
9 minute read
Celia Villalobos: Una política honesta
Durante este último año, todos nos hemos visto forzados a consumir más televisión, debido a lo cual posiblemente muchos de ustedes hayan visto el programa “Master chef celebrity”, donde una serie de famosos mostraban al público, con menor o mayor éxito sus dotes culinarias. Entre los personajes de dicho concurso estaba la ex política malagueña Celia Villalobos, de quien trata este artículo.
Antes de nada, quiero destacar, que el principal motivo que me lleva a escribir esto, es tratar de corregir la imagen poco adecuada, que muchos puedan tener de esta señora, debido sobre todo a las informaciones mal intencionadas acerca de ella; ocasionalmente difundidas por los medios de comunicación.
Advertisement
Comenzaremos por hacer un perfil de Doña Celia: Una mujer polifacética: ya que además de ejercer la política, -ha sido entre otras cosas diputada, eurodiputada, ministra de sanidad, vicepresidenta del congreso, y una de las primeras mujeres de España en ostentar una alcaldía, durante la actual democracia; también lleva mucho tiempo apareciendo en los medios de comunicación, en los cuales ha llegado a trabajar incluso con Jesús Hermida y María Teresa Campos.
Más allá del plano profesional, resulta obvio de que es una mujer de ideas propias, feminista, luchadora y con un gran afán de aprender cosas nuevas; tal y como se deduce del hecho de que, a los 71 años, haya sido capaz de abrirse una cuenta en Instagram y aprender a usar dicha red social, todo ello a la vez que profundiza en sus conocimientos culinarios y explora otros territorios virtuales como You Tube. Además, y por si todo eso fuera poco, afirma que le gusta trabajar con personas inteligentes, lo cual, a juzgar por el currículum del actual alcalde de Málaga, (Un señor con dos carreras universitarias), a quien ella eligió en su momento como segundo de a bordo; debe ser cierto.
Al parecer desde su juventud ya daba muestras de valentía: Según ha contado ella misma en tv, cuando era adolescente, tenía claro que quería estudiar una carrera, al igual que sus hermanos varones. Sin embargo, dicha idea chocó con opiniones contrarías en su familia, derivadas de motivos tanto económicos, como de la mentalidad de la época (que dictaba otras prioridades para las mujeres). Lejos de achantarse, Doña Celia no lo dudó y se puso a trabajar para costearse sus estudios, llegando a comenzar Derecho, carrera que no pudo concluir.
No obstante, y pese a tener entonces simpatías por ideas de izquierda, llegó a trabajar en las oficinas de los sindicatos verticales, (Únicos legalmente existentes en aquel tiempo), ocupándose de asuntos relacionados con los problemas laborales de las mujeres; y donde no se le ocurrió nada mejor, que ocultar las imágenes de Franco y José Antonio Primo de Rivera, existentes en su despacho; idea que al parecer le causo no pocos problemas.
Más tarde ya en el Partido Popular, se mostró partidaria de reformar ideológicamente dicho grupo político, motivo por el cual posiblemente se mostró encantada de aceptar la proposición de Manuel Fraga para ser diputada por Málaga. De hecho, ella misma ha contado en su libro que este señor, sabedor de la necesidad de adaptarse ideológicamente a los nuevos tiempos, le llegó a decir: “Yo no comparto con usted muchas cosas de las que defiende, pero la quiero en el Congreso, en las filas de mi partido. Es una mujer fuerte, que defiende con pasión e intensidad sus ideas”.
Durante su etapa como diputada (cargo que llegó a compaginar con el de alcaldesa), ha dado numerosas muestras de pertenecer al área más progresista de su partido, llegando incluso a saltarse la disciplina de su grupo parlamentario, para votar a favor de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo. Hecho que además de granjearle la popularidad entre el colectivo LGTBY, también le supuso enfrentarse a una sanción económica, y quizá a una bronca de sus superiores.
Ha trabajado sobre todo en ámbitos relacionados con la legislación laboral y los asuntos sociales, rama de la cual estuvo a punto de ser ministra. Conviene destacar que, en los últimos años de su carrera, ejerció la
presidencia de la comisión del pacto de Toledo (donde se hacen recomendaciones sobre las pensiones). Reseñar que durante su mandato se aprobaron cosas como el complemento de maternidad, el cual permite que muchas mujeres con pagas pequeñas cobren algo más por el hecho de haber tenido dos hijos o más.
Como diputada por la provincia de Málaga, también ha dado sobradas muestras de su preocupación por el bien común, véase como muestra de ello lo siguiente: Según se recoge en el diario de sesiones del congreso, allá por los años 1991 y 1992, mostró vivo interés por los problemas habidos en la privatización de la empresa textil malagueña “Intelhorce”, de la cual dependían miles de puestos de trabajo. Esta gran mujer no sólo defendió la necesidad de depurar responsabilidades al respecto, sino también la conveniencia de tomar medidas para tratar de salvar dicha fábrica, la cual finalmente se acabó cerrando, tras varios años de incertidumbre y algunos ERES. No obstante, las familias que vivían de dicha empresa, seguramente agradecerían su gesto. Gratitud que tal vez se traduciría en votos cuando se presentó a las elecciones municipales.
En cuanto a su época como ministra de sanidad cabe destacar asuntos como la culminación de la transferencia de competencias en materia sanitaria a todas las comunidades autónomas (motivo por el cual, por ejemplo, si hace falta un hospital en Extremadura, se decide en Extremadura y no en Madrid), o el impulso a la investigación de las enfermedades raras (enfermedades poco frecuentes y que, como consecuencia de ello, a las empresas farmacéuticas les resulta poco rentable investigar). Para contribuir a ese objetivo se creó el Centro de Investigación del Síndrome tóxico y Enfermedades raras, dependiente del instituto de salud Carlos III; organismo que fue creado a partir del antiguo Centro de investigación del Síndrome Tóxico, dependiente de la misma institución.
Como colofón a este recorrido, hablaremos de su etapa como primera alcaldesa de la historia de la ciudad de Málaga:
Para empezar, llegó al poder sin mayoría absoluta y obtuvo el bastón gracias a la incapacidad de pactar de sus adversarios. Curiosamente el candidato del PSOE, sintonizaba mejor con ella que con su aliado natural (IU).
Como anécdota antes de su proclamación como alcaldesa resulta interesante mencionar algo que cuenta en su libro “la política apasionada”: Cuando llegó al ayuntamiento, para preparar las cosas para la oportuna ceremonia observó, que las lámparas de uno de uno de los principales salones del mismo, acumulaban demasiado polvo, falta de limpieza que algunos justificaban por motivos burocráticos. Ante tan surrealista situación, nuestra protagonista decidió tomar las riendas y eliminar personalmente, sin más ayuda que la de sus amigas, dicha suciedad, llegando incluso a subirse a una escalera; ocupación que dejó al ser sorprendida por el jefe de protocolo del consistorio, el cual logró convencerla para dejar la tarea; a cambio de enviar al día siguiente una cuadrilla de operarios, para que continuasen con dicho trabajo. Y al parecer finalmente, no solo se acabaron las excusas, sino que se hizo tal limpieza que aparecieron materiales de la época de la II república. ¿Cuántas personas dedicadas a la política conocen capaces de hacer algo así?
Doña Celia no tardó en ganarse a los ciudadanos, ya que mostró un firme compromiso con la ciudad, desde el principio; llegando a conseguir cosas como la creación del festival de Cine o la llegada del AVE, asunto respeto al cual cabe resaltar lo siguiente: Tras prometer ésta señora durante una campaña electoral, la construcción de dicho tren, se encontró con el desinterés del Gobierno Central por cumplir lo prometido; situación que provocó la insistencia constante de la entonces diputada y primera edil de la ciudad, quien llego a amenazar públicamente con no volver a presentarse a la alcaldía, si no se presupuestaba dicho ferrocarril.
Huelga decir que dicha advertencia causó efecto y se comenzó a construir dicha infraestructura. Sin embargo, su impulsora solo asistió a la colocación de la primera traviesa, pues declinó asistir a la inauguración oficial debido a discrepancias con la organización de la misma.
Por todo esto y por ser una persona muy cercana, -además de ir a los medios de comunicación o visitar colectivos locales y barrios, (estos últimos sin avisar), tenía la costumbre de dar los buenos días o las buenas tardes a todo aquel que se cruzaba en su camino; aun sin conocer de nada a la persona que fuera; (costumbre muy poco frecuente en las ciudades)-, esta señora ha conseguido levantar pasiones entre los malagueños. Doy fe de ello, he aquí la historia del mayor jaleo que he visto en mi barrio:
Para empezar, me atrevería a decir que ella ha sido la primera política en visitar esa zona de la ciudad, (al menos en el actual periodo de democracia):
Por aquel entonces quien esto escribe, contaba aproximadamente con trece o catorce años, y acababa de empezar su primer curso en el instituto, en concreto segundo de ESO; llevábamos pocas semanas de clase, tal vez sería finales de septiembre o principios de octubre; pero ya se habían puesto de manifiesto algunos problemas importantes en el centro educativo, motivo por el cual y tras agotar otras vías más sutiles, un día muchos padres y alumnos(llevando nuestras mochilas escolares),decidimos dirigirnos, en pacífica manifestación, desde la puerta del colegio a la de la delegación de educación de la ciudad.
Cuando volvimos de dicha protesta, acompañe a mi padre a hablar, por enésima vez, con el jefe de estudios. De pronto, mientras tenía lugar dicha conversación, alguien irrumpió por los pasillos, cerca del despacho, gritando: “¡La alcaldesa!”, “¡La alcaldesa!”. Tras lo cual todos corrimos hacía la calle, y era tal la excitación de algunas personas, que de camino a la vía pública hubo hasta pisotones. En el exterior pude ver un montón de adultos hablando todos a la vez, debido a lo cual Doña Celia probablemente no se enteraría de nada, (y tendría suerte si no se llevó de recuerdo un buen dolor de cabeza). Creo que yo apenas pude verla, si acaso de espaldas y de refilón, pues acabé al fondo de la aglomeración, pero recuerdo que observé todo lo que pude, incluso durante mi trayecto a casa.
Digo yo, que, si esta señora pudo conseguir el AVE para Málaga, otros pueden conseguir para Extremadura; un tren digno, (y tal vez, la satisfacción de otras necesidades de la región), supongo que solo es cuestión de dos cosas: Tiempo y dar con la tecla
Conclusión: En política (como en botica), hay de todo, incluso personas honradas y honestas. Segundo pertenecer a un determinado partido político, no implica ser necesariamente un fascista, socialista, comunista… etc., de manual.
Para finalizar, me despido recomendando a todos, especialmente a quienes se dediquen, o piensen dedicarse próximamente a la política, la lectura del libro “la política apasionada” escrito por Celia Villalobos.
María del Mar Ortiz Minero