by: Linda de Haan Stern Nijland Ilustrado por:
Beargara
Erase una vez una anciana reina y un joven principe heredero que vivían en un grandioso castillo de oro. Un día, la reina decidió que antes del verano el principe debería casarse y ocupar el trono. -!Despierta! le gritó la reina, tu y yo tenemos que hablar.
NO PUEDO MÁS!!
Tienes que casarte y punto!!
El principe apartó su desayuno. Se le quitaron las ganas de comer porque la reina hablaba… y hablaba… y hablaba sin parar.
No sé qué te pasa. Todos los príncipes se han casado menos tu! A tu edad yo ya me había casado dos veces.
La reina siguiĂł hablando hasta la noche y el principe completamente mareado, por fin cediĂł. -Esta bien, madre. me casarĂŠ. Pero no conozco a ninguna princesa que me guste.
Por tu futura felicidad!
Aquella noche la reina buscรณ su lista de princesa y no hubo castillo, ni torre, ni palacio al que no llamara.
A la maĂąana siguiente se presentĂł la primera princesa.
La princesa Diana de Austria interpreto una estridente opera en honor al principe. pero antes de que acabara ya la habĂan echado.
La princesa Lina llegó desde Chile haciendo malabares y magia, la única que se divirtió fue la gata.
La siguiente fue Andrea, una sonriente princesa que llegó de Groenlandia. Pero no impresionó a nadie...
...así que fue un encuentro rapido con el principe antes que saliera por donde entró.
!Vaya, con brazos tan largos seguro que puede saludar a todo el pueblo, dijo el principe.
Pero la princesa Japmaputtin, de Bombay, empleรณ sus largas piernas para salir del palacio
La reina y el principe ese miraron con tristeza. Ninguna de las princesas le habĂa gustado.
Un momento -Sonaron las trompetas- TodavĂa queda una princesa. !Cha cha chaan! Les presento a la princesa Maya y a su hermano, el principe RubĂŠn.
De pronto el principe se quedรณ sin respiraciรณn y su corazรณn empezรณ a latir muy rapidamente. Quedรณ deslumbrado, fue un flechazo.
Que principe tan guapo!!
Que principe tan guapo!!
Fue una boda muy especial, la reina lloraba de felicidad sin parar. Maya estaba muy feliz por su hermano y decorĂł la boda. Todo el reino y las princesas asistieron.
Desde entonces los prĂncipes viven juntos como rey y rey. y la reina por fin puede descansar. Y asĂ, vivieron felices por siempre.
Llega la hora de casar a un príncipe para que pueda empezar a reinar un país lejano. Su madre, harta de la soltería del príncipe y de su falta de interés en encontrar pareja, decide convocar a todas las candidatas del Reino para que elija. Ninguna será de su agrado. A todas irá descartando; unas por aburridas, otras por demasiado altas... Hasta que por fin llega la última de las candidatas, acompañada de su hermano, el príncipe Azul. Aquí el corazón de nuestro protagonista se acelerará y el flechazo será inmediato. Pero no por la dama, sino por el caballero.