EXPOSICIÓN DE HONOR
GASTÓN UGALDE - ATEMPORAL -
ATEMPORAL
Cecilia Bayá Botti Curadora Gastón es el artista que tiene más talleres de los que uno pueda imaginar. Hace que la montaña, el altiplano, el Salar de Uyuni, la selva, el lago Titicaca, Londres o su casa de Sopocachi en La Paz se conviertan en su taller; dependiendo de donde lo lleve su mente, su corazón y su espíritu. Y así es que hace más de medio siglo va creando obras con cualquier material; pintura, sal, tierra, metal, papel, piedra, hielo, pigmentos, vidrio, coca, textiles, con el cuerpo, con videos o con fotografías. Pero eso no es lo más importante. Lo que importa es que su obra emociona, cuestiona, confunde, impacta, inspira, gusta, disgusta, incomoda o sorprende. Lo que no hace, es dejarte indiferente. Su inagotable energía y sagacidad; esa ¨ habilidad para comprender las cosas y percibir con claridad lo que conllevan¨, la capacidad de estar siempre vigente y renovarse constantemente hace que sea un artista atemporal. En esta exposición de honor presentamos cinco salas que contienen los últimos trabajos de Ugalde en video y fotografía producidos en el Salar de Uyuni, además de 3 instalaciones con obras que abordan asuntos sensibles que nos afectan como habitantes de este territorio, en primera instancia, y de todas maneras al resto del mundo, provocando cambios nocivos de gran impacto. Temas que nos sacuden; el rumbo del parque natural Madidi; el desborde en la producción de la milenaria hoja de coca. El polvo codiciado. La extracción de mineral que está carcomiendo al emblemático Illimani y el mayor yacimiento del nuevo oro blanco - el litio del salar de Uyuni - . La exposición de honor para Gastón Ugalde surge de una iniciativa del espacio de arte Manzana 1, dirigida por la artista Ejti Stih, para enaltecer la trayectoria de este gran artista que deja marcas profundas donde vaya, como boliviano destacado. Como curadora invitada es un desafío. No es tarea fácil realizar una exposición individual de Gastón Ugalde por muchos motivos - entre ellos - sus permanentes viajes, su manera particular de crear y trabajar en lugares remotos que dificultan contactarlo y poder realizar una programación precisa y compleja producción de sus provocativas ideas. Obra:
ETÉREO
Materiales: Coca - Viento - Metal - Acrílico
FOR EXPORT TIPNIS ILLIMANI
COCA LITIO
Gastón Ugalde y el arte boliviano Roberto Valcárcel, THD, T.C.I
En el arte boliviano, la segunda mitad de los años setenta continúa marcada por aquella dicotomía típica de los sesentas descrita por la historiografía nacional, dicotomía entre el costumbrismo y la pintura social por un lado y la pintura abstracta y no figurativa por otro. Las vertientes de costumbrismo y la pintura social fueron sin duda el indigenismo, el muralismo mexicano y otras corrientes latinoamericanas, cada cual con sus correspondientes cánones y paradigmas, mientras que la pintura abstracta hacía obviamente referencia al expresionismo abstracto europeo y norteamericano de los años cincuenta). Dicha dicotomía alcanzó la forma de un impasse, callejón sin salida, punto muerto, estancamiento, atascamiento, en el sentido que ninguna de las dos alternativas proponía en la práctica, en los hechos, un plan, un futuro, un desarrollo ulterior del arte. Ambas posibilidades pregonaban ser vanguardia, pero en el fondo la rigidez de sus reglas y conceptos les impedía no solo superar a la otra, sino también superarse a sí misma. Las dos corrientes fueron, a mi entender, profundamente conservadores al plantear cada cual unos rígidos y bien definidos paradigmas de los cuales no pudieron nunca liberarse. Es en ese momento en que irrumpe la figura de Gastón Ugalde en la escena artística boliviana como una verdadera fuerza revitalizadora. A tiempo de ser sinceramente indiferente a estas dos posibilidades que se evidenciaban en el arte boliviano, Ugalde plantea, propone ( y no a nivel teórico sino a nivel de acción, a través de su obra), un tipo de arte que literalmente abre las puertas del arte boliviano al arte postmoderno, al arte contemporáneo y al arte del siglo 21. A continuación, tratando de ser lo más breve posible, enumeraré algunos rasgos del arte de Gastón Ugalde que fueron substanciales para lograr empujar (o jalar, si se prefiere) el arte boliviano más allá de la dicotomía figurativo-social-nacional / abstracto-internacional. (Debo, en honor a la verdad, indicar que por supuesto hubo algunos otros artistas, pocos, aislados, que aportaron de manera individual a este proceso, tal el caso de Inés Córdoba, por ejemplo; pero dado que este texto se refiere al aporte de Ugalde, voy a centrarme y concentrarme en él.)
GLOCALIDAD
Lo que diferenciaba a los artistas del impasse de los setenta era que los unos se consideraban LOCALES y los otros INTERNACIONALES.
Los unos miraban con su obra “para adentro” mientras que los otros miraban “hacia afuera”. La obra de Gastón Ugalde resuelve el aparente dilema de manera contundente y evidente. Nunca dejó de ser “boliviano” o inclusive “andino” y nunca dejó de usar un lenguaje visual que opere perfectamente en un contexto internacional, no como arte exótico-étnicooriginario sino como un arte genuinamente contemporáneo.
MATERIALIDAD
Ugalde no es un artista descriptivo, ni un artista ilustrador. Él prescinde, como buen artista contemporáneo, de la representación o de la “figurita”. Lo que nos lleva a preguntarnos en qué consiste la “bolivianidad” de la obra de Ugalde, y la respuesta es sorprendente y evidente: Los materiales. Este artista ha producido y sigue produciendo trabajos con barro, adobe, piedra y pedrones, metales, tejidos andinos, sal en bloques, sal en polvo, arena, hojas de coca en cantidad considerable… todos estos materiales no son pasajeros ni casuales, son una constante en su trabajo y operan no en un sentido narrativo sino en un sentido connotativo a partir de sus texturas, olores y colores, materiales (al menos en nuestro imaginario) bolivianos por excelencia. Aún cuando Ugalde recurre a sofisticadas técnicas de última generación como hologramas o fotografía digital en altísima resolución, lo fotografiado incluye de manera recurrente los materiales ya mencionados. Ugalde es sumamente boliviano a partir de la materialidad en su obra.
EXPERIMENTACIÓN
A mi mejor entender, Gastón Ugalde fue el primer artista boliviano en usar la palabra investigar no en un sentido académico, científico, detectivesco o teórico sino en un sentido estrictamente artístico. Ya hacia 1978 algún entrevistador le preguntó “Y qué está Usted haciendo actualmente en el arte, con su arte?” A lo cual Ugalde responde: “Estoy investigando… etc. etc.” Lo cual ubica a nuestro artista en el ámbito de un arte que no hace algo que ya hay, no hace algo que ya se hizo, sino que mediante su obra, a través de la manipulación de los materiales, investiga las posibilidades del arte como tal. No busca innovar. No busca renovar. Busca crear. Esa viene a ser por antonomasia la definición de “arte contemporáneo”. El arte indaga las posibilidades del arte. Ugalde es sumamente contemporáneo a partir del carácter investigativo de su obra. Investigativo en el sentido de no dogmático, no obsesivo, no paradigmático, no definido.
EQUILIBRIO
obra es la que nos permite asociarla con experiencias conocida, mientras que la disposición de los elementos y las relaciones entre ellos, la composición (sintaxis) de la obra son parte del mencionado proceso de investigación. No quiero concluir este texto sin mencionar el hecho de que Gastón, a pesar de la aparente seguridad que irradia y a pasar de su imponente presencia física, muestra a través de su obra una característica humana que parece que se está perdiendo: la sensibilidad. Creo que ese factor es el que redondea o completa su perfil de artista en el más noble sentido de la palabra.
Ugalde investiga mediante la experimentación en obra. Ese carácter investigativo le lleva a una renovación permanente. Paradójicamente, Ugalde es un artista que, sin dejar de ser él mismo, nos sorprende constantemente. Su obra logra ser constante, cambiando. El delicado equilibrio entre lo conocido y por conocerse, presente en toda su obra, es lo que nos permite identificarnos con cada pieza suya aún cuando no logremos “entenderla” en su totalidad. Toda obra de Ugalde encierra un misterio.
POLISEMIA
Los trabajos de este artista tienen un marco semántico muy bien definido, pero dentro de este marco, los significados no quedan predeterminados. En otras palabras: Cada obra de Ugalde no es un cuentito ni una descripción ni una representación. No tiene un mensaje único que pueda ser descifrado. Pero al mismo tiempo, la obra no es una adivinanza: Nos lleva a pensar y a sentir ciertas cosas, cierto tipo de cosas que reconocemos, a pesar de que no acabamos de entender el misterio. Precisamente, la materialidad de la
Obra:
REQUIEM A C H NO 17
Materiales: Mesa invertida Polvo blanco Espejo
21
4
Gastón Ugalde: Más allá del tiempo Pablo Cingolani
Su desembarco en Santa Cruz de la Sierra, la reina-madre de las ciudades de las llanuras del centro-oeste, del corazón continental sudamericano, no hace más que ratificar eso y amplificarlo. El público cruceño, a través de la muestra-homenaje a su obra, titulada con certeza prospectiva y visionaria como Atemporal -el buen arte lo es, todo buen arte lo es, el arte de Gastón Ugalde es, sintéticamente eso: es algo - atemporal - podrá acercarse, a través de lo expuesto y lo que verá en la muestra y lo que experimentará en contacto e interactuando con ella, con todas las dimensiones de la obra de Ugalde, todos los formatos y todos los materiales que Gastón utiliza para crearla: el hielo, la arena, la piedra, el viento, la sal, en suma: la montaña misma, provocando y promoviendo un diálogo creativo entre geografías y sensibilidades diversas pero que conducen a un solo destino: a la vivencia y a la conmoción estética, esa que nutre y libera el alma, esa energía, también atemporal, que condensa y da sentido a eso que conocemos como Arte.
El salar y Gastón: una canción de redención
Si hay dos realidades que se parecen y se reflejan entre sí, que se parecen y se reflejan entre sí, que se complementan entre sí, que se conjugan; si hay dos sueños que se amalgaman, se funden, se vuelven uno solo: Eso son el salar de Uyuni y Gastón Ugalde. El salar y Gastón son, casi-casi, una sola cosa. El salar de Uyuni, de antiguo: conocido también como el salar de Tunupa. Tratase del lago salado más grande del mundo. Casi 12 mil kilómetros de sal cuajada -como diría el Padre Barba en su descripción del siglo XVII que se constituyen en el paisaje más alucinante y onírico que aún existe -o que todavía puede verseen la Tierra. Gastón Ugalde o El Artista: Gastón, es, quien puede dudarlo, El-Artista-Boliviano-por-Excelencia. Multidisciplinario, multipremiado, itinerante, nómade expresivo y nómade existencial, creativo sin cura, amante-poeta y guerrero como a él mismo le gustaba definirse, ha ido encontrando en su lúcido peregrinar por el camino del arte hecho en Bolivia, los rostros de la tierra, las hojas de coca,
las marchas campesinas e indígenas, la piedra, el aguayo, como la materia prima fundacional de toda creación. Pero si algo, algo que funde espacio, tiempo, materia, misterio y cosmos en una sola dimensión, algo marcó a Ugalde en su derrotero, ese algo fundamental y que trasciende, eso es el Salar de Uyuni. El salar, quien puede dudarlo, es un espacio ritual, ritualizado y ritualizante. Cuando lo conoces y lo ves por primera vez, quedas paralizado: el flujo energético del salar y sus propios ritos empiezan a penetrarte y a envolverte y allí es donde regresas al sentido, pero ya eres distinto, ya el salar te ha transfigurado... Con Gastón, hemos ido muchas veces juntos al salar. Pero una vez fuimos también en compañía de Ted Carrasco, el gran escultor boliviano, y de Grancine Secretan, otra gran artista amante de los Andes. Ted, nunca había visto el desierto blanco, y cuando lo tuvo ante sus ojos, la sal radiante, el cielo reverberándola, sólo puedo pronunciar una frase que nunca olvidaremos: “Así debe ser la muerte, así de bella...”. Para quienes sentimos lo natural en toda su potencia y creemos que el fin de la vida es sólo un paso, un tránsito, es glorioso sentir que el más allá que nos espera sea la piel blanca del salar, sea esa muerte blanca que también profetizó la niña Allys en La cruzada de los niños de Marcel Schwob. Gastón se enamoró del salar no sólo a primera vista sino para siempre. Y volvió su espacio inabarcable, su propio taller artístico, su propio hogar existencial, su amparo cósmico. Durante varias décadas, arropado sólo por la sal y el viento que baja de los cerros, experimentóe hizo de todo: instalaciones, performances, pinturas, esculturas de sal, esculturas con sal, videos, land art, body art, fotografía, todo, como dije; todo. Su devoción por el salar floreció en pacto creativo. Mama Tunupa -la diosa tutelar del infinito blanco- lo hizo su hijo y el viene y va por el mar de sal, y yendo y viniendo por esas inmensidades albas que tal vez no tengan nada comparable en el orbe que conocemos, encontró su huella y su lugar en el mundo, y nos legó un tesoro que, encontrarlo o soñarlo es lo mismo, ya que está hecho de la tremenda sensación de belleza y bienestar que irradia el salar y que Gastón supo captar como ningún otro ser humano que habita este planeta. Si hay algo que agradecerle al arte es su atrapante capacidad de evocarlo todo. Si hay algo que agradecerle a los verdaderos artistas es el covertirse
en el medio para que eso suceda. Si hay algo que agradecerle a un artista como Gastón Ugalde es que eso que te conecta, eso que te suceda adentro y que lo evoca todo, te sacude todo, te inspira todo y que se llama arte, él lo haya logrado vivir y transmitir desde la pakarina, el centro de origen, la Madre de Toda la Sal de la Tierra y por lo mismo La Madre de Toda la Belleza: el inigualable e inolvidable espacio sagrado que conocemos como el salar de Uyuni.
pero porque todo eso se conjuga, se funde y se expresa a la vez en la más poderosa belleza que uno pueda admirar, rozar o dejar penetrar en el alma, sentir hasta el final. La epifanía estética que provoca la montaña, la belleza de la montaña, esa nutrición salvaje que la labra y la alienta, ha sido un imán en la historia humana, ha sido un faro para la sensibilidad, descarnada, de los hombres.
Gastón es su chamán. Gastón es su guardián. Bienvenidos a su lar, bienvenidos a su espejo más intimo, su espejo de vida y obra, su espejo donde -si nos animamos- también podemos mirarnos. Es el espejo más hermoso y sereno que la Madre Naturaleza ha regalado a la Humanidad para sentir que siempre, siempre podemos redimirnos. Eso: una canción de redención. Eso es el salar. Y Gastón Ugalde lo sabe mejor que nadie. Por eso, lo comparte aquí con todos nosotros. A celebrar el hallazgo.
Recinto de lo sagrado, santuario de la naturaleza, templo de la voluntad y la vitalidad. Tan solo por eso, por ese tesoro que brinda la montaña-que es un secreto a voces, es su testimonio y su gracia-, las cordilleras devinieron en un ámbito de búsqueda espiritual y de prueba existencial.
La montaña es un entorno único
Es la grandeza monolítica de aquello que se eleva y, elevándose, acaricia el cielo. Es la apasionada forja de la perfección colosal, de aquello que carece de comparaciones, porque nada atesora más impotencia.
Nada es así de magnífico, ni carga tanta majestad como la montaña. Y esa majestad es, a la vez, tan serena, tan sublimemente victoriosa, que sólo se explica por esa pétrea humildad que la eleva y la eleva y nos demuestra lo pequeño que podemos ser si no abrimos los ojos. Conmoverse frente a una montaña es la experiencia más profunda que podemos sentir. La montaña nos brinda, sin pedir nada a cambio, algo de esa dignidad sin mácula y sin alteraciones, siempre vigente, siempre presente, y al hacerlo, nos devuelve humanidad. Nos procura un espejo donde esa humanidad, la nuestra, la de todos, pueda reflejarse así como es. así como somos o no somos, o queremos ser.
La montaña es un entorno de revelaciones
Por su majestad, por su serenidad, por su dignidad, como ya decíamos,
Esas revelaciones de las montañas han inspirado a profetas, a guerreros, a poetas. Esas montañas, esas mismas montañas, no podían dejar de cortejar, no podían dejar de inspirar, no podían dejar de conmover a alguien de sensibilidad extrema y que, además nació en su seno, vino al mundo entre los venados de los Andes que protegen a la ciudad de La Paz, en Bolivia. Me refiero a Gastón. A Gastón Ugalde.
GASTÓN UGALDE, EL ARTISTA BUSCADOR
Carlos Villagómez
En 1950 se publicó Nayjama de Fernando Diez de Medina. En esa “introducción a la mitología andina”, Diez de Medina crea Nayjama, un ser andino lleno de misticismo y ansiedad por conocer su origen y su destino: camina, explora y busca en el territorio andino la verdad que le permita superar su angustia existencial. Y de angustias existenciales se nutren los artistas. Es un lugar común decir que los artistas buscan toda su vida; pero, muy pocos son exploradores empedernidos y buscan en lugares. Muy pocos tienen algo de Nayjama. Creo que mi amigo Gastón es de esos pocos. 1 Preguntarás por qué le decían "buscador". Y fue que un día, hallándose absorto en la contemplación del paisaje, los compañeros le dijeron: —¿Por qué nos huyes? —No os huyo —contestó— sino que busco. —¿Y cuál es tu búsqueda? Nayjama alzó los ojos y clavando la vista en el horizonte lejano, respondió: —Voy tras la huella de la gesta andina. Entonces ellos se mofaron de sus palabras: —¿Por qué loqueas? Deja de soñar, ven con nosotros; ¿O es que pretendes dar vida a una fábula? Mas él, sin alterarse, les contestó: —Voy a fabular la vida. Aunque, a los más afectados y escrupulosos críticos, les parezca extraño aquí en Bolivia pueden ocurrir ciertas acciones que deben ser catalogadas como interpretaciones artísticas contemporáneas e inéditas. Son prácticas artísticas contemporáneas que fabulan la vida. De esas acciones, que no son observadas por la sensibilidad local, voy a comentar dos que a mi juicio son destacables. Y, además, me atrevo a definirlas como una tendencia de “arte de apropiación geográfica” o mejor, como un “arte de pertenencia”. Es un arte que nace de exploraciones que van tras una verdad y que, a la manera del pensamiento clásico, construye belleza. Si nos atrevemos a extender el significado de la belleza matérica, esa que subyace en un producto físico, hacia una experiencia etérea y fugaz,
es posible comprender esa propuesta. Gastón, para transmitirnos esa experiencia, documenta cada apropiación geográfica y la proyecta a nosotros en diversos formatos: instalaciones, performances o fotografías. Pero, a mi en particular, me interesa el acto esencial, la gesta primigenia, el tránsito fugaz por esa geografía. Como lo expresa Diez de Medina en el texto citado: “Cuando Nayjama supo que su verdad era el sentido de la tierra, dióse a recorrer la comarca andina con pasión inmensa”. Parafraseando esa cita: “Gastón supo que su verdad artística estaba en el sentido de la tierra”.
2 Efímero primero
En octubre de 1994 Gastón Ugalde junto a varios colegas realiza, a mi entender, el momento artístico más importante de la segunda mitad del siglo XX. Comentado en un anterior ensayo, la experiencia del Eclipse en el Salar debe ser comprendida como una manera artística de apropiarse del lugar y como apropiación colectiva: obras y movimientos en un infinito lienzo en blanco sobre nuestra tierra. La espera y las acciones ahí desarrolladas, bajo la inenarrable luz de un eclipsado sol negro, deben ser interpretadas como una obra colectiva de minúsculas presencias humanas, de sombras efímeras y de siluetas impalpables que se movían sobre ese inmenso lienzo que tuvo, momentáneamente, el brillo cósmico de un eclipse solar. Comenzó en ese momento mágico una nueva versión del arte boliviano en la conjunción sensible y efímera del hombre y la naturaleza. No como un vulgar recorrido turístico sino, por el contrario, como una experiencia estética fundamental y precursora de nuevas tendencias para nuestro arte. Los lienzos ahí pintados por cada uno de los artistas invitados fueron quizás lo menos importante de ese momento artístico. Lo fundamental, creo, es el hecho de incorporar a nuestro bagaje artístico la apropiación de nuestro paisaje natural. La búsqueda del vacío existencial planteado por las vanguardias constructivistas de principios del siglo pasado es interpretada aquí de otra manera. No se trata de pintar las ausencias, sino de tomar el vacío geográfico del Salar de Uyuni como el receptor artístico de nuestra expresión artística de la precaria modernidad que nos tocó vivir. Un nuevo tipo de lienzo es incorporado para el ejercicio de la creatividad de los artistas locales: nuestro soberbio paisaje andino. Reiterar la pintura de ausencias, el “Blanco sobre Blanco” de Malevich, es quizás ocioso o peor aún, infructuoso para recrear el vacío existencial enganchado a
nuestra modernidad. Por ello, nuestro artista buscador se renueva instintivamente y encuentra una alternativa mestiza: viaja hacia las soledades salinas encontrando al lugar como a un alma gemela, como a su “alter ego geográfico”; para reiniciar, de una manera contemporánea y artística, los rituales prehispánicos. Mientras otros pintores sedentarios relamían sus trazos en un lienzo estático, el artista nómada, gestó la apropiación colectiva del Salar (en el plano cósmico y existencial del chipaya) para fundar nuevas alternativas.
identidad local, de otras performances que buscan la condescendencia internacional. Son los rastros fugaces de un hombre mestizo sobre nuestro sitio como los de Nayjama; rastros que huyen de las versiones matéricas y pueden construir una veta artística tan ilimitada como nuestro territorio. Es la versión más sutil de la fugacidad de los gestos artísticos de nuestra confusa modernidad; es una búsqueda auténtica y local de la nada sobre la nada, de huellas efímeras sobre la sal o la nieve, huellas sobre el lienzo más blanco y sobre el lienzo más alto.
3 Efímero segundo
Cuando Nayjama hubo llegado a la suma comprensión del suelo y de la raza, preguntó a la Montaña: — Madre Veraz: ¿a dónde iré? Y la montaña contestó: Ve a servir a la muchedumbre que te espera. Porque amar es servidumbre. Soñar es servidumbre. Crear es también servidumbre. Entonces Nayjama interrogó: — ¿Alcanzaré la nueva aurora? Y la montaña repuso: —Olvida la victoria y el fracaso: trabaja para el tiempo. "Pacha" no mide el tamaño de sus pasos. ¡Sé! No importa el resultado.
Los nevados son fuerzas sagradas, dioses manifiestos. Pero siempre hay uno que señorea la cabalgata de las cumbres. "Illimani" es el Caudillo del Ande. Nuestro Illimani ha sido y es motivo constante de inspiración y tormentos artísticos. Arturo Borda lo retrató de muchas maneras y para la pintura fue, quizás, la última versión posible que sea capaz de conjurar, en la paleta, el espíritu de nuestra montaña. En todas esas versiones pictóricas existe un punto de visión común: desde aquí hacia la montaña. Con esa reducción de la perspectiva ¿qué alternativas quedaban a los pintores del siglo XX para desarrollar una nueva versión? Sensible a sus Andes, Gastón realiza, a principios de este milenio, otra de sus acciones como “arte de apropiación del lugar”: trepó la montaña tutelar. Cuando me enteré que llegó a la cima del Illimani no lo considere como una hazaña de un alpinista sino, por el contrario, sentí que era otra acción artística hacia más alto de nuestra sensibilidad paceña. Decidió atrevidamente subir acompañado por el incansable “Pata de cabra”; dejar atrás al biógrafo Cingolani y al inseparable Masmo; y, paso a paso sobre el eterno piso blanco, llegar a la cima. Y desde allí, en lo más alto de la geografía paceña ver una nueva perspectiva artística: Desde la montaña a la ciudad. Tuvo Gastón una envidiable visión de nuestra ciudad andina. Por ello, ahora siento que en cada versión pintada del Illimani que contemplo, existe esa otra mirada que, desde un punto microscópico de nuestro monumental centinela, puede dirigirse hacia nosotros. Sin desdeñar el trabajo de otros artistas locales, creo que el arte como “apropiación geográfica” de Gastón Ugalde, es una de las alternativas más singulares de nuestra producción actual. Difiere de las acciones de “land art” de Richard Long o Robert Smithson y se distancia, como propuesta con
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Manzana 1, Santa Cruz de la Sierra - Bolivia, 13 de Septiembre - 21 de Octubre, 2018.
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