Antología poemas en español desde la década de los 50 hasta hoy

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Antología poética desde los años 50 hasta hoy Selección de poemas para las clases de Bachillerato ÁNGEL GONZÁLEZ, Breve acotaciones para una biografía (1969) Meriendo algunas tardes: no todas tienen pulpa comestible. Si estoy junto al mar muerdo primero los acantilados, luego las nubes cárdenas y el cielo - escupo las gaviotas-. y para el postre dejo los bañistas jugando a la pelota y despeinadas. Si estoy en la ciudad meriendo tarde a secas: mastico lentamente los minutos - tras haberles quitado las espinas – y cuando se me acaban me voy rumiando las sobras, rememorando el tiempo devorado con un acre sabor a nada en la garganta. LEOPOLODO Mª PANERO, Agujero llamado Nervermore (1992) Peter Punk es el amor y Campanilla su princesa en el cielo están buscando el secreto de la nada todos los Niños Extraviados. Peter Punk es el amor y Campanilla su princesa Garfio busca en vano el secreto de su mano y Campanilla llora al pie del Árbol Extraviado adónde las sirenas y adónde los enanos Peter Punk intenta en vano su amor explicar, en una playa desierta Campanilla lo dejó. BLAS DE OTERO, Un relámpago apenas Besas como si fueses a comerme. Besas besos de mar, a dentelladas. Las manos en mis sienes y abismadas nuestras miradas. Yo, sin lucha, inerme, me declaro vencido, si vencerme es ver en ti mis manos maniatadas. Besas besos de Dios. A bocanadas bebes mi vida. Sorbes. Sin dolerme, tiras de mi raíz, subes mi muerte a flor de labio. Y luego, mimadora, las brizas y las rozas con tu beso. Oh Dios, oh Dios, oh Dios, si para verte bastara un beso, un beso que se llora después, porque ¡oh, por qué! No basta eso.

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Antología poética desde los años 50 hasta hoy

JAIME GIL DE BIEDMA, Poemas póstumos, 1968. No volveré a ser joven Que la vida iba en serio - envejecer, morir, eran tan solo uno lo empieza a comprender más las dimensiones del teatro. tarde: Pero ha pasado el tiempo como todos los jóvenes, yo vine y la verdad desagradable asoma: a llevarme la vida por delante. envejecer, morir, Dejar huella quería es el único argumento de la obra. y marcharme entre aplausos JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO, Salmos al viento, 1958 Autobiografía Cambió de pantalones. Cuando yo era pequeño Mis amigos me dijeron: estaba siempre triste No sirves para nada. y mi padre me decía En la cale en las aulas mirándome y moviendo Odiando y aprendiendo la cabeza: hijo mío La injusticia y sus leyes no sirves para nada. Me perseguía siempre Después me fui al colegio La triste cantinela: con pan y con adioses No sirves para nada. pero me acompañaba De tristeza en tristeza la tristeza. El maestro Caí por los peldaños graznó: pequeño niño De la vida. Y un día no sirves para nada. La muchacha que amo Vino luego la guerra, Me dijo y era alegre: la muerte – yo la viNo sirves para nada. y cuando hubo pasado Ahora vivo con ella y todos la olvidaron Voy limpio y bien peinado. yo triste seguí oyendo: Tenemos una niña no sirves para nada. A la que a veces digo Y cuando me pusieron También con alegría: los pantalones largos No sirves para nada. La tristeza en seguida ESTHER MORILLAS, Mujeres, 2001 Reflexiones en la bicicleta estática Yo soy un alfeñique. La guapa del gimnasio Sonríe comprensiva y me saluda, Levantando sus pesas. Hace sol, La música está alta. No puedo Tirar de mi cuerpo, pero aguanto: Lo mismo es cierto que el deporte es sano. Hay mil maneras de entender el mundo, Y a veces entiendes secretos que ignorabas: La pasión, por ejemplo, la avidez De los coleccionistas, que parecen tan tristes. Ahora miro a los halterofílicos. 2


Antología poética desde los años 50 hasta hoy Los mundos esdrújulos son siempre tan complicados. CARLOS EDMUNDO DE ORY, Metanoia, 1978 Fonemoramas Si canto soy un cantueso Si leo soy un león Si emano soy una mano Si amo soy un amasijo Si lucho soy un serrucho Si como soy como soy Si río soy un río de risa Si duerme enfermo de dormir Si fumo me fumo hasta el humo Si hablo me escucha el diablo Si miento invento una verdad Si me hundo me Carlos Edmundo. Manuel Vázquez Montalbán, 1939-2003 PASEO POR UNA CIUDAD Paseo por una ciudad sin orillas miente la tarde espejos despedidas humos que denuncian retornos me deja solo el paso de muchachas alejadas no pronuncian mi nombre no decretan mi muerte entonces regreso a los artesonados pasillos del recuerdo pieles carnes repletas siluetas en sus cueros el ruido de los párpados al cerrarse y tal vez tal vez un grito literario puso nombre al instante en que fui feliz a la sombra siempre a la sombra de las muchachas sin flor

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Antología poética desde los años 50 hasta hoy Leopoldo Mª Panero, 1948LA MONJA ATEA Las monjas adoran a su Dios que no existe mientras el Papa aprieta el gatillo y dice 'Dios no existe' es una imaginación de la Iglesia que está muriendo poco a poco; los ateos lloran al pie de una estatua. Y el mundo dice 'Dios no existe' es una imaginación del Papa mientras los ateos lloran y lloran por su belleza perdida y Dios ya no existe está llorando en el infierno. Esta es la estatua entera de la nada. LA MALDAD NACE DE LA SUPRESIÓN HIPÓCRITA DEL GOZO Una cucaracha recorre el jardín húmedo de mi chambre y circula por entre las botellas vacías: la miro a los ojos y veo tus dos ojos azules, madre mía. Y canta, cantas por las noches parecida a la locura, velas con tu maldición para que no me caiga dormido, para que no me olvide y esté despierto para siempre frente a tus dos ojos, madre mía. *

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Antología poética desde los años 50 hasta hoy Jaime Gil de Biedma, 1929-1990 ¿Y qué decir de nuestra madre España, este país de todos los demonios en donde el mal gobierno, la pobreza no son, sin más, pobreza y mal gobierno, sino un estado místico del hombre, la absolución final de nuestra historia? De todas las historias de la Historia la más triste sin duda es la de España porque termina mal. Como si el hombre, harto ya de luchar con sus demonios, decidiese encargarles el gobierno y la administración de su pobreza. Nuestra famosa inmemorial pobreza cuyo origen se pierde en las historias que dicen que no es culpa del gobierno, sino terrible maldición de España, triste precio pagado a los demonios con hambre y con trabajo de sus hombres. A menudo he pensado en esos hombres, a menudo he pensado en la pobreza de este país de todos los demonios. Y a menudo he pensado en otra historia distinta y menos simple, en otra España en donde sí que importa un mal gobierno. Quiero creer que nuestro mal gobierno es un vulgar negocio de los hombres y no una metafísica, que España puede y debe salir de la pobreza, que es tiempo aún para cambiar su historia antes que se la lleven los demonios. Quiero creer que no hay tales demonios. Son hombres los que pagan al gobierno, los empresarios de la falsa historia. Son ellos quienes han vendido al hombre, los que le han vertido a la pobreza y secuestrado la salud de España. Pido que España expulse a esos demonios. Que la pobreza suba hasta el gobierno. Que sea el hombre el dueño de su historia.

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Miguel d´Ors, 1946AS TIME GOES BY Decir pestes de él tiene, sin duda, un sólido prestigio literario –tacharlo de asesino, por ejemplo, o compararlo con uno de esos ciclones con nombre de corista que pasan y que dejan en los telediarios un paisaje un paisaje de grandes palmeras derrocadas y uralitas errantes, o simplemente lamentarlo a base de tardes y de otoños en pálidos jardines–, pero ahora, con la mano en el poema, os lo confieso: he sido siempre yo el que salió ganando de todos nuestros tratos. A cambio de esa luz sabia y serena con la que la experiencia ilumina las cosas a mí se me ha llevado solo la juventud, ese divino tesoro que no sirve para nada –ya lo dijo Mark Twain– puesto en las manos insensatas de un joven. 1967 Ternura de tus ojos cuando el otoño iba derramando en mi pecho lenta melancolía y un sonido de flautas azules lejanísimas convocaba en mis sueños personajes de infancia. Estas cosas no puedo decirlas sin tristeza: son tantos los momentos que se olvidó el olvido, son tantos los papeles en que escribí tu nombre con la caligrafía del pájaro en la playa que pienso que estos versos no dicen lo que dicen, que la mejor palabra que tengo es el silencio. Ternura de tus ojos, ternura de tus ojos: yo descansaba en ellos como en una pradera. Sencillamente porque tenía veinte años. Ignoraba que un siempre se termina tan pronto, ignoraba que un nunca se comienza en seguida…

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Antología poética desde los años 50 hasta hoy Luis Alberto de Cuenca, 1950UN AMOR IMPOSIBLE Te he encontrado en la calle y, luego, hemos cenado juntos. Te lo he dicho otra vez: mi vida quiere ser lo que llamaba Bowra “the pursuit of honour through risk”. Y tu sonrisa se transforma en una mueca obscena, y sigues sin saber qué es el pudor. Antes de medianoche estabas muerta ya, amor mío. ABRE TODAS LAS PUERTAS A todas las puertas: la que conduce al oro, la que lleva al poder, la que esconde el misterio del amor, la que oculta el secreto insondable de la felicidad, la que te da la vida para siempre en el gozo de una visión sublime. Abre todas las puertas sin mostrarte curioso ni prestar importancia a las manchas de sangre que salpican los muros de las habitaciones prohibidas, ni a las joyas que revisten los techos, ni a los labios que buscan los tuyos en la sombra, ni a la palabra santa que acecha en los umbrales. Desesperadamente, civilizadamente, conteniendo la risa, secándote las lágrimas, en el borde del mundo, al final del camino, oyendo cómo silban las balas enemigas alrededor y cómo cantan los ruiseñores, no lo dudes, hermano: abre todas las puertas. Aunque nada haya dentro.

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Antología poética desde los años 50 hasta hoy MAL DE AUSENCIA Desde que tú te fuiste, no sabes qué despacio pasa el tiempo en Madrid. He visto una película que ha terminado apenas hace un siglo. No sabes qué lento corre el mundo sin ti, novia lejana. Mis amigos me dicen que vuelva a ser el mismo, que pudre el corazón tanta melancolía, que tu ausencia no vale tanta ansiedad inútil, que parezco un ejemplo de subliteratura. Pero tú te has llevado mi paz en tu maleta, los hilos del teléfono, la calle en la que vivo. Tú has mandado a mi casa tropas ecologistas a saquear mi alma contaminada y triste. Y, para colmo, sigo soñando con gigantes y contigo, desnuda, besándoles las manos. Con dioses a caballo que destruyen Europa y cautiva te guardan hasta que yo esté muerto. Guillermo Carnero, 1947AL FIN A VUESTRAS MANOS HE VENIDO Cuando era niño, al acabar la clase salíamos todos juntos al recreo y yo era el aguafiestas, el torpe, el metepatas absorto en un rincón imaginando historias, aventuras y compañías de papel, leyendo un libro. La edad no me ha librado de vocación tan mísera ni he sabido adquirir mayor destreza ante la realidad: extranjero en la sombra huyendo tras el cristal de un tren nocturno, ante quien brillan letreros lacerados, resplandores y rostros y raíles sinónimos. Después de fracasar con tanto empeño al fin hasta tus manos he venido como quien nunca supo del olor de la tierra en un jardín mojado por la lluvia ni oyó hincarse en la roca la paz del arcoiris, acorde de las gamas del pozo de la vista, silencio en la fragancia de los tibios colores donde no cabe instante sin milagro. No me exilies de nuevo al metal transparente donde la voluntad se engríe y pudre, al desierto donde se triza el tacto: No me dejes en un rincón con este libro, medalla decorosa en el ojal de un muerto

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Antología poética desde los años 50 hasta hoy

LAS RUINAS DE DISNEYLANDIA Muchachita taimada (tan sin malicia) entonces, propensa sólo a nuestros juegos lúgubres por entusiasmo de recién convrsa, ¿quién te reprocharía tu sumisión, no honrosa a fin de cuentas, al glamour del boyante cadáver exquisito a quien todos sin duda hemos amado alguna vez? o aquella manía de extricar -la lúbrica de Man Ray mascullando entre tus senos WAS IST DADA? WAS IST DADA? WAS IST DADA? la quintúplice forma de la vírgula. Así pasamos muchas noches caminando sin rumbo por la arista sin fin de las palabras. Luis García Montero, 1958-

CANCIÓN DE BRUJERÍA Señor compañero, Señor de la noche, haz que vuelva su rostro quien no quiso mirarme. Que sus ojos me busquen sostenidos y azules por detrás de la barra. Que pregunte mi nombre y se acerque despacio a pedirme tabaco. Si prefiere quedarse, haz que todos se vayan y este bar se despueble para dejarnos solos con la canción más lenta.

Si decide marcharse, que la luna disponga su luz en nuestro beso y que las calles sepan también dejarnos solos. Señor compañero, Señor de la noche, haz que no cante el gallo sobre los edificios, Que se retrase el día y que duren tus sombras el tiempo necesario. El tiempo que ella tarde en decidirse.

CONFESIONES Yo te estaba esperando. Más allá del invierno, en el cincuenta y ocho, de la letra sin pulso y el verano de mi primera carta, por los pasillos lentos y el examen, a través de los libros, de las tardes de fútbol, de la flor que no quiso convertirse en almohada, más allá del muchacho obligado a la luna, por debajo de todo lo que amé, yo te estaba esperando. Yo te estoy esperando. Por detrás de las noches y las calles, 9


Antología poética desde los años 50 hasta hoy de las hojas pisadas y de las obras públicas y de los comentarios de la gente, por encima de todo lo que soy, de algunos restaurantes a los que ya no vamos, con más prisa que el tiempo que me huye, más cerca de la luz y de la tierra, yo te estoy esperando. Y seguiré esperando. Como los amarillos del otoño, todavía palabra de amor ante el silencio, cuando la piel se apague, cuando el amor se abrace con la muerte y se pongan más serias nuestras fotografías, sobre el acantilado del recuerdo, después que mi memoria se convierta en arena, por detrás de la última mentira, yo seguiré esperando. MERECE LA PENA (UN JUEVES TELEFÓNICO) Sobre las diez te llamo para decir que tengo diez llamadas, otra reunión, seis cartas, una mañana espesa, varias citas y nostalgia de ti. Sobre las doce y media llamas para contarme tus llamadas, cómo va tu trabajo, me explicas por encima los negocios que llevas en común con tu ex-marido, debes sin más remedio hacer la compra y me echas de menos. El teléfono quiere espuma de cerveza, aunque no, la mañana no es hermosa ni rubia. Sobre las cuatro y media comunica tu siesta. Me llamas a las seis para decirme que sales disparada, que se queda tu hijo en casa de un amigo, que te aburre esta vida, pero a las siete debes estar en no sé dónde, y a las ocho te esperan en la presentación de no sé quién y luego sufres restaurante y copas con algunos amigos. Si no se te hace tarde me llamarás a casa cuando llegues. 10


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Y no se te hace tarde. Sobre las dos y media te aseguro que no me has despertado. El teléfono busca ventanas encendidas en las calles desiertas y me alegra escuchar noticias de la noche, cotilleos del mundo literario, que se te nota lo feliz que eres, que no haces otra cosa que hablar mucho de mí con todos los que hablas. Nada sabe de amor quien no ha perdido por amor una casa, una hija tal vez y más de medio sueldo, empeñado en el arte de ser feliz y justo, al otro lado de tu voz, al sur de las fronteras telefónicas. Jon Juaristi, 1947SAN SILVESTRE, 1985 Otra vez me han plantado. Ya me veo enfangando en el güisqui solitario. A mi edad, sin embargo, es necesario vigilarse el riñón. Me acuesto y leo. Las nocheviejas me deprimen. Creo que las voy a borrar del calendario. Para el muermo no habrá otro aniversario ni ganará a mi costa el jubileo. Vuelvo, hasta que me pesa la cabeza, a una lectura amena y provechosa: La Regenta (edición de Juan de Oleza). Y me duermo seguro de una cosa: tampoco ganaré, el año que empieza, el concurso de tangos de Tolosa.

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