a propósito de lo espiritual en el arte

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A propósito de lo espiritual en el arte Álvarez García, María

A propósito De lo espiritual en el arte

Álvarez García, María Estética

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A propósito de lo espiritual en el arte Álvarez García, María

"Luego se acercó el que había recibido un solo talento y dijo: Señor, sabía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste, y que recoges donde no esparciste; tuve miedo y fui y escondí tu talento en la tierra; ahí tienes lo tuyo. Su señor le respondió: ¡Siervo malo y perezoso! Sabías que cosecho donde no sembré, y recojo donde no esparcí. Pues ya debías haber dado mi dinero a los banqueros, para que, cuando yo viniera, recibiera lo mío con sus réditos. Quitadle, pues, el talento, y dádselo al que tiene los diez, porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y al siervo inútil, arrojadlo a las tinieblas de afuera. Allí serán los lamentos y el rechinar de dientes”.

Mt. 25; 24-30.

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Índice

Introducción ................................................................................................................... 4

Kandinsky y su tiempo ................................................................................................... 5

Comentario crítico ......................................................................................................... 6

Conclusiones ............................................................................................................... 12

Bibliografía ................................................................................................................... 13

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Intoducción

Kandinsky desempeño un papel fundamental, como artista y como teórico, en el desarrollo del arte abstracto. De lo espiritual en el arte es el primer tratado teórico sobre la abstracción, que difundió sus ideas por toda Europa.

En primer lugar se presenta una breve contextualización del artista, así como sus principales intenciones al publicar esta obra. Posteriormente, se analizan algunos aspectos de la obra que han sido considerados interesantes, contrastándolos con la opinión y pensamiento de otros artistas, ya sean o no contemporáneos del autor.

Principalmente se trata de analizar la obra de arte como Kandinsky la entendía y el papel que juega el artista, haciendo especial incapié en su valor social. Se trata, a su vez, el papel específico de las distintas artes y a la vez su integración a través del papel que desempeña la Bauhaus, escuela de la que el artista fue miembro. También se analiza la importancia del color y la forma en la obra del artista, así como la contraposición entre lo material y lo espiritual.

Finalmente se presentan algunas conclusiones y opiniones personales sugidas de la realización del trabajo.

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Kandinsky y su tiempo.

Vassilij Kandinsky (Moscú,1866 – 1944). Portaestandarte de los jóvenes revolucionarios muniqueses, con su célebre “Caballo Azul” (Der Blaue Reiter,1909) dio nombre a un grupo de artistas muy diversos que organizaron importantes exposiciones en 1911 y 1912. Su empresa de elaborar un programa común que unificase los afanes de todos aquellos jóvenes no pudo llevarse a cabo, pues la guerra estalló en 1914 y en ella murieron los pintores August Macke y Franz Marc. La vida y obra de Kandinsky ocupan un lugar aparte por cuanto representan la cifra y el símbolo delas aspiraciones artísticas modernas: afán de conocer la esencia de los objetos que llenan las formas, reconocimiento incondicional de la fuerza expresiva inherente al color puro, herencia de Matisse y de los “fauves”, y propósito de no emplear la reproducción de la naturaleza más que como punto de partida de una forma y de un movimiento absolutos. Según Oscar y Esthela Jara, “además de su talento, dos cosas contribuyeron a su descubrimiento del abstracto: su afición a los cuadros de batallas y jinetes, y un defecto físico: era miope. (...) El comienzo de la abstracción en su obra a partir de1910 se produjo gracias a la suma de trabajo y de una casualidad, según sus propias palabras: "...regresaba de hacer mis bosquejos sumido en mis pensamientos, cuando de pronto, al abrir la puerta del estudio me vi enfrentado a una imagen de indescriptible belleza incandescente. Perplejo me quedé mirándola. El cuadro carecía de tema, no representaba ningún objeto que se pudiera identificar y estaba totalmente compuesto de manchas brillantes de color. Finalmente me acerqué y sólo entonces vi lo que realmente era: mi propio cuadro, cuya posición en el caballete había cambiado, quedando ladeado y como apaisado. Una cosa se me hizo clara, que la objetividad, la representación de los objetos no tenían ningún sentido en mis cuadros y, que en realidad, era perjudicial para ellos".

Comenzó a producir su nueva obra en etapas más o menos cronológicas a las que llamó Impresiones, Improvisaciones y Composiciones, términos que toma prestados de la música, particularmente amada por el pintor, a la que considera el único arte capaz de superar el positivismo imperante y de crear un nuevo mundo y una nueva atmósfera.” “Mis libros De lo espiritual en el arte y Der blaue Reiter se proponían despertar la capacidad de captar lo espiritual en las cosas materiales y abastractas, capacidad absolutamente necesaria en el futuro, que hace posibles innumerables experiencias. La meta principal de ambas publicaciones fue el deseo de fomentar esta capacidad bienhechora en los hombres.” Wassily Kandinsky terminó el manuscrito De lo espiritual en el arte en 1910, a los 44 años. Según él mismo relata en Rückblicke (Stum Verlag, Berlín, 1913) el libro surgió de la manera siguiente: “ De esta época data mi costumbre de anotar pensamientos sueltos. Así escribí De lo espiritual en el arte sin darme cuenta. Las notas se fueron acumulando durante más de diez años.” Este es el primer escrito teórico de Kandinsky, que no fue escrito en el vacío, sino que el artista llegó a sus conclusiones apoyándose en la problemática de su época, tal y como indica Max Bill en su introducción. Además, esto puede comprobarse a lo largo de todo el libro, ya que son constantes las referencias a su actualidad.

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Comentario Crítico.

1. La obra de arte y su tiempo. “Toda obra de arte es hija de su tiempo, muchas veces es madre de nuestros sentimientos.” Así empieza Kandinsky la introducción, añadiendo además la imposibilidad de revivir principios artísticos pasados. También Chillida hace referencia a este aspecto del arte recordando su frustración cuando se dio cuenta de que tenía que avanzar y no podía, así que intentó realizar los mismos torsos de yeso que había hecho hacía tiempo, fue incapaz. Por otra parte, surge la idea de que sólo se puede proyectar desde la memoria. De ahí la importancia de las referencias a tiempos pasados y no solo a la época específica de la obra. Kandinsky hablará sobre esto al explicar su “triángulo espiritual”, y la evolución hacia adelante de este triángulo que, aunque es un avanzar muy lento, siempre avanza. Esto es así, porque el conocimiento de las ciencias del arte solo puede hacerse inicialmente de forma histórica. Así, estas dos posturas, que parecen opuestas, se aúnan en palabras de Ortega y Gasset “...el tigre de hoy es idéntico al de hace seis mil años, porque cada tigre tiene que empezar de nuevo a ser tigre, como si no hubiese habido antes ninguno. El hombre, en cambio, merced a su poder de recordar, acumula su propio pasado, lo posee y lo aprovecha... Y la riqueza menor de ese tesoro consiste en lo que de él parezca acertado y digno de conservarse: lo importante es la memoria de los errores, que nos permite no cometer los mismos de siempre. Por eso Nietzsche define el hombre superior como el ser “de la más larga memoria””. Es por esto, porque somo seres con memoria, capaces de recordar, por lo que no podemos volver atrás, porque lo que hicimos, ya lo superamos; sin embargo, al mismo tiempo, nuestra memoria nos sirve para no caer en nuestros errores anteriores y poder avanzar.

2. Lo material frente a lo espiritual. Habla también de las aspiraciones espirituales y de “la pesadilla de las ideas materialistas que convirtieron la vida del universo en un penoso juego sin sentido”. Así, da valor al arte primitivo por ser espiritual, por lo cual contiene el germen del futuro, mientras que el arte nuevo es externo y carente de futuro. Parece quedar ya al principio claro, algo que desarrollará a lo largo de todo el libro, la primacía de lo espiritual sobre lo material. “Después del periodo materialista (...) el alma se eleva refinada por la lucha y el sufrimiento. (...) El artista intentará despertar sentimientos más sutiles que actualmente no tienen nombre (...) la obra provocará en el espectador capaz de sentirla, emociones más matizadas que nuestras palabras no pueden expresar. Hoy el espectador raramente es capaz de tales vibraciones”. Palntea entonces Kandinsky dos puntos de vista sobre la misión del artista como “enviar luz a las profundidades del corazón humano”, según Schumann, o “el pintor es un hombre que lo sabe pintar y dibujar todo”, según Tolstoi. La segunda trae como consecuencia el arte por el arte, y es esta la que le permite explicarnos en el último capítulo, La obra de arte y el artista, esta separación entre artista y espectador, ya que el arte no puede existir solo para el arte (l’art pour l’art), porque entonces “el lazo que une el arte y el alma se queda medio anestesiado”.

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Critica entonces a todos los espectadores que van a los museos guiados por un libro de títulos de cuadros, lo que les basta para pasar a ver el sigiente y así sucesivamente. De éstos dice “¿por qué vinieron?” “Las almas hambrientas se van hambrientas”. En mi opinión, hay algo en el artista que le mueve por dentro, que le obliga a expresarse, y, muchas veces no encuentra la manera, le resulta incluso un proceso doloroso, pero no puede parar porque tiene hambre. En este sentido el arte es entendido como un proceso fisiólogico, como algo necesario para la supervivencia, como lo puede ser comer, beber o dormir. El artista no puede saciarse haciendo solo arte por arte, esto supondría la “destrucción de sus sonidos internos (...) la dispersión de las fuezas del artista en el vacío”. El artista necesita liberarse de lo que lleva dentro, necesita contarlo al mundo, este es su alimento. En el IV capítulo (la Pirámide), habla en este sentido de la meta del artista, que no es la imitación de la naturaleza, sino expresar su mundo interior. De tal manera que “el arte utiliza sus medios no para representar fenómenos de la naturaleza, sino para expresar la vida interior del artista.” Max Bill hace una aclaración en este punto “(...) no obstante, aparte de su aspecto positivo (lo bello = lo bueno), este elemento tiene la carencia de que no agota el talento (en el sentido evangélico de la palabra)”. Kandinsky hará varias veces refencia a este tipo de talento, “entonces surge un hombre en todo semejante a nosotros, pero que lleva dentro una furza “visionaria” y misteriosa. Él ve y enseña. A veces quisiera librarse de ese don superior que a menudo es una pesada cruz. Pero no puede. Acompañado de burlas y odios, arrastra hacia delante y cuesta arriba el pesado y obstinado carro de la Humanidad que no se atasca entre las piedras”. El artista es responsable de ese don que tiene, de ese talento, que le ha sido dado, y que tiene que poner al servicio de la sociedad. Juan Pablo II, en su carta a los artistas, nos dice que “la belleza es la voación a la que el Creador llama al artista con el don del “talento artístico”. (...) Quien percibe en sí mismo esta especie de destello divino que es la vocación artística (...) advierte al mismo tiempo la obligación de no malgastar ese talento, sino de desarrollarlo para ponerlo al servicio del prójimo y de toda la humanidad”.

3. El triángulo espiritual. En el capítulo segundo (“el Movimiento”) Kandinsky explica su concepto del triángulo espiritual. De tal manera que un triángulo se divide en secciones desiguales, la menor y más aguda dirigida hacia arriba, cuanto más abajo, estas secciones resultan más anchas. Este triángulo se mueve apenas perceptiblemente hacia delante y hacia arriba. “Donde hoy se llama el vértice más alto, mañana estará la próxima sección”. El hombre que, a veces solo, se encuentra en el vértice más alto no es comprendido por las secciones inferiores, que le tachan de loco o farsante. Creo que se puede establecer un paralelismo con este triángulo con el “mito de la caverna” de Platón; en el caso de que “a uno de esos “prisioneros” fuera liberado de las cadenas y obligado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando hacia la luz y, al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes (…) ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le muestran ahora? (…) Necesitaría acostumbrarse, para poder mirar las cosas hacia arriba.” Es el artista el que aquí juega un papel fundamental en la sociedad, estas personas que son “hambrientos y visionarios”, son profetas para su entorno, porque “en todas las secciones del triángulo hay artistas” y “cada sección tiene consciente o inconscientemente, hambre de pan espiritual”.

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Vuelve entonces Kandinsky a hacer referencia a este “hambre espiritual”, esto es algo que está muy presente en la sociedad de hoy en día, de hecho se ha llegado a considerar a los museos como las “nuevas catedrales”, y es que es así como contestaríamos a esta pregunta anteriormente planteada de “¿qué es lo que vienen a buscar?”. En mi opinión, el hombre, por naturaleza, tiene ansia de espiritualidad, algo que se ha podido comprobar desde la Prehistoria, y, en una sociedad tan materialista como en la que hoy nos encontramos, la Religión parece que no es una opción viable, así que se busca en la experiencia estética saciarse, algo que nunca podrá conseguirse plenamente de este modo. Este hecho va unido a la realidad de que al encontrarnos en un ambiente tan materialista, el hombre no ha sido capaz de desarrollar plenamente su capacidad sensible y “busca en el “cómo” se representa un objeto la relación con el artista. El arte pierde el alma.”

4. El valor específico de cada arte. “El “qué” es el contenido que sólo el arte puede tener, y que solo el arte puede expresar claramente por los medios que le son exclusivamente propios.” En el cuarto capítulo (La Pirámide) empezará haciendo referencia a esta especificidad de cada arte: “las diferentes artes se disponen a decir lo que mejor saben decir y por los medios que cada una de ellas posee exclusivamente”. Esta idea nos lleva a relacionar a Kandinsky con Lessing que, en su obra Laoconte. Sobre las fronteras de la poesía y la pintura (1766) va a sentar su teoría de que cada arte (pintura o poesía) utiliza sus propios signos de distinta naturaleza (espacial o temporal) que son adecuados para distinto tipo de imitaciones (de los cuerpos o de las acciones) y por tanto estas artes persiguen distinto tipo de belleza (física o moral). El artista debe ser consciente de estos extremos y en consecuencia sacer el máximo partido a sus recursos; también el crítico a la hora de juzgar las obras. Esta aportación es interesante sobre todo como paso fundamental que abre el camino a otros estudios en la búsqueda de lo específico en cada arte. También aporta aquí Juan Pablo II, en su carta dirigida a los artistas, en lo referente al papel social del arte y a la responsabilidad que tiene el artista distinguiendo que “la diferente vocación de cada artista, a la vez que determina el ámbito de su servicio, indica las tareas que debe asumir, el duro trabajo al que debe someterse y la responsabilidad que debe afrontar.” Kandinsky también señala que “a pesar de, o gracias a, esta diversificación, las artes nunca estuvieron tan cerca las unas de las otras”. Es cierto que con el transcurso del tiempo han aparecido otras artes que utilizan ambos tipos de signos simultáneamente o bien se han descubierto signos de naturaleza intermedia y así se han realizado nuevos estudios que pretenden buscar los más originales recursos específicos de cada una de estas artes (como es el caso de la arquitectura, por ejemplo, o del cine). Cabe señalar también la nueva complejidad surgida en el estudio histórico de las artes, ya que aparecen nuevos enfoques nacidos de métodos usados en otras ciencias. Como consecuencia de esta especificidad de cada arte, se hace inevitable la comparación de la pintura (que es la que nos ocupa) con el resto. Así, la pintura observa la facilidad con la que se alcanza el objetivo de expresar el mundo interior del artista en la música, de tal manera que se intentan encontrar los mismos medios en la pintura, como la búsqueda del ritmo y la construcción matemática y abstracta. Entonces, “la comparación entre los medios de las diferentes artes y la inspiración de

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un arte en otro, sólo tiene éxito si la inspiración no es externa sino de principio. Es decir, un arte debe aprender del otro como éste utiliza sus propios medios para, después, a su vez, utilizar sus propios medios de la misma manera; es decir, según el principio que le sea propio exclusivamente. En este aprendizaje, el artista no debe olvidar que cada medio tiene una utilización idónea. (…) Al profundizar en sus propios medios, cada arte marca sus límites hacia las demás artes; la comparación las une de nuevo en un empeño interior común”.

En este punto cabe descatar que Kandinsky se suma a la Escuela Bauhaus, donde todas las artes se unifican, sin distancia entre arte y artesanía. Los pintores, escultores y arquitectos codifican los medios de expresión plástica para establecer un método de enseñanza artística en la que predomina la funcionalidad, el racionalismo en el arte (geometría, matemáticas, tecnología...) y el diseño como medio de creación artística. La palabra clave en la Bauhaus es unificación. Kandinsky fue profesor de esta corriente. Él, que había estudiado las artesanías rusas, se convirtió luego en profesor de la Bauhaus en Moscú, enseñanzas que compartió con otro genio, Paul Klee. El arte popular ruso tenía en su tradición la abstracción de figuras, la estilización extrema y, por supuesto, la valorización del icono. En sus reflexiones deduce la teoría de que el punto es el elemento básico de la gramática visual.(El punto y la línea sobre el plano).

5. Misiones del artista: misión social del arte. En el VI capítulo nos introduce Kandinsky en los medios que emplea la pintura que son dos: el color y la forma. Asimismo, se extiende en la explicación de estos dos medios y de las relaciones e influencias entre ellos, así como los efectos que producen. Sin embargo, en este capítulo cabe destacar las tres causas místicas que nacen de la necesidad interior: 1. Todo artista, como creador, ha de expresar lo que le es propio (elemento de la personalidad). 2. Todo artista, como hijo de su época, ha de expresar lo que le es propio de esa época (elemento del estilo, como valor interno, constituido por el lenguaje de la época más el lenguaje de la nación, mientras ésta exista como tal). 3. Todo artista, como servidor del arte, ha de expresar lo que le es propio al arte en general (elemento de lo pura y eternamente artístico que pervive en todos los hombres, pueblos y épocas, se manifiesta en las obras de arte de cada artista, de cada nación y de cada época y que, como elemento principal del arte, no conoce ni el espacio ni el tiempo). Estos tres elementos están fuertemente trabados y expresan en cualquier época la unidad de la obra. Ante esto surgen distintas reflexiones. La primera, que ya ha sido tratada, es la necesidad del artista de expresar su interioridad. La segunda, expresar las circunstancias de su época, pero creo que no sólo el artista quiere expresar esto, sino que la sociedad se sirve en este caso del artista para ser reflejada, por una parte, y por otra, es la realidad de que el hombre es un ser social por naturaleza, por lo tanto el artista no puede obviar su entorno, el cual inevitablemente influye en su obra. Otra muestra de la sociabilidad del hombre, es el hecho de que el placer o gozo estético es a la vez individual (como el sensible, incomunicable y egoísta) y compartido (como el intelectual, comunicable pero no propio, que aumenta

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al compartirlo); esto lo apuntaba Schiller en el siglo XVIII, además añadía: “solo la comunicación de la belleza purifica a la sociedad, porque se refiere a lo que es común a todos”. La tercera, es la dimensión de servicio que desempeña el artista en la sociedad, el artista no solo sirve al arte, que también, sino que sirve a la sociedad. Schiller hablará de este valor social del arte, al tratar el impulso sensible y el impulso formal que se contraponen en el hombre, y que se equilibran mediante un impulso intermedio, que es el impulso de juego, fruto del cual es el arte, que hace más sensible al hombre intelectualista (porque le introduce en lo singular), y más intelectual al hombre sensitivo (porque le da el germen de la universalidad). De tal manera que en el hombre se equilibran libertad y necesidad, equilibrando moral y físicamente al hombre. A su vez, hay una idea de libertad que es propia del Romanticismo, y es que podemos ser esclavos de lo sensible o podemos ser esclavos de la razón, aunque siempre podemos ser “razonables”, porque lo que nos hace verdaderamente libres es hacer las cosas por amor. A diferencia de lo que creía Kant, que la responsabilidad moral era una especie de carga, si las cosas se hace por amor, el contrariar el sentimiento por la razón no te hace esclavo.

6. La forma y el color. “El artista puede utilizar cualquier forma para expresarse” Kandisnsky nos explica esto diciéndonos que la forma que ayer fue válida, tal vez hoy no lo sea, y la que lo es hoy, tal vez no lo sea mañana. Por lo tanto la necesidad interior del artista no debe limitarse a una forma. Así, “lo personal, el estilo no se consiguen intencionadamente ni tienen tampoco la importancia que hoy se les atribuye. Ya se ve que la afinidad general de las obras, que no se debilita con los siglos, sino que se potencia más y más, no radica en el exterior, en lo externo, sino en la raíz de las raíces, en el contenido místico del arte”. Señala además que “el artista debe ser ciego a las formas “reconocidas” o “no reconocidas”, sordo a las enseñanzas y los deseos de su tiempo”. En lo referente a este estilo general que parece tener todas las obras de un mismo artista, estoy de acuerdo en que la forma no es lo más importante. Si bien es cierto, se puede identificar y encontrar numerosas semejanzas en cuestión de estilo al contemplar las obras de un mismo artista y de una misma época. De hecho, el método empleado por el historiador para datar e identificar una obra se basa precisamente en esto, en tratar de identificar sus rasgos estilísticos. Sin embargo, no sé hasta qué punto es sincero que se pueda hacer esto, ya que si la obra de arte es sólo una mera expresión de la necesidad interior, esta necesidad interior de cada artista no debería depender de las épocas ni estar condicionada por cuestiones de estilo. Es cierto que antes se ha analizado las causas de la obra artística, en las que además de la personalidad está la época y el servicio al propio arte, que explican esto. En el caso de la arquitectura quizás esto se vea más claro, ya que a la arquitectura tampoco puede bastarle mostrar la forma de hacer de un arquitecto, porque la arquitectura, más que cualquier otra de las artes, cumple una función de servicio innegable para la sociedad, de tal manera que el arquitecto debe trabajar teniendo esto muy presente. En palabras de I. Kahn “la arquitectura es algo vivo que surge de algunos aspectos inseparables de la mente y el corazón (…), funciona porque tiene una motivación, porque satisface los deseos y las necesidades. (…) La arquitectura no debería existir para sí misma, debería lanzar chispas a los demás.” Añade además, a propósito de la forma que “si un edificio se puede definir como escultura, como algo distinto de la arquitectura, creo que algo va mal en la definición de ambas cosas. (…)

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No creo que empezar con la forma sea necesariamente el modo de hacer arquitectura (…). A medida que avanzamos, la forma se va modificando, y eso debería alegrarnos porque la idea será tan fuerte que no podamos destruirla”.1 Kandinsky también dirá que “la belleza del color y de la forma (a pesar de lo que afiman los estetas y los naturalistas, que buscan principalmente la belleza) un objetivo suficiente para el arte.” “En nuestra época es más difícil que nunca crear una teoría completa y perfecta, construir un “bajo continuo” pictórico”. Este concepto de bajo continuo lo extrae Kadinsky de Goethe, y que según el artista ayudará a la pintura, junto con sus medios (color y forma), a evolucionar hacia el arte en el sentido puramente abstracto y alcanzará la composición puramente pictórica. “La renuncia a lo figurativo – uno de los primeros pasos hacia el reino no abstracto – correspondió en el sentido gráficopictórico a la renuncia a la tercera dimensión: es decir a contener el “cuadro” como pintura sobre una superficie. (…) El esfuerzo por librarse de ese materialismo y esa limitación condujo naturalmente a prescindir de la superficie. Los artistas intentaron situar el cuadro sobre una superficie ideal, que debían crear frente a la superficie material del liezo”. Este librarse de la superficie del lienzo recuerda al concepto de “espacialismo”, que comenzó a mediados del siglo XX con Lucio Fontana, que consiguió romper esa barrera rasgando las telas de sus lienzos con cuchillas. Kandinsky utilizará el mayor o menos grosor de una línea, la situación de la forma sobre a superficie, la intersección de una forma por otra, así como el empleo del color. “Es necesario que el pintor cultive no sólo sus ojos, sino también su alma para que ésta aprenda a sopesar el color con su propia balanza y actúe no sólo como receptor de impresiones exteriores (a veces también interiores) sino como fuerza determinante en el nacimiento de sus obras”.

7. Arte y belleza. Kandinsky propone una definición de arte, “la pintura es un arte, y el arte, en su aspecto global, no es una creación inútil de objetos que se deshacen en el vacío sino una fuerza útil que sirve al desarrollo y a la sensibilización del alma humana – que apoya el movimiento del triángulo -. El arte es el lenguaje que habla al alma de cosas que son para ella el pan cotidiano, que sólo puede recibir en esta forma.” “El artista ha de intentar transformar la situación conociendo su deber frente al arte y frente a sí mismo, y considerarse no como señor de la situación sino como servidor de designios más altos cuyos deberes son precisos, grandes y sagrados. El artista debe “educar” y ahondar en su propia alma, cuidarla y desarrollarla para que su talento externo tenga algo que vestir y no sea como el guante perdido de una mano desconocida, un simulacro de mano, sin sentido y vacía. El artista debe tener algo que decir porque su deber no es dominar la forma sino adecuarla a un contenido”. Define la belleza como “bello es lo que brota de a necesidad anímica interior. Bello es lo que es interiormente bello”.

1.

“On the Responsability of the Architect”. (Debate académico celebrado en Yale; Perspecta 2: The Yale Architecture Journal , 1953, págs. 47- 50.) Toma del libro: “Escritos, conferencia y estrvistas. Luis. I. Kahn”; Alessandra Latour. 1991, El Croquis Editorial.

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Conclusiones “El artista no es un privilegiado de la vida, no tiene derecho a vivir sin deberes, está obligado a un trabajo pesado que a veces se convierte en su cruz. (…) no es libre en la vida, sino sólo en el arte. (…) El artista tiene tres responsabilidades: a) ha de restituir el talento que le ha sido dado; b)sus actos, pensamientos y sentimientos, como los de todos los hombres, forman la atmósfera espiritual que aclaran o envenenan; c)sus actos, pensamientos y sentimientos son el material de sus creaciones que contribuyen a su vez a la atmósfera espiritual.” El arte nos humaniza. Los animales, a diferencia de nosotros, no son capaces de pintar un cuadro o construir un edificio. No son capaces de hacer arte. Por lo tanto, ésta es una de las cosas que define nuestra naturaleza, que nos define como hombres, y es que somos capaces de crear, de imaginar... somos capaces de trascender. En este sentido, el papel del artista es fundamental, ya que, gracias a su talento, crean obras que nos ayudan en esta trascendencia y a cultivar nuestro espíritu, de tal manera que se pueda generar esa “atmósfera espiritual”. Además, esa obra de arte es parte del artista, de “sus actos, pasiones y sentimientos”. Por ello su responsabilidad social es muy grande: hace que contemplemos el mundo a través de sus ojos. Este talento del artista le ha sido dado, por ello es su reponsabilidad y su deber cultivarlo, conocer su técnica, formarse, para dar lo mejor que tiene a la sociedad. Porque él es capaz de descifrar el mundo de una manera distinta a los demás y además, es capaz de mostrarlo, de materializar sus emociones, su espiritualidad, en algp tangible, material. Una ventana por donde mirar. En mi opinión, esta responsabilidad es aun mayor hoy en día. Ya que vivimos en una sociedad que, pese a sus ansias de espiritualidad, vive en un escepticismo y en una duda constante. La religión no le es válida e intenta saciar sus ansias en los museos, que se han convertido en las nuevas catedrales. Entonces el arte nos hace más espirituales. Porque propio de nuestra naturaleza también es el alma, el espíritu, que a través del arte podemos cultivar. Porque un cuadro, una escultura, un edificio, no nos puede dejar indiferentes, sino que tiene que calar hondo en nosotros. En palabras de Le Corbusier: “Se utiliza la piedra, la madera, el cemento, y con estos materiales se hacen casas, palacios: esto es construcción. El ingenio trabaja. Pero, de pronto, me conmovéis, me hacéis bien, soy dichoso y digo: es bello. Esto es arquitectura. el arte está aquí. Mi casa es práctica. Gracias, como doy las gracias a los ingenieros de ferrocarriles y a la Compañía de Teléfonos. Pero no habéis conmovido mi corazón.”2

2. “Hacia una arquitectura”. Le Corbusier (primera edición 1977). 1998, Ediciones Apóstrofe.

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Bibliografía

-

De lo espiritual en el arte; Kandinsky. 1996; Ediciones Paidós Ibérica.

-

Introducción de Max Bill de la edición de 1966 (centenario de Kandinsky).

-

Carta de Juan Pablo II a los artistas. 1999.

-

Páginas web: o

http://www.babab.com/no07/wassily_kandinsky.htm

o

http://www.monografias.com/trabajos11/exprabs/exprabs.shtml#AUTOR

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