La Muñeca Pantalones

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El cuento de la Muñeca Pantalones Por Mariví Muñoz Díaz


Érase una vez una muñeca que vivía en una casa fuera del pueblo. La muñeca se llamaba Pantalones, era muy bonita y tenía unos pantalones preciosos. Su dueña era una niña que se llamaba Maribel y, al principio, siempre jugaba con la muñeca y era muy cariñosa con ella. Pero un día empezó a tirarle de los pelos hasta que se los arrancaba.


La muñeca Pantalones quería defenderse pero las muñecas no pueden moverse. Llena de dolor y de pena porque su dueña le estaba haciendo tanto daño, a Pantalones, no se sabe porque hechizo mágico, se le cayó una lágrima. En ese momento, cuando la lágrima tocó el suelo, se levantó una nube de polvo mágico, que cuando desapareció, dejó ver al Hada Madrina de las muñecas. Maribel se llevó un susto de muerte y, antes de darse cuenta, estaba recibiendo una buena regañina del Hada Martina, que así era como se llamaba el Hada de las muñecas.


El Hada preguntaba a Maribel que si no le daba pena hacer sufrir a una muñeca tan indefensa y le dijo que la iba a castigar por sus malos tratos. El castigo fue de una forma que nunca antes se había hecho. El Hada Madrina, con su varita mágica, tocó primero a Maribel y la convirtió en muñeca. Una muñeca con muy malos pelos, toda despeinada y sucia y le dijo: Durante un día entero estarás convertida en muñeca y te dejaré en manos de quién hasta ahora estabas maltratando tú, de la muñeca Pantalones. Y dicho esto, dirigió su varita


hacia la muñeca Pantalones y la convirtió en una niña. Era una niña preciosa, con unos ojos dulces y una sonrisa encantadora. El Hada Martina le dijo a Pantalones: Tienes todo el día para hacer lo que quieras con esta niña convertida en muñeca, Maribel, que tan mal se ha portado contigo. Y en ese momento, con otro golpe de varita mágica, del Hada desapareció. Pantalones se quedó un momento mirando a Maribel y acordándose de todas las cosas malas que le


había hecho. Pero como tenía un corazón muy grande y unos sentimientos hermosos, lo que hizo inmediatamente fue lavar a Maribel incluso con champú y peinarla y vestirla con unos vestiditos muy lindos. Y se llevó todo el día jugando con Maribel. Maribel se acordaba de las perrerías que unos momentos antes le estaba haciendo a Pantalones y se arrepentía viendo como ella ahora la cuidaba y la mimaba de esa forma. Era tan grande su arrepentimiento que, sin darse cuenta, fue a ella a quien se le cayó una lágrima. Y lo mismo que había pasado antes, cuando esa lágrima llegó al suelo, volvió a levantarse otra nube de polvo de la que apareció otra vez el hada.

Cuando el hada vio lo que estaba pasando se enterneció tanto que decidió levantar el castigo a Maribel y una cosa mejor.


Con su varita mágica hizo el mejor hechizo de su vida y convirtió a Maribel otra vez en niña y a Pantalones la dejó como niña también para siempre A partir de ese momento Maribel y Pantalones fueron las mejores amigas y fueron muy felices y comieron perdices.


Mariví Muñoz Díaz Marzo-2008


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