EPISTEMOLOGÍA DE LA CRIMINOLOGÍA CRÍTICA

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EPISTEMOLOGÍA DE LA CRIMINOLOGÍA CRÍTICA


REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR UNIVERSIDAD YACAMBU MAESTRÍA EN CIENCIAS PENALES Y CRIMINALÍSTICAS

UNIDAD II

INTEGRANTES: Yaneth Palomino Marlen Godoy Frelitze Mejias María Valecillos


Mariel Gonzalez

Marzo, 2013 La Psicología y Sociología de la producción de conocimiento. Se produce en el siglo XX la fragmentación definitiva de esa Racionalidad, con mayúsculas, de la que comenzábamos hablando ya desde los tiempos de la Antigua Grecia. Y ello ocurre principalmente en tres ámbitos: la Filosofía, la Sociología y la Psicología, áreas meta cognoscitivas o meta científicas, pues aquí nos incumben en cuanto que se refieren al conocimiento y a la Ciencia. Podemos decir que si algo va a caracterizar este reciente período en el ámbito de la Filosofía y como veremos, también en el de la Sociología y la Psicología- es la importancia que se va a otorgar al lenguaje, produciéndose el así llamado “giro lingüístico”. Durante el s. XX y ya desde sus comienzos- el lenguaje se convierte en objeto de estudio por derecho propio. Si hasta el momento el interés de la Epistemología se había venido fijando en el ajuste entre la mente y la cosa recordemos: de ahí derivó el criterio de Verdad como correspondencia, o podemos referirnos a la “metáfora del espejo de la Naturaleza”, la filosofía del giro lingüístico tomará como objeto las relaciones entre la “palabra” y la cosa. Se considera –claro que con distintos matices- que el lenguaje media en nuestros procesos perceptivo-cognitivos y /o constituye la realidad. La existencia humana se contempla ante todo como existencia de un ser hablante, dominado por el lenguaje. Si antes el centro de la Epistemología era el Sujeto de Conocimiento, en la primera mitad del s. XX lo será el “Lenguaje” ideal, lógico/matemático y en la segunda mitad, el “lenguaje” el cotidiano, los “juegos de lenguaje”. Volvamos nuestra mirada al ámbito de la Sociología del Conocimiento, de la Ciencia y del Conocimiento Científico27, y a lo que en ella venía ocurriendo durante el s. XX, paralelamente a lo acaecido en el ámbito de la Filosofía, y digamos en primer lugar que el panorama de la Sociología del Conocimiento en el s. XX es complejo, siendo éste el siglo de su expansión y consolidación. Señalemos, brevemente, que en Europa aparece –allá por los años treinta y cuarenta- la Escuela de Frankfurt, en la que destacan Adorno (Adorno, 1975;


Adorno y Horkheimer, 1971; Adorno et al., 1972) , Horkheimer (1973a, 1973b, 1974), Marcuse28(1968 a, 1968b) o Fromm (1966, 1986), escuela que tratará de llevar a cabo una síntesis entre Marx y Freud. Desarrollan estos autores una Teoría Crítica –con pretensiones emancipatorias- en la que analizan los supuestos implícitos y los juicios de valor existentes en las teorías científicas. Igualmente, será objeto de sus ataques el predominio social de los aspectos tecnológicos, en los que ven una muestra del imperio de la razón instrumental (los medios)29 sobre la Razón (los fines) (cf. Horkheimer, 1973 a). Según los teóricos de Frankfurt, la Ciencias Naturales y Sociales positivistas tratan de dominar el mundo, pero han excluido del debate los fines y valores sociales. Desarrollarán más adelante estas ideas autores como Foucault (1978, 1988, 1999) o Habermas (1966, 1987). Al otro lado del Atlántico, en los Estados Unidos, florece una orientación pragmatista en Filosofía que tendrá notable influencia en la Sociología, en la que destacan –a caballo entre los s. XIX y XX- Peirce, Dewey y James. Quedémonos, en el ámbito de la Epistemología, con la idea de que los dos primeros sostienen una teoría de la verdad basada en el acuerdo en el método empírico, mientras que James sostendría un concepto de la verdad como utilidad, como aptitud de nuestras ideas para adaptarse satisfactoriamente a la realidad. Estos autores influirán, junto con el evolucionismo de Spencer, en el enfoque sociopsicológico del autodenominado “Conductismo Social” el nombre de Interaccionismo Simbólico será acuñado luego por Blumer (1982) de George H. Mead. Este autor mantiene la primacía de lo social sobre lo individual y así afirmará que el pensamiento “es simplemente la interiorización de este proceso social” (Mead, 1972 pág. 47). Es importante destacar la que propiamente puede considerarse como la primera generación de sociólogos del conocimiento en Norteamérica es la que cuenta entre sus representantes a Veblen, Znaniecki o Sorokin, los tres de origen europeo. Se encuentra en Veblen la idea de que existe una “conexión entre hábitos de vida, hábitos de pensamiento y tipos de conocimiento” (Lamo de Espinosa, et al. 1994 pág. 381). Este autor, en su The Place of Science in Modern Civilization (1906) lleva a cabo un análisis sociológico de la ciencia moderna,


distinguiendo entre una actitud pragmática que lleva a la tecnología- y una curiosidad ociosa la ciencia, el conocimiento como fin en sí mismo. Florian Znaniecki (1944) en su The Social Role of the Man of Knowledge (original de 1940), nos ofrecerá una tipología de “hombres de conocimiento” asesores tecnológicos, sabios, académicos y creadores; además, su posición como investigador ha sido calificada por Lamo de Espinosa et al. (1994) como antiepistemológica: para Znaniecki, el sociólogo debe atenerse a la regla de la “modestia incondicional”, dejar a un lado su propio criterio de validez teórica y aceptar la definición de la situación que realiza el propio sujeto investigado, considerar el conocimiento como aquello que éste toma como válido. Pitirim A. Sorokin (1962, 1966) realiza una sociología de carácter idealista, donde los tipos conciencia cultural (las “mentalidades culturales” supra- sistémicas: los tipos “ideacional”, “sensorial” e “idealista”) tienen prioridad sobre el ser social y determinan diferentes sistemas epistemológicos, gnoseológicos, filosóficos, éticos, artísticos, políticos, económicos y de personalidad. En otro orden de cosas, Sorokin defenderá la autonomía institucional de la Ciencia. El punto de encuentro entre Marx y Wittgenstein lo hemos situado en la idea de que juegos de lenguaje remiten a una forma de vida, lo cual si Wittgenstein entiende en un sentido naturalista, nosotros incorporando a Marx vamos a tomar en un sentido sociopsicológico. El enlace entre lenguaje y actividad es en la teoría wittgensteiniana una condición necesaria para el establecimiento del significado; se trata de un requisito gramatical. Llega ahora el momento de analizar el sentido en que decimos que el juego de lenguaje remite a la forma de vida social, considerando que ésta es una afirmación de naturaleza empírica. Como tal, se dice en el marco gramatical del juego de lenguaje wittgensteiniano marxiano, pero los mecanismos que enlazan pensamiento, lenguaje y vida han de buscarse en una ciencia sociopsicológica. Tal respaldo empírico puede encontrarse en la obra de psicólogos como Jean Piaget, Lev S. Vygotsky y en la línea de investigación sociolingüística de Basil Bernstein y sus continuadores, autores todos que explícitamente reconocen que sus elaboraciones teóricas están en deuda con el pensamiento marxiano.


La Concepción Interpretativo- Simbólica: La Teoría interpretativa tiende a tener estudios muy significativos y complejos donde varios autores simplifican su género funcionalista concretado en un entorno ciclo social donde imperan estudios de conducta percepción y análisis persuasivos del ser humano. La sociología interpreta esa conectividad del hombre con las demás ciencia aplicadas en diferentes funciones pudiesen

ser

interpretadas

para

coaccionar

en

las actitudes y

y como formas

interpretativas en diversas actividades en la vida humana. La sociología interpretativa se manifiesta los planteamientos que hacen surgir la teoría del encuadre o del framing. Sin embargo, el concepto como tal aparece en el ámbito de la psicología y es Erving Goffman, quien, al recogerlo en su trabajo, añade los matices sociológicos que adoptará el término también en los estudios de los medios de comunicación. Todas las aportaciones de estos estudios se han englobado en lo que en el mundo científico, incluso en el castellano parlante, se ha denominado como teoría del framing. Hay que precisar que utilizando el término inglés, se ha pretendido asumir una postura ecléctica que concilie las distintas traducciones posibles, como "enfoque", "encuadre", "marco" o incluso "formato". Alfred Schütz (1899-1959) sociólogo y filósofo austriaco, de origen judío, introductor de la fenomenología en las ciencias sociales. Nació en Viena, donde estudió leyes y economía con, entre otros, Hayek y von Mises. Exiliado desde 1933, llegó en 1939 a Estados Unidos, donde, pudo integrarse en la Nueva Escuela de Investigación Social de Nueva York. El individuo que actúa en el mundo procura cambiar el mundo que lo rodea. La situación biográfica condiciona el modo de determinar el escenario de la acción, interpretar sus posibilidades y enfrentar sus desafíos. La "vida cotidiana" es el ámbito donde viven los actores, donde formulan los proyectos de acción, y donde Schütz aplica la Teoría de la acción. Sus investigaciones abordan las relaciones intersubjetivas que establecen los actores sociales. El observador-científico, por su parte, estudia la "vida cotidiana" y, al


hacerlo, interpreta la conciencia del actor que vive en ese mundo. Schütz, utilizando la fenomenología como método-teoría, trasciende interpretaciones emanantistas de la conciencia para postular una epistemología social. Existe consenso respecto del carácter interpretativo y comprensivo que tiene la

propuesta

sociológica

formulada

por

Alfred

Schütz.

Sus

principales

investigaciones giran en torno al actor social, al ámbito en el cual éste se relaciona con otros actores y a las características que tienen los "proyectos de acción" que ellos formulan. Los actores sociales desarrollan sus vidas en el "mundo cotidiano", afirma este autor. Schütz aborda el estudio del actor desde una perspectiva fenomenológica, por lo cual se acepta que sus trabajos adoptan un carácter claramente subjetivo. En rigor, se debe decir que estudia el problema de las relaciones intersubjetivas que establecen los actores en la "vida cotidiana" y, a través de ellas, incursiona en temas que trascienden una concepción inmanentista del Sujeto. La tarea del observador "léase investigador social" compromete, decíamos, una tarea descriptiva, comprensiva e interpretativa del significado subjetivo de la acción del actor, es decir, en este sentido podemos hablar de una especie de paso o salto cualitativo que realiza el observador y que, al mismo tiempo, tiende a superar, o al menos a distanciarse, del modo como se abordan los estudios tradicionales sobre este tema. La tradición epistemológica de carácter puramente objetivista concibe la conciencia del actor desde una perspectiva topográfica, tanto en el rol de actor como en la función de observador. En este aspecto, es necesario reconocer que nos encontramos en un punto esencial donde Schütz y Weber, por ejemplo, tienen planteamientos coincidentes: ambos conciben la idea de acción social con un carácter relacional es decir, entre dos actores y donde la intención de ambas conciencias adoptan un carácter claramente subjetivo. El pensamiento de Schütz corresponde a una especie de almacenamiento de vivencias, previas a la acción presente. Estas vivencias incluyen las experiencias directas que ha tenido el actor y aquellas que le han sido transmitidas por el Otro,


sea en forma oral o escrita. El conocimiento que constituye este "acervo" proviene de las experiencias que ha tenido el Sujeto y de los conocimientos que hereda socialmente. Las vivencias ayudan al actor a un desempeño más adecuado en la "vida cotidiana" y le permiten asumir, describir y resolver las nuevas situaciones que debe experimentar en el "mundo de la vida". En el caso del observador científico, el "acervo de conocimiento" también cumple una función de insumo; sin embargo, los recursos a los cuales recurre le son útiles en los procesos de interpretación. De aquí, que la etnometodología sostenga que en las ciencias sociales todo es interpretación y que "nada habla por sí mismo"; que todo investigador cualitativo se enfrenta a un montón de impresiones, documentos y notas de campo que lo desafían a buscarle el sentido o los sentidos que puedan tener. Este "buscarle el sentido" constituye un auténtico "arte de interpretación". Existe una distinción, puesto que las "formas sociales" a diferencia de los organismos se encuentran más allá de la simple determinación de sus conexiones y leyes funcionales. Por eso debe realizar el proceso de comprensión de la acción de los individuos partícipes. Por eso se habla en este caso de explicación interpretativa, específica de los conocimientos sociológicos y definidos por el carácter esencialmente hipotético y fragmentario de los resultados alcanzados por la interpretación. El interaccionismo simbólico es una de la orientaciones metodológicas que comparten las ideas básicas del proceso hermenéutico, o interpretativo. Trata de comprender el proceso de asignación de símbolos con significado al lenguaje hablado o escrito y al comportamiento en la interacción social. Según Williams (1999), el interaccionismo simbólico se puede considerar como la escuela más influyente y exitosa de sociología interpretativa, si este éxito lo evaluamos por el volumen de trabajos empíricos publicados y por la integración de la teoría y el método. La ideología fundamental del interaccionismo simbólico, tanto teorética como metodológica, fue estructurada por Herbert Blumer (1954, 1966, 1969)


con su amplia influencia, a través de la docencia, en las universidades de Chicago y Berkeley. En general, la reflexión de los interaccionistas simbólicos –como la de cualquier autor que considera la mente humana como una dotación cuya naturaleza es esencialmente hermenéutica (Heidegger, 1974)– define el análisis de la acción humana, de cualquier acción humana, como una ciencia interpretativa en busca de significado, no como una ciencia experimental en busca de leyes. Sin

embargo,

esta

orientación constructivista no

es

necesariamente antirrealista, es decir, uno puede sostener razonablemente que los conceptos e ideas son inventados por el ser humano y, no obstante, mantener que estas invenciones corresponden a algo en el mundo real. Quizá, la mejor síntesis de este proceso dialéctico que se da entre el mundo exterior y nuestra realidad interna, la expresó Piaget, al describir los dos procesos

básicos

de acomodación (de

de

asimilación (de

uno

mismo

a

lo

externo

lo

en

externo).

mismo)

Éste

es

y un

proceso “hermenéutico-dialéctico”, en el sentido de que es interpretativo al mismo tiempo que impulsa y estimula la comparación y el contraste entre diferentes construcciones hipotéticas de la realidad en un esfuerzo por lograr la mejor síntesis de la misma. El Interaccionismo simbólico es una ciencia interpretativa, una teoría psicológica y social, que trata de representar y comprender el proceso de creación y asignación de significados al mundo de la realidad vivida, esto es, a la comprensión de actores particulares, en lugares particulares, en situaciones particulares y en tiempos particulares (Schwandt, 1994). Se da aquí una gran similitud

con

el

significado

que

Weber

y

Dilthey

dan

al

término

Verstehen (comprensión). Desde el punto de vista metodológico o de investigación, el estudio de la acción debe hacerse desde la posición del actor. Puesto que la acción es elaborada por el actor con lo que él percibe, interpreta y juzga, uno tiene que ver la situación concreta como el actor la ve, percibir los objetos como el actor los


percibe, averiguar sus significados en términos del significado que tienen para el actor y seguir la línea de conducta del actor como el actor la organiza: en una palabra, uno tiene que asumir el rol del actor y ver este mundo desde su punto de vista. La técnica metodológica fundamental del Interaccionismo simbólico es la observación participativa, especialmente en el contexto y enfoque del “estudio de casos”, ya que sus procedimientos responden mejor, y gozan de un mayor nivel de adecuación, a sus requerimientos: las exigencias del modelo teórico y de explicación. Blumer (1969) objeta aquellas metodologías en que “los participantes… en una organización social son meros medios del juego y expresión de las fuerzas o mecanismos del sistema mismo”, como sucedía en la orientación psicológica conductista. Por el contrario, el Interaccionismo simbólico requiere que el investigador entre activamente en el mundo de las personas que está estudiando para ver la situación como es vista por el actor, observando lo que el actor tiene en cuenta y observando cómo él interpreta lo que está teniendo en cuenta. El proceso de la interpretación de los actores se vuelve inteligible no por la mera descripción de palabras y hechos, sino tomando aquella rica descripción como un punto de partida para formular una interpretación de lo que son realmente los actores (Schwandt, 1994). Escuela de Frankfurt La escuela de Frankfurt surge como grupo filosófico en el periodo posterior a la primera guerra mundial (1922-1985), en un panorama en el que el proletariado no había producido la revolución como lo había previsto Marx, y por el contrario había fracasado completamente en Alemania, aunque se produjo en contextos agrarios como el ruso, con condiciones materiales opuestas a las previstas por Marx, como los países industrializados. Ante esta situación, el papel del intelectual de izquierda resulta profundamente cuestionado, pues se veía ante la encrucijada del pensamiento autónomo objetivo, libre de compromisos, y la respuesta a un compromiso social,- político, que no comprometiera sus propuestas teóricas a


favor de un partido. Los intelectuales de izquierda ven en la integración en un partido, el peligro de transformarse en intelectuales orgánicos. El intelectual orgánico, como es bien sabido, acaba quitándose la cabeza -y no sólo el sombrero- al ingresar en un partido (Cortina, 1985. p. 33). Sin embargo, pervive en el intelectual la necesidad de pensar la teoría en términos de praxis política, reconociendo las implicaciones teóricas de determinadas condiciones sociales de las cuales el intelectual no puede escapar, con lo cual se convierte en una misión filosófica, la ilustración teórica de la acción. Misión que la escuela de Frankfurt tomó como propia y que encontró en la oferta filosófica de la época, a la teoría marxista, entendida como teoría crítica de la economía política, una teoría que trataba precisamente de la acción y la crítica del intelectual hacia el acercamiento teórico a la realidad. En esta línea, algunos autores califican a la Escuela como un grupo neomarxista, debido a la marcada tendencia por la crítica que se constituye en teoría y se opone a la teoría tradicional. Esta teoría -que adquiere el adjetivo de crítica, tuvo que afirmarse frente a toda una tradición filosófica que había expulsado a Hegel del panorama, aunque también fue influida por sus ideas, al igual que a cambios en las condiciones políticas, económicas y sociales, que repercutieron sobre ella. En la época de la escuela de Francfort, el capitalismo occidental, con Alemania como uno de sus representantes más destacados, había entrado en una etapa cualitativamente nueva, dominada por monopolios de expansión y una creciente intervención gubernamental en la economía. Parte de este contexto económico hizo que la escuela fijara su atención en la experiencia de la Unión Soviética. Los primeros teóricos que hicieron parte de ella, se encontraron ante el surgimiento de una nueva fuerza negativa, revolucionaria, que se agitaba en la sociedad, fuerza que puede ser considerada como el agente que realizaría su filosofía así, de la primera generación de teóricos críticos en la década de 1840 podría decirse que la suya era una crítica «inmanente» de la sociedad basada en la existencia de un «sujeto» histórico real (Jay, 1974, p. 86). Sin embargo hacia el final del siglo XX la teoría Crítica se vio forzada a cambiar su planteamiento ante el debilitamiento de la clase obrera revolucionaria. Estos cambios hicieron que la escuela cambiara de sede, lo cual


implicó de manera concomitante un cambio en los planteamientos teóricos que se discutían en su interior, así pues, cuando el Instituto cambia su sede a Columbia University, surge un cambio en dirección pesimista, evitando el uso de términos como comunismo o socialismo y reemplazándolas por materialismo dialéctico o teoría materialista de la sociedad. Esto muestra de manera general la relación que se dio entre el contexto social, político y económico en que surge la Escuela de Frankfurt y la producción intelectual de sus miembros, lo cual también alerta ante la tentativa de pensar la escuela como un todo homogéneo, pues aunque la Escuela de Frankfurt se presenta como el espacio de reflexión de un variado grupo de filósofos unidos por intereses teóricos similares, las propuestas teóricas de sus miembros llegaron a ser muy distintas y en ocasiones divergentes, sin embargo, se podría decir que el tema que une a los distintos autores que hicieron parte de esta escuela, desde Horkheimer hasta Habermas, es la reflexión en torno a la razón, la cual, en oposición a la razón instrumental de la teoría tradicional, se constituye en una razón humana, o como dice Adela Cortina, una razón que pierde todo norte si no hunde sus raíces en el sentimiento. Desde la piedad y desde el dolor, desde el ansia de vida feliz y desde el sueño de emancipación, se pone en camino la auténtica razón de Occidente. El Subcomponente Empírico En el área de las ciencias fácticas, toda investigación parte siempre de una realidad que se plantea como objeto de estudio. De hecho, los procesos investigativos son esencialmente una búsqueda de esquemas que nos ayuden a conocer mejor algún sector de la realidad, con el objeto de poder subsistir ante esa realidad cada vez más eficientemente, de lograr sobre ella un control cada vez más potente y de obtener cada vez mayores ventajas en nuestras interacciones con dicha realidad. Así, el ideal de los procesos de investigación consiste en producir las mejores explicaciones teóricas posibles acerca de algún sector de la realidad (o sea: los más confiables conocimientos posibles), tales que de ellas


puedan derivarse eficientes prototipos de cambio, control, transformación, manejo y comportamiento, en general. Ahora bien, al hablar de realidad se hace referencia al mundo en que vivimos por dentro y por fuera al medio ambiente material o humano y en general, a todo aquello que se nos presente ante nuestro pensamiento como un objeto distinto a él mismo en un momento dado (aun cuando sea nuestro propio pensamiento). En un sentido epistemológico, el término "experiencia" viene, precisamente, a reflejar esa particular relación intelectual en que algo se nos presenta ante nuestro pensamiento como una cosa extraña o distinta a nuestro propio pensamiento y, simultáneamente, como algo que también podría ser extraño o distinto al pensamiento de los demás seres humanos puestos en nuestras mismas circunstancias. De ese modo, la "experiencia" consiste en una relación entre primero, nuestro propio pensamiento como individuos; segundo, alguna cosa cualquiera que se presenta como extraña a nuestro propio pensamiento (que se comporta como "objeto" y que solemos llamar "el mundo" y, tercero, el pensamiento de las demás personas que pudieran estar en nuestra misma situación. Así, pues, mientras el concepto de "realidad" (o de "mundo") remite a una especie de separación entre nosotros y algo más allá de nosotros, el concepto de "experiencia" remite a una vinculación epistemológica entre ambas cosas, pero siempre y exclusivamente por mediación de una referencia ubicada en las demás personas que podrían estar al lado de nosotros. Y de ese concepto de experiencia se deriva el calificativo de Empírico. Así, cuando hablamos del Subcomponente Empírico de los procesos de investigación, nos estamos refiriendo a un sector de la realidad que se presenta como extraño e interesante al pensamiento de un investigador, bajo la presunción referencial de que también resulta extraño e interesante para los demás investigadores y para la humanidad en general. En toda investigación dentro de las ciencias fácticas, y bajo las consideraciones que se acaban de señalar, se delimita y precisa este sector experiencial o empírico que se ha de considerar como relevante y digno de ser estudiado. Partiendo de esa delimitación, se definen las categorías de observación


y, en general, se utilizan las mismas operaciones antes explicadas respecto a las investigaciones descriptivas. La selección de una cierta área empírica, así como sus mecanismos referenciales intersubjetivos y las operaciones de clasificación, definición, agrupación, van predeterminados por los datos del Contexto, de modo que el Estilo de Pensamiento, los Cuerpos Filosóficos y Culturales, los Cuerpos Informacionales y los Cuerpos Procedimentales, tanto de la Organización como de la Persona que investiga, son lo que en última instancia influye en la selección que hace el investigador de un determinado sector empírico y de las formas de tratarlo. Propósito y tesis básica de la teoría crítica En términos generales, caracteriza a la Teoría crítica el rechazo por la justificación de la realidad sociohistórica presente por considerarla injusta y opresora irracional, postulando en su lugar, la búsqueda de una nueva realidad más racional y humana. Desde una perspectiva platónica, la teoría tradicional puede concebirse como: 

Pura contemplación (separada de toda praxis)

Desinteresada

Opera por derivación a partir de principios generales y últimos.

Presupone identidad e inmediatez (sujeto-objeto) y adecuación (concepto-cosa).

Estas formas fueron rechazadas por la Escuela de Frankfurt, e incluso rechazaron también a Hegel respecto a su identificación del sujeto-objeto, racional-real, concepto-realidad (teoría de la identidad). En parte aceptaban cierto irracionalismo en la historia, pero no al punto de Kierkegaard, o de Nietzsche o Bergson: en síntesis, nunca se alejaron de los procedimientos racionales de acceso a la realidad. La racionalidad crítica, se eleva


pues, en un punto intermedio entre el idealismo de la razón hegeliano y el irracionalismo. Se trata de una teoría que aspira a denunciar la irracionalidad en la historia y en la sociedad. El positivismo, también estará en la mira de los teóricos críticos: no compartirán la idea de identificar conocimiento con la ciencia, ni considerar a ésta como todo conocimiento objetivo. Porque simplemente, esto supone atenerse a los hechos desechando cualquier forma de valoración, ya sea positiva o negativa. Principales Características de la Teoría Crítica. Dialéctica

Negativa:

Adorno

niega

que

sea

posible

una

total

conceptualización de la realidad. Hegel recupera la identidad en la síntesis final, aun cuando la negación es parte esencial del su dialéctica. De esta manera, se justifica la identidad en tanto es racional. Si la dialéctica hegeliana es una dialéctica postiva, en contraposición, Adorno propone una dialéctica negativa, a través de la cual afirmará que no todo lo real es totalmente racional. Dialéctica positiva, adquiere la relevancia de una ideología porque su requiere que el sujeto se adecue a la realidad e incluso someterse a ella en la práctica haciendo eterno instante presente y inhibiendo cualquier acción transformadora (revolucionaria).


Mediación: Mientras que en la teoría tradicional se pretende la inmediatez entre el sujeto y el objeto, en la teoría crítica, se firmará que todo conocimiento está determinado por mediaciones, porque la producción teórica no puede existir independientemente de los procesos sociohistóricos y económicos dentro de los cuales han surgido. Esto significa que el contexto histórico determina el objeto y la finalidad de toda investigación de manera tal que ninguna teoría puede ser “imparcial” sino que está signada por diferentes intereses aún cuando una objetividad aparente oculta su inevitable carácter ideológico. Además, el investigador, tampoco puede sustraerse de manera radical, siempre será parte mima del objeto social investigado. De acuerdo a esta perspectiva podría decirse que la especialización de la ciencia transforma el objeto en algo abstracto que conduce, en definitiva, a ocultar la realidad. Pero una visión totalizadora (concepto tomado de Lukácks) podrá transfomar en crítica a la teoría, develando sus aspectos ideológicos. Praxis: La teoría crítica rechazó el principio de “no valoración” como criterio de objetividad teórica que había defendido Weber. Para Marcuse, el problema de la objetividad histórica requiere juicios de valor, lo que implica estar al servicio de la emancipación humana y derivar en una praxis liberadora. ESTRUCTURA DE LA INVESTIGACIÓN: Es un procedimiento científico y sistemático de indagación, recolección, organización, interpretación y presentación de datos e información alrededor de un determinado tema, basado en el análisis de documentos, estos pueden ser: bibliográficos (escritos), gráficos (grabados, mapas), audiovisuales (discos, películas) y otros (muestras). Pasos de la investigación documental. 1. Delimitación del problema 2. Recolección de la información 3. Organización de los datos 4. Análisis de los datos y organización de la monografía


5. Redacción de la monografía e informe de la investigación 1. Delimitación del problema: Consiste en plantear, de manera clara, precisa y concreta, el tema objeto de la investigación, la situación o contexto dentro del que está enmarcado el trabajo o problema y el enfoque que se le va a dar al trabajo. Procedimientos: •Formulación del tema •Hipótesis de trabajo •Propósito de la investigación •Marco conceptual de referencia 2. Acopio de la información: El investigador acude a las fuentes directas de información, visita bibliotecas, sitios de interés, páginas web, donde puede obtener la información requerida para la compilación de una bibliografía general sobre el tema. Procedimientos: •Selección del repertorio bibliográfico y otras fuentes de consulta •Lectura del material seleccionado •Elaboración de fichas bibliográficas 3. Organización de los datos: Se debe organizar un fichero de trabajo que permita clasificar la información para su posterior jerarquización e interpretación en función de la hipótesis de trabajo. Procedimientos: •Organización del archivo de trabajo •Clasificación de la información •Codificación y jerarquización 4. Análisis de los datos y organización de la monografía: En este paso, el investigador estructura y organiza los datos obtenidos en un esquema que le permitirá el desarrollo de la monografía sobre el tema tratado, Es aquí cuando señala

los

procedimientos

Procedimientos:

de

análisis

e

interpretación

de

los

datos


•Validación de la información •Selección de los datos •Elaboración del esquema final •Análisis y organización de los resultados 5. Redacción de la monografía. Acorde al plan elaborado sobre la estructura final del trabajo, se presentan los resultados y hallazgos sobre el tema y se dan a conocer las conclusiones a que llegó el investigador. Procedimientos: Redactar aplicando: •Elementos formales y estéticos de la monografía •Elementos estructurales •Procedimientos para la redacción y presentación de la monografía. •Normas APA Procedimientos de los paso de la investigación documental. Delimitación del tema: •Analizar investigaciones ya realizada •Estudiar en profundidad un tema, leyendo publicaciones al respecto •Revisar las conclusiones de congresos, seminarios u otros encuentros de investigadores •Experiencia de trabajo e intereses personales del investigador La selección del tema se realiza en 2 etapas: •Definición: establecer con precisión el contenido de su investigación y el alcance que tendrá (contenido definido y aspecto específico) •Valoración: analizar si es posible estudiarlo y si vale la pena efectuar ese estudio (originalidad, relevancia y factibilidad) •Precisión y extensión: un solo aspecto del tema.


•Se logra al dividir el tema en todas las secciones posibles, elegir sólo una de ellas y detallar los aspectos posibles a investigar •Redactar preguntas relacionadas con el aspecto •Seleccionar una y ese es posible tema a investigar Contenido: 1.Título y subtítulo de la investigación, 2. Introducción, 3. Objetivos de la investigación, 4. Descripción del contenido (hipótesis de trabajo), 5. Procedimiento metodológico a seguir.

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO. El conocimiento, tal como se le concibe hoy, es el proceso progresivo y gradual desarrollado por el hombre para aprehender su mundo y realizarse como individuo, y especie. Científicamente, es estudiado por la epistemología, que se la define como la 'teoría del conocimiento'; etimológicamente, su raíz madre deriva del griego episteme, ciencia, pues por extensión se acepta que ella es la base de todo conocimiento. Su definición formal es “Estudio crítico del desarrollo, métodos y resultados de las ciencias”. Se la define también como “El campo del saber que trata del estudio del conocimiento humano desde el punto de vista científico”. En cambio, gnoseología deriva del griego gnosis, conocimiento al que también estudia, pero desde un punto de vista general, sin limitarse a lo científico. En la práctica, la gnoseología es considerada como una forma de entender el conocimiento desde la cual el hombre -partiendo de su ámbito individual, personal y cotidiano- establece relación con las cosas, fenómenos, otros hombres y aún con lo trascendente.


Ambas propuestas, epistemología y gnoseología, desarrollan corrientes y sistemas de pensamiento que conllevan abstracciones paralelas en la manera de conocer el mundo. Cada una de estas formas particulares de interpretar el conocimiento tiene 'su' propia visión y por tanto un enfoque parcial para conocer en el contexto la generación y la solidez de su validación y aplicación, pues substancian el conocimiento desde su propia circunstancia. Padrón concibe la epistemología en forma ecléctica a partir del concepto de conocimiento obtenido de la ciencia y la filosofía, y dice: “La epistemología estudia el conocimiento en general, aunque desde el punto de vista filosófico se restrinja a un tipo de conocimiento, el científico, con lo cual el término pasa a ser sinónimo de las expresiones 'filosofía de la ciencia', 'teoría de la ciencia', 'teoría de la investigación científica', entre otros.”

CRÍTICAS DE BASE INTERPRETATIVA Y DE TRATAMIENTO SOCIOHISTÓRICO

La filosofía de Karl Popper tenía como fundamento el Racionalismo Crítico, se enfocaba en hacer críticas a las teorías que imponía la ciencia, oponiéndose al positivismo lógico, igualmente no estaba de acuerdo con el empirismo cimentado en la naturaleza y lo experimentado a través de los sentidos; deja ver que la formación del conocimiento como pieza fundamental, como proceso evolutivo cuyo inicio es el problema con intentos de solución y de intentos fallidos que se excluyen. Esta corriente filosófica se centra en el conocimiento institucionalizado, de carácter sistemático-socializado, reconocido por ser el conocimiento que viene a generar cambios en la sociedad, causa acciones racionales colectivas, produce innovaciones

tanto

instrumentales

como

tecnológicas,

etc.

Presenta

el

conocimiento científico o ciencia de una forma muy peculiar como la variante más representativa y evolucionada del conocimiento institucionalizado o sistemático socializado


Esta tesis sostiene que todo empieza

a partir de problemas y no de

observaciones, o en todo caso a partir de una teoría que ha pasado por serias dificultades, que ha decepcionado determinadas expectativas; se puede indicar que el desarrollo del conocimiento está sustentado en corregir conocimientos anteriores, entonces como puede hablarse de un comienzo; bueno se habla que no hay comienzo, porque a fin de cuentas el comienzo esta cuando inicia la vida. Es primordial tener en consideración que cuando se aborda un problema es necesario en principio entenderlo, y ese proceso de logar entender el problema significa un intento de su solución, aunque se fracase; pues se aprende de esos fracasos. Esa dificultad que representa el fracaso, nos lleva a pensar en mecanismos de aprendizaje a través de los errores, desde allí es que se puede hablar de Discusión Crítica, a ese intento de encontrar soluciones y eliminar errores. Podemos tomar como un ejemplo válido, cuando nos encontramos con un problema simple

que necesitamos y deseamos resolverlo, para ello se debe

enfocar en explicar y comprender lo sucedido bajo la perspectiva del actuar humano y contextos sociales; conllevándonos a actuar de manera apropiada, es decir bajo esa visión de racionalidad;

tomando en consideración que toda

objetividad descansa en la crítica, ya que para el racionalismo crítico, el conocimiento científico consiste en aprender de nuestros propios errores. El conocimiento del hombre

es finito, nuestra ignorancia es infinita y el

aumento del conocimiento depende de la existencia del desacuerdo; por otro lado razón no es todopoderosa, es una trabajadora tenaz, tanteadora, cauta, crítica, implacable, deseosa de escuchar y discutir, arriesgada. La moral debe ser tomada con responsabilidad se debe llevar adelante con el desarrollo del conocimiento, aun con los errores que se puedan cometer, el objetivo es prolongar el desarrollo del conocimiento y este va ligado con la evolución de la vida. Dentro de las obligaciones morales del científico social esta que si descubre instrumentos de poder, especialmente instrumentos que puedan poner en peligro


la libertad debe advertir a la gente y buscar una solución efectiva al problema que se pueda presentar. Con respecto a la historia los teístas se involucran ya que creen en un Díos personal, pero luego la revolución naturalista cambió el nombre de Dios por Historia de acuerdo a Hegel y Marx, al final Karl Popper lo llama Historicismo. Sin lugar a dudas el hombre es un factor importante cuando se habla de historia, tomando en consideración que es un creador de

objetos que

indiscutiblemente han contribuido al desarrollo y progreso de la humanidad, aquí entra también como factor

resaltante conocimiento humano el cual se da

constantemente y es traspasado de generación en generación, creando nuevos enfoques de ello; produciendo nuevas teorías y avanzando en la rama del conocimiento, junto con la historia. Resumiendo todo lo anterior se puede mencionar que el desarrollo del conocimiento consiste siempre en corregir conocimientos anteriores donde se detectó un problema, viene a ser un mecanismo de aprendizaje a partir de un problema o error, en su intento de eliminar este error o problema En cuanto a la sociología del conocimiento, esta plantea que la historia no puede ser una fuente de "datos" a problemática; siempre tiene que ser reconstruida (Weimer, 1974) se entiende que se debe acudir a

consultar las

fuentes primarias, para evitar el extravío a través de las reconstrucciones que se presenten; para la sociología de la ciencia positivista diversas categorías como conocimiento, ciencia y experimentación son inalterables, para la sociología del conocimiento son problemáticas. El hombre de ciencia tiene siempre intereses individuales, genera competencias, aspiraciones, esto es la explicación para entender como manipulan para alcanzar

algunos

ventajas, para el científico individual, la actividad

generadora de conocimientos se vuelve un medio para la ejecución de fines fundamentalmente particulares La sociología del conocimiento, en cambio, reconoce los intereses personales como reflejos de intereses de grupos que provienen, a su vez, de conflictos sociales. Los intereses de los individuos en la búsqueda del


conocimiento están ligados con los intereses de grupos, sea que ellos sean plenamente conscientes o no. Más aún, como los intereses de cualquier grupo, existen solamente en el contexto de otros intereses, los individuos actúan en el interior de un tejido de tales relaciones, que se extienden desde sus ambientes profesionales inmediatos hasta la sociedad entera. En consecuencia, es apropiado para la psicología del conocimiento trazar los intereses intelectuales de los individuos hasta aquellos intereses sociales más amplios que caracterizan a las sociedades en las distintas fases de su historia. "The Social Origins of Modern Psychology" en A. R. Buss (ed.), Psychology in Social Context, New York, Irvington Publishers, 1979, p. 25-44. MATERIALISMO HISTÓRICO El materialismo histórico o la concepción materialista de la historia, es un término inventado por un Marxista ruso de nombre Georgi Plejánov, que refiere a un concepto identificado por Karl Marx, para comprender la historia del hombre. Es una doctrina o método que corresponde al pensamiento de Marx, donde se propone explicar la historia desde la producción práctica de la existencia, la historia no es para Marx una colección de hechos ni una sucesión de categorías tampoco el resultado de la acción aislada de personajes históricos, para esta corriente la historia viene a ser el resultado del modo en que el hombre organiza la producción social de su existencia, esta producción

se revela como algo

protohistórico.

La concepción materialista de la historia, en cuanto a la formación y desarrollo de la sociedad ha sido mostrada como una expresión científica de su pensamiento, la sociedad se dibuja como el resultado de la actividad productiva del hombre, encuentran allí el elemento objetivo, material, mesurable; generador de leyes objetivas como las que pueden resultar de cualquier otra ciencia, Marx la resume de la siguiente manera: En la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas, necesarias e independientes de su voluntad, en relaciones de producción que corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus


fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones constituye la estructura económica de la sociedad, o sea, la base real sobre la cual se alza una superestructura jurídica y política y a la cual corresponden formas determinadas de la conciencia social. En general, el modo de producción de la vida material condiciona el proceso social, político y espiritual de la vida. No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino al contrario, su ser social es el que determina su conciencia. En un determinado estadio de su desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existente o, por usar la equivalente expresión jurídica, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se habían movido hasta entonces. De formas de desarrollo que eran las fuerzas productivas, esas relaciones se convierten en trabas de las mismas. Empieza entonces una época de revolución social. Aquí Marx

afirma que las relaciones de producción no dependen de la

voluntad del hombre y la forma en que producen vida material, condiciona el proceso social, político y espiritual de la vida. El trabajo va a ser la garantía para que el hombre consiga sus medios de subsistencia, y al analizar que el hombre es un ser social y consecuentemente una existencia social, estas actividades no pueden ser aisladas, el trabajo va a ser una actividad social con el cual entra en contacto con los demás; llamando a estas interacciones, relaciones de producción, lo cual representa una estructura económica en la sociedad, la base sobre la cual descansan los elementos jurídicos y políticos El modo de producción se va a mostrar como

una particularidad o

determinada estructura productiva de cada formación social, va a ser su forma de alcanzar los bienes para la subsistencia, siendo esta su base de los elementos que integran la superestructura de dicha formación social, el modo de producción según Marta Harnecker, corresponde a la totalidad social global, es decir, tanto a la estructura económica como a los otros niveles de la totalidad social: jurídicopolítico e ideológico".


De acuerdo a lo expresado anteriormente modo de producción es el resultado de la suma de tres elementos estructurales: la estructura económica, la superestructura jurídico-política y la superestructura ideológica. Aquí se distinguen dos elementos que lo conforman, el primero es la fuerza productiva y el segundo las relaciones de producción; así mismo se encuentran una superestructura en la que se distinguen dos niveles, la superestructura jurídico-política, constituida por los instrumentos de control sociales y políticos correspondientes a las relaciones sociales de producción; y la superestructura ideológica, por la que se justifica el orden establecido mediante una falsa conciencia que enmascara la verdadera realidad. Ambas superestructuras están condicionadas por la estructura económica de la sociedad. Al hablar de fuerza productiva Marx refiere está integrada por la materia objeto de transformación de la cual se espera obtener el producto, además está la actividad del trabajador, la fuerza de trabajo y por último los medios para realizar el trabajo, representado por herramientas o maquinarias. Los seres humanos entran en relaciones de producción (de carácter técnico o social) para poder materializar la productividad de los bienes propuestos, en la relación técnica de producción se refiere a esa relación entre el que produce y el control con los medios de trabajo, por otro lado en las relaciones sociales de producción está enfocada entre los agentes que participan en la producción en cuanto a la propiedad o no de los medios de producción; pudiéndose establecer relaciones sociales de colaboración si todos son propietarios de los medios de producción o relación de explotación si unos son propietarios y los otros no, en este caso la relación es explotador-explotado, si los propietarios viven del trabajo de los no propietarios, relación típica de las sociedades clasistas . De acuerdo a esta teoría de Marx la superestructura jurídico-política está formada por el conjunto de normas, leyes, instituciones y formas de poder político que se encuentran supeditadas a la estructura productiva,

cuyo propósito es

ordenar y controlar el funcionamiento de la actividad productiva, indica que las formas del Estado vienen a ser los instrumentos con los cuales las clases dominantes ejercen poder sobre las clases dominadas, es decir son agentes de


represión y sometimiento, estas estructuras están condicionadas por lo económico. Así pues, es que se surgen las luchas de clases que devienen de la división social del trabajo, impuesta por la estructura económica, estas luchas se dan ente la burguesía y el proletariado Según Marx, a lo largo de la historia de la humanidad se han sucedido varios modos de producción que, de acuerdo con las tesis del materialismo histórico, son los auténticos determinantes de la evolución histórica de la humanidad, por lo que la historia debería ser explicada en función de ellos, y no de acontecimientos externos, como la sucesión de dinastías o los dramatizados en el culto a los héroes. Esa evolución histórica, de la que son protagonistas los seres humanos en su actividad cotidiana, partiría del comunismo tribal primitivo y, pasando por el modo de producción antiguo y el feudal, llegaría al modo de producción capitalista. De

acuerdo a la tesis de Marx la producción social debería sustituir al

capitalismo siguiendo la dialéctica de la historia, el modo de producción social se basa en un régimen de propiedad colectiva, lo que supone la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. En consonancia con ello, las relaciones de dominio y sometimiento se sustituyen por las de cooperación recíproca.


REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR UNIVERSIDAD YACAMBU MAESTRÍA EN CIENCIAS PENALES Y CRIMINALÍSTICAS

UNIDAD III


INTEGRANTES: Yaneth Palomino Marlen Godoy Frelitze Mejias María Valecillos Mariel Gonzalez

Abril, 2013

LA CRIMINOLOGÍA Y SUS ORÍGENES

Para iniciar el estudio y análisis de lo que es la criminología, es interesante comenzar por definir su concepto de acuerdo a la etimología de la palabra, la cual deriva del vocablo latín criminis y del griego logos, que al unirse significan tratado o estudio del crimen y delito.


De acuerdo a la enciclopedia libre Wikipedia, la criminología es la disciplina que estudia las causas del crimen y preconiza los remedios del comportamiento antisocial del hombre. La criminología es una ciencia interdisciplinaria que basa sus

fundamentos

en

conocimientos

propios

de

la sociología, psicología y

la antropología.( http://es.wikipedia.org/wiki/Criminolog%C3%ADa). De acuerdo a las consideraciones de Rafael Garófalo a fines de 1.885 en su libro Criminología definió a la Criminología como la ciencia del delito; y como la ciencia general de la criminalidad y las penas. Vont Lizt define la criminología como la ciencia que tiene por objeto de indagación la etiología criminal. En definición de Rene Resten refiere esta ciencia viene a ser la aplicación de la Antropología diferencial al delito de los factores criminógenos de origen biológico, fisiológico, psicológico y sociológico. Luis Marcos del Pont, señala que la Criminología es un poderoso instrumento para la prevención de los delitos y de las conductas desviadas dentro de un adecuado marco político criminal. Evidentemente son varios los autores que han fijado su definición y todos orientados hacia la relación con el delito y el delincuente, estableciéndose como una ciencia multidisciplinaria, orientada hacia la conducta humana desviada. El hombre desde la antigüedad conductas

se ha preocupado por

luchar contra

contrarias a las normas que la sociedad establece, sobre todas

aquellas que atentan contra la paz social y es precisamente de esta lucha que se interesa por el estudio de las personas que cometen los delitos, así como el castigo. Por la necesidad

propia del hombre de vivir en sociedad, para poder

satisfacer esta necesidad y mantener la armonía o la paz social, se vio en la necesidad de fijar patrones de comportamiento, sometiéndose a esos patrones que fue impuesto el conglomerado; sin embargo se dio cuenta que lo prohibido en unos grupos, era permitido en otros; llevándolo a analizar las realidades sociales y el porqué de las reacciones sociales.


Básicamente la lucha e inquietud por estudiar el delito en la antigüedad y edad media, fue preponderante para el desarrollo de las ciencias normativas, por la importancia de esta disciplina fue que grandes filósofos de la historia realizaron sus aporte sobre este tema, entre estos filósofos de acuerdo a lo mencionado por Luis Rodríguez Manzanera en su obra Esopo

Criminología,

podemos mencionar a

quien en relación a los crímenes señaló que son proporcionados a la

capacidad del que los comete; mientras que Isocrates sobre los crímenes refirió que ocultarlos es tener parte en el, por otro lado Protagoras en su momento señaló que el castigo para el malhechor debe ser racional y no emplear furia irrazonable, mientras Socrates entre sus postulados refería que debe enseñarse a los criminales

como no cometer más infracciones, dándole

instrucciones y

formación, para Hipocrates entre sus posiciones refería que el vicio es fruto de locura y el crimen como vicio es también producto de la locura. Platón por su parte culpaba del crimen al medio ambiente, es decir a la influencia de la pobreza, enfatizando que se debía castigar para que los demás no incurran en lo mismo, siendo esta postura uno de los principios fundamentales de la penología. Para Aristóteles al igual que Platón consideró que la pobreza es un factor influyente, aunado a ello indicó que las pasiones llevan al virtuoso a cometer delito. Igualmente Tomás de Aquino expresó que la miseria engendra rebelión y delito; con todos estos postulados podemos concluir que en la antigüedad ya existía preocupación sobre el tema del delito. Los principales precursores de la Criminología son: CÉSAR LOMBROSO. Nació Italia, el 6 de noviembre de 1835, judío, estudió medicina y realizó su tesis doctoral con el nombre de Estudio sobre Cretinismo en Lombardía. En 1858, va al Hospital de Santa Eufemia en Pavia, y obtiene permiso para practicar, fundando más tarde una sección de enfermos mentales. En 1863 escribe: "Medicina Legal para Enajenados Mentales". Al observar cráneos de delincuentes, Lombroso consideró que el criminal lo es por ciertas deformidades craneales, se enfoco en encontrar un criterio diferencial entre un enfermo mental y el delincuente; así comienza a


elaborar

lo

que

él

mismo

llamaría:

"ANTROPOLOGÍA

CRIMINAL".

Su obra denominada “Memorias sobre los Manicomios Criminales', publica en 1872, allí manifiesta sus ideas iníciales existente entre

la

respecto a la diferencia

el delincuente y el loco, destacando su consideración que el

delincuente es un enfermo con malformaciones, en consecuencia manifiesta que es imperioso la existencia de manicomios para criminales, debiendo internar a los dementes en instituciones especiales sin

mezclar a los que han cometido delito

con los demás dementes, por cuanto lo consideraba un peligro, proponiendo la creación de centros especiales para dementes criminales. Se puede mencionar que la criminología inicia como ciencia con la obra de Lombroso

titulada

TRATADO

ANTROPOLÓGICO

HOMBRE DELINCUENTE, publicada en

EXPERIMENTAL

DEL

1876. En 1885 se realiza el Primer

Congreso de Antropología Criminal, en Roma, donde fueron tomadas sus ideas con entusiasmo. Muere este ilustre precursor e de la criminología en fecha 18 de octubre de 1909, a los 75 años de edad, y dejando un gran legado a la historia no sólo de la criminología, sino de la medicina y de la ciencia en general. ENRICO FERRI. Nació en Mantúa, el 25 de febrero de 1856. A través de un trabajo trata de demostrar que el libre albedrío es una ficción, indicando que se debe reemplazar por la

responsabilidad moral y social, Ferri, realizó estudios

sobre la pena, publicando posteriormente su obra titulada Socialismo y Criminalidad. Ante la creación del Instituto de Derecho Penal en la Universidad de Roma; Ferri es llamado a dirigirlo y lo denomina. El curso era dividido en cuatro partes: el delincuente, el delito, las sanciones y el procedimiento. Ferri luchó para que Italia tuviera su código penal de corte positiva, se presentaron sus proyectos pero Ferri, muera y no alcanzó a ver materializado su sueño de ver promulgado el código penal, el mimo fue aprobado un año después de su muerte.


RAFAEL GARÓFALO,

italiano antes de formar parte de la Escuela

Positiva, realizó varios escritos que fueron publicados,

sirviendo de aportes

relevantes para dicha escuela, sirvieron de base y orientación, estableció conceptos como: peligrosidad y prevención especial y general.

Público obras

importantes como 'Estudios recientes sobre la Penalidad', 'Criterio Positivo de la Penalidad' y su gran principal: "Criminología". Su gran inquietud fue la aplicación de la teoría de la criminología a la práctica, y tras esta aplicación es que logra hacer su primer esquema de las penas de acuerdo con el delito. Ciertamente fue César Lombroso quien presentó la una exposición sistemática de lo que se llama hoy la Criminología, sin embargo el termino de criminología le es atribuido a francés Pablo Topinard y en definitiva quien lo universaliza es el ilustre Garófalo con su obra Criminología”. Teorías del Control Social. La visión de criminólogos que se centra en aspectos externos de seguridad, dieron lugar a las llamadas teorías “del control social” cuyo principal exponente aparece con el trabajo de Hirschi “Causes of Delinquency” quien parte de la consideración de que cualquier, persona, ante circunstancias propicias, puede cometer un acto delictivo, y que aquello que lo evita son las instituciones. si un individuo delinque es porque se han debilitado o disuelto los lazos que lo unen a los otros miembros de la sociedad, por intermedio de la familia, la escuela y el ambiente profesional. En tales casos, sólo un cálculo racional podría disuadirlo de delinquir, pero dado que el delito da gratificaciones más rápidas que el respeto de la ley, no hay muchas barreras para no cometerlo” El concepto de control social en el campo de las ideas criminológicas que se han expuesto, no ha sido uniforme, así algunos autores desarrollaron el llamado control social “pasivo” que lo referían a los elementos basados en las costumbres, las tradiciones, las leyes, las instituciones, etc., y a su vez acuñaron el término de control social “activo”, como el proceso social orientado a acciones para la implantación de metas y valores.


Sociedad en conflicto Los investigadores de los temas sociológicos se inclinan a reconocer que las organizaciones sociales encuentran su dinámica en la presión que unos grupos ejercen sobre otros, es decir, al permanente conflicto que, como ya apuntábamos, se apoya en tres elementos: cambio, conflicto y dominio. Teorías del “labelling approach”. Las teorías criminológicas que se agrupan bajo el término labelling approach, que también se les identifica a algunas de ellas Revista Criminología y Sociedad como corriente de “la reacción social”, y que estudian la delincuencia como un fenómeno de “desviación social” destacan el papel de la sociedad en la construcción de respuestas delictivas, como sucede con la “teoría del etiquetamiento”, donde juega papel decisivo la sociedad al calificar al individuo bajo la designación o etiqueta delictiva partiendo de su real o supuesta carrera delictiva, o de otras, situaciones, donde la respuesta es la conducta criminal por ser la que la sociedad espera al haberlo “etiquetado” como tal. Teorías de la reacción social. Las teorías que se agrupan bajo el calificativo de teorías de la reacción social donde aparece como fundamento psicológico de las mismos el interaccionismo simbólico, son el antecedente de la llamada criminología crítica que surge en la década de los años sesenta del siglo XX que critica las explicaciones de la criminología convencional y que se erige como una posición de corte liberal y reformista. En efecto, teorías como el interaccionismo simbólico, se limitaban a una explicación pasiva de los mecanismos de criminalización con su calificación de “desviado”, pero no a una interpretación global de los problemas que propiciaban ciertas conductas delictivas, donde resultaba fundamental las condiciones económicas, políticas y culturales de sistemas con una estructura capitalista.


Control social Con respecto al control social, la criminología... procura analizar desde diferentes perspectivas (funcionales y estructurales) las instancias encargadas de reaccionar socialmente contra la desviación y la delincuencia. El control social se divide en dos tipos: 1. Control social formal: constituido por las leyes y normas que rigen la convivencia. 2. Control social informal: es el ejercido por la sociedad, por los padres y por las personas que nos rodean Es importante señalar que mientras la criminología se ocupa de hallar el modo de optimizar los mecanismos de control social, la criminología crítica explora la incidencia en grupos humanos de tales instancias de control, como factor criminógeno. De este último análisis, es que surge la nueva criminología o también llamada critica o radical, la cual desatiende por completo los factores endógenos y exógenos relacionados con la conducta criminal y desviada; dandole mayor importancia al papel de la instituciones del gobierno y su incidencia en el control del crimen. En criminología, se denomina control social a la influencia que ejercen determinados elementos componentes de una sociedad, en la forma de comportarse de sus asociados. Así por ejemplo, si un ser humano nace y crece en solitario, sin roce ni relaciones intragrupales, no tendrá controladores sociales, por lo que en relación a una cultura determinada, éste será desviado, pues no se comporta como el resto desasociado, pero un ser humano que nazca y se desarrolle en un ámbito familiar, obviamente adoptará como propias, las formas de comportamiento de los demás miembros de la familia y, si no las adopta en su totalidad, orientará su comportamiento al menos a comportarse de una forma determinada. Posteriormente a la familia, el siguiente controlador social lo encontramos en la escuela; la influencia que ejerce la forma como los niños son tratados, educados, orientará su comportamiento. De esta forma, los principales


controles sociales que analiza la criminología son la familia, la escuela, la iglesia y el gobierno, pero existen muchos más como la moda, la música, las series de televisión, etc. Análisis de la definición de Control Social La vida en sociedad hace necesario que se desarrollen mecanismos que garanticen que los miembros del grupo van a comportarse según los valores del mismo. El proceso de organización social hace que esos instrumentos vayan siendo más complejos En la definición de control social vamos a encontrar ciertos elementos que convienen esquematizar: 1.- La esencia del control social está constituida por la presión que el grupo ejerce sobre sus componentes. 2.- En la relación del control social vamos a encontrar dos sujetos: A.- Sujeto Activo: La sociedad o grupo dentro de ella que ejerce la presión o el control. Los sujetos que ejercen el control social se les denomina órganos de control social y se definen como: sociedades, grupos o vínculos sociales capaces de producir y aplicar las diversas clases de control social. Referente a lo anteriormente expuesto, tenemos los siguientes ejemplos de órganos del control social. Como lo son la familia, El Estado, la iglesia, los partidos políticos, la prensa, entre otros. B.- Sujeto Pasivo: El individuo o grupo que recibe la presión para que adapte su conducta según los valores sociales. Aquí podemos mencionar la distinción clara entre el control social y en autocontrol. En el autocontrol es el propio individuo en que intenta regular su conducta de acuerdo con los valores o normas que se ha propuesto cumplir; no hay presencia de un sujeto activo colectivo. En cambio, en una relación en la que se manifiesta el control social, el individuo es sujeto pasivo que recibe la influencia del grupo, la presión social para que se adapte a sus valores o normas.


3.- El objetivo del control social es lograr que los miembros que integran la sociedad amolden su conducta según los lineamientos del grupo social. Características generales de las normas de control social Las características que desarrollaremos a continuación son comunes a diferentes clases de control social. 1.- Normativa o prescriptivas: porque a través del control social se estatuye normas de obligatorio cumplimiento para los integrantes de la sociedad. Se busca regular el comportamiento de los individuos para que cumplan con las obligaciones que les impone su pertenencia al grupo social. 2.- Sancionadoras: Cuando se produce la violación o incumplimiento de las normas en la sociedad, el individuo que incumple será sancionado por su violación. La sanción variará según el tipo de norma de control social que ha sido violada. 3.- Uniformadoras: Como ya menciono en la definición de control social, el objetivo del mismo es lograr que la conducta de los individuos que integran la sociedad actúen conforme a las normas establecidas. Por ello el resultado eficaz del control social debe lograr la uniformidad de la conducta colectiva. Evidentemente sería utópico pensar que todos los miembros de la sociedad van a actuar conforme a las reglas, pero sí, es posible y necesario que la mayoría de los individuos acaten dichas normas. Si este efecto no se logra y la mayoría se desvía de las expectativas de la sociedad, estaríamos en presencia de una situación anárquica que los sociólogos han denominado Anomia, que implica según Durkheim una ruptura entre las partes componentes del todo social, debido al relajamiento del orden. Cuanto más sea el relajamiento del orden social, mayor será la situación de anomia. Si el grado de incumplimiento de las normas sociales por parte de sus integrantes alcanza una situación grave, solo se lograría la recuperación del orden social a través de un cambio profundo de sus estructuras. 4.- Relativas: La relatividad de las normas del control social está vinculada a su carácter de producto social. Las normas establecidas por la sociedad son


creadas por ellas, para regular las conductas de sus integrantes. Para que dichas normas puedan cumplir su misión y gozar de eficacia, se requiere su permanente adaptación a los cambios que se producen en la sociedad. Por ello son relativas, por cuanto deben adecuarse a las cambiantes circunstancias de la sociedad en la cual se aplica. 5.- Requieren de cierto grado de aceptación: Para que los integrantes de una sociedad, se sientan obligados a respetar las normas de control social, no basta el temor a ser sancionados o castigados, es necesario que exista el convencimiento de que dichas normas merecen ser acatadas, bien sea por su utilidad, por su justicia, por su adecuación a las expectativas sociales. Evidentemente, para que este respeto y obediencia se genere en una proporción suficiente para garantizar la estabilidad social, se requiere que los sujetos que crean dichas normativas, y el contenido de las mismas, gocen de aceptación por los integrantes del colectivo. En otras palabras, para que los ciudadanos acepten las normas del control social se requiere de un cierto grado de legitimidad de la autoridad que dicta la norma y de legitimidad del contenido de las mismas. Legitimidad equivale a aceptación por parte de la mayoría de los integrantes de la sociedad.

La globalización es un proceso económico, tecnológico, social y cultural a gran escala, que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unificando sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global. La globalización es a menudo identificada como un proceso dinámico producido principalmente por las sociedades que viven bajo el capitalismo democrático o la democracia liberal y que han abierto sus puertas a la revolución informática, plegando a un nivel considerable de liberalización y democratización en su cultura política, en su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus relaciones internacionales.


La globalización se ha convertido en un estadio superior o avanzado del capitalismo, donde se concreta el perseguido afán trasnacional del capital desde la propia revolución industrial. Su presencia en el mundo, obedece a los múltiples cambios que en las estructuras sociales se han presentado durante el fin del presente siglo. Por ejemplo, del concepto de modernidad hemos avanzado al de posmodernidad; en filosofía, el alma y el espíritu han pasado a un patio trasero y ahora se alude a la identidad funcional; el mundo ya no vive en la interioridad del alma (filosofía antigua) o en la forma de sus representaciones (filosofía moderna), sino en la coherencia de los procedimientos que lo describen bajo el control de la ciencia; ahora el ser se trasciende a sí mismo; ha pasado de ser un homo sapiens a convertirse en un homo videns, perdiendo en consecuencia, su capacidad de abstracción y dando por resultado el empobrecimiento de su capacidad de entender; se han producido autómatas y se han dejado de producir humanos. Y este es un sistema que le conviene a la globalización. De acuerdo con la teoría política, el sistema de gobierno que se adecua a los fines de la globalización, es el llamado Estado Neoliberal, que no es otra cosa que la implantación de políticas tendientes a llevar a buen término las expansiones y la ley de la oferta y la demanda a su más alta expresión. Es algo más que la conocida frase del dejar hacer y dejar pasar; es en síntesis hacer que pase y hacer que dejen que pase. El trasfondo de esta ideología política, es evitar y en su caso eliminar, los obstáculos que se presenten ante este fenómeno económico mundial. Dentro de sus estrategias, se encuentran el adelgazamiento del Estado, vendiendo sus empresas e incluso los servicios estatales, a manos privadas. Como lo anota Bustos Ramírez: "La idea de un estado mínimo propiciada por los neoliberales, no pasa de ser un simple lema sin contenido, ya que es mínimo en cuanto a lo social, la intervención o gasto social, pero máximo en la protección del mercado." El control social es el conjunto de prácticas, actitudes y valores destinados a mantener el orden establecido en las sociedades. Aunque a veces el control social se realiza por medios coactivos o violentos, el control social también incluye


formas no específicamente coactivas, como los prejuicios, los valores y las creencias. Entre los medios de control social están las normas sociales, las instituciones, la religión, las leyes, las jerarquías, los medios de represión, la indoctrinación (los medios de comunicación y la propaganda), los comportamientos generalmente aceptados, y los usos y costumbres (sistema informal, que puede incluir prejuicios) y leyes (sistema formal, que incluye sanciones).Asimismo decimos que el Control social es el conjunto de prácticas, actitudes y valores destinados a mantener el orden establecido en las sociedades. Aunque a veces el control social se realiza por medios coactivos o violentos, el control social también incluye formas no específicamente coactivas, como los prejuicios, los valores y las creencias. En este sentido, también se puede afirmar que el control social, es pues, un conjunto de procedimientos, recursos o dispositivos, por medio de los cuales la sociedad u otros grupos dentro de ella, consigue que la conducta de sus unidades componentes (individuos o grupos) se conforme a lo que de los mismos se espera. La paternidad científica de la expresión Control Social pertenece al sociólogo norteamericano EDWARD ROSS , quién la utilizó por primera vez como categoría enfocada a los problemas del orden y la organización social , en la búsqueda de una estabilidad social integrativa resultante de la aceptación de valores únicos y uniformadores de un conglomerado humano disímil en sus raíces étnicas y culturales. La ulterior evolución de la categoría Control Social se asocia al desarrollo de la sociología académica norteamericana y más concretamente a la influencia de la conocida " Escuela de Chicago ", en el marco de la cual autores tales como: PARK, MEAD, DEWEY, BURGESS, SHAW, etc., hacen referencia a los procesos de interacción como base de la comunicación social. Desorientación epistemológica en la criminología Las dificultades que atravesó la criminología desde su origen por falta de autonomía frente al derecho penal, cómo el nuevo enfoque criminológico “se


desplaza desde las causas de la criminalidad a la crítica de la sociedad y sus ficciones delictivas, con lo cual nos encontramos ante una criminología radical o una criminología crítica. Algunos aspectos: 1) que se haya continuado en la confusión entre criminología y control social; 2) que en ciertos momentos se confunda el campo de una investigación considerada científica con el de la lucha social; 3) que se corren riesgos cuando se lleva la crítica del propio conocimiento a la demostración de su insuficiencia para propugnar su complementación con conocimientos nuevos; y 4) que la confusión de materias puede causar un enorme daño especialmente en el plano epistemológico. Hay tres ámbitos del control social: el ámbito de lo jurídico-penal estricto dentro del cual se ha movido buena parte de la criminología; el ámbito muy amplio que corresponde a los variados medios de control social que una sociedad emplea para la socialización acabada de sus miembros; y por último, el ámbito que se realiza mediante normas e instituciones jurídicas no penales, rechaza que el criminólogo pueda llegar hasta el segundo, es decir, el que comprendería el control social más vasto, aunque cree que la actual criminología puede abarcar el tercer ámbito, es decir, las normas jurídicas en general. De ahí que insista que la novedad de la teoría crítica estaría en haber abandonado el campo exclusivo de lo jurídico-penal, es que la criminología no puede abarcar todas las formas de control social que él considera “vastas e imprecisas” para enumerar a continuación varias tesis que objeta en este discurso porque las considera basadas en ideas utópicas, como por ejemplo: “a) que el derecho penal va a desaparecer alguna vez en una sociedad mejor; b) que la transformación profunda de las estructuras sociales vaya a obtenerse por medio de investigaciones y deliberaciones académicas; c) que los oprimidos, los marginados y los pobres van a estar de acuerdo en verse


acompañados en su propia misión histórica por universitarios de elite que usan un lenguaje para ellos incomprensible; y d) que la tarea de la transformación social profunda pueda ser realizada desde visiones sectoriales”

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR UNIVERSIDAD YACAMBU MAESTRÍA EN CIENCIAS PENALES Y CRIMINALÍSTICAS

UNIDAD IV INTEGRANTES: Yaneth Palomino Marlen Godoy Frelitze Mejias


María Valecillos Mariel Gonzalez

Abril, 2013

Tendencias de Control social en el mundo globalizado: Pertenecemos a un planeta común, lo que acontece en él, nos afecta de manera directa, aunque no seamos conscientes de ello. En el siglo XXI vivimos más que en otras épocas, en un mundo interdependiente, amenazado y en crisis; por ello necesitamos fortalecer los caminos y alternativas hacia sociedades incluyentes, solidarias, justas y sostenibles, uno de ellos es la educación social, en particular formación ciudadana. En esta medida, somos responsables de lo que nos sucede y sucederá a nosotros y a nuestras próximas generaciones, tanto en nuestro entorno local y global; por ello necesitamos unirnos a los diálogos, negociaciones y movimientos que se planteen en esta dirección en el mundo, para lo cual se requiere construir nuevas competencias para ejercer una ciudadanía activa, de cara a las implicaciones en la convivencia social y política de la sociedad globalizada. Las personas que habitamos el mundo necesitamos cada vez más informarnos, e interactuar en la relación del contexto local, territorial, nacional

y

global.

Esta

relación

requiere

crear

nuevos

conocimientos,

aprendizajes, habilidades y actitudes, para delimitar e integrar lo que pensamos y hacemos en el contexto particular en el que vivimos y en los contextos cada vez más amplios a los que pertenecemos, hasta llegar a ubicarnos en lo global. Por ello, es necesario comprender que lo “global es más que el contexto; que es el conjunto que contiene diversas partes ligadas de manera organizacional. De esa manera, una sociedad es más que un contexto, es un todo organizador, del cual hacemos parte nosotros”. También se plantea que de esta manera la sociedad como un todo, está presente al interior de cada individuo en su lenguaje, su saber,


sus obligaciones, sus normas, sus formas de producir riqueza; así como cada individuo singular contiene el todo del cual hace parte, dentro de unas relaciones multidimensionales (sociales, económicas, culturales, ecológicas), y complejas porque se refieren a un tejido interdependiente del todo y de las partes en sus diferentes dimensiones. Esto nos ubica en el contexto de la globalización; somos parte de lo local, lo municipal, lo nacional y del todo global; esta pertenencia, encarna reglas del juego, transacciones, intereses, juegos de poder, desarrollo de capacidades y ejercicio de derechos en lo que se ha denominado el fenómeno de la globalización. La globalización se constituye en un fenómeno reciente y acelerado de cambios radicales, caracterizado principalmente por una integración más estrecha entre los países y pueblos del mundo, que ha incidido en particular en la economía, el trabajo, el comercio, las finanzas, las comunicaciones y las culturas del mundo. Se expresa como un cambio auténtico de la época, por las innovaciones, las nuevas tecnologías, la red de enlaces mundiales (satélites e Internet, el mercado). El

Consejo

Episcopal

Latinoamericano

(CELAM)

plantea

que

la

globalización se caracteriza por: Nuevas relaciones espacio-temporales. Nuevas exigencias de conocimientos y habilidades para estar en el mundo. El paso desigual de la era de la industrialización, a la era de la información, la revolución genética. Cambios culturales en las formas de relacionamiento, esparcimiento recreación. El paso de una dependencia intra-nacional, a una interdependencia internacional. La comunicación mundial en forma instantánea. El debilitamiento de las fronteras de cada país y mayor interferencia en las decisiones políticas y económicas, generadas por intereses transnacionales. Nuevas interrelaciones entre lo económico, lo político, lo cultural, lo asociativo, lo productivo y lo ciudadano. La globalización se manifiesta en todas las dimensiones del desarrollo, y se puede identificar en sus características positivas por: un mayor conocimiento, información, dominio de la naturaleza, diversificación de la producción, evolución de la ciencia, la tecnología, la medicina, la conquista del espacio, las luchas mundiales por las reivindicaciones de género, los derechos, las diferencias de raza, y de credo, entre otros.


Frente a la globalización no existe un consenso, sobre si uniforma a la humanidad, arrasa con las culturas locales, despersonaliza y somete el pensamiento. Lo que si parece una apreciación común, es la que se refiere a la disminución de la facultad de los seres humanos, para obrar con criterios propios y de acuerdo a su voluntad, haciendo que la identidad, la subjetividad, y la capacidad de agenciar proyectos comunes se diluya y se pierda en la totalidad. En este campo, los objetivos de vida están mediados por lo que está de moda, se vende, se publicita, haciendo que la forma de estar en el mundo se preocupe más por los medios, que por los fines del desarrollo. Esta tendencia genera la trivialización del significado de vivir y convivir, la falseación de la autonomía, y la independencia. El desarrollo de las tecnologías de la información está definiendo una nueva forma de interactuar con los demás, de producir y consumir bienes materiales, de gobernar y de ejercer el control social. Estos cambios están incidiendo sobre la definición del espacio territorial y sobre el concepto de lo público como escenarios para el desarrollo del control social. La expansión de la información no asegura, la expansión de la ciudadanía como ejercicio de derechos, mientras la integración normativa

tropieza

con

los

mecanismos

de

exclusión

y

la

virtualidad

desterritorializada. En el caso venezolano, en particular, se asiste a una expansión regulatoria acompañada de una ampliación de lo informal en actividades de todo tipo, incluyendo el control social coactivo. Se propone una reflexión en torno a los conceptos de espacio, ámbito y protagonistas del control social que, tomando en cuenta un anclaje territorial limitado, el incremento de la legitimidad del sistema de control social formal y el empoderamiento ciudadano, permita discutir políticas públicas tendentes al incremento de la ciudadanía y a la reducción de la violencia La información, independientemente de cómo se utilice, se está convirtiendo en el bien más relevante en una nueva fase de la acumulación de capital. Sin embargo, como sucede con otros activos, su valor de uso y de cambio es muy variable. La información que hoy día circula a través de las nuevas tecnologías es cuantiosa, indiscriminada, con mucho ruido y basura, multicéntrica, y fundamentalmente


efímera. La información crucial y estratégica es de flujo controlado. Distinguir entre una y otra puede resultar problemático. Como los centros de producción y difusión de información se han fragmentado y el principio de confiabilidad y autoridad es difícil de establecer a través de la red, los indicadores sobre la pertinencia de la información son equívocos. Esto incide sobre las definiciones y decisiones sobre lo aceptable o inaceptable, bases del ejercicio del control social. Si bien el proceso de urbanización a gran escala significó un desafío a la estabilidad de las definiciones sobre la desviación y de los medios para enfrentarla, el desarrollo de la era informática ha multiplicado dicha inestabilidad. Podría también reducirse el espacio público del control social, refugiándose los individuos en comunidades virtuales, de escaso asentamiento y referentes territoriales. El concepto mismo de territorio, como ámbito para la definición y ejercicio del control social, se encuentra actualmente en entredicho. El espacio público territorial, el ágora de los griegos, estuvo siempre presente como escenario de la ciudadanía y del gobierno. Si vivimos en la era informática, ¿por qué no ejercer nuestra capacidad de decidir en forma virtual? Después de todo, compramos, votamos, pagamos impuestos, realizamos trámites en línea, y hasta se habla de gobierno electrónico como una modalidad de gestión que acelera los procesos y ahorra papel. ¿Por qué no decidir sobre premios y castigos en red? También hay refuerzos y sanciones mediante encuestas de opinión, cuyos resultados se reciben en línea o mediante mensajes de texto baratos. ¿No existe acaso una supervisión telefónica y electrónica de los reclusos sometidos a régimen de confianza, mediante brazaletes o tobilleras magnéticos, y no se activan bombas a distancia mediante teléfonos celulares? Indudablemente que estamos presenciando formas novedosas de control social a través de las tecnologías de la información, pero es dudoso que ellas representen una expresión de la ciudadanía. Hay un nivel de lo público, base del mismo concepto de ciudadanía, que se resiste a la reducción virtual. Aun en las videoconferencias hay reserva y selectividad, y muchas veces se cobran tarifas elevadas para participar como


simples espectadores. La difusión y ampliación de los canales son cruciales; en la medida en que las tecnologías de la información se extiendan y se vayan haciendo cotidianas habrá mayores posibilidades de incorporación de usuarios, aunque, posiblemente, también mayor segmentación, evasión y particularismo. El incremento del número de partícipes no es garantía del foco en aspectos comunes. De hecho, la virtualidad repliega hacia lo grupal, clánico, partidista, sectario y especializado. El espacio público del control, lo ampliamente compartido, aquello sobre lo que debería haber acuerdos mínimos, parece escapar a la tecnología informática. Tan manifiesto es ello que cuando se propone una demostración decisiva, cuando se desea imprimir un toque de consenso aglutinador y manifiesto frente a un tema social determinado, se recurre a la calle, a lo expuesto, y cuando estos eventos se registran y difunden a través de las tecnologías informáticas, lo que sucede cada vez con más frecuencia, tienden a ser apropiados con exclusión, se vuelven sospechosos de intencionalidad parcial, pierden ese carácter inmediato e intenso que define lo público, que indica y prueba el ejercicio de la ciudadanía. La definición de lo que se desea controlar tiene ver con el espacio normativo sobre lo censurable, y la justificación de los medios empleados para el control guarda relación con los resultados esperados. En la medida en que se incrementa el disenso sobre lo socialmente aceptable y en la medida en que los objetivos del control no son evaluados conforme a resultados ampliamente compartidos es de esperar que la atención se concentre en las respuestas frente a la desviación antes que en sus causas. Ya no es tan importante explicar por qué la gente se aparta de una norma sino más bien cómo se reacciona frente al apartamiento. Ello explicaría el desplazamiento del paradigma etiológico por el paradigma del control social. En cuanto al paradigma del control social, se han multiplicado los estudios sobre la operación de las instancias formales e informales de control social, aunque la elaboración de teorías no ha progresado mucho. Me permito sugerir dos hipótesis para esta escasez de teorías: en primer lugar, una desconfianza en las perspectivas desveladoras de los procesos sociales de distribución de la violencia, segregación, desprotección, desigualdad y asimetría social, percibidas como


críticas y contestatarias del estatus quo y, por ello, sospechosas de izquierdistas, radicales e, incluso, anacrónicas, lo cual podría reducir a los investigadores a presentar situaciones antes que a proponer explicaciones; en segundo lugar, con el incremento del discurso de la inseguridad, que pasa por temas como el incremento de la violencia social, la reproducción mediática de lo cruento, el terrorismo y la delincuencia organizada transnacional, en el plano político se propone la expansión de lo estatutario, a nivel nacional e internacional, como vía para lograr integración normativa, lo cual sobredimensiona el espacio de la legalidad formal y aconseja un discurso políticamente correcto sobre el control social. Pareciera que la criminología navega, entonces, entre perspectivas psico biológicas e individualistas para la explicación del comportamiento delictivo, con escasa repercusión en los programas de prevención, y una expansión de los diagnósticos de operación del sistema de justicia penal, con escaso desarrollo teórico y con la perspectiva, quizás irreal, de incrementar la eficacia y eficiencia del sistema formal de control social. El tema de la integración normativa conecta, pues, con la tensión entre lo local y lo global, entre lo nacional y lo transnacional, entre lo anclado y lo desarraigado. Si bien hay signos evidentes de estandarización de la normativa internacional en materias de gran relevancia criminológica, como los derechos humanos, la igualdad de género, el control social juvenil, la legislación procesal y, más recientemente, el establecimiento de definiciones, criterios y tribunales para el establecimiento de la responsabilidad penal internacional, no resulta aún claro el nivel de integración normativa que se ha logrado. Por un lado, muchas de esas normas coexisten en relación conflictiva con legislaciones y códigos morales alternos en muchos países y, por el otro, las desigualdades de poder crean mecanismos de inmunización y de selectividad frente a grupos y países enteros, cerrando las bases para la comunicación personal base de la comunidad jurídica Lo local, por otra parte, está siendo considerado, como base para una integración normativa menos ambiciosa pero más práctica, en lo que se refiere a convivencia ciudadana. En este sentido, la proposición de “armonizar ley, moral y cultura como


sistemas

reguladores

de

las

acciones

ciudadanas”,

asume

una

sede

geográficamente reducida para generar formas de consenso en materia de seguridad. La integración normativa, que guarda estrecha relación con el consenso sobre lo socialmente aceptable, es un tema fundamental de la reflexión criminológica actual y, más allá de su repercusión sobre los cambios de paradigma, constituye, a mi modo de ver, una de las áreas de investigación La expansión del control social formal se puede vincular a la ampliación del espacio público, entendido como lo abierto, lo explícito, lo supervisado, lo sujeto a escrutinio y lo auditable. También el control informal puede tematizarse como algo que requiere supervisión y escrutinio, considerando el alto grado de coacción que puede acompañar a algunas de sus manifestaciones. Piénsese en los casos de violencia doméstica y aplicación de justicia por la propia mano. Estas cuestiones plantean el interés criminológico por algunas modalidades de control social que se considere deberían ser limitadas en beneficio de la reducción de la violencia social y del despeje de la penumbra que revisten formas flexibles de coacción basadas en la desigualdad y vulnerabilidad de las víctimas. Los conceptos de gobernabilidad y ciudadanía son categorías útiles para orientar la investigaciónacción criminológica dentro del paradigma del control social. El inicio del nuevo milenio ha representado, para el caso venezolano, un periodo de particular turbulencia política e institucional, caracterizado por muchas tensiones en el eje gobernabilidad-ciudadanía. En los últimos dos años esta tensión llegó a situaciones extremas. Pocas veces se pudo observar tanto temor, acrimonia y enardecimiento entre ciudadanos, vecinos, colegas y familiares. Frente a esta situación de conmoción es poco lo que han dicho los criminólogos, aunque quizás tengan mucho que decir y han callado, bien porque en medio de la confrontación no ha habido una audiencia sensata capaz de escuchar, bien porque hay dinámicas sociales que rebasan las discusiones académicas. Es un momento confuso para el país, caracterizado por la expansión de la legislación dentro de una crisis de legalidad, que se expresa en una gran antinomia: la floración en la producción de instrumentos de control social formal, representados


por la Constitución, las legislación y la reglamentación y, al mismo tiempo, la floración del informalismo militante, en materia de economía, de política y de control social con elevadas dosis de coacción. Una extraña paradoja que aconseja la revisión de nuestras concepciones tradicionales sobre la función de la legislación y del Estado. Las instituciones de control social formal parecen estar pasando por un proceso de erosión, el cual no parece responsabilidad exclusiva de la confrontación política. El mismo proceso legislativo parece perturbado la tensión entre la adecuación de las leyes a la nueva Constitución y la necesidad de responder a apremios inmediatos de cualquier orden, con un sacrificio de la depuración y estabilidad que requiere todo ordenamiento jurídico. Esta tensión se ha manifestado en la reforma penal y en la reforma procesal penal. Estas tendencias sugieren que el espacio del control social formal, representado por el aparato estatal de justicia, es disputado, desafiado e incluso sustituido al margen de la legalidad formal, una situación que parece compartir, en alguna medida, el resto de América Latina. Una aproximación al control social y a las políticas públicas para reducir la violencia e incrementar la gobernabilidad y la ciudadanía no puede, por consiguiente, refugiarse en el fetichismo legal e ignorar los variados, y en casos menos visibles, mecanismos de control informal, benignos y malignos que compiten, se entremezclan y, en casos, suplen a las instancias y acciones legalmente reconocidas. Me permitiré llamar la atención sobre algunos aspectos que me parecen relevantes para reflexionar sobre las responsabilidades y tareas intelectuales y prácticas que se nos abren en este momento de coyuntura. Espacio, ámbito y protagonistas son tres componentes fundamentales para comprender la operación y efectos del control social El espacio es el contexto territorial para su desarrollo, el ámbito está dado por las relaciones y la trama social para su ejercicio y los protagonistas son los sujetos activos y pasivos de control social. Estos tres componentes guardan relación con la descentralización, con la legitimidad y con el empoderamiento. En cuanto al espacio territorial necesitamos investigación sobre los efectos de la descentralización decisoria, la desconcentración de atribuciones y el anclaje preferentemente local de iniciativas


para enfrentar, si no todas, al menos las formas convencionales de criminalidad que

afectan

a

través

de

la

victimización

interpersonal.

Disposiciones

constitucionales y legales favorecen el desarrollo de políticas locales, pero estas no podrán ejecutarse sin una adecuada evaluación de las organizaciones informales, de los mecanismos de individualización, detección, neutralización y normalización en espacios limitados, del grado de homogeneidad de creencias y de los patrones de interacción entre residentes de unidades contiguas. Este es un aspecto microecológico que amerita nuestra atención, para ponerlo en el contexto de planes más amplios de control delictivo. En cuanto al ámbito del control tenemos que explorar la conexión, complementariedad y sustituibilidad de las instancias y acciones de control social formal e informal, algo que resulta muchas veces difícil de abordar debido a la relativa impermeabilidad de las organizaciones y a la frecuente ilegalidad de muchas manifestaciones del control informal. Este aspecto guarda estrecha relación con la legitimidad, que supone, por un lado, la congruencia entre los principios generales y los criterios de decisión para los casos particulares y, por el otro, la convicción y no la simple resignación. El tema de la integración normativa pasa por esta dimensión, y si bien tendemos a vincular la legitimidad con el control social formal, en realidad los principios de congruencia y sometimiento a sistemas de comandos y disposiciones tienen que ver con cualquier estructura, independientemente de la fuente normativa que la regula. Por ello la cuestión de la legitimidad es fundamental para el análisis de los procesos de control social formal e informal. En cuanto a los protagonistas del control social, una cuestión fundamental a ser considerada es el empoderamiento ciudadano. Empoderar significa aquí facilitar el ejercicio efectivo de facultades y derechos, más allá de su reconocimiento formal. Se requiere investigación consistente, tanto respecto a los sujetos activos como a los sujetos pasivos de control social, sobre los desbalances de poder, las formas de asociación, alianza y coalición, así como sobre los mecanismos de devaluación moral y simbólica que permiten desplazar de posición, incrementar las ventajas, facilitar la victimización, disminuir el reclamo y generar exclusión.


Entrado el siglo XXI, el eje central de la discusión continúa girando alrededor del control social. Sin embargo, los planteamientos sustentados por diferentes autores discrepan en cuanto al contenido del mismo, evidenciándose nuevamente la heterogeneidad de criterios que han complejizado la elaboración teórico-conceptual del problema criminal. Tal como afirma Cohen (1988), el concepto de control social es un concepto problemático, cuyo significado puede abarcar ámbitos tan dispares como la política y la sicología; por lo cual resulta difícil determinar las dimensiones en las que se restringe el concepto y por lo tanto, otorgarle un sentido específico. La complejidad de sus referentes tiene una correlativa incidencia en la delimitación epistemológica de la Criminología, tanto en lo que refiere al objeto de estudio propiamente dicho, como en relación con las interpretaciones que del mismo puedan verificarse al interior de sus planteamientos. El problema de la elaboración de una teoría sobre el control social pareciera haber dado lugar a un agotamiento del discurso crítico en los momentos en que se ha intentado delinear propuestas para el ejercicio del control social, en el sentido de que lo que está al centro de la discusión criminológica es básicamente la problemática de la fundamentación y la estructuración de mecanismos alternativos para la resolución de los conflictos. Así, algunos autores afirman que la Criminología Crítica no ha logrado superar los postulados cognitivo-instrumentales que conducen al positivismo científico. En este sentido, se cuestiona la idea del interés general seguida por los enfoques progresistas de política criminal, donde se destaca la teoría garantista de Ferrajoli, a los cuales se adscribe la Criminología Crítica, como “una idea incestuosa” del consenso derivada del contrato social. La aparente contradicción que suscita el haber tomado los principios demo liberales del derecho penal (que constituyen

las

premisas

del

garantismo

penal)

como

estrategias

de

racionalización del control social puede fundamentarse en los siguientes aspectos: 1. La consideración de que la visión del contrato social como producto del consenso supone la aceptación de la violencia burocrática. El control social formal, materializa la burocracia estatal a través de la violencia, materializando el mandato


autoritariamente. Así, el asentimiento social sólo es posible ante el peligro de la exclusión, lo que convierte al sistema y a sus postulados en un sistema terrorista. 2. El principio de legalidad, entendido como el principio de la unidad de la razón jurídica, sería inadmisible para un modelo alternativo de control social por cuanto parte de la abstracción del ser humano como individuo portador de conductas catalogadas arbitrariamente como desviadas o criminales, sin entrar a considerar las situaciones de vulnerabilidad de los individuos concretos o la propia fenomenología social que incide en ciertas situaciones problemáticas como, por ejemplo, el caso del narcotráfico. 3. La referencia al derecho penal, a sus limitaciones y a la posibilidad de darle un nuevo significado, pareciera agotar el tema de la regulación social en el plano estrictamente jurídico penal, a pesar de estar al corriente de que el ejercicio del poder penal no se agota en los sistemas punitivos formales, (ya que existe un amplio espacio de actuación subterránea) ni cada una de las agencias que lo conforman se apegan a la misma lógica funcional. Es importante recordar que la tendencia crítica latinoamericana, desarrolla su análisis principalmente en las consecuencias de la violencia institucional, en cuanto éstas se dirigen a la fractura entre los mecanismos de control social y los valores éticos y jurídicos, que sustentan la legitimidad del control dentro de una sociedad organizada políticamente en el modelo democrático, y que origina en gran medida la irracionalidad del sistema penal; lo que permitió aclarar la recurrente contradicción entre los supuestos jurídicos constitucionales (que consagran las garantías individuales e informan la seguridad jurídica de los ciudadanos) y las prácticas concretas de política criminal violatorias de tales principios. Esto constituye un indicador no sólo del carácter ideológico de las justificaciones políticas y jurídicas, sino también, de la falta de coherencia del sistema penal. La complejidad en la que se desenvuelven los sistemas penales deriva en una participación caótica de las distintas agencias penales y extrapenales cuyos límites e intenciones no siempre son los declarados por el orden jurídico.

La criminología en la modernidad y en la postmodernidad


MICHEL FOUCAULT, analiza en los dos primeros capítulos de su libro “Vigilar y castigar” el llamado antiguo régimen anterior a la modernidad. Durante esta etapa donde los reyes subsistían con un poder autoritario (S. XVI) el castigo era utilizado como una técnica de poder y se dirigía contra aquel que violaba la voluntad del soberano, del cual surgían todas las leyes vigentes. El suplicio, era el ritual político por medio del cual el poder se manifestaba, derivaba del derecho del soberano de hacer la guerra a sus enemigos. Era una pena dolorosa y atroz, aplicada sobre el cuerpo del delincuente, totalmente desproporcionada en relación al delito y que sirve para reconstruir la soberanía ultrajada del rey. En esta ceremonia de la pena era fundamental la presencia del pueblo, por lo que podemos apreciar el fin eminentemente preventivo general de la misma. Es importante señalar que el proceso de enjuiciamiento era secreto y se desarrollaba sin la presencia del acusado, el cual no tenía derecho de defensa. La verdad era todo aquello que decidían los jueces y se especificaba por escrito, éstos eran los únicos elementos con los que contaba el soberano para comprobar la culpabilidad del reo. El proceso se regía por el sistema de las pruebas legales; la confesión del delincuente podía obtenerse por cualquier medio coactivo; aquí la tortura jugaba en contra de los débiles, como señala Beccaría. Para sintetizar podemos decir, que las penas físicas eran necesarias en el antiguo régimen, ya que el ejemplo debía ser guardado en el corazón de los demás; ese exceso de poder era una política de terror, hacer sentir, sobre el cuerpo del condenado, el poder del soberano constituía la reactivación del poder y el triunfo de la ley sobre quien la violó. Este sistema perduró hasta mediados del siglo XVIII, donde la necesidad de un nuevo orden social, el crecimiento del intercambio económico, la revolución industrial, la revolución francesa y el reconocimiento de derechos individuales (ejemplo: la declaración de Virginia de 1776 en Estados Unidos), creó la necesidad de instaurar un nuevo régimen de poder acorde a la clase que s proyectaba como dominante: la burguesía. CRIMINOLOGÍA: Podemos decir que es la disciplina que estudia las causas de la delincuencia y los métodos para erradicarla; también podemos decir


(aún ante la negativa de los positivistas) que se ocupa de la legitimidad de la pena y el poder punitivo del Estado, por lo que en ciertos períodos históricos se halla directamente relacionada con la legitimidad del Estado mismo y en otras épocas, se desentiende de tal cuestión para escindirse como ciencia autónoma tratando de ser objetiva (fin inalcanzable en las ciencias sociales), esto sucede en el auge cientificista de la modernidad; luego, en la llamada postmodernidad, retomaría el aspecto crítico hacia lo político y lo social. La generalidad del derecho en la modernidad En la modernidad se esgrimió la necesidad de un Estado y de un Derecho que facilitaran el libre desenvolvimiento de la racionalidad individual; dentro de este contexto, el Derecho constituye una de las expresiones de la actividad coercitiva del Estado central destinada a lograr la universalización mediante la supresión de los particularismos tradicionales y a suprimir las conductas no racionales. (Supuestamente antisociales) que perturban el funcionamiento pacífico de la sociedad de intereses individuales. También se ve al Derecho en la modernidad como el medio por el cual la sociedad capitalista garantiza la libertad individual de acción, tanto frente a las perturbaciones creadas por los individuos entre sí, como frente a las intervenciones del propio Estado. En este sentido el Derecho debe ser previsible a fin de no originar opacidades en la actividad racional de los individuos, por eso, tiene que tener carácter genérico y sistemático, es decir, constituir un orden cerrado, sin lagunas, de aplicación uniforme (pero, como resalta el Dr. Raúl Zaffaroni, esto nunca se dio en la realidad). MODERNIDAD: Se podría decir que la palabra criminología surge a mediados de la era moderna con el positivismo de Lombroso, Ferri y Garófalo; a un efecto meramente académico se agrupó a los filósofos y pensadores anteriores en la mal llamada Escuela Clásica de criminología, ya que con ella se inicia la modernidad. Esta primera escuela se inició en la filosofía del iluminismo y su postulado principal es que los derechos del hombre tenían que ser protegidos de la corrupción y los excesos de las instituciones existentes, vicios que no estaban ausentes en la Europa del Siglo XVIII. En este contexto fue Beccaría el


primero en formular principios básicos de la criminología basándose en la teoría del contrato social del Locke. En esta Escuela la “razón” toma el lugar de lo metafísico, surge el concepto de racionalismo en contraposición con el origen divino del Estado y en ella podemos distinguir dos ramas: a) la Ilustración (despotismo ilustrado) que busca perfeccionar la realidad dejando inmutable el régimen político (ejemplo: Romagnosi) y b) los revolucionarios, que quieren un cambio de régimen político (Marat

Beccaría en algunos aspectos). Estas primeras teorías son ante todo

teorías del control social, dejando en segundo plano el tema de la motivación humana. Se ocupa de la legitimidad del poder punitivo del Estado, de la utilidad y función de la pena, remontándose en ambos casos a la idea de consenso, del contrato social representativo de aquél y fundante de la sociedad civil, y de la idea de la utilidad social de la pena (idea que se mantendría durante toda la modernidad). La pena que se propugna por excelencia es la privativa de la libertad y una idea de prevención general (no ya ilimitada como en el antiguo régimen) limitada por la idea de “proporcionalidad” de la pena al daño producido por el delito, y una idea de prevención especial basada en la reinserción del individuo al pacto (ya no se lo eliminaba). Podemos vislumbrar que estas teorías acompañan y son discurso legitimante del ascenso de la burguesía al poder, por lo que se inmiscuyen en el terreno político y filosófico y tienen un fuerte contenido ideológico. El delito no es un hecho sino una construcción (ej.: un ente jurídico según Carrara), la violación del pacto. En el auge de la modernidad surge la escuela positivista de criminología. Con la burguesía en el poder, ya no hay preocupación por provocar cambios filosóficos ni políticos, ni de legitimar la aplicación de la pena; hay por lo tanto un cambio en el objeto de estudio: (PARADIGMA ETIOLÓGICO) se quieren encontrar las “causas de la delincuencia” y buscar un método para suprimir estas causas. Como señalan Taylor, Walton y Young, la característica de la neutralidad científica que pretende la escuela positivista de criminología, la encontramos en los siguientes hechos: la búsqueda de una perspectiva que permita medir y


evaluar el mundo social sin prejuicios ni vicios; la búsqueda de objetividad que en algunas teorías se reduce a propugnar la medición de patologías individuales de los delincuentes; trata de estudiar científicamente la conducta desviada, para lo cual es presupuesto entender que esta está sometida a leyes discernibles y se rechaza totalmente la idea anterior del hombre ejerciendo su libre albedrío. Hay un claro determinismo. Exponentes de esta escuela son Lombroso, Ferri y Garófalo; se ve al delincuente como un ser anormal, como un tumor en la sociedad. El error consiste en estudiar al delito como un hecho autorreferente, identificable por sí mismo, estudiando al delincuente aislado con independencia total del medio externo y su influencia (se estudian presos, enfermos mentales, etc.), las penas que trataron de limitarse con las teorías contractualistas, vuelven a tornarse imprecisas e ilimitadas con el fundamento legitimante de que son un medio curativo para el delincuente (muchas veces determinado a delinquir por factores físicos, patológicos y hasta genéticos).(Cabe señalar que por motivos de extensión del trabajo he salteado en la cronología histórica algunas teorías de suma importancia como por ejemplo el positivismo jurídico de Binding, el positivismo correccionalista de Dorado Montero, entre otras). Gérmenes del cambio postmoderno Teorías donde se incorpora paulatinamente el elemento social, y se vuelve a relativizar el concepto de delito. Tenemos presente hasta el momento la idea de que el derecho penal representa un consenso social sobre ciertos valores. A fines del Siglo XIX encontramos un cambio, comienzan a introducirse factores sociales dentro del discurso criminológico y el exponente principal de estos cambios es DURKHEIM. El delito se comienza a estudiar como un dato normal en la sociedad, un elemento funcional al sistema e incluso considerado como motor de progreso social. Con un análisis posterior a Durkheim, donde encontramos la teoría de la anomia de Merton, la teoría de las subculturas criminales de Sutherland, se comienza a predicar que la desviación a la norma institucionalizada no es lo que le pasa a una persona, hay situaciones grupales, relaciones económicas, culturales, que influyen. El delito no es ya la libre elección del individuo de las


primeras teorías del contrato social, ni la conducta determinada patológicamente del positivismo científico, el delito tiene que ver con la estructura social y cultural y es ésta la que condiciona y determina al individuo. Merton señala que el delito tiene que ver con los fines institucionalizados (cita el éxito económico en la sociedad norteamericana) y los medios legítimos para alcanzarlos, y donde muchos individuos no tienen acceso a ellos (como es el caso, para Cohen, de los jóvenes de las clases obreras). Sutherland introduce el concepto de que la socialización por la que se aprende la conducta conformista a las normas institucionalizadas, es un proceso igual a aquel por el cual se aprende la conducta desviada; ambos difieren por los contactos del individuo en los grupos donde interactúa y las causas sociales de los diversos contactos diferenciales (ej.: nació en una subcultura criminal en una villa miseria). En la etapa del “estructural funcionalismo” iniciada por Durkheim se considera al delito como funcional para la sociedad (dentro de ciertos límites, ya que sino se entraría en una situación de anomia); encontramos aquí un doble discurso: el delito es funcional, pero lo reprimo. Aquí el fin de la pena se fundamenta en la necesidad de reafirmar valores sociales,(base axiológica consensual de la sociedad) y la estructura social; también existe la idea (propia de la modernidad) de buscar reinsertar, al individuo que delinquió, en la sociedad. Con la teoría de la “subculturas criminales” (Sutherland) surge la idea que detrás de la cultura dominante, base de la sociedad, existen subculturas más pequeñas: étnicas, religiosas, marginales, entre otras, con valores propios. Inicio de la postmodernidad (1960 aproximadamente) El nuevo paradigma criminológico: “labelling aproach” o enfoque de la reacción social. Los interaccionistas ponen en crisis la idea de que la desviación genera control social, se sostiene que la desviación social no es propia del acto sino de cómo éste es considerado por los otros y que la idea inversa de que el control social (policía, sistema carcelario, etcétera) genera desviación, es igualmente sostenible. Becker, señala que el fenómeno de la desviación es relativo, incluso dentro de la misma sociedad, no todos consideran desviada la misma conducta. La desviación es creada por la sociedad, no es consecuencia del acto cometido por una persona


sino consecuencia de la aplicación que los otros hacen de las normas. Hay un proceso de calificación, el problema pasa de conducta a reacción. Una conducta se puede sancionar de distinta manera si la realiza: un negro, un blanco, una mujer, etcétera. La sociedad está compuesta por grupos, clases sociales, que no comparten todos los valores, hay conflictos y desacuerdos, incluso por lo que se considera como desviado. Se comprende que la posibilidad de definir las reglas y de imponerlas en la sociedad es una cuestión de poder. Introducción a la postmodernidad La razón de la ilustración, tenía el esquematismo y el formalismo de la matemáticas clásicas, el mundo no era sino un conjunto de figuras geométricas, de cuadrados, círculos y triángulos; el razonamiento perfecto era el silogismo lineal, estricto. Pero, hasta las matemáticas están cambiando en el mundo de hoy y nos hacen ver que la naturaleza no está formada por figuras geométricas de líneas simples dentro de un mundo perfectamente mensurable, sino, por una riqueza inusitada d formas cuya organización no es un obstáculo para la diversidad y cuyas estructuras son tan abiertas y libres que a cada momento se topan con el infinito.”(Fernando de Trazegnies Granda). En el último tiempo se procedió a una demolición de los valores prestablecidos y en muchos casos se produjo un desenmascaramiento comprobándose que el aparente valor universal, no era sino el disfraz bajo el cual se ocultaba un interés particular, a veces contrario, al valor pretendido. De la “sociedad del consenso” sobre ciertos valores sociales básicos que el Derecho protegía, se pasa a la era postmoderna, a la concepción de una sociedad pluralista, con valores disímiles, conflictiva, con presencia de coacción, clases con intereses antagónicos y donde se percibe que el derecho protege los intereses de una parte minoritaria de la población. Es así como las teorías políticas postmodernas no se apoyarán exclusivamente en la libertad individual ni en su antítesis constituida por la superioridad del Estado (analizando así al socialismo como un fenómeno dentro de la modernidad al igual que Trazegnies Granda), sino intentarán, cada una a su manera, una cierta forma de suprimir en


circunstancias concretas la patente incompatibilidad entre racionalidad formal y racionalidad sustantiva, de manera que libertad y solidaridad no sean categorías enfrentadas. POSTMODERNIDAD: En la modernidad toda tradición debía ser replanteada a la luz de los fines del individuo y de la razó instrumental. El hombre iniciaba su camino hacia el progreso. Por otra parte, se desconocen los grupos tradicionales y formas culturales históricas. Las teorías modernas ven a los individuos solos, unos frente a otros, todos iguales, cualquier diferencia es anecdótica y no debe ser tomada en cuenta. En consecuencia las pautas racionales serán comunes a todos los hombres y así se pueden abandonar los derechos locales para aspirar a un derecho nacional y hasta universal. Es Kant quizás el teórico más importante del nuevo estado de derecho. Se puede hablar de la codificación y del derecho global, como uno de los efectos homogeneizantes de la modernidad, donde la razón busca abarcar todo. La razón moderna tiene horror a lo confuso; la razón simplifica, generaliza como las matemáticas, a la manera como la geometría resuelve las complejas figuras de la realidad en círculos, cuadrados o triángulos. Michel Foucault, habla de los medios con que cuenta la sociedad moderna para impone una determinada racionalidad sobre las otras y para vigilar y castigar cualquier desviación. Han sido muchos los medios: la educación, los medios de comunicación, los métodos de trabajo, las formas de organización social y económica, hasta la medicina y la psiquiatría, también el Derecho. En síntesis: en la modernidad, los individuos y los grupos, pueden hacer lo que quieran, siempre que mantengan la racionalidad del sistema; y esa racionalidad que aparentemente no consiste en otra cosa que en conservar y promover las condiciones para que cada uno pueda hacer lo que quiera, exige que tales condiciones sean generales y consecuentemente, suprime la diversidad que hubiera resultado de la pura libertad de los individuos. Hoy, se tiende a un reconocimiento legal de la multicultularidad, esta diversidad es evidente dentro de las sociedades de América Latina, formadas de diferentes caudales inmigratorios y donde además sobreviven aún ciertas culturas


indígenas, pero no sólo se habla de pluralismo en cuanto a estas grandes diferencias, sino todo tipo de particularidades: culturales, sociales, psíquicas, físicas e ideológicas, entre otras; y que las mismas no queden sometidas a una aplicación

desigual

del

derecho.

Es

en

la

postmodernidad

donde

se

desenmascara el “mito” de la igualdad del sistema jurídico (la igualdad formal, frente a la desigualdad real) y donde se ponen en duda las bases teóricas legitimantes del sistema, desde el “consenso” originario del Estado moderno (ficción de las teorías contractualistas legitimadoras del ascenso de la burguesía al poder), hasta la idea de que el derecho protege los intereses de la sociedad en su conjunto. El postmodernismo, según mi criterio gestado a partir del fin de la segunda guerra mundial, cuyo nacimiento se produce entre el polvo y la sangre de Hiroshima y Nagasaki, es ante todo un desencanto exasperado frente a la modernidad, un descreimiento ante todo aquello que presuma un valor universal, desilusión y desconfianza frente a la razón moderna y crisis moral de la ciencia. La postmodernidad ya no cree en teorías universales y ahistóricas, hay una rebelión contra la razón demasiado rígida y totalizante que todo lo simplifica y que construye sistemas cerrados que todo lo explican. Se busca un orden social no lineal, dinámico, que no sacrifique o niegue la diversidad, con una razón que respete lo complejo con todas sus gamas; crear un orden abierto a las posibilidades de cambio, la libertad, la complejidad que significa ser humano sin que ello nos conduzca a un desorden.

La Neocriminalidad La neocriminalidad se presenta como un término vinculado al concepto de globalización, tomando en cuenta que globalización es la internacionalización de las relaciones de las sociedades, las cuales se manifiestan en la economía, el capital, la política, la cultura, el derecho, el deporte entre otros aspectos, aun cuando la soberanía desde el punto de vista formal se mantiene.


La expansión de los múltiples aspectos, tiene como principal

conexión la

expansión de las comunicaciones y sobre todo el desarrollo de las tecnologías, muy especialmente el internet; todo este intercambio de comunicación y en especial el incremento de relaciones a nivel global, tanto por intercambios económicos, de conocimiento, de tecnología, así como por el cosmopolitismo ha conllevado a que la criminalización o el derecho penal se expanda y se tenga que adaptar a todas estas circunstancias devenidas de los avances o cambios sociales inexorables. Desde el punto de vista de la expansión de fronteras por los intercambios de diversos aspectos de la vida social, entre más avances tengas estas expansiones así como los avances tecnológicos en esta misma forma se incrementa

el

fenómeno de la criminalidad, apareciendo nuevas formas de presentarse el delito fenómeno este que es indetenible, así como es indetenible la globalización, la cual se visualiza como una revolución mundial; en la cual todos los seres humanos independientemente del país donde se encuentre se puede relacionar con los demás sin ninguna limitación de espacios. Este fenómeno de expansión arropa a todos, aunque no a todos puede favorecer, por estar frene a una movilidad global, impulsada por los propios intercambios buenos y malos en diferentes materias y muy especialmente por la información y el desarrollo de las tecnologías, lo que ha permitido que en cuanto al campo del derecho también se presente esa movilidad global. El dominio del internet y la expansión de la informática han conllevado a que surjan nuevas relaciones en el campo legal, por ejemplo apareció el llamado comercio electrónico, que involucra contratos virtuales con firmas electrónicas, donde se ha ameritado la protección jurídica ante estas nuevas relaciones en el campo del derecho, lo cual involucra protección a la propiedad intelectual, hasta la utilización de intercambios electrónicos como medios de pruebas dentro de la protección propia de estos nuevos aspectos jurídicos, surgiendo con ello los crímenes de naturaleza informática. Entonces, se puede decir que

la globalización

ha conllevado a la

modificación de ciertos aspectos en el campo del derecho, principalmente en la


aparición de materias

especiales que procuran defender

o proteger a las

personas de cualquier situación irregular devenida de las relaciones que han aparecido con ocasión a los avances tecnológicos. Es indiscutible el nacimiento de una forma de delinquir o una neocriminalidad, devenida del uso de las tecnologías, por ello nos encontramos con criminales organizados en grupos que traspasan fronteras, lo que ha conllevado a que muchos países se unan y emprendan luchas en estas estructuras criminales. Derechos Humanos como Garantía Fundamental para el Control Social de la Criminalidad El control social es una serie de actividades o

prácticas, orientadas a

mantener la paz dentro de la sociedad, en diversas oportunidades este control tiende a realizarse a través de actos

violentos, sin embargo actúa frente a

cualquier circunstancia de desviación social. Para la correcta gestión del control social se deben establecer normas, que procuren el bien común y como el control social es importante, es preciso que exista un control sobre los que controlan, para que de esta forma exista un equilibrio en el ejercicio del poder

y no aparezca la represión, es necesario

mencionar que para que el control social funcione, debe tener como base ideales o valores, que permitan actuar bajo un perfil de respeto a las normas. Generalmente la criminalidad está

condicionada por

aspectos políticos,

económicos, culturales, ignorancia, hambre, desempleo, salud, etc. Por ello que el Estado dentro de sus políticas de control social de la criminalidad, debe analizar que las garantías de derechos humanos se cumplan en todos los espacios de la sociedad, ya que aquellos espacios donde no logran satisfacer estos derechos es decir, donde no exista bienestar social, va a ser las zonas susceptibles de manifestaciones delictivas. Los derechos humanos más que una disertación moral, debe transformarse en realidades que llenen de bienestar a todos, que toda las políticas de control social se enfoquen en estos postulados en su cumplimiento, para que tengan al hombre como fin, integrándolo a todos los programas en la búsqueda de


satisfacción de sus derechos y/o necesidades para neutralizar cualquier acción delictiva por su no satisfacción. Todo programa de control social y toda autoridad que desarrolle acciones de control social , debe enfocar el desarrollo de los mismos bajo la premisa del respeto de los derechos humanos de todo ciudadano.

NEORREALISMO DE IZQUIERDA Se adopta por algunos Criminólogos, con la presencia de los ingleses Jock Young y Jhon Lea, que formalizan sus hipótesis en dos direcciones. En primer lugar, esta corriente se titula la Realista para contraponerse al idealismo, que por los años ochenta sostuvo

la Criminología Crítica contra la Criminología

Tradicional. En segundo lugar, el Criminología Neorrealista se denominó de Izquierda para diferenciarse contra la política criminal de Derecha que, a través de las campañas de la Ley y Orden, ayudó tomar al poder Margaret Thacher, en Inglaterra, y Ronald Reagan, en los Estados Unidos. Para los Neorrrealistas, la Criminología Crítica debe regresar al análisis y la investigación completa de las causas y circunstancias del delito, con el objeto de denunciar los modelos de injusticia estructural de que el delito sería su expresión. Ellos explican que los pobres, las condiciones frágiles en la sociedad capitalista, hacen que la pobreza tenga sus reflejos en la criminalidad. Pero ésa no es la única causa de la actitud delictiva, también se genera por los factores como: el individualismo, la competitividad, la agresividad, la codicia de bienes materiales, las anomalías sexuales, el machismo, etc. De esta manera, ellos insisten, que sólo una política social ancha puede promover el mando justo y eficaz en las áreas de delincuencia, desde los Gobiernos, con la determinación y voluntad, se entienda que inconformidad, agregado a la falta de solución política genera cometer delitos. Aquí es la razón para el qué los Neorrealistas se preocupan por todos los aspectos del crimen, concentrándose la atención todos los actores de la escena: el delincuente (reinserción, en lugar de marginarlo en una prisión, con búsqueda de alternativas), la víctima (replanteado para combatir el idealismo que la Criminología sufría) y la


reacción social. Todo dentro de una estrategia realista para poner el delito como la resonancia de conflictos debido a la falta de solidaridad entre los miembros de las clases sociales, prestando importancia a las condiciones de Justicia Social que reducirían el delito. Para los Neorrrealistas, la Criminología Crítica debe regresar al análisis y la investigación completa de las causas y circunstancias del delito, con el objeto de denunciar los modelos de injusticia estructural de que el delito sería su expresión. Ellos explican que los pobres, las condiciones frágiles en la sociedad capitalista, hacen que la pobreza tenga sus reflejos en la criminalidad. Pero ésa no es la única causa de la actitud delictiva, también se genera por los factores como: el individualismo, la competitividad, la agresividad, la codicia de bienes materiales, las anomalías sexuales, el machismo, etc. De esta manera, ellos insisten, que sólo una política social ancha puede promover el mando justo y eficaz en las áreas de delincuencia, desde los Gobiernos, con la determinación y voluntad, se entienda que inconformidad, agregado a la falta de solución política genera cometer delitos. Aquí es la razón para el qué los Neorrealistas se preocupan por todos los aspectos del crimen, concentrándose la atención todos los actores de la escena: el delincuente (reinserción, en lugar de marginarlo en una prisión, con búsqueda de alternativas), la víctima (replanteado para combatir el idealismo que la Criminología sufría) y la reacción social. Todo dentro de una estrategia realista para poner el delito como la resonancia de conflictos debido a la falta de solidaridad entre los miembros de las clases sociales, prestando importancia a las condiciones de Justicia Social que reducirían el delito. El Minimalismo que se desarrolló en Europa del Sur y en América Latina, busca que se cumplan los principios del pensamiento penal liberal: en el sentido original del iluminismo, la transformación radical del sistema penal en un “derecho penal humanitario(FERRAJOLI) , o como reducción progresiva del derecho penal con la perspectiva de una reorganización general de la respuesta institucional a los problemas y conflictos sociales, de manera que se supere el actual sistema de


justicia penal (BARATTA). Las propuestas político-criminales de esta tendencia son: La mejor política criminal implica la transformación de la sociedad; es decir, consideran que una política criminal alternativa es una política de radicales transformaciones sociales e institucionales para el desarrollo de la igualdad y de la democracia. Proponen discriminalizar una variada cantidad de conductas prohibidas, pero extender y reforzar la protección penal a intereses colectivos (salud, seguridad de trabajo, etc.). Proponen que la abolición de la justicia penal sede, pero previo paso ellos defienden las medidas alternativas (libertad incondicional, arresto de fin de semana, etc.) a fin de que las penas se hagan menos dolorosas y marginalizantes y para que el condenado no pierda el contacto con la sociedad a la que se le pretende reintegrar. Esta tendencia rechaza el mito de la resocialización y postula redefinir el concepto de tratamiento como “servicio” en el sentido que la detención debe transformarse en compensaciones de carencias padecidas antes del ingreso. Un nuevo derecho penal a corto plazo. Para el restante derecho penal se han formulado principios (principios intrasistémicos –en este encontramos a los principios de limitación formal, principios de limitación funcional y los principios de limitación personal o limitación de la responsabilidad penal- y principios extrasistémicos –este se divide en dos: principios extrasistémicos de descriminalización y principios metodológicos de la construcción alternativa de los conflictos y problemas sociales-) con los que se garantizaran los derechos humanos fundamentales. Lo que pretenden es que dichos principios se apliquen realmente pero no para mantener la desigualdad o dominación sino para que el derecho penal sea también un instrumento de la lucha de los sectores que han sido


oprimidos por él, para democratizar las instituciones y para hacer menos difícil las transformaciones radicales de la sociedad. El abolicionismo efectúa una crítica radical a todo el sistema de justicia penal y plantea su reemplazo. Existe poco consenso entre los autores considerados abolicionistas, ya que algunos ven al sistema penal como superfluo o innecesario que podría abolirse sin generar una crisis del sistema (HULSMAN), otros piensan que el sistema penal es la piedra angular de la represión y cuya abolición implicaría necesariamente la transformación de la sociedad como un todo (SCHEERER). Son diferentes sus imputaciones hacia el sistema penal (sistema inútil, sistema de “utilidad latente”). Además existirían diferentes razones para abolirlo: es anómico (las normas del sistema penal no cumplen las funciones esperadas), la prisión no es sólo privación de libertad (ella representa también un cambio radical en su vida, pues se le priva del trabajo, de la familia, etc.); al sistema no le interesa la víctima (los intereses de la víctima ocupan un lugar secundario o a veces ni siquiera ocupan ningún lugar, y a la víctima se le “roba” el conflicto y la víctima del delito resulta siendo víctima del sistema penal); en fin estas son algunas de las razones que los abolicionistas propugnan para precisamente abolir el sistema penal.


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