REVISTA UNISAPIENS N°20 UNLAM

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EDITORIAL Entre cuatro paredes, atrapados en algunos metros cuadrados, recibimos los 20 años de Unisapiens. El aislamiento representó en quienes hicimos esta revista un desafío, sí; pero jamás una barrera. Porque resulta que aún desde la silla de nuestras casas, la curiosidad y el compromiso de poder contar todo aquello que en los medios masivos no se ve, nos hizo estar presentes en varios rincones del país, y del mundo. Unisapiens somos los y las estudiantes que estamos, y también quienes estuvieron durante estas dos décadas. Que proyectamos, que tenemos preocupaciones y también esperanzas, y que al mirar por la ventana vemos cientos de historias por contar. Somos jóvenes a los cuales el contexto obligó a permanecer físicamente encerrados, pero con la cabeza y el corazón más apasionados y comprometidos que nunca. Encontramos en las crónicas un lugar donde el tiempo y el espacio no nos impide estar presentes, donde podemos ser testigos del trabajo diario de quienes salen a pelearle al virus, y quienes ponen el cuerpo para encontrar una solución. Donde nos adentramos en el espacio virtual, desde la enseñanza, hasta el mundo gamer y las prácticas eróticas que reemplazan a los encuentros presenciales. En medio de la incertidumbre, estuvimos en el aeropuerto El Palomar, nos fuimos a vivir a Dinamarca y nos quedamos varados en India. Conocimos el interior de la cárcel de Marcos Paz, las olllas populares de Zona Oeste, y recorrimos la ciudad para acompañar a víctimas de la violencia. Supimos cómo es ser judío en el SXXI y conocimos a un grupo “antisistema”. También trabajamos con agresores y vivimos la desazón de quienes no son considerados trabajadores “esenciales”. Y al ritmo de la murga y el candombe dimos a luz en pandemia. Somos quienes desafiamos los límites para poder alzar las voces perdidas entre la multitud. Te invitamos a levantar la persiana. A asomarte a las siguientes páginas para conocer todas las historias que, quienes hacemos Unisapiens, tenemos para contarte.


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por

SofĂ­a Barreto


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L

a camiseta de Vélez es lo último que falta. La valija está tan llena que casi no cierra. Los 23 kilos permitidos por la aerolínea llegaron a su límite. Lo único que quedó fuera es la campera de polar. Mauro y Cecilia, tienen 30 horas para llegar a su destino. Este vuelo especial es la única oportunidad que se les presentó durante la pandemia antes que la visa de trabajo de Mauro caduque. A las 08:30 AM el avión pisa suelo danés. Los 11º centígrados de su primera mañana de verano anticipan que esa campera era necesaria. A medida que se alejan del aeropuerto, las caras cubiertas con el barbijo comienzan a desaparecer. A pesar de los 17.312 casos positivos de COVID del país, las puertas de los negocios de Copenhague están abiertas. Los barbijos no parecen ser indispensables. Las medidas de prevención que tomó Dinamarca contra la pandemia fueron unas de las primeras del continente. Eso ayudó a que luego de un mes de cuarentena, los chicos menores de 11 años vuelvan a los colegios y a las guarderías, y a los dos meses los adultos a las cervecerías. Los jugadores de fútbol del país se convirtieron en los primeros del mundo en volver a patear una pelota dentro de una cancha. El país tiene un plan, y Mauro también. Comenzó los trámites para emigrar en 2019 y un año después el sueño empieza a materializarse de la mano de Cecilia. *** Mauro se une a las largas bicisendas que inundan toda la ciudad de Copenhague. Nueve de cada diez daneses eligen recorrer pedaleando los 454 kilómetros de la ciudad. El bikefriendly no sólo se debe a su terreno llano, sino también a la conciencia ecológica de su sociedad. Pedalea despacio. Observa como los automóviles nafteros al frenarse en los semáforos apagan el motor para disminuir la contaminación del medio ambiente. En una ciudad donde hay más ciclistas que conductores de autos, los primeros tienen prioridad además de su propio sistema de circulación. Infringir alguna regla podría salir muy costoso llegando a un máximo de 750 coronas danesas, 8.892 pesos argentinos. Kilómetro a kilómetro se suman las cualidades que hacen de Dinamarca uno de los destinos más elegidos por los jóvenes para emigrar. En 2018, 1400 argentinos menores de 30 años sacaron un permiso de residencia para vivir en Dinamarca, la mayoría

lo hizo a través del programa Working Holiday (“vacaciones de trabajo”) que, a partir de un acuerdo bilateral, les da un permiso residencia por un año para experimentar la cultura danesa mientras trabajan para cubrir los gastos de la travesía. Hoy el programa está suspendido por la pandemia, pero las consultas al Ministerio de Asuntos Exteriores Danés siguen llegando. Mauro se detiene frente al verde intenso de un gran campo de césped. Los gritos de fondo se hacen escuchar desde la avenida. No hace falta entender danés para saber que se trata de un partido de fútbol. Camisetas naranjas y azules corren dentro del campo de una punta a la otra hasta que suena el silbatazo final. — ¡Hi! -Mauro levanta la mano saludando a un hombre con la camiseta de uno de los equipos. El hombre con un pie ya dentro del auto para irse se detiene. —¿Hi, how are you? —I’m from Argentina. Llegué two days and I love football. My dream is play one game in other country. —¿Argentina? Yo hablo poco español. I’m thefísicotrainer de equipoof JægersborgBoldklub. If you wantpermítame tu phonenúmero y comemañana aroundelevenAM para hacer un test. Maybeyoucanjugar inanothercategoría of the equipo. El fútbol danés no tiene edad ni clase social. Las canchas improvisadas en las plazas de Argentina son los campos deportivos de Dinamarca. En cada rincón se puede encontrar una cancha de fútbol apoyada económicamente por el Estado. La palabra “picadito” no tiene traducción en Dinamarca. Si bien los daneses tienen una alta cultura del deporte y al fútbol como el más popular, no existe juntar diez desconocidos en la calle para jugar un partidito. Dos terceras partes de la población infantil y juvenil hace deporte, pero como miembros de una asociación. Son 527.716 daneses que practican fútbol en un club y Mauro se apunta.


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*** Las calles de Copenhague ya están oscuras. Son las 7 de la tarde y Mauro y Cecilia pedalean hacia su departamento alquilado en la localidad de Gentofte a 11 kilómetros del centro. —¡Vení Ceci, mirá! Mauro señala a dos mujeres metiendo la cabeza en un contenedor de basura. No es la primera vez que ve gente revolviendo en la basura. Lo raro es que lo hagan con las uñas pintadas y tapados de gamuza. —Están sacando comida ¿no? Podemos ir a ver, capaz encontramos algo. —Sí, pero busquemos otro, ahí ya están ellas. Luego de recorrer seis cuadras, un gran cartel amarillo de los supermercados Lidl llama su atención. Los dos contenedores de basura están llenos. Mauro frunciendo la nariz se arremanga el buzo. Lo primero que levanta es una bolsa de nylon llena de papas. Dos de ellas están teñidas de un color verdoso. Las otras cuatro están en perfecto estado. Esta forma de recolección de comida se la conoce allá como Dumpster Diving o más bien, bucear en la basura. No está muy bien vista pero es legal. Nadie se opone mientras no se crucen los límites de la propiedad privada.

Es poco probable encontrar en las góndolas de los supermercados de Dinamarca productos próximos a vencer. Se desperdicia un kilo entero de banana por una que maduró demás. Al año, 660 kilos por persona terminan en la basura. Las promociones 2x1 no son un cartel recurrente en los supermercados. Tampoco existe la inflación. El sueño argentino… Las crisis económicas recurrentes son uno de los tres motivos principales por los que los jóvenes argentinos deciden emigrar según diferentes encuestas. Los otros dos son la inseguridad y encontrar mejores trabajos. *** Grandes grafitis de colores decoran las paredes de las vías del tren de la estación de Gentofte. El rojo vivo de los vagones que asoma a lo lejos insinúa su llegada. En tan sólo 20 minutos Mauro estará en la puerta de la Municipalidad de Copenhague (Borgerservice) para obtener su número de identificación personal en el país, conocida como CPR (Civil Registration Number). En mano tiene la visa de trabajo, el pasaporte y la prueba de residencia en Dinamarca. Son las 10:20 de la mañana y faltan 10 minutos para el turno que sacó por internet una vez completado el formulario en International House Copenhague. Los planes de quedarse por

más de tres meses lo obligan a tramitar el CPR. Conseguir un trabajo sería imposible sin la Pink Card que registre ese número de identificación. Una vez presentado los papeles requeridos, Mauro la recibirá a domicilio junto con la Yellow Card que le permitirá acceder a la salud como cualquier ciudadano danés. Quienes emigraron hace ya un tiempo coinciden en que en Dinamarca casi todos los trabajos son en blanco, hasta los de delivery, muy populares entre los extranjeros. Los impuestos son altos y más de la mitad del sueldo va al Estado. Pedir un pago en negro ofende al local. Entienden que pagan muchos impuestos, pero que gracias a eso todo funciona. Un informe de Transparencia Internacional considera a este país como el menos corrupto del mundo. *** Una carpeta azul permanece en la valija de Mauro desde el día de su partida de Argentina. En su interior guarda una pila de papeles. Estos mismos que, junto con la abogada de la Sociedad Italiana de Moreno, habían llegado a recopilar para tramitar su ciudadanía italiana. Cuanto más lejano es el antepasado italiano, más son los documentos a presentar. Los consulados de Italia y España son


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los que reciben más consultas. En enero de este año, el Consulado General de España informó que estaba recibiendo un promedio de 1200 consultas por día. A pesar del esfuerzo, la documentación de Mauro nunca llegó al consulado. Sus constantes llamadas siempre recibieron la misma respuesta: un tono ocupado. Así fue que consideró una segunda oportunidad. Ante el anhelo de quedarse más tiempo en Europa legalmente, los papeles requeridos para el trámite cruzaron el Océano Atlántico con él. Pretende concretar desde adentro su esperanza de ser uno más de los 977.417 argentinos con ciudadanía italiana. Si bien su prioridad al llegar a Dinamarca es conseguir un trabajo, no puede perder el tiempo. Si quiere ser reconocido como un europeo más, tendrá que viajar a Italia dentro de los 12 meses que le permite su visa para solicitar la ciudadanía. *** Cecilia llama para cancelar una entrevista de trabajo. Tiene el cuerpo cansado que bien podría ser consecuencia de los largos kilómetros pedaleados, pero, hacia el mediodía, el termómetro marca los 38 grados. La pérdida del gusto y del olfato la empujan a realizarse un test en una de las carpas blancas que el gobier-

no de Dinamarca instaló en 16 ciudades de todo el país. Después de 32 días en el país por primera vez un barbijo cubre su boca. Sólo con el alcohol en gel y el pasaporte en la cartera entra a hacerse el test sin turno previo. En tan sólo 48 horas tendrá el resultado. La gran cantidad de testeos por habitante anuncia un rebrote en el país. El promedio de 500 nuevos casos por día desencadena restricciones en la capital y en las grandes ciudades. Los restaurantes, cafés y bares reducen dos horas su jornada laboral y el límite a la cantidad de personas en actos sociales pasa de 100 a 50. El teletrabajo es una de las recomendaciones del gobierno junto con la no utilización del transporte público y la aglomeración en tiendas comerciales. Cuando llega el resultado positivo de Cecilia a través de un llamado telefónico, Mauro sale en busca de un test a pesar de no tener síntomas. Dos días después se confirma el negativo. Por las siguientes semanas la puerta de la habitación los mantendrá separados y el distanciamiento social se convertirá en un entrenamiento de filosofía hygge. Una práctica danesa que invita a encontrar la felicidad en las cosas sencillas de la vida.

*** Los miércoles de fútbol y los domingos de asado son ahora simples recuerdos. El sabor del mate se acabó junto con ese último kilo de yerba que viajó en la valija. La barrera del idioma impide sostener charlas fluidas. Un celular y buena conectividad es lo único que Mauro y Cecilia necesitan por lo menos día por medio. Los encuentros virtuales con la familia y amigos son vitales en estos momentos. Ellos, al igual que otros 2.009 argentinos que emigraron a Dinamarca, intentan acomodarse a su nueva realidad mientras siguen buscando un norte. ◆


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por Justina

Bentivenga


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A

Marcos Paz lo conocen como “el pueblo del árbol”. 48 kilómetros al oeste de la Capital Federal. Sus calles datan de 1825. Nadan entre coposas veredas con troncos blancos. Todas desembocan en la plaza San Martín. Una iglesia le hace frente. Varios comercios mutan con el tiempo. Familias con antepasados de antaño adoran a su querido pueblo. Cargan con historias infinitas que perduran de generación en generación. Los contrastes marcospaenses se delimitan en los distintos barrios más alejados de su centro comercial. Hay casas de altos y casas bajas. Hay countrys y barrios marginales. También hay canchas de tenis. Clubes náuticos y potreros al lado de la vía abandonada del Ferrocarril Belgrano. Unas 50 mil personas lo habitan. Algunos pasean en bicicleta. Otros en 4x4. El resto, a veces, a pie. Los veranos se visten con jacarandá y quintas florecidas. Los inviernos con olor a horno de barro y leña. A media hora de viaje el pueblo parece esfumarse. La maleza comienza a envolver los caminos de ripio. La sequedad de la tierra levanta el nauseabundo olor de algún cadáver silvestre. Es la zona en donde el Arroyo “El Piojo” delimita las localidades matanceras de Virrey del Pino y 20 de junio. Allí, en la primera salida del Acceso Zabala, con camino asfaltado, se encuentra la entrada al Complejo Penitenciario Federal II: la cárcel de Marcos Paz. AC trabaja ahí desde hace 5 años. Es docente en el área de talleres. Pero, así y todo, la entrada siempre suele ser estresante. Un policía lo frena con la mano. Le acerca una planilla en donde deja registrada su firma. En cuestión de segundos, un efectivo abre el baúl trasero de su camioneta blanca. Otro revisa con la mirada el interior del vehículo. Mientras anota la patente. Logra ingresar. Adentro, el paisaje ya no es el mismo. Un amplio estacionamiento es la recepción. El golpe del sol relame las ondas del áspero y abundante cemento que hierve. Después de estacionar, AC camina por el exterior de la instalación. De fondo, suenan las cigarras libres detrás del alambrado. Por delante, lo esperan cuatro altos módulos con techos verdes. Se trata de una de las tres cárceles de clase A más grandes de la Provincia de Buenos Aires.

El sol enceguece. Por fuera, casi no hay sombra. Por dentro, sobra. Tras los macizos bloques de cemento, cuentan los días unos 2.800 internos. Cada torre cumple una función modularia. En el módulo 1 están los pabellones de alta seguridad, los agresivos. En el 2, aquellos con cargos por delitos menores. Los restantes, en el 3, el pabellón por delitos sexuales. En el 4, el sector conocido como el “VIP” del complejo: “los protegidos”. Para los tres primeros módulos, las celdas son compartidas y, en algunos casos, individuales. De las camas cuchetas cuelgan viejas frazadas de colores. En las mesas adosadas a la pared, hay restos de algún mate lavado o un juego de cartas inconcluso. En las paredes, vestigios de Maradona, alguna “chica popu”, retratos familiares o el gauchito gil observando desde un altar. Cada módulo es el reflejo de quien lo habita. La Comisión de Cárceles de la Defensoría General de la Nación, en junio de 2019, detectó sobrepoblación en la cárcel. Pero, en la unidad residencial IV, esa situación no llegó. Para ellos, sobrevivir al encierro es solo momentáneo. Este módulo aglutina presos de lesa humanidad, genocidas, ex policías o convictos y estafadores reconocidos. Comparado con la crudeza de los otros módulos, ellos transitan sus días en un hotel de 5 estrellas. Tienen salas comunes de esparcimiento con pantallas LED y sillones. Más permisos y flexibilidad en las salidas. Muchas “encomiendas”: desde celulares hasta películas, comida casera y perfumes italianos. Para no perder la costumbre. Quienes no pertenecen saben que es una fiesta. Todos los internos conocen lo que pasa a metros de sus celdas. Muchos se la “tienen jurada”. Pero es ley general: entre los distintos módulos no se cruzan. Bajo ninguna circunstancia. Si así lo hicieran, todo podría terminar en una batalla campal entre presos. *** A unas 3 cuadras a pie de la entrada, los senderos grises desembocan en el Módulo 1. Por lo general, no hay nadie. AC firma una planilla e ingresa al sector externo del pabellón. Un cartel advierte: “Sala de Auxilios”. Al lado, lo acompaña


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la “Sección Educación”. Es uno de los Centros de Formación Profesional instalados dentro del Complejo. Un pequeño despacho de docentes, previo al sector de las aulas, lo aborda con conversaciones distantes. La situación respecto a la circulación de drogas entre internos preocupa al equipo. La marihuana y la cocaína son moneda corriente. El proveedor, desconocido. Aguarda unos minutos y parte hacia la clase. En la Argentina, la Ley 26.695 regula la pena privativa de la libertad. El artículo 133 menciona el derecho a la educación. En el Complejo Penitenciario Federal de Marcos Paz, la oferta es grande. Algunos eligen terminar el secundario bajo el régimen del CENES. Otros, deben la promesa de terminar la escuela primaria (EPA N° 704). A los más osados, se les abre el desafío del mundo universitario, con la posibilidad de realizar el curso de ingreso a la Universidad de Buenos Aires. También, pueden aprender talleres en pos de una posible reinserción laboral. Las aulas son amplias. Las ventanas están blindadas, casi a la altura del techo. Al ingresar, dos efectivos policiales aguardan expectantes en la entrada al salón. Intimidan. Hace un calor agobiante. Es una tarde pesada. Muchos le preguntan a AC si sabe qué pasa afuera. Él conoce que los rumores vuelan de celda en celda. Llegan, a veces, mientras pasa

el tipo de la cantina a vender Coca-Cola, galletitas o cigarrillos. Otras veces, en el SUM, durante un partido o por alguna encomienda. Pero sí, las noticias del mundo llegan. AC sólo sabe que el desconcierto es general. Afuera y adentro. Mientras tanto, la clase transcurre tranquila. Prevalece la confianza. Atrás quedó la mirada entre ceja y ceja. Cuando se enteraron que no era “cobani”, el vínculo cambió. En el Centro de Formación Profesional, algunos internos del Módulo 1 realizan cursos para mejorar su conducta en pos de posibles beneficios. Los catalogan como “los más agresivos”. La clase fluye. Algunos insultos se intercambian de mesón en mesón por broncas pasadas. Por lo general, por favores adeudados o pleitos inconclusos que quedaron de algún partido de fútbol en el gimnasio. Pero el COVID también está presente. Llegó con especulaciones. Es un rumor constante de oído en oído. Por momentos resuena la palabra “oportunidad”. Muchos lo ven como un buen momento para salir o para obtener algún permiso voluntario. Reclaman. Pero las situaciones futuras se ven lejanas. Los desafíos dentro de la cárcel son cuestiones más importantes. A algunos les queda poco tiempo para salir. Otros recién están conociendo cómo sobrevivir. El tiempo parece volverse eterno.

*** Cuando el virus empezó a tomar terreno, todo cambió puertas afuera de la cárcel. También adentro. Pantalla de por medio, AC escucha atentamente la reunión del gabinete educativo. La fuerza y el trabajo más grande lo tienen los psicólogos y las psicólogas. Saben que, ahora, el acompañamiento es emocional y afectivo. Ellos son quienes transmiten las impresiones del interior desde cerca. En el Complejo reina el silencio. Los guardias tienen turnos rotativos de medio día. Nada es alentador. Desde hace días que las carpetas con trabajos prácticos de la EPA o la CENES llegan vacías. Adentro, para ellos, la nueva normalidad no existe. Quieren irse con sus familias. Son más de 10 las celdas con enfermos en un pabellón excluido del módulo 3. Hay duchas bloqueadas. El gimnasio está cerrado. El olor a la comida del comedor se huele un poco. No se puede ir a la biblioteca. Los talleres y los cursos están inhabilitados. Las salidas son restringidas, salvo casos excepcionales. Quienes tienen más flexibilidad son los de mejor conducta. Al mediodía, o por las tardes, algunos pueden respirar algo de aire exterior por unos 15 minutos. Ni más, ni menos. Como en la selva, ahora la ley es de supervivencia. A muchos, les cuesta


asociar lo que ocurre. AC sabe que el acompañamiento es pedagógico. Ahora les toca ayudar. Hay que resistir. Hace pocos días, se instauró el rumor de que llegarían nuevos presos desde el Complejo Penitenciario de Villa Devoto. Dentro, empezaron los reclamos. Pero, días después, todo se calmó. La Procuración del Servicio Penitenciario Federal prohibió nuevos ingresos en las unidades sobrepobladas. Los nuevos internos son poco frecuentes. Cuando llegan, se los ubica automáticamente en aislamiento. Luego, se los envía a una celda individual. Sin contacto con otros presos. Por 14 días. Los hisopados, así como los buenos ánimos, tampoco abundan. Sólo se realizan a casos sospechosos o con síntomas. El testeo aleatorio ocurre en un porcentaje mínimo. Muchos vieron de cerca la fatalidad del virus con sus compañeros. El Comité Nacional de la Prevención de la Tortura (CNPT) registró en agosto 1.755 casos de Coronavirus en personas alojadas dentro de lugares de encierro. En total, son 451 en cárceles y 209 en comisarías del país. El resto se distribuye en geriátricos, instituciones de salud mental y reformatorios de menores. Desde el Complejo Penitenciario Federal II, no se arrojan datos de la cantidad exacta de muertos e infectados. El invierno llegó. Los recuperados se mantienen aislados. El frío se filtra en las celdas. Ahí, la soledad desespera. Los más afortunados distraen la mente con juegos de mesa o entrenan. También se consume. El tabaco y marihuana están presentes. Caso contrario, los trastornos de abstinencia se dan de manera frecuente. También, el aislamiento afecta considerablemente la salud mental. Una vez a la semana, quienes lo necesitan, reciben una charla virtual por videollamada con uno/a de los psicólogos o trabajadores sociales que hay en el Complejo. La entrevista se desarrolla en la sala de computación. Al interno,

lo acompaña un efectivo. La charla intenta ser de la manera más descomprimida posible. Humanizada. A veces, los prejuicios perduran. Pero, la mayoría se niega a acceder y son pocos quienes asisten. En junio de 2020, se inició un programa que afectó a las penitenciarías más grandes del país. Está impulsado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia, y coordinado por el área de Salud Mental y Adicciones de la Dirección Provincial de Salud Penitenciaria. Durante las situaciones de encierro es cuando reflota la ansiedad, los ataques de pánico, el nerviosismo o hasta la depresión. Estas situaciones son comunes en Marcos Paz. No importa el módulo en el que se vive, la plata o “la banca” que se tiene dentro. La pandemia en la cárcel potenció todo.

Se exponen los sentimientos, el resentimiento, el miedo y la angustia. En muchos, hay desinterés. No se ve un horizonte. Desgarran las ganas de ver a hijos, hijas, esposas, madres o padres. La necesidad de una segunda oportunidad para hacer las cosas bien. La computadora se apaga. Las reuniones del equipo de profesionales se terminan. AC sabe que nada es igual. Resuena más que nunca la idea del adentro y del afuera de la cárcel. Muy lejos de lo que muestran series, películas, medios o novelas amarillistas. Ya todo cambió. Desde marzo, los gritos del gimnasio no se escuchan. Los días no se cuentan para las visitas. Las pitadas de cigarros en el patio no se comparten. Los mates, menos. Los fuertes ya no tienen poder. Los débiles rezan para que todo vuelva a ser como antes. Lo interior de un interno pasa a primer plano. ◆

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por

Marisol Cala

DetectAR realidades Operativo de testeo en el barrio 17 de Noviembre


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A

lgunos perros flacos deambulan entre la gente

mil viviendas. Pero esos datos tienen casi seis años de anti-

que espera su turno en sillas blancas, separadas

güedad. En sus cuarenta manzanas, se destacan construc-

un metro entre sí. Muy cerca, las cintas de peli-

ciones de dos, tres, cuatro y hasta cinco plantas con paredes

gro indican que no es un espacio de libre circu-

de ladrillo hueco o a medio revocar. Ya sin espacio, el barrio

lación. De pronto, todo parece convertirse en una fiesta de

crece para arriba. Como palomares humanos, en las moles

disfraces: ambos y camisolines celestes, rosas y rojos. Van

de cemento y ladrillo conviven por piso entre ocho y diez

llegando ambulancias. Comienzan a descargarse cajas. Tie-

familias que alquilan piezas de unos pocos metros cuadra-

nen bolsas esterilizadas con guantes, barbijos, hisopos y pe-

dos. En cada planta, la cocina es compartida por todos los

queños tubos de vidrio.

inquilinos. Y el baño, también.

Voces por todos lados.

El perfume de platos típicos bolivianos sale de las casas y se

Piden más distancia. Piden lavandina. Piden paciencia.

mezcla en el aire con el olor a desinfectante y a las aguas re-

Así comienzan, desde hace un mes, los operativos DetectAR

siduales. Rejas robustas pintadas de negro o blanco cubren

en el corazón del barrio 17 de Noviembre. Un equipo de

todas las puertas y ventanas. En los balcones, se exhibe la

60 trabajadores, entre médicos, enfermeros, promotores y

ropa tendida sobre sogas improvisadas. Muy pocos tienen

voluntarios, se instalan de lunes a viernes en una cancha de

macetas. No hay espacio para árboles en el barrio de hormi-

fútbol que casi no tiene pasto. Es el único lote sin edificar del

gón. Al costado de la cancha, sobreviven tres sauces lloro-

barrio. Para ingresar, tienen que tomar la “asfaltada” (una

nes. Entre el collage de colores, antenas de televisión y ten-

de las pocas calles en esa condición). Nace en el fondo del

didos eléctricos, se divisa un mural con un rostro. Muestra a

Mercado Central, entre medio de un basural. Un comedor a

un “pibe” que ya no está. Le decían “el chino”.

cielo abierto para animales y, también, para algunas (varias)

El desfile de vecinos con síntomas no da tregua. Así, co-

personas.

mienza el “show” de los hisopados. Una joven es la siguiente

Una doctora hace un nudo en el cuello y otro en la cintu-

en pasar a la carpa de control para completar su ficha epi-

ra de su bata rosa. Le llega hasta por debajo de la rodilla.

demiológica. Tiene dolor de garganta, pero el termómetro

Lleva puesto un barbijo de máxima seguridad. Se ajusta el

indica 36 grados. A diferencia de otros lugares, en el 17, se

gorro quirúrgico para que le cubra completamente el cabe-

testea, aunque las personas tengan un solo síntoma. En el

llo. Coloca bolsas de friselina sobre sus zapatillas. Acomoda

operativo, se han detectado hasta ochenta casos positivos

los dedos dentro de los dos pares superpuestos de guantes

en una semana y un simple dolor de cabeza o estómago

esterilizados. Escribe su apellido sobre un trozo de cinta de

puede significar una señal de alarma.

papel y lo corta con los dedos para pegarlo sobre su pecho.

Por la explosión de contagios, Villa Celina se ganó el título

Con los disfraces completos se torna imposible reconocerse

de zona roja en el territorio matancero. A pesar del aisla-

entre colegas. Los ojos son el único rasgo humano distin-

miento, la feria de la comunidad boliviana concentra, cada

guible, apenas, a través de unas antiparras que se asemejan

fin de semana, alrededor de veinte mil personas en la prin-

al snorkel de los buzos.

cipal avenida de la localidad. El 17 es actualmente su barrio

Según el último Registro Público Provincial de Villas y

más poblado. A principios de los noventa, fue uno de los

Asentamientos Precarios, en 'el 17' existen alrededor de tres

destinos predilectos de la ola migratoria en el conurbano


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bonaerense. Los recién llegados se de-

Una señora mayor se acerca con ver-

Por el DetectAR circulan de a centena-

dicaron mayormente a la construcción

güenza a las carpas sanitarias. No tiene

res. Muchos se acercan para testearse,

y a la confección de ropa.

síntomas. Tampoco para comer. Juan la

con síntomas de menor o mayor grave-

escucha. Le dice que no se preocupe.

dad. Otros lo hacen para pedir medica-

***

Que hoy le consiguen algo. Más tarde

mentos, pañales o ayuda con un trámi-

Juan se ajusta la máscara en la frente.

le acercará un bolsón de alimentos a su

te. Pero, también, comida.

Una vez más. Cada día, a las 7 de la

casa. En su celular guarda un registro

En el comedor de Juana, se estira la

mañana, es el primero en llegar con la

de los vecinos que necesitan asistencia.

olla para preparar más raciones. Ape-

llave del trailer en el que guardan los

En el 17 ya todos lo conocen. Lo sa-

nas alcanza para doscientas cincuen-

gazebos y parte del material necesario.

ludan e insisten en dar una mano con

ta personas. No quedan muchas más

Es una suerte de director técnico de los

algo. Así consiguió que un merendero y

puertas que golpear. La Delegación

operativos DetectAR. Con su grupo de

una casa de comidas del barrio contri-

permanece cerrada y la salita solo

voluntarios, se encarga de cada detalle

buyeran con las mesas y sillas necesa-

atiende emergencias.

del armado y la logística para que a las

rias para el operativo. Otro comercian-

En los cybers (así le siguen diciendo) se

9 los médicos puedan entrar en escena.

te aportó dos bidones con cinco litros

cobra desde 350 pesos por el servicio

Cuando le asignaron esa tarea, tuvo

de alcohol en gel. Y poco después, un

de sacar un turno en ANSES o en el re-

dudas, pero aceptó porque sabía que

vecino donó cinco mil tapabocas que

gistro civil. Abrir una cuenta de Gmail

nadie se ocuparía con la misma dedi-

había confeccionado en su taller. Cuando estaba armando los equipos de voluntarios, Juan descartó convocar a las mujeres que llevan adelante los comedores. Sabía que ellas están en continuo contacto con la gente y que, si se contagian, se cae el plato de comida para muchas familias.

sale 500 pesos y algo más de 700 cues-

cación y el mismo cariño que él siente por el 17 de Noviembre y la comunidad boliviana. La comunidad de sus padres. Juan no es médico, pero es, ante todo, un militante social. Su conocimiento sobre infecciones lo adquirió en los últimos meses de intenso trabajo en los barrios y en la lectura de artículos sobre el

recuerda las recomendaciones vigentes

Juana lleva más de cinco años como encargada del comedor “Nueva Celina” en el 17 de Noviembre, trabajando codo a codo con Juan. Cuando supo del operativo, dejó a una de sus compañeras a cargo del espacio y fue a la cancha del barrio con otros siete vecinos para ponerse a disposición. —Queremos estar, no lo vamos a discutir -dijo Juana mientras se envolvía

de aislamiento y protección.

con una bata celeste.

modelo sanitario cubano, al que admira. Las instrucciones de Juan a los voluntarios son claras: tomar la temperatura corporal y realizar el cuestionario para detectar contactos estrechos y cuadros compatibles con COVID. Si hay síntomas sospechosos, se los registra para ser testeados. En caso contrario, se les

ta un trámite online en la página web de migraciones. En el barrio no cotiza el dólar. Cotiza el teléfono de quien dé respuestas. *** —¡Cuídense! -piden médicos y voluntarios a los vecinos. Se los cruzan en las callecitas del 17 cuando salen a 'peinar' el barrio. Así le dicen al rastrillaje diario que realizan casa por casa. Van vestidos con mamelucos blancos hasta la cabeza, guantes y barbijos n95. Apuran el paso porque en invierno la tarde es muy corta. Recortes de tela, pedazos de chapas, piezas de metal y bolsones de arena decoran las escasas veredas de piedra y


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concreto. Unos metros más adelante,

***

El tiempo de alargue se termina. De a

tres nenes observan divertidos al ex-

Es viernes. Son las 15. Nadie tiene

poco, la fiesta de disfraces comienza a

céntrico grupo desde la reja de una

tiempo para mirar el reloj. Se supo-

desmontarse. Los gorros, guantes y ca-

ventana en un segundo piso. El equipo

ne que los operativos ya deberían ter-

misolines de colores se tiran en bolsas

carga con bolsones de alimentos y pro-

minar. Pero no es así. Hay días en los

de residuos patológicos. Los médicos

ductos de limpieza para entregarle a las

que los positivos alcanzan el cincuenta

se aplican una solución antiséptica en

familias aisladas.

por ciento sobre el total de los testeos.

manos y antebrazos, hasta los codos.

—¡No, por favor, no vengan hasta mi

Después de dos meses, los números co-

casa! ¡Si los vecinos se enteran que

mienzan a descender y el partido pare-

Como una herida de batalla, en la fren-

estoy enferma, me van a echar! -rue-

ce acercarse a un empate.

te de todo el equipo queda el vestigio

ga una voz femenina en un audio de

Un enfermero se detiene a tomar un

de soportar nueve horas la presión de

WhatsApp.

poco de agua del pico en una botella.

las máscaras de protección. Otra vez el

Muchos voluntarios se encuentran a

En la carpa, una médica revisa una caja

olor de la lavandina inunda el ambien-

familias llorando. Se quedaron sin nada

con muestras gratis de medicamentos.

te. Se enrollan carpas. Se apilan cajas

o tienen miedo de que los dejen en la

Busca uno para la presión arterial. Un

y sillas por todos lados. Se cargan los

calle. Una especie de pogrom al esti-

vecino no lo puede comprar. Amoxici-

tubos con las muestras en envases para

lo conurbano sólo por tener COVID-19.

lina y analgésicos son también pedidos

material viral. Los motores se encien-

Incluso, trabajadores de la construc-

con frecuencia. Ya no quedan promo-

den al tiempo que una melodía folcló-

ción y otros oficios no quieren dejar de

tores de salud en el 17. Uno de ellos se

rica boliviana se va haciendo cada vez

ir a la obra. Tienen que ganarse el jor-

contagió días atrás y debieron aislarse

más inaudible.

nal aunque tengan síntomas.

también sus cinco compañeros. Los vo-

El equipo se retira.

En las primeras semanas del operati-

luntarios se encargaron de reemplazar-

Hasta el lunes, el rival se queda en la

vo las personas testeadas eran llevadas

los después de una breve capacitación.

a un centro de aislamiento. Unos días después recibían los resultados que confirmaban si podían (o no) regresar a sus casas. Pero los centros explotaron rápidamente y hubo que cambiar de estrategia. A los pacientes con síntomas de gravedad se los traslada en ambulancia para su internación y mejor seguimiento. Cada regreso al barrio de un recuperado es celebrado en las carpas como un gol de último minuto.

cancha. ◆


14

por Florencia

CalviĂąo


15

L

a acorralan. La rodean. Queda sólo ella contra dos jugadores. Le arrojan cosas para paralizarla. No puede avanzar más. Son las seis de la tarde de un sábado en cuarentena y Suga comienza a transmitir en vivo. Rompe el silencio para saludar a la audiencia. Las luces de neón eclipsan la habitación. Ella tiene el comando del juego. Lleva un buzo color rosa y unos auriculares blancos que sobresalen sobre su pelo que se divide entre oscuro y rubioceniza. En los vidrios de sus anteojos aviadores se refleja la pantalla de la PC. Inicia la partida. A los 30 segundos ingresan dos oponentes aleatorios. Suga comienza a hablar a través del chat de voz. Pasarán solo dos minutos antes de que uno de los jugadores le pregunte si tiene novio. Comienza el juego. —Ey, ¿te gustan los chilenos? Identificaron su acento argentino. Suga lo mutea. Su personaje avanza en el combate. Se escuchan pasos detrás. La persiguen. Corre. Toma el control de su personaje por unos segundos. La alcanzan. Saca el arma, pero uno de ellos le bloquea el paso y llega su compañero. Vuelve a perder el control de la jugada. —¿Ahí ven? Ahí ven como dicen que ser mujer da lo mismo en el jueguito y que no importa –expone en voz alta frente a la audiencia. Suga tiene 25 años y es streamer. Sobrevivió al acoso en un combate virtual, pero la realidad supera la ficción. El escrache se convirtió en el arma de las mujeres gamers para visibilizar la violencia de género durante los juegos en línea. Aunque el 46 por ciento de las y los gamers en el mundo son mujeres, muchas jugadoras utilizan nicknames masculinos para ser aceptadas. La industria de los videojuegos, que factura más de 137 billones de dólares

al año, es uno de los pocos escenarios donde la violencia de género subsiste en todas sus formas: persecución, amenazas, acoso y muerte. Cuando Suga tenía 13 años jugaba a Imperium. En ese momento no transmitía en vivo, pero tenía un chat abierto. En su tag era un personaje varón. Su alias era Benton -como Levi Benton, el vocalista de la banda Miss May I-. Solo sus cuatro amigos sabían que era ella. El resto de la comunidad no. Hoy, realiza stream seis o siete horas diarias. Elige usar un seudónimo unisex para identificarse. Sin embargo, el chat de voz la expone. Como sucede en el juego, la vida de las mujeres gamers se convirtió en un campo de batalla. *** Si hoy le preguntaran por qué juega, él respondería que los videojuegos lo atrapan tanto como una película o un libro de ciencia ficción. Liam es un varón gamer de 25 años, de Zona Sur. No le interesan las comunidades de gamers, pero disfruta de los juegos en equipo. Como un método de mindfulness, jugar lo ayuda a tener una atención plena. Y como en un domingo de fútbol con los amigos, Liam arma los equipos y juega una o dos partidas diarias cuando llega a su casa después de trabajar. Cuando una mujer ingresa al Counter, lo nota. Todos los jugadores activos cambian de actitud. Algunos se inmolan por la presencia de una “dama”: dejan de decir groserías. Pero si no saben quién es ella, comienzan con las burlas. La ponen en el centro de la partida y la subestiman. Si realiza una mala jugada, se la excluye desde la postura clásica del micromachismo: —¿Por qué no vas a hacer otra cosa? Esto no es cosa de mujeres. A la mujer se la mira de reojo siempre.

Son las 20 horas de un día en cuarentena. Liam enciende la PC. Juega una partida de 15 o 20 minutos y antes de armar un equipo con sus amigos, invita a su mejor amiga Yani a sumarse. Ella accede. Siempre le gustaron los videojuegos, pero nunca había jugado en línea. Dos días después, ni Liam ni sus amigos están disponibles para jugar y decide entrar sola. Ingresa a un servidor de Brasil. Cuando Yani activa el chat de voz, comienzan a gritarle -insultos- en portugués. No entiende lo que dicen, pero sabe que se están riendo de ella. Nota el tono de burla. Los alaridos le llegan como zumbidos que nunca acaban. No logra posicionarse en el juego. Sabe que, en un juego de equipo, si no brindas información, no podés planificar una jugada. No hay coordinación. Si no te comunicas, perdés. Ella eligió perder. Esta experiencia fue el puntapié para que abandone definitivamente el Counter Strike. *** Capuchino en la mano. Son las cuatro de la tarde. Suga comienza su rutina de entrenamiento de 40 minutos antes de stremear. Practica jugadas. Entrena sus mecánicas con el mouse y el teclado. Como todos los días, busca perfeccionar la precisión. Es competitiva. Antes de salir en vivo, dedica tiempo a elegir la ropa y el maquillaje. Mantiene una paleta de colores: estridente y neón. Verla en streaming es como verla en su nave espacial. Te transporta a un episodio de Star Wars. Su energía cambia cuando sujeta el mouse. Se siente plena. Le gusta sentirse linda y atractiva: pero no quiere ser solo eso. Quiere ser inteligente y audaz. Quiere ser competitiva, como esas jugadoras que empiezan


16

a aparecer en los títulos de algunas de las empresas de tecnología más importantes del mundo -como Sony y Microsoft-. Hoy se pueden encontrar mujeres en primera línea con una participación significativa incluso entre los jugadores más destacados. Sin embargo, al momento de entrar en la escena competitiva, los hombres gamers sólo tienen que concentrarse en una cosa: jugar y jugar bien. El camino para ellas es más largo, incluye evitar sistemáticamente el acoso y el hostigamiento. Y no alcanza con llegar. María Creveling es trans. Su nombre de usuario es Remilia y fue la primera mujer en acceder al campeonato League of Legends Championship Series en 2015. Un año más tarde, se retiró por el acoso y los insultos transfóbicos que recibía. En competiciones online de deportes, conocidas como Esports, los hombres ocupan un 90 por ciento de las plazas para jugar y las mujeres solo el 10. Son eventos con gran popularidad mediática, que incluso se transmiten por televisión. Allí, los gamers más galardonados del mundo son asiáticos. Faker es uno de ellos. Es el mejor jugador de la historia de League of Legends. En 2013 ganó su primer campeonato del mundo y en el 2015 obtuvo el primer puesto. El premio fue de un millón de dólares. En Latinoamérica también se realizan los Esports. Se convierten en la pantalla del machismo en los videojuegos. Los equipos de las competiciones están integrados mayormente por hombres, -porque la industria de los videojuegos está controlada por varones-. El 23 de febrero de 2020 se realizó el Counter Strike sudamericano. Dos jugadores del plantel de CSGO de la liga 9z, Germán “Hellpa” Morath -entrenador del equipo principal- y Guillermo “Guishorro” Areco -el capitán-, abrieron el stream en Twitch:

—Yo estoy enamorado de Churra. La verdad es que Churra levantó bastante desde que llegó a Argentina... —Pasa que ustedes se enamoran porque juega al Counter, son unos hijos de puta. —…O porque tiene dos tetotas. Churra es una jugadora chilena. Los comentarios de los jugadores generaron repudio en las redes sociales, pero también en la comisión directiva. Morath y Areco fueron expulsados de la organización. *** Una mujer esbelta, con guantes y cola de caballo avanza sobre los terrenos del castillo. Camina -y por momentos corre- con una pisada desafiante. Sus movimientos en el piso se escuchan como ecos sobre la calzada de piedra. No le tiembla el pulso para saltar de techo en techo ni para disparar a dos pistolas. En la mansión de una familia aristócrata de Reino Unido vive Lara Croft. Buscar tesoros no lo considera un trabajo, para ella es un modo de vida. Así se muestra Lara: madura, inteligente y aventurera. Lara Croft es Tomb Raider, y no se comprende Tomb Raider sin Lara Croft. Es un hito en la industria de los videojuegos. En los años 90, los personajes femeninos eran princesas o roles secundarios en la trama: eran las rescatadas o un objeto de deseo. Cuando Tomb Raider fue lanzado en 1996 para consola y PC, Lara Croft nació como la versión femenina y erotizada de Indiana Jones -o de Prince of Persia-, una especie de muñeca con pechos triangulares, gatillo fácil y una vida repleta de tumbas antiguas y ruinas peligrosas en todo el mundo. Lara Croft tenía proporciones exageradas en su cuerpo, al borde de parecer una caricatura animada. La violencia de género se perpetúa desde adentro hacia afuera del juego. Los desarrolladores originales del videojuego aseguraron que su figura era

el resultado de las restricciones impuestas por las consolas de 32 bits. Debido a que el pelo largo era difícil de realizar en los primeros videojuegos para que se vea real, los creadores ampliaron los senos y las caderas para señalar que ella era una mujer. Hubo una diferencia en la forma en que el personaje estaba en el juego y la forma en que fue representada en la publicidad. Su diseño voluptuoso ayudó a vender los juegos. Aun así, Lara Croft significó una ruptura en la hegemonía de los personajes masculinos o animales personificados. Las niñas ya no querían ser princesas. En julio de 2020, las miradas femeninas apuntaron hacia Viper. Es uno de los personajes principales de Valorant, un videojuego de disparos multijugador desarrollado por Riot Games. Viper es una líder. Una química estadounidense que despliega varios artefactos venenosos para controlar el campo de batalla y afectar la visión de sus enemigos. Cuando Suga comenzó a jugar al Valorant, se sintió inspirada. Era la primera vez que veía la cara de una mujer al mando en un juego masivo. *** Lau activa el chat de voz. —Hello! —Oh, tenemos una chica en el equipo. —¿Por qué dices eso? ¿crees que eres mejor? —Sí. Hoy, Black y Lau son una misma persona. 20 segundos después del comienzo de la partida, Black intenta dominar la situación del juego mientras Lau se camufla detrás de la pantalla y toma el control del chat de voz. —He matado más que tú -remata ella. —No importa, perderemos de todas formas. Black realiza un movimiento clásico del Counter Strike para obtener una vista rápida del ángulo sin exponerse al enemigo.


—¿Puedes parar de hacer peeking? DEJA DE HABLAR Y PARA DE HACER ESE MOVIMIENTO, PUTA. Black utilizó el alias de Lau por dos partidas. Mientras él jugaba, ella hablaba con el equipo a través del chat de voz. Formaron parte de la campaña “My game, my name” realizada por Movistar España en 2019. El objetivo era que los gamers sientan en primera persona lo que padecen ellas cuando juegan. Sea a través de insultos o persecuciones, el resultado es el mismo: las mujeres que juegan se convierten en intrusas. Cuatro años antes, el Washington Post y la BBC realizaban un estudio que afirmaba que los hombres que acosan a las mujeres en línea son, literalmente, perdedores. Los especialistas mostraban que, sin importar su nivel de habilidad o cómo resulte el juego, los hombres tienden a ser muy cordiales entre sí. Sin embargo, los jugadores masculinos que tienen menos habilidades utilizan comentarios ofensivos como un arma para desestabilizar a las competidoras mujeres.

También en Latinoamérica hay estudios sobre gaming y sexismo. Muestran que el 50 por ciento de las jugadoras superan a los hombres en juegos de estrategia y puzzles. Es tan clara la existencia de representación femenina en los juegos, como la necesidad de replantear los roles que a ellas se les asignan. *** Cuando Suga juega con sus amigos, lleva joggins. Deja las luces apagadas. Se siente en un ambiente tranquilo y ameno. En el stream, todo es más estridente. Es una puesta en escena que disfruta. Cuando pasó de la adolescencia a la adultez, su mayor miedo era tener que reducir sus horas de juego. Había llegado el momento de elegir entre trabajar o estudiar una carrera. En ese momento, Suga no evaluó una carrera vinculada al gaming y el motivo es claro: las mujeres no se sienten identificadas con el mundo de los videojuegos. Ya sea porque tienen un lugar marginal, o se ven como objetos hipersexualizados, o encuentran narrativas que no las representan.

La poca participación de las mujeres en el universo tecnológico trae como consecuencia que menos mujeres jueguen. Pero también, que menos mujeres estén en la cuna del desarrollo de los videojuegos -de manera que sean ellas las que decidan cuán anchas tienen que ser las caderas de las próximas Lara Croft-. En Argentina, sólo 3 de cada 10 estudiantes de carreras en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática que se registran en universidades públicas y privadas son mujeres. Pero algunas reacias -como las amigas de Suga- desafían las estadísticas. Eligieron estudiar carreras de tecnología y representar estos espacios. Decidieron formar parte de la próxima generación de programadoras y diseñadoras. Mientras que Suga logró hacer de los juegos, que es lo que más ama, su trabajo. Logró que 7 de las 24 horas del día puedan ser horas de juego. Deja el café sin terminar a un costado y se acomoda en la silla. Allí, sentada frente a su PC -desde su nave- decide exponer que detrás de ese alias hay una jugadora. Hay una mujer. Y su nombre es Suga. ◆

17


18

por

MarĂ­a L aura Carabajal

PARAR

LA MANO

El trabajo de mujeres que se ocupan de evitar la violencia masculina


19

—D

octora

usted

Al llegar a la oficina, sus compañe-

La situación casi siempre es la misma.

sabe que no lo

ras están comentando el caso. Una

Stella se acerca a la puerta. Un hombre

podemos de-

mujer menos, un femicidio más. Las

espera del otro lado con el oficio judi-

tener a menos

movilizaciones y el trabajo diario no

cial entre sus manos, luego de haber

que haya flagrancia.

alcanzan.

sido denunciado por su expareja. Con

—La flagrancia está comprobada. Te-

El nombre de la víctima les resulta fa-

un tono de forzada amabilidad saluda

nemos el registro de todas las veces

miliar. Deciden buscar entre los lega-

y, bajando la mirada, pide permiso an-

que lo llamaron porque detectaron que

jos. Ahí está. Pero hay otro nombre

tes de entrar.

violó la perimetral.

conocido. Brian Aguirre. Al cometer el

Stella y Patricia son trabajadoras socia-

—Y pasa que el hombre tiene derecho a

crimen, escapó por la ventana. Como

les y, desde 2017, coordinan grupos de

seguir con su vida.

símbolo de impunidad arrojó, a pocos

varones con comportamientos violentos.

—El hombre tiene varias denuncias por

metros, la tobillera electrónica que lle-

Cada viernes la escena se repite: reciben

violencia contra exparejas. Está in-

vaba puesta. La mujer asesinada era

a un hombre y dan comienzo a la entre-

cumpliendo una medida de restricción

quien atendía el teléfono cada vez que

vista de admisión. Los intercambios son

de acercamiento. Ustedes no están ha-

Brian incumplía la restricción de acer-

largos y pausados. Buscan generar aque-

ciendo nada.

camiento de su ex pareja.

llo que los especialistas llaman “deman-

—Doctora, usted quédese tranquila que

Giselle había denunciado a su ex no-

da subjetiva”, es decir, fomentar en ellos

el señor no es tonto.

vio un año atrás. El caso se había ce-

mismos el deseo de cambiar.

Brian pasaba todos los días por la puer-

rrado porque no hubo más situaciones

Menos del 3% llega al grupo por su

ta de la casa de su expareja. Hacía ges-

de violencia. No lo supieron hasta ese

propia voluntad. Tampoco en esos ca-

tos intimidantes y de burla. Se miraba

momento: había terminado una rela-

sos existe un replanteo de la violencia

la tobillera. Cuando el servicio peniten-

ción violenta para comenzar otra.

que ejercieron. Van por presión de su

ciario detectaba que estaba cerca del

“El señor no es tonto”. Gala se lo ha-

pareja o por miedo a perder a su fa-

domicilio lo llamaban por teléfono. Al-

bía advertido. Ella creía que esos hom-

milia. Incluso, en esos casos, la actitud

gunas veces respondía que estaba yen-

bres no podían cambiar. Pero, conocer

más común es la victimización. No hay

do a un nuevo empleo. Otras, atendía

a Stellita le permitió entender algo. Tal

arrepentimiento. La culpa siempre es

Giselle, su nueva pareja. Decía que es-

vez exista una posibilidad.

de la mujer.

taba con ella.

“Le juro que no la toqué”, “yo no le

Gala es abogada. Trabaja para la Direc-

hice nada” y “lo que pasa es que ella

ción de Género de San Martín asistien-

***

es una puta” son algunas de las frases

do y asesorando a las víctimas. Recuer-

—¡Es una trola! Le doy todo y ella me

más escuchadas en esa oficina. Siem-

da el hartazgo de la mujer, su deseo de

engaña.

pre enojados con la mujer que los de-

llevar una vida normal sin miedo a esos

—¿Y usted por qué elige estar en pareja

nunció. Con el correr de las entrevistas

"encuentros casuales". Por eso, deci-

con una mujer así?

empiezan a soltarse y el relato se vuel-

dieron acercarse a la fiscalía para pedir

Mientras una anota, la otra observa.

ve más verídico.

la detención del agresor.

Cuando una pregunta, la otra se man-

—Ella llegó re tarde. Después vi que se

tiene atenta a las reacciones, a lo ges-

estaba mensajeando con alguien. Le dije

***

tual. El hombre responde. No está ahí

que me muestre el teléfono y no quiso.

Gala enciende la radio camino al trabajo.

por voluntad propia. Es uno de los tan-

Seguro que se está viendo con alguno.

—Una mujer de 27 años fue estrangu-

tos que, obligados por la justicia, lle-

—¿Que esté mandando mensajes signi-

lada por su pareja en un hotel aloja-

ga a la oficina de asistencia para varo-

miento en el partido de Tres de Febrero.

nes con comportamientos violentos de

Se estremece.

la Dirección de Políticas de Género de

fica que se está viendo con alguien? —¿Y si no, por qué no me quiso mostrar? —Tal vez porque el celular es de ella y no suyo, ¿no le parece?

San Miguel.


20

—Pero ella sabe que me molesta. Me provocó hasta que me sacó y, bueno, le terminé levantando la mano. —¿Qué es para usted “levantar la mano”? Porque levantar la mano no es lo mismo que golpear. Silencio es la respuesta. Así comienza el camino. De eso se trata. Transformar a los hombres violentos para ayudar a las mujeres. Todos tardan en reconocer el problema. De 400 que llegan al servicio, solo 10 se quedan participando de los grupos cuando ya cumplieron sus obligaciones

do era niño. Es fundamental que sea

todas las cosas que hacen las mujeres.

él mismo quien elija al compañero que

Los gestos de suficiencia cambian. Se

será su “yo auxiliar” para que se sienta

abre paso a la reflexión.

identificado. Así, empieza a hablar de

Según datos del Programa, el 80 por

su niñez, de la relación con su padre y

ciento logra cambiar su comporta-

de cómo se sentía. Finalmente, le pre-

miento. Sin embargo, 35% sigue come-

guntan qué le diría a ese niño. El adul-

tiendo delitos a la integridad física de

to va directamente a consolarlo.

las mujeres. El trabajo continúa.

—Quedate tranquilo, vas a estar bien.

Todos los viernes hay dos grupos de

Somos fuertes. Lo vamos a superar.

varones. A la mañana, aquellos que

Una de las técnicas más utilizadas es

asisten hace unos pocos meses. A la

el psicodrama. Consiste en que repre-

tarde, los que ya llevan más de un año.

senten en grupo, como si se tratara de

Las reuniones duran dos horas y no su-

judiciales.

una obra de teatro, situaciones relacio-

peran los 15 miembros.

nadas con sus conflictos. Los movili*** —¿Cómo te sentís hoy? —¡Mal! Desde que me fui de mi casa me siento solo. Estoy angustiado todo el tiempo. Todo ese tema de la perimetral me pegó re mal. —¿Querés prestar escena? —Sí —Contanos… ¿Cómo es esa angustia? ¿en qué parte del cuerpo sentís que está alojada? ¿Te pesa? —Sí, la siento acá todo el tiempo -se señala el pecho. —¿Recordás si en algún otro momento de tu vida te sentiste de esta forma? Respira profundo. Está nervioso. Se lleva las manos a la cara. Mira al techo en actitud pensativa. —Sí, cuando tenía 8 años. Mi papá me llevó a vivir con otra familia Le piden que busque entre sus pares a alguno que pueda actuar de él cuan-

za más que el discurso. El objetivo es

***

que tomen conciencia. Ayudarlos en el

Habitación pequeña. Una repisa con li-

proceso.

bros, un escritorio, una computadora

Al final, llega el momento de la puesta

y un pequeño sillón. El mate, aunque

en común. Cada uno cuenta a dónde lo

ahora individual, es lo único que no

transportó esa escena y eso se convier-

cambió durante la pandemia. Hoy, la

te en disparador de temas diversos, en

casa de Stella se convirtió en el nuevo

su mayoría vinculados a las infancias y

consultorio virtual. Allí, se encuentra

a la actualidad con sus hijxs.

con su compañera.

Pasa el primer encuentro. Viene el si-

Hace algunos meses comenzaron los

guiente. Se sientan. Adelante hay una

encuentros whatsapperos. La videolla-

pizarra. Uno de ellos pasa al frente.

mada no era una opción. Muchos va-

Toma un marcador. Escribe: “traba-

rones conviven con sus parejas o hijxs

jar, lavar el auto, hacer el asado”. Esas

y no disponen de un espacio con co-

son las actividades de los varones. To-

nexión para poder hablar sin que nadie

dos asienten. Hace una línea de arriba

escuche. El WhatsApp les da la posibi-

abajo. Del otro lado: “limpiar, cocinar,

lidad de escribir, leer mensajes o grabar

cuidar a los chicos”. Todos de acuerdo.

un audio sin ser escuchados por su fa-

Pero, los verbos se empiezan a acumu-

milia. Decidieron implementar los gru-

lar a medida que les piden que piensen

pos respetando los días y horarios de


El ejercicio busca que tomen conciencia

Vicente vive en San Miguel con su pa-

de todo su cuerpo. Tienen que llegar a

reja. La Justicia le pone una perimetral.

relajarse de los pies a la cabeza. Paso

Decide mudarse a Quilmes. El barrio de

previo a expresar mejor sus emociones.

su infancia. Lo obligan a sumarse a los

—Ahora despacio abran los ojos. Pueden

encuentros. Tiene que viajar una hora y

sentirse en el aquí y ahora. Si les parece

media todos los viernes para participar

bien podemos empezar. ¿Cómo están?

de algo que no quiere. Tiene 50 y largos. Con el tiempo consigue trabajo cerca

***

de su nuevo domicilio. Las ganas de

Darío tiene denuncias por maltrato psi-

romper la perimetral se van esfuman-

los encuentros presenciales. El objetivo

cológico y agresiones físicas severas.

do. Siempre es puntual y muy partici-

es ofrecerles, al menos, un acompaña-

Los informes dicen que tiene un perfil

pativo. Sorprende en los encuentros

miento hasta que se pueda retomar la

psicológico mixto, entre cíclico y psi-

por su personalidad reflexiva. Es muy

modalidad habitual.

copático. En las primeras entrevistas

observador. Analítico. Se comprome-

Primer encuentro virtual. Desde antes

muestra mucha resistencia. Actitud de

te cada vez más con el grupo. Ayuda

del horario acordado, los celulares co-

negación. Agresividad en sus respues-

a evaluar y encontrar soluciones a los

mienzan a sonar. Empiezan a hablar.

tas. Difícil revertirlo.

problemas de sus compañeros. Todos

Con ganas. Quieren contar lo que les pasa. Se quieren encontrar. Entrar en confianza otra vez. Segundo encuentro virtual. Audio de varios minutos. Desafío: encontrar un lugar sin presencia familiar. Ya están solos. En silencio. Una voz muy calma los va guiando. —Ahora que están cómodos es importante que estén sentados. Apoyen los pies en la tierra, las manos sobre la falda con las palmas hacia arriba. Algunos están en sus autos. Se lo dicen a las coordinadoras. El único lugar tranquilo y privado.

Pasan los días. Sigue egocéntrico. Manipulador. Empatía cero. Stella y Patricia empiezan a considerar la posibilidad de derivarlo. Pero deciden probar una vez más. Siguen los encuentros. Se empieza a comunicar con otros miembros del grupo. Se suma a los habituales asados de la tarde. Primero, no participa en las actividades. Luego, sí. Lentamente. Ve que muchos de sus compañeros lo hacen. Eso alienta a Stella y Patricia. Algo cambia. Darío empieza a hablar. De repente, casi sin darse cuenta. Ya no se queja

lo escuchan. Dice sentirse bien con eso. Durante dos años, Vicente no falta a un solo encuentro. Igual que Darío la obligación judicial ya no existe. Reconoce su propia violencia. Se da cuenta que siempre fue violento. Con su ex pareja, pero también con su primera esposa y con sus hijas. Sus propios demonios se empiezan a exorcizar. Pero sabe que es una tarea de toda la vida. Cuando decide dejar el grupo, lo hace para empezar a estudiar abogacía. Stella y Patricia estuvieron de acuerdo y apoyaron su nuevo proyecto.

de las actividades. Hasta se suma a

—Respiren hondo. Cierren los ojos.

la relajación. Empieza a escuchar.

Prácticamente no existen estadísticas

Lentamente, concéntrense en la res-

También, lo escuchan a él. Cada vez

sobre los hombres que ejercieron vio-

piración, en cómo el aire entra y sale.

está más activo. Ahora hasta les reclama

lencia de género en Argentina. A pesar

Sientan cada parte de su cuerpo.

a las coordinadoras que se sumen a

de los relatos esperanzadores, los re-

De manera suave y pausada, Stella los

los asados. Stella y Patricia valoran

sultados se evalúan a largo plazo. De

sigue guiando en la relajación. Llegan

el vínculo. El grupo se hace fuerte.

10 a 15 años para saber cómo sigue su

muchos mensajes al grupo.

Comparten lo que pasa adentro y, de a

vida. Esa es la verdadera manera de co-

—Sientan dónde están apoyados sus

poco, lo de afuera.

nocer el impacto del trabajo.

pies. Piensen en cómo son sus pies.

Desde hace mucho tiempo no fal-

Hay una delgada línea entre la empa-

Piensen que esos pies sostienen todo el

ta ni un solo día a los encuentros. Su

tía y la necesidad de no perder de vista

cuerpo. Vayan subiendo despacio por

participación es muy activa. Inclu-

que quienes están ahí son potenciales

las pantorrillas. Después por las rodi-

so, hoy, en plena pandemia, es uno

femicidas. Así se trabaja con varones

llas. Piensen cuánto les sirve cada par-

de los más fervientes whatsapperos.

violentos. Al menos, ese es el camino

te de su cuerpo.

Ya no tiene obligación de la Justicia

que transitan Stella y Patricia. Invisible

y sigue estando después de dos años.

para gran parte de la sociedad. ◆

21


22

por

MartĂ­n Leandro Carbone


23 Al histórico cartel de El Palomar, que se puede ver a bordo del Tren San Martín, le faltan la letra P, la O y la M. No quiere que le falte su aeropuerto.

Ú

nicamente Aerolíneas Argentinas y LATAM to-

se llenan los casilleros, como cuando años atrás entró a Fly-

man empleados, pero sucede cada muerte de

Bondi. Su currículum viaja por la red. Se renuevan las espe-

obispo. FlyBondi ya tiene su plantel completo.

ranzas de despegar. Otra vez.

No hay lugar para ella. Rocío V es tripulante de

cabina y vive a cinco cuadras del Aeropuerto El Palomar. Se

***

dirige hacia la defensoría del consumidor para la quinta de

El 182 siempre está por venir. Nunca llega. Rocío V. había

las audiencias que, como abogada de Despegar, tiene con

experimentado esa demora toda su secundaria cuando iba

una agencia de turismo.

al Colegio Loreto. Muchas veces, el remis Sol terminaba

Avenida Julio Argentino Roca 651. Diagonal Sur para los co-

siendo la mejor opción. Esta no sería la excepción. Son po-

nocidos. Edificio del Ministerio de Producción de la Nación.

cas cuadras. El uniforme de tripulante, tacos altos, la carry

A casi 500 metros de la Pirámide de Mayo. El lugar perfecto.

on y los nervios de una primera vez no son la combina-

El ruido del afuera se encuentra con las charlas del adentro.

ción perfecta para caminar. Hay que llegar al Aeropuerto en

Cara a cara está Rocío V. y su contraparte, un licenciado en

tiempo y forma.

turismo. Hay buena onda.

El remis la deja sobre la plazoleta al costado de lo que otrora

—Me dijiste que eras de El Palomar ¿no?

fue un cruce de vías. Ahora es el camino a través de un tú-

—Si. Soy de Palomar. Cerca de la base aérea.

nel. Solo transitan los colectivos. Pero se puede llegar a pie

—¡Qué bueno! Creció mucho la zona con el aeropuerto.

desde la estación. Lo llaman 'el corredor'.

Ahora que se les sumó Jet Smart va a tener mucho más movimiento.

Es 11 de abril de 2019 y ayer estuvo el presidente Mauricio

Una hora veinte después está en su casa otra vez. Tirada

Macri. Presentó el vuelo inaugural rumbo a Mendoza de

en la cama. Espera que se caliente el agua para el mate. La

Smart Jet, la nueva integrante del plantel de low cost. Se

compu está abierta. Los dedos teclean con rapidez mientras

suma al Aeropuerto El Palomar. El plan de vuelos del mes


24

indica que hoy uno de los cuatro Airbus A320 tiene que

Air Force One en el aeropuerto de Ezeiza. Será la séptima

cruzar la cordillera de Los Andes para llegar a Santiago de

visita de un Mr. President a suelo argentino. Esta vez, la

Chile y, luego, volver. Así se manejan estas aerolíneas.

ocasión es el G-20. Es una especie de juntada entre manda-

Un pasillo, al aire libre, hace de ingreso a la terminal. Allí

tarios. No invitarán a ninguna de las 59.031 personas que

circulan algunas de las 170 personas que se subirán al vue-

esperan afuera. ¡Of course!

lo de Rocío V. Otras arman fila para comprar en la Brioche

La calle Derqui, una de las pocas que conecta al Aeropuerto

Dorée, un local gastronómico de origen francés. Su nombre

con el acceso Oeste, se refaccionó para tal evento. Tiene su

le otorga el derecho a cobrar un sándwich y una gaseosa a

tráfico habitual como si no supiera lo que va a ocurrir. De

tan solo $240.

repente, las luces de los frenos de los autos se encienden

Mientras tanto, Rocío V. espera frente a un ventanal hasta

como árbol de navidad. Suena algún que otro bocinazo. Na-

que le den el OK. Tiene que dirigirse a la aeronave con parte

die informa a los conductores qué sucede.

de la tripulación. Allí observa la torre de control y las obras

10:00 de la mañana. Este mismo martes llegan al Aeropuer-

de lo que será la nueva terminal de EPA, siglas en inglés de

to de El Palomar tres helicópteros y dos Boeing C-17 de la

“El Palomar Airport”. Años atrás eran hangares donde des-

Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Ahí viaja la seguridad

cansaban y se reparaban decenas de aviones militares. Cada 10 de agosto desfilaban por el cielo palomarense en el acto conmemorativo de la Fuerza Aérea. Las recomendaciones del capitán se escuchan en inglés y en castellano. El total de los pasajeros a bordo son de habla hispana. Rocío V. ejemplifica la correcta colocación del cinturón de seguridad para cuando llegue el momento en que el capitán encienda la luz. Las luces se encienden al despegue y arribo de la aeronave, pero también cuando hay turbulencias. A la par, el avión se desplaza por la pista hacia su cabecera norte. Deja atrás a los Hércules y a los Tango, los mismos que Rocío V. veía pasar desde su casa. *** Es martes 27 de noviembre de 2018. Faltan dos días y algunas horas para que Donald Trump y su comitiva aterricen el

privada de la Casa Blanca junto a las dos limusinas Cadillac. Se esforzaron mucho en nombrarlas Cadillac One y Cadillac Two. También hay seis Chevrolet. Tienen todo el armamento para los escoltas y equipos para interferir comunicaciones. Esa especial comitiva debe trasladarse a Ezeiza. Los Cadillac de 8 toneladas de peso, con ventanas de 6 pulgadas de espesor, resisten explosiones y ataques con armas de guerra. Tienen que salir del Aeropuerto para cruzar la “vía muerta”. Así la llaman los vecinos. Aún hoy pasa el tren de carga que va desde Retiro hasta el Parque Industrial La Cantábrica solo dos veces por día.

“The Beasts”, como se conocen a estos vehículos, doblan en Derqui para seguir su travesía por El Palomar. Causan conmoción entre los conductores allí detenidos y en los pocos vecinos que se acercan a filmar el momento. Todos aprecian el andar de estas máquinas. El ruido de las sirenas policiales es cada vez más ensordecedor.


El barrio puede vanagloriarse de tener al Mr President. Poco

Tiene 31 años. Se cansó de acumular negativas en las esca-

tiempo atrás, reclamaba por la inseguridad. Ahora, gracias al

sas entrevistas laborales. No está fácil el rubro de la avia-

Aeropuerto, tiene en sus calles a la fuerza de seguridad nor-

ción comercial. Menos en plena pandemia. Hace un tiempo,

teamericana. A su lado, lo sigue como escolta un patrullero

había encontrado en FlyBondi la posibilidad de vivir por los

de la Policía Bonaerense, a bordo de una Volkswagen Suran.

aires. Es jefa de cabina. El Coronavirus la puso otra vez en tierra. Ya no tiene su oficina en un Boeing 737. Hasta nue-

***

vo aviso.

El aire de El Palomar es todo ruido desde la llegada de la

Rocío P. tiene incertidumbre. No sabe si las low cost segui-

aviación comercial. En tierra aparecieron los reclamos y las

rán en el país. Ahora, está en la marcha, acompañada por su

protestas.

esposo y su vientre prominente. Su hija conocerá el mundo

En casas cercanas los decibeles superan los 70. Así lo esta-

en 90 días. Está al frente del reclamo, a pesar de su licencia

blece un estudio realizado por especialistas de la carrera de

por maternidad y las recomendaciones médicas.

Ingeniería en Sonido de la Universidad Nacional de Tres de

“Volver a volar”. “El Palomar es nuestra casa”. Algunos car-

Febrero. Incluso, a más de 10 kilómetros, se superan los 55

teles escritos a mano. Son sus compañeras. Las mismas que

decibeles. Sería como soportar todo el día una conversación

se habían alegrado de la noticia del embarazo. Miden el paso

a los gritos o el tráfico intenso de una metrópoli. La Organi-

del tiempo con el crecimiento de su panza. Saben que pa-

zación Mundial de la Salud considera los 50 decibeles como

saron seis meses. Momentos en los que el COVID-19 no era

el límite superior deseable. Así de fuerte es el estrepitoso en-

moneda corriente. Hoy solo se limitan a demostrar afecto

cendido de las turbinas y el consecuente despegue.

con codazos y sonrisas que se pueden leer en sus ojos.

No obstante, la ANAC argumenta que el 73% de las medi-

—Beso a Beso. Me enamoré de ti.

ciones de sonido no superan los límites aptos para el buen

Empieza la filarmónica popular. Dos bombos y un redoblan-

descanso de los vecinos. El 27% restante corresponden a

te. Dos trompetas.

actividades ajenas al aeropuerto. La jueza federal Martina

—Beso a Beso. A quererte yo aprendí.

Forns piensa diferente y exige la intervención del Organismo

Se sigue escuchando.

Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos y un plazo

Con la musicalización de fondo, la marcha continúa.

de medición mayor a 9 días. La misma Forns que aprobó la

Un trípode y un celular apuntan a la integridad de Rocío P.

llegada de la aviación comercial a El Palomar en 2017.

Todos los trabajadores del Aeropuerto se acercan para salir en cámara. Se preparan para tomarse una foto. Horas más

*** Banderas argentinas flamean mezcladas con colores amarillo, azul, rojo y blanco. Como si hinchas de River y Boca compartiesen un colectivo con las ventanas abiertas. Resuena en el ambiente el grito “Queremos trabajar”. Una y otra vez. Un grito interrumpido, primero, por el paso del tren y del colectivo 182. Luego, por la música del himno nacional. A 18 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. Para llegar, hay que seguir la ruta del agite, en el oeste del Conurbano Bonaerense. Alrededor de quinientas personas se agrupan en la intersección de las calles Teniente Aviador Benjamín Matienzo e Itacumbú. Empleados de low cost, que operan en el país, visten uniformes que no utilizan hace 5 meses. Quieren defender sus puestos de trabajo. Entre ellos, Rocío P. lleva su boca cubierta de un barbijo gris que combina con su vestimenta. Sólo se descubre para hablar ante los micrófonos y cámaras que aparecen. Repite sin cesar que son más de 10 mil familias las que sufren por el cierre.

tarde, se publicará en los portales de noticias. ◆

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26

por

Gonzalo Cepeda

LOS CORONA en la boca del lobo La aventura de un grupo de voluntarios desde adentro


En los pasillos del barrio el distanciamiento social es una utopía, una palabra de moda y nada más. De un pasillo se pasa a otro, más angosto que el anterior. Surge la sensación de estar caminando por laberintos infinitos.

—B

ueno, les voy a ser bien directo. Ustedes van a salir a la cancha, a tocarle la puerta al virus. Van a meterse en la boca del lobo. El que no quiera hacerlo dígamelo ahora. Después no quiero quejas. ¿Alguien tiene algún problema? La luz blanca ilumina toda la oficina del Ministerio. Está impoluta como el resto del nuevo edificio. Manteniendo la distancia entre ellos, se encuentran cuatro muchachos que no contestan nada. Solo asienten con la cabeza. Gustavo, quien acaba de hablar, les cuenta lo que pretende de ellos, para qué están ahí. Su rostro serio y la gran altura parecen intimidar a los chicos. Lo escuchan con atención. El camino para convertirse en un “corona” tendrá sus pasos a seguir. Primero, hay que meterse en uno de los barrios más vulnerables de la Ciudad de Buenos Aires. La “boca del lobo” como dice Gustavo. Segundo, tener todos los sentidos bien abiertos para detectar algo más que el virus. Tercero, y mucho más importante, aceptar que durante unas semanas todo puede ser posible. La entrevista es para un puesto de dos a tres meses en uno de los Ministerios con mayor peso en la Ciudad. El horario es de 9 a 16. Se comienza cuanto antes. Un “corona” tiene que cumplir con ciertas características. En primer lugar, ser un joven desempleado con la imperiosa necesidad de trabajar. Tener fuerza y temperamento para resistir las tareas diarias y los cambios vertiginosos que se dan en el barrio La Carbonilla. En segundo lugar, debe poner en riesgo su cuerpo y, sobre todo, su salud en pos de ayudar a los vecinos del barrio en medio de una pandemia. Hay que adentrarse por los angostos pasillos de asentamientos precarios, repartir bolsones de comida y visitar las casas de aquellas personas que hayan tenido contacto estrecho con algún infectado. Estar, literalmente, golpeándole la puerta al virus que tiene en vilo a todo el mundo. De lunes a sábado, casi 8 horas por día. Ser un “corona” no es un trabajo para cualquiera. Gustavo lo deja bien en claro desde el principio.

Son las 09:00 de la mañana. A pesar de ser otoño el sol pega como en diciembre. Una Trafic blanca del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires deja a varios voluntarios en una de las entradas que tiene La Carbonilla. Se siente el olor a chipá. Todos quedan sorprendidos por lo chico y alto que es el barrio. El asentamiento está ubicado sobre los terrenos ferroviarios, al lado de la estación Paternal del tren San Martín. Son solo cuatro cuadras. El último censo señaló que había 500 habitantes. Hoy, diez años después, se calcula que hay más de 4 mil personas. Luego de unos minutos aparece un tal “Patota”. Es un hombre moreno de casi dos metros, con panza prominente. Guía a todos para que se pongan los elementos de protección. Mameluco blanco, máscara, barbijo y guantes descartables. Patota, con su estilo de barra brava, lleva sus dedos a la boca y llama a los médicos de un chiflido. Les presenta a los nuevos voluntarios mientras reparte varias hojas con las tareas a realizar. El grupo, que está bajo su control –como casi todo-, se compone de seis personas. Dos de una unidad de gestión, dos del Ministerio y dos voluntarios del barrio que rotan dependiendo del día. Los de la unidad se encargan de distribuir los bolsones con elementos de limpieza y alimentos. Por su parte, los chicos del Ministerio tienen que acompañar a los profesionales a las casas de aquellas personas sospechosas de Coronavirus. Después de hacer base en la Escuela República de Ecuador, ubicada en la calle Espinoza al 2.255, los médicos y voluntarios se disponen a comenzar con la recorrida diaria. Apenas ingresan a uno de los pasillos del barrio, una oleada de gritos les da la bienvenida. —¡Ahí vienen los corona! ¡Guarden todo! ¡Los corona! El pibe que hace de campana grita desaforado. Todos corren. En pocos segundos, los “vendedores” guardan todo ante la aparición de los mamelucos. Las bolsitas blancas quedan escondidas en dos lugares estratégicos: dentro de los barbijos que llevan puestos y en los revoques de las paredes.

***

***

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En La Carbonilla, las casas se elevan unas sobre otras como si fueran jengas. La luz del sol no entra. El poco cielo visible está cubierto por cables negros que se enredan entre sí. También están las nuevas obras de elevación del tren San Martín que, para colmo, provocaron un desfile de ratas por el asentamiento. En los pasillos del barrio, el distanciamiento social es una utopía. De un pasillo se pasa a otro, más angosto que el anterior. Son laberintos infinitos. Los médicos y voluntarios tienen que caminar uno detrás de otro, en fila india, mientras buscan los domicilios que están anotados en una pequeña planilla. Una vecina los interrumpe. —¿Por qué no me llevaron con el resto de mi familia? Por favor, háganme el hisopado así estoy con ellos. No quiero estar acá sola. Por favor, se los pido. ¡Llévenme! —Quédese tranquila señora, necesitamos tomarle la temperatura, por favor. —¡Quiero estar con mi familia, se los suplico! —Si quiere la podemos hisopar, pero debe quedarse acá aislada unos días

más. Nosotros vamos a venir todos los días para ver cómo está. Los chicos le van a dejar comida. —¿Mi familia cómo está? —Están junto a otros contagiados. Quédese tranquila porque están bien, fuera de peligro. Todo va a salir bien. ¡Créame! *** Sabina Olmos es un local político de La Carbonilla. Afuera está ploteado completamente de amarillo, con el logo del PRO. Pero, una vez adentro, las paredes muestran con orgullo varios cuadros de Evita y Perón. Desde 2007, las lealtades cambiaron. En la actualidad, el local cumple la función de una base estratégica, donde los distintos actores del barrio discuten los pasos a seguir. Hay una reunión. Los invitados: voluntarios de la Unidad de Gestión, algunos médicos y el jefe del CESAC (Centro de Salud porteño). También “punteros” y “comuneros”. No discuten sobre salud pública. Por lo bajo, se pelean para ver quien recibe más bolsones de alimentos y por otros beneficios. Tratan de no elevar la voz. Con el paso de los minutos,

la charla se transforma en un bullicio molesto. —La semana pasada te quedaste con tres bolsas de más vos. Siempre lo mismo, la puta que te parió. —No hables boludeces, que acá se arregla todo de palabra, eh. La repartija se acordó entre todos. —Yo hablo lo que quiero. Ya estoy cansado de que me tomen de boludo. La discusión termina con un grito seco de Patota. Estaba a un costado escuchando con atención. No hay absolutamente nada en el barrio que no pase bajo su órbita. Desde la entrega de alimentos, el manejo de los voluntarios hasta favores a distintos punteros que después estarán en deuda. Y nadie quiere estar en deuda con Patota. Con su cuerpo de patovica le basta una mirada fija para imponer respeto. *** Mediodía. Llegan unos fotógrafos de Clarín. El objetivo es sencillo. Conseguir algún vecino que se preste para unas fotos junto a los voluntarios del Ministerio.


El problema es que nadie quiere mostrar su rostro para la escena que están montando los periodistas. Los gritos e insultos no se hacen esperar cuando un político pisa las calles de La Carbonilla. Patota, además de convencer a los vecinos para que se dejen sacar unas fotos, tiene que calmar a los dealers. Los muchachos no están muy contentos con la presencia de la prensa a metros de donde ellos hacen su negocio. Los fotógrafos lo saben. —¿Qué carajo están filmando ustedes? ¡Váyanse a la mierda! Nadie los quiere acá. ¡Rajen! Como si los gritos no fueran suficientes para demostrar el enojo, los dealers empiezan a revolear piedras. Los fotógrafos quieren irse cuanto antes, pero Patota les recomienda que saquen fotos en el tercer sector del barrio. Allí, según él, la delincuencia y venta de droga está “controlada”. Con mucha amabilidad, Patota los custodia en todo momento, como si la escena anterior no hubiese ocurrido jamás. Sin ocultar nada. Le entrega el dinero a una vecina, que acepta el pago y posa con su mejor sonrisa. Rodrigo, uno de los voluntarios, está vestido con un chaleco amarillo del Gobierno de la Ciudad. Simula tomarle la temperatura en la frente. Ahora todo se transformó en un book de fotos. Las imágenes aparecerán subidas en el portal web del diario en menos de una hora. Será la excusa para que los médicos y voluntarios bromeen entre ellos. *** La Carbonilla heredó su nombre de un gran depósito de carbón abandonado desde hace años. Tiene tres entradas principales. En dos de ellas hay postas de prevención, ubicadas en los puntos norte y sur del barrio. Son garitas improvisadas con un toldo transparente. Adentro, hay voluntarios del barrio.

Tienen la tarea de ponerle alcohol en gel y tomarle la fiebre a todo aquel que ingrese por las calles del asentamiento. Algunos, también, se encargan de tirarle agua y lavandina a las ruedas de los autos. Pero no son sólo vecinos y voluntarios los que entran. Hay días donde llegan funcionarios de todos los colores políticos. Bajan de sus autos, de alta gama, generalmente. Caminan junto a un guardaespaldas. Hablan con algún puntero conocido. Saludan a los vecinos con una sonrisa, pero sin acercarse demasiado. Se sacan fotos que, en unas horas, aparecerán publicadas en varios portales de noticias. Se van en menos de diez minutos, sin antes pedirle a los voluntarios que les limpien las gomas de sus vehículos. Audis o Mercedes se estacionan sobre una de las pocas calles asfaltadas que tiene el barrio. Rara vez tienen contacto con el barro y polvo característico de La Carbonilla. Una mañana todos se sorprenden. Aparece una Ducati de color rojo intenso. El motociclista se baja. Se quita el casco y deja ver su rostro. Se trata de un importante funcionario. Como en una película de Alejandro Gómez Iñárritu, la moto italiana resalta en el medio de las casas de ladrillos sin revocar. A diferencia de los demás, no tiene inconvenientes en manchar sus gomas deportivas con un poco de barro. Saludos afectuosos, diálogos amistosos con punteros y vecinos preparados para la ocasión. Muchas selfies y fotos para los medios. Antes de irse deja que unos nenes se suban a la Ducati brillosa. Ellos hacen ruidos con sus bocas mientras simulan estar manejando. Eso sí, antes de dejar La Carbonilla detrás, el visitante le pide un favor a uno de los voluntarios. —Pibe, tírame un poquito de agua en las ruedas, por favor. ***

Rodrigo, uno de los jóvenes que estuvo presente en la entrevista con Gustavo, tiene 24 años y estudia medicina en la Universidad de Buenos Aires. Como millones de argentinos, está desempleado desde hace meses. Por eso no dudó ni un segundo en aceptar el puesto. No solo significa un ingreso fijo, sino que también una buena oportunidad para sumar experiencia. Desde hace un año y medio está haciendo la residencia en el Hospital Vélez Sarsfield, ubicado en Monte Castro. Nunca había brindado asistencia en un barrio. Por eso, se entusiasma. Esa emoción inicial le dura poco. Gustavo le había anticipado el peligro del trabajo. En aquella primera charla pensó que estaba exagerando. Sin embargo, con el paso de los días, sabe que se había quedado corto. La boca del lobo asusta mucho a Rodrigo. Ahora piensa en su madre. Ella es paciente de riesgo y vive con él. No puede imaginar que se contagie. Menos por su culpa. Decide hablar con Gustavo para presentar la renuncia. —Mira Gus, todo bien pero no me parece arriesgarme tanto teniendo a mi vieja en casa. Me parece un riesgo al pedo. —Rodri, yo estoy desde que arrancó todo y nunca me pasó nada. Si es por un tema de plata te puedo aumentar un poco. No te vayas. —No es por la plata. Me parece muy peligroso. —Tranquilo. Vos quédate. Te aumento un poco más. No te va a pasar nada. Rodrigo había entrado a la oficina con la idea de irse. La decisión estaba tomada. Pero Gustavo tiene un gran don para convencer a punteros, dealers, políticos y vecinos. También puede con él. Patota, su mano derecha, se encargará de darle un aumento durante la semana para que siga. Nadie se puede enterar. ◆

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por

SofĂ­a Chaieb


S

uena el celular. Es 19 de mayo en Nueva Delhi, India. El corazón del segundo país más poblado del mundo dejo de latir. En las calles no se asoma ni un solo vendedor. Tampoco pasean los tuc tuc. Algunas ra-

tas deambulan perdidas entre la suciedad. La imagen parece de película apocalíptica. Rosario atiende. Del otro lado del teléfono responde un idioma conocido. Es la embajada de Argentina en India. —¿Hola, Rosario? Mañana sacamos un vuelo hacia Argentina. Saliste sorteada, nosotros nos hacemos cargo de tus gastos. En las siguientes 36 horas Rosario dará la vuelta al mundo. Pasará por un millón de controles, firmará documentos, la reunirán con otros argentinos, viajará a Australia y regresará a su país de origen, después de dos meses sin novedades. El 15 de marzo India cerró sus fronteras y los vuelos quedaron cancelados; hay 300 personas varadas en India y Rosario es una de ellas. La visa de turista solo le permite residir en el país por 90 días, pasado ese periodo tendría que salir del territorio. Apenas tiene unas rupias que le facilitaron desde la Embajada para sobrevivir un par de semanas. El sistema de salud no tardará en colapsar. Ahora los medios afirman que India superó los 100.000 casos positivos de Coronavirus. En Argentina recién van por las 8.809 personas infectadas. No hay despedidas. Rosario se apura para armar las valijas. Tiene menos de un día. Solo alcanza a saludar a sus room

mates. Junto con ella son doce. La mezcla de nacionalidades casi completa los 6 continentes: hay rusos, colombianos, franceses, mauricianos, brasileños e iraníes. El destino de los viajeros está en manos de cada gobierno. Algunos regresarán y otros no tendrán esa misma suerte. Los días en Nueva Delhi se tornaron abrumadores y monótonos: la rutina es no salir de casa y no hay excepciones. La televisión difunde imágenes que muestran cómo los policías obligan a las personas a caminar en cuclillas o realizar flexiones por vulnerar la cuarentena. En las esquinas, los agentes esperan con tapabocas y bastones al costado del cuerpo. Si ven algún comportamiento sospechoso, no dudan en accionar. Aun así, la mayoría de los golpes se los llevan los nativos. Los rumores se propagan a la velocidad del Coronavirus. El gobierno de India estableció toque de queda y los extranjeros están en la mira de todos. Para los indios, la piel blanca es sinónimo de admiración, pero también es la principal causa de la enfermedad.

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Debajo del disfraz, Eva Ledesma. Su nombre se suma a la lista de los 23.000 varados en el mundo. Viajó a Asia con la idea de conocer África y el destino la detuvo en India. Desde febrero recorre media hora en colectivo para llegar a una pequeña villa. De un lado, la ruta y la soledad, del otro, un largo asentamiento de carpas, un bambú En 36 horas volverán 150 argentinos, los que pueden pagar

y un tumulto de personas. Fines de semana y días hábiles,

2000 dólares del aéreo o los que tuvieron un golpe de suer-

sin excepción.

te. Lo de Rosario es fortuna.

Eva es maestra y se está formando en Pedagogía de Emer-

El avión es una comunidad de gente con distintas expe-

gencia. Asiste a un grupo de preadolescentes que viven jun-

riencias. Los pasajeros que regresan a Argentina estuvie-

tos en un hogar. Ella dice que no entiende el idioma, pero sí

ron varados en India, Australia y Tailandia. Las situaciones

de comunicación interpersonal.

son varias: mujeres embarazadas, personas en situación de

La experiencia fue mutando según las necesidades en el

vulnerabilidad y familias con hijos. Algo los une: todos son

contexto de pandemia. La ayuda se transformó en un acom-

argentinos. La mitad ya está arriba del avión esperando ser

pañamiento al médico, en préstamo de dinero o cocinar en

repatriados.

caso de ser necesario. La solidaridad se organiza en pos de

Después del 20 de mayo quedan muchas preguntas y pocas

solventar cualquier inconveniente y no reciben ningún tipo

respuestas para el resto de los varados.

de retribución económica. Ni siquiera la organización tiene un nombre. “Pasa por otro lado”, explica ella.

*** Eva toma su ghoonghaty se envuelve la cabeza dejando un

***

pequeño espacio por donde se asoman sus ojos marrones.

Eva le hace señas a la señora que espera sentada en la es-

En el medio de la frente se coloca un bindi y, desde los hom-

quina del sanatorio. En un breve intercambio de gestos se

bros a los talones, un sari que cubre la mayor parte de su

hacen entender y al fin, Eva le cede su lugar. Hace cuatro

cuerpo. Debajo de la tela se esconden sus rasgos asiáticos y

horas que espera por un turno ginecológico. Sus ojos verán

su tez oscura. También oculta el acento cordobés.

ingresar un sinnúmero de personas más antes que ella. En

Camina por las calles de Varanasi como si fuera una más. La

un país en donde se estima un déficit de 600.000 médicos y

ciudad es un caos: animales, autos, rickshaws (carretas de dos

2.000.000 de enfermeras, los ambulantes no alcanzan a dar

ruedas para el traslado de pasajeros) y un gran número de

servicio a la demanda.

personas que se acumulan sin un por qué. Su figura se pierde

La sala de espera está repleta y muy pocos tienen el lujo de

entre la multitud. Por las dudas lleva el pasaporte y camina

llevar barbijo. Por las calles de Varanasi deambulan los posi-

junto a Milena. Es peligroso para las mujeres salir solas.

tivos que nunca serán diagnosticados. Según los expertos,

Lleva puestas unas ojotas para evitar la tierra de las calles,

la incongruencia de las cifras se debe al bajo número de tes-

aunque la mayoría anda descalzo. En el camino quizás cruza

teos y a la imprecisión para confirmar la causa de decesos.

un mono, o una rata que le pasa entre los pies.

Hay mucho más que Coronavirus en India. En el país asiático


Lo separan 2.800 kilómetros de las Islas paradisíacas de Andamán y Nicobar -donde vacacionaba seis meses atrás, cuando se empezaba a hablar del Coronavirus-, y 16.300 kilómetros, de su casa en Unquillo, Córdoba. Le quedan 300 dólares en la cuenta bancaria, menos de la sexta parte de lo que vale un pasaje de vuelta. Tiene un perro, un colchón y un scooter que le prestó un amigo. Duerme en el piso de un estudio de danza con vistas a los picos nevados del Himalaya. Anda descalzo y come bien. En Argentina nunca tuvo tanta suerte. Ariel evita salir a la calle para no convertirse en el blanco de preocupa la sobrepoblación, la pobreza generalizada, el

las miradas. Los nativos se tapan la cara, le ponen distancia

analfabetismo, la desnutrición infantil y las enfermedades

o hablan en hindi para que no entienda.

desencadenadas por la suciedad. La higiene es un bien al

Desde su ventana alcanza a ver una larga ruta por donde se

que solo pueden acceder unos pocos y el papel higiénico,

fugan los indios solitarios. Por detrás y a lo lejos, un paisaje

un producto de las clases más altas o de los turistas. Para

con elevaciones y la residencia de su santidad Dalai Lama,

encontrar algo tan sencillo como un elemento de higiene

también aislado por la pandemia. Bajo el hermetismo de un

femenina, Eva tuvo que recorrer más de un mercado.

complejo de fachada amarrilla, este líder espiritual de 85

Como si fuera una ficción, Varanasi está suspendida entre

años predica la transitoriedad. Cuando le preguntan sobre la

el mundo terrenal y el divino. Desde lejos los turistas se

pandemia, responde que no tiene poderes mágicos.

asoman desconcertados por las columnas de humo del Manikarnika, el crematorio donde gente de toda India trae

***

a sus muertos. Otros, directamente realizan el ritual por sí

De este lado del mundo, la señal escasea. Ariel busca man-

solos y se acercan a morir a la ciudad. Para los hinduistas, el

tenerse comunicado con su familia. Se prepara un Chai y se

alma es inmortal y forma parte de un ciclo constante entre

sienta junto a su perro, como si esperara que las cosas se

la vida y la muerte, que debe reencarnar en otros seres. Tal

resolvieran solas.

como lo profesa su religión, para alcanzar la liberación de

Cruzando el Atlántico, el canciller Felipe Solá da por ter-

este samsara, los hinduistas deben morir a orillas del río

minada la operación de repatriación. El Gobierno habla de

Ganges, en Varanasi.

“vuelos especiales” para regresar al país y de un grupo de

Cada día los turistas del mundo se acercan con una distan-

personas que “no aclaró su voluntad de volver”. En el país

cia prudencial para observar ese rito. La muerte se presenta

asiático todavía quedan al menos 150 dispersos, algunos de

tan franca, directa y abierta que difícilmente los occidenta-

manera ilegal, otros con visa y muchos sin dinero, pero va-

les puedan olvidar este momento en su vida. Para los ojos

rados al fin.

indios, la muerte no es una tragedia.

La suerte golpeó la puerta de Rosario. Eva regresará recién en septiembre con un préstamo de su familia. Ariel abre la

***

ventana y se pierde en el silencio. Juega a escaparse, a ser

Algunos nativos pasean con barbijo por el mercado de Baja

libre entre tanta restricción. Sale de su casa, se fuga en el

Dharamshala. Cada tanto aparece algún monje tibetano que

paisaje de viviendas humildes, senderos y animales. El cielo

todavía predica la espiritualidad. Los demás descansan en

es el mismo en todos lados. El aire de montaña se asemeja al

el encierro.

escenario cordobés y percibe ese aroma a naturaleza que le

—“Ghar par raho” -repiten los policías por altoparlante. Un vecino que entiende un poco de inglés traduce y Ariel ya no se anima ni a asomarse. Tiene todo para que lo deporten: nacionalidad extranjera, una visa vencida, poco dinero y orientación homosexual. En India recién despenalizaron la homosexualidad en 2018.

recuerda a su casa, pero sabe que no va a volver. ◆

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34

por

L ara Collante

Un barrio con

memoria La última dictadura intentó borrar todo rastro de organización en el Complejo 17 de Ciudad Evita pero, 40 años después, los vecinos reconocen el trabajo de dos médicos sanitaristas


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E

l Complejo 17 de los monoblocks de Ciudad Evi-

de trabajar. Ya le teníamos preparado el bolso. Me acuerdo

ta nació -al igual que el resto de los complejos-

muy bien las palabras que le dijo: todos tenemos derecho a

como parte de un plan de erradicación de villas

vivir mejor, no quiero que mis hijas se la pasen arriba de una

de emergencias de Onganía. A los beneficiarios

mesa cada vez que llueve.

del programa se los hacía peregrinar, antes de la adjudica-

En esos días, Susi era apenas una preadolescente testigo de

ción, por barrios transitorios. Parte de ellos fueron San Pe-

un gesto deliberado de los adultos: uno de los departamen-

tersburgo, Puerta de Hierro y 17 de Marzo, desde los cuales

tos vacíos había sido “reservado” para el doctor Liwski, su

se tenía una vista privilegiada del abandono: las obras no

esposa y su hija. Ellos aceptaron de inmediato. Sabían que

avanzaban y las villas no se urbanizaban.

estaban convirtiendo su nuevo hogar en una guardia 24/7.

Esos barrios fueron la cuna de los “sin techos”, que no peleaban solo por el derecho a la vivienda, porque su visión integral también abarcaba a la educación y la salud. Contaban con el apoyo de los curas tercermundistas, el movimiento obrero y un grupo de sanitaristas. Con Lunusse en la presidencia llegó el rumor de que los departamentos se iban a adjudicar a los militares del regimiento III de La Tablada, y comenzó a gestarse una idea: la toma masiva. —Ahí se ve el poder de los cambios sociales. Ellos dieron una

Y les entusiasmó la idea. Con el tiempo, los vecinos fueron mejorando la forma de organizar y gestionar. Tenían una Junta Vecinal presidida por un comité elegido democráticamente, delegados “por escaleras” y delegadas de salud en todos los edificios. Se capacitaron para tramitar la reanudación de las obras y lo lograron. Recaudaban fondos con festivales muy concurridos y con visitas estelares, como la noche en que Charly García tocó en la plaza. Y las madres del barrio seguían formándose en atención primaria de salud y ayudaban en la salita.

verdadera batalla cultural para pasar de concebir a la toma de esos departamentos no ya como una usurpación, lo que sería un delito, sino como un derecho. Todas las familias estaban convencidas de eso -rememora hoy Norberto Liwski, sanitarista social, convertido en referente del barrio. *** En 1972, con la organización fortalecida, cinco mil familias iniciaron el éxodo del barrio transitorio hacia el Complejo 17. Hombres, mujeres y niños llegaron a aquellas viviendas sin agua, luz, gas ni vidrios en las ventanas y tampoco puertas. Edificios enteros, con un único baño que no era más que una letrina comunitaria en la planta baja. Entre esas familias estaba la de Susana, Susi, una de las impulsoras del proyecto “Mi barrio en el mapa” que dio nombre a las calles del Complejo en 2018. —Yo me acuerdo muy bien que mi papá no quería venir, mi mamá lo convenció. Estábamos acostadas cuando él llegó

*** Jorge Heuman, que como Norberto, se dedicó a la medicina social, conoció el barrio y a los miembros de la Junta Vecinal Provisoria recién en 1975. Varias cosas habían cambiado desde el inicio de ese movimiento: la democracia y Perón habían vuelto al país. El joven doctor, algo petiso y de cabellera explosiva, que le valió el apodo de “Rulo”, supo que para formarse no solo hacen falta títulos colgados en la pared. En la salita del barrio todos los saberes eran válidos. Ese intercambio entre profesionales y vecinos logró, por ejemplo, que el 95% de los chicos fueran vacunados y convertir al Complejo 17 en el lugar con la menor mortalidad infantil del distrito. —Doctor, yo sé cómo hacer para que los chicos no lloren en la vacunación. —¿Cómo? Los chicos lloran porque los vacunan. —No, no siempre, ¿me deja?


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La mujer llevó una bolsa de caramelos que le había regala-

desaparecieron y mataron delegados, vecinos y compañeros.

do el quiosquero. Cuando el niño en cuestión abría la boca

Los médicos alertaron a los vecinos sobre un eventual bro-

para lanzar un quejido ¡zas! un caramelo devenido en chu-

te de tos convulsa. Jorge, junto a un grupo de compañeras

pete. Y no hubo más llantos.

delegadas, se acercaron a la Municipalidad de La Matanza para hablar con el secretario de Salud y solicitarle las dosis

***

necesarias.

El 24 de marzo de 1976, a todos la vida se les cambió de un

—Pase, doctor.

golpe. Y no solo porque desde esa misma noche los militares

—Vengo con mis compañeras. —Claro, pero esto es algo de doctor a doctor. —Ellas son parte del proyecto, nos ayudan en las jornadas de aplicación. Venimos a pedir las vacunas. —Para los negros que no saben ni usar el inodoro, no hay vacunas. Pero el portazo no doblegó a la organización y con colectas solidarias alcanzaron a comprar las dosis necesarias. Fue justo antes de que los referentes barriales debieran alejarse de la zona por seguridad, ya que la persecución y la violencia eran cada vez más frecuentes. Pero cuando los médicos ya no estaban, la organización seguía funcionando. Para mediados de febrero de 1978, las madres ya habían aplicado dos de las tres dosis de la vacuna para la tos convulsa. Ese mismo mes, un operativo militar se desplegó en el barrio. Los uniformados anunciaron que traían la inyección que restaba y citaron a los vecinos en la salita. Con el correr de las horas, las delegadas de salud notaron que algo estaba mal. El proceder violento y desprolijo provocó el enojo de esas mujeres. —Ellas los enfrentaron y les dijeron que así no se vacunaba, que los cuidados son así, así y así, y que la técnica es así, así y así. Y entonces con la mayor inocencia les dijeron que ellas estaban organizadas y que el barrio estaba organizado de tal forma -Jorge lanza una carcajada- y le dieron toda la data de nuestra organización, con toda la inocencia, por lo orgullosas que estaban con la experiencia propia. Ellas no lo sabían, pero el operativo sanitario militar tenía el objetivo de hacer tareas de inteligencia en el barrio. *** El 26 de febrero de 1978, los vecinos estaban convulsionados por la deportación al Paraguay de una de sus referentes. Decidieron llevar a cabo una misa, a modo de protesta, en


37

la Catedral de San Justo. A la salida fueron secuestradas 18 personas involucradas con la organización, entre ellas, Amalia Marrone, la joven esposa de Jorge Heuman y maestra comunitaria del barrio. Tres días más tarde, desesperado por no tener información de su mujer, Jorge volvió al barrio en busca de alguna pista. En un pasaje angosto fue sorprendido por un grupo de tareas que lo arrastró por el suelo. Lo que más recuerda son las manos de vecinos que intentaban impedir que se lo llevaran, el ruido de objetos arrojados desde balcones que pretendían detener a los uniformados y las balas que ellos disparaban contra los vecinos. —¡4500 chicos atendidos! -gritaba Jorge como un último recurso, en medio del forcejeo. A Norberto se lo llevaron el 5 de abril del mismo año, al llegar del trabajo. Al menos diez hombres lo esperaban en su casa. Le pegaron, lo tabicaron con una manta de las hijas y le pegaron cuatro tiros en las piernas. Cuando uno observa la importante contextura de Norberto cobra sentido que se hayan necesitado tantos recursos para detenerlo. El destino de Jorge y Norberto fue la Brigada de San Justo donde funcionó un importante centro clandestino de detención y torturas del llamado “Circuito Camps”. Iniciaban así cuatro años de horror que se resumen en dos escenas: Jorge encontró a Amalia, su esposa, en cautiverio, y le limpió las heridas provocadas durante el secuestro. Tiempo después fueron trasladados a la Comisaria de Laferrere y luego a la Cárcel de Devoto donde pasaron a ser cosiderados presos políticos. Hay un día que Jorge recuerda de forma recurrente. En una sesión de torturas, Tiburón –el encargado de “ablandarlo” para que dé más información sobre la organización barrialse burló de su trabajo en el barrio. —¿Pero vos qué te pensás, que te van a hacer un homenaje? El 19 de Septiembre de 2018, por iniciativa del Encuentro Vecinal del Complejo 17, el Concejo Deliberante aprobó el proyecto “Mi barrio en el mapa” para nombrar las calles del barrio por primera vez. Pasaje Jorge Heuman y Plazoleta Norberto Liwski fueron dos de los nombres elegidos por los vecinos. ◆


38

por

Nicolรกs Crestelo


Algunos sueñan con ser futbolista, otros, médico... Con constancia, muchos lo logran. Pero Leo necesitó más que eso. Transformó su cuerpo sin importar el dolor, e invirtió en cirugías para ser el clon de Michael Jackson.

L

eonardo se desliza como una gacela por

a sus 13 años, se encerró en la pieza de sus pa-

el local, pese al estrecho espacio detrás

dres para llorar por la muerte de Michael Jackson

del mostrador. Esquiva paquetes de fi-

y revivir sus clips audiovisuales a través de MTV

deos y polenta para entregar en mano el

y VH1. Le gustaba su música, pero con la muerte

pedido. Y así será hasta tarde, en la despensa don-

también notó que amaba su carrera y el legado. Ya

de ayuda a su madre. La clienta abona justo y se

hacía años que no se presentaba en escenarios ni

retira sin despedirse. Apurada, no advierte que la

sacaba nada nuevo.

atendió el clon de Michael Jackson.

Las producciones discográficas de Michael Jack-

Leo Blanco empezó por su oreja. Le disgustaba

son han superado las 300 millones de copias,

cómo lucía por un accidente sufrido de peque-

como si cada norteamericano hubiera comprado

ño. Luego, nariz y pómulos. Colocó implantes en

una. A su vez, Thriller es el álbum más vendido

el mentón para tenerlo como siempre imaginó.

con 65 millones de discos en todo el mundo. Du-

Sumó dos liposucciones en el abdomen. Se hizo

rante su exitosa carrera, se convirtió en el único

un tratamiento con hidroxiapatita de calcio que

artista en llevar 13 canciones al puesto número

remarca las terminaciones de su rostro. Y se tatuó

uno del Billboard Hot 100.

las cejas con la intención de tener un perfilado

—Nos parecemos. Es el único artista con el que

permanente. Como cuando uno arma un persona-

conecté. Algo de lo que vibra su música, historia o

je en un juego, adaptó su cuerpo a su gusto.

personaje, vibra parecido conmigo. Pasé de escu-

En la habitación de Leo hay un espejo rectangular

charlo, a amarlo.

y ancho. Está enmarcado por una madera blanca

“Antes de juzgarme, ¿Has visto mi infancia?” dice

que tiene 12 lámparas, como en los camarines de

Jackson en el videoclip de Childhood mientras

las estrellas. Algunas de ellas están apagadas. Se

niños se sumergen por el cielo con barcos. Esta

pueden ver fotografías de Michael Jackson y hasta

canción despertó un vínculo estrecho entre Leo

dibujos a lápiz que le hicieron sus fans.

y su ídolo. Quizás por el trato que recibían de su

—Ya vuelvo, voy a traer las cabezas.

entorno. La muerte de su ídolo ayudó a tomar la

Leonardo abre el ropero de su habitación y las

decisión. Iba a imitar su físico y perpetuar sus

saca. Son tres. Tienen el tamaño de su cabeza y

movimientos.

están hechas de un yeso verde grisáceo. Tiene una

***

textura suave y delicada, como el algodón. Mues-

Leo ingresa en la oscuridad absoluta dentro de

tran las modificaciones de su rostro. Se destaca la

una cápsula militar envuelto por el humo. Está ro-

nariz, que pasó cinco veces por el quirófano.

deado de bailarines que parecen soldados. Emer-

—Me enamoré de lo que me inspira Michael Jack-

ge con una armadura entre destellos de colores y

son. Fue muy fuerte, como una explosión de arte

comienza el espectáculo. Suenan una tras otra las

en mí. Ya no existe Leo sin Michael Jackson. Creo

canciones de Michael Jackson. Todo el grupo se

que mi manera de expresarme artísticamente era

acopla con sus bailes más icónicos. También los

imitándolo. Mi meta es que en verdad lo crean,

reformula otorgándoles frescura y altera sus pre-

aunque sea por unos minutos.

sentaciones para acercarse al público que le res-

Pudo haber sido Mick Jagger, John Lennon, o

ponde con gritos y aplausos.

Sandro. Pero el 25 de junio del 2009, Leonardo,

39


40

—Mis shows son una expresión artística en la que me per-

Leo no quiso repetir nunca más

mito ser otra persona. Siempre soy Leo, pero cuando estoy

lo que le pasó en su primera ci-

arriba de un escenario soy Michael, porque me pongo su ves-

rugía en la oreja izquierda. Por

tuario y bailo su música.

una mala praxis, a los días su

Patadas que alcanzan 1,50 metros de altura. Giros sobre su

oreja volvió a estar doblada

mismo eje y hasta saltos que repite una y otra vez. Leo con-

para adentro. En el segun-

tagia energía arriba del escenario y cada movimiento se con-

do intento tenía 15 años y

tinúa con el siguiente al ritmo de la música. No muestra can-

lo operaron gratis y con

sancio en ese frenesí kinético, pero lo siente. También es el

anestesia local mientras

productor del espectáculo y se encarga de la escenografía. El

sentía cómo le pasaban la

orden y el detalle es su firma.

aguja. A partir de ese mo-

Chaquetas rojas, blancas y amarillas. Otras, oscuras con un

mento, siempre se operó

estilo militar y forradas con luces LED para brillar como lu-

con gente de confianza.

ciérnagas. Allí empieza su trabajo, porque Leo confecciona

Busca videos e infor-

las prendas que usa todo el equipo en base a lo que aprendió

mación en la web sobre

en la adolescencia. Entre los 16 y los 18 años trabajó junto a

anatomía para conocer

una diseñadora de moda. Esa etapa lo privó de salidas y has-

mejor el cuerpo, los riesgos

ta del clásico viaje a Bariloche. Se acostaba temprano para

y posibles resultados.

trabajar al otro día.

—Lloré como loco. Uno pien-

—No me veo encerrado 8 horas todos los días para tener 15

sa que por esa experiencia no

de vacaciones. Quiero vivir, conocer todo el mundo y tener

lo volvería a hacer. Pero después

experiencias. Yo luché y en otros países me trataron como

vinieron el resto de las intervenciones, porque siempre voy a

una estrella. Pero siento que acá todavía no llegó el éxito.

querer parecerme más.

Leonardo lleva invertido unos 30.000 dólares en su cuerpo para emular a la estrella del pop Michael Jackson. Con lo que

***

gastó en su cara podría haberse comprado un dos ambientes

Leo tiene la piel blanca, pero la aclara aún más con maqui-

en el conurbano. Cuando esa información llegó a la prensa

llaje. Cuando usa las brochas, su rostro se trasforma en un

nacional, lo ayudó a que sea nombrado en 80 países. Sus se-

lienzo. Contrasta con los ojos que sobresalen por el delinea-

guidores crecieron exponencialmente y con eso su populari-

dor oscuro que usa desde la secundaria. Podría ser un per-

dad. Los programas se disputan su presencia.

sonaje salido de una película de Tim Burton: extraño

—La cirugía es magia para cumplir sueños. Muchos invierten

y excéntrico.

70.000 dólares en una propiedad para que les deje 12.000

—Nunca pude encajar. En el colegio me veían como

pesos por mes. A mí me deja mucho más. Creo que el cuerpo

un bicho raro por mis gustos. Era diferente al resto

es una herramienta, y yo lo uso para esto. Siento dolor, pero

y cuando uno pasa cierto tiempo de la adolescencia

más que nada satisfacción.

admirando a un artista, toma determinados gustos


estéticos. Tuve que fingir porque no me gusta llamar la atención.

de sus proyectos. Se cruzaron en eventos realizados por admiradores de Michael Jackson cuando ningu-

El pelo es oscuro como una sombra y lo

no de los dos llegaba a los 20 años. El fanatismo en

lleva atado por una colita. Los costa-

común y las coincidencias en el ámbito profesional

dos de la cabeza están rapados. Se viste

consolidaron el vínculo.

fuera de época. Mocasines que dejan ver medias blancas, pantalón negro y

***

camisa multicolor que transporta a

El k-pop se originó en 1992 y es un género musical

los años ochenta. Al arremangarse

que reúne distintos estilos populares de Corea del

deja ver un tatuaje. Es un retrato del

Sur. Los artistas lucen cortes con colores llamativos,

Rey del pop sobre el antebrazo. Irradia

piel blanca e impoluta, y detalles en el rostro que

Black Orchid, perfume que usaba su ídolo.

rozan la obsesión. Un reality de ese país invitó a Leo

Transmite un olor a chocolate espeso y ronda

con vuelo, estadía y cirugía gratis. Pero la propues-

los 15.000 pesos, pero él lo compra en Miami.

ta no prosperó porque no quiere operarse la mandí-

Leo huele a Michael.

bula como las estrellas coreanas, en forma de V. Leo la desea rectangular, como la de Michael. ***

Lejos de Asia, Leo consiguió una oportunidad úni-

—Es impulsivo como un chico, por eso lo cuido.

ca. La presentación en el programa de Barbara

Cree que toda la gente es buena, y no se da cuen-

D´Urso lo sacudió todo. Es como una Susana Gimé-

ta de la intención que tienen, porque quieren

nez, pero de Italia. Viaje en avión en primera clase a

lastimarlo o aprovecharse -dice Paula, su fotó-

Milán. Limusina y chofer esperándolo. Hotel de cin-

grafa personal, en tono maternal.

co estrellas a su disposición. Los periodistas lo per-

Paula lo acompaña desde sus comienzos en

siguieron con cámaras, y fans también. El estudio

las producciones y en las presentaciones en

estaba lleno de pantallas gigantes que le permitían

boliches, así como espectáculos multitu-

verse a sí mismo. No conocía el idioma, pero por un

dinarios, casi todos los meses. Lo ayuda

pequeño auricular le tradujeron lo necesario. Habla

también con el vestuario y en los de-

mejor con los pies y por eso el piso se convirtió en

talles para que todo salga como Leo quiere. Vive en primera persona las

un escenario. La productora inglesa Barcroft también se interesó

transformaciones y cambios.

en la vida de Leo. “Pongo mi cuerpo, alma y dine-

—Es normal verlo como Michael

ro para ser el mejor imitador de Michael Jackson

o Leo. Tanto el antes como

del mundo”, dice en el documental que presentó en

el después. Todo lo que fue

2019. El canal inglés es uno de los más populares del

consiguiendo

hacien-

mundo en YouTube. A pesar de que allí muestra su

do lo fui viviendo al mis-

y

casa y entorno íntimo, muchas personas han usado

mo tiempo. Si yo fuera él,

el material audiovisual para burlarse y agredirlo por

también me operaría.

las redes sociales.

Leo usó pelucas negras

La segunda parte del documental de Leo está próxi-

hasta que dejó crecer

mo a estrenarse. Abordará su vida profesional y re-

el pelo para tenerlo

producirá fragmentos del espectáculo que protago-

como su ídolo. Paula

nizó frente a miles de personas en el escenario de

lo conoció con anterio-

Netflix, durante la ComicCon 2019. A futuro, Leo

ridad. Mucho antes de los

piensa conducir un programa, como los que televisa

75.000 seguidores y la

MTV. Pero, por ahora, seguirá bailando en los esce-

cuenta

verificada.

Y

desde ese momento lo siguió en cada uno

narios como el clon de Michael Jackson, mientras

ayuda a su madre en el almacén de Ramos Mejía. ◆

41


42

por

MailĂŠn Da Silva Freitas


43

E

n un país de 40 millones de habitantes, donde el

Él le responde con otra fotografía y se sumergen en un

movimiento parecía imparable, todo se paralizó.

mundo de mensajes eróticos.

El 18 de marzo del 2020 se decretó el aislamien-

Nunca les hablaron sobre sexting, pero saben que si llevan

to social preventivo y obligatorio en Argentina.

adelante la práctica tienen que evitar mostrar sus caras. Sa-

La rutina se congeló. El colectivo, el subte, las oficinas y

ben que pueden hacerlo sólo con alguien de confianza. Sa-

las plazas se vaciaron de un día al otro. Las camas también.

ben que siempre se corre el riesgo de que su intimidad sea

Aquellos que no convivían con sus parejas sexuales busca-

vulnerada.

ron alternativas para mantener el calor en días que alcan-

—Borrá las fotos.

zaron los 8 grados bajo cero. Así comenzaron a llenarse las

La tele y las redes colapsan de información sobre esta nueva

galerías de los celulares.

tendencia y sus riesgos. El noticiero habla de pornovengan-

El sexting es un acrónimo en inglés formado por “sex” y

za, que es considerada por el código penal como un tipo de

“text”, una práctica que consiste en compartir contenido

extorsión -una relación termina mal y el material íntimo

sexual a través de dispositivos tecnológicos. En aislamiento,

puede convertirse en amenaza-. Además de su difusión por

muchas personas descubrieron mejores ángulos para sus fo-

servicios de mensajería instantánea, las fotos privadas pue-

tografías y videos eróticos.

den llegan a perfiles falsos o sitios de pornografía en lo que

Esto no es algo nuevo. El New York Times ya hablaba de

tarda un bit.

sexting en 2005 y desde ese momento la práctica no paró

Por la Ley de Protección de Datos sancionada en el 2000,

de extenderse alrededor del mundo. En Argentina 4 de cada

todo el material difundido sin consentimiento tiene que

10 adolescentes lo practican y esa cifra sigue en subida.

desaparecer 5 días hábiles después de una denuncia, pero

Pero a pesar de que el Ministerio de Salud recomendó el

el daño está hecho.

sexo virtual en pandemia, el 43 por ciento de los argentinos rompió la cuarentena para tener sexo. Entonces ¿qué tanto

***

funciona el sexting? ¿Es igual de excitante que un encuen-

Pasaron siete años, la vida avanzó y Julián ganó experiencia.

tro personal?

La tecnología acompaña de una manera intimidante. Las redes sociales están a punto de explotar. ***

Se sienta desnudo sobre la cama de dos plazas. Mira su re-

Martina se mensajea con su novio desde la cama cucheta.

flejo en el espejo, el celular le cubre la cara. El color de su

Son más de la doce y su hermana menor duerme en la parte

piel resalta entre las paredes y sábanas blancas. El tatuaje de

de abajo. Lo único que piensa es que pasará las siguientes

un paraguas en el pecho y un ojo en el medio del abdomen

dos semanas sin ver a su novio, una eternidad para una ado-

son el centro de la imagen. Debajo de cada tetilla, una frase.

lescente de 15 años.

Un torso lleno de tinta que desnuda su identidad.

—¿Ya estás acostado?

Él ahora utiliza Instagram para mandar sus nudes a otras

Se levanta la remera. Se saca una foto.

mujeres. Sabe que si se difunden sus imágenes pueden re-

Julián recibe la fotografía. Cierre la puerta de su habitación

conocerlo rápidamente, pero ya no le preocupa mostrar su

y se toca.

cara. Manda mensajes solo a personas de confianza. Tilda

—Queda todo entre nosotros dos

la primera opción para que la fotografía o el video dure tan


44

—Se cortó, me quede sin batería. Verificar el wifi y la batería se suman al millón y medio de consejos que ofrece Google para tener sexo virtual. La experiencia fue algo diferente pero no suficiente. Durante una relación sexual tradicional el hombre tarda en promedio de tres a cinco minutos en llegar al orgasmo pero esa videollamada no alcanzó ni para el juego previo. La relación también se queda sin batería y la fuente de carga, el sexo, está guardada en algún cajón solo puede abrir el presidente y, por el momento, sigue la cuarentena. El estado civil de Julián vuelve a fase 1.

solo 15 segundos y no pueda ser vista nuevamente. La bomba estalla. La ima-

***✒

gen desaparece. La intimidad sigue in-

—Sacate la remera.

tacta ¿No es suficiente confianza? Para

Julián mantiene la vista en el teléfono

algunos no. Por eso, si la persona que

desde la soledad del departamento de

recibe la imagen saca una captura de

soltero que estrenó hace 17 días. Lleva

pantalla, llega una notificación inme-

transitados 144 de aislamiento. Quiere

diata al autor. Todo explota.

salir. Está llegando la primavera y flo-

La bomba de 15 segundos escapa del

recen las ganas de tener un encuentro

control de los bots que rastrean pezo-

sexual. El intercambio de fotografías es

nes y genitales para que después de la

una alternativa pero él está aburrido.

foto de un perrito bailando no te apa-

Esta noche va a ir más allá.

rezca una pareja teniendo sexo. Julián

Son las tres de la mañana y aunque ya

puede asegurar que nadie controla los

esté borracho abre su cuarta lata de

mensajes privados. Jamás recibió una

cerveza mientras habla con Camila por

advertencia por enviar fotografías y vi-

Zoom. Todo comienza como un juego.

deos sin un centímetro de tela sobre

Ella se saca la remera verde oscuro y

el cuerpo.

comienza a tocarse. Él no se pierde un

Quizás los desarrolladores crean la ex-

detalle. La mira detenidamente y mete

cepción a la regla para mantener la

la mano dentro del bóxer. El sonido

temperatura de Instagram. De a poco

ambiente y el movimiento aportan rea-

las redes adoptan la mensajería efímera

lismo. Se pierde la conexión y recibe un

que llegó en 2011 con Snapchat.

WhatsApp.


***

—Así estoy ¿vos? Mostrame que nece-

—¿Vamos a tomar algo después del

Para ellas es diferente. El récord de or-

sito motivarme para terminar.

trabajo?

gasmos femeninos en una hora es de

El 74 por ciento de las mujeres llega al

Cae la noche. El calorcito propio de

134. No todas son tan afortunadas. El

clímax cuando se masturba. Ella tam-

septiembre se empieza a sentir. Suben

46 por ciento de las mujeres finge sus

bién pero hoy no será la ocasión. Sigue

al auto. Dan vueltas pero no encuen-

orgasmos para satisfacer a sus parejas

revolviendo en su teléfono. Pudo fin-

tran lugar en ningún bar.

sexuales. El sexteo no es la excepción.

gir tantas veces un orgasmo mientras

—Mejor vamos a casa.

—Mandame una foto, estoy caliente.

la miraban a los ojos que por una pan-

Sin permiso para circular, evadiendo

Flor está acostada en su cama miran-

talla es imposible que la descubran.

los controles de General Paz, 35 kiló-

do Friends por tercera vez. La frazada

Las fotografías de él las guarda. Cuan-

metros y 20 minutos después, cruzan

blanca cubre la plaza y media y escon-

do quiera darse placer las mira y ahí

la puerta nerviosos como si fuera la

de otro acolchado debajo. En la punta,

sí, a destiempo, pero tiene un orgasmo

primera vez. Pero tranquilos, no pasa

duerme su caniche que no se mueve al

telefónico.

nada o en realidad pasa todo.

sonar el celular cuando llega el mensa-

Frente a frente y con un desfile de ropa

je, y sin moverse responde.

***

en el suelo que conduce hacia la cama

—Yo también, que ganas de verte ya.

Casi la mitad de los argentinos rom-

las dudas se borran. Esta noche los ce-

Ella en realidad sigue en la misma po-

pieron la cuarentena para tener sexo.

lulares silenciados duermen en un rin-

sición y se ríe al ver la tele. Busca en la

El contenido erótico solo aumenta la

galería del celular alguna fotografía o

tensión sexual.

video viejo. Lo manda.

cón. ◆

45


46

por

MagalĂ­ Dionisi


47

E

l taller de Nuevas tecnologías para adultos ma-

tada, me gustó lo sencillo que explicaba todo la profesora.

yores comienza con una publicidad de Lenovo

Nos tenía paciencia y eso es algo que se agradece. Sabemos

del año 2009. En la imagen, una anciana usa una

que algunas veces los viejos somos complicados -cuenta en-

notebook como tabla para cortar verduras, luego

tre risas.

amasa pizza sobre ella y la mete al horno. Cuando su nieto

Su celular no era opción.

se percata, enfurece, pero ve que aún funciona. Entonces,

—Siempre me incomodaron esas pantallas chiquitas. Apar-

sonríe. Su tecnología es “a prueba de abuelas”.

te, con tantas fotos que me mandaban por Whatsapp lo te-

Para la profesora del taller, esta simple parodia es muy

nía desbordado y yo quería aprender a usar las redes socia-

criticable.

les. Me entusiasmaba pensar en organizar reuniones de ex

De contextura pequeña, cabello largo y castaño, ojos ma-

alumnos y profesores, viejas amistades.

rrones y nariz respingona, los alumnos del Programa Uni-

Por desgracia, Sara no pudo completar el curso ese año por

versidad para Adultos Mayores Integrados (UPAMI) valoran

una luxación de rodilla. Se tropezó en la calle cuando re-

a Ivanna como una muy buena profesional, aun cuando le

gresaba de hacer las compras y la caída le desplazó la rótula

duplican la edad.

fuera de lugar. El viaje hasta la Universidad era imposible y

—Todos sabemos que no es así -dice a sus alumnos cuan-

su departamento está ubicado en un tercer piso sin ascen-

do el video termina-, hoy en día muchos de ustedes están

sor. Solo asistió a cinco clases.

interesados y saben usar estos aparatos y yo estoy acá sólo

—Parecen pocas, pero todo lo que aprendí es una barba-

como una guía, porque sabemos que son capaces de hacer y

ridad. Además, armamos un buen grupo. Hice muy bue-

aprender muchas cosas.

nas amigas. Me prometieron que se iban a volver a inscribir

Su crítica está avalada por la ciencia. Numerosos estudios en

cuando yo lo hiciera.

el campo de la neurobiología han demostrado que el cerebro

Entonces, emergió la amenaza del Coronavirus. Siendo po-

de los adultos mayores sanos produce neuronas al mismo

blación de riesgo -tanto por su edad como por su débil sis-

ritmo que las personas jóvenes.

tema inmunológico- la familia le impidió salir, siquiera para

Desde aliviar síntomas de Parkinson hasta enseñar a usar

hacer las compras. En marzo, su hija Elena le hizo una lista

Tinder, el Taller de Ivanna contagia vitalidad a la tercera

con números de teléfono de compras online que hacían en-

edad. Hoy, en una pandemia que aísla, sus clases virtuales

víos a domicilio. Desde ese momento no volvieron a tener

crean un puente invisible de aprendizaje y contención.

ningún tipo de contacto, más allá de las llamadas. Cuando el otoño dio paso al invierno un nuevo cuatrimestre

***

del Taller se acercaba. Inscripta en el que ya había cursado

Sara tiene 67 años. Dedicó gran parte de su vida a la docen-

el agosto pasado, Sara estaba emocionada por comenzar.

cia como profesora de biología. Cuando sonríe, sus cachetes

—No veía la hora de tener mi cabeza ocupada y olvidarme

se adornan con hoyuelos y las esquinas de sus ojos se arru-

por un rato del encierro. Entre mi problema en la rodilla y el

gan. De tez clara, cabello largo platinado y ojos azules, irra-

aislamiento por el COVID ya llevaba mucho tiempo sola, día

dia carisma y habla muy claro.

a día, con la misma rutina.

El año pasado se inscribió por primera vez a un curso de

La extensión del aislamiento afecta mucho la salud mental

UPAMI sobre Nuevas Tecnologías. En todo el país existen

de los ancianos. Investigadores de la Universidad Nacional

más de 40 universidades afiliadas y ella se decidió por la

de La Matanza y del Instituto Universitario del Hospital Ita-

UBA. En ese entonces, no había virus dando vueltas y las

liano de Buenos Aires lo comprobaron en una investigación

clases eran presenciales. El único requisito, ser mayor de 60

cualicuantitativa que arrojó desde temor al contagio de sí

años, lo estipulado por la OMS como “adulto mayor”.

mismos y de sus seres queridos, angustia, ansiedad, enojo,

—Decidí anotarme porque mi hija me había regalado una

hasta mucha incertidumbre y hartazgo. Emociones explo-

compu de escritorio para mi cumpleaños y quería aprender

sivas que se hacen más llevaderas gracias a la tecnología.

a usarla bien sin tener que molestar a nadie. Quedé encan-


48

***

un “chau, má” sin verla directamente,

les y extracurriculares de la Universi-

Elena sube los escalones, de dos en

ni una vez. Esos casi veinte minutos de

dad Nacional de la Matanza, Magali y

dos, mientras evita tocar la barandilla

instalación fueron como si no hubie-

Nora, llevan doce años trabajando con

del edificio que hace tanto no visita. El

se estado acompañada y Elena se va

el programa y se nota el porqué. Pura

barbijo de tela negra le tapa las fosas

pensando en lo solitario que es para

vocación.

nasales cada vez que inspira a tal punto

su madre tener por única compañía la

Es sábado temprano en la mañana y

que le quita el aire. Está acostumbra-

televisión.

Magalí preside la charla virtual mien-

da. Tras cuatro meses de cuarentena,

Sara utilizó los meses previos al co-

tras se ceba unos mates. El clima es

la mascarilla es una parte más de su

mienzo de las clases para familiarizarse

distendido, cada docente desde su casa

cuerpo.

con la webcam y las plataformas. Tuvo

habilita y deshabilita sus micrófonos

No había violado las restricciones ni

dos cumpleaños online de sus nietos y

para hablar. La palabra contención es

siquiera una vez. Sus salidas regula-

algunas charlas con amigas. Aprendió

mencionada tantas veces que se pierde

res eran para hacer compras dentro

lo básico para ingresar a las salas y has-

la cuenta.

de su barrio. Pero, esa mañana, tenía

ta tejió al crochet una mantita decora-

—Sepan que van a tener que repasar los

una misión: instalarle a su madre una

tiva para su webcam.

temas todas las clases, y también repe-

webcam para que pueda asistir a clases

Hoy es miércoles y el entusiasmo des-

tir mucho. Para los alumnos, las cla-

virtuales.

pierta a Sara más temprano de lo ha-

ses no son solo aprendizaje, son una

Cuando ingresa al departamento la re-

bitual. Desayuna y almuerza sin dejar

contención.

cibe el silencio y el orden. Sara no está

de observar el reloj. Por fin recupera-

A Magalí se le llenan los ojos de lá-

a la vista. Se encuentra en el dormito-

rá un poco de la cotidianeidad que le

grimas cuando cuenta lo importante

rio para permitirle instalar todo en el

fue arrebatada. Cuando llega la hora,

que es el Programa para esos adultos

living-comedor sin molestar.

se acomoda frente a su computadora e

mayores que se inscriben. No llega a

—¡Hola má, soy yo! -anuncia a través

ingresa al link de Meet esperando que

quebrarse, pero la emoción se palpa

del barbijo mientras se saca las zapati-

Ivanna la acepte. La clase aún no co-

incluso a través de la pantalla. La com-

llas y las deja a un lado sobre un trapo

mienza, pero ya se siente acompañada.

prensión les gana a algunos que asien-

empapado en lavandina.

ten con la cabeza frente a sus web-

—¿Todo bien? -contesta la jubilada

***

cams. Empatizan.

desde su cuarto mientras baja el soni-

El Programa UPAMI tiene como objeti-

—¿Quién no tiene un abuelo, un tío, un

do de la tele para escucharla mejor.

vo el crecimiento personal de los ancia-

vecino, un viejito conocido que alguna

—Sí, sí, te instalo rápido esto y me voy,

nos, mejorar su calidad de vida y lograr

vez le haya contado sobre el curso que

¿cuándo empezás las clases?

una igualdad de oportunidades cultu-

está haciendo? -añade Nora.

Elena saca de su mochila la webcam,

rales y vocacionales.

—Exacto. También muchas veces nos

engancha el USB y se sienta frente a

Desde que comenzó la cuarentena al-

piden que les demos certificados de los

la computadora esperando que inicie.

gunas universidades triplicaron sus

talleres que cursaron para colgarlos en

—Fines de agosto. Pero la quiero pro-

inscriptos lo que derivó en mayor car-

su casa y mostrarles a sus familias.

bar bien así me aseguro de que fun-

ga horaria para los docentes. Se dictan

La charla continúa. Algunos profesores

cione todo.

cientos de cursos muy variados. Dibu-

hacen demasiado hincapié en lo renta-

—Está bien, es fácil. Yo la dejo instalada

jo, Idiomas, Computación, Literatura,

ble. Cuánto, cuándo y cómo se factu-

y apenas llegue te llamo desde casa así

Memoria, entre otros.

ra. Otros, sobre la funcionalidad de las

la probamos.

La adaptación para dar clase es algo

plataformas que provee la Universidad.

La hija cumple con su misión. Se colo-

más que una mera charla adminis-

La profesora de computación va direc-

ca otra vez las zapatillas y se retira con

trativa. Las titulares de sociocultura-

to al grano. Pregunta si será capaz de


49

dictar clases, si sus alumnos no saben aún ni prender la computadora. Es como tener un primer trabajo donde piden experiencia previa. No se concibe. —Apelamos a que sus familias los ayuden e instruyan para que puedan anotarse y tomar las clases. Claro. La familia. Como Elena, que decidió romper la cuarentena para instalarle a su madre una webcam. Gracias a ella, Sara ahora espera la clase

Se coloca los auriculares con micrófo-

medio de la cuarentena.

de aquella profesora que tanto le había

no incorporado y acepta nombre por

—Me parece genial. Acá uno nunca

gustado.

nombre, mientras corrobora la lista. En

deja de aprender, yo también apren-

tres años de cursos instruyó a más de

do con ustedes. Esto de la tecnología

mil alumnos.

es algo que va por delante nuestro; no

El departamento de Ivanna es peque-

Las primeras tres en ingresar a la sala

terminamos de ver algo que enseguida

ño, pero acogedor. A un lado de la

virtual son alumnas de la Facultad de

sale otra cosa, es tremendo.

puerta de entrada tiene colgado su

Psicología, de prácticas. No pasan los

Tras la proyección de la publicidad, la

título de psicóloga, licenciada en la

25 años y todas eligieron participar de

clase continúa como estaba pautada.

UBA. El cuadro es de madera clara y el

ese Taller luego de haber cursado la

Los alumnos no lo notan, pero luego

vidrio impoluto contrasta con un de-

materia Vejez. Cuando se presentan se

de la primera hora Ivanna está agota-

partamento desordenado.

nota una alegría de buena fe. No es-

da. Su trabajo fijo en una financiera le

—No importa si no tengo tiempo para

tán ahí por una obligación institucio-

demanda toda la mañana y dicta va-

ordenar, a ese cuadro siempre lo limpio

nal sino porque realmente les interesa

rios cursos por las tardes -los cuales

-admite con orgullo.

presenciar esa clase.

muchos ni siquiera son remunerados-,

Es primera generación universitaria en

De a poco el curso se llena. La pan-

pero su sonrisa no se borra en esas dos

toda su familia.

talla refleja en total quince alumnos.

horas. Ni siquiera cuando una alumna

Esa tarde se ubica frente a la pantalla

Muchos de ellos tienen habilitado cá-

se pone a repetirle una y otra vez con

de su notebook mientras da sorbos a

mara y micrófono, lo que arma inevita-

desesperación que no entendió cómo

un té de manzanilla. Está acostumbra-

ble barullo. Ivanna mutea a los recién

instalar las aplicaciones en su teléfono.

da a quedarse afónica después de dar

ingresados y hace un pequeño anuncio

Al momento de terminar la clase tie-

clases y la infusión la ayuda. El reloj

antes de presentarse frente al nuevo

ne una pequeña charla informativa con

marca puntualmente las dos y media.

grupo de adultos mayores.

las alumnas en prácticas. Le hacen va-

Da algunos clics habilitando la reunión

Reconoce hablar mucho y muy rápido.

rias preguntas, pero entre todas una

virtual en Google Meet y espera a que

También, pide a sus alumnos que la in-

resalta:

se sumen los participantes. Las solici-

terrumpan cuando pierdan el hilo.

—¿Por qué decidiste hacerte cargo de

tudes comienzan a llover. No se sor-

—Bienvenidos a todos -saluda con una

este Taller si apenas tenés tiempo?

prende. Sus alumnos de UPAMI suelen

sonrisa. Veo muchas caras conocidas,

Ivanna ríe mientras se acomoda el ca-

ser muy puntuales, costumbristas. Una

Patricia, María, Sara…

bello enredado en los auriculares.

vez, quiso adelantar media hora una

Sara habilita el micrófono para hablar.

—Es algo que me llena el alma -contes-

clase y todo fue un caos.

—Hola Ivanna, otra oportunidad en

***

ta para luego despedirse. ◆


50

por

Agustina Donato


51

T

amara Alfaro se sienta en un bar. Tiene un flequi-

Carina arroja una mirada fulminante al doctor antes de decir

llo que le tapa la frente. Pero sus ojos están libres

otra palabra. Cerca de ella, sentada en un banco, la chica.

para a ver a la nena de 13 años que está sentada

Víctima. Otra vez.

junto a ella. Tiene la mirada pérdida y temblores

Desde sus inicios, Carina Rago forma parte de la línea 137

intermitentes. Pide un café con leche y un alfajor. La “chi-

que pertenece al programa “Las víctimas contra las vio-

quita”, como ella le dice, todavía no habla.

lencias”. Ya presenció muchas veces estas situaciones de

Entre sorbo y sorbo, el calor le va devolviendo el alma al

revictimización.

cuerpo. De a poco empieza a recuperar el color en sus me-

Una persona que fue sometida a una situación de abuso o

jillas. Un gesto, una mirada. Entre palabra y palabra, su his-

violación, debe narrar -y revivir- el hecho ante alguien sin

toria. La escuchan y la contienen. Ya no está sola. Tamara y

ninguna justificación clara. Los nuevos victimarios suelen

su compañera están ahí.

ser policías o médicos. Hombres en la mayoría de los casos.

Ella sabe que cada situación puede ser más terrible que la

Desde el programa apuntan a no reproducir ningún tipo de

anterior. En su cartera, siempre hay un paquete de galletitas,

violencia institucional. La mayoría de los profesionales son

algún chocolate, alcohol en gel o alguna bombacha por si

mujeres porque resulta más sencillo para las víctimas. Nadie

se necesita. Ser trabajadora social en la línea 137 es así. Hay

está para juzgar lo que se dice. Ni ellas, ni el programa. Las

que estar lista para todo.

profesionales de la línea están para vehiculizar la situación

Horas antes, “la chiquita” estaba secuestrada en un prostí-

y que llegué a la Justicia. La desconfianza no corresponde.

bulo. La vendió su padre. Y la rescató un cliente. Todavía se

La intervención se hace en la urgencia y en la emergencia.

ven en su cuerpo los síntomas de la abstinencia por la droga

Es el primer paso de un largo recorrido. Están ahí para es-

que le suministraban para mantenerla “adentro”.

cuchar y creer el relato. Después, las pericias y la Justicia se

Ella es una de las 224.797 víctimas que encontró apoyo en el

encargarán de corroborarlo.

137 y una de las 171.831 llamadas que recibió la línea desde su comienzo en 2006. El 70 por ciento son denuncias por

***

violencia familiar y el 30 por ciento por violencia sexual.

—Deme su DNI -pide el comisario. Bueno Carlos cuénteme

Los equipos móviles del 137 se desplazan hasta donde se

la situación.

encuentran las víctimas para asistirlas y acompañarlas du-

—Te está diciendo que se llama Marisa. Después en los pape-

rante el tiempo que requiera la intervención. Están confor-

les completá lo que diga el DNI. Pero, en vivo y en directo,

mados por una psicóloga, una trabajadora social y un policía

la llamas en femenino.

de civil.

Se escucha la voz firme de Carina. Es más clara que las demás. No será la primera vez y, tampoco, la última que se ***

escuche un diálogo similar tras una puerta con la consigna

Los techos altos y las luces blancas son testigos del aire frío

de “Comisaria”.

que recorre cada pasillo del hospital. La brisa esparce olor a

En ese entonces, no lo sabía. Años después, saldría la ley

lavandina y esterilizante por cada rincón.

26.743 de Identidad de Género para ratificar lo que ella ya

—¿En otra ocasión ya habías tenido relaciones sexuales?

exigía. Y los años de experiencia también jugarían sus car-

—No.

tas. La idea fue clara desde el comienzo. Salir a acompañar a

Silencio.

las víctimas a donde sea necesario y contenerlas en terreno,

—¿Para qué esa pregunta? Es una menor. Ya te dijimos que

donde no hay más tiempo que el ahora.

no podés entrevistarla. De eso se tiene que encargar una

Meses de preparación teórica y experiencial permitieron ir

perito especializada.

construyendo, de a poco, una nueva modalidad de intervención.

—¿Te la metieron un poquito o entera?

Implementaron un espacio que llaman “cuidado de cuidadores”,


52

dedicado a la contención y apoyo de las profesionales. Allí

—Escucho.

comenzaron a dramatizar y trabajar sobre los miedos y las

—Se están comunicando de la comisaría. Hay una madre de

preocupaciones de cada integrante del equipo. Sobre todo,

30 años que está ahí con un niño. Es por violencia física

porque debían trabajar con oficiales armados.

y psicológica ejercida por la pareja. Solicita información y

Cuando por fin salieron a la calle, la situación era descono-

orientación.

cida para todos. Porque era -y aún es- el único programa

Florencia Rocca es abogada del programa. Piensa unos se-

que envía un grupo de profesionales a donde se encuentra

gundos y propone una estrategia jurídica. La discuten y tras

la víctima. En aquel momento, por 2006, no había ley para

unos minutos, termina la conversación. Ingresa el caso en el

la protección integral de las mujeres.

sistema interno de la línea 137. Y vuelve a dormir o, al me-

Nadie conocía su trabajo. Eran tiempos en los que la temá-

nos, eso intenta.

tica no estaba en las agendas de los medios masivos. La po-

Esa noche la llamada se hizo desde el call center. A veces,

licía no las quería en el lugar. No las convocaban. También

puede entrar por un equipo móvil que está interviniendo.

desalentaban a las víctimas a denunciar.

Cualquiera sea el caso queda todo registrado en el sistema.

Con el tiempo, en la Ciudad de Buenos Aires consiguieron

Ello permite, de ser necesario, hacer un seguimiento y tener

que, cada vez que aparezca una víctima, se deba llamar a

una “historización”. Porque, desde el equipo jurídico, ade-

la línea. Y recorrieron decenas de comisarías capacitan-

más de las consultas telefónicas realizan acompañamiento y

do al personal que no sabía cómo trabajar con víctimas y

asesoramiento directo con la víctima.

agresores.

En los encuentros previos a ir al juzgado o la Oficina de Violencia Doméstica (OVD), ya tienen toda la historia leída por los ***

registros. Eso evita que la víctima tenga que repetir el testimo-

Una llamada interrumpe el silencio de la madrugada. Floren-

nio constantemente. Si bien no patrocinan en los casos, hacen

cia se despierta y busca el vaso de agua que dejó en la mesa

la articulación institucional. Explican las medidas conseguidas

de luz. Mientras, la melodía sigue sonando. Toma un sorbo.

como protección y restricción de acercamiento del agresor, en-

Decide contestar.

tre otras. Y evalúan, si es pertinente, entregar un escrito.

—Te cuento la situación.

Cada caso es un mundo. Necesita una estrategia única.


53

Florencia sabe que el mejor camino para garantizar el acceso

empiezan a aparecer como flashbacks. Resulta imposible di-

al derecho es pensando y construyendo con sus compañeras.

sociar aquel rostro de la sonrisa y de los gestos aniñados de

Pero no siempre se puede acompañar. Al menos, no como

cinco años atrás.

desean. Si bien la línea 137 ya es nacional, solo hay equipos

Que la convoquen a un juicio oral es muy importante. La ma-

de intervención en CABA, Misiones (Posadas, El Dorado y

yoría de las situaciones de violencia sexual y familiar se dan

Oberá) y Chaco (Resistencia).

en un ámbito donde no hay testigos. Lo que más cuestionan

Cuando entra una llamada de otra provincia, por ejemplo,

es: ¿Es cierto que eso pasó? Y la respuesta siempre es sí.

de una vulneración de derechos de un niño, niña o ado-

Los traumas y los patrones de las situaciones de violencia

lescente, tienen que comunicarse y articular con organis-

son repetitivos y compatibles. Son incuestionables.

mos de protección locales. Aunque conozcan la legislación

Los juicios orales suelen ser muy violentos para la víctima y

de cada lugar, la idiosincrasia es desconocida y el terreno

los profesionales. Hace un tiempo se encontraban con mu-

también.

cha resistencia de los jueces y de los abogados defensores.

Muchas veces, la comisaría más cercana está a muchos ki-

Aún la encuentran. El acceso de las víctimas a la Justicia si-

lómetros y no tienen cómo llegar, o no hay móviles para el

gue siendo un problema.

traslado. También falta sensibilización en temas de género.

Pero, la sanción de la Ley Micaela en 2019 propone un nuevo camino. Establece la capacitación obligatoria en género

***

y violencia para todas las personas que se desempeñan en

Marzo, 2020. Tamara está ingresando a un juzgado. Aún no

la función pública.

sabe que ese será su último juicio oral antes del aislamiento

Muchas veces, la Justicia llama a las profesionales de la línea 137,

social, preventivo y obligatorio. Hay un rostro que no le qui-

años después, para asistir a un juicio. Tamara siempre piensa que

ta los ojos de encima. Se cruzan con las miradas. Los ojos se

el recuerdo de los hechos será vago. Porque, luego de cada in-

acercan. Se convierten en presencia.

tervención, se habla el caso con las compañeras y se deja en el

Una adolescente la saluda. Tamara la vio por última vez

ámbito laboral. Pero, cada vez que le toca, se sorprende.

cuando sólo era una nena. Ahora, debe tener 16 (haciendo

Cómo serán de fuertes las vivencias que siempre se acuerda

un cálculo rápido). Los recuerdos de esa intervención se le

de todo. Hasta de los detalles. ◆


54

por Yamila

Dubini


55

El desafío de la comunidad para conectar a sus jóvenes con las tradiciones

E

n el mundo de muchos millennials y centennials

Por el hecho de ser judío, entre los 18 y 26 años, existe el

las tradiciones y la religión pueden volverse abu-

“Birthright Israel”, que es el derecho a conocer Israel para

rridas y hacer que los más jóvenes pierdan el inte-

fortalecer la identidad hebrea, y cada año viajan 37 mil per-

rés y más cuando la generación que los educó se

sonas de diferentes partes del mundo para adentrarse en la

alejó también de muchas costumbres. Dentro de la comu-

cultura de ese país. Según un estudio de la Universidad de

nidad judía argentina, diferentes entidades que van desde

Brandeis, de Estados Unidos, sobre una cantidad de jóvenes

instituciones educativas hasta los mismos templos, ofrecen

adultos judíos en la Argentina la mayoría de los que se ano-

oportunidades sociales y culturales tales como: viajes eco-

tan para realizar este viaje se identifica como “un poco” o

nómicos, posibilidades de trabajo en el exterior, becas de

“para nada” religiosos, como el caso de Julieta.

estudio, y hasta fiestas en hoteles de lujo para que la juven-

Este viaje era la primera opción que todos le recomenda-

tud se adentre en su historia y creencias.

ban y por el costo era la más accesible, pero no estaba segura de querer ir allí. Finalmente optó por otra alternativa

***

que ofrecía una de las entidades judías que consistía en un

Julieta Kogan pertenece a una familia judía, practicante,

programa de trabajo en Estados Unidos en un campamen-

pero que no está ni cerca de ser ortodoxa. Fue a colegios

to de verano. Allí conoció mucha gente de otros países que

judíos como lo hicieron sus padres y su tiempo libre lo ocu-

habían viajado a Israel y la convencieron de que realice esa

paba con actividades de los clubes a los que iban todos sus

experiencia.

compañeros de clase. Era lo normal dentro de su entorno, seguir compartiendo tiempo juntos más allá de la escuela.

***

Recibió la Tora en tercer grado y festejó su Bat Mitzvah, tra-

Viajar a Israel por ser judío implica conocer antes lo que

diciones que significan pasajes a la mayoría de edad.

significa pertenecer a la religión. En pleno barrio de Once,

Usa el pelo largo hasta la cintura y lacio, ama llevarlo así,

en la misma manzana del Templo Sucath David se encuen-

jamás podría raparse y usar peluca como las mujeres orto-

tran las aulas donde se dictan las clases de Estudios sobre el

doxas. Respeta las concepciones que tiene su religión, pero

judaísmo. Luego de dos horas que pasó aprendiendo sobre

no las comparte, su femineidad no lo permitiría. Su femi-

costumbres y tradiciones festivas, Julieta camina con dos

nismo tampoco, considera que hay mucha desigualdad en-

compañeras rumbo al Subte B para volver a casa.

tre lo esperado por la sociedad para hombres y mujeres. Esa

—La semana que viene es Rosh Hashaná (Año Nuevo), en

es una de las razones por las que la mayor parte de su vida

casa tratamos de hacer todo como indica la costumbre, ni

no se sintió interesada en acercarse a las tradiciones judías.

siquiera tocamos electrónicos –dice una de las chicas.

Siempre le gustó visitar lugares nuevos, conoció varias ciu-

—Nunca estuve ni dos horas sin celular -responde Julieta.

dades con su familia y luego sola, pero recorrer el mundo no

Tres estaciones y está en Medrano. Son las diez de la noche

es tan fácil económicamente como para poder hacerlo todos

cuando llega al edificio de la calle Corrientes donde vive. El

los años. Así fue como decidió informarse sobre los viajes

ascensor se abre en el piso 5 y avanza por el pasillo. Todos

que proponen las entidades de las que forman parte los jó-

los departamentos tienen una Mezuzá al lado de la puerta,

venes de la comunidad judía en Argentina.

una especie de caja pequeña que adentro lleva unos perga-


56

minos con rezos, que indica ante Dios

—Como tiene un aroma y un sabor agra-

que en esa casa habitan judíos. Menos

***

el suyo, un año se robaron todos los

“Ya salí de cursar, vengan para la 321”,

dable representa a la persona que tiene conocimiento de Torá y buenas obras.

del edificio y no los repusieron. Entra

dice el mensaje de WhatApp. Es vier-

La Torá es el texto que constituye el

a su casa y está su familia esperándola

nes en Ciudad Universitaria. En el ter-

fundamento del judaísmo.

para cenar.

cer piso, Julieta cursa Semiología del

En sus comienzos como rabino Zalmy

—¿Qué hiciste de rico, ma?

CBC para la carrera de Diseño Gráfico,

no se hubiese imaginado llevar los ele-

—Chuletas de cerdo y ensalada.

así que está cerca del aula a la que la

mentos de una festividad a una uni-

—Como todos los lunes y jueves.

citan. Es hora de almorzar y va cayendo

versidad pública. Sin embargo, la tec-

—Mentira, el lunes no comimos esto.

gente al aula libre de profesores.

nología permite un contacto directo

Se une a la mesa al lado de su hermana.

Cada semana el primero de los inte-

con la juventud, este hecho llevó al

Silencio mientras se sirve una porción,

grantes del grupo de WhatApp “FADU

templo a iniciar este tipo de proyectos

toma un vaso de soda y le responde.

viernes” que termina su clase, busca

y, en lugar de esperar a que los jóvenes

—No, digo cosas con cerdo, comimos

un aula vacía para almorzar juntos. El

se acerquen al templo y a la entidad de

milanesas con jamón y queso.

administrador del grupo es el Rabino

educación, van a los lugares que fre-

—¿Y?

Zalmy quien invita el almuerzo a los

cuentan ellos.

—Desde que tuve la clase de las reglas

alumnos judíos de la universidad que

de Kashrut (comida kosher), siempre

quieran compartir un rato juntos y

***

que vuelvo de clases comemos cosas

aprender acerca de sus tradiciones o

El Instituto Superior de Estudios Ju-

que la religión no permite –contesta

simplemente comer. A Julieta la invi-

daicos (ISEJ) tiene como objetivo dar

bromeando.

tó a sumarse una compañera de Sucath

un marco social a los jóvenes judíos de

—Es casualidad, pero para que no te

David.

Argentina para garantizar una conti-

hagas ideas raras.

En el salón juntan dos mesas para que

nuidad en el ámbito de las tradiciones.

—Si no es cerdo, es el animal con su

puedan entrar los quince alumnos. Sie-

Les ofrecen a los jóvenes un gran via-

producto o algo.

te son chicas, quienes a pesar del cli-

je en grupo acompañados por su staff,

Si bien las leyes y preceptos religiosos

ma primaveral llevan sacos y buzos de

a destinos como Nueva York o Europa

correspondientes a la alimentación son

manga larga para tapar sus brazos por

del Este cuando finalizan sus estudios.

extensos, podrían resumirse en una di-

respeto a los preceptos ortodoxos so-

Nueva York es el más elegido.

visión de tres tipos de comida: kosher,

bre la vestimenta. Zalmy viste un traje

Las inscripciones se realizan en mar-

parve, y taref. Kosher son aquellos ali-

negro, una Kipá (pequeña gorra tradi-

zo con fechas de despegue en diciem-

mentos que cumplen con las reglas ali-

cional en los hombres) y un sombrero

bre y enero. A pesar de la pandemia,

menticias del judaísmo, el más básico

que se sacó al entrar al aula. Entre ba-

se anotaron al menos 100 jóvenes con

es no mezclar al animal con su produc-

gels de salmón y sushi conversan.

la esperanza de un futuro estable para

to. Los alimentos parve son los que no

—La festividad de Sucot se celebra du-

fin de año. Los planes de viaje y los

tienen lácteos ni carne, por ende, pue-

rante una semana dentro de una caba-

aviones están en stand by debido a

den consumirse con cualquier alimento

ña, para recordar a nuestros antepasa-

la presencia del Coronavirus, pero las

kosher. Por último, una comida taref es

dos que vivieron 40 años en este tipo

clases continúan para no perder el rit-

aquella cuya ingesta está terminante-

de viviendas en su travesía por el de-

mo. Los cursos virtuales que se ofrecen

mente prohibida, el caso más conocido

sierto hacia la Tierra Prometida. Esta

van desde orientaciones más religiosas

es el del cerdo y todos sus derivados.

semana vamos a hablar sobre el Etrog,

como fiestas y costumbres a clases de

La ventana del comedor está abierta y

uno de los cuatro elementos nacidos

cocina, charlas sobre actualidad y de-

corre el aire fresco de casi primavera.

en Israel que la caracterizan.

bates sobre ideologías.

De fondo suenan los autos y colectivos

En medio de los restos de comida y los

que circulan por la avenida Corrientes,

vasos descartables el Rabino pasa el

y en primer plano se escucha la voz de

fruto para que todos huelan su carac-

Julieta contando lo que aprendió en la

terístico olor cítrico mientras explica

lección que tuvo hace un par de horas.

su simbolismo.

Diego es de contextura pequeña, ojos celestes y cabello oscuro. Está casado y tiene dos hijas menores. Diez años atrás realizó el viaje de Birthright Israel


y continuó aprendiendo sobre judaís-

***

no desde la creencia en un ser superior.

mo. Después decidió que quería com-

De la misma forma que Julieta par-

—Mi única conexión con la religión es

partir su conocimiento con más gente,

ticipa de los viajes, aprende sobre la

la familia. Respeto lo que se haga en

así comenzó a dar clases en ISEJ.

cultura, e implementa algunas de las

casa, pero no tengo interés en feste-

En el living de su casa se ubica frente

enseñanzas que tomó de sus clases de

jar algo sola tampoco –cuenta Cami-

a su notebook mientras espera que se

estudios judíos; Camila, su hermana, es

la. Igual nunca voy a faltar al cierre

conecte su grupo al Zoom. Detrás de él

todo lo contrario. Ella no hizo ningu-

de Yom Kippur cuando mi mamá llo-

se observa una ventana y la luz del sol

no de los planes de viaje, sabe que eso

ra de emoción por saber que va a vivir

hace contraste con su perfil y lo refle-

implica un año de cursada de religión

otro año. No todos creemos, pero nos

ja en ella, a la vez hace resaltar la Kipá

que rechaza porque no va con su esti-

acompañamos.

que lleva en la cabeza. Hoy toca clase

lo de vida.

instructiva del viaje a Nueva York.

La fiesta de Rosh Hashaná celebra un

***

A las 17.30 comienza el encuentro por

nuevo año cada septiembre con un

Más allá del ambiente en el que creció

Zoom y participan 83 alumnos. En lo

brindis de manzana con miel que repre-

cada joven y el interés que pueda tener

presencial se dividiría en tres aulas en

senta la dulzura natural y la dulzura que

por cumplir al pie de la letra las cos-

diferentes horarios, pero en este for-

hay que trabajar para poder conseguir-

tumbres de la religión, no hay dudas

mato virtual van todos juntos. Él les da

la. Desde ese momento hasta diez días

sobre que la comunidad judía argenti-

la bienvenida y a medida que saludan,

después, comienza una introspección

na cuenta con variedad de oportunida-

se van silenciando sus micrófonos.

sobre el año terminado que da paso a

des para que los jóvenes puedan acer-

—Mi nombre es Diego, soy de Trip2U, y

proyectar para el siguiente. Esto finaliza

carse a su cultura.

estoy acá para responder todas las du-

con Yom Kippur, el Día del Perdón, en

Entre compras en Nueva York y al-

das que tengan. Para empezar, les voy

el que Dios firma en su Libro de la Vida

muerzos universitarios invitados por

a contar algunas actividades del viaje

quiénes van a vivir un año más y quié-

un rabino, cada participante absorbe

a Nueva York. Además de los clásicos,

nes no. Ese día se realiza un ayuno que

experiencias y enseñanzas camufladas

como el Empire State y hacer compras

comienza con la primera estrella y ter-

de las costumbres judías en su vida co-

en Times Square, somos la única em-

mina con la primera del siguiente.

tidiana. De esta manera, las tradiciones

presa que ofrece un paseo en limusina

En la casa de la familia Kogan, Julieta y

pasan a un plano más tangible y ac-

y asistir a un partido de la NBA. El profesor continúa enumerando el itinerario, con detalles de las actividades y luego habilita los micrófonos para consultas. —¿Cuál es el contenido religioso del viaje? –pregunta un participante. —Hacemos una visita a la casa del Rebe, el rabino más importante de la comunidad a nivel mundial, vamos al cementerio judío y pasamos Shabat en la casa de una familia local. —¿Nos dan tiempo libre para recorrer o los paseos ya están todos decididos? —Les damos una tarde libre y hay paseos que son opcionales, así que si no los quieren hacer pueden planear otra cosa. La idea es que aprovechen el viaje para hacer turismo a la vez que aprenden sobre lo que vamos a ir viendo en

su padre siguen la tradición del ayuno,

cesible para las nuevas generaciones,

mientras que su hermana y su madre

y les facilita el entendimiento de que

no, a pesar de ser esta última la única

esos simples y ancestrales actos pue-

que cree en Dios. El acercamiento al ju-

den formar parte del día a día de cada

nuestras clases previas al viaje.

daísmo del resto va del lado de la ética y

uno. ◆

57


58

por

Daniela Ganin


59

U

n pie es una estructura compleja

—Amiga, ¿Viste mi última historia? Un tipo me

de 26 huesos, 33 articulaciones y

ofreció dólares por pasarle más, cuenta Karen en

cientos de músculos y terminacio-

un audio de Whatsapp.

nes nerviosas que no sólo funcio-

Está sentada en una manta playera disfrutando

na como bisagra para mantenernos parados sino

del sol de otoño de Mar del Plata con su mamá.

que, además, tiene una conexión directa con

Mira el mar vacío a través de la cámara. Los pro-

los centros del placer del cerebro. Karen lo sabe.

tagonistas de la fotografía que comparte en sus

Elige el esmalte, arrima el banco al pie de su es-

redes sociales, son sus pies.

critorio y desliza cuidadosamente el pincel por

Al otro lado del mundo, en Málaga, la primave-

cada una de sus uñas. El carmín es el tono más

ra libera a los pies de medias y zapatos cerrados.

pedido en sus mensajes directos de Instagram.

Las uñas arregladas comienzan a asomarse por

Les saca fotos a media luz, bajo la mezcla per-

las sandalias bajas que responden a la tendencia

fecta entre sombra y claridad que aporta la tira de LED roja que colocó en el marco de su armario. La escena que monta Karen para sus clientes incluye un catsuit (que compró hace tres años y nunca se animó a usar con sus parejas) y música tranquila, pero suave, para no despertar a sus papás. Ni el cuerpo ni el sonido salen en la toma, pero ella los necesita para entrar en el personaje de Lena, como sus clientes la conocen. Muchas personas pagan por ver fotos y videos de pies, y hasta por ir a convenciones donde poder refregar la cara contra pies de diferentes personas. El footfetish o podofilia está dentro de los fetiches más comunes y más estudiados. Arola Poch es una psicóloga y sexóloga española que llevó adelante la investigación más grande del mundo sobre el tema. Asegura que los hombres son los más atraídos por los pies y que la mayoría de ellos adoran los pies femeninos, como su propio marido, aunque 3 de cada 10 prefieren los masculinos.

2019. El Estudio Ghalia se prepara para recibir a más de 100 podófilos mayores de 18 años de todo el mundo ¿El motivo de la reunión? Disfrutar de esa extremidad que tanto los une. Hace 5 años que la Asociación Spanish Foot Fe-

tish organiza en la Costa del Sol el evento más grande de España dedicado a la promoción y visibilidad de esta parafilia. Son más de 12 horas de fiesta alrededor de jacuzzis, piletas, sol y juegos grupales. Adentro del chalet, los sillones –en su mayoría con mujeres recostadas encima– son los protagonistas. Masajes, y lamidas de dedos que en muchos casos terminan con hombres en el piso y mujeres caminando y hasta saltando encima de ellos, se entremezclan con otras personas que solo charlan o toman una copa. La podofilia es el fetiche más común entre los millenials. Y bien se dice que sobre gustos no hay nada escrito, pero no es el caso. Hace años que desde diferentes disciplinas tratan de explicar este gusto erótico disruptivo que muchos definen como un parcialismo, porque la fijación erótica es sobre una parte particular del cuerpo.

***

Samuel Lee Jackson intenta explicarle esto a


60

John Travolta en una escena memorable de Pulp Fiction: —Se comenta por ahí que la culpa de todo la tuvo la mujer de Marcelus. —¿Qué hizo… follársela? —No, no, no, nada tan grave. Le hizo un masaje en los pies. No se hacen masajes a la mujer del jefe. —Un masaje en los pies no es nada, yo le masajeo los pies a mi madre. —No. Es tocar a la nueva esposa de Marcelus de una forma familiar, es tan grave como… ¿es tan grave como comerle el coño? No, pero es el mismo jodido juego. —Oh, oh, espera un poco, comerle el coño a una zorra o masajearle los pies no es la misma jodida cosa. —No lo es, pero es el mismo juego ¿Has hecho muchos masajes en los pies? —A mí no me hables de masajes en los pies, soy el maestro

mujeres de todo el reino han sido invitadas y con grandes

de los masajes en los pies.

vestidos y peinados intentan llamar la atención del prín-

—¿Has hecho muchos?

cipe, pero solo una joven rubia con zapatillas de cristal lo

—Joder sí…y perfeccioné tanto mi técnica que apenas hago

encandila.

cosquillas.

Son las doce de la noche, suenan las campanas. Ella corre

—¿Te importaría masajear los pies a un hombre?

por las escaleras y huye. Después de la medianoche todo el

—… ¡Vete al cuerno!

glamour se desvanece junto con el hechizo del hada madrina. Pero el zapato no. Perrault se permitió una licencia ***

literaria para mantener en el relato esa zapatilla que desde

—¿Lena tenés algún calzado viejo, o medias usadas que me

el otro lado del papel y la imaginación también lo había ma-

puedas vender?

ravillado a él.

La afición erótica por los zapatos es una derivación de la po-

Desde ese momento el príncipe empieza una búsqueda in-

dofilia. De la misma manera en que no hay un pie “perfecto”,

cansable por encontrar a su amada desconocida: la mujer

no hay un tipo de zapato predilecto para quienes tienen este

con el pie más pequeño de todo el reino. La hazaña tuvo

tipo de fetiche conocido como retifismo: tacos, zapatillas,

una modalidad bastante particular, él no pretendía encon-

botas o sandalias, todo sirve. La fijación sobre el objeto hue-

trar a quien tuviera en sus manos el otro zapato, quería

co donde se introduce el pie abre a las claras el espacio para

introducir él mismo el pie que encajara en esa zapatilla de

la analogía con los genitales femeninos.

cristal. No le interesaba su carisma, ni su personalidad. Su fi-

Ya en 1697 Charles Perrault, el escritor francés de cuen-

jación era ese pie pequeño, síntoma de belleza y virginidad.

tos clásicos infantiles, incluía el zapato de cristal al cuento de Cenicienta. Una historia mítica que había nacido 800

—Por ahora no. Solo las fotos y videos personalizados.

años antes sin ningún indicio de hadas mágicas ni fijación

Vender sus zapatillas es un paso que Karen por ahora no

podofílica.

quiere dar. Lena, en el lugar de la cenicienta, hubiera vuelto

En el relato del escritor francés, Henry es el único heredero

a esa escalera a rescatar su zapato.

al trono. Su padre, el rey, organiza una tertulia en su honor para encontrar a su próxima nuera, y futura princesa. Las

***


61

Salma Hayek, descalza y envuelta en una serpiente pitón

Lo cierto es que no tenía de qué preocuparse porque las en-

de 3 metros y medio, se pasea sensual sobre la barra del

cuestas confirman que en la variedad está el gusto, incluso

bar mexicano Titty Twister. Personifica a la bailarina exótica

por los pies sudados y con olor. Según Arola Poch, el pie per-

Satánico Pandemonium en Del crepúsculo al amanecer. Su

fecto para los fetichistas puede ser suave, limpio, arqueado

baile se detiene frente a Richard Gecko (Quentin Tarantino).

o pequeño para la mayoría; pero también, con olor, sudado,

Derrama tequila en su rodilla. El alcohol baja por su pierna

con dedos largos, con uñas pintadas, con anillos y tobilleras

hasta cubrirle el tobillo y el pie, que luego introduce en la

o tatuados, para los disruptivos.

boca del conocido cineasta. Él, desde su silla, alzando la vis-

Por eso, en el negocio de las fotos de pies, la clave está en

ta, la observa maravillado mientras bebe y le lame los dedos.

la personalización.

La adoración de Tarantino por los pies es de público cono-

—¿Podés escribirte mi nombre en un pie?

cimiento en el mundo del cine. Todas sus creaciones inclu-

—¿Podés pisar un almohadón con tacos gastados?

yen planos muy estéticos, para algunos quizás sugestivos,

—¿Puede ser un video cortándote las uñas?

y para otros absurdos, de esta extremidad. Desde Kill Bill,

—¿Te puedo pedir que tires agua sobre el pie?

hasta Once Upon a Time in Hollywood, en donde la actriz

Con los años Karen aprendió que siempre es bueno tener

Margaret Qualley sube sus pies desnudos en el tablero del

una amplitud de contenido disponible para enviar en el mo-

auto conducido por Brad Pitt. Después de la película, Mar-

mento –fotos variadas donde se vean sus uñas pintadas de

garet confesó en una entrevista que cuando el famoso di-

diferentes colores, con zapatos, medias de red, pantimedias,

rector propuso la escena sintió que sus pies no eran estéti-

ojotas– pero lo que “más sale” son los packs que responden

cos. Había llevado medias puntas mucho tiempo y no eran

a pedidos específicos. Con algunos clientes creó un vínculo

presentables para la cámara. Tarantino y Brad Pitt tuvieron

y el trato es otro. Ella ya sabe lo que quieren, los conoce,

que convencerla de que los pies estaban bien y la escena

así como el mozo del bar donde todos los miércoles te to-

fue un éxito.

más una café, que al verte te pregunta “¿Lo de siempre?”. ◆


62

por Julieta

BelĂŠn Gryglewski


63

—¡Eh! Nos tienen que hisopar a todos

La calma al igual que los insumos médi-

bir. Recién ahí, usted se va a acercar y se

¡Nuestros chicos tienen fiebre!

cos, son deudas de la pandemia.

va a bajar el barbijo al mentón. ¿Okey?

—¡Nos van a dejar morir! Nadie se hace

—Sí, sí. Ahí salgo. Gracias.

cargo. Tenemos síntomas.

***

Una vez allí, Mariana observa la cara

—¡No se van a ir hasta que nos hisopen

Mariana llamó al 148 porque ella y su

de Ayelén detrás del acrílico que sepa-

a todos!

madre se sentían mal. Un operador le

ra en dos la caja del móvil. De su lado,

El reloj marca casi las cuatro de la tar-

tomó los datos y le anticipó que había

José dejó preparado un tubo de ensayo

de en Loma Hermosa. No debería haber

un poco de demora, debido al contexto,

con un hisopo largo. Está rotulado con

nadie en la calle debido al aislamiento

claro. Un día antes de enviarle la camio-

su nombre y apellido. La médica coloca

social preventivo y obligatorio declara-

neta, recibió un llamado donde le infor-

las manos en dos guantes de veterinaria,

do por el Presidente hace unas semanas,

maron sobre el procedimiento.

esos largos hasta el hombro, que salen

pero un conglomerado de personas ro-

José Luis y Ayelén llegan al domicilio.

de la pared trasparente.

dea al Coronamóvil.

Llaman a Mariana desde la camioneta

—Vamos a empezar por la nariz. Quedate

José Luis traba las puertas y llama a su

para realizarle la ficha epistemológica.

quieta por favor.

jefa. Mira a Ayelén, su compañera de

—¿Nombre?

—Ahora abrí la boca… Listo. Podes subir-

turno. Ambos, incrédulos, se cruzan de

—Mariana Rodriguez

te el barbijo.

brazos. No les queda otra que esperar.

—¿Edad?

Mariana vuelve a su casa. Sólo queda

Fuera de la camioneta, los vecinos que

—46

continuar con la cuarentena y esperar el

se acumulan les impiden el paso.

—¿Tiene alguna enfermedad crónica?

llamado del laboratorio.

Acaban de hisopar a dos mujeres con

—No

José baja del móvil, coloca el tubo en un

síntomas de COVID. Habían llegado a

—¿Tiene fiebre?

envase triple aislante junto a las mues-

ese domicilio por orden de la directora-

—Sí

tras que recolectó en el día y cierra las

del Hospital de Campaña de Tres de Fe-

—¿Dolor de cabeza?

puertas de atrás de la camioneta. Ayelén

brero, María Luz Joy. El testeo era ur-

—Sí

enciende una luz ultravioleta para este-

gentey se vieron obligados a hacer su

—¿Dolor muscular?

rilizar la unidad. Luego, esquivando a la

hoja de ruta a un lado. Todavía tres per-

—Sí

muchedumbre se suben a la cabina.

sonas los están esperando en sus casas

—¿Vómitos o diarrea?

El sol comienza a caer, las personas que

para ser testeados.

—No

rodean al Coronamóvil se dispersan. No

Fiel a su estilo, José Luis, el chofer del

—¿Dificultad para respirar?

por la reiterada explicación de que no

Coronamóvil, mantiene la calma. Sus

—No

hay test ni autorizaciones suficientes.

ojos morochos reconocen a la persona

—¿Tos?

Tampoco por el frío que se empieza a

que incita a los manifestantes. Es una

—No

notar, sino por los dos patrulleros que

mujer de unos cuarenta y tantos, como

—¿Pérdida de olfato?

doblaron la esquina.

él. José le habla a través del parabrisas.

—Sí

Jose Luis saluda a los oficiales de policía

—¡Señora, señora! Escúcheme, por fa-

—Bueno. Ahora debe salir de su casa con

con un gesto, da marcha atrás, y sale de

vor. No contamos con los recursos para

el barbijo puesto y quedarse en la puer-

Loma Hermosa para continuar con los

realizar un testeo masivo. Deben llamar

ta. El chofer va a abrir las puertas trase-

testeos programados.

al SAME y aguardar en su casa.

ras de la camioneta y se va a volver a su-


64

*** El día comienza a las 5:30 am al ritmo del despertador de Samsung. José Luis a veces posterga la alarma hasta las 6. Mientras se ducha, su mujer, Ana María, pone la pava y prepara unos mates con bizcochitos. Comparten el desayuno desde hace más de 20 años. José parte en su auto hacia el Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) en Caseros. Desde marzo, los 14 CAPS de Tres de Febrero que sirven de apoyo a los Hospitales del municipio Dr. Carlos Bocalandro, Dr. Ramón Carrillo y UPA de Martín Coronado, comenzaron un protocolo sanitario contra el COVID. Los empleados fueron los primeros en adaptarse. El fichado no se realiza más con la huella biométrica, sino que ahora firman una planilla donde colocan la fecha de entrada y salida de la Institución. Lógicamente, cada uno con su propia lapicera. Como en la mayoría de los establecimientos, los CAPS tienen personal de seguridad. Silvia recibe a sus compañeros con alcohol en gel y les toma la temperatura disparando a sus muñecas con un termómetro láser. En ese horario sólo se encuentran los choferes y los de vigilancia. José Luis busca los vales de nafta, que entrega el Municipio los lunes y se vuelve a subir al auto para hacer diez cuadras y llegar al Centro Deportivo Municipal 1 (CEDEM 1) ubicado en Juan Bautista Alberdi 5524, donde está montado el Hospital de Campaña. Tras rejas blancas despintadas se encuentran encerradas cuatro manzanas de un predio deportivo municipal deteriorado. Veredas rotas, baños poco higiénicos y flora que crece por doquier adornan canchas transformadas en 3 salas de internación que suman 200 camas.

El municipio se preparó para el Corona-

***

virus como si esperara un combate ar-

Maximiliano, un morocho alto de ambo

mado o un desastre natural. Montó una

azul oscuro y zapatillas deportivas, hace

unidad médica móvil en el principal po-

un checklist de artículos que previamen-

lideportivo de la zona para brindar apo-

te había dejado sobre el escritorio. Con

yo al sistema de salud de Tres de Febre-

la mirada atenta, mete cuidadosamente

ro, descomprimiendo hospitales al aislar

camisolines, cajas de guantes descarta-

vecinos con casos leves.

bles, alcohol y antibióticos en una caja

El primer paciente con COVID llegó al

de cartón. Levanta la caja y la lleva a la

Hospital el 23 de mayo, cuarenta días

sala de internación 1 que hace cuaren-

después de su inauguración oficial, así

ta días sólo era una cancha de básquet.

que los cien trabajadores de la institu-

En abril, cambió su cómoda oficina en

ción tuvieron tiempo para repasar los

el CAPS 10, por un depósito de insumos

protocolos hasta el cansancio e incluso,

médicos improvisado en la administra-

hasta el aburrimiento.

ción del CEDEM 1. Así, rodeado de unas

Hace casi 20 años que José Luis es em-

cuantas estanterías de metal, un ecógra-

pleado municipal, los últimos dos se

fo, un electrocardiógrafo, una helade-

desempeñó como chofer del CAPS 10,

ra, un televisor que no anda, escritorios

conduciendo la unidad que abastece las

vacíos y fichas de socios del gimnasio

salitas del municipio. Se encargaba de

transcurre su jornada laboral.

trasportar insumos médicos, medica-

Maxi es el encargado de que no falte

mentos, vacunas y anticonceptivos para

medicación e insumos en el Hospital de

los diferentes programas sanitarios que

Campaña. También arma los kits sanita-

pone en marcha la Municipalidad. Has-

rios para la Unidad de Testeo Móvil. Al

ta que, a fines de marzo, recibió un lla-

final del día recibe las muestras obteni-

mado de Noelia, su jefa. Tenía que ir a

das y las guarda en la heladera.

buscar una camioneta a la Peugeot de

Desde la ventana de su oficina que da al

Martín Coronado.

estacionamiento, ve llegar un Chevrolet

Cuando llegó a la concesionaria, el vehí-

Cruze. Se va poniendo los guantes, pri-

culo ya estaba registrado a su nombre y

mero un par, luego el otro. Porque hom-

a las dos semanas, lo volvieron a llamar

bre precavido, vale por dos.

para hacer unas fotos con el Intenden-

José Luis pasa por el área de administra-

te, diego Valenzuela y otras autoridades.

ción del Hospital, agarra la llave del mó-

Ahí le informaron que le iban a realizar

vil, un celular y la hoja de ruta. Se dirige

modificaciones a la unidad para hacer

a la camioneta y controla que estén to-

los testeos. Ese día se enteró de que iba

dos los insumos necesarios para realizar

a pasar a la historia como el chofer del

su trabajo.

Coronamóvil.

—Llegas tarde. Tenías que estar a las 8.


—Me parece que tenés mal el reloj, son

rus. También, sobre cómo colocarse y

—¿Te molesta la radio?

las 7:50 ¿Me preparás alcohol y algodón?

sacarse correctamente el equipo de pro-

—No, no me molesta.

—¿Necesitas cajas patogénicas?

tección personal (EPP).

—No te quiero molestar cuando hagas

—Sí, mándame algunas. Y… necesito un

Sin embargo, el 23 de mayo, cuando el

las fichas

par de fichas más. Últimamente me es-

Hospital de Campaña recibió a su pri-

—No me molesta. Gracias.

tán agregando domicilios por teléfono.

mer paciente, sólo se presentaron 5

—Vos decime eh. No seas tímida.

—Bueno. Ahora te traigo.

voluntarios.

Ayelén sonríe.

Luego de cinco minutos, Maximiliano le

A fines de julio, María Luz Joy, la direc-

En su tiempo libre, sube fotos a Insta-

entrega una caja de cartón a José Luis,

tora, le habló para que comience a tra-

gram vestida de pies a cabeza con fri-

quien la sube al Coronamóvil.

bajar y deje las tareas que realizaba a

selina blanca, un protector facial, debajo

—Chau. Mucha suerte pá, cuidate

voluntad. Luego, Recursos Humanos se

unas gafas y un barbijo azul claro. Tam-

Durante 17 años, el chofer del Corona-

comunicó con ella para pedirle los datos

bién, hace un primer plano de su rostro

móvil, su papá, se desempeñó como au-

personales para realizar el contrato.

cuando termina el día. Se ve hinchado,

xiliar de farmacia, la tarea que hoy cum-

Como voluntaria, Ayelén, armaba los

cansado y apretado, pero ella siempre

ple Maxi.

kits sanitarios para la Unidad de Testeo

sonríe. En unas historias de Instagram

Viven juntos en un PH en el barrio por-

Móvil y para el SAME. Desde los prime-

revolea los ojos al enterarse de la mar-

teño de Villa Devoto. Cuando llegan a

ros días de agosto, sus tareas son realizar

cha anticuarentena. En el pie de las fo-

casa, se sacan el ambo y lo dejan so-

hisopados nasofaríngeos y sacar sangre

tos les pide a sus seguidores, a sus ami-

bre una silla en la puerta, al igual que

en las salas de internación.

gos, que se cuiden y cuiden al otro. Su

el calzado. Se dan una ducha y saludan

José Luis no tiene un compañero fijo en

contrato, al igual que el de Maxi, es por

a Ana María, que los espera con mates

el Coronamóvil. Cuando comenzaron a

tiempo indeterminado, y como la mayo-

y galletitas.

realizar los testeos, en abril, iban médicos.

ría del personal del Hospital de Campaña

Al pasar los días y aumentar los casos, los

no sabe hasta cuándo se requerirán sus

***

docs eran necesarios en las salas de inter-

servicios. Pero tiene claro que, sea por

El agua burbujea dentro de la pava eléc-

nación. Por eso, lo empezaron a frecuen-

un mes o por un año, el Coronamóvil le

trica. Ana se acerca para apagarla y ceba

tar enfermeros y técnicos extraccionistas

el primer mate.

capacitados para realizar los hisopados.

En la tele del comedor está de fondo el noticiero de la mañana. Marcelo Bonelli informa que en el país se reporta un acumulado de 1975 de infectados, 82 muertos y 375 recuperados. Ayelén, con su pijama y un rodete, unta tostadas con queso descremado sentada frente a la TV. Su madre le convida un mate mientras toma lugar junto a ella. —Sabes que vi en Facebook el otro día y me olvidé de decirte… —¿Qué má? —En la página de la Municipalidad están buscando voluntarios para un Hospital que se va a abrir en Caseros por la pandemia ¿Por qué no te postulas? Capaz te sirve cómo experiencia… Ayelén comenzó con la capacitación para el voluntariado junto a 40 postulantes. Recibió información sobre el vi-

cambió la vida. ◆

65


66

por Irina

Kreisler

MANOS A LA OLLA

El club Juventud Unida de Ciudadela de Tres de Febrero cambiรณ botines por tuppers para hacerle frente a la pandemia. Hoy, la mesa estรก servida y ojalรก sea un fracaso.


67

U

na mesa cuadrada con mantel negro bloquea la puerta y separa a los que tienen para comer, de los que no. Federico los recibe con tapabocas 'del Juve' y guantes de látex. Cumplió treinta en febrero y pasa sus tardes en el club desde que tiene seis. Saluda al

primer vecino que se acerca. Lo conoce. Sabe que tiene una esposa y un nene chiquito. Recibe el tupper y se lo entrega a su papá, Miguel, que es el encargado de servir las porciones. Una mano le acerca una bolsita con tostadas, una gelatina y dos naranjas. Mete todo en una bolsa de tela y lo devuelve. —Buen provecho loco. El reloj marca las 18:59. Miguel revuelve con fuerza la olla. Hoy hay guiso de fideos. Mónica es la encargada del pan y la fruta que tienen que alcanzar para más de cuarenta familias. Desde el 7 de mayo, el Club Juventud Unida de Ciudadela es su principal fuente de comida, y cada tupper se entrega con varias pasadas de alcohol. El buffet se convirtió en el escenario de una cadena de producción. La cancha vacía es la sala de espera para recibir un plato caliente y los socios y directivos son promotores de la olla popular y principales responsables de que todos se vayan con algo en el estómago. *** Además de abogado, capitán de la primera división de futsal y coordinador de la olla, Federico es el encargado de la difusión en redes y de las donaciones que llegan a Capitán Rosales 4464. Recibe un llamado. Una organización que está a unas cuadras tiene comida para donar. Corta y marca. —Ocho, ¿estás viniendo? -pregunta esperanzado- Bueno, andate a Gaona y Rodríguez Peña. Sobre la avenida hay un portón rojo. Avisá que vas de parte de Pipo. Al rato llega el Ocho con dos bolsas repletas de pan. *** Mónica es la abuela de Benja, jugador de la 2007. Hace siete años volvió a Juve y cada día lo quiere más. Vive a cuatro cuadras del club y cuando se enteró de la olla no lo dudó. “Cuenten conmigo” respondió por WhatsApp. Moni es la encargada de entregar el pan y los postres. Al principio era solo fruta, pero vio que había muchos chicos chiquitos y pensó una alternativa para ellos: flan y gelatina. Como en el club hay freezer y el tiempo apremia, los prepara en su casa. Carga las cajas con casi cien vasos descartables, los mete en el asiento del auto y directo al salón. —¿Cuántos chicos? -se la escucha preguntar con voz carrasposa cada vez que llega alguien.


68

Durante la hora y media que dura la olla, tiene a mano un

sañas y plazas de la zona, también. Se suman familias que

envase de perfume camuflado de pulverizador con alcohol.

tienen techo, pero no un plato de comida diario. La cantidad

Después de cada entrega, hace el mismo recorrido: Federi-

varía. Al principio eran cuarenta porciones y hoy son casi

co, Miguel y quien haya estado en contacto con los tupper

setenta. El boca en boca se agudiza y se suman más pun-

y la comida.

tos en la recorrida nocturna. Los chicos dejan la bandeja y

No fue fácil. Atrás de la satisfacción por ayudar, se esconde

a cambio reciben un papel: la dirección de la vecina de la

la tristeza de conocer la necesidad.

vuelta que necesita una mano.

Después de las primeras ollas, se sentó a comer en la mesa

Cada lunes y miércoles las familias esperan. ¿Qué se come

de su casa y no pudo.

mañana? Preocupación para después. No alcanza con el

Las once cuadras que separan su casa de la de su mamá, las

“Operativo frío” ni con el parador nocturno en Villa Bosch

usó como canal de difusión. A cada persona que se cruzaba

que el municipio dispuso para treinta personas en situación

le contaba que en Rosales y Alsina había una olla. “Traiga

de calle. La pandemia empeoró la situación y cada vez hay

tupper y no se olvide el barbijo”. A la noche los veía y lenta-

más gente sin recursos y con hambre. Donde el Estado hace

mente esa tristeza se fue borrando.

agua, aparece una organización de la sociedad civil y sus

En cada olla se escuchan más de cincuenta gracias. La ma-

vecinos para dar respuesta. El éxito de la olla es, en defini-

yoría acompañadas de un “uff, que pinta tiene eso”. Mónica

tiva, el fracaso de las políticas económicas.

no puede evitar sonreír y tras el barbijo esconde la sensación

En la calle hay de todo. Desde familias enteras hasta meno-

de satisfacción por estar ayudando a otros. Es la endorfina

res solos. Están quienes tienen un rancho a medio armar y

de la felicidad, activándose.

otros solo un colchón y una muda de ropa. Algunos se alojan hace rato, pero varios desde que empezó la pandemia. ***

No tienen forma de ir a hasta su lugar de trabajo, así que

Abren el baúl del Volkswagen Voyage rojo y meten la olla

no hay ingresos.

con tapa y cucharón. Contiene unas sesenta porciones de

El INDEC dice que la tasa de desocupación del país creció un

guiso. En el asiento de atrás dejan un cajón de madera con

2,7 por ciento respecto al año pasado y en ese porcentaje,

fruta, diez postrecitos, pan y bandejas descartables. Gonza-

están los vecinos de Ciudadela. Algunos consiguen changas

lo va al volante. Kevin le canta las calles y Solange y Cristian

o un laburito pasajero. Suspenden la olla, pero unos días

van atrás. Empieza el recorrido.

después vuelven. Los más afortunados, consiguen un traba-

Abajo del puente de Díaz Vélez, que separa La Matanza de

jo fijo y ceden su porción del guiso a un nuevo integrante.

Tres de Febrero, hay comensales. En el campito de Come-


69 ***

sumos para dos ollas, como mucho. Cuatro meses tuvieron

Federico se sube al auto y va hasta la oficina. Está ubicada

que pasar para que alzaran la vista y reconocieran que un

en pleno centro de Ramos Mejía: Belgrano, entre Necochea

porcentaje de los habitantes de Ciudadela come en un club

y Avenida de Mayo. Busca un lugar para estacionar y a unos

de barrio.

metros, un trapito le hace una seña de que hay espacio para el Onix. Avanza.

***

—Ey loco, ¿todo bien? -le habla como si lo conociera- ¿Qué

Son las 20:30 y el espacio queda limpio para una nueva edi-

hay de comer hoy?

ción. Algunos ya se fueron y otros se ponen la campera para

Es uno de los pibes que a la noche va a buscar su porción.

emprender la marcha. En eso llega un señor que con cara

Sin pudor, se saludan. La vergüenza de no tener qué comer

de decepción mira la mesa vacía. Federico suelta lo que tie-

afloja con el paso del tiempo. Es común ver mujeres com-

ne en las manos, se pone otro par de guantes y con su me-

pletamente encapuchadas alcanzando el tupper vacío en las

jor cara lo recibe. Busca una bandeja descartable, sirve una

primeras visitas.

porción abundante, toma algún pancito y la entrega.

—Señora, quédese tranquila que estamos todos en la misma.

—Justo a tiempo, jefe.

Dar una mano también es ponerse en el lugar del otro. Y es

La señora de los postres lo rocía en alcohol.

fácil cuando quien viene es el vecino de a la vuelta. El que te

—¿Nos vemos mañana Moni? -consulta sabiendo la

cruzás de día haciendo las compras o en la fila del Rapipago. Y por eso duele más. *** —Pancho, ¿no me fileteás esta carne? Así, chiquito, como para el guiso. Pancho es el carnicero del barrio del club. Colabora donando mercadería o cortando carne que llega por otro lado. Hay vecinos que alcanzan plata en un sobre, paquetes de fideos, polenta o verdura. Todo se usa y todo se agradece. El barrio se une, se crea una red solidaria. Son pocos, pero se conocen mucho. Saben que la salida es colectiva y que Diego Valenzuela y su equipo, no aparecen. Desde un primer momento el “no” del municipio fue rotundo. Hacer una olla popular implica concentración de gente, lo que agiliza la propagación del COVID. Haciendo caso omiso, la comisión directiva del club comenzó a cranear la actividad ¿Cómo darle la espalda a las familias del club y a los vecinos del barrio? ¿Cómo dejar de lado el rol social de Juve? Teniendo todos los recursos y la predisposición para hacerlo, era un desperdicio que la olla no se concretara. Meses después, como el COVID no cedía y Juve tampoco, cedió la municipalidad. Con cada vez más ollas populares en Tres de Febrero, puso una condición. —Si quieren recibir alguna donación, deben reunir a al menos cien personas. En septiembre llegó la colaboración oficial: dos bolsas de papas, una bolsa de cebollas y una bolsa de zanahorias. In-

respuesta. ◆


70 por

Daniel Lico


71

Las clases nunca pararon, pero cambiaron. Docentes, alumnos y preceptores. Un protocolo imposible. La “nueva” educación.

—¿Quién puede compartir la pantalla con el trabajo? No

deja de dar clases. Son los únicos momentos donde la tor-

sé hacer eso. Sé que ustedes, que son re cancheros, me

tuga hecha WiFi se convierte en algo cercano a una liebre.

van ayudar.

La computadora está lista y el ojo de la cámara la mira

—Profe, hay un botón ahí abajo para compartir la pantalla.

desafiante.

—¿A dónde voy?

Por momentos, durante sus clases, la mitad o menos de

—¡Ahí!... Abajo está el botón.

los estudiantes del curso se suman a la videoconferen-

—Bánquenme un toque. Ya lo tengo. A ver si lo podemos

cia, sobre todo si se trata de los dos últimos grados de

lograr.

la secundaria. Pese a las ausencias masivas explotan los

Son las tres de la tarde de un lunes soleado. En el otoño

mensajes por WhatsApp. Directivos y alumnos que requie-

del conurbano bonaerense, Beatriz está encerrada en cua-

ren atención instantánea, convierten al chat en un campo

tro paredes que emulan una caja de bombones rectangu-

minado de círculos verdes que no se llegan a leer. Intenta

lar. Mientras hace malabares para poder terminar su ter-

continuar hablando a recuadros negros sin atisbo de mo-

cera clase del día. Todavía la esperan dos más. Su realidad

vimiento o sonido. Ni los chistes ayudan a que alguien de

es una más. Sólo en provincia de Buenos aires son 236 mil

señales de vida.

docentes que trabajan en 15.948 colegios.

—¿Qué onda chicos? ¿Están mudos?

Su lugar de trabajo tiene dos placares que reducen todo

Silencio.

el espacio. Apenas entran tres personas paradas. Al tomar asiento en una silla negra y de caños endeble, las patas

***

tambalean. Frente a ella hay una madera colgada de la pa-

En la Provincia de Buenos Aires, son más de 4 millones

red que hace las veces de escritorio. También es el soporte

de alumnos los que debieron pasar del salón de clase a

de una notebook que tiene problemas con su batería. La

sentarse enfrente de una computadora o un celular. En la

computadora no funciona si no está enchufada. Para col-

zona centro del país, 4 de cada 10 hogares no cuentan con

mo, el cable de conexión hace falso contacto, salvo por la

computadoras, según la Evaluación Nacional del proceso

cajita de Curitas que ayuda a su funcionamiento.

de Continuidad Pedagógica realizada por el Ministerio de

A pocos metros de ahí, una mesa blanca ocupa la mitad de

Educación de la Nación.

la cocina. Del otro lado, hay una mesada de mármol llena

El documento sostiene que en aquellos hogares donde hay

de platos y ollas. La canilla abierta hace un ruido ensor-

una computadora, en más de la mitad de los casos, su uso

decedor. Alguien deja una cafetera plateada, un poco gas-

es compartido. Es decir, que dos o más personas que viven

tada por el uso, sobre una hornalla. Una mujer se sienta

en la misma casa deben utilizar el único aparato disponi-

en una silla gris con tapizado rosado rodeada por libros,

ble para cumplir con sus obligaciones laborales o educa-

cuadernos y una botella de agua a la que le da sorbos de

tivas. Además, hay que sumar aquellos que directamente

a ratos. ¡Luz, cámara y acción! Hay que entrar en papel

no acceden a los recursos necesarios para asistir, al menos,

de docente.

a una clase. Sólo en la Ciudad de Buenos Aires, más de 6

Cecilia es hija de Beatriz y también docente. Cada día

mil alumnos han perdido contacto total con los docentes

aprovecha para usar Internet cuando su cercana colega

y las instituciones.


72 “Chuza” es preceptor del colegio donde trabajan Beatriz y Cecilia. Es de esa gente que no aparece en las primeras planas durante la pandemia, pero que tiene la tarea titánica de contactar a las familias de los alumnos que, por diferentes razones, no acceden a las clases y quedan afuera del sistema virtual. Algunas escuelas, que tienen la suerte de contar una plataforma digital, deben verificar diariamente que sus alumnos estén registrados. A la vez, deben comprobar cómo es la intervención en las clases. Si el estudiante no aparece en el sistema, se debe buscar el contacto de

sejo Federal de Educación. Como un último recurso de

forma artesanal: desde ir al colegio para encontrar las fi-

presión, muchas escuelas públicas y privadas desplega-

chas personales hasta contactar a otros compañeros son

ron un sistema de calificación. Y, a partir de ese do-

algunas de las alternativas más habituales.

cumento, buscan generar algún tipo de “temor” en los

Para mejorar el contacto entre profesores y alumnos,

estudiantes por la posible pérdida del año, aunque no

muchos colegios crearon grupos de Whatsapp por gra-

existan decisiones oficiales con respecto al ciclo lectivo

dos, donde también se incluyen a los preceptores y el

2020 luego de más de siete meses de cuarentena.

equipo de psicopedagogía. En esos chats se detallan quiénes accedieron a las clases. Cada preceptor se ocu-

***

pa de su curso y realiza un trabajo que se trata casi de

A las 08:00 AM suena el timbre perfectamente sincro-

“geolocalizar” a los estudiantes. Saber, al menos, cuándo

nizado. Como si se tratara de un reloj suizo. Un grupo

se conectaron por última vez y, mediante llamados a las

de 15 alumnos con tapabocas, ingresan a un salón de

familias, dónde se encuentran.

clase. Allí, se ubican en pupitres colocados a dos metros

Esta labor que hace “Chuza”, al igual que muchos otros

de distancia. Todos tienen sus manos lavadas con jabón

preceptores en la provincia de Buenos Aires, implica lle-

y ungidas con alcohol. Los estudiantes están quietos en

gar de alguna manera a las familias y sus diferentes pro-

sus asientos. Existe una perfecta armonía. Se mantiene

blemas. El más común es la falta de conectividad. Ya no

el silencio. Sin mirarse y, por supuesto, sin tocarse. Es-

sólo se trata de acercar los contenidos. Directivos, pre-

peran al docente que arriba al aula respetando la distan-

ceptores y docentes muchas veces ofrecen algún présta-

cia establecida.

mo de computadoras o teléfonos de servicios técnicos.

No se prestan los útiles. Cada uno tiene lo suyo. Lo justo

Sin embargo, a veces se convierten en un oído para es-

y necesario. No llevan nada de más. Las mochilas no es-

cuchar los pesares que se transmiten desde el otro lado

tán habilitadas a ingresar en las aulas. Se quedan en los

del celular. Pueden encontrarse con un mosaico propio

pasillos. Esperando.

del contexto pandémico. Situaciones delicadas de salud,

Un alumno olvida algo. Se levanta cuidadosamente sin

inconvenientes económicos y problemas familiares pare-

tocar nada como si se tratara de un espía que evita ra-

cen ser las más leves.

yos laser, cual Tom Cruise en Misión Imposible. Sale por

Más allá de este quehacer diario, muchos alumnos conti-

la puerta, que se mantiene abierta para ventilar el am-

núan sin un contacto asiduo con la escuela. Para “Chu-

biente. Recoge su útil de la mochila. Antes de volver a

za”, su última carta es la entrega de una especie de bo-

entrar con la serenidad de un monje, resuelve ir a lavarse

letín virtual. Sin embargo, la Provincia de Buenos Aires

las manos.

determinó que no habrá notas numéricas en consonan-

Llegó la hora del recreo. Una fila de chicos y chicas salen

cia con las resoluciones N° 367/20 y Nº368/20 del Con-

manteniendo un orden parecido al entrenamiento militar.


73 La distancia de dos metros no se modifica. En el piso del

constante hasta llenar el límite de los diferentes cursos.

patio hay señalizaciones claras. Se ubican cada uno en el

El abandono del lugar se realiza sin las corridas habi-

lugar que corresponde. Firmes. Rectos. Sin hacer bromas

tuales. En un movimiento articulado entre docentes y

entre ellos. Mientras, el personal de limpieza, que no

alumnos, la zona se despeja con la quietud de un do-

para ir de un lado a otro higienizando todo a su paso,

mingo invernal a las seis de la tarde.

llega al salón munido de alcohol al 70°, guantes y paños

El equipo de limpieza vuelve a hacer de las suyas para

impolutos. Se mueven todo el tiempo.

que ningún virus burle a la ley. Los padres esperan a

Se cumplen los 15 minutos pautados para el descanso.

sus hijos fuera de la institución, sin poder acercarse. A

Comienza la retirada. Marchan de nuevo al aula. Antes

aquellos que deben tomar el transporte público, los es-

de entrar empieza la peregrinación a los baños. Cada

pera una sincronización acorde a Zurich. Todos viajan

persona que participó del recreo está higienizándose.

manteniendo las distancias dispuestas por las reglas.

Uno por uno. Nadie apura el paso del otro. Alumnos

Desde el Consejo Federal de Educación y para todo el país:

desde 6 a 17 años esperan pacientemente en las afueras

¡Bienvenidos a la escuela de la nueva “normalidad”!

de los sanitarios.

Las clases presenciales se encuentran suspendidas en la

Unos metros alejados de los baños hay un espacio sepa-

República Argentina desde el 16 de marzo. Días después,

rado del resto. Es un lugar amplio, acondicionado con

un Decreto de Necesidad y Urgencia (el 297/2020) dis-

las medidas de higiene, preparado para recibir a cual-

puso el aislamiento social, preventivo y obligatorio. Sin

quier sospechoso de COVID–19. Esta sala de aislamiento

embargo, el 7 de octubre de 2020, casi siete meses des-

es una de las que tienen todas las escuelas del país. Está

pués, el Ministerio de Educación de la Nacion ratificó

totalmente limpia y desinfectada emulando algún con-

el documento “Protocolo marco y lineamientos federa-

sultorio del Hospital Alemán. Esperan adentro, atrinche-

les para el retorno a clases presenciales en la educación

radas, autoridades para actuar contra un posible caso

obligatoria y en los institutos superiores”. Tan complica-

positivo.

do de cumplir como de leer. Allí se detalla cómo debería

Ya es el final del día escolar para este turno. En breve, otro grupo llegará a ocupar su lugar. Y, así, en un loop

ser, en los papeles, esta distópica vuelta a clases. ◆


74

por

Natalia Pedraza


—¿Querés que seamos novios virtuales en secreto??? —Y cómo es eso, pero los novios se dan besos. Vos sos grande y me da miedo -dice Gabriela. —¿Pero nos podemos mandar besos por videollamada cuando vos puedas querés??? —Solamente lo vamos a saber vos y yo nada más ¿querés??? —pregunta Gonzalo. Es un día nublado y son las cinco y cuarto de la tarde. Gabriela habla por WhatsApp con Gonzalo, con un vaso de gaseosa en la mano. Agarra unas galletitas y se sienta en el living del lado de las cortinas. Él quiere ser su novio, pero ella tiene nueve años y él veintiséis. *** Gaby, como le dice su familia, tiene ojos negros y es de baja estatura, pero eso no le impide llegar al estante de la cocina para sacar sus galletas favoritas. Su mamá las hace especialmente cuando no está apurada. Los rulos le llegan por debajo de la cintura. Los sábados se levanta temprano y no se pierde su dibujo animado preferido. La familia de Gabriela es oriunda de Mar del Plata, donde todos los veranos disfruta de la costa. Armar castillos de arena para luego derribarlos, comer choclo al mediodía, disfrutar del sol a las seis de la tarde con el mate y el olor a la tortilla recién hecha. Estas son algunas de las cosas que gozan cuando están juntos en esa ciudad. Su habitación es de tres por tres y la comparte con su hermana más pequeña. Es agosto y el viento golpea la ventana. Se escuchan los truenos y sobresale un aroma a tierra mojada. Nadie se podría haber imaginado que el peligro estaba cerca. *** La mamá de Gabriela es Sandra y este año tuvo que salir al rescate al hacerse

pasar por su hija para evitar un posible abuso. Comerciante desde los 23 años, tuvo que arreglárselas para trabajar y criar dos hijas sola. La vida la llevó a tener su propio negocio de golosinas. El cabello castaño le enmarca el rostro en el que se destacan los ojos grandes que muestran enojo y pena, pero aún así es muy activa. A Sandra le gusta hacer todos los días las 20 cuadras en bicicleta hasta el trabajo. Usa anteojos con marcos negros que le tapan un lunar al costado del ojo izquierdo. No está como todos los días. Suele reírse, pero hoy no. Resopla y entra a la casa. Va y viene por el pasillo que da al patio. Se sienta en el piso dos minutos y se vuelve a levantar. Patea unas botellas de cerveza que están en el camino mientras se muerde los labios. Quiere decir una puteada y no le salen las palabras. A mediados de agosto Sandra hizo su descargo en Facebook por lo sucedido con su hija, víctima de grooming. Ella le prestaba su celular para jugar y la niña se creó una cuenta de TikTok con su correo de Gmail. El grooming consiste en el acoso o seducción a un niño, niña o adolescente, por parte de una persona mayor, para obtener algún tipo de gratificación o imágenes sexuales del menor, o bien, como antesala de un posible encuentro personal con la víctima. Es un delito tipificado en el artículo 131 del Código Penal argentino, con una pena en expectativa (pena que establecerá el juez al momento de dictar sentencia) de 6 meses a 4 años de prisión. —¿Cómo puede ser que los padres no supervisen el uso que hacen sus hijos de los celulares? —lee Sandra al azar entre los reclamos que le hace la gente en las redes Repite una y otra vez el texto de su publicación. Después de haber hecho la denuncia, lo primero que hizo fue contar lo que pasó. Sigue leyendo en voz alta

mientras hace zoom a la pantalla del celular. Los comentarios son varios y los lee uno por uno. Mientras tanto, limpia sus lentes con la remera y nota que una de las patillas está rota. —Tuve que recibir 50.000 reacciones y comentarios. Algunos de apoyo y otros de felicitación. Pero, en su gran mayoría, cuestionaban mi actitud como madre. Gaby empezó a hacer videos. La plataforma permite crear videos cortos de un minuto promedio. Hasta que un hombre le mandó un mensaje por privado. Luego de leerlos, fue a buscar a Sandra para decirle que alguien le insistía para que responda. Ese mismo día le paso su WhatsApp al hombre que estaba acosando a su hija y empezó el infierno. *** El COVID-19 hizo su aparición e impactó al planeta Tierra. Un mundo paralelo y oscuro se potenció. Según la Unidad Fiscal Especializada en Delitos Informáticos de la Ciudad de Buenos Aires (UFEDyC), los casos de grooming, difusión de imágenes íntimas sin autorización, hostigamiento digital y suplantación de identidad aumentaron el doble en los dos primeros meses de la cuarentena: pasaron de 2875 a 5062. El presidente de la ONG Grooming Argentina, Hernán Navarro, indica que 6 de cada 10 chicos y chicas de entre 9 y 17 años, hablan con desconocidos por internet y 3 de cada 10 se encontraron alguna vez personalmente con alguien con quien se contactaron por ese medio. La mitad de los chicos se encuentra en riesgo todos los días en sus propios hogares. Esta institución brinda ayuda a las víctimas con contención psicológica y en algunos casos legal. Sandra recurrió a este lugar en busca de asistencia y la respuesta fue de inmediato. Antes de llegar a la institución, durante una semana, habló con el acosador. —Quería atraparlo a toda costa. Tuve el

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76

instinto de seguir la conversación con Gonzalo. Pensé que podría pasarle a cualquier madre, a cualquier hija. Cerraron todos sus perfiles y lo escracharon en la red. A él no le importó que mi hija tuviera nueve años. Incluso le pidió que se sacara fotos en el baño y se las mandara —explica Sandra. —No le digas a tu mamá. Que sea un secreto entre nosotros -le dijo Gonzalo a Gabriela en uno de los chats. Pero no fue la única en ser engañada. *** Camila está sentada en la cocina mientras prepara su examen de inglés. Aprovecha y se hace un mate cocido. Suele prestar atención en clases, pero últimamente está más dispersa. A veces, sin estudiar, se saca ocho. De repente, la mesa vibra y suena el celular dos veces: una notificación de Facebook Messenger y otra de WhatsApp. Antes de responder agarra el teléfono y corre a su habitación. Prende la tele y la deja con volumen bajo. Con 13 años, suele pintarse las uñas de rosa. Se acuesta en la cama y acomoda unas almohadas. Atrás de la cabecera hay un poster de los Babasónicos, su banda favorita. De una familia clase media es la menor de tres hermanas con las que tiene 15 años de diferencia. Va a un colegio católico cordobés y por eso tiene asistencia perfecta los domingos a la iglesia. Sus padres están jubilados y aunque pasan la mayoría del tiempo en casa, a ella no le dan mucha importancia. Recién charlan en la cena, pero tampoco hay muchos temas de conversación. Eso sí, la religión es lo primordial en ese hogar. En las tardes le encanta leer el comic japones Inuyasha. Solo tiene una amiga del barrio, casi no sale de su casa. No se habla con nadie en su clase. Lo que más le gusta es pasar tiempo a solas en su cuarto y mirar su celular. —Tranquila Camí, estas cosas pasan, a

mí me pasó lo mismo. Ellos se lo pierden, no les des bola -dice Juan de 16 años. —No quiero sentirme así, me miran raro porque escucho otra música -responde Camila. —Ya todo va a estar mejor, sé la clase persona que sos. Me tenes a mí -agrega él en el audio. —Gracias Juanchi, sos el único que me escucha y entiende. No puedo hablar con nadie que no sea con vos. Te dejo que me tengo que ir a estudiar -con una leve sonrisa contesta Camila. —Quedáte conmigo, no seas mala, después estudiás -insiste el joven. —Es que es re difícil y vengo preparándolo hace un montón, más tarde te llamo -se despide Cami. Luego, ella se encierra en el baño a llorar y se mira en el espejo, repite una y otra vez: "esto no me puede estar pasando”. Hace meses que viene agobiada, se siente muy sola. Saca de un estante una toalla de mano y seca sus lágrimas. A Juan lo conoció por Facebook. Su amistad lleva seis meses, hablan una vez por día y cuando tienen más tiempo, tres veces. En general por la noche. Es la hora de la cena. Camila está encerrada en su habitación y hace 45 minutos llama a Juan sin parar. Hasta que él le contesta. —¿Dónde estás? ¿¿Porque no me contestabas?? —le dice Camila cuando él por fin atiende. —Siento que me usás cuando estás mal -dice Juan indignado. —No. Sos mi amigo y te necesito -Camila lagrimea con la voz temblorosa. —Demostrame que es así. Pasame una foto cuando salgas de bañarte -le dice él y cuelga inmediatamente. Al final, “Juanchi” tiene 46 años. *** —Para mí fue algo distinto. Me entendía en todo. Pensaba solo en él y quería que pensara solo en mí. Me hacía sen-

tir especial, pero al final todo era todo mentira, una mentira que me cagó la vida. Terminé hasta incluso haciéndome cortes en los brazos, quizá porque pensé que podía sola con todo. —Un día no aguanté más y se lo conté a mí hermana. No sabía qué hacer. Enfrentar que se había hecho pasar por alguien. Caí en su juego porque confiaba en él. No sé cómo hice el clic, pero finalmente hablé -relata Camila a través de una videoconferencia. Tiene los brazos cruzados y en uno de ellos tiene un tatuaje que dice “Liberty”. Hoy, tiene 25 años y ayuda a personas que sufrieron grooming. Intenta que su vida continúe para darle algún significado. Por eso, acompaña hace seis años a víctimas. —Daba la casualidad que a mí me gustaba tal canción y justo a él igual. De repente compartíamos los mismos gustos para todos. En ese momento no me daba cuenta. Tenía un amigo que al final era más grande que yo, porque sus dieciséis años eran falsos y yo no lo sabía. Cuando los padres se enteraron, hicieron la denuncia y, para atraparlo, pactaron un encuentro con Juan. Ahí es donde la policía lo detuvo, y se lo imputó por el delito de grooming. —Al principio me estremecía. Me arreglaba para verlo. Esperaba a la noche para hablar con él. Las charlas parecían normales excepto cuando estaba triste que me pedía fotos. La primera vez no me pareció raro. Cuando me pedía de cuerpo entero, me daba cosa. Siempre me decía “qué linda que sos” y que no era como las otras chicas. “Sos muy madura para tu edad”. —Hablábamos horas. Ahí fue donde empecé a descuidar el cole. Estudiaba para zafar. Cuando se pudrió todo, no quería ver a nadie. No salía de mi cuarto. Estuve fácil dos años así. La psicóloga me había dicho que era porque tenía estrés postraumático y depresión -cuenta Camila. Respira profundo y se queda en silencio.


Debido a su inocencia, los niños no suelen ser conscientes del peligro al que se exponen.

Las personas que sufren este tipo de acoso pueden llegar a tener secuelas que quedan para siempre e incluso pueden atentar contra su propia vida. —Me dijeron que Juan era soltero, vivía con su madre y que trabajaba de reparador de PC. Ella está ahí con una sonrisa. Ahora estudia abogacía. Prende un cigarrillo y apaga la cámara. *** Bahía Blanca es una ciudad que dejó de ser pueblo hace rato. En mayo de 2016 encontraron el cuerpo Micaela Ortega de 12 años, después de 30 días de su desaparición, en un descampado de la ciudad. El 23 de abril Micaela salió de su casa para encontrarse con “Rochi”, su amiga de Facebook. En realidad, era Jonathan Luna. Jonathan conoció a Micaela en esa red social. Se hacía pasar por una chica que se llamaba "Rochi de River”. En el perfil

estaba el escudo de ese club. La amistad creció enseguida hasta que le propuso un encuentro. Él (Rochi) le dijo que en vez de ir “ella” iba a estar su “primo”. Así fue como Micaela se cruzó con Jonathan Luna, que la hizo caminar casi cien cuadras para asesinarla. Después de lo ocurrido, la mamá de Micaela, Mónica Cid, se enfrentó a uno de los peores días de su vida: la sentencia. Homicidio triplemente calificado por haberse cometido sobre una mujer, por violencia de género, alevosía y para ocultar otros delitos en concurso real con acoso tecnológico y robo, dijo el Tribunal Oral Criminal (TOC) número 1 de Bahía Blanca a Jonathan Luna de 28 años. Ahora Mónica lucha para generar conciencia acerca del grooming. Dio charlas por todo el país y no puede olvidar lo sucedido. Trabaja en un vivero. Perdió a su hija, recompuso la relación con su hijo, pero todos los días recuerda a Micaela, que hoy tendría 16 años. Su caso marcó un precedente en la justicia argentina debido a que se puso el acento en el femicida, es decir, que el tribunal falló con perspectiva de género. *** —No hay una clase social, no hay un nivel educacional pero el perfil psicodinámico y psicológico del groomer es muy particular, el 99% son hombres. Tiene que ver con la actitud masculina del cazador -dice la perito oficial del Poder Judicial de Córdoba, Marcela Scarafía. Se denomina groomer al que comete el delito de grooming. A diferencia de los abusadores convencionales los abusadores digitales preparan el terreno con mucha antelación y cautela. En la época de las cavernas los hombres buscaban a sus presas para sobrevivir,

algo característico de los neandertales. Esto se mantiene en los perfiles de los abusadores de grooming. Entre el 10% y el 15% de los groomers consuman el hecho con el niño. En general, no necesitan tener contacto físico, según Scarafía. El proceso comienza mediante un perfil falso de la persona a través del cual busca ganar confianza con el otro. En general, lo que sigue, es la búsqueda de información sobre el menor y de su familia para que el acosador pueda convertirse en confidente del chico. Continúa con la seducción, por lo tanto, tratará de conseguir fotos o videos íntimos. El factor clave va a ser el chantaje y la culpa para llegar al acoso; llevará a la víctima a establecer una relación física o virtual. —Le gusta mirar, se excita con la mirada. Por eso uno de los motivos por los que usa la pantalla es ese -dice Marcela. Lo que tienen en común estos “depredadores” es la gran cantidad de “amigos” que tuvieron en sus redes sociales. Por ejemplo, Gonzalo en TikTok tenía 1000 contactos de menores de edad; a Luna, le encontraron 2000. *** Las redes sociales son las herramientas para comunicarse por excelencia. Por ejemplo, ¿quién no tiene Facebook? El confinamiento hizo que todos estuvieran más conectados, en especial, los más pequeños. Clases por Zoom, Classroom, Meet, usuarios y contraseñas se desbordan como la lava de un volcán a punto de erupción. Solo en 2019 se registró una denuncia cada 13 horas de grooming según el Ministerio Público Bonaerense. ¿Sabemos quién está del otro lado de la red? ◆

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78

por Luciana

Prachas

Las mujeres tienen el derecho a elegir un parto respetado, incluso en pleno aislamiento. Pero los protocolos de emergencia pueden quebrantar esa decisiรณn


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H

ay madres que dicen que parir es el dolor más

Una de las enfermeras arrastra sin cuidado un carro con ins-

maravilloso. Pero ¿qué sucede cuando el dolor

trumental quirúrgico. Dos practicantes observan con aten-

no viene acompañado de respeto? Ser mamá

ción. En esa sala, hay casi siete personas que no se presen-

coronial -nombre asignado a las parturientas

taron por nombre ni profesión. Ahora están expectantes a

en pandemia- puede ser la excusa para vulnerar los derechos

la situación. Sergio, compañero de Bárbara, se sienta en un

de las mujeres.

banquito al lado de ella. Sus labios amagan una sonrisa de

—Me hubiera gustado haber elegido parto respetado, si me

agradecimiento a los médicos, como cuando le sonríe a sus

hubiesen dicho… Estaría bueno que el bebé nazca cuando

clientes de Ivess.

tenga que nacer, no que te estén programando -cuenta Bár-

—Cortar –dice el cirujano mientras los ojos de Bárbara se

bara con tristeza.

empiezan a cerrar.

En un contexto de protocolos, barbijos, máscaras, distancias,

—Entró otra con COVID, ¿te enteraste? -pregunta una de las

incertidumbre y soledad, ¿es posible que el parto sea respetado?

enfermeras a su compañera.

—La mujer tiene que estar informada de que puede elegir la

—¿Otra? –responde con cansancio. Es así, chicas –mira a las

forma de parir en pandemia y tiene que expresar su opinión

practicantes–, si la mamá está contagiada, el chico sale con

–asegura Mercedes, partera del Hospital Rivadavia.

la bolsa. Se rompe afuera, ¿okay? —Mi hija no pudo atenderse con el dentista el fin de sema-

***

na –continúa la otra.

19 de julio de 2020. El segundo subsuelo del Sanatorio Güe-

—Se contagió el dentista –adivina.

mes es un pasillo desierto, sin puertas. Al fondo, sólo la

—Exacto.

sala de cirugía. La camilla de Bárbara está en esa dirección.

—Tijeras –interrumpe el cirujano.

Tiene suero colocado desde las ocho de la mañana con la

A los pocos minutos, un llanto irrumpe con fuerza. Es un

indicación de oxigenación. Ya son las diez de la noche y el

bebé hinchado y de color rosado

barbijo le corta la respiración. Su obstetra fijó ese día como

—¿Le querés sacar una foto? –le pregunta el médico a Sergio.

límite para dar a luz, pero aún no tiene dilatación. Lleva más

Sergio toma su celular. Mira a su hijo con ojos llorosos. Y el pro-

de doce horas de trabajo de parto y sólo le queda una últi-

fesional, a cara cubierta por una máscara, lo alza para la foto.

ma opción.

—¡Felicitaciones papis!... Es un varón.

Con el cuerpo encorvado, su mirada cansada se pierde entre los azulejos del piso pulcro y color crema. Bárbara tiene 33

***

años y lleva casi dos en pareja. Cuando se enteró del emba-

Con el delantal típico de médico, Silvana se acomoda la más-

razo renunció a su trabajo en una panadería en pleno centro

cara que le tironea el pelo rubio castaño y enrulado mientras

de Belgrano. Sus casi diez años en el local la dotaron de so-

hace un breve recorrido por una sala de Trabajo de Parto

ciabilidad. Con esta cualidad, conoció al hijo de una clienta.

Respetado (TPR). En el Hospital Municipal de Morón hay

Hoy es el papá de su propio hijo.

cuatro de estas grandes habitaciones en las que las mujeres

Una noche de marzo, con cinco meses de embarazo, pren-

pueden estar previo, durante y después del parto. La insti-

dió la televisión y escuchó: “decreto de aislamiento social,

tución trabaja con perspectiva de género.

preventivo y obligatorio”. Como paciente de riesgo, la úni-

El Parto Respetado está avalado por la ley 25.929, sancio-

ca salida posible era la visita médica, pero sola. No vio a su

nada en 2004, pero reglamentada recién en 2015. Explicita,

madre ni a su padre. No vio a su hermana. No vio a sus ami-

entre otras cosas, el derecho de la mujer a elegir la forma de

gas. Sólo veía a su pareja irse a las cinco de la mañana para

dar a luz, a ser informada sobre todo lo que se aplique a su

regresar a las siete de la tarde.

cuerpo, elegir un acompañante de confianza y decidir sobre

Sin ánimos de negarse, recibe la anestesia peridural. Los cal-

todo lo que se haga en los momentos de preparto, parto y

mantes aumentan su dolor y acaba de pedir la cesárea. Sin

post parto.

ninguna explicación, las ruedas de la camilla comienzan a

Silvana Rodríguez ejerce desde hace 27 años como

girar y la dejan en una gran sala. Las paredes son blancas y

licenciada obstétrica, comúnmente llamada partera. En una

hay tres luces que encandilan.

de las salas acomoda las cortinas para que ingrese la luz


80 que ilumina una cama. Hay una

baja para el comité de Maternidad Se-

pelota grande, un par de lianas,

gura y Centrada en la Familia del Hos-

telas y un banquito de madera

pital. Allí recibe información del estado

especial para parir, que tiene

de los hospitales del municipio de Mo-

forma de medialuna. Termina y

rón y de la provincia de Buenos Aires.

se dirige al pasillo impregnado de

—En algunos centros no se permiten

olor a lavandina. Ahí mismo hay

acompañantes. Hay faltantes de insu-

un quirófano para las cesáreas, en

mos y el índice de partos y cesáreas

caso de ser necesarias.

programadas aumentan sobre todo en

—Ahora vienen acompañadas

el sector privado para controlar la dis-

de una sola persona. Antes era

ponibilidad de camas –explica Silvana.

toda la familia. A la embarazada y

Para Violeta Osorio, integrante de Las

al acompañante se le hace el TRIA-

Casildas, una organización de lucha

GE, que son controles de síntomas y

contra la violencia obstétrica, es con-

demás, y siempre van a concurrir con

tradictorio que se programen los par-

tapabocas -explica la partera. La con-

tos para no dar a luz en medio de un

signa es atender todos los partos como

pico, ya que “una cesárea implica más

si fueran COVID positivo. Y a todos los

tiempo de internación e insumos”, se-

familiares…

gún precisa ante un medio cuando

Se quita los guantes de látex, los tira en

le preguntan por el índice de partos

un tacho alto y se pone alcohol en gel.

programados.

—Yo, por ahí, me siento un poco…

La Organización Mundial de la Salud

como que no estoy siendo lo sufi-

considera que la tasa ideal de cesáreas

cientemente empática con la

no debe superar el 15% y tiene que es-

mujer, qué sé yo, uno pien-

tar justificada desde el punto de vis-

sa que está siendo partícipe

ta médico para resguardar la salud de

del momento más importan-

la mamá y su bebé. Sin embargo, ac-

te para esa familia… -hace

tualmente, en Argentina se practican

una pausa. No tenemos ese

un promedio de 65% de cesáreas en el

acercamiento como an-

sector privado y 30% en el público, se-

tes de la pandemia

gún indica el último informe de la De-

-dice con tristeza.

fensoría del Pueblo de la Ciudad.

Desde que sur-

—Los partos y cesáreas programadas

gió el Coro-

vienen bien para vulnerar derechos

nav irus,

de las mujeres. Por esto es importan-

Si l v a -

te informar a las mujeres, empoderar-

n

a

las para que no caigan en estas cues-

tra-

tiones. El personal de salud tiene que dejar de decidir por nosotras -sostiene Silvana mientras mueve el dedo índice. *** Son casi las siete y media de la mañana del 16 de septiembre y Lorena rompe bolsa cuando sube al auto. Con ojos grandes, mira a su marido Efraín


para apurarlo. El viaje dura 40 minu-

—Hola, hola -ingresa Ana, la obstetra

***

tos hasta llegar al sanatorio Mater Dei,

de turno y se detiene a mirar a Lorena.

Como en cualquier otra institución,

en el barrio de Palermo. Es uno de los

Mami, va a ser muy sencillo y rápido,

el Hospital Rivadavia de la Ciudad

seis centros privados de Capital Federal

pero lo noto tirante, así que vamos a

de Buenos Aires recibe pacientes con

que promueve el parto respetado.

hacer un leve cortecito, ¿sí? -explica y

COVID. Entre ellos, puede haber par-

—El hecho de saber que del otro lado te

Lorena asiente.

turientas. Mercedes Sosa es jefa de

van a explicar y preguntar todo, y no

—Ahora sí, cuando sientas ganas, pujá

parteras y, con 25 años de profesión,

vas a estar como expuesta a que hagan

-indica la obstetra, acompañada de

recorre el edificio con máscara glo-

lo que se les cante y que vos después

sólo dos parteras.

te arrepientas de lo que pasó…. Eso es

En el segundo pujo, el cuerpo de Vitto

lo que me lleva a mí a querer un parto

emerge encorvado y de color rosado.

humanizado –cuenta unos días antes

Llega al pecho de su madre. Manchado

de dar a luz.

con un poco de sangre, las lágrimas del

Lorena tiene 34 años y es empleada ad-

papá caen sobre el rostro del bebé. Lo-

ministrativa de una empresa de tecno-

rena sonríe debajo del barbijo.

logía que depende de la Cámara Argen-

Pasados unos minutos, la obstetra pre-

tina de Mediana Empresa (CAME). Pasó

gunta si puede cortar el cordón. Espera

todo el embarazo en modo home office,

la aprobación y lo corta. Al terminar,

en el departamento que comparte con

los espera un desayuno en la sala de

su pareja desde hace más de diez años,

preparto.

quien también tiene esta modalidad la-

Mientras toman una taza de café, se

boral semana de por medio.

miran los dos. Ahora son tres.

Efraín se contagió de COVID a media-

—La cuarentena beneficia mucho al

dos de agosto. Tuvo fiebre, dolor de

padre porque acompaña a la futura

cabeza y pérdida de olfato, pero Lore-

madre. Yo estaba trabajando y podía

respecto, el Ministerio de Salud indica

na sólo sintió un leve resfrío. No com-

sentir las pataditas en cualquier mo-

que se debe considerar la Ley 25.929 de

partían vajillas, aunque dormían en la

mento del día. Y hubiera sido difícil

parto respetado, “teniendo en cuenta,

misma cama. Por llamadas telefónicas,

arreglárselas para una madre estando

como prioridad absoluta, la reducción

médicos de la Ciudad les controlaban

sola -cuenta Efraín días después desde

del riesgo de contagio de COVID-19, de

los síntomas. Y por videollamadas, hi-

el comedor de su casa mientras sostie-

las mujeres, sus familias y el equipo de

cieron cursos con una partera, pue-

ne a Vitto en brazos.

salud”.

bo de acrílico, barbijo tricapa y traje descartable. —La verdad que es una situación dolorosísima -cuenta con tristeza-, hacía diez años que no teníamos muertes maternas. Ya tuvimos una. Entró con 26 semanas de embarazo, sintomatología COVID. Estuvo diez días en terapia intensiva y bueno, se complicó y se hizo cesárea… un bebé muy chiquitito, menos de 30 semanas que está luchando por su vida. La mamá no hubo forma de sacarla de ahí, fue un golpazo… -relata entre llanto y silencios. Dar a luz en plena expansión de contagios por Coronavirus es una experiencia distinta para cada cuerpo. Al

ricultora y neonatóloga. Postergaron

Está claro que decidir la forma de parir

casi veinte días los controles de rutina,

es un derecho. Pero en pandemia, los

a los que, por protocolo, su compañero

protocolos de emergencia tienen la úl-

no podía ingresar. Al llegar al Sanatorio, una partera los recibe en la puerta. —Rompí bolsa -grita Lorena muy nerviosa. En un recorrido express en silla de ruedas, llega al primer piso. La habitación es cálida, pequeña y de paredes blancas. A su izquierda, computadoras, teléfonos e instrumental quirúrgico. A la derecha, un aparato que parece ser el oxígeno. Delante de ella, un televisor LED con propaganda del Mater Dei.

tima palabra. ◆

81


82

por Ignacio

Pocho Raposo


83

—H

ola, soy Catalina de Pfizer. Estoy bus-

Un seguimiento y control periódico durante dos años. Los

cando a Marcela Acosta. Recibimos

postulantes deben vivir en la Ciudad Autónoma de Buenos

un formulario hace unas semanas.

Aires o estar a menos de 60 kilómetros. Tener entre 18 y 85

Queríamos corroborar unos datos.

años. Marcela cumple con todos los requisitos.

—Muy bien, señora. Le queríamos informar que su solicitud

Media hora dura el viaje desde su casa hasta el Hospital

fue aprobada y que cuenta con los requisitos necesarios.

ubicado en el barrio de Belgrano. Al llegar, pregunta sin

En los próximos días, un representante de la compañía se

pensar cuánto debía por el viaje. El conductor le responde

contactará con usted vía mail para coordinar día y horario

que paga la empresa. Saluda. Se baja. Camina unos largos

para ser vacunada.

metros. Esquiva charcos hasta llegar a la puerta.

Del otro lado del teléfono por unos segundos no hubo res-

Un uniformado busca su nombre y su apellido en una lista.

puesta alguna.

Una enorme máscara plástica le tapa todo, salvo los ojos.

—Señora, ¿se cortó? ¿Me escucha?

—Acosta.

Recuperando la respiración, Marcela responde con amabili-

Rápidamente la encuentra. Las facilidades de tener un ape-

dad y cuelga el teléfono. Tiene una sonrisa de oreja a oreja.

llido común.

Es una entre los 25 mil voluntarios en el mundo para pro-

Al entrar al Hospital, la recibe un choque de codos. Alguien

bar la vacuna contra el Coronavirus. En Argentina, solo son

le acerca una bolsa plástica. Tiene un termómetro digital,

4.500 los “afortunados”.

un barbijo, agua, caramelos y unas barras de cereal. Es el

El laboratorio Pfizer fue fundado en 1849 en Estados Uni-

menú previo a la vacuna.

dos. Llegó a la Argentina en 1956. Fabricará una vacuna en

Antes de la primera dosis hay que pasar por algunos exá-

el país en conjunto con BioNTech, una empresa alemana de

menes médicos. En el primer box responde un cuestionario

biotecnología. Es una de las 140 que compiten por ganar la

que incluye desde la fecha de nacimiento, el sexo y el ori-

carrera de la cura y son seguidas de cerca por la Organiza-

gen étnico hasta los antecedentes médicos. Sí, otra vez.

ción Mundial de la Salud.

Una administrativa le toma los datos. Sella el cartón que

Una semana atrás, Marcela había tenido el impulso de ano-

detalla los pasos a seguir. Marcela debe cumplir algunas ta-

tarse. Quería ayudar. Saber que hizo algo para volver a la

reas antes de la inyección.

normalidad. Con el mate en mano ingresó a la página web.

Con el cartón en mano, sale al pasillo. Camina unos 10 pa-

DNI, Nombre y apellido. Otro mate. No padecía de insom-

sos para ingresar a la sala contigua. Allí, otro enfermero

nio. No a las pastillas o remedios. No a los problemas car-

la recibe. Sin mediar palabras le apunta en la frente con el

díacos. Responde todo. Envía. Marcela hace todo como un

termómetro digital.

trámite más. No imagina que la llamarán.

—Pip. Pip. ¡Temperatura okeeeeey! Marcela se saca las botas. Queda en medias. Se sube a una

***

balanza en una esquina de la habitación. Es de esas anti-

Sábado 29 de agosto. 14:10. Fin de semana. Uno más en

guas, las que tienen una varilla. Hace un ruido que aturde.

pandemia. Día lluvioso en la localidad de Aldo Bonzi (par-

Después de un rato, se detiene. El enfermero le pide que se

tido de la Matanza). Un auto se detiene en la puerta de

baje. Se calza. Sin más intercambio que una mirada, le de-

la casa de Marcela. Es el vehículo que el laboratorio Pfizer

vuelve su cartón sellado.

puso a su disposición. Es igual para cada voluntario que

Una vez más sale al frío pasillo. Las luces blancas están

prueba la vacuna. Dos bocinazos irrumpen con fuerza en el

prendidas. Camina otros 20 pasos hasta la última sala.

silencio del barrio. Marcela sale apurada. Se sube. Está con

Le dicen que quedan solo dos exámenes antes de la

el elemento más codiciado del outfit 2020: el tapabocas.

inyección.

Se había preparado desde temprano. Son muchos los pro-

La recibe una doctora. Le dice que le toca el EvaTest.

tocolos a cumplir. El día se hace largo.

—Llamen a los medios si da positivo.

Las pruebas se hacen en el Hospital Militar de Buenos Ai-

Se ríen. Tiene 57 años.

res. Serán dos aplicaciones en un lapso de tres semanas.


84

***

***

15:30. Un gran hall la recibe. Hay 8 boxes separados por

16:00. Marcela ingresa al último box. Hay 2 frascos. Son

biombos blancos. En cada uno, un doctor vestido com-

muy chicos. Están apoyados sobre una bandeja plateada.

pletamente de blanco aguarda a cada voluntario. Marcela

Misma cantidad de líquido. Mismo color medio blanco, casi

toma asiento. El hombre que la acompaña en esta etapa

transparente. A su lado, 2 jeringas. No hay forma de sa-

saca un hisopo gigante de un frasco largo. Anota en una

ber si, en alguna de ellas, está la posible cura. O un simple

etiqueta el nombre y apellido de Marcela. Le asigna un

placebo.

número. Luego, de manera prolija, pega la etiqueta en el

Marcela se sienta. Hay una sola silla. El cubículo no tiene

frasco.

más de cuatro por cuatro. En el hall, donde está su box,

—Mira, te puede llegar a molestar. Esto va a doler. Quedate

predomina el silencio. Desde su cubículo, Marcela observa

tranquila es un insta…

el ir y venir del personal encargado de la limpieza y la des-

—¿Con todas las cosas que nos hacemos las mujeres me es-

infección. Los grupos ingresan de manera en que ningún

tas explicando esto? ¿La molestia de un hisopo? ¡Metelo!

voluntario esté en contacto con otro.

Vamos que hay gente esperando.

Mira a alguien disfrazado. Intuye que puede ser un doctor.

El personal a cargo introduce un hisopo por los orificios

Se saca la campera para la lluvia. A esta altura ya está seca.

de la nariz (los médicos le dicen narina) a una profundidad

También, el buzo que la acompaña esa tarde. Queda cara a

aproximada de 5 centímetros. Así, se puede llegar hasta

cara con ese señor. Barbijo de por medio. La silla gira con

la faringe. Una vez adentro, se gira durante unos 10 se-

un solo movimiento casi imperceptible.

gundos. El fin: recoger una muestra de mucosa que pueda

Ahora se encuentra de espaldas. Se escuchan ruidos metá-

contener una partícula viral.

licos. El “doctor” le pide que se dé la vuelta. Gira. Quedan

Marcela no siente nada. Pero no todos la pasan tan bien.

otra vez cara a cara. Ahora, las jeringas, vacías hace 5 mi-

Cerca se escuchan gritos como si torturaran a alguien. Un

nutos, están llenas. El doctor se las muestra. Ahora, otra

hombre grita en el box de al lado. Pide, por favor, que pa-

vez de espalda. Parece un truco de magia.

ren casi al borde de las lágrimas.

Ahora sí. Marcela recibe la inyección. El contenido de una

Se levanta. Sonríe. Toma sus pertenencias. Recibe de ma-

de las dos jeringas ingresa por su brazo derecho.

nos del doctor su cartón cuadrado con casi todos los sellos. Falta un solo paso. El motivo por el cual unas semanas atrás había enviado el formulario.


85

***

En todas las páginas, se ve el mismo diagrama. De arriba

16:30. Sigue sentada en el mismo lugar. Quien la había in-

hacia abajo se encuentran los días de la semana. De izquier-

yectado llena papeles y formularios. Marcela mira la hora

da a derecha completa una serie de preguntas. ¿Fiebre? No.

en su celular. No ve notificaciones ni llamadas perdidas.

¿Aparición o aumento de la tos? No. ¿Escalofríos? Tampoco.

Guarda el celular en su bolsillo. Y vuelve la mirada al am-

¿Vómitos, dolor de garganta y diarrea? Nada de nada.

plio hall en el que aún se encuentra.

De lunes a viernes, la escena se repite en loop.

Desde su silla mueve la cabeza de una punta a la otra.

Los sábados cambia. Tiene que abrir la aplicación “Diario

Con el movimiento recorre los boxes que están en el sector

de Salud”. Allí cargar su DNI. Luego, introducir una con-

opuesto. Observa que hay gente mayor que ella. Muchos de

traseña numérica de 6 dígitos. Y, por último, transcribir los

ellos son catalogados como “grupo de riesgo”.

datos que relevó durante toda la semana. Sus ojos van del

Muchos jóvenes evitan al voluntariado. Marcela le pregun-

cuaderno a la pantalla del celular.

ta sobre el tema al doctor, que aún se encuentra en su box

El protocolo de la farmacéutica estipula que, ante la pre-

llenando papeles. Le explica que uno de los requisitos para

sencia de síntomas, hay que aislar a la persona. Tener fie-

ser voluntario es que, en los próximos dos años, quienes se

bre, dolores corporales, tos o cualquier alteración son

presentan no pueden ser padres.

buenos síntomas. El voluntario debe darle aviso a su obra

Marcela es madre de tres hijos. Semanas atrás había deci-

social y, de inmediato, ponerse en contacto con el personal

dido ser parte del proceso de testeo de la vacuna pensando

asignado por Pfizer. Así queda el registro del caso testigo.

en ellos. Deseaba que recuperen sus vidas.

Todos los días, Marcela habla con Catalina. La empleada de Pfizer que la acompaña en el proceso. Al principio, solo

***

intercambian formalidades y datos duros. Con el paso de

Suena el reloj despertador. Marcela lo apaga. Agarra un

los días, ya hablan de cosas de la vida. Hasta se mandan

termómetro digital. Hoy es un objeto esencial en su mesa

stickers para alentarse.

de luz. Más importante que el velador o el estuche de los

Hasta ahora, no hay síntomas. Esta es la “nueva normali-

anteojos. Lo enciende. Se apunta a la muñeca derecha du-

dad” de Marcela.

rante unos segundos. La pantalla del aparato marca 36.4.

Hace meses tomó la decisión de ser voluntaria. Pasó por

Todo normal. Toma un cuaderno Gloria de tapa naranja.

formularios. Chequeos médicos. Pruebas físicas. Un doctor

Anota el número al lado de la columna “Lunes”.

le inyectó el contenido de un frasco. Pero no sabe qué fue. Hoy pasa sus días esperando que todo esto sirva para recuperar la vida. La de ella y la de sus hijos. ◆


86

por

Sergio Romero

DESPERTAR en la pandemia


87

C

asi al unísono, estrechando las palmas, veinte

los identifiquen. Se trata de una decena de personas, algu-

personas arman un círculo en la plazoleta con-

nas de ellas acompañadas de bicicletas. Se dan cita todos

tigua al obelisco de Buenos Aires. Giran dando

los sábados en la plazoleta que divide la Avenida 9 de julio

grandes pasos mientras ríen ante la mirada des-

a la altura del tradicional monumento. Entre ellos no hay

concertada del resto de los manifestantes. Es tal el impac-

distancia social ni barbijos. Al menos no mientras están en

to visual de la escena, que un movilero de C5N se acerca

el Obelisco.

presuroso a indagar qué ocurre. Uno de los veinte se separa

***

del grupo y se acerca al periodista. Es alto, lleva una ban-

Luego de atravesar varios kilómetros de caminos arbola-

dera whipala abrazando su espalda y una musculosa blanca

dos, Nando llega al campo misionero que dará sitio a los

con la leyenda “no estudies, no trabajes, despertá”. Su mi-

hermanos y hermanas alrededor de un mes. Se trata de un

rada abstraída ahora se enfoca en los ojos del interlocutor.

encuentro mundial de la Familia Arcoíris. Hay hippies lle-

—Con el barbijo, sí, con el tapabocas, por favor.

gados desde Hungría, España, Alemania y Estados Unidos,

El entrevistado desata de su cuello un pañuelo bañado en

entre otros. Al principio cuesta entenderse pero ya todos

los colores del arcoíris y se cubre la boca.

saben los lineamientos generales del encuentro: no se toma

No grita, pero su tono firme atraviesa el pañuelo.

alcohol, no se utiliza dinero y no se come carne. Para ellos,

—Vivimos en una gran mentira. No hay que pedir más tra-

los tres peores contaminantes de la humanidad.

bajo hay que dejar de trabajar, las personas tienen que hi-

Había escuchado el nombre de Familia Arcoíris por primera

bernar, todo esto que está pasando es un mensaje de la

vez de los labios de un hippie al que conoció en Nueva Ze-

Naturaleza para que despertemos.

landa en 2010. En ese momento viajaba hastiado de la vida

El periodista intenta escuchar las palabras mientras detrás

porteña buscando un nuevo rumbo. Las cuentas abultán-

de Nando otro grupo de manifestantes gritan repudiando

dose en la mesita de luz, la necesidad de armar un curricu-

la cuarentena.

lum y mentir para quedar en un puesto de trabajo, la pre-

—No creemos en los gobiernos, se tienen que ir todos, no

sión acuciante del dinero y un sinfín de peculiaridades de

creemos en las naciones. Ellos están para separarnos, para

la vida cotidiana en la metrópoli lo esperaban a su regreso.

no dejarnos ver la verdad. La pandemia vino para mostrar-

Bajo la efervescencia del viaje, decidió teclear Familia Ar-

nos que no necesitamos hacer nada. La vida es muy sim-

coiris y leyó maravillado en Yahoo que la próxima reunión

ple, no necesitamos nada, respirar, comer, dormir bien, to-

mundial se realizaría en Argentina, en el campo misionero

mar un poco de sol, es prácticamente gratis. El virus nos

donde hoy cientos de personas acomodan carpas y trapos

despertó…

que reciben para el campamento.

El periodista se aleja, el entrevistado sigue al camarógrafo

La familia arcoíris nació en 1972 en Estados Unidos. Here-

para lograr ser enfocado nuevamente mientras se desata

deros indudables del movimiento hippie de la década del

la bandera de la espalda para ondearla al son de una ligera

60’, supieron construir un camino con vuelo propio. Su

brisa y exhibir unas palabras grabadas a la altura del estó-

principal actividad son los arcoíris o raimbowgathering.

mago: Familia Arcoíris. Hernando Nando se aleja algarábi-

Son eventos realizados en espacios naturales, de dura-

co entre un centenar de rostros que, a contramano, se ven

ción incierta, de frecuencia inconstante y de participación

tristes, ofuscados, como buscando alguna manera incierta

abierta. Allí se reúne la Comunidad de personas con la que

de poner fin a la pesadilla del COVID-19.

Nando comparte sus días. Sin organización, sin líderes y

Nando vuelve a rodearse de sus “hermanos”. Alguien suelta

con un puñado ínfimo de pautas de convivencia, escapan

un chiste mientras un mate de madera avanza acariciando

del mundo que los rodea, al menos por un momento.

las manos del grupo. Salvo su remera, no hay signos que


88

No hay organización, no hay líderes pero, casi mágica-

tomados de las manos, generan un espacio de consenso y

mente, avanza el rainbow. La espontaneidad y la libertad

puesta en común. Es en esa instancia que fijan la fecha del

toman las riendas del evento.

próximo Arcoíris.

Cuando el sol está pronto a alcanzar su cenit uno de los her-

En el camino de redefinir el sentido de la existencia, los

manos comienza a apilar ramas secas en el centro del cam-

adeptos al movimiento hippie abrazaron las drogas, el sexo

pamento. De un momento al otro ya está acompañado de

libre, la música, el pacifismo y el amor incondicional. Se

tres personas más, mientras que un fuego exuberante espera

trataba de toda una generación que, al fragor de la post-

que coloquen sobre él las ollas que alimentaran a toda la fa-

guerra fría se embarcó en una odisea contracultural con

milia. Mientras comen, otra de las asistentes anuncia que por

una vitalidad indómita. Al tiempo que alcanzaban su apo-

la tarde compartirá sus conocimientos de armado de pulseras

geo, iban consolidando su ocaso. El sistema se las ingenió

y collares artesanales. Al finalizar el almuerzo, varios herma-

para engullir aquel espíritu perturbador y pronto todos sus

nos se despojan de todas sus ropas y despliegan mantas para

atributos se mercantilizaron. La revolución de las flores

acostarse en la tierra y disfrutar del sol.

quedó trunca. Por eso, la Familia Arcoíris, formada por el

Al igual que ocurría con los hippies, tal vez por solidaridad

remanente más idealista del movimiento hippie proclamó

con los proscritos o como fórmula de automarginación, los

su abierto rechazo al vil millón. Para ellos, la vida es toda-

llamados “no-miembros” de la Familia Arcoíris emulan las

vía más simple.

comunidades indígenas montadas en lo inhóspito. También creen en diversas profecías que les hablan de un futuro

***

cercano.

Casi como todos los sábados en cuarentena, cientos de

En las tradiciones Hopi, Maya, Cheroqui o Cree se puede

personas de personas se agolpan en las inmediaciones del

rastrear la existencia de vaticinios acerca de un desper-

obelisco para rechazar el denominado aislamiento social,

tar o resurgir de los seres humanos, mediado por el amor,

preventivo y obligatorio. Sin embargo, este día no pasará

la paz, la justicia y la libertad. Los presagios refieren que

desapercibido. Mientras cae la tarde, decenas de manifes-

un grupo de personas de distinto origen racial ayudarán

tantes se reúnen circundando una olla depositada en el

a restaurar la antigua belleza de la tierra restableciendo

piso de la Plaza de la Republica que confronta al monu-

la conexión perdida entre el hombre y la Naturaleza. Ellos

mento porteño. Alguien coloca unos bollos de diario en el

serán conocidos como los Guerreros del Arcoíris.

recipiente y de la fricción de un encendedor amarillo brota

Mientras cae la tarde, todos los asistentes del rainbow se

una chispa que da lugar al fuego.

reúnen a un costado del campamento para realizar un

—¡Quema de barbijos! ¡Quema de barbijos! ¡Quema de

círculo de palabra. Allí, luego de permanecer un momento

barbijos!


89

Las voces a coro y las palmas estrellándose entre ellas le otorgan un ritmo retumbante a la escena. Casi como si el evento estuviera guionado, de a uno, desprendiéndose de la aglomeración, los asistentes se acercan a colocar su barbijo entre las llamas y luego retornan a su lugar en el grupo. Nando, con su habitual vestimenta, estruja un tapabocas blanco, logra hacerlo entrar en la olla que ya rebalsa incinerandolas prendas y regresa junto a sus hermanos. Esta vez no hay camarógrafos de televisión. No importa. Decenas de celulares registran la escena y unas pocas horas después las voces de periodistas horrorizadas por lo sucedido irrumpen en la agenda pública. La pandemia del Coronavirus, además de hacer estragos en la salud, también golpea fuerte aumentando los índices de pobreza y desempleo. Por eso muchos marchan. Envueltos en banderas argentinas, circundando el Obelisco porteño. Como buscando alguna manera incierta de poner fin a la pesadilla del COVID-19. Luego de verse las caras varios sábados seguidos, muchos de los manifestantes más resueltos ya se conocen entre ellos. Naturalmente se fueron agrupando. Así, formaron una organización de autoconvocados. Si bien las visiones de los manifestantes en general son disimiles, se definen apartidarios y proponen organizarse mediante asambleas generales permanentes, dejando de lado las agendas partidarias, personales y grupales. Nando también forma parte de este grupo. A medida que su figura fue creciendo la polémica proliferó en el grupo de Facebook donde la Familia mantiene el contacto a distancia.

Por sus apariciones insignes en las manifestaciones y sus convocatorias a romper la cuarentena, Nando fue adquiriendo popularidad pero también rechazo. Al igual que ocurría con el movimiento hippie, la ideología de la familia es abierta, dialéctica. Se trata más de una visión idealista y utópica que de un compromiso político concreto. Si bien comparten los principios del amor y el apego a la naturaleza, evitan actuar desde el “nosotros”. La ausencia de límites claros provoca roces, y más cuando hay que enfrentarse a un suceso de conmoción global como una pandemia, pero también ayuda a mantener vivo el sueño arcádico de la familia. Con cuarentena o no, el rainbow gathering de este año se hace en diciembre en Mendoza y Nando ya está preparando su bicicleta junto a las hermanas y hermanos. Mientras parte de la Familia propone salir de Buenos Aires con rumbo a Córdoba junto a una caravana de caballos organizada por Médicos por la Verdad -una organización de profesionales de la salud que se opone a los lineamientos de cuarentena de la OMS-, la otra parte se opone a alinearse a una marcha que naturaliza el sufrimiento animal. No obstante, el arco iris los espera a todos al final del camino en la provincia cordillerana, para compartir un nuevo despertar. ◆


90

Murguistas en busca de igualdad de gĂŠnero

por

Gabriela Schvartzman


L

as luchas feministas en re-

acompañar la lucha. Tras los aplausos

maquilladoras y vestuaristas tampoco

clamo por la igualdad de de-

sube al escenario un personaje desco-

hay carnaval. El Pañuelazo es un éxito

rechos vienen dando sacu-

nocido para darle género a la murga.

también entre mujeres del público. La

dones en todas las esferas

Se llama Juana y es una mujer, tiene

campaña tiene poco impacto mediáti-

sociales y políticas. También en el arte.

una voz impecable y un discurso irre-

co pero mucha repercusión en las redes

Es febrero del 2018 en Montevideo y

verente consecuente con su esencia.

sociales. La noticia llega a la Argenti-

Falta y Resto presenta su espectáculo

Aunque es un espectáculo admirable,

na y no tardan las adhesiones contra

con una murga paritaria, un hecho sin

el jurado lo deja fuera de la liguilla de

la violencia de género entre mujeres y

precedentes en el Carnaval Oficial de

los diez mejores puestos. La Falta que-

disidencias del ambiente. Comienzan a

Uruguay. Un murguista se declara ena-

da con la puntuación baja pero el or-

cuestionarse los lugares que hasta ese

morado de una feminista y recita un

gullo bien alto.

momento eran casi exclusivos para los

mea culpa sobre su lenta deconstrucción machista. Es Raúl Castro, el director de la murga. —A veces me dice cosas que me cuesta comprender. Pero soy yo, que me tengo que detener y escucharla. Tengo tanto que aprender, ¿no les parece? Los varones dejan libre el escenario mientras la guitarra introduce la canción. Sólo cantan ellas. —Hay ausencias que llenan cada lugar, y por eso acá estamos para cantar. Por todas las mujeres que no podrán, y que por ser mujeres hoy ya no están. No es traición ni rencor, es la verdad. Los rostros pintados con base blanca y contornos coloridos miran al frente, con el cuerpo erguido y los pies bien plantados. La audiencia queda en silencio con piel de gallina. La murga uruguaya tiene más de cien años y nació como una crítica a la actualidad sociopolítica, desde el humor. A lo largo de la historia la murga fue cosa de varones, sobre todo en La Falta, que durante décadas dejó en claro su postura restrictiva. Esta noche el protagonismo se rompe. La canción se llama Ni un paso atrás y es interpretada por seis mujeres. —Hoy nos mueve el deseo y la decisión de que este canto se haga revolución, porque un país posible tiene que haber, donde no falte nadie por ser mujer. El cuplé termina con la frase que da nombre a la canción mientras el resto del coro da un paso al frente para

El show fue elogiado por el público uru-

varones, como la voz principal, la bate-

guayo y también por la prensa, que re-

ría y la dirección.

marcó durante semanas las resistencias que generó esta propuesta tan desape-

***

gada de los cánones tradicionales. Sin

Es viernes 15 de marzo de 2019. Mandy

duda, “Misa Murguera” dejó su huella.

y otras dos integrantes de Unas Cuantas, la murga de mujeres de la que aho-

***

ra es parte, están llegando a la terminal

Año 2019. Son las 8 de la noche del

de Tres Cruces, Montevideo. De todos

jueves 24 de enero. Mandy prende la

los micros bajan chicas que van para

tele. Comienza el desfile del carnaval

el primer Encuentro Internacional de

más largo del mundo y ella, como to-

Murgas de Mujeres y Mujeres Murguis-

dos los años, no piensa perderse nin-

tas. Las caras conocidas no paran de

gún espectáculo.

encontrarse. Cada saludo es un abrazo

Es murguista, actriz y profesora de

y una convicción.

educación especial. En 2006 se ena-

—Nosotras teníamos que estar acá.

moró de la murga con un disco de Ara-

Dejan los bolsos en el hostel y salen.

ca La Cana y desde ahí el arte riopla-

Las demás componentes de la murga

tense se volvió parte de su vida.

ya llegaron y están en el Teatro de Ve-

Su pantalla se llena de color. La fiesta

rano. Caminan una cuadra y llegan a

popular reúne alrededor de 100 mil per-

la rambla. Se amuchan y empiezan a

sonas en la principal avenida de la capi-

correr agarradas del brazo por el frío.

tal del país vecino. Participan todas las

Llegan para el cierre de una jornada a

categorías del Concurso Oficial: murgas,

pura murga de mujeres. Son las once

comparsas de negros y lubolos, teatro

y media y está por empezar Cero Bola.

de revistas, humoristas y parodistas. Este año, las mujeres murguistas femi-

El Ramón Collazo es un anfiteatro al

nistas se organizaron. Flamean pañue-

aire libre rodeado de verde. No está lle-

los rojos con una insignia: “Sin noso-

no de gente como todos los años en el

tras no hay carnaval”.

Concurso Oficial de Murgas pero hay

En Plaza Independencia comparten su

más de 500 pibas y adultas con las que

iniciativa. En la categoría Murga con-

Mandy comparte el mismo código sin

cursarán apenas 13 mujeres y 350 va-

importar de qué parte vienen. Todas

rones. Son una cifra ínfima en los co-

están arengando a la murga que está

ros, pero tras las vallas son muchas

por salir.

más. Llevan el pañuelo para visibilizar

Además de espectáculos, la grilla del

la importancia de sus roles. Porque sin

Encuentro incluye talleres, foros y

91


92

charlas. En el conversatorio de cie-

permiten incorporarse al coro por la

conoce a nadie salvo a la directora. Sus

rre participan murguistas con más de

facilidad con que aprende las letras y

compañeros tienen alrededor de cin-

veinte años de experiencia en el rubro.

por sus ansias de cantar.

cuenta años. La directora le pide que

Por los parlantes resuena una frase.

El guión escénico del espectáculo que

haga un solo. Uno de los compañeros

—Teníamos que ganarnos el lugar por

toca ensayar hoy, no lleva su nombre.

la observa con atención impactado por

tener vulva.

En cada una de sus intervenciones

su voz y se le arrima durante el break.

Una a una se oyen las historias de mu-

Mandy está demarcada así: “NENA”.

—La verdad que por ser mujer cantás

jeres que toda la vida se esforzaron por

Es la historia de tres integrantes que via-

muy bien murga.

estar a la par de los varones arriba del

jan a la estratósfera en una nave espacial

Existe una mirada tradicionalista de

escenario. Los actos machistas no sólo

imaginaria. Ellos sí tienen nombre propio

que la murga uruguaya está atada al

le suceden a las pibas uruguayas. Hay

en el libreto, uno es un tipo muy inteli-

vozarrón masculino. Sin embargo, la

argentinas, chilenas, colombianas. El

gente mientras que el otro es un obser-

voz femenina, siendo biológicamente

punto en común siempre es una puer-

vador que se dedica a tomar mate.

diferente a la del varón, le brinda di-

ta que se cierra, una oportunidad que

—Eso que ven ahí es un meteoro.

versidad al género. La inclusión, como

no llega. El Carnaval Oficial uruguayo

—¡Meteoro! ¡Me encanta Meteoro!

en todos los ámbitos de la vida, implica

vuelve a ser el mejor ejemplo. Las mur-

¿Estaba el Principito ahí también?

ajustar la mirada.

gas de mujeres no tienen lugar en el

La NENA es ingenua y hace comenta-

Para Mandy este comentario hoy es

concurso desde el 2012. Cero Bola ob-

rios superficiales. El traje de astronau-

inadmisible.

tuvo el puesto 13 ese año, pero se llevó

ta viene acompañado de un oso de pe-

—Canto bien murga porque sé cantar,

un mal trago por parte del jurado.

luche. Con dos trencitas y los cachetes

punto.

—Cantan afinado pero corren con una

rosados su personaje es lo más pareci-

clara desventaja con respecto al coro

do a una bebota de Olmedo y Porcel.

de murga. Como si a la paleta de un

—Mandy, poné la voz más aniñada.

Es una tarde de sábado fría en pleno

pintor le faltara un color.

Después de una pasada completa el di-

junio. Mandy llega con unas cuantas

Ese color es la voz del hombre. Cien

rector le da al grupo un descanso.

luces a La Casa del Pueblo, una vie-

años después del origen del carna-

—Che, tenés buen timing arriba del es-

ja casona en Haedo. Lleva un pañuelo

val, todavía la “sonoridad murguista”

cenario para ser mujer.

verde en el puño izquierdo y uno rojo

se define por el patriarcado que busca

Mandy es la más chica de la murga, sus

en el cuello, un abrigo y una remera

en la fisiología justificaciones para la

compañeros la duplican en edad, y en

blanca con una frase en letra cursiva:

desigualdad.

ese entonces recibe estos comentarios

“Murguista y Feminista”.

como un halago. Su trayectoria recién

Su amiga Teff está poniendo las bebi-

está comenzando y aún no salió del

das en un barril con hielo en la coci-

Es 2006 y Mandy con 19 años se suma

closet feminista.

na. Después de saludarla, Mandy sale al

a la murga Tute Cabrero. Son sus pri-

Doce años después, Mandy llega al

patio y empieza a colocar sus bombitas

meros pasos en este arte. Al principio

ensayo del primer proyecto de murga

amarillas. Dos largas diagonales de ser-

ayuda con la puesta en escena por su

canción para el que fue convocada. Se

pentinas rojas y verdes cruzan los 240

experiencia teatral. Al poco tiempo le

saluda con los demás integrantes, no

metros cuadrados de parque. En la en-

***

***


93

trada hay un letrero escrito con tiza:

ambiente para pensar medidas de ac-

“Tablado Femininja, 21 hs. Hay barra

***

ción urgentes.

y buffet. Bono contribución: $50”. No

—Me animé.

Con el objetivo común de consolidar

va a ser sólo un tablado. El cronogra-

A través de sus lentes empañados por

una red de mujeres y disidencias de

ma de la noche abre con la murga de

el barbijo, Mandy lee el mensaje de una

murgas de estilo uruguayo en Argen-

mujeres estilo uruguayo La Guander

amiga y entra al link que acompaña el

tina, veintiséis representantes de dife-

Murga, después se presenta la can-

texto. Es una cuenta de Instagram con

rentes murgas se reúnen virtualmente

tante Chikita Lopez y cierra la Katan-

denuncias anónimas a varones del am-

semanas después. Pertenecen a algu-

ga Orquesta, mujeres y disidencias con

biente carnavalero uruguayo. Son más

nas de las 179 murgas que hay en el

“cumbia de la buena”.

de doscientas denuncias por acoso y

país. Acá, a diferencia de la República

Mientras Mandy acomoda las mesas

abuso sexual. Sus grupos de whatsapp

Oriental, hay mujeres en casi todas las

para la feria de emprendedoras llegan

de mujeres murguistas explotan de

murgas, pero también existe la violen-

nuevas manos a colaborar. Una hora

mensajes. Algunas no lo pueden creer.

cia de género.

más tarde recibe a la murga. Va cayen-

Otras aseguran que era un secreto a

Una tras otra las participantes del en-

do la noche y el olor a pernil de cer-

voces. Ya en noviembre del año pasa-

cuentro toman la palabra y exponen

do ahumado alcanza el patio. El bu-

do un grupo de murguistas feministas

situaciones de machismo que están

ffet está a cargo de las integrantes de Como Chanche a La Batata, una murga paritaria de la que Mandy fue parte hace unos años y dirigió la puesta en escena de su último espectáculo. La Guander se arrima a los micrófonos para cantar. La directora da las notas con la guitarra mientras los y las presentes se arriman para escuchar, cerveza en mano. Al finalizar se prepara Chikita para salir. Luego de la última canción, se marcha la Orquesta al calor de los aplausos. Al son de música libre de letras machistas la gente compra las últimas cervezas que quedan en la barra. A las cinco el lugar está vacío, excepto por ellas dos, que terminan de limpiar a pesar del agotamiento. —Se terminó nuestro primer evento. Mandy y Teff se abrazan con cara de satisfacción.

habían repartido panfletos durante el

atravesando al interior de sus conjun-

Encuentro de Murga Joven.

tos. Hablan de redes, de protocolos,

—ALERTA. ESTE NO ES UN LUGAR SE-

de exteriorizar, de verbalizar, de mar-

GURO. Este espacio también está habi-

char juntas. Todas coinciden en la im-

tado por ACOSADORES, ABUSADORES,

portancia de organizarse y de repartir

VIOLADORES y CÓMPLICES.

responsabilidades, y cierran con una

Ningún portal levantó la noticia.

conclusión:

Esta vez las publicaciones tienen nom-

—No debemos maternar la deconstruc-

bre y apellido. Señalan a directores,

ción de los varones, eso es algo que

técnicos y cantantes, algunos muy reconocidos en Uruguay. La mayoría de las denuncias son del Carnaval de las Promesas, una actividad social donde todos los años participan alrededor de 1500 menores de cinco a dieciséis años. El escándalo llega a la Fiscalía y a todos los medios. La noticia en plena pandemia se transforma en el puntapié para que Mandy, Teff y otras murguistas den el paso que falta. Juntas cranean una reunión entre mujeres del

tiene que surgir de ellos. ◆


94

por

Giovanna Seta

La exploraciรณn de una prรกctica cultural libre y sin fronteras

Caminos del

candombe


95

E

l suelo vibra sutil. Inspira el sonido y se engloba. Exhala para al fin besar la tierra por debajo del cemento. Los autos transitan como todos los días hasta que se cruzan con las comparsas que ya están desfilando. Algunos conductores disfrutan en cuotas, otros rezongan. Los adoquines de San Telmo se fortalecen al sentir llegar incontables pies. La calle ya no le pertenece a nadie. Empezó la Llamada de Candombe. México y Tacuarí es el punto de comunión. El calor de noviembre hace crepitar cualquier pedazo de madera que se elija para hacer el fuego ritual. Los tambores están dispuestos en círculo alrededor de la fogata para ablandar el cuero de sus parches. Guirnaldas de colores cruzan las veredas de lado a lado sujetas por balcones. Si el cielo viera esa procesión de personas siguiendo a las comparsas pensaría que son sus estrellas. Desde el comienzo del día hasta cuando terminó a la noche, la sangre de los que presenciaron esa llamada corrió en sus venas a la velocidad de un caballo que galopa sin herraduras ni frenos en la boca. *** Nico Valente, de 34 años, es freelancer y tocador hace diez años. Su barbita es tipo candado, los ojos marrones intensos. Sus manos parecen la corteza de un árbol. Pasó por la comparsa Tambores del Túnel, que nació y se sostiene de manera autogestiva en el Oeste de Buenos Aires para convocar al ritual candombero. —En ese entonces los morenos eran esclavos y el candombe era un momento de liberación que tenían -recuerda Nico de lo que había investigado. El paso es cortito porque iban con grilletes en los tobillos. Eso se refleja más en la danza porque no llevan tambor. Igual la forma de bailar con los pies es en el lugar. Es como que les decían “el domingo es tu día, podés salir, disfrutá, pero, ojo, estás atado acá”. La agrupación Tambores del Túnel -como todas- antes de salir a caminar por el barrio, se reúne para templar, es decir, afinar el tambor a las llamas. Es la mejor excusa para que sus integrantes puedan bajar un cambio después de una frenética jornada de trabajo; hacen asambleas y coordinan el ensayo, la preparación del cuerpo de baile y la ubicación de los tamborileros, entre otras cosas.

—Aunque haga calor, el fuego siempre se prende -Nico agarra un pucho armado con tabaco y la chispa del encendedor parece estar presente hasta en ese acto-. Contemplarlo lleva a momentos de reflexión, tiene esa magia. El candombe me dejó el aprendizaje de crear en comunidad, de manejarme en grupo y conocer gente. Tiene que ser sano. Al fin y al cabo, son relaciones humanas, personas que se juntan a compartir algo. *** El candombe es un legado cultural de más de 200 años, reconocido por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Inmaterial porque expresa un espíritu infinito, ancestral. Por más que se difundió y fue mutando, el origen del candombe es afro-uruguayo. Los negros traídos de África a Uruguay en la época de la colonia le dieron nacimiento y la ciudad de Montevideo se convirtió en su cuna, ya que por su cercanía al puerto acobijó a la mayoría de los afrodescendientes. En Buenos Aires y Montevideo cruzaron el Río de la Plata personas esclavizadas de diferentes tribus africanas. Eran cazadas, secuestradas y compradas por los imperios hegemónicos para servirse de su mano de obra en las explotaciones algodoneras, azucareras, y mineras. *** La figura delgada de Herni empieza a deslizarse. El costado derecho de su cuerpo se expande en eco al iniciar el movimiento y hecha raíz con el pie de ese mismo lado. Esa energía fluye hacia el pie izquierdo que ancla y hace girar a Herni sobre su eje. Luego se pierde en un trance. Espirales rubias saltan alegres en su melena. Las telas de su vestimenta se pliegan varias veces en su cintura y abdomen. De la misma forma se puede describir la danza de las bailarinas candomberas. Los ojos claros de Herni están delineados de negro. Clava la mirada. Sus brazos ondulan, las manos ofrecen y esparcen flores y semillas. Al fin se detiene y toma la guitarra. Arranca así el show de La Levadura Onírica, con su creador Herni, un proyecto musical y teatral que abarca canciones de todo tipo, incluso de candombe. Un reloj antiguo en una jaula está en escena como puente para ir y venir en el tiempo. El tambor parece cum-


96

plir la misma función, pero con misión de deshacer sus ataduras temporales e históricas o como barrera inmunológica para detener hasta al COVID-19. El anticuerpo de la inmunoglobulina A, gran hallazgo científico, empieza a surgir en los cuerpos de quienes están en su presencia, tal como pasaría con cualquier música o tratamiento alternativo. *** El candombe tradicional montevideano llegó a la Argentina con un éxodo de afrouruguayos en 1973. Negros y morenas candomberos fueron a refugiarse a conventillos humildes de Balvanera, La Boca, San Telmo, Floresta, Chacarita, Soldati, Lugano y el conurbano bonaerense, para escapar de la dictadura que se vivía en Uruguay. Entre ellos estaba el tamborilero Hugo “Hueso” Ferreira, quien documentó sintéticamente en un escrito aquellos años en que el golpe cívico militar en Uruguay persiguió cualquier actividad que atentara contra el orden militar imperante. —Cuando al ser humano lo desconectás de su espiritualidad o dios, hasta de la naturaleza misma, lo debilitás y así podés dominarlo, usarlo -manifiesta Herni sin titubeos. Hoy en día siento que cambió el canal, pero en el fondo es lo mismo. Una persona que consume los medios que manipulan y generan miedo, se pone mal si algo la saca de su confort.

A muchos vecinos les molesta el arte de los tambores y lo consideran ruido. Las comparsas sufren denuncias o son “invitadas” a abandonar el lugar. En pleno ensayo les tiran con huevos desde edificios; en otros con baldes con pis o agua caliente. Herni, que conoce a Nico por las andanzas musicales, fue a Córdoba a un curso de meditación. Apagó el celular y cuando salió se encontró con el aislamiento obligatorio. Quedó varado en el medio del monte en la localidad de Santa Isabel. —Es un lugar muy especial, no hay calles ni negocios. Mucho silencio, entonces tocás y escucha todo el pueblo. Hemos tocado y bailado en plena cuarentena sin problemas. El candombe llega a muchos rincones y se reinterpreta según el lugar, el momento y las personas. Algunos referentes del tema consideran que muchos no hacen candombe verdadero. En la transmisión de conocimientos cada uno pone su impronta, su sello. Según los antropólogos Eva Lamborghini y Alejandro Frigerio, esos son “procesos de apropiación y resignificación del candombe en tanto interpretaciones locales y creativas del mismo”. El ritmo de los tambores puede oírse en una canción; en una cuerda de tambores entre tres; o a través de más de cincuenta personas en una comparsa con sus personajes típicos y bailarines.

—No vinimos a la vida a trabajar, pagar cuentas, comer e ir al baño -expresa Herni. En un momento, de tanto tocar, el cerebro se apaga y solo estás conectando con el espíritu y, por más que no sea consciente, el tambor llama. Mucha gente está en un despertar. Por eso el candombe está creciendo tanto. *** Un espacio de Ramos Mejía respira aire limpio gracias a una huerta. Martín Leytur tiene ahí su taller pegado a las hojas nuevas de lechuga. Taller heredado de su abuelo que tenía otro oficio. Maderas de todo tipo lo rodean. Chapas, metales, aserrín. La rusticidad tiñe el ambiente. Martín tiene 25 años, lleva camisola a rayas y una gorra dada vuelta le sostiene el pelo. Construye y vende tambores como fuente de ingresos; también talíes, que son cinturones laterales para llevar colgado al tambor en las caminatas, y palos para “picotear” a esos “universos huecos”. —Me encanta reciclar maderas porque al árbol le cuesta un montón crecer, se corta, la usan para pisos y la gente cambia los pisos como si nada, se van al volquete, como relleno sanitario y podrían ser un instrumento. Antiguamente eran barriles de alimentos a granel improvisados tras clavar de un lado una lonja o cuero de animal; del otro lado no le ponían nada, quedaban huecos, y de ahí su sonoridad.


Tres tambores forman la cuerda o batea y se llaman Chico, Repique y Piano. Son tres hermanos de diferentes tamaños. Uno con timbre más agudo, otro saltarín y el último con voz más grave. En una comparsa esa tríada se multiplica e intercalados en hileras con cierta distancia aparecen chicos, pianos, repiques. El Piano hace el llamado de arranque con las manos firmes salpicando al parche, responde el Chico con la clave en un chá-cha-cha-cha-chá y entran a dialogar. —Escuchar al otro ¿no?—analiza Martín. Todo lo que dice, lo que tiene para decir y cómo te lo está diciendo, eso es emocionante, estás dando todo por algo, por una nota que ya se voló. *** Paulina hizo el camino contrario al de la mayoría. En 2013 se acercó al mundo candombero para hacer un trabajo de campo en su carrera de Antropología y se enamoró. —Siento mucha liberación en el cuerpo y de mis problemas y cargas; incluso al ser un baile muy sensual, todo lo que es la cadera me costaba mucho y a medida que me fui soltando pude dar con la sensualidad que llevo por ser mujer -afirma Paulina. Ese mismo año la Ciudad de Buenos Aires declaraba el “Día del Candombe y la Equidad Étnica” para hacerle fren-

te al racismo y procurar no negar más la cultura afro ni los derechos de los afrodescendientes. Corría la 8va. Llamada de Candombe en Monserrat y la 5ta. de “Lindo Quilombo” como llamada independiente sin el apoyo de ningún gobierno de turno. —A diferencia de las afrouruguayas donde hay director y una verticalidad, en estas nuevas comparsas suceden otras cosas -dice la antropóloga. Tocar con las chicas me empodera muchísimo, es como soy yo, es otra forma de ser en el mundo; es ser de una forma más fuerte, de ser en lo colectivo. Paulina está en Kuyén, una comparsa-escuela de mujeres y disidencias con perspectiva de género, ya que el candombe tuvo mucho de machismo, como las sociedades mismas. De pelo largo y negro, alegre y con decisión, transmite en el taller los pasos básicos a las principiantes. Ahora, como mucho, puede hacerlo por Zoom. —Hay más igualdad y se lucha por cuestiones que nos atañen a todas. La historia de resistencia que tiene, que se da en la calle, en un espacio público, a nosotros nos sirve desde el feminismo —resume Paulina. Los Tambores No Callan (LTNC), como colectivo abierto, se suma a marchas sociales y visibiliza mediante esta expresión tan poderosa.

*** Herni Onírico vivía en una casa cultural en la que se guardaban más de una docena de tambores y feriaba artesanías de cuero en San Telmo. El candombe se le fue metiendo por los poros. —El primer instrumento con el que tuvimos contacto fue la voz y a través de ella con el canto; el segundo fue la percusión, el golpear algo. Mi búsqueda va a lo anterior de la comparsa: al fuego, al baile y al tambor más entre nosotros, entre hermanos y hermanas -concluye Herni. Van seis meses de abstinencia de candombe. Falta la música compartida y festiva. Hay algo que no se debate tanto y que no tiene que ver con lo económico ni con lo sanitario. La prioridad no son las prácticas artísticas en comunidad. Sin embargo, estos encuentros subterráneos permiten reforzar las defensas. Tamborileros, bailarines y descubridores del género y la cultura candombera intentan usar tapabocas y respetar las distancias. En espacios abiertos deciden volverse a ver. La prevención para algunos estará en la conservación del fuego del alma. ◆

97


98

por

RaĂşl Toledo


99

—H

ola señora ¿Cómo está?

go, eso es lo que indica su “patrona” en el documento que

—¡Etelvina! Bien, por suerte ¿Cómo

sostiene en su mano derecha.

está tu bebé?

La fila sigue avanzando. Solo queda una persona por delante.

—Está muy saludable.

—Permiso y documento por favor.

—Mire Etelvina, usted ya tiene que volver a trabajar. Yo no

—Tome oficial.

puedo pagarle si no viene.

Ella trata de disimular sus nervios. Lo mira a los ojos por un

—Está bien, señora ¿Cómo haríamos?

par de segundos.

—Yo te voy a sacar el permiso. De ahora en adelante quie-

—Puede subir.

ro que vengas dos veces por semana. Te voy a pagar por las

Etelvina paga su pasaje y se sienta. Después de aproxima-

horas trabajadas.

damente un mes de ser despedida, su “patrona” logra que

—¿Me va a bajar el sueldo? Yo no puedo aceptar eso. ¡La pla-

vuelva. El permiso dice que cuida al papá de su marido,

ta no me va a alcanzar!

una persona de riesgo de unos 70 años, y que vive en su

De repente, el teléfono se corta. Del otro lado no hay res-

departamento.

puesta. Es un frío 20 de julio de 2020 en la intersección de

Las fuerzas de seguridad informan que la retención de per-

Las Flores y Gamboa (localidad de Rafael Castillo).

misos falseados ha ido en incremento. La irregularidad es

Etelvina Brítez tiene 42 años. Sabe que las pocas posibilida-

más frecuente entre los pasajeros del transporte público. La

des de mantener a su hijo de 3 meses se acaban de esfumar.

mayoría argumenta que necesita ir a trabajar para mantener

Esa mañana se pregunta si, a su edad y con asma, volverá

su puesto.

a tener trabajo.

Al igual que sus “patrones”, las empleadas también pueden

Etelvina es una más entre las 20 mil empleadas domésticas

ser acusadas de un falseamiento de instrumento público. Es

registradas que perdieron su única fuente de ingreso desde

un delito penal. Pueden ir a prisión de seis meses a dos años.

el comienzo de la cuarentena el 20 de marzo. Pero, además, no es la única bloqueada por sus “patronas” en WhatsApp

***

entre las otras 55 mil que se encuentran en la informali-

El plumero se le cae de la mano. Etelvina está sentada en

dad y se negaron a trabajar para los dueños de las “casas

el suelo del living. Siente que le pisan el pecho. Cada vez

de familia”.

es más fuerte. Le falta el aire. Minutos antes, eligió ignorar la tos y seguir trabajando. Ahora es tarde. Casi no respira. ***

Con la poca reacción que le queda trata de reincorporarse.

Liniers. 26 de agosto. Etelvina hace fila para tomar el 106.

Le tiembla el cuerpo. Busca su cartera. Cuando aparece, re-

Hay unas diez personas por delante. Un oficial está pidiendo

vuelve entre todas sus cosas. Sabe que necesita ese pequeño

el permiso para el transporte público. Solo pueden usarlo los

objeto que siempre le salva la vida. Sólo eso.

“trabajadores esenciales”. Lo dice claramente el artículo 12

Primero, una exhalación intensa. Introduce el inhalador en

del decreto N°677/20.

su boca. Son seis segundos. Dos inhalaciones y todo será

La fila avanza y ella se muestra inquieta. Sabe que no viajará

normal nuevamente. Podrá seguir limpiando el polvo del de-

hasta Recoleta para asistir a una persona mayor. Sin embar-

partamento. Seguir como si nada hubiera pasado.


100

Etelvina va recuperando la respiración. Pero no puede bajar

Alejandro le da la bienvenida con un abrazo, al igual que su

la guardia. Todavía tiene poca energía. Tras unos minutos,

mujer y sus hijas.

se levanta del piso. Utiliza la pared como apoyo. Con pasos

—¿Cuál fue el resultado de tu análisis?

lentos busca un poco de agua en la cocina. Quiere enjuagar

Eli debió hacerse un hisopado nasofaríngeo (prueba RT-

su boca y limpiar su cara.

PCR) en la Clínica Central. El test fue pagado por su “pa-

En el departamento no hay nadie. Como su “patrona” pro-

trón” con el propósito de obligarla a volver en medio de la

mete pagarle por las horas trabajadas, Etelvina no ve como

cuarentena. Desde temprano, ella tiene el resultado.

opción volver a su casa. Abre uno de los cajones del apara-

—Dio negativo, señor.

dor. Saca un trapo para improvisar un tapabocas. Con me-

Eli Rivas tiene 35 años. Es mamá de una nena de cuatro.

nos ritmo esta vez, con la mano izquierda lo sostiene y se

Para poder trabajar, deja el cuidado de su hija a su propia

cubre. En la derecha su plumero. Sale de la cocina en direc-

madre.

ción al living. Debe seguir trabajando.

—¡Por favor! ¿Puedo volver a mi casa este fin de semana para ver a mi hija?

***

—Es mejor que no Eli. Quedate por un mes con nosotros. La

Son las 19:00. El atardecer se asoma por las ventanas del

situación de contagios en provincia está jodida.

departamento. Permiso en mano, Etelvina sale en dirección

—Es mucho tiempo para estar lejos de ella. ¿No hay una

a la parada del 106. En el camino tiene que pasar por la far-

mejor opción?

macia para recargar su inhalador. Mañana tendrá que volver.

—Esta es la mejor opción. Tu test me salió $5500.

Aún forma parte del 22% de las domésticas que dejaron de

La conversación termina. El “patrón” se retira de la sala del

percibir ingresos.

departamento. No hay otra salida. Aceptar las condiciones.

La Unión del Personal Auxiliar de Casas Particulares (UPACP)

Eli saca el celular.

es el sindicato que debe defender los derechos de estas tra-

“Mamá no me van a dejar volver, ya sabes por qué. Intentá

bajadoras. Al principio de la cuarentena informaron que las

explicarle a mi nena”

Aseguradoras de Riesgo del Trabajo (ART) no cubren, en

Desde su regreso al trabajo, Eli aceptó un salario menor sin

muchas ocasiones, a las empleadas domésticas si contraen

horas extra con tal de no perder su trabajo. Su “patrón” le

Coronavirus o tienen accidentes laborales durante la vigencia del aislamiento social. Como respuesta a este problema recomiendan exigir a los empleadores que categoricen correctamente a las domésticas para “estar en regla”. Si la negativa de hacer el trámite continúa, desde UPACP, aconsejan a las mujeres que se nieguen a presentarse en sus lugares de trabajo. Notificar al “patrón” o “patrona” la razón. Si es necesario, intimar para pedir el cambio de categoría correspondiente. En la mayoría de los casos, las domésticas no están informadas sobre esta situación. Esa información no se las proveen sus empleadores. Ellos quieren que vayan a trabajar. Nada más. *** 21 de agosto. Eli se apresura a terminar la limpieza. Tiene que hacerlo antes del mediodía. Ya llega la familia: una pareja con sus tres hijas. Son las 11. Eli escucha el sonido de llave girando dentro de la cerradura. Entonces, acomoda todo lo mejor posible. —Hola Eli ¡Nos volvemos a encontrar!


prometió pagarle a tiempo. En plena pandemia, el gobierno

Para el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC),

nacional prohibió en todas las jurisdicciones el trabajo de

un adulto debe ganar $15 mil para que no sea considerado

las domésticas. Además, exige a los empleadores mantener

pobre en Argentina. Este monto no incluye los gastos de al-

el pago del salario sin la necesidad de la contraprestación.

quiler, entre otros aspectos.

Mientras tanto es un viernes más en la “casa de familia” de

Lilian asienta con la cabeza. Mientras su “patrona” se retira de

la Avenida Callao.

la cocina, queda paralizada. No estaba preparada para la noticia. Creía que todo sería distinto en su regreso. El cambio de ***

su categoría como personal doméstico implica un aumento

En un departamento de la esquina de Beruti y Bulnes (Paler-

de salario. Lejos de eso, sigue formando parte del 48% de

mo), se encuentra Lilian Santos. Son las 20 horas. Vuelve a

trabajadoras de casas particulares que no pueden cubrir las

trabajar luego de varios meses. Es madre soltera. Tiene una

necesidades básicas.

hija adolescente. Alquila una habitación en González Catán.

Lilian toma su teléfono. Escribe por WhatsApp lo primero

Hasta el 17 de agosto, ella se encontraba registrada como

que se le viene a la mente.

empleada doméstica “con retiro”.

“Hija no me esperes para cenar. No voy a poder volver en

Lilian está en la cocina. Prepara la cena. De repente, la puer-

las próximas dos semanas. Por favor cuidate mucho. Salí lo

ta se abre. Irrumpe su “patrona”.

menos posible a la calle”

—Lilian necesito contarle cómo nos vamos a manejar ahora

Como este caso, la UPACP advierte que ha recibido cientos

que volvió.

de llamadas durante la cuarentena denunciando el cambio

—¿A qué se refiere?

de categoría, “de retiro” a “con cama”, sin el aumento de

—Mire necesito que se quede con cama todo lo que dure la

sueldo y la actualización de datos ante la Administración

cuarentena. Ah, y este fin de semana la necesito acá.

Federal de Ingresos Públicos (AFIP).

—Pero me va a aumentar el sueldo ¿No?

Lilian seca sus ojos con ambas manos. Levanta la mira-

—No, no puedo darle más de esos $18.000 por mes, pero es

da. Al igual que sus colegas, tiene que seguir trabajando.

sólo durante la cuarentena.

Las cosas no cambian. ◆

101


102

por

Daiana Vargas

Aprender con TEA en pandemia

Clases virtuales y nuevas rutinas para chicos con autismo


103

E

s martes a las tres de la tarde

Por los próximos treinta minutos repa-

medades de Estados Unidos, sostiene

en punto y hay un silencio

sarán las actividades de la semana, lee-

que 1 de cada 54 chicos tiene TEA. En

de siesta. La batería del ce-

rán un cuento breve y cada chico de-

Argentina, sin embargo, no hay cifras

lular de Pamela se cargó al

berá buscar, con ayuda de mamá, un

específicas.

cien por ciento. La cámara se encien-

objeto con forma de círculo.

Todos los días Mateo almorzaba a las

de y en la pantalla aparecen pequeños

Cuando la atención de los alumnos

11.30, se ponía el uniforme 11.45, el

cuadritos con imágenes de cinco chi-

desaparece y comienzan algunos gri-

chofer de la combi de la escuela pasaba

cos que tienen algunas cosas en co-

tos, Yesi saluda a uno por uno.

a las 12.20 y a las 12.30 lo esperaba su

mún: todos tienen autismo y todos son

Y la pantalla del celular se apaga.

seño en la puerta del colegio para en-

de la Escuela de Educación Especial Platerito, de Hurlingham.

trar con sus compañeritos. En Platerito ***

ingresan todas las divisiones por tra-

En la parte inferior izquierda de la pan-

Mateo tiene nueve años, espalda an-

mos. Sin tumultos y sin desorden.

talla está Yesi, la maestra que los reúne

cha, brazos fuertes y la única mala pa-

Pero una pandemia mareó al mundo

cada martes y miércoles por videolla-

labra que conoce es “tonto”. Cuando le

entero y un día Mateo ya no se puso

mada de WhatsApp. A veces, arma reu-

diagnosticaron autismo y retraso ma-

el uniforme, ya no lo pasaron a buscar

niones con tandas de a tres nenes o

durativo tenía tres años. Desde enton-

y ya no lo esperó su seño en la puerta

están todos juntos. Otras, debe repro-

ces, sus papás hicieron trámites para

del colegio. Ahora los deberes son do-

gramar a último momento una clase, si

tener el certificado único de discapa-

cumentos de PDF enviados al mail de

un chico cancela.

cidad, contrataron nueva obra social y

su mamá Pamela y clases de gimnasia

Yesi tiene doce alumnos entre maña-

acomodaron sus calendarios.

y música por Google Meet. El se con-

na y tarde de primero y segundo ciclo.

El Trastorno del Espectro Autista (TEA)

funde y se niega a usar pantallas todo

Planea actividades grupales y arma ta-

es una condición heterogénea, es de-

el día.

reas especiales para cada chico, según

cir, no se presenta igual en todas las

sus características y necesidades es-

personas. Afecta al desarrollo neuroló-

***

colares. También ayuda a las familias

gico y se caracteriza por déficit en la

—Mateo necesita de una rutina para

enviando grillas semanales por mail y

comunicación verbal y no verbal, y en

estabilizarse emocionalmente y no te-

se filma explicando lo que harán para

la interacción social. Muchos compor-

ner ansiedad -dice su mamá. Al princi-

organizar a los padres y así los nenes

tamientos, actividades e intereses son

pio era muy abrumador para él no en-

pueden ver su rostro. Luego, revisa

repetitivos y hay diferentes niveles de

tender qué pasaba. Todo esto fue muy

en su teléfono las fotos y videos que

gravedad: leve, moderado y severo,

agobiante.

las madres le envían cuando sus hijos

según explica el Manual Diagnóstico

Pamela es miembro de “TGD Padres

hicieron los deberes. El cálculo da un

y Estadístico de Trastornos Mentales

TEA Amor Azul de Hurlingham”. En

trabajo full time para 36 personas.

(DSM), en su última edición de 2013.

su cuello asoma un collar de acero

Entre miradas distraídas y madres sen-

Un estudio de la Red de Monitoreo de

quirúrgico con la forma de una pieza

tadas al lado de sus hijos, Yesi intro-

Autismo y Discapacidades del Desarro-

de rompecabezas, símbolo del autismo.

duce la temática de la tarde: figuras

llo (ADDM), publicado en los Centros

Todos los días se sienta con Mateo a

geométricas.

para el Control y Prevención de Enfer-

las dos y media de la tarde para hacer


104 las tareas. Luego lo filma y registra el

—No, verdadero era cuando sí, y de-

punta a la otra mientras revolea obje-

avance semanal.

cíamos que, si era verdadero la manito

tos al aire para divertirse.

—Fue difícil llevar la escuela a la casa

arriba, y que no, la manito para abajo.

Desde finales de marzo Leonel llora

-cuenta. A Mateo le llevó un mes man-

—La manito para abajo.

cuando su mamá Eli sale al supermer-

tenerse sentado mirando a la cámara

—Entonces si el caballo no vuela ¿cuál

cado y no la puede acompañar. Eli le

en las clases. Hay que explicarle lo que

es? Falso. ¿Cuál sería? ¿Qué manito?

manda fotos de las góndolas con comi-

va a pasar ese día, mostrarle imágenes

—Abajo.

da que le compra para que él se trans-

de lo que tiene que hacer y las fotos de

Mateo mira su hoja y encierra el dibujo

porte, con su imaginación, a ese lugar.

los nenes con los que tiene que hacer

de una mano con el pulgar hacia abajo.

Leonel sabe el abecedario, contar has-

videollamada.

Imita el gesto y se balancea contento.

ta cien y conoce la historia de algunos

Además de sus clases, Mateo tiene

Pamela lo felicita. Entre los párpados

próceres argentinos. Sin embargo, le

zooms semanales de fonoaudiología,

cansados, a ella le brillan las pupilas.

tomará un par de meses entender que

psicopedagogía, terapia ocupacional y

—Yo sé que a pesar del contexto él se

debe permanecer en su casa, haciendo

psicología. Después de cada videolla-

está superando.

la tarea con sus hermanos.

mada aplaude fuerte, pide alguna go-

Después de media hora, Mateo tiene

losina y pone play, una y otra vez, a los

la mirada cansada y deja su cuaderno

Es miércoles y Eli le explica a su hijo

mismos videos que le gustan de You-

a un lado. Juega con sus autos rojos,

que está por llamar la seño Yesi en diez

Tube en su celular.

amarillos y verdes de todos los tama-

minutos para una videollamada pauta-

—No siempre completa los cuaren-

ños. Los coloca sobre una mesada en

da. Leonel no quiere mirar la pantalla

ta minutos en la plataforma. Necesita

la cocina y los ordena en filita, mien-

y busca el botón rojo para cortar. Se

parar después de hacer una actividad.

tras recita diálogos de escenas de Toy

mueve rápido en su asiento. Después,

Descansa y vuelve. Así aguanta un po-

Story, como si fuese un ejercicio de

repite palabras sueltas en voz alta.

quito más de tiempo.

memoria.

Eli pide disculpas y corta el teléfono.

Mateo usa su cuaderno rayado A4 por-

Sonríe y se le achinan los ojos. Des-

—Cuando yo noto que algo no le inte-

que debe practicar la motricidad fina.

pués, aplaude una, dos, tres veces.

resa, trato de buscar la manera como

Está repleto de fotocopias pegadas con

para que pueda entenderlo. Tenemos

la tarea que Pamela manda a imprimir

***

que estar con la predisposición que él

todos los lunes. Durante la cuarente-

Leonel tiene nueve años y su diagnós-

tenga en el momento de querer apren-

na aprendió a sostener un fibrón con

tico es TEA con retraso severo del len-

derlo. Cuando él no quiere, lo dejamos

la mano derecha y garabatear su nom-

guaje. Desde que se levanta a las ocho

para otro día.

bre. Lee menos de una oración de co-

y media, camina en su patio de una

rrido y la “erre” todavía no está en su vocabulario. Es jueves por la tarde y Mateo se sienta en el pequeño comedor. Enfrente suyo tiene una fotocopia con dibujos de animales y consignas que la maestra Yesi le envió. En su mano sostiene un fibrón verde de punta gruesa y escucha con atención lo que Pamela le lee: —¿El caballo vuela? —No —responde Mateo mientras se balancea y da golpecitos con sus pies al piso. —Entonces ¿cómo es? ¿verdadero o falso? —Verdadero.


105 Eli busca en la cocina harina, tres

Es lunes y Facundo sale a pasear como

huevos y le propone a Leonel hacer

todos los días con Gabriela, puntual-

un bizcochuelo. Leonel mete sus ma-

mente a las 18hs.

nos recién lavadas dentro de un bol

—Cuando no se podía salir, él sa-

rojo. Primero agarra un huevo, luego

lía igual a caminar. Al no tener a na-

otro y los rompe dentro del plástico

die quien lo contenga en casa, con mi

enharinado.

marido teníamos que idear algo para

—Tengo que inventar todo el tiempo qué

que desgaste energía -dice Gabriela. Al

cosas puedo hacer para que se enganche

cerrar su escuela, perdió todo tipo de

y pueda olvidarse un poco las frustracio-

terapias.

nes. Todo este tiempo fue remarla. Solo a partir de la Resolución 77/2020 ***

que se publicó en el Boletín Oficial el

Facundo tiene 14 años, mide más de

12 de abril, el Gobierno dispuso el per-

un metro ochenta y mira dibujitos para

miso de circulación para personas con

nenes de tres años. Su diagnóstico es

discapacidad, a no más de quinientos

autismo severo y no habla. Todos los

metros de su hogar y acompañados de

días viajaba en una combi poco más

un adulto.

de una hora para ir a AUPA, un cen-

Mientras camina, Facundo arrastra los

tro de día en Ingeniero Maschwitz,

pies, se balancea y sacude sus manos,

para avanzar en sus terapias: natación,

sin fuerza y con ritmo. Se mueve se-

equinoterapia, taller de artesanías y te-

parado de su mamá. Al cruzar la ca-

jido. Hasta que el 20 de marzo un virus

lle, Gabriela se apura para tomarlo de

interrumpió la vida de todos.

la mano. Facundo se queda parado en

—El primer mes fue un caos. Rompió

medio de la calle. Los autos tocan bo-

tres televisores, una canilla monoco-

cina, algunos frenan. Facundo no se

mando y llegaba cierta hora en la que

asusta y sigue caminando.

se ponía agresivo. Al no poder expre-

—La escuela tardó un montón en dar-

sarse con el habla, nadie le entendía y se

nos una respuesta hasta que empeza-

ponía violento -dice Gabriela, su mamá.

ron a hacer los zooms. Con mi marido estamos desbordados, es mucho sacrificio estar con él 24 horas, hay que mirarlo todo el día -Gabriela exhala, como si liberara estrés por la boca. Él es un bebé gigante.

*** Cada martes y jueves a las cuatro de la tarde Facundo tiene musicoterapia, taller de cocina y de huerta, y terapia ocupacional. La primera vez que Facundo ve a sus maestros de la escuela por una pantalla se ríe, camina de un lado a otro y revolea objetos. Solo después de varias reuniones virtuales logra sentarse y esperar a que Gabriela encienda la cámara delante suyo. Facundo se sienta rápido y con entusiasmo para sus cuarenta minutos de terapia. Uno de los tres profesores de la clase comparte pantalla con dibujos para colorear. Gabriela sostiene el dedo índice de Facundo y comienza a pintar, desde el celular, un perro y luego una flor. Cuando los profesores ven el resultado, felicitan a Facundo. Él aplaude dos, tres veces y sonríe. Gabriela le da a Facundo unas galletitas, las que más le gustan. —Si me preguntan cómo Facu tiene Zoom si no habla, es porque soy una madre que vela por los derechos de mi hijo. Yo quiero que él tenga todo lo que tienen los demás. ◆ ◆


Buscando un norte por S ofía Barreto pág . 2

Desde lo interno... Bentivenga pág . 6

DetectAR realidades por Marisol C ala pág . 10

GAMERS. Un alias, una mujer por Florencia C alviño pág . 14

20:20 El Palomar. Delayed por Martín Timo C arbone pág . 22

Los Corona en la boca del lobo por Gonzalo Cepeda pág . 26

Varados en India por S ofía Chaieb pág . 30

Un barrio con memoria por L ara Collante pág . 34

Metamorfosis performática por Nicolás Crestelo pág . 38

Orgasmo telefónico por Mailén da Silva pág . 42

Cuerpo a cuerpo, detrás del 137 por Agustina Donato pág . 50

Judaísmo en el siglo XXI por Yamila Dubini pág . 54

Para la mano L aura C arabajal pág . 18

por

por Justina

A tus pies Daniela Ganín pág . 58

por

Conectados Magalí Dionisi pág . 46

por

En vivo desde el coronamovil por Julieta Gryglewski pág . 62


Manos a la olla por Irina K reisler pág . 66

Escuela distópica por Daniel L ico pág . 70

Dos jeringas, una cura por Ignacio R aposo pág . 82

Despertar en la pandemia por Sergio Romero pág . 86

Trabajo NO esencial por R aúl Toledo pág . 98

Aprender con TEA en pandemia por Daiana Vargas

Docente titular / Escritura Mg. M. CRISTINA LAGO

Escritura Lic. ALICIA CASTILLO

pág .

Grooming, el enemigo silencioso por Natalia Pedraza pág . 74

Coronials. Dar a luz en pandemia por L uciana Prachas pág . 78

Sonoridad, sororidad Gabriela Schvartzman pág . 90

Caminos del candombe por Giovanna Seta pág . 94

por

Diseño Gráfico Lic. MARISA REPICE

102

Escritura Lic. LAURA CARLUCCI

Escritura Lic. LEO LACOA


UNLaM / Licenciatura en Comunicaciรณn Social Taller de Producciรณn y adminisTraciรณn en medios. Grรกfica


año XX - número 20 - noviembre 2020

UNLaM / Licenciatura en Comunicación Social / Taller de Producción y adminisTración en medios/ módulo: Gráfica


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