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Atención integral en el adulto mayor
La población mundial envejece y ahora sabemos que la tercera edad requiere una atención multidisciplinaria, que involucra al personal de salud y al entorno social del adulto mayor.
En este sentido, la medicina geriátrica implica el conocimiento de una serie de particularidades de la población del adulto mayor, que debe conocerse para brindar una atención de calidad.
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Estas son:
• Los adultos mayores constituyen un grupo muy heterogéneo, es decir, que existe una importante variabilidad individual debido a que cada persona envejece de manera diferente, lo cual resulta de la interacción de factores intrínsecos y extrínsecos que tendrán relación con lo social, económico, cultural y ambiental. • Algunas enfermedades se presentan en forma diferente de la que lo hacen en los adultos de mediana edad. Es frecuente la pluripatología (aparición de dos o más enfermedades crónicas en un mismo paciente cada vez), que, a veces, condiciona la polifarmacia (consumo de más de tres fármacos simultáneamente) con el riesgo de producir iatrogenia (un daño en la salud, ocasionado por el profesional de la salud de manera no intencional).
• En esta población existe mayor prevalencia de enfermedades degenerativas, enfermedades crónicas o síndromes geriátricos conforme aumenta la edad; por lo que estos pacientes son más vulnerables a eventos externos.
• La atención al adulto mayor implica mayor utilización de recursos sanitarios y sociales. • Mayor necesidad de rehabilitación. • Con frecuencia los problemas de salud de esta población corresponden a múltiples causas y requieren de un abordaje multidisciplinario, que difiere del modelo clínico tradicional.
Se establece el concepto de “medicina centrada al paciente enfermo” y no medicina centrada a la enfermedad. • Cuando requieren de cuidadores, la sobrecarga de estos puede generar maltrato o incluso una institucionalización inadecuada, que debe ser detectada a tiempo.
¿Qué son los síndromes geriátricos?
Se presentan como un conjunto de síntomas y signos derivados de múltiples causas, que provocan grados diversos de alteración de su funcionalidad e independencia. Generan un verdadero impacto en la calidad de vida de quienes los padecen, y son muchas veces el puntapié inicial de eventos adversos que aumentan la necesidad de asistencia sanitaria y de apoyo social. En algunos casos pueden prevenirse siempre y cuando se identifiquen los factores de riesgo y la población susceptible.
Dentro de los síndromes geriátricos, se encuentran:
• Deterioro intelectual (demencia) • Inestabilidad (caídas) • Inmovilidad (aparición de úlceras por presión) • Incontinencia urinaria • Depresión • Delirium • Alteración de los órganos de los sentidos • Polifarmacia • Malnutrición • Estreñimiento
En base a lo expuesto, es importante realizar una evaluación geriátrica integral, para valorizar al paciente, de forma multidimensional, detectar y cuantificar los problemas, necesidades y capacidades del anciano en las esferas clínica, funcional, mental y social para elaborar, basada en ellos, una estrategia interdisciplinar de intervención, tratamiento y seguimiento a largo plazo con el fin de optimizar los recursos y de lograr el mayor grado de independencia y, en definitiva, calidad de vida. Los objetivos de la atención integral a las personas mayores es promocionar el envejecimiento saludable, el autocuidado, la prevención de la incapacidad y la asistencia a la patología aguda/crónica, disminuyendo la cronificación y/o reagudización; además de la detección temprana de situaciones de riesgo, la promoción y la prestación de cuidados paliativos, y cuidados para una muerte digna.