LOS ENSAYOS
Colette Soler
FINALES DE ANALISIS
MANANTIAL
Colette Soler
FINALES DE ANALISIS
MANANTIAL
INDICE
l. FINES DEL ANALISIS
Seminario: Fines del análisis. Historia y teoria Primera conferencia.......................................... ...... Segunda conferencia.............. ... . .. . .. . .. .. . ... .. . ... . .. .. . .. . Tercera conferencia............. .................................... Cuarta conferencia............................... ......... .......... Los fines propios del acto analítico...............................
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ll. VICISITUDES DEL VINCULO ANALITICO
Transferencia e interpretación en la neurosis................ 69 Acerca del sueño.......................................................... 75 Rupturas del vinculo analítico...................................... 83 El actíng-out en la cura................................................ 9 1 ¿Qué control?.............................................................. 103 111. PADE-SER SUBJETIVO Y PSICOANALISIS La elección de la neurosis....... . .................................... . A propósito de la degradación de la vida amorosa........ . .Afecto y saber......................... ................................... ... Lacan ín England................. ..... ..................... ... .. ..... ..
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C rad cln Brodsky: Semi n;~ r iu: " Fines d el a nálisis. H istoria y teoría" (con establecimicnttl del texto, versión no revisada por la autora); "Los fines p ropios del neto analítico"; "El ncting-out en la cura"; '"¿Qué control?"; "La elección de la neurosis"; ''Afecto y saber"; " Lacan iu England". Adriann Torres: "Tran sferencia e interpretación en la neurosis"; "Acerca del sueño"; "Rupturas del vínculo analítico"; " A propósito d e la d egradación de la vid a amorosa " . Soler. Colettl' i'inales dl· análisis - 1a cd. 2a rcím p. - Bu~:mos Aires : ManantiaL 2007. 152 ?· ; 20x14 cm. Traducido por: Grnciela Urodsky y Adriana Torres
ISBN: 978-950-9515-25-3 1. Psicoonálbis. l. Gradda Brodsky. t rad. Il. Título
CDD 150.195
H echo el depósito que marca la ley 11.723 ímp reso en la Argentina © 1988, de la trad ucción y de la edición en castellano, Ediciones Manantial S. R. L. Avda. de Mayo 1365, 6" p iso (1085) Buenos A ires, A rgentina Tel: (54-11) 4383-7350 / 4383·6059 info<ff'e manantia!.com.ar w ww .emanantial.com.ar
íSBN : 978-950-9515-25-3 Reimpresiones: 2004, 2007 Der~chos reservado!> Proh ib ida la rep roducción parcial o total, el almacl:!namiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquie r formil o po r cualquier medio, sea electrón ico o mecánico, m l:!diantc fotocopias, digitalización u otros métt)dos, sin el permiso p revio y escrito del ed itor. Su in fracción efltá penada por las leyes 11 .723 y 25.446.
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FINES DEL ANALISIS
FUENTF..S
f'lnes del análisis. Historia y teoría, seminario dictado en Buenos Aires. en 1986, en el marco de la F. C. F.; Los Ones propios del acto analiUco, Actes de la Ecole de la Cause frew:lrenne. N° XII.
FINES DEL ANALISIS. HISTORIA Y TEORIA
Primera conferencia
Elegí hablar sobre el tema del fin de análisis. Me doy cuenta de que es u n tema en el que la apuesta es muy fuerte , creo que cada uno lo percibe, tanto del lado de los analistas como del de los analizantes. La apues ta es muy fuerte porque lo que está en juego en esta cuestión es el analista mismo. ya que, ustedes lo saben. la tesis de Lacan es que sin analista no hay psicoanálisis; es como cuando se dice que sin Polonia ... no hay polacos, es un chiste. Uno puede decirlo también para el analista y el psicoanálisis, aunque esto deba matizarse. La tesis fundamental de Lacan es entonces que el fin de análisis produce al analista. es una mutación que hace de un sujeto un analista virtual. no necesa.rtamente operante. Noten que es una tesis única en el movimiento analítico. Claro que antes de Lacan algunos analistas -el primero, s i no me equivoco, es Ferenczl- han dicho que el pslcoanalJsta debe llegar hasta el nn de su a nálisis. pero, fuera de Lacan. ninguno dijo jamás que el fin del análisis produce al analista. No es lo mismo decir que el analista debe llegar hasta el fin de su análisis que decir que el que llega al fin es psicoanalista. Vean bien la diferencia de las dos tesis. Para habla r del fin de análisis tenemos muchos vocablos. En francés podemos hablar del término, de la salida . de la solución, incluso del acabamiento del análisis. Los vocablos término. salida, solución. remiten a un estado de hecho, y se d istinguen de la palabra fln . El fin del psicoanálisis es un término que tiene la ventaja de ser equivoco. es decir de designar a la ve~ un momento y una finali dad
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eventual. Entre término y fln hay la misma diferencia que entre el hecho y el derecho. Para decirlo de olro modo: en un caso uno se pregunta ¿cómo termina el psicoanálisis?. y en el otro ¿cómo debe terminar? Son preguntas muy diferentes. ¿Cuál es el fin exigible? Les hago notar que es de hecho que la pregunta se plantea así: es en Jos hechos que el analizan te viene a preguntarse: ¿He 1emtinado verdaderamente? Sucede a veces que no se contenta con haber 'terminado, que se pregunta si es el verdadero fin , y para responderle. aun si su respues ta es el silencio, el analista debe saber <~uál es el fin exigible. En esta pregunta por el fln del análisis hay entonces una intrlC'...'lCión entre una pregunta de hecho que uno puede decir que se formula en términos cercanos a las preguntas que se plantearía la ciencia: ¿cómo funciona?. ¿cómo cae una piedra?, ¿cómo gira la tierra? Son preguntas de la ciencia planteadas a los hechos sobre cómo se regulan. Para el psicoanálisis es otra cosa. Uno no puede contentarse. acerca de cómo termina. con la pregunta por los hechos, y uno pasa necesanamente a la pregunta acerca de un fin legitimo, acerca de un fin verdadero. para tomar términos diferentes. Dicho así, surge la idea de una nonna que no seria solamente lo real, sino que seria una norma ética. Desde el momento en que se habla de ética. )o que está supuesto es un margen de indeterminación; se lo siente de Inmediato si uno nota que no hay éliC'.a de la piedra que cae: por el contracto, hay una ética de aquel que puede Urarse por la ventana, ejemplo simple que elijo porque hace eco a una observación de Freud que encuentro muy sorprendente y que dice: ·en el fondo el único deber es soportar la vida". Es verdad que. en el fondo. en toda pregunta ética está esto: ¿se debe soportar la vida? y ¿cómo? SI uno se interroga entonces sobre lo que debe ser el fin del análisis, evoca necesaiiamente un orden de obligaciones que no dependen de la necesidad. y eso es la ética: una obligación que no depende de lo necesario. Por eso hay éticas en plural. no una sola, porque está Implicada una elección. al menos una orientación. Toda la cuestión radica en saber en relación a qué. La respuesta de tacan. que les recuerdo al pasar. es que la ética consiste en orientarse en relación a lo real. el cual no permite la elección. Así. nosotros no nos contentaremos con decir, por ejemplo. que el psicoanálisis no termina con )a identificación al analista. Ven que tomo un ejemplo que el mismo tacan ha desarrollado con respecto a cierta doctiina del fin de análisis. El no se contenta con decir que el
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psicoanálisis no termina por una identificación con el analista; su tesis es que no debe terminar con una identificación al analista. lo que implica que puede terminar con una identificación al anaBsta: Debe· mos preguntarnos en nombre de qué criticar este fin. Dicho de otro modo. y ¿sta es la primera pregunta de este trabajo. ¿dónde encontrar la norma que fija el fin de análisis?. ya que hace falta una norma puesto que hay varios fines posibles. Antes de avanzar en este sentido quiero aportar una precisión. La pregunta por el fin del análisis puede abordarse desde una doble faz. Uno puede abordarla desde el plano prácllco y desde el plano clínico. El' primero consiste en Interrogarse sobre )a secuencia terminal del psicoanálisis. sobre u n momento de la transferencia: aquél en que la relación de transfet'"encia se deshace. y en tratar de precisar cuál es la operación que interviene en ese momento. Esta es la pregunta práctica. Hay otra pregunta que. por s upuesto. está relacionada con ésta. pero que no es la misma; es una pregunta cllnica. Consiste en interrogarse por la diferencia entre el sujeto tal como es a la entrada y a la salida. Dicho de otra manera. cuál es la diferencia entre el sujeto a tratar - es una expresión que tacan emplea- y el sujeto tratado. Para decirlo aun de otro modo, cuál es la diferencia entre el sujeto determinado por lo qiJe. p."lra ir rápido. llamaremos la neurosis. y el sujeto a la salida, que tacan llama lo incurable. no sin un toque de Ironía. Sin embargo es serio, no es un chiste. El vocablo que corresponde a la primera pregunta. a la pregunta práctica. es término del análisis. En la doctrina pslcoanalitica existen descripciones para decimos cuál es la secuencia de salida. Un autor que se ha dedicado en particular a esto es Balint, de quien les hablaré una de estas noches. En lo que respecta a la pregunta clínica. el término que conviene mejor es salida !sorne). desenlace [íssue) o solución. a saber. salida o solución de la neurosis. Ahora bien, sobre estos dos planos tenemos tesis que ya están allí. No voy a hacer semblante de redescubrirlas, supongo que ustedes las conocen. Simp!emenle puedo ordenarlas. En la historia del psicOanálisis tenemos toda una serie de doctrinas que nos dicen cómo designan lo que se encuentra a la entrada, cómo designan lo que se encuentra a la salida - hablando clínicamente- y que nos dicen la operación final de transformación. En piimer lugar tenemos la teoiia de la ego-psychology a la que tacan ha apuntado particularmente. ¿Qué es lo que ellos consideran
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que tenemos a la entrada? Por supuesto todos están de acuerdo en decir que lo que está a la entrada es la neurosis, el síntoma. Aqui yo puedo h acer un paréntesis, digo que es la neurosis, pero ¿por qué no la perversión o la psicosis, ya que, efectivamente, el analista puede recibir a mbas? Creo de todos modos que, en conjunto, se trata de la neurosis. Por el momento dejo de lado la psicosis, y creo que en el psicoanálisis u no prácticamente no ve perversos: lo que uno ve, Jo que uno escuch a más bien, es su neurosis. Uno trata su neurosis, no s u perversión , porque la perversión se fabrica de modo tal que no se correlaciona con el sujeto supuesto al saber: es enton ces en tanto neuróticos que uno aroge eventualmente a s ujetos que, por otra parte. pueden remitir a la perversión. Podriamos discutir esto. pero propon go que pongamos la neurosis a la entrada. Para la ego-psych ology. ¿qué es la neurosis? ¿qué la identifica? Finalmente, un yo débil. Uno podrla decir, con más precisión, un conflicto, ya que ellos se apoyan en la noción freudiana de conflicto, pero lo que es detennina nte para hacer del conflicto neurosis, es un yo debtl. ¿Qué es Jo que ellos colocan necesariamente a Ja salida? Un yo más fuerte. Es tan simple como eso. ¿Cuál es la operación de transfonna clón? Me parece, para res umir de una manera verdaderamente concisa. que se trata de una ideo tificación. Se refuerza al yo por el sesgo de una identificación: es un a via posible, por otra parte. ¿Cóm o ubicaríamos a los klelnlanos? Podría dejar que sean u stedes quienes lo hagan. Tengo algunas d udas al respecto, pero en fi n, yo diña que ellos colocan a la entrada el cllvaje. el sujeto cllvado. y a la salida colocan un sujeto. dtgamos, reunificado, o en todo caso un r:ltvaje en parte cqmpensado. lo que Implica una operación de Integración. que es, por lo demás, un.ténnlno que se emplea. SI tomamos ahora las teorías del selj. especialmente Wlnnicott - porque es de todos modos el más Interesante- ¿qué es para ellos la neurosis? En el fondo, para él, es el dominio de lo que llama falso se!f. Uno podria preguntarse cómo traducir en nuestros ténninos, es decir en los de La can, ese falso selj. pero no es mi objetivo ahora. Falso. se!f a la entrada, y a la salida un verdadero se!f reencontrado. no producido s ino reencontrado, lo que quiere decir que la operación en juego. siguiendo a Winnicoll. es una operación de revelación, una operación de alumbramiento. En un sentido se podrta decir que estos autores tienen una mayor afinidad con la ortentación lacaniana, ya que la revelación es una operación que concierne a la verdad. Vayamos' ahora a Lacan. A la entrada tenemos al s ujeto dividido. y
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a la s alida ... sigue esta ndo dividido. Ese es el problema, que tenemos una división a la entrada que sigue estando allí a la salida. Hay que situar. entonces. una mutación que no hace desaparecer la división del s ujeto, que la trata sin reducirla. ¿Qué término retener para situar el producto de salida. lo que llamé Irreverentemente el producto clínico de Ja salida? Digamos: es un sujeto destituido. no quiero decir un objeto, sino un sujeto destituido que puede ser analista. y que dada la ocasión Lacan llama un incurable. Retomaré este punto. ¿Cuál es enlonces la operación? Es una operación que Lacan mismo califica de destitución. · Uno podría preguntarse cómo s ituar a Freud en este pan orama suscinto. Lo dejo de lado por el momento para preguntarme. en est.as diferente:> doctrinas, cómo se sitúa la ganancja, lo que uno gana en un psicoanális is. a qué precio se hace un psicoanálisis, en dinero, en tíempo, en inversión subjetiva. SI uno hace un ps icoanálisis es. después de todo. porque es pera un beneficio, entonces, ¿cómo se sitúa , en la historta del psicoanálisis, el beneficio. lo que uno va a ganar. lo que uno pagó? Está claro que en la ego-p sychology el beneficio es de dominio, de control. Por eso uno podria entretenerse en desarrollar cómo la ego· p sy chology. sin saberlo. se en cuentra, en cierto modo. con la moral de Descartes. No con el s ujeto cartesiano del cogilo, sino con la moral cartesiana, en un punto muy preciso: la defini ción por Descartes de la virtud suprema que él llama la generosidad. que no hay que tomar en el s entido en que uno emplea ahora el termino generosidad. Actualmente el término generosidad significa más bien una propen s ión al don. En Descar tes la generosidad es algo a si como lo que él Ua ma la firme resolución de ser amo de mí mismo y de mis acciones -estoy citando de memoria- y de usar correctamente este dominio. En Melanie Klein, aun cuando haya que mat.izarlo much o. me parece que hay de todos modos una ganancia de unidad con respecto al clivaje que, según ella. es la neurosis. En Winnicoll. ¿qué es lo que se gana? Al pasar del fa lso selfal self verdadero se gana en autenticidad, digámoslo en estos términos: uno gana una vida o como dicen a veces los analizantes: uno es u no mismo, o uno cree ser uno, o uno está en lo que uno hace, o uno no está en el como s i, en la distancia, en la separación. ¿Y en Lacan. cuál es la ganancia?... ¡si puede decirse que se trata de una ganancia! Retomaré esta pregunta en detalle, pero ptua avanzar, digamos que hay una ganancia que concierne a la posición
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del sujeto. en todo caso, una transformación que concierne a la posición del sujeto. Pero esto no es todo. Hay una ganancia a nivel del saber, y en ese sen tido. Lacan, en esta serie, está completamen te aparte. He armado esta serie, este panorama. para indicar de entrada que no hay una teorla del fin del análisis - en consecuencia nos hace falta saber cómo decid ir en todo esto- y para Uegar. además, a esta pregunta: ¿quién tiene razón? ¿Acaso va u no a detenerse en una posición ecléctica. a saber: a cada uno su te01í a. y cada uno tomará aquella que le parezca más cómoda? Lo que complica au n más las cosas es que en Lacan mismo hay varias doctrinas del fin del a nálisis, no hay sólo una. y además, no sólo son varias, s ino que en ciertos puntos se separan. Lo que yo querria mostrarles es que. metodológica mente habla ndo, tacan no aborda para nada el problema como los otros. Para s ituar su ubica ción. haré una obsenración sobre s u posición en la historia del psicoanálisis , pero para esto es necesario que previamente haga algunas consideraciones sobre cómo escribir la historia del psicoanális is. Me lleva a esto la aparición. en Francia, del segundo tomo de una historia del psicoanálisis. Ustedes deben conocer el primero; éste se detenía en un tiempo que no es el nuestro en la historia del psicoanálisis. El segundo tomo se detiene hoy en día. es decir que trata la historia de la salída de Lacan de la Internacional. trata la historia de la S.F. P. (Société Fran~al.se de Psychanalyse}, la historia de la École Freudienney finalmente la histori~ de la disolución y de la École de la Cause Freudienne. Es pues un libro que nos concierne de cerca, está hecho para eso. Este libro, escoto por Elízabeth Roudinesco, y que seguramente va a ser traducido. me ha puesto a reflexionar sobre cómo decir algo justo en materia de historia del psicoanálísis, ya que no sólo hay un problema general con la ciencia histórica -hay dificultades propias cuando se trata de escribir la historia de las sociedades, la historia en general- sino que este problema se redobla con el psicoanálisis. ¿Por qué? Porque el psicoanálisis. hablando con propiedad, es una práctica sin documentos; no hay documentos del acto analítico. En este sentido, el acto puede tener efectos. pero se olvida de sí mismo. Faltos entonces de documentos. ¿a qué santo van a encomendarse aquellos que quieren escribir la historia de) psicoanálisis? Van a sacar proveého de documentos perifértcos. Llamo periférico a todo lo
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que u no puede obtener. por ejemplo. de las correspondencias. las cartas que Jos psicoanalis tas se escriben o escriben a otras personas, de los testimonios. y ¡hay que ver lo que son Jos testimonios!, de los documentos Instituciona les, de los a rc hivos de las sociedades psicoanalíUcas ... todo esto, en su ma. es peiiféiico con respecto a lo que está en juego en una cura analítica. Se trata de esto o se trata de hacer una historia de las doctiinas. No es tan fácil hacer la epistemología de las doctiinas psicoanalítlcas. empero es u na tarea a realizar. Habrán adivinado que el libro del que les hablo no me gus ta. Sin embargo. Uene méritos. Representa mucho trabajo -es muy grueso-, representa mucha infonnación, representa una pasión puesta alli den tro. Hay incluso un esfuerzo hecho por no ser demasiado deshonesto. manifiestamente se trata de una persona que inten ta ser lo que ella piensa que es ser honesto. Es entonces u n libro que no carece de cualidades, que tampoco carece de a lcance. pero que cree en los testimonios. Los testimonios . us tedes lo saben . pueden JJegar hasta el chis me; ella no cae para nada en eso. en ese sentido no carece de cierta dignidad; no va a buscar la verdad hasta las alcobas . la busca simplemente en los ·se dice·. Es una posición histéiica, ¿no es cierto?. No se trata de un agravio, es la idea histérica - jus ta por otra partede que la verdad es prtvada. El sujeto his térico tiene un cierto gusto por la verdad. es su mérito. y tiene también la convicción de que esta verdad es profundamente particular. propia de cada uno. Dónde encontrarla, entonces. sino en lo que cada uno dice. e intentar a través de esto hacer un "patchwork" donde uno se imagina que de esas pequeñas verdades acumuladas va a surgir una verdad mayor. Evidentemente. cuando se trata de hablar de Lacan, este método es una catástrofe. porque hace primar la persona sobre la enseñanza, es decir que de 25 años de seminarios proseguidos constantemente, sean cuales fueran las peripecias de la vida y de la historia, sean cuaJes fueran las catástrofes institucionales. de sus 25 años de seminarios, de sus escritos, no digo que no queda nada, porque en este libro se habla un poco de eso, pero si que toma una proporción relativamente menos Importante que la persona de I...acan, que saber si era confiable, si su deseo profundo era agradar... Hay en esto un abordaje falseado de la cuestión. Dicho esto. estas pequeñas observaciones rápidas no niegan que sería una tarea muy dificil saber cómo escribir esto, si uno tuviera que hacerlo en su lugar. De todos modos querría decir algunas palabras sobre la posición de Lacan en la historia del psicoanálisis. El no inventó el psicoanálisis.
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llega al psicoanálisis en un momento en que éste es ya una práctic~1 segura de sí, que tiene sus éxitos terapéuticos, seguros sus límites. sus topes: además su impensable. que permanece impensado. Para ubicamos, recordemos la fecha de la tests de Lacan: su tesis de medicina es de 1932. eso les indica que su entrada a la práctica analítica se produce bastante más tarde, ya casi sobre los años cuarenta. ¿Cuál es su posición de entrada? De entrada él piensa que el psicoanálisis no es lo que debiera ser. Esa es la posición que yo calificaré de contra. contra lo que fue elaborado en el psicoanálisis por los posfreudianos. Pero eso no es todo. De entrada él considera también que debe ser repensado, que hay que dar cuenta científicamente -no hay otra manera de hacerlo- de los hechos acumulados por esta experiencia que son. para esta época. considerables. Y piensa que el psicoanálisis debe ser completado. y esto es lo que él mismo ha titulado con una bella expresión: la continuación invertida del proyecto freudiano. Más sencillamente, el movimiento de la enseñaro..a de Freud lo condujo hasta lo que define en su elaboración de la pulsión de muerte: la culpa fundamental es la de la pulsión de muerte que habita lo humano. tacan parte de esta pulsión de muerte: la culpa es el punto de apoyo que toma en el caso Aimée antes de llegar al psicoanálisis. Es una continuación a la inversa porque ya no se trata de descubrir que hay una pulsión de muerte, sino de preguntarse cómo. existiendo ésta, puede establecerse el principio del placer. Dicho de otro modo, ¿cómo no estamos más enfermos. más deleliorados por el goce mortífero? La pregunta está completamente invertida en relación al movimiento de elaboración de Freud. Diciendo esto, intento hacer valer que Lacan no se ubicó como uno más en la historia del psicoanálisis. El se colocó incluso en una posición de distancia. en la posición de tener que situarlo que se había producido, sistematizado. desde Freud. Evidentemente. uno puede glosar sobre cuáles eran las aspiraciones subjetivas que lo condujeron a tomar esta posición -hago alusión al libro de hace un momento-. uno puede glosar y decir que estaba animado por un especial gusto por la gloria, incluso por la seducción - son tesis que uno encuentra en ese libro-. Si, y por otra parte ¿por qué no? Eso no tiene ningún interés ... ¡hay tanta gente en el mundo animada por ese tipo de aspiraciones! La única pregunta es saber cómo llegó a cumplir su ambición. es decir cómo llegó. llegando tan tarde al psicoanális is, a una pos ición que hace de él no ·uno entre otros·. sino casi un "al menos uno· .
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Y bien, este recorrido ha consistido en tomar los problemas por su fundamento. Pero, ¿qué quiere decir esto?, es decir. ¿adónde fue Lacan a buscar esos fundamentos que Je permitieron repensar el conjunto del campo? Esos fundamentos los encuentra en las implicaclones del dispositivo analítico, y este dispositivo es sim pie, es la dupla asociación libre-interpretación. ¿Qué justifica esta prevalencia dada al dispositivo? Lo que Ja justifica es que hay un éxito del psicoanálisis. es decir que hay logros terapéuticos: eso nos asegura. y eso le aseguró de entrada a Lacan, que hay un real en juego en este dispositivo. Por eso no hay que hablar con demasiado desprecio de los logros terapéuticos. porque. por empezar, no hay psicoanálisis sin éxito terapéutico, que aunque parcial es ciertamente necesario, y porque si no hubiera efecto terapéutico. eficiencia terapéutica. no quedaría, después de todo. nada del psicoanálisis. no quedaría nada para aseguramos de que lodo ese bla-bla está conectado con algo real. Es por eso que Lacan puede decir que )o importante no es el descubrimiento del inconsciente por Freud, que lo importante es la Invención del dispositivo, la invención de un dispositivo que alcanza a lo real. Se darán cuenta de que es un recorrido que uno puede calificar a la vez de cientiflco y de lógico, un recorrido que implica que uno no se orienta por Jos ideales, sino por lo real de la estructura. Esto está presente en Lacan desde el comienzo, desde MFunción y campo de la palabra y del lenguaje". La inspiración. el eje del texto es finalmente muy sólido: Lacan habla de ese hecho masivo que es que en un psicoanálisis uno hace una sola cosa, uno habla. Sea asociación libre. sea interpretación, es todo lo que uno hace allí. de ahí que la pregunta que uno podría fonnular. que uno podría sorprenderse de que no hubiera sido planteada antes. es ¿qué es hablar?. interrogación sobre el instrumento mismo que va a conducirlo naturalmente, en un primer tiempo. a situar toda la operación analítica. pero especialmente su fin, en relación a la estructura de la palabra. Dicho de otro modo, es un recorrido que de una manera absolutamente decisiva deja en la estocada toda referencia ideal. No lo logra necesariamente siempre. pero intenta hacerlo y eso lo dístingue completamente de aquellos a quienes evocaba hace un momento, de la ego·psychology, incluso del klelnis mo y de Winnicott. los que, en el fondo, se ven obligados a definir la operación analítica en relación a un Ideal: domin io, autenticidad, Jntegractón.
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Este recorrido, que consiste en proceder despejando las impHcaciones del instrumento que uno utiliza en la cura, es el reconido de Lacan. Uno puede sorprenderse y considerar que hay un contraste, una paradoja en abordar de este modo una expertcncia que está enteramente situada en el registro de lo patético, en el registro del sufrimiento. Abordar por la lógica una experiencia en la que se trata el sufrtmlento. en la que uno podría decir que se opera sobre la pasta del sufrtmiento, puede parecer sorprendente. incluso puede ser crt· Ueado. De h echo fue criticado en un coloquio que tuvo lugar recientemente en Londres. donde nosotros fuimos invitados por algunos ingleses que comienzan a interesarse en la enseñanza de Lacan. Hubo. allí un intercambio verdaderamente interesante. y entre la asistencia se encontraban algunas personas que objetaban lo que se decía con <tl~o de este tipo: e; el sufrimiento del paciente, qué hacen ustedeR con eso? Es verdaderamente una posición que puede parecer de fascinación por el sufrimiento. sin embargo es cierto que este sufrimiento está por todos lados. Está a la entrada, porque aquel que demanda un psicoanálisis es alguien que sufre, dice Lacan. Está. a lo largo de todo el psicoanálisis b~jo formas más o menos acentuadas - n o hay que exagerar- en Jo que llamo la pasión de transferencia, en el doble sentido de estar apasionado y de padecer, de sufrir. de soportar. Este soportar está también del lado del analista, a quien no se lo reputa de sufrir en la experiencia, pero ... en fin, él soporta la transferencia. Este pathos también está a la salida, ya que la descrtpeiün de este momento para muchos analistas está connotado por un at<~eto particular que es el duelo. El sufrimiento entonces está por doquier al punto que uno podría decir que el psicoanálisis es Wl S.O.S. de sufrtmlento, y una ve.z que hay lU1 S.O.S. de sufrimiento muchos puedt·n resonderle. es un hecho. No se trata de que Lacan no torne en cuenta el :sufrtmiento. lo toma muy en cuenta: digamos más bien que lo interroga sobre su sen tido y que dice S.O.S. de sufiimiento [SOS sou.ffrancel hablando de urgencia subjetiva. Se dan cuenta del des\i7.amlento. Urgencia subjetiva quiere decir que el sentido del sufrimiento - hago un juego de palabra::;- es que hay un sujeto en suspenso len souffiance). en gestación. Cambia todo decir "su.Jeto en suspenso* len SOI{(francel que decir ·s.o.s. de sufrimiento" [S.O.S. sot¡ffranceJ. • ¿Cuál es la articulación entre estas dos expresiones? ¿Qué es lo que • Juego con el dob le sentido de soujfrOflce (sufrimiento) que se aplica como loc:uclón ·en sou.{fro.nce" para slgnlfic:ar nlgo contenido. que espere~., aplicado especialmente a la correspondencia. IN. de T.)
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permite afirmar la tesis de Lacan? Lo que permite afirmar la tesis de Lacan es siempre lo mismo: que este sufrimiento se trata por la palabra, por la palabra que representa a un sujeto. Creo haber insistido suficientemente sobre la posición eplstémlca de Lacan. posición ética y epistémlca a la vez. que consis te en encontrar su apoyo en las Implicaciones de la estructura, y quisiera mostrarles que a medida que fue elaborando la estructura, propuso fórmulas diferentes de lo que es el fin del análisis. Destaco. sin embargo. que en esta empresa está del mismo lado que Freud. Freud tampoco recurrió jamás a los ideales para defmír algo de la operación analitlca. Por ejemplo -y es u na de sus lonnulas-. que definiera lo que uno apunta a obtener en un psicoanálisis como levantar la represión. levantar la represión con el limite que es la represión primarta, toda esta problemática se refiere estrictamente a lo que nosotros llamamos la estructura. y excluye en cualquier caso la referencia a a lgún ideal. Del mismo modo. si uno toma en el otro extremo el levantamiento imposible de la castración que nos describe como fln del análisis. el levantamiento Imposible de la castración y la manera como el sujeto responde a ello, aquí tampoco uno ve nada que evocarla una norma que el sujeto debiera satisfacer. Es decir que él se sujeta rigurosamente a lo que uno puede llamar los h echos de experiencia, al registro de lo que es imposible de eVitar en la experiencia. Freud no emplea el término estructura. pero nosotros podemos utilizarlo en su lugar en la medida en que aquello en lo que él desemboca es exactamente esto: lo imposible de evitar. Pasemos a Lacan. Quisiera evocar tres de sus formulaciones del fin del a nálisis - no voy a desarrollarlas. pienso que ustedes las conocen- . Son definiciones del fin correlacionadas con las etapas de la elaboración estructural. Señalo de entrada que esto no se inicia en los comienzos. están todos los textos que Lacan mismo h a clastfkado en sus Escritos titulándolos ~oe nuestros antecedentes~. que son. precisamente. textos que preceden a "Función y campo de la palabra y del lenguaje·. donde Lacan aporta elaboraciones que no se apoyan en la consideración del dispositivo. Toda su elaboración del estadio del espejo, de la agresividad imaginarla, esclarece. por cierto. los hechos del psicoanálisis, pero la construye sirviéndose de datos y de autores que son exteriores a l campo analltlco. Es en ·Función y campo ... • que comienza verdaderamente a encontrar en el dispositivo el fundamento que busca. Tomo solamente los Escritos. Hay allí tres definiciones del fin del
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análisis. algunas reiteradas en varios textos. Está la definición de · Función y campo ... •• está la definición que uno encuentra al final de ·La dirección de la cura· -que es la definición en relación al significante del falo-. y después está la definición que se encuentra en el texto sobre el informe de Daniel Lagache. que ya es otra cosa y que anuncia muy claramente las elaboraciones ulteriores, y en particular las de la Proposición del 67. Quisiera leerles la definición del fin del análisis que se encuentra en ·Función y campo de la palabra y del lenguaje", porque ustedes podrian encontrar que objeta Jo que yo acabo de decirles. He aqui la definición. acaba de hablar de la dialéctica intersubjetiva, y d ice:-.. .la dialéctica no es individual y que la cuestión de la terminación del análisis es la del momento en que la satisfacción del s ujeto encuentra cómo realizarse en la satisfacción de cada uno... " (Escritos. pág. 309). Evidentemente. esto se parece mucho a una idealización. El momento en que la satisfacción del sujeto se realiza en la satisfacción de cada uno... por cierto que no puede decirse que no haya aqui un toque de ideal, sin embargo, ¿qué es lo que matiza este trazo de idealización? Es que esta definición está, a pesar de todo, sostenida completamente por una elaboración de la es tructura de la palabra. Es un fin del análisis donde la apuesta es el reconocimiento del deseo en lo que se juega de Intersubjetividad en la palabra. Es el texto de VVar:lantes de la cura tipo" el que da la estructura que Lacan moviliza en estas afirmaciones, esa estructura donde intenta responder a la pregunta: ¿qut quiere decir hablar? Habría que desarrollar esto en extenso, pero retengamos una de sus fónnulas: "en la palabra. uno se remite al otro para volverse idéntico a sí mismo". Hay un grafo que corresponde a esta frase.
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Marqué de un lado al sujeto, y enfrente al Otro; el uno se remite al Otro. el uno es el que habla. y represento con una flecha el movimiento de su palabra dirigida hacia el Otro. Represento con otra flecha en sentido inverso, que va del Otro al sujeto, el movimiento por el cual hace falta la respuesta del Otro para que el mensaje del uno sea hecho verdad, 'dlgámoslo asl. Es el Otro quien devolverá el mensaje por el hecho de recibirlo. Esta estructura es también la del grafo elemental. que está desarrollada en "Subversión del sujeto". Es el Otro quien está
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entonces en la posición de ser amo de la verdad. como dijo tacan en un momento, en la medida en que sanciona. en el sentido doble y fuerte de esta palabra. lo que uno dice. La idea entonces de un fin de análisis que funcione como reconocimiento del deseo. se apoya sobre esta estructura: que aquello que del deseo se da a escuchar va a ser ratificado de alguna manera. recibido en la circularidad intersubjetiva y por ese hecho, reconocido. La can no se quedó con esta tesis, sólo sigue siendo válido lo que ha desarrollado de esta estructura en la cual no hay palabra sin respuesta. así sea el silencio. Por eso el analista hace bien en pensar un poco en esto antes de responder a s u paciente. El otro momento en el que Lacan evoca un fin de la cura es el que se ~ncuentra al final de "La dirección de la cura· donde, hay que dectrlo, ha abandonado por completo la idea del reconocimiento del deseo. J .-A. M111er desarrolló este punto. planteando que Lacan renuncia a la tesis del reconocimiento del deseo por la palabra a partir de haber elaborado "La instancia de la letra en el inconsciente... " y a partir de la construcción de la estructura de Jo que llama las leyes, ya no de la palabra, sino del lenguaje. Ahora bien, eso culmina en una tests completamente inversa. la incompatibilidad del deseo y la palabra. Cuando uno quiere medir la progresión de las elaboraciones de Lacan, se ve muy claramente que hay una primera tesis: reconocimiento del deseo por la palabra -es la función de la palabra plenay algunos años más tarde uno tiene la incompatibilidad del deseo y la palabra. A esto corresponde, en las últlmas lineas de ·¡,a Dirección de la Cura", el fin de análisis que llamaré lacanofreudiano. donde, h_abiendo hablado del falo, Lacan evoca la spallung del sujeto -es el termJno que Freud utili:t.a y que uno traduce en francés por divisióny dice que Freud nos da. en la spaltung del sujeto, la solución del análisis infinito. Digo que es un momento freudia no -habría que acentuar las diferencias- porque este es el fin evocado por Freud en "AnáHsis terminable e interminable·. La diferencia es que alli donde l'reud veía un tope. Lacan dice: solución. A primera vista uno podria preguntarse si no es un poco irónico ver, en aquello que es la cruz del sujeto. a saber, la castración, la solución. ¿Por qué r..acan puede decir que es una solución? No es ni por fantasía ni por gusto. Lo que le permite decir que es una solución es que se trata de un imposible. es que Freud tropieza aquí con un imposible: el de levantar la división del sujeto. Dicho de otra manera, ve allí una solución porque eso conllnna ser un tope que no es particular, que no es Individual. que es
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ciertamente un límite, pero para todo sujeto. Para decirlo de otro modo. con esto se aJcanza un término. salvo que no es un término que corresponde a la aspiración del inicio del análisis. Lacan puede decir que es una solución sólo porque ha dado cuenta del tope freudiano. dio cuenta de eso a partir de la estructura del lenguaje. Evidentemente, agre~a algo a Freud, agrega la diferencia concerniente a la problemá tica fálica, agrega la diferencia entre el ser y el tener. pero no es mi objetivo comentarlo aqui. Para finalizar. y termino aquí mi enumeración de las fórmulas correlaUvas a un estado de elaboración de la estructura. la tercera es la que se encuentra en la -observación sobre et informe d e D. Laga cheft donde ya Lacan nos describe u n fin por destitución subjetiva. Casi al final de la página 662 [versión castellana] evoca el término verdadero del análisis, donde el sujeto se ve abolírse -ven que aparer:e un término que no es todavía destitución- realizándose como deseo. Dice l..acan: Mcuando ve figurar en el fa ntasma aquello delante de lo cual el s ujeto se ve abolirse M. Es. evidentemente, ese famoso objeto que va a el<'lborar cada vez más a partir de acá. Quisiera hacer ahora un pequeño comentarlo sobre aquello que tienen en común estos tres textos. correlacionados con tres estados de elaboración de la estructura. Lo que hay de común es que en todos los casos, para Lar.an, el fin del análisis consis te en responder a una pregunta por el ser. en encontrar la respuesta al ¿qué s oy yo? En los tres casos está presente un fin sobre el "tú eres". Lacan lo formula asi en uno de sus textos. un: ''Tú eres es toft. En el prime r caso es un M tú eres Mque se apoya en una entronización por la palabra. en el segundo caso. en la "Dirección de la cura.... ft, es un "tú eres~ un poco particular, es, mas bien, un "tú no eres". "tú no eres el falo": es la imposibilidad de ser identificado al faJo. En el tercer caso es u n "tú eres objeto". Así. en los tres casos. hay que notar que ese "tú eres" consagra. o supone, la heteronomía del suj eto: incluso en el primero. donde el sujeto se halla instituido por una palabra plena. En la estructura de la palabra hay una heteronomía. en la medida en que es del Otro que le viene su ser . es la heteronomía que habita la intersu bjetividad. En el s egundo caso. es la heteronomia que habita el deseo en tanto que el des eo es el deseo del Otro. y en el tercer caso es la heterono mia de ese objeto éxtlmo al s ujeto. Voy a concluir mi desarrollo de esta noche . Así como hay puntos en común. ¿de q ué depende lo que cambia? Creo haber Insistido sobre el hecho de que no depende del gusto. de lo que le gustarla o no decir a
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Lacan. Depende de Jo que él ha elaborado de la estructura. Hay que decir que hay un esfuerzo en Lacan por definir lo que llamaré, por medio de una expresión paradojal. una norma estructural. Es una expresión paradojal porque hay una tensión entre los dos términos. Uno puede pensar que la estructura no deja lugar a la norma, e inversamente. Existe un "hay que" lacaniano, un imperativo. Uno encuentra en Lacan fórmulas imperativas. corno esa fórmula que ustedes conocen: "hay que tomar el deseo a la letra"; es la fórmula misma de u n imperativo estructural. Noten que no es el mismo imperativo que el que uno encuentra en la fórmula freudiana "Wo es war, sol! lch werden·. Este imperativo freudiano es completamente ético. es el imperativo del deber del bien decir. de llegar. por el decir, allí donde eso es taba. Por lo demás, es un impera Uvo que Lacan ratifica y con el que. d e a lguna manera. nadie cumplió. como con todos lo impera tivos éticos . por o tra parte, porque implica n una dección. Lo que llamo norma estructural no es pa ra nada lo mismo. Cuando se dice "hay que tomar el deseo a la letraft, uno podría decir que no es un imperatl:vo ni epistemológico ni ético, porque no es un imperativo categórtco. SI ustedes reflexionan, si piensan en lo que Kant distingue c:omo imperativo categórico e imperativo condicional. "hay que tomar el deseo a la letra" debe ser considerado como un imperativo condicional. ¿Cuál es la condición sobreentend ida? Lo diré así: "si quieres interpretar. hay que tomar el deseo a la letra". Tomar el deseo a la letra no es, por otra parte. tomar el vocablo ni siquiera la palabra, es in el uso totalmente opuesto, es no tomarlo en sus enunciados. Tomar el deseo a la letra es, s i leen "La dirección de la cura·. tomarlo en las operaciones de la metáfora y la metonimia, es decir. tomarlo en el desciframiento. Es un imperativo en parte epistemológico y en parte ético. La norma que Lacan plantea consiste. en el fondo. en impulsar hasta sus últimas consecuencias las lmpl!caciones del dispositivo. El punto de consecuencia es una bonita expresión que Lacan utiliza en los comienzos de "La dirección de la cura ... ft y es ésta la norma que da pa ra el fin del anális is . Cada vez que intenta definir. dar una fórmula del fin. es una fórmula del punto de consecuencia: punto de consecuencia implicado por la estructura de la pa labra, punto de conse· cuenc:la Implicado por las leyes de sus lltuclón s ignHkante. punto de consecuenc ia Implicado por la na turaleza del objeto del deseo. Impulsar hasta sus últimas consecuencias es una exigencia que
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concierne tanto a la cura como a la elaboración de la doctrina, es una exigencia que hace a la homogeneidad de la práctica analítica, a lo que pasa por el analizante y a lo que pasa por el a nalista intentando pensar su experiencia. Es por eso que terminaré evocando esa frase de Lacan donde habla del estatuto idéntico del psicoanálisis didáctico y de su enseñanza. Es una frase que puede parecer curiosa porque uno puede preguntarse: ¿pero cuál es el estatuto idéntico de un psicoanálisis didáctico y de su enseñanza? Creo que la respuesta está aqui. que ambos son idénticos en esto: ambo:> l:om;btc.n en ir has ta las consecuencias de la estructura. Eso es distinto a las normas ideales. Me detengo aquí por esta primera noche.
FINES DEL ANALISIS. HISTORIA Y TEORIA Segunda conferencia
Esta noche voy a hablarles del fin de la neurosis. Evidentemente, parto de la Idea del fin del análisis d el neurótico, pero para responder a la pregunta por el fin del análisis del n eurótico hay que plantearse primero la pregunta por el fin de la neurosis en el sentido de la finalidad, en el sentido que desde el comienzo. much o antes que La can, Freud consideró que la neurosis tenía una meta. o al menos un beneficio que valla como meta. La neurosis es, así. una enfermedad teleológlca. Habrá que situar entonces de entrada los fines de la neurosis para responder a la pregunta por el fin al que uno apunta en el análisis del neurótico. Uno puede divertirse diciendo que el analizan te es un rnutante. Por poco que haya acto. se espera del psicoanálisis una metamorfosis. Este es un término muy fuerte que Lacan emplea. s in embargo, para designar lo que pasa en un psicoanálisis. La pregunta que retomo entonces hoy es una pregunta cllnica que formulé ayer: ¿cuál es la diferencia entre el sujeto a la entrada y a la salida? Es una pregunta que se hace el mismo analizan te bajo una forma muy kantiana: ¿qué puedo esperar? El no se pregunta: ¿qué debo h acer? Lo que tiene que hacer, el anali7..ante no se lo pregunta porque lo sabe: tiene que habla r . Por el conlraJio, su pregunta es: ¿qué pu edo esperar? Y Lacan señalaba en uno de sus textos. en la ·Dirección de la cura... ~. esta frase que cito: ·es un hecho--decía- que nosotros n o recusamos prometer la felicidad". Es una frase sorprendente de parte de Lacan. Sorpren den te porque en muchas ocasiones él s ubrayó que la fe licidad no le era
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prometida a quien avanzaba en la vía de su deseo. Sorprendente también porque cualquier analis ta tiene a l menos la prudencia de no hacer una promesa semejante -al menos es lo que yo creo-. Hay incluso analistas que han fonnulado consignas inversas: ·sobre todo, no prometer nada". Lo que hace qu e uno pueda decir de todos modos que el analista promete. es que el analizante espera. Es un hecho que el analizante espera. y que se le promete. implícitamente, en tanto el analista acepta su demanda, incluso si uno le advierte de no esperar demasiado. hay una promesa implícita al comienzo del análisis. Por otra parte, sucede a veces que un analizante se presenta no esperando nada. es raro, pero pasa: Ja promesa no está alli menos implícita, puede que incluso esté más presente. en tanto que uno Jo acepta a pesar de todo. Ahora bien, es cierto que está la cueslíón de saber si el psicoanálisis hace falsas promesas. Dicho de otro modo, hay una palabra que Lacan ha utilizado, y que puedo retomar aquí. hay una pregunta sobre la impostura eventual en el psicoanálisis. Entonces. en la literatura psicoanalitica. tenemos una clínica de entrada en análisis. que es esencialmente una clínica del síntoma y de su captura en la transferencia. Esta clínica comenzó muy temprano con los casos de Freud. sobre todo Dora, El Hombre de las Ratas, El Hombre de los Lobos. Juanito está un poco aparte. Es notable qu e no tengamos una clínica de la salida, en todo caso no una clínica desarroHada de la salida del análisis. Entiendo por clínica desarrollada lo que seria una presentación de casos -es decir particular- de sujetos terminando. No tenemos eso en la literatura analítica, por otra parte es quizás una carencia que no puede ser suprimida. ¿Qué es lo que tenemos concerniente a Jo que sería una clínica de la salida? Tenemos lo que llamarla idealizaciones: Jas dejo de lado. no hablaré más de ello. de todo lo que Lacan den unció que es vehiculizado en la literatura analítica de normas ideales e imaginarlas de lo que sería el sujeto al final. y que conciernen a la restauración de su yo, que conciernen a sus relaciones de objeto, llegando hasta la armonía. y que conciernen también a la unificación de sus pulsíones. Todo esto decimos que son idealizaciones. dejémoslas. Por otra parte. uno encuentra en ciertos autores, por ejemplo en Balint. algunos bosquejos para evocar la curación de un paciente. Uno encuentra la evocación de un caso que él liene la satisfacción de considerar como verdaderamente curado. y lo que se le ocurre decir es que es una persona que después de su psícoanáJisis ha logrado
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enfrentar los avatares de la vida. es decir que ella ha logrado no recaer enferma a pesar de la guerra. a pesar de las desgracias, a pesar de todo lo que puede pasar en u na vida. Dicho de otro modo, es la descripción de alguien banal. Hay algo parecido en ciertas evocaciones de Freud. Después de todo. decir que al final de un psicoanálisis normalmente uno debe haber reencontrado lo que él llama la salud. a saber. el placer de amar y de trabajar. es de alguna manera gracioso. El placer de amar y de trabajar le parecen Jos dos ejes - amor y trabajo- que h acen lo que él llama la miseria banaL Me gusta mucho esta expresión de Freud que dice: ·en el psicoanálisis. uno ha hecho todo lo que tenía que hacer si ha reconducido la miseria neurótica a la miseria banal". Hago notar que Lacan, en ocasiones. al pasar. sin acentuarlo. retoma esto. sobre todo en una conferencia en los Estados Unidos -hay que tener en cuenta que les hablaba a los norteamericanos-. No dijo entonces que pensaba demasiado bien de eso. pero de todos modos dijo que cuando encon traba a alguien contento con su vida: ¡pues bien. no lo retenía! Esta propuesta. que sitúa el fin del análisis mediante una nota. diria, de apaciguamiento. dibuja el retrato de un rostro calmo. No se trata ciertamente de sabiduria. en la medida en que, como lo evocaba, el problema del hablanteser es soportar la vida. Este es su problema porque está embarazado con su vida y más aun cuanto más neurótico es. Está animado por la pasión de justificar su existencia. como lo decía Ella Sharpe -proposición que Lacan ha puesto de relieve-. de encontrarle un sentido. El hablanteser está embarazado. entonces, y si uno logra temperar ese embarazo, uno puede decirse que eso no es nada, puede no estar de todos modos demasiado satisfecho. ¿Qué más hay? Del lado de Lacan hay algo, no una clínica de la salida, pero el ensayó de todos modos dar un toquecito por este lado. a1,go como apólogos. Es lo que uno encuentra en su texto llamado Discurso a la EFP, donde nos indica tres ejemplos clínicos de una clínica del s ujeto destituido. Eso es lo que yo busco: una clínica del sujeto destit.uido. Toma en primer lugar un ejemplo imaginarto. Imaginando la situación de un hombre de la "belle epoque· en la guerra moderna. Como segundo ejemplo de sujeto destituido, torna El guerrero aplicado, de Jean Paulhan, y luego se toma a si mismo como otro ejemplo de sujeto deslituldo en 1961 en el momento, dice. en que prosiguió su enseñanza sabiendo que ésta permitía a sus alumnos entrar a la Internacional. de la que él babia sido expulsado hacía poco. Volveré sobre estos ejemplos enseguida. Voy a comen7.ar intentando responder a la primera pregunta que
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planteé, a saber, cómo situar de entrada lo que se llama la neurosis. Voy a partir de lo más clásico, de lo más conocido. Cuando hablamos de una mutación eventual por el psicoanálisis, la situamos, si nos refelimos a la enseflanza de Lacan, en relación a la división del sujeto. Tomemos como primer ejemplo de la división del sujeto al slntoma. que, si seguimos a Lacan, a la entrada hace signo. Es seguro que el psicoanálisis desplaza el síntoma, no digo, por el momento, que lo cura. Lo desplaza, y en ese sentido lo reduce: es el efecto terapéutico. Hay unanimidad en el movimiento analitico en considerar que el efecto terapéutico no es identificable al fln del análisis, que uno no puede contentarse con el desplru-..amiento del síntoma para decir que está al final de la tarea. No es sólo Lacan quien dice esto, son casi todos los analistas. incluso Freud, desde el comien7.o hasta ·Análisis terminable e intemlinable. Buscarnos olra cosa, hay que decir qué. Lo que el psicoanálisis trata, entonces. es la división del sujeto. La neurosis es ya una manera de tratar la división del sujeto. es una manera de arreglárselas con la división del sujeto, o sl ustedes quieren, de responderle. No hay que confundir. por cierto, neurosis y división del sujeto, del mismo modo que uno no confundirla el·no hay relación sexual· con la degradación de la Vida sexual, que es otra cosa. ¿Cuál es entonces el modo neurótico de tratar la división del sujeto? Hay otro modo, que es el perverso. no es el mismo. Para responder a esta pregunta me apoyo en la enseñanza de Lacan. pero les hago notar que en la enseñanza de Lacan hay tesis sucesivas tanto sobre la neurosis como sobre el fin del anális is, son tesis en progresión, Incluso en ruptura unas con otras. Uno podrta buscar la cronologla de esas tesis. y situar la neurosis en relación a la estructura de la palabra. en relación a la estructura de lo simbólico y en relación a lo real. No avanzo en esta cronologlzaclón. Tomo más bien lo que se ha depositado hasta el final en la enseñanza de Lacan. Y bien. hay que partir del nivel de la experiencia freudiana ~s lo que hace Lacan- y la base de la experiencia freudiana es la experiencia de la castración. En este plano. lacan me parece rigurosamente freudiano. salvo que res itúa la problemática de tener o no un pene en relación a lo que la hace crucial. que es la relación al Otro. esa relación al Otro que es determinante cllnlcarnente. Todo comienza entonces con la prueba del deseo del Otro, con la prueba de la división del Otro. Decir "del Otro" es decir de aquel que está en el lugar del Otro, de aqu el que lo encama, que en un comienzo es generalmente la madre, puesto que es a ella a quien se dirige la demanda.
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Ahora bien. esta prueba del deseo del Otro debe entenderse en el doble sentido, en el sentido de experimentarla, de percibir la presencia. la dimensión de lo que se impone como falta. pero atención, una falta qu e no es la falta de la demanda. Hay faltas y faltas . Un Otro que demanda falta también, y lo que es determinante es la prueba de esa otra falta enlgmállca que duplica de alguna manera la primera. Aqul. hay que decir que hay un elemento de encuentro. algo que viene del lado del partenaire que va a encontrarse o no y que es determinante para el sujeto. Por eso la dimensión de la biogralia no es de ninguna manera ellminable en la perspectiva de la estructura, porque en el origen hay, de algún modo, una tyché. La prueba es también, más allá de expertmentarla, de encontrar· la. una prueba en el sentido de Ja dificultad. ¿Por qué el deseo del Otro prueba al sujeto? Es muy simple, lo prueba porque sacude sus pretensiones. sacude sobre todo las pretensiones de su demanda. que es necesariamente demanda de amor. Ahora bien. el falo es un significante que inscribe la diferencia de estas dos fal tas: falta de la demanda y falta del deseo. que ínscribe que la falta en ser no es reductible por la demanda. as! sea de amor o de goce. la falta en ser se metonimtza necesariamente sin cesar en el deseo. En relación a esto. ¿cuál es el anhelo neurólico? Ustedes conocen la fórmula de Lacan: es ser el falo. Es un anhelo imposible, es el anhelo de reducir. justamente, la separación de la demanda y del deseo, mientras que el significante fálico Inscribe esta diferencia, Inscribe la imposibilidad de reducir esta diferencia. Es por eso que Lacan dice que el sujeto debe descubrir que no es el falo. ese es el término que se encuentra al final de ·La dirección de la cura ... ~. Descubrir - subrayo este término- no es del orden de aceptarlo o de rechazarlo, no es una operación que depende del asentimiento acordado o no. Es descubrir algo que está ahí de todos modos. ¿Dónde se hace este descublimiento? y ¿cuándo? Uno puede ubicarlo en lo que ciertos autores consideran una génesis psicológica. No hay génesis psicológica. lo que se desclibe como génesis psicológica no es sino la prueba de la estructura. La estructura evocada aqui es la que se escribe /1.. es la prueba de la estructura que se hace en una secuencia temporal. eso es lo que da la idea de la génesis. Este descublimiento se hace en el primer tiempo de la infancia, donde se trata de darse cuenta de lo que es el Otro que está delante. pero el descubrimiento en cuestión también se hace en el análisis, y en ambos casos. asl se haga en la aurora de la neurosis Infantil o en el análisis.
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este descubrimiento de que él no es el falo encuentra sus condiciones en el Otro, hace falta que algo responda en el Otro, y si no responde. hablaremos -es lo que hace Lacan- de incompetencia del analista. Si el anaiiY.ante no encuentra la garantía que es, en el registro del deseo. el deseo del analista, hay incompetencia. Ven ustedes que no se trata, en los ténninos de Lacan. de una incompetencia técnica. Uno puede trasladar todo esto a la madre. ¿Por qué no hablar de Incompetencia materna, no de buena o mala madre. sino de incompetencia materna sobre el modelo de la Incompetencia analítica? La incompetenc:la materna es la incompetencia en dejar filtrar el deseo. es la incompetencia en mostrarse, digámoslo asi. castrada. Es por eso que la buena madre - lo que se cree la buena madre- para nosotros es a menudo la incompetente. incompetente en materia de deseo. Todo parte entonces de la falta de pene de la madre. La falta de pene de la madre es el momento clave del diagnóstico de la neurosis infantil. neurosis Infantil que se encuentra tras toda neurosis y que es capital saber diagnosticar cuando uno quiere hacer un dia~nóstlco de psicos is. Cuando uno se encuentra frente a un psicótico. o mejor dicho. frente a un sujeto cuyo diagnóstico es incierto, lo primero que debe buscarse es la neurosis infantil. Cuando uno no la encuentra. tiene una razón para ser prudente en su diagnóstico de una neurosis adulta. La falta de pene de la madre es entonces un momento de revelación que no es una revelación anatórrúca. La falta de pene de la madre, eso lo saben todas las personas que trabajan con niños. o debería n saberlo, no es el momento en que el niño descubre la desnudez malerna, porque bien puede tenerla todos los días delante de los ojos, sin que haya tomado jamás para el ningún sentido. ningún peso. sin haberle producido ni frto ni calor. El momento de descubrimiento de la !alta de pene de la madre es el momento en que la anatomla se pone a s ignificar. Es decir que lo que se revela en ese momento crucial de la infancia no es la anatomía fe menina. es la naturaleza del falo. la na tura leza del falo en tanto que. dice Lacan. no es sino un punto de falta en el sujeto. Ahora bien. ¿cuál es la manera neurótica de responder a Jo que hasta aqul es prácticamente el camino de todo sujeto? La mane.ra neurótica - me voy a servir para s ituarla de los últimos párrafos de los E~crttu::;- Lacan la designa con una bonita expresión, la llama el "pas· hésítation" [paso-vacilante) de la neurosis. Uno puede ver la manera en que Lacan, en este párrafo. juega con la lengua. ¿Qué es ese "pos-
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hésitatíon~ [paso-vacilante)?
l..acan dice: "extraigamos el 'pas·de' del 'pas-de-penls' para transferirlo al 'pas·de saooir'~. En francés. "pas· de", que se traduce en castellano por ~slnw o por "paso dew, es una construcción equívoca que puede s ignificar dos cosas; puede significar la negación: no hay pene, no hay saber. o puede significar también dar un paso, es decir adelantar. hacer un progreso. Entonces. la neurosis es un "pas·hésitatlon- [falta-de-vacilación o paso-vacila nte! entre el "pas·de·penls" [falta-paso-de-pene) y el "pas ·de·sauolr~ [faltapaso-de-saber). ¿Qué quiere decir esto? Quisiera explicarlo como yo lo enliendo. y en el doble sentido. Tomemos "pas·de·sauoir" [pasofa! ta -de-saber] como una adqulsic:ión de saber, como dar un paso, uno puede tomarlo asl porque hay en efecto, en ese momen to crucial de la Infancia, una revelación,la revelación de u na verdad: que el Otro falta. Escribimos esto /l.. ésta es una adquisición de saber. Ahora, la vacilación de la neurosis, consiste en que el sujeto neurótico no quiere creer en esto. vacila en creerles a sus ojos. vacila en creer lo que experimenta. Vacila. en el fondo, entre /f.y A Es la primera versión del "pas-hésitation ~ !paso-vacilante) de la neurosis. Se podrla evocar aquí la traducción cllnica de esta vacilación. Hay muchas. evocaré en primer lugar una traducción en lo imaginario. En lo Imaginario Jo que traduce esto es el desdoblamiento de las figuras del Otro en las figuras. por un lado. del Otro omnipotente y. por el otro. del Otro castrado. Este par está muy presente en la experiencia. El p<?.so-vacilante [pas·hésítationJ entre JI.. y A se traduce más esencialmente aun en la estrategia del deseo en la neurosis. ya sea que como obsesivo se haga garante del Otro. es d ecir que lo complemente con su industrtosidad destinada a sustentar un Otro que se podría suponer no barrado por el deseo, o como histérico. haciéndose el agente de esta barra. es decir que el sujeto histérico intente asegurarse contra el A no barrado. La segunda versión. jugando con el equívoco del ~pas ·hésitatfon", es muy d istinta. Si uno toma el "pas·de-saootr~ como falla -paso-desaber. es cierto que el falo como significante Instruye al sujeto sobre la falta del Otro, éste es un saber, pero que no dice nada sobre el goce del Otro, no responde a la pregunta de qué qulere el Otro. La segunda versión del ·pas-hésitattonwde la neurosis es entonces una vacilación sobre el saber del Otro. Hay entonces una doble vacilación, y creo que ello desemboca en las dos vertientes de la neurosis. Diría que la neurosis es por una parte una enfermedad de la dema nda y. por otra, una enfermedad del saber. En ambos casos. enfrenta la división del
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sujeto y la oblitera. ¿Con qué? Usando al Otro. La división del sujeto Implica. en primer lugar. la falta en ser y. en segundo, Jo que Lacan distingue de la falta en ser y que llama, en ~Posición del inconsciente· , la opacidad del ser. La opacidad del ser es, como la falta en ser, una falta: pero es una falta que se s itúa en el plano del saber. que remite a una ignorancia de lo que él es; no es lo mismo que carecer de ser. La falta en ser llama a un complemento. la opacidad del ser llama a un saber. La neurosis. entonces. es un a erúermedad de la demanda porque tra ta la falta en ser por la demanda de amor, al menos lo intenta. El neurótico pretende un cogito imposible; saben que Lacan ha utiizado mucho el cogito cartesiano, sobre todo para situar al suj eto. El cogito imposible de la neurosis. s u cogito falaz, se podria decir así: "soy amado, en ton ces soy", pero, precisamente. el falo objeta este cogito. Digo que la neurosis es también una enfermedad del saber porque trata la opacidad del ser median te la pregunta. Esta enfermedad del saber, uno puede formula rla también así: es una enfermedad de la pregunta. La pregunta es una forma de demanda, pero dirigida al saber. Esta enfermedad de la pregunta se puede formular muy simplemente, es el ¿qué soy yo? del sujeto neurótico. En las dos vertientes: falta en ser y falta en saber. la posición del neurótico es recurrir al Otro. a un Otro que es supuesto poder responder por el don de su presen cia o por el aporte de su saber. Otro que es supuesto poder dar o responder. transmitir el saber. Hay que d ecir qu e esta enfermedad de la pregunta tiene traduccion es cJ.inicas a nivel de Jos fenómenos. Hago un parén tesis. Es desctfrandoel sin toma como Lacan formula la neurosis como una pregun ta. s in embargo. incluso a n ivel feno·ménico. la dimensión de la pregunta neurótica está presente. Está presente ya en las preguntas del niño. está presente en la clintca bajo la forma de una propensión. notada ya por el mismo Freud, o bien a hacerse preguntas (es el obsesivo) o bien a plantearle preguntas al Otro (es la histérica). Por otra parte. hay que notar que en lo que uno podria llamar la psicología del neu rótico, el neurótico está muy orgulloso de hacerse preguntas. está tan orgulloso que considera que quienes no se las plantean, son imbéciles. Hay una tendencia a considerar que es una virtud hacerse preguntas . Se podria cons iderar -la enseñanza de Lacan nos Invita a ello- que mayor virtud es responderlas, cosa que no siempre es más fácil. Freud ya habla notado el gusto de Jos neuróticos por las preguntas sin solución: ellas
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tienen la ventaja de permitirles interrogarse durante toda la vida. La pregunta supone un reparto a nivel del saber. Supone. por un lado, un sujeto que no sabe. pero por el otro. un Otro que sabe. El neurótico se propone como n o sabiendo, no sabiendo Jo que quiere. lo que ama. lo que es, lo que tiene, qué hacer. etc. Toda esta cllnica de la indecisión fundamental hace que lo que le falte al neurótico sea un analista, le viene como anillo al dedo. porque su posición natural es tratar su división por medio de un Otro su pu esto al saber. Fijense que. por otra parte, aqui se podrían hacer ciertas consideraciones sobre el Otro mentiroso, porque ¿de dónde viene esta idea de que el Otro miente? Pueden haber razones biográficas que sostengan esto. pero. fundamentalmente. la idea de que el Otro miente creo que viene de que se le supone el saber y que uno constata que no lo difunde. a ello se debe la idea de que lo encubre, que lo esconde. Hay que decir que hubo un analista en la historia del ps icoanálisis que ilustró eminentemente que la transferencia hace creer en un Otro mentiroso, en un Otro que no dice el saber que tiene. Fue Ferenczl. que hiZo además una doctrina sobre el origen de la neurosis. Ahora. hay que plantearse sobre qué versa la pregu nta dhigida a l saber. Hago notar que hay un punto de diferencia fundamenta l con la perversión. El sujeto perverso, que no es tá menos dividido que el sujeto neurótico dado que habla, el sujeto en la perversión, no presenta para nada una enfermedad de la pregunta; el sujeto perverso sabe qué hace gozar al Otro, lo sabe en acto. A partir de esto, él no s~ hace preguntas. por eso decía ayer que uno no analiza la petverSión en tanto tal. por la simple razón que la perversión no llega a formu lar una pregunta. no llega a formular la pregunta en el punto en que ésta se correlaciona con el sujeto supuesto al saber. Entonces. ¿sobre qué versa la pregunta? Uno puede decir que es la pregunta por el ser. pero lo que hay que ver es que la pregunta por el ser está estrictamente correlacionada con la pregunta por el goce. No desarrollo este punto, lo tomo corno tal. En todo caso, esto se ve claramente en las fórmulas que Lacan da del ¿qué soy? ¿Qu é soy. hombre o mujer? es la pregunta sobre el ser sexuado. ¿Qué soy en mi erección como ser viviente? dice Lacan. Quisiera hacer aqul algunas consideraciones sobre el trauma. El trauma es el trauma sexual, lo sexual es lo traumático en tanto ta l y lo es doblemente. Lo traumático en la sexualidad es, en primer lugar, lo que Lacan llama el saber de lo sexual. El saber de lo sexual es traumático porque confr!'nta a l s ujeto con s u división. es traumático
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porque no inscribe la relación sexual; dicho de otro modo, el nombre de ese trauma es castración. El sign ificante del saber sexual traumático es el falo. El falo. que inscribe un goce que es compatible con el Otro. que se inscribe en el Otro. es la primera vertiente por la cual lo sexual es traumático, pero también es traumático porque hay una parte del goce que no se Inscribe en ningún saber, que es un exceso respecto de todo saber. Después de todo, Freud ya lo intuyó cuando nos habla del exceso de placer original en la obsesión y del exceso de displacer original en la histeria. Esto no es para nada lo mismo que la dimensión de la castración, es la idea de una relación con un goce que está alli. Entonces, para dar la dimensión que evoco aquí. trawna debe escribirse cometiendo una falta de ortogralia. En francés hay que escribirlo ~trop·mattsme-. exceso de goce. El trauma es encontrar un goce que es un exceso en relación al saber. La cuestión es cómo tratar ese goce traumático. ese goce inaslmilable en las redes de lo simbólico. Tenemos el ejemplo de Juanito. Juanlto no es un ejemplo de trauma en el sentido de exceso. o si. pero uno allive mejor el trauma ligado al saber de lo sexual. ¿Qué se ve allí? Uno ve en primer lugar que sus erecciones le son, como dice Lacan. hétero; no es el autoerotismo. es el hétero. Sus erecciones traumáticas le son a Juanito profundamente extrañas. eso es lo que le choca. eso que él no sabe ni qué es ni de dónde viene. ¿Cómo trata él esto? Lo trata. en su trocito de análisis, primeramente mediante lo simbólico. construyendo la ficción del casamiento con la madre y enviando al padre con la abuela. Lo trata también mediante lo imagina1io Lacan lo destaca-, haciendo que su hermana sostenga el pene. Sos tenerlo a través de un semejante es una manera de desembarazar· se, es una manera de sacarse el lastre, no e$10 mismo que si m bol!7.arlo. Por un lado él lo simboliza, por el otro, como sigue siendo embarazoso. se quita el lastre. Es por eso. por otra parte, que uno no puede considerar que esté curado. La manera de tratar este trauma es. evidentemente, esa ficción que es el fantasma. Ficción es un término que tacan toma prestado de Bentham. ustedes lo verán cuando tengan en sus manos la traducción del seminario de La Etica, ya que es allí donde hace referencia a Bentham, cuyo nombre permanece en la historia por haber desarrollado lo que se llama una teoría utilitarista de los bienes. Es alguien que tuvo la 1dea de responder a la pregunta de qué es bueno para el hombre planteando que es aquello que tiene un valor de uso. Puede
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parecer un poco chato como doctrina. y lo seria si Lacan no hubiese dellmitado en Bentham una teoria de las ficciones en la que reconoce de inmedt;¡to una teoría de Jos signtficantes. Teoría de las ficciones que hace que. en el fondo, esos valores de uso en Bentham estén completamente capturados en la elaboración ficticia de lo simbólico. Es necesario hacer una corrección: ficción no quiere decir ficticio. ficción debe ser tomado, más bien. en el sentido del forjar. de algo que es fabricado. El recurso del sujeto frente al trauma. frente a su exceso, es forjar una ficción que permita dar cuenta de ese e..'C:ceso, de pensarlo. de integrarlo en el gran vientre del Otro. del Otro simbólico. Sabemos la vertiente que toma la ficción en la neurosis. Toma. a menudo, la vertiente masoquista. Esto tmpactó a Freud. lo interrogó, lo sorprendió. El fantasma masoquista del neurótico es una ficción sobre un Otro que quiere gozar del sujeto. un Otro del cual tiene que defenderse. Sin embargo, éste es un recurso frente al trauma, es una cobertura del trauma. Que el sujeto pueda defenderse de un Otro que se supone goza. no Impide que la ficción que construye de un Otro que se supone goza sea unafonna de digerir el trauma. Lo que correspon de a ese Otro que se s upone goza es lo que llamaré el Otro a medida de los ensueilos del sujeto. El Otro a medida es el Otro al alcance de su mano, el Otro que le darla placer, que aportaría el complemento de amor. de ser o de goce que él puede esperar. Hay toda una literatura que vive de esto, que vive de la fabricación de un Otro a medida para el sujeto. Lo sorprendente es que se trata sobre todo de una literatura para las mujeres: son las mujeres las que leen esa literatura que es la novela rosa. Debe haber una razón para esto sobre la que h abrla que reflexionar. Vuelvo entonces a lo que quería der.lr: la neurosis es una religión, es una religión del Otro. hace e.."<istlr ~ Otro, asl se lo crea malo o se aspire a que sea a la medida, en ambos casos se cree en él. Freud subrayó sobre todo el lado creyente del obsesivo, al punto, por otra parte, de hallar una h omologla entre los ritos de la religión y el síntoma obsesivo. Creo, efectivamente. que si la versión religiosa que es la obsesión está sobre todo del lado del rilual, ello no tmpide que la histeria también crea. Cree sobre todo en un estilo místico, no en el estilo ritualtzado, pero eso no impide que el sujeto histérico crea. Pues bien pienso que el psicoanálisis aporta. en este punto, la solución de la neurosis. Quiero decir que en este punto hay una incidencia del psicoanálisis, porque ¿qué se hace en el psicoanálisis? Se produce la división del sujeto en acto, se la pone a trabajar en la transferencia y
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esto hace que Lacan pueda decir que se construye esta división. ¿Hasta dónde? Hasta el punto de hacer desfallecer la religión del Otro. La caída del sujeto supuesto al saber no es más que esto, es una destitución del Otro, del otro que se supone goza o sabe. ¿Qué quiere decir que el Otro no existe? Es una expresión compleja. Quiere decir conducirlo hasta el punto en que el Mtroumatisme". es decir. el trauma del agujero d a la solución del•tropmatfsme· es decir, del exceso de trauma. ¿Por qué da la solución? No da, por supuesto. la solución de la dhrtsión del sujeto: al contrario, la refuerza. pero da la solución de la ficción neu rótica en la medida en que ésta alimenta Jo que Lacan llama la pasión del neurótico. Esta pasión hay que entenderla en su doble sentido. es a la ve;; la idea que el neurótico se hace de la castración como teniendo u n agente - el Otro- que la querría y en tonces le ech a la culpa al Otro. en el sentido. casi. de un delirio pasional - delirio entre comillas. porque no se lrata de la psicosis- pero se las agarra con el Otro en tanto causa de sus desgracias. El Otro no sabe y no goza porque no existe. Si el sujeto llega a darse cuenta de esto. eso resuelve no Ja castración. sino el hecho de representarla como una pasión. resuelve lo qu e llamaré la querella a l Otro. ¿Cómo se traduce esto en los fenómenos? Eventualmente se lo podria dejar como u n a pregunta: ¿llega uno a curar la religión que es la neurosis? Se traduce esto como hacer u n ateo, no un ateo en el sentido de la profesión de fe. porque decir ·soy ateo• no prueba que uno no sea creyente. un ateo en el único sentido que puede tener verdaderamente y qu e diré con un juego de palabras: un acteismo. El acteísmo del final del análisis resuelve la religión neurótica. dejándole al sujeto la carga de su diVisión y su castración. El acto analítico es la fonna eminente, la cima. en cierto modo, del actelsmo del sujeto destituido y cuando Lacan dice ·el analista no se autoriza más que por sí mismoM. he aquí lo que yo llamo una fórmula acteísta. haciendo el equivoco entre acto y ateo. El analista no se autoriza más que por si mismo... Lacan agregaba a veces. verbalmente. · si es analista•. Autorizarse por sí mismo quiere decir en todo caso que no se autoriza más en el Otro. Dios está muerto, dice Lacan, nada está permitido, contrariamente a la frase corrien te: Dios está muerto, todo está permitido. ¿Qué quiere decir? Quiere decir que si Dios está muerto. el sujeto se encuentra privado del apoyo de la prohibición. La prohibición es un apoyo. es incluso el apoyo del Marqués de Sade, del que Lacan ha bla en su -Kant con Sade· y del que habla largamente en su
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Seminario La Etica ; es lo que le pennlte sostener su deseo bajo la forma del desafio. SI Dios está muerto nada está permitido porque ya no h ay nadie para prohibir. ·Cómo hallar las huellas clínicas de este actels mo? Creo que las tre~ descripciones de Lacan que evoqué al comienzo de mi charla de esta noche, son descripciones de este pu nto de acteísmo. Se encuentran en el Discurso a la SFP~n el n úmero 1 de Scilicet- que Lacan pronunció en 1967. Justo después de haber presentado su propuesta del pase. Es. entonces, un momento muy Importan te. donde comenta cierto número de p untos sobre la cues tión del pase. En ese texto ustedes hallarán la descripción del sujeto des titu ido. SI tomamos los dos últimos ejemplos del sujeto d estituido. :pnmero el héroe de Paulhan en ELguerrero apltcado. les diría, grosso modo. que es un personaje que hace lo que hay qu e hacer. Está en la guerra... y bien. hace la guerra sin hacerse preguntas. sin hacérselas aJ otro, sin pedirle explicaciones a nadie. Es, verdaderamente. una figura nada simpática, que no está hecha para gustarle al neurótico. Es u na persona resuelta. que llega a la obstinación. El segundo ejemplo es el de Lacan. haciendo su Seminario en 1961 contra todos y a pesar de Jos avatares y las catástrofes a su alrededor, es ciertamente un personaje más slmpá.tlco, pero. ¿cuál es el rasgo en común con El guerrero aplicado de Paulhan? Que no se hace pregun tas sobre el Otro. que no suputa sobre el Otro. Creo que éste es el rasgo de las figuras que nos propone aquí. "Son sujeto~ _resuelto~. que no piensan en el Otro, por eso Lacan dice: la destituc10n subjetiva es un efecto de ser, no de falta en ser· . Es un efecto de ser. pero no es sutura, porque el recurso al Otro de la neurosis es una forma de tapón. Dicho de otro modo. describe el fin de una vacila ción. el fin de la vacilación neurótica sobre el Olro. Esta resolución - porque esto se presenta como una resolución- apacigua algo de la neurosis, apacigua s u pasión por la queJa, sus reproches. Dich o de otro m~~· se lrata de que la neurosis ceda en algo. que ceda sobre su religton, Y ¿qué es Jo que esta religión implica'? Implica una querella al Otro. Por eso en alguna ocasión Lacan emplea el término "paz". No es la beatitud. es. digamos, una obturación de la pasión por las querellas. Fíjense que ésta es una descripción muy precisa de una su.~ra ción de lo que Freud describe como el escollo del fin del anahsls, porque cuando uno ve el texto de Freud. el escollo del fin que describC: en "Análisis terminable e Interminable", no es la castración en SI misma. es la protesta del sujeto frente a la cas tración. Hay entonces
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d os versiones. la que llama versión masculina -Freud habla de protesta porfiada~- y. del lado femenino. de envidia del pene. Lo que Freud nota que no llega a reducir es el elemento protestatario, que no depende de la necesidad estructural. sino de una posición del sujeto. Si algo puede reducir esto. es la destitución del sujeto supuesto al saber y nada más. Es por eso que el análisis lo conmueve. A nuestro sujeto destituido Lacan lo llama lo incurable. ~e gusta esta expresión, con su dimensión irónica. Lo incurable no es para nada lo mismo que Jo Inanalizable. Lo inanalizable, que es una expresión que fue promovida por la IPA. es una manera de declararlo fuera de juego antes de comenzar el psicoanálisis. Lo incurable es el producto al final. es totalmente lo opuesto. ¿Qué es incurable aJ fmal? Uno puede decir que es la división misma del sujeto, pero ésta siempre fue incurable. La neurosis, dije. es una manera de tratarla, pero tan mala, que conduce al sujeto a un tratamiento. Lo que hace verdaderamente lo incurable - me parece- es un saber. es decir, es el hecho de que sale Instruido -es el término de Lacan. estoy citándolo- ~acerca de ese algo que no es una nada, a saber. su división". Está Instruido, al final. sobre la Inanidad del sujeto supuesto al saber, instruido de que el sujeto supuesto al saber es inaccesible. Esto quiere decir que hay saber adquirido a l final del análisis, un saber adquirido que. al menos momentáneamente. hace imposible recurrir al analista, hace imposible el llamado al sujeto supuesto al saber. Lo Incurable es un sujeto dividido que adquirió un saber que lo priva de recurrir al analista. Es paradójico.¿no es cierto? Entonces . la felicidad ... Habria que plantearse la pregunta. No voy a desarroJiar este punto, voy a detenerme. De todos modos, haré notar simplemente una cosa: ¿cuál es la salida del Ello al final? Esta expresión, ~la salida del Ello·. Lacan la plantea en los Escritos. Pues bien, ¿qué deviene para un sujeto la parte de goce que no ha sido elaborada en el saber inconsciente? Lo imposible de decir de este goce. ¿qué deviene? Hay que decir que si el Otro no existe, la Cosa existe y eso conduce a Lacan a poder decir que el goce considerado perverso está perfectamente permitido. ¿Qué quiere decir permitido? No hay que tomarlo en el sentido de permiso. Quiere decir que no es ímposihiP.. Rl goce de la relación sexual -prohibida la madre- no está permitido, porque es Imposible debido a la falta de La mujer que haría posible inscribir la relación sexual. El goce perverso no es imposible. a condición, para cada uno. de hacerse una conducta. como dice Lacan. Eso quiere
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decir que el análisis lacaniano no prescribe nada en lo concerniente a la reaJización sexual; no prescribe, por supuesto, la genitalldad. ¿Por qué? No porque no se la encuentre. El logro genital también existe, pero no puede prescrlblrse porque depende, justamente, del encuentro, de la t:yché. En cuanto al goce perverso. ¿en nombre de qué se lo prohibirla, dado que falta un Otro que plantearla su Imposibilidad? Entonces. sobre este punto, uno puede decir que no hay ninguna prescripción lacanlana. Los dejo sacar algunas conclusiones · prácticas antes de pasar a la discusión.
FINES DEL ANALISIS. HISTORIA Y TEORIA
Tercera conferencia
Esta noche cambiaré un poco de registro y adoptaré un enfoque hislórfco. ya que les hablaré de Michael Balint. Ustedes podrán preguntarse por qué voy a hablar de otro, puesto que esperan que les hable sobre todo de Lacan. Es simple: hablando de otro. me explico a Lacan: es entonces otra manera de hablar de la enseñanza de Lacan. De todos modos. creo que es interesante leer a los otros analistas. a partir de la enseñanza de Laca.n. porque si tomamos en serlo la idea de que la experiencia está estructurada -estructurada en el sentido de que la estructura del lenguaje es imposible de evitar-. en ese caso debemos comprobar que ella orienta incluso l.o que Lacan ha llamado las desviaciones de la experiencia y que, por otra parte. en la medida en que ella deja un lugar para la elección ética del ana!Jsta, nosotros también debemos poder definir la posición que tal o cuál toma en la experiencia. ¿Por qué elegí a Balint? Supongo que aquí Balint es más conocido por los grupos Ballnt que como psicoanalista. Elegí a Balint aun cuando no es una de las figuras más eminentes en la historia del psicoanálisis, porque habló especialmente del fin del análisis y además porque Lacan se refiere a él de un extremo al otro de su enseñanza. lo cual es bastante raro. Hay muchos autores de los que lacan ha hablado durante un tiempo y después dejó de hablar de ellos. No es el caso de Ballnl, de quien habla a lo largo de toda su enseñanza, y hablad e él, prec:isamente, a propósito del fin del análisis. Balint es uno de los que habló más tempranamente y más constan-
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temen te del problema del fin del análisis. Su primer texto sobre este tema data de 1932 -Balint comenzó a ejercer el psicoanálisis en 19~2- Y su última obra 1mportante es de 1967, Th.e basicfault, es dectr que el lapso en el que se situó Balint lo hace un contemporáneo de Lacan, pero también al~ulen "mayor" que Lacan Diré, para comenzar, que lo que caracteriza a Ballnt es que se formula buenas preguntas. No se da buenas respuestas. pero se plantea b~enas preguntas en la línea de Ferenczi, que fue su amigo Y su analista antes de ser su amigo. Someramente. las preguntas a lrededor de las cuales no cesó de girar son simples. Las enuncio asi: ¿qué cambia en un psicoanálisis más allá de los síntomas es decir. al final de un psicoanalísis? Esta es exactamente nuestra ~re gunta. Segunda preocupación esencial para él: ¿cuál es el mecanismo del cambio?, ¿es la interpetación o es la transferencia?. porque Balmt opone ambas. Considera crucial est..'\ pregunta. especialmente cuando se trata del análisis de Jos analistas. Balint ha sido un critico -Lacan usó esta critica- extremadamente pertinente de la formación de los analistas en la Asociación InternaCional y escribió al respecto dos textos muy importantes. Critico también de otros aspectos, critico en muchos puntos, a nivel de la teoría. por lo que, en el fondo, hay aflnidades entre Lacan y lo que ha hecho Balínt. Critico. por ejemplo, de la teoría del narcisismo primario, critico deJa interpretación de la transferencia. Lo que n:te retuvo de lo que dijo Lacan es la constancia de una referen_cia y la evolu_ción en la evaluación que de ella hace. Casi no h ay evocactones de Bahnt en la enseñanza de Lacan que vayan sin un peq_ue?o c~mplido. sin un saludar. Habla de ·m1 amigo Mlchael Balmt , de su autenticidad·, de ·su pluma veridlca•; de sus "descripciones sensibles·. ·espíritu penetrante, sutU, ingenioso· e incluso una vez califica su descripción del fm del análisis como ·sensacional· E equív_oco el adjetivo sensacional, pero en todo caso siempre lo e~oc: con cterto respeto. No es todo Ballnt lo que Lacan evoca de este modo. es una descripción precisa, que abarca no más de media página de la fase final del psicoanálisis. Es eso lo que Lacan vuelve a evocar' sin cesar: una s_ecuencia_UJX> que según Balint se producirla al final. aunque prectsa que solo en un veinte por ciento de los casos. en u n cuarto de su experiencia. Ahora bien, cuando un analista describe un fenómeno. ¿cómo tomar~o? Hay dos problemas. En primer lugar, saber si la comunidad analil!ca o si tal comente analitlca reconoce ese fenómeno. si dice ·si.
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en efecto, encontramos ese fenómeno·. A continuación hay otra cuestión. es cómo piensan, cómo teorizan ese fenómeno. Durante un tiempO. tacan discute el fenómeno descripto por Balinl. Jo discute viendo lo que llama un efecto condicionado por cierto uso de la transferencia. Dicho de otro modo, considera que no es un fenómeno que se produce necesariamente. es un fenómeno que se produce solamente cuando uno manipula la transferencia de cierto modo que, claro está. no le parece el bueno. Esta posición la encontramos en ·Función y campo de la palabra y del lenguaje". pág. 304 de los Escritos. Encontramos la misma afinnacl6n en "Variantes de la cura tipo·. págs. 347-348. La reencontramos en -La cosa freudiana· pág. 429. La volvemos a reencontrar en •ta dirección de la cura·. pág. 607. En este periodo es una constante. Con el texto sobre la presentación de Daniel Lagache aparece una primera innextón en el modo en que Lacan evalúa la descripción de Ballnt. Evoca su descripción y dicelo cito de memoria- que si ése es el término del análisis, ese no es el fin , y si es el fin de ese medio, no es el medio de su fin. Ven que La.can concede que pueda ser la descripción del ténníno, pero la finalidad está mal situada. En la ·Proposición del67·. evoca todavía a Balint sin evaluación particular, pennaneceenla linea crítica. En ·El atolondradicho·. por el contrario, uno encuentra un cambio completo. Dice, hablando del fin del análisis: ·es el estado de exaltación que Balint, tomándolo por donde no es, no describe p or eso menos bien·. Aquí. concuerda con _la descripción y sólo hace recaer su critica sobre la manera en que Balint pensó el fenómeno. Hay un viraje de· la evaluación. viraje que depende de los avances propios de Lacan y que puede llevamos a reflexionar. El segundo punto que me llamó la atención acerca de la manera en que Lacan.habla de Balint es que hace de él un paradigma. un ejemplo Particular cuya estructura vale. de algún modo. para todos. Recordemos que para Lacan el paradigma es lo que debería servimos de modelo en la exposición clinica, cuando se presenta un caso. Llevar el ejemplo al paradigma: ese es el Ideal de la exposición clinica. De Balint. Lacan hace el paradigma ¿de qué? De un fin de análisis por identificación con el analista. Actualmente, identificación con el a nalista es un sintagma fijo. Yo no sé muy bien qué quiere decir, no logro verdaderamente asir qué es un fin de análisis por iden Ufi cación con el analista. Es por eso que me inlereso en lo que Lacan dice a propósito de BaUnt. Apoya a partir de Baltnt su critica de toda una corrtente y lo hace en un momento en que Intenta tmponer. a la
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comprensión de los analistas la idea de que la experiencia está enteramente tejld~ por lo simbólico, enteramente hecha de lenguaje Y palabra. Es la epoca en la que crillca la prevalencia dada a lo imaginalio, a la relación con el semejante . Lacan no renunció jamas a esta idea. aunque como dije. hubo un viraje, ya que en el seminario 24, que no está todaVia publicado, dice esto: "resullarla, de ciertas propuestas, que el fin del análisis seria identificarse r.on el analista. En cuanto a mí. no lo pienso. pero es ciertamente lo que sostiene Balint". Vean entonces que casi veinte años después. mas allá incluso del texto de "El atolondradicho". toma a Balint como el ejemplo de la tesis "identificación con el anaUsta". Preguntarán por qué insisto sobre este punto. Porque no hay un solo texto de Balint donde éste enuncie que el fin del análisis tal como lo ha descripto deba terminar mediante una ldentillcactón con el analista. Cuando uno lee rápidamente a Lacan y a Ba11nt. esto provoca una sorpresa. genera un pequeño suspenso. A partir de los enunciados de BaJint, la tesis lacanlana es inexacta. No sólo la posición que le atribuye a Balint no está, como les he mos trado. sino que Incluso hace falta una pequeña con strucción para ver que no está. Ballnt mismo no habrla consentido, seguramente. en verse colocado en el regimiento ·egopsicologis ta·.ya que qu edaria colocado de ese lado. Es más, hay que decir que criticó explícita mente el fin por Identificación con el analista, lo hace justamente en su artículo sobre la formación analí.tica Y el análisis didáctico. donde denuncia los análisis que termma~ por una identificación con la Imagen idealizada del analista: él lo estigmatiZa y considera que es el resultado de una práctica Incorrecta de la interpretación. Esto es completamente explicito en este texto. BaJint considera también que esta identificación con el analista produce las consecuencias institucionales más graves, porque _produce anallstas seguidistas, que ya no se animan a pensar. Fmalmente, un último rasgo. Balint. cuando se clasifica a sí mismo en una coniente analítica. se clasifica en lo que llama "la opción de la relación de objeto". Se coloca entonces bajo la etiqueta de la ego· psychology. pero del lado de la relación de objeto. Indico porotra parte. como referencia histórica, que Balint es anterior a la ego-psychology, porq~e su primera contribución data, como les dije, del 32. Se puede cons1derar que los primeros pasos de la ego-psychology, sus raíces, su origen, es el libro de Anna Freud El yo y los mecanismos de defensa. pero como corriente constituida hay que esperar casi hasta la posguerm para encontrarla. En relación a esto. Ballnt es un poco antertor.
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Vean entonces la pregunta que me he hecho a mí misma y que les transmito. ¿Cómo Lacan llega a hacer de un psicoanalista que no formuló jamás que el fin del análisis consista en Identificarse con el analista, que criticó la identificación con el analista al final del análisis, que se ubica a sí mismo dentro de la relación de objeto, el paradigma del que hab}é hace un momento? Hay un hUo de Arladna a encontrar y silo busco es porque considero que Lacan es el critico más grande de la historia del psicoanálisis. Porque uno puede decir que no sólo dio referencias en ese campo para delinear las corrientes, sino que ademt.s es un critico extremadamente preciso. pertinente y justo. No se entendería por qué con Balint habría hecho una excepción. Para adelantarme un poco, partiré de la descripción del fenómeno en cuestión en Balint. Ello llamó "The new begtntng•. Este recomienzo del fin del análisis es, claro está, un fenómeno que se sitúa má.s allá de la fase terapéutica del psicoanálisis. Quisiera leerles un pequeño pasaje de Ballnt que les dará una idea precisa de su estilo. "Puede ser un hecho sorprendente -dice en s u articulo del '32 que se llama 'Análisis del carácter y recomienzo'- pero hoy en dia. pacientes que están desembarazados desde hace mucho de sus sintomas. con tinúan su tratamiento. ¿Qué queremos de ellos?Y cosa más importante aun. ¿qué esperan ellos de nosotros? ¿El levantamiento de la amnesia infantil. volver a encontrar el recuerdo de la escena primitiva? No creo que nuestros pacientes permanezcan con n osotros durante meses por tales razones". Ven entonces que Balint ha Insistido mucho sobre este hecho. Lo que le interesa, en el fondo, no es el tratamiento del síntoma, considera que esto uno lo sabe hacer, esta señalado. está terminado. a sus ojos no hay nada más que decir sobre esto. Lo que le interesa es después, es esa fase un poco indecisa - le parece- que viene a continuación. El observa de distintas maneras. y es muy visible en los casos de un segundo o inel uso de un tercer análisis, que muy a menudo toda una fase del análisis se despliega sin que ningún material nuevo aparezca, sin que sulja ni un recuerdo nuevo, sin que ninguna elaboración nueva se produzca y. sin embargo, dice Ballnt, el paciente al fmal se va curado. Es este tiempo el que lo ocupa - a justo titulo. por otra parte-. El recomienzo se produce en este tiempo, sobre todo h acia el final, Yla descripción consiste en presentarlo así: ·uega un momento -dice Ballnt- en que el paciente manifiesta veleidades con respecto a ciertas satisfacciones. ya sea que se dirijan -al comienzo tlmidamen-
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te. Juego más ardientemente- a su entorno. ya sea que las dirija al ¿Qué hacer en esa situación? ¿Hay que interpretar? Balint denuncia la interpretación de este tipo de fenómenos. la denuncia en un sentido fuerte, no solamente dice que es Inútil. sino nociva, y escribe un articulo cuyo titulo es el siguiente: "El riesgo inherente a la Interpretación". Sl uno no interpreta, ¿qué hacer? La respuesta de Ballnt es categórica, hay que satisfacer, hay que consentir, hay que aceptar y dejar desplegar esas veleidades de satisfacción. Para tener una idea de aquello de lo que se trata, daré tres ejemplos que. por otra parte, nos muestran que no hay que esperar encontrar nada espectacular en todo esto. Una paciente insistía en estrechar su dedo duran le la sesión. Balint dice que por encima de todo, no hay que frustrar esta tnocente aspiración. El otro ejemplo es más elaborado. Se trata de una joven relativamente adaptada -dice- a la vida. en la que nota un rasgo: ella tenía un lazo muy fuerte y privilegiado con un padre al que Balint califica de extremada mente rígido, de obsesivo rígido. Un día Balint le hace una interpretación que es la siguiente; le dice: - Aparentemente lo que más le preocupa en la vida es no perder la cabeza. El debía halJar que la sostenía demasiado bien, no sé qué lo molivó a decir esto, pero se lo dice. Luego de tin momento, ella dice que en toda su vida nunca logró dar una "vuelta camerow. y él le dice: - ¿y ahora? Ella se levanta del diván y hace su vuelta, impecable. por primera vez en su vida, cuando ya tenia alrededor de treinta años. A parUr de eso. Balint explica cómo se produce en esta persona un espectacular recomienzo, es decir un notable atrevimiento para comprometerse en experiencias emocionales nuevas. Otro ejemplo. que es muy diferente. Un paciente, u n hombre esta vez. llega a su sesión y se r.alla. Balto t dlscu te largamente qué se puede hacer con alguien que se calla y traza un panorama de lo que propone la literatura analítica: en primer lugar. la incitación a hablar; en segundo lugar. interpretar el sHenclo. decirle. por ejemplo, que reproduce la actitud de oposición a tal figura infantil: y. otra posibilidad: consentir. Entonces el paciente llega, se calla durante media hora. Ba1int espera que el tiempo pase, haciendo notar, por otra parte. que no se senlía para nada molesto por ese silencio. y al cabo de media hora le dice ese paciente que por primera vez encontró alguien que no le dice lo que tiene que hacer en la vida, como se lo han dlcho siempre desde que existe. Ven que son tres ejemplos para nada homogéneos. Lo que Balint llama el recom1enzo le parece condicionado y sostenido de parte del analista~.
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analista por Wta actitud que bien puede llamarse permisiva. Evidentemente estrechar un dedo, dar una 'Vuelta camero" y callarse en sesión no es lo mismo. Ballnt se hace preguntas: es prudente en esto y tiene razón de serlo porque. en el fondo, todo esto le viene ~recisa· mente de Ferenczi, de las últimas elaboraciones de Ferencz1 que se denominaron método activo y que. como ustedes saben. Freud marcó con su reprobación. Balint es bien consciente de que lo que propone acá es un paso técnico, no es el mHodo clásico freudiano, y avanza lentamente. Recuerda la objeción de Freud a Ferenczi. quien se preguntaba si uno no podia llegar, por ejemplo. hasta a lgún contacto fisico con el paciente. y a Freud que le dice: -¿hasta dónde irá usted? Entonces Ballnt se plantea la siguiente pregunta: ¿cuáles son las pulsiones que deben sufrir un recomienzo en el psicoanálisis? Dicho de otro modo. ¿cuáles son las pulslones que debieran satisfacerse en la transferencia con el acuerdo del psicoanalista, incluso con su iniciativa? La respuesta de BaJint es muy slmple. Responderá a esto apoyándose en una oposición estricta entre el goce pulsional -no emplea el término goce, emplea satisfacción-. por una parte. y la relación de objeto por otra. Considera que lo que debe sufrir un recomienzo no es la pulsión parcial y el goce que se le anuda sino el amor de objeto. En el fondo, en su análisis de la situación y en su experiencia. con los tres ejemplos que les di. Balint se ubica así mismo operando a nivel del amor. siendo un analista suficientemente amante. Esto lo ha conducido lejos, hasta desarrollar toda una teoría de lo que llama el amor primario. a partir de la cual reconstruye todo el psicoanálisis, reconstruye los origenes de la neurosis y trata de orientar cómo debe ser la respuesta del analista. La idea de Balint es que la relación con un objeto es original. En esto se opone prácticamente al conjunto del movimiento analítico de la época, a excepción de Ferenczi. Relación de objeto original quiere decir que critica la idea de un narcictsmo primario, de un autoeroUsmo pri · marlo. de un autismo primario, para plantear que de entrada el pequeño humano está abierto a una relación con otro. Uno podría. después de todo. simpatizar con esta idea, podría pensarse que hay en Bal!nt una suerte de intuición de la heteronomía del sujeto. una lntulción de la hiancla del hablanteser abierto de entrada al Otro. Uno p'o dria tomarlo así, salvo que Ballnt no tiene n inguna idea del Otro Y entonces va a estar obligado a pensar esta hlancla del niño con otro modelo. sobre todo con el modelo de la fusión, con el modelo. por ejemplo. de la relación parasitaria que hay entre el feto y el cuerpo de la madre.
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¿Qué es la relación de objeto primaria según Balint? Es una relación -no es él quien lo dice así, soy yo- donde dos hacen uno. Es una relación donde se es dos sln que haya fronteras, una relación donde se es dos, pero sin que existan diferencias. Ven que esto puede pensarse. en cierta fonna. como una paradoja. La s imbiosis del feto y el cuerpo materno se parece. según Balint. a lo que pasa entre el organismo vMen te y lo que llama la sustancia primaria. por ejemplo. el aire que respiramos. que nos rodea. cuya presen cia incluso ignoramos. pero sin el cual no podríamos sobrevivir. o el agu a para el pez; son imágenes de Balint. El amor primario entre el niño y su madre es para él el amor que pn>Jonga el estado indiferenciado del feto y llama a esto una unión mística. unión m ística que prolonga más allá del . trauma de nacimiento -se refiere a Otto Rank- el estado dichoso antertor al traumatismo. Lo que se sueña aquí, porque se trata de una fantasmagoría, es la Idea de la beatitud. beatitud experimentada en el origen; es la ideadel buen encuentro original. Ese buen encuentro que se pierde enseguida, para Balint se re-encuentra. ¿Cuándo y dónde? Se re-en cuentra en el orgasmo - toma así el orgasmo sexual como una regresión al amor primario de objeto- y se re-encuentra en la transferencia. precisamente, en cuanto el analista consien te a ello. Ahora bien, ¿qué le paso a su majestad el niño, como se dice. para que habiendo partido de un estado tan dichoso, llegue a tener que acudir al llamado de un psicoanalista? Hay que responder a esta pregunta. Sucede que uno ha fallado s u satisfacción. uno ha fa llado su goce, digámoslo asi. Es eso lo que Jo ha arrojado en la falla en ser. es lo que Balín t llama la falla fundamental. De esto queda una cicatriz. una herida. Es claro que lo que se presenta como división del sujeto, Balint lo piensa como el efecto de una frustración de satisfacción, como el efecto de una carencia que h a venido del otro. y sobre todo de los padres. Retoma en esto la tesis de Ferenc7.i. ¿Cuál es el anhelo fundamental del hombre? Balint vuelve sin cesar a este pu nto. Es el amor, el amor quiere decir el a nhelo de ser amado incondicionalmente y su Idea es que hace falta que esto sea acordado al menos u na vez para que el sujeto pueda aceptar ser amado condicionalmente. es decir. ,para que pueda aceptar tener que h acer es fuerzos para agradar y sobre todo para lograr el acuerdo con su compañero sexual. Esta es la intuición fundamental de Balint: hay que satisfacer al sujeto al menos una vez. para que luego ooporle la vtda. Por s upuesto, está embarazado por cierto número de hechos. en principio, todo lo que depende del odio. ¿Cómo es que con tanto amor en el fondo del hombre
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se manifiesta tanto odio en los fenómenos? Está embarazado por la rverslón sexual. ; cómo es que con tal aspiración al orgasmo. a la pe v · t od?Có fusiónorgástica. tenemos perversos. fetichistas sob re o._¿ moes ue con tal gusto por la unión mística, existen todos los fenomenos de ~esolación subjetiva que el psicoanálisis lesUmonia? La res_Puesta.de Ballnt pa~ todo esto es que son defensas del sujeto que, hab1endo stdo herido en su aspiración prtmarta, ya no se anima a amar. La idea de Balint. entonces. es que h abrá que restaurar. que hacer caer esa defensa contra el amor y devolver al sujeto la capacidad de abandoarse con toda confianza -como él dice- a l otro. Esto lo condujo a ~laborar una teoria sobre la regresión en el psicoanálisis. una regresión restauradora hasta el amor de objeto primario. Hay que destacar que esta zona del amor primario es. para BaUnt, una zona preverbal. una zona donde el lenguaje no tiene curso, donde las palabras están de más, y por eso critica la interpretación. Si l as palabras no circulan , . ¿cómo analizar? me dirán ustedes. Quiero h acerles n~tar que. para BaJint. no se trata aquí de analizar. se trata de consenhry de reparar. de donde proviene, lo que es explícito en él. la idea de que un~ opera con los actings-oul del paciente en la sesión. los que p~rm1len al analista adivinar las aspiraciones del paciente, para sattsfacerlas. Estamos a un nivel donde no hay siquiera una demanda de en~nciar. hay una demanda de adivinar. El analista debe tene: una capacidad de identificarse suficientemente con el paciente, d1ce Ballnt, para saber lo que hay que satisfacer en él. El analista será entonces un objeto primario. una madre como no hay otra. una madre más madre que la que infligió la falla fundamental por no estar suficientemente ajustada a su niño. Esto le hace desarrollar a Balint una boníta expresión: el analista discreto. El analista discreto es un analista ~ue se calla, claro está. porque acá no hay lugar para h ablar; es un analtsta de tal manera satisfactorio. que casi se lo olvidarla. como se olvida el aire que se respira: es un analista sustancia primaría. un analista garantía-amor. no de un amor incitante y molesto, sino de un amor que hace respirar. · · Hay muchas cosas que uno puede leer en Balint. Por ejemplo. la lectura de Tótem y tabú. es decir de ese mito en el que Freud !ntenta encontrar la esencia de lo prohibido en el ser humano a traves de la muerte del padre y Ja culpa ortginal. Ballnt. con un razonamiento por otra parte divertido, hace de todo esto el triunfo del amor fra temo. del amor primario entre Jos hermanos. Toma las cosas realisttcamente Y dice que la muerte del padre está bien. pero que no h ay razón para que
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esto no recomience, para que uno de los hermanos, el más fuerte, el más robusto. no tome el lugar de jefe de la h orda y así sucesivamente. La tesis de Balint es que no hay ninguna explicación para comprender el origen de lo social a partir de este mito si no se plan tea que es el amor entre los hermanos lo que prima sobre las aspiraciones del jefe. Ahora bien, Lacan. ¿qué retuvo de toda esta construcción de Balinl que culmina en su texto The ba.sicfaulL y antes. en otro texto que se llama Thril!s and regression? Lacan ret uva media página más o menos -exagero un poco-. Focalizó s u atención en la descripción del recomienzo. esa especie de entusiasmo del paciente que osa, finalmente, librarse a ciertas gratificaciones y que se parece un poco al estado de un toxicómano en relación a su droga -es Balint quien dice esto-. una suerte de elación - la palabra elación es de Lacan-. Lacan tiene cierto número de calificativos para abordar esta descripción y todos giran alrededor de Ja misma idea: habla de ardor narcisista. de hipomanía transitoria, de ebriedad megalomaníaca. de trance narcisista tennínal, de fusión narcisista, de estado de elación, de fin hipomaníaco o de estado de exaltación. Las expresiones son extremadamente convergentes. Toma estos fenómenos a nivel del yo y es sorprendente la oposición que hay entre su evaluación de este fenómeno y la de BaUnt; pues allí donde Balint dice que el paciente pudo, al fin. a lcanzarse a si mismo, como dijo de su paciente silencioso. Lacan habla de un paciente abierto a las intimaciones de la palabra. Allí donde Balint dice que deja al paciente encontrar su voz, Lacan dice: un pacie nte sometido a la figura obscena y feroz del superyó. Allí donde Balint describe la relación del amor ideal original . Lacan habla de la voracidad recíproca de la pareja madre-hijo y. finalmente, alll donde Balint evoca el duelo por este amor ideal, Lacan dice exactamente lo contrario. ¿Cómo entender esto? ¿Cómo comprender la lectura de Lacan? Quisiera hacerles notar que la tesis de Lacan es mucho más amplia que su aplicación a Balinl. Su tesis global es que Jos autores que se apegan a la comente d e la relación de objeto -Balint es uno de ellos. Wlnnicott es otro- no están fuera del campo de la teoria del yo. Por d contrario. bajo otra forma confirman esta teoria, confirman en el sentido de que acentúan lo que Lacan considera una desviación del psicoanálisis . No es tan fácil comprender cómo este acento puesto sobre la relación de objeto abre el campo a la incidencia del yo y entonces a la s ugestión del paciente por el analista. Creo que para
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comprenderlo hay que referirse a la estructura de la palabra. Lo que esta estructura implica es que consentir, como lo hace Ba llnt. es equ ivalente a sugerir. es incluso equivalente a intimar. ¿Por qué? Volvamos a partir del grafo elemental de Lacan. que nos da la estructura de la palabra. Ustedes saben que allí el Otro tiene una posición que podemos calificar de dominio. porque de su respues ta dependerá incluso el mensaje del sujeto. Este lugar del Otro es un lugar del cual se puede abusar, es el lugar d esde donde se educa. desde donde se impone, desde donde se ordena. Ahora bien. ¿qué es lo que especifica al analista en este lugar del Otro en la estructura de la palabra? Lo que lo especifica es que de cierto modo se priva. Es importante darse cuenta de esto. Aquello de lo que se priva, de algún modo voluntariamente, es de colocarse en el lugar del a mo y del educador. En todo caso es lo que Lacan nos enseña cuando hace notar que el analista, cuando es Interpelado como Otro, se hace el muerto; es la función del silencio del analísta. Evídentemenle. hay algo que Balint no comprende. porque cree que porque se calla no sugiere. A nivel de su intención, el no que1Tia sugerir, es un ana lista honesto que piensa que porque no mienta a su paciente por medio del lenguaje. no sugiere. Más aun, si denuncia la Interpretación es porque considera que la interpretación sugiere. Critica especíaJmente a Jos k.Jeinianos porque hacen interpretaciones acerca de las cua les dice que son sugestión, porque meten en la cabeza de los analizan tes palabras que no son las suyas, ya que para eJ amor no hay palabras. Para Balint, entonces, si uno interpreta. sugiere y el que sugiere se ofrece a la identificación y es eso Jo que no desea. Entonces se calla, pero consiente y se imagina que desde el momento en que no es él quien hace la demanda, que es el paciente quien tran smite s u demanda, no hay su gestión. Ven que lo que le falta es la idea del lugar del Otro que ocupa. La llave maestra de la critica de Lacan es lo que desarrolla en "La dirección de la curaft, que así se frustre o se gratifique la demanda. en los dos casos se sugiere. ¿Qué es lo que se sugiere? Se sugiere al paciente que Jo que le falta es lo que demanda. Es eso Jo que uno sugiere cuando se obnubila con la frustración. es eso a Jo que el paciente aspira con la idea de que tenemos lo que le falla. A1 tomarlo en cuenta, ya sea para frustrarlo, ya sea para gratificarlo - Balint se Coloca del lado de un Otro gratifican te- uno le transmite al paciente. Yésla es una sugestión masiva. que lo que le falta es precisamente el objelo de su demanda. es decir que uno elide. en términos de Lacan, la dimens ión misma del deseo.
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¿Por qué hablar aquí de identificación? ¿De qué Identificación se trata? Se trata de una identificación con aquel que tes-ponde. Es la Identificación con el Otro de la demanda, el Otro que tiene el poder de gratll1car o frustrar. Balint está del lado de la identlflcación con el analista. sin d ecirlo y sin saberlo. precisamente porque quiere construir un Otro a medida para el neurótico, un Otro a la medida de la demanda, volviéndose él mismo medida de Jo admisible. Uno mide el alcance. la jus teza de la critica de Lacan cuando. por ejemplo, BaJint nos cuenta el sueño de una paciente que, entre otras cosas, sueña para su analista que se lanza a amar con gran frenesí. ama veinticuatro horas seguidas. frenéti camente. Balint está muy contento. ve una confirmación de su tes is. Yo veo una confirmación del alcance sugestivo del consentimiento del analista. Es muy simple. si a alguien que les demanda amor ustedes lo consienten, le sugieren que es eso lo que le falta. Esa es la sugestión analílica. el esquema es muy simple. Retomo entonces el punto sobre el que terminé ayer. Evocaba la destitución del sujeto supuesto al saber en el curso del aná lisis. ¿Cómo se coloca Balint. sin saberlo. con su gratificación llena de buenas intenciones? Se coloca exactamente como un sujeto supuesto al saber. ¿Supuesto saber qué? Lo diré así: supuesto saber que la Cosa es buena. supuesto saber que en el corazón del Otro. de ese Otro que el semejan le encarna o al que ocasionalmente soporta. en el corazón del Otro, como en mí mismo. hay un océano de amor. Balint es un optimista. Observen que tampoco seña justo concluir que la Cosa es mala. La falla del sujeto supuesto al saber quiere decir que aun cuando la Cosa sea delimitad~ por lo simbólico. no cae en esta red. En la barra que tacha al Olro. Balint coloca el tapón clásico del amor. Es una versión del fin del am\lisis que no tiene nada que ver con la destitución subjetiva ni con la Incurable división. Por suerte. porque hay una fuerza del dispositivo. es probable que Balint no hiciera lo que decía, pero si lo hubiera hecho verdaderamente. uno podría inquietarse por los sujetos a los que llevó a lanzarse a la v1da sin la menor desconfianza, a los que hizo comprender que uno puede abandonarse al Otro sin esperar ningún mal. Es incluso un poco irresponsable. Felizmente no habrá logrado hacerlo.
FINES DEL ANALISIS. HISTORIA Y TEORIA Cuarta conferencia
Este es el final de nuestro encuentro, y voy a intenta r decir algo sobre el analisls terminado, es decir que voy a tomar las cosas a nivel de la secuencia de la transferencia y de su término. Partiré de algunas obsetvaciones de hecho. Es un hecho que en la historia del psicoá nalisis. los análisis llamados didácticos se ha n tomado. con el correr de los años, cada vez más largos en el tiempo. Esto no data de hoy en día, ya en 1953 Balint en s u artículo titulado "La formación analitica y el análisis didáctico~ notaba que en el interior de la IPA, es decir en el interior de una institución que reglamenta el análisis didáctico. se observaban cada vez mM los que llamaba análisis posdldacticos. Este hecho nos permite suponer que existe una necesidad que empuja a seguir el análisis, porque Incluso allí donde hay un Otro ins titucional que garantiza un supuesto fin . el sujeto demanda más. Tiene que haber una raxón poderosa para esto y uno puede preguntarse si esto se sostiene en una carencia de los análisis o si se refiere sobre todo al discurso analitico mismo. Observemos lo que llamaré la órbita de influencia de la enseñanza de Lacan o. más precisamente, la influencia de su práctica analítica, que no es lo mismo que su influencia de lectura. Ustedes conocen el Principio que Lacan enunció: el anáJisls no es Interminable. es finito. La can rechaza que el fin descripto por Freud sea un impasse y por otra parte plantea el principio de que el analista no se autoriza sino por si mismo. ¿Que efectos tuvo esto a nivel de los hechos? Se encontró muchagente - en Franela- que gritó "alarma·. que gntó ·abuso·. que
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Vio que este principio garantizarla de antemano la impostura . es decir que algunos blandieron el espectro que llamaré licencioso del analista. Hay que decir que esto no se comprobó para nada e incluso diré -es mi opinión- que no hay lugar en el mundo. en la órbita de la enseñanza de Lacan, donde sea más dificil entrar en el análisis que en Francia, a nivel de la doble entrada: tanto para empezar un análisis como analizante -el doctor Lacan enseñó a s us alumnos a mirar dos veces antes de aceptar a alguien en análisis- como para la entrada en la práctica analítica para un analís1a, a nivel del pa saje del analizan te a la posición analista. No se puede decir que el temor que evocaba hace un momento haya estado justificado. por el contrario. Me pregunto si este efecto de Lacan llegó a la Argentina. Es una pregunta que me planteo. ¿A qué se debe este efecto? Se debe a un efecto ú nico de trans ferencia suscitado por Lacan. por su enseñanza sobre el punto preciso del fin del análisis. Cuando digo efecto de transferencia único, quiero decir único en la historia del psicoanálisis. Lacan no fue el primero en evocar esta cuestión, el primero fue Ferenc-.ti. Les recuerdo esos dos artículos muy interesantes y simpáticos que Ferenczi escribió en 1927, que se llaman ·1..a elasticidad de la técnica analítica· y M El problema del final del análisis w. Son artículos precu rsores, se encuen tra allí un esfuerzo por determinar criterios de curación de la neurosis. por distinguir el efecto terapéutico del fin del análisis. por afirmar que no hay sino un psiconálisís, el didáctico no d istinguible del terapéutico y. sobre todo, se encuentra la Insistencia en la idea de que es necesario que el analista lleve su psicoanálisis ha sta s u término. Puede decirse entonces que lacan no es el primero. pero d igo que es único en lo concerniente al efecto de transferencia producido sobre este punto, porque no se atuvo a la profesión de fe. Lacan no sólo logró construir una doctrina del fin del análisis, de un fin que no es natural como creía Balint sino lógico, sino que al mismo tiempo logró crear u n efecto de transferencia al respecto. El efecto de transferencia detiene, para el acto. Mientras el efecto de transferencia sea poderoso, el acto es aplazado. La transferencia detiene el pasaje al a cto analítico prematuro. Al final del psicoanálisis. el sujeto supuesto al saber detiene el acto. Enesto,ladiferenciacon Freudesmuy marcada, es sorprenden te el tono de extrema discreción y de extraordinarta prudencia que mantuvo en este punto. VoM a releer para esta ocasión s u texto M Anális is terminable e interminable·. Freu d no exaltó el problema del final. no hizo una apuesta, un llamado a pensar, un llamado a la
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elaboración. Habla de esto como de un problema al que llama práctico. que se decide en cada caso. Es al analista a quien le toca decidir si se ganaría o no a lgo prosiguiendo el análisis. Es una posición extremadamente modesta, reservada. Por otra parte, Freud no describió una fase terminal del análisis, salvo la evocación del escollo final. Retomo.a partir de lo que dejé en suspenso ayer, a saber que en "El atolondradicho" Lacan ratifica el fm descripto por Balint, ratifica el fenómeno, pero no su teoría. Ratifica que el análisis tennina con lo que llama el h umor "más bien maníaco-deprestvow. Este Mmás bien" está pues lo para decimos que no hay que hacer del humor, de la vertiente afecto. el aspecto principal, pero es algo que está presente. Todo lo que dije ayer sobre Balint podría escribirse sobre un eje, un vector que figurara la temporalidad del análisis, los dos tiempos que distingue en una cura. Un primer tiempo donde se intenta tratar el sín toma y un segundo, el que le interesa, donde lo predominante es la relación de objeto, la transferencia, la relación con el analista como objeto. Cuando se trata del síntoma, Balint nos dice que estamos a nivel edipico. Este es un nivel donde se habla. En ténnlnos nuestros. Balint nos dice lo que podemos formular como el registro del sujeto supuesto al saber, porque después de todo. el Edipo es un mito, es en cierto modo una elucubración de saber. Cuando al final uno está en la segunda fase, en lo que llama el registro de la falta fundamental, no hay lenguaje. Lo que Ballnt presenta es una fase de transferencia no sustentada en el sujeto supuesto al saber. Mientras Lacan sacó las consecuencias de su tesis fundamental: el inconsciente estructurado como un lenguaje, sostuvo que el analista no es un objeto en la experiencia, que está en el lugar del Otro, del deseo del Otro -lo que ya es una precisión- pero no es un objeto. Sólo después de haber elaborado su lógica del fantasma, en el momento del seminario sobre el acto analitico, llega a afll"mar que el analista es objeto en la experiencia. y es en ese momento que relee de otro modo el fenómeno descripto por Balint. Sin embargo, no es en ~El atolondradichow donde Lacan adelanta por primera vez la idea de una fase terminal del análisis, hay muchas referencias que merecen ser observadas de cerca. Creo que la primera se encuentra en los Escritos. en la "ObservaCión sobre el informe de Daniel Lagachew, donde evoca un análisis en dos tiempos. Es muy cl,lscreto, es una linea en la pagina 682, donde. habla de u n más allá de la reducción de los ideales de la persona. La reducción de los ideales de la persona enfrenta al sujeto en análisis
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con el hecho de saber si quiere lo que desea. El momento de la reducción de los Ideales de la persona es aquel en que el analizan te se ve abolirse como sujeto -ya está aquí la destitución subjetivacuando el objeto a figura en el fantasma aquello frente a lo que el sujeto es abolido. Lacan nos Indica aquí un viraje del análisis donde la fase tenninal sigue al momento en que el s ujeto se reconoce como objeto. En la ~Proposición del 6T. habiendo descripto el viraje del momento del pase, agrega: "la paz no viene enseguida a sellar esa metamorfosis*. Dicho de otro modo. describe una extensión del análisis más allá del viraje del pase. por eso no confunde el momento del pase con el término de la relación de transferencia. La tercera referencia que evocaré es la de KEl atolondradicho", que es más clara porque evoca el fmal como el momento en que el analizan te ha reducido aJ analista al objeto. ¿Qué era antes de que el analizan te lo redujera ya partir de qué lo reduce? Antes estaba del lado del sujeto supuesto al saber. es desde allí que la reducción se opera. Esto indica un tiempo del vinculo analítico que no esta sostenido por el sujeto supuesto al saber. Es cuando, en ténninos de l..acan. el analista encarna, conlleva con su presencia lo que en la ~Proposición" llama el ser de saber. encarna con su presencia no sólo ese objeto inaprehensible en el espejo - el objeto a no tiene doble especularsino el saber, el stgnlficante y, sin embargo. está correlacionado con lo simbólico, es necesario que lo esté para que el análisis, que no opera más que con la palabra. actúe. Lo interesante aquí es ver cómo Lacan construyó una correlación con lo simbólico que ni es· la captura imaginaria ni la captura significante. Es una correlación que construyó a partir de una referencia a la lógica, formulando que el objeto es una consistencia lógica allí donde el Otro es una inconsistencia lógica. Lacan construye entonces esta correlación con referencías lógicas y. en ME! a tolondradlcho*, topológicas. Ya que Lacan trar.a una partición en la duración de un psicoanálisis - un primer tiempo donde el sujeto supuesto al saber es el pivote de la transferencia y el objeto está latente, por lo que no vale la pena obnubilarse desde Jas· primeras entrevistas preguntándose dónde esta el objeto a. y un segundo tiempo donde al término de la elaboración del trabajo de transferencia, es decir. al ténnino de la elaboración del saber tnconsclente. el objeto se desnuda, queda como una presencia sostenida por el analista- me propongo interrogar qué es lo que se produce en esos dos tlempos de la transferencia.
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En el primer tiempo se produce. entre otros. el efecto terapéutico en su sentido clásico, limitado. Quisiera decirles que hay otro efecto terapéutico. Lo que se llama el trabajo del analizan te consiste simplemente en construir una historia. la suya. con los anudamientos propios de una historia, s in olvidar que la historia participa de la novela - novela familiar dijo Freud, mito individual del neu rótico. dijo tacan- digamos que participa de la ficción. Hacer un psicoanálisis consiste en rehacerse una historia. Hay s ujetos que se niegan a rehacerse una historia, se aferran de tal modo a la que ya se contaron que rehusan cambiarla. es decir que se aferran as u ficción de entrada. porque cuando uno llega a un psicoanálisis, ya se ha contado su historia. En otro momento desarrollé esto a partir de un psicoanalista que lo ilustra de manera eminente. Es Guntrip. No recuerdo al primer analista de Guntrlp, el segundo fue Winnicott. Es muy interesante cómo Guntríp considera que tennina su análisis por un suefio que le prueba que tenía razón frente a sus dos analistas, muertos ambos. que su ficción era la verdad de su historia. Luego de treinta años de análisis sostiene su historia inicial: que su desgracia proviene de la frialdad de su madre. Esto es para decir que en un psicoanálisis uno se rehace una ficción. El problema es saber qué es lo que no es ficticio, lo no arreglable. es decir lo no reinterpretable . Rehacerse una hisloria es reinterpretarla, es darle otro sentido. Evidentemente el limite de la reinterpretación son las fechas -Freud insistió mucho en este punto-,la cronologia.lo que llamaré los discursos "ya alli*, lo que ya es taba,lo que fue dicho, y luego son los encuentros que tuvieron lugar y no otros. Hay entonces en una historia puntos de anclaje de Jo real. Sin embargo, en gran parte ella es fi cticia, consis te en reelucubrar la historia. ¿A dónde conduce esta elucubración? Se sabe que finalmen te se centra en algo bastante bien limitado, muy pobre, propio de cada sujeto, que es su escenario de origen, su ficción fundamental. La ficción fundamental. para no decir el fantasma, fija lo real -Lacan hace un juego de escritura y homofonía entre flcción y fijado lftction y .fixé)-. ¿Qué real fija? Fija lo real en juego en el encuentro. El encuentro no es simple. es a la vez encuentro con el Otro. con el enigma de su deseo, con el Otro de la palabra. encuentro con la Otra Cosa, otra cosa que el Otro. es decir la Cosa, la que Lacan designa como el lugar del ~oce, de la pulsión. en tanto el Otro es el lugar del significante. Hay un problema en la enseñaw.a de Lacan para articular esos dos lugares. el Otro como lugar del significante y la Cosa como lugar del goce. Hay un problema porque él definió de entrada al Olro como un
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desierto de goce. Hay entonces cierta exterioridad, pero es necesario que esten articulados pa ra que el psicoanális is alcance aunque más no sea el goce del slntoma. El modo en que Lacan logró finalmente articular ambos lo condujo a decir que el plus de gozar es causa de deseo. Es el punto de unión de la Cosa no signHk..an te con el Otro del significante. En el trabajo del anali7..ante. el saber inconsciente, que Lacan escribe S 2 en su materna del discu rso analítico, abajo a la iZquierda. se elabora hasta el fantasma donde en cier to modo se condensa el saber de lo sexual. Las identificaciones del sujeto serán, como dice Lacan, denunciadas. Denunciadas es una palabra que ind ica a la vez que serán producidas. que aparecerán y. al mis mo tiempo, que s erá n sacudidas . r;I síntoma. en esta 'elaboración de saber. está evidentemente del lado del s2 porque la definkión lacaniana es que el síntoma es una arquitectura significante. es metáfora, es decir s u stitución de un significante por otro. Pero hay que decir más, hay que decir que el significante en cuestión es el significante del trauma sexual: ésa es la definición fuerte y definitiva de Lacan que se encuentra en ~La instancia de la letra". Es lo que se vehiculiza en la metáfora del síntoma. lo que llama el sign ifi cante enigmático del trauma. Interpretar el síntoma es deshacer una metáfora. En el Seminario XI Lacan señala que la in terpretación proced e en sen tido inverso al síntoma. deshace la metáfora, h ace reaparecer el significante elidido por el efecto metafórico. El efecto terapeúUco podría situarse sobre el grafo de Lacan. Lo ublcaria mos donde se Inscribe la elaboración del saber Inconsciente. es decir en el lugar del mensaje del sujeto. El efecto terapeu tlco ¿cómo alcanza lo sexu al. al goce en juego en el trarnna o a la ficc ión fa ntasmática que lo cubre? El efecto terapéutico no es más que u n desplazamiento sibtnlficante. una s u stitución significante. Por eso la cumclón del sintoma pasa por su desarrollo: es desplegando ,aJ sin toma por la palabra que se lo reduce. La correlación del síntoma con lo sexua l es bien visible. Sí toma n al Hombre de las Ratas. la obsesión de las ratas es un síntoma que por la vía del slgnJficante ~rata" está relacionado, por un lado. con u na figura del padre: el capiián cruel, que le h izo el relato de las ratas y. por otro. a lo que en un lengu aje clásico llamaríamos sadismo oral o anal. La solución de la obsesión d el hombre de las ratas q ue se hace tra7..ando toda la cadena significante, despla;r..a la obsesión sin cambiar nada del componente pul$lonal ni de la relación con esa figura del padre que goza. Esto marca muy claramente el llmlte del efecto terapéu tico. Si
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se toma el ejemplo de Juanito es menos claro, porque allí se ve mejor la solución que lo que le queda sin resolver. La fobia de Juanito es el prototipo mismo de la metáfora para Lacan, es incluso a partir de ahí que construyó s u metáfora paterna. es una metáfora de la falta del Otro. La obsesión de las ratas está mucho más cerca de una metáfora del goce del Otro. Para Juanitoes una metáfora de la falta materna que se resuelve con la pequeña ficción famlliar. me casaré con mamá , papá con la abuela, etc.. etc. Es todo el trabajo significante sobre el sin toma el que condujo a esta ficción. Quisiera mos trarles otro ejemplo que encuentro muy Instructivo en su brevedad. Es un caso que fue expuesto en Pañs. en una de las veladas del IRMA • Retomo el aspecto clínico del desplazamiento del sin toma Se trata de una dama obsesionada por ensoñaciones diurnas en las que realiza acciones excepcionales y haciéndolas termin a por lri un far sobre su rival masculino. En la b iografia de esta persona y en lo que dice sobre s u madre se observa s u des precio por las mujeres y por s u madre en particular a quien ve como una figura humillada. Su slntoma se le aparece en su opacidad s ubjetiva y un dla profiere lo sigu ien te: -~Pero. ¿qu é quiero most rar con estas ensoñaciones?" Escucha enton ces a s u analista responder secamente - ·¿qué tiene us ted para mostrar'?· Dicho de otro modo, la analista hace una interpretación que designa el ·hacer de h ombre· de la histérica . En términos freud ianos es una inter pretación de la envidia del pene. Como resultado de es ta interpretación, y des pués de mucha perplejidad, de sorpresa - · ¿Qué dijo u sted?", ·¿no entendí?"-. después de todo un trabajo mental dice: - "Yo me di cu enta de que lo que quiero es ser la muj er de mi padre·. y señala que siempre se dijo de su madre que era una mujer excepcional. Las obsesiones desaparecen inmediatamente. He aqui un efecto terapéutico que tiene el interés de ser muy localizado. que puede mirarse de cerca. Se ve alli de manera límpida la s us titución significante de la acción vhil excepcional -digámoslo ast- que d is imulaba otro excepcional: ser una mujer excepciona l. La sustitución significante es muy clara y gracias a ella se tiene u n efecto terapéutico, aunque sin curación . Simplemen te pasó de tener el falo a querer ser la mujer; es decir, ser el falo, no salió del problema de la reivindicación fálica, pasó simplemente del tener al ser. Uno ve bien que el despla;~.amtento significante basta para producir un efecto terapéutico sln resolver para nada lo que circula como s ignlficación • lnstitut de Recherches sur les Mathemes de 1' Annlyse. (N . de T.]
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fálica. es un simple desplazamiento. Creo que esto ilustra muy bien que el efecto terapéutico cura el síntoma pero no al sujeto. Por lo demás, esto nos muestra el límite del efecto terapéutico. A partir de aquí se puede Imaginar. por ejemplo, que esta persona que había logrado triunfar en su profesión sobre sus colegas masculinos. pierda su competlvidad una vez ocupada en ser "la mujer" más que en ser mejor que el hombre. El limite es muy claro. ¿A dónde quiero llegar'? Quiero llegar a que el efecto terapéutico consis te simplemente en deshacer unafJCjación•. ¿Entre qué Y qué? Entre un significante y la cadena de significantes que remite al trauma sexual o al fantasma. Es entonces siempre limitado y -lo más Importante- no hay sujeto sin síntoma. El síntoma depende de la definición misma del s ujeto detennlnado por el lenguaje. El fin de la neurosis no es el fin de un sin toma. No hay sujeto sin síntoma simplemente porque para todo s ujeto hay significantes en Jos que se inscribe la memoria de su encuentro traumático con lo sexual. Esto explica por qué Lacan puede decir que para un hombre una mujer es un síntoma. Una mujer puede ser con siderada como un síntoma porque puede ser el significante viviente que le presentifica tanto su castración como su plus de gozar. lo que es la definición misma del saber de lo sexual. . En el momento en que el psicoanalista es reducido al objeto, ¿que se hace en un psicoanálisis? ¿Se analiza la.relacíón con el objeto? No. eso no se anal17.a. Una ve~ reducido el analista, convertido en cierto modo en el que presen tifica a ese objeto, no se analiza. porque analizar consiste en desplazarse en el significante y. precisamente.la relación con ese objeto es el punto fijo de ese desplazamiento, es una relación que el desplazamiento significante no alcanza. ¿Qué queda entonces por hacer? Queda separse de él y eso no se hace en un día. Es un duelo, dice Lacan. De ese tiempo en el que la transferencia ya no está sostenida por el sujeto s upuesto al saber Lacan hace un tiempo que no es sino de duelo. Quisiera hacer algunas observaciones sobre el duelo. En el duelo hay. en todo caso, vanos componentes. Está lo que Freud llamó el trabajo del duelo. que consiste en desllgarse ¿de qué? El trabajo del duelo consiste en estar obnubUado por el objeto perdido. no pensar sino en él. hasta el punto en que el mundo se vacía. Es un trabajo que consiste en desligarse. paso a paso. de lo que llamaré las coordenadas Imaginarlas y simbólicas del objeto. Un objeto tiene siempre tres • Condensac ión entre Ojnclón lfrxatfon) y ficció n l{lctfon) . (N. de T.)
Fln.es del Análisis
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caras: Imaginaria. simbólica, real. El trabajo del duelo consiste en desprenderse del aspecto único que tenia ese objeto y de la figura única que tenia. Sin embargo, completado este trabajo. no todo está terminado. esto dura un tiempo. un tiempo en que el sujeto sigue como amarrado, porque tenía en este objeto lo más real. Hago notar que Lacan reconoció que el precursor de su objelo a es el objeto transicional de Wlnnlcott. Ese objeto absolutamente Indispensable para el ntño. al que tennina por olvidar un día en cualquier lado. Yo me sorprendí. releyendo el articulo de Winnlcott sobre el objeto transiclonal. de que él observe que este objeto es en cierto modo un objeto fuera de la memoria. No lo dice así. pero dice que es un objeto que no se inscribe en la memoria, dice que no hay duelo por ese objeto en el sentido del trabajo del duelo, de separarse de las coordenadas imaginarias y simbólicas. Es un objeto que se olvida. El día en que es dejado, es dejado. e incluso alguien podría descubrirlo un día en el fondo de un cajón sin reconocerlo. a menos que se le diga: ·pero si ése fue tu muñeco de niñoft. Hay algo de esto en la fase final del aná lisis, más allá del agotamiento de todo lo que pueda elaborarse a nivel simbólico e Imaginario. El humor maniaco-depresivo de esta fase de duelo. esas alternancias de eventual exaltación y abatimiento que Balint describe y que Lacan ratifica. las refiere a que durante ese tiempo el analista sigue siendo causa del deseo, es decir. que alivia al sujeto. lo alivia de su plus de go7.ar. Es esto lo que tiene otro efecto terapéutico, que Lacan llama sustancial. Esto se encuentra en "El atolondradlchoft. cuando dice que el estado que describe Balint está blen descripto (el coloca dos puntos): más que un éxito terapéutico encuentra allí su razón y s ustancial eventualmente. ·sustancial. merece un comentario porque Lacan lo precisa en muchos momentos, no hay otra sustancia en la experiencia que el goce. Hay aquí entonces un efecto terapéutico que no se refiere al desplazamiento significante. sino al hecho de que el analista asume sobre si, opera lo que Lacan denominó con una bonita expresión. una ·desalficaclón". Este efecto terapéutico no garantiza contra un posible retomo del síntoma a postertort. ¿Al final, qué es lo que queda? Después de todo, si se sigue a Lacan el efecto terapéutico no es lo más importante ni tampoco el humor. Queda el saber asegurado. Queda un sujeto seguro del saber. Esto quiere decir que queda un sujeto que h a cambiado de seguro. Ha cambiado el seguro que obtenia de su fantasma, porque el fa ntasma es un seguro. Es por eso que cada vez que se encuentra un sujeto
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totalmente seguro de algo. se está seguro de la consonancia fantasmática de lo que alli está en juego. Cuando el sujeto no duda. es el seguro del fantasma el que funciona. Este seguro. el sujeto lo cambia, lo trueca por otro, más seguro, que es de saber. Claro que hay dificultades para concebir un saber que no se sustente en el sujeto supuesto al saber. Este sujeto seguro de saber, podrá bistorizarse por si mismo. En francés se escribe historizar con y griega para tndicar la histeria que hay en la histori2ación. Podrá historizarse por sí mismo, que es lo que no hace el analiZan te. El analizan te se historiza con el Otro, con el analista, con el objeto que causa su deseo y que está operando a todo lo largo del anális is. Histortzarse por sí núsmo es, precisamente, loque se h~ce en el pase, es la fórmula que Lacan emplea para designar el trabajo de un pasante. Una historización por sí núsmo: es decir, que no es el Otro la causa de su trabajo de historízación. Para ello, quizás hace falta un deseo de saber que. como ustedes saben. no se encuentra a la vuelta de la esquina. Quisiera responder ahora a alguien que me hizo una pregunta sobre la felicidad. Lo que hay que saber en materia de felicidad es que el sujeto es ~buenaventurado~. Lo aprende en su psicoanálisis, era •buenaventurado• y no lo sabia. El sujeto es ·buenaventurado· en el sentido de que está librado a la buenaventura, librado a la suerte. lo que es exactamente equivalente a lo que habitualmente se considera como su desdicha. La repetición del encuentro fallido es la buenaventura del sujeto. es la gran Ananke de la repetición. Si se cree que la felicidad es lo que dice Verlaine, •La vie simple el tranquille 1 aux travaux ennuyeux et fadles 1 est une cawre de choix 1 qui veut beaucoup d'amour". evidentemente no le está prometida al sujeto dividido. Pero si la felicidad es el deseo, que es después de todo la única cosa que justifica la vida -no la justifica pero la dirige- uno puede entonces jugar con el equivoco y d ecir que la repetición es la felicidad. Quería hacer esta pequeña observación para finalizar.
LOS FINES PROPIOS DEL ACTO ANALITICO
Al acto analítico. voy a interrogarlo sobre sus fines . sus fines propios. Para h acer esto, preguntémonos lo que promete como fin del análisis. Este acto. que Lacan promovió como el correlato de su lógica del fantasma, voy a someterlo a la pregunta por la insistencia repetitiva del síntoma. En 1968, Lacan planteaba que el fin del acto era producir lo incurable. En 1975. por el contrario, sitúa el fin del psicoanálisis como identificación al síntoma Es a esta diferencia que quema interrogar. Como cuento con veinte minutos para llegar a decirles lo que tenía previsto, voy a ir un poco rápido. Señalaré para comenzar que el acto y el síntoma. en su diferencia, tienen un punto de umbilicación común en la estructura. El materna de ese punto es S(IY}. el materna que Inscribe la falta del Otro. y especialmente la imposibilidad de esc'libir la relación sexual. Es el materna de la forclusión del sexo en el Otro, que podemos llamar forduslón genérali.za.dá. El acto es un decir que responde a este punto donde el Otro falta: depende entonces de lo real aun cuando sus efectos se sientan a veces en lo slmbólJco. En cuanto al sin toma, está c:ondlclonado por esta misma forclusíón. pero es otro modo de lo real. Es el modo de lo necesario, a saber. lo que no cesa de escribirse como una suplencia de la relación vacia. Dicho de otro modo, cada sujeto Inventa, o al menos adopta - si Inventar es mucho decir- un reempla7..ante. algo que está en el lugar de la relación vacia, en el lugar donde el partenaire falta. Tal es, resumida, la función del sintoma, función renovada y reelaborada por Lacan. especialmente en El
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Seminarto "RS.I". Esto quiere decir que no hay sujeto sin sin toma en la medida en que la función del síntoma es hacer de prótesis a la ford usión del sexo. He aqui entonces la pregunta: ¿cómo opera el acto sobre esta función necesaria del sin toma?; dicho de otro modo: ¿qué variación -Lacan dice "variedad" y para jugar con el equívoco con la 'Variable" de la función, fotja la •vante• del sin toma-. qué variación, entonces, hace sufrir el acto al sintoma en la cura? Al pasar, seré conducida a explícar esta aseveración de Lacan: el psicoanálisis es la operación del síntoma, en el doble sentido, a saber que allí se opera sobre el síntoma y que allí se opera por el síntoma. De estas variaciones del sín toma voy a situar tres: una de en trada, que no es una novedad, una que llamarla del transcurso del análisis y una de salida. Esto supone entonces dos oscilaciones. Claro. tomar las cosas así implica que se postule que si el síntoma es suplencia, todas las suplencias no se equivalen. El problema entonces es definir el valor. No siendo la ética del psicoanálisis una ética de las normas, ¿qué nos dará el valor-patrón? Tenemos por cierto una primera respuesta: el patrón de valor. para nosotros, es el valor de uso de goce; pero ofrece problemas porque este uso está poblado de paradojas. Y desde ya habrá que decir: ¿goce para quién? Porque el valor de goce no carece para el hablanteser de relación con el valor de cambio. El Otro es ineliminable. Concretamente esto quiere decir que el autismo no es sostenible. Hay. ciertamente. goces autisticos. pero son necesariamente locales; Freud lo había notado desde largo tiempo atrás. sorprendiéndose de que uno caiga enfermo por no poder *amar·. decía él. es decir por no poder transferir su .libido fuera de sL Voy a tratar un primer punto: el sintoma sin el Acto analitlco, es decir el sin toma antes de la entrada. Es evidente que hay varios tipos de síntomas. En primer lugar, el Otro del discurso propone síntomas. El sintoma que el Otro propone es la normalidad. La normalidad consiste en colocar normas como remedio a la no-relación. las más frecuentes son "normas-machos·. • "normales·. decía Lacan. La normalidad es la suplencia que satisface al Otro por excelencia, y cuando llega a satisfacer también al sujeto - se trata de una reserva de pesoes un sin toma evidentemente incurable. En el otro extremo. la otra forma que querría evocar como segundo punto, es la perversión. La perversión es un síntoma satisfaciente, en el sentido de que hace *Juego homofónlco entre "ttonnale": normal y "norme maJe": norma macho. {N. de T.l
ws.fines propfos del acto analitfco
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bastante - porque satís es *bastante" en latín-. bastante suplencia de goce. Suple suficientemente la ausencia de relación sexuaL Esta satisfacción del sintoma perverso no excluye la queja. incluso el sufrimiento del sujeto perverso. Tomo aquí como prototipo M. Le Maudit. esa maravillosa película de Fritz Lang. La función de suplencia se Impone allí en su simplicidad: su personaje, no pudiendo tener relaciones sexuales con las mujeres, estrangula a las jovencitas. Sin embargo, él padece un auténtico sufrimiento, que es. por otra parte, el eco de que Jos primeros en sufrir por su síntoma son los otros, sus Víctimas efectivas y potenciales y s us parientes. Su sufrimiento es auténtico y s in embargo es impotente para obturar la satisfacción diabólica del síntoma. Este ejemplo revela bien que un síntoma que satisface como suplencia. cualesquiera sean los dolores que el sujeto deba pagar por él, no se presta al análisis. Dicho de otra manera. uno no analiza a Jack el Destripador. aunque esté muy triste, Incluso arrepentido de las consecuencias de sus actos. Advertencia a Jos psicoanalistas que se pasean por las prisiones: es necesario que sepan que hay actcs sin apelación. Es así. en todo caso. que me expllco que Jacques Lacan haya podido, sin más información, desaconsejar radicalmente recibir a un sujeto que había matado a su padre. Entre ese síntoma de la normalidad que satisface al Otro y el síntoma de la perversión que satisface la ausencia de relación sexual, entre ambos, está por supuesto, como tercero, el síntoma neurólico. Este síntoma neurótico ~ue Freud unió al término de compromisoes doblemente lnsatlsfactorto: respecto al goce y respecto a las normas. En ese sentido es anormal -el neurótico se sien le. por otra parte, anormal- pero tampoco llega a ser perverso. sólo sueña con esto, y ju stamente porque no lo es. Entre estas dos insatisfacciones. el sujeto se queja. En este sentido el síntoma neurótico por excelencia es, creo, lo que Lacan llamaba una vez la histeria sin síntoma, al menos sin síntoma en el sentido clásico y nosográfico del término. La histeria sin síntoma es el sujeto que eleva la queja a la dignidad del síntoma. Esta es verdaderamente la base del síntoma. porque uno tiene que vérselas con un sujeto que no cesa de anhelar la relación que falta y al mismo tiempo rechaza toda s uplencia en ese lugar. que Indica solamente con su inextinguible queja. Es u na posición que denuncia, en verdad, el carácter supletorio de toda suplencia de goce. Es te rechazo. cuando es tenaz, llega a veces Incluso hasta la belleza, hasta la muerte. que no carece de vinculos con ella. (Cf. aquí Sócrates.) ¿Cuál es la Incidencia del acto sobre el slntoma a la entrada del
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psicoanálisis? La Incidencia primera del acto es hacer al síntoma analizable. Es un cambio hacerlo analizable, y ~hacerlo" debe ser tomado aquí en el sentido de una producción. Observen que en tanto los analis tas de la Internacional intentan diagnosticar, antes de un psicoanálisis, los sujetos analizables y los sujetos inanalizables, faltan en cierto modo al acto analiUco. porque es a éste que le incumbe. en parte. hacer virar el síntoma neurótico hacia el análisis. Uno constata que esto no es posible en todos los casos, pero no hay que confundir los escollos de hecho con los escollos de estructura. ¿Qué hace falla para que un síntoma sea analizable? Propongo esto: hace falta que esté perdiendo goce, como uno dice perdiendo velocidad. Es esto lo que le permite ~hacer signo", signo que a veces encuentra un alguien. un alguien psicoanalista. como dice Lacan en "Radiofonía". Apenas sea este signo así acogido. el síntoma cambia de uso. es decir que trueca su valor de goce Insuficiente por un valor de saber: es la entrada en la transferencia. Subrayó que el "deseo decidido" del que habla Lacan tiene por condición una detención del síntoma en el sentido que acabo de indicar de un desfallecimiento de su función-tapón, porque la función de suplencia es una función tapón de la hian cia del sexo. A la entrada, uno bien puede decir que el acto analítico tiene por efecto proceder a una disociación del s íntoma - si no está ya hecha-. a una separación entre s u núcleo de goce y su envoltura formal. Es un primer cambio. precisémoslo retomando un término de Lacan: es una desalficación, en el sentido de la extracción del •a·. Por esta desaificación, el acto hace de disparador para la palabra. Dicho de otra manera, permite que allí donde se hallaba el goce del síntoma y donde. por poco. se hubiera hallado el vacío, vaya lo que va a producir el trabajo de transferencia. a saber las migajas de saber inconsciente . Esta es la entrada. El segundo tiempo es entonces el trabajo de transferencia. Creo que puede decirse que se trata de la reconstitución de un síntoma. o si se quiere, de un equivalen te. Es así que La can lo formuló en su momento. En efecto. el vinculo a nalis ta-anaJi.zante es un vinculo de a dos, una pareja, que ocupa el lugar de la relación sexuada. El anali1.ante se f~a a esa pareja, inédita antes de Freud. E importa que en este acoplamiento el analista sepa lo que lo determina, a él, del goce. La hemorragia de goce que supone la entrada en el ps icoanálisis se encuentra compensada por otro goce; en primer lugar el del descifra· do. Esto es tan cierto - como Freud lo intuyó- que el ha blanteser no renuncia jamás a nada. El síntoma analítico pone al saber inconscien-
Los .fines propios del acto analítico
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te en el lugar del síntoma. La transferencia. como amor por ese saber transfertdo aJ analista. hace del analista el deposita.rto. el soporte supuesto de ese saber. asi corno del descifrado. No serta entonces excesivo decir que ·psicoanalista· es un nombre de lo real. Desde ahí, y en ese sentido, puedo comprender que sea el síntoma el que opera en la cura. El problema es que el síntoma de la cura debe ser un síntoma transitorio, y que si el nombre ·analista~ es un nombre de lo real en una cura. es un nombre a perder, como el Nombre del Padre. Por ello, quiZás. surge un problema cuando el psicoanalista tiene un nombre propio. Un nombre que puede obstaculizar. a veces, que se desanude el acoplamiento sintomático. El tercer tiempo que imputo a la operación del acto es una operación contra el s íntoma. Después de haber hecho aJ síntoma analítico, se trata de deshacerlo. Es necesario, para hacerlo, qu e el analista no deje de encamar lo que falta al cifrado; es otra desalficación. Esto supone una disciplina en el manejo de la interpretación. en el manejo del equívoco. porque el equivoco es una tentación. En todo caso, es porque la operación del acto es la que debe deshacer el síntoma analitico, que puede decirse. lo que hace Lacan, que el acto no es verdaderamente suponible mas que al final. aun si está al alcance de cada entrada al psicoanálisis. Falta todavía que la salida sea la buena. La buena es la que satisface. *Hay una satisfacción final a proveer de urgencia" decía Lacan, planteando así una urgencia final como contrapeso de la urgencia s ubjetiva que motiva la entrada e n la cura. La que no es la buena. Ja definiré entonces como la que insatisface. Quizás su figura más frecuente sea la salida por desgaste. a la larga, por cansancio, la que se hace sobre un Mes suficiente• de pura resignación. Existe incluso el caso en que es el analista quien profiere ese •es suficiente·•. a ser escrito como ustedes quieran para jugar ron la *ballena de la impostura~ que no es exclusivo de Schreber. La buen salida es la que satisface. ¿Cómo entenderlo? Correlaciono esto con la identificación al síntoma Que el paciente se identifique a su sin loma es la expresión literal de Lacan en R.S.l. Es la satisfacción que procura la restauración. no diría de un nuevo síntoma. pero en todo caso la nueva restauración de una suplencia sintomática distinta a la de la transferencia. ¿Qué supone como modo de Intervención la Identificación aJ síntoma? Creo que es intentando definir una intervención analítica • Homofonía entre C'est assez: es suficiente y cétacé: cetáceo. IN. de T.l
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que logre poner fin al descifrado Infinito del inconsciente, como Lacan fue conducido no sólo a elaborar con anterioridad su categoría de lo Real, sino a Introducir el nudo borromeo y a formular una detención pensable de la dimensión del mero cifrado en términos de sutura o de eplsura. dicho de otro modo; en términos de anudamiento entre lo real del cifrado -que tiene que ver con lo simbólico- y otro real. el del objeto plus-de-gozar, que no deja de acompañarse de lo Imaginarlo. Esto quiere decir que hay que llegar. en el psicoanálisis. a correlacionar el efecto de sentido con lo real. Lo simbólico da la dimensión del sentido, pero de un sentido que sigue siendo polisentldo. Lo imaginarlo del cuerpo y de sus hlancias también detennlna un sentido -y en ese sentido es el objeto el que decide Jo verdadero y Jo falso en el psicoanálisis-; hace falta además un real que fJje el sentido y, quizás. esa es la función de la letra. El incurable es aquel cuyo síntoma compensa ·bastante" la ;m!';Cncia de relación, es un síntoma endurecido. ¿Es un retomo al statuquo ante? De ningún modo. En primer lugar porque es un sin toma aceptable -habría que precisar en qué sentido-, y para el neurótico esto es un cambio, si uno lo logra. En segundo lugar, esta satisfacción del síntoma no es una satisfacción sin el saber; hay una satisfacción propia suplementaria, que atañe al saber. Es una satisfacción que no excluye al acto, porque el acto surge de lo que una vez llamé el Macteísmo" del analista. para jugar con ateismo. El acteísmo surge de saber que ·un decir" sólo dice uno, aunque s u sujeto n o deja de tener el objeto a, por eso la satisfacción es posible. Creo entonces que el síntoma deja de hacer signo cuando deviene un nombre. y este es un objetivo que podria proponerse como fm de la cura: poder decir el nombre de cada analizante, su nombre de síntoma. Para hacer sensible la distancia entre el hacer stgno del sin toma y el nombre de síntoma. vuelvo a M. Le Maudit. Esto me permitirá situar una separación entre neurosis y perversión. ¿No es genial que en la película de Fritz Lang se encuentre una indicación de esta diferencia entre el sin toma como signo y el sin toma como nombre? Lo que hace signo para M. Le Maudtt es la musiquita que acompaña su deambulación, que anuncia la muerte pero que sólo escuchan los ciegos. que no están cautivados por el goce de la visión. Ese es el signo del síntoma:. Y después. está la letra M que se Imprime sobre la espalda de M. Le MaudtL, es su nombre de maldito. con el que. hay que decirlo, no es que el se identifique, sino que el otro lo identifica, y ésta es una diferencia con la neurosis al final del psicoanálisis.
11 VICISITIJDES DEL VINCULO ANALITICO
FUENTES interpretactón en la neurosis, Actes de fa Eoo1e de fa Cause freudlenne, N11 VI; Acerca del sueño, AECF, N° VIl: Rupturas del vinculo Transferenci~ e
analítJco, AECF, N11 lll; El acting·outen la cura, conferencia no publicada; ¿Qué control?, Omkar?, N9 42, Navarln édlteur, Paris,l987.
TRANSFERENCIA E INTERPRETACION EN LA NEUROSIS
Quema tratar de decir algo sobre la certeza. Es necesario considerar juntos los ténninos transferencia e interpretación. Por otra parte, disponemos del materna de ese par, que es la escritura misma del discurso analtttco tal como Lacan nos la dejó. En ese materna. del lado del analista. hay dos términos, a y S 2 : f!: Sa es decir que está. escrlta, del lado del analista. la doble causa del sujeto. su causa significante y su causa objeta!. Ese desdoblamiento de la escritura hace que se pueda dudar de la definición que se dará de la interpretación. Se puede tomar una definición restringida, que sólo considera interpretación la intervención significante del analista en el nivel del saber, o bien tomar una definición más amplia, que consistiría en llamar interpretación ala función misma del analista. Pero, para designarla. Lacan introdujo otro expresión: "el acto". Puesto que alll la interpretación está escrita en singular, creo que eso nos lleva a tomarla, no en el nivel de su técnica, sino en el de su objetivo. Y quisiera señalar de entrada una aporia en la definición misma de la interpretación, tal como nos la propuso Lacan: la interpretación opera por el significante, pero recae sobre el objeto, sobre lo real. Por otra parte, opera en el significante por el equívocohabría que mostrarlo. porque hay varios tipos eventuales de interpretación, pero remitamos ahí a la esencia equívoca-: apunta, sin embargo, a la certeza: apunta el sujeto a la certeza, como se dice
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·apuntar al corazón". Entonces. hay una especie de tensión entre los medios y. yo diría, la finalidad. Voy a retomar una fórmula que ya utilicé cuando hablé de la resistencia de transferencia en el IRMA Unsutu t de re{;herches sur les mathemes del analyse): la Interpretación, en cierta manera, consiste en oponerse a la transferencia. y es muy distinta de la contratransferencl.a. Esto puede parecer paradójico, porque también se puede decir que la interpretación mantiene la transferencia, y hasta que la condiciona: y es cierto. por otra parte, que uno sólo puede oponerse a lo que está ahí. "O¡xmerse a la transferencia" no es. sin duda, "ahogar la transferencia". Les propondré una imagen: se pcxlria decir que el analista está Wl poco en la posición del bombero pirómano sopla sobre la llama de la transferencia, pero el término de la operación es. de todos modos. la caída de la transferencia-. Es posible acercarse a ese Impedimento siguiendo dos ejes: el del saber Inconsciente y el del objeto reaJ. De entrada. la transferencia se define por el a lgoritmo del sujeto supuesto al saber. Al final. la operación analítica nos lleva a la destitución de ese sujeto supuesto al saber. De donde surge una prlmera pregunta: ¿Cómo opera el analista en relación con el saber de la interpretación? En lo que se refiere a la otra polaridad de la transferencia. al prlnclpio. tenemos un objeto llamado "latente": al final, un objeto revelado, por lo tanto, patente. Y es el amor de transferencia lo que disimula y cubre. hasta ese momento, la presencia de este objeto. Y alli tenemos algo así corno otra pregunta: ¿cómo entender esta revelación del objeto? Dejo entonces totalmente de lado la vertiente Mla interpretación mantiene la transferencia", para ublcanne sobre la vertiente "la interpretación se opone a la transferencia". En primer lugar, lo hago en relación con el saber. Los dichos del · anaUzante, aquello que llamamos asociación libre, producen una elaboración de saber. bajo la forma de significación. y casi automáticamente. Y en la medida en que la significación pertence al campo del signlflcante, es s igno de su "relatividad". Obedece a la ley de la deriva signUlcante. del resurgimiento. de la remisión siempre posible a otro. De donde, con esa producción de signlflcaci6n en el análisis, surge la pregunta. una pregunta que después de todo el analizo.nte se plantea en repetidas ocasloncll: ¿con qué satisfacerse? Y bien, yo dlrla que la interpretación en tanto apunta a sostener el
Tro.nsferenda e in.terprecación
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proceso del decir no se satisface con ninguna elaboración de saber. Al contrario. intetvtene por el equívoco cada vez que se presenta una estasls sobre una significación de saber. En ese sentido. responde con un no bastante". Digamos que el equívoco conmueve la segurldad de las significaciones adquiridas. y en ese sentido, por otra parte. presentl.tlca. indica la dimensión de otra cosa. Lacan Uam6 a esa Otra cosa. articulada pero inarticulable, que está alli sin ser subjetivada, primero deseo y después plus-de-gozar. Deseo en latencia en la cadena, que 'Interfiere en alguna manera con las significaciones producidas. Me parece entonces que se puede decir que slla asociación Ubre bajo transferencia supone. bajo~~ síntoma analítico. el saber al que se dirige, la interpretación interviene. ciertamen te por el significante, pero suponiendo. bajo el sintoma analítico, deseo y goce, a los que tiene por función revelar. En la medida en que conmueve la seguridad de las significaciones adquiridas. reactiva lo que Uamaré el trabajo del querer decir. ¿Hay que decir entonces que la Interpretación trabaja para la incertidumbre? ¿Estaña acaso al servicio de un dios dubitativo? Más bien me parece lo con trarto, y eso se ve especialmente en determinado rnornento del análisis: cuando el análisis produce esa stgntficación particular que casi se podña llamar una significación d_e incertidumbre, que Lacan escribe 1/., y que escribe sobre su grafo corno la significación que responde a la pulsl6n. Cuando viene entonces a revelarse esta significación de un defecto en el saber. cualesquiera sean las modalidades propias de cada caso particular de analtzante, hay que decir que el analista no hace de ello su última palabra. Lacan Insistió mucho en este punto: la ilusión del saber no es la respuesta del analista, no considera que ~sa sea la Oltirna palabra. Hay que decir que objeta totalmente esa significación. Objeta cuando se le pide que apruebe un final de análisis que yo calificaría de escéptico - que concluirla por el hecho de que siempre se puede decir más sobre una duda infinita- . Cuando se le solicita que apruebe ese final, el analista objeta. A menos que sea partidario del análisis lnterrnlnable. Porque es interesante señalar que la tests del análisis intennlnable tiene corno modalidad técnica la detención en esta significación de Incertidumbre. Detención prematura. por lo tanto. Desde luego, no hacer del MSin-Fe de la verdad", como dice Lacan. la última palabra del anállsts, sólo tiene sentido porque hay otra Vertiente de la transferencia, la de ese objeto del que no hay saber y para el cual la lógica gobierna. Pero, ¿cué.l es el modo de revelación de M
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este objeto, ya que Lacan emplea ese término: la Interpretación reuela el objeto? ¿Dónde están los fenómenos del fantasma, para retomar la oposición fenómeno/estructura? ¿Dónde están Jos fenómenos del fantasma en la cura? Creo que hay que Introducir una distinción entre el fantasma en tanto tiene lugar en los dichos del sujeto. el fantasma en tanto que, al m~nos parcialmente, forma parte de lo que se llama el material, es dec~r de lo que el paciente dice, y por otro fado, aquello del fantasma que no aparece en los dichos. y que llamaríamos, si les parece, lo real. Es totalmente cierto que hay un afloramiento del fantasma en los relatos del paciente, y bajo dos fonnas que Lacan aisló s ucesivamente: latmaginariaylasímbóllca. Es decir que, en medio de aquello que se realiza en la asociación Jibre, efectivamente, se ve venir, apar~er una tmagen por ejemplo, una escena. una imagen s in origen, una ~agen que se pre~enta.llegado el caso, corno aquello que Freud llamo recuerdo encubndor. o Incluso como un sueño de infancia una Imagen su~gida no se sabe de dónde, como sin razón, que está dasi a flor de fenomeno, que resiste al desplazamiento, y que el significante hace volver siempre. Evidentemente, hay que pulsar esa imagen como apresada en el signl~can te y preñada de significación. Significación ab~oluta, que no denva. que escapa a la relatividad significante, qu e es mamovible, que es casi como un quiste en las significaciones, y que Lacan formuló como axioma, en otras palabras. principio de inteligibUidad del conjunto de la relación con el mundo de ese sujeto. Esta significación absoluta funda la seguridad del s ujeto: es de lo que no duda. En el mar de lo discutible, es su punto de certeza. Destacaría sin embargo que certeza no quiere decir evidencia. La certeza puede ser perfectamente Ignorada mientras es coextenslva con la posición del sujeto en su realidad. y la operación del análisis consistiría más bien en hacer que esa certeza se acerque a la evidencia La pregunta es la siguiente: ¿cómo volver operatoria esta cérte7..a qu e, en el fondo, compensa el lado Sin-Fe de la verdad. que, por su lnamovibilldad, corrige la deriva significante? Me parece que hay que acentuar que ese fantasma no opera en el análisis en tanto material. Quiero decir que. después de todo, es un material-eso no es nuevoininterpretable. y además el analista no tiene nada que decir de él; com~ máximo. puede señalarlo, designarlo, lo q ue vendria a agregar la evidencia a la certeza. Sin otro efecto. sin embargo. que redoblar la Inercia del fantasma. Por otra parle, para hacer que la certeza del fantasma se acerque a la evidencia no es totalmente necesario el
Transferencia e interpretación
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psicoanálisis. Hay a veces emergencias que nos lo demuestran. Sade especialente. (cf. ·Kant con Sadeft). y más cerca de nosotros Hitchcock. por ejemplo. Hitchcock es, llegado el caso. luz sobre el fantasma. Eso interesa a los psicoanalistas. evidentemente, pero no e.s psicoanálisis. La dinlca psicoanalítica no es dirigir el proyector hacia el fantasma, es obtener una modlflcación del sujeto en su relación con el fantasma. Me parece entonces que lo que del fantasma aparece en los dichos es un efecto segundo, y que la técnica analHíca no opera por el fantasma a plena luz. Es más bien una clínica de la verificadón térnúno que Laean propuso y que yo subrayo-. Se verifica algo en el psicoanálisis, pero eso no quiere decir que eso llegue al saber. ya que también se verifica la falla del saber. Esto plantea el problema del manejo -es por otra parte totalmente la misma cuestión que planteaba Augustin Menard-. Lacan emplea este término: manejar e) objeto. Y bien, la interpretación en relación, ya no con el saber, sino con lo real del fantasma, opera también oponiéndose a la transferencia. Es que este objeto real está presente en el psicoanálisis. como puesta en acto de la transferencia. Hay un Agieren fundamental de la transferencia, en el cual algo busca satisfacerse, en el cual el analista está en correlato con una satisfacción. Si bien u tilizamos la expresión "maniobra de la transferencia·. yo tendería a decir que la maniobra es la del analizan te -el analizan te maniobra en la transferencia para hacerle producir la satisfacción que habita el fantasma- . Esta satisfacción. cuando se obtiene, es momento... momento de cierre del inconsciente; no es un goce qu e habla, sino un goce silencioso. como lo es precisamente )a pulslón. En relación con esta maniobra del analizante, que regla la temporalidad pulsátil de la transferencia, me parece que podria decirse que la posición del analista es primero dejarse dirigir -en oposición a dirección de la cura-; se deja djrigir. hasta poder objetar. encontrar el modo interpretativo de objeción a la satisfacción que busca realizarse. En ese sentido. por otra parte, su intervención es correlativa de una reactivación. sésamo del inconsciente; invita a decir ... más. Asl, me parece que el manejo de la transferencia, por el analtsla esta vez. consiste en lnsatisfacerelfantasma; angustia, si se da el caso. Insatisfacer el fantasma es algo que tiene como correlato el designar el Punto de satisfacción, manifestar de alguna manera la presencia de una positividad que no es una posiUvldad de significante. que es una posltividad que llamamos de goce. Eso la manifiesta, eso la hace . volver, para que sea dicha. aunque no sin resto. Hace ~paraser"
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)pan?tre) según el equivoco que Lacan utiliza,• y que entraña el ~parecer. c~mo
el defender adornando al ser. al ser de goce. La mi erp~taclon se opone alternativamente al saber y al fantasma. para qu e la Impotencia de uno sea correlati.Va a la seguridad del otro, Jo que Lacan llama el nudo de lo ininterpretable. Es decir que a la certeza de la que hablamos con respecto a l fa ntasma, seria inútil enfocarla ·como u na certeza de saber; es una certeza que sólo se atestígua cuando pasa al acto.
.~Juego homofónico y ortográfico entre: paroilre: parecer, aparecer, y parer d l etre: resguardar - ornar al ser. IN. de T.)
ACERCA DEL SUEÑO
¿Hay algo en el s ueño que nos asegure que la Vida no es un sueño, que nos asegure que no estamos en la caverna poblada de sombras que Imagina Platón? De un modo general. las pulslones son el testimonio de que n uestro mundo no se reduce a una fantasmagoría. donde las figurillas sólo serian los juguetes del significante. Las pulsiones nos aseguran que la práctica analltica no se reduce a una mánUca. La pregunta que se planlea entonces, es la siguiente: ¿existe Wla Inserción de la pulsión a niVel del s ueño? ¿Una Inserción de lo que, en la pulsión . es goce? Creo que esta pregunta es esencial para determinar la respuesta que conviene dar al s ueño en la dialéctica de la cura, aquello a lo que, después de todo, el analista se ve confrontado cada dla. A primera Vista. esta pregunta puede parecer paradójica. en la medida en que, originariamente. el su eño parece estar totalmente del lado del inconsciente. El origen es para nosotros la Traumdeutung. La interpretación. de los sueños de Freud, hay que decirlo. no debe ser escrita nuevamente. ésa es la opinión del propio Freud, de Lacan y la · nuestra. Falta saber si se la podrla enriquecer. En todo caso, Freud y Lacan ven en la Traumdeutung lo fundamental del descubrimiento freudiano sobre el Inconsciente. Para el inconsciente , el suefio es la via regla para conocer su ley; para conocer. por lo tanto, el inconsciente en la medida en que está "estructurado como un lenguaje". Es un punto ganado, ganado por nosotros gracias a nuestra referencia a la enseñanza de Lac~n. En
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consecuencia no volveré a deletrear •t.a Instancia de la letra .. : en el sueño que, sin embargo. sigue siendo para todos lo más propedéutlco y lo más demostrativo que hay en el acceso al psicoanálisis. Pero el sueño, vía regia hacia el inconsciente, ¿es también la vía regia hacia el sujeto, hacia lo que se trata que el sujeto logre decir? Si la elucidación interpretativa apunta no tanto al sujeto en tanto representado por el significante, por lo tanto como identificado, sino que apunta sobre todo a lo que Lacan llamó el ser del sujeto, ¿qué acceso nos da el sueño - si es que nos da alguno- a ese ser del sujeto? Este es el interrogante planteado. Implica dos cuestiones previas: la primera. la Traumdeutung, la instancia de la letra en el inconsciente, y la segunda. la distinción entre el sujeto representado por el significante y el ser del sujeto. ¿Qué es un sueño para Freud? La respuesta es muy simple: un sueño es un ensueño, una aspiración. dicha metafóricamentt:. Lo qn~ Freud llama •Jos pensamientos del sueño· son Wünsche, anhelos. Es lo que traduzco por ensueño, lo que, en el fondo, hay de esencialmente optativo en el ser hwnano -dejo aquí de lado el hecho de que en la transferencia esos anhelos, esas aspiraciones, que son los ·pensamientos· del sueño. están dirigidos al analista y de que. a veces, son portadores de la demanda del anaUzante. Pero evidentemente enunciar un anhelo y contar un sueño no es lo mismo. Si se relee la Traumdeutung, los enunciados de los pensamientos del sueño Freud da algunos ejemplos-. los Wilnsche, siempre son •cortos·. nunca llegan demasiado lejos, se limitan a demarcar el espacio. después de todo bastante estrecho, de las pasiones humanas. ~Ser el Champollion del sueno· es un enunciado que se puede extraer de un sueño de Freud; •tenerlas todas· es otro. El balance seña irrisorio si el sueño no le agregara el efecto de metáfora. es decir, un efecto de sen Udo. Esto quiere decir que el sueño no es una traducción, pues yo defino la traducción de la siguiente manera: adherirse a la metonimia y huir de la metáfora a toda costa. El efecto de sentido del sueño es precisamente lo que Freud llama deseo Inconsciente. Al que nunca enuncia pero que llama Indestructible . En otras palabras. el sueño significa el deseo inconsciente. Lo significa como Intransitivo, cdmo deseo que no dice de qué es deseo; ·marticulable aunque articulado·. dice Lacan. Como metáfora. el sueño sólo hace surgir un espectro evanescente, saca por un instante del limbo, del mundo de las ·larvas· ,la evocación de algo extremadamente huidizo. una especie de embrión abortado que Freud llama deseo. Como formación del incons-
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clente. el sueño sólo produce lo que Lacan llama ·nadas de sentido". las cuales suponen un sujeto. El cogltomás inmediato del sueño seria entonces; ·sueño, por lo tanto deseo". Esto no funda ninguna determinación. Sin Jugar a dudas. se puede considerar que es una primera respuesta a la pregunta del sujeto: ·soy deseo". Pero eso no es ningún ser. más bien falta en ser. y eso es Jo que explica la ambigüedad de la función del sueno en el movimiento del análisis. Por un lado. el sueño, en la medida en que supone el deseo inconsciente. en que supone al sujeto como inconsciente, representa el enigma del sujeto. Q~e se sueñe -como dice Lacan ·que se diga•-. cualquiera sea el sueno. es un indice de hlsterización; es el signo de que. en la transferencia, el sujeto -via el analista- dirige su pregunta de sujeto al saber. Por eso los primeros sueños de un análisis son índices de entrada en la transferencia. Pero. por otra parte. soñar no basta. Lo que nos interesa en el psicoanálisis no es que el sujeto haga signo por medio del sueño, sinoquesediga. Si, en 1912, Freudescrlbe ·El uso de la Interpretación de los suenos en el psicoanálisis", no es para agregar una pieza suplementaria a La interpretación de los sueños. sino para decir que, a veces. la función del sueño en el psicoanálisis es la de cegar. Demasiados sueños. dice Freud, y, al cabo de un Instante. "ya no se ve nada allí·. El sueño adquiere una función de resistencia que consiste en proteger la indeterminación del sujeto. Esa amblgOedad de la función del sueñojustifica tanto que se Invite a un sujeto a hablar de sus sueños como que se rehúse escuchar nada de ellos. Siguiendo a Freud. re leido por Lacan, el suefio sólo tiene valor en el análisis como ·el vector de la palabra·. es decir. lo que hace hablar al sujeto y que al mismo tiempo, focaliza sus palabras. desviándolo de hablar de cualquier cosa, de las naderías de su pequeña vida cotidiana y dirigiéndolo hacia lo que está ahl, sin que él lo sepa. Por lo tanto, a la cura le interesa la metáfora del sueño sólo si tiene la siguiente función positiva: mantener y sostener la metonimia del sujeto. Es decir que. pese a todo, no se está en una cura para sonar. ¿Esto es todo? ¿Acaso el sueño sólo nos conduce al umbral de la Indecible metonimia del ser? Pues bien, quiza no sólo está el inconsciente en el sueño. Freud califica ese deseo Inconsciente como sexual y evtdentemente lo hace para decir su junción con el goce, al menos como Interdicto. Quema destacar que se encuentran dos indicaciones esenciales pero heterogéneas en La interpretadón de los sueños, que Lacan retoma Y
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aclara. Por un lado, Freud evoca lo que llamó ·el ombligo del sueño·, y, por otro lado. en el fundamento del sueño. *las escenas infantiles·. Freud describe bien el ombligo del sueño. Con ese término designa que el sentido se pierde, que llega un momento en el cual. a fuerza de hablar y de asociar sobre un sueño, *perdemos su laun·. lo que podemos captar tiene un limite. En otras palabras. no se puede decir *todo· acerca de un sueño. El ombligo del sueño designa entonces un punto de carencia, un punto negativo en el que falta la posibilidad de concluir. Dejo en suspenso, por ahora, el problema de saber si ese punto de siJencio del significante no es precisamente el punto de inserción de la pulsión en el sueño, para destacar la distancia que existe entre reconocer ese ombligo y afirmar la latencia en el sueño de las escenas infantiles. Con la reconstrucción de estas escenas piensen en el ejemplo mayor del sueño del hombre de los lobos como trasposición de la llamada escena primitiva-, el sueño no desemboca en un punto de carencia sino, por el contrado, en algo perfectamente positivo. en una escena de goce, de donde parece derivar todo lo que el sujeto va a ser como deseo. Una Indicación muy precisa de Lacan pennite identificar al ombligo con la represión originarla. A la pregunta: ¿el ombligo del sueño es el punto de inserción de la pulsíón en el sueño?, Lacan responde negativamente. Identificar el ombligo del sueño con la represión originarla es reconocer en ella un fenómeno significante, especiahnen te el hecho de que, con el sigruficante, existe lo imposible de decir. El ombligo puede decirse: menos-un-stgrúficante, defecto de un stgnift· cante que seria el último. Su escritura seria: S(.J. ). Es una carencia, un ·no hay· que nos desliza hacia el *no hay relación sexual". Por el ombligo, entonces , el s ueño $e relaciona con el impasse sexual. Pero el fenómeno es muy distinto de la pulsión misma. Lacan precisa que ella inserta una parte de goce sobre el orificio corporal y que entre ese agujero en lo simbólico. que se debe a la estructura significante. y los agujeros del cuerpo. la·relación es sólo de analogia. En el caso del Hombre de los Lobos. si Freud se afena a ese sueño, si quiere reconstruir absolutamente una escena que habria sido un acontecimiento y a la que puede dar el nombre de traumatismo, es para decir que. detrás del sueño del Hombre de los Lobos, hay algo de real. Un real que no es puntual, que detennina para siempre para el sujeto las VÍas particulares de su deseo y de su goce; es decir. la función de esa escena infantil. Esta determina al sujeto. No como desean te en general. desean te lndetemúnado, sino como tal deseante,
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en particular. El traumatismo freudiano está en lugar de la causa. ¿Pero acaso el sueño logra metaforizar el goce? No. sin duda, si lo propio de la metáfora es: un significante sustituido por otro significante. En este sentido, el sueño metaforil.a más bien la castración. En cambio, me parece que hay en el sueño -no en todos. sino en algunos sueños- algo que no está desplazado ni metaforizado. Según Freud. el sueño del Hombre de los Lobos está construido a partir de la escena primitiva. Se pasa de uno a otro por sustitución de significantes. pero esos significantes están ordenados alrededor de un punto que no se mueve, que no da lugar a ninguna sustitución y que. en ambos casos. continúa siendo el ptvote de la tmagen. Es un cambio de decorado alrededor de un foco fijo. que no es negativo como el ombligo. que no es una falta. sino que es presencia, lisa y llanamente. allí. Sin duda. esto no ocurre con todos los sueños -algunos se reducen a la arquitectura significante--. pero es una potencialidad del sueño. Es necesario agregar que, según Freud. esta presencia es la verdad latente de todos los sueños. precisamente en el caso de las escenas infantiles, señala que todos los sueños de un sujeto tienen un sólo contenido, siempre el mismo, lo que quiere decir. además, que un sólo sueño envuelve, en última instancia, todo el desarrollo de la cura. Aquí debemos volver a Interrogar a esa necesidad de la puesta en escena en el sueño que atonnenló mucho a Freud. Freud VÍO en ella primero una ltmltaclón de la capacidad de expresión del sueño, que Lacan situó. del lado del significante. simplemente como una *limitación de escritura". ¿Pero por qué esa necesidad de escritura? ¿A qué responde esa particularidad que distingue al sueño de las demás formaciones del inconsciente'? Esta pregunta atonnentó tanto a.Freud que para responderla construyó el dibujo del aparato psíquico al final de La Interpretación de los sueños cuya función es manifestar el carácter alucinatorio del sueño, estigma. en última instancia. del traumatismo real. Ciertamente. en el sueño, "Eso habla". dice Lacan. antes de criticar su propia formulación. Pero también "eso muestra•. Es otra función. Al contrario del espectáculo del mundo que es voyertsta, omnlvoyerista, el sueño es exhibicionista. Acá, me parece que hay que hacer una distinción entre la figuración y la puesta en escena. suponiendo la segunda a la primera, pero sin reducirse a ella. La figuración es, para decirlo con exactitud. una linútación de escritura. El sueño es un jeroglífico esclito por medio de imágenes. Digamos que la figuración es del orden del alfabeto. La
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puesta en escena es otra cosa. se situarla más bien en otro nivel de escritura -que implica ya la sintaxis-, el de la frase. Además, la que muestra es ella, no la s imple figuración . Probémoslo con ejemplos. En el sueño de un paciente de Freud, en el que aparece un elefante que es Freud, la imagen, que sin embargo . Por el es muy Visual. no muestra, habla y dice: Musted me engaña M contrario, la frase MPadre. ¿no ves que ardo?" muestra; muestra la invocación del sujeto fuera del desciframiento. Entre ambas, la imagen de los Jobos que miran al niño muestra -o más bien es mirada- no porque es imagen, sino porque las sustituciones si~nifi cantes están allí dispuestas alrededor de un elemento que es Insustituible. El Mmostrar· en el sueño no es una cuestión de sentido, en el sentido de los cinco sentidos, sino una cuestión de construcción. La puesta en escena del sueño. con su posibilidad de hacer aparecer o desaparecer de improViso, en una puerta entornada, en una ruptura de cuadro. en una discontinuidad de tiempo o de espacio. 5C presta a convocar el más allá -o el lado de acá- de la realidad. Así, una joven s ueña: "Me doy vuelta y veo de repente, sobre la pared, el lugar más claro dejado por la ausencia de un cuadro familiar". Sobresalto del despertar. O también. bruscamente, el sujeto se ve mirado por un ramo de claveles inmóviles. Efectivamente, se puede asociar sobre estos sueños y a partir de ellos. proceder a realizar lo que Lacan llruna la "rememortallzación" en el análisis. Para el primer ejemplo, se encontrará el recuerdo de una mudanza traumática. en la que la nliia. vestida con su vestido rosa nuevo. había quedado fascinada durante toda una tarde por la mancha más clara que había dejado en la pared uno de los cuadros recién descolgados. Para el segundo ejemplo, el recuerdo de un padre que se dejaba sorprender mirando a través de las cermduras de los baños. El contexto significante de estos sueños no es dudoso, pero precisamente porque regla la puesta en escena es que ésta puede centrar el punto de inserción de Ja pulsión . De este modo. el binario del inconsciente y del Eso. cuya importancia en la enseñanza de Lacan tuvo el mérito de destacar J .-A. Miller, viene a esclarecer la función del sueño que. si presenta la pregunta del sujeto. puede incluir también la respuesta en cuanto a su ser. y designar. sln metáfora. pero en el centro de las metáforas, el punto del que deriva toda metonimia, el referente que no es del orden del mensaje, que no obedece a ninguna dialéctica y que. estrictamente. puede presentarse en un marco.
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¿Pero qué función tiene esto para la cura?Ya he dicho. es cuestión de tratar al sueño· metáfora como invitación a la metonimia. En cuanto a la inserción de la pulsión. en efecto, el paciente no está ahí para gozar. aunque fuera en sueños. Se debe entonces destacar lo siguiente: ¿qué diferencia hay entre gO'.tar en sueños y gozar despierto (hablo del goce pulslonal}? Ninguna. Está ahí para decir lo que se puede decir de su ser de goce. Se trata entonces. ahi también. de despertarlo del sueño. sin que olvíde lo que en el sueño despierta.
RUPTURAS DEL VINCULO ANALITICO
Abordo esta cuestión de los momentos cruciales a partir de la cura definida comovtnculo social. es decir sin perder de vista que la clinica no existe sin la transferencia. Elegi. como tipo de momento. la interrupción de la cura, o sea el perjuicio provocado al 'llínculo analltico, aparte de su final propiamente dicho. En cierto modo el final del aná.llsls es un proceso de decantación. en el sentido de separación. de dos componentes. Separación entre la función del solo sujeto supuesto saber por un lado, y la función objeto por el otro. Justamente. es una de can taclón que opera en el momento mismo en que ese sujeto se ve destituido. y en que el analista lo derriba bajo el golpe del de ser. cuando de alguna manera es ·cteserificado~. En las Interrupciones de análisis se trata de un proceso de decantación semejante, pero entre un sujeto que no es destituido y un analista que no es des-sertficado, de alguna manera. Se percibe asi la función Dasein del analista. su ·ser ahr: es a lo que trato de acercarme. Esa función puede ser percibida en muchos otros momentos. además de serlo en el final de la cura. Evocare primero algunos rasgos que se refieren a la fenomenologia de la experiencia. en los que aparece. Se puede notar, en primer lugar, que el deseo del anaUsta. si es lo que opera en la cura, no opera en ausencia de la persona, o al menos de una persona, que le da cuerpo. Es tan cierto que uno no se analiza con un analista muerto, Incluso si permanece supuesto al saber. Esto se ve bien con el ejemplo de Freud o de Lacan. Tuve la oportunidad. recientemente, de escuchar a una persona. una sola vez
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por ahora, que solicita un análisis, pero que piensa que hizo su análisis con Freud. Piensa que ya está hecho y solicita, en el fondo, sólo que se tome nota del trabajo que ejecutó a partilrde su pasión por los textos de Freud. De una manera divertida, se sorprende cuando oye a personas que están realmente en análisis, hablar de aqueJJo que le aparece como la enormidad de s u desconocimiento, de su resistencia. ¡mientras que para él, con Freud su análisis se desarrolló sin esos fenó~enos dificultosos! Es un ejemplo límite, pero que con cleme a Jo que recordaba antes. Observen también que se podría esperar que hubiera una dificultad particular cuando alguien retoma un análisis, por el hecho de que el nuevo anaHsta Ignora todo lo que tuvo que ver con el analista anterior. Ahora bien. se comprueba, me parece -podriaserrefutada-, que un análisis no recomienza cuando se lo retoma con otro analista; s igue estrictamente a partir del punto al que se había llegado en cuanto a su dimensión significante. Es incluso sorprendente la indiferencia con la que los analizantes consideran la ignorancia en la que puede encontrarse el nuevo analista. Eso Indica que la función depositaria de saber que el analista asume en la cura. su función no ·desecho~ sino •tacho de basuraft, existe, ciertamente. pero debe ser relatM7.ada. Correlativamente hay que decir que cuando se detiene un análisis, aunque sea para retomarlo despues, en el intervalo. el análisis está detenido. Se cree a veces que el trabajo contínúa. y. es cierto, puede haber todo un diálogo mental con el analista; sin embargo. el análisis está detenido por el solo hecho de que el analista ha cesado de encamar al agente del mismo. Hubiera podido intentar trazar un panorama de los tipos de interrupción. Noex.lsle la cura tipo. evidentemente, pero debe poderse llegar a definir interrupciones tipo, y probablemente no hay tantas como treinta y seis; están ~strictamente limitadas por los términos mismos con los que Lacan escribe el discurso analítico. Sería muy interesante desplegar ese panorama para preclsar, en cada caso, cuál fue la posición del analista. Pero hoy me detendré en dos ejemplos, que notarán que fue.ron elegidos a causa de sus oposiciones: el ejemplo de un obsesivo, para el que la cura se detiene al comienzo. y luego el caso de una histérica cuya cura se detiene después de cuatro anos. Previamente. unas palabras sobre el ejemplo famoso de la interrupción de la cura de Dora. Esta fue formulada por Lacan, y bajo las Indicaciones de Freud, en un prl.mer sentido, como foT7.amlenlo de la sugestión. Por lo tanto forzamiento sobre el eje S l -S2 y eslo en el
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sentido de los prejuicios sexuales de Freud, teniendo como efecto lo que se podria llamar, por parte de Dora. un acting-out de sentido contrar1o a la sugestión: alli donde Dora se Interrogaba histéricamen te sobre el saber del Otro en lo concerniente a la mujer (cf. sobre este tema los diccionarios que ella consulta), Freud "responde como hombre". De golpe. en lugar de inscribirse en el discurso analitlco. en el lugar del agente, arriba a la izquierda. va al lugar del Otro del discurso h istérico, del SI que la histérica interpela y cuyo saber se revela impotente. No es gran cosa lo que salló, comenta Dora, antes de decirle bye-bye profesor. Freud se mostró demasiado, como dice Lacan, yeso es una falta. No es una falta técnica. es una falta moral: se podrla sostener, es cierto, que el analista sólo comete faltas morales, faltas relacionadas con lo que Lacan llama "el deber de encontrarse en la estructura". Es lo que hace espinoso el problema de su formación y que pone en cierta forma de manlflesto sus estados de ánimo, en especial su tristeza. Freud cometió entonces una falta, una falta con respecto al silencio del analista. s ilencio que le hubiera permitido no prestarse a confusión con el otro interpelado. Hay que comprende.r bien que el silencio del analista no es. evidentemente, no proferir palabra. Se debe a que el modo del decir -que debe distinguirse del d fch()- del analista no es la demanda. modo, ése, que está reservado al anallzante. La falta de Freud con sistió en caer del lado del decir de la demanda. ya que la sugestión, en el fondo, no es más que el reverso de la demanda y en ese sentido hubo falta con relación al silencio del anaUsta. De los desarrollos de Lacan sobre la demanda. los analistas frecuentemente retuvieron que el analista debía cuidarse de la demanda. de alguna manera. A saber: no responder cuando es enunciada del lado del analizante. y sobre todo, evidentemente. no hacerse emilsor de ella. Es cierto en el nivel del decir. Pero si fuera tomado en el nivel de lo d icho, eso nos conducirla a representamos al analista, entre presencia y silencio. exactamente como un adoquin. Ahora bien, propondré Jo siguiente: en ciertos momentos del análisis, puede ser conveniente que el analista haga semblante de demanda. Esto. por otra parte. se deduce totalmente de la fórmula del fantasma en el neurótico: $ OD. Mi primer ejemplo trata sobre este punto. Se trata de una demanda de análisis en un sujeto manifiestamente obsesivo, y con el que el análisis se rompe en el momento en que se compromete. La demanda de análisis estaba motivada por una abulia Yun debilitamiento espectacular del deseo. Habla una particularidad: era una demanda de la que podrta decir que se hacia bajo el auspicio
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de un Otro engañador; no engañado, engañador. La dificultad inicial podria formularse asi: Imposible confiar en él. A cau sa de esto, las entrevistas se desarrollaron en seguida como una especie de puesta a prueba; puesta a prueba no del poder del analista, del que no dudaba. sino de su buena fe. Y eso dio de entrada u n tono de negociación sistemática con respecto a todo: el dinero. el ritmo. la duración, la calidad del sillón, etcétera. Por diversas razones. vi en esto. no el signo de una demanda mal planteada, o de un deseo mal decidido. sino un fenómeno de transferencia, más precisamente un testimonio de la manera en que el sujeto se situaba en relación a la demanda. Yo no podl.a desconocer su esfuerzo sistemático y aplicado paras usci tar los signos de una demanda del Otro, seguido, en cuanto él creía haber producido algo de ese tipo, del proceso "anulación. recusación, denuncia". Por otra parte, las entrevistas tuvieron de entrada un efecto más bien positivo: llegó s umido en una abulia completa, pero inmediatamente, si me penniten la fórmula, se puso en marcha. en todos los planos. Después de cierta cantidad de entrevistas, en las que no se tendió y en el curso de las cuales se encontraron reducidas una a una todas las condiciones que ponía a su entrada en análisis. llega, un di a. contentísimo por lo que trae. Se trata de un sueno en dos tiempos. Primer tiempo. visita a una prostituta. en el piso de arriba del de su analista y. curiosamente, es ella quien paga. Segundo tiempo del s u eño; se encuentra en lo de su analista, es un niño. fecha el momento de s u vida en el que se ve ahí. con sus pantaloncitos cortos. es una imagen, y en una verdadera efusión de emoción y de lágrimas, desparrama todo su dinero. Comenta diciendo ·soy un niño, estoy dispuesto a darlo todo. y evidentemente. cuando discu to sobre el dinero. no es ése el problema, quiero pagar lo que u sted pide·. Es un sueño de ofrenda que es al mismo tiempo una interpretación sobre la demanda del Otro. En la s iguiente sesión. el sujeto llega pálido, abatido dice. decidido a amputarse del a nalista y a detener su cura ahl, a ta l punto es tá convencido de haber sido absolutamente evacuado él mismo, de una manera que afinna que fue para él completamente ines perada. Alll se perflla el capricho del Otro. Se puede quizá pensar que el sujeto retrocedió ante aquello que. de la "alienación", le apareció - bajo u na forma. es cierto, imaglnarizada- y que produjo un forzamiento anticipado de la separación; por eso empleé el ténninode amputación. Técnicamente el problema era más bien en ese momento facilitar la entrada en esa dimensión de la alienación. y es ahl donde hice
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intervenir aquello que llamé "el semblante de demanda·. Ahora bien. ¿qué habla hecho el analista? No habla tratado en absoluto ese sueño con desprecio, al contrario ... no lo habia tomado como palabras vactas. Pero lo habla manifestado demasiado discretamente. manteniendo cierta reserva. a causa de la alegria manifiesta con la que el paciente traía su su eño... de ofrenda. Es el error, ya que la reserva consiste en no ·sostener" la demanda. "Sostener la demanda" no quiere decir solamente que el analista tiene que curvar la espalda con relación a ella. Llegado el caso, es necesario también que la cargue. que la presentlflque, lo que no es lo mismo que identificarse con ella, o hacerla pasar al decir. Se tratad e que la haga presente como reverso, aquí. de la ofrenda. A falta de lo cual no proporciona el apoyo que permitiría al sujeto desplegar su dimensión de alienación. Esta táctica del · hacer semblante de demanda· se sitúa entre dos polos que voy a designar con dos ejemplos. En un extremo. Freud protestando ante el Hombre de las Ratas. sosteniendo que él no es cruel, diciéndole: se lo aseguro. es el capitán quien es cruel. y yo no tengo ninguna tnclinación,yo. Freud, hacia la crueldad . Enelotroextremo. esteejemploque me permito evocar de Lacan, quien. a una personita que llega disculpándose, temblorosa y tímida: "Señor. tengo dos minu tos (!)de retraso", responde, con estruendo: "Salga, no voy a recibirlo", antes de · agregar. un momento después: · por supuesto. lo espero mañana.. ." MI segundo ejemplo es el de una histérica comprometida en su análisis desde hacia cuatro años. La ocasión babia sido un drama conyugal. Es un análisis, si tuviera que calificarlo. que es un éxito terapéutico completo. Esta paciente tenia un cuadro de slntomas numerosos y estables. y los redujo uno a uno. Es Incluso un anális is que tenia ta particularidad de que ella atacó sus slntomas s ucesivamente, practicando de modo espontáneo aquello que en una época Freud pedía a sus histéricas. que asociaran a partir de los síntomas. Tomó sus s lntomas uno por uno, y tennlnó con ellos. Evidentemente. era en una cierta espera de lo que ocurriria al final. Entre esos sintomas. h abla una fobia al agua. y especialmente a las gotas de agua. Imaginen la vida cotidiana con una fobia a las gotas de agua. con el trapo de la cocina siempre en la mano... Una vez resuelto esto, recuperada la posibilidad de tomar baños. quedaba todavía una dificultad en bañarse en el mar. Se propuso tenninarcon ella. al punto de hacer submarinismo: ahí. de todas maneras. su análisis hubiera terminado. Sonaba con un argumento de final: ~cuando yo sepa que terminé, se lo diré, y usted me dará su acuerdo" . "Sin el cual no podré
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detenenne." Parte entonces un verano de vacaciones y me manda una cartita en la que escribe: "Ya esta, hice submarinismo". Vuelve a verme a su regreso y, habiendo llegado la ocasión. me dice: "Entonces, se acabó, he terminado, ¿esta de acuerdo?" Corno no le doy mi consen timiento. comienzan algunas atormentadas semanas de malestar, Inquietud, angustia, pregunta sobre lo que se espera de ella todavía. El siguiente es el sueño que va a precipitar la Interrupción. Se trata de una recepción, en dos habitaciones contiguas, pero que no se comunican. De un lado hay una mujer. cuyos rasgos connotan a su madre y a su analista. Esta mujer lleva atado un perro que es su hijo. por curioso que pueda parecer. En la otra habitación, está el marido de esta mujer; esta última protesta contra él, diciendo a la paciente que esta ahí que es de todos modos escandaloso, que para hacer a ese perro fue necesario que se aplicaran los dos y que ahora ella está sola para encargarse de él. Ese sueño la emociona mucho, la pasma. En él, las alusiones a la novela de su infancia son numerosas y evidentes. Me habla un poco de su madre, a la que odió con pasión durante m ucho tiempo. que ahora es vieja, que está sola. que está tliste. La detengo sobre su observación de que lo que le causa placer es que va a ser un consuelo para su madre en sus viejos días. Sesión siguiente: momento de ver. Llega y dice: ~¡Asi. soy un perro!~ ¡Qué revelación! La vez siguiente: momento de concluir, inmediato. Dice: "Es mi última sesión. diga lo que diga·. ¿Superyó fuera de uso? Podría decirse en todo caso que esa detención es un acting-out de sentido contrario a la sugesUón del sueño. Y, de alguna manera, una desmentida de la interpretación que es ese sueño. Una desmentida a un Otro en el cual ella puede estar etiquetada bajo el término de perro. Es absolutamente sorprendente. y cuando ella me lo contó, para mi también fue un pequeño vuelco. ese término: perro como metárora de ella misma. Ordenó toda una serie de significaciones que circulaban en sus relatos desde hacía mucho tiempo. Desde un recuerdo pantalla, evocado ya desde el comienzo. según el cual. cuando ella tenía cuatro años, su madre la había atado todo un día a un cerco en el jardín. porque había hecho sus necesidades en una platabanda, hasta aquello que motivó el analisis. a saber. concreta y fisicamenle. había un argumento en el cual el marido la trataba como a un perro atado. pasando por episodios en los que, por ejemplo. adolescente. no comla en la mesa sino que Iba a hacerlo acurrucada al pie de la escalera: y. continuando el análisis. sin duda se hubiera llegado a la fórmula del fantasma como deriVación de esa fórmula ~soy un perro·. Hay entonces una secuen -
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cia: reducción del síntoma. pregunta sobre el deseo del Otro, emergen. cla fantasmátlca. La posición del analista. ahi. h ubiera debido ser exactamente inversa a la del primer caso. De ninguna manera interpretar. Pero de ninguna manera ponerse, tampoco a encarnar la demanda del Otro, lo que hubiera conducido al analista a hacer semblante "del amoperro·. Es lo que ella pone fuera de juego, con su decisión. Se trataba mas bien de presen Uficar un desro sin fantasma. un deseo despegado del fantasma del Otro. El problema técnico consistía en evitar la estasis en ese momento de emergencia, o más bien en el instante de ver, y obtener la reactivación Inmediata en la dimensión de la alienación. mediante lo cual la secuencia pudiera reproducirse, y la fórmula del fantasma precisarse.
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J. Lacan. en una ocasión en la que invocaba. justamente, la enseñanza del psicoanálisis, señalaba q ue a menudo uno se UmJtaba a •squattertsat' • su enseñanza, es decir a h acerse en eUa un alojamiento. Pues bien , de una enseñanza se puede esperar más, y especialmente efectos, si se reconoce, al menos, el estatuto idéntico del psJcoanáUs1s didáctico y de su enseñanza. Este estatuto tdéntlco depende. en primer lugar, de que pstooanáUsts dldáctlco y enseñanza se hacen por la virtud del anallzante, es decir el sujeto dlvtdtdo trabajando. El enseñante, decia Lacan, no es el amo, es un sujeto que pone su división a la obra. ¿Cuál? La de decir. y más precisamente la de ~dectrsew, cuando es una cura. Pero esta tarea tiene un límtte. el de lo tmpostble, porque todo no puede decirse. Hay entonces, durante el curso de la cura y a su térmtno, un interrogante concerniente a lo que podrtamos llamar la clínica de lo Imposible de decir. Por eso, escog1 hablar del acttng-out. Entre aquello que, en una cura, cesa de no decirse -contingencia-y lo que permanece tmposlble de decir. ¿cuál es el lugar del actf.ng-out? Hay en la enseñanza de Lacan numerosas evocaciones del par: pasaJe al acto y acttng-out MI referencia de hoy se encuentra en la reseña del semJnar1o sobre la lógica del fantasma, que precede en un año al del acto analitlco. Luego de haber dado (pág. 15 del N~ 29 de Omlcarí? una deflnlctón del acto y del pasaje al acto. Lacan señala: • -ro squatter": ocupar tenernos. IN. de T.l
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"Eso deja aparte al actfng-out, donde lo que se dice no es sujeto sino verdad". Ahora bien, en el psicoanálisis, se exige del sujeto que se diga como inconsciente. Eso no es natural. es una tarea que va completamente a contramano del obrar. Como dice Lacan, del ~sacar a la luz el inconsciente al que u stedes están sujetos·. Esta expresión, hay que tomarla casi de la misma manera que cuando se dice: "estar sujeto a desmayos · : es el incon sciente que determina al sujeto el que debe ser sacado a la luz. Sin embargo. hay una ambigüedad en el "decirse· , porque el · se· podña designar tanto al remiten te como al destinatario. Puede stgnlflcar. ya sea "decir lo que es·, ya sea "decir a si". Para excluir esta ültlma posibilJdad, habría que hacer una falta de ortografia y escribir el ·se· del "decirse· con una ·e•, la ·e· de "ce que c'est", que por otra parte se vuelve a encontrar en ·~a·. Y bien, la paradoja de la tarea analizante es que se demanda al sujeto decir aquello que es, allí donde no es, es decir allí donde es el inconsciente, el inconsciente que, si se sigue el hilo de la enseñanza de Freud releída porLacan, es saber-porque se descifra- pero saber sin sujeto. Es saber sin nadie para saberlo, sin "yo" ("moí, Je"}, pero que además es saber que se dice sin nadie para decir, porque el sujeto, aquel que dice "yo" (Je) no puede considerarse ni como el agente de su inconsciente, ni como el agente de su síntoma. de su lapsus o de su sueño. El inconsciente es un saber sólo confrrmado por el hecho de que se lo puede leer. A decir verdad. eso quizás no basta, aún hay que agregar que el inconsciente es un saber que se confirma porque su lectw-a tiene efectos, especlalmente efectos terapéuticos. El pslcoanálisis no está hecho, como primera finalidad, para ser terapéutico, y en todos los casos, no es una terapéutica como las otras. Sin embargo, la dimen sión terapéutica del psicoanálisis es inelimlnable porque es la que permite confirmar que la lectura dellnconscien te tiene un efecto sobre el sin toma. Si no tuviera efecto terapéutico, nada distinguiría el descifrado del delirio. (Ese saber que el sujeto lleva sin poder reconocerse en él, es el que el análisis, paradojalmente, le Impone decir). En la escritura del dlseurso analltlco, la flecha que toma por blanco al sujeto dMdldo, a~$, nos representa. de hecho, la coerción que es la regla de la asociación libre, la imposición hecha al sujeto de ponerse a decir de modo tal que pueda decir lo inconsclen te. {Y hay que señalar que es un cambio ponerse en esta posición de analizante, porque la posición natural del ~lljeto, eso que Lacan llama su posición primaria, es la de descartar el Inconsciente. de desconocerlo de manera esen· cial.) Lo que hace lo cotidiano de los seres hablantes es una elección
El actillg·out en la cura.
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que Lacan califica de elección del Mno pienso", a entender como ·no pienso el Inconsciente", que sin embargo es de pensamiento. La posición natural es de ·meser", Inscribiendo este juego de escritura la represión del "no soy" que funciona en el inconsciente. Porque cuando el inconsciente habla, el sujeto no es, en el sentido del "yo" ("mot. Je"). Esta represión prlmarla de los pensamientos del Inconsciente, es también una represión de la falta en ser. Hay entonces una resistencia natural. espontánea al inconsciente que hace a lo que se llama la buena salud y en la que el ·no pienso" aflora por este trazo: no plantearse preguntas, o demasiadas preguntas. Es, en efecto, un hecho: el neurótico se hace demasiadas preguntas; es que está embarazado por su Inconsciente. Porque si el sujeto no piensa su Inconsciente, sucede que el inconsciente piensa por él bajo una forma precisa: son las formaciones del inconsciente. A ese sujeto que se pretendería amo, en la certeza de su ser, le sucede que Uene sin tomas más o menos molestos: lapsus. actos fallidos, sueños ... El sin toma es un trastorno del "no pienso". Viene a trastornar el pensamlento y la procrastinación del obsesivo bajo la forma de pensamlen tos parásitos o compulsiones a ciertos actos. Viene a trastorna r el cuerpo de la histérica bajo la fonna de lo que Freud llamo somatización. Viene a trastornar el dormir bajo la fonna del sueño, etc.... El Inconsciente le recuerda su existencia al sujeto amo de si mismo y el psicoanálisis intenta unir a ambos. Y es la transferencia, esa transferencia que Lacan refiere por una parte al sujeto supuesto al saber, la que induce al sujeto a volverse hacia su Incon sciente. Es por eso que el p sicoanálisis no puede hacerse sin transferencia. El imperativo analiUco bnpllca que el sujeto cambie de posición, que quiera renunciar a su ·no pienso·. No es que el psicoanális is tenga por efecto final cambiar al sujeto, es que de entrada supone que el sujeto ha cambiado. Una de las funciones de las entrevistas preliminares es asegurarse de que el sujeto pueda cambiar de posición, pueda ponerse en esa posición que es la del esclavo -el esclavo de la asociación libre-, pueda asumir su Mnosoy". Nadie, a decir verdad, asume su "no soy·. pero el analizan te. en todo caso, acepta hacer la prueba, porque ya la hizo. para su desagrado, en el síntoma. Puede dejar el campo libre, en parte, a la manifestación de esa verdad que habla en las formaciones del inconsciente. Kay en ton ce$ una pregunta de entrada: ¿cómo decir? ¿Cómo llegar a decir ese inconsciente que borra el sujeto? Se puede dar primero una respuesta emplrlca. Hay dos grandes ejes del decir del inconsciente
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que son delineados por Freud. Para comenzar. lo que aíslo como la serte de las formaciones del Inconsciente. El término ·formaciones del tnconsclentew no es de Freud, pero es el nombrequel..acandtoa laserte constituida por Freud de Jos lapsus. sueños. sintomas, actos fallidos. Esas formaciones que resultan del trabaJo del inconsciente son las formaciones espontáneas del ·no soy·. Por otra parte, está la manifestación forzada del •no soyw que es la asociación libre. La asociación Ubre tmpltca una renuncia que cada analizante expertmenta de entrada. Renunciar a controlar sus pensamientos, a gobernarlos. Cuando uno dlrtge su pensamiento, lo hace por razones mült:lples, puede ser por razones de decencia o de lógica. para no decir cosas incoherentes o desplazadas... De hecho, d1r1gtr su pensamiento es siempre gobernarlo por un Ideal, es decir censurarlo. Es colocar un significante amo (51) en posición de ordenar el "bla-bla" tntertor. La asociación libre implica renunciar a ello, pero para dejar lugar a otra causalldad, ya que lo que entonces se Impone es que esos pensamJentos liberados de la censura de la lógica o de las conveniencias, no son sin embargo desbocados, aleatorios. He aquí entonces el interrogante: entre esas manifestaciones espontáneas del inconsciente que son la formaciones del Inconsciente, y esta manJfestación forzada: palabra que deja un lugar al decir de la verdad que el sujeto no sabe, ¿cuál es el lugar del actt.ng-out? La paradoja del acttno-out es que la verdad está allí, pero de modo tal que desde el comienzo los anallstas reconocieron en él un malogro a la cura ... QuiZás no sea lnúUJ volver a partir de Freud, del punto mismo de donde vtene el término actt.ng-ouL Acttng-out es el término que Strachey utllJzó para el agferen freudiano en su traducción del texto de Freud ·Recuerdo. repetición y elaboración La Idea de siempre de Freud es que el aná!Jsls debe colmar las lagunas de la memorta; digamos que le astgna la tarea de restaurar la completitud de una bistorta y lo que le parece conducir al levantamiento de la amnesia es el levantamiento de la represión. Ello recuerda en ese texto: "El fin del análisis. desde el punto de vtsta descriptivo es completar las lagunas de la memoria, y desde el punto de vtsta dinámico es vencer las resistencias de la represión·. Ahora bien, Freud señala que uno llega a encontrar en la cura la siguiente poslbJIJdad: el paciente no tiene ningún recuerdo de lo que olvidó y reprimió, y no hace sino traducirlo en actos. Strachey tradujo actt.ng-out. Ese out no hay que entenderlo como fuera del campo del w.
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análisis, no hay fuera del análJsls desde que el sujeto entra en la transferencia. Tam~ quiere decir fuera del consultorto del analista, quiere decir, para comenzar, fuera de la esfera de los recuerdos. Digamos más bien. fuera de la esfera de lo que se dice. Sin embargo. lo que es engañoso, es que e1 agteren freudiano es mucho más amplio. más ambiguo que el uso consagrado del término actfng-out El agteren freudiano, cuando se lee el texto en cuestión, es un modo de la transferencla. la transferencia-resistencia. Lo reprimido no retoma allí en el pensamiento. retorna en la acción, en el hacer. en el actuar. Estamos obligados a interrogamos sobre lo que Freud llama. en ese momento, lo repnmtdo. Los prtmeros textos: La tnterpretactón de los sueños. Psfcopat.olagía de la vtda cotidiana. etc. nos enseñaron a reconocer en el Inconsciente, pensamientos. Pero. aun st en ese momento Freud no había Introducido todavía el "ello" que promueve hacia 1920, sin embargo, desde el comienzo esos pensamientos son correlativos de lo que Freud llama mociones pulslonales. Es eso lo que uno encuentra en ese texto donde distingue, aliado de los recuerdos, lo que llama "otro grupo de procesos psiqulcos": son los fantasmas y las emociones conexas. La idea de Freud es que el fin del análtsts es traer a la representación, al pensamiento. a través de la asociación libre. las mociones pustonales. El se da cuenta, entonces, en ese texto, de que hay una vía que no es la del pensamiento, y es eso a lo que llama agteren. Las lllOClones pulstonales se Imponen allí de cierto modo stn pasar por el verbo. Este elemento real y actual cortoclrculta el pasado y el recuerdo. Freud ve alli una res istencia, un obstáculo al imperativo del decir. Es una alternativa para el analizante: o bien piensa, o bien actúa su Inconsciente. Para Freud el camino del análisis es pensar el inconsciente, y la etlcacJa del psicoanállsts pasa por allí. El mantuvo siempre la Idea de que la rememoración era una exlgencm y un signo a la vez. Entre paréntesis, esto es por otra parte un ejemplo simple de un cambio del sujeto que no es un cambio de la persona: Wla vez que el sujeto rememoró, puede decir que jamás lo había olvidado. No es el pasado el que cambió, es el lugar del sujeto. Las representaciones de su pasado que había abandonado, donde no se reencontraba, donde no se reconocia, vuelve a habitarlas. Por eso Lacan propone escribir souoenfr en dos palabras {sous-oenúj , venir baJo 1~ representaciones que el sujeto había habitado en otro tiempo y que habia podido deJar. El materna de la rememoración es el mismo que el de la representación
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stgnlfican te del
sujeto: ~
'$
En el análisis. produce. reencuentra y expulsa al mismo tiempo los signUlcantes a partir de los cuales se construyó. Por eso el psicoanálisis puede cambiar todo para el sujeto sin cambiar nada en la realidad. La vida que el analizante tuvo, no se rehace. Lo que cambia, por el contrario, es cómo él se sitúa en ella y el sentido que le da. En Freud entonces, la cuestión del acttng·outhayque tomarla en tre tres términos: loreprimidoysumanifestación, sea en el pensamiento, sea en el actuar. El abordaje del problema está considerablemente desplazado por Lacan, aun cuando haya una homología aparente. Lacan formuló la transferen cia como dependiendo del sujeto supuesto al saber. El anallzante sale al encuentro del saber inconsciente del que supone que puede devenir sujeto. La suposición de 1~ transferencia es que puedo venir alli donde no estaba , pero donde estaba en Inconsciente como saber. Es el eje que correspondería en Freud a la rememoración por la asociación libre. La homologla proviene de que a este eje del sujeto supuesto al saber, también Lacan le opone otro eje donde la puesta en acto está implicada -Cf. el Seminario XI donde la trans fe rencia es tá defin ida como la ·pues ta en acto de la realidad del inconscien te" (de su realidad sexual). y ya no como dependiendo ú nicamente del sujeto supuesto al saber- . En esta puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente que pertenece al registro de la pulsión y del objeto, ¿podemos reconocer el agteren freudiano? Señalo, por empezar, que no cabe duda de que la dimensión de reconstitución del pasado depende del sujeto supuesto al saber. Reconstituir su historla es reencontrar la sucesión de las identificaciones del sujeto (S1... S 1...S 1...). y en cada etapa, la verdad que alll se anuda. En cuanto al agieren, hay que decir que en la medida en que es legible. y legible como repetición. no deja de participar, él también, del mísmo registro del sujeto supuesto al saber, o sea del descifrado significante. Ahora bien, éste no es el caso, según Lacan, de la transferencia -puesta en acto de la realidad del inconsciente-, que no es repetición y no depende del descifrado. Es una transferencia actual. o más bien sin referencia al pasado, al presente y al futuro, que participa del fuera-del-tiempo de la pulsión. de eso que Freud designa como su empuje constante, digamos su aspecto de goce. Así. en relación a la dicotomia lacanlana, rememoración y actingout están, al menos en parte. del mismo lado, el del inconscien te. Lo que está claramente del lado d e Ja transferencia - puesta en acto- no
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es el actlng-out, es el pasaje al acto. porque se opone al trabajo del significante. El a cto analítico en si mismo no depende del inconsciente, en sen Ud o es trlcto está del lado donde el sujeto no piensa. En cuanto al pasaje al acto, es lo que ·no quiere dectr•. Lo que se rechaza decir, pasa aJ acto. El pasaje al acto es la alteración profunda del imperativo analltlco. El suicidio es un pasaje al acto. Es rechazo de saber y puesta de lado - fuera de juego radical- del Otro. Empédodes. cuando se arroja al volcán. realiza la única separación del Otro verdaderamente lograda, el suicidio. Evidentemente. hay pasajes al acto de menos consecuencias, pero en todos los casos el acto excluye el llamado al saber y coloca fu era de juego a aquel que, ocasionalmente. encam a la instancia. Dora pasa al acto por primera vez cuando rom pe sus relaciones con el pequeño cuarteto en el que estaba en tre el Sr. K. la Sra. K. y su padre - llega un momento en que el juego se acaba-. Asimismo. cuando con toda decisión se despide de Freud pase lo que pase. Es también el caso cuando Ana O. le salta a l cuello a Breuer ... ¡Sin su aval! El sujeto, en el pasaje al acto, es pasión de la ignorancia. Traza una linea sobre la·dlaléctica de las preguntas y las respuestas. Es también rechazo de la Interpretación. En todos los casos el acto deniega el saber . Sin embargo. entre el acto analitlco y el pasaje al acto, hay una diferencia mayor: el primero. el a cto analítico se amarra a un imposible de saber probado. el segundo a un rechazo a probar el saber que no es Imposible. El acttng-oul es otra cosa. está del lado del inconsciente. de una manifestación salvaje del inconsciente. Laean evoca varios en el curso de su enseñanza: toda la ligazón de Dora. su cuadrtlla con su padre, el Sr. K .. la Sra. K . El amor demostrativo y exaltado de la joven homosexual por su dama. El manejo, confesado por el paciente de Krls, alrededor de los sesos frescos, hasta la "perversión transitoria· del paciente de Ruth Lebovici. En cada ca so. una verdad se da a leer. sobre todo cuando el acling·otd se impone como réplica a una intervención del analis ta. Habría que agregar todavla el acting-out del analista, a colocar aparte sin embargo. porque es la verdad desconocida del acto analítico mismo la que viene a manifes tarse allí: "falto del sentido señalado del acto analítico·, dice Lacan. ·el analista llega a elevar una plegarla idólatra a su escucha, fetiche en su seno surgido de una vía hipocondríaca· . Alusión hecha a aquellos que en 1967 objetaron su pase, pero más allá de la ocasión particular. Lacan lee alli que el objeto promovido a fetiche es el único que queda para testimoniar de la antinomia que separa el acto del saber Inconsciente y que hace del analista. en la experiencia, un objeto.
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Entonces. en todos los casos de acting-out. anómalamente la verdad entonces habla. ¡Esto se produce casi totalmente al azar! Para Dora, dice su ser en otra parte. all1 donde es la otra mujer. Sra. K.. o mejor. la elegida de Dios. la Madona. Para la joven homosexual. se hace más demostrativa. Muestra. reemplazándolo. lo que es el amor al que uno aspira. Para el paciente de Kris es un ·nada para freír" (a aplicar a la interpretación) que entrega la llave de sus reluctancias, mientras que la supuesta perversión del hombre de las orinadoras hace colofón de la castración femenina. Hay entonces una pregunta: ¿cómo situar la diferencia con las formaciones del Inconsciente y especialmente con el sintoma. puesto que en los dos casos la verdad aflora al punto de prestarse a la interpretación? A decir verdad. ¿qué no es interpretable? Incluso con la muerte. que es lo más •fuera de sentido" que existe. basta agregar un segundo significante. m uerto por Francia, e inmediatamente es una Interpretación. E l acontecimiento más •fuera de sentido", Jo más real, toma lugar en el registro significante. Ustedes pueden decir "muerto como un perro". el efecto no será el mismo, pero será también un efecto de verdad. EVIdentemente no toda interpretación es de este tipo y en el análisis. para estar correlacionada al descifrado, se la mide por su alcance. según dé o no en el blanco, por sus efectos en el sujeto. Ahora bien, es un hecho de experiencia que la interpretación del acting·out, aunque posible, no es admisible para el sujeto. Y esto por falta de subjetivación. Vuelvo entonces a la frase del comienzo: "quien dice no es sujeto". Situemos la diferencia con el sin toma bajo transferencia. Ella puede describirse clinlcamente. Por empezar. del sintoma el s ujeto se queja. carga con su molestia y más aun. con su pregunta. Por el contr.:uio, del actlng-out no se queja. Pasa incluso desapercibido y a menudo parece relatado como por casualidad y sin que se plantee la pregunta por su sentido. Por otra parte, el síntoma, aunque es opacidad, es una "opacidad subjetiva~. para retomar una expresión de J. Lacan. Es reconocido por el sujeto por ocultar una parte de su verdad, puesto que él se tn terroga con un ~¿qué quiere decir'?- dirigido a veces al analista. En una palabra. se lo supone legible. Nada de todo esto para el acttng-out. El sujeto no sabe lo que eso dice. ni siquiera que eso diga. El acttng-oul habla, pero lo hace tan bien en tmpersonal que el sujeto desconoce. habitualmente, que eso tenga sentido. En esto. está más cerca del síntoma fuera de transferencia. El sujeto alll n i siquiera está como denegador, siendo la denegación, según el mismo Freud, su modo de estar presente en
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lo qu e se dice del inconsciente. En el ~no es eso ... lo que quiero o lo que quiero decir" de la denegación,, el sujeto afirma (Bej ahung) aunque sin asumirlo. sin hacerse cargo, un contenido Inconsciente. Aqui, al acttng-out nl stquJera se Jo supone legible. Lo que dice no es considerado. Síntomas y acttng-out. si ambos tienen, como hechos de verdad, estructura de ficción, difleren en cuanto al lugar del sujeto: en uno éste es representado, en el otro no. El síntoma, en efecto, con stituye su mensaje como metáfora (es nuestra hipótesis de base} y a este utuJo. el sujeto está alli, aunque de manera desconocida. El acttng-out no tiene estructura de metáfora. Sin embargo, no cabe duda de que se ubica en la dialéctica de la relación con el Otro: habitualmente le está dlrlgtdo, y también le responde, especialmente cuando la Interpretación se extrav1ay se lo da a Interpretar al buen entendedor que falta. Acting-ou.t es cuando hay verdad dejada a cuenta; muestra, Indica a la verdad en deuda. Se relaciona entonces con una estructura precisa: la que hace a la verdad no toda, nunca más que medto-declr. Por eso s u alcance va bastante más allá de los errore.s del analJsta. Hay con el acting-out en la cura una dificultad de manejo. Los analistas lo notaron desde hace tiempo. El acting-out es Interpretable. pero no se debe interpretar porque su interpretación no es recibida por el analizante. Sin embargo el analista tiene que responderle, porque mientras el anal.izante está en act·out. no está en posición analizante. El tiene que responderle. incluso pararlo. Es lo que Freud hace con Dora cuando ella viene a relatarle la pequeña cuadrilla entre ella. su padre, el Sr. K. y la Sra. K.. lo primero que hace Freud -Lacan lo señaló en su texto sobre la transferencia- no es interpretar, es decirle a Dora "usted está allí por algo·. El maneja el acting-out intentando tomarlo en la transferencia. hacer que Dora se dé cuenta de que hay un sentido, y entonces un saber a articular al sujeto. Es decirle que eUa no está allí por nada. que tiene su parte. Eso no es ~ interpretación. Digamos que es un intento de sintomatizar ~1 actingout, o mejor aun, una tentativa de rectificación subjetiva. segun la expresión que Lacan emplea en ~La dirección de la cura·. Ahora, algunas breves consideraciones sobre las dos grandes neurosis: histeria y obsesión. Se puede hablar de la obsesión como un modo de la hJsterta. pero aquí, opongámoslas. El sujeto obsesivo es tá lleno de pensamientos, pero no de pensamientos del Inconsciente, pensamientos de nada que desfllan sin consecuencia. Por el contrario, el modo fenomenológico de la histérica es el vacío, ella experimenta su vacío. El primero está más bien del lado del ~no pienso·, ·no pienso el
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inconsciente•, del lado de su ser petrificado o dubitativo. o los dos a la vez. El no tiene el sentimiento de su vacío. pero tiene un fuerte sentimiento de no exis tir. de estar lejos, separado de la vida. que va a la par con su posición de ser en la petrificación_ El segundo, agrega al vado el sentimiento de su ·no soy·. Yo diría que, por estructura. el obsesivo oscila. preferentemente, entre inhibición y pasaje al acto lo que no quiere decir que uno no encuentra acting-out en la neurosis obsesiva- mientras que la histeria está más sujeta al acting-out. Creo que esta constatación fenomenológica es bastante coherente con la posición del sujeto que está implicada en los dos casos. La posición obsesiva consiste en obturar la Inconsistencia del Otro alli donde no hay significante en el Otro. en cubrir todo lo real con el significante. ¿Qué deviene entonces lo real fuera del significante. que sin embargo existe? Pasa al acto. a menudo irruptivamente. siendo sus formas extremas ya el suicidio, ya el acto criminal. El punto de inconsistencia del Otro inspira al sujeto obsesivo odio y terror: él intenta cubrirlo con la marea de su trabajo mental y con sus Inhibiciones. pero ellas se desgarran en la irrupción del pasaje al acto. El histérico es el sujeto mismo. el sujeto dividido, el inconsciente en ejercicio. Su relación a la verdad y al sentimiento de su división puesto en el 1ugar del semblante, difieren totalmente; es eso lo que escribe el discurso histérico: P._ ~ ~
a " S2 El sujeto dividido está en el lugar del agente. en el lugar del que ordena. para un beneficio que es de produ cción de saber. Pero allí hay como un fingimiento del discurso. El sujeto histérico parece pedir el saber. pero lo que quiere es el ser. el ser que a la vez falta - falta en ser-y desafia - pregunta-. Su forma de remediar la falta de ser. es el lazo soci.al por el que Intenta alojarse en el vacío del Otro. Es necesaria toda una estrategia (intriga. dice Lacan) marcada por un lado por su obsesión de ser excluida. excluida de las casas. de las familias, de los corazones. de las asociaciones. ele-. excluida del otro por su Intolerancia feroz respecto de todo lo que puede obtu rar esa falta del Otro. En cuanto al desafio. el histérico, y sobre todo el histérico en anáUsis lo sostiene hasta el final. Se hace el héroe (con mayor frecuencia, heroina) de esta verdad: s u ser es inconmensurable al saber. colocado en el lugar inefable de la verdad inasible; lo que escribe la linea inferior del discurso histéricoy bien. el actLng·ou.t me parece ser por excelencia, en la hJs teria . el
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lnstrumen to clinico de ese desafio: una ficción que da a leer esa verdad que. del ser, queda fuera de las capturas del verbo. y que es a la vez "pito catalán" y llamado al saber. Es actif1!}-0ut del ser, en búsqueda del ·partenaire que tiene oportunidad de responder".
¿QUE CONTROL?
Hay una practica del control. Es un hecho. No hay época del psicoanálisis que no la haya conocido de algún modo, ni siquiera en los comienzos, donde surgía como por generación espontánea -sin demanda explicita del Otro- e incluso antes de que la palabra lo consagrara. bajo la forma de la conversación amistosa con Freud o con algún colega. Su codlflcación ulterior en la Asociación Internacional, el hecho de que aJlí fuera empleado como parte de las funciones de aprobación, le confirieron una finalidad Institucional de selección y lo promovieron como etapa obligada de lo que se cree es un cursus del analista. Tanto más notable es el hecho de que su prácica no se haya impuesto menos en la Escuela de Lacan. aun cuando el principio sobre el que ésta se funda -el analista no se autoriJ.a mas que en si misrncr- implica la suspensión de todo procedimiento de aprobación previo al ejercicio del psicoanálisis. No es menos sorprendente que las tentativas por corregir las resonancias diversamente inquisitorias del término control y sustituirlo por otro vocablo, supervisión por ejemplo. no hayan sido verdaderamente consagradas por el uso. Sin duda, un control se le impone entonces al analista allí mismo donde ninguna instancia se lo impone. Y uno llega as u poner que de manera general. las funciones institucionales del control enmascaran bajo una fina lidad sobreagregada. extema, de aprobación o de reconocimiento. su éxito inicial. que no debe buscarse en ninguna otra parte más que en la estructura del discurso analítico.
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El analista en el banquillo
No hay que olvidar la definición: el término deriva de contra -rol, que designa el registro duplicado que permite la verificación del primero. Controlar es. en un proceso, una operación siempre segunda, que agrega a lo que alll se hace la seguridad de una evaluación. Un ~cuestlonamiento con fines de examen· está allí entonces evidentemente implicado. Este redoblamiento, s i se impone en muchas materias. no es un problema para todas. sólo para aquellas - si hay ~tras ademá~ de la práctica analítica- que dependen del epíteto unprobus: aUt donde falta un metro patrón para garantizar la conformidad del producto terminado. y allí donde tampoco son suficientes los misterios iniciáticos. Traduzcamos: allí donde no podría remitirse a nada que hiciera las funciones de Otro del Otro para sellar lo que se hace en un análisis, y especialmente al analista. Es de este tropiezo del saber. de esta estructura S(~). que de hecho surge la inquietud de que el analis ta sea incontrolable. y con ella la preocupación por remediar esto. Se querría entonces controlarlo (eventualmente a título preventivo). Pero dada esta estructura. ¿quién osará decir dónde está ~~analista?, a menos de volver a los engaños de la carrera tipo, que sin tr contra el buen sentido, retorna al sentido previo al discurso analitlco. es decir. olvida lo que Lacan demuestra: que el acto no podria funcionar como predicado, y que por este mismo hecho un control no es un Mpaso de más". Sostengo. en efecto. que ésta es la verdadera apuesta de toda demanda de control: ~Asegurar que hay psicoanalistaM. Esta fórmula , se ve, no prejuzga saber quién es el psicoanalista y se plantea contra la experiencia. porque es de los psicoanali7..ados. antes bien que del psicoanalista, de los que se habla en el control. La variedad de motivos más o menos teñidos de ansiedad que se enuncian en cada caso es ciertamente muy larga: búsqueda o demanda de un saber sobre el caso (su estructura y su inserción en la tranMerencia): Invocación de ~os embarazos supues tamente técnicos del analista. los subjetive o no: mquietud en cuanto a la eficiencia y las finalidades de la cura; e Incluso - ¿por qué no?- demanda de reconocimiento. Pero en todos los casos el analista está en el banquillo. porque Jo que está cuestionado es el acto mismo en tanto que causa de la cura. Ahora bien. el acto, en tanto tal. excluye el acta. Lo que equivale a decir que el control se impone allí donde es propiamente imposible. Es el ~se impone· lo que s ubrayo. y me corrijo: alli donde seria imposible
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- sobreentendido en términos de saber- . siendo la lógica la que permite explorar lo que del Otro no se sabe y que el analista encarna: a. Sin psicoanalista. no hay psicoanálisis. A falta de un universal del psicoanalista. éste no ·se asegura• más que en los efectos de producción de la cura. Las paradojas del control no hacen sino reflejar Jo qu e tacan no dudó en llamar la aporta del acto. Ellas son la consecuencia de que el acto no depende de la v1a analiZan te mientras que el control lo apunta JXlr esta misma vía. Si el psicoanalista no encuentra la certeza de su acto más que en la hiancia del sujeto supuesto al saber. el control parece restaurar el recurso a los supuestos asideros del sujeto supuesto al saber.
Elevar la particularidad del caso al materna
Este hiato es sin duda lo que funda las críticas dirigidas a menudo a la práctica del control. Se le imputa generalmente ser la ocasiónque además está enmascarada- de tma recaída o de una distorsión de lo que la estructura del discurso analítico impone al analista. Enunciemos las cuatro sospechas mayores del cuestionamiento a lo que allí se demanda. Se denuncia en él. primero. un lugar don~e se puede charlar con entendimiento - bonita palabra y muy apropiada para decir que alll se procura estar a )a par con un cómplice-. A no ser que se trate de un lugar donde se contagiaría el saooir-jaíre, aun si es deber constatar que nunca se recogen de él más que residuos. Si no es esto. será un lugar donde hacerse reconocer. hacerse representar por el significante analista con respecto a un otro. Queda finalmente la cu arta sospecha: que el control sea. sin decirlo, el motivo de un reinicio de la transferencia para un complemento de análisis. Retomo de lo más a lo menos degradado. Se trataría: de reencontrar una simetña bien contraria a la profunda disimetña de la relación analitlca: de autorizarse en otro. mientras que el analista. si lo es. se autoriza en sí mismo. en su acto; de restau rar un efecto de subjetlvación alli donde la experiencia lmpone aJ analista ser objeto: ftnalmente. de reanimar el sujeto s u puesto al saber que el análisis destituyó. Estas criticas no dejan de esconder algunas verdades de la experiencia, pero éstas no se ordenan más que siendo referidas a su fundamento. Controlar puede. sin duda. adquirir a veces una función s ubjetiva compensatoria. y siempre le es posible al analista remediar s u experiencia antes bien que pensarla. Lo que el control pone sobre
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el tapete no es otra cosa que lo que Lacan designa como la posición "insostenible" del psicoanalis ta. Ella es la única, según nos enseña Lacan. en conjugar un ·soy·. que excluye el pensamiento, con un "sé" imposible de cambiar. Que el control llegue a veces a comprometerla n o debe ocultar el deber de control que se anuda a esta posición. sin el cual roza muy de cerca la impostura. Que el analista no piense alli donde es operante. no lo dispensa -ansiedad, dice Lacan- de tener que pensar el psicoanálisis, y si el sujeto supuesto al saber es espejismo, éste no es el caso del saber mismo. sobre todo no el de la estructura en la cual es tá incluido y donde debe operar. Es por ella que un con trol no es im¡x>sible. Se equivoca entonces aquel que quema concluir de la inconsistencia del Otro - probada o comprobada- la vanidad del control. Hay por cierto un control distinto: el d el obsesivo teniendo que asegurarse de que lo que esta allí, lo está. y de que lo hecho lo está efectivamente. Que no le crea a sus ojos proviene con seguridad de la represión. Pero el analista bien puede creer en la certeza de su acto y querer todavía cotejarlo con sus efectos de producción con toda la razón de la estructura porque el Otro. alli, no sabe. Aquí la seguridad. sí no se asegura con ciertos "valores de control~. según la expresión de Lacan, no seria más que infatuación delirante o cínica impostura. Ahora bien. ¿dónde hallar esos "Valores de control" sino en la estructura que ordena la experiencia. la del discurso analítico? Asegurarse no tiene nada que ver con la introspección contra-transferencia), doblemente vana: porque si se trata de asegurar que hay análisis, no hace má.s que focalizarse en lo que aHí hace obstáculo, y si se trata de corregir el deseo del analista, eso no está al alcance más que de la cura misma. Sin los M desplazamientos y hendiduras del sujeto que balizan la elaboración del analizante, ¿cómo concebir siquiera s u recorrido, el que va de la suposición de la transferencia al relevo tomado por el acto analítico? El acto que el Otro d eja en blanco (SW} se controla por la cura que él causa (a-t). SI es asl. se ve que el control no carece de afinidad con otro dispositivo propiamente lacaniano: el procedimiento del pase. Este también apunta al acto analitico. Lo apunta en su agente, porque para el pasante se trata dé testimoniar sobre la metamorfosis experimentada en su análisis que condiciona su pasaje al acto analítico. no jugando el relevo de los pasadores interpuestos entre pas ante y jurado más que como placa sensible de esta mutación. El acto se aborda en el pase por el análisis que lo hace posible. mientras que a la Inversa, en el control, es abordado por la mediación de las curas que lo suponen. y que no
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exlstirian s in él. Por esto, lo que se deposita como hechos clinicos producidos por el trabajo de transferencia. testJmonta una práctica. y la parte de elaboración que p uede haber en el control. con su mira ideal de elevar la particularidad del caso al materna, es solidaria del control del acto. TrWlSferencta. confianza y faUa del sujeto supuesto al saber El problema comienza cuando se trata de situar esta práctica del control en la estructura. No hay duda de que es una puesta a prueba para verificar, a propósito de cada caso en su particularidad, que está ordenado por la estructura del discurso analítico, cosa que no ocurre sin el acto en el lugar del agente. Pero queda la pregunta de saber qué es el controlador para aquel que le habla. Uno duda, por cierto, en volcar su intervención a cuenta del acto, tanto que retrocedeña en decir. el control, coma. didáctico. Sin embargo, si hay un controla nte tiene que haber qtúen responda, porque no hay más auto- control que auto-análisis, y la elaboración que alli se hace supone su causa. S! sólo se tratara de encontrar su Otro. no valdría la pena. porque está por todos lados. Lector. público. cenáculo de la profesión o~upan eventualmente el lugar. y señ.alémoslo. sin que haya que solicitárselo. lo que quiere decir que uno es controlado de todos modos, pero al mismo tiempo el control que se demanda es otra cosa, como es otra cosa habla rle a las paredes que dtrtgtrse a alguien espectftcado con un n om b re propio y que puede res ponder. Es ciP.rto que la pared bien puede no carecer de eco, ya sea de presencia. de interés o todo lo contrarto, pero no es la misma respuesta. El alguien que puede_ res ponder no es manifiestamente cualquiera para quien recurre a el: se le Imputa, evidentemente, el saber del analista - transferencia entonces-, se espera que no faltará a la ética de s u discurso ~onfianza y sin embargo se supone que sabemos que no nos aliviara del acto falla del s ujeto supuesto al saber-. La ambigüedad de esta petición acrecienta por lo tanto el peso de la respuesta que -conforme a la estructura de la palabra- va a fijarla en un mensaje determinado. De golpe, es el controlador mismo el que está puesto en causa.
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Un control según el discurso analítico
Se sabe, por otra parte, que a menudo se lo discutió en el curso de la historia del psicoaná ltsls. Ferenczi. uno de Jos primeros. denuncia muy tempranamente su estructura de sugestión. Más próximo a nosotros, uno recuerda. en el momento de la disoluctón de la EFP•. un texto h umorístico titulado *A nuestros mayores· que le lanzaba la estocada de la Ironía. Todo indica. en los hechos. que las prácticas del control son muy diversas. y que son posib les muchas respuestas que pueden flotar de un discurso al Otro. En efecto. para el controlador no es imposible operar por la sugestión, es decir colocar algún aspecto de la doctrina en posición de ordenar el conjunto del saber analitico (S 1 -+ S?). así como profesar sobre el caso (S 2 -+ a) o incluso encarnar la provocación histérica a una elaboración de saber(~ -+S). Falta en esta práctica lo que contribuye a dibujar el eje de un psicoahálisis: las implicaciones del procedimiento que Freud Inventó bajo el nombre de asociación libre. A partir de a:llí. la respuesta del analista controlador se halla liberada de las obligaciones del modo de la interpretación. Tiene en ton ces la opción. por sus inteiVenciones. de elegir el discurso en el que va a ser captada la demanda que le es hecha. y debido a esto. el impacto de su posición ética se encuentra multiplicada. Ahora bien. las tres respuestas recién evocadas están. a este respecto, lejos de ser Idénticas. Las dos primeras, donde el controlador consiente ya sea en profesar, ya sea en sellar como amo el saber sobre el caso. son sintónicas con la demanda. que en cuanto al saber. más bien lo invita a ser la medida. La tercera, la incitación hech a al controlan te de elaborar los indicadores de estructura en los que puede apoyarse. se diferen cia de aquellas porque es ya una torsión de la demanda, que querrla que él se haga cargo de esta elaboración. Y de hecho, si el analista, por su silencio o por su interpretación es aquel que hace profesión de apuntar al sujeto, no a su demanda sino a su deseo. ¿por qué entonces la demanda vehiculizada en el control seria, más que cualquier otra, tomada al pie de la letra? Hay que decir entonces cómo un control podria inscribirse en el d iscurso analítico. Supondría hacer del controlante un sujeto dividido que trabaja. opuestamente a la función de objeto que tiene en su operación de a nalista. ¿Qué trabajo? No el de producir sus significantes amos. porque se saldria entonces del control para entrar en la cura. Quizás ésta sea • Eco le freudiennc de Pruis. (N . de T.J
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una ocasión favorable. pero no es nuestro asunto. Como trabajo. el control somete a la prueba de una transmisión todo lo que se pone en juego del saber en la cura. Ese saber no es univoco. Es lo que, como propiamente inconsciente, se descifró en el fluj o de los dichos analizan tes. lo quede su decirse dedujo, así como lo quede sauoir-Jairecon la transferencia operó. Sin embargo. haciendo esto. opera una división que no debe ser suturada -<iMsión entre lo que el analista en control recoge y elabora del saber original del que hace nacer la cura. y la ignorancia que debe seguir animando su posición si quiere conducir una cura hasla el término en que se confinna haber s ido un psicoanálisis. Esta Ignorancia. lejos de ser un *No quiero saber nada". es por el contrario lo más cercano que existe a un deseo de saber. si hay uno. Que el analista controlador se haga causa de la juntura disyuntiva entre la elaboración de saber y el mantenimiento necesario de la ubciplina de la ignorancia y habrá logrado, quizás, un control según el discurso analítico -aquel que dice no. que Impide que el sujeto analista *deje atrás su acto•- . Restricción: no en todos los casos de la demanda un modo lal de control es posible.
III PADE-SER SUBJETIVO Y PSICOANALISIS
FUENTES La elección de la neurosis, confe re ncia d!ctada en Brusela<> en 1985 ~~~:Oc~:~~d·confcrencias del Campo Freudiano·: A propósi¡o cic- la deg.:.~ . · a amorosa, AECF, N9 Vlll; Afecto y saber: AECP N9 X· La 111
England, conferencia dictada en Jnglo.terra, no publtc~do..
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lA ELECCION DE lA NEUROSIS
En 1926. en Inhibición, sb1toma y angustia. Freud escrtbia esto: · Reencontramos de manera inesperada el enigma que tan a menudo se nos plantea: ¿de dónde viene la neurosis? ¿Cuál es su causa ú ltima. específica? Luego de decenas de afios de esfuerzos. el problema surge frente a nosotros . ps icoana listas. tan intacto como al principio". Era 1924. Han pasado unos sesenta años: el problema merece entonces ser reexaminado. Elección de la neuros is: es una expresión de Freud. La ambigüedad del "de" nos permite hacer sobresignlficar esta expresión. y nos preSCJVa en particular de rebajarla a cualquier sentido de libre arbitrto, que no tendrla nada que hacer aqul. Hay que decir también que la noción de ·elección forzada· que Lacan ha propuesto. destaca y aclara la teralmente la expresión freudiana. La ~elección forzada". lo que Lacan describió como la alienación del hablanteser. depende del ser de lenguaje del sujeto. y esa elección for.t.ada no evoca ninguna connotación de libre albedrío. Por el contrarío, evoca más bien la idea de obligación. La traducción clínica de la elección forlada es simple: siempre hay una perdida a la vez que una alternativa. Que pueda hablarse de elección de la neurosis impllca que hay una opción y que por ello, incluso en lo que se llamó la neurosis de destino no hay, hablando con propiedad, destino. Esta expresión freudiana de elección de la neuros is me parece anticipar una expresión de Lacan. la de posición del sujeto. de la cual. nos dice, uno es siempre responsable. Para comenzar. tomare las cosas tal como Freud las articuló.
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Quisiera intentar mostrarles que podemos aclarar lo que Freud llama la elección de la neurosis refhiéndonos a la ·elección forzada· de Lacan. Con seguridad, es la causa de la neurosis lo que está cuestionado por Freud en esta expresión. El comenta esto a dos niveles. Primero, a nivel de lo que podlia llamarse la finalidad de la enfermedad, y por otra parte, a nivel de la determinación del ttpo neurótico, que no es lo mismo. En el primer caso, la pregunta es ·¿por qué la enfermedad?" y en el segundo, ·¿por qué tal neurosis y no otra? ¿Por qué histeria. u obsesión, o fobia?". Hay en Freud, de un extremo a otro de su obra. una gran constante: la Idea de que la enfermedad aporta una satisfacción. He aquí, al menos, una afirmación sólida y que no peca por exceso de matices. La enfermedad aporta una satisfacción y en esto ya es un a solución. Así ustedes tornen los primeros textos de Freud, los "Estudios sobre la histeria" o s u s textos sobre "Las pslconeurosls de d efensa•, a si tomen textos mucho más tardios, "Las nuevas conferencias· (1932) o "Análisis terminable e Interminable" (193 7), Inhibición, síntoma y angustia
( 1926) la tesis sigue igual: hay un beneficio en la enfermedad. En un primer momento lo designó con el término ·beneficio primario" de la enfermedad. Habla también del provecho, del motivo, del fin del sin loma, evoca el refugio en la enfermedad ... Por ejemplo, en una nota de 1923 que agrega al caso Dora, dice esto: "El motivo de la enfermedad no es otro que el propósito de real.lzar un cierto beneficio". Ven que acá uno está en el vocabulario del provecho, de la ganancia, e Incluso en un vocabularto teleológico. el de la finalidad, que Freud aplica tanto al desencadenamiento de la neurosis -es un término que él uUI.Lza.como a su mantenimiento. Se pueden tomar dos ejemplos simples: Dora y el Hombre de las Ratas. Freud se pregunta en los dos casos por qué cayeron enfermos en tal momento, y responde a esa pregunta. Dora cayó enferma para conseguir que su padre eligiese entre ella o la Señora K.. Cayó enferma sobre un ·o ella o yo·. Para el Hombre de las Ratas, Freud también lo fonnula precisamente. Los prtmeros ataques de su neurosis adulta se desencadenaron cuando se trató, para él, de saber qué mujer elegir : o la mujer rtca o la mujer pobre. Esta era ya la alterna tiva paterna del hombre de las ratas. Es notable que para estos dos grandes ejemplos de neurosis freudianas, la llamada causa ocasional de la enfermedad sea en s i misma un problema de elección. Elección que el sujeto debe hacer - Hombre de las Ratas- o que el sujeto Intenta Imponer al otro - Dora- . la diferencia es conforme a lo que opone la "lntrasubjetlvt-
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dad" obsesiva a la ~Intersubjetividad" histértca. Sea cual fuere esta diferencia, en tos dos casos el sujeto retrocede frente a un~ alternativa. con segurtdad esto remite a otra alternativa, a otra elección, en este caso infantil. Freud la fonnula muy explícitamente en ambos casos. Para el Hombre de las Ratas, esto se formularla: "o el padre o la mujer·. Para Dora: ·o el padre u otro hombre·. Después de todo, Freud considera que esa elección se decidió de manera neurótica para nuestros dos s ujetos: se decidió en los dos casos por un _rechazo de elegir, es decir, un rechazo a renunciar, porque res ulta claro que elegir entre dos ténnlnos, es renunciar a uno de los dos. Estos dos casos -que slmp!Jflqué para extraer de ellos el esquema- nos ilustran esto: la neurosis depende de los avatares de las pulslones puestas en juego en lo que Freud reconoció como el conflicto edípico. Hay otras soluciones. y en particular la sublimación, que Implica una t.ranstormactón pulstonal de modo tal que una pa¡-le de satisfacción sea conservada. Sin embargo, esta sublJmaclón implica también que una parte sea perdida. Es lo que Freud formula cuando dice que la pulsión, en la sublimación, se satisface Inhibida en cuanto al fin. Por otra parte. él señala reiteradamen te que una pulsión tnhLbida en cuanto al fin . aunque se satisfaga en la subiJmaclón , aporta menos satisfacción que su forma no sublimada. Lo recuerdo para subrayar que la sallda sublimatoria también Implica que haya una parte de satisfacción perdida. . La solución neurótica es una solución que no es ni el renunciamlen· to rula sublimación. Es lo que Freud llama una solución de compromJso. Para dar u na traducción un poco trivial. es querer ganarlas todas. En todo compromiso está el tener la chancha y los veinte a l mismo tiempo. y es cierto que el slntoma. en tanto fonnación de compromiso - prtmera definición freudtana- llega a satisfacer a las pulsiones a pesar de las prohibiciones que también satisface. Hay entonces un goce del sintoma. Freud no emplea el término goce, emplea satisfacción. Hay un goce del sin loma, y ese es el beneficio del sintoma. Cuando uno dice ·responsable", eso quiere decir benellclarto. En el fondo, Freud procede un poco como la policía: ¿a quién beneficia el crtmen? El se pregunta a quién beneficia la enfermedad. Esta es una tesis sob re la que Freud nunca volvió. En 1937, en "Análisis terminable e In terminable·, no sólo retoma su primera Idea de las "Pslconeurosls de defensa-, s ino que además la sistematiza Yla depura, para llegar a esta afirmación simple: la neurosis es un coiilllcto entre: por un lado, pulslón: por el otro, defensa. Claro que
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esto no qu iere decir la misma cosa en 1937 que en 1886, fecha de las ~Nuevas obse1vaclones sobre las psiconeurosis de defensaft. No dice lo mismo pero man tiene eJ eje de su tesis. ¿Qué es lo que difiere en relación a los primeros términos de Freud? Hay que decir de en trada que el beneficio primario del síntoma. esa Idea de que el síntoma no objeta al principio del placer, al que satisface de manera desviada. es una tes is simple , pero sin embargo es una extraña satisfacción ese s upues to placer que se fundaría en el síntoma. Es un placer del que lo menos que se puede decir es que no se parece al placer banal tal como se lo entiende habitualmente. SI uno toma un ejemplo muy comentado, que elijo por su simplicidad y porque s e trata de un s íntoma muy localizado: la famosa tosedta nerviosa, Freud nos convence. nos demuestra que esta tos de Dora se descifra por el fantasma de felación del padre. Hasta aquí no hay problema. ¿Es decir que nos otros podemos hacer eqtúvaler el goce aquí en juego con el que se obtendría de la felación del padre? Recuerdo a Lacan, diciendo un día en su Seminario: ~Ahora, yo no estoy haciendo el amor, estoy hablando. Y bien, es lo mismo". Sea. De todos modos es una humorada. En el síntoma, lo que se goza. es una verdad. Para Dora, la verdad que se goza es la verdad sobre el goce supuesto de su padre impotente. Es la verdad sobre el goce del Amo castrado a la que por su síntoma Dora, histérica, se identifica . Entonces, cuando Freud nos d ice que la pulsión realiza su satisfacción en el síntoma. hay que agregar. como lo hace Lacan. que aquí la satisfacción cambió de sentido, cambió de valor desde que se desliza en las argucias de la sintaxis del inconsciente. Esta era la primera observación para temperar lo que afirmaba de la constancia de la tesis freudiana. La segunda observación es que entre las ~Pslconeurosi s d e defensa" al comienzo y "Aná lisis terminable e intenninable" al final. Freud lntnxlujo la idea de otra satisfacción. Introdujo la idea de que hay todavía otra cos a que puede satisfacerse en el síntoma y en el sufrimiento del síntoma, y es lo que nos presenta bajo la noción de necesidad de castigo. que culmina para él en la reacción terapéutica negativa. Como este año hago mí curso en París sobre la pulsión de muerte y la reacción terapéutica negativa, no lo desarrollaré aquí. Observo simplemente.que con eso. Freud introduce otra satisfacción que se superpone. dis tinguiéndose, al goce fálico del síntoma. Hay un hecho que testimonia que es verdaderamente otra satisfacción que el goce fálico del sln toma. En el movimiento analítico, muchos han
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tenido dudas sobre esta satisfacción un poco biZarra. que es tal que Freud tuvo que inventar la pulsión de muerte para dar cuenta de ella. Este hecho que Freud ha resaltado, aunque discreta mente. es el siguiente: ocasionalmente la desgracia dispensa del síntoma. El lo observa. se ven casos donde una catástrofe, un duelo. un matrimonio fracasado, una guerra (todas las des gracias que ustedes pued an Imaginar que vienen de fuera). cura al sujeto de sus sin tomas. Curioso ¿n o es cierto? Freud no encontró sino una manera de entender esto: considerar que la desgracia es necesaria para ese sujeto, y que el sufrimiento del síntoma, más allá de lo que se descifra de él. ocupa ese lugar. Cómo comprender si no que el infortunio lo dispense de fabricar síntomas. Ustedes ven en todo caso que si uno retoma el problema del beneficio del síntoma. en.'I937, en la obra de Freud, es un beneficio desdoblado. No es más el simple Mbeneflclo primario~. es un poco más. Todo esto nos muestra que ~elección de la neurosisft quiere decir "elección sobre el goce". Y retomar los textos de Freud al respecto nos lo ilustra de un modo muy simple y clínico. El neu rótico no es un sujeto que ha elegido. Es un sujeto determinado por una elección. determinado por la elección de la no elección. Es un sujeto que ha rechazado elegir entre pulsión y defensa. No es sorprendente entonces - ustedes lo ven en Jos dos casos- que la satisfacción que saca de su neurosis se desdoble entre el placer y su más allá o entre beneficio primario y autopunición. Tomando las cosas de es te modo, siempre siguiendo a Freud. eso implica que la cura vuelve a poner en juego, a cuestionar. esa elección. esa opción. Y me sorprendí. releyendo los textos. al ver que esto es explícito en Freud: la expresión de ·elección a rehacer". En ·Anális is tenninable e interminable·. nos describe en el fondo al psicoanálisis como un desplazamiento. un cambio de una línea de defensa. particularmente en cuanto a la cas tración. Cuando habla del fin de la cura y de ese famoso impasse del fin , es cierto que evoca el tope sobre un núcleo, una roca: el complejo de castración. Pero si retoman ese texto verán que Freud distingue implícitamente la castración como hecho de estructura, que es lo universal del sujeto, de lo que puede llamarse una actitud en relación a ese hecho de estructura. una posición. El observa: ·uno encuentra en la cura algo que es muy dificil de reducir, que se llama, cuando es un hombre, la sobrecompensaclón porfiada" - me gusta este término "porfiado" que aparece muy a menudo en las traducciones de Freud: el paciente porfiado, que no cede en su posición de neurótico- "y
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cuando es una mujer, reMndtcaclón". Es la envidia del pene. Sobrecoro pensación porfiada y re!vtndlcaclón del pene, no es la castración. Es la posición que el sujeto toma en respuesta a la castración, y sobre la que puede ceder. Una frase de Análisis terminable e Interminable" es muy clara al respecto. Habiendo evocado la roca de la castración agrega. en reswnen: ·consol~monos" -encantadora desenvoltura"dlclimdonos que le dimos al sujeto algo que es del orden de una luz, nosotros le permitimos esclarecerse y a él le toca elegir". La misma posición se reencuentra en "El yo y el ello-, en una nota donde habla precisamente del tratamiento de la reacción terapéutica negativa y de las postbilldades de éxito. He aqui el fin de la nota. Habla del psicoanálisis: "La tarea de éste no es volver imposibles las reacciones mórbidas, sino ofrecer al yo del enfermo la libertad de decidirse por esto o aquello". Claro que él emplea el término -yo· que nosotros no utilJzaremos porque nos servimos de ·sujeto", pero us tedes ven que la idea es conducir al paciente hasta una nueva encrucijada. Una encrucijada donde le toca un camlno u otro. Esto era para comentar ml primer pun lo: la finalidad de la enfermedad: LJego ahora a mi segundo punto, que es el problema de la elección del tipo de la neurosis. ¿Por qué htsterta antes bien que neurosis obsesiva, o a la inversa? Freud se Interrogó a menudo sobre esta cues tión: ¿qué es lo que detenntna el tipo? Para nosotros es una pregunta de actualidad, porque estamos a dos meses del ·cuarto encuentro internacional del Campo Freudiano· que va a referirse al tema "Histeria y obsesión" . Freud ensayó varias tentativas de explica· clón del tipo. Una de ellas es explicar el Upo por las pulsiones. Ustedes encuentran esto en un texto de 1913, donde se halla la expresión elección de la n eurosis". texto consagrado a lo que llama la ·disposición a la neurosis obsesiva". Freud afirma alll que elllpo no depende de las expertencias vividas, stno de algo que Uama "constitucional". Este término, por supuesto. no nos gusta, pero la idea a retener de esto es que considera que el tipo no es contingente. El Upo -obsesión o his teria- no depende de lo que s ucedió como acontecimiento, traumatismo, de lo que de hecho se encontró por las vueltas de la vida. Podría decirse de otro modo: el tipo no depende de la tyché, del azar en el sentido del encuentro. La segunda afirmación de Freud con siste en explicar la neurosis por lo que llama fijación a un estadio pulslonal. El intentó seriar: la histeria serta una neurosis Ojada a la fase genital. mientras que la obsesión nos reenviaría a una fase sádico-anal. Es sobre esta linea de reflexión que un autor como Abraham pudo M
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1ntentar hallar la fijación propia de los melancólicos en una fase oral. Esta era una dirección de pensamiento que consistía en intentar preguntarse si el Upo de neurosis no dependía de un modo de goce privilegiado. Es seguro que este camino podrta fundar un pret·a-porter de la Interpretación. Uno sabria de antemano lo que va a tener que interpretar como pulsión en cada neurosis. Por otra parte. hay que decir que los kleinlanos han pecado a veces en este sentido: una interpretación pret·a-porter, es decir una interpretación t.ransindividual que no versaria sobre la particularidad del sujeto sino sobre el tipo de s u neurosis. No sobre lo que el sujeto tiene de más particular, sino sobre aquello que tiene en común con todos los otros obsesivos de la tierra. o todas las otras hisléricas. Es cierto que ésta no es la inspiración fundamental de Freud. y esto se ve por lo menos en dos aspectos. Por una parte, no cesó Jamás de insistir sobre el hecho de que en el psicoanálisis. h ay que ir a la particularidad. Es lo que formula como un consejo: abordar cada caso como si uno no s upiera nada. como si el psicoanálisis no hubiera acumulado nada de saber. Por otra parte. observa que hay conversiones posibles de histeria a obsesión. Es decir que no solamente uno puede hablar del núcleo histérico en una neurosis obsesiva. sino que también se observan clinicamente pasajes de histeria a obsesión. El da un ejemplo de pasaje de una sintomatologla histérica a una sintomatologla obsesiva en una mujer. Esta cuestión de la relación entre el tipo y la verdad del goce, ¿cómo la zanja Lacan? Creo que la zanja en el sentido de decir que hay un hiato entre el tipo y la verdad del goce. Es al menos lo que leo en el texto de la "Introducción alemana a los Escritos·, que se encuentra en el volumen V de la revista Scfltcet. Lacan señala allí: "el psicoanálisis revela a un sujeto el sentido de sus sin tomas·. El sentido. en el contexto de es ta época. en Lacan, está dado por el sinsentldo de la relación sexual y por el objeto a que la suple. por el plus-de· gozar. Ahora bien, él señala a continuación en el texto que por cierto existen tipos de sintomas, tipos que datan, por otra parte, de antes del psicoanálisis, pero que estos tipos no tienen el mismo sentido. Dicho de otra manera. ellos no tienen el mismo goce, no necesariamente. Lo dice de la siguiente manera: ·No hay sentido común a la histeria" y ·un obsesivo bien puede no poder dar ningún sentido al síntoma de otro obsesivo". Esto quiere decir que la verdad del goce es lo que el síntoma tiene de más particular. y que por consecuencia, no puede dar cuenta de la generalidad del tipo. Esto Introduce una pregunta: ¿Qué deviene
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el tipo al final del psicoanálisis? Pregunta frecuentemente planteada: ¿cesa uno de ser his t~rico, obsesivo, fóblco al final de un ps icoanális is? Si el sentido es lo que hay de mM particular, se plantea la pregunta de saber si su revelación actúa sobre el tipo. Entonces, ¿de qué depende el tip o s i n o depende de las pulslones en si mismas? No queda sino una respuesta: el sujeto. La respuesta. en términos freudianos. es: ·1a defensa". El tipo depende de la defensa, y es esto a Jo que Freud llegó. Tanto es asl que desde el punto de vista de las pulsiones. termina por decir que lo reprimido es idéntico en todas las neurosis. A saber, que en todas las neurosis se encuentra u na defensa contra aquello que llamó "los contenidos edípicos· . una defensa motivada por la angustia de ca s tración. No es entonces n i a nÍVel de los contenidos pulsionales ni a nivel de la angustia de castración que se va a encontrar lo que h ace la diferencia. porque se estaría más bien del lado de lo universal. de lo general. No es en tonces ni el motivo, ni el objeto de la defensa lo que determina el tipo. El objeto de la defensa son ·pulslones": el motivo de la defensa es "angus tia de castración". Ni el uno ni el otro determinan el tipo. Lo que determina el tipo es la modaJidad de la defensa. Es éste el corazón de la tesis freudiana. que se manifies ta explícitamente cuando Intenta especificar la histeria por la represión y la obsesión por otras modalidades de la defensa. Creo que Lacan ha dado a este concepto de defensa una continuación que no lo anula del todo y que se encuentra desarrollada y explicitada sobre todo en el texto de los Escritos. "Observaciones sobre el ínfonne de Daniel Lagache". La can observa que la defensa modifica no la pulsión, sino el sujeto. Ustedes ven que hay un vinculo inmediato entre el término freudiano ·defensa" y el t~rmino "posición del s ujeto·. Cllnicamente, la forma mas accesible de la defensa es la que se refiere a los ideales con los que el sujeto objeta a las pulsiones inconciliables. Dicho de otro modo. nosotros escribiremos esta defensa a partir del S 1• en los maternas de Lacan . Sin embargo, esta forma más inmediata fe nomenológicamente de la defensa no es necesariamente su forma fundamental. Lacan dice que esas ·defensas Ideales·. las defensas que provienen de las Instancias ideales acampan "en el lugar del sujeto• -son sus términos- . Dicho de otro modo. ocupan el lugar dd suj~to. ~ro :~1 mismo tiempo enmascaran su naturaleza prima rta. que es serellugar de un vacto. La defensa primaria del sujeto es entonces, para Lacan. una elisión significante que podria escribirse tachándola$ mayúscula de
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S (significante), lo que tendría la ventaja de semejarse a la escritura del sujeto mis mo. Es la elisión significante por la cual. como él dice,· el sujeto se hace su agujero. De ahi la pregunta a la que llego ahora: voy a hablarles de la histeria y la obses!On. SI cada neurosis se e·speclflca por es la modiJkacióu del sujeto que es la defensa. ¿cómo se sitúan histeria y obsesión en relación a las defensas primarias o secundarias del sujeto? Llamo defensas secundarias a aquellas que se refieren al Ideal. No es necesario pensar que el sujeto elige: es impropio decir esto porque dejaría entender que el sujeto es el agente de la elección. El sujeto está determinado por la elección , lo que no es lo rnls mo. Todo se juega en relación , por una parte. al objeto. y por otra. al Otro del significante. Quisiera mostrarles que el "estoy vacía" de la hi~térica o el "estoy muerto· del obsesivo -espero que me concedan que estos son los dos pregones de cada uno de estos s ujetos-- implican una eyección del objeto del lugar del Otro. Observemos que la trans ferencia objeta un poco esta eyección. Comenzaré por algunas indicaciones concerrtien tes a la his ter la. Se Jo ha dicho a menudo: el histérico es un sujeto que asume su división . Hace más que asumirla: hace de ello un estandarte y opera en su nombre. Lacan escribió el di:scur.:;o dt: la hi:stéflca :
Consis te en poner al s ujeto dividido en un cierto lugar, arriba a la izquierda, que Lacan llama el lugar del agente, el lugar desde donde se ordena. orden que se representa con esta flecha dirigida hacia el S 1 del Amo. La histérica coloca la dMsión en el lugar del semblante. lo que quiere decir que la verdad de la histérica no es la división del sujeto, s ino el a. El discurso e n el que la división del s ujeto da la verdad del discurso. es el discursó del Amo:
La hlst~rtca se vale de su división llevada al semblante para ex.lgir que aparezca la verdad del Amo. que se llama castración. y también división del s ujeto. La histérica ~exige". Es un término que Lacan emplea a menudo. y se darán cuenta de que no es lo mismo que decir
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lo que no le impide, por otro lado, demandar. El sujeto h1stenco exige la verdad. Lacan dice también: "exige el ser, exige que el otro pague cierta cuotaw. Uno podria hacer el recuento de todos los textos donde Lacan emplea el término extge. Comentare un poco esta posición de histérica-amo. Las connotaciones de esta expresión van, hay que decirlo, a contramano de la vivencia histérica. La vivencia histérica , con todos sus componentes de llamado, de derelicción , de sufrimiento, de sentimiento de vacuidad, de sentimiento de ser lo más perdido que hay en el mundo. no es una vivencia de dominio, o lo es muy raramente. Es necesario entonces precisar. La bis té rica -amo ¿de qué? Amo del Otro, del deseo, del saber. Tomemos s u fantasma. es decir, partamos de las cosas más evidentes cllnicrunente. Tomemos el fantasma histérico a nivel del fantasma de seducción, el más difundido en el sujeto histérico, sea hombre o mujer. Saben que Lacan empleó fórmulas diversas a propósito de la his teria. En "Subversión del sujeto" nos comenta a la hi~térica como "objeto del fantasmaw, que se sustrae a ese lugar de objeto. Desde que escribe el discurso de la histérica. escribe la histérica como un sujeto-amo. No creo que haya contradicción alguna entre eslas dos formulaciones. El escamoteo histérico nos ilustra, entre otros. al sujeto-amo. La escena de seducción representa un padre y s u objeto Imaginario. Puede tener variantes: puede ser la niña. una mujer, en la versión masoquista el niño a quien se pega, en la extensión del fantasma masoquista el sujeto desgraciado con el que la suerte se en carn iZa. Pero uno Uene siempre esta matriz: un padre Y ~u objeto. El sujeto, en ese escenario, se representa en el lugar del objeto, eso es claro, lo que no le impide, ocasionalmente, hacerse representar por un sustituto. En el fantasma "Se pega a un niñow. lo que Freud demuestra es que el niño es el sustituto del sujeto. En ocasiones. es la otra mujer quien está en escena en el lugar del sujeto. Pero en todos los casos, ya sea representado directamente o por un sustituto, el s ujeto, en la escena de seducción, se representa en el lugar del objeto. ¿Y qué hace en este lugar? Se sustrae. Sustraerse no quiere decir necesartamente escaparse. Puede ser simple rechazo d e consentimien to, el sujeto se ve allí como un objeto forr.ado, como un objeto que está alli a s u pesar. La sushacción se ve aun más en lo que Freud aisló como la crisis histérica: la histérica que levanta su vestido con una mano (seducción) y que lo baja con la otra. Ofrecerse y rehusarse a la vez. a l mismo tiempo. Se lee incluso en el hecho de estar
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en el escenario del fantasma por la procuración de otra mujer. Dora está allí por la procuración de la Sra. K.. El sujeto se representa entonces como un objeto que se sus trae. Es un sujeto engañoso el sujeto histérico, hace rato que uno lo sabe. "Un s ujet o s in few. dice LQcan. ¿Cuál es el sentido de este engaño? El nos impone un cálculo del st9eto. para retomar la expresión de Lacan. El beneficio de la sustracción es que produce un vacío en el Otro. Esquivándose, el sujeto provoca -en el doble sentido del término: producir y hacer vibrar- la falta del Otro. En esta intriga que construye o que sueña. el sujeto se completa con la falta del Otro. con lo que Lacan llama el vacío del deseo. Su estrategia depende de lo que Lacan llama la "separación", o sea la operación que hace que un sujeto encuentre "su equivalencia de lo que él es como sujeto del inconsciente en el deseo del Otro". Dicho de otra ma nera, el vacio que es propio del sujeto, el fantasma histérico lo obtura con otra falta. Necesita otra falta para obturar la suya. Es entonces la falta del deseo lo que viene al lugar del objeto. De donde la prevalencia de la nada. Esta posición tiene una virtud reveladora, en el sentido de que hace aparecer la verdad, especialmente la de la castración del Otro. castración de ser y castración de saber. Aquí uno podña evocar figuras: la histérica c;omo agente provocador. la histérica como fermento revolucionario ... Lo que querría Indicar más bien. es que la sustracción de este sujeto es mucho más amplia que lo que acabo de describir a partir del fantasma que se apoya en el escenario de seducción. La sustracción se refiere al hecho de que es un sujeto casi Idéntico al inconsciente. que el inconsciente -es una de las definiciones que Lacan da- "hace sujeto de la negación". Dicho de otro modo. s i se puede localizar al sujeto como el sujeto llamado del inconsciente, la sola localiZación que podemos darle es la negación. Ella lo indica. pero no le da por lo tanto ser. Es cierto que la histérica especialmente es un sujeto que dice "no·. ¿A qué? Al significante. Es un sujeto que se localiZa ya sea en la negación. ya sea en el intervalo significante. Dice "no" al significante cuando s e trata de identificarse allí. Dice no. as1 sea por sus dimisiones: ·soy eso, pero también un poquito otra cosa·. Hay un texto de Lacan, temprano en su enseñanza, "Intervención sobre la transferencia· donde habla de la hlsleñ a y la obsesión. Da allí un Iug::ar a la palabra plena y a la Idea de que si la histeria está de tal manera pisando en falso en la cuestión del sexo. es que no le habrían llegado del Otro las verdaderas palabras que le hubieran permitido colocarse correctamente en la sexualidad. Es divertido. porque eso es
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si no falso, al menos muy optimista. SI hay un sujeto para quien uno no puede contar con la palabra plena, es el sujeto histérico. Si hay un s ujeto para quien el"tú eres· [tuest) de ·l a palabra plena -mata• (tuant"') -de la que Lacan dio los dos modelos: "Tú eres mi mujer·. "1ü eres mi maestro•- es el s ujeto his térico, quien . cua ndo uno le dice Jü eres·, a l final termina siempre por responder "pero no·. Al Jü eres· q ue mata. porque Jo petrifica bajo u n sig nificante. responde s iempre con un "Yo no soy eso·. Es u n sujeto qu e se fuga. en la realidad a veces, pero no necesariamente. Puede fu garse de manera interna en s u síntoma. Por otra parte, piensen en esta idea que persigue al s ujeto h istérico: "¿Quién soy yo fuera de toda influencia?" Gran tormento del histérico: saber lo que quiere, lo que es fuera de todo Jo que se le dice ser, de todo lo que se le demanda ser. Eso es el -no· dicho a la petritlcación por el significante Identificatorio. Pero hay también un "no· dicho al S 2 del saber. Observen en el análisis cómo los sujetos histéricos reaccionan a lo que se puede llamar una elaboración de saber. una pequeña ganancia de saber adquirido, así sea bajo la forma más sencilla de una significación que de golpe se precisó y formuló. Claro, el sujeto puede encantarse con esto por un momento, pero al momento siguiente es ·no es para nada eso·. Es "sí, pero a pesar de todo, y de todos modos ¿para qué?·. Hay que decir que en eso el sujeto histérico no se equivoca nunca porque estructuralmente hay represión y por consecuencia nada de lo que uno dice es todo verdad. El sujeto histérico utiliza electivamente una posibilidad estructural. Es un sujeto que piensa en no olvidar su amnesia. contrariamente al obsesivo que piensa en tapar el agujero de su amnesia y que a este título se identiftca a "lo impensable" del sujeto. La expresión ·el sin fe de la Intriga histérica· suena ciertamente un poco moralizante. Denuncia la falta de fiabilidad, de fidelidad a la palabra, y es necesario situar ese "sin fe", porque el sujeto histérico tiene también s us fidelidades. Digamos que es un s ujeto cuya relación al inconsciente se paga con es to: que a la hora H no está allí. La hora H - es un poco figurado- es una hora que determina un antes y u n después. Antes de la hora H usted no es nada. después, usted es un traidor, o un héroe. Antes de la hora H us ted era una jovencita, y después, cuando dijo "si· u sted es una mujer. Antes. usted podía ser u na mujer. y después. es una madre. Uno podría tomar muchos • ,Juego homofónico entre tu ~:~st (t.ú eres] y tuer (matar). (N. de T.]
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ejemplos. La hora H es entonces la que introduce lo irreversible. la determinación. y por lo tanto la pérdida. Es cierto que es una hora a la que la histérica huye, una hora en que, justamente. se ausenta. Pierde el tren. si puedo decirlo. Esto va a la par con el ·no· que da a la determinación significante con s u incertidumbre. Se habla de la duda obsesiva. Yo pongo en oposición la incertidumbre histérica en cuanto a lo que es y lo que quiere. Es cierto que el sujeto histérico padece s u posición bajo la forma de ese sen timien to de desposeslón que lo ha bita. que se formula por ese "estoy vacio". pero también por ese · no sé", por ese sentimiento de que la apropiación de un sab er le es prohibido, o imposible. Padece a ese nivel. La posición histérica Implica un cierto número de sacrificios. No desarrollaré aquí las consecuencias sacrlflclales de la posición histérica. pero es cierto que consagrarse como lo hace a provocar la inconsistencia del Otro para alojarse aUí. implica Jo que Lacan llamó un día ·una asunción de la privación", dicho de otro modo. un sacrificio de los Bienes. La ética del deseo, que es la de la histértca, no es una ética de los Bienes, sino más bien una ética de la privación. En este sentido, uno puede hablar de un heroísmo histérico. Lacan obsetVaba que hay varios géneros de heroísmos y los llamaba más o menos esclarecidos. Dejo de lado la cuestión de saber cuál es el más esclarecido. Hay una figura de la historia que ilustra el heroísmo histérico. Es Sócrates quien, en los albores de la filosofia y de la cultura llamadas occidentales. sacrifica su vida a su ética. Con esto, ocupa para siempre un lugar en el deseo del .Amo. El "para siempre" de la humanidad no es quizás el de la eternidad de los tiempos, sino el del discurso. Para eso. el pagó con su vida. Platón insiste al respecto: bastaban unas pocas palabras de Sócrates para no beber la cicuta. esas pocas palabras que no quiso decir. Es una posición de heroísmo. Pero este heroísmo puede llegar en ocasiones hasta la ferocidad cuando se trata de hacerle obedecer a su división. Es una ferocidad que el s ujeto histérico se aplica también a sí mismo. y que paga caro, a veces a nivel de los Bienes . a nivel del confort de la vida y cua ndo se es Sócrates, se paga con el pellejo. Pero tamb ién es cierto que ese s ujeto histérico. que no va solo porque está tomado en un d iscurso, arrastra a veces a otros con él. Hay que matizar. Hay dos cosas que obturan la ferocidad histérica. La ferocidad no es una disposición subjetiva, es la ferocidad que resulta de la pureza del discurso. Por otra parte, esto no impide qu e los s ujetos histéricos puedan ser muy buenas personas, como se
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constata a menudo. Dos cosas limitan entonces esta ferocidad histérica. Por u na parte la piedad de ese sujeto. o la simpatía. más bien, para todo el que muestra su castración. Es un sujeto feroz para aquel que esconde s u castración. que la cubre. pero para aquel que la muestra. es u n s ujeto pleno de simpatia, y eso nos da las grandes figuras de enfenneras histéricas consagrándose a los desdichados. Esto nos da también histéricas justicieras que van a defender todo aquello que se presente bajo los rasgos de una castración imaginaria, defenderlo de las garras del Amo. El otro aspecto es la identificación al Amo que tiene más bien una función socializante y que otorga a la histérica un aspecto que no es sólo de subversión. sino también un aspecto edificador. Hay también figuras histéricas constructivas. Entonces. ¿dónde está el benefi cio. puesto que es tamos en el problema de la elección? El beneficio esperado está del lado del ser. porque la histérica se aloja en esta inconsistencia que provoca. Hay que precisar. Uno no puede decir simplemente que su punto de angustia sea la inconsistencia del Otro. Su punto de angustia no es que falte un significante en el Otro, porque es en ese lugar que se aloja el sujeto histérico. Su punto de angustia es que en ese lugar podria producirse un cierto goce. No les enseño nada recordándoles hasta qué punto en la h isteria, sin excepción, uno en cu entra siempre la figura. la presencia masiva de un Otro terrorífico y mortífero, que gen eralmente es evocado como la Madre. La Madre de la histérica puede ser tema de Idealización, pero no hay análisis que no descubra este núcleo de un Otro terrurifi co, lo que produce, en ocasiones. acentos paranoicos, cuando el sujeto se encuentra confrontado a este Otro que supone querer gozar. especialmente de ella o de él. Este goce que puede aparecer del lado del Otro y que le produce horror, también aparece a veces de su lado. Se presenta como el horror o el asco por su propio cuerpo. hombre o mujer. Su posición es entonces necesariamente una posición de vaciamiento del goce del lado del Otro, en todo caso del goce que no se simboliza con el falo. Es una defensa que no la separa del Otro. del lazo social con el Otro. por el contrario. En ese sentido. está .más libra da al encuentro que el obsesivo, más lista a afrontar la tyché. Esta defensa es estrictamente correlativa de un ·quizás ... pero nada·. "Nada· es verdaderamente el nombre del objeto más asustancial que existe. Para tomar un ejemplo. reflexiono sobre el modo en que la histérica se sitúa en relación al inconsciente que la hace sujeto de la negación. Para ilustrar, retomaré el ejemplo de Joan Rlviere sobre la mascarada
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femenina. Recuerdo el caso en breves palabras. Joan Riviere h abla de una mujer histérica y n os descr ibe una secuencia repetitiva de esta cura. Ella no está lejos de lo que Freud llamaba ·una mujer afectada por un compleJo de masculinidad·. Habria que retomar esos textos de Freud donde creo que lo que nos describe como el ·compleJo de masculinidad· es poco más o menos la histérica identificada al Amo. La analizante de Joan Riviere es una mujer que trabaja en el medio Intelectual. Esto la lleva a escribir y a aparecer en público. Tiene entonces un lugar en el mundo donde debe vérselas con la rivalidad y con la obligación de luchar para hacerse un lugar. Es una mujer capaz. que triu nfa en su trabajo y que realiza un cierto número de logros. ¿Qué pasa después? Fenómeno bien conocido: el resullado logrado angustia a la histérica. No es la angustia previa al resultado, es lo contra rio. Joan Rlv1ere nos descdbe el segundo tiempo: su paciente se vuelca a actitudes de superfeminidad y le es absolutamente necesario lograr seducir a un hombre. He aquí entonces la secuencia repetitiva: logro profesional. angustia, seducción. Joan Rlv1ere lo comenta de la manera siguiente. Primer tiempo. ella se apropió del pene -slmbóllcamen te, se entiende- bajo la forma de un éxito. Es un caso de envidia del pene del padre. Segundo tiempo. dado que se apropió del pene del padre, cae bajo el golpe de la angustia de castración. Puesto que lo tiene. podñan quitárselo, y teme enton ces la retorsión que podría sufrir por parte de los h ombres que podrían vengarse. La secuencia Iría entonces de tener el pene a fingir estar privada de él. El comentario de Joan Rlv1ere está enteramente hech o en los ténnlnos de cierta época de la literatura anallUca. Nosotros podemos retoma r las cosas en otros ténnlnos, y especialmente en términos de "ser·. Primer tiempo: el resultado logrado: ella se hace un nombre. se hace "ser· en el universo de discurso. se hace meser. En el tiempo siguiente: angustia: es el llamado al deseo del Otro, de un hombre en el que ella va a alojarse. Se puede comentar ese pasaje como un empleo de esta negación que le vien e del inconsciente. un pasaje del ser de la representación significante al ser del deseo. de la alienación a la separación que es generalmente el resorte de la devaluación de los logros para los sujetos histéricos. El tiempo uno es la ventura de la persona. el otro serta más bien la ventura del sujeto en el sentido que le da Lacan en "Televisión·, la que lo libra a la suerte de reproducir su división. El histérico es un sujeto que está siempre Usto a sacrificar la ventura de la persona por la ventura del sujeto. Voy a hablarles del obsesivo. pero más brevemente. Freud nos situó
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ia obsesión como una variante de la histeria. un dialecto. otra modalidad. El histérico domina por el deseo. La tendencia del obsesivo es dominar el deseo. El histérico domina al Otro por el deseo. es así que cree tenerlo. Sopla la llama mientras el obsesivo apaga el fuego. Uno puede situar al obsesivo en términos de defensa, en nombre de la angustia de castración. El peligro, es el peligro de la inconsistencia del Otro. pero allí donde el histélico opera frente a esta inconsistencia por el vaciamiento, el obsesivo Intenta colmarla. El histérico se asegura con un vacío. El obsesivo se asegura de que no haya Jugar para el vacío. La traducción de esto es, por empezar, lo que Freud y Lacan tomaron como idealtr.ación del Otro. Ya sea el Padre o la Dama, es un Otro cuya Inconsistencia está oculta. Evidentemente. para que esto se sostenga. es mejor que ese Otro no esté. De donde la aspiración a un Otro muerto, en el sentido de fallecido, o a un Otro ausente. La Dama del obsesivo no es la Dama sino en tanto que no está, que está a distancia. Lacan en su Seminario La élica del psicoanálisis, hizo algunas consideraciones sobre el amor cortés, fenómeno que evidentemente no es cuestión de reducir a la estructura obsesiva. Digamos más bien que hay en el amor cortés algo que nos esclarece sobre la finalidad de esta idealiZación. La idealización permite adorar sin riesgos. sin arriesgar encontrar lo que podría habitar al Otro como deseo o como goce. contra los que el sujeto obsesivo pone en juego el amor. Además de la idealización. está la promoción del falo, del significante fálico, promoción de la que el Hombre de las Ratas nos da un ejemplo eminente, que comenté el año pasado. Quisiera aclarar este segundo rasgo con otro caso. La función de la promoción del significante fálico es poner el stgntficanle en el lugar del goce. tapar la inconsistencia del Otro con un significante. así sea el significante del goce. pero no dejar ningún lugar a esa inconsistencia propiamente dicha. Se trata de un sujeto cuya relación con las damas se especifica por no acercarse a ninguna sexualrnente -por miedo. claro, lo que no se le escapa- pero acercarse mucho corporalmente, por una profesión que se lo pennite. Un cirujano plástico, por ejemplo. consagrado al cuerpo de las mujeres en su profesión. Tiene entonces la posibilidad de acercárseles en este sentido, de Jo que no se priva. ¿Y qué hace a partir de esto? Su vida entera. hasta el análisis e incluso en el curso de su análisis. está dedicada a escribir libros donde responde a la pregunta ·¿Qué quieren las mujeres?· Esas elucubraciones -es casi una sublimación-le permiten colocar significantes sobre la pregunta
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que el orden del discurso deja, justamente, sin respuesta: ·¿Qué quiere una mujer?· No es Freud quien le sopló el tema, lo encontró solo. Esclibe libros para decir lo que ellas quieren. Sin darles sus términos exactos, responde que quieren una forma fálica. Describe eso a lo largo y a lo ancho. y hace también películas donde muestra lo que es susceptible de satisfacerlas y que él les da. Dicho de otro modo, hace de padre, un padre que tendría la respuesta, que sería verdaderamente el Otro del Otro y que garantizaría contra Inquietantes encuentros. Esto es ejemplar de un modo obsesivo de tapar la inconsistencia del Otro. Evidentemente su angustia, su escapada. su huida se produce cada vez que alguna de ellas lo confronta con que sus significantes no recubran todas sus aspiraciones. Es una ocasión tal de angustia la que lo condujo al psicoanálisis. Este caso ilustra bastante bien lo que se puede llamar el punto de terror del obsesivo. Este le asalta, cuando no la rabia, en el momento en que la otra Cosa que habita al Otro aparece. Terror es una expresión del Hombre de las Ratas. Se manifiesta bajo dos formas. Corno terror del Otro cuando aparece del lado de una pareja y como terror de los ·monstruos que tiene en la cabeza". Ustedes tienen el ejemplo en los pensamientos del Hombre de las Ratas: ·nebes matar a la vieja. Debes cortarte el cuello", etc. En él, que nos proponia la expresión de los ·monstruos <¡ue están en la cabeza", está además el hecho de que tiene un hijo un poco monstruoso. porque es hidrocefálfco, lo que viene a sobredetenninar el asunto. Esos · monstruos· se manifiestan por ejemplo bajo la siguiente forma: ·Empuja a tu hijo al vacio· -cuando está en el borde de la ventana-. Aplástate la cabeza contra el borde de la vereda·, etc. En la neurosis obsesiva, se pueden aislar muchos de estos imperativos que surgen así. en las hiancias de su rurniación mental. Entonces, este terror es tanto un terror de sí mismo como del Otro, terror de si mismo como Otro. Este terror hace contrapunto al horror del histérico, aunque lo trate de modo diferente. Hay que señalar por otra parte que los monstruos no surgen siempre en la cabeza. Hay también en la neurosis obsesiva una dimensión de pasaje al acto y a veces de pasaje al acto criminal, muerte o violación por ejemplo, donde uno se da cuenta de que el Zwang del pensamiento era a pesar de todo un mal menor como fracaso de la defensa. Uno de ellos, precisamente después de un pasaje al acto grave repetido dos veces bajo los dominios del alcohol. que con toda seguridad utiliza con este fln. testimoniaba estar de tal modo acosado por los remordimientos, en una autotortura tal.
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con tal sentimiento de su indignidad, que esos pasajes al acto no tenla.n quizás otro fin que permitirle torturarse, y que no le quedaba más que una salida. el suicidio, agregando enseguida: ·creo que en adelante es aun mejor suicidarme en el trabajo·. Es to es bastante ejemplar del destino de mortificación que el obsesivo se impone como alternativa. Su mortlficaclón. que responde a Jo que llamé su terror. es doble. Es mortificación de si mismo: los trabajos forzados del obsesivo, pero es también mortificación del compañero. Freud lo observó en MEI yo y el ello·: el obsesiVo vive entre dos torturas, de si mismo y del objeto, en el sentido de su compañero preferido. El señala por otra parte que es esto lo que lo protege del suicidio. M:ts que el histérico. está protegido del suicidio precisamen te porque no se autotortura en teramente solo. Tortura también al otro, y esta tortura tiene por senlido pagar el crimen pensado o cometido. Con seguridad, la mortificación implica un goce. El sujeto obsesivo se complace en sus autorreproches. en sus autotorturas, saca de eso un pequeño beneficio: h ay un placer en complacer que no es sólo. como dice Freud, complacer al padre de la prohibición sino también identificación al atormentador. donde aquello que se t.rataba de pagar, retoma. Finalmente. el s ujeto prefiere obedecer a los reproches de su llamado ·superyó• que tener que encontrar -en el sentido de la Tyché, en el sentido del encuentro- una causa que no sería la causa fallca. Por eso el obsesivo no es un ser de encuentro. Es más bien un sujeto que se defiende contra el encuentro. que se proteje, se entierra llegado el caso. En este sentído.lo situarla de un modo inverso en relación a la histeria. La histérica elige la ventura del sujeto -tyché- al precio de la desventura de la persona. El obsesivo elegirla más bien la desventura de la persona contra la ventura del sujeto, pero...en vano porque lo que proscribe lo vuelve a atrapar. Faltaría decir a cual. histeria u obsesión. le cabria mejor el término masoquismo.
A PROPOSITO DE lA DEGRADACION DE lA VIDAAMOROSA
¿Qué puedo esperar? Es una pregunta que el analízante se plantea en general: especialmente en relación con aquello que Freud llamó la degradación de la vida amorosa. Esta pregunta se conjuga con otra, que apuntarla a saber lo que el discurso analiUco puede tener que decir de lo que constituye una traba en el sexo. Es un hecho: el psicoanálisis no inventó un nuevo arte de amar. No compite con Ovidto. Para hablar de esta cuestión. partiré de lo que ya sabemos. Hay una maldición sobre el sexo. Por lo menos es lo que Freud creyó poder extraer de su experiencia. Lacan retomó el tema para llegar a un decir que ustedes conocen: ·no hay relación sexual". Freud utilizó el término ·degradación· para cierto número de fenómenos observables, especialmente en el hombre. y en los que se indica la poca naturalidad de la vida amorosa. Se refieren. en primer lugar. a aquello que la teorla designó con la expresión Melección de objeto"; sus limitaciones (rasgos de exclus ión). y sus condiciones de necesidad: unas y otras van a dibujar un desdoblamiento de ese objeto. as! como su m ultipllcación en serie. Luego vienen las partlcularldades del goce sexual relacionado con una ·impotencia psíquica· . en la que están incluidos, para el hombre, el desfallecimien to en el acto 0 el defecto de la satisfacción: para la mujer, la llamada frigidez. Freud atribuye esos fenómenos. observables, a dos causas conjuntas, que son el edlpo. en otras palabras los avatares de lacas tración. y también, por otro lado, aquello que Lacan Uamó la "disidencia" de la pulslón. Desde la Psfcologfa de la ulda amorosa has la el Malestar en la cultura
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el acento. sin embargo. se desplazó. Efectivamente, el primero de dichos textos relaciona todos estos fenómenos con el edlpo y la castración. mientras que el segundo considera que la degradación es un producto de la cultura y ya no solamente una manifestación de la neuros is como tal. A partir de en ton ces se lmpu la a la cultura el efecto de censura que disloca la pulsión y su goce. Lacan. con su •no hay relación sexual". eleva los enredos del sexo (en el doble sentido de este término) al nivel de un destino del hablanteser. A falta del significante que inscribiría en el Otro el complemento sexual capaz de h acer un todo con las dos partes sexuadas, el sujeto está destinado a la repetición de la desunión de los dos. El Otro sólo sabe una cosa: el falo: es decir, según un equivoco de Lacan, que "lo normal es norma macho" 1• A falta entonces de ~La mujer", ~no puedo decir qué eres para mi". La mcilé-diction2 debe por lo tanto escribirse en dos palabras. El ·eres mi mujer" no objeta nada a eso. Ciertamente, el acto, haciendo allí lo verdadero. parece remediar ese imposible por una ins titución del parten aireen la palabra; pero miente también sobre el porvenir que no podtia hipotecar. quedando a merced del acto distinto que lo desmiente. Es demasiado sabido. Si esta maldición exJs te, ¿a qué podría dar el analista su bendición en materia de sexo? SI el final del pslooanalists. el fin al de un psicoanálisis. se sanciona por un ~saber asegurado· (cf. ~El atolondradicho") un saber asegurado en cuanto a las tres dimenslones 3 de lo lmposible,la cuestión es saber cuál es su efecto sobre la degradación. Ese saber inscribe, d igámoslo para recordarlo. que si ·venus está proscrita de nuestro mundo". el sentido sexual descubierto por Freud vira al sin-sentido, cómico por lo tanto, que sólo la injuria sazona como se diria para una salsa-; eso quiere decir que la genitalidad , definida como ese ·Ideal bastardo" que seria la convergencia sobre el mismo objeto de los tres ingredientes de la relación sexual que son el a mor, el deseo y el goce. la genitalidad, entonces, no es obliga torta, ya que queda ·a merced del encuentro" (cf. ~Radiofonía"), el igual no es exigible a nadie. El sexo. para el ser que está sujeto al incon sciente, no podría verse desembarazado de aquello qu e tacan lla mó esa J. Juego de palabras por homofonía entre normal y norme m.éile (normal y norma macho). IN. de T.) -· 2 . Juego de pa labra.s por homofon;a entre malédic!ion (maldlcl6n) y maJe· dfctlon (dicción mac ho). IN. de T.l
3. Juego de palobrns por homofonía entre dimensCons (dimensiones) y d U· mentlons (dicho-menciones). (N. de T.)
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dinámica de la disputa que introduce el inconsciente en todas las partes por donde pasa. Observen que disputa es stn duda un buen ténnino para reavivar las apariciones del conflicto. ¿Cuál es entonces la variante neurótica de esos impasses del hablanteser? EfectiVamente. hay que decirlo con claridad. la degradadón descrita por Freud no es la simple trad ucclón fenoménica del ~no hay relación sexual". Es más bien la solución neurótica del mismo. Hay alli una dificultad, ya que se cae inmediatamente sobre dos pares que se cruzan. a saber el par hombre-mujer y el par histeriaobsesión. La neurosis es correlativa de un acento puesto sobre la defensa del sujeto, tanto para Freud como para Lacan. En Freud. está bien claro. ya que pone como principio del sin toma la presencia de una pulsión que no pudo ser rú sublimada ni asumída por el sujeto y que. a causa de esta defensa, cayó bajo el peso de una censura, de un rechazo. Esta defensa está en el centro de los avatares del sexo. Quema mostrar aquí que toma en la neuros is la forma de dos negaciones: una del lado de la pareja que ocupa el lugar del objeto, otra del lado del sujeto y de la pulsión que seria s uya. La defensa neurótica consiste en prtvilegiar la dimensión del deseo. pero del deseo en tanto él es una defensa con respecto al goce. Ese rasgo es patente en la histeria. Realiza su vocacíón. vocación de insalisfacción. Lacan nos hace reconocer allí una estrategia del deseo, o más precisamente una manera de satisfacer la Insatisfacción en la que se sostiene el deseo. Es lo que da aspecto dinámico a la bis térica. La acentuación del deseo como defensa es tal vez menos evidente en la obsesión. dado que el obsesivo en su yo se defiende también del deseo. Eso no impide que asimismo lo acentúe en lo que tiene que ver no con su vocación. sino con el destino: el destino de lo imposible. Eso le da, no aspecto dinámico. sino al contrario, as pecto de inercia. El resultado. en ambos casos, me parece que es hacer recaer una negación sobre el partenaire, que ocupa el lugar del objeto, y del que se dirá. entonces que no es el bueno. El neurótico, en nombre del objeto absoluto con el que sueña. sólo promueve sus objetos como recha7~dos. Eso no excluye, la experlenda lo demuestra, las f~aciones . Esta recusación puede Ciertamente aparecer en el comportamiento, sobre todo en el acting· out; pero puede también estar enmascarada y operar sólo en el nivel del pensamiento. en el nivel del fantasma. Subrayemos sin embargo algunas diferencias. En la histeria, al menos sl se trata de una mujer. el objeto recusado aparece menos. ya que se oonc1lla con la e.:'Cigencia de la presencia y del amor. Esto no impide ~ten er la cabeza en otra
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parte~
como ma nera de conciliar el objeto recusado y el llamado de la presencia. Nada. en otras palabras, impide soñar con sostener un sueño de deseo. Toda una literatura vive de esto, por otra parte. En la obsesión. sobre todo si es masculina. esa recusación juega más bien - Freud lo indicó- con un cllvaje del objeto. un cltvaje entre la Dama, aquella que seria Ella y que no está aJli, que incluso no debe estar aJll, porque ésa es la condición para que pueda continuar, esa dama, que es un hueso a roer para el pensamiento del obsesivo. Hay un clivaje. decimos, entre esa dama lejana y un objeto que puede lisa y llanamente estar allí pero que, en nombre de la distancia misma, es rebajado. Ese objeto puede por otra parte multiplicarse en serie, basta con que preserve lo imposible que mantiene la metonimia. Aquello que sostiene estas estrategias no es que de La mujer a Wla mujer haya un m un do. Esta es trategla es una solución propia de la neurosis que, en esa negación, realiza una defensa del s ujeto, una evitación respecto de aquello que no deja de verificarse en el acercamiento sexual: la castración. Eso se sabe mejor acerca del lado masculino, pero no es menos verdadero en el lado femenino, au nque no sea lo fundamental. Me refiero ahora a la segunda negación, la del lado del sujeto. En ella la neuros is hace recaer una desmentida sobre la pulsión. Esta negación se diria, no kno está ahí", sino "no soy eso~. De donde surge, en la histeria, la ausencia del sujeto. Se reall1.a de maneras muy diversas: bajo la forma, por ejemplo, del desvanecimiento efectivo, pero también por una ausentificaclón del sujeto, a llí donde está el goce; bajo la forma que se ha considerado durante algún tiempo proyección paranolde, es decir un ·no soy yo, es el Otro·. Es lo que determinó sin duda que. en virtud de !a hlslerta. Freud descubriera en primer lugar el fantasma como seducción. Puede manlfcet.arse además como desagrado y asco, con un de mala gana De esta manera se podrian enumerar diferentes manifestaciones de ese sujeto que se ausenta en su correlación con un objeto al que exige sin embargo que esté pre.sente. ObsetVemos por otra parte que esa desmentida de la pulslón en una mujer no implica necesariamente frigidez, la experiencia lo prueba. Es que las caracteristlcas de su goce se concilian precisamente con su ausencia como sujeto, siendo el llamado desvanecimiento la forma misma de una defensa conciliable con el goce. En la obsesión. la desmentida de la pulsión produce. no la ausencia. s ino más bien la petrificación. Llega a veces hasta realizarse tan totalmente que Impide toda expertencta del Otro sexo. Pero ~se no es el caso más general. El caso más general es que la M
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petrificación con<r¿ca batimientos en dos tiempos. y que se sustente en los tormentos de una culpa que degenera. que en el segundo tiempo, dice: •nunca más~ . Por eso, en las dos neurosis, el acceso al compañero opera entre dos negaciones, entre un no es él. y un no estoy". A lo que se agrega una dis lmetria; en la histeria la ausencia está más bien del lado del sujeto, y en la obsesión del lado del p artenalre. Defensa en ambos casos. defensa doble - referida a la castración y a la pulsión- que mantiene al sujeto en la espera de la relación que no hay. ya distancia de lo real. Ese Intervalo implica lo que Lacan llamó una relación ·cobarde-floja" con el fantasma, con lo real del fantasma. La palabra "lache• debe entenderse en el sentido ambiguo que va de la cobardía al lazo fl ojo. Relación floja con ese real que no podrta más que ·mentir al partenai· re·. Un psicoanálisis podría entonces tal vez esperar estrechar u n poco esa relación floja - para peor-. Hay que decir que la neurosis opone a esto una resistencia muy especial, que es resistencia a verificar el objeto causa. En la obsesión, que se dedica sin embargo a contabili:t.ar el goce, esta resistencia a hacer pasar a lo dicho parece más bien tomar la forma de separar, ahorrar, dejar en resetVa una parte del gozar. En la hlsterla~s un poco diferente. Tiene un aspecto más investigador. y sin embargo. a su manera. se resiste a la verificación. Podria. para terminar. ilustrar esto con un pequeño ejemplo. No fue tomado de un psicoanálisis, sino de una presen tación de caso en el hospital. Se trata de un sujeto muy preocupado durante años por una obsesión de oler mal. El contexto preciso: la orina. olor ligado al goce del padre castrado. un alcohóllco. Esta mujer se presenta como teniendo que verillcar si ella es un objeto que huele mal. Desprendamos el sobrentendido: la mujer, la verdadera, no olerla ma l. El llamado que ella dirige al hospital. al que concurrió espontáneamen te, muestra a los ojos de todos lo que ella experimenta. a saber: que sus verificaciones no pueden más que fracasar. Si interroga a sus parlentes. a sus amigos, las respues tas que le dan no la tranquilizan. ¿Por qué? Porque eUos la quieren. Cuando se dirige al"jefe~ que tomó como amante. sus respuestas valen un poco más, pero solamente durante el instante de la relación. Y cuando está encinta, el embarazo detiene un poco las verificaciones, porque se ve que ella ·está con un hombre·, pero eso sólo dura un tiempo. En cuanto al hospital. en parte la decepciona mucho que no se hayan hecho verdaderos exámenes de su piel y su cuerpo, que hubieran permitido decir si habla o no en ellos M
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una. f~ente de olor. Hubo en realidad verillcaclón, pero no la que e~gma el discu~o analítico. La mujerverillcó la impotencia del saber médJco para decir aqueJlo que ella es en su ser sexuado. Se aseguró :nlonces de_la parte inveriflcable de su ser. El discurso anaUtico. si ella ntrara en el, le demandarla que lo verificara en otro sentido el d hacer pasar al decir. al menos en parte. ' e
AFECTO Y SABER
Antonio Di Ciaccia nos recuerda oportunamente que no se ha esperado al psicoanálisis para hablar del afecto y de la angustia. Se puede decJr que es una cuestión de siempre, estando entendido que no hay "siempre" si no de discurso. En la e.;'<periencia moral. intelectual. religiosa. se planteó siempre la pregunta por la causa y la función del afecto, siendo el problema saber si el afecto podña ser el indlce de lo verdadero, del bien o incluso de Jo real, y servir así de ·guia" o de instrumento. Curiosamente, en esta vasta historia. Lacan encuentra sus referenéias más seguras en lo que precede a Descartes y al sujeto de la ciencia. del que nos dtce, por otra parte, que es el sujeto del psicoanálisis. Es por eso. además, que hallo muy oportuno que Antonio DI Claccia nos haya hablado de Santo Tomás. No sólo él nos enseña algo. sino que se sllúa en las verdaderas referencias de Lacan sobre el asunto. Voy a proponerles algunas consideraciones sobre la función de los afectos en la experiencia analítica. Planteemos de entrada que el psicoanálisis, en tanto sale al encuentro del deseo inconsciente por la via del descifrado, deja al afecto en suspenso. El inconsciente. en tanto se descifra, no es afecto, es saber. no es del orden de lo que se e."<perimenta, stno de Jo que se articula. ¿Es esto un credo? No; está implicado por el procedimiento freudiano. se desprende lógicamente del hecho de que el psicoanálisis opera con la asociación libre y la interpretación. No opera al servicio de la hermenéutica. Opera con los efectos sobre el cuerpo y sobre el pensamiento. Es un hecho. En el
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procedimiento freudiano, el afecto está entonces subordinado. Hasta el pu nto de que el afecto podrta descuidarse si no hubiera un h.ic: el hic es que el psicoanálisis afecta. Afecta a veces al punto de que la Mafección ~ llega a obstaculizar el procedimiento: es lo que se lla mó la resistencia. Y he aqui una razón práctica s uficiente para no descuidar el afecto. Hay una oposición entre el procedimiento que subordina el afecto y el hecho - n otable- de que fenomenológicamente, en un psicoanálisis, el afecto sea omnipresente, de que su dimensión. aunque no causal. sea a pesar de todo mayor. Este contraste se Impone en todas las fases del an állsis, y desde el comienzo. En efecto. u n psicoanálisis no comienza sin afecto, porque se compromete en función de la demanda de alguien que sufre, a un "nova más". Supone entonces un sujeto afectado por una renguera. En el síntoma como imposible de soportar - clínica-la cara de afecto prevalece, hay que decirlo, sobre lo que es menos visible. a saber. su naturale7..a lenguajera, la que no se confinna sino por el hecho de que el síntoma responde al procedimiento, a l punto de ser transformado por él. Ahora bien, este afecto que se encuentra a la entrada, ¿cómo lo toma el psicoanálisis? SI uno deja de lado la dimensión del tacto. que tiene su lugar en la experiencia y que hace que. llegada la ocasión. uno pueda tener que tratar con miramientos al afecto - cuidado puramente técnico-. es claro que el psicoanálisis toma al afecto por el dicho. Lo invita a pasar al decir. Esa no es la tendencia natural del afeclo, que más bien se inclina. en otros discursos, a pasar a la mostración -expresión, se dice- o a pasar al acto. Hacer pasar el afecto al dicho no quiere decir que se lo invite simplemente a declararse. "¿Qué siente usted?" no es una pregunta de psicoanalista. Uno no le pide al sujeto que tenga el cuaderno de bitácora de sus afectos; el imperativo de decir invita al s ujeto a producir las fórmulas que acompañan a esta afección que es el sintoma. Lejos entonces de tomar a los afectos como criterio de Jo veridico, el análisis los cuestiona. El psicoanálisis interroga la verdad como saber, no como afecto, y espera que el sujeto produzca no afectos. sino el significante que regula su relación a la verdad. (Cf. la línea inferior del discurso analítico.) Haciendo eso, toma los afectos como se debe, es decir por s u causa. Eso no quiere decir que haga de ellos un epifenómeno; hay un peso de Jos afectos, hay una presencia de los afectos. Des pués de todo. un afecto no se discute, está o no. es como Jos gustos, eso no se discute. Un afecto tiene una evidencia inmediata y
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es incluso esta evidencia la que se convierte en la CTU7. de las éticas cuando pretenden gobernar las llamadas pasiones del alma. No es un eplfenómeno pero es un efecto. es un resultado. ¿Efecto de qué? En esto voy rápido. porque ya lo hemos evocado: efecto de que la estructura sea Incorporada. De a Ui la fórmula bien simple: ¿qué es lo que afecta? - Fíjense, uno puede decirlo bajo la forma de preguntas y respuestas del pequeño catecismo. ¿Qué es lo que afecta? Respuesta: el saber. ¿Y qué es afectado? Respuesta: el cuerpo. cuyo goce esta fragmentado por haber Incorporado el saber. El afecto concierne entonces al hablanteser. "el ser que no se hace ser sino de palabra·, como dice Lacan. Están así. entonces. Identificados el agente y el paciente que son necesarios a partir del momento que hay pathos, pasión del significante. Esta tesis de Lacan es una tesis conforme al fenómeno. a lo que se constata todos los días. a saber que son Jos pensanúentos los que afectan, digamos las palabras. Cf. aquí las ensoñaciones que hacen sonreír. llorar o temblar; las palabras que dan en el blanco. las palabrotas, las palabras dulces, las injurias. hasta incluso. a veces, las palabras que inducen directamente el goce orgásmico. En ese sentido, el afecto en s ingular es testigo, no si@lo, testigo de lo que Lacan llama su hipótesis en el SemlnarloAwt. ~Mi hipótesis~ , dice, "es que el individuo• - tomen este "individuo" en el sentido del organismo- •que está afectado por el inconsciente es el mismo que hace lo que yo llamo el sujeto de un significante~. De esto. el afecto atestigua. Diré entonces que el afecto es aquello por lo que el hablanteser prueba -lo prueba por otra parte como un trastornoque s u ser está afectado por la estructura, lo sepa o no. Hay alli un redoblamiento: él está afectado por el hecho de que el cuerpo es afectado. Esto es tan cierto que Lacan puede considerar como un trazo diagnóstico el hecho de que Joyce, por ejemplo, en ocasión de cierta paliza recibida en su cuerpo, no padece, como sujeto, ningún efecto de afecto. Habría que decir aqui ningún "Aefecto~ . Antes de avanzar en la cuestión de saber. en el fondo, cómo afecta el psicoanálisis y a dónde conduce eso, quisiera hacer un lugar para ciertas precisiones sobre las relaciones del afecto con el goce. Es seguro.que están correlacionados. que a mbos suponen el cuerpo, que ambos se experimentan. y que sin embargo sus nociones no se confunden. Decimos que el sujeto es afectado por ser hablanteser, afectado porque su goce está afectado de pérdida, parcialtzaclón y fragme ntación por el saber que la lengua vehiculiza. Que sea afectado por eso supone, curiosamente, Lacan lo señala. que tenga una idea de
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la beatitud. Esto es tan extraño como la idea del todo. y uno podria clasificar los afectos por la distancia que manifiestan con la idea de la bealit ud, dicho de otro modo, por el sentlmlento de exilio que incluyen. Y de hecho hay afectos correlacionados con el defecto de goce -falla en gozar-, el aburrimiento por ejemplo; hay afectos correlativos a la inadecuación del goce a la relación sexual, a saber. al goce que sería necesarlo -la vergüenza entre otros-, y además hay un afecto correlativo a la inminencia del goce. especialmente del Otro. y es la angustia. En todo caso. hay distinciones y articulaciones a hacer entre afecto y goce que dejo en reserva. ¿Cómo afecta el psicoanálisis? Bajo la forma del amor. Amor. dice Lacan, que se dlrije al saber. Yo me pregunto por qué uno amaría al saber. En la experiencia analítica uno lo ama solamente en tanto es supuesto, lo que permite suponer todavía otra cosa, a saber que él podña vehicullzar, bajo la forma que sea, Jo que le falta al sujeto, a saber el ser o el goce que seña necesario. Se lo ama en la transferencia porque uno se imagina que podria ser el Pygmalion del sujeto, y es en esto que el amor al saber es estrictamente correlativo a la demanda. Amar el saber en tanto que supuesto poder responder a esta demanda. es amarlo en tanto es esperado, en tanto está en reserva, no en tanto efectuado; por eso el amor de transferencia se opone al trabajo de transferenda, aun si. al mismo tiempo. el ptimero sirve también al segundo. En el amor de transferencia, el sujeto está afectado de esperanza, pudiendo presentarse ésta de manera variada. y a veces bajo la fonna de un temor sagrado al que no quiere renunciar. La elaboración del saber es otra cosa, y hacer pasar el saber de Jo esperado a lo efectuado, tiene un efecto: mata la transferencia. Esto es por otra parte coherente con ese rasgo que Lacan observaba (es el único en decir esto en el movimiento analítico): que el odio -que no se dirige al saber- no es necesariamente un sentimiento indigno del fin del análisis. Elaborar el saber mata la transferencia no sin que el sujeto haya atravesado un afecto mayor: la decepción de transferencia. Esta se modula clínicamente en \Ula variada gama que va de la impotencia- ~no lo logro~- a la desposesión, incluso a la persecución de transferencia --es el Otro quien goza del saber- que no evita en ningún caso la culpabilidad. la culpabilidad de no dar con el saber que estaría a la medida del ser. De allí, el sujeto sale instruido. ¿De qué? de su división. dice Lacan. Comento: instruido de que la dimensión del descifrado del saber - del saber que hay en el inconsciente y que tiene su albergue en Jalengua-
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y la dimensión del sentido, son heterogéneas. Estas dos dichomensiones no tienen igual estructura. aunque estén anudadas. El saber que se descifra tiene relaciones con el sentido: sin él no hay sentido posible, pero el sentido no tiene con él más que una relación de caída o de pérdida. es el término de Lacan. de pérdida en el sentido del tonel. Eso no impide, por supuesto. que él sea a revelar por la Interpretación --escriban (a) revelado-. Es en ese punto de hiato entre la dimensión del descifrado y la dimensión del sentido que la culpabilidad se entronca. Y les hago notar que ésta no sólo es ineliminable, sino que para Freud. lo señalo porque se habló mucho de saber si el afecto engaña. la culpabilidad no engaña. Lo que engaña es su localización. pero la culpabilidad en sí misma. y es una de las cosas notables en Freud. le parece probar la falta. Para Lacan más bien ella hace de lo imposible. hu ella. Para el sujeto que al final está seguro de saberlo, se confinna que ya sabía todo lo que tenía que saber. que saber para su goce. y que eso lo deja condenado al régimen del encuentro. No era necesario que pensara el pensamiento del inconsciente para que éste trabajase a sus expensas, expensas del cuerpo. quedando desde entonces los reencuentros a merced de la tyché. El sujeto es "buenaventurado· dice Lacan. No es una broma sino una definición donde hay que escribir buenaventura en dos palabras. Lo que no excluye un agregado: es "buenaventurado~ para su desventura, y pennite decir también: era "buenaventurado· y no lo sabía. De ese saber adquirido, sin el cual él no es analista, ¿cuál es entonces el efecto? Por empezar uno, que encuentro destacable. que quizás no se subraya lo suficiente, y que llamaré un efecto de inmunidad con respecto a los afectos vehicultzados por la palabra del analizante. es esto mismo Jo que permite al analista escuchar a los pacientes: no sucumbe al contagio del afecto. A la queja, él la escucha y le hace caso, pero no simpatiza con ella. ¿Se trata de Indiferencia? Eso es en todo caso Jo que hace que la opinión no encuentre "simpático" al psicoanalista. El segundo efecto es que queda descartado que con tln úe amando al saber. Eso es un cambio correlativo a la caída del s ujeto supuesto al saber. Hay que subrayar que el saber del psicoanalista no depende del amor de tran sferencia y que es un interrogante saber cómo puede hacer lugar a un deseo de saber. El sujeto es entonces ·buenaventurado"; en el sentido de la repetición de la no relación sexual. Ahora bien. la transferencia demandaba más, y hay que saber s i el psicoanálisis da menos de lo que la transferencia demandaba.
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Que el cifrado del goce desemboque en la Imposibilidad de inscribir la relación sexual. que el objeto permanezca inconmensurable al saber ¿Implica que el psicoanálisis no hace sino ·redoblar· la maldición sobre el sexo que se experimenta -afecto- desde siempre? Redoblarla aunque no fuese más que mediante una prueba. propiciaría el ponerla al servicio de la resignación. Más clinJcamente, al final, aquel que era el paciente. ¿va simplemente a redoblar el ·no pienso· natural del sujeto. con una relación de aversión respecto de lo que se Impone del inconsciente? No queda excluido. en el sentido de que no es Imposible. En tanto no es Imposible, sucede. Hay que obseJVar para eso la historia del psicoanálisis - uno ve ejemplos-y también la cura misma, donde éste es. a mi entender, uno de los aspectos de la reacción terapéutica negativa. En tanto no es lo imposible lo que decide,lo hace la posición t uca del sujeto, dice Lacan. La aversión del saber elaborado tiene su afecto propio: la triste7-a. A este respecto. la posición del analista es paradoja!, porque en principio debe mantenerse al abrigo de es ta aversión y al mismo tiempo fuera del amor de transferencia. O sea referirse al saber sin ese soporte que es la espera de la transferencia. Eso no es posible más que por ese tercer ténntno que Lacan nos propone: gozar del saber, al menos, gozar más alla del goce-senlido del descifrado. Es la gaya ciencia. ustedes Jo saben, como afecto propio de la ética del bien-decir. Etica es el ténnino que no coloqué, en mi titulo, entre afecto y saber. Es sin embargo indispensable. Por es la correlación del afecto con la ética lacan reúne toda una tradición. la de la Escuela, pero también Descartes. No puedo desarrollar este punto. Si el saber inconsciente embraga sobre el cuerpo para todo hablanteser, cada hablanteser, sln embargo, está afectado de manera particular. El inconsciente. para cada uno. estructura un modo específico de ·cohabitar con ellenguajeft. para cada uno hay entonces un eslilo de afección que traduce su captación en la estructura. Y a este nivel, uno puede decir que el afecto no engaña. pertenece al sujeto. En todo caso. en esto el amor no se engaña. si le creemos a Lacan en el Seminario Aun. se Impone por una afinidad con el modo en que otro es afectado por el destino que le traza el inconsciente. Hay entonces una distinción: si el saber produce el afecto. la posición respecto del saber opera en retomo sobre el modo en que el inconsciente del sujeto acomoda su dolor de existir: opera en retomo por un efecto de aligeramiento. Hay una pregunta crucial: ¿un psicoanálisis es susceptible de tocar
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la posición ética del sujeto, de modificar su posición con respecto al saber?, a falta de lo cual no dejará al s ujeto más que la solución de suspirar o suspeorar •. Dicho de otro modo ¿una cura produce como un efecto la ética del bien-decir. o la supone a titulo de dato previo, para no decir de don. dependJente, como evoca Lacan en -relevisión~. de u n simple buen encuentro? Sí éste es el caso, hay que decir que de esto resultaña una segregación. Creo que una de las apuestas del dispositivo del pase es esclarecer este p unto.
• Juego homofónico y ortográfico entre ou.píre (o peor). sou.pire (suspiro) y !N. de T.)
ca s'oupire (eso suspira}.
LACAN IN ENG"UND
Este títu lo dice suficientemente que si todavia Lacan no está para nada como en su casa en Inglaterra. acaba al menos de acercarse allí gracias a la acogida de algunos. Preferí pues un tema apropiado para marcar las lineas de orientación y de cliVaje en el seno del movimiento analítico. Elegí hablarles de la interpretacion. En primer lugar porque no hay ningún anaJista que no concuerde con todos los demás en esto: le corresponde al analista interpretar. Hay en esto un consenso. A continuación , porque la idea que se tiene de la interpretación y el lugar que se le acuerda manifiesta. del mejor modo posible, el a lcance práctico -diría- de cada doctrlna. Es aquí que se juzga su eficiencia: es entonces también aquí que el eclecticismo -o la indiferenciadoctrinal deberían encontrar su límite. Por último, la concepción que uno se hace de la interpretación es la piedra de toque de las epistemologías psicoanaliticas. sean ellas explicitas o implícitas. Seria ciertamente un Interrogante saber aquello que de los grandes filósofos empiristas y de los grandes lógicos ingleses se transmitió a los psicoanalistas nacidos o Implantados -puesto que muchos fueron emigrados-- en su suelo. En todo caso. ustedes lo saben. el lacanismo no es un empirismo. La estructura. decía el Dr. Lacan, es lo que no se aprende con la experiencia. Esto no es tampoco un ldeaJismo: es más bien un reallsmo del significante. casi se podría decir un materialismo del significante. Este es un ténnino que Lacan utiliza a veces y con el que extiende el de ·matertalw. consagrado por la doctrina. Es este realismo dei significante el que funda, para n osotros. los poderes de la interpretación.
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Ahora bien, Inglaterra vio desarrollarse dos vetas opuestas: -por un lado, el kleinlsmo como sistema Interpretativo nuevo que se pretende consistente y complementario del de Freud. -por el otro, las teortas de la regresión en la cura que implican -lo mostraré- una desvalorización de la interpretación. (Cf. aquí, aunque de modo diferente. Winnicott y Ballnt.) Son tres psicoanalis tas a los que Lacan rindió homenaje en diferentes oportunidades. pero de los que también hizo la critic.a. Para situar las cosas, digamos que M. Kleln, con un atrevimiento notable. postula una omnipotencia de la interpretación, que todo lo real puede ser dicho, siendo el real aquí en juego el de la pulsión llamada pregenital. El postulado es el de la reabsorción posible de ese real en la verdad. Es lo es lo que da a algunos -Balint especialmentela Impresión de un sistema loco. Los teóricos de la regresión pretenden adelantarse en una zona donde la Interpretación pierde sus derechos y sus deberes. Por cierto, a s us propios ojos no se trata de un análisis sin interpretación. pero el corazón de la experiencia, el hueso. el núcleo -las metáforas son diversas-. allí donde en todo caso para ellos pasan las cosas, las cosas serias. es un nivel donde la interpretación es Inútil, dixit Winnicott, o incluso nociva, dixit BaJint, uno de cuyos capítulos se titula "The hazards inherent in consistent interpretation". El registro crucial de la experiencia es aquel donde el lenguaje -que define para nosotros el campo de la interpretación- no vale más. Estas dos posiciones extremas -de las que depende la posibilidad misma del análisis. o en todo caso sus limites- constituyen. teóricamente hablando. una alternativa aun cuando por suerte. la institución inglesa supo proceder respecto de ellos con un ecuánime "déjenlos vivir". La enseñanza de Lacan brinda la salida a esta alternativa. Como ustedes ven. mi propósito de hoy apunta no tanto a la técnica de la Interpretación como a su alcance sobre lo que Freud llamó el Ello. Lacan. el primer Lacan del "inconsciente estructurado como un lenguaje", evoca las metamorfosis producidas por la interpretación. Hay de hecho un aspecto de la experiencia donde esas metamorfosis son , en primer lugar, indudables y en segundo concebibles en la estructura de la palabra. Son indudables y concebibles. a titulo de desplazamiento de significado. ¿Pero es ésta toda la ambición analítica? No. La interpretación verdadera, según Lacan, apunta a un efecto sobre lo real en juego en la experiencia. Es precisamente sobre este punto que versa la gran duda que la
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opinión hace caer sobre el psicoanálisis, y no sólo la opinión sino, acabo de evocarlo, psicoanalistas de aquí. Tomo por ejemplo a Balint en su obra 1'he basicfault". Su esquema es simple: existe la técnica Uamada clásica, la de Freud, que por otra parte no distingue de la de la Egcrpsychology. que le parece mejor encarnada por Lowensteln, estando tomada la referencia precisa de la contribución de éste al XX Congreso Internacional de 1958 en París. (Observen que son cinco años después de "Función y campo de la palabra y del lenguaje" y el mismo año de "La dirección de la cura".) Esta técnica apunta al fantasma ed1pico genital - el más superficial y el más reciente- a nivel del cual el lenguaje es válido y la interpretación operante. porque el yo está allí estructurado. Luego está el nivel que cuenta, donde opera la técnica llamada mo· dema. Es preedlpico y pregerútal. Eso es lo que reconocieron los kleinianos. Balint agrega: preverbal. Es la zona que escapa al "imperio de las palabras" y donde se vertfica, según él, que "el inconsciente no tiene vocabulario". Fórmula sorprendente, que toma fútíJes todas las obras prfnceps de Freud: La. interpretación de los sueños. la Psicopa· colegía d e la ofda cotidiana. El chiste y su relación con el inconsciente.
¿Qué hay allí entonces? Y para empezar. ¿all1. dónde? Balint nos advierte que no es tanto en los dichos de los analizan tes como en sus no-dichos, comportamientos, actings-outs, etc. Lo que se indica aqul es como una aspiración inexpresada, algo como una demanda sin palabras, incluso una exigencia. porque el paciente. obseJVa él. considera que tiene derecho a su satisfacción. No le preguntemos a Balint cómo subsiste la noción de derecho fuera del lenguaje. Para él, este puro "peLtlio· pulsional no tiene relación con el Otro del lenguaje. y por consecuencia es ininterpretable. Sólo queda realizarlo. Traduzcamos: obturar la falta en ser del sujeto. Se impone una distinción simple. Frente a lo que se percibe del lado del analizan te como una oscura aspiración. un lnfonnulado, una de dos: o el análisis busca decir lo que eso quiere, o acepta satisfacer en silencio, sin saber incluso qué satisface. Los kleinianos toman el primer camino, más próximos en esto a una ética del decir. Balínt. con su "dejar regresionar·. toma el otro. Es el camino místico. ¿Quién lo hubiera creido de la figura tan tranquila y razonable de Balint? Es que uno se tmagina. sin razón, al mlstico aliado a lo subltme. pero tiene su versión rastrera. Para medir su distancia. pongan lado a lado la Santa Teresa de Bemini y Balint, que reconoce - un poco molesto sin em· bargo- que esta avanzada en el silencio subjetivo puede culminar.
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por ejemplo, en el estrechamiento irrtsorio de uno de los dedos del analista. Para justifi car esta opción, Balint se autoriza en un pretendido impa sse de la Interpretación. Este depende. por un lado, de lo que postula como una exterioridad. un fuera -de-campo de las pulsiones en relación al lenguaje, y por el otro del hecho que la naturaleza de la Interpretación se le escapa. Ella define como ·a sentence consistíng q{ words wttlt agreed meantng. with the same sense" para el anaUzante y el analista; en u na palabra. "unequivocal". Es Jo opuesto literal a la fórmula de Lacan. La lengua sin equivocas con la que soñaba Lelbnitz. Bal!nt la cree realizada en el lenguaje llamado "adulto". pero a condición de reducir -parad~ja- lo que la asociación libre vehiculi.za. "the clusters oj associations·. fu ente de todos los malentendidos. Así definida. la Interpretación no se distingue a sus ojos de una sugestión universaltzante y alienante. Reconocido esto. dice por ejemplo. hablando de los kleinianos . "these analysts olfer, and ojten succed in giuing names to things and experiences that dki not ha ve names before•. pero es pa.r a agregar que se trata de u n "mad language" qu e se mete por la fuerza en la cabeza del anali.zante. Así como el niño no tiene la elección de s u lengua materna, tampoco el anali:t.ante llene, según Ballnt, la elección de su lengua analítica: ésta será para él la de su analista. porque para él interpretar. informar, enseñar, es todo uno. No se puede denuncia r mejor una interpretación-metalenguaje. donde lo que se pierde es la particularidad anali7.ante, y sin duda él no se equivoca al denunciar una interpretación ·pret-ii-porter~. La esbuctura que acá designa, podernos slluarla sobre el grafo d e Lacan. en su piso inferior. que Inscribe el reinado absoluto del código del Otro sobre el mensaje del s ujeto. el que desde entonces se esctibe: s(A). sign ificado del otro. La s ugestión es por cierto inherente al hecho de hablar. irreductiblemente. pero ella no es sino una particularidad de la estructura del discurso. y por eso interpretación y s ugestión se distinguen. La alternativa con s truida por Ballnt: o la sugestión o el silencio, o las ficciones conformistas o la particularidad indecible, no es sln solución . Toda la enseñanza de Lacan la impone corno una falsa alternativa. Entre las premisas de la solución laca niana está: ~el inconsciente es tructurado corno un lenguaje" que implica que la Interpretación opera en el campo del significante, y por el significante. El problema puede entonces formularse asl: ¿cómo la interpretación - siempre
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slgtúflcante- es apropiada para eso que Lacan terminó por designar como ~un d iscurso sin palabra·? Es plantear la pregunta por una Interpretación que lleva más allá de la verdad. una interpretacíón por la cual -cito- ·se asegura lo real·. Esta problemática su pone que haya sido operado. en la ensefianza de Lacan . lo que llamaré su segundo retomo a Freud, donde se marca que si el in conscien te está estructurado como un lenguaje. no todo es sin embargo lenguaje en la estructura. !den U.fir.án dose ese algo que no lo es - d esde los comienzos freudíanos- con la satisfacción de la pulsión . la cu al no va s in el cuerpo. Plantearé para comenzar dos ejes por los que Lacan resuelve para nosotros el impasse evocado más arriba por Balint: 1- S iendo la ambigúedad la ley del significante. hay un límite a la s ugestión . 2- Si la pulsión - tan prtmltlva como se la conciba- no es lenguaje. no está fuera del lenguaje. Tomemos entonces el primer punto. BaUnt no se da cuenta de que el inconsciente es en sí mismo un limite a la sugestión. Es cierto que el slgnillcante tiene u na función irreductiblemente sugestiva . pero una vez enunciado. obliga : es ananke. necesidad. Pero es el equívoco, del que Ballnt h ace su cruz, esa otra función n o menos irreductible del significante que ataca la función sugestiva y que se toma posible por la ambtgaedad profunda que resulta de la estructura binaria del significan te, que Lacan simboliza ron su: S 1--S2 • Es el equivoco el que condiciona. en relación a los enunciados s ugestivos. el decalaje de la enunciación donde se reconoce el incon sciente. El inconsciente cito- es tá ~sujetadow a la integral de los equivocos de ~!alengua". Sujetado es otro dominio que el de la s ugestión, y la Interpretación verdadera está hecha de la misma madera. De ahí que será necesario situarla en rela ción a la función de la verdad . Pasemos ahora al segundo punto. Lo real e n juego en la cura no está fuera del lenguaje. Eso significa, ptimero. que pulsión no es instinto. y que cuerpo no es simplemente organismo, sino un organismo que, habiendo Incorporado els lgnlficante. se halla desnaturalizado. La ela · boración de Lacan permite repensar el enigmático objeto primariamente perdido de Freud. de donde deriva s u objeto cau sa del deseo. Permite situarlo como un efecto producido por lo simbólico, por una operación de extracción corporal. que hay que reprodu cir en la cura. Intenta concebir cómo lo real. que no es lenguaje - digamos goce-. Uega a anudarse a lo real de )a estructura s ignificante.
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Consecuencia práctica: no es que todo pueda decirse, s ino que lo Indecible. eso que se califica negativamente de lnnombrable, de indecible. de inarticulable. etc., no es un real anterior a la palabra. En una práctica que opera por el decir.lo real adquiere segurtdad a partir de su límHe. llevado a lo imposible. Es en tonces no tanto del registro de lo que se experimenta como de lo que se prueba lógicamente, y que entonces se impone no a la entrada, sino al final. como un resto. dice Lacan, un resto del decir. Dicho de otro modo: en el psicoanális is. lo imposible de lo real no se demuestra sin la contingencia. Es esto lo que Lacan explicita en 1973: "Cómo no considerar que la contingencia o lo que cesa de no escribirse. no sea aquello gracias a lo cual se demuestra la imposibilidad o lo que no cesa de no escribirse·. La interpretación se ubica en esta juntura. Operando entonces a partir del equívoco homofónico. gramatical y lógico que la lengua permite. apunta al objeto causa que diVide al sujeto, mediante el saber Inconsciente que no lo dlvide menos. "Predica lo falso", dice Lacan. que aqui juega a su vez con el equívoco entre lo falso que se opone a Jo verdadero, y eljalsus latino que design~ la caída. Cae, en efecto. en el margen. ¿Dónde? Sobre el saber que lalengua oculta y que hace aparecer separado del sujeto. Lejos de colmar, la interpretación. entonces, divide. t.:lla ·rescinde .. , dice Lacan rescinde el sujeto y el saber. Precisemos: En primer Jugar. el equivoco no dice lo que eso quiere decir. La interpretación es un indlce que apunta hacia un hay inscripto como saber en lalengua. Pero, en segundo termino, no se libra al sujeto que ese saber determina. sólo se entrega a su equivocación en la que comprueba que el dos del sujeto supuesto al saber es un inaccesible. Su correlato es, en tercer lugar, hacer valer el uno. el uno enterarnen te solo. del ·hay uno· que desde 1956 Lacan anunciaba con su sJgnillcante asemántico. De este modo, el efecto de la interpretación se distingue del efecto de verdad, al menos si definimos a éste como producido por un ·enlre dos· significante en el que el sujeto se indica, a veces en la Uunúnación. ¿Nada que ver con el pataqu'est-ce?• ¿El error grosero de lengua o el error grosero del ser? • Modíllcaclón de la escrttura de pataques que significa falta grosera de lenguaje, pues Imita las falsas lla!sons de pronunciación en francés, muchas de las c uales se hacen con el verbo ser (etre); así pataqu'est·ce le t:S homofónico. (N. de T.
INDICE
l. FINES DEL ANALISIS
Seminario: Fines del análisis. Historia y teoría Primera conferencia... .. . .. . .. . . .. . .. . .. . .. . .. ... .. .. .. ... .. . .. . .. . Segunda conferencia................................... ............
23
Tercera conferencia .................. ....... ........ .. ......... .....
39
Cuarta conferencia. ................. ....... .................. .......
51 61
Los fines propios del acto analítico...............................
7
Il. VICISITUDES DEL VINCUW ANALITICO
Transferencia e interpretación en la neurosis............. ... 69 Acerca del sueño.... ...................................................... 75 Rupturas del vinculo analítico................... ........ ........... 83 El acting·out en la cura...................................... .......... 91 ¿Qué control?.............................................................. 103 IU. PADE-SER SUBJETIVO Y PSICOANALISIS
La elección de la neurosis..... ... ..................................... A propósito de la degradación de la vida amorosa.........
113 131 137
Afecto y saber........... ............................. ....................... Lacan in England....................................................... 145
Seminario: "Fines del análisis. Historia y teoría" Los fines propios del acto analítico Transferencia e interpretación en la neurosis Acerca del sueño Rupturas del vínculo analítico El acting-out en la cura ¿Qué control? La elección de la neurosis A propósito de la degradación de la vida amorosa Mecto y saber Lacan in England
ISBN 978-950-9515-25-3
9 789509 515253