y juntas salieron al encuentro de su mamá que estaba esperando a la puerta del colegio. Y colorin colorado, el cuento de la gota de lluvia se ha terminado. ¡¡Es la hora de dormir princesas!
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