ESCUELA TÉCNICA SUPERIOR DE ARQUITECTURA – ETSA UNIVERSIDAD DE VALLADOLID – UVA
URBANIZACIONES CERRADAS: EL TRIUNFO DE UN MODELO DE SEGREGACIÓN SOCIO-ESPACIAL: Bajo los aspectos de la seguridad y del status
Marcella BELLODI GERBASI Teoría de la Ciudad y Debates Urbanos
Valladolid/2016
URBANIZACIONES CERRADAS: EL TRIUNFO DE UN MODELO DE SEGREGACIÓN SOCIO-ESPACIAL: Bajo los aspectos de la seguridad y del status GERBASI, M.B. 1
Resumen Este artículo trata de la propagación de las urbanizaciones cerradas, modelo de expansión urbana que se desarrolla en las últimas décadas del siglo XX, y hasta los días de hoy, es un elemento muy reproducido en las ciudades de todo el mundo. El artículo busca discutir el triunfo de esto modelo, desarrollando un hilo de causa y consecuencia y analizando eso fenómeno a partir de dos aspectos clave: la seguridad y el status. Acercase de estas cuestiones con el objetivo de plantear diferentes interpretaciones relacionadas al modelo; y aborda incluso las posibles consecuencias de la creciente reproducción de urbanizaciones y condominios cerrados para el espacio urbano de las ciudades y para la vida pública. Palabras claves: Urbanizaciones cerradas, condominios cerrados, segregación socio-espacial, seguridad urbana, expansión urbana.
Abstract This article is about the spread of closed urbanization, an urban expansion model developed in the last decades of the XX century and up to the present it is a model reproduced in cities all over the world. This article seeks to discuss the success of this model developing a guiding principle of cause and consequence, and analysing this phenomenon from two main aspects: security and status. We approach these issues in order to propose different interpretations related to the model and also to discuss the possible consequences of the growing Estudiante de Arquitectura y Urbanismo en la Universidade Estadual Paulista “Júlio de Mesquita Filho” – UNESP (Brasil) en intercambio en la Universidad de Valladolid – Uva (España). 1
reproduction of urbanization and gated communities for the urban areas of cities and public life. Key words: Closed urbanization, gated communities, socio-spatial segregation, urban security, urban expansion.
"[...] Uma cidade sem portas, de casas sem armadilha, um país de riso e glória como nunca houve nenhum. Este país não é meu nem vosso ainda, poetas. Mas ele será um dia o país de todo homem.” Carlos Drummond de Andrade 2
2
"[...] Una ciudad sin puertas,
de casas sin trampas, un país de sonrisa y gloria como nunca hubo ningún. Eso país no es mío ni vuestro aún, poetas. Pero ello será un día el país de todo hombre."
1. Introducción
1.1.
Contextualización y Surgimiento de las Urbanizaciones Cerradas
Las formas de expansión y crecimiento urbano de las ciudades se expresan de diferentes maneras en el tiempo y en el desarrollo de la civilización. La morfología espacial de las ciudades siempre estuve conectada con la dinámica socioeconómica de la sociedad; el trazado urbano y la forma de ordenación del territorio son reflejos directos de la forma de vida de una determinada población. El territorio de una nación, un país, una provincia, una ciudad o hasta mismo un pueblo, es resultado de una serie de acciones de agentes distintos, desde el estado hasta el individuo. El sistema económico capitalista, el avanzo de la tecnología y la Revolución Industrial, en el siglo XVIII, trajeron muchos cambios en la estructura de las ciudades, especialmente, para los grandes centros urbanos. Con el desarrollo de la industria, del mercado financiero y de la sociedad en general, las ciudades empezaron a sufrir con el aumento de la población y el éxodo rural. No había espacio suficiente para todos en los centros urbanos, que se transformaron en escenarios de hacinamiento y malas condiciones de vida. Desde entonces, muchas formas e ideologías de expansión urbana surgieron, diversos estudios y teorías fueron desarrollados y mucho fue hecho a lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX. Los tiempos cambiaron, así como la sociedad y la estructura de las ciudades, pero hasta los días de hoy, organizar el territorio urbano, direccionar el crecimiento y las transformaciones del territorio aún es un reto – tanto para el estado, cuanto para los urbanistas. En el final del siglo XX una nueva forma de urbanización se hizo notar las urbanizaciones cerradas - patrón que ha siendo reproducido en larga escala en muchos países. Los ejemplos más notables se desarrollaron en los Estados Unidos, en la América Latina y, en su mayoría, en países “emergentes”, en desarrollo económico – donde existe una gran desigualdad social entre clases.
La desigualdad social y la pobreza están íntimamente conectas con la existencia de la violencia y del crimen en las ciudades. Los procesos de transformaciones urbanas y ensanches suelen excluir las clases menos favorecidas, que terminan por quedar en los espacios remanentes del tejido urbano – acción que potencializa la segregación social y el crecimiento de la violencia. Junto a esto, nace – en las clases medias y altas – los sentimientos de inseguridad y miedo; totalmente vinculado al ejercicio de la vida urbana. La principal justificativa de las urbanizaciones cerradas es el miedo de la violencia, del crimen y la inseguridad que es vivir en el medio urbano. Esto modelo de urbanización surge, substancialmente, como un mecanismo de defensa de las clases favorecidas – que ve la privatización de la ciudad y el rechazo de la vida urbana como solución. El miedo y la inseguridad hace con que abandonen el espacio público y las calles; las clases bajas no tienen otra alternativa, sino que vivir en este espacio que, además de ser escenario de la violencia, carece cada vez más de vida pública. O sea, las urbanizaciones cerradas son más una forma de segregación social incrustada en la ciudad, en el tejido urbano y en el referencial simbólico de la población. Aún que tenga variaciones, la característica principal es siempre mantenida: el cierre, la segregación ante la ciudad y el espacio urbano público. La crecente reproducción de esto modelo de urbanización en las ciudades cambia el paisaje urbano y más que eso, cambia el carácter de los espacios públicos, los tipos de interacción urbana y la cualidad de la vida pública en las calles (CALDEIRA, 1997). Este artículo trata del triunfo del modelo de urbanizaciones cerradas, de su propagación y las consecuencias de esto para el espacio de las ciudades. Para desarrollar un hilo de causa y consecuencia el artículo analiza eso fenómeno a partir de dos aspectos clave: la seguridad y el status, matices intrínsecas a este tipo de formato urbano que, además de lo definir, lo sostiene.
1.2.
Urbanismo
Securitario
y
Arquitectura
Defensiva
Con la creciente negación de la vida pública y el aumento de la violencia y de la inseguridad, surge entonces un ramo de la urbanística moderna: el urbanismo securitario. Una corriente del urbanismo que nace para suplir la creciente demanda de seguridad en las ciudades y en el espacio público. El objetivo mayor del urbanismo securitario es pensar y desarrollar ambientes urbanos “auto-protectores”, que por su propia configuración espacial ofrezcan seguridad a la población. Esta ramificación del urbanismo estudia estrategias y métodos de planeamiento urbano que cambien la percepción y la capacidad de aprehensión del transeúnte en relación al espacio; y también como el espacio – sus características y calidades – puede influir en el comportamiento de los habitantes, reduciendo o induciendo la violencia y el crimen. La cuestión es hacer con que el urbanismo de las ciudades promuevan la llamada “vigilancia natural” – termo muy utilizado por los especialistas en el asunto, en especial, la escritora norteamericana Jane Jacobs – que es la posibilidad de “ver y ser visto”, o sea, propone la securización del espacio de las ciudades a través de la animación urbana y el fomento de la vida pública (JACOBS, 2011). Dentro de este contexto surge también el concepto de “Espacio Defensivo”, propuesto por el arquitecto y urbanista Oscar Newman en sus libros Defensible Space. People and design in the violent city (1972) y Creating Defensible Space (1996). El concepto habla de la creación de espacios autodefendibles, espacios que – por su configuración – puedan proveer la vida urbana, creando espacios saludables, de encuentro, que faciliten la mirada del usuario y que, consecuentemente, reduzca los espacios sin uso, oscuros, los obstáculos visuales - entre otros caracteres, que resultan en espacios propicios a violencia y el crimen. Segundo Newman (1972), “El espacio defendible es un concepto de áreas residenciales que inhibe el crimen por medio de la creación de una expresión física de un tejido social que defiende.” Un espacio defensivo es aquel en que el diseño físico proporciona el contacto, el convivio público, la vigilancia natural; conformándose así, como un
espacio próvido de territorialidad – otro concepto muy utilizado por Newman. Crear espacios defensivos refuerza la territorialidad del ambiente, la identificación del usuario para con su vivienda (NEWMAN, 1972), preceptos importantes para disminuir la criminalidad. Otro concepto que se puede articular con los estudios y estrategias del urbanismo securitario es la prevención situacional,
[…] una estrategia del mantenimiento del orden en el espacio y a través del espacio que combina dos elementos: impedir que ocurran hechos delictivos o considerados como tales, y permitir a la policía o incluso al ejército una mayor eficacia en la represión. (GARNIER, 2014, p. 2).
La prevención situacional aplicada al urbanismo, propone la anticipación de situaciones que generen crimen, violencia o inseguridad a través de la adopción de dispositivos de vigilancia (GARNIER, 2014). O sea, significa dotar el territorio con mecanismos de defensa – sean ellos físicos o electrónicos -, no es una solución a los problemas sociales y la inseguridad urbana, sino que una actitud de emergencia y de ablandamiento. En la actualidad el reto de los urbanistas y del urbanismo securitario es hacer con que el espacio urbanizado sea defendible, además de conciliar seguridad y urbanidad – hacer acogedores los espacios que securizan. La demanda por seguridad tampoco podría dejar de reflejarse en la forma arquitectónica de los edificios, entonces junto con el urbanismo, surge la arquitectura defensiva. Mientras que en urbanismo son las estrategias de defensa y protección que son integrados en el planeamiento, en la arquitectura son los artefactos con finalidad securitaria, que son integrados a los proyectos e edificios. El propio diseño físico de la arquitectura incorpora los cambios que la defensa impone; en los días de hoy, un proyecto - cualquier fuera el tipo o uso del edificio -, posee, claramente, arreglos, influencias y elementos que promuevan seguridad.
Los artefactos y dispositivos securitarios ya están más que presentes en la arquitectura de las ciudades, son fácilmente identificables y nortean los proyectos. Tales características fueron incorporadas a lo largo de las últimas décadas, creando así hasta un estilo, una estética de la seguridad, asunto que será abordado en uno de los puntos de discusión principal de esto artículo.
1.3.
El termo “Enclaves Fortificados” y su caracterización
Las urbanizaciones cerradas manifiestan se de diferentes formas, en variados tipos, y como ya fue dicho, nace como una estrategia de defensa de las clases favorecidas, un mecanismo de separación de clases; un nuevo tipo de vivienda fortificada – que contempla las funciones de vivir, trabajar, consumir y entretener –, destinada a las elites sociales que desean aislarse del ambiente urbano caótico. Existen, hoy en día, muchos términos para referirse a las urbanizaciones cerradas: comunidades cerradas, condominios cerrados, gated communitties y así como los términos sus tipos cambian también. Suelen aparecer en dos formatos principales: como predios de departamentos verticales u horizontales con lotes de suelo para construcción de casas. Los tipos pueden variar pero los principales elementos, que caracterizan eso modelo, están siempre presentes y son fácilmente identificables. Las funciones principales de estos elementos son garantizar la fortificación física del territorio, el aislamiento para con la ciudad, proveer seguridad, garantizar la homogeneidad social y dotar esas áreas con servicios y equipamientos que sustituyan el papel de los espacios públicos de la ciudad. La intención es abiertamente segregacionista y las características que viabilizan esto son: las barreras físicas de las comunidades, como muros, grades, puertas, vallas y la creación de espacios vacíos que crean distancia e intimidan la aproximación de los peatones; la presencia de sistemas privados de control y vigilancia, desde equipamientos tecnológicos hasta los equipos de guardias; el diseño y organización espacial anti urbano (rechazando la orientación a la calle); la independencia y autosuficiencia en relación al núcleo
urbano y, por fin, la prevalencia del ámbito privado en detrimento del público – para que cumpla las funciones públicas, pero siempre de manera segregada (CALDEIRA, 1997). Otro interesante concepto muy difundido en los estudios de comunidades cerradas es lo de “Enclaves Fortificados”, utilizado por la profesora de planeamiento urbano y regional Teresa Caldeira en su libro Ciudad de Muros (2000) y en sus diversas publicaciones en la área de la sociología y antropología urbana. Segundo Caldeira, los enclaves fortificados son
[…] propiedades privadas para uso coletivo, são físicamente isolados, seja por muros, espaços vazios ou outros recursos arquitetônicos; estão voltados para dentro, e não para a rua; são controlados por guardas armados e sistemas de segurança privada que põem em prática regras de admissão e exclusão. (CALDEIRA, 1997, p. 159).3 […] espaços privatizados, fechados e monitorados para residencia, consumo, lazer ou trabalho. Esses espaços encontram no medo da violencia uma de suas principais justificativas e vêm atraindo cada vez mais aqueles que preferem abandonar a tradicional esfera pública das ruas para os pobres, os “marginais” e os sem-teto. Enclaves fortificados geram cidades fragmentadas em que é difícil manter os principios básicos de livre circulação e abertura dos espaços públicos. (CALDEIRA, 1997, p. 155). 4
3
[...] propiedades privadas para uso colectivo; son físicamente aislados, sea por muros,
espacios vacíos u otros recursos arquitectónicos; están ubicados para dentro, y no para la calle; son controlados por guardias armados y sistemas de seguridad privada que ponen en práctica las reglas de admisión y exclusión. 4
[...] espacios privatizados, cerrados y monitoreados para residencia, consumo, ocio o trabajo.
Estos espacios encuentran en el miedo de la violencia una de sus principales justificativas e atraen cada vez más aquellos que prefieren abandonar la tradicional esfera pública de las calles para los pobres, los “marginalizados”. Enclaves fortificados generan ciudades fragmentadas, donde queda difícil mantener los principios básicos de libre circulación y apertura de los espacios públicos.
Los enclaves fortificados son marcados por la presencia de equipamientos de control y seguridad, cameras, vallas eléctricas, portales electrónicos, guardias armados y etc. Todas estas barreras cumplen la función de hacer el control social de entrada y permanencia de estos espacios (control de acceso); ya que la homogeneidad social es carácter primordial. Las clases medias y altas desean el aislamiento y repudian la heterogeneidad de las calles y el convivio urbano. Otra gran característica que sostiene el concepto de enclave fortificado es la autosuficiencia, a causa del rechazo de la vida y de la esfera pública, el residente del enclave debe poseer todos los servicios y equipamientos que deja de disfrutar en la ciudad, dentro del condominio; así tornase cada vez más independiente del centro urbano. Dotados de diversos servicios que van desde empleados domésticos, actividades deportivas, limpieza hasta la recreación de los niños, los enclaves suelen tener un ejército de empleados que sirven la elite. Los empleados deben ser mantenidos bajo control y separados físicamente, algo que genera otra importante característica del modelo: la existencia de la entrada de servicios, perpetuando la antigua idea de la separación física como una forma de prestigio de clase (CALDEIRA, 2000). Los equipamientos colectivos, las áreas comunes dentro de los condominios también son muy diversificados, piscinas, solarios, pistas polideportivas, gimnasios, instalaciones frecuentemente lujosas y que en su mayoría no tienen que ver con espacios creados para generar sociabilidad y sentimiento de comunidad entre los vecinos, sino que representar la ostentación y la riqueza de los residentes. En resumen, los enclaves surgen en el tejido urbano como “burbujas protectoras”, como una burbuja de realidad ficcional, creada y sostenida por la segregación espacial, por el aislamiento, por la distancia del contacto con el mundo real y con el heterogéneo.
2. La Seguridad como Presupuesto de la Diseminación del Modelo
Con el aumento de la violencia, del crimen y del miedo, las viviendas – de todos los tipos – pasaron por un proceso de enclaustramiento: la necesidad de cercar y cerrar. La creciente demanda por seguridad en el medio urbano hizo con que la población adoptase de modo general estrategias, dispositivos y una infinidad de elementos que garanticen la seguridad. O sea, el lenguaje securitario no es exclusiva de las urbanizaciones cerradas, sino que está presente en toda la ciudad, en las viviendas, edificios públicos, privados y hasta en los espacios libres. La seguridad ya no es demanda exclusiva de los ricos, las clases bajas y medias también la adoptan. Residir en fortalezas, viviendas cerradas y protegidas de todas las formas, empieza a traer sensación de protección y, paradójicamente, de libertad; el modelo pasa a ser asociado a calidad de vida. Los residentes suelen demostrar satisfacción al vivir en sitios y viviendas cerradas, no relacionan el enclaustramiento como algo negativo; vivir en aislamiento, ahora, es considerado lo mejor (CALDEIRA, 1997). La demanda por seguridad ha guiado muchas transformaciones en la ciudad y en las viviendas, el lenguaje se difundió de modo que terminó creando un estilo, una estética de la seguridad, ampliamente asociada al status y al prestigio social – asunto que será abordado en el próximo punto del artículo. Los muros, puertas, vallas y todo más lo que cierra, limita y enclaustra una edificación han adquirido una expresividad de estilo. Transformados en un lenguaje “artística” fueron desasociados de su aspecto negativo de control, prisión y se construyen en el referencial de la población como algo deseable y de prestigio.
Todos los elementos asociados a la seguridad se volvieran parte de un nuevo código para la expresión de la distinción, un código que llamo «estética de la seguridad» […] un código que incorpora a la seguridad en un discurso sobre el gusto […]. (CALDEIRA, 2000, p. 354).
La estética de la seguridad es de hecho una forma de expresión social, un medio de afirmar su posición delante de la sociedad – mismo que en escalas y formas variables – y se hace presente en las viviendas de todas las clases; “las cercas y muros hablan sobre distinción y constituyen estilos de proyectos”. (CALDEIRA, 2000, p.361).
Vivir atrás de muros y cercas es una experiencia cotidiana […] y los
elementos asociados a la seguridad constituyen un tipo de lenguaje a través del cual las personas de todas las clases expresan no solo el miedo y la necesidad de protección, sino también movilidad social, distinción y gusto. A pesar de que ese lenguaje tiene varios dialectos de clase, también tiene algunas características generales que atraviesan a todas las clases. Para todos los grupos sociales, la seguridad es un elemento a través del cual las personas piensan su lugar en la sociedad y materialmente crean su espacio social. (CALDEIRA, 2000, p. 354).
Sin embargo, la seguridad no aparece solamente en la caracterización física de esto modelo urbanístico, sino también en su esencia – el modelo de vida propuesto para los que residen allí. El mercado inmobiliario ejerce importante papel en la difusión de estos conceptos, el miedo y la garantía de seguridad son elementos obligatorios en el discurso del marketing inmobiliario de las urbanizaciones cerradas. La venta de condominios cerrados es, en realidad, la venta de seguridad – que logra un fuerte carácter adquirible. La contradicción es notable, los emprendimientos de este tipo venden seguridad, a través de diversas formas que fomentan la segregación espacial y de clases y, consecuentemente, la violencia y el crimen. Creados como una estrategia de protección, estos emprendimientos urbanos (enclaves fortificados), tienen en el miedo y en la inseguridad la mayor justificativa de su configuración espacial; segundo Caldeira (2000), “el miedo del crimen es usado para legitimar medidas progresivas de seguridad y vigilancia”. La excusa de aislarse se funda y se establece en la necesidad de seguridad y protección, pero no es difícil notar, por detrás de esta excusa, una creciente
obsesión por la segregación de clases. Las personas – de las clases más favorecidas – ven el espacio de la ciudad como amenaza, crean una aversión a otras clases, a mezcla y al convivio social; y repudian el contacto con el heterogéneo.
3. La
Construcción
de
un
Símbolo
de
Status
Apropiando se de la estética de la seguridad, y del miedo como excusa, los enclaves fortificados son, en los días de hoy, un modelo urbanístico que viene triunfando. Su reproducción alrededor del mundo está casi siempre integrada a los conceptos de status, lujo y exclusividad. Un modelo urbanístico que se mostró muy lucrativo y exitoso para el mercado inmobiliario. Como ya fue dicho en el punto anterior del artículo, el marketing inmobiliario utiliza el miedo y la seguridad para vender sus emprendimientos; pero, más que eso, el mercado inmobiliario prohíja herramientas y estrategias que han convertido el enclaustramiento en símbolo de status y objeto de deseo de toda la población. El aislamiento y el enclaustramiento pasaron por un proceso de re significación para otorgar status en vez de estigma (CALDEIRA, 2000). Los anuncios y la publicidad inmobiliaria venden mucho más que un conjunto de viviendas, venden un estilo de vida, lo que llaman “un nuevo concepto de vivienda”. Crean una imagen alrededor de los condominios cerrados como si fuera un producto exitoso, que genera cualidad de vida e inversión financiera. Los anuncios proponen exclusividad, lujo, vigilancia, un ambiente harmónico y feliz, además de seguro y contralado – obviamente; vivir en los enclaves fortificados nunca fuera antes tan relacionado con tener cualidad de vida y prestigio social (CALDEIRA, 2000).
Para las clases media y alta, la creación de una residencia está mediada por anuncios publicitarios y por las industrias inmobiliaria y de la construcción […] esos anuncios elaboraron lo que llaman «un nuevo
concepto de vivienda» y lo transformaron en el tipo más deseable de residencia. Este «nuevo concepto de vivienda» articula cinco elementos básicos: seguridad, aislamiento, homogeneidad social, equipamientos y servicios. La imagen que otorga el mayor status (y es más seductora) es la de la residencia enclaustrada, fortificada y aislada. (CALDEIRA, 2000, p. 321).
Este “nuevo concepto de vida” es dotado de inúmeros atributos simbólicos, que expresan la segregación social como un valor y son los responsables por transformar los enclaves fortificados en residencias de prestigio. El concepto de vida, que proponen los anuncios, muestra la imagen de un ambiente aislado, cerrado, protegido, vigilado y principalmente homogéneo; utilizan atributos espaciales – como la ecología, la salud y la orden – para atraer el consumidor, utilizan símbolos representativos de cualidad de vida y tranquilidad de forma a persuadir el residente, atingirlo en su sensibilidad. De esta forma, vivir en condominios cerrados, se convirtió en un concepto arraigado en el imaginario y en el ideario de la población, directamente enlazado con cualidad de vida; la residencia colectiva y cercada, es considerada como el más prestigioso y deseable (CALDEIRA, 2000, p.320). De una forma general, todas las clases asocian vivir dentro de estas fortalezas como algo ideal, es “el triunfo ideológico de la ciudad cerrada” (BARAJAS, 2005, p. 185).
4. Conclusión
Sea cuales sean las causas del triunfo de las urbanizaciones cerradas, los más necesario es debatir acerca de la reproducción del modelo en el espacio urbano; ya que el urbanismo no es una ciencia aplicada apenas para reparar las enfermedades urbanas, sino también orientar la expansión de las ciudades, con el objetivo de prevenir el crecimiento fortuito, que genere caos y desorden.
Lo que preocupa los urbanistas y sociólogos de la actualidad es la implosión de estos formatos urbanos cerrados y la forma ideológica como se penetra en el referencial simbólico de la población. En realidad, las urbanizaciones cerradas son nada más que segregación socio-espacial materializada e incrustada en el territorio: la segregación representada físicamente en la ciudad. Como ya fue dicho, los enclaves fortificados no son proyectados para proveer contacto con la calle, por lo contrario, a rechaza; es el carácter anti urbano en su más evidente expresión. Lo que vemos es la difusión de un modelo de urbanización que genera muerte de la vida urbana, aniquila la vida en las calles, la vida pública; todo lo que se hace necesario para obtener un espacio urbano saludable, sostenible y seguro. Es aún un paradójico social, pues es vendido como la solución para la inseguridad urbana y, todavía la publicidad y el status que lo añaden, ocultan sus reales secuelas para el trazado urbano, para la vida pública y para la dinámica socio-espacial de las ciudades.
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