Monos, “Mensajeros del viento�
Ana Paula Ojeda y Juan Palomino
Monos, “Mensajeros del viento� Ana Paula Ojeda y Juan Palomino
Cuando aún no había días ni horas que contar, cuando las cosas aún no tenían nombre, todas las semillas, todos los frutos, todo lo que después sería alimento se resguardaba dentro de una gran montaña custodiada por un enorme reptil; algunos dicen que el reptil era la montaña misma.
Con los frutos y las semillas estaban guardadas las flores, las plantas y las aves. Todo lo que daría vida al mundo. Adentro estaba también el gran árbol del cacao, que sostenía el cielo.
Después de mucho tiempo de inmovilidad y de espera, un gran dios tomó los alimentos, los frutos y las semillas, para dejarlos caer en el mundo, rompiendo por primera vez el silencio de la creación. Algunos dicen que así fue como el gran dios trajo el cacao al mundo, con el resto de las semillas, pero hay quienes cuentan otra historia.