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José Luis Bustamante además de ser un buen sujeto y un pintor de
Rafael Carralero
fenómeno de asimilación y aprehensión de los entornos para convertirlos luego en discurso pictórico,estéticoydecomunicación, quesólopuedenhacerloshombresque están poseídos de un talento excepcional.
Con su paciencia asiática, su mirada de búho en asecho y su hábito de rastreadorde imágenes,esteartista ocupa, sin lugar a dudas, un lugar principalísimo en la plástica mexicana contemporánea. Lo abstractotienepocossecretosparaél,
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singularesmagnitudes,estambiénun
porque afanado en la búsqueda
constante suele encontrar las más
componesudiscursosobreellienzoy
deescaparsehacialanadaohaciael
diversas propuestas, donde los
consigue la profundidad, le dan una
todo,quiénsabe.
misterios de la composición y los
dimensión a su producto estético
colores se vuelven rutina ante la
imposiblesdealcanzarsinosetiene
Los contrastes son frecuentes en la
maestríadelpincel.
un estilo muy propio y un proyecto
obra de Bustamante; tan bien
creativoperfectamenteconcebido.
logrados, que se funden en un plano de armonía que pareciera creación de
que anida en cada artista, quien lo
cosanecesaria,determinanteparaun
sefundenloscontrarios;esdecir,el
llevóalCaribe,atierradominicana,
artista,perolaintuiciónlesirvepara
naranja, que brota como el fuego o
donde el sol y el mar se abrazan o se
atrapar la metáfora, para recrear la
como la presencia del sol sobre las
agredenadentelladasantesodespués
imagenydarlelassutilezaspoéticas
aguas cuando llega o se despide, lo
del huracán. Lo que sí sé, no porque
queencantan;eloficio,lamaestría,
vemos armonizar con el negro,
me lo haya dicho José Luis, es que en
eldominiodelastécnicaslepermiten
adecuadamente dado ese contraste de
sus 13 años de residencia caribeña,
ese acabado, a veces epatante, que
luzysobraenunmismoplanovisual,
pudo atrapar, con peculiar sensi-
encontramos en sus cuadros.
cuyas magnitudes nos remiten entrar
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la naturaleza en los momento en que
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JoséLuiseshombredegranintuición,
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al mundo de los sueños.
bilidad esa “bronca” o maridaje
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una mujer o el espíritu de aventura
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No he podido saber si fue el amor de
Laluzescaracterísticarelevanteen
profundo y bravío que es el Caribe.
laobradelartista,lohemosreferido
Arde la pintura de José Luis
Atrapólafuriadeloshuracanesyel
ya, porque probablemente se fue a
Bustamante; arde, golpea y acaricia
lirismo excitante que subyace en esa
Dominicana para salirle al paso al
al mismo tiempo. Propone un uni-
región del mundo.
solnacienteyllenardeluzsuspupilas
verso metafórico que nos traslada al
antes de que en su avance sobre el
lienzoconelentusiasmodelosniños
Todos estos atributos, uno los puede
planeta,llegaseelastroreyalatierra
para luego llevarnos al plano de la
encontrar sin mayor dificultad
natal. Y la atrapó bien, la lleva no
reflexiónylainquietantenecesidad
cuando tiene delante la obra de
sólo en su mirada, también las manos
de encontrar una respuesta. Eso sólo
Bustamante. Su pintura nos produce
del pintor parecen cargar con ella;
lo alcanzan los grandes.
algo así como agresión y caricia al
luz que mueve a su antojo y nos pone
mismo tiempo. La maestría con que
a seguirla en ese intento permanente
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Bustamanteeselautordelaspinturas queconformanlaportadadeestarevista.
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este hombre combina los colores,
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eternoentreelsolardienteyelmar
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Yoel Mesa Falcón
Esta mañana, cuando desperté, vi que a mi lado dormía un hombre idéntico a mí.
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Quizá este hombre, que aún sigue dormido y cuyos rasgos son ridículamente semejantes a los míos (esto no sería anormal en casa, pues mi madre y la sirvienta poseen personalidades más que semejantes), sea el resultado de una partición que ha tenido lugar por la noche, mientras yo dormía. Pero no lo sé y, hasta que no ocurra algún evento que prefigure una explicación racional de lo sucedido, es la única teoría que me complace por completo. Lo único que puedo decir con certeza es que hoy un
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hombre igual a mí amaneció conmigo, en mi cama. Por tal razón, me encuentro ligeramente asombrado, como es natural. Ahora, una luz ha entrado en el cuarto. Es, por supuesto, la luz del sol. Es terrible este hecho si se observa bien. La llegada de la luz significa que son las siete de la mañana y que la sirvienta va a encender la aspiradora y va a entrar a hacer el aseo. Como puede suponerse, lo menos deseable es que la sirvienta se encuentre de pronto ante una situación tan difícil como ésta y me avergüenza ligeramente que pueda provocarle alguna incomodidad. El hombre a mi lado gira y se enrosca. No quiero que despierte hasta que no me haya tomado el tiempo de pensar las medidas adecuadas para resolver esto que, a partir de ahora, llamaré la crisis. Por el momento, debo saltar y asegurar la puerta antes de que la sirvienta logre su objetivo diario y entre a mi habitación. Pero soy un poco cobarde y lo único que me siento facultado para hacer es arrebatarle las mantas a mi compañero de cama y tratar de ocultar a alguno de los dos antes de que la mujer nos sorprenda en algún punto culminante de la crisis. El ocultar a alguno de los dos intenta evitar que la sirvienta haga preguntas concernientes, sobre todo, al hombre que está al lado mío. Dudará primeramente de mi inclinación sexual. Posteriormente me contará cómo un sobrino suyo hizo lo mismo que yo y
terminó empalado en los días previos a una fiesta religiosa, en las afueras de un pueblo progresista aunque tradicional. Pienso que, quizá, podría llegar a un acuerdo con el hombre idéntico a mí, acerca de quién debería esconderse debajo de las mantas mientras pasa el peligro. Al fin, se trata de un peligro que nos concierne a ambos pues nuestra consistencia moral está en juego. Sin embargo, temo hacerlo. Nunca se sabe qué actitudes de rebeldía o de locura puedan hallarse en un hombre desconocido. La aspiradora se oye irremediablemente a unos pasos de mi habitación. El hombre idéntico a mí está roncando. Esto me indica que el sujeto apareció, se manifestó, llegó, cayó, fue invocado – o lo que haya sucedido- ya muy entrada la noche. Sin duda llegó tarde. Duerme profundamente. Al verlo dormir, no puedo reprimir cierto sentimiento de ternura, que me recuerda a mi madre y los años más felices de mi infancia. Sin duda, este encuentro trae consigo algunas eventualidades que no estaría de más analizar teóricamente, pero uno de los dos tiene que desaparecer antes de que la sir vienta entre y mande a vuelo semejante existencialismo con sus suspicacias. El que se esconda, dadas las circunstancias apremiantes, tendré que ser yo. El único lugar a la mano, porque al clóset no llego ni aunque vuele, es abajo
de la cama. Pero no hay abajo de la cama. El colchón está pegado al suelo. Siempre me han dado miedo los abajos de las camas. Las manos siniestras y las calaveras siempre salen de los abajos de las camas. ¿Es usted el que está roncando?, ya es hora de levantarse, dice la sirvienta. Pero cómo decirle que no soy yo el que está roncando. O más absurdo aun, decirle: Sí, soy yo el que ronca, y estoy tan dormido que puedo responder a sus preguntas con una claridad tan envidiable que usted no se imagina lo feliz que me siento de poseer esta habilidad. Pero lo mejor es quedarse callado, inmóvil debajo de las cobijas, porque de esconderlo a él, mi doble, tendría que inventar una justificación de por qué se me ve tan despierto cuando claramente se escucha que, debajo de las cobijas, algo está roncando. Puedo afirmar que es mi estómago, pero esto traería una consecuencia llamada sospecha de enfermedad, que enloquecería a mi madre. Claro que es usted el que está roncando, dice por fin la preclara sirvienta y continúa: cuando acabe de aspirar su cuarto le tengo que pedir que se levante de ahí, a la señora le gustan las camas tendidas antes de las ocho, y yo no soy quién para contradecirla. Silencio. Debajo de las mantas hace calor. El hombre que, en vez de mí, asoma su cabeza dormida entre mis cobijas tiene la misma mala
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parece disfrutar el haberse levantado temprano, incluso está leyendo el periódico en la sección de economía y puedo asegurar está teniendo pensamientos hermosos. Y yo nunca hago eso. Pasé mala noche y me duele la cabeza y lo que se quiera, pero ése no soy yo. Y seguro saldrá temprano, será mejor amante que yo, mejor amigo que yo, creativo, atento y respetuoso de las leyes, una persona envidiable y recta, y mi madre se pondrá feliz porque al fin ha ganado la guerra contra mi mala educación y la sirvienta estará libre de tener que educarme y, en resumen, ese hombre es un mejor hombre que yo, y yo no puedo negarlo. Creo, sin afán de presumir mi pensamiento crítico, que eventualmente esto tenía que suceder. Qué hacer ahora. No lo sé. Debo repensar mi vida, escondido en la regadera. Ella, la sirvienta liberada, no vendrá aquí hasta las seis en punto, hora en que se lavan los dos baños. Tengo tiempo de esperar a que el otro, el hombre que ridículamente se parece a mí, regrese de vivir –de mejor manera- mi día y se meta a la cama. Y cuando esté dormido, a mitad de la noche, me meteré yo también entre las cobijas y trataré, no sé si pueda, de dormir mucho y levantarme después que él. Ni se imagina la sorpresa que sentirá en la mañana, cuando un hombre igual que él aparezca dormido a su lado.
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y que la sir vienta vaya tras él recriminándole que antes de la higiene dental hay que tomar el desayuno o si no luego todo sabe a lo mismo. En cualquier momento la mujer vendrá a tender la cama. Pero no hasta que yo termine de haberme congelado de horror cuando escucho que, ya salido del sueño, el hombre responde o balbucea un amable y tímido sí, tiene usted razón, lo que usted diga y se escuchan los pasos de ambos hacia la cocina. Yo nunca hubiera dicho eso. Yo, como siempre, hubiera contestado otra cosa. Y mientras la sorpresa nos invade tanto a mí como a la sirvienta, tras haber escuchado respuesta semejante, me he retirado al clóset en donde ella no meterá mano hasta las doce, cuando vea satisfecha los resultados de la lavandería y se apreste a poner todo en orden. Y eso me da tiempo, porque mientras el otro desayuna, yo lo observo sin miedo de que me descubra nadie, pues la sirvienta ha salido para recomponer la alacena, una vez que mi habitación ha quedado pulcra y cerrada. Es ahora cuando, de nuevo con horror, me doy cuenta de las siguientes cosas: él, el otro, come lentamente y con elegancia, no abre la boca ni se mete grandes bocados, no espulga la comida, no mezcla el jugo de naranja y las tortillas adentro de la boca, no se joroba al sentarse, usa una sola servilleta, mira con amabilidad todo cuanto le rodea, sonríe y
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costumbre que tengo yo de acostarse con la ropa puesta. La aspiradora se ha callado. La alfombra ya está brillante y húmeda. Los papeles en mi escritorio de madera falsa se han derrumbado por una falta de concentración de la mujer que ha dejado caer el tubo de la aspiradora sobre el montón de hojas que, por naturaleza, son proclives a tales accidentes. El escándalo no ha sido suficiente para despertar al sujeto, idéntico a mí, que provocó la crisis. Y yo todo lo he visto desde la trasparencia de una sábana blanca y delgada, porque algo es definitivo: sigo debajo de las mantas y no me puedo mover sin ser descubierto. Primero ha sido un espasmo, luego dos. Luego ha girado sobre sí mismo y se ha despabilado. La mujer lo masajea rudamente para despertarlo del todo, hasta que la insistencia hace mella en el sueño del desconocido y ahora se levanta. No me ha notado aquí, al lado suyo. Me debo hacer tan pequeño como puedo para que no se vea mi presencia y mi cuerpo parezca solamente una bola de cobijas y edredón. Se trata de una actitud absurda. El que debería esconderse es él. Él es el extranjero aquí, él es quien salió de alguna parte ayer en la noche y ahora se asume como un yo que despier ta como si cualquier cosa. Escondido entre las cobijas, espero que el intruso se vaya a lavar los dientes
zaidadelrío obre tu pico cabeza de pájaro que al Universo contempla seres en simulación de ti habitan y son como un bosque delexistir:tú de pie sobre las hojas muertas estás, haces del estar la joya más hermosa cuerpo de hombre o de mujer cuerpo de hombre y de mujer cuerpo gloria que del vivir y la fugacidad se nutre y a lo eterno asciende en mis ojos, sólo en ellos enlosvitrales queelaire eldulceaire pinta sin descanso.
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Yoel Mesa Falcón
ME ALQUILO PARA SOÑAR (AcrílicodeZaidadelRío) Entrasenmíypuedesalfinverlosbosques ahorasabesqueestoyllenodecolores quesoyfrágilcomounvitral tehaceslapartemásexteriordeunala buscaslospincelesyencuentraselcielo pongo la frente en las manos y aprisiono un ocaso tuyo cierrolosojos,veolafraganciadetuser 9
parecesunalibélula y de tan indefensa me buscas amasmisfortalezas
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espejos
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me parezco tanto a ti que crees estar en una casa de
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perocuandotrasponeslaspiedrassoytodoaire
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me parezco al mundo
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me alquilo para soñar
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demispiescrecenárboles
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ven
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Yoel Mesa Falcón
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sin siquiera la transparencia de por medio…
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tú,yo,todoloqueexiste
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amamos
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demirostrobrotanotrosyenesamultiplicidadnos
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refúgiateenmiszafiros
ÁNGEL DE LA ESPERANZA (AcrílicodeZaidadelRío) Mientras duermes cierratuvientreporquepuedenentrar losinsectosmáslujuriosos yhacerqueengendres un hombre-insecto, más miserable que esos que deambulan por ahí, o tal vez más hermoso un hombre-libéluladel Bosco 10
una maravilla pornacer; porqueesmuybellotuvientre
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no en vano eres un ángel
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no en vano duermes bajo el sol
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mientraslossolessetejen;
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bellovientre:laflorestadesciendehastaél
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su negrura compacta
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en sinfonía de pelambre
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sexoturgenteentreturgentesmuslos
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mano que se posa en la cadera para que el hueso no se
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hagaéter
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lascriaturasdelmediodíarodeándote
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y otro ángel que contempla tu sueño
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envidioso
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detanbello
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mallarmeano dormir.
Yoel Mesa Falcón
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Además de un dejo irónico, en las estampasdelTallerdenuevocobró fuerza la intención didáctica, presente desde el siglo XVI en la imaginería evangelizadora, e incitados por la fuerza de la revolución mexicana, apenas a 20 años de promulgada la Constitución de1917yenplenofervorcardenista, losartistasponíansusafanesenunarte
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Chávez Morado
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ConelnacimientodelTallerserecogía la dilatada herencia del grabado mexicano, que en su árbol genealógico tenía caricaturistas e ilustradores del siglo XIX y principios del XX, muy destacadamente José Guadalupe Posada, santo patrono del grabado mexicanocuyoinflujomarcaríala vidadeltallerysuproducción.
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Afinesde1933seconstituyó laLigadeEscritoresyArtistas Revolucionarios, la LEAR, organización que reuniría a lo más granado de los creadores mexicanos detodaslasespecialidades.Enenero de 1935, David Alfaro Siqueiros propusoquelaLigaabrieraunTaller EscueladeArtesPlásticas,elTEAP,que funcionó como centro de enseñanza y creación,perocomoeramultidisciplinario, dos años después se acordó separarlaseccióndegrabadoresenlo quesellamóTallerEditorialdeGráfica Popular, el que empezó a trabajar en abril de 1937 con Leopoldo Méndez, Pablo O´Higgins y Luis Arenal, sus promotores, a los que se unieron Ignacio Aguirre, Francisco Dosamantes, Raúl Anguiano, Jesús Escobedo, Isidoro Ocampo, Everardo Ramírez,RaúlGamboa,AntonioPujol, JoséChávezMorado,GonzalodelaPaz PérezyAlfredoZalce.Pocodespuésse incorporaron Ángel Bracho y Xavier GuerreroyelTallerperdióelapellido “editorial”paraquedarconelnombre queseleconoce.
politizador,capazdeexaltarlosvalores nacionales, el indigenismo, la educaciónpopular,elagrarismo,lagesta petroleraolaorganizaciónsindical;un artequemostrabasinrodeossusfobias jacobinasysudisposiciónacombatir lavoracidadimperialyloshorroresdel fascismo. Si bien en forma marginal, también dedicaron buena parte de sus esfuerzos a recrear personajes y escenas populares, lo mismo que a captar rostros y paisajes sin más pretensiónquelabúsquedadebelleza.
ElTallerhizovolantesyfolletos,telones para los mítines, mantas para manifestaciones,periódicosanualesde calaveras-, corridos a la manera de Posada,dibujosyhastaladecoración decarrosalegóricosparalosdesfiles obrerosyantifascistas.Igualmente, desdeelprincipiosehandadocursos de grabado y otras especialidades plásticas,acargodemaestroscomoel checoslovaco Koloman Sokol, Gabriel Fernández Ledesma y muchas otras figuras.
Fue con los carteles que el TGP consiguiólamayorproyecciónsocial, pues amanecían pegados por toda la ciudad y frecuentemente –contaba Juan de la Cabada— eran retirados de la pared por manos anónimas que después los fijaban en algún hogar proletario. El Taller creó en 1942 su propia editorial, La Estampa Mexicana, que entre 1943 y 1949 fue administrada sucesivamente por el alemán George Stibi, refugiado en México por su militanciaantifascista,yelsuizoHannes Meyer, el segundo director de la Bauhaus, igualmente asilado en México.AMeyersedebelaedicióndel catálogo TGP México. El Taller de Gráfica Popular, con grabados de todoslosintegrantesdelTalleryfotos de cada uno de ellos. Otro álbum de importancia editado por Meyer fue Estampas de la revolución, del que todavíasetomanimágenesparailustrar impresossobreeltema.
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Everardo Ramírez, El Hojalatero, linóleo, ca. 1945.
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La plástica posrevolucionaria daba prioridadalaobrapública,deahíque la gráfica, en tanto que arte reproducible y multiejemplar, ocupara un lugartanimportantecomolaescultura monumental y el muralismo. Para aquelloscreadores,laobraindividual destinada al coleccionista privado resultaba apenas un mal necesario paralasobrevivenciadelosartistas.Lo importanteerallegaralagranmasa, educarlayorientarlapolíticamente.
Encuantoalatécnica,dentrodelTaller setrabajaríalalitografíayelgrabado en metal, la madera y sobre todo el linóleo,queofrecemenosdificultad para burilar y por lo parejo de su superficie permite una excelente impresión, con sus negros y blancos biendiferenciados,intensos,altamente propicios para el impacto visual que buscan la hoja volante y el cartel callejero.
Para 1949, unos 50 grabadores habían trabajado en forma sistemática en el Taller. Además de los citados, participabanregularmenteelboliviano Roberto Berdecio, la estadounidense Elizabeth Catlett, el guatemalteco AntonioFrancoylosmexicanosAlberto Beltrán, Fernando Castro Pacheco, Oscar Frías, Ramón Sosamontes, AgustínVillagraCaleta,JesúsEscobedo, José Gutiérrez y Guillermo Monroy. Como artistas huéspedes pasaron por elTGPDavidAlfaroSiqueiros,Roberto Montenegro, Lena Bergner, Jules Heller,CarlosMérida,AlbeSteiner, Charles White y el ecuatoriano Galo Galecio.
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artistas,entreotroslosestadounidenses Robert Mallory, Jim Egleson, Eleanor Coen, Marshall Goodman, Max y Conny Kahn, todos ellos artistas huéspedes del TGP.
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elPAN,deunintentodeasesinatocontra el presidente Manuel Ávila Camacho, fue retirada por el jurado que integraban Carlos Alvarado Lang, FranciscoDíazdeLeónyJulioPrieto, lo que motivó una gran protesta del medioartísticoenlaquedescollaron
Enladécadadeloscincuenta,pesea que su trabajo mostraba signos de cierta decadencia, como falta de innovaciones técnicas y una actitud repetitivaenlotemáticoyloformal,el Tallerempezóacosecharinternacionalmente la siembra de los años anteriores.Enplenaguerrafría,conla oposición de Washington a las organizaciones que tildaba de
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Susrecurrentescrisisnohanimpedido al Taller reflejar en su trabajo los movimientos populares, como ocurrió en 1950-51, durante la huelga de los mineros de Nueva Rosita y Cloete, Coahuila,oen1968,conelmovimiento estudiantildeeseaño.
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LuisArenal,Alfabetización,grabado.
De especial importancia para la divulgación del grabado fue el álbum Río Escondido, editado en 1948 con trabajos hechos el año anterior por Méndez para la película del mismo nombre, del realizador Emilio Indio Fernández.Nombreyrepartodelacinta aparecieronsobreesosgrabados,que ampliados al tamaño de la pantalla ganabanenplasticidad.Elexperimento resultótanexitosoqueMéndezhizolo mismo en filmes como Pueblerina, El rebozo de Soledad y El Brazo Fuerte, entreotros.
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Diego Rivera, José Clemente Orozco y Siqueiros,quienesparticiparonenuna contraexposición organizada por el Taller mismo con obra de numerosos
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En el salón de gráfica organizado en 1944porlagaleríaDecoración,Elgran atentado,unalitografíadeMéndezque acusabaalPartidodeAcciónNacional,
Elizabeth Catlet, Barreras separan a los negros de los demás ciudadanos en USA, linóleo,1947.
comunistas, al TGP se le cerraron puertas en Estados Unidos, pero a cambio su trabajo alcanzó una amplísima difusión en los países europeos y en Sudamérica. En 1953, en La Paz, Bolivia, una muestra del Tallertuvorasgosapoteósicos,puesfue visitadapor35milpersonas,ladécima parte de la población de la ciudad, hecho que fue superado en Cochabamba,dondelamitaddeloshabitantes asistió a la exposición, en buena medida porque aquel acontecimiento marcóelretornoasupatriadeRoberto Berdecio.
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Tambiénenloscincuentaaparecieron libros sobre el Taller en Dinamarca, Checoslovaquia,SuizaylaRepública Democrática Alemana. Para entonces, existíanorganismoscreadosaimagen y semejanza del TGP en Guatemala, Brasil,Uruguay,Italiayenciudadesde Estados Unidos como Nueva York, Los ÁngelesySanFrancisco.Despuésdela muertedeStalin,ocurridaen1953,en la Unión Soviética se presentó una exposición que esta vez fue muy bien
recibida.Enesamuestraibantrabajos de Francisco Mora, Adolfo Mexiac, la españolaMaríaLuisaMartín,Alberto Beltrán, Andrea Gómez y Mariana Yampolsky. Pese a su prestigio nacional y a la notable presencia de sus obras y su influenciaenotrospaíses,elTGPfue siempre un fenómeno local y urbano, propiodelaciudaddeMéxico.Enlas callesdelacapitalsedistribuíansus volantesyenlosmurossepegabansus carteles.Porlomenosasíocurrióhasta 1952, cuando Ernesto P. Uruchurtu llegóagobernarelDistritoFederaly endureció la prohibición de pegar propaganda en los muros. En la segunda mitad de los años cincuenta se había iniciado toda una rebelióncontralaescuelamexicanade pintura, lo que le tocaba también al grabado.Ungrupodejóvenesartistas se propuso derribar lo que José Luis Cuevas, el más beligerante de los rebeldes,llamó“lacortinadenopal”, mientras que los talleristas iden-
tificaban abstraccionismo con imperialismoytildabande“burgués” todoartequenosirvieraalasmasas. Méndez llegó a escribir en 1955 que traslamáscaradelartelibre“seampara hasta la basura más anodina que no tienepatrianipueblo,quesirvepara encubrir las ineptitudes del burro pintorqueembarralastelasconlacola, ese‘artelibre’consisteenhacerunarte para minorías selectas… Se trata de inyectar la suficiente dosis de colonialismoparaintroducirloydarle cartadenaturalización”. Hoy,enlosiniciosdelsigloXXI,esfácil entender que la batalla por el monopolio de la escuela mexicana estaba perdida, pero en aquel momento, cuando eran tan poderosos losvaloresnacionalistasyserendía cultoalarevolución,elcosmopolitismo de los disidentes era condenado sin miramientos, tachado de extranjerizanteypernicioso. Esaresistenciaaaceptarotrasopciones artísticassetradujoenunatrinchera-
El material más empleado por los talleristaseraellinóleo,peroafinesde los años sesenta tenía sus días contados, pues empezó a escasear los grabadores del TGP hallaron una alternativabaratayprácticaenlasuela sintética, más conocida por la marca comercial “Neolite”. Jesús Álvarez Amaya bautizó esta técnica como suelografía, nombre que ha sido adoptadoporlasgalerías. Jesús Álvarez Amaya, guía y animador del TGP desde 1967, incorporó a su trabajoelMototul,unaadaptaciónde la fresa odontológica que permite trabajar enormes superficies de madera lo mismo que pequeñas áreas. Ya sin los grandes nombres –de la primera generación sólo quedaba Brachito—, se impulsó el trabajo de los jóvenes y desde entonces se mantienensininterrupcionestantola producción como la enseñanza. Los
talleristas han hecho aportaciones técnicasdealtoméritoysorprendentes resultados,comoelgrabadoenasfalto, el trabajo de ácidos sobre metales oxidadosolaplastografía,queemplea unapastautilizadaenlalimpiezade carrocerías. Enmediodeprecariedadessincuento, con ayuda oficial escasa, la organización ha sobrevivido pese los virulentospleitosdesusmiembrosya lapetulanteincomprensióndelmedio artístico.Decrisisencrisis,pasando deunoaotrodomicilioyconnotorios altibajosdeordenestético,elTallerde Gráfica Popular sigue en pie y es la institucióndesutipomásantiguadel mundo, lo que no es poca cosa, pero estambiénlacasaquebajocualquier condición ha sabido mantenerse como un centro de creadores que está orgullosa e irrenunciablemente al serviciodesupueblo.
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Digitally signed by Marco Antonio Villegas Martinez Date: 2005.10.25 11:35:02 -06'00' Reason: Creador de la version electronica de este documento Location: México
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miento en las formas más gastadas. Básicamente,enloscincuentaysesenta elTallersededicóarepetirloqueya había hecho con mejor factura y más imaginación en sus primeros quince años. Los veteranos se encerraron en lo de siempre y los jóvenes fueron obligadosaseguirelmodeloimpuesto por los maestros. La consecuencia lógica fue un empobrecimiento de las formasyunarepeticióndeloslugares comunes del grabado. Menguado el vigor artístico y sin muros para expresarse, el TGP entró en una larguísimadecadencia,pesealacual, con el patrocinio de la Cámara de Diputados,enelveranodeeseañocasi todoslosgrabadoresparticiparonen 450añosdelucha.Homenajealpueblo de México, el álbum más ambicioso en la historia del TGP, pues reunía 68 obras de Estampas de la revolución y 80 imágenes más sobre la historia de México.