Ap literature mariana

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¿A qué se dedicaba Belisa Crepusculario? ¿Qué crees que hacía para mejorar la calidad de los sueños? ¿Qué hacía cuando le pagaban 50 centavos? ¿Puedes imaginar una palabra secreta para espantar la melancolía? ¿Por qué se fue de su casa a los 12 años? ¿Cuál era la meta de su viaje? ¿Qué crees que pasó con Belisa después?

Tenía el nombre de Belisa Crepusculario, pero no por fe de bautismo o acierto de su madre, sino porque ella misma lo buscó hasta encontrarlo y se vistió con él. Su oficio era vender palabras. Recorría el país, desde las regiones más altas y frías hasta las costas calientes, instalándose en las ferias y en los mercados, donde montaba cuatro palos con un toldo de lienzo, bajo el cual se protegía del sol y de la lluvia para atender a su clientela. No necesitaba pregonar su mercadería, porque de tanto caminar por aquí y por allí, todos la conocían. Había quienes la aguardaban de un año para otro, y cuando aparecía por la aldea con su atado bajo el brazo hacían cola frente a su tenderete. Vendía a precios justos. Por cinco centavos entregaba versos de memoria, por siete mejoraba la calidad de los sueños, por nueve escribía cartas de enamorados, por doce inventaba insultos para enemigos irreconciliables. También vendía cuentos, pero no eran cuentos de fantasía, sino largas historias verdaderas que recitaba de corrido sin saltarse nada. Así llevaba las nuevas de un pueblo a otro. La gente le pagaba por agregar una o dos líneas: nació un niño, murió fulano, se casaron nuestros hijos, se quemaron las cosechas. En cada lugar se juntaba una pequeña multitud a su alrededor para oírla cuando comenzaba a hablar y así se enteraban de las vidas de otros, de los parientes lejanos, de los pormenores de la Guerra Civil. A quien le comprara cincuenta centavos, ella le regalaba una palabra secreta para espantar la melancolía. No era la misma para todos, por supuesto, porque eso habría sido un engaño colectivo. Cada uno recibía la suya con la certeza de que nadie más la empleaba para ese fin en el universo y más allá. Belisa Crepusculario había nacido en una familia tan mísera, que ni siquiera poseía nombres para llamar a sus hijos. Vino al mundo y creció en la región más inhóspita, donde algunos años las lluvias se convierten en avalanchas de agua que se llevan todo, y en otros no cae ni una gota del cielo, el sol se agranda hasta ocupar el Horizonte entero y el mundo se convierte en un desierto. Hasta que cumplió doce años no tuvo otra ocupación ni virtud que sobrevivir al hambre y la fatiga de siglos. Durante una interminable sequía le tocó enterrar a cuatro hermanos menores y cuando comprendió que llegaba su turno, decidió echar a andar por las llanuras en dirección al mar, a ver si en el viaje lograba burlar a la muerte. La tierra estaba erosionada, partida en profundas grietas, sembrada de piedras, fósiles de árboles y de arbustos espinudos, esqueletos de animales blanqueados por el calor. De vez en cuando tropezaba con familias que, como ella, iban hacia el sur siguiendo el espejismo del agua. Algunos habían iniciado la marcha llevando sus pertenencias al hombro o en carretillas, pero apenas podían mover sus propios huesos y a poco andar debían abandonar sus cosas. Se arrastraban penosamente, con la piel convertida en cuero de lagarto y sus ojos quemados por la reverberación de la luz. Belisa los saludaba con un gesto al pasar, pero no se detenía, porque no podía gastar sus fuerzas en ejercicios de compasión. Muchos cayeron por el camino,


pero ella era tan tozuda que consiguió atravesar el infierno y arribó por fin a los primeros manantiales, finos hilos de agua, casi invisibles, que alimentaban una vegetación raquítica, y que más adelante se convertían en riachuelos y esteros.

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¿Cómo descubrió Belisa la escritura? ¿Cómo aprendió a escribir? ¿Por qué decidió dedicarse a vender palabras? ¿Por qué tiró el diccionario al mar? ¿Quiénes son el Coronel y el Mulato? ¿Por qué la gente les tiene miedo? ¿Qué hizo el Mulato con Belisa? ¿Para qué crees que el Coronel necesitaba a Belisa?

Belisa Crepusculario salvó la vida y además descubrió por casualidad la escritura. Al llegar a una aldea en las proximidades de la costa, el viento colocó a sus pies una hoja de periódico. Ella tomó aquel papel amarillo y quebradizo y estuvo largo rato observándolo sin adivinar su uso, hasta que la curiosidad pudo más que su timidez. Se acercó a un hombre que lavaba un caballo en el mismo charco turbio donde ella saciara su sed. --¿Qué es esto?--preguntó. --La página deportiva del periódico--replicó el hombre sin dar muestras de asombro ante su ignorancia. La respuesta dejó atónita a la muchacha, pero no quiso parecer descarada y se limitó a inquirir el significado de las patitas de mosca dibujadas sobre el papel. --Son palabras, niña. Allí dice que Fulgencio Barba noqueó al Nero Tiznao en el tercer round. Ese día Belisa Crepusculario se enteró que las palabras andan sueltas sin dueño y cualquiera con un poco de maña puede apoderárselas para comerciar con ellas. Consideró su situación y concluyó que aparte de prostituirse o emplearse como sirvienta en las cocinas de los ricos, eran pocas las ocupaciones que podía desempeñar. Vender palabras le pareció una alternativa decente. A partir de ese momento ejerció esa profesión y nunca le interesó otra. Al principio ofrecía su mercancía sin sospechar que las palabras podían también escribirse fuera de los periódicos. Cuando lo supo calculó las infinitas proyecciones de su negocio, con sus ahorros le pagó veinte pesos a un cura para que le enseñara a leer y escribir y con los tres que le sobraron se compró un diccionario. Lo revisó desde la A hasta la Z y luego lo lanzó al mar, porque no era su intención estafar a los clientes con palabras envasadas. Varios años después, en una mañana de agosto, se encontraba Belisa Crepusculario en el centro de una plaza, sentada bajo su toldo vendiendo argumentos de justicia a un viejo que solicitaba su pensión desde hacía diecisiete años. Era día de mercado y había mucho bullicio a su alrededor. Se escucharon de pronto galopes y gritos, ella levantó los ojos de la escritura y vio primero una nube de polvo y enseguida un grupo de jinetes que irrumpió en el lugar. Se trataba de los hombres del Coronel, que venían al mando del Mulato, un gigante conocido en


toda la zona por la rapidez de su cuchillo y la lealtad hacia su jefe. Ambos, el Coronel y el Mulato, habían pasado sus vidas ocupados en la Guerra Civil y sus nombres estaban irremisiblemente unidos al estropicio y la calamidad. Los guerreros entraron al pueblo como un rebaño en estampida, envueltos en ruido, bañados de sudor y dejando a su paso un espanto de huracán. Salieron volando las gallinas, dispararon a perderse los perros, corrieron las mujeres con sus hijos y no quedó en el sitio del mercado otra alma viviente que Belisa Crepusculario, quien no había visto jamás al Mulato y por lo mismo le extrañó que se dirigiera a ella. --A ti te busco--le gritó señalándola con su látigo enrollado y antes que terminara de decirlo, dos hombres cayeron encima de la mujer atropellando el toldo y rompiendo el tintero, la ataron de pies y manos y la colocaron atravesada como un bulto de marinero sobre la grupa de la bestia del Mulato. Emprendieron galope en dirección a las colinas.

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¿Dónde despertó Belisa? ¿Cómo la habían tratado? ¿Cómo son el Mulato y el Coronel? ¿Cómo te los imaginas? ¿Qué es lo que quiere el Coronel exactamente de Belisa? ¿Por qué ella acepta hacerlo? ¿Crees que el Coronel conseguirá hacerse Presidente?

Horas más tarde, cuando Belisa Crepusculario estaba a punto de morir con el corazón convertido en arena por las sacudidas del caballo, sintió que se detenían y cuatro manos poderosas la depositaban en tierra. Intentó ponerse de pie y levantar la cabeza con dignidad, pero le fallaron las fuerzas y se desplomó con un suspiro, hundiéndose en un sueño ofuscado. Despertó varias horas después con el murmullo de la noche en el campo, pero no tuvo tiempo de descifrar esos sonidos, porque al abrir los ojos se encontró ante la mirada impaciente del Mulato, arrodillado a su lado. --Por fin despiertas, mujer--dijo alcanzándole su cantimplora para que bebiera un sorbo de aguardiente con pólvora y acabara de recuperar la vida. Ella quiso saber la causa de tanto maltrato y él le explicó que el Coronel necesitaba sus servicios. Le permitió mojarse la cara y enseguida la llevó a un extremo del campamento, donde el hombre más temido del país reposaba en una hamaca colgada entre dos árboles. Ella no pudo verle el rostro, porque tenía encima la sombra incierta del follaje y la sombra imborrable de muchos años viviendo como un bandido, pero imaginó que debía ser de expresión perdularia si su gigantesco ayudante se dirigía a él con tanta humildad. Le sorprendió su voz, suave y bien modulada como la de un profesor. --¿Eres la que vende palabras?--preguntó. --Para servirte--balbuceó ella oteando en la penumbra para verlo mejor.


El Coronel se puso de pie y la luz de la antorcha que llevaba el Mulato le dio de frente. La mujer vio su piel oscura y sus fieros ojos de puma y supo al punto que estaba frente al hombre más solo de este mundo. --Quiero ser Presidente—dijo él. Estaba cansado de recorrer esa tierra maldita en guerras inútiles y derrotas que ningún subterfugio podía transformar en victorias. Llevaba muchos años, durmiendo a la intemperie, picado de mosquitos, alimentándose de iguanas y sopa de culebra, pero esos inconvenientes menores no constituían razón suficiente para cambiar su destino. Lo que en verdad le fastidiaba era el terror en los ojos ajenos. Deseaba entrar a los pueblos bajo arcos de triunfo, entre banderas de colores y flores, que lo aplaudieran y le dieran de regalo huevos frescos y pan recién horneado. Estaba harto de comprobar cómo a su paso huían los hombres, abortaban de susto las mujeres y temblaban las criaturas, por eso había decidido ser Presidente. El Mulato le sugirió que fueran a la capital y entraran galopando al Palacio para apoderarse del gobierno, tal como tomaron tantas otras cosas sin pedir permiso, pero al Coronel no le interesaba convertirse en otro tirano, de ésos ya habían tenido bastantes por allí y, además, de ese modo no obtendría el afecto de las gentes. Su idea consistía en ser elegido por votación popular en los comicios de diciembre. --Para eso necesito hablar como un candidato. ¿Puedes venderme las palabras para un discurso?--preguntó el Coronel a Belisa Crepusculario. Ella había aceptado muchos encargos, pero ninguno como ése, sin embargo no pudo negarse, temiendo que el Mulato le metiera un tiro entre los ojos o, peor aún, que el Coronel se echara a llorar. Por otra parte, sintió el impulso de ayudarlo, porque percibió un palpitante calor en su piel, un deseo poderoso de tocar a ese hombre, de recorrerlo con sus manos, de estrecharlo entre sus brazos.

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¿Quién es Belisa Crepusculario? ¿Cómo te la imaginas? ¿A qué crees que se dedica? ¿Crees que se ofreció ella sola a escribir el discurso o la obligaron? ¿Qué efecto produjo su lectura en los que lo escucharon? ¿Qué palabras secretas crees que le dijo Belisa al Coronel? ¿Cómo reaccionó él a esas palabras? ¿Por qué el Mulato la acompañó “sin dejar de mirarla con ojos suplicantes de perro perdido”? ¿Crees que volverán a encontrarse?

Toda la noche y buena parte del día siguiente estuvo Belisa Crepusculario buscando en su repertorio las palabras apropiadas para un discurso presidencial, vigilada de cerca por el Mulato, quien no apartaba los ojos de sus firmes piernas de caminante y sus senos virginales. Descartó las palabras ásperas y secas, las demasiado floridas, las que estaban desteñidas por el abuso, las que ofrecían promesas improbables, las carentes de verdad y las confusas, para quedarse sólo con aquellas capaces de tocar con certeza el pensamiento de los hombres y la


intuición de las mujeres. Haciendo uso de los conocimientos comprados al cura por veinte pesos, escribió el discurso en una hoja de papel y luego hizo señas al Mulato para que desatara la cuerda con la cual la había amarrado por los tobillos a un árbol. La condujeron nuevamente donde el Coronel y al verlo ella volvió a sentir la misma palpitante ansiedad del primer encuentro. Le pasó el papel y aguardó, mientras él lo miraba sujetándolo con la punta de los dedos. --¿Qué carajo dice aquí?--preguntó por último. --¿No sabes leer? --Lo que yo sé hacer es la guerra--replicó él. Ella leyó en alta voz el discurso. Lo leyó tres veces, para que su cliente pudiera grabárselo en la memoria. Cuando terminó vio la emoción en los rostros de los hombres de la tropa que se juntaron para escucharla y notó que los ojos amarillos del Coronel brillaban de entusiasmo, seguro de que con esas palabras el sillón presidencial sería suyo. --Si después de oírlo tres veces los muchachos siguen con la boca abierta, es que esta vaina sirve, Coronel--aprobó el Mulato. --¿Cuánto te debo por tu trabajo, mujer?--preguntó el jefe. --Un peso, Coronel. --No es caro--dijo él abriendo la bolsa que llevaba colgada del cinturón con los restos del último botín. --Además tienes derecho a una ñapa. Te corresponden dos palabras secretas--dijo Belisa Crepusculario. --¿Cómo es eso? Ella procedió a explicarle que por cada cincuenta centavos que pagaba un cliente, le obsequiaba una palabra de uso exclusive. El jefe se encogió de hombros, pues no tenía ni el menor interés en la oferta, pero no quiso ser descortés con quien lo había servido tan bien. Ella se aproximó sin prisa al taburete de suela donde él estaba sentado y se inclinó para entregarle su regalo. Entonces el hombre sintió el olor de animal montuno que se desprendía de esa mujer, el calor de incendio que irradiaban sus caderas, el roce terrible de sus cabellos, el aliento de yerbabuena susurrándo en su oreja las dos palabras secretas a las cuales tenía derecho. --Son tuyas, Coronel--dijo ella al retirarse--. Puedes emplearlas cuanto quieras. El Mulato acompañó a Belisa hasta el borde del camino, sin dejar de mirarla con ojos suplicantes de perro perdido, pero cuando estiró la mano para tocarla, ella lo detuvo con un


chorro de palabras inventadas que tuvieron la virtud de espantarle el deseo, porque creyó que se trataba de alguna maldición irrevocable.

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¿Cómo se desarrolló la campaña electoral del Coronel? ¿Cómo te explicas el efecto milagroso de su discurso? ¿Quién crees que se lo escribió? ¿Qué dos palabras secretas crees que estaba repitiendo todo el tiempo el Coronel? ¿Quién crees que es Belisa Crepusculario? ¿Cómo es que ella sabía que el Mulato iba a buscarla? ¿Qué relación crees que existe entre el Coronel y Belisa?

En los meses de setiembre, octubre y noviembre el Coronel pronunció su discurso tantas veces, que de no haber sido hecho con palabras refulgentes y durables el uso lo habría vuelto ceniza. Recorrió el país en todas direcciones, entrando a las ciudades con aire triunfal y deteniéndose también en los pueblos más olvidados, allí, donde sólo el rastro de basura indicaba la presencia humana, para convencer a los electores que votaran por él. Mientras hablaba sobre una tarima al centro de la plaza, el Mulato y sus hombres repartían caramelos y pintaban su nombre con escarcha dorada en las paredes, pero nadie prestaba atención a esos recursos de mercader, porque estaban deslumbrados por la claridad de sus proposiciones y la lucidez poética de sus argumentos, contagiados de su deseo tremendo de corregir los errores de la historia y alegres por primera vez en sus vidas. Al terminar la arenga del candidato, la tropa lanzaba pistoletazos al aire y encendía petardos y cuando por fin se retiraban, quedaba atrás una estela de esperanza que perduraba muchos días en el aire, como el recuerdo magnífico de un cometa. Pronto el Coronel se convirtió en el político más popular. Era un fenómeno nunca visto, aquel hombre surgido de la guerra civil, lleno de cicatrices y hablando como un catedrático, cuyo prestigio se regaba por el territorio nacional conmoviendo el corazón de la patria. La prensa se ocupó de él. Viajaron de lejos los periodistas para entrevistarlo y repetir sus frases, y así creció el número de sus seguidores y de sus enemigos. --Vamos bien, Coronel--dijo el Mulato al cumplirse doce semanas de éxito. Pero el candidato no lo escuchó. Estaba repitiendo sus dos palabras secretas, como hacía cada vez con mayor frecuencia. Las decía cuando lo ablandaba la nostalgia, las murmuraba dormido, las llevaba consigo sobre su caballo, las pensaba antes de pronunciar su célebre discurso y se sorprendía saboreándolas en sus descuidos. Y en toda ocasión en que esas dos palabras venían a su mente, evocaba la presencia de Belisa Crepusculario y se le alborotaban los sentidos con el recuerdo de olor montuno, el calor de incendio, el roce terrible y el aliento de yerbabuena, hasta que empezó a andar como un sonámbulo y sus propios hombres comprendieron que se le terminaría la vida antes de alcanzar el sillón de los presidentes. --¿Qué es lo que te pasa, Coronel?--le preguntó muchas veces el Mulato, hasta que por fin un día el jefe no pudo más y le confesó que la culpa de su ánimo eran esas dos palabras que llevaba clavadas en el vientre.


--Dímelas, a ver si pierden su poder--le pidió su fiel ayudante. --No te las diré, son sólo mías--replicó el Coronel. Cansado de ver a su jefe deteriorarse como un condenado a muerte, el Mulato se echó el fusil al hombro y partió en busca de Belisa Crepusculario. Siguió sus huellas por toda esa vasta geografía hasta encontrarla en un pueblo del sur, instalada bajo el toldo de su oficio, contando su rosario de noticias. Se le plantó delante con las piernas abiertas y el arma empuñada. --Tú te vienes conmigo--ordenó. Ella lo estaba esperando. Recogió su tintero, plegó el lienzo de su tenderete, se echó el chal sobre los hombros y en silencio trepó al anca del caballo. No cruzaron ni un gesto en todo el camino, porque al Mulato el deseo por ella se le había convertido en rabia y sólo el miedo que le inspiraba su lengua le impedía destrozarla a latigazos. Tampoco esta dispuesto a comentarle que el Coronel andaba alelado, y que lo que no habían logrado tantos años de batallas lo había conseguido un encantamiento susurrado al oído. Tres días después llegaron al campamento y de inmediato condujo a su prisionera hasta el candidato, delante de toda la tropa. --Te traje a esta bruja para que le devuelvas sus palabras, Coronel, y para que ella te devuelva la hombría--dijo apuntando el cañón de su fusil a la nuca de la mujer. El Coronel y Belisa Crepusculario se miraron largamente, midiéndose desde la distancia. Los hombres comprendieron entonces que ya su jefe no podía deshacerse del hechizo de esas dos palabras endemoniadas, porque todos pudieron ver los ojos carnívoros del puma tornarse mansos cuando ella avanzó y le tomó la mano.

Isabel Allende "Dos Palabras . Para comenzar a hablar de Isabel Allende, cabe mencionar el hecho de que fue una mujer poco convencional con una vida muy interesante y singular. Es completamente esencial que el estudiante comprenda que la vida real de un escritor influye de manera directa en el resultado de su obra literaria, y en el caso de Isabel Allende sabemos que muchos de sus personajes de novela son, en realidad, miembros de su familia y de su pasado. Biografía de Isabel Allende

• Nacida en Lima, Perú el 2 de agosto de 1942.


• Su padre, Tomás Allende era diplomático y además era hermano de Salvador Allende, que fue presidente de Chile en la década de los 70. • Poco tiempo después de su nacimiento, sus padres se separaron y su madre se fue a vivir a casa de los abuelos de Isabel en Santiago de Chile. • Esta etapa de la vida de Isabel Allende fue muy importante, pues sus abuelos dejaron muchísimos recuerdos en su infancia. • Solamente unos 8 años más tarde, la madre de Isabel conoció a Ramón Huidobro, al que Isabel llamaba "Tío Ramón" cariñosamente, y al que su madre se unió posteriormente. También era diplomático chileno, como su padre. • En Bolivia, Isabel asiste a una escuela privada norteamericana y en Beirut a una escuela privada inglesa. • En 1958, Isabel regresa a Chile a causa de la crisis del canal de Suez. En Chile, conoce a su futuro esposo, Miguel Frías, un estudiante de ingeniería. • En 1959-1965 Isabel trabaja para las Naciones Unidas, en Santiago. En 1962 se casa con Miguel Frías y nace su hija Paula. • En 1964-1965 Viaja por Europa, vive en Bruselas y en Suiza con su marido y su hija.

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• En 1966 Regresa a Chile y nace su hijo Nicolás. • En 1967-1974 Comienza a escribir para varias revistas y publica sus primeros cuentos. • Muchos de sus familiares han servido de personajes de sus novelas; sus abuelos, por ejemplo, se convirtieron en Esteban Trueba y Clara del Valle en "La casa de los espíritus". • También en "Paula" escribió bastante sobre ellos. • La madre de Isabel, ha sido fundamental en la vida de su hija. Las dos comparten la pasión por la literatura. • En 1975, dos años después del golpe militar en Chile, Isabel y su familia se refugian en Venezuela donde vivieron trece años. Es en este país donde se inició en la escritura. • En Caracas, Isabel comienza a escribir "La casa de los espíritus", y es la propia Panchita quien se da cuenta de que con aquella novela había nacido una gran obra. • Isabel Allende llega a Estados Unidos en 1987 acompañada de Willie, su segundo esposo. Ya para entonces es reconocida como una de las narradoras más importantes en lengua hispana. Vive en San Rafael. Una vez presentada la biografía de Isabel Allende en clase, el siguiente paso es la presentación del cuento que vamos a leer, "Dos palabras." Este cuento tiene un poco de todo: habla de problemas políticos, de valores morales, de la necesidad de sobrevivir ante la extrema pobreza, de la mujer, y también encontramos el romance y el amor, tan presentes siempre en las obras de Allende. Para comenzar con esta segunda etapa, podemos hacer una lluvia de preguntas en clase que se pueden hacer oralmente. Dependiendo del nivel de los estudiantes, podemos darles esta lista de preguntas para pensar en casa con anterioridad, o podemos preguntarlas de manera espontánea en clase. Esto dependerá de alguna manera, de la edad y de la madurez de los estudiantes. Yo recomiendo que se den las preguntas con anterioridad a los alumnos que están en la escuela media, y de una manera espontánea a los alumnos que están en la escuela superior. Un ejemplo de estas preguntas puede ser:

• ¿Te has encontrado alguna vez en tu vida en el medio de una situación muy difícil, en la que tenías que tomar una decisión tú solo sin ayuda? Descríbela. • ¿Te has sentido obsesionado alguna vez de una manera, tal que no podías parar de pensar en ello, incluso hasta el punto de no poder dormir? Descríbelo. • ¿Conoces a alguien que tenga una determinación tan firme que haya superado todos los obstáculos que se le han presentado? Habla de esa persona y describe lo que le pasó. • ¿Has vivido las consecuencias de un desastre natural? Descríbelo. • ¿Sabes lo que es amor a primera vista? ¿Conoces alguna historia que se pueda describir como amor a primera vista?

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Una vez ya se ha preparado el ambiente en la clase con las preguntas de prelectura, se dará paso a la lectura dirigida en clase. No hay nada mejor en la clase de lengua que hacer una lectura dirigida, en la que se lea por turnos y se vayan haciendo pausas, para que el profesor vaya explicando en español lo que ha pasado, al mismo tiempo que se van haciendo preguntas y marcando el vocabulario para la comprensión del texto. Para comprender el vocabulario que va saliendo como nuevo, es bueno que los alumnos lo identifiquen en contexto y luego lo pongan en una lista para hacer ejercicios después. Esta es la lista que uso en mis clases con este cuento: Acierto Aldea De corrido Nuevas Fulano Cosechas Pormenores Espantar Engaño Mísero/a Sequía Grietas Espejismo Lagarto Tozudo/a Manantiales Quebradizo Charco Turbio Ante Atónito/a Descarado/a Inquirir Maña Desempeñar Estafar Bullicio Irrumpir Látigo Colinas Ofuscado Cantimplora

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Follaje Fiero Culebra Ajeno Tirano Senos Tobillo Botín Roce Susurrar Chorro Ceniza Huellas Rabia



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En esta etapa de lectura por turnos, yo recomiendo que el profesor retome la lectura cada tres alumnos para poder recuperar la atención de la clase. No es lo mismo que lea un profesor, dando la entonación adecuada y el ritmo a la lectura, que los alumnos que no tienen una dicción tan fluida. Una vez completada la lectura del cuento y comprendido el mismo en su totalidad, se puede mandar una actividad para casa con una selección de las palabras de vocabulario para que se hagan oraciones que prueben el significado de las mismas en la oración. La complejidad de la oración variará dependiendo del nivel del alumno. Se pueden pedir oraciones más sencillas a los alumnos de primer y segundo año, y oraciones largas con conectores y nexos a los alumnos que ya están en su tercer o cuarto año de la lengua. Un ejemplo de esta actividad o prueba sería: Haz una frase sofisticada con cada una de las siguientes palabras: Pormenores Sequía Espejismo Tozudo Quebradizo Ajeno Ofuscado Estafar Maña Descarada La siguiente etapa será una actividad en grupos para hacer un mapa de pensamiento para poder entender mejor la historia. Este tipo de actividad, yo recomiendo que se haga en la clase. Se puede dividir a los alumnos en grupos y pedirles que primero trabajen con la estructura de la historia. El cuento de "Dos palabras" es cronológico y por lo tanto es fácil para el alumno, pues va de comienzo a fin sin saltos en el tiempo. Este tipo de actividad puede tomar de 20 a 25 minutos de clase. Al final del periodo, los alumnos pueden presentarlo a la clase. Para que esta actividad sea más interactiva, se puede pedir que lo hagan en transparencias y después proyectarlo y así se puede compartir. En esta etapa, es importante que el profesor vaya haciendo las correcciones oportunas, para que los alumnos entiendan el proceso y se pueda quedar claro el desarrollo de la historia. Un ejemplo de los puntos de este mapa de pensamiento sería:

• Descripción del trabajo de Belisa Crepusculario • Descripción de la situación de extrema sequía

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• Decisión de Belisa de irse para poder sobrevivir • Descubrimiento de la escritura • Aprendizaje y determinación de Belisa de leer • Actividad profesional de Belisa • Encuentro con el coronel • El coronel se enferma • Desesperación del Mulato • Encuentro del Mulato y Belisa • Encuentro del coronel y Belisa por segunda vez • Descubrimiento del amor Los alumnos pueden llegar a conclusiones parecidas a éstas. La manera de dar nombre a las etapas de la historia puede variar y no es importante cómo las definan, sino que se den cuenta de cómo los pasos están claramente marcados. El mapa de pensamiento puede ser más detallado, o menos, dependiendo del alumnado y de su comprensión del texto, así como de la madurez. Esta actividad es buena para la comprensión del texto, pues el alumno se ve forzado a comprender mejor el texto con este tipo de actividad, y también terminará analizando el texto de una forma más profunda Otro tipo de actividad que se puede añadir a esta etapa y que sirve como práctica de vocabulario, así como del uso de la descripción, es pedirles a los alumnos que hagan una descripción de cada uno de los personajes y una descripción del lugar donde vivía Belisa cuando nació. Las descripciones en este cuento están plagadas de recursos literarios y además aparece en ellas el realismo mágico, tan presente en las obras de Isabel Allende. Esta actividad nuevamente se puede hacer en parejas y corregir en la clase. Aquí tienen unos ejemplos de mis alumnos (sin corregir): El coronel, en el cuento se describe como el hombre más temido del país, así mismo se le describe como que tenía la sombra imborrable de muchos años viviendo como un bandido. También se dice que su voz, suave y bien modulada como la de un profesor. Sobre su piel sabemos que era oscura y tenía fieros ojos de puma, también se dice que era el hombre más solo de este mundo. Estaba cansado y llevaba muchos años, durmiendo a la intemperie, picado de mosquitos, alimentándose de iguanas y sopa de culebra. Y ya podemos ver que el mimo coronel estaba harto de ver que la gente le temía y había decidido ser Presidente. Al Coronel no le interesaba convertirse en otro tirano.

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Sus ojos eran amarillos, no quiso ser descortés con Belinda, más tarde se convirtió en el político más popular, eran un hombre lleno de cicatrices pero que hablaba como un catedrático. Andaba como un sonámbulo, tenía los ojos carnívoros de un Belisa, se dice de ella que sintió el impulso de ayudarlo, porque percibió un palpitante calor en su piel, Belinda tenía un deseo poderoso de tocarle con sus manos, de abrazarlo Hay ciertos rasgos físicos como firmes piernas y senos virginales, y se describe su deseo por el coronel palpitante ansiedad, ella también tenía olor de animal montuno, el calor de sus caderas, el roce de sus cabellos, el aliento de yerbabuena., además se dice de su niñez que hasta que cumplió doce años no tuvo otra ocupación ni virtud que sobrevivir al hambre y sabemos que era tozuda. El Mulato es descrito como un gigante conocido por la rapidez de su cuchillo y la lealtad hacia su jefe, había pasado su vida ocupados en la Guerra Civil y su nombres estaba unidos al estropicio y la calamidad. Además sabemos que tenía atracción por Belinda. El lugar de origen de Belisa, había nacido en una familia tan mísera, que ni siquiera poseía nombres para llamar a sus hijos. Creció en una región inhóspita, donde algunos años había muchas lluvias que se convierten en avalanchas de agua, y en otros no caía una gota del cielo. Una vez terminada esta etapa, la siguiente etapa sería de composición donde ejercitaríamos la escritura. Como el final de este cuento queda abierto e imaginamos que Belisa y el Coronel ya no se separan más, podemos pedirles a los alumnos que escriban una composición en la que el tema sea el siguiente: Ya han pasado 10 años desde que Belisa y el Coronel se conocieron. Habla de todo lo que ha pasado en estos 10 años. Lo que cuentes tiene que ser coherente con el cuento de "Dos palabras," así como con la personalidad y el carácter de los protagonistas. En esta composición los alumnos van a usar la imaginación, pero también tendrán que ser objetivos, pues lo que escriban debe ser coherente.

• Usarán un lenguaje con un tono familiar como el de Isabel Allende. • Las composiciones deberán tener también bastante descripción • En cuestión de gramática, deberá haber uso de los tiempos pasados, así como algo de presente. • No hay lugar para las opiniones; esto no es un ensayo, sino simplemente la continuación del cuento. Cualquiera de estas actividades puede servir como nota de examen para la unidad de Isabel Allende.

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La última sugerencia que tengo estaría en la categoría de proyecto y encajaría dentro de la expresión oral. Este tipo de actividad es divertida y relajada y además los alumnos pueden disfrutar. El profesor sacará escenas del cuento que sean válidas para convertir en pequeñas escenas teatrales y a las que se les pueda poner un diálogo. Entonces se dividirá la clase en grupos y se les asignará la escena a los alumnos, explicándoles que lo que tienen que hacer es escribir un guión para dar vida a las siguientes escenas del cuento. Los grupos pueden ser de tres o cuatro personas. No es necesario que todas las personas actúen si en la escena no hay lugar para todos por falta de personajes, pero sí tendrá que participar todo el grupo en la elaboración del diálogo. Un ejemplo de las escenas puede ser:

• Belisa descubre las palabras y le pide al cura que le enseñe a escribir y a leer. • Belisa en un día de trabajo- esta escena se les puede asignar a varios grupos por la versatilidad que brinda• Belisa y el coronel se encuentran por primera vez. • Belisa y el coronel se encuentran por segunda vez. • Belisa y el coronel 10 años después. Más o menos se les puede dar dos días de trabajo en clase, un día para preparar el diálogo y el segundo día para terminar y ensayar. El día de la escenificación se permitirán los diálogos, pues la idea no es que lo aprendan de memoria, sino que aprendan a dramatizar, entonar y pronunciar, dando vida a estas escenas. Se puede considerar esto a criterio del profesor como una nota de clase o como un ejercicio más de la unidad. Estas actividades permiten que el alumno no sólo comprenda el lenguaje del cuento, sino también su elemento literario más obvio y más atractivo para el alumno: los personajes y sus relaciones. Este cuento trata del poder de las palabras, y los alumnos terminan empleando sus propias palabras para indicar su comprensión de estas relaciones.

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