Ugly Beautiful Girl by Tracy Krimmer

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Créditos Moderadora:

Nayelii

Traductoras

Correctoras

Nayelii

Caronin84

Nelly Vanessa

Karens

Olivera

Pochita

Pancrasia123

Kath

Nayari

Srta. Ocst

Jailemat

Maye

Yiany

Desiree

Mimi Rosaluce JandraNda High Queen Violeta

Recopilación y Revisión Desiree Diseño: Dabria Rose

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Índice Sinopsis Capítulo Uno Capítulo Dos Capítulo Tres Capítulo Cuatro Capítulo Cinco Capítulo Seis Capítulo Siete Capítulo Ocho Capítulo Nueve Capítulo Diez Capítulo Once Capítulo Doce Capítulo Trece Capítulo Catorce Capítulo Quince Capítulo Dieciséis Capítulo Diecisiete Capítulo Dieciocho Capítulo Diecinueve Capítulo Veinte Nota de la Autora Sobre la Autora

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Sinopsis La fea. La rara. La Nerd. Esa soy yo. Y ya no quiero serlo más. Ahora que estoy en primer año de la universidad, puedo reinventarme a mí misma. Ahora es mi momento de hacer mi marca en el mundo. Pero Olivia Fisher no lo hace exactamente fácil. Mi carrera escolar entera hasta ahora está personificada en esta persona puesta para hacer mi vida miserable. Y no puedo eludirla. No puedo evitar a su hermano, tampoco. Jesse es todo lo opuesto a su hermana, y me hace sentir cosas que nunca he sentido antes. Deseada. Importante. Hermosa. Pero no podemos estar juntos porque eso no es real. Alguien como él nunca podría enamorarse de alguien como yo. No estamos destinados a estar juntos. Incluso si me desmorono sin él.

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Capítulo Uno Presa incluso si me escondo en las sombras me encuentran me buscan me asechan como su presa soy el ratón para su gato el pájaro para su perro coyotes escondiéndose esperando para abalanzarse no perforan mi piel o me lastiman con sus afilados dientes se ríen de mí sus palabras me muerden haciendo más daño del que sus puños podrían incluso cuando estoy en las sombras ellos me encuentran.

~~~ Octubre 2010 —Sexto Grado

Empujé los guisantes en mi plato. ¿Esto es comida? Mi mamá insistía en que comiera almuerzo caliente los lunes. Ella odiaba los lunes y trataba de volver al ritmo de las cosas. Hacerme un sándwich era una de las últimas cosas de las que tenía que preocuparse. Bien. Traté de empacar mi comida por mi cuenta, pero ella

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siempre se quejaba sobre lo que elegía. Amaba el Mountain Dew 1 y Little Debbie Cakes2. Tal vez si no quería que los comiera, no debería haberlos comprado. No es como si yo tuviera un empleo y pudiese comprar la comida. —¡Violet! ¿Escuchaste sobre el Slam Book3? —Tina, mi compañera de clases, se sentó junto a mí, casi golpeando su bandeja de almuerzo con la mía. Me gustaba Tina. Ella no era uno de los niños súper populares. Caía más en el grupito de “ricachones”. Calificaciones de primera, una gran actitud, parte de la banda. Ella no tenía que ser agradable conmigo, pero siempre lo era de todos modos. Antes, pasábamos tiempo juntas en el parque y en la biblioteca. A mi mamá no le importaba que tuviera amigos viniendo, no es que tuviera muchos para invitar. —No. No lo he hecho. ¿Qué es un slam book? —Incluso aunque no me mantenía al día con todos los sitios sociales como la mayoría, todavía me mantenía actualizada en lo que estaban. Lo que sea que esta cosa fuera, no sonaba muy agradable. —Bueno, antes cuando nuestros padres eran niños, supongo que era un cuaderno que pasaban alrededor de la escuela. Kasey Moore comenzó uno en línea a través de un sistema de compartir archivos. Entras anónimamente y respondes todas esas preguntas sobre la gente. ¿Quieres dar un vistazo? Tina sacó su celular de su bolsillo. No podía creer que lo trajera fuera de su morral. Podría ganar una detención por eso. Nunca he pasado un día encerrada en lo que todos se refrieren como “La habitación del Castigo”, y estaba segura de que ella tampoco. No quería comenzar. Esperé mientras abría un documento titulado “Slam Book”. —¿Ves? Aquí tienen la estación de radio favorita, quién le gusta a quién, el mejor y peor profesor, los más seguros a convertirse en una celebridad. —Me dio su teléfono, y pasé a través de algunas de las preguntas. —¿Cuál es el punto? —Esto se lee como un cuestionario. Una encuesta creada sin motivo aparente. —No sé. Ver lo que a la gente le gusta, supongo.

Mountain Dew: Es un refresco cítrico de la compañía PepsiCo. Little Debbie Cakes: Marca americana de pastelitos de variedad de sabores. 3 Slam Book: Es una libreta, que se pasa entre compañeros en la escuela para responder preguntas o escribir comentarios en su mayoría malos sobre los demás compañeros, en algunos países se les llama chismógrafo. 1 2

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Seguí yendo por el archivo, nada impresionada por el contenido. Entre más avanzaba en el documento, más oscuro se volvía. El peor besador, el más apestoso, la más zorra. Mi estómago se sacudió ante lo que las personas que vieron esto deben de haber pensado cuando llegaron a sus nombres. Todos sus compañeros de clases escribiendo cosas negativas sobre ellos, ni siquiera a sus espaldas. Ahí fue cuando mi corazón cayó. La más rara: Violet Duncan. La más gorda: Violet Duncan. La más fea: Violet Duncan. Mi labio tembló, y lo mordí mientras la primera lágrima caía. Las palabras borrosas a través de la niebla, aunque todavía reconocí mi nombre y los adjetivos que representaba. —¿Qué está mal? —preguntó Tina mientras tomaba el teléfono de mí y pasaba por el archivo. La sonrisa en su rostro desapareció cuando llegó a la parte que vi—. Oh. No tenía ni idea. Miré a mi almuerzo, los guisantes convirtiéndose en un desastre encharcado mientras mis lágrimas caían sobre ellos. Las gotas haciendo eco a través de la habitación mientras se estrellaban en mi bandeja de plástico, cada chapoteo una patada en mi estómago, una bofetada en mi rostro mientras mis compañeros de clases golpeaban mi existencia. —No creas lo que dicen. No te conocen. Tina lo dijo. Ella se sentó junto a mí y me dijo que el archivo del slam book decía a todos la verdad. El archivo existía solo para dar opinión detrás de un escudo. La gente juzgaba desde detrás de una pantalla sin preocupación, diciendo cosas que nunca te dirían directamente. Excepto que ellos todavía decían todas esas cosas en mi rostro. Todos ellos me llamaban rara. Gorda. Fea. Muslos Celulíticos. Cara de Espinilla. Trasero Gordo. Ellos me lanzaban esas palabras en todas direcciones cada día. Supongo que verlo en forma pública de algún modo concluyó su opinión de mí. —Sí, lo hacen. —Recogí mi bandeja de comida y me puse de pie—. Soy la fea. La gorda. La rara. Y siempre lo seré. —Contuve las lágrimas y traté de no inhalar mucho aire—. Discúlpame. Caminé casi en un estado catatónico al basurero y lancé mi comida dentro, bandeja y todo. Aceleré el paso mientras caminaba al baño. Una vez dentro, corrí al último cubículo, cerré la puerta fuerte, y estallé en lágrimas.

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No era la primera vez que lloraba hasta que todas mis lágrimas se secaban, y no sería la última.

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Capítulo Dos Un Nuevo Día He esperado por este día. Es tiempo de comenzar de nuevo. Es tiempo de poner el pasado. Detrás de mí. Donde pertenece. El sol se ha puesto. En todos esos días horribles. Un nuevo horizonte espera. Llévame ahí.

~~~ Día presente, Primer Día de Universidad

Lanzo la última de mis maletas en mi cama. No creo que mi compañera de cuarto haya llegado aún. Ambas camas están vacías, las paredes igual de desnudas. No recuerdo que la habitación fuera tan pequeña cuando vine a recorrer el campus con mis padres. Antes cuando la libertad colgaba ante mí, burlándose de mí, todo parecía mucho más grande. Ahora que estoy aquí, y mis padres están a momentos de cortar las cuerdas, enviándome afuera por mi cuenta. Me siento más perdida que nunca. Tal vez no estoy lista para esto. —Bueno, Violet, creo que eso es todo. —Mi papá tira de sus pantalones usando las pretinas del cinturón. Debería aprender a comprar pantalones que le queden si insiste en usarlos una o dos tallas demasiado grandes para aparentar estar más delgado. O invertir en un cinturón. Hago una nota mental de comprarle uno para su cumpleaños. Algo relacionado con la cerveza, que está en relación directa con la forma en que su estómago se extendió a lo largo de los años. Sin embargo, no me molesta. Mi papá es un gran osito de peluche, y lo amo.

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Con las palabras de mi papá, es obvio que ésta es mi realidad. Tengo dieciocho años y estoy por mi cuenta. Mis padres no se preocupan por mí, constantemente me dicen que estoy lista para esto, y sé la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto. Puedo manejar lo académico de todo esto. Así es como gané mis becas. Es la escena social lo que me preocupa. —Tenemos que volver por tu hermanita. —Mamá toca el codo de papá apurándolo. Mi tía Fiona está cuidando a mi hermanita, Rose. No estoy sorprendida de que mi madre quiera volver por su bebé. Desearía poder recordar cómo es tener cinco años, sin preocupaciones en el mundo y ser el centro de atención de mamá. —Gracias por todo. ¿Están seguros de que no quieren quedarse un poco más? Tal vez puedan ayudarme a decorar. Mi papá se ríe, colocando una pesada mano sobre mi hombro. —Es tu primer año oficial en la universidad, cariño. No quieres a tus padres alrededor. Sin embargo, como que lo hago. Estoy en un nuevo lugar, en un entorno totalmente nuevo y ellos quieren que me mezcle como si perteneciera aquí. No pertenezco a ningún lugar. Quería una habitación para mí sola pero eso no pasó. Estaré compartiendo mi espacio con una total desconocida. ¿Qué si no tenemos nada en común? ¿Qué si lo hacemos? Todo esto está pasando tan rápido. ¿La vida no puede ir un poco más despacio? Sin embargo, no hay tiempo como el presente para aprender cómo funcionan las cosas. —Está bien. —Respiro profundo y exhalo. He esperado demasiado por este momento. Mi papá tiene razón. Es tiempo de seguir adelante, tomar el control de mi futuro, usar este tiempo para hacer las cosas diferentes. Puedo decir adiós a los pasados doce años de mi vida y saludar a la nueva yo, una vez que averigüe cómo hacer eso—. ¿Pueden llamarme cuando lleguen a casa así sabré que llegaron a salvo? —Cariño, eso es algo que los padres le piden a sus hijos hacer, no al revés. — Mamá me hace caso omiso. Sé que si fuera trece años en el futuro y Rose estuviera de pie ante ella, estaría de acuerdo en hacerlo. Amo a mi hermanita. Nada de esto es su culpa. Solo estoy en verdad cansada del favoritismo. Conmigo aquí por los siguientes cuatro años y en casa solo en el verano, Rose obtendrá todos los beneficios de ser hijo único. Mis padres viven cerca del campus pero si estoy

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verdaderamente por mi cuenta, no puedo estar ahí cada fin de semana. Este es mi hogar ahora. Digo mi último adiós a mis padres mientras retengo las lágrimas. Esta soy yo, siempre llorando. Considerando que mamá ya piensa que actúo como un bebé, no quiero darle más de una razón para etiquetarme de ese modo. Cierro la puerta detrás de ellos y me desplomo en la cama. ¿Qué es la primera cosa que debería hacer como un adulto independiente? Tomar una siesta.

—Cinco minutos más, ¿está bien, mamá? —Ruedo de costado. Mi rodilla golpea el suelo primero, mi cadera se estrella con el suelo, y mi hombro se estrella en el piso. Froto mi hombro. Eso duele, pero con suerte no creo que me haya roto algo. ¿Qué diablos está pasando? —No soy tu mami, y estás en mi cama. Abro mis ojos y ajusto mi vista. De pie ante mí está una chica alta, sus rizos rubios en una perfecta simetría alrededor de su cabeza, cayendo debajo de sus hombros. Tiene puesto más maquillaje del que probablemente poseo. Tengo un brillo labial y un delineador de ojos. Esta chica es un pasillo entero de maquillaje. —Lo siento. Soy Violet —digo mientras me doy cuenta de quién es esta mujer—. Debes ser mi compañera. —Me levanto y barro mi cabello oscuro fuera de mi rostro. Algo se pega en mis mejillas, y me doy cuenta de que he estado babeando. —Bueno, Violet, mi nombre es Olivia, y el lado derecho de la habitación es mío, así que te sugiero que muevas tus cosas antes de que las mueva por ti. Si termino haciéndolo, hay la posibilidad que termine todo afuera en el césped. Genial. Cuando imaginé a mi compañera en la universidad, esperaba por alguien de quien pudiera convertirme en amiga, nos quedaríamos despiertas hasta tarde, iríamos a las mejores fiestas (una vez que me convenciera a mí misma de asistir a una), y quizás incluso tener algunas de las mismas clases. Demasiado para eso. —Est{ bien… cuando llegué aquí la habitación estaba vacía. Nadie se había mudado aún.

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—Sí, bueno, estoy aquí ahora. Y el lado derecho de la habitación es mío. Así que muévelo o se pierde. Me paro ahí, tratando de procesar lo que está pasando mientras ella va al pasillo y regresa con una bolsa y dos hombres detrás de ella. —Esta chica es Lily, u Hortensia, o Daisy. Lo que sea. Fue nombrada por una flor. No es importante. Esta área es mía así que empuja sus cosas al otro lado y pon las mías abajo. —Seguro, Liv. —El chico de cabello oscuro pone de golpe una maleta en el piso. —¡Oye! Ten cuidado con eso, Alex. —Lo siento. —El chico llamado Alex deja la habitación por un momento y regresa tirando de un carrito lleno de cajas. —Hola, mi nombre es Jesse. —El otro chico, con cabello rubio hasta sus hombros, una mandíbula más fuerte que el acero, y ojos tan verdes como el césped más exuberante, me extiende su mano—. El diablo aquí es mi hermana. No escuché tu nombre. Olivia mira a su hermano, su rostro volviéndose de cien sombras de rojo. Ella lo ignora, y entonces intervengo: —Mi nombre es Violet. No llames a tu hermana el diablo. —Él puede llamarme lo que sea que quiera. Sabe que es un idiota. —Sorpresa se atrapa en mi garganta mientras soy testigo de esta broma entre hermanos. Nunca experimentaré eso, no hasta mucho después en la vida, pero ciertamente espero que Rose y yo no nos llamemos con otros nombres como ese, ni siquiera por diversión. Basado en el rostro de Olivia, no estoy segura de que todo esto sea por diversión. —Olivia puede creer lo que quiera. Déjame darte uno consejo, Violet. Mi hermana va actuar como si fuera la jefa, pero ponla en su lugar. Es inofensiva, a pesar de lo que pueda hacerte creer. ¿Cierto, Alex? Alex se detiene a mitad de dejar caer una caja y levanta la mirada hacia Jesse. Levanta sus cejas y prácticamente arranca un pedazo de su labio. —Um… —¡Alex! Se supone que eres mi novio. Defiéndeme. ¡Dile a mi hermano que se calle! —Ella golpea a Alex en el brazo, y la caja cae a sus pies.

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—¡Ay! —Oh, por favor. Esa caja tiene bolsos dentro. No es como si estuviera llena de libros. —Ella rueda sus ojos y sonríe. —Eso es cierto, Alex. Ambos sabemos que Olivia no lee libros. —Está bien, fuera. —Ella señala a la puerta, su rostro tan rojo ahora que casi puedo sentir el calor irradiando de ella—. ¡Ahora! Me ocuparé de esto yo misma. Jesse sonríe, asintiendo mientras camina hacia la puerta. Se detiene por un momento antes de mirar de vuelta a mí. —Recuerda lo que dije. No la dejes salirse con nada. Olivia recoge su almohada y se la lanza a Jesse, quién se agacha, enviando la almohada catapultada al pasillo. —¡Fuera! —Los dos caminan hacia la puerta y ella detiene a Alex—. Llámame más tarde. —Lo besa antes de golpear la puerta en sus rostros. Suspiro. Esto debería ser divertido.

—A la derecha pueden recoger su horario. Amy, Steven, y Molly los asistirán. Una vez que los tengan, reúnanse con uno de los líderes de grupo a su izquierda para llevarlos alrededor del campus y encontrar sus salones de clases. También tenemos té, agua, y refresco junto con galletas en la parte de atrás con Carol. —El hombre alto y larguirucho nombrado Brandon mueve sus brazos a cada ángulo del gimnasio. Mis ojos siguen a las galletas. Agarraré mi horario y me dirigiré ahí. Después de ordenar mi habitación anoche, no dormí en absoluto. Espero no pasar los siguientes cuatro años durmiendo con los ojos abiertos. Olivia hizo claro que no tolera los ronquidos. No creo que ronque pero su amenaza seguro que me hizo temer que lo hiciera. Entré y salí del sueño toda la noche y estuve fuera de la cama una vez que ella se fue por el día. Fingí estar dormida durante su sesión de maquillaje de una hora. No soy una bebedora de café, pero si lo fuera, sé que tendría la taza más grande posible justo ahora. Estoy agradecida de tener mi gran Mountain Dew para ayudarme a seguir despierta. El bostezo que pone a todos los otros bostezos en vergüenza escapa de mi cuerpo, y cubro mi boca cuando me doy cuenta de lo ruidoso que es. Unas cuantas

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personas alrededor se giran y miran, pero me encojo de hombros. Estoy demasiado cansada para que me importe. —¿Saliste de fiesta anoche? —¿Disculpa? Me giro hacia un rostro que nunca he visto antes. No recuerdo a esta chica de ninguna de mis visitas al campus a las que asistí, no la he visto en mi dormitorio. Su cabello brillante es difícil pasar por alto, liso contra su rostro, separado hacia la izquierda, un lado más largo que el otro. Su nariz pecosa se frunce mientras sonríe. —Ese fue un horrible bostezo para solo haber estado aquí una o dos noches. ¿Fuiste a alguna de las fiestas de anoche? Miro a esta chica, tratando de ubicarla en mi mente. Por mi vida, no puedo averiguar quién es esta pelirroja, o incluso si debería saber quién es. —Lo siento. Que rudo de mi parte. El nombre es Janna. —Extiende su mano, y la sacudo. 15

—Violet. —¿Como en Charlie y la Fábrica de Chocolate? Violet Beauregarde. —¿Quién? —¿En serio no sabes quién es ella? ¿La chica con la goma de mascar? ¿La mocosa real que quiere todo el dulce? Me imagino la película, la chica se hincha y se aleja flotando. En toda mi vida nadie nunca me había comparado con ella, y ahora que Janna lo ha hecho, admito que estoy un poco sorprendida. —Tal vez un día veremos la película y podrás ver quién es tu tocaya. Mi tocaya es mi bisabuela, no algún personaje de una película. Pero aparentemente, ya hemos establecido que tendré una noche de películas con esta chica Janna. —No eres muy habladora. —Oh. Lo siento. Estoy cansada. —Sin mencionar que acabo de conocer a esta mujer. No soy la persona más extrovertida, sin embargo eso es algo sobre mí que me encantaría cambiar el próximo año. Las personas extrovertidas irradian confianza. Al menos es como yo los veo. —Bueno, está bien. ¿En qué dormitorio estás? —Triangle Square.


—Oh, ¿conoces a Olivia Fisher? —El nombre de mi compañera es Olivia, pero no estoy segura si es la misma persona. Nunca me dijo su apellido. —¿Chica alta de cabello rubio? ¿La perra que controla a todas las perras? Sí, misma persona. Ella y yo fuimos a la preparatoria juntas. No es la persona más agradable del mundo, pero su hermano Jesse es lindo, y es un bombón. ¿Lo has conocido? Asiento, recordando ese largo cabello e increíbles ojos. —Es súper agradable. No sabrías que son de la misma familia. Hablando de eso, ahí está él. Lanzo mi cabeza alrededor para echar un vistazo, y él está de pie cerca de las galletas, donde yo estaría si Janna no me hubiera detenido. —¡Jesse! ¡Wuju, Jesse! ¡Por aquí! Me agacho para que Jesse no me vea, aunque estoy segura de que él ni siquiera recuerda quién soy. Saluda a Janna, una amplia sonrisa en su rostro. Su cabello está hacia atrás en una cola de caballo, a diferencia de ayer cuando caía justo bajo sus hombros. Mi corazón se acelera mientras salta hacia nosotras. ¿Sería rudo si me alejo? No es que no quiera verlo. Es solo que no quiero hacer el ridículo. Antes de que tenga tiempo de planear una ruta de escape, Jesse está de pie frente a nosotras. —Hola, Janna. —Él mira hacia mí, esos ojos me invitan a entrar su alma—. Hola, Violet. Has sobrevivido al discurso de orientación, ¿eh? No puedo creer que recuerda mi nombre. No es algo que pase a menudo. Él está mirando directamente hacia mí, esperando una respuesta. Mi mente se queda en blanco, y todo lo que puedo pensar es sobre la primera vez que lo conocí. Sus ojos tienen capturados los míos, tomándome como rehén, y no quiero escapar. Podría mirarlo por siempre. —Sí. Apenas. —No puedo creer que haya logrado hablar—. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Olivia necesita mover algo? —Cubro mi boca una vez que me doy cuenta de lo que he dicho. Miro alrededor para asegurarme de que Olivia no está cerca de mí. No necesito darle otra razón para que le desagrade, incluso aunque mi respiración parece ser suficiente para ella. —¿Escuchaste a esta chica? —Janna me señala con el pulgar—. Creo que me va a gustar.

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—Sí —concuerda Jesse mientras su mirada se mantiene sobre mí. Una arruga se forma alrededor de sus labios mientras sonríe—. A mí, también. Aprieto mi celular en mi mano, encendiendo y apagando el botón de vibrar. Ofrezco una corta risa mientras respondo, esperando que la conversación continúe y salir de este incómodo momento. ¿Se suponía que dijera algo aquí? —Soy uno de los guías del tour. Nadie más parece estar interesado en mí. ¿Les gustaría a ustedes dos unirse a mí? —Jesse rompe el silencio entre nosotros. —Sí —responde Janna por ambas. Dado que no conozco a nadie, bien podría tomar la oferta de Janna y Jesse, y acuerdo ir con ellos. Janna y yo recogemos nuestros horarios y seguimos a Jesse a nuestra primera parada. Él nos dirige a través de múltiples edificios, y me pregunto cómo llegaré a todas mis clases a tiempo. Quien sea que hizo los horarios debe gustarle meterse con la gente. Necesitaré ya sea una bicicleta o unos zapatos Inspector Gadget4 para llegar a donde necesito estar cada día. —¿Así que, qué están estudiando? —Arte. —Suspira Janna mientras caminamos a la biblioteca—. Un día seré una famosa artista. Cuando muera, la gente escribirá sobre mí, y es mejor que tengan todas mis pinturas. ¡Los harán ricos! Admiro su auto confianza y desearía tener la misma. ¿Puedes ordenar eso en algún lugar? ¿Un beneficio adicional en Amazon Prime? ¿Amazon Confidence, tal vez, entregada dentro de dos días? Janna parece saber dónde está su talento y no tiene miedo de expresarlo. Mi único talento, además de esconderme de situaciones incómodas, es mi poesía. Escribo cada día, mi corazón sangrando del bolígrafo al papel. Pero no puedes ganarte la vida escribiendo poesía. Al menos eso es lo que mis padres me dicen. —¿Qué hay de ti, Violet? ¿Qué es lo que quieres ser cuando crezcas? Jesse golpea mi codo. Su toque, aunque breve, envía escalofríos a través de mí. La última vez que un chico me tocó fue cuando un niño chocó conmigo en la tienda de comestibles. Lo golpeo de vuelta, rápidamente bajando mis brazos. ¿Por qué hice eso? No estaba juguetonamente frotándose contra mí, aunque no sería lo peor si lo hiciera.

Inspector Gadget: famoso dibujos animados de un detective torpe y despistado, que también es un cyborg equipado con varios gadgets colocados por todo su cuerpo. En este caso se refiere a los gadgetopatines. 4

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—Estoy concentrándome en un título en finanzas. Nada demasiado emocionante. —¿Entonces por qué lo haces? —Janna salta y golpea una hoja de un árbol mientras pasamos—. ¿Por qué perder tu tiempo? La vida es demasiado corta para desperdiciarla en algo que no te gusta. —Mis padres. Ellos me tenían aplicando para un montón de becas. Conseguí unas cuantas. Me dijeron que un título en finanzas abriría puertas a muchas cosas. —¿Pero no quieres un título en finanzas? —Janna rasca su cabeza, curvando su labio hacia arriba. —No. Quiero decir, lo hago. Si no puedo escribir poesía, supongo que esto haré. —¿Qué elección tenía realmente? Quiero ir a la universidad, y desde que mis padres están pagando parte de la factura, no puedo ser muy exigente sobre lo que voy a estudiar. —Poesía, eso es genial. —Jesse nos dirige de regreso a la cafetería, y me dirijo directo a las galletas, tomando una de chispas de chocolate del plato. —Mmm. —Las galletas gomosas son las mejores. Sin migas y el chocolate se derrite en tu boca—. ¿Qué hay de ti? —Soy valiente y le pregunto a Jesse—. ¿En qué te estás especializando? —Hackeo. —¿Hackeo? —Janna y yo respondemos juntas. —Está bien, no hackeo. Mierda de computadoras. Quizás algún día trabaje para el FBI o algo así. Creo que sería genial. Eso suena bastante increíble. No estoy segura de poder trabajar para el gobierno, estar bajo tanto escrutinio y ser tan reservada todo el tiempo. Pero quizás para una introvertida como yo, eso sería una buena elección. Los negocios, también lo son. Probablemente pueda encontrar un empleo que no requiera que interactúe con muchas personas. Siempre y cuando traiga un cheque, eso es lo que importa. —Tal vez puedas espiar a mi ex novio, Tyler Gilmore. Ese idiota me engañó con Erin Krueger. —Ella tomó una galleta y empujo toda la cosa en su boca—. Hablando del peor regalo de graduación de todos. —Escuché sobre eso —responde Jesse—. Que idiota. Pero tanto como me encantaría espiar a tu ex, no creo que sea algo que se suponga que deba hacer. Sin mencionar que todavía me queda un año de universidad y aún no tengo un empleo.

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Un senior5, lo cual lo pone sobre los veintiún años, y mucha más experiencia que yo. En un montón de cosas. Me ruborizo pensando en todas las cosas. Puedo imaginarlo en la computadora, sus manos deslizándose a través del teclado, quizás un par de lentes para computadora en el puente de su nariz. Su cabello hacia atrás con unos cuantos mechones cayendo contra su mejilla. Me estoy distrayendo, lo cual solo puede llevarme a decir algo vergonzoso, así que empujo la imagen de su cincelado cuerpo fuera de mi mente. —Como sea, damas. Debo seguir mi camino. Veo un grupo de estudiantes por allá que lucen perdidos. Nos vemos después, ¿está bien? Corre antes de que alguna de nosotras pueda responder. De todos modos, no sé lo que habría dicho. Estoy feliz que nos haya llevado al tour, sin embargo. Incluso habiéndolo visto solo una vez, lo hizo mucho más cómodo. —Es tan agradable. —Janna toma otra galleta y me tiende una también—. Sin embargo, está tan fuera de mi liga. Diablos, él está fuera de la liga de la mayoría. Todos están fuera de mi liga. Entre mi nariz de Pinocho, trasero del tamaño del planeta y las cicatrices que quedaron del gran brote de espinillas del 2015, estoy lejos en la liga de cualquiera para salir. Acepté eso hace mucho tiempo. Después de ser llamada un perro más veces de las que puedo contar, finalmente tomé la decisión de que quizás todos están en lo correcto. No soy bonita y nunca lo seré. Entre más y más alguien se refiere a ti como algo, es más probable que lo creas. —¿Cómo es tan agradable y su hermana tan idiota? —No creo que alguna vez haya visto a dos personas tan diferentes. Su primera impresión es completamente opuesta de la de Olivia. Janna comienza a caminar así que la sigo. —¿Quién sabe? Ambos eran súper populares en la escuela pero por diferentes razones. Las de ella más calificadas como X, si entiendes lo que digo. ¿Cinta sexual? ¿Fotos en línea? ¿Favores en el baño? Quiero saber pero tampoco quiero chismear sobre Olivia. No me gusta cuando la gente dice cosas sobre mí así que no quiero hacérselo a ella. Además, las cosas como que tienden a regresarse. No quiero que me muerda en el trasero. —Así que este chico Tyler, ¿fue tu novio en la secundaria?

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Senior: Estudiante de último año.

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—Nah. Salimos el último año. Eso fue todo. Tuve otro novio, Grant, en primero y segundo año. Me tomé el tercer año sin chicos, supongo. ¿Quién sabe? —Se encoge de hombros—. A veces pienso en renunciar a los chicos. —¿Como salir con chicas en su lugar? —Tal vez. O no salir en absoluto. Me graduaré, juntaré una docena de gatos, y lo llamaré una vida. Ella no puede hablar en serio. Mataría por lucir como ella. Está bien, quizás no matar, pero podría hacer algún daño si fuera necesario. Dudo que haya tenido alguna experiencia siendo llamada por sobrenombres, y ha tenido dos novios comparado a mi cero. La imagino pavoneándose por el pasillo de su escuela sin morral, es demasiado genial para llevar uno. Sus libros están contra su cadera mientras camina por el pasillo mientras todos la miran. No. Ella no puede convertirse en una señora de los gato. Si alguien debería rodear su vida de gatos soy yo, e incluso yo no haría eso. —¿Qué hay de ti? ¿Tienes algún hombre especial en tu vida? ¿Mi papá cuenta? Probablemente no es a lo que se refiere. Casi besé a Shawn Solender una vez en sexto grado pero eso resultó ser una broma. Otra vez cuando era de primer año, se suponía que iría al baile de bienvenida con Chris Henderson. Me senté en los escalones del frente de mi casa por tres horas hasta que finalmente admití que no iba a venir. El lunes en la escuela todos se burlaron de mí y fotos fueron posteadas por todo Instagram. Alguien había pasado y tomado tantas fotos de mí llorando como pudieron. Los hashtags fueron horribles, cosas como #perdedora #quiensaldríaconella, #caradeperro, #alientodeperro, #nadie. Ellos se pusieron bastante negativos, empujándome a un punto donde casi no quise levantarme, pero lo hice. Seguí diciéndome que solo eran palabras, sin importar lo mucho que dolieran. El cambio comienza conmigo, ¿cierto? Si voy a crear una mejor vida para mí misma, tengo que tener confianza. —No. Hay unos cuantos chicos que quieren salir conmigo, pero desde que estoy aquí, quiero tantear el terreno. —Estoy segura de que ve directo a través de mí, y si lo hace, no lo demuestra. —Nosotras, los bombones, tenemos que mantenernos unidas y permanecer solteras.

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¿Bombones? Está hablando de sí misma, no de mí. Aprecio el gesto, tratando de incluirme en un grupito del que nunca seré parte. He pasado por eso lo suficiente. Sé la verdad. Soy la chica fea en la habitación. Siempre lo he sido y siempre lo seré.

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Capítulo Tres Escudo ¿Qué es este escudo a mi alrededor? ¿Esta capa protectora para escudarme del dolor? Pero incluso este duro exterior no puede protegerme. Las palabras penetran y me lastiman de todos modos. Me digo que quiero cambiar. Quiero ser atrevida, temeraria, y aceptar quien soy. Lo que ellos han dicho ha arañado más que la superficie, y estoy sangrando. Nunca seré libre.

~~~ Campanas alrededor de la puerta se sacuden mientras la abro. Entro en la tienda del campus y me muevo a mi izquierda hacia los cuadernos. Mi último cuaderno ya está lleno y necesito remplazarlo. Paso por delante de los dulces y refrescos, tanto como puedo usar ambos, y me paro frente a los cuadernos de rayado normal, de línea ancha, y las de tipo composición. Prefiero los de espiral porque es más fácil pasar a una nueva página y situarla en mi regazo mientras escribo. Sin embargo, estoy probando cosas nuevas, ¿cierto? Así que debería optar por las de estilo composición. Y lo hago. Agarro un cuaderno moteada de púrpura y blanco fuera del estante y me doy vuelta para regresar a la caja. Mientras paso junto a la comida chatarra otra vez, me rindo a mi hambre y tomo una botella de doce onzas de Mountain Dew y una bolsa de Sour Patch Kids6. —¿Planeando estar despierta toda la noche? Jesse está de pie detrás del mostrador, su cabello hacia atrás en una cola de caballo, fijado hacia atrás con cada mechón en su lugar. Una sonrisa irradiando de su rostro. Coloco mis artículos en el mostrador. Sour Patch Kids: Son caramelos suaves cubiertos de azúcar, y azúcar agria (combinación de azúcar, ácido cítrico y ácido tartárico), su lema: Sour. Sweet. Gone, hace referencia al sabor agridulce del caramelo. 6

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—¿Trabajas aquí? Él tira de una etiqueta de identificación en su camisa. —¡Oh! ¿Para eso es esta etiqueta? Porque supongo que trabajo aquí. Me inclino contra el mostrador y cuando lo hago, puedo olerlo. Algo sobre su olor me relaja. —¿Por qué eres tan sarcástico todo el tiempo? —¿Por qué eres tan seria todo el tiempo? —Me parece justo. —El sarcasmo nunca ha sido algo en lo que me haya destacado. Lo prefiero directo, sin condiciones. Solo dime lo que es. Jesse usa bien el sarcasmo, sin embargo, y me hace sonreír. —¿Así que, estás anticipando una noche larga? —Son solo las tres en punto. —Sí, pero con esa soda y los dulces, estarás en un subidón de azúcar. —¿Esto? —Recojo los Sour Patch Kids y los lanzo de vuelta al mostrador—. Créeme. Esto y una pequeña Mountain Dew no me mantendrán despierta. Esto es mi cena. —¿Cena? —Sí, cena. Estoy escribiendo y planeo encerrarme en mi habitación toda la noche. Bueno, no toda la noche, sino durante la cena. Probablemente me vaya a la cama alrededor de las nueve. —¿Nueve? —Se ríe—. ¿Nueve? —Sigue con una carcajada. —Sí, nueve. No todos nosotros podemos quedarnos despiertos todas las horas de la noche. O queramos quedarnos despierto en todo caso. —No soy un ave nocturna. No me gusta para nada pasar de las diez. Necesito mi sueño. Además, entre más pronto me duermo, más puedo evitar a Olivia. —No yo. No necesito dormir. —Todos necesitan dormir. —No yo. —Tira del dobladillo de su camisa y esta se aprieta contra su pecho. Sus músculos… tantos músculos. —¿Estás diciendo que no duermes en absoluto? ¿Eres un zombi o un vampiro o algo? —Los vampiros duermen. ¿No leíste Crepúsculo?

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—No confirmaré ni negaré eso. —Para que conste, lo hice, y también lo disfruté. ¿Puedes ser honesta y decirme que el oscuro y taciturno Edward no es apuesto? Además, Bella era una desconocida, diferente de todos. Puedo relacionarme con eso. Me gustan los libros con los que puedo relacionarme—. Espera, ¿tú lo hiciste? —¿Cómo sabría de vampiros y Crepúsculo al menos que leyera el libro o viera las películas? Sus ojos destellan y sonríe ampliamente. —No estoy avergonzado de admitir que lo hice. Y he visto todas las películas. —Levantó dos dedos—. Dos veces. No le digo que yo también. Y no dos veces. Más de dos veces. Más de tres veces. Probablemente demasiadas veces. —Interesante. —Asiento mientras sonrío. —¿No las has visto? —Otra vez, no estoy hablando. 24

—¿Por qué? Admití que me gusta la serie. Yo. Un tipo. A todas las mujeres les gusta Crepúsculo. Eso y Cincuenta Sombras de Grey. —Seguro que sabes cómo aglomerarnos a todas en un grupo de personas amantes de los vampiros y el BDSM, bebedoras de Mountain Dew. —Tú agregaste lo del Mountain Dew. Lo hice. ¿Eso significa que he admitido mi placer culposo? ¿Quiero que sepa que me gusta comer comida chatarra y que hago maratones de Crepúsculo? He desgastado mis copias de los libros, las paginas curvadas, las pastas mostrando signos de uso. No sé por qué no puedo admitirle esto. Creo que me gusta mantenerlo adivinando. Sostengo una mano sobre mi corazón. —Completamente admito beber Mountain Dew. De hecho lo bebo mucho, probablemente debería ser su vocera. Eso es todo lo que yo, Violet Duncan, admitirá. Él desliza sus codos contra el mostrador y pone el puño en su rostro mientras suspira. —No sé por qué no puedes decir que amas Crepúsculo. ¿Eres fan de Edward o de Jacob? —Se para derecho y cruza sus brazos, moviéndose alrededor del mostrador.


Antes de que sepa está de pie a mi lado, y puedo sentir su aliento en mi rostro. Él está interrogándome. —Dime, Violet, ¿qué clase tiene Bella en el segundo periodo? Alice robó un auto en Italia. ¿De qué tipo era? ¿Qué le dio Jacob a Bella por la graduación? ¿Cómo describe Bella el olor de la sangre? Él me rodea, preguntándome más y más preguntas, ahondando en la saga cada vez. Está tratando de romperme, y me pregunto si puede escuchar mi corazón corriendo entre más pregunta. Gotas de sudor en la nuca de mi cuello, y estoy agradecida por mi largo cabello así no puede verlas. No ganará esto. Lo tengo. —¿En verdad no vas a admitirlo, cierto? —Hace su camino de regreso a su lugar detrás del mostrador—. Ten. —Tira un pedazo de papel de debajo del mostrador—. Escribe cuántas veces has leído la serie. No está rindiéndose. Como que amo eso. Sabe la verdad. Se da cuenta de que la he visto, leído, memorizado, sin embargo está haciendo parecer que no sabe. Como si quiere que le diga. Es tan espectacular, sarcástico y divertido. Tomo el bolígrafo de su mano y pienso en esto. Me prometí a mí misma un nuevo comienzo. Han sido solo dos veces en que he hablado con Jesse, pero no me rehuyó o insultó. Aquí está mi oportunidad. No puedo dejarla pasar. Escribo un número y se lo regreso. —¿Qué es esto? —pregunta mientras lo dobla a la mitad y lo empuja en su bolsillo, indicando que sabe exactamente lo que es. —Mi número telefónico —digo—. Llámame en algún momento.

No puedo creer lo desorganizada que soy. He estado aquí unas pocas semanas para ahora y no parezco encontrar un método que funcione bien para mí. Con solo un closet, mi cama, y un escritorio, debería ser fácil, pero estoy luchando por dar sentido a todo. No me gusta mucho el desorden en mi escritorio pero, ¿a dónde se supone que vaya con todo eso? He pasado la mejor parte de mi tarde en Pinterest buscando por ideas de organización para dormitorios. No sé de donde la gente sale con esta cosa. Mi dormitorio seguro no luce como nada de lo que estoy viendo ahí. ¿De dónde sale la gente con el dinero para hacer esas cosas? Honestamente, sería más barato solo comprar esos artículos en la tienda. Lo mejor que puedo hacer es agregar un tablero de corcho. Eso guardaría un poco de espacio, supongo.

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Olivia no ha estado mucho alrededor hoy. Volví de la tienda y ella y Alex estaban acurrucados en su cama. Una vez que entré en la habitación, se fueron. Él está aquí tan a menudo que me pregunto si incluso va a la universidad sé que no está muy lejos de aquí, pero, ¿cómo tiene tanto tiempo para estar aquí? Mi estómago me dice que es casi hora de comer. Devoré el Mountain Dew y los Sour Patch Kids al segundo que Olivia dejó la habitación. Comer por estrés. Ahora no sé en qué humor estoy. Lo único de lo que estoy segura es que necesito alimentar mi estómago más pronto que tarde. Pongo mis papeles encima de mi escritorio y empujo los bolígrafos en el cajón. Puedo terminar esto después de que coma. Cuando voy a agarrar las llaves del dormitorio de mi mesita de noche, mi celular suena. No reconozco el número en absoluto. ¿Debería responder? Odio las llamadas de propaganda. Lo más probable es, que eso sea. Mi mamá me diría que estoy siendo maleducada por no responder el teléfono. Diría que alguien se tomó el tiempo para marcar el teléfono así que debería tener el tiempo para responderlo. Es gracioso viniendo de ella ya que pasa la mayor parte de su tiempo enviando mensajes en lugar de llamar a la gente. Supongo que mi mamá va más por el haz lo que digo no lo que hago. Incluso aunque estoy 90% segura de que estoy a punto de responder una llamada de alguien que dice que he ganado unas vacaciones con todos los gastos pagados o que necesito cambiar mi tarjeta de crédito, le doy al botón de aceptar. —¿Hola? Espero escuchar estática antes de que una voz grabada hable. Incluso los telemercaderes estos días ni siquiera empiezan una conversación hasta que determinan que tienen a una persona viva en el teléfono. A veces, incluso entonces, todavía es un robot toda la llamada. —Violet. Es Jesse. Tropecé con mis propios pies y casi golpeo la puerta. Le di mi número no hace ni dos horas. No puede estar llamándome ya, ¿cierto? —Jesse, hola. No estaba esperando tu llamada. —¿No lo estabas? Me diste tu número telefónico. ¿Normalmente le das tu número telefónico a personas que no quieres que te llamen? Ya estoy un empezando mal. —No. Eso no es lo que quise decir. Me refiero a, ¿que no hay una regla de dos o tres días antes de que llames a alguien? —Nunca le había dado mi número telefónico a alguien antes, especialmente no a un chico, pero siempre pensé que era

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algún tipo de protocolo a seguir para este tipo de cosas. Hice una nota mental de preguntarle a Janna sobre eso. Ella era la experta. No yo. —No sigo ninguna regla tonta como esa. Si una mujer atractiva quiere darme su número telefónico y me pide que la llame, voy a hacerlo. ¿Me llamó atractiva? No hay manera de que lo escuchara correctamente. No puedo pedirle que lo repita. Además, ¿qué si se lo pido y no es ni siquiera de cerca lo que dijo? Fingiré que no usó la palabra, o ninguna palabra, en absoluto. No sé qué decir a continuación. Él es quien me llamó. Debería tener temas de discusión preparados. Me siento en mi cama y espero a que diga algo. Cualquier cosa, porque no tengo ni idea de qué hacer después. —¿Estás ocupada ahora? Mi estómago da vueltas. ¿Quiere verme? Contemplo mi respuesta. Si le digo que no, puede pensar que normalmente me quedo sola en mi dormitorio. Eso no está completamente lejos de la suposición, sin embargo. Decirle que sí puede significar que no va a decir lo que creo, espero, dirá. —Estoy muriendo de hambre. Estaba a punto de conseguir algo de comer. —Yo, también —dice—. ¿Te importa algo de compañía? Coloco mi mano sobre mis ojos mientras una tímida sonrisa flota en mi rostro. ¿Esto está pasando realmente? —Um… sí… seguro. —Eso suena como que no quiero que venga—. Quiero decir, si estás a punto de comer, y yo estoy a punto de comer, supongo que podríamos hacerlo juntos también. Hacerlo juntos. ¿Qué estoy diciendo aquí? Estoy haciendo el ridículo, es lo que estoy haciendo. —Bien. Entonces está arreglado. Estaré ahí en quince minutos, y llevaré algo de comer. ¿Estaba viniendo? ¿Ahora? ¿Y trayéndome comida? —Está bien. —¿Qué más puedo decir? Olivia no está aquí así que no necesito preocuparme por ella. Además, si ella regresa a la habitación, ¿qué es lo que va a hacer con Jesse aquí? Nada. Y quince minutos después, no está ni un segundo tarde cuando pasa por mi puerta con dos tazones de fideos ramen, una sonrisa destellante, y luciendo tan astuto como siempre con su cabello recogido hacia atrás.

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—Entra. —Lo invito a pasar, señalando hacia el escritorio que limpié para nosotros. Tomé todo y lo empujé bajo mi cama o dentro de mi armario así podríamos tener un espacio para comer. Deja los tazones abajo y saca la silla para mí. —¿Dónde te sentarás? Roba una silla del escritorio de Olivia, apretando mi estómago y retorciéndolo en desconcierto. Si ella estuviera entrando justo ahora y lo viera tomando algo de su lado de la habitación, nunca escucharía el final de eso. No digo nada, sin embargo. No puedo. ¿Qué pensará de mí si estoy asustada de su hermana? ¿Cómo de tonto es eso? —Gracias por los fideos ramen. No he tenido suficiente de esos en los pasados días. —La típica dieta universitaria con un típico presupuesto universitario. —Pero este no es de pollo. Es de camarón. —Ah, y camarón de calidad, mira eso. —Tomo un bocado con un poco de precaución. ¿Confío en los mariscos para microondas incluso si es solo saborizado? Los universitarios han estado comiendo esto por años. Es solo menos de un cuarto de paquete, es más que accesible, así que lo hacemos funcionar. —Quizás algún día te lleve a una verdadera cena de mariscos. Me detengo a medio masticar cuando sugiere eso. ¿Está planeando una cita para nosotros dos? No. Nunca. No yo. No soy el tipo de chica que alguien lleva a una cita. Jesse es demasiado apuesto para salir en público con alguien como yo. La gente nos miraría y se preguntaría cómo eso sucedió. —¿En qué estás pensando? ¿Había estado en silencio tanto tiempo? Necesito pensar en algo, rápido, que no esté relacionado con mi trasero jumbo o piernas de queso cottage. Los chicos no quieren escuchar sobre ese tipo de cosas. —Tacos. ¿Tacos? ¿Acabo de decir tacos? Buen trabajo, Violet. —¿Tacos? ¿Qué hay de ellos? —Um, en verdad me gustan los tacos. Son mis favoritos. La dura concha llena con carne, lechuga, queso, tomate, guacamole, cilantro, cebolla. Todo eso. ¿Cuál es tu favorito? —Pienso que me salvé. Quiero decir, no quedé como una completa idiota. Solo la mitad de una.

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Él sonríe. —Los tacos son buenos. Soy un fan de los mariscos. ¿Sabes de qué más lo soy? No puedo imaginar que dirá ahora. Está lleno de sorpresas, y nunca estoy segura que saldrá de su boca. —¿De qué? Mira alrededor de la habitación mientras levanta un dedo. —¿Dónde está tu laptop? —¿Mi laptop? ¿Para qué la necesitas? —Incluso aunque pregunto, me levanto de la mesa y recupero mi laptop, dándosela. Espero mientras la abre, salta en un buscador, y navega en Netflix. Usando su información, se conecta, y cliquea en Favoritos. —¿De qué otra manera vamos a tener un maratón de Crepúsculo? —¿Estás hablando en serio? —No se rendirá. —Sí. Lo hago. Quizás deberías admitir que te encanta. —Si lo admito, ¿dejarás el asunto? —Seguro, pero aún nos acostaremos en tu cama y lo veremos juntos. —Bien. —Si quiere que lo veamos juntos, no voy a luchar contra eso—. Podemos mirar solo las primeras dos. Tengo clases en la mañana. Él me sonríe, da en reproducir, y toma mi mano mientras nos reunimos en la cama juntos. —Está bien. Siempre y cuando consiga que admitas que te gusta. No había dicho las palabras en voz alta, pero me rendía.

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Capítulo Cuatro Solitaria Sola Hablando conmigo misma La música sonando Las personas bailando a mi alrededor Sin prestarme atención Te veo Y tú me ves Nuestras miradas se cruzan Y se sostienen por siempre Nunca se sueltan

~~~ No puedo creer que siquiera esté haciendo esto. El primer par de semanas de escuela ha pasado muy de prisa y he evitado a Olivia todo lo posible. Llega dando traspiés a todas horas de la noche, y trato de asegurarme de estar dormida antes que ella regrese al dormitorio. Para no tener ni siquiera un mes en la universidad, mis profesores no han tenido reparos en dejarnos trabajos, y Janna insistió en que necesitaba relajarme. No me gustan las fiestas. Nunca me han gustado, y no creo que alguna vez lo hagan. Las fiestas te obligan a socializar, o peor aún, encuentras que nadie quiere socializar contigo así que eres empujada a una esquina. No hay nada peor que mirar a todos riendo, bailando, y pasándola genial mientras estás en la esquina. Nadie puede poner a Baby en la esquina, pero yo vivo ahí. La esquina fue inventada para personas como yo. La fiesta es fuera del campus así que conseguimos un aventón con el amigo de Janna, Paul. No estoy segura dónde se conocieron, no lo he visto por el campus, pero parecen gustarse. Él es lindo, supongo, con su corte de cabello y ojos brillantes. Janna no parece tener ningún problema en conocer personas. Solo

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“conozco” a Janna y Jesse por el corto tiempo que he estado aquí. He hablado con personas en mis clases, pero no he hecho ninguna conexión con nadie, salvo Janna. Las posibilidades son que nunca lo haré. Estacionamos junto a una casa que luce como un dúplex. La casa de dos pisos está en una pequeña colina con escalones de concreto dirigiéndose a la puerta principal. Las personas llenan el patio, la acera, y mirando por la ventana puedo ver la casa llena de estudiantes. Hago una mueca cuando pienso en la posibilidad de que Olivia esté dentro. Si es una imbécil conmigo en el campus, no quiero pensar en cómo sería fuera. Decido quedarme cerca de Janna. Debería estar bien. Probablemente. Más que probable. Eso espero. Cuando salimos del auto, Paul le da a Janna un abrazo y le dice que la verá más tarde. —Hay unos chicos esperándome. Janna lo golpea en el trasero. —No bebas demasiado —le grita mientras él sube saltando los escalones—. ¡Eres nuestro viaje de regreso al dormitorio! Seré quien nos lleve de regreso al campus. No planeo beber, y Janna tampoco debería. Somos menores de edad. Aunque algo me dice que eso no la detendrá. Seré la responsable aquí. Ya que no quería venir, debería ser quien nos lleve a casa y dejarlos divertirse. —¡Vamos, entremos! —Enlaza su brazo en el mío y me arrastra por las escaleras. La música es tan fuerte que las ventanas retumban. No sé cómo puede alguien escuchar a otro hablar. Todos y cada una de estas personas en la casa tiene una bebida en su mano, y puedo oler la marihuana. No sé de dónde viene, pero definitivamente es de aquí. No se siente muy diferente de una fiesta de secundaria. He estado en una. Tina me invitó a una durante mi segundo año. Acepté renuente, pensando que asistir a una haría de algún modo desaparecer el ridículo. Lo único positivo que resultó de la fiesta fue que mis padres pensaron que tenía una buena amiga porque salí con alguien. Ella no quiso ignorarme toda la noche, pero me senté en una silla en la sala de estar de un extraño, mientras todos a mi alrededor se drogaban. Solo quería estar en casa. —Voy por una bebida. ¿Quieres una? —grita Janna a todo pulmón. Niego—. ¿Estás segura? —Asiento. He decidido que no voy a beber estar noche. Cuando

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alguien choca conmigo y después golpea una mesa, juro que nunca beberé. Soy un peso ligero, de todos modos. No es una buena idea si lo hago. Janna me deja de pie junto a la puerta, y me abrazo a mí misma, frotando mis brazos, insegura de adónde ir o qué hacer. Miro las personas alrededor, observando sus rostros y sus expresiones. Todos lucen tan felices, como si estuvieran divirtiéndose mucho, y nadie parece notarme ahí de pie. Supongo que no es diferente de cualquier otro día. Reconozco a un par de personas con las que comparto clases o tal vez he pasado en una de mis idas a clases. Nadie destaca como alguien que me reconocería si tratara de hablar con ellos. —¡Hola! Giro la cabeza hacia Jesse quien se acerca a mi lado. Su cabello está hacia atrás en una apretada cola de caballo, sus músculos expuestos en la camiseta que está usando. Hombre, está tonificado. No me fijé antes lo musculoso que estaba. ¿Está hablándome? —¡Violet! No sabía que ibas a estar aquí. Se para junto a mí, e inhalo. Huele increíble. —Sí. Vine con Janna. Ella insistió. —Sí, esa es la cosa con ella. Es persistente. Aprenderás eso de ella. Sonríe, y un hoyuelo aparece en su mejilla izquierda. Creo que me le quedo viendo pero no puedo apartar la mirada. En lo único en que puedo pensar, es en esa noche en mi dormitorio, acostada en mi cama con él mientras mirábamos Crepúsculo y Luna Nueva. No pasó nada entre nosotros, no es que esperara que lo hiciera. Supongo que una parte de mí lo esperaba. Él era, es, solo agradable conmigo, tal vez porque su hermana es una idiota. Prometió que terminaríamos la saga algún día. —No tienes una bebida. Te conseguiré una. Antes que pueda detenerlo, salta sobre unos cuantos escalones, saca una cerveza de una hielera, y me la da. —Gracias. —La abro. Tal vez no notará si no la bebo. No quiero parecer una abstemia7, incluso si es lo que soy. —¿Dónde está Janna, de todos modos?

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Abstemia: Persona que no bebe alcohol.

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—¿Quién sabe? Se fue y no volvió. —Miro detrás de mí como si al hacerlo de repente ella estará de pie justo ahí. No lo está. —¿Solo te dejó aquí? Eso es muy grosero. Hablaré con ella. —No, no. Por favor no hagas eso. —Lo último que necesito es que Janna se moleste conmigo pensando que me quejé con Jesse sobre ella. Nunca esperé que se quedara pegada a mí, lo cual es parte de la razón por la que ni siquiera quería venir—. Está bien. Creo que conoce a mucha gente aquí. Yo no. —Bueno, razón de más por la que debería estar aquí contigo. Si traes a un amigo a algún lugar, te quedas con ese amigo. —Desliza su brazo alrededor de mí, y mi cuerpo entero se llena con piel de gallina. El brazo de Jesse está alrededor de mí. De Mí—. Pasaré el tiempo contigo. —Me acerca, apretándome contra él, y contra mi mejor deseo, lo dejo—. Por los amigos. —Levanta su lata para un brindis. Vacilo, pero choco mi lata con la suya y tomo un trago. ¿Qué es una cerveza? No hay daño en eso. 33

—Y entonces ella dice: ¡Yo soy la idiota! —Jesse golpea mi rodilla y resopla, metiendo cerveza en su nariz. Estamos sentados en el suelo del baño, el único lugar en el que al parecer podemos tener la suficiente privacidad para hablar y poder escuchar al otro entre el ruido de la fiesta. La música parece volverse más fuerte con cada hora que pasa. Ni siquiera sé qué hora es, pero estoy pasando el mejor momento de mi vida con Jesse. Y estoy ebria. Demasiado. —¿Cuántas de éstas he tomado? —No estoy seguro, pero claramente es suficiente. —Jesse toma la lata de mi mano y la pone en el piso—. Sé honesta conmigo. ¿Es tu primera vez borracha? Me fijo en el suelo y el diseño del azulejo se ve borroso. Dice mi nombre, lo miro, y las risas se hacen cargo. Me resbalo y me agarro, presionando mis manos contra el frío piso. La habitación gira mientras mi estómago se une a ella. Me arrastro al inodoro, levanto el asiento, y vomito inmediatamente. Soy atrapada fuera de guardia cuando las manos de Jesse tiran de mi cabello hacia atrás, y comienza a mover su mano arriba y abajo por mi espalda. —Voy a tomar eso como un sí.


Quiero morir. ¿Cómo puedo hacer eso en este baño? ¿Golpeo mi cabeza con el asiento? Eso no sería suficiente para poner fin a esta humillación. Mi primera vez ebria y estoy en una fiesta universitaria, con un chico súper lindo, y vomito frente a él. Esto no puede ser peor. Él tira del inodoro y cierra la tapa, manteniendo mi cabello en sus manos mientras me acerca a su pecho. Todo sigue girando, y mis ojos se llenan de lágrimas. No puedo creer que esto esté pasando. Pero por supuesto, lo está. Algo tenía que ir mal. —Entiendo si quieres irte. —Él podría estar en la fiesta bailando con todas las chicas bonitas. No hay forma de que quiera estar atascado aquí conmigo. Y así es como estaría. Atascado. —No voy a ningún lado. No estás en forma para que te deje sola. Seguro que lo estoy. Él puede salir del baño, y puedo dormir aquí porque sé que necesitaré ese inodoro una y otra vez. Juro que nunca volveré a beber. Sé que juré que no lo haría, cuando llegué a la fiesta, pero esta vez lo digo en serio. Pienso en mis padres, especialmente en mi papá, y en lo decepcionados que estarían si entraran aquí en este momento. Ellos confían en mí. Con una cerveza (está bien, quizás dos o tres), he tirado todo por la borda. —Encontraré a Janna para que me lleve a casa. —Demasiado para ser la conductora designada. Ahora me doy cuenta que también le fallé a Janna y a Paul, y más a mí misma. No puedo creer que hiciera esto. —¿Te refieres a esa Jenna? —Abre una aplicación en su teléfono y me muestra a mi amiga bailando sobre la mesa, claramente borracha. Está moviendo su cabeza en círculos como si estuviera en un concierto de rock y sacudiendo su trasero, saltando arriba y abajo con sus manos en el aire—. No vas a ningún lado con ella esta noche. No puedo creer lo que estoy viendo. Parece una bonita chica del tipo meimporta-un-carajo, pero esto es un poco indignante. El video tiene más de cien reproducciones con un par de docenas de me gusta, junto con muchos comentarios. Se arrepentirá de eso mañana. ¿A quién engaño? No lo hará. Probablemente presumirá. Eso es lo que estoy aprendiendo de ella, de todos modos. Recuesto mi cabeza en su pecho, sorprendida de lo natural que se siente. Su corazón late contra mi oreja, rápido y fuerte. Quiero escucharlo, dormirme con su

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rítmico latido, pero mi estómago tiene otros planes. Él me sostiene mientras pierdo el control nuevamente, vomitando en el inodoro. Limpio mi boca y caigo contra él. No puedo creer que él esté aquí, sosteniéndome, y apenas nos acabamos de conocer. No quiero volver al dormitorio. No puedo enfrentar a Olivia así. No puedo tratar con su mierda ahora mismo. Jesse besa la cima de mi cabeza y me abraza, así puedo acurrucarme más. Eso se siente cómodo, correcto. Cierro mis ojos, y antes que tenga alguna oportunidad de vomitar otra vez, me duermo.

El agua me cubre la piel, y me pregunto cómo llegué aquí. Desperté sola en el baño de la casa de un extraño, con un tapete amarillo brillante como mi cama y una toalla enrollada como almohada. Caminé a través de una casa llena de universitarios desmayados, encontrando a Janna y Paul medio desnudos en la sala de estar. Me trajeron de regreso al dormitorio, y lo primero que hice fue correr a la ducha. Necesito esta ducha. Mientras paso mis dedos por mi cabello húmedo, reproduzco la noche en mi mente, recordando lo que puedo. Vomité al menos dos veces, y Jesse se quedó conmigo toda la noche. Bueno, al menos hasta que me dormí. No sé cuándo se fue, pero cuando desperté me encontré en el tapete del baño, sin él a la vista. ¿Por qué se fue? No sé si dije algo, o peor. Tal vez vomité sobre él. Hombre, estoy segura que lo juré anoche, pero nunca tomaré otra bebida en mi vida. Podemos haber tenido diversión por un rato, pero no vale la pena. Cierro la ducha y agarro mi toalla. Una vez que está envuelta segura a mi alrededor, salgo al área común del baño donde unas cuantas chicas están maquillándose. Reconozco a una chica de la fiesta. Ella hace una doble toma cuando me ve. —Eres la chica del baño. —¿Disculpa? —Gotas de agua de mi cabello caen en mi hombro desnudo. No lo exprimí lo suficiente. —La fiesta de anoche. Entraste al baño con Jesse Fisher. —Me señala con su máscara para pestañas y entonces se toca la boca con la tapa—. ¿Por qué entró ahí contigo? —Me mira de arriba abajo y frunce su nariz con disgusto.

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—Bebimos un poco y hablamos. —No es que sea de su incumbencia, de todos modos. Ni siquiera sé su nombre, y dudo que ella sepa el mío, lo cual es una razón más del porqué no necesita saber. —¿Tú y Jesse? Entiendo que sea uno de los hombres más atractivos que alguien haya visto pero, ¿es difícil creer que él hablaría conmigo? Eso es todo lo que hicimos. Hablar. Puedo no ser una reina de belleza pero todavía puedo hablar con las personas. Ser fea no borra mi habilidad para hablar. —Sí. —No lo creo. Trago, pensando en qué decir después. ¿Quiero que la universidad sea justo como en la secundaria? Pasé cuatro años evitando a todos cuando podía, y nunca me defendí. Sin embargo, ¿qué podría decir? e incluso ¿qué lograría? No necesito probarle nada a esta mujer o su grupo de amigas. Quiero hacer algo importante. Quiero hablar y no tener más miedo. Mi corazón martillea contra mi pecho, mientras respondo. —Dijiste que nos viste. A menos que, hayas bebido tanto que lo imaginaste. —No creo que sea malo asumir eso, tampoco. Las personas en esa fiesta estaban tan ebrias que estoy segura que algunos apenas recuerdan estar ahí. Ella mira a sus amigas, quienes la miran, con medias sonrisas en sus rostros mientras esperan que ella, quien asumo es su “líder”, responda. Si me vio, no tiene más opción que creerme. Si argumenta más, corre el riesgo de lucir tonta frente a sus amigas, admitiendo que estaba equivocada. —Lo que sea. Tengo que llegar a clases. —Lanza su máscara en su bolso de maquillaje y señala a sus amigas para que la sigan. Al igual que los lemmings8, lo hacen. La puerta se cierra detrás de ellas, y puedo respirar otra vez. Eso no calificó exactamente como defenderme, pero es lo más cerca que he estado. Lo consideraré una victoria. Tomo un minuto para ordenar mis pensamientos antes de volver a mi habitación. Ajusto más la toalla alrededor de mi cuerpo y abro la puerta. Cuando veo a Jesse sentado en mi cama, jadeo, cubriendo mi boca con mis manos. Cuando El Lemming es un pequeño roedor que generalmente se encuentra cerca del Ártico, concretamente en la tundra biomas. 8

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sus ojos se amplían, me doy cuenta que si mis manos están en mi boca, mi toalla está en el suelo. —¡Maldición! —Agarro mi toalla del suelo y cubro mi cuerpo otra vez, cierro la puerta, y presiono mi espalda contra ella. No maldigo a menudo, pero esta situación lo amerita—. ¿Qué estás haciendo aquí? —Es mi hermano, genio. —Olivia pone los ojos en blanco mientras se vuelve a aplicar brillo labial. No pensé que ella siquiera estuviera aquí. Cuando volví a la habitación, ella no estaba por ningún lado. La evité por casi una semana entera. Supuse que tenía que terminar en algún momento. —En realidad, vine a ver cómo estás. ¿Estás bien? —Sus ojos se suavizan mientras inclina su cabeza a la izquierda. Agarrando mi toalla, rezo para que no caiga otra vez. —Espera. ¿Estás aquí para verla? ¿Por qué? —La voz de Olivia se rompe, haciendo evidente la sorpresa en su tono. No puedo hacer contacto visual con Olivia. Puedo sentirla mirándome, aplastándome con su mirada. Sin embargo, quiero saber por qué vino él. ¿Si en verdad había estado preocupado por mí, no se habría quedado hasta que despertara? Desapareció a mitad de la noche cuando podría haberse quedado para asegurarse que llegara bien al dormitorio. —Anoche estuvimos juntos en la fiesta de Wheezy. Nunca oí el nombre del anfitrión de la fiesta. Me pregunto por qué lo llaman Wheezy. Asumo que Wheezy es un él, de todos modos. Imagino un chico delgado con lentes circulares y un inhalador. —¿Tú pasaste el rato con ella? —Señala entre ambos, con una mueca de confusión en su rostro. —Sí, ¿y qué? —¿Y qué? Ella es solo tan… tan… sosa. Está hablando de mí como si ni siquiera estuviera aquí. Soy este objeto en la habitación que no tiene ni oídos ni sentimientos. Olivia no es el tipo de persona con quien quiero pasar tiempo, pero eso no hace sus comentarios menos dolorosos. —Para tu información ella no es sosa. Pasamos un buen rato anoche. Bebió mucho, y solo quería saber cómo estaba. ¿Eso está tan mal?

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No sé si debería decir algo. Debería agradecerle, debería, pero que Olivia esté de pie entre ambos, olvidando que soy un ser humano, causa que mis palabras se queden atrapadas en mi garganta. —¿Te embriagaste? Encuentro eso difícil de creer. Aquí estoy, demostrándoles a dos personas que están equivocadas en cuestión de minutos. Primero esa chica en el baño y ahora Olivia. Estoy un poco orgullosa de mí misma, como si me estuviera convirtiendo en lo opuesto de lo que todos esperan que sea. Sin embargo, soy una desconocida. Me encojo de hombros, insegura de qué decir en este punto. ¿Son incluso conscientes de que sigo de pie aquí solo en una toalla? —Bueno, créelo. —Jesse viene a mi rescate, y estoy agradecida por sus palabras—. ¿Violet, estás bien? —Sí. Sí, estoy bien. —Aclaro mi garganta, la gratitud todavía perdida en algún lugar. No puedo concentrarme mientras estoy medio desnuda en frente de ellos—. Aunque, me gustaría vestirme. —¡Oh! Lo siento. —Jesse pasa por mi lado hacia la puerta—. Me alegra que estés bien. Mi amigo necesitaba un aventón, y estabas profundamente dormida. No quise despertarte, así que me escapé. Eso tiene sentido. Y no es como si fuimos a la fiesta juntos. No tenía ninguna obligación conmigo en absoluto. Aun así, me gusta saber lo que pasó. Si vomité encima de él, seguro no iba a decírmelo. Gracias Dios, porque no podría vivir conmigo misma si lo hubiera hecho. —Está bien. No es gran cosa. —Ves, no es gran cosa. Ahora sal. —Olivia le lanza su almohada antes que salga por la puerta. Deber ser una campeona olímpica de lanzamiento de almohada—. ¿Qué diablos estás haciendo con mi hermano? —Cierra la puerta de golpe y presiona juntos sus labios mientras se para derecha como un palo frente a la puerta. Sus brazos están cruzados y sus ojos entrecerrados. Mi cuerpo tiembla. Estoy flotando fuera de mí, asustada en este momento. Quiero llamar a Jesse, gritar para que vuelva. ¿Qué va a hacer Olivia? —Yo… —Yo… yo… yo… —me imita—. Yo nada. Aléjate de él. No necesita más personas en su vida, y seguro no te necesita a ti.

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Su dedo está en mi rostro, y no estoy segura por qué. Lo único que hice fue hablarle y beber un poco. No es como si estuviéramos juntos juntos. No estoy tratando de engancharme con él, o con cualquiera para lo que importa. Incluso si lo estuviera, como dijo Janna, él está fuera de mi liga. Fuera de mi liga. Es el tipo exacto de chico que ni siquiera me reconocería en secundaria, ni siquiera me prestaría un lápiz o me daría una servilleta en la cafetería. —Bien. —Lo digo en serio, no es como si fuéramos incluso amigos en verdad. Lo vi una vez, me dio un tour por el campus, miramos una película, y bebimos un poco. Difícilmente puedo referirme a nosotros como amigos. Janna es mi única amiga real que he hecho y con quien me importa pasar el tiempo. Además, ahora estoy en la universidad. Ya no puedo seguir preocupándome por estas cosas—. ¿Puedo vestirme ahora? —Mejor ten cuidado, Violet. No querrás meterte conmigo. No es la primera vez que escucho esto. Nunca intenté “meterme” con nadie, pero de algún modo mi mera existencia califica como hacerlo. No planeo meterme en el rostro de Olivia o tratar de hacer algo contra ella. Está claro que la tiene en mi contra.

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Capítulo Cinco Redes sociales

Un me gusta o comentario Una reacción buena o mala El mundo entero juzga

~~~ Es sorprendente poder mantener la cabeza en alto durante las clases. No me sentí muy cansada después de la ducha, pero ahora que estoy sentada en un aula congestionada, mis ojos también podrían ser de plomo. Mis párpados siguen bajando y apenas puedo permanecer despierta. Supongo que dormir en el suelo de un baño puede hacerte eso. Por no mencionar mi fuerte dolor de cabeza, un martillo golpeando mi cabeza, recordándome por qué odio tanto el alcohol. Solo tengo que culparme a mí misma. Mi profesora habla y habla sin parar. Capto pedazos cuando mi cerebro lo permite. Psicología a las nueve de la mañana no es la mejor cura para una resaca. Ese es un tema en el que me destaco, después de haber aprobado mi clase AP9 en la secundaria con una A, pero hoy no puedo hacerlo. Sin embargo, hago mi mejor esfuerzo para prestar atención. El plan de estudios tiene cuatro centímetros de grosor, y el curso ya está demostrando ser mucho más difícil que en la secundaria. Mis padres creen en mí. Creo que, porque tienen que hacerlo. Estoy aquí con un montón de becas y parte de ayuda financiera. No puedo fallar en mis cursos, y no puedo permitirme la perspectiva de una vida social en mi camino. Estoy aquí para aprender, no para jugar. Y no soy necesariamente bienvenida en casa. Mis padres ya me informaron que planean convertir mi habitación en una sala de

AP: Colocación Avanzada (Advanced Placement, en inglés) es un programa en los Estados Unidos y Canadá, que ofrece planes de estudios universitarios y exámenes a los estudiantes de escuela secundaria. 9

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juegos para Rose. Fue entonces cuando me di cuenta que definitivamente estaba por mi cuenta. Mi profesora atenúa las luces para mostrarnos algo en la pantalla. Le doy la bienvenida y a la vez rechazo la oscuridad. Mis cansados ojos querrán obligarme a dormir, pero la luz me causa más incomodidad. Me obligo a mantener los ojos abiertos mientras una voz masculina llega por el altavoz para hablar de Freud. Bostezo, teniendo cuidado de no hacerlo demasiado fuerte para no molestar a los que me rodean. Pasarán otros cuarenta minutos antes que pueda volver a mi dormitorio y relajarme durante una hora. Empiezo a garabatear en mi cuaderno cuando veo a dos chicas mirando en mi dirección. No conozco a ninguna, aunque estoy segura que hablamos en algún momento de la clase. La de la camisa rosada me señala y luego a su teléfono. Sigue haciendo eso hasta que tomo mi teléfono. Me aseguro de que mi profesora no esté prestando atención antes de volver a mirar a esta mujer. Tiene algo que decir, pero no puedo entenderlo. Me encojo de hombros y escribe algo en un pedazo de papel. Un número de teléfono. Le envío un texto con un signo de interrogación. Ella me envía un mensaje de texto con un enlace. Hago clic en el hipervínculo y me lleva a un sitio web, College Slam. Allí, en la publicación superior, hay una foto mía, en mi dormitorio, solo mi parte trasera visible. Hay marcas en toda la imagen, desde mi trasero marcado con una cara de burro al lado, hasta marcas que señalan cada parte de la celulitis en mi cuerpo. Los comentarios son cualquier cosa menos agradable, señalando la grasa que se derrama de los lados de alguien que suplica no ver al frente. ¿Qué diablos es esto? ¿No dejé todo eso atrás en la secundaria? Llegar a la universidad se suponía que sería una nueva vida para mí. Una forma de empezar de nuevo y sin preocuparme por cosas como ésta. Pasé por suficiente de todo esto durante los últimos doce años de mi vida. No llevo aquí ni un mes y mi cuerpo desnudo ya está pegado en internet. Mi juego de redes sociales es mínimo ya que trato de evitar eso tanto como es posible. ¿Cómo sucedió esto? Me desplazo por la página tratando de encontrar un botón de contacto. Quien sea responsable de este sitio puede eliminarlo. No sé cómo se tomó esa foto, pero estoy cien por ciento segura de que Olivia está detrás de ella. Nadie más tiene acceso a nuestra habitación. Debe haberla tomado esta mañana mientras me cambiaba. Estoy enojada, estoy asustada, estoy lista para lanzar mi teléfono al otro lado de la habitación. Me siento tan violada, mi cuerpo en exhibición para que todo

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el campus lo vea. No solo mi campus, sino todos. Y una vez que una foto está en internet, está allí para quedarse. Algo así puede afectar todo en mi futuro. Todo. No puedo encontrar una persona de contacto o un formulario para completar. Mi pulgar no puede deslizarse a través de mi teléfono lo suficientemente rápido, mi corazón palpita más fuerte con cada deslizamiento fallido. Es como si debieras tener un correo electrónico secreto, o un tablero o algo así, para poder publicar aquí. Le reenvío el mensaje a Janna. No quiero que vea mi foto, pero tal vez pueda ayudar. No hay respuesta. Bajo mi teléfono y lo reviso cada minuto para verificar si me responde. Nada. ¿Por qué demora tanto en responder? —Disculpe, ¿señorita Duncan? —Mi profesora enciende las luces y me mira— . Este no es el momento de jugar con su teléfono. Por favor, guárdelo. Le regreso la mirada, muchos pensamientos están desfilando por mi mente. Quiero llorar. Quiero encontrar una manta y cubrir todo mi cuerpo. ¿Cuántas personas vieron eso? ¿Qué sucede si me pide que le muestre a la clase lo que estoy viendo, como haría cualquiera de mis profesores de secundaria? No puedo mostrarle esto. —Lo siento, señorita Scott. —Rápidamente oscurezco mi teléfono y lo volteo, y en segundos está temblando. Janna me envía un mensaje de texto. Quiero ver lo que tiene que decir, pero mi profesora me mira. Presiono el botón para apagar el teléfono. Estoy caminando en la cuerda floja. —No me gusta que mi clase sea interrumpida. No me haga perder el tiempo. —Escanea la habitación de treinta estudiantes—. Esto va para todos. No sé cómo fue en su secundaria, pero este no es su último año y no están festejando hasta que lleguen a los finales. Eligieron estar aquí. Ya sea que tengan beca, un préstamo estudiantil o que mamá y papá paguen su matrícula, están aquí por elección. Si deciden no venir, nadie llamará a la policía y denunciará el absentismo escolar. Pero cuando estén en mi clase, espero que presten atención. Quiero sus teléfonos apagados. —Me mira—. Y quiero que sus oídos estén abiertos y sus mentes estén al cien por ciento. Mi teléfono me atormenta, pero la idea de que mis padres se enteren de esto me horroriza aún más. No me pueden echar de una clase. Mis padres estarían tan decepcionados de mí, por no mencionar humillados. Preguntarían qué pasó, y me vería obligada a confesar lo de la foto. Me estremezco ante la idea de mi padre viendo la foto.

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Con mi teléfono apagado, puedo evitar la tentación durante el resto de la clase. Soy capaz de concentrarme lo suficiente para tomar algunas notas, pero mi mente está acelerada pensando en quién más vio eso. Terminada la segunda clase, salgo por la puerta antes que cualquiera de estas chicas o mi profesora puedan decirme algo. Corro hacia el baño más cercano y me encierro en un cubículo mientras enciendo mi teléfono. Maldición. Me acabo de despertar. No vi esto. ¿Estás bien? No, no estoy bien. Esto es humillante. Le envío un mensaje a Janna para que sepa que sobreviviré, aunque estoy cuestionándolo ahora. Si todo mi año será así, no estoy segura de querer estar aquí. No puedo lidiar con esto todos los días. Vayamos a beber esta noche. Suspiro. ¿Eso es todo lo que Janna quiere hacer? ¿Beber? Mi trabajo escolar ya se está acumulando y apenas hemos empezado la universidad. Me paso la mayor parte del tiempo evitando a Olivia, y ahora tendré que hacerlo aún más. Debería enfrentarla. Sé que debería. No me merezco esto. Nadie se lo merece. Me meto en la página web nuevamente y mi foto ya ha sido reemplazada por otra chica de Tampa, Florida. Es hermosa si me lo preguntan, pero los comentarios la califican del uno al diez, algunos números negativos basados en su pecho más pequeño. Eso no es justo. Tengo dificultades para no arrojar el teléfono al inodoro y tirar de la palanca. ¿Qué pasa con las redes sociales? ¿Por qué la gente publica tales cosas? Sí, preferiría ver la cena de alguien que lidiar con esta mierda. Pongo mi mano contra mi estómago. ¿Estoy aumentando de peso? ¿Soy más pesada de lo que era hace una semana? ¿Estoy llegando a los, cómo lo llaman, Freshman Fifteen10? ¿O son veintidós kilos? Entonces ayúdame, Dios, son veintidós. Tendré aún más sobrepeso a finales de este año, y voy a terminar como lo hice hace dos años y era un grano andante. Esto no puede estar pasando. No. No puedo dejar que esto me afecte. No puedo permitir que la percepción de una persona, la percepción de alguien, de mí altere mi propia opinión sobre mí. No soy mi cuerpo. No soy por el tamaño de mi trasero ni por la celulitis en mis piernas. Soy yo, me defino yo misma, y nadie me puede quitar eso. ¿Verdad?

Freshman Fifteen: es como le dicen a las 15 libras o 7 kilos que ganan los jóvenes durante su primer año universitario. 10

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No puedo sentarme y sentir pena por mí misma. Quién sabe, tal vez toda mi clase haya visto la foto. ¿Y qué si lo hicieron? Está en ellos si me juzgan. En ellos. Hago clic en el cubículo del baño y salgo, agarrando mi teléfono con la mano. Todavía estoy sola en el baño. Nadie puede verme si lloro. Nop. No voy a hacerlo. Me miro en el espejo, insegura de quién me devuelve la mirada. No soy una mala persona. Soy una buena chica. Pero nadie lo ve. Nadie se toma el tiempo de mirar más allá de la nariz grande, la espinilla en mi frente, o la forma en que mi único diente sobresale más que el resto. Todo lo que se permiten ver son esas cosas, y basan toda su opinión sobre mí en eso. Tal vez no es lo que hay debajo lo que cuenta. Tal vez me mintieron toda la vida. Tal vez lo que está debajo solo cuente si lo que está arriba es hermoso. Lo que no soy. 44

Hoy es un nuevo día. Mi mamá me lo dijo tantas veces a lo largo de los años. Cada vez que llegaba a casa molesta por algo que pasó en la escuela, me daba un abrazo y me tranquilizaba para dejar ese día atrás y empezar de nuevo el siguiente. Hoy. Un nuevo día. Nunca le creí, y aún no lo hago. La gente que se burló de mí no se detuvo. Y el amanecer al día siguiente no borró el pasado. Ella tenía buenas intenciones, estoy segura, pero no podía entenderlo. He visto el anuario de mi mamá, su rostro maquillado en casi todas las páginas. Era popular, y rezo solo porque fuera una de las agradables. Hace la afirmación sin ninguna prueba para respaldarlo, excepto por la persona que es hoy. Tenemos nuestras peleas, pero es una buena persona. Me alivia no tener una clase hasta más tarde en el día. Como el campus está a solo treinta minutos de casa, puedo conservar mi trabajo. Trabajan con mi horario, y no podría pedir un mejor grupo de personas para trabajar. He trabajado en Happy Acres Senior Home desde que cumplí dieciséis. Me encanta aquí. La gente es muy interesante, con historias increíbles para compartir. Tal vez es deprimente para alguien, decir que sus mejores amigos tienen entre 70 y 80 años, pero me identifico más con ellos que con cualquiera de mi edad.


Fácilmente. El incidente de ayer es un buen ejemplo. La gente aquí apenas toca la computadora, y cuando lo hacen, no son personas que avergüencen a alguien por su cuerpo. Nadie en el hogar de personas mayores sabrá sobre la fotografía en internet. No tendrán ni idea de cómo me expuso Olivia y me abrió al juicio de mis compañeros. Decir que me humilló es una manera suave de decirlo. No fui a beber con Janna como quería, pero el pensamiento cruzó por mi mente más de unas pocas veces. No quiero comenzar el año en un mal lugar, aunque Olivia no está ayudando. La evité, quedándome con Janna anoche. No puedo enfrentarla. Ni siquiera sé cómo reaccionar o qué decir. Las personas como ella prosperan con personas como yo. Estará orgullosa de lo que logró, sosteniendo su cabeza en alto. Su objetivo es hacerme sentir como si fuera peor que un pedazo de basura. Quiere hacerme sentir mal conmigo misma. Está teniendo éxito, y lo odio. Me alegra tener planeado un juego de Bingo para las personas mayores. Les encanta jugar, y debo admitir que a mí también. Los juegos nos hacen reír, y lo necesito hoy. Cualquier cosa para mantener mi mente fuera del College Slam. Cuando llego, Lola me saluda desde el mostrador. Ha sido recepcionista durante años antes que siquiera yo comenzara. De acuerdo, solo llevo dos años en el centro, pero Lola ha estado allí por lo menos durante una década. —¡Violet! ¿Cómo está hoy mi persona favorita en todo el mundo? Lola es la persona más dulce, el tipo de persona que saca lo mejor de todos. No puedo recordar el momento en que ella no haya tenido una sonrisa en su rostro. Siempre está radiante, su sonrisa amplia y acogedora. O está contando historias de sus hijos o de su futuro nieto. Su hija está teniendo su primer bebé y Lola está más que emocionada al respecto. —¿Te enseñé el ultrasonido más reciente? —Me pone una mancha blanca y negra en el rostro—. ¡Es un niño! ¡Tendrá un niño! ¡Esperaba un poco de azúcar y especias y todo, pero tomaré los recortes, los caracoles y las colas de cachorros! No me quejo. Estoy segura que con los ojos de Jennie y el cabello de Jason este niño será adorable. —Toma la fotografía del ultrasonido de mí y la mira con asombro nuevamente por unos momentos—. ¿Cómo está la escuela? No te he visto desde que comenzaste. ¿Es todo lo que soñaste? Me encantó la universidad. Fui parte de una hermandad, tuve citas, y me casé, era atleta. Estuve de fiesta un montón pero

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todavía obtuve excelentes calificaciones. Debería poner en uso mi título ahora que los chicos son adultos y están fuera de casa. Solo quería ser mamá por más tiempo, así que dejé de trabajar cuando tuve a Jennie. Ahora estoy en mis cincuenta y estoy trabajando como recepcionista. —No hay nada de malo en eso, Lola. Happy Acres te necesita. —Es a la primera persona que ven cuando entran por la puerta, y necesitan a alguien acogedor. —Aw, eres un alma tan hermosa, Violet. Me hace sonrojar, lo cual no hago muy a menudo. Nadie realmente me hace suficientes elogios como para darme la oportunidad de hacerlo. —Gracias, Lola. Me alegra que pienses eso. —¿Quién no lo hace? Todos aquí te adoran. Este es el único lugar donde realmente me siento aceptada, y creo lo que dice Lola. Aún más que en casa. No puedo esperar a ver a algunos de mis residentes favoritos. —¿Está levantada Roxanne? —¿Roxanne? Ha estado despierta durante horas, y afuera viendo ese programa Live with Kelly. Vive para ese programa, lo juro. Creo que le gusta el hombre que es co-anfitrión. Esa mujer tiene algo por los hombres más jóvenes. Me río y le digo adiós a Lola antes de regresar a la zona de descanso donde puedo sacar mi sándwich de Subway que traje para almorzar. Solo estoy aquí cuatro horas y media, pero necesito algo de comer. Tomaré una Mountain Dew de la máquina expendedora. —Buenos días, Violet. Will Mallet está sentado a la mesa tomando café. Ha estado trabajando en el centro para personas mayores un poco más que yo y es un año mayor. Somos amigos, supongo, aunque solo sea porque somos los dos más cercanos en edad en el centro. Al estar rodeados de personas mayores que nosotros, incluso aquellos que tienen alrededor de veinte y treinta años, es bueno que nos tengamos uno al otro. A veces quiero discutir sobre el último episodio de Game of Thrones y no repetir Live with Kelly con Roxanne. Está desplazándose por su teléfono, probablemente en Tumblr o algo así. Nunca entré en muchas de esas excelentes aplicaciones que tienen los demás. Demasiada oportunidad para el bullying, y lidié lo suficiente con eso en la escuela.

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No quería lidiar con ello en las redes también. El incidente de ayer demostró mi punto. Además, la mayoría de esas aplicaciones requieren amigos, y mi lista sería deprimente. Will también está en la universidad. Me pregunto si lo vio. Me abrazo a mí misma, y lo imagino viendo mi trasero desnudo y criticándome como todos los demás. Sin embargo, me conoce. Si lo vio, ¿me trataría como los demás? ¿Señalando y mirando? Espero que no lo haga. No voy a mencionarlo en caso de que no lo haya visto. No quiero ponerlo en su mente y hacer que sienta curiosidad al respecto. —¿Cómo estuvo tu noche? —Puedo dispararme en el pie por preguntar eso. Esa pregunta abre la puerta para que diga algo si lo vio. Dispara. —Bien. Me quedé hasta tarde estudiando. Tuve una prueba esta mañana. Acabo de llegar. Todavía estoy tomando mi primer café del día. —Sostiene su taza hacia mí—. No estoy seguro de cómo llegué aquí. —Lo entiendo. Ni siquiera puedo intentar hacer una prueba a menos que tenga por lo menos veinticuatro gramos de Dew. —Así que soy adicta al Mountain Dew. ¿Quién no tiene un vicio? A algunos les gustan los cigarrillos, otros fuman hierba, yo bebo Mountain Dew. —Estás en primer año, ¿verdad? ¿Qué te parece hasta ahora? Agarro un vaso del armario y me sirvo agua. Guardaré el refresco para más tarde. —Está bien, supongo. —¿Qué debería decir? ¿Que en un corto período de tiempo me las arreglé para ser completamente avergonzada? ¿Que en menos de treinta días quiero meterme en un agujero y morir?—. Desearía poder tomar la mayoría de mis clases en línea. —¿Por qué no puedes hacerlo? —Mis padres quieren que experimente la vida del campus. No veo qué tiene de bueno, honestamente. —Por eso estoy aquí, de todos modos. Mis padres viven bastante cerca de la universidad pero insistieron en que me quedara en los dormitorios. Peleé contra ellos con uñas y dientes por un tiempo, pero me rendí cuando dijeron que me darían un auto. Claro, es el viejo Chevy Cavalier de mi tío, y creo que tiene unos doce años, pero cumple su función. Sin embargo, solo puedo conducirlo al trabajo. —Libertad. Amo la libertad.

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Por supuesto que la ama. Probablemente puede conducir su auto a donde quiera, y es lo suficientemente atractivo que estoy segura de que la gente no intentará tomarle fotos desnudo y publicarlas en línea para burlarse de él. —¿Vives en el campus? —No. Alquilo una casa con dos amigos, pero es genial. Odiaba estar en casa. Me pregunto si su vida hogareña no es tan buena o quizás tiene un hermano que recibe toda la atención. No quiero entrometerme. No es asunto mío. —Mi compañera de cuarto no es muy agradable, pero aparte de eso está bien. —Quiero decir, si Olivia no existiera entonces la foto no se habría publicado y tal vez las cosas podrían estar bien—. Creo que es mi única queja. —Bueno, entonces no es tan malo. Siempre te encontrarás con idiotas en tu vida. Quiero decir, mira a Robert. Oh, Robert. Robert es residente de Happy Acres y es todo menos feliz. Pasa sus días y noches quejándose de todo y de todos. Está convencido de que todos están en su contra y hablando de él. Es todo lo contrario. Todos aquí estamos tan acostumbrados a él y a su actitud que esperamos ver cómo reaccionará durante el día. Nunca se sabe lo que saldrá de su boca, y la anticipación nos lleva a competir a veces. —Robert no es un idiota. Simplemente es... un desafío social. —Él no es difícil en absoluto en situaciones sociales. —No es socialmente difícil. Es socialmente desafiante. Preferiría gritar y gritar que entablar una conversación. Aunque creo que puede tener una cosa por Roxanne. —De vez en cuando lo veo abriendo una puerta para ella o mirando en su dirección. No sé la historia de Robert, si alguna vez estuvo casado. Roxanne no lo ha estado. Ella tiene casi ochenta años y nunca se casó ni tuvo hijos. Pero por su fanfarroneo, tuvo muchos amantes a lo largo de su vida. Es un poco adorable. —También lo creo. —Toma un trago—. ¿Estás pensando lo mismo que yo? Si es que debería ponerme a trabajar, entonces sí. Realmente necesito hacer que el Bingo se mueva. Algunos de los residentes se ponen nerviosos si no comienzo a tiempo. —¿Por qué no los emparejamos? —¿Qué? —Está loco. No estoy en el negocio de emparejar a la gente. No creo que Robert esté demasiado abierto tampoco—. No estoy segura de que eso funcione.

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Will me guiña un ojo. —Piénsalo. Quizás todo lo que Robert necesita es un poco de amor para hacerlo más suave y apreciar la vida un poco más. Siempre pensé que Will era lindo, pero no es mi tipo. Quiero decir, alguien que tiene tan pocas citas como yo no debería ser exigente con los chicos, pero no se ajusta a la forma en cómo me imagino a alguien con quien quiera estar. Tiene cara de niño y creo que sus pantalones son demasiado flojos. Es encantador como él solo, y tal vez un poco demasiado bueno, si eso es posible. Bebe el último sorbo de café y pone su taza en el fregadero. —Avísame en unos días. Tengo algunas ideas. Sale de la habitación y me quedo preguntándome sobre ello.

—C5 —grito en voz alta para que los que se niegan a usar sus audífonos puedan seguir escuchándome—. C5 —repito, antes que alguien me pregunte, porque sé que alguien querrá hacerlo. Es más que probable que sea Robert. Y no dudará en gritar desde el otro lado de la habitación. —¿Qué diablos dijiste? Como un reloj, Robert me pregunta bruscamente, exigiendo que lo repita otra vez. —C5, Robert. —Me alejo del frente del salón y me dirijo a la parte de atrás. Reviso su tarjeta y la señalo—. C5. —Lo sé, Violet. No necesitas señalarlo como si fuera un niño o algo así. Malditos chicos de estos días. —Veo la parte superior de su calva cabeza mientras niega. Escondo una sonrisa detrás de mis labios. La risa solo lo provocará más, y casi hemos logrado pasar todo el primer juego sin sus arrebatos. Me gustaría mantenerlo así si puedo. Will pasa y me saluda a través de la ventana de vidrio. No le devuelvo el saludo, para no llamar la atención hacia él que está señalando entre Robert y Roxanne. Forma un corazón con sus manos y finge latidos. Está tan loco. —Muy bien, el próximo es… —Saco la pelota del soporte—. E7. —¡Bingo! —Roxanne grita tan fuerte que me estremezco. Agita su tarjeta en el aire, sonriendo. Nunca gana, y estoy feliz por ella.

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—Déjame ver la tarjeta. —Me acerco y se la quito, revisando sus números. Efectivamente, hizo bingo—. Felicidades, Roxanne. ¡Tenemos un ganador! —¡Hijo de puta! —Robert arroja su tarjeta a un lado. Niega decepcionado. Miro hacia la ventana y Will ya se ha ido. Me quedo quieta esperando ver qué hace Robert. Su rostro arrugado está más rojo de lo que nunca haya visto. Planta sus palmas sobre la mesa, empuja su silla hacia atrás y se levanta. Mierda. ¿Qué está haciendo? Se dirige a Roxanne y coloca su mano sobre su hombro. —Bueno, si alguien tenía que ganar, me alegro que fueras tú. —No sonríe, pero creo que quiere hacerlo. El grupo de residentes se queda mirando lo que está sucediendo, y apenas puedo creer lo que veo cuando Roxanne levanta su mano y la apoya sobre la suya. —Gracias —dice, haciéndolo sonreír. En ese momento, creo que Will puede estar en lo cierto.

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Capítulo Seis Observador Silencioso

Ahí estás otra vez inclinado sobre mi hombro, observando cada movimiento que hago. Ves mi más mínimo movimiento, escuchas mi estómago pidiendo comida, hueles mi delicado perfume. Me pregunto qué estás pensando. Puedes leer todo lo que escribo, ves cada error que cometo. Te escucho reírte de mí en tu mente. Sé que sientes cuán nerviosa me pones. Estoy segura que disfrutas haciéndome temblar con miedo a lo que pienses de mí.

Me encantaría ver por encima de tu hombro ver cada movimiento que haces, burlarme de tu más mínimo movimiento, reírme de tu estómago hambriento, oler tu perfume provocativo. Leer cada palabra que escribes, corregir cada error que cometes, reírme de ti en mi mente, ponerte nervioso.

Sin embargo, no puedo hacerlo, y no lo haré.

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Mira, soy diferente a ti, y me niego a rebajarme a ese nivel. En el fondo me pregunto si estás pidiendo ayuda a gritos, deseando que alguien vaya en tu ayuda. Entonces puedes mirarme, burlarte de mí, decir lo que quieras. Voy a observar en silencio y desearé que puedas encontrarte a ti mismo algún día.

~~~ La pelota pasa rápidamente por la cabeza de Janna segundos después que la golpeo con la paleta. Cubro mi boca por un segundo, riéndome únicamente cuando me doy cuenta que está bien. —¡Cuidado, chica! —Aparta la cabeza en el momento en que esta está a punto de golpearla. —Lo siento. —Me río mientras deslizo mi paleta sobre la mesa—. Creo que he terminado. —¡No es justo! Ganaste todos los juegos. Ni siquiera me diste una oportunidad. —Te di muchas oportunidades. Simplemente apestas. —Le saco la lengua en broma mientras me dirijo a un gran puff y me dejo caer en él—. Sigo pensando que fueron buenos juegos. Estuviste cerca unas cuantas veces. No soy buena en ningún deporte, pero estoy segura de ser la mejor en ping pong. Mi papá y yo solíamos jugar mucho cuando era niña. Con el paso de los años dejó de ser tan activo y nuestros juegos fueron dejados de lado. Sin embargo, todavía me encanta jugar, y a veces pongo la mesa contra la pared para jugar sola. Haces lo que necesitas para ser feliz en este mundo. Eso es lo que se necesita en el mío. —Tengo que preguntar —dice Janna mientras se apretuja a mi lado—. ¿Algún problema con Olivia últimamente? —Sorprendentemente, no. Ha estado bien, dándome el tratamiento del silencio, que es mejor que lo que me estaba dando. Preferiría que nunca me hablara

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en absoluto, así que es perfecto. —Creo que ha pasado una semana desde que me dijo algo. Decidí cambiarme en el baño o debajo de las sábanas para evitar algo como la última vez. Cuando nos vemos, no nos dirigimos la palabra. —Sigo pensando que debiste haberla confrontado. —No. De ninguna manera. No sé dónde hubiera terminado si lo hubiera hecho. Parece muy loca. El post desapareció hace tiempo, así que a quién le importa realmente. —Bueno, no desapareció, pero está tan abajo en la página que estoy segura de que nadie se toma el tiempo para desplazarse por ella. Nadie ha dicho nada desde esas chicas, así que asumo que ahora estoy a salvo. Todavía me siento mal por aquellos cuyas fotos aparecieron para empujar la mía más abajo en la página. Las Olivias del Mundo no se darán por vencidas hasta que todos los que no estén a la altura de su nivel de belleza sean lastimados. —Hay una fiesta este fin de semana. Esta vez en casa de Lance Meier. —Has estado como en cuatro fiestas los últimos seis días. —No es que esté haciendo un seguimiento ni nada. Pareciera que todos los días me preguntara si quiero ir con ella. Después de esa primera fiesta, no estoy segura si la escena es adecuada para mí. Además, no quiero terminar bebiendo nuevamente y con todos a mi alrededor haciéndolo, hace que sea difícil resistirse. —No me juzgues. Me gusta divertirme. No meto mi rostro en un cuaderno escribiendo poemas todo el día. —¿Sabes sobre eso? —Sabe que escribo poesía, pero nunca me di cuenta que supiera de mi cuaderno con espiral de tres materias, que llevo conmigo la mayor parte del tiempo. Cuando estoy fuera del campus, escondo mi pequeña libreta en mi bolsillo trasero. —Por supuesto que sí. Te he visto antes en el patio escribiendo. Oye, lo entiendo. Tu poesía es para ti lo que mi arte es para mí. Pero vamos. Vive la vida. Tienes que estar escasa de material. No sé lo que quiere decir con eso. Escribir a diario no requiere que asista todos los días a una fiesta. He escrito un poema al día durante años. Dios, debí haber estado en segundo grado cuando escribí el primero. Las entradas diarias comenzaron en la secundaria. Mi poesía me ayuda, me permite olvidar a las personas que dicen cosas negativas sobre mí, llevándome a un mundo que solo yo conozco. Puede que no sea Emily Dickinson, Maya Angelou o Sylvia Plath, pero no intento ser ellas. Solo quiero ser yo, mis palabras en la página me ayudan a aceptar quién soy.

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—De todos modos, nadie me quiere allí. —Quiero decir, ambas estamos pensando lo mismo, estoy segura. Tuve suerte de que Jesse siquiera hablara conmigo. Pero era solo él. Janna incluso se fue a pasar el rato con Paul. Si voy, estaré sola de nuevo. —Eso no es verdad. Yo te quiero allí. Ella puede pensar que lo hace. Somos amigas, después de todo, y estoy muy agradecida de poder decir eso. Tina probablemente fue lo más cerca que estuve de una amiga, y aun así no pasamos tiempo juntas. Sin embargo, llevo a bajo el medidor de diversión de Janna. Ella quiere beber y fumar marihuana, y yo prefiero quedarme en la esquina donde pertenezco y observar. Sin embargo, está suplicando con sus ojos. —Lo pensaré. —No lo pienses. Hazlo —enfatiza la palabra hazlo, palmándome la rodilla—. Además, creo que Jesse estará allí. —¿Eso qué tiene que ver conmigo? —¿Qué tiene que ver contigo? Vamos, el tipo es atractivo y le gustas. —No, no es así. —Dudo que alguien del calibre de Jesse alguna vez se interese en mí. Además, ya estoy en el lado malo de Olivia. Quiere que me mantenga alejada de Jesse, y eso es fácil ya que no tenemos clases juntos, y solo lo he visto un puñado de veces. No me estoy metiendo a una situación que pueda empeorar las cosas. —Lo que digas. Janna está loca. No sabe de lo que está hablando. —Vas a fastidiarme hasta que vaya, así que será mejor que ceda ahora. —Ser felpudo es algo en lo que he llegado a ser buena. Deberían vender copias de mí en Target. Probablemente sería un éxito en ventas. —Tienes toda la maldita razón. Has tomado una buena decisión. Eso espero, porque hasta ahora todo lo que podría salir mal, ha pasado.

Lance Meier alquila un buen lugar para un estudiante universitario. Janna dice que sus padres son ricos y pagan el alquiler por él. Quiero comentar lo bueno que debe ser tener esa capacidad, pero no lo hago. Es fácil olvidar que, aunque este

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tipo Lance pueda tener la vida arreglada, su vida real puede no ser perfecta en absoluto. Reconozco a muchas personas de la fiesta pasada, pero a la mayoría nunca las había visto antes. También, muchos de ellos parecen mucho mayores que de edad universitaria. ¿Cómo se entera Janna de estas fiestas? —Quédate conmigo, ¿de acuerdo? —No quiero que vaya a ninguna parte. —¿Me vas a obligar a tomar tu mano también? —Tal vez. —Le guiño un ojo para hacerle saber que estoy bromeando, aunque una parte de mí quiere sostener su mano. No soy fan de las fiestas. La música es demasiado fuerte, puedo oler a gente fumando marihuana, y en general, estoy fuera de lugar. No espero que Janna lo entienda. Todos acuden en manada a ella. No es la chica más popular, pero no está almorzando en un baño. Ella es Suiza. Completamente neutral. A todos les gusta. ¿A quién no le gustaría? Es graciosa, bonita, y aunque pueda perderse muchas clases porque está durmiendo, siempre entrega sus cosas a tiempo y saca buenas notas. —Oh, mira, ahí está Paul. Deberíamos ir a saludarlo. —Se ríe junto a mí. —¿Ustedes están juntos? —Me pregunté eso desde la última fiesta, y tengo mucha curiosidad por saberlo. —Si te refieres a si es mi novio, no. No uso etiquetas. Si quieres saber si a él y a mí, nos gusta pasar un buen rato juntos, entonces la respuesta es sí. ¿No hay alguien con quien “pases el tiempo”? —Hace comillas en el aire en pases el tiempo—. Quiero decir, pensaría que sería Jesse, pero pareces muy en contra de esa idea. Si Janna solo supiera. No solo no me he acostado con un chico, sino que nunca besé a un chico con la lengua. Estaba el hijo del mejor amigo de mi padre, Brian, a quien besé en los labios en séptimo grado una vez. Luego estuvo Craig Vaughn quien me besó en la mejilla cuando tenía nueve años. A menos que el perro de mi tía babeando sobre mí cuente como una vez, me queda mucho por hacer. —Digamos que nunca tuve muchos chicos haciendo fila para salir conmigo. —Basta. No te creo ni por un segundo. —No puedes hablar en serio. —Es obvio que no soy la bella del baile. De todas las cosas que me he considerado en la vida, nunca, ni una vez me consideré hermosa—. Tienes suerte. Con ese cabello y esos ojos, estoy segura que siempre has estado saliendo con alguien en la escuela.

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—Nop. Solo con Grant y luego Tyler. Después que Tyler me engañó, decidí que nunca volvería a salir. Aventuras. Eso es todo. Entonces eso explica quién es Paul para ella. Una aventura. Sexo casual. No puedo decir que enredarme con alguien es algo que haría, ya que nunca he tenido la oportunidad, pero no creo que sea así. Aunque, la oportunidad nunca surgirá, así que no pienso demasiado en el resultado. Paul no esperó a que Janna se acercara a él, moviéndose hacia nosotras en cuanto la ve. —¡Hola, chica! Me alegra que vinieras. ¿Cómo estás hoy, Violet? ¿Deberíamos poner un colchón de aire en el baño? —Janna lo golpea en el brazo y le dice que se calle. —No, gracias. Planeo quedarme sobria esta noche. —¿Esa es la impresión que la gente tiene sobre mí ahora? ¿Me etiquetaron como esa chica? Incluso si volviera a terminar en el baño, ¿por qué es asunto de alguien? No me gusta que todos adivinen qué haré o cómo voy a actuar. —Eso es lo que dijiste la última vez. —Janna me pone en evidencia. Excepto que planeo mantener mi promesa esta vez. Beber solo conducirá a otra situación, y las personas harán más suposiciones. Janna puede bailar sobre la mesa, con todos grabándola con sus teléfonos y publicarlo en las redes, y no podría ser más feliz al respecto. Un incidente que apenas califica como un incidente ocurre y así mi cuerpo desnudo está en todas partes para que todos puedan juzgarlo. Si bebo, estoy segura que encontraré una nueva forma creativa de humillarme. —Tenemos algunas cosas buenas en la parte posterior. ¿Quieren unirse a nosotros? Janna voltea sus labios hacia mí. Ya me conoce lo suficientemente bien como para no invitarme. Puedo ser remilgada con algunos, pero no estoy bebiendo, y definitivamente no tomo ninguna droga. Sin embargo, Janna quiere mi permiso. Si le pido que se quede, lo hará. No lo dudo. Eso es suficiente para mí. —Adelante. Diviértete. Estaré bien. —Casi dudo de mí misma, pero soy una chica grande. Puedo mirar a la gente si eso es lo que tengo que hacer para pasar la noche. Agarro su brazo antes que se vaya. —Encuéntrame más tarde. Estaré sobria y nos llevaré de regreso al dormitorio. Si me necesitas, probablemente estaré sentada sola en el sofá.

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—Oh, detente. No estarás sola. Estoy segura que Jesse te acompañará. — Desearía que lo dejara, pero estoy bastante segura de que eso no va a suceder—. Vete. Diviértete. —Paul toma la mano de Janna y desaparecen en la parte posterior de la casa. Fluyo a través del tráfico de estudiantes universitarios, mirando a todos los que veo, tratando de ponerle nombres a los rostros. Casi me acerco a una chica que creo conocer, pero pronto me doy cuenta que solo nos cruzamos en el campus. No quiero hacer el ridículo tratando de platicar con alguien como si los conociera si nunca hemos tenido una conversación o incluso intercambiado un saludo. Finalmente, reconozco un rostro de una de mis clases. Lucho con el nombre. Comienza con S, estoy segura de eso. Es alta, con el cabello oscuro y rizado cortado justo debajo de las orejas. Sus mejillas siempre están sonrosadas, y siempre tiene una sonrisa en su rostro. De la nada, su nombre viene a mí. —¡Stephanie! —Me acerco a ella, suavizando mi sonrisa para que no parezca espeluznante. Está en mi clase de inglés, y hemos tenido algunas conversaciones. No se ve como alguien que se desviva por hacer que la gente se sienta mal. Mi primera impresión es que es una buena persona y que no pensaría hacer las cosas que hace Olivia. Consigue una A en mi libro por eso. —Violet, ¿correcto? Asiento, feliz de recordarla por su nombre. Aunque ella no sabe que tuve dificultades con el suyo, me da vergüenza que casi lo olvido. —Eres la última persona que esperaba ver aquí. Su comentario me confunde. ¿Qué quiere decir? ¿Se está refiriendo a mi falta de popularidad y al hecho de que alguien me invitó a una fiesta? ¿O me está considerando alguien tan centrada en los estudios que no asisto a fiestas? ¿Cuál es su impresión de mí? Pienso demasiado en eso. —Mi amiga Janna quería que viniera con ella. Se fue con su novio. Sé que no es realmente su novio, pero no sé qué se supone que deba llamarlo. ¿Estará con su amigo con beneficios? ¿El hombre con el que se acuesta de vez en cuando? ¿Un amigo sexual? Novio es mucho más fácil. —¿Quieres un trago? Aún no tienes uno. —Señala mis manos vacías. —No. Soy la conductora designada esta noche. —Lo seré cada noche. Por el resto de mi vida. Mejor prevenir que lamentar.

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—Me encanta esa canción. —Señala con el dedo el techo mientras Shawn Mendes canta. Con su bebida en mano, se mueve al ritmo de la música, y admito que me veo un poco tiesa de pie mientras baila. Muevo mi cuerpo hacia la derecha y luego hacia la izquierda. Hago esto unas cuantas veces antes hasta que me doy cuenta que parece como si estuviera aprendiendo a bailar en el gimnasio de sexto grado. A medida que avanza el estribillo, Stephanie salta arriba y abajo y grita con la música. Algunos otros se unen a ella, y antes que pueda decir adiós, está perdida en un grupo de personas bailando. —Bailaré contigo. Me giro para ver a Jesse. Su cabello está recogido en un moño, sus ojos brillantes me atraen hacia él, sus pestañas súper largas. —No bailo. —Y no haré el ridículo delante de él. —Bueno, lo sé. Lo que estabas haciendo no era bailar. Sin embargo, hiciste un buen intento. —Nunca he sido una gran bailarina —le digo mientras bajo la cabeza. Fui a algunos bailes en primaria pero no asistí a ninguno en secundaria. La noche de la fiesta de graduación fui al cine sola. Lo pasé mejor allí que en el baile. Al menos me digo eso. Toca mi barbilla con un dedo y levanto la cabeza. Sus ojos se encuentran con los míos, y por un momento me olvido de cómo respirar. —Puedes hacer cualquier cosa que te propongas. No lo olvides nunca. Quita su mano de mi barbilla, y me temo que se me caerá la cabeza, pero sigo así. —El único baile que he hecho alguna vez fue durante la clase de gimnasia o en la privacidad de mi propia habitación. —Bueno, si así es como te enseñaron a bailar en la primaria, es un milagro que estés incluso en la universidad. Me hace reír, y la comodidad me inunda. La música se ralentiza y suena una canción lenta. —Ese es más mi ritmo. —No necesito pensar demasiado ni aprender movimientos coreografiados. —Bien, entonces, ¿vamos? —Extiende su mano, y dudo un momento antes de tomarla. Espero que no sepa que estoy sudando. Levanta mi mano izquierda hacia

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su hombro derecho, y mantengo un pequeño espacio entre nosotros. No sé lo cerca que quiere que esté. O lo cerca que quiero estar. Puedo sentir su corazón golpeando contra su duro pecho de roca. Me pregunto cómo se verá debajo de la camisa que lleva puesta. Todo mi cuerpo está palpitando, y siento como si estuviera flotando fuera de mí misma. Somos los únicos en la habitación, parece, y puedo ahogar todo en el fondo. Somos Jesse, John Legend y yo. No creo que pueda pedir más. En un momento, la mano de Jesse está en la parte baja de mi espalda, y me acerca más a él. Mi respiración se acelera cuando estamos presionados juntos. Levanto la vista y me mira. Hacemos contacto visual, y antes de darme cuenta, se inclina hacia mí, con sus labios sobre los míos. Jadeo cuando me tocan, cada parte de mí explota. Su lengua hace un camino entre mis labios a mi boca, y me sorprende lo fácil que se me hace todo. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y agarro algunos mechones sueltos de su cabello. No quiero que deje de besarme. Nunca. He estado esperando toda mi vida por un momento como este. ¿Es demasiado pedir que sea para siempre? Por ese minuto, me olvido de todos a nuestro alrededor. Abrazo este momento y todo lo que es. Un chico me está besando, se lo estoy devolviendo, y no es una broma. Jesse se presiona más fuerte contra mí, pero termino el beso, alejándome de él. Esto no puede suceder. Tanto como lo quiero, y lo deseo, Olivia interfiere en mi cerebro, sus palabras de advertencia, o tal vez su amenaza, siempre están presentes en este momento. —¿Cuál es el problema? ¿Tan mal estuvo el beso? No. Fue el beso más perfecto en todo el mundo. —No. Es tu hermana. —¿Mi hermana? ¿Qué hay de ella? Me quedo en silencio, no estoy segura de cómo decírselo. No estoy segura si debería decírselo. ¿Incluso me creerá? No tengo pruebas de que me haya tomado la foto, aunque puedo decir al cien por ciento que me confrontó sobre él. No sé qué hacer. No quiero meterme entre hermanos. —¿Qué te dijo? —Su voz se profundiza a medida que sus palabras se alargan. Con dientes apretados, suplica, y luego exige que se lo cuente.

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—Bueno —titubeo, preguntándome cuánto decir. Por mucho que quiera decirle de la foto, no iré allí—. Me dijo que me mantuviera alejada de ti. —Es suficiente información. Se tapa la boca con la mano derecha y desliza la mano hacia abajo mientras niega. —¡Maldita sea! —Da un paso en la pequeña área en la que bailamos—. A la mierda mi hermana. Tengo noticias para ti, ella no toma mis decisiones. —Deja de pasearse, tocando un lado de mi rostro antes de besarme nuevamente. Quiero alejarme, temerosa de que Olivia nos vea, y al mismo tiempo no me importa si lo hace. No puede lastimarme más de lo que ya hizo. Al menos no lo creo. —Jesse —susurro su nombre, sabiendo que no puede oírme por la música. Lo digo de nuevo, más fuerte esta vez—. Jesse, ¿y si hace algo? —¿Qué va a hacer? Me gustas, Vi. Mucho. Que me condenen si dejo que mi hermana se interponga en mi camino de estar contigo. Si Jesse no está preocupado, tampoco debería estarlo yo. He dejado que la preocupación me consuma toda mi vida. He permitido que las cosas que las personas han dicho y pensado me afectaran demasiado. Llegó el momento de extender mis alas y salir de la crisálida. Estoy cansada de esconderme del mundo, asustada de mostrarme. ¿Voy a vivir mi vida con miedo a las Olivias del mundo? Presiono mis labios contra Jesse otra vez, lista para demostrar mi valor, pero encuentro mis ojos abiertos y todavía en busca de Olivia.

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Capítulo Siete Oda al Tiro con Arco

Intentaste destruirme, me hiciste sentir incómoda en este mundo.

¿Por qué me merezco esto?

Me das razones para pensar que soy inferior.

Todo basado en mi exterior.

Quiero saber qué te hace mejor que yo. Quiero saber por qué me apuntas.

Tiro al blanco.

~~~ Cruzo las piernas debajo de mi trasero mientras dejo caer mi cuaderno sobre mi regazo. Voy pasando las páginas llenas hasta que llego a una en blanco. Muy pronto tendré que empezar una nueva.

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Una pelota de pin pon pasa volando muy cerca de mi rostro. —¡Perdón por eso! —dice un chico sexy mientras pasa corriendo por delante para recuperar la pelota. —No pasa nada. —Sentada tan cerca de la mesa, sé que estoy en una zona de riesgo. No me importa. Esta es mi silla favorita para escribir mientras estoy en el patio. Reajusto mi visión, colocando mi bolígrafo en posición, y las palabras empiezan a fluir por el papel, mi escritura es irregular y casi infantil. Tiende a cambiar dependiendo del humor que este. Puede ir de redondeada y divertida a emocional y difícil de leer de una página a la otra dependiendo de qué esté escribiendo. Después de unas cuantas frases, miro a la gente que hay a mi alrededor. Un par de alumnos están estudiando juntos, otro tiene la nariz entre los libros, y evito hacer contacto visual con la pareja que se está besando en el rincón. Nadie se molesta en averiguar lo que los otros están haciendo. Sus ojos están en sus propios papeles, como debe de ser. El estudiante A no parece estar compitiendo con el estudiante B mientras el estudiante C desaparece por detrás. Todos nosotros estamos concentrados en nuestras propias cosas. Me gusta. Ese beso con Jesse, mi primer beso real, me ha inspirado de verdad. He conseguido escribir un poema completo a los pocos minutos de sentarme. Incluso un día después, todavía puedo sentir sus labios en los míos, ver el brillo de sus ojos mientras sonríe. Quiero besarlo de nuevo, pero no quedamos ni hicimos ningún plan para volver a vernos. ¿Vamos tan solo a seguir cruzándonos de vez en cuando, o a salir en una cita oficial alguna vez? Quizás el beso fue demasiado bueno para ser verdad. Imagino que él podría haber ido de vuelta a su habitación y pensar en lo molesta que era su hermana, y lo sería, si nosotros empezáramos a salir. No sé si quiero tener que tratar con ella. Pero Jesse, oh Jesse, pienso en él todo el tiempo. Definitivamente me gusta, a pesar de lo que le diga a Janna. Saco el pensamiento de él fuera de mi cabeza, volviendo a poner atención en mi cuaderno. Tengo una clase en cuarenta minutos, lo cual me da algo de tiempo para escribir. Justo en el momento en el que estoy a punto de empezar a escribir, alguien me interrumpe. —¿Qué es esto? —Olivia está de pie frente a mí, con una mano en la cadera, y la otra apuntando hacia mi cuaderno.

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Cierro el cuaderno y meto mi bolígrafo en el morral. —Nada. —No necesito explicarle nada o contestar a ninguna de sus preguntas. Sencillamente debería levantarme y alejarme de ella, pero no lo hago. Está plantada como una torre sobre mí, haciéndome sentir débil y pequeña, lo cual es su intención, estoy segura de eso. —Lo dudo mucho. —Se inclina hacia mí, y antes que me haya dado cuenta de lo que está haciendo, toma de un tirón mi cuaderno de poesía de mi regazo. Mis pensamientos más íntimos están en las manos de Olivia. Tiene acceso a mi placer y mi dolor. Esto es una pesadilla. —Devuélvemelo —digo en voz baja, con miedo de levantarle la voz. Mi exigencia suena más como una pregunta, y sé muy bien que no hará lo que le pida—. Devuélvemelo —repito de nuevo, un poco más alto, pero con mi voz temblorosa. —¿Qué? —Abre la primera página, mira las palabras, y sonríe—. ¿Un libro de poemas? Que tan de secundaria de tu parte. Quiero devolverle el insulto y remarcar lo infantil que está siendo ella para empezar, pero eso es lo que quiere. La cosa de no tener muchos amigos y tener gente burlándose de ti, es que llegas a saber cómo funcionan. Olivia quiere que reaccione. Busca confrontación, como un zombi buscando un cerebro que comer. Quizás si se comiera el mío, podría tener uno. —Ese cuaderno no te pertenece. Lo quiero de vuelta. —Salto de mi silla para recuperarla, pero no soy lo suficientemente rápida. Ella le arranca unas cuantas páginas, luego me devuelve el cuaderno. —Me quedaré con estas. —Las airea frente a mí como si fuera un abanico. —Esas me pertenecen. —¿Y qué planeas hacer? ¿Vas a salir corriendo a decírselo al profesor? Noticias de última hora: ahora estás en la universidad. No puedes ir corriendo a pedirle ayuda a nadie. Estás por tu propia cuenta. Tiene razón. No planeo ir a contárselo a nadie. Si lo hiciera, la gente se reiría de mí, me dirían que creciera. No pasaría nada. Nunca me molesté en hacer que castigaran a Kaitlyn Manwell o a Michelle Evans cuando trucaron una foto mía con Photoshop y me convirtieron en un perro unicornio. Así es, como suena. Mi rostro, orejas colgando, y un cuerno en mi cabeza. Lloré en el baño cuando ellas se pasaron todo un periodo de Biología llamándome con sobrenombres y gruñendo

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como si fuera un cerdo ese día que tuvimos un profesor sustituto. Me lo tragué. Lidié con eso. Es lo que hago. Quiero mis hojas de vuelta. Tengo una copia de todo en mi laptop, excepto lo que he escrito hoy. Siempre transcribo mis poemas a un documento electrónico en mi computadora. Quiero que la gente lea mis palabras un día. Pero no ella. No lo merece. —Las rosas son rojas —dice Olivia pretendiendo leer de la página—. Las violetas son azules. Miro al alrededor y aunque hace unos momento no me importaba que la gente no me prestara atención, ahora desearía que lo hicieran. Quizás alguien podría pararla. Yo debería pararla, pero estoy bloqueada en mi silla. Nunca he contestado a la gente que me ha tratado como una mierda. Mi madre me decía que eran niños comportándose como niños y que me aguantara. Así que lo hacía. Me encerraba en mi habitación y escribía poesía, apegándome a la poca gente que me aceptaba. El hecho de que unas pocas personas decentes existieran en el mundo, hizo esos cuatro años de instituto un poco más soportable. Cuando Kaitlyn o Michelle me hacían cosas malas, buscaba a las Tinas, por pocas que fueran. Pero ellas no están aquí ahora. No pueden ayudarme. Solo estoy yo. Olivia contra mí. —Las rosas son rojas, las violetas son azules —empezó ella de nuevo—. Violet está gorda como una vaca, y le encanta mugiiiiiirrrrrr. —Alargó esa palabra imitando el mugido de una vaca. Dentro de mí sabía que ella estaba siendo inmadura y se estaba comportando como tonta, pero solo quería que esto terminara. La sonrisa en su rostro hacía que mi estómago se revolviera. ¿Debería decir algo? ¿Qué diría? Si contestaba, la estaría animando. Podría levantarme y alejarme. Si hiciera eso, creo que me seguiría. Eso es lo que hacían en la escuela y en la secundaria. ¿Qué haría Janna? Janna probablemente se defendería. Quizás hasta le pegaría un puñetazo. Yo no soy violenta. No está en mi naturaleza. Pero, ¿podría decirle algo? ¿Qué palabras podrían afectar a alguien como ella? Recordé lo que me había prometido. No dije nada cuando había publicado mi cuerpo desnudo en internet. Me quedé plantada allí cuando me amenazó para que me mantuviera alejada de Jesse. Me estoy decepcionando a mí misma permitiendo que esto suceda. Quiero decir, ¿qué puede hacer si simplemente le respondo? Si no la toco, si tan solo me defiendo con palabras, ¿qué puede hacer realmente? ¿Qué haría ella?

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Jesse no parece tenerle miedo, en lo más mínimo. Janna nunca me dijo que me quedara al margen, tampoco. Nunca sabré lo que pasaría si no lo hago. —¿Cómo eras en el instituto, Olivia? —Estoy temblando tanto, que se me nota en la voz. Necesito controlarme, probarle que me puedo defender yo sola. Hablar de ella debería de hacer esto más fácil. Eso es lo que ella quiere, ¿no? Que todo el mundo la adore y ser siempre el centro de atención. Ella arruga la nariz e inclina la cabeza mientras el papel se arruga en su mano, destruyendo mi poema. —¿Qué quieres decir? Era popular, no como tú que probablemente comías tu almuerzo en el suelo de la cafetería, o incluso peor, en la biblioteca. Comía en la biblioteca todo el tiempo. También tenía un promedio de notas muy alta. Quizás no tenía la belleza, pero tenía el cerebro. Quizás me menospreciaba por mi cuerpo, pero nunca menospreciaría mi inteligencia. —¿Eras una de las que se reían de la gente menos popular que tú? Los hacías sentirse mal hasta que salían corriendo al baño a llorar. ¿Sin importarte cuánto destrozaras a la persona porque te hacía sentir en la cima del mundo? —Yo… No sabe que decirme. No me puedo creer que la haya hecho callar en su propia jugarreta, y tampoco se lo cree ella. —Te diré un secreto, Olivia. Tienes razón. Esto es la universidad. Y por si no lo has notado, eres la única que se comporta así. —Mi voz sube de volumen, y estoy sudando a través de mi camisa—. A nadie aquí le preocupa quién es más popular o si yo escribo poesía. Les importa dos mierdas qué peinado llevas o en la cama de quién dormiste ayer. Despierta, Olivia. Madura. El comienzo de un lento aplauso me saca de mi repentina descarga de adrenalina que le ha dado un empujón a mi carácter, el cual eventualmente se convierte en un aplauso completo. Cada persona en el centro de estudios está de pie, aplaudiendo mi discurso. Olivia me mira horrorizada, sus mejillas están tan rojas, que me quemaría la mano si la tocara. Rompe el papel que tiene en las manos y me lo tira a la cara. —Vas a pagar por esto pequeña zorra. Me quedo de pie todo lo alta que soy mientras ella se aleja, ignorando las páginas rellenas de tinta que han golpeado mis mejillas. Quiero desmayarme, pero

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no lo haré. Me giro hacia el otro lado y me dirijo directamente a la habitación de Janna.

—¡Amiga, no me puedo creer que le dijeras eso! Janna da una calada a su cigarrillo y suelta todo el humo, yo lo aparto abanicando con la mano. Han pasado veinte minutos y sigo inquieta, asustada que ella vaya a llamar a la puerta de Janna para enfrentarme, o acercarse a uno de los altavoces y leer algunos de mis pensamientos más íntimos de hace años atrás de un diario que probablemente me robara. Sé que todo eso es una locura, pero no puedo dejar de pensar en lo peor. —Disculpa. ¿Esto te molesta? ¿Qué le ha dado la pista? ¿Mi mano abanicando el humo o las veces que me tapé la nariz con la mano? —No. Está bien. —Después de mi confrontación con Olivia, la última cosa que quiero es empezar una con Janna. Ella me agrada. Mucho. Creo que la considero mi mejor amiga. Janna puede ser muy diferente a mí, pero creo que por eso me agrada tanto. Somos como el aceite y el vinagre, el azúcar y la sal, la mantequilla de maní y la mermelada. Puede que seamos opuestas, pero nos compenetramos, como las buenas amigas deberían. Aplasta el cigarrillo en la parte de afuera de la ventana. —Lo apagaré. Veo que te molesta. Me alegro que lo haga. El hecho de que me lea sin tener que decir nada, es importante en una relación. Las cosas pueden estar tensas con Olivia, pero tengo una amiga en Janna. —Entonces, ¿qué hizo? ¿De verdad solo se fue? —Bueno, me dijo que me cuidara, lo que sea que eso signifique. —Pero lo que podría significar me asusta. Después del fiasco de Collage Slam, no sé de qué será capaz. No quiero ser la persona más popular del campus, pero tampoco quiero que la gente actúe como si no existiera. Voy a estar moviéndome por este campus los próximos cuatro años. Quiero que sean agradables. ¿Cómo podría ella destruirme? Plasmar mi trasero por todas las redes sociales fue bastante valiente, pero de verdad creo que quiere hacer más. Tengo que mantenerme positiva. Quizás si pretendo que no me afecta, no lo hará—. Quiero decir, ¿qué puede hacer realmente?

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—Exactamente. —Se baja del marco de la ventana de un salto—. No mucho. Es una estudiante de primer año, como nosotras. A nadie le importa una mierda de cualquiera de nosotros. Mierda, que besaras a su hermano probablemente te haría más popular que cualquier historia que trate de inventar. —Primero, fue solo un beso y vamos a dejar a Jesse fuera de todo esto. Dos, a mí no me importa la popularidad. Nunca lo hizo. —A través de todo esto, los chicos escupiendo en mi cabello, propagando rumores sobre mí, riéndose cuando me quedaba leyendo un libro en vez de hacer algún deporte, nunca quise lo contrario ni por un segundo. Eso significaría que querría ser como ellos, y no quería eso. —Bien, bien. ¿Realmente piensas que solo fue un beso con él? Él está bien, y si puedes tenerlo, lo recomiendo. —Entonces, ¿ahora estás en el negocio de recomendar con qué gente me tengo que acostar? No estoy segura de estar cómoda con la dirección que está tomando esta conversación. ¿Creo que Jesse es atractivo? Por supuesto. ¿Quiero salir con él? No me negaría. Pero a pesar de cómo me siento, no puedo ignorar quién es su hermana. No podré soportar críticas diarias de ella por estar con él. —No, para nada. Solo estoy diciendo que si yo tuviera que hacer una recomendación, él estaría en la lista. —¿De verdad era tan popular en la secundaria? —Quiero saber cosas de él, todo lo que ella sabe. —No solo era así de popular, Violet. Él era el más popular. Olivia también lo era, pero por razones muy diferentes. Esa era una observación fácil de hacer. La gente como Olivia se metían bajo mi piel hasta tal grado que casi preferiría tener un alíen viviendo dentro de mí que tener un gramo de la maldad de chicas como esas. Considerando cuánto me desagradaban las películas de miedo, esa era una declaración bastante atrevida. Me siento en su cama y pongo la almohada contra mi pecho. —Dime cosas sobre él. Sobre ella también. ¿Por qué son tan diferentes? ¿Y cómo terminaron en la misma universidad? —No me sé toda la historia, solo lo que oí en la secundaria. Sus padres no están involucrados en sus vidas. Ellos han vivido en casas de acogida la mayor parte de sus vidas. Lo han llevado de maneras diferentes, supongo. Jesse se hizo más fuerte, y Olivia encontró que la única manera de lidiar con ello era siendo grosera con el resto del mundo, es lo que pienso.

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—¿Qué pasó con sus padres? Janna se encoge de hombros. —No estoy segura. Ahí es donde los detalles se ponen borrosos. Algunos dicen que murieron cuando eran pequeños, otros dicen que son adictos que entran y salen de la cárcel. Nadie lo sabe con seguridad. Pero sus padres de acogida tienen un montón de dinero, que es lo que los hizo entrar aquí. No creo que Olivia lo hubiera conseguido sin algún soborno financiero. Jesse es solo inteligente. No me puedo imaginar sin mis padres alrededor. Puede que ahora su atención esté más centrada en Rose, pero eso no cambia el hecho de que mis padres me quieren. Por supuesto que tenemos nuestros altibajos. ¿Qué familia no los tiene? Por lo que Jesse y Olivia han tenido que pasar, ni siquiera me lo puedo imaginar. Ya sea que sus padres estén aquí en la tierra o no, no suena como que lo hayan tenido fácil. Mi teléfono suena, avisándome que tengo una clase en cinco minutos. —¡Mierda! Tengo que irme pitando al otro lado del campus para mi clase de escritura. ¿Nos vemos luego? Janna sonríe, y sé que está orgullosa de mí. —Más te vale.

Peleé con mis padres por el curso de escritura creativa. Ellos decían que no era beneficioso de ninguna manera. Querían que me centrara en los cursos que tenía que completar para sacar el título. Mi condición fue que me dejaran hacer un curso de escritura al año. Obtendría mi título en finanzas, pero tenían que aceptar esto. Me costó mucho convencerlos, hasta que los amenacé con no ir a la universidad. Ni siquiera a una pública. Me convertiría en una escritora independiente y tendría que vivir con ellos hasta que pudiera escribir algo que me hiciera ganar el suficiente dinero para poder independizarme. Se rindieron. No estoy orgullosa de como conseguí apuntarme a esta clase, pero no me dejaron otra opción. Trabajaré duro los cuatro años de universidad, me graduaré, quizás incluso me asegure un trabajo en el mundo corporativo, pero la escritura, la necesito. Las palabras sobre el papel son como el aire para mí. Las necesito para respirar.

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Aunque, después de un mes en el curso estoy sufriendo. El profesor Howard no es que sea duro, es implacable. Mis notas de evaluación no se pueden comparar para esta clase. Tomé cursos avanzados en la secundaria, pero no eran tan duros como este. Me pasé la secundaria pensando que era una escritora con talento. La gente en este curso me ha dejado alucinada y hacen que sienta vergüenza. Janna me dice que aguante y siga escribiendo. Hoy el profesor Howard nos ha pedido que escribamos un poema, y por fin tengo la sensación de que es mi oportunidad de brillar. Me he obligado a hacer una historia corta y un bosquejo de personajes durante las últimas semanas sin querer volver a pensar en ello. Ambos volvieron marcados con tanto rojo que pensé que mi papel estaba sangrando. No esta vez. Termino mi trabajo mucho antes que la clase acabe. El hecho de que a los otros les cueste hacer esto me hace sentir un poco mejor. Los relatos cortos me sacaron de mi zona de confort y la poesía esta fuera de la de ellos. Me siento bien por lo que he escrito, dejándolo en el escritorio del profesor Howard con orgullo. —¿Terminó tan pronto? —dice echándole un vistazo a mi hoja, pensando sin duda en todos los otros trabajos que le he entregado y cómo he sufrido con ellos. Probablemente en su cabeza ya me ha reprobado, o en el mejor de los casos, dado una nota baja. —Sí. Soy más poeta que novelista. —Mi voz no tiembla. —Ya veo. —Toma la hoja con una mano y se coloca los lentes de leer con la otra. Cuando no me muevo, él levanta la mirada—. Por favor vuelva a su asiento, señorita Duncan. Floto fuera de mi cuerpo pensando si alguien lo habrá oído. Caminé hacia él con tanta seguridad, y me derribó con una simple frase. Suspiro, me giro, y vuelvo a mi asiento. Todos tienen la cabeza baja, escribiendo a mano. Me encanta que este profesor no deje tener laptops en la clase. Quiere que escribamos todo a mano, la cual es mi forma favorita de escribir. Ser capaz de tocar el bolígrafo y el papel, trae más cosas a mi corazón que lo que hace el golpear las frías teclas de un teclado. Miro hacia el escritorio del profesor Howard, y él ya ha bajado mi poema y está escribiendo en una libreta. Imagino que no dejé una impresión muy duradera en él. Suspiro. No me siento con ganas de escribir nada más ahora mismo. La reacción de mi profesor me ha puesto de mal humor, ha cortado de raíz mi confianza. Quizás vaya

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al patio más tarde para escribir allí. Parece ser que escribo algunas de mis mejores cosas acurrucada en el puf observando a la gente a mi alrededor. Saco mi teléfono, manteniendo un ojo en todos los demás a mi alrededor, en especial mi profesor. Mi teléfono cabe entre las hojas de mi cuaderno. Consigo escribirle un mensaje a Janna preguntándole si sigue haraganeando en su habitación y si quiere compañía más tarde. Me contesta que está con Paul de nuevo. Paul es genial, pero no creo que sea la mejor influencia para Janna. No sé cuánto bebía Janna antes de entrar en la universidad, pero no puedo imaginar que haya sido así. Sale de fiesta con él casi cada noche. Sigue negando que sean una pareja, pero sé que duermen juntos. Parece ser que su vida ahora es manejada por el sexo, drogas y alcohol. Si no tiene cuidado, sus notas bajarán. Ella no parece muy preocupada por ello, así que quizás yo tampoco debería. Tan solo no quiero que fracase. Justo cuando estoy a punto de contestarle para sugerir que nos encontremos en el patio a las siete esta noche, Jesse interrumpe con un mensaje. 70

Buenos días, preciosa.

Me sonrojo y releo las palabras una y otra vez. Preciosa. No quiere decir eso. Tan solo es algo que la gente dice. Como, “Qué bien estás hoy.” O “Me gusta tu camisa.” No soy lo que la gente llama preciosa. Nunca lo he sido. Janna, ella es hermosa con sus ojos almendrados y su pequeña figura. Mi ligero sobrepeso y cuerpo con forma de pera no llama mucho la atención. Por lo menos no de forma positiva.

No soy preciosa.

Escribo las palabras y mi dedo se queda suspendido sobre la tecla de enviar antes de apretarla.

Sí, lo eres. Acepta el cumplido.

Medio sonrió, pensando en mi padre diciéndome que era bonita cuando todos los chicos se metían conmigo en el parque a la vez. “Esos chicos están locos y


no sé de qué están hablando. Ellos son los feos, los que hacen cosas como esas. No lo olvides”. Me abrazaba muy fuerte, acogiéndome bajo el hueco de su brazo. Y no me dejaba ir hasta que dijera que era linda. Decía las palabras, pero nunca las creí.

Está bien. Gracias.

¿Qué más podía decir? Nada, eso es. Me pide que nos veamos esta noche. Tengo ganas de volver a verlo de nuevo, y aún no le he preguntado a Janna lo del patio. Le contesto que me encantaría verlo, y nos ponemos de acuerdo en el lugar de encuentro. Quiero gritar de alegría, pero me aguanto las ganas cuando recuerdo que estoy en clase. Meto mi teléfono en el morral y no puedo quedarme quieta en la silla. ¿Por qué no pueden ser ya las siete y media? Me quedan casi nueve horas hasta que vea a Jesse de nuevo. El profesor Howard nos despide cuando termina la clase. Agarro mi morral lista para correr hasta mi siguiente clase. Incluso después de un mes de estar aquí, sigo sin tener la mejor manera de llegar a mi siguiente clase sin llegar uno o dos minutos tarde. —Señorita Duncan, ¿podría concederme un minuto, por favor? La voz de mi profesor para mis pasos. ¿Por qué necesita que me quede? ¿He hecho algo mal? Escribí mi poema y se lo entregué. Esa era la tarea. ¿Pensó que era tan horrible que tengo que volver a escribirlo? Mi corazón se acelera, golpeando contra mi pecho con mucha fuerza, mientras engancho el morral en mi hombro y me acerco a su escritorio. —¿Sí, profesor Howard? Se quita los lentes y agarra mi poema. —Este es un trabajo muy bueno, Violet. Sus palabras me toman por sorpresa, y el asombro se puede ver en la expresión de mi rostro. —No te menosprecies. La ficción puede no ser tu fuerte, pero aquí tienes algo. ¿Cuál es tu especialidad? —Finanzas. —¿No es escritura creativa? Porque esa es la que debería de ser.

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¿Piensa esto incluso después del horrible personaje y de las dolorosas y malísimas historias? ¿Basándose en uno de mis poemas? —Bueno, mis padres no creen que pueda vivir de eso. —No puedes. No enseguida. Es un trabajo muy duro, pero, ¿cuál no lo es? Puedes escribir poesía y trabajar en la industria publicitaria. Puedes obtener un título por tu escritura y encontrar trabajo en algo relacionado con ese campo. Se queda esperando a que diga algo. Ya he tenido esta discusión con mis padres y no pienso tenerla con él. A no ser que pueda permitirme estudiar en la universidad por mí misma, finanzas es a lo que estoy destinada. Es aburrido y no lo que amo, pero estoy segura que podré encontrar ratos para escribir en el trabajo, justo como él dijo, con un diploma en Finanzas. —Mira. Hay un concurso de poesía patrocinado por la universidad. Me gustaría que te apuntaras con este. Trago tan fuerte que casi me ahogo con mis propias amígdalas. —¿Usted qué? —Esta es la primera vez que alguien me ha pedido que compita en algo. —Este poema. Es conmovedor, angustioso y tiene todo lo que el mundo necesita ahora mismo. —Abre su cajón y saca una hoja de papel, dándomela—. Aquí está la información. Considera la posibilidad. Tomo el papel y le echo un vistazo. No puedo entender nada de lo que tiene escrito. Estoy demasiado sorprendida como para intentarlo. —Por favor, piénselo. Doblo el trozo de papel por la mitad dos veces y lo deslizo en mi bolsillo trasero. —Seguro.

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Capítulo Ocho Pasión

El sabor de la miel en tus labios. Soy una flor esperando la polinización

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Aunque llegué unos minutos tarde a mi próxima clase, mi profesor ni siquiera se da cuenta. Soy sigilosa cuando entro hasta que me siento al fondo, elevada por mi conversación con el profesor Howard. Saco el volante de mi bolsillo trasero y lo aliso. Es sobre el 15º Festival Anual de Poesía. El evento tiene lugar cada abril justo antes de las vacaciones de primavera. Hay una cena y recepción con una ceremonia de premios. Me da la impresión que es un asunto importante. ¿Estoy lista para algo como esto? Mis poemas son buenos, lo sé, pero, ¿son buenos como para competir? Empujo el volante en mi libro de texto, sacándolo de mi mente. No puedo pensar en esto ahora mismo. Cuando mis clases terminan por el día, son casi las cuatro. Como algo en la cafetería antes de regresar a mi dormitorio. Una vez allí, me quito la camisa, sudada por correr de ida y vuelta entre clases todo el día, y la tiro al piso. Esta noche usaré mi blusa favorita azul verdoso, la que se complementa con mi cabello oscuro. Aliviada porque Olivia no está a la vista, dejo escapar un profundo suspiro y abro el cajón de mi cómoda. Mi ropa, toda mi ropa, está cubierta de espuma blanca. Recojo mi blusa favorita azul verdoso, ahora apenas azul verdoso, y paso los dedos por la capa lechosa que la cubre. Crema de afeitar.


Toda mi ropa está arruinada. Tuvo que haber sido Olivia. No hay duda de eso. Hago una pelota de mi blusa con mis manos y la meto en el cajón con el resto de mis ropas arruinadas. ¿Qué voy a hacer? No solo no tengo nada que ponerme esta noche, sino que a menos que sepa cómo arreglarlo, no tengo nada que ponerme hasta que pueda comprar ropa nueva. Le escribo a Jesse que no puedo reunirme con él. Mi corazón se hunde cuando presiono el botón de enviar. He estado esperando esto todo el día. Es casi como si Olivia lo supiera. Parpadeo para alejar mis lágrimas, sentándome sobre mis pies. Mi teléfono suena, y es Jesse preguntando por qué no puedo ir. ¿Qué digo? No quiero mentirle. No soy ese tipo de persona. Pero no puedo decirle lo que sucedió, o que Olivia es seguramente la culpable. No quiero causar una grieta entre nadie, especialmente Jesse y su hermana. No. Soy una niña grande. Una chica universitaria. Puedo con esto.

Algunas chicas pensaron que eran divertidas y pusieron crema de afeitar sobre toda mi ropa. Voy a lavar la ropa esta noche.

Algunas chicas, una chica, ni siquiera sé si hay alguien más involucrado. No conozco a ninguno de los amigos de Olivia, y no quiero hacerlo, considerando que podrían ser, y probablemente sean, como ella. No le estoy mintiendo al no revelarlo. Creo que Olivia está detrás de esto. Solo la estoy omitiendo de la ecuación.

¿Qué? Responde en su texto. Eso es infantil. Llegaré pronto para hacerte compañía.

Miro fijamente las palabras. ¿Quiere estar conmigo mientras lavo ropa? ¿Qué clase de hombre quiere pasar el rato en la lavandería toda la noche?

No. Te vas a aburrir.

Mi teléfono suena de inmediato.

No, no lo haré. Estaré contigo.

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Mi corazón, antes hundido, flota de nuevo a la superficie con sus palabras, y nunca había deseado lavar tanto en mi vida.

Una hora después estábamos en la lavandería de mi dormitorio. Estoy sentada encima de la secadora, y Jesse está sentado en una silla al revés, sus brazos cruzados encima del respaldo. Sus músculos sobresalen de las mangas de su camisa. Aquí estoy con mi ropa sudada del día, ya que no tengo nada más que vestir hasta que lave todo lo que tengo. —¿Te caíste? ¿Justo en el escenario? —Me estoy riendo de la historia de la graduación de Jesse. El único momento que los estudiantes más esperan durante nuestra trayectoria en la escuela secundaria, y él se cae sobre su trasero. —Boom. Bajé como una bolsa de ladrillos. Nunca lo olvidaré. Maurice Framer pisó mi toga por accidente, y caí hacia atrás, casi a cámara lenta. —Se agarra el estómago mientras ríe—. La cosa más divertida de la historia. —Así que aunque te haya pasado a ti, ¿todavía puedes reírte de eso? — Nunca he sido buena para reírme de mí misma. Principalmente porque tiendo a ser el blanco de las bromas. Incluso cuando Jesse se rio de su propia historia, dudé en unirme. —Por supuesto. Es importante reírse de ti mismo, incluso fundamental. —¿Fundamental? —Sí. Te encontrarás con tantos tipos de personas en la vida y pasarás por tantas situaciones estresantes. A menos que puedas reírte de ti mismo, nunca lo lograrás. Me encojo de hombros. Entiendo lo que dice, pero estoy segura que nunca ha sido un hazmerreír como yo. —¿Crees que la situación con mi ropa es divertida? —Estoy interesada en su opinión sobre esto. Solo pensar en Olivia abriendo los cajones de mi tocador, riéndose a carcajadas mientras rocía crema de afeitar por toda mi ropa, hace que me cueste respirar. ¿Se está riendo, pensando que también lo encuentro divertido? —No. Esto no es gracioso. Es irrespetuoso. Sería divertido si te lo hicieras a ti misma de alguna manera como perder el control accidentalmente de la botella y rociarla alrededor de la habitación como si fueras Bugs Bunny o algo así. Alguien que hace esto intencionalmente no lo es. ¿Sabes quién hizo esto?

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—No. —Avanzo con cautela, montando una delgada línea entre mentir y admitir la verdad. De todos modos, no tengo ninguna prueba de que su hermana esté detrás de esto. No quiero hacer declaraciones acusatorias sin importar cuán veraz crea que sean. Jesse respira profundamente y se echa hacia atrás desde la silla. —Olivia no hizo esto, ¿verdad? Me sorprende que haya preguntado esto. Al hacerlo, admite que ella es capaz, que tal vez ya haya hecho algo como esto antes. ¿Por qué más diría algo así? —No, no, no. No fue ella. —No puedo decirlo con seguridad. —Pero no sabes quién fue. ¿Quién más tiene acceso a tu habitación? Tengo que salir de esto. No quiero que corra hacia Olivia y diga algo. Eso solo empeorará las cosas. De toda la gente a proteger, Olivia está al final de mi lista, pero ella está en la cima si eso significa que Jesse esté involucrado. —No lo sé, pero estoy más que segura que ella ha estado en clase la mayor parte del día. Ha sido amable conmigo últimamente. No creo que fuera ella. Otra pequeña mentira. Espero que no se corra la voz sobre lo que sucedió en el patio. Entonces sabrá que me he estado alejando de la verdad. Planeo encontrar el horario de Olivia y memorizarlo para poder evitarla en el dormitorio lo mejor que pueda. —Me gustaría que me dijeras si lo fue. Olivia no siempre toma las mejores decisiones. A veces deja que los celos la atrapen y antes de que ella lo sepa, ha hecho algo estúpido. Dice esto como si ella tuviera el hábito de hacerlo, y él lo sabe muy bien. Me pregunto cuántas vidas destruyó en la escuela secundaria y con cuántas otras, además de la mía se está metiendo en la universidad. ¿Incluso se da cuenta del efecto que cosas como esta pueden tener en las personas? He sufrido por ello muchas veces, así que, aunque estas instancias me molestan, puedo superarlas. Puedo tomarlas al pie de la letra, darme cuenta que ella es la que está rota, no yo, y dejarlo atrás lo mejor que pueda. Puedo tratar de ignorarlo. Estoy acostumbrada a los chistes, los insultos, las miradas y los susurros. Después de un tiempo, se convierte en una parte de ti, te conviertes en eso. La fea. La extraña. Aceptas que eso es lo que eres, incluso si no es lo que quieres ser. —Lamento que actúe así.

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—No lo lamentes. No es tu culpa. Ahora es una adulta y toma sus propias decisiones. Puede elegir lidiar con su pasado haciendo que los demás se sientan miserables o puede tomar el camino correcto y usarlo para ayudar a los demás Quiero que dé más detalles, pero su mandíbula apretada y ojos tristes me dicen que no diga nada. Se está refiriendo a algo que no le gusta discutir, algo que mantiene cerca de su corazón. —Desearía que más gente pensara como tú. —¿Sí? —Digamos que, si hubiera más gente como tú, tal vez hubiera disfrutado más de los últimos doce años de mi vida. Se levanta de la silla y se acerca a mí. Está parado junto a mí, tan cerca que puedo oler los toques de pachulí11 en su colonia. Quiero cerrar los ojos y respirarlo. —Dime qué sucedió. Los escalofríos recorren mi cuerpo mientras toma mi mano en la suya, acariciando la palma con su pulgar. Quiero decirle todo en este momento, la historia de mi vida y todo lo que quiero para el futuro. Su toque es eléctrico, y con cada golpe de su mano, quiero confiar más en él. —No es nada. —No, no lo es. Si fuera nada, no habrías dicho eso. Tiene razón, pero no quiero repetir esos años. Se supone que debo ponerlos detrás de mí, sin la ayuda de Olivia. Él me suplica y me pide que lo deje entrar. —No… no quiero aburrirte. —Nunca podrías aburrirme. Nos miramos el uno al otro, y no estoy segura por dónde empezar. —Los chicos, no fueron tan amables conmigo. Hicieron todo lo que pudieron para hacer mi vida miserable. Mientras recibías una explosión de aplausos en tu graduación de la escuela secundaria, mis compañeros de clase me ladraban. —¿Te ladraban? —Sí. Ya sabes, guau, guau. Porque eso es lo que le hacen los chicos a la chica fea.

Es una planta y aceite esencial obtenido de las hojas de la planta del mismo nombre. La esencia de pachulí es fuerte e intensa. 11

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—Nunca digas eso. —Agarra mi otra mano y luego las suelta, tocando con sus manos mis mejillas—. Eres hermosa, Violet Duncan. No merecías eso, y no te mereces esto. Eres mucho mejor que todas esas personas. No lo olvides nunca. Nuestras miradas rebotan una contra la otra y la brecha entre nosotros se acorta. Puedo sentir su aliento en mi rostro. —Vi, estoy tan feliz que hayas llegado a mi vida. Te protegeré de ellos. De todo esto. Lo prometo. Sus labios chocan con los míos, y me recuesto contra la secadora mientras se inclina hacia adelante. Él besa mis labios, mis mejillas, mi cuello. Cuando sus manos se arrastran hasta la parte inferior de mi camisa y buscan una entrada desde abajo, lo aparto. —Lo siento. No debería haberte besado. —Se disculpa por algo que los dos queríamos. —No. Me alegra que lo hayas hecho. Solo... no estoy lista para el siguiente paso. Todo esto es nuevo para mí. —¿Nuevo para ti? —Frunce el ceño y luego vuelve a la normalidad mientras junta dos y dos—. Oh, nuevo para ti. Lo he perdido. Lo último que quiere un chico en la universidad es una chica que no vaya a segunda base principalmente porque nunca antes lo ha experimentado en su vida. ¿Cuántos entran a la universidad de esa manera? No muchos, eso es seguro. —Lo entiendo si no quieres volver a verme nunca más. —¿Qué? Por supuesto que quiero verte. —Pasa sus dedos por mi cabello—. Podemos tomar esto tan lento como lo desees. Vale la pena esperarte. Por un momento, casi le creo.

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Capítulo Nueve Mi verdad No muero por ser el centro de atención. No lo necesito. No quiero ser sofocada. Esa no soy yo. Solo quiero ser una parte de nuestra familia.

~~~ —¿Crees que alguno de ellos se disfrazará? —Will toma una gran bolsa de dulce en forma de ojos del estante y la lanza en el carrito. —Mejor que lo hagan desde que estamos haciendo todo este trabajo. Cuando dimos una opción entre una fiesta de Halloween y una película, la fiesta ganó por mucho. Una película habría sido mucho menos costosa. —Especialmente desde que Will y yo estamos pagando mucho de esto. Will y yo hemos estado en la tienda local de artículos de fiesta durante la última hora llenando un carrito con decoraciones, comida y otros artículos relacionados con Halloween. Halloween está a solo tres semanas, pero conmigo solo trabajando dos días a la semana, tenemos que prepararnos con antelación. Me alegra que Will estuviera de acuerdo en reunirse conmigo fuera de las horas de trabajo para que podamos hacer esto. —¿Te vas a disfrazar? Will no debería ni siquiera preguntarme eso. Debería saberlo mejor. —Por supuesto que sí, y espero que tú también. No seré la única disfrazada. —No lo serás. ¿No acabas de decir que los residentes se disfrazarán, también?

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—No hay garantía de que lo hagan. —Puedo prometer que Lola lo hará. Se disfrazaría cada día si pudiera. Una personalidad como la suya está hecha para Halloween, o cualquier fiesta por lo que importa. Hace lo mejor de cada situación, y su actitud contagia a todos a su alrededor. —¿Ya sabes cuál será tu disfraz? Había pensado en ello, pero no puedo decidir. Puedo ir a la tienda o probar hacer un atuendo por mi cuenta. Con la universidad y los exámenes de medio semestre acercándose, no estoy segura que pueda lograr eso. No quiero pasar cada minuto que tengo cosiendo un disfraz. No creo que nadie aquí incluso notaría si me disfrazo o no, así que bien podría no poner mucho esfuerzo en eso. —No estoy segura. Estoy pensando en tal vez Emily Dickinson. —¿Quién es esa? —¿Hablas en serio? Ella puede ser una de las mejores poetas del mundo. —¿Ha escrito algo últimamente? 80

No puedo creer lo que estoy escuchando. Quiero golpear mi cabeza contra el estante junto a mí. Mi boca cae abierta y soy incapaz de formular una respuesta. —Estoy bromeando, Violet. Dejo salir un suspiro de alivio seguido por una risa. —Gracias a Dios. —Por lo general no leo poesía, pero recuerdo leerla en secundaria. —¿Qué lees ahora? Se encoge de hombros. —No mucho. Estoy demasiado ocupado con la universidad. Demasiado ocupado. Desprecio esa excusa. Puede admitir que no le gusta leer. No hay nada malo con eso. Si alguien quiere hacer algo, lo que sea, hace el tiempo. Se trata de dónde están tus prioridades. —Bueno, ¿qué haces para divertirte? —Sí. Leo por diversión. Es una cosa que me ganó la etiqueta de nerd, lo cual creo que es tonto, así que no me importa. Cuando estaba en sexto grado, leía libros mucho más avanzados para mi edad. Los libros para mi edad me aburrían a muerte. Me sentaría en el autobús con las rodillas presionadas contra el asiento frente a mí, leyendo todo el camino. Los libros me permitían escapar de mi realidad. —Juego al golf de disco.


Está hablando un lenguaje extranjero. —¿Qué es eso? —¿No sabes lo que es el golf de disco? —Detiene el carrito, su boca abierta. —Um, no. ¿Eso me hace una persona terrible? —No es como si negara conocer a un poeta bien conocido o algo. Él es atlético, supongo, y estoy lejos de eso. —No, no terrible. Solo en verdad, en verdad protegida. —Si tuviera alguna idea de cuán protegida estoy realmente, estaría en el piso riendo en vez de solo de pie con su boca abierta. —Está bien, bueno, es mucho como el golf regular —continua—, excepto que es jugado con un disco volador… —¿Como un ovni? ¿Uno pequeño? —¿Qué? No. —Estoy bromeando, Will. —No puedo creer que pensó que me refería a un objeto volador no identificado. Debería conocerme lo suficientemente bien para saber que no soy idiota. —Oh, lo siento. Eso es gracioso. —Mi broma no se entendió, pero me sigue la corriente, de todos modos—. Básicamente, hay un trayecto alrededor del parque y lanzamos el disco a un objetivo. —Espera, ¿son esos artilugios de metal, las canastas de forma rara? —Esas mismas. —¡Las he visto! A menudo me preguntaba para qué eran. —Pasando por el parque las había notado y visto personas lanzando algo hacia ellas. Nunca me molesté en buscarlas en Google y averiguar para qué eran en realidad. Sabía que nunca jugaría, así que, ¿por qué molestarse? —Juego en una liga. —¿Hay una liga para eso? Empuja el carrito a un lado y comienza a caminar otra vez hacia la caja. —No actúes tan sorprendida. Incluso he ganado algunos trofeos. —Bueno, entonces. Estoy muy impresionada. Llegamos a la caja registradora y comenzamos a poner los artículos en la banda transportadora.

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—Bien. Quiero impresionarte. Me detengo a medio camino de poner un artículo en la banda. ¿Habla en serio? Levanta la mirada hacia mí y guiña, sus ojos más suaves de lo que han sido nunca. ¿Qué est{ tratando de decir? No puede… no. Eso no es posible. No quiere impresionarme. No tiene razón para hacerlo. —¿Encontraron todo lo que buscaban? —Una joven con una etiqueta que dice Brynn pregunta detrás del mostrador. Todavía mirándome, Will responde: —Casi.

El letrero de bienvenida a las familias ocupa el frente de la universidad, es la señal más grande que he visto nunca. El campus está lleno de mamás, papás, hermanas, hermanos, abuelos y otros familiares. El festival de otoño es un evento que nos permite un día para relajarnos y traer a nuestras familias a divertirse. Estoy encontrándome con mamá, papá y Rose cerca de los escalones en la entrada. La distracción es bienvenida. La conducta de Will hacia mí en la tienda de fiestas a principios de semana fue difícil de leer. En el pasado nunca consideré que podría gustarle, pero la forma en que actuó decía algo diferente. Trabajo con él, y estoy con Jesse. Incluso si no estuviera con Jesse, no nos veo siendo una pareja. Probablemente lo estoy sacando de proporción, de todos modos. ¿Cuáles son las probabilidades de que no solo uno, sino que a dos chicos les guste? Bastante pocas. Cuando llego a los escalones del frente, mis padres están ahí, personas mirando. Los brazos de mi papá están cruzados, descansando en su vientre, y mi mamá tiene su nariz en el teléfono. No veo a mi hermana. —¿Dónde está Rose? —¡Cariño! ¡Hola! —Mi papá envuelve sus brazos alrededor de mí en un gran abrazo, seguido por un incómodo medio abrazo de mi mamá—. Rose no se está sintiendo bien hoy. Tiene fiebre así que tu tía Fiona la está cuidando. No he visto a mi hermanita desde comienzos de septiembre, y la extraño. Sin embargo, estoy sorprendida que mi mamá incluso vino, dejando a su bebé con otra mientras está enferma. —No podemos quedarnos mucho. Estaba dormida cuando nos fuimos y estoy segura que una vez que despierte estará molesta porque me fui.

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Y ahí está. Mi mamá no puede estar cien por ciento presente cuando está aquí. Su mente estará en Rose todo el tiempo. Preferiría que solo se hubiera quedado en casa si iba a ser así. Es un día. Puedo manejarlo. Quiero decir, supongo que tengo que hacerlo si quiero pasar tiempo con mi papá. Mi mamá se mueve por su teléfono, sin duda enviando mensajes a tía Fiona y revisando a Rose. Pensé que un teléfono inteligente sería bueno para mis padres, pero mi madre es la peor con eso. Al menos que esté con Rose, nunca baja esa cosa. Ni siquiera sé lo que hace con eso la mitad del tiempo. Enviando mensajes supongo. No es una persona de juegos, y no es muy diestra en Facebook, incluso aunque está registrada. No puedo pensar en otra razón para que esté pegada a su teléfono. —¿Qué deberíamos hacer primero, Vivi? Mi papá no me ha llamado Vivi en años. Dios, creo que antes incluso de que me graduara de secundaria. Siempre me desagradó el apodo, pero nunca le dije eso. Era algo que solo él me llamaba, un apodo reservado solo para él. —Podemos caminar alrededor y revisar los juegos y comida. No estoy segura para qué estoy de humor. Comenzamos con la comida, algo con lo que papá y yo a menudo nos vinculamos. Comemos cada uno un perro caliente y una bolsa de papas fritas mientras mamá mordisquea un bollo y bebe su agua embotellada. Para el momento en que llegamos al área de juegos, tengo dos botellas de 350 ml de Mountain Dew12 en mi sistema y estoy llena. —Violet, querida, ¿cuándo vas a dejar el refresco? Y por el amor de Dios, puedes comer algo más sano que un perro caliente. Todo eso te está pasando factura. —¡Wendy! —Mi papá le señala que deje sus comentarios insensibles. —Está bien, papá. —Sé que no soy talla seis como mi mamá. Ella ha sido afortunada toda su vida por haber sido delgada. Estoy en una delgada línea entre sana y sobrepeso, y con mi cuerpo de 1.64 metros, cargo un peso muy diferente al de ella. Mis mejillas pueden ser rechonchas y mi estómago puede desparramarse dependiendo de los pantalones que esté usando, pero tampoco no es como si me sentara sobre mi trasero todo el día. Estoy corriendo de clase en clase y tratando de permanecer activa. Así es como soy. Tómalo o déjalo.

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Refresco cítrico fabricado por PepsiCo.

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—¡Violet! —Janna rebota enfrente de nosotros, una réplica casi exacta de ella de pie a su lado—. Esta es mi mamá, Mallory. Mamá, esta es Violet, la chica de la que te he estado hablando. Me pregunto qué ha estado diciendo. Siempre estoy curiosa de lo que la gente dice cuando me describen a otros. La mayoría de las veces es mejor no saber, pero creo que Janna sería una de las pocas con comentarios en verdad agradables. —Violet, es tan bueno conocerte. Janna te adora. —¿De verdad? —Mi mamá levanta su cabeza de su teléfono lo suficiente para poner una mirada confundida. —Janna, estos son mis padres, Wendy y Steve. Todos dan cortos saludos y sacudidas de manos, y entonces estamos de pie en un incómodo silencio. —Entonces Violet, Janna me dice que escribes poesía. Contengo el aliento en mi garganta. Esto es un tema delicado que no quiero tomar en el medio de una feria. Solo comenzará una discusión con mis padres otra vez. —En mi tiempo libre. Estoy trabajando para obtener un título en finanzas. —Eso es encomiable. Sin embargo, si eres tan buena deberías considerar inglés. Tal vez puedas enseñar o estudiar en el extranjero. Sus palabras son las que desearía vinieran de mis padres. En su lugar, mi mamá se hace cargo. —Ha elegido una especialidad mejor. Los maestros no hacen mucho dinero y Violet nunca sobreviviría en el extranjero. ¿No lo haría? ¿Cuáles son los requisitos? Me encantaría ir a Francia o Italia. Seguro, no hablo el idioma, pero eso no significa que no pueda ir. Y una vez que me gradúe de aquí, ¿quién va a detenerme? ¿Sería la misma persona si dejo este país, la fealdad y lo rareza que sigue, o sería la mejor forma de comenzar de nuevo? Algo a considerar, supongo. —¿Has visto a Jesse? —Janna sabe cuándo redirigir la conversación, y estoy agradecida por eso. —No. ¿Está por aquí? —No lo he visto hoy, y estaría mintiendo si dijera que no quiero besarlo otra vez. Y otra vez. Y otra vez. —Sí, los vi a él y Olivia con algún tipo.

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—¿Quién es Jesse? —La voz de mi papá se profundiza con preocupación, en la forma de un papá siendo protector con su hija. Él nunca ha tenido una razón para protegerme antes. —Oh, nadie. Es un chico con el que Janna fue a la escuela. —Ya veo. —Mi papá asiente, y sé que está tratando de leer mi lenguaje corporal. —Como sea, tenemos que irnos. Te hablo después, Janna. —Llevo a mis padres lejos de ella, asustada que pregunten si hay algo pasando entre Jesse y yo. No sé si les importaría o no, pero como sea, no quiero un interrogatorio al respecto—. Papá, hay un juego de poner el aro en la botella. ¿Quieres intentar? Él toma mi mano y me lleva a la estación. —Por supuesto. —Golpea un billete de un dólar, y la persona detrás de la estación le da tres aros. Mi papá arroja uno y rebota en una botella y cae al suelo. 85

—¡Eso fue horrible! —Aplaudo, sin embargo, animándolo a seguir intentando. Intenta y falla otra vez. Un tiro más. Él solía siempre ganarme premios en estos juegos. Sé que puede hacerlo. Miro atrás y mi mamá está en su teléfono de nuevo. Me pregunto si incluso se da cuenta que estamos jugando un juego. Me pregunto: ¿Hace esto cuando está en casa con Rose? Mi papá trae su mano atrás y lanza el aro, y… ¡bam!... cae en el centro. —¡Ganaste! —Salto arriba y abajo y le doy a mi papá un abrazo. El caballero detrás del mostrador le da a mi papá un unicornio de peluche el cual me da. —Aquí tienes, Vivi. —Gracias, papá. ¿Por qué no se lo das a Rose? Estoy triste que no pueda estar aquí hoy. Esto la hará feliz. —Ella puede añadirlo a su colección interminable de animales de peluche. Lo toma de vuelta y asiente. —Siempre has sido un alma tan dulce. Esa es la terminología que usó Lola, también. Creo que “alma dulce” es código para linda por dentro, no atractiva por fuera. Acepto el cumplido, sin embargo, y enlazo mi brazo en el suyo mientras continuamos a través de la feria


por la siguiente hora. Mi papá está cansado de toda la caminata y mi mamá no quiere estar aquí en absoluto. —Steve, cariño, Fiona me envió un mensaje. Rose despertó y está preguntando por mí. Mi papá deja salir un pequeño suspiro, lo suficiente pequeño para que lo escuche. —Está bien. —Se gira hacia mí—. Mejor nos vamos. Esto fue divertido. Espero que lo estés haciendo bien en tus clases y que te permitas algo de tiempo para la diversión. —Lo hago. —No quiero que se preocupe. Lo mantenía en la oscuridad cuando se trataba de como las personas me trataban en la escuela. Es mejor que no sepa sobre Olivia. Digo adiós a mis padres y creo que estoy lista para dirigirme de vuelta a mi dormitorio. He tenido suficiente con la caminata alrededor del campus y quiero acostarme. Mientras tomo un atajo por el área de juegos, el del pastel en la cara llama mi atención. Me perdí esto cuando estaba con mis padres. Tal vez tenga tiempo para un tiro rápido antes de volver a mi habitación. Me acerco al juego y cuando veo a la persona detrás del recorte de payaso, me río. —¿Jesse? ¿Eres tú? Él salta de detrás del cabello salvaje de cartón y el llamativo disfraz. —¡Violet! Iba a enviarte un mensaje más tarde. —Se mueve hacia mí en lo que se siente como cámara lenta. Casi no puedo creer que se esté acercando a mí. A mí. —¿En serio? —Por supuesto. —No vacila en poner un beso en mis labios. Es lo que los novios hacen, ¿cierto? Y estoy bastante segura de que es mi novio. Nunca en un millón de años pensé que tendría uno. Dejé el sueño de una relación antes que incluso entrara en secundaria. Ahora, aquí está, pasando. Aunque el pensamiento de Olivia atrapándonos todavía me asusta. Sé que a él no le importa, y tampoco debería importarme a mí, pero él no tiene su cuerpo plasmado en internet. No tuvo sus ropas arruinadas con crema de afeitar. —Mis padres acaban de irse. Me dirigía a mi habitación. —Janna dijo que lo había visto con algún tipo. Me pregunto quién era y a dónde fue. Y dónde está Olivia ahora mismo. Miro alrededor pero no la veo. —Rayos. Estaba esperando conocer a los padres de esta hermosa dama.

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—Basta. —Muevo mis manos a él con incredulidad. Toda mi vida quise ser pensada como hermosa, y ahora que Jesse me llama así, tengo un momento difícil para creerlo. —No lo haré, y empezarás a aceptar mis cumplidos. —¿Lo haré? ¿Y qué si no lo hago? Da un paso más cerca y pone sus brazos alrededor de mí. —Entonces tendré que seguir dándotelos. Una y otra vez. —Besa mi oreja mientras susurra y envía escalofríos por mi cuerpo—. Y otra vez. Lo quiero ahora, y casi no me importa quién esté alrededor. Solo nos hemos besado, pero quiero más. Imagino sus manos sobre cada centímetro de mi cuerpo, frotando mi espalda, muslos, tirándome más cerca de él. Retengo un gemido, asustada de avergonzarme. —Quiero lanzarte un pastel. Da un paso atrás y abre los ojos. —¿Disculpa? Señalo al recorte de payaso. —Ah. Bueno, pide y recibirás. —Aplaude y corre atrás del recorte—. Tienes una oportunidad. ¿Crees poder hacerlo? —Bueno, lanzo como una chica, así que probablemente. —Le guiño y pienso dos veces sobre arruinar su dulce sonrisa con un pastel. Pero lo haré de todos modos. Recojo el pastel y ajusto mi objetivo. Me temo que cuando lance el pastel perderé mucho glaseado mientras esté en el aire. Quizás la clave es no lanzarlo derecho sino hacerlo en algún ángulo. Tiro mi brazo hacia atrás y lo dejo ir, el pastel est{ volando por el aire, y… zas… golpea justo en el rostro de Jesse. —¡Te tengo! —Cubro mi boca con mis manos. No estaba segura que iba a hacer eso. Jesse sale del recorte de cartón y se acerca a mí, su rostro cubierto con el glaseado blanco. Está en su cabello y camisa. Cuando me alcanza, con su rostro lleno de pastel me besa, y ahora estoy cubierta en eso. —Seguro que lo haces, Violet, y parece que te tengo, también.

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—Nunca he sido demasiado aficionada a las alturas. —Jesse y yo nos sentamos en una cesta en la cima de la noria. La vista es perfecta. Todo el campus debajo de nosotros iluminado con las luces del festival, y a la altura que estamos, solo podemos escuchar la ligera brisa y la respiración del otro. —¿No? ¿Entonces por qué insististe en subirnos a este entonces? Es verdad que urgí a Jesse a montar la noria. Mi corazón se acelera al estar tan alto en el aire con nada para atraparme si caigo. Sin embargo, con Jesse junto a mí, mi miedo se calma. Estoy segura. Si cayera, él me salvaría. —Siempre ha sido mi favorita. No tengo una fobia a las alturas. Prefiero quedarme lo más cerca del suelo que pueda. Pero hay algo sobre estar aquí arriba, lejos de todo, donde nadie puede verme. Esos en el suelo, no tienen idea de quién está aquí arriba. Puede ser la chica más hermosa en el mundo, o yo, y nunca lo sabrán. —¿Por qué haces eso? —me pregunta. Toma mi mano en la suya y la aprieta. —¿Hacer qué? —Rebajarte. Hablas de ti como si fueras invisible, y cuando eres visible al mundo, eres eso menos que un ser humano al que la gente quiere mirar. ¿Por qué haces eso? Me encojo de hombros, el aire quema mis ojos mientras retengo las lágrimas. Ni siquiera había respondido y ya quería llorar. Así no es como quería que fuera el paseo. No quería venir aquí y llorar sobre su hombro. No pedí la lástima ni nada. Solo dije la verdad. —Vamos a dejarlo como que los últimos doce años de mi vida no han sido fáciles. —No, no vamos a dejarlo en eso. Dime por qué. Has dicho esto antes. Quiero saber que te trae tanto dolor, Vi. ¿Qué causó que creyeras que no eres hermosa? Nuestro asiento se mueve hace adelante mientras el operador deja bajar a las personas. Nos movemos un poco y agarro el costado como si estuviéramos a punto de salir. El silencio de antes desaparece y de repente puedo escuchar todo el júbilo de las personas jugando los juegos de la feria y las risas de todos. Pepinillos fritos mezclados con palomitas ligeramente quemadas llenan el aire. Tengo diez años, de pie en el centro de un círculo de mis compañeros de clase en la feria del pueblo. Todos están señalando y riéndose de mí, ladrando como perros, mugiendo como vacas, llam{ndome fea y golpeando sus piernas mientras gritan “Muslos Gordos”.

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Josh Sadowski comenzó todo, animando a la multitud. Siguió hasta que estallé en lágrimas y corrí detrás del establo. Me quedé ahí por casi una hora antes que mi papá me encontrara. Recuerdo cómo les rogué a mis padres dejarme caminar por la feria con todos los de la escuela. Los padres de todos lo demás lo permitieron, y quería encajar. Deseé que mi papá me dijera que no. Entonces tal vez no habría pasado, y no se habría ido en espiral al desastre que se convirtió con los años. Quiero culpar a Josh de todo. Él se mudó después de ese verano y nunca lo vi otra vez. Sin embargo, no es culpa de Josh. Si hay una cosa que he aprendido es que eres responsable de tus propias reacciones a las cosas. Tomó todo mi segundo año de secundaria darme cuenta de eso. Pero eso no significa que duela menos o que el efecto sea inexistente. —¿Vi? ¿Vas a decir algo? Nos balanceamos un poco más mientras nos movemos hacia adelante. No sé qué decir, o cómo decirlo. ¿Qué si se aleja de mí? ¿Qué si quiere quedarse conmigo? No sé qué es peor. ¿Cuánto tiempo hasta que se dé cuenta de la verdad sobre mí? —Jesse, me gustas. —Me gustas, también. Pensé que nuestra atracción mutua era obvia. No sé qué es lo que le gusta de mí. Ciertamente no es mi rostro. Hay tanto sobre él, además de lo físico. Es amable y gracioso, y me dejó lanzar un pastel a su rostro. Me doy cuenta, sin embargo, que esto no funcionará. No es solo Olivia. Dios, desearía que fuera el único obstáculo. Venimos de dos mundos diferentes. Esto no es una comedia romántica donde el deportista se enamora de la nerd. Eso no es la vida real. Solo no lo es. Entre más pronto yo lo acepte, mejor. Avanzamos otra vez, y ahora somos los siguientes en bajar. Tengo que hacer esto rápido. —No estoy segura que esto entre nosotros, lo que sea que sea, deba continuar. —¿Qué? Esto viene de la nada. ¿Qué pasó en los pasados, qué, diez minutos? —Nada. Nada pasó. —¿Entonces por qué terminar esto?

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Pienso en Olivia y las chicas del baño. Incluso si lo gritamos al mundo, las personas no creerán que estamos juntos. E incluso si lo estamos, eventualmente él recobrará el sentido y se preguntará por qué está perdiendo el tiempo conmigo. —Estar aquí, en la noria, mirando abajo a todas las personas en el campus, trae malos recuerdos. Y ayudó a poner las cosas en perspectiva. Jesse se gira, así que está enfrentándome, su mano sosteniendo la mía. Debería irme, pero no quiero. Quiero que su toque persista. —No tiene sentido. Esto es completamente sin sentido. Eres quien quería venir aquí arriba. —Lo sé. —No puedo tratar con esto. No quiero—. Debería concentrarme en mi primer año aquí. Un novio es demasiada distracción. —¿Piensas en mí como en una distracción? No. En realidad, no. Él es todo lo que alguna vez he necesitado. Ha sido el único que he visto en mis sueños, él único que pensé que nunca vendría. Está aquí, y no quiero despertar. Estoy dejando esto antes que sea demasiado difícil despertar. Somos los siguientes en bajar. El operador abre la barra de seguridad y salgo. —Solo somos demasiado diferentes. Tengo que irme. Tal vez te veré por ahí. Me demoro un momento, respirando profundo mientras me obligo a no retractarme de todo lo que dije. Él no responde, creo que está anonadado por lo que estoy diciendo. Me despido con la mano, me giro, salgo de la noria y me dirijo a mi dormitorio.

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Capítulo Diez Matón

Tal vez quieras lastimarme, destruirme y devaluarme. Tu objetivo puede ser asegurarte de que nunca sea quien quiero ser.

Me levanto y saco el cuchillo de mi espalda. Me levanto y contengo toda la empatía que te falta.

No puedo esperar y ver a alguien sufrir, aunque sé que tu corazón no funciona igual.

~~~ Si alguien conoce las lágrimas bajo una manta, soy yo, y eso es lo que sucede cuando entro a mi dormitorio. Todo lo que veo es un bulto en la cama de Olivia, algunos mechones de su cabello contra la almohada. Soy silenciosa cuando cierro la puerta y me dirijo a mi cama. Estoy también al borde de las lágrimas pero me obligo a contenerlas. —No tienes que andar de puntitas. Sé que estás aquí —susurra con la nariz tapada—. ¿Estabas con mi hermano en la feria?

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Su cabeza no aparece debajo de la manta, y su voz está amortiguada, pero puedo entender lo que dice. Ella es acusadora en su tono, y me pregunto si esto es por lo que está destrozada en lágrimas. Me aclaro la garganta, preparada para ser honesta. —Sí, lo estaba. Pero terminé las cosas con él. —No debería haber pasado nada en primer lugar. —Quita las mantas de ella, con el rostro manchado de rímel, sin embargo, todavía es bonita. Lo odio. Pero no puedo obligarme a odiarla. —Bueno, de cualquier manera, está hecho. —¿Qué quiere ella de mí? Tal vez fui en contra de sus deseos estando con él en primer lugar, pero al terminar nuestra relación cumplí con sus reglas. No puedo ganar sin importar lo que haga. —Entonces, debes de saber lo que es bueno para ti. Ignoro su comentario, no queriendo saber para nada el significado detrás de eso. No he probado que arruinó toda mi ropa, y no es necesario. Estoy segura que ella lo hizo. Pero lo solucioné, seguiré adelante. Así como me olvidaré de Jesse. —¿Estás bien? —Me acerco a su cama. Me posiciono para sentarme en el borde hasta que imagino a ella empujándome. Es mi compañera de cuarto. Debería mostrar preocupación. Esto es lo que soy. No puedo evitar que, incluso cuando la persona que está siendo la más grande imbécil conmigo está sufriendo, aún quiero ayudarla. —¿Por qué te importa? —Se limpia el rostro con el brazo, toma una sábana y la amontona en sus manos —Me preocupa cuando alguien está sufriendo. —Esa es la verdad. ¿Qué tipo de persona se llena de alegría cuando otro está sufriendo? —Bueno, no deberías. Tú no me conoces. —No, no lo hago. —Me tomo mi tiempo sentada en el borde de la cama, asegurándome de estar fuera del alcance de su brazo o de su pie—. Eso no hace que sea correcto ignorarte cuando lloras. —¿Por qué eres tan amable? Ella me interrogará sin importar lo que haga aquí. Si sigo intentando descubrir qué sucedió para poder ayudarla, ella pensará que tengo una agenda oculta. Si la ignoro, estoy segura que encontrará la manera de usarlo en mi contra. Ganar con una persona así es imposible.

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—Supongo que cuando nadie se toma su tiempo para preocuparse por ti, trabajas más duro para preocuparte por ellos. Ella echa la cabeza hacia atrás. —¿Qué? —¿Es lo que dije tan confuso? Intento ser honesta con ella, encontrar la manera de desarrollar una relación con ella, y ella lo hace imposible. Ella niega— . Eres rara. —Me lo dicen mucho. —Rara, diferente, una perdedora. Es todo lo mismo después de un tiempo—. No tienes que decirme qué pasa, pero si necesitas a alguien, aquí estoy. —Me levanto de la cama y vuelvo a la mía. Saco mi cuaderno de mi mesita de noche, abro una página en blanco y comienzo a escribir. —¿Por qué te gusta escribir poemas? ¿No son para niños? —No. La mayoría de nuestros mejores escritores son poetas. Shakespeare, Maya Angelou, Robert Browning, Emily Dickinson. —He oído hablar de una de esas personas. 93

Dejo de escribir y levanto la cabeza. Ojalá más personas le dieran una oportunidad a la poesía. —Búscalos. Su escritura es hermosa. —Dudo que pueda entender una palabra de Shakespeare. Eso es para todas las personas inteligentes. Su declaración me detiene. Ella es hermosa, segura de sí misma y popular. ¿Cómo puede alguien así incluso dudar de si son inteligentes? Ella es todo el paquete, menos la mala actitud. —¿No crees que seas inteligente? Abre la boca, inhala y luego suelta el aire. —No lo sé. No soy un genio, pero tampoco soy estúpida, supongo. —Te graduaste de la escuela secundaria, ahora estás en la universidad y la gente acude en masa a ti. ¿Qué estás estudiando, de todos modos? —Si voy a hacer un esfuerzo para conocerla, debería saber algunas cosas sobre ella. —Educación Infantil. ¿Olivia quiere enseñar a niños? Alguien como ella me asusta en el sistema. Ella es parte del problema. ¿Qué haría con los niños como yo? ¿Cómo reaccionaría ella cuando un niño le diga que los otros niños los están molestando? ¿Unirse a la diversión?


—Eso no tiene sentido para ti, lo sé. Puedo ver que estás sorprendida. Créelo o no, soy genial con los niños. —No lo dudé. —Sí lo hiciste. Si vas a intentar ayudar, no mientas. De todos modos, no me importa si piensas que seré una terrible maestra. Me encantan los niños. Quiero recordarle las cosas de mierda que me hizo y las cosas que probablemente le haya hecho a otra persona, pero no lo haré. —¿Qué pasó? ¿Por qué estás llorando? —Todavía tengo que resolver esto. —Alex rompió conmigo. Alex, el chico al que le daba órdenes el primer día que llegué al campus. Ella lo trataba como si fuera basura, como si fuera su dueña, y él no tenía una mente propia. Lo aplaudo por abandonar la situación. —Lo siento, Olivia. —No, no lo haces. —Prácticamente me habla furiosa—. Pero gracias. Dijo que ahora estamos en la universidad, somos dos personas diferentes, y él quiere explorar sus opciones. Hemos estado juntos por dos años. ¡Dos años! ¿Qué hay para explorar? Solo quiere la libertad de dormir con quien quiera. No es como que nuestra relación lo hubiera detenido antes. —¿Espera? ¿Te engañó? —Mi primera impresión de él rápidamente hace un giro de ciento ochenta grados, y me alegro de que hayan roto. —Casi todo el tiempo. —¿Qué? ¿Y crees que está bien? Se encoge de hombros, busca un pañuelo de papel y luego se seca el rostro con él. —Quería mantenerlo feliz, y si eso significaba dejarlo estar con otras mujeres, bueno, eso fue lo que hice. La manera en que él la seguía como un cachorro, no puedo comprender lo que me está diciendo. Estoy aún más sorprendida de que alguien con su nivel de confianza haya permitido que esto suceda, casi lo animaba por lo que me está diciendo. —No, Olivia. No te mereces eso. Nadie lo hace. Yo incluso creo eso. Olivia puede ser la peor persona en el mundo para mí, pero es tan merecedora de una relación real como cualquiera.

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—Oye, es lo que hacen los hombres. —No todos los hombres. Ella me observa y no estoy segura de querer curiosear más. —¿Tus padres vinieron hoy? —Quiero salir de este tema. No creo haberla ayudado, pero no estoy segura de que algo que diga pueda hacer la diferencia. Ella ríe. —¿Mis padres? No. No todos nosotros vivimos la adorable vida como usted, señorita Priss. —Se quita las cobijas, poniéndose de pie con una nueva confianza. Agarro mi cuaderno con más fuerza, sin saber cuáles son sus intenciones—. Apenas sé algo sobre mis padres. Mi intento de tío nos visitó a Jesse y a mí. El buen tío Carl. Nuestros padres adoptivos ni siquiera se molestaron en venir hoy. —Abre la puerta y me mira—. Hazte un favor. Solo preocúpate de ti misma. Es la única manera de llegar a algún lado en la vida. Salto cuando la puerta se cierra de golpe y ella me deja sola en la habitación. Ni siquiera estoy segura de lo que acaba de pasar.

—No puedo creer que Olivia Fisher te haya dejado verla llorar. Wow. Ni siquiera puedo comprender eso. —Janna lanza su cigarrillo en el aire mientras habla. Una vez que llegamos a la entrada de la tienda, ella lo tira al suelo y lo pisa. —No estaba segura de qué hacer. —La puerta automática se abre y entramos. Vamos a la sección de mujeres y no perdemos el tiempo revisando la ropa. Solo necesito reemplazar algunos de los artículos que Olivia arruinó y finalmente tengo suficiente dinero para ir a Target—. Cuando alguien está molesto, inmediatamente gravito hacia ellos. Quiero ayudar. Lo necesito. Es realmente una enfermedad. Janna agarra una camisa morada del estante y la sostiene contra mí. —Bueno, te felicito. Si alguien me hiciera las cosas que Olivia te hizo, nunca podría sentir simpatía por ella. Le quito la camisa morada de las manos y la echo de vuelta al estante, tomando una nueva. El mismo diseño, solo en verde. No soy de colores morados, y prefiero los tonos terrosos. El verde no se siente tan llamativo. —Supongo que tengo dos opciones. Puedo ser esa persona que fui en la escuela secundaria y permanecer en un caparazón seguro como una tortuga todo el tiempo que pasé aquí, o tratar de aceptarlo y matarla con amabilidad. Así que

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supongo que voy por esa ruta. Aunque, para ser honesta, preferiría estar en el caparazón. —Esto es parte de mi experiencia universitaria, salir al mundo a pesar de que no quiero. Esta es mi oportunidad de reinventarme, comenzar de nuevo, ser alguien más si es necesario. Pero ser alguien más es más difícil de lo que pensaba. —Vivo lejos del caparazón, chica. Soy como un hurón. Corro por todas partes, empujando a todos. Me importa una mierda. Dice esto y creo que podría creerlo. No estoy segura de creer que a ella no le importe nada en absoluto. Estoy conociendo a Janna, y creo que hay más para ella de lo que ella incluso se da cuenta. Su actitud de chica fiestera y su aversión a mantenerse sobria durante una fiesta, todo podría ser una fachada. Tal vez ella preferiría meter su rostro en un libro y evitar a la gente, pero hace lo contrario para intentar probar algo. —De todas formas, Paul está alquilando un autobús de fiesta y nos dirigiremos a Chicago el próximo fin de semana. ¿Quieres ir? —¿Chicago? ¿Un autobús de fiesta? No lo sé. Eso no suena como algo que me gustaría. —¿Qué te gusta? ¿Escribir poemas en el patio? En serio, niña, dijiste que no querías esconderte en la universidad, sal ahí afuera, haz algo. ¿Tiene razón? ¿Es esta una oportunidad de hacer algo? ¿Realmente hacer algo? Hacer un viaje por carretera parece emocionante, y solo lo he hecho con mis padres. Claro, Chicago está a solo unas horas de distancia, ¿pero alquilar un autobús y hacer Dios sabe qué? —Espera un minuto. ¿Cuál es el plan mientras estás en Chicago? No es que podamos ir de bar en bar. No tenemos veintiuno. —Chica, el bar vendrá a nosotros. Créeme. Vamos a ir a algunos clubs, tal vez pasar el rato en la playa. Hace más frío afuera. Antes de que te des cuenta, la nieve estará en el suelo y nadie querrá salir. Estamos alcanzando niveles récord, casi los años setenta. Aprovechemos. —¿Quiénes son todos? —No le pregunté a él si eso es a lo que te refieres. No quiero ver a Jesse. Verlo hará que lo quiera y no quiero desearlo. Estoy siguiendo adelante. Sin embargo, no puedo borrarlo de mi mente, especialmente compartiendo dormitorio con su hermana. —¿Conozco a alguien?

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—A mí y a Paul. ¡Vamos! Es una gran oportunidad para hacer nuevos amigos. ¿Por favor? —Cae al suelo y me suplica, sus manos se juntan en oración. Continuar me ubicará fuera de mi zona de confort. Si no voy, me sentaré en mi dormitorio o en el patio y pensaré en Jesse. Ya es bastante malo que no pueda superar una clase sin casi estallar en llanto sobre él. Una noche en la ciudad con Janna puede que deje de pensar en él por un tiempo. —Bien. Iré.

La lluvia rebota en el paraguas, empapa mis hombros y mis pies están mojados por las salpicaduras en los charcos. Está cayendo tan duro que el paraguas ni siquiera importa. Es como si hubiera agujeros en él. Llego al edificio, sacudo mi paraguas y corro hacia la clase. Nadie está aquí. Ni siquiera el profesor. Abro mi bolso y reviso mi horario. Hoy es martes. Todos los martes tengo mi clase de cálculo. Me da miedo, así que cuando me desperté temiendo hoy, sabía que era martes. Excepto que ahora me doy cuenta que no es martes. Es jueves. ¿Cómo perdí dos días? ¿Estoy tan fuera de esto que no puedo seguir? Cuando me desperté esta mañana, me desperté de un sueño que había llegado tarde a la clase, y como resultado, mi profesor me sacó del curso. Si no podía ser responsable, no merecía estar en su clase. Esta clase. Eso fue todo. Corrí aquí porque soñé con eso. Se supone que debo estar en Principios de gestión empresarial. ¡Mierda! ¿Voy a llegar allí a tiempo? Salgo del aula y cuando lo hago, Olivia está en el pasillo, caminando directamente hacia mí. No puedo ir por otro camino. La dirección de la que proviene es la única forma de salir del edificio. Levanto mi pantalón de niña grande y me dirijo hacia ella. —Oh, Olivia. No sabía que tenías clases en este edificio. —Solo los jueves. —Señala el aula a la que yo acababa de entrar—. Regresaba del baño. Imagina encontrarte aquí. Su tono es diferente al de la última vez que la vi. Después de la conversación que tuvimos, nos vimos una vez, y no pasó nada. Ella dijo hola, dije hola, y nos fuimos por caminos separados. Ni siquiera fue incómodo. Esto. Esto es incómodo. —Sí. Tengo mis días mezclados. Ni siquiera debería estar aquí. Si me disculpas, tengo que llegar a mi clase real. —Intento pasar a su lado, pero ella me detiene y pone su mano frente a mí. —Quiero hablar contigo.

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—¿Ah? —A menos que ella quiera hablar algo más sobre su ruptura con Alex, no había mucho más de qué hablar. No existen puntos comunes para unirnos, aparte de Jesse, y eso se ha acabado. No he hablado con él en cinco días, cinco dolorosos e insoportables días, pero es lo mejor. Ni siquiera lo he visto en el campus, y me aseguré de cambiar mi ruta a clases. —Sí. Sobre el otro día. En nuestra habitación. —Cuando estabas llorando. —Sí, eso. No es necesario decirlo. —Bueno. —Mantén mi nombre fuera de tu boca. ¿Lo entiendes? ¿De dónde viene esto? La única persona a la que le conté lo que sucedió fue a Janna y ella no es el tipo de persona que va chismorreando cosas por ahí. ¿Cuál es el gran problema, de todos modos? Así que ella lloró. Yo lo hago todo el tiempo. Es saludable, lo creo al menos. 98

—No estoy hablando de ti si eso es lo que piensas. —Puedo imaginar que esta situación se intensificará. Estamos en el pasillo, y las clases continúan a nuestros lados. Ella no comenzará algo aquí. No es tan tonta. —Bueno. Déjalo de esa forma. No quiero oír hablar de ti diciéndole a la gente que lloré por mi ex. Normalmente no hago eso. No estoy segura de lo que me ha pasado. Su reacción no necesita justificación. Por supuesto, siente dolor por su ruptura. Nadie debería sentir la necesidad de explicar sus sentimientos. Ellos pertenecen a esa persona, a nadie más. —Está bien, Olivia. —¿Qué dije? —Aprieta su mandíbula tan fuerte que podría romper un huevo con ella—. No digas mi nombre ni siquiera pienses en mi nombre. ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Por qué está tan en mí contra incluso diciendo su nombre? Ella es quien me está hablando. —Tengo que ir a clases. —Agarro mi paraguas mientras trato de pasar de nuevo. Mientras paso junto a ella, aflojo mi agarre y ella lo arranca de mi mano. —Tomaré esto. —¿Qué estás haciendo? Devuélveme mi paraguas. —Nah. Lo guardaré. Olvidé el mío.


—¿En serio? Está lloviendo a cantaros allá afuera. —Eso es exactamente por lo que necesito uno. —Y este no es tuyo. —Si digo que es mío, es mío. —Envuelve su mano alrededor del paraguas y me señala—. Vamos a aclarar una cosa, Violet. No me gustan las personas como tú. —¿La gente como yo? —No soy la que está parada aquí habiendo robado un paraguas. No soy la que cubrió la ropa de otra persona con crema de afeitar. Y ciertamente no puse una foto desnuda de una compañera de clase en un sitio web. —Sí, tú. Crees que eres mucho mejor que alguien como yo. Has vivido esta vida perfecta con los padres perfectos y no has experimentado nada de lo que yo he experimentado. Crees que lo tienes tan difícil porque a algunas personas no les gustas. No te engañes a ti misma. Entonces tu ropa se arruinó. Gran alarido. Antes de pararte en tu pedestal, recuerda que no todos pueden ser tan perfectos como tú. —Olivia, no sé de lo que estás hablando. —Nunca he tenido una vibra de creer que soy mejor que nadie. Al menos no creo que la tenga. —He trabajado duro para convertirme en lo que soy hoy. Soy segura. La gente me teme. Es mejor que no digas una palabra sobre el otro día. O verás. Ella no me está asustando. Solo me está haciendo sentir pena por ella. ¿Qué pasó en su vida para hacerla así? No puedo tener una sesión de terapia con ella ahora mismo. Necesito llegar a mi clase. —Bien. No diré nada. Lo prometo. —Tus promesas significan una mierda para mí. Las acciones hablan más que las palabras. Si incluso me entero de que le dices algo a alguien, haré de tu vida un infierno viviente. No es que haya hecho que mi experiencia aquí sea fácil hasta ahora. Aun así, ella no sabe las cosas con las que he tratado. Puedo manejar lo que sea que ella me arroje. Me devuelve el paraguas con una sonrisa en su rostro. —Mantente seca.

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Capítulo Once Reflexión

Una niña mira su reflejo en el espejo, viéndose no tan perfecta viendo un corazón que ha sido roto demasiadas veces, llorando por ayuda.

Ella ve el gris en sus ojos, nadie más parece observar. Ve a una persona que ama, odia, necesita ser.

Sonreír es difícil, ser feliz a menudo no lo es.

Queriendo amar, necesitando ser amada.

Ella llora, sus lágrimas constantemente caen.

Ella se escucha gritando, palabras irrepetibles esperando perdón.

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Nadie más que ella sabe que puede ser gentil, cuidadosa, una chica amorosa.

Nadie más lo ve.

REALMENTE.

A nadie le importa, tampoco.

Y nadie quiere mirar al otro lado del espejo y mirar a esta chica feliz quien está atrapada entre el vidrio.

Tal vez algún día ella encuentre un escape y tal vez ella podrá ser capaz de sonreír siempre, y reír siempre, y nunca derramar una lágrima.

Ella será capaz de mirar al espejo y decir: —Sé quién soy… Me alegro de ser yo.

~~~ Subimos al bus una persona a la vez. Solo he estado en un bus escolar, así que cuando entro en una escena oscura con colores psicodélicos salpicados contra las paredes en forma de luces, estoy sorprendida. Los asientos de cuero se extienden alrededor de la parte posterior del autobús en una curva con algunos asientos

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rectos en el frente. Ya hay unas seis personas a bordo, y no reconozco a ninguna de ellas. Excepto uno. —¿Qué está haciendo Jesse aquí? —le susurro a Janna mientras nos sentamos. Me siento en el frente, lejos de él y de la sección sinuosa. Si me siento ahí, tendré una vista perfecta de él sin importar dónde esté sentado—. Pensé que habías dicho que no había sido invitado. —No lo invité. —Yo lo hice. —Paul interrumpe mientras se desliza en el asiento detrás de nosotras—. Me gusta. Pensé que a ti también. Janna se golpea la cabeza. —Olvidé contarte. Violet rompió con él. —Oh. Bueno, eso hubiera sido bueno saberlo. —Está bien. —Me encojo de hombros como si no fuera gran cosa pero por dentro mis nervios están haciendo saltos mortales—. Hay mucha gente aquí. Ni siquiera tengo que hablar con él. —En realidad, sin embargo, si hubiera sabido eso no lo habría invitado. —Los ojos de Paul son honestos y piden perdón. —Gracias. Lo aprecio. —Y lo hago. Estas cosas pasan. Y no es como si hubiera salido con Jesse por meses o algo así. Duró tal vez un mes. Eso no es para nada tan importante. No puedo manejar una tarde con él a mí alrededor. Todos se acomodan en el autobús y evito contacto visual con Jesse todo el tiempo que todos se sitúan. Cuando le robo miradas, lo atrapo en diferentes etapas de sonrisa, risa e incluso de seriedad. Quiero ir a verlo, sentarme a su lado y apoyar mi cabeza en su hombro. Quiero revivir esa noche en la noria y pretender que nunca rompí las cosas con él. La realidad es que lo hice, y no puedo recuperar nada de eso. Me encorvo en mi asiento mientras comenzamos a dirigirnos a Chicago. Transcurre una hora antes de que Janna tome su primer trago. Estoy un poco sorprendida de que haya durado tanto, pero me siento aliviada de que esté paseando sola. Antes de darme cuenta, se desliza en el asiento con Paul, y se acurrucan juntos. Miro por la ventana e intento desconectarme de la multitud que ahora están cantando tan fuerte como es humanamente posible.

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No sé por qué estoy aquí. Mi tiempo sería mejor invertido en mi dormitorio estudiando o escribiendo. No quiero estar aquí ¿Por qué sigo yendo a estas fiestas con Janna? Llegué a la universidad pensando que sería una persona diferente, pero soy la misma. En lugar de tener treinta chicos llamándome por sobrenombres y tratando de derribarme, tengo uno. Pero es uno malo. Y en lugar de defenderme, me estoy engañando a mí misma pensando que lo hago. Si tuviera la mitad de la confianza que creía que tenía, le diría a Janna un sólido no y quedaría así. O bien, me gustaría adaptarme a este nuevo estilo de vida y abrazarlo por todo lo que vale. —¿Te importa si me siento? Dirijo mi cabeza a una voz que reconocería en cualquier parte. Jesse se desliza en el asiento antes de que pueda responder. Huele increíble, su aroma es un recordatorio de las cosas pasadas. Quiero deslizarme bajo su brazo para que pueda acercarme a él. Pero no lo hago. Cruzo los brazos y me apoyo en la ventana. —Parece que ya lo hiciste. —Lo siento. Odio estar parado en estas cosas. Siempre siento que me voy a caer al más mínimo freno. —Oye, lo entiendo. Tampoco me gustan los buses. —Me monté en autobús hasta mi tercer año. Una vez que obtuve mi licencia, manejé a la escuela todos los días para evitar altercados en el bus. No importaba si me sentaba en el frente con el conductor del autobús o en la parte de atrás. La gente me encontraba, y se burlaba de mí. Si no era por cómo me peinaba, era otra cosa. Olía mal, era fea, rara, gorda elige un adjetivo. Me arrojaban papel arrugado, gritaban en mi presencia, y algunas veces se aseguraban de que no tuviera dónde sentarme. Finalmente, aprendí a cerrar los ojos y fingir dormir. —Estoy un poco sorprendido de que hayas venido. —¿Ah? —¿Sabía que estaría aquí? Cuando Paul lo invitó, ¿preguntó específicamente si yo venía? Considero la posibilidad de que él esperara verme. Sin embargo, su interrogatorio hace que me pregunte si asumió que Violet no-fiestera se quedaría en casa. —No pensé que ir a una gran ciudad en un autobús lleno de bebedores fuera lo tuyo. —No lo es. —Me vuelvo y miro hacia la ventana otra vez—. Quería salir del dormitorio, y Janna me convenció. —Bueno, me alegra que estés aquí.

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No digo nada, centrándome en el tráfico que pasa. La gente siempre mira hacia el autobús, pero no pueden verme mirándolos a través de las ventanas polarizadas. La forma en que las personas reaccionaban, uno pensaría que nunca antes habían visto un autobús como este. Por supuesto que yo tampoco lo había hecho hasta hoy. Siempre es tan emocionante para las personas cuando ven algo así como una limusina. Quieren saber quién está adentro, cuál es la ocasión, y si alguna vez podrían ser parte de algo así. Nunca pensé que lo estaría, y aquí estoy. —Vi, por favor, no me ignores. —No te estoy ignorando. No tengo mucho que decir, eso es todo. —¿Qué se supone que debo hacer? ¿Volverme hacia él, tomarlo en mis brazos, y negarme a dejarlo ir? Eso es lo que quiero, pero estoy siendo realista. Ya puedo imaginar a la gente en la parte trasera del autobús mirándonos, preguntándose por qué alguien tan atractivo está hablando con alguien como yo. Piensan que Jesse me está gastando una broma, ¿por qué alguien como él se sentaría con alguien como yo? No puedo estar una relación que me tenga cuestionando las intenciones, aunque sé que sepa que él es honorable. —Vamos. ¿Qué pasó en la feria? Me lanzaste eso, terminando las cosas. —Su mano toca mi rodilla y me estremezco por un segundo, pero no lo alejo—. ¿Qué hice mal? —No hiciste nada malo, Jesse. No eres tú, soy yo. —No se merece una oración cliché, pero eso es lo que le estoy dando. —¿Qué? No es justo. Dime cómo puedo hacerte cambiar de opinión. —No puedes. Soy lo que soy y siempre lo seré. —¿Y qué es eso? Presiono mis labios, temerosa de decir la palabra. Miedo de admitirle cómo me veo a mí misma. Sin embargo, se lo debo a él. Le debo la verdad. Entonces lo digo. —Fea. —¿Qué? —Él me agarra del codo, obligándome a mirarlo. Las luces parpadean en el autobús, rojos y azules y verdes parpadeando sobre su rostro mientras me mira—. ¿Cómo puedes decir eso? Eres la mujer más bella del mundo. —No, no lo soy. —Me alejo de él, negándome a permitirle ver la lágrima rodando por mi mejilla—. Nunca he sido tal cosa, y nunca lo seré. Todos se han asegurado de eso.

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—¿Todo el mundo? ¿Quién es todo el mundo? Lo miro esta vez y lo miro a los ojos. —Todo el mundo. Casi todos los chicos con los que he ido a la escuela, niños en el patio de recreo, incluso algunos adultos. Entre mi gran nariz y mis muslos, soy como un payaso en exhibición. He pasado toda mi vida con gente imprimiendo la palabra en mi cabeza. Se han malditamente asegurado de que los haya escuchado. Después de un tiempo, comencé a darme cuenta de que es verdad. Eres todo lo contrario a mí, guapo, popular, persiguiendo tus sueños. Yo no. Creo que sería mejor si nos vamos por caminos separados. No puedo competir contigo No encajamos juntos. —¿Cómo puedes decir eso? Esto entre nosotros no es una competencia. Lo que siento cuando estoy contigo, Violet, ni siquiera puedo describirlo. Me haces sentir cosas que nunca había sentido antes, como si pudiera conquistar el mundo cuando estamos juntos. No me importa lo que digan, eres el ser humano más hermoso que he conocido. Te quiero, Vi. —Me toma de los hombros y me mueve, así estoy enfrentándolo. Luego toma sus manos y las pone en mis mejillas—. Vi, te quiero a ti. Las lágrimas caen por mi rostro y se deslizan por mi boca. Él presiona sus labios contra los míos, secándolas con su lengua. Se inclina hacia mí y apoyo mi espalda contra la ventana. Lo dejo que me bese, envolviendo mi mano alrededor de su cuello. ¿Por qué no me alejo de esto? ¿Por qué no me permito la felicidad? ¿Por qué dejo que otras personas dicten lo que haga en la vida? Esperé por él, por Jesse, y él está aquí. Y me quiere. Realmente me quiere Y yo lo quiero a él.

No abandonamos el autobús en toda la noche. En cada parada, le informamos al conductor que nos quedaremos. Estoy acurrucada en sus brazos, mi cabeza contra su pecho, escuchando sus latidos del corazón. Cuando apagan la música y somos los únicos dos a bordo, todo es tan silencioso. Hablamos durante horas sobre todo y nada, y nos reímos tanto que me duele el vientre. Por encima de todo, nos abrazamos como si no existiera nadie en el mundo que nosotros. Ojalá fuera cierto, pero horas más tarde, lo que se siente como cuestión de minutos, el bus se llena nuevamente y regresamos al campus. La tranquilidad de antes se ha convertido rápidamente en gritos, canciones y mucha bebida. Me mantengo fiel a mí misma y no bebo nada, y tampoco Jesse.

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—¡De acuerdo, gente! Esto es lo que estamos haciendo. —Una morena alta cuyo nombre he aprendido que es Penny se levanta para hacer un anuncio. Está tropezando con sus palabras y cuando topamos con un bache, su bebida cae por el costado en el suelo—. Verdad o reto. Sean, vas primero. —Señala a un chico de pelo oscuro a dos asientos de distancia de Jesse y yo—. ¿Quieres verdad, o quieres reto? —Baja su voz cuando le pregunta sobre la opción de reto. —¡Reto! —responde antes incluso de tomarse un segundo para pensarlo. —Te reto a que pongas tu culo desnudo por la ventana. —¡Estamos en la carretera! —¡Bueno! ¡Esa cosa podría tener una buena ventilación! —El hombre sentado con Sean grita eso. Sean golpea a su amigo en la cabeza antes de levantarse y bajarse los pantalones frente a todos. Volteo, sin querer ver lo que él tiene para ofrecer. Él cubre su frente y hace lo que Penny le desafió, su trasero desnudo volando en el viento. Solo dura unos cinco segundos. —¡Mierda, eso está frío! Creo que mi culo está congelado. —No está tan mal, amigo. —Ahora tú, Dominic. Es una forma interesante de aprender los nombres de todos, pero admito que ahora estoy disfrutando de la energía. Todos están sonriendo y riendo, y la gente me está hablando. Por primera vez en mucho tiempo, encajo. Tal vez he encontrado un grupo de personas que me acepten. —¡El turno de Violet! —Penny me señala y mi confianza recién descubierta se hunde en mis entrañas. ¿Quiero verdad o reto? Es una decisión difícil. La verdad podría revelar algo que no estoy tan segura de querer revelar. Y si es reto... bueno, ¿quién sabe lo que se les ocurrirá? Aunque no quiero ser una santurrona. He vivido mi vida tratando de desvanecerme en las sombras, y aquí está mi oportunidad de destacar y demostrarles a ellos, y a mí misma, que soy atrevida. Voy a hacer esto. Estoy ignorando mi estómago retorciéndose en nudos y conteniendo la necesidad de vomitar. —Reto. Jesse agarra mi brazo. —¿Estás segura?

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—Nunca he estado más segura en mi vida. ¿Qué tienes para mí, Penny? Ella se frota las manos como si estuviera conspirando un plan malvado. —Veamos. —Se lleva los dedos a los labios y los quita mientras pone su dedo en el aire—. Haz una parada de manos en el medio del autobús. —¿Qué? Apenas puedo hacer una parada de manos cuando estoy en tierra firme, y mucho menos en un vehículo en movimiento. —Puedes cambiarlo por verdad. He escuchado algunas de sus preguntas, y prefiero salpicarme salsa picante sobre una herida abierta que responder a una de sus preguntas. Estoy haciendo esto. Me levanto y paso al lado de Jesse, mis piernas rozan sus rodillas cuando me muevo. Entro al pasillo, de repente aliviada de llevar jeans en lugar de una falda. Si hago bien esto, puedo usar el asiento para sostenerme. No quiero tropezar y romperme un brazo, o algo peor. Me agacho e intento pensar en la clase de gimnasia cuando practicamos cosas como esta. Me inclino hacia adelante y tiro una pierna al aire seguida por la otra. Acomodo mi cuerpo para que mi trasero descanse contra el asiento. —Ahora viene la mejor parte. Las palabras de Penny me confunden. —¿Qué? —La sangre está corriendo hacia mi cabeza, pero todavía no quiero desmayarme y bajar. En el momento en que el cubo de hielo se desliza por mi espalda y en la parte trasera de mis jeans, empiezo a gritar. Mis pies golpean el suelo, tropiezo y aterrizo en mi trasero. Todos están callados. La música se ha detenido, y cada pasajero me mira, esperando una respuesta. Acabo de hacer una parada de manos sobre un autobús en movimiento mientras alguien deslizaba cubitos de hielo en mi camisa. Hago lo único que puedo hacer. Me río histéricamente.

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Capítulo Doce Cambio

Ella es una mariposa, hermosa ahora. Pero siempre recordará la oruga, la fealdad exterior ahora despojada de ella la belleza en el interior sale para el espectáculo.

Y ella es amada.

~~~ No estoy segura si volver a estar con Jesse es la mejor decisión con Olivia apareciendo en cada esquina, pero no puedo permitir que afecte mis decisiones. Aunque estamos juntos de nuevo, todavía no creo que lo merezca. Sin embargo, quiero estar con él y parece que él quiere estar conmigo. Eso es suficiente para mí en este momento. Después de regresar de Chicago, dormí durante horas. Sin un trago en mí, todavía me desperté con dolor de cabeza y puro agotamiento. Después de tres ibuprofenos y una soda de veinte onzas, estoy lista para el trabajo. Juntar mi disfraz lleva más de una hora. Raramente uso maquillaje así que el lápiz labial rojo brillante y las pestañas oscurecidas me impactan cuando me veo en el espejo. Una vez que agrego el cabello naranja llameante, apenas me reconozco. Tal vez eso sea algo bueno.

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Nunca antes había estado tan entusiasmada por el trabajo. Me encanta mi trabajo en Happy Acres, pero Will y yo hemos pasado mucho tiempo planificando la fiesta de hoy. Nos gusta mantener a los residentes entretenidos, y creo que nos hemos unido con un evento maravilloso. Will aún no está allí cuando llego. No pierdo el tiempo y empiezo el trabajo de preparación en la cocina, comenzando con los dedos espeluznantes, malvaviscos fantasmales y una bandeja de verduras con zanahorias pequeñas alineadas en forma de calabaza con pepinos para la boca y crema para los ojos. También tenemos otros aperitivos, pero quería hacer algunas cosas que fueran divertidas. No todos pueden comer los alimentos duros, razón por la cual Will está brindando opciones más suaves. Durante la siguiente hora, cuelgo telarañas falsas, extiendo manteles naranja y negro sobre las mesas y coloco falsas brujas y murciélagos en toda la sala de actividades. Definitivamente tomaré el crédito por esto. Hice un gran trabajo, y se siente bien. —Violet. —Me sobresalto, y casi me caigo del taburete. Él me agarra y me ayuda a bajar—. Ten cuidado. —Gracias. Supongo que me estoy distrayendo un poco y no estoy prestando atención. ¿Quién se supone que eres? Will lleva una camisa aterciopelada de manga larga con un polo de cuello blanco debajo. Se ve tan diferente en su peluca, haciendo la parte superior de su cabeza completamente calva con el pelo oscuro fluyendo de los lados. Por mi vida, no tengo ni idea de quién es. —Pensé que te estabas disfrazando de Emily Dickinson. Pensé que ambos podíamos ser poetas, así que escogí el disfraz de Shakespeare. —Me mira de arriba abajo—. Pero definitivamente no eres ella. —No. Ni siquiera cerca. Pensé en ello, pero salí de mi zona de confort y me volví loca como Lucille Ball. ¿Qué piensas? —Creo que lo lograste. Y ahora me veo un poco tonto. —Oh, Will, lo siento tanto. Deberías haberme dicho y entonces podría haberlo planeado. —Es una idea divertida estar combinados así, pero eso es más reservado para las parejas. No creo que me hubiera sentido cómoda caminando así. Tampoco puedo creer que Will lo esté. Por supuesto, quizás eso es algo que él quería. ¿Debo mencionar su comentario el otro día? No. Estoy leyendo demasiado en esto.

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—No te preocupes. Puedo reírme de mí mismo. —Da una risa grande y falsa desde su vientre—. ¡Jo Jo Jo! —Um, Will, ese es Santa. —Corro la serpentina de papel entre mis manos mientras él lo intenta de nuevo—. No. Lo siento. Todavía es Santa. —Supongo que estoy listo para Navidad entonces. ¿Deberíamos comenzar esta fiesta? —Señala el reloj, y son las dos en punto. Queríamos organizar la fiesta después del almuerzo, pero antes de la cena, desde que solo estamos teniendo bocadillos y muchos de los residentes están tan atrapados en su rutina que no queremos interrumpirlos. —Haré que Lola haga un anuncio. Quince minutos después, todos los residentes terminan de reunirse en la sala de actividades, algunos con una sonrisa en el rostro, otros parecen irritados, los arrastramos de lo que sea que estuvieran haciendo. Robert, por supuesto, es uno de ellos. Ni uno solo está disfrazado, excepto Lola, como esperaba. Ella está usando un moo moo13 con gatos de felpa unidos a ella. La señora de los gatos. Inteligente. —¡Feliz Halloween a todos! —Aplaudo esperando algo de emoción, pero en cambio, consigo a Robert. —Es el veintitrés de octubre. No es Halloween. Es el treinta y uno, ¿y quién celebra esto de todos modos? No es un verdadero día festivo. Will y yo intercambiamos sonrisas. No importa cuál sea la situación, siempre podemos contar con Robert para que tenga algo negativo que decir. —No seas tan Igor14, Robert. —Empecé a caminar por la habitación—. ¡No puedo creer que nadie se disfrazara! ¡Se supone que sea divertido! —¿Puedo vestirme como alguien más joven? —Deja escapar Mona Davies, nuestra residente más vieja de noventa y seis años. —¡No hay suficiente maquillaje! —¡Robert! —No puedo creer que haya dicho eso. Es un gran bocón, ¿pero insultar así a Mona? No es genial en absoluto. —Está bien, Violet. Sabemos que estamos viejos. 13

Moo moo: Es un vestido que suelen usar las mujeres de Hawái. Con la llegada de los colonizadores europeos y norteamericanos hasta el año 1800, éstos pensaban que las mujeres estaban muy poco vestidas así que inventaron el moo moo para cubrirlas. 14 Igor: Es un personaje de los libros Winnie-the-Pooh. Generalmente se le representa como un viejo burro de peluche gris bastante pesimista y melancólico.

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Todo el grupo se ríe, incluso Robert. Will me mira y asiente, así que también me río. —Está bien, hoy nos divertiremos mucho. Tenemos una estación instalada aquí para decorar calabazas. Las pintaremos en lugar de tallarlas. Hagan lo que quieran con ellas. Píntenlas para quedárselas o creen algo para sus hijos o nietos. —Miro a Mona—. O bisnietos. —Ella me mira. Habla de sus bisnietos todo el tiempo, afortunada de haber estado en la Tierra el tiempo suficiente para verlos. —Más tarde todos podemos contar historias de terror. —Esta fiesta es bastante aterradora. —Robert, estás bastante insolente hoy, ¿no es así? —Muevo mi dedo hacia él y él asiente mientras una sonrisa se arrastra sobre él—. Will y yo también hemos armado una búsqueda del tesoro. Vengan a vernos por las hojas para eso. Encontrarán elementos escondidos alrededor de la sala de actividades y el pasillo. —Hemos creado un secreto para Robert y Roxanne. Sus hojas tienen un artículo extra que la de los demás, lo que los llevará a un “refrigerio” romántico para dos. Espero que funcione. Comenzamos con la decoración de calabaza. Estoy aprendiendo qué residentes son más artísticos que otros. Mi arte radica en la pluma, no en el pincel. Cuando terminé con el mío, tendré una pequeña calabaza en los tonos del arcoíris. Lo amo. Es vibrante y me recuerda ese momento después de una tormenta cuando ves por primera vez el brillo de un arcoíris en el cielo. La emoción, la alegría. Will no tiene mucha suerte con su calabaza. Cuando voy a verlo, su calabaza tiene cincuenta tonos de gris, y no como el libro. —¿Qué pasó aquí? —Es un desastre. Ni siquiera puedo entender qué estaba tratando de hacer con eso. —Este es mi intento de Drácula. —Pero no hay rostro. Es una calabaza horriblemente gris. —Sí, lo sé. Gracias por señalar mi falta de capacidad pintando. —No estoy tratando de ser grosera. Simplemente no sé qué es eso. —Lo llamaré “Calabaza en una niebla”. ¿Cómo suena eso? Me gusta que esté intentando sacarle el máximo provecho. Es un desastre, pero se está divirtiendo, y eso es lo importante. Algo así como en el autobús. Abracé al juego de verdad y reto y me divertí con él. —Me gusta. ¿Deberíamos continuar con la búsqueda del tesoro?

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Él me da un pulgar hacia arriba, sabiendo muy bien a dónde voy con esto. Estoy lista para unir a Robert y Roxanne. Entregamos las hojas de búsqueda del tesoro cuidando de dar a los enamorados inminentes las hechas específicamente para ellos. Esperamos que los residentes busquen los artículos y verificamos cuando los encuentren. —¿Tuviste un buen fin de semana? —Will se da la vuelta y noto los músculos en su antebrazo por primera vez. También está tan bronceado, una hazaña difícil en octubre en Wisconsin a menos que vayas a un salón de bronceado. Aunque no me parece del tipo de salón de bronceado. No es que haya un tipo, supongo. Su bronceado se ve tan natural. —Sí. Fui a Chicago. —Espera. ¿Fuiste a Chicago? Su sorpresa me sobresalta. ¿Cuál es el problema de ir a otra ciudad? Supongo que al igual que asumí que no sería del tipo para ir a un salón de bronceado, probablemente asume que nunca iría a una ciudad tan grande. —Fui con algunos amigos, e hice algunos nuevos, creo, pero nunca bajé del autobús. —Bien, bien. Eso tiene más sentido. —¿Por qué tiene más sentido? —Estás jugando a lo seguro. Si bajabas del autobús, habría habido más oportunidades de hacer algo de lo que te arrepentirías. Aunque no creo que debas arrepentirte de nada sobre tu experiencia universitaria. Salto a la mesa y cruzo los tobillos. —Cuéntame más sobre lo que debería ser mi experiencia universitaria. —Vamos, no seas así. —Se une a mí en la mesa—. Quiero decir, no te permitas perderte. ¿Has pensado en unirte a una hermandad? Me río tan fuerte que resoplo. —¿Yo? ¿Una hermandad? Mmm no. —Está bien, bueno, entonces algo más. Un club o algo así. Ni siquiera sabría por dónde empezar. No me uní a nada en la escuela secundaria por miedo. ¿Estoy haciendo lo mismo ahora? Tiene que haber algún tipo de club o grupo en el que pueda encajar. Nunca revisé ni pregunté sobre ellos. Algo debe despertar mi interés.

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—No lo sé. Lo pensaré. —Salto de la mesa—. ¿Por qué no revisamos a nuestros potenciales tortolitos? Nos dirigimos al pasillo en la parte de atrás donde hemos preparado la mesa. Roxanne y Robert comparten un plato de aperitivos, y Robert sostiene la mano de Roxanne. —Bueno, mira eso —le digo mientras cruzo los brazos—. Parece que tenías razón. —Creo que dije esto antes, pero siempre tengo la razón. Solo recuerda eso.

—Te digo que fue la cosa más dulce. Se tomaron de la mano con la comida, y no creo que haya visto a Robert sonreír tanto en una sola sentada. —Ver a Robert tener el momento de su vida me dio tanta alegría. No solo fue el más largo que lo había visto sonreír, pero no estoy segura si alguna vez fue tan feliz en toda su vida. O al menos en los años que lo he conocido. Estoy en el dormitorio de Jesse por primera vez, y estamos acostados en su cama. No puedo creer que esté aquí, con él, y estoy acunada en sus brazos. Su compañero de cuarto, Mark, está en clase. Terminé mis clases por el día y Jesse no tiene ninguna. Estar de vuelta con él es lo mejor del mundo en este momento y nada puede alejarme de él. No lo dejaré. O a ella... porque ella es la que se interpondría en nuestro camino en este punto. Él sostiene mi mano derecha en la suya, y estamos uniendo nuestros dedos. —¿Entonces jugaste a Cupido para Halloween? —Síp, pero no me vestí como ella. —Afrontémoslo, si Cupido es real, ella es ella. —¿Quién eras? —Lucille Ball. —¿Lucille Ball? —Se ríe y besa la parte superior de mi mano—. No puedo siquiera imaginarlo. Saco mi teléfono y me deslizo por mis fotos. —Tengo pruebas. Él toma el teléfono de mi mano y mira la imagen. —Eh.

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—¿Qué? ¿Es malo? —Me siento y lo miro—. Pensé que hice un muy buen trabajo en el disfraz. —No, lo hiciste. —Mira la fotografía—. ¿Pero, quién es este? Ni siquiera tengo que mirar. Sé a quién se refiere. —Will. Él también trabaja ahí. Jesse asiente, negándose a hacer contacto visual conmigo. ¿Está celoso? No. Eso no puede ser. Los chicos no se ponen celosos con una chica como yo. Ahora yo celándolo a él, tal vez pueda ver eso. Es mucho más probable que suceda. —Es un amigo, Jesse. Si acaso eso. —Nos llevamos bien, pero no es como si saliéramos juntos fuera del trabajo. Nunca haríamos eso—. ¿Qué pasa? Él me devuelve mi teléfono. —Nada. —Puedes decirme. ¿Cuál es el problema? —No obtiene un pase gratis. Le confié sobre mi pasado y mis inseguridades. Ahora es su turno. —Me han engañado antes. —Su rostro se desinfla—. Más de una vez. —No lo sabía. Lo siento. —Me parece interesante que Olivia salga con un tipo que la engaña, y Jesse tenga el mismo problema. Me pregunto si se ha quedado con las mujeres que lo han hecho. No sé cómo las personas pueden hacer eso. Nunca tuve la oportunidad de engañar, pero si lo hiciera, nunca podría. Es desagradable. —No, no. —Niega con la cabeza mientras toma mi mano de nuevo—. No hay nada de lo que lamentarse. Es mi problema. Simplemente parece suceder en cada relación que he tenido. —Lo siento. —Nuevamente con eso de lo siento. No lo hagas. Sin embargo, apesta. Estoy seguro que nadie te ha engañado nunca. —No, no lo han hecho. —Y ahora es el momento de lanzar una bomba—. No lo han hecho porque nunca he tenido novio. Tú eres el primero que tengo. —No puedo creer que, en todo lo que le he admitido, no haya confesado eso. Es vergonzoso. ¿Qué tipo de chica de edad universitaria nunca ha tenido novio? Mi caso no es por elección. Solo circunstancial. —¿Qué? —Sus labios se curvan en su mejilla y veo la sorpresa en su rostro. Aunque no creo que esta situación requiera de sorpresa. No creo que la mayoría de la gente espere que haya tenido muchos novios—. No lo creo por un minuto.

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—Bueno, créelo. —Suspiro un poco y me rio al mismo tiempo—. No he tenido exactamente a chicos haciendo cola por mí. —Perdóname por decirlo, pero me alegro. —¿Te alegra? —Sí, porque si lo hicieras, ya te habrían tomado, y te quiero toda para mí. — Se inclina y me besa en el cuello, y tiemblo. Me hace cosquillas, pero me gusta. Lo hace de nuevo, esta vez presionando sus labios contra mi piel y dejando que su lengua pruebe. Me permito recostarme en la cama y que él se arrastre sobre mí. Está cerniéndose sobre mí, clavando su cabeza en mi cuello mientras sigue besándome. Insegura de qué hacer a continuación, deslizo mi mano por su espalda, y él se pega a mí, aunque puedo sentir lo duro que está. Su pene está presionado contra mí. No puedo dejar de pensar en esto mientras mueve sus labios hacia mi barbilla, mi mejilla, mis labios. Su pene está presionado contra mí. —¿Eso está bien? Mil veces está bien. He esperado que esto ocurra entre nosotros, para que las cosas vayan más allá. Respiro hondo y cierro mis ojos. —Sí. —Mis manos están en la línea de sus pantalones y si me muevo un centímetro más, podré tocar su ropa interior. Quiero que esto suceda. Sé eso. Quiero decir, no quiero hacer todo. ¿Debería detenerlo y decirle? Nunca he estado en esta situación. No quiero arruinar el estado de ánimo. Pero quiero que sepa mis límites. Los labios de Jesse abandonan mi piel, y en el momento en que lo hacen, mi cuerpo se retira. —Solo quiero ir tan lejos como quieras —dice, como si tuviera una bola de cristal que leyera mi mente. Todo lo que sé es que no quiero hacerlo todo. No he hecho nada. ¿Qué sucede si no sé cómo hacer lo que debería? ¿Hay algún manual de instrucciones en algún lugar del campus? ¿Qué pasa si lo toco mal, hago el ruido incorrecto o me río por los nervios? —Vi, nena. —Pasa el dedo por el costado de mi rostro—. No lo pienses demasiado. No te preocupes por nada.

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¿Está en mi mente? Cómo otro ser humano puede leerme así, no lo sé. Confío en cada palabra que está diciendo, y cada centímetro de mi cuerpo lo está llamando hacia mí. —Lo hago. Me preocupo. Estoy rompiendo el protocolo y arruinando el estado de ánimo, pero quiero ser honesta. Cualquier cosa menos que honesta no es justo. Para cualquiera de nosotros. —Hablo en serio, Vi. Lo último que quiero hacer es presionarte. No quiero tener sexo contigo. —¿Perdón? —Aparentemente, leí esta situación incorrectamente. Él corre sus brazos para que estén detrás de mi cuello y se desliza fuera de mí, tirándome en su pecho. —Ahora mismo. Eso salió mal. —¡Seguro que sí! —Sé que no estás lista para eso. Así que incluso si me ruegas, eso no sucederá esta noche. Dejo escapar un suspiro de alivio. No quiero que piense que lo estoy rechazando. Me alegra que lo entienda. Si no lo hizo, entonces tendría que terminar las cosas aquí y ahora. Aunque estoy aliviada, todavía anhelo por él. Quiero que me toque en todas partes, sin dejar ni un centímetro de piel intacta. —Tengo una idea —dice mientras me besa en los labios. Su mano rodea mi pecho, e incluso desde fuera de la comodidad de la ropa, mi cuerpo está hormigueando—. ¿Qué hay de esto? ¿Estás de acuerdo con esto? Su mano es pesada sobre mi pecho, pero se siente bien estando ahí. —Sí. —¿Estás de acuerdo si levanto tu camisa? Mi estómago cae por un momento. Si lo hace, expondrá mi barriga, cada defecto a la vista. Aunque lo ha visto todo, ¿no? Tenía que haber visto esa foto. La imagen. Entonces, ya lo ha visto todo. Mis piernas con celulitis, mi trasero de manzana, los cauchos a mi espalda. Aun así, él está aquí. —Violet, si no estás de acuerdo con esto, no lo haré. Quiero que lo haga. Tanto. —No. Por favor.

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Levanta mi camisa y tira de mi sujetador a un lado, llevándome a su boca. Gimo, deteniéndome cuando me doy cuenta de que lo he hecho en voz alta. —No, por favor, sé tan ruidosa como necesites. —Se da vuelta y presiona la parte más dura de su cuerpo contra mí—. Me encanta. —Su mano deja mi pecho y se abre camino en mis pantalones. Me estremezco cuando él va centímetros debajo de la línea de mi ropa interior. Por un momento se detiene pero lo insto a seguir. Cuando él me toca en el área más íntima, quiero cerrar mis piernas. No porque no lo quiera allí, sino porque se siente tan bien que apenas puedo soportarlo—. Shh — susurra—. Relájate. Mis piernas se abren y él mantiene una mano sobre mi pecho y la otra me acaricia con los dedos. Estoy muy mojada, pero no puedo dejar que la vergüenza tome el control. No quiero que esto se detenga nunca.

—¿Crees que no me permito experimentar cosas? Mis piernas cubren el cuerpo de Jesse, mis brazos sobre su pecho, quizás después del mejor momento de mi vida. No sabía que mi cuerpo podía sentir de esa manera, reaccionar de esa manera. Él no se rio de mí ni me juzgó. Cuando gemí más fuerte, él me dio más placer hasta que no pude soportarlo más. Hizo lo que dijo que haría, se ocupó de mí. Cuando esté lista, me ocuparé de él. —Después de lo que acaba de suceder, tengo que decir que estás abierta a nuevas experiencias. —Me encanta la sensación de su mano acariciando mi brazo mientras yacemos allí—. ¿Por qué preguntas, nena? No puedo dejar de pensar en mi conversación con Will. Nunca participe en un concurso de deletreo, siempre me preocupaba lo que la gente pensaría si me equivocaba, o si hablaba fuera de turno por accidente o me caía al escenario. Por supuesto, Jesse ha experimentado lo último y se rio de sí mismo. No estoy tan segura de poder reírme de mí misma. Aunque esa noche en el autobús ayudó a romper un poco esa barrera. —Voy a clases todos los días, paso tiempo contigo y Janna, trabajo, y vuelvo a repetir. —¿Y estás cansada de la repetitividad? Él utilizó sus lecturas de mí antes, y no puede adivinar qué está mal ahora. —No. Me gusta la rutina. Supongo que me hace sentir segura. Pero me pregunto si debería hacer más mientras estoy aquí. Son cuatro cortos años. Pasé

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cuatro años en la escuela secundaria evitando todo lo social. Quizás ahora sea mi oportunidad. —¿Qué estás pensando hacer? —Unirme a un club u organización. —Creo que deberías hacerlo. —No duda, y aunque no puedo ver su rostro, puedo decir que está sonriendo—. Estoy en el club de computación. —¿Lo estás? —Levanto mi cabeza y me sonríe, su cabeza contra la pared, apoyada en su brazo. —Sí. —Se ríe—. Definitivamente es útil. Los clubes son una oportunidad para ampliar tu conocimiento en tu área de estudio y hacer amigos. También se agrega a tu currículum. No pensé en eso. Tendré que rellenarlo si planeo asegurar un trabajo decente después de la graduación. —¿A qué me uniría? ¿Qué tipo de club hay para mí? —¿Qué tal un club de escritura? Mi corazón casi se detiene cuando dice esto. —¿Hay un club de escritura? —¿Cómo no sabía algo acerca de esto? Un espacio seguro para unirme a otros escritores y compartir nuestro trabajo. Me imagino a mí misma entre un grupo de personas, cada uno de nosotros con el rostro encima del papel mientras escribimos toda la tarde. Lo único que falta es un balcón y una suave brisa. El día perfecto. Pero la escritura creativa no es mi especialidad. ¿Incluso eso me ayudará de alguna manera? —Espera. No puedo hacer eso. El inglés no es mi especialidad. Eso no tiene mucho sentido. Debería encontrar algo relacionado con mi campo. —¿Por qué? Jugué al baloncesto en la escuela secundaria, pero no planeaba convertirme en un jugador de baloncesto profesional. Únete porque es divertido. Además, si tus padres te presionan para que hagas esto de finanzas, ¿por qué no también hacer algo que disfrutes mientras estés aquí? —Tienes razón. Bien, a primera hora mañana lo estoy haciendo. Me estoy uniendo al club de escritura.

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—Esa es mi chica. —Besa la parte superior de mi cabeza, dejando que su mano caiga en mi cintura otra vez. Sus besos siguen por mi cuello mientras me recuesto de dicha.

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Capítulo Trece Mentira

Años de búsqueda de personas como yo y nunca encontré nada.

Finalmente he encontrado un lugar para ser yo misma y ser verdaderamente aceptada siendo yo misma.

Todavía no lo creo. La verdad se doblará en sí misma y resultara ser una mentira.

~~~ Toco la puerta antes de girar la manilla y entrar. La consejera de la oficina dijo que el club de escritura se reúne en Thurber Hall, sala 205. —En realidad se están reuniendo en unos cinco minutos. Dirígete allí ahora —me dijo. No esperaba ser lanzada a la situación de inmediato, pero no puedo argumentar que eso sea algo bueno en mi posición. Abro la puerta, y cuando paso, espero ver a diez o doce personas reunidas en una mesa larga. En cambio, tres personas se sientan en un pequeño círculo de escritorios.

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Mientras me miran boquiabiertos, casi les digo que estoy en la habitación equivocada y me voy. No sabrían la diferencia. ¿Por qué tengo tanto miedo de esto? Quiero hacer esto. ¿Por qué más estaría aquí? Esta es mi oportunidad de ser parte de algo. Puede que no me acepten, o podría hacer el ridículo, pero así es el juego. Me quedo ahí de pie, estas personas mirándome confundidas. ¿Cuánto tiempo he estado aquí? Mi cabeza está mareada, con estática, como una estación de radio no sintonizada, es la única banda sonora en la habitación, y está directamente en mis oídos. —¿Puedo ayudarte? —Una esbelta chica con lentes se pone de pie, su cabello rizado exigiendo atención. —¡Oh! —Debí haber estado allí por mucho tiempo—. Soy Violet. Quiero unirme a su club. —Dios, parezco un niño que pide acceso a una casa en el árbol con un letrero que dice: “No se permiten tontos”. Soy parte de un libro de Judy Blume15. —¡Bienvenida, Violet! —La chica de los lentes se acerca a mí y me estrecha la mano—. Soy Karen. Ellos son David y Erica. —Señala a un hombre que me recuerda a Jon Snow con su cabello salvaje, y a una chica que parece tan tímida como yo cuando baja la cabeza y saluda con las manos. —Hola a todos. Es un placer conocerlos. —Los saludo con la mano y tomo mi codo derecho con mi brazo izquierdo. A pesar que estoy en mi elemento, me transporté de vuelta a la escuela secundaria y a cada momento incómodo que he tenido. La habitación se está cerrando y puedo escuchar mi corazón latir en mis oídos. ¿Esto significa que estoy dentro? ¿Soy parte del grupo? ¿Solo así? ¿Qué sigue? —¡Bienvenida! ¡Siéntate! —Karen desliza un escritorio y mi ansiedad se convierte en alivio. Su personalidad es tan acogedora que no puedo evitar sentirme cómoda con ella. Me siento, deslizo la silla y espero instrucciones—. ¿Qué escribes, Violet? —Karen debe ser la líder del club. Parece como la fuerte del grupo. —Eh, poesía. —Admito esto en un susurro. Me encanta escribir mis poemas, y soy buena en eso, pero la poesía es algo que las personas a menudo no admiten leer, y mucho menos escribir. Cuando la gente piensa en poesía, viene a la mente Shakespeare, quien no soy, nunca he sido, y nunca seré, o alguien como Shel Silverstein, que escribe poesía para niños. 15

Judy Blume: Es una autora estadounidense de novelas para niños y jóvenes adultos.

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—¡Tenemos una poeta entre nosotros! —David me sobresalta cuando anuncia al grupo en una voz profunda y exigente—. Me alegra tenerte aquí. Nos reunimos todos los martes y jueves a las dos en esta sala. Siempre trae un cuaderno y una laptop. —Oh. —Miro hacia abajo a mi escritorio vacío—. Lo siento. La consejera me dijo que viniera directamente. Ni siquiera me detuve en mi dormitorio. —No te preocupes por eso —dice Karen mientras saca una hoja de papel de un cuaderno y me pasa un bolígrafo—. Hoy estamos aquí haciendo más críticas que nada. —Entonces, ¿alguno de ustedes ha sido publicado? —Solo Erica. —Miro a Erica. Su cabeza todavía está ligeramente inclinada, y su contacto visual es tan rápido que casi no lo noto —¿De verdad? Eso es genial. —Una historia corta en una revista. No es gran cosa. 122

Entiendo su indecisión para discutirlo. Aunque me encanta escribir mis poemas y espero ser publicada algún día, es aterrador exponerse y ser tan vulnerable al mundo. Todo el mundo, extraños, ahí para juzgar cada una de tus palabras. ¿Por qué los escritores se someten a tantas críticas abiertas? Nos encanta la palabra escrita, nos expresamos en el papel, creamos mundos diferentes para que la gente explore, y para escapar de nosotros, esa es la razón. —¿Qué están criticando hoy? —No estoy segura de poder ofrecer ninguna crítica, o si quiero, en mi primer día aquí. ¿Qué pasa si no tengo nada que decir? ¿O demasiado? ¿Qué pasa si no me gusta lo que estoy leyendo y no critico correctamente? No quiero insultar a la gente que acaba de darme la bienvenida a su grupo. —Capítulos del seis al ocho de mi novela de ciencia ficción. —Karen brilla con orgullo por este anuncio. —Vaya. Ciencia Ficción. —No leo mucha ciencia ficción, pero sé con certeza que no podría escribirla. Mi mente no es lo suficientemente creativa como para crear un universo entero, especialmente cualquier cosa que involucre tecnología. —No tengo una copia extra, pero puedes compartir la mía. —Me acerco a Karen y leo la primera página. Es súper talentosa en su género. Estoy emocionada de estar aquí. He encontrado a mi gente.


Han pasado dos semanas desde que vi a Janna. No responde a mis mensajes de texto ni llamadas, y cuando me detengo en su dormitorio, su compañera de cuarto dice que no la ha visto. ¿Dónde puede estar? ¿Qué pasa si algo le ha sucedido? ¿O soy yo? ¿Está molesta conmigo por algo? No tengo idea de lo que podría haber hecho. Me lo pasé genial en el autobús, y pensé que eso era lo que ella quería. No tuvimos ningún tipo de desacuerdo. De hecho, apenas nos vimos. Pero ella estaba con Paul mientras yo salía con Jesse. Esa fue la última vez que la vi. Estoy en una misión para encontrarla. La única otra persona en la que puedo pensar que puede tener alguna pista de dónde está es Paul. Y tampoco sé demasiado sobre él. —Jesse, ¿y si algo está mal? ¿Sabes cómo ponerte en contacto con Paul? —No tengo su número ni nada. Lo veo cuando viene al campus de vez en cuando. Es posible que pueda encontrar a alguien que lo conozca. Hemos hecho pública nuestra relación, pasando el rato en el patio cada momento libre que tenemos cuando no estamos en su dormitorio. Evitamos ir a mi dormitorio debido a su hermana. No quiero tratar con ella, y sé que no siempre se llevan bien de por sí. Saca su teléfono celular y se desplaza a través de sus contactos. —Puedo probar con mi amigo, Nick. Puede conocer a alguien que sepa de alguien. —Envía un mensaje de texto rápido y luego me acerca a su regazo—. Solo dale un segundo para responder. Estoy disfrutando de la música que se reproduce por los altavoces, al igual que algunos otros que están bailando en la esquina. Muevo mi cabeza de un lado a otro mientras veo el juego de ping pong frente a nosotros. El partido es bueno, y este juego ha estado pasando durante un tiempo. —Mi apuesta está en el tipo con la camiseta amarilla. —Hemos estado tratando de adivinar en cada juego quién va a ganar. —Hmm. —Suspira—. Ha estado en una racha ganadora. Estoy alentando al otro tipo. Todo el mundo ama a un desvalido. Quizás es por eso que le gusto tanto. Creo que me considero a mí misma una desvalida. Años de estar en el fondo del barril y ahora tengo amigos, un novio y pertenezco a un club. Por supuesto. Solo son cuatro personas conmigo, pero sigue

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siendo un club. No somos una hermandad o un equipo de softbol, pero aún amamos lo que hacemos. Su teléfono suena, y casi lo agarro. Necesito saber qué dice este tipo Nick. —Está bien, tengo la dirección de Paul. Salto de sus brazos. —Vamos. —¿Ahora? —Sí, ahora. No esperaré un minuto más para descubrir dónde está Janna. Si está en problemas, necesito ir con ella. Puedes manejar. Se pone de pie y me saluda. —A sus órdenes, capitán. —Basta —bromeo mientras juguetonamente lo golpeo en el brazo—. Vamos. —Tomo su mano mientras corremos por el patio hacia el estacionamiento. Se detiene ante un Camaro rojo brillante y me abre la puerta—. ¿Este es tu coche? —Sí. ¿Qué esperabas? —No lo sé, pero esto no. Es… —Lo sé. Mis padres adoptivos lo compraron para mí. —Señala hacia el asiento delantero—. Entra. Me deslizo en el asiento y me abrocho el cinturón. —¿Qué tan lejos vive? —pregunto cuando entra en el auto. —No muy lejos. Diez minutos, tal vez. ¿De todos modos, cómo conoció a Paul? Él ni siquiera va a la universidad aquí. O en ningún lugar. Ahora que lo menciona, no tengo idea. Nunca lo discutió conmigo. Y nunca me molesté en preguntar. Supongo que es algo en lo que no piensas, preguntar cómo alguien conoció a alguien. —¿Cuántos años tiene? Jesse se encoge de hombros. —No estoy seguro. Tal vez veinticinco. —¡Veinticinco! ¿Qué tiene una chica de dieciocho años en común con un tipo de veinticinco años? —Bueno, por lo que sé de Paul, tendría que decir drogas y alcohol.

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Odio que diga eso. ¿Está juzgando a Janna? Sé que bebe y ha consumido drogas. No estoy segura de lo que ha hecho o por cuánto tiempo lo ha hecho, y no necesariamente estoy de acuerdo con ella por hacerlo, pero me ha aceptado. Disfruto su compañía. Me apoya. Estuve buscando que alguien como ella entrara en mi vida. Tenía la esperanza que algún día un verdadero amigo estuviera a mi lado en algún momento, y finalmente, sucedió. Pero, ¿por cuánto puedo llamarla amiga si no devuelve mis mensajes de texto o llamadas? ¿Una amiga me abandonaría así? ¿Me equivoco al querer encontrarla? ¿Debería decirle que lo olvide y regresar al patio con Jesse? No. No puedo hacer eso. Sé que ella haría lo mismo por mí. Si desapareciera, querría encontrarme y descubrir qué estaba pasando. Me necesita. Puedo sentirlo. Estamos en silencio el resto del viaje a la casa de Paul. Cuando llegamos a su casa, prácticamente salgo volando del auto y toco el timbre, tocando la puerta al mismo tiempo tan fuerte como puedo. —¡Paul! ¿Estás ahí? Es Violet, la amiga de Janna. —Golpeo con mi puño más fuerte en la puerta—. ¡Paul! La puerta se abre y Paul se para detrás de ella en un mar de humo, con los ojos inyectados en sangre y un olor a zorrillo que invade la casa. —Hola, Violet, ¿qué pasa? —¿Qué pasa? No he hablado con Janna en dos semanas. ¿La has visto? Abre la puerta y señala el sofá. Janna parece estar dormida, sus piernas balanceándose sobre el brazo del sofá, su boca abierta, baba en su camisa. Paso junto a Paul, corriendo al lado de Janna. —Janna. —No se mueve cuando la sacudo—. ¡Janna, levántate! Gime cuando la sacudo más fuerte, pero abre los ojos. —Hola, Violet, ¿qué pasa? —repite el saludo de Paul. Ella está relajada, sin darse cuenta del hecho que ha pasado tanto tiempo desde que hemos hablado. —¿Qué te pasa a ti? ¿Has estado en la universidad estas últimas dos semanas? —Miro por encima del hombro a Paul, que todavía está parado en la puerta fumando su porro—. ¿Por qué no has estado respondiendo mis mensajes de texto? —Oh, sí. Nos salimos de la red. —¿Qué significa eso?

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—Apagamos nuestros teléfonos. Salimos corriendo, fumamos un poco de hierba, bebimos un poco, nos atiborramos de Orange Is The New Black, Gotham, y un programa de chicas, Mujeres Gilmore o Madre e Hija Gilmore16 Jodidamente Calientes, una mierda así. Hombre, Gotham es una mierda cuando estás jodido. ¿Qué día es? —¿Qué día es? ¡Es 14 de noviembre! —¿Tengo clase? —Mira a Paul y se ríe—. ¿Dije clase o culo17? Culo. Eso es tan divertido. —Espabílate. Te vienes conmigo, Janna. —No. —¿Qué? No puedes quedarte aquí. Paul tiene siete u ocho años más que tú. No deberías estar aquí. —Voy a tomar su mano, pero me empuja. —No me toques. Me mira como si fuera una extraña. Esos ojos marrones en los que confío tanto ahora están enrojecidos y cansados. ¿Qué pasó hace unas semanas para enviarla a esta locura? —Quiero ayudarte. —No necesito tu maldita ayuda. ¿Por qué tú y tu juguetito no nos dejan a mí y a Paul solos? —Su mandíbula apretada casi me asusta. ¿Me va a golpear? Retrocedo y cuando llego a Jesse, toma mi mano. —Vámonos. —Aprieta su agarre sobre mí. —No quiero dejarla. —Lo sé. Pero a veces tienes que dejar que la gente cometa sus propios errores. —Si pierde tantas clases, pueden echarla. —Ese no es tu problema. Jesse tiene buenas intenciones, pero no me hace sentir mejor. De hecho, me hace sentir peor. Echo una larga y atenta mirada a Paul. No sé si puede incluso escucharme, pero hablo de todos modos.

Hace referencia a Gilmore Girl, que junto con Orange Is The New Black y Gotham son series de televisión estadounidenses. 17 Juego de palabras en inglés, entre la palabra Class (clase) y Ass (culo). 16

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—Janna es una gran persona. Tú hiciste esto. La atrapaste en esto, tú... tú pervertido. —Sí, lo llamé pervertido porque lo es. Se está aprovechando de Janna sabiendo que, porque es mayor, va a admirarlo. Ella debería haber corrido la primera vez que lo conoció, y ahora quiero saber la historia detrás de eso. —Puedes irte ahora. —Su voz es severa, todo lo contrario de hace solo unos momentos. Mi diatriba pudo haber matado su embriaguez. Bueno. Estoy feliz si lo hizo. Y espero que matara el de Janna también, y se dé cuenta de lo estúpido que es esto, del error que está cometiendo. Necesita despertarse y elegir un camino diferente antes de arrepentirse. Jesse toma mi mano, con fuerza, mientras regresamos a su auto. No quiero estar sola. Necesito escribir. El impulso me está tirando. Pero lo quiero a mi lado, consolándome. Estoy asustada. Muy asustada No quiero perderla. No puedo Pero estoy bastante segura que ya lo hice. 127

—No lo entiendo. ¿Cómo puede decir todo eso? Pensé que éramos amigas. — El mundo pasa a paso de tortuga en nuestro camino de regreso al campus. Miro por la ventana, mi cabeza apoyada contra el frío vidrio, permitiendo que el movimiento me maree. —No está pensando con claridad. Se recuperará. Eso es algo fácil de decir. Él solo quiere consolarme, lo cual agradezco, pero seamos realistas. Ella está atrapada en cualquier vida que Paul le esté vendiendo. —¿Qué pasa si no lo hace? ¿Qué pasa si nunca vuelve a sus sentidos? —Lo hará. —¿Pero y si no lo hace? —Giro mi cabeza tan rápido que tiro un músculo en mi cuello. Nunca antes le había alzado la voz a Jesse. Nunca había alzado demasiado la voz, ahora que lo pienso. El miedo te hace hacer cosas que nunca pensaste qué harías. —Vi, cariño, lo hará. Confía en mí —dice esto con calma cuando se acerca y pone su mano sobre mi rodilla. Gruño internamente y saco mi teléfono. Abro Facebook, con la esperanza que una comprobación a mi línea de tiempo me alegre. Reviso mi actividad allí desde que estuve en la universidad. Solo tengo un puñado de amigos, pero una cantidad


decente de familia. Mi primo rescató a un gatito, mi otra prima compartió su nombre de unicornio, mientras que mi tía Fiona tuvo una cita horrible. Aparece una notificación en mi pantalla. Janna ha comenzado un video en vivo. Hago clic en la casilla y su rostro llena mi pantalla, cansado y gastado, y obviamente está drogada. La pantalla está rebotando, y el movimiento constante me enferma el estómago. No puede sostener el teléfono sin importar lo mucho que lo intente. Se ríe como una colegiala, y Paul aparece en la pantalla de vez en cuando. —Detente. —¿Por qué? —Solo detente. —Espero mientras lo hace—. Mira esto. Giro el teléfono para que pueda ver el desastre que se desarrolla en vivo frente a cualquier persona que esté mirando. —¡Hola, Facebook! —Saluda a la pantalla—. Tengo algunos espectadores. Impresionante. Bienvenido a Improvisando con Janna. Eso suena como un buen nombre, ¿verdad? ¿Te gusta, Paul? —Mira fuera de la pantalla, sin duda a Paul—. Me gusta —dice mientras se conecta con la audiencia nuevamente. Paul no está seguro si le gusta, supongo—. Paul está siendo un idiota —dice. Muy elegante, Janna—. Fumamos una mierda increíble y estamos sentados aquí en su sofá buscando algo que hacer. Pensé que tal vez les hablaría, hijos de puta. Su lenguaje en la pantalla me sorprende. No es como si yo fuera cien por ciento inocente. He dicho maldiciones antes, y estoy segura que lo haré de nuevo, pero esto es en vivo, una publicación pública, para que cualquiera pueda ver. ¿Cómo puede no darse cuenta de eso? —Mira, mira, mira, mira, mira. —Sostiene su mano frente a la cámara, repitiéndose—. Entiendo que mi amiga Violet es perfecta. Oh no. Está hablando de mí. ¿Por qué piensa que esto está bien? —Violet. Mierda, incluso ese nombre es perfecto. Una hermosa flor, ¿verdad? Bueno, no. Ella ha florecido, tiene una beca y obtiene buenas calificaciones y mierda. Est{ saliendo con Jesse “Jodido” Fisher, gente. ¡Jesse Fisher! Estoy bastante segura que piensa que eso la pone en un alto pedestal para juzgarme. ¡JUZGARME! Bueno. —Se detiene lo suficiente como para eructar en la pantalla—. Violet. —Arrastra mi nombre—. Viiiiioooolllleeeeetttttt… Estoy aquí para decirte que estás viviendo en una tierra de fantasía. La vida no es tan grandiosa. Oh, pobre bebé, algunos niños no fueron tan amables contigo cuando estabas en la escuela. Te

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diré qué. Algunas personas han pasado por mucha más mierda que tú. Algunos de nosotros crecimos en casas donde su papá no estaba alrededor, jodiendo con todo lo que vivía, y su mamá luchaba por sobrevivir, aceptando viejos ricos solo para comprarle a su hija ropa para la escuela. Bueno, da igual, mírate ya. —Sus ojos se juntan mientras se ríe—. Eso rima18. Debería ser poeta como tú. En este momento estoy llorando mientras la veo romperse delante de todos. Tiene dieciséis espectadores y algunos comentarios que ni siquiera puedo leer porque mis ojos están bloqueados por las lágrimas. Quiero tomarla en mis brazos en un gran abrazo, decirle que todo estará bien y perdonarla por las cosas que ha dicho. Quiero que salga de esta miseria y termine el video en vivo. Paul aparece en la pantalla y pone sus labios sobre los de ella frente a nosotros. Quiero vomitar. Me disgusta este hombre. Mucho. Cuando lo conocí, y después de eso, pensé que estaba bien. Ahora me doy cuenta que está permitiendo este comportamiento, animándola incluso. —Esta dama y yo, vamos a gobernar el mundo. —Le pasa su porro a Janna, quien también comenzó a beber una cerveza. Ahora está anunciando su consumo de alcohol siendo menor de edad. No puedo dejar de sacudir la cabeza. Se está destruyendo a sí misma, su reputación. ¿No le importa lo que piense la gente? —¡Paz, hijos de puta! —Janna hace un signo de paz a la multitud antes de detener el video. Segundos después recibo la notificación que me etiquetó en el video. ¿Debo eliminar la etiqueta? Mi nombre todavía estará unido a este de cualquier manera. No. No tengo muchos amigos allí, de todos modos. ¿Qué diferencia hará? —¿Qué pasa con ella? —No puedo pensar con claridad tratando de descubrir qué está haciendo. —No lo sé, Violet. Está claro que está lidiando con algunos problemas. —¿Por qué no habló conmigo sobre eso? ¿Por qué está haciendo este tipo de cosas? —Desearía tener una respuesta para ti. —Se acerca y desliza su brazo detrás de mi espalda y luego coloca su mano sobre mi cuello y le da un buen masaje.

Hace referencia al texto en inglés, whoopty doo, look you, las palabras riman, texto que no es posible adaptar correctamente en español. 18

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—Deberíamos regresar al campus. —Necesito una distracción. Estoy tan enojada, herida, triste. Es entonces cuando suena mi teléfono. Mi mamá. No pensé en ella. Debe haber visto la etiqueta en Facebook. No puedo manejar esto ahora mismo, así que hago clic en ignorar.

Me quedo dormida en los brazos de Jesse ese día, acostada sobre su regazo en el patio. Juega con mi cabello hasta que me duermo. Cuando despierto, abro los ojos y él está mirándome. Tengo que volver al dormitorio, aunque no quiero apartarme de su lado. Llego a mi habitación y encuentro que no estoy sola, como esperaba. Olivia sentada en su cama, su ex novio Alex sentado a su lado. Parecen estar estudiando, y por la pequeña distancia que los separa, creo que es seguro suponer que vuelven a estar juntos. —No puedo creer que los finales ya comiencen mañana y estamos a final del semestre. —No tengo la energía para no ser amable e ignorarla. Después de lo que pasó con Janna, realmente quiero intentarlo ahora—. Tengo un día completo de exámenes mañana. —Mientras lo digo me doy cuenta que debería haber estado estudiando en lugar de tratar de rescatar a alguien que no quiere ser salvado. —Bien por ti. —Olivia pone los ojos en blanco y vuelve a centrarse en su libro. —Sé amable, Liv. —Alex viene en mi defensa y muestra más pelotas de las que vi en él la primera vez que nos vimos. —Lo que sea. —Olivia lo deja así. No lo reta, ni lo menosprecia como lo hizo el primer día de clases. No estoy segura si esto es un cambio de poder o puede haber una pequeña tensión entre ellos—. Tu amiga seguro te destrozó en las redes sociales. Me pregunto cuántas personas vieron el video y si me ven como una mala persona o alguien que intenta ayudar a su amiga. Quiero que Janna tenga éxito. Ama su trabajo de arte. Es genial en eso. Sin embargo, al ritmo que va, fallará en la universidad y su futuro será sombrío. Ella cierra su libro y camina hacia mí, golpeando su mano en mi libro. —¿Escuchaste lo que dije?

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Se forman burbujas dentro de mi estómago, y mis ojos no salen de mi libro de texto, ahora enfocados en su manicura perfecta. —Sí, te escuché. ¿Qué quieres que te diga? —Dijo algunas cosas interesantes. ¿Estás saliendo con mi hermano otra vez? —Me sorprende que apenas lo estés descubriendo. Hemos vuelto hace unas semanas. —No hay necesidad de mentirle. Estoy sorprendida que no lo sepa, y eventualmente lo descubriría. Cierra mi libro, aplastando mi lápiz entre las páginas. —No me gusta. —Es bueno que no seamos las que están saliendo, entonces. —El sarcasmo se me escapa sin darme cuenta a quién se lo estoy diciendo. No sé de dónde vino mi valentía. Tal vez mi confrontación con Janna abrió un nuevo lado de mí. Puedo escuchar su respiración, y está tomando inhalaciones rápidas y cortas. No quiero mirarla. Si lo hago, puedo perder el coraje que tengo en este momento. —Olivia, vuelve aquí. Realmente deberíamos volver a estudiar. Olivia desciende a mi nivel. Fuera de mi visión periférica puedo verla, pero evito el contacto visual. Abre la boca y deja que el aire silencioso permanezca entre nosotros por un momento como una amenaza. —No me gusta ni un poco. No te atrevas a hacer nada para lastimarlo. Su preocupación por el corazón de su hermano me confunde. Si es tan protectora con él, ¿por qué no le permite ser feliz? ¿Por qué trata tanto de destruirme y mantenernos separados? —No tengo intención de hacer tal cosa. —Nunca haría nada para lastimarlo intencionalmente. Nunca. —Será mejor que no. —No me gusta Olivia. No sé si alguna vez lo hará. Sin embargo, si voy a estar con Jesse, lo mejor es ser amable con ella, incluso si eso significa escuchar sus amenazas y aceptarlas al pie de la letra.

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Capítulo Catorce Reflejo

Siendo perseguida sin ningún lugar para esconderte. Tratando de encontrarte sin nada que encontrar. Aterrorizada de quién podrías ser, asustada de lo que sabes. Podrías ser alguien como yo, asustada y sin lugar a donde ir.

Ayúdame a encontrarme, ayúdame. Necesito saber quién soy. Ayúdame a amarme, haz que me importe realmente. Ayúdame antes de que sea demasiado tarde.

Corriendo sin ningún lugar adonde correr. Tan aburrida sin nada que hacer. Inconsciente de lo que podría estar a la vuelta de la esquina. Horrorizada de lo que ves cuando te miras al espejo

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Ayúdame a encontrarme, ayúdame. Necesito saber quién soy. Ayúdame a amarme Haz que me importe realmente. Ayúdame antes de que sea demasiado tarde.

Te despiertas mañana y miras en el espejo. Eres una cobarde lo que ves es lo que temes.

~~~ Después de terminar mis exámenes, mis padres insisten en que llegue a casa temprano. No tenía intención de volver a casa hasta la semana antes de Navidad, pero me han instado a venir ahora. Quiero pasar tanto tiempo con Jesse como sea posible, pero me conmueve el hecho que mis padres quieran que esté en casa con ellos. Aprovecho mi tiempo con Jesse tanto como puedo antes de irme. Una vez que mi madre me envía un mensaje de lo mucho que Rose me extraña, no puedo permanecer en el campus por más tiempo. No puedo decirle que no a Rose, así que me voy a casa un martes. Al segundo que Rose me ve, salta sobre mí tan rápido que casi me caigo. Ha pasado por un período de crecimiento acelerado y está más pesada que la última vez que la vi. —¡Rose! ¡Te he extrañado! La próxima vez, avísame antes de saltar. —La dejo en el suelo, y me devuelve la mirada con sus grandes ojos marrones. —Estoy aprendiendo a leer en preescolar. Puedo leer “un”, “los”, “mi” y “yo”. Puedes probarme si quieres. Froto la parte superior de su cabeza.

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—Está bien, pequeña. Te creo. Tal vez podamos leer un libro juntas más tarde. Aplaude mientras salta arriba y abajo. —¡Yuppiii! ¿Podemos leer Chicka Chicka Boom Boom? Ese es mi favorito. —Lo que quieras. Su sonrisa me hace feliz. No se necesita mucho para complacer a una niña de cinco años, pero tiene sus días. Cuando está feliz, su sonrisa es tan amplia como el horizonte y hay un leve brillo en sus ojos. La inocencia de un niño es increíble, preciosa. Después que mi relación con Janna fracasó, deseé recuperar esa inocencia. —Rose, cariño, ¿por qué no dejas que tu hermana guarde sus cosas y se instale? —Mamá aleja a Rose—. Hemos establecido un área pequeña en el sótano. —¿El sótano? —Si esa no es una forma fría de darme la bienvenida a casa, no sé lo que es. Sabía que planeaban convertir mi habitación en una sala de juegos para Rose, pero no esperaba que ya la hubieran cambiado—. No hay calefacción ahí abajo. —Vivimos en Wisconsin, y la temperatura desciende seis grados por la noche. —No te preocupes. Tengo muchas mantas para ti y compramos un calentador para que uses. Supongo que es un esfuerzo, ¿verdad? No voy a quejarme por ser arrojada a la parte más fría de la casa mientras estoy aquí durante un mes. Mis padres me están alimentando durante esas cuatro semanas. Tampoco trabajo en Happy Acres. Mi jefe me permite tanto a mí como a Will trabajar horas limitadas o no, durante la temporada de vacaciones ya que muchos tienen familiares que visitan todo el tiempo. Pueden arreglárselas con un equipo pequeño. —Gracias —le digo, y agarro mis maletas para bajar las escaleras. Abro la puerta del lúgubre sótano y me detiene. —Violet. Me alegra que hayas venido, especialmente desde que no te molestaste en volver a casa para Acción de Gracias. —Te lo dije, mamá, quería ayudar a los niños que no tenían a dónde ir. —Me ofrecí de voluntaria en la cocina de la universidad y Jesse y yo ayudamos en un comedor de beneficencia. La experiencia fue una que nunca olvidaré, y que esperaría que mi madre entendiera y apreciara. —Aun así, podrías haberte molestado en venir por lo menos un día.

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—No vine a casa para discutir. Si no te importa, tengo que desempacar. Me dirijo al sótano frío y sucio donde mi madre tiene una carga de ropa en la lavadora. La máquina se sacude con la carga irregular, y espero que no planee lavar la ropa cuando esté tratando de dormir, lo cual planeo hacer mucho. Tomo una corta siesta antes de la cena, la primera de muchas, estoy segura. Me levanto descansada y con frío, habiendo olvidado encender el calentador antes de acostarme. Saco un suéter de mi maleta y lo deslizo sobre mi cabeza. También está un poco frío, pero me calentaré una vez que esté arriba. Cuando llego arriba, mi papá está en casa, sentado a la mesa cambiando de canal. Mi madre peleó con él por colocar un televisor en la cocina, pero finalmente él ganó porque Rose rogó y suplicó. Y lo que Rose quiere, Rose obtiene. —Hola, papá. —Me siento frente a él. Me ofrece una sonrisa y vuelve a cambiar de canal. No es común que mi padre me ignore—. ¿Qué pasa? Deja caer el control remoto sobre la mesa y este rebota antes de dar la vuelta. —Háblame de esta chica Janna. Oh. Mi madre intentó llamarme unas cuantas veces más ese día. Finalmente llamé un día después, pero no lo mencionó. Creo que quería, pero el momento había pasado. No supe si estaba enojada. —¿Qué hay que hablar, papá? —Levanta sus cejas hacia mí. —Tu mamá me mostró ese video en los Facebook. Quiero corregirlo y hacerle saber que no se llama los Facebook, pero de alguna manera creo que no ayudaría a la situación tal como está. —¿Qué quieres saber? Dobla sus manos frente a él. —¿Es adicta a las drogas? ¿Ese es el tipo de personas con las que estás pasando el rato? —No, ella no es adicta a las drogas. —Al menos no lo creo—. Todo lo que hace es fumar marihuana de vez en cuando. —¿Todo lo que hace? Actúas como si eso no fuera gran cosa. —No lo es. Es legal en muchos estados ahora. El hecho que no sea legal aquí no significa que haya algo malo en ello. —¿Lo estás haciendo?

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—¿Qué pasa si lo estoy? —Quiero ver su reacción cuando digo esto, pero su rostro permanece quieto—. No. No lo hago. Y no, no tengo el deseo de hacerlo. ¿Qué tiene eso que ver con todo, de todos modos? —Tu padre y yo simplemente no queremos que pases el tiempo con gente como esa. —Mi mamá me sobresalta cuando se une a la conversación desde la otra habitación. —No es asunto de ustedes con quien salgo. —Sí lo es. Estás asistiendo a esa universidad con becas y nuestro dinero. Si haces algo ilegal, pierdes las becas. Y no podemos darnos el lujo de enviarte de otra manera. —¡Bueno, tal vez no quiero estar ahí! Nadie dice nada por un minuto. Está tan silencioso que incluso puedo escuchar el zumbido de la lavadora en el sótano. Mis padres se aseguraron que obtuviera buenas calificaciones en toda la escuela para poder tener esta oportunidad. Lo último que quieren que haga es que la pierda. —¿Eso es cierto? —Mi mamá se sienta dramáticamente a la mesa como si le hubiera dicho que alguien había muerto. Suspiro. —No. No es verdad. Solo no quiero que se entrometan. Entiendo sus preocupaciones, pero tengo esto bajo control. No criaron a una idiota. —En serio, espero que no. —Mi papá me mira a los ojos ahora—. ¿Y quién es Jesse? Mi corazón cae en mi estómago cuando pregunta eso. Nunca he tenido novio. Este es un territorio nuevo para nosotros. La única vez que he estado en una cita fue con mi papá en un baile padre-hija. Estoy segura que esto es extraño para él. Es extraño para mí también. —Violet, tu padre te hizo una pregunta. Debería haber sabido que esto saldría a la luz. No puedo ocultarlo, y no es algo malo. Deberían estar felices por mí. —Es mi novio —murmuro la palabra novio. —¿Es tu qué? —Mi novio —enuncio esta vez y me siento derecha en mi silla.

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—Te enviamos a la universidad para que aprendas, no a que te distraigas con novios. —Oh, detente, cariño. Nos conocimos en la escuela secundaria por amor de Dios. Es lo suficientemente mayor como para tener un novio. Las palabras de mi madre me impresionan. No esperaba que estuviera de mi lado. Nunca hemos hablado de chicos de una manera positiva. Todas nuestras conversaciones han estado conmigo llorando por un chico que me gustaba que hizo un comentario negativo sobre mí. —Estoy feliz por ti, cariño. Estoy segura que es un buen chico. ¿Es un estudiante de primer año también? —De último año, en realidad. Mi papá levanta las cejas de nuevo, pero mi madre lo detiene con una mirada. —Bueno, tal vez un día podamos conocer a este joven. Exhalo un suspiro de alivio y pienso que tal vez las cosas puedan ir a mi manera.

Al día siguiente, fui de compras con mi hermanita, Rose. Recorrimos el centro comercial mientras mis padres trabajaban. Mi papá se mantiene ocupado en un concesionario de automóviles como vendedor y mi mamá está como enfermera, solo trabaja cuando se le llama. Me alegro de poder estar en casa para cuidar a Rose y pasar tiempo con ella mientras trabajan. Seleccionamos grandes regalos para nuestros padres. Ayudo a Rose a comprarle a papá un llavero especial y a mamá un collar que cree que le gustará. Después de tener nuestros regalos, nos detenemos en la feria de comidas donde pide McDonald's y disfruto de un cinnabon. Me pide un bocado después de oler la dulce canela, así que le compro uno, no estoy segura de cómo tiene espacio para eso. —¿Te estás quedando ahora? —pregunta mientras uso un tenedor y un cuchillo para cortar un trozo del cinnabon. —No, Rose. Voy a volver a la universidad después de Navidad. —¿Justo después que llegue Santa? Sonrío ante su inocencia. Sus ojos están llenos de preguntas y fe en todo. Puedo ver cómo mis padres aman tanto a esta chica. Si tan solo fuéramos más

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cercanas en edad no estaría resentida. La miro, esta imagen de la juventud frente a mí, y me pregunto cómo podría estar enojada con ella. No es su culpa ser la bebé de mamá y papá. Es una bebé. No puedo creer que no hagan lo mismo por mí. Incluso cuando les conté sobre Jesse. No quería que fuera incómodo, pero no creo que realmente quisiera que pasara tan rápido. Parte de mí esperaba una discusión, una oportunidad de defenderme. No fue necesario. —Sí, Rose, creo que el día después. —Te voy a extrañar cuando te hayas ido. Su comentario me golpea. Ella recibe toda la atención. ¿Cómo puede extrañarme cuando le quito algo de eso cuando estoy aquí? —¿De verdad? —Sí. No puedo hacer nada cuando no estás en casa. Un día traté de hacer una voltereta en el sofá y papá me gritó. —Oh, cariño. —Me llevo el rollo a la boca y la dulce y cálida canela explota en mi paladar—. Solo quieren que estés a salvo. —Escuché que tienes novio. Cambia de tema sin siquiera cerrar el anterior. —¿Nos escuchaste? —Sí. Sabes que tengo novio, también. —¿Lo tienes? —Sí. Su nombre es Jack, y está en el kínder. —Destaca el kínder como si fuera diez años mayor que ella—. Jugamos juntos en el pasamanos. ¿Tú y tu novio juegan en el pasamanos? Me río por dentro. Casi se siente como si estuviera compitiendo conmigo, tratando de comparar a Jack y Jesse como si estuvieran cerca del mismo nivel. —No, no lo hacemos. —¿Qué hacen juntos? Oh, mi Dios, me toma por sorpresa. ¿Qué digo? ¿Cómo manejo esto? Quiero decir, no es como si preguntara de dónde vienen los bebés, ni nada. —Nosotros, bueno, estudiamos juntos y algunas veces salimos a cenar. Empuja un tenedor en su cinnabon, agarrando todo el rollo de una sola vez. —Eso es genial.

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Y lo siguiente que sé es que me está contando sobre el último juego que descargó en su iPad, y la fiesta de cumpleaños de su amiga Meg, y cómo su maestra de preescolar, la señorita Davis, es la más genial, y solo tiene que ir a la escuela tres días a la semana. No puedo decirle que cuando empiece el kínder, estará allí cinco días, y en horario completo. Estoy feliz de haber tenido un día tan maravilloso con Rose, y para cuando llegamos a casa por la tarde, mi mamá ya ha regresado. Los días cortos son agradables para ella. Le gustan. Puede estar trabajando, pero mantenerse al día con las cosas en casa. Una vez que estoy en mi poca acogedora habitación de invitados, abro mi cuaderno y escribo durante una hora. Extraño a Jesse. Le envío un mensaje de texto diciéndole eso, y casi inmediatamente me envía un mensaje de texto, admitiendo que está teniendo un momento horrible en casa de sus padres adoptivos. Me siento mal por él. Puede que no disfrute cada segundo que estoy aquí, pero no es como si estuviera teniendo una experiencia miserable. Respiro profundamente antes de escribir la invitación. Tal vez le gustaría venir a cenar aquí conmigo y mi familia. De todos modos, mi papá se sentiría más cómodo si lo conociera y entonces podré verlo. Necesito verlo. Ya ha pasado demasiado tiempo, y solo han pasado unos días. Espero y espero a que responda. Finalmente lo hace, y una hora más tarde, está parado frente a mi puerta. —Pasa. —Abro la puerta y entra. No quiero nada más que rodearlo con los brazos y besarlo, pero mi mamá está parada justo detrás de mí. No puedo besarlo frente a mis padres. Ni siquiera estoy cerca de estar lista para eso—. Jesse, ella es mi madre, Wendy. Mi hermanita Rose está arriba, teniendo una fiesta del té, creo. —Eso suena divertido. —Sonríe de inmediato—. Es un placer conocerla, señora Duncan. —Por favor, Wendy está bien. —Le hace un gesto para que entre más en la casa—. Déjame tomar tu chaqueta y puedes dejar tus zapatos en la puerta. Se quita la chaqueta y se la da a mi mamá, quien está más que feliz de colocarla en el armario del pasillo. Coloca sus zapatos en la pequeña alfombra que mamá ha tendido junto a la puerta de entrada. Con solo unos pocos centímetros de nieve en el suelo, y ninguno en el último día, la acera es lo suficientemente limpia como para que no haya necesidad de botas, y los zapatos de Jesse estén secos.

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—¿Por qué no vienes a la sala de estar? El papá de Violet debería estar en casa pronto. Me arriesgo y tomo la mano de Jesse, mi mamá ni siquiera se da cuenta, mientras lo llevo a la sala de estar. Nos sentamos juntos en el sofá, y muevo mi cuerpo para que haya un espacio entre nosotros, pero nuestras rodillas se tocan. —Me alegra que estés aquí —le susurro mientras mi mamá entra a la sala de estar con un vaso de agua. Jesse toma el vaso y le agradece. Todos guardamos silencio durante unos minutos. No hay nada de qué hablar. Mi madre se sienta en el sillón reclinable, con las manos cruzadas sobre el regazo, insegura de qué decir. —Jesse estudia informática. —¿Oh? Que bien. Apenas puedo entender mi computadora —le dice mi mamá—. En el trabajo, nuestro programa de computación es muy sencillo, pero en casa, soy un desastre total. Solo puedo verificar mi correo electrónico y ese Facebook. Así es como me enteré de ustedes dos, en realidad. Cuando lo dice, no puedo imaginar a dónde conducirá la conversación. No quiero que mencione el video de Janna. —Su hermana también va a la universidad con nosotros. —Discutir sobre Olivia no está en mi lista de temas favoritos, pero me ayudará a evitar la discusión que no quiero tener. —Eso es interesante. A menudo, los hermanos no se unen así. ¿Son cercanos? Jesse está en el medio de beber su agua, y esperamos mientras traga. —Realmente no. Quiero decir, es mi hermana, y haría cualquier cosa para protegerla, pero no somos como amigos ni nada. Haría cualquier cosa para proteger a su hermana. No sé por qué esto me parece una noticia. Cuando se trata de eso, haría lo mismo con Rose. Pero Rose tiene cinco años y es un ser humano decente. No puedo evitar preguntarme si él haría lo mismo si supiera que fue ella quien me hizo todas esas bromas. —Eso es una pena, de verdad. Creo que la cercanía entre hermanos es importante. Ella lo hace, también. Mi mamá y mi tía Fiona son mejores amigas. Se cuentan todo una a la otra, y la tía Fiona casi siempre está aquí. En este momento está en un viaje de trabajo a Arizona o estaría con nosotros, estoy segura. Quiere que Rose y yo seamos mejores amigas. Amo a Rose, pero no tenemos mucho en común debido

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a la enorme brecha de edad. No puede esperar que quiera pasar el rato con ella todo el tiempo. —¿Te criaste por aquí? —Mi madre se adentra en un territorio inexplorado. No sé mucho sobre el pasado de Jesse, solo lo que Janna me contó. En todo nuestro tiempo juntos, nunca hemos profundizado en esas cosas. No quiero que sepa el alcance de mi estado puro de perdedora, y me imagino que no le gusta hablar sobre la perdida de sus padres. —Estoy a una hora al oeste, en Janesville. —Oh. Nunca he estado allí. —Crecí en muchas ciudades, sin embargo. Solo he estado en Janesville desde que fui a vivir con esta familia en mi segundo año de escuela secundaria. Olivia y yo nos mudamos mucho y Tasha y Damien nos han proporcionado una base sólida. Mi mamá aprieta el agarre en sus manos dobladas prolijamente en su regazo y se mueve en su asiento. —¿Llamas a tus padres por sus nombres? —Son mis padres adoptivos, no mis verdaderos. Nunca nos adoptaron oficialmente, lo cual está bien ya que estoy en la universidad ahora. Quiero decir, no los llamo mamá y papá. Juegan los papeles lo mejor que pueden. Tanto mi madre como yo estamos escuchando esto y creo que ella está reaccionando de la misma manera que yo. Él no es cercano a estas personas en absoluto. La forma en que discute sobre ellos como si fueran empleados de una tienda que lo han ayudado a encontrar el pasillo donde está la sopa de pollo. Pagaron su universidad, proporcionaron un hogar. ¿Han proporcionado amor? La puerta de atrás se abre y el alivio cubre el rostro de mi mamá. Mi papá está en casa y cree que nos salvará de esta conversación. Creo que solo lo empeorará. Y estoy a punto de descubrirlo.

Rose insiste en sentarse junto a Jesse en la cena después que asistió a su fiesta del té. Dice que es el invitado más amable que haya tenido en una de sus fiestas, y no puedo evitar sentirme un poco insultada. Nos acomodamos con Jesse metido entre nosotras

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Mi papá no dijo hola para comenzar. Subió a su habitación y se duchó. La primera vez que Jesse habla con mi papá es cuando se sienta a la mesa. —Jesse, este es mi papá, Steve. Jesse se levanta de su silla para estrechar la mano de mi padre. —¿Debería llamarlo Steve o señor Duncan? —pregunta. —Señor Duncan está bien. —¡Papá! —No puedo creer que quiera que Jesse sea tan formal. Mi mamá no insiste en que él la llame señora Duncan. Mi papá suelta una risita, su barriga moviéndose debajo de su camisa. —Bromeo. Steve está bien. Bienvenido a nuestro hogar, Jesse. Espero que te guste el pollo parmesano porque Wendy hace el mejor. —Estoy seguro que cualquier comida casera será espectacular. Es seguro un cambio con respecto a las comidas para llevar todo el tiempo. ¿Su mamá o papá de acogida no cocinan? Me doy cuenta de lo poco que sé sobre la vida de Jesse. Nada de eso importa. Me gusta por quién es, no por su origen, pero como su novia, estas cosas no deberían ser una sorpresa. —¿Qué hacen tus padres, Jesse? Mi papá salta directamente a los padres. Debería haberle advertido, o mi madre debería haberlo hecho. —¿Mis padres? No están vivos. —Oh. Lo siento. No lo sabía. —Mi papá me mira, pero no tuve mucho tiempo para decirle. Fue directo a la ducha cuando llegó a casa, sin permitir que nadie hablara con él. —Está bien. Mis padres adoptivos trabajan mucho. Damien está en la política y Tasha es doctora. —¿Tu mamá arregla a la gente? Eso es genial. —Rose se une a la conversación. Nadie le corrige que Damien y Tasha no son sus verdaderos padres. Eso llevaría a demasiadas preguntas. —Sí, supongo que es así —le responde, sin decepcionar a la pequeña niña. Comemos el resto de la cena, intercambiando conversaciones sobre nuestros colores y programas de televisión favoritos, ya que Rose parece ser nuestra moderadora. Al final de la cena, creo que Jesse se ha sentido cómodo con mi familia y siente que encaja. Yo también creo que encaja, y estoy feliz de estar en

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casa. No tengo a Olivia mirando sobre nuestros hombros y no tenemos que preocuparnos por lo que piensen los demás. Después de la cena, mi mamá nos invita a todos al patio cubierto para una porción de su pastel de arándanos. Me encanta nuestro patio cubierto, ya que está climatizado. Podemos sentarnos aquí todo el invierno independientemente de la temperatura exterior y ver caer la nieve. Recuerdo algunas veces ver a ciervos corriendo por el patio. Esa es una de las mejores partes de vivir en una ciudad pequeña en lugar de una gran ciudad. —Entonces, Jesse, Violet dijo que estás estudiando informática. ¿Siempre disfrutaste las computadoras? —Sí. Sin importar en qué casa estuve, siempre me encerraba en mi habitación y trabajaba en ellas. Y una vez que llegué a la escuela secundaria, hice de eso mi enfoque. —¿Tu enfoque? —Mi papá cuestiona su plan de estudios de secundaria. —Fui a una escuela privada. Tomamos muchos cursos de preparación universitaria y me centré en eso. —Oh. Interesante. Violet fue a una escuela pública. ¿Cómo te fue en una escuela privada? A veces me pregunto si deberíamos haberla sacado de su escuela y haberla enviado a una privada. Nunca supe que mi mamá consideró enviarme a una escuela diferente. Todas las veces que llegué a casa llorando y molesta por algo que sucedió, podría haber cambiado las cosas para mí. ¿A quién estaba engañando? Hubiera sido igual de feo en una escuela privada. Me imagino a Olivia con su perfecto cabello rubio y su maquillaje de celebridad. Me hubiera destacado como un pulgar hinchado. —Estuvo bien. Cada escuela tiene problemas. ¿Por qué había pensado en cambiar a Violet? Rayos. No quiero que mi mamá se meta en esto. Jesse no necesita saber todo sobre mi pasado de burlas. —Tenía tantos problemas. Quiero decir, sus notas siempre fueron excelentes, pero no hizo amigos fácilmente. Espera. ¿Está insinuando que yo era la razón por la que no tenía muchos amigos? Lo está haciendo sonar como si tratara de mantener a todos alejados, no que la gente hiciera de mi vida un infierno. Ella no caminaba por los pasillos todos

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los días, manteniendo sus manos aferradas a sus libros, presionados contra su pecho esperando que nadie la notara. No tenía que ser la que el maestro asignó a un compañero porque nadie en biología quería ser mi compañero. No. Mi mamá era la popular. He visto antes sus anuarios, su foto en casi todas las páginas. Ni siquiera puedo imaginar lo que es eso. —No creo eso. Ella es tan dulce. —Se acerca y toma mi mano en la suya. Mi tarta de arándanos está intacta en mi regazo. —Gracias, Jesse. —Por supuesto que lo es. Sin embargo, los chicos pueden ser tan malos. No vieron eso. Vieron a una chica extraña. Violet ni siquiera fue a su propio baile de graduación. —¿No lo hiciste? Niego y me muerdo el labio, deseando con todas mis fuerzas que esta conversación termine. Puede que mi mamá no se dé cuenta, pero me está avergonzando tanto. No quiero que Jesse sepa cuan perdedora fui. Pero ahora es demasiado tarde. —No. —Lo dejo así. Mi papá, sin embargo, no. —Nadie la invitó. —Suelto la mano de Jesse y me abrazo, deseando alejar este momento. Esto no puede estar sucediendo. Mis padres no pueden evitar que mi primer novio conozca los secretos que quiero ocultarle. Todo lo que quería cuando fui a la universidad era comenzar de nuevo. Entre Olivia y Janna, están haciendo eso imposible. Una vez fui un rostro entre unos cientos. Ahora soy uno entre miles. Mezclarse debería ser fácil. Aun así, sobresalgo y atraigo atención negativa sobre mí. Nunca podré ganar. —Bueno, si hubiera ido a la escuela contigo, te lo habría pedido. Mi corazón salta ante la posibilidad que un chico tan guapo me invite a mi fiesta de graduación. De alguna manera dudo que sea cierto, pero no digo nada. Todo lo que puedo decir es gracias, y lo hago. —Debería volver a casa. Le prometí a Olivia que no me iría por mucho tiempo. Me había olvidado por completo de Olivia, que estaría en casa con él. Escuchar su nombre pone un freno a la velada.

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—Sí, lo entiendo. —Mi madre se levanta y le quita el plato—. Por supuesto, visítanos en cualquier momento mientras estés en casa durante las vacaciones. —Gracias. Aprecio la oferta. Sin embargo, no quiero imponerme, y creo que Olivia y yo deberíamos tratar de pasar tiempo con Tasha y Damien. —Sí, deberías. —Mi papá se pone de pie y le ofrece un apretón de manos a Jesse. Una vez que se despiden, llevo a Jesse a la puerta de entrada. Le entrego su abrigo después que se vuelve a poner los zapatos. —Gracias por venir —le digo, agradecida por el tiempo que tuve con él—. No pensé que sería capaz de verte en absoluto durante las vacaciones. —Te extraño cuando no estoy contigo. —¿Lo haces? Me acerca y me besa. —Por supuesto que sí. —Lo abrazo, sin querer dejarlo ir. Cuando nos separamos, me mira—. ¿Qué pasa? No digo nada al principio, queriendo ser fuerte. Sin embargo, no puedo. Tengo que ser honesta. —Desearía poder verte en Navidad. Esta es la última vez que te veré hasta casi año nuevo. ¿Qué pasa si te olvidas de mí? —¿Olvidarme de ti? —Toca con su dedo mi cabello y luego pasa las manos, así que me está acunando el costado de mi cabeza, su palma apoyada en mi mejilla—. Vi, nunca podría olvidarme de ti. Cuando volvamos al campus, estaré esper{ndote. Yo… —¡Violet y Jesse sentados en un árbol, B-E-S-Á-N-D-O-S-E! —Rose irrumpe en la sala en el peor momento posible, y quiero que él termine su pensamiento. Ella se aferra a mí ahora, riendo y sonriendo. —Te veré en unas pocas semanas, Vi. Te llamaré esta noche. Te llamaré todas las noches hasta que vea tu rostro otra vez. —Se inclina y me besa, y Rose mete el rostro en mi estómago para no tener que mirar, la misma Rose que segundos antes estaba detallando nuestro momento íntimo en una canción. Una vez se va, voy a jugar con Rose, pero siento como si una parte de mí se hubiera ido.

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Capítulo Quince Primero el Amor

Dicen que lo sabes cuando amas a alguien. Pero me pregunto si eso es realmente cierto. ¿Puedes realmente sacrificar cualquier cosa por alguien si ni siquiera tú te amas realmente?

Conoces a alguien y te enamoras. Al menos así es en televisión y en todas las fantasías de princesas.

¿Y si no eres la princesa o incluso la Cenicienta antes del Príncipe Encantador? ¿Puedes creer a alguien cuando declaran su amor?

¿Qué se necesita para amarte a ti misma y para que alguien más te ame?

¿Y si nunca lo descubres? ¿Entonces qué?

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~~~ Llego a la universidad el miércoles antes de navidad. La primera cosa que hago después de tirar mis bolsos sobre mi cama es correr al dormitorio de Jesse. Las cosas de Olivia ya estaban en nuestro dormitorio, y tuve suerte que no estaba. Si ella ha vuelto, Jesse también, y no puedo esperar para verlo. Hablamos todos los días durante las vacaciones de invierno y lo extraño con cada parte de mi alma. Toco a su puerta, frenética, tan ansiosa que apenas puedo contenerme. Hay alguien dentro. Estoy tentada de agarrar la manilla y abrir la puerta, pero no lo hago. La puerta se abre después de lo que se siente como demasiado tiempo, y su compañero de cuarto se para ante mí. —Hola, Mark. ¿Está Jesse aquí? —Nop. —La p resuena cuando lo dice. Mi corazón cae al suelo. —¿Qué quieres decir con que no está aquí? Ha vuelto, ¿cierto? —Hablé con él ayer y me dijo que llegaría antes que yo. ¿Qué sucedió? ¿Se quedó en casa más tiempo? ¿El conocer a mi familia cambió las cosas entre nosotros? —Ha vuelto. Simplemente no está aquí. Comprueba en el patio. ¡El patio! Ese más o menos se ha convertido en nuestro lugar a pesar de que, técnicamente, le pertenece a todos. Ni siquiera me despido de Mark, y corro al patio. Estoy sin aliento para cuando llego. Lo veo. Está sentado en nuestra silla, leyendo un libro. Su cabello está suelto y cae sobre sus hombros. Lo mete detrás de su oreja mientras lee. Quiero ir a él, pero estoy pegada al lugar desde donde lo observo. No puedo creer que sea mi novio. Mío. Nunca imaginé que conocería a alguien como él, y que estaríamos juntos. Es un sueño hecho realidad. Alza la mirada de su libro y me ve. Cierra el libro y lo deja en el suelo, y entonces me hace un gesto para que me acerque. Corro hacia él y aterrizo en su regazo, y rodeo su cuello con mis brazos, y esta vez, inicio el beso. He extrañado su toque, su lengua. Es tan cálido. —¿Por qué fue eso? —pregunta. —Solo una bienvenida. No podía esperar para volver a verte. ¿Tuviste unas semanas agradables en casa?

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Se encoge de hombros. —Supongo que estuvo bien. Me alegra haber vuelto. Contigo. Lo abrazo, y no quiero que este momento con él termine. —Bueno, ¿qué tenemos aquí? —La voz de Olivia me atraviesa. —Hola, hermana —saluda Jesse como si nada—. ¿No te acabo de ver por tres semanas seguidas? Ella le da una mirada malvada, sin impresionarse por sus bromas. —Estoy buscando a Violet, si quieres saberlo. —¿Lo estás? —decimos juntos. —Sí. Cuando llegué a nuestro dormitorio no estabas allí. Miré en la biblioteca, pero entonces pensé en buscar aquí, y bueno, aquí estás. —Sí. Aquí estoy. —Le hablo con cautela, insegura de qué demonios ella incluso querría conmigo. Y con Jesse alrededor. Ha sido muy cuidadosa en no dejarle saber a Jesse las cosas que me hizo, y yo tampoco le he contado—. ¿Qué pasa? —Un par de nosotras estamos organizando una fiesta del día de San Valentín, y pensé que tal vez te gustaría ayudar. —¿En serio? —¿Qué en el mundo la haría siquiera considerar el preguntarme? Además de no gustarle, no soy exactamente del tipo de fiestas. Claro, he ido a algunas, y no eran realmente mi ambiente—. No sé cómo podría realmente ayudar. —Estoy segura que hay algo que puedas hacer. —Nos miramos, ninguna segura de qué decir a este punto. Creo que a pesar de que es la que se está acercando a mí, está mucho más sorprendida que yo—. Mira —continúa mientras cambia su peso de un pie a otro—. Si Jesse y tú van a ser una pareja, deberíamos intentar ser amigas. Oh. Dios. Mío. Repito esto en mi cabeza como si fuera Janice de Friends, pero menos molesta. Ella y Jesse deben haber hablado, realmente hablado, durante las vacaciones, porque hace un mes no había manera de que esto estuviera cerca de la realidad. Sin embargo, he sido quemada antes, por gente que pretendía ser mi amiga. Al final, siempre termino traicionada. Aun así, tiene razón, y tengo un montón de espacio en mi vida para amigos, especialmente ahora que Janna no me habla.

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—No podría estar más de acuerdo. —Acepto su invitación a ayudar a planear la fiesta. Es en mes y medio, lo cual nos dará un montón de tiempo para probar nuestra amistad. Espero que pasemos.

El día que conozco a las amigas de Olivia es un poco surrealista. El primer día en la universidad planeé convertirme en buena amiga de mi compañera y la universidad me dio a Olivia. Ahora, cinco meses más tarde, es posible que podamos convertirnos en amigas. Soy la primera en la cafetería y encuentro un lugar para sentarme. Me decido por un lugar lejos del chico comiéndose un sándwich de atún. Me sonríe cuando me siento al otro lado de la habitación, soy educada y hago lo mismo. Las cafeterías despiertan una extraña sensación dentro de mí. Las evité la mayoría de los días en la secundaria, sentándome con Tina los días que encontraba el coraje para estar presente en esa habitación. Si la universidad misma está llena de hermandades, la cafetería es donde se reúnen y reclaman su territorio. La mesa donde me siento ahora creo que en mi escuela se clasificaba como la mesa nerd, la cual me aceptaba a veces. No siempre fui bienvenida en las mesas ajenas, pero cuando lo era, significaba que podía comer mi almuerzo cómodamente con otros chicos en lugar de en el duro suelo, en la biblioteca o en el baño. —¡Llegaste antes que nosotras! Debería haber asumido que eras madrugadora. —Olivia domina la habitación cuando entra con dos chicas a su lado. Reconozco a una de ellas pero no puedo recordar de dónde. No sé qué sobre mí le hace asumir que soy madrugadora. Nada podría estar más lejos de la verdad. Las siestas podrían ser una de mis cosas favoritas en el mundo. Me doy cuenta, sin embargo, que mientras que podría querer soñar con Jesse durante todas las horas de la mañana, las clases y reuniones como esta tienen prioridad, así que aquí estoy. —No estaba segura de cuán ocupada estaría la cafetería —miento—, así que quise venir y reservar una mesa. —¿Ven? ¿Qué les dije, chicas? —Se vuelve hacia sus amigas, que están riendo. No estoy segura de por qué es eso divertido o lo que Olivia les dijo, pero voy a seguir adelante. No me obsesionaré con su comentario. Lo dejaré pasar—. Violet, estas son Sarah y Brynn. Sarah y Brynn, conozcan a Violet.

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—Olivia nos ha contado un montón sobre ti. No me gustan las palabras cuando las oigo. ¿Qué podría haberles contado? Nada puede ser bueno considerando que esta “amistad” llegó a serlo solo hace un par de días y especialmente basada en nuestra historia. ¿Les contó sobre el College Slam, o la crema de afeitar, o quizás fueron parte de ello? Lo aparto de mi mente. Sin embargo, Jesse quiere que confíe en su hermana, así que lo hago, lo mejor que puedo de todos modos. No obstante, Brynn parece familiar. A Sarah creo que la he visto alrededor del campus, pero a Brynn no la reconozco de aquí. No puedo situarla, pero definitivamente la he visto. —Todo cosas buenas, espero. —Estoy segura que esto no es verdad; sin embargo, preferiría decir la mentira y obligarme a creerla. Ambas chicas ignoran mi comentario, y esto es probablemente lo mejor. Si no fueron cosas buenas, de lo cual estoy segura, ¿qué tipo de persona lo admitiría? —¿Empezamos? —Olivia se sienta a mi lado y Brynn y Sarah en el lado opuesto de la mesa. Cada una de nosotras tiene un cuaderno. Me aseguré de traer uno diferente a mi cuaderno de poesías. Aprendí la lección con eso. —De acuerdo, hablé con la oficina de Dean, y la señora Banister está emocionada de que queramos organizar esto. Nos han dado su bendición para usar la cafetería para el baile. —Sarah toma el control con la planificación de inmediato. —¿La cafetería? Quería usar el Hauser Hall. El espacio es mayor, más elegante, y ¡perfecto para un baile! —Olivia suena como si se estuviera quejando, y es obvio que está molesta de no salirse con la suya. —Calma, Liv —dice Brynn mientras levanta su mano delante de su rostro. Olivia la aleja—. Si es lo que la señora Banister aprobó, eso es lo que haremos. Está a cargo de estas cosas. La alternativa es que no nos den un espacio. No voy a montar otra fiesta fuera del campus, no después de la última. —¿Qué pasó en la última? —Estoy casi asustada de saber la respuesta. —Además del hecho de que su ex novio Alex se fue con alguna otra chica, alguien atascó el inodoro y se desbordó fuera del baño, por las escaleras y en la moqueta de la sala principal. Fue asqueroso. —Sarah arruga la nariz como si pudiera todavía oler el agua del inodoro. Me pregunto cuánto hace de esta fiesta considerando que Alex y Olivia están juntos de nuevo. No sé por qué está con alguien que le hace esto, pero no es mi

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lugar decir algo… y, oh, cómo quiero decir algo. Si se supone que soy su amiga, debería decir algo, pero no puedo evitar pensar sobre lo que pasó con Janna. No creo que Olivia y yo nos volvamos mejores amigas o algo así, pero no quiero agitar nada. —Bien. —Olivia no luce complacida con la decisión. Sin embargo, no tiene más elección que aceptarlo—. Espero que puedan transformar el lugar en la guarida de Cupido. —¿Es ahí donde vive Cupido? ¿Una guarida? —Sarah suelta una risita, y Brynn y yo empezamos a reír también. —Lo que sea. A la siguiente parte de la planificación. —Olivia evita cualquier burla avanzando en la agenda—. Comida. Durante la siguiente hora, repasamos el menú, la música, y la decoración para la fiesta. Todo está saliendo bien y estoy disfrutando. La vacilación que tuve cuando al principio entré en la cafetería, se ha desvanecido, y me estoy adaptando, no es una hazaña fácil para mí. Olivia no es tan mala, aunque parece tener un comentario para todos los que pasan por ahí, Brynn y Sarah siempre se le unen. —Oí que la mamá de su mejor amiga tenía una aventura con un profesor — dice Brynn cuando alguien que no conozco pasa junto a nosotras. —Ugh. Es tan asquerosa. Mira su cabello —interviene Olivia sobre una chica de una de mis clases. Escucho esto durante un tiempo antes de haber tenido bastante. No digo nada aunque mi instinto me dice que debería. Esta es mi primera vez oficial conociendo a estas nuevas amigas y no quiero arruinar nada comentando. Ya puedo leer sus reacciones, diciéndome que me creo mejor que ellas o la gente de la que se burlan. Pero al no decir nada, soy una de ellas.

Los besos de Jesse son asombrosos. La manera en que su mano vaga por mi cuerpo, trazando con sus dedos, hace que los dedos de mis pies se curven. No me molesta cuando su cabello cae y me cubre mientras chupa mi pezón. Cada momento que estoy con él lo deseo más, tanto que casi lo extraño a pesar de que está conmigo. —Eres increíble. ¿Te lo he dicho últimamente? —susurra Jesse en mi oído antes de tumbarse de espaldas en la cama.

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Pongo mi brazo sobre su pecho y meto mi cabeza en el hueco de su brazo. —No creo que lo hayas hecho. —No ha terminado su frase de cuando visitó la casa de mis padres en las vacaciones de invierno. Creo que casi me decía que me amaba. Eso espero al menos. No quiero presionarlo diciéndolo primero. Y si no lo digo, hay menos posibilidades de que salga herida. Una parte de mí todavía no puede creer que esto sea real. Cada mañana me veo en el espejo y encuentro difícil creer que Jesse esté conmigo. Conmigo. Hace algo que nadie ha hecho jamás. Me hace sentir hermosa. Importante. Deseada. Mis padres no han hecho ni siquiera eso. No sé qué pasa con él, pero lo que sea que me dice, lo creo. Porque sé que él lo cree, incluso si puede parecerle extraño a otros. —Bueno, eres increíble. —Se mueve en la cama y me abraza más cerca—. ¿Cómo te fue con mi hermana y sus amigas? Me encojo de hombros. —Fue, supongo. Ella no es tan mala. Bueno, al menos no tan mala como pensé que era. —Excepto que aun así me hizo esas cosas, y honestamente no puedo decir que no crea que vuelva a intentarlo. —¿Creías que era como la Reina Malvada o Maléfica o algo así? —No. Ellas son más agradables. —Vaya. Solo, wow —responde breve y rápido—. ¿Tan mal? Lo miro y está mirando al techo. ¿Cuánto quiero decirle? Odio guardar lo que sucedió como un secreto. Sabe sobre la crema de afeitar, pero no que probablemente Olivia estuvo detrás de ello. Me asusta sacar el tema de la foto en caso de que la busque. No quiero que me vea así. Ya podría haberla visto, pero pretendo que no lo ha hecho. Me ha visto completamente desnuda, pero con los comentarios sobre la foto y todos juzgándome, no puedo lidiar con eso. —¿Qué pasa? Mi silencio me delata. Pensar en las maneras en que Olivia me ha dañado regresa esa duda a mi mente. ¿Y si esto es todo una broma? ¿Y si está preparando algo para poder ponerme en ridículo? —Nada. Sólo estoy pensando en algo que sucedió cuando llegué al campus por primera vez. —¿En serio? ¿Qué? Mierda. Debería contarle. No. No necesita saberlo. Pero él quiere saberlo. ¿No debería saber el tipo de chica que es su hermana?

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—No… no creo que pueda hablar de ello. —Sabes que puedes decirme cualquier cosa, ¿verdad? Lo hago. Y quiero hacerlo. Quiero confiar en él con todos mis secretos, incluso si son humillantes. —Es vergonzoso. —Vi, dime. Puedo decir que te está molestando. Por favor. Sus súplicas me convencen. No puedo decirle que no. No puedo. Siempre y cuando evite el tema de Olivia, puedo hacerlo. —En mi primera semana aquí alguien tomó una foto de mí… desnuda. —¿Qué? ¿Quién? ¡Lo mataré! —Asume que estoy hablando de un hombre, algún pervertido que quería aprovecharse de mí. Si solo supiera la verdad. —No creo que fuera un hombre, Jesse. Quien quiera que tomó la foto, la puso en internet y se burló por cómo me veo. Y otras personas lo hicieron también. Un montón de otra gente. —Lo siento tanto, Vi. ¿Tienes idea de quién fue? —Bueno, no lo sé con seguridad. Y no es gran cosa porque la foto se ha ido, reemplazada por otras. Ese sitio web es asqueroso, ponen mujeres en exhibición cada día. De diferentes universidades alrededor de todo el país. —Es una gran cosa. ¿Quién crees que fue? No puedo decir su nombre. No puedo hacerle eso, a su familia. Ella es su familia. —Piensas que es Olivia, ¿no es así? No digo que sí, pero tampoco lo niego. No negarlo es lo mismo que confirmarlo. —Sé que Olivia puede decir mierda bastante jodida, ¿pero hacer algo así? No la veo. ¿Crees que también arruinó tu ropa? —No lo sé, Jesse. Como dije, no tengo evidencia concreta de que hiciera algo de eso. —¡No, no lo haces! Me corta tan rápido que casi no termino mi frase. Nunca me ha alzado la voz, y ahora, en uno de nuestros más íntimos momentos, lo hace. —Lo siento. No debería haber dicho nada.

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—No, no. Yo pregunté. Insistí. Solo… ¿de verdad crees que podría estar detrás de eso? ¿Debería hablar con ella? Si lo hizo, juro que nunca le hablaré de nuevo. Eso no es lo que quiero. Olivia es todo lo que tiene, su sangre. Se está haciendo mi amiga ahora, tomándose el tiempo de pasar tiempo conmigo. Mi pasado me ha causado que cuestione a todos y asuma lo peor de la mayoría de las personas. Olivia parece la obvia sospechosa, pero no puedo ser demasiado rápida para decidir eso. Debería darle una oportunidad igual que ella me la está dando. —Tienes razón, Jesse. Lo siento. Sin embargo, no sé quién haría eso. —Es bueno que sea un genio de las computadoras. Dame la información de ese sitio web. Lo descubriré para ti. Ni siquiera sé si quiero descubrir quién lo hizo. Lo mejor es dejarlo atrás y seguir adelante. Sin embargo, quiere hacer esto por mí. Jesse quiere ser mi protector, y debería dejarlo. Le doy el nombre del sitio web y espero por Dios que lo descubra antes de encontrar mi foto.

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Capítulo Dieciséis Tormenta de nieve emocional

Nieve cayendo en un gélido día de invierno. Los copos susurran la verdad a medida que se mueven más allá de mí. Abro mi boca y atrapo el dolor en mi lengua.

~~~ La cosa sobre una tormenta de nieve mientras se vive en el campus es que no hay excusa para perder clases. Los estudiantes pueden ponerse sus botas y hacer la caminata hasta llegar a cada edificio. Sin embargo, cuando la tormenta es tan mala que los profesores no pueden hacerla, eso la convierte en una buena razón para pasar el rato. Después de pasar todos mis exámenes con éxito, merezco otro día para relajarme antes de que las clases comiencen nuevamente. Se suponía que comenzaran hoy, pero parece que lo harán mañana. Estoy esperando a Jesse más tarde. Su club de computación convocó una reunión especial por alguna razón. Mi club de escritura marcha satisfactoriamente, y he estado recibiendo críticas constructivas sobre mis poemas, a pesar de que soy la única poeta del grupo. No volveremos a reunirnos ahora hasta la semana que viene, habiéndonos tomado todo el mes de diciembre y no volveremos a empezar hasta que las clases lo hagan.

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Olivia está sentada en su cama jugando con su iPad. Creo que está en Snapchat o algo así, haciendo tonterías con sus amigas. Como estamos tratando de llevarnos bien, hace que estar en la habitación sea mucho más fácil cuando tenemos que estar aquí juntas. Aunque estoy ayudando a planificar la fiesta de San Valentín, todavía siento una desconexión entre nosotras. Sin embargo, seguiré intentándolo. También intentaré aceptar que tal vez ella no orquestó la cosa del sitio web y la crema de afeitar y esperaré a que Jesse llegue al fondo del asunto. —¿Divirtiéndote por allí? Ella está haciendo caras de pato y riendo bastante fuerte. —Sí. Mi amiga Lissy es una payasa. —Saca la lengua y toma una foto—. Agregaré un marco florido. Boom. Facebook es lo más lejos que llego en las redes sociales, y después de lo que pasó con Janna, apenas he estado allí. Ni siquiera recuerdo mi contraseña a este punto. Lo mejor es evitar algunos de los aspectos sociales si quiero sobrevivir a la universidad. —Deberías conseguir esto. En lugar de sentarte allí y leer como una nerd. No sé si la etiqueta escuece. ¿Soy una nerd? Quizás. Pero cuando las personas como Olivia lo utilizan, lo usan de manera despectiva. Necesito recordar que ella y yo estamos tratando de ser amigas ahora. No lo está diciendo por ser cruel. Está bromeando. Sí. Eso es. Ella está bromeando. —Nunca he usado esa aplicación. —Dame tu teléfono. La descargaré por ti. Dudo por un momento, pero llego al otro lado y se lo paso. Ella pulsa algunos botones y me lo devuelve. —Regístrate para obtener una cuenta y luego agrégame. Hago clic por una serie de pantallas de verificación, agrego mi fecha de cumpleaños, lo que permite el acceso a mi micrófono y mis fotos, y estoy mirándome a mí misma en la pantalla. Esa nariz grande, el enrojecimiento en mis mejillas, los pelos que no importa cuánto lo intente, se mantienen entre mis cejas.

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Uniceja ha sido el único apodo que nunca me dieron, aunque ahora que me miro de cerca en mi teléfono, me pregunto cómo esquivé ese. Recibo una notificación. Es de Olivia, lo cual tiene sentido ya que ella es la única persona que sabe que ahora estoy aquí. Ella me envió una foto con un arcoíris como lengua. Me pregunto si eso es lo que estaba haciendo antes. ¿Respondo con algo similar? Busco a través de los filtros y encuentro uno con orejas de conejo y una nariz que distorsiona mi rostro también. Alzo las cejas y de la nada mis pestañas son interminables. Tomo la foto y hago clic en el temporizador. —¿Para qué es esto? —Oh, es para que la foto solo permanezca por ese período de tiempo. Entonces, si haces clic en el ocho, desaparece después de ocho segundos. Interesante. Entonces, ¿puedo enviar algo y desaparecerá para siempre después de cierta cantidad de tiempo? Genial. Se lo envío a ella. Realmente no sé el sentido de todo esto, pero tal vez lo capte. Alguien golpea la puerta, lanzo mi teléfono a un lado y corro para abrirla. —¿Esperando a mi hermano? —Ah, en realidad sí —le digo. Aunque no tan pronto. Se supone que no debe estar aquí hasta dentro de una hora. Abro la puerta y jadeo. De pie frente a mí no es otra que Janna. Ha pasado más de un mes desde que la vi. Contemplé en llamarla algunas veces después de su número en Facebook Live, pero no lo hice. No la he visto por el campus. En este punto ni siquiera sé si sigue siendo una estudiante aquí. Me imagino que o bien me ha estado evitando o ha sido expulsada. De una forma u otra, no es como si ella no pudiera haber intentado contactarme. —¿Puedo ayudarte? —No sé la manera correcta de saludarla. Por dentro, quiero alcanzarla y jalarla en un abrazo gigantesco. Eso es lo que se siente bien. Pero incluso si se siente como lo correcto, no lo hago. Me quedo allí, mi corazón latiendo tan fuerte contra mi pecho que creo que puede explotar en cualquier

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momento. Pienso en ese video, ella acusándome de ser una amiga horrible, cuando, de hecho, creo que he sido todo lo contrario. —Te echo de menos. Quiero decirle que la extraño. Lo quiero tanto. Cedo con demasiada facilidad, sin embargo. Decirle que la extraño es lo mismo que decir que la perdono, o que me disculpo con ella. No digo nada, solo alzo las cejas. —Vamos, Violet, no seas así. —¿Cómo así? —Tan fría e implacable. No me doy cuenta de que así es como me comporto. —Básicamente desapareciste sin dejar rastro por más de un mes después de que me llamaste mala amiga para que todo el mundo lo viera, y se supone que debo darte la bienvenida con los brazos abiertos. No. No funciona de esa manera. Tal vez me pasé de la raya, pero lo siento si no quiero que mi mejor amiga arruine su vida. —¿Piensas que soy tu mejor amiga? Una lágrima rueda por su mejilla mientras una pequeña sonrisita se extiende por su rostro. —Lo hacía. Ahora no sé qué pensar. ¿Todavía vas a la universidad aquí? ¿Y qué hay de Paul? ¿Dónde está tu amiguito pervertido mayor de edad? —Ya no soy amiga de él. —¿Quieres decir que ya no estás teniendo sexo con él o que ya no te estás drogado con él? —No puedo creer que lo haya dicho, pero no puedo retractarme ahora. Y no debería. Ella necesita escuchar esto. —Vi, eso no es justo. —No puedes decidir cómo me siento o qué estoy pensando. Es solo que... ni siquiera puedo mirarte ahora mismo.

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—¿Qué estás diciendo? —Creo que está diciendo que te vayas. —Olivia salta en mi defensa en un giro inesperado de los acontecimientos. Janna gira la cabeza hacia Olivia, una pequeña O formándose en sus labios. —Espera. ¿Qué está pasando aquí? ¿Ustedes dos son como, amigas ahora? Ella me mira a los ojos y yo me encojo de hombros. No tengo que responder a eso. Y no lo haré porque ni siquiera sé qué tan amiga considero a Olivia, pero ahora mismo, creo que es mejor amiga que Janna. —No estoy segura de dónde estamos paradas ahora, Janna. Permites que Paul tenga prioridad sobre nuestra amistad. Ojalá pudieras ver lo que veo en ti en lugar de ahogarte en alcohol y en drogas. Realmente lo hago. —Pero no hoy. —Olivia se para delante de mí y le hace un gran saludo a Janna mientras le cierra la puerta en las narices. —¿Qué haces? Eso es grosero. —Nunca haría tal cosa. Estoy tentada de correr tras ella, pero no lo hago por miedo a cómo reaccionaría Olivia. ¿Debería importarme lo que ella piense? No. Sé que no debería. Pero esa es la cuestión de ser un felpudo toda tu vida. Realmente nunca dejas de ser uno. No puedes convertirte de repente en la puerta o en la persona que está de pie sobre la estera. Siempre serás aquél que pisan, nunca podrás pensar por ti mismo. —Mira. —Ella me toma de las manos y me lleva a la cama. Me siento a su lado. Suspira—. No puedes permitir que alguien como Janna decida cuándo y si ustedes son amigas de nuevo. No escuché una disculpa allí, ¿verdad? Me tienes ahora. No la necesitas. No estoy segura de cómo responderle. Siento como que la necesito. Ella es mi chica , como Cristina y Meredith en Grey's Anatomy. 19

Pero mi amiga nunca me habría dado la espalda como lo hizo Janna. —Tienes toda la razón.

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Una persona con la que has alcanzado el más alto nivel de amistad.

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Palmeo mis manos como si dijera adiós a esta parte de mi vida y hola a una nueva. Una que incluye a la chica popular. Y finalmente puedo ser parte de ese grupo.

—Mientras adoro a Adeline, no creo que ella reaccionaria así. Ella es más fuerte que la forma en la que la estás retratando. Sobrevivió al fin del mundo, tiene un grupo de personas siguiendo su ejemplo y vio cómo su familia moría frente a ella. Creo que ella se enfrentaría a Rufus. Mi crítica ha sido mucho más constructiva después de unos meses en el club. El libro de Karen es tan sorprendente. Normalmente no soy una lectora de ciencia ficción, pero después de leer su libro, estoy empezando. Ella garabatea mis observaciones, asintiendo mientras lo hace. David y Erica están de acuerdo conmigo, trayéndome la muy necesaria confirmación de que pertenezco aquí. Nuestra charla no va más allá de lo que escribimos, eliminando el deseo de encajar, a pesar de que soy bienvenida aquí más que en cualquier otro lugar de mi vida. Sin lugar a duda. —Gracias, Violet. Tienes razón. Ella se enfrentaría a Rufus, y debería hacerlo. Voy a cambiar esto, y eso creará una brecha entre ellos. Puedo usar eso. Expulso el aliento, aliviada de que ella haya aceptado mis comentarios. Es difícil criticar un libro que amo tanto. —Violet, ¿en qué estás trabajando? No has compartido nada con nosotros todavía. David tiene razón. He estado viniendo aquí cada semana, pero manteniendo mis poemas cerca de mi corazón. No quiero que me digan que son malos, que los destrocen y hagan sugerencias. Mis poemas me hacen a mí. Son mis pensamientos más íntimos. Las historias que ellos escriben, su ficción, son inventadas. No es mi cosa. Esto es toda mi verdad Y no quiero que destruyan mi verdad. —Lo siento. No creo que esté lista todavía.

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—¿No está lista? ¿Cuál es el punto de estar aquí, entonces? —Erica ha salido de su caparazón desde que estoy en el grupo. Parecía tan tímida que el primer día que la conocí, apenas lograba hacer contacto visual o algo así. Ella habla mucho una vez que la conoces. —Te... tengo miedo, supongo. Mi profesor quiere que presente un poema para este concurso anual de poesía. El plazo límite es aproximadamente en una semana. Sin embargo, no lo he hecho todavía. —¿No lo has hecho? —Karen golpea su bolígrafo sobre la mesa—. ¿Por qué no? Si tu profesor te recomendó para participar, entonces será mejor que lo hagas. Aún estoy esperando a que uno de mis profesores recomiende mi trabajo para cualquier cosa ¡y escribir es mi especialidad! No puedo asegurarlo, ya que no nos has mostrado nada, pero debes tener mucho talento. Ve por ello. —Sí. Ve por ello. —David me da palmaditas en la espalda. Me gusta lo alentadores que están siendo, acariciando mi ego, tratando de convencerme. Aunque no estoy segura de que sea para mí. ¿Qué pasa si gano? ¿Entonces qué? ¿Tengo que pararme frente a la gente y hablar? Y si pierdo, ¿eso significa que apesto? Toda mi confianza ha sido una mentira. Entonces no tengo nada. —No lo pienses, Violet. Hazlo. —Sí, hazlo. —Erica reitera lo que dice Karen. Si lo hago, sé con qué poema participaré. Ya he decidido cuál muestra mi corazón en su forma más vulnerable, con la mayor sinceridad. Pero ese es el más privado para mí, el que nunca le he mostrado a nadie. —Violet. —Karen dobla sus manos frente a ella—. Tienes talento, o no estarías aquí. No tengas tanto miedo. Parte de ser escritor es exponer tus momentos de vulnerabilidad. No dejes que tus poemas se queden en tus cuadernos. Déjalos respirar. Dales vida. Y tú, también necesitas vivir. Escucho lo que está diciendo, lo que realmente está diciendo, y sé que tiene razón. Soy responsable de mi propio destino. Creo mi propio futuro y puedo elegir olvidar el pasado y vivir en el ahora. Es hora de asumir riesgos y ser la persona a la que siempre aspiré ser.

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Ahora es mi momento.

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Capítulo Diecisiete Nuevo Florecimiento

La última rosa, se secó. Pétalos cayendo al suelo, y no quedó nada más que su tallo.

El tallo, masticado por los insectos, pisados por los pies, finalmente murió.

Y otra rosa comenzó a crecer.

~~~ Está sucediendo. Después de doce años de haber sido la mujer bajo el escalafón, he encontrado mi camino cerca de la cima. Todavía no estoy en la cima, pero estoy lo suficientemente cerca que puedo saborearlo. El poder. La indestructibilidad. Soy querida.

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Las últimas semanas han pasado volando con Olivia como mi nueva mejor amiga. Estoy pasando cada momento que no estoy con Jesse con Liv, Sarah y Brynn. Pasamos el rato juntas en el patio, yendo al boliche los fines de semana y estudiando juntas. He ido a algunas fiestas y ellas nunca se han apartado de mi lado. Hasta ahora están demostrado ser todo lo que yo quería que fueran y más. Y creo que Jesse está feliz que nos estemos llevando tan bien. El día de San Valentín se acerca y el campus se está preparando para el baile de los Enamorados. Jesse no puede ir porque va a asistir a alguna clase de conferencia tecnológica, pero voy a ir con las chicas. ¡Será tan divertido! Compramos vestidos juntas, y elegí un nuevo vestido rojo que abraza mis curvas. Por primera vez en mucho tiempo, no estoy acomplejada con mi peso extra, y lo estoy aceptando. Olivia se ofreció a maquillarme, y Brynn se está encargando de mi cabello. Para cuando llega el baile y estamos entrando a la cafetería, estoy radiante con mi nueva belleza encontrada. Soy hermosa. Todavía no estoy a la altura de mis amigas. Olivia rizó sus cabellos, sus mechones rubios cayendo bajo sus hombros y descansando sobre su escote que se derrama de su vestido brillante. Sarah brilla, literalmente, con glitter sobre su pecho, y los ojos oscuros de Brynn son sensuales, con un estilo ahumado que es perfecto para ella. Hacemos que giren cabezas en el segundo que entramos, pero no puedo evitar y darme cuenta que la mayoría de las miradas son para ellas, no para mí. Mi sonrisa se desvanece cuando me doy cuenta de que incluso en la belleza, sigo siendo la más fea del grupo. —¿Están listas chicas? —No tengo tiempo de ocultar mi duda cuando Olivia nos empuja a la cafetería—. Vamos a mostrarles a las mujeres aquí quiénes son las que dan las órdenes en el campus, y mostrarles a los hombres de lo que se están perdiendo. Alex estuvo de acuerdo en encontrarse con Olivia aquí, para que nosotras, las chicas, pudiéramos ir juntas. Aún no puedo creer que ella haya vuelto con él después de que la engañó, de nuevo, pero parece ser algo que ella encuentra aceptable. No lo entiendo. Sin embargo, no es mi lugar juzgar. No quiero estar del otro lado de su ira, así que mantengo mi opinión para mí. Para poder terminar este año con una reputación medio decente, tengo que aprender a mantener la boca cerrada. Olivia encuentra a Alex tan pronto estamos en la puerta. Él se arregló bastante bien si tengo que admitirlo. Y aunque es atractivo en el exterior, no me

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agrada mucho. Mi primera impresión se ensombrece, y veo la fealdad detrás del traje. —¿Vas a ir con él? —Ella todavía está con nosotras, mirando la habitación. —En su debido tiempo, Violet. Él puede esperar. La anticipación es parte de la atracción. —Me da un empujoncito con el codo—. Puedes aprender mucho de mí. De alguna manera lo dudo. Si Jesse entrara en este momento, no pensaría dos veces antes de correr y besarlo. Ella no está abandonándonos si va y dice hola. Y si bien no me preocupo por él, no me molesta si pasa el tiempo con nosotras. Solo porque esté aquí, no significa que tengo que hablar con él. Las tres se dirigen a la pista de baile. Recuerdo la primera fiesta que fui, cuando intenté bailar. Jesse se burló de mí, y con justa razón. Todavía no he perfeccionado mi baile. Hago mi mejor esfuerzo para mantenerme fuera del grupo, y muevo mi cuerpo lo menos posible, uniéndome a las conversaciones cuando puedo evitar mi patética excusa de pasos de baile. En realidad, la estoy pasando bien, finalmente sintiéndome parte de algo. Después de unas canciones, nos encuentro una mesa para sentarnos. Alex se nos une, sentándose junto a Olivia y abrazándola. Su mano está cerca de tomar su seno, aunque a ella parece no importarle. —¿Cuándo regresa Jesse de la conferencia? —me pregunta Alex, como si estuviera interesado en hablar conmigo. —El día después de mañana. —Entonces, ¿en dos días? —Sí, el día después de mañana es en dos días. Alex guiña un ojo y masca su chicle. —No sé, porque no dijiste en dos días. —Está bien. Dos días. —Miro a Brynn y Sarah, que se están riendo y poniendo los ojos en blanco. —Apuesto a que la está pasando muy bien en Las Vegas. ¿Alguna vez has estado ahí? —No. —Ni siquiera tengo veintiuno. Ni siquiera sé qué haría en Las Vegas. ¿Se me permitiría si quiera entrar a la conferencia? ¿Tienes que tener 21 para asistir?

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—Yo lo he hecho. Hombre, la última vez que fui me emborraché tanto. Desperté en mi habitación y esta chica… —Se detiene a mitad de la frase cuando Olivia lo golpea con el codo—. ¡Ay! —Se frota el pecho—. Como sea, esta chica… —Ella lo vuelve a golpear de nuevo—. ¿Cuál es tu problema Liv? —Puede que esté equivocada, pero ¿quizás la mención de esa chica? —Sarah suelta con total naturalidad. —¡Ding! ¡Ding! ¡Ding! —Olivia levanta el dedo mientras lo dice—. No quiero escuchar eso. —Lo lamento, bebé —dice mientras le besa la mejilla. Ella gira la cabeza mientras él lo hace. No entiendo cómo puede soportarlo, pero supongo que cada uno con sus cosas. ¿Qué sé yo sobre las relaciones, verdad? Estoy en mi primera. De toda la vida. ¿Quién soy para juzgar o dar algún tipo de consejo? Aunque creo que por la manera en que Alex está actuando sería suficiente para que ella se diera cuenta de lo imbécil que es. No se necesita ser un genio para saber que de esto no es de lo que se compone una relación. —¿Confías en Jesse? —Brynn me sorprende con su pregunta. Ella me está mirando, con una media sonrisa en el rostro. ¿Está intentando intimidarme? —¿Qué quieres decir? —Quiero decir, ¿confías en Jesse? Él y Alex son mejores amigos. Estoy segura de que fue a uno de esos viajes. ¿Realmente existe una conferencia? —Sí, existe una conferencia. —Recuerdo que me mostro el folleto. Hablamos por FaceTime ayer y esta mañana. Él tenía obsequios. No. Todo está bien. —Brynn. —Olivia le lanza una mirada furiosa—. Mi hermano es un buen chico. No pongas dudas en la cabeza de Vi. Vaya. Estoy un poco sorprendida que Olivia salga en mi defensa. Quizás esto tiene el potencial de ser una buena relación, una amistad duradera. —Solo estoy diciendo que los chicos son chicos. —Sí, ¡lo somos! —Alex intenta ofrecerle los cinco a Brynn, y ella lo rechaza. Al menos tiene la suficiente clase para eso, creo. Una canción lenta suena y Alex invita a Olivia a bailar. Ella lo rechaza, me sorprende y rio por dentro, no queriendo que mi dicha sea visible. Alex susurra algo en su oído, ella dice: “Oh está bien”, y se va de la mesa.

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—¿Qué fue eso? —Sarah se inclina en la mesa, esperando la respuesta de Olivia. —Nada. Le dije que quería que esta noche fuera de chicas. Voy a encontrarme con él más tarde. —Le prometiste una mamada, ¿no es así? Ella le sonríe a Brynn. —Niña, eres asquerosa. —No, ¿quieren saber quién es asquerosa? Ella. —Todas miramos en la dirección que Olivia está señalando. Una chica con cabello brillante esta parada, su cabello con corte tipo pixie. Su vestido verde termina debajo de sus rodillas, y sus tacones negros agregan unos centímetros a su figura. Ella no necesita girarse para saber a quién estamos mirando. Janna. —Ugh. No soporto a esa chica. Está en mi clase de economía. Se perdió como un mes y no la expulsaron. También apesta todo el tiempo. Y es tan flaca. Como asquerosamente delgada. —Brynn mueve las uñas en la mesa—. Tú la conoces, ¿no es verdad Violet? —Umm. —No sé qué decir. Si digo que sí, voy a entrar en un territorio que realmente no quiero entrar. Por mucho que no quiera ser de quien se burlen, no quiero ser la que se burle. Por otro lado, si no me uno, ¿dónde me pondrá en el grupo?—. Quiero decir, sí. La conozco. Sé acerca de ella. —Oh, Violet aquí solía ser amiga de la Bomba Apestosa antes de que le cerrara la puerta en el rostro cuando fue a nuestro dormitorio. ¿Bomba Apestosa? ¿Tienen un apodo para ella? ¿Olivia tenía, o tiene uno para mí? Dios mío, ¿y si lo tiene? ¿Qué si habla de mí a mis espaldas? No. Ella no hace eso. Janna me ve y me observa por un momento. No creo que vaya a venir aquí. No después de ese día en mi dormitorio. Pero lo hace. Ella mueve los pies y comienza su lento andar hacia mí. Al menos parece lento. ¿Está exagerando su caminar para intimidarme, o me estoy imaginando que lo hace lento? Porque no puedo creer que se esté acercando. Mi corazón está latiendo a una velocidad acelerada cuando llega a la mesa.

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—Hola, Violet. ¿Digo hola? ¿Por qué está diciendo hola? Olivia realmente la acabó, y no fue demasiado agradable, y aun así ella me saluda amablemente. —Hola. —No lo digo muy fuerte, de hecho, apenas es un susurro. —Estaba esperando que pudiera verte aquí. —¿Lo estabas? —Sí. Quería hablar sobre lo que sucedió ese día en tu habitación. —Ella mira a Olivia, Brynn, y Sarah—. ¿Podemos tener un momento? Las tres intercambian miradas y luego le sonríen a Janna. —No —dice Olivia como la líder no nombrada del grupo—. Puedes hablar aquí. Ella cambia su peso de un pie al otro y me mira. ¿Qué quiere que haga? No voy a dejar a Olivia e ir con Janna. ¿Qué mensaje enviaría? Además, lo que sea que tenga que decir puede decirlo frente Olivia. Realmente no me importa. —Lamento todo. Realmente lo lamento. Desearía que pudieras creerme. ¿Existe algo que pueda hacer o decir para que me perdones? Lo ha hecho. Se ha disculpado. Es todo lo que quería. No necesitaba mucho más que eso. Quizás, yo tengo medio la culpa de lo que sucedió, pero ella no tenía que hacerlo en las redes sociales. —Vi, voy a hacer un nuevo video si tengo que hacerlo. Me voy a retractar de todo. No sé qué estaba pensando con Paul. Él no… él no es un buen chico. ¿Es lo que quieres? ¿Que haga un nuevo video? Estoy a punto de perdonarla, de decirle que podemos ser amigas de nuevo, de decirle que no tiene que hacer un nuevo video cuando Brynn saca su teléfono. —Hazlo. Haz un video. —¿Qué? —Soy sorprendida con esto. ¿Por qué debería de hacerlo? —Oh, tienes razón, Brynn, —Olivia se mete—. Pero ella debería de hacerlo con su teléfono desde su cuenta. —Levanta la mano—. Dame tu teléfono. Voy a grabarlo. —¿Vi? Janna me mira, atónita por lo que está sucediendo. Tengo que dar un paso hacia adelante, y decir algo.

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—No creo que necesite hacer un video. No es gran cosa. —¡No es gran cosa! Ella te humilló. Es justo que le hagamos lo mismo a ella. ¿Pero esto? ¿Es justo? ¿Lanzamos piedras o las tomamos y reconstruimos? ¿De esto se trata el ser aceptado en este grupo de personas? ¿Me veo obligada a estar de acuerdo con este tipo de mierda que le hacen a la gente? —Vamos, Violet, no seas tan cobarde. Toma. —Olivia le quita el teléfono a Janna y me lo da—. Hazlo. —Yo…—Estoy sosteniendo el teléfono de Janna, no segura de que hacer ahora. —Está bien, Violet. Solo inicia el video en vivo. —¿Est{s… est{s segura? —No creo que Janna se dé cuenta en qué se está metiendo. He estado ahí, del otro lado, y no es bonito—. No tienes que hacerlo. —Sí, sí tiene. —Olivia se inclina y presiona el botón de en vivo—. Vamos. Janna está delante de nosotros, sus manos a su costado. Lo gracioso es que, ella no parece asustada o intimidada. No en lo más mínimo. Ella tiene esa actitud de me importa un carajo. —Todo el mundo, por aquí Janna. Hola. —Ella saluda con una media sonrisa en su rostro—. Quisiera aprovechar esta oportunidad para disculparme con mi mejor amiga, Violet, y con todos ustedes por mi queja del otro día. Violet es una buena persona. Ella no se merecía nada de eso. Estoy a punto de presionar el botón de finalizar cuando Olivia coloca una mano en mi brazo. —No. —Ella mira a Janna—. Ahora ponte de rodillas, y ladra como un perro. —¿Disculpa? —La escuchaste. —Brynn se pone de pie y bloquea a Janna—. De rodillas. Ahora. Y ladra. —No me gusta esto, Olivia. Para nada. Ella no tiene que hacerlo. —O estás de acuerdo con esto Violet, o puedes despedirte de la oportunidad de tener un buen año. ¿Crees que una vez que te quites el maquillaje y regreses al campus las personas van a querer hablar contigo? Sin nosotras, tú eres esa chica fea. Ahora eres una fea hermosa chica. Todavía eres tan fea como un perro, pero con un poco de ayuda de nosotras, te hacemos pasar como hermosa. Pero no te equivoques, no lo eres.

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Sus palabras se clavan en mí, agarrándose de mi corazón, presionándolo lo más fuerte posible, rompiéndome. Quien dijo que los palos y piedras pueden romper huesos pero las palabras nunca pueden lastimar, nunca vivió mi vida. Esa persona estaba equivocada. Completamente equivocada. Las palabras de Olivia lastiman más que piedras y palos. Lo sé porque son verdad. A veces es difícil saber la verdad, la pura verdad. Pero aquí está, frente a mí, y es tiempo de aceptar que nunca cambiará, con maquillaje o sin él. Con Jesse o sin él. No puedo reaccionar. No puedo negarme a hacerlo, pero tampoco puedo hacerlo. Olivia me arranca el celular y le demanda a Janna que haga lo que se le pidió. Ella se agacha en el piso y se pone en cuatro y ladra dos veces. Luego se pone de pie y toma su teléfono. Con su teléfono en su mano, me mira y dice. —Lo hice por ti. No por ellas. Por ti. Pero si esta es quien eres ahora, entonces olvídalo. Me hundo en mi silla mientras Janna se aleja.

No me siento bien con lo que he hecho. Me siento mal al grado de querer vomitar pensando en lo que sucedió con Janna. Dios, fue tan fácil quedar atrapada en todo esto. Permití que mi miedo se hiciera cargo de la situación, volviéndome la chica que odio en solo unos segundos. Y Olivia y su clan no vieron nada malo en eso. Ellas, y yo, la humillamos, y nos fuimos como si estuviéramos orgullosas. No deberíamos de estarlo. Deberíamos de estar avergonzadas. Y yo lo estoy. —¿Crees que va a perdonarme? El rostro de Jesse llena mi iPad, y puedo ver el inicio de su pecho. Desearía que estuviera aquí para poder recostarme en él, escuchar su latido. Él regresará pronto, pero no lo suficiente. Lo necesito aquí conmigo, aunque no creo que lo merezca. —Creo que con el tiempo lo va a hacer. Es Janna. A lo mejor realmente no le importó. Apuesto que tú estás más preocupada que ella. Él tiene razón. En los pocos meses que llevo conociéndola, ella me ha demostrado que no le importa lo que las personas piensen. Ella quizás haga eso en un día normal. Aun así, estamos en la universidad. Solo porque somos de primer

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año, no nos da la excusa de comportarnos como en la secundaria. Porque eso fue lo que estuvimos haciendo, Olivia, sus amigas y yo. Olivia todavía está en el baile, probablemente molestando a alguien más. Les dije a las chicas que me dolía el estómago y que regresaría a la habitación. Fue una media mentira. Después de mirar a Janna en el suelo así, a mi estómago no le agradó demasiado. Fui una imbécil. Soy una imbécil. —¿Así que mi hermana estuvo en esto? —Ella fue la líder. —Ella siempre es la líder. Sus monos, su circo, supongo. Pero ahora, estoy pensando que no importa lo popular que sea el circo, no quiero ser parte de ello. Él niega y pasa las manos sobre su rostro. —No puedo creerle a veces. O, en realidad, muchas veces. Ella siempre ha sido así. —¿Siempre? 171

—Sí, siempre. Incluso en primaria. Comenzó lentamente, pero eventualmente se volvió una perra todo el tiempo. Odio decir esto de ella, pero es verdad. Pero lo hace para mantener a las personas al margen. —Bueno, funciona. —A ella solo le gusta la atención. Ellas la siguen, pero puedo ver trozos de esperanza tanto en Brynn como en Sarah. Estoy segura de que está ahí en Olivia en alguna parte, oculto en lo más profundo de su alma oscura. —Aun así, ¿todavía no crees que ella tuvo algo que ver con esa foto? —No lo sé, Violet. Lo que le hizo a Janna fue feo, pero no creo que ella llegara tan lejos. No puedo creer que no esté de mi lado ahora, no después de lo que le confesé que ocurrió en el baile. ¿Cómo puede creer que sea inocente? La situación con Janna es casi peor a mis ojos. No puedo competir contra ella, con su familia. Necesito centrarme en Janna. En reconciliarme con ella. —¿Debería llamar a Janna? Debería llamarla. ¿Debería llamarla? —Eso depende de ti. No quiero decidir por ti. Quizás tengo que dormir. La llamaré en la mañana, o me detendré en su dormitorio. Es tarde de todos modos. Ella podría ya estar en la cama. Sé que, si no estuviera hablando con Jesse, yo lo estaría. —No puedo decir buenas noches sin antes decirte lo hermosa que te ves.


Lo dice, pero creo que sabe que no le creo. No después de lo que Olivia me dijo, aunque dejé por fuera esa parte. —De verdad. Lo eres, lo creas o no. —Gracias. —Sé que odia cuando no acepto sus cumplidos, así que lo hago contra mis propios deseos. Nos despedimos, lanzado besos al aire. Después de apagar mi iPad, me recuesto en la cama, todavía en mi vestido y maquillaje, y me quedo dormida.

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Capítulo Dieciocho Completo

Solo con seguir tus propios consejos y sueños pueden encajar en ti las piezas del rompecabezas y el silencio de tu vida empezará a hablar.

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Me deslizo en mis botas y me coloco la chaqueta sobre los hombros, esperando cerrarla hasta que esté en el pasillo. Despertar a Olivia y soportarla en la mañana es la última cosa que quiero hacer. La escuché llegar alrededor de la una de la madrugada, tropezando con todo. Justo ahora, está desparramada en su cama, y es seguro decir que seguirá así algunas horas más. Es pasada las siete, el sol acaba de salir. A pesar de estar a menos de seis grados, el sol está brillando sin ninguna nube a la vista, haciendo que se sienta un poco más cálido de lo que es. La ausencia de viento ayuda también. La caminata al dormitorio de Janna es de solo seis o siete minutos. Cuando estoy frente a su habitación, el pizarrón afuera de su puerta tiene escrito en letras mayúsculas: “¡WOOF! ¡WOOF!” Lo borro con mi manga. Ella no necesita ver eso. Estoy haciendo esto al momento, sin estar segura de cómo iniciar. Doy el primer paso y golpeo la puerta, mi estómago como una lavadora. Janna responde, una mirada plana en su rostro. Ella no sonríe, no frunce el ceño. Ella simplemente está. —Hola. —Una patética manera de iniciar, pero es algo. —Hola. —Ella toma su codo con el brazo opuesto. Esta lista y vestida para el día con un jean azul y un suéter muy grande. —Estaba esperando que pudiéramos hablar. ¿Quieres caminar?


Lo piensa por un momento antes de asentir. Espero a que se coloque sus botas y chaqueta, y caminamos en silencio. Abro la puerta del frente y permito que salga primero. Una vez afuera, nos miramos la una a la otra, sin estar seguras a dónde vamos a ir. —Fue un suceso lo de anoche. —Una estúpida manera de iniciar una conversación, supongo. Fue más que eso. Horrible. Humillantes. Algo a lo que hace unos meses me hubiera opuesto y de lo que no hubiera formado parte. —Eso es dejarlo a medias. —Supongo. —Nadie dice nada por unos momentos—. Lo lamento, Janna. Las cosas se salieron de las manos. —Sí, lo hicieron. —Doblamos la esquina, aún sin destino en mente—. No me importa, si esa es la razón por la que estás aquí. —¿No te importa? —¿Cómo no puede importarle? Aunque sea la persona más relajada en el mundo, ¿Cómo es posible que Olivia no le afecte en lo más mínimo? —No. Ya he pasado por suficientes cosas de mierda para preocuparme por personas como Olivia Fisher. Siempre había sentido que la vida no siempre había sido perfecta para ella de niña, pero nunca lo había sacado en una conversación. ¿Quiere hablar de ello? No quiero presionar el asunto y alejarla. Solo quiero que seamos amigas de nuevo. Aunque, parte de ser amigas, es compartir cosas. Compartir nuestro pasado. —¿Puedes contarme? ¿Qué sucedió? Soy cortante con mi pregunta. ¿Cómo alguien puede entrar en una conversación así? No puedo decir. “Oye, cuéntame de tu pasado de mierda”. ¿Verdad? —¿Dónde empiezo? —Ella deja escapar una bocanada de aire y puedo verla por el aire frío, haciéndome temblar. Algunos estudiantes pasan a nuestro lado, cubiertos en sus sombreros y bufandas. Mis orejas están frías, pero no me importa. Dejaría que se congelaran de ser necesario. Mi amistad con Janna es demasiado importante—. Siempre inicia con el padre ausente, ¿no es así? —me pregunta como si supiera. Tengo la respuesta, y luego me doy cuenta de que está siendo honesta y está compartiendo la verdad conmigo—. Quiero decir, así siempre sucede en las películas, verdad, ¿por qué no en la vida real? —Así que, ¿él no estuvo presente?

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—Pfff. Apenas. Él aparecía de vez en cuando para follar a mi mamá, nada más. Si no la estaba follando, la estaba golpeando. Dejo escapar un sonido de sorpresa, antes de darme cuenta de que lo hice. Nunca en mi vida había presenciado una situación así. Seguro, mis padres han tenido sus momentos en los últimos años, elevando sus voces de vez en cuando, pero ni una vez mi papá levantó su mano a mi madre, o viceversa. —Está bien. Tú estás protegida, lo entiendo. Esas son el tipo de cosas que ves en Lifetime o Dateline, o algo así, ¿verdad? Bueno, yo lo vivo. Mamá siempre tiene un novio. Ahora es un tipo llamado Dave. Él es un tipo del césped. Tú sabes, rocía químicos en la grama de las personas para que tengan césped verde y esponjoso mientras matan todo alrededor. Él fuma demasiado y se recuesta en el sofá de mamá cuando no está trabajando. Ni siquiera sé si tenga una casa de verdad o esté viviendo gratis con nosotras. Ella ha llevado a tantos hombres a nuestra casa que me sorprende que ninguno haya resultado ser un asesino serial. —Vaya, no tenía idea. Lo lamento, Janna. —No lo hagas. He lidiado con esto. Sé quién soy. Soy independiente, fuerte, y no me importa si ladro como perro o golpeo mi pecho como gorila frente a cientos de personas. Janna es increíble. Ella es la clase de persona que aspiro a ser, cómoda en su propia piel, sin miedo a decir lo que tiene en mente y hacer lo que se necesite hacer para poder superar cualquier día. Quiero preguntarle sobre Paul. Necesito saber sobre su estabilidad. —Ese día cuando Jasse y yo fuimos a casa de Paul, no estabas bien. ¿Qué sucedió ahí? ¿Todavía estás…? —¿Bebiendo? ¿Drogándome? Violet, voy a hacer eso en ocasiones. Pero ahora sé que se me fue de control. Amaba estar con Paul porque me ayudaba a olvidar todo. Hasta el día que no lo hizo. Desperté una mañana después de una noche de fiesta y cuando me miré al espejo, vi a mi mamá. Amo a mi mamá, pero no deseo volverme como ella. —Yo tampoco. —Pienso en mi mamá, siempre favoreciendo a Rose en lugar de a mí, tratando de decidir mi futuro, empujándome en todas direcciones a las que no quiero ir. No quiero ser así para mis hijos. —Sí, sí quieres. —Créeme, no quiero.

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—Sí, sí quieres. Puede que pienses que no, pero compara tu infancia con la mía y vas a ver lo afortunada que eres. Entiendo, lo que está tratando de decirme. Realmente lo hago. No quiero hacer menos lo que le sucedió porque eso apesta. Demasiado. Pero al mismo tiempo que no he caminado en sus zapatos, ella no ha caminado en los míos. Seguro, ella tuvo dificultades, y las suyas fueron difíciles, pero yo también las he tenido. Todavía las tengo. —Daría todo lo que tengo para tener una familia como la tuya —continúa—. Fuerte, unida, que te apoye. Más que todo… presente. No sé cuan presentes están en realidad. En el pasado, antes que Rose naciera, quizás, pero por los últimos cinco años, me he sentido más desconectada que nunca. —Quizás lo ves de ese modo, pero no es así. Las cosas por las que estás pasando son duras, pero también he tenido mi cuota de dificultad. —¿Cómo qué? ¿Qué ha soportado Violet que la ha afectado tanto? Cosas que no quiero compartir con nadie. Existe más que la escupida en el autobús o las burlas hacia mi cabello. Existieron veces en las que quise olvidarlo, terminarlo todo porque parecía más fácil. No sé qué me detuvo. Mis padres, quizás. Ellos teniendo que explicarle a Rose. O quizás, porque me aferré a una pequeña esperanza que personas como Janna y Jesse, llegarían a mi vida y cambiarían las cosas. Me cambiarían. —Hay tanto, Janna. Ese grupo de chicos nunca me dejaban sola. Me perseguían. Recuerdo una vez en el lago. Era un viaje escolar. Tenía que ir al baño. Todo lo que había eran baños portátiles. No pensé nada al respecto y entré a uno. Lo siguiente que supe es que esos niños estaban sacudiéndolo, burlándose de mí. Podía escuchar el agua moverse de un lado a otro, todavía puedo. Supliqué para que nada sucediera. Por suerte una maestra se dirigió al baño y ellos corrieron. Esperé casi una hora para salir de esa cosa. Cuando finalmente lo hice, apestaba. Nadie se sentaba conmigo. Una de los chaperones tuvo que hacerlo porque no había espacio suficiente en el autobús. Ella sostuvo su mano sobre la nariz y boca todo el tiempo. Una vez que regresamos a la escuela, los niños cantaron “Violet, Violet, es tan fea que apesta a mierda”. Fue humillante. Janna se detuvo y colocó su mano sobre mi espalda. —Eso es horrible. Lamento que tuvieras que pasar por eso. ¿Qué dijeron tus padres?

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—Los niños siempre serán niños. Esa es una cita textual. Recientemente descubrí que se preocupaban, pero no lo dijeron o me preguntaron al respecto. No puedo creer que no hicieran nada. —Yo tampoco. Si hubiera estado cerca, les hubiera pateado el trasero. No tengo duda de que lo hubiera hecho. Ella es esa clase de amiga, y no sé qué bloqueó mi vista de descubrirlo antes. —Es una pena que tus padres lo ignoraran. —Sí, bueno mis padres no tuvieron esos problemas cuando eran niños. Ellos eran muy queridos. A veces pienso que no me creyeron. Sé que es difícil de creer, pero sucedió. Cosas así, una y otra y otra vez. Llegamos al patio, y caminamos a la cafetería. —Digo que se jodan ellos. Siempre y cuando nos tengamos la una a la otra. Me gusta eso. Janna y yo contra el mundo. Personas como Olivia son toxicas, y no quiero eso en mi vida, aunque sea la hermana de mi novio. —¿Hambre? —pregunta Janna. La tengo, pero esta vez de comida de verdad en lugar de poder.

—No te he visto en un tiempo. —Will lanza una papa a su boca. Estamos en el cuarto de descanso y después de una mañana ocupada, me alegra estar comiendo. —¿Ha pasado tanto? —No te he visto por al menos un mes. Diferentes horarios supongo. ¿Cómo van las cosas? —Bien. —Me he arreglado con Janna, y estoy feliz con Jesse. No puedo quejarme realmente—. ¿Alguna actualización con Robert y Roxanne? La última vez que los vi estaban tomados de la mano y resolviendo un crucigrama juntos. —Es más o menos así. Al parecer, ellos pasean juntos por el lugar todos los días. Me alegra que estén juntos. —Sí, yo también. —Ver a Robert tan feliz me hace feliz. Él todavía tiene una personalidad brusca, pero se ha aligerado un poco. Roxanne ha sido un buen cambio para él. —¿Cómo está ese novio tuyo?

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—Bien. —¿Qué quiere que diga? ¿Qué detalles le interesan? —Recientemente comencé a ver a alguien. —¿Oh? —Eso es nuevo para mí. Él nunca ha hablado de ningún interés romántico antes. Robert y Roxanne fue lo más lejos que llegó. No creo que siquiera supiera que estaba soltero. —Sí, su nombre es Katie. Nos conocimos hace unos meses, pero solo hace poco nos hicimos pareja. —Eso es genial Will, realmente lo es. Él no dice nada por un momento, el sonido de sus papas llena el silencio. —Sabes, tuve un pequeño enamoramiento contigo por mucho tiempo. —¿Lo tuviste? —Pensé que quizás lo tendría, pero lo encontraba difícil de creer. Los hombres no se enamoran de mí. Jesse llegó de la nada y me sorprendió, una buena sorpresa, pero nunca hubiera imaginado que les gustara a dos chicos, mucho menos al mismo tiempo. —No puedo creer que no lo supieras. Coqueteaba contigo todo el tiempo, e incluso intenté que tuviéramos disfraces de pareja aunque no fuéramos una. ¿No agarraste la indirecta? —No, no lo hice. —Incluso si lo hiciera un poco, no lo hubiera admitido. Me siento halagada, y un pedazo de mi corazón late por él por haber querido darme una verdadera oportunidad. Me alegra poder llamarlo mi amigo ahora, porque sé que es uno. Uno de verdad. Su teléfono se ilumina y lo toma, inclinando su cabeza. Desbloquea y hojea algunas cosas. —¿Qué sucede? —¿Me enviaste una solicitud de amigo en Facebook? —No. Ya somos amigos. —Me levanto de la mesa y me inclino para ver su teléfono. Está una foto mía en el vestido de San Valentín, dormida en mi cama como foto de perfil y el nombre Vi Duncan. Le arranco el teléfono de su mano. —Déjame ver eso. —Muevo el dedo hacia abajo, que me lleva a descubrir que la cuenta tiene semanas. La mayor actividad ocurrió la semana pasada. Muchas fotos mías en diferentes estados de vestida, otras conmigo en el jardín con Jesse. Otras donde estoy en un autobús que obviamente está editada. También una del

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día en la tienda con Will. Estamos a mitad del pasillo con el carrito, riendo, mi mano sobre su brazo—. Will, esta no es mi cuenta. Alguien la hackeó y creó un nuevo perfil. —¿Quién haría eso? ¿Por qué alguien haría eso?—. Fue Olivia. Estoy segura de eso. —No puedo creer que alguien hiciera algo así. ¿Qué vas a hacer? —¿Qué puedo hacer? No es como si pueda cambiar la contraseña o algo así. Tengo que decirle algo a ella. No puede librarse de esta. —Leo la captura en la foto. De compras con mi hombre. Le doy clic en la lista de amigos. ¿Quién ha visto esto? Ella tiene cientos de amigos. ¿Cómo es eso posible? Yo, la Violet Duncan real, ni siquiera tengo cien amigos. Mi lista es corta. Sigo bajando y pasando nombres y luego lo veo. Ella es amiga de Jesse. ¿Ha visto Jesse esa foto? —Tengo que irme. —Le doy su teléfono. —¿Qué sucede con el trabajo? —¿Puedes cubrirme y decirle a Carla que estoy enferma? Dile que vomité en el baño o algo así. Él acepta, y corro lo más rápido que puedo hacia los dormitorios. Llego agitada a la habitación de Jesse y toco la puerta, golpeando tan fuerte que mi mano se entumece. —¡Fue tu hermana! ¡No creas esa foto! —grito tan pronto la puerta se abre. Todavía sigo gritando las palabras mientras Olivia está detrás de la puerta. —Violet, creo que deberías irte. Jesse no quiere verte. —Tú hiciste eso. ¡Tú! —Mi corazón se siente como si fuera a explotar, golpeando contra mis pulmones con demasiada fuerza. Cada latido duele, la traición se envuelve y aprieta como una boa constrictora. —No hice nada. Tú eres la que engañó a mi hermano con ese chico rico. Esto es tu culpa. Creo que es seguro decir que Jesse terminó contigo. Ella abre la puerta lo suficiente para que lo vea. Él está sentado en la cama, una mirada de incredulidad en el rostro. —Jesse, por favor habla conmigo. Se pone de pie y camina hacia la puerta. Me mira directamente a los ojos, y puedo ver el dolor.

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—¿Por qué Violet? Te dije lo que me sucedió antes. Muchas veces. ¿Por qué me harías esto? —¡No lo hice! ¡Will no significa nada para mí! Trabajamos juntos. Nada más. —¿Cómo puedo convencerlo? ¿Qué tengo que decir? —La prueba está en las fotos —dice mientras cierra la puerta. Me quedo de pie en el pasillo de su dormitorio, mirando a la puerta, preguntándome como llegué a esto. ¿Cómo fui de la chica más fea, a la chica con el novio más hermoso, a la chica sola en el pasillo que se tiene que encargar de sus propias heridas? Siempre voy a ser la chica atrapada en el baño.

No estoy segura de que exista algo peor que cuando alguien te acusa de algo que no hiciste, especialmente cuando alguien que te importa te acusa. No puedo regresar a mi dormitorio en este momento. ¿Qué si Olivia se aparece? Ella está detrás de todo esto, y Jesse necesita saber. Todavía afuera de su habitación, le envió un mensaje. Olivia responde por él, diciéndome que va a bloquear mi número. ¿Cómo puede hacer esto? Encuentro mi camino a la habitación de Janna. En el segundo que abre la puerta, entro corriendo. —Creo que necesito beber o algo. ¿Tienes algo? —Abro los cajones y esculco, buscando por lo que sea para calmar mi dolor. —Tranquilízate, Vi. ¿Qué sucede? La ignoro, quitando sus sábanas y lanzando las almohadas al suelo. —Lo entiendo ahora. Bebes para entumecer el dolor. Lo necesito. —¡Violet! —grita hasta que me detengo—. Siéntate. Ella me agarra y me empuja a su cama. Respiro profundamente antes de que las lágrimas salgan como un rio. —Jesse terminó conmigo. Bueno, creo que lo hizo. Se terminó, Janna. Se terminó. —Dime qué sucedió.

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Intento, pero las lágrimas no dejan de salir. Mis lágrimas se han apoderado, y no sé cómo detenerlas. Ya estoy sollozando y estoy al borde de hiperventilar. —Violet, tranquilízate y calma tu respiración. No puedo ayudarte si no me dices qué sucedió. Cierro mis ojos por unos momentos hasta que me calmo lo suficiente para hablar. A través de las lágrimas, le explico del falso Facebook y cómo Olivia se metió entre Jesse y yo. Temía esto. Sabía que sucedería. ¿Por qué no escuché mis propias advertencias? —Diría que no puedo creer lo que hizo, pero de nuevo, sí puedo. Eso es lo que hace. —¿Qué quieres decir? —Ese es su juego final, todo el tiempo. —Voy a necesitar que seas más específica. —¿No encuentras irónico que cada chica con la que Jesse ha salido lo haya engañado? —¿Cada una de ellas? —Sí. Cada. Una. De. Ellas. —Encuentro eso difícil de creer. —Y deberías. —Janna se sienta junto a mí en la cama—. No creo que ninguna de ellas lo hiciera. Olivia hace que parezca de esa manera. Ella siempre destruye la relación, para hacer parecer que la chica lo engañó. Fui a la escuela con ellos, ¿recuerdas? He conocido a cada chica con la que Jesse salió. Ninguna de ellas se atrevería a decir algo en contra de Olivia. Ella siempre las espantaba. No puedo creer lo que estoy escuchando. ¿Cómo Jesse no sabe esto? ¿Cómo puede ella salirse con la suya? —¿Por qué hace eso? No tiene sentido. ¿No quiere que su hermano sea feliz? —No tengo idea, para ser honesta. Olivia nunca fue una buena persona. Al menos en el exterior. Estoy segura de que existe más de lo que deja ver, pero todo lo que ella le deja ver a cualquiera es a esa perra que cree que todos creen que es. Pero no es así. Créeme. —¿Cómo puedo convencer a Jesse que no lo engañé? Él va a creer lo que quiera creer. ¿No confía en mí? ¿No quiere estar conmigo? —Y tú no necesitas alcohol para eso. Tú sabes lo que sucede cuando bebes.

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Lo sé, pero quiero olvidar lo que acaba de suceder, aunque sea por un momento. —¿Cómo Jesse no puede ver las coincidencias? ¿No lo encuentra raro? ¿No ve el patrón? Tengo que decirle. Él tiene que saber lo que ha hecho. —No va a hacer ninguna diferencia. No creo que te crea. Aunque Jesse y su hermana no se lleven bien, aun así, es su hermana. Él le va a creer a la familia por encima de cualquier otra persona. Entiendo eso. Si llegara el momento que mis padres me dijeran algo o Janna, les creería a mis padres primero. Pero en caso de que fuera algo tan fuerte, entonces tal vez no tendría más remedio que creerle a alguien más. —No. Él tiene que creerme. Tiene que hacerlo. —Violet, sé que te gusta. Quiero decir, ¿qué podría no gustarte? Es apuesto, agradable, rico. Pero solo se han conocido por cuánto, ¿cinco meses? Va a haber otros chicos. —No, no existirán. —Sí, sí los habrá. —No, ¡no existirán! Jesse es el único que ha mostrado interés en mí. Esa no es la razón por la que estoy con él. Él me hace sentir especial. Me hace sentir hermosa. —Oh, Violet. —Coloca su brazo a mi alrededor y descanso mi cabeza sobre su hombro—. No necesitas a un hombre para que defina tu belleza. Tú eres hermosa. ¿No lo sabes? —No lo soy. ¿No te lo he probado con la historia del baño? —La secundaria apesta. La primaria apesta. Todo eso lo hace. Apesta. ¿Pero sabes qué? Cuando crecemos, nos volvemos inteligentes, y seguimos adelante. —Eso es fácil de decir para ti. Tú no tienes que preocuparte por lo que las personas piensen. Sé que no debería, lo sé. Sin mencionar que tú solo has tenido un novio, pero has tenido a otros. Yo nunca fui siquiera a mi baile de graduación. —Primero, eso no es mi culpa. Tú pudiste haber ido. Ir a la graduación no requiere cita. No van a cerrarte la puerta si no llevas a un chico de tu brazo. Tú decidiste no ir. —Yo… —No me interrumpas. No he terminado contigo.

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Me calla rápidamente. Vine aquí para sentirme mejor, no peor. La manera en que Janna me está regañando, quiero beber más que nunca. —Seguro. He tenido novios. ¿Realmente crees que estaba teniendo sexo con Paul porque me gustara? No. Todos afrontamos las cosas de diferentes maneras. Yo uso el sexo. —Su brazo cae de mi hombro y lo coloca sobre mi regazo—. Huh. Esta es la primera vez que lo digo en voz alta. —¿Estás teniendo alguna clase de epifanía aquí? Se levanta y acomoda su falda mientras camina a su escritorio y se apoya. —Te estoy diciendo que no necesitas a Jesse para sentirte hermosa. Que no necesitas a un hombre en tu vida para que te defina, pero mientras estoy diciendo eso, yo estoy usando a cada hombre que me encuentro para definirme. Todo lo que te estoy diciendo que no hagas, lo estoy haciendo. —¿Ves? La confianza no necesariamente es fácil Ella se desliza hacia el suelo y se abraza las rodillas mientras las lleva a su pecho. —Supongo que no. —Suspira—. ¿Todavía quieres esa bebida?

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Capítulo Diecinueve Desde adentro

Inesperados escalofríos se vuelven una fragancia suave a veces escapa pero tú todavía sabes que está ahí abraza tu belleza interior sé ORIGINAL sé TÚ MISMO sé TÚ

~~~ Había planeado ir al Festival Anual de Poesía con Jesse. Incluso había elegido un hermoso vestido para ponerme, y nos íbamos a saltar la cena elegante e íbamos a tener una más íntima. Desde que terminamos, Janna se ofreció para ser mi acompañante, así que lo volvimos una noche de chicas. Después de la rápida cena en un restaurante local, caminamos a la sala donde la ceremonia de premiación está siendo realizada. Una vez dentro, dejamos nuestros abrigos cerca de la entrada y entramos a la sala. Es increíble, como nada de lo que haya visto antes. Encontramos nuestros nombres y vemos dónde tenemos que sentarnos. Estamos en la mesa con el profesor Howard y su esposa, asumo, y otros de mi clase. Al segundo en que mi trasero toca la silla mis nervios se apoderan. No puedo creer que esté aquí. ¿Qué pasa si pierdo? ¿O si gano? Si gano tengo que subirme al escenario, aceptar un premio, y hablar frente a todas estas personas. Tomo el vaso de agua fría frente a mí y doy unos sorbos. No, me estoy adelantando.

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—Me alegra que pudiera unirse, señorita Duncan. Usted también, señorita Melton, me sorprende que no entrara al concurso. —¿Tú? —No sabía que estaba tomando cursos de escritura creativa. Ella no ha mencionado ni una vez que escribiera. ¿Cómo sabe el señor Howard que ella escribe poesía, y cómo yo no sé? —Sí. Soy aficionada. Lamento que nunca te dijera. —He conocido a Janna desde que era una niñita. Mi esposa trabaja en la biblioteca comunitaria y Janna venía casi todos los días. Algunos días se sentaba y leía por horas, otras dibujaba, y entre esos días, escribía. No pude convencerla de tomar mi clase este año. Quizás el año entrante. —Quizás. —Janna le sonríe, y me alegro haber aprendido algo nuevo de ella. La ceremonia empieza al poco tiempo, y estoy encantada al ver a los ganadores aceptar sus premios. Nadie está dando un discurso, solo suben al escenario y aceptan su premio y vuelven a sentarse. Mi cuerpo se relaja sabiendo que no tengo que hablar frente a una audiencia que me juzgará. Estamos cerca del intermedio, y todavía no han anunciado mi categoría. Necesito ir al baño, y no creo que pueda aguantar más. —Discúlpenme, pero tengo que ir al baño de damas. —Janna se ofrece a ir conmigo, pero estaré bien. Camino al pasillo. No he estado en este edificio antes y tengo que buscar el baño. Una vez que lo encuentro, entro en el primer cubículo y no pierdo el tiempo. A mitad, la puerta principal del baño se abre y escucho a alguien apresurarse al último cubículo, cierra la puerta de golpe, y su respiración es rápida y pesada. Ella está prácticamente jadeando. Termino, salgo del cubículo, y me lavo las manos. Debería de hacer algo. Pero no conozco a esta persona, así que quizás no debiera. No creo que esté llorando. Sin embargo, está molesta. Eso es obvio. ¿Qué pasaría fuera yo la que estuviera en ese baño, sola y con miedo? Pienso en todas esas veces en la escuela cuando me encerraba en un cubículo a llorar. La gente afuera de la puerta no pensó en decirme algo. Una simple pregunta quizás hubiera cambiado mi vida. Alguien mostrando preocupación hubiera tenido un efecto positivo. Al demonio, voy a hacerlo.

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Me acerco al puesto con precaución pensando que en cualquier minuto ella podría abrir la puerta y tirarme. Coloco mi mano en la fría puerta, y la quito de inmediato. En su lugar junto mis manos. —¿Est{s… est{s bien? —Vete. Estoy bien. Junto mis labios y doy la vuelta para salir por la puerta. La mujer succiona tanto aire y comienza a llorar. —Necesitas ayuda. Por favor, déjame entrar. —No. Estoy bien. Ella no está bien. Esos no son los sonidos de alguien que está bien. Ella no me dejará entrar, así que no tengo otra opción. Me saco los tacones, pego mi rostro al frio y duro piso, y me empujo por debajo de la puerta. Apretada entre el baño y un costado del cubículo está Olivia. —Olivia, vas a estar bien. —Desbloqueo la puerta, y la abro para que tengamos más espacio—. ¿Qué sucede? —Estoy teniendo un ataque de pánico. Voy a estar bien. ¡Solo déjame sola! No me mira. Sus ojos están cerrados y su cabeza contra la pared. Su cabello está húmedo de todo el sudor. Saco mi teléfono para marcar 9-1-1. —¿Qué estás haciendo? ¡Estoy bien! La ignoro. No importa si me dice que está bien o no. Nada va a sucederle mientras esté a mi cargo. No importa quien esté frente a mí, enemiga o no, no dejaré que una persona que es herida se siente allí adolorida. —Me quedaré contigo hasta que llegue la ayuda. —¿Por qué? —¿Por qué? Para que no tengas que estar sola. Ella no dice nada más. Solo está inhalando y exhalando como si estuviera en una clase prenatal. ¿Debería de estar respirando así o debería hablar con ella y tratar de calmarla? —Me sorprende verte aquí. ¿Por qué estás en este evento? —Mi amiga Erin está nominada por un premio. Gracioso, ella va contra ti.

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—¿Oh? —No me molesté en mirar la lista de nominados. Erin estaba en mi clase y habíamos hablado algunas veces. Si hubiera tenido que adivinar las amigas de Erin, Olivia no estaría en la lista. Erin es una de las buenas. Es mi opinión. —Si. Y ella no se ha callado sobre su nominación desde que llegamos. —Se empuja contra la pared, puesto que ha caído un poco—. Es como si ganando este premio, automáticamente fuera mejor que yo. Solo porque no he ganado nada en mi vida, no significa que soy una perdedora, ¿verdad? Trago, fuertemente, mientras escucho a Olivia sacar sus emociones conmigo, y con cada enunciado, está entrando más en pánico. —¿Cierto? —me grita con los ojos cerrados. —Sí, cierto, no lo hace. —Olivia necesita que alguien tome su lado. Es por eso por lo que hace las cosas que hace, para sentirse más poderosa. Aunque esto es diferente. Está en el baño sentada en el sucio y duro suelo, y no me está tratando de hacer sentir menos. La manera en que su amiga está actuando le está causando dolor. No quiero verla, o a nadie, con dolor—. ¿Estás bien? —Sus mejillas se han enrojecido alarmantemente, y cuando abre sus ojos, están girando de un lado a otro. —Estoy un poco débil. Está bien, si se desmaya, al menos está contra la pared. Eso es seguro, ¿verdad? Podría caer a la derecha y golpear su cabeza. Gateo hacia ella y me siento a su lado. —¿Por qué estás casi sobre mí? —Casi no tenemos espacio aquí. Si te desmayas, quiero estar junto a ti para que caigas sobre mí en lugar de golpear tu cabeza contra el siguiente cubículo. Parece una buena idea, ¿no es así? —Sí. Sí, lo parece. Lo siguiente que sé, su cabeza cae sobre mi hombro.

Momentos después de que Olivia se desmaya, llegan los paramédicos. Ellos se la llevan al hospital para observación. Alguien tiene que llamar a Jesse, y ese alguien parece ser yo. Sostengo el teléfono en mi mano, insegura de marcar su número ¿me responderá? Olivia dijo ese día que iba a bloquear mi número para que no me

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atreviera a llamarlo de nuevo. Bueno, no lo sabré hasta que lo intente. Escaneo la lista de contactos hasta que encuentro su número y presiono el botón de llamado. Coloco lentamente el teléfono en mi oído. Está sonando. Con cada timbre que pasa sin responder, me preocupo. Alguien tiene que pasarle el mensaje. Si es necesario, Janna lo hará por mí. Ella está esperando en el auto mientras estoy haciendo esta llamada. No sé por qué, pero llamarlo frente a ella es algo que no puedo hacer. —¿Hola? Casi lanzo el teléfono al suelo cuando escucho su voz, asustada de cómo responderá cuando se dé cuenta que soy yo. —¡Jesse! ¡No cuelgues! Es importante. —Violet. —Cuando dice mi nombre, cierro los ojos, imaginándome junto a él, sus caricias borrando cualquier clase de dolor, cualquier temor, cualquier duda—. No voy a colgar. Sabía que eras tú. 188

Por supuesto que sabía. Olivia no bloqueó mi número, y mi nombre salió en la pantalla cuando llamé. Él respondió sabiendo que era yo. A pesar de que no quería hablar conmigo, para escucharme, algo en él le dijo que respondiera mi llamada. Quizás todavía había una oportunidad. Quizás no lo había perdido. Él repite mi nombre, sacándome de mi ensoñación y de regreso a la realidad donde le digo las noticias de su hermana. La persona que ama, la persona que odio. —Jesse, Olivia está en el hospital. —Mi voz se rompe cuando le digo, y por un momento creo que quiero llorar. —¿Ella qué? —No te preocupes. Va a estar bien. —Necesito asegurarle que no está en ningún peligro—. Tuvo un ataque de pánico y se desmayó. Estuve con ella todo el tiempo. —¿Estuviste? —Por supuesto —susurro como si no debiera de tener ninguna duda de que yo haría cualquier cosa por él, incluso ayudar a su hermana. —Gracias por llamar. —Por supuesto. —¿Es la única frase que puedo decirle?—. Deberías ir a verla. —Sí, gracias. Haré eso ahora.


Le doy la información y cuelgo. Simplemente así, él se ha ido.

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Capítulo Veinte Alguien

Ella Es alguien.

En un momento de su vida, sentí que nunca podría ser realmente amada Entonces él la amó. 190

Ella Es alguien.

Él la forzó a creer en sí misma cuando sintió que no era nada. Él conocía la verdad que ella no quería creer.

Ella Es alguien.

Si él no la hubiera amado, es posible que ella nunca se hubiera dado cuenta de quién es. No se sentiría

Hermosa Importante Querida.


ELLA ES ALGUIEN.

~~~ Los últimos dos días los he pasado centrada en mi trabajo escolar, más específicamente en la escritura creativa. Me llevé a casa un bronce por mi poema y, después de una discusión con mi profesor, creo que quiero probar suerte en la ficción. Janna también ha estado ocupada compensando todas las clases que se perdió durante su pequeño “descanso”. No sé cómo consiguió que la universidad la readmitiera, pero lo hizo. Estoy impresionada. Estoy cansada. He estado trabajando en esta historia por lo que parecen siglos. Realmente solo unas tres horas, pero es agotador. Quiero hacer que esto funcione, pero me temo que puedo fallar. El profesor Howard confía en mí, así que tengo que tener confianza. Él sigue recordándome eso, y lo necesito. El hospital le dio el alta a Olivia el día después que sucediera. Sin embargo, no regresó a nuestro dormitorio. Me envió un mensaje de texto agradeciéndome por ayudarla y que se quedaría con una amiga por unos días. Está bien. En este momento no quiero verla, ni a ella ni a Jesse. Excepto que lo hago. Quiero más que nada ver o escuchar de Jesse. Después de colgar el teléfono con él, reproduje su voz en mi cabeza una y otra vez. Extraño todo sobre él, la forma en que el lado izquierdo de esa boca se eleva un poco más alto que el derecho cuando sonríe, el olor de su cuello cuando envuelvo mis brazos alrededor de él y, sobre todo, cómo me hace olvidar mi pasado y solo mirar hacia el futuro cuando estoy con él. Necesito tomar un descanso de la escritura. Mi mente está flotando en la niebla, todas las palabras se mezclan y no puedo entenderlas. Necesito Mountain Dew y Cheez-Its. Dejo mi cuaderno y mi bolígrafo a un lado cuando llaman a mi puerta. Abro la puerta y Jesse está parado frente a mí. Lleva un esmoquin, y se ve increíble en él, ¡y su cabello es tan corto que puedo ver sus orejas! Acerca una caja transparente hacia mí. En el interior hay un ramillete verde azulado y blanco. —¿Jesse? ¿Qué está pasando? —Violet Duncan, ¿me harías el honor y ser mi cita para el baile de graduación?

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¿El baile de graduación? ¿De qué está hablando? ¿Y por qué está vestido como si fuera a bailar? —No tienes ningún sentido. ¿Baile de graduación? —Sí, baile de graduación. Te vi ese día cuando llegaste aquí y en el momento en que te vi, sabía que quería estar contigo. Quiero que tengas todo. No fuiste a tu fiesta de graduación. Te lo estoy pidiendo ahora. ¿Irás al baile conmigo? Mi papá le dijo que no fui al baile, que nadie me lo pidió. Me está compadeciendo. —No tienes que hacer esto, Jesse. Ayudé a Olivia, y eso es todo. Fin de la historia. No estaba tratando de reconquistarte o hacer algún punto. Nunca te engañé. Quiero que lo sepas. —Lo menos que puedo es ser honesta con él. Merece saber la verdad. —Sé que no lo hiciste. ¿Qué? 192

—Espera. Ese día... dijiste que viste las imágenes, y estabas tan molesto. ¿Sabías que no era real? —Quiero decir, la foto era real. Estaba en la tienda de artículos para fiesta con Will y le toqué el brazo, pero no había nada romántico al respecto, y ese no era mi perfil de Facebook. —Sé lo que dije y cómo actué. Lo siento. —Se pasa los dedos por el cabello. Mucho de eso se ha ido ahora—. No pude averiguar quién estaba detrás de ese sitio web, pero sí descubrí que Olivia publicó la foto. Y que hizo el perfil falso. Su amiga Brynn trabaja en la tienda. Ella tomó esa foto. ¡De allí es de donde conocía a Brynn! Lucía tan familiar pero nunca pude ubicarla. —Una vez que tuve esa información, me enfrenté a mi hermana. Confesó todo. Todo. —¿Todo? —Sí, la crema de afeitar, el sitio web de College Slam, ese día que trató de robar tu paraguas. Lo sé todo. Lo siento. —No tienes que disculparte. No hiciste nada malo. —Sí, lo hice. No te creí. Debería haberte creído. —Se arrodilla y sostiene el ramillete—. Violet Duncan, por favor sé mi cita para el baile de graduación.


—Todavía no sé de lo que estás hablando. No hay fiesta de graduación. Hubo de bienvenida, pero eso fue hace meses. Se levanta y toma mi mano, colocando el ramillete sobre ella. —Solo di que sí, y te mostraré. Miro hacia abajo a lo que estoy usando. —¿Puedo cambiarme? Estoy en jeans y una camiseta de Maroon 5. —No. —Desliza su mano por mi brazo, por encima de mi hombro, y la coloca en mi barbilla—. Estás perfecta. Los fuegos artificiales explotan dentro de mí, y quiero besarlo. Todavía no, sin embargo. Aún no. —¿Por qué te cortaste el cabello? —pregunto mientras cierro la puerta detrás de nosotros y empiezo a caminar con él a donde sea que me lleve. —Pensé hacer algo diferente. ¿Te gusta? Toco el costado y está ligeramente rapado. —No puedo entrelazar mis dedos, pero podría acostumbrarme. —No creerás cuánto champú usé esta mañana. Demasiado, y siento que he perdido alrededor de dos kilos y medio de mi cabeza. Nos reímos un poco mientras caminamos hasta que finalmente llegamos al patio. Nuestro lugar. Cuando entramos, las luces se encienden por todas partes, y un pequeño grupo de personas vestidas con ropa de noche rodea el perímetro. También hay un DJ que reproduce “All of Me” de John Legend. —¿Qué está pasando, Jesse? —Violet. —Escucho desde un lado. Miro alrededor y Olivia está parada al lado de Janna. Vuelvo a mirar, confundida en este punto. Olivia se acerca a mí—. Lo siento por la forma en que te traté. La forma en que traté a todos en mi pasado. El hecho de que estuviste a mi lado cuando fui tan perra, y después que hice que mi hermano y tú rompieran, no puedo decir suficientes cosas buenas de ti. Eres una gran persona. Y mi hermano debería ser afortunado de tener a alguien como tú en su vida. Me quedo allí, sin palabras. ¿Olivia se está disculpando conmigo? Está reconociendo todo lo que hizo y frente a toda esta gente.

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—Jesse y yo, bueno, hemos pasado por mucho. Nuestros padres murieron cuando éramos jóvenes, y nos enviaron a vivir con nuestro tío. Él no fue un buen padre de ninguna manera, así que entramos en cuidado de crianza. No sabía cómo lidiar con nada de eso. No quería dejar entrar a nadie, y ciertamente no quería perder a mi hermano, el estúpido idiota. —Ahora está llorando y riéndose mientras le dice apodos a su hermano. Me vuelvo hacia él y también está sonriendo. —Olivia sabe que nunca me perderá. Tengo espacio para las dos en mi vida. —Y debería sentirme honrada de tener una amiga como tú, Violet. Y Janna, lo siento por el baile. Eres bastante increíble, y estaba equivocada. Janna asiente, aceptando la disculpa, y no dudo que la haya desestimado. A Janna no le importa, pero estoy conmovida. Olivia incluso dijo que lo sentía. —Gracias, Olivia. Significa mucho. —Y lo hace. Tanto que nunca lo sabrá. Porque nunca ha estado en mi lugar como nunca he estado en el suyo. Tal vez así es como funciona. Todos lidian con sus propios conflictos a su manera. Yo escribo poesía. Olivia arremetía contra todos y cada uno. Tal vez, solo tal vez, todas las personas que he conocido en mi vida, todas las personas que me han colocado sobrenombres y me han intimidado en el baño durante el almuerzo estaban lidiando con sus propios demonios. Enmascarando sus miedos, haciendo y diciendo cosas horribles. No lo hace correcto. No lo hace más fácil. Pero tal vez, al reconocer esto ahora, pueda seguir adelante. —No tienes que agradecerme. Te agradezco y gracias por cuidar tanto de mi hermano. Y lo hago Me preocupo por Jesse más de lo que podría imaginar. —¿Podemos? —Jesse extiende su mano hacia la mía mientras la canción cambia a “Say You Won’t Le” de James Arthur. Deslizo mi mano sobre la suya y me acerca—. Te amo, Violet. Mis ojos se empañan y antes de enterrar la cabeza en su pecho, le digo: —También te amo. —Me aprieto contra él, contando los latidos de su corazón mientras palpitan en mi oreja. Me abraza más fuerte, y sé que nunca me dejará ir. Y yo tampoco lo haré. Nunca me he sentido más bella.

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Fin

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Nota de la Autora Perro. Muslos gordos. Fea. Rara. Los he escuchado todos. No recuerdo exactamente cuándo comenzó pero mis recuerdos son más fuertes en la secundaria. Cada día que el autobús se detenía frente a mi casa, mi corazón se aceleraba y sudaba mi camisa mientras subía. Buscaba un lugar para sentarme pero todos en el autobús se deslizaban al borde de sus asientos así no podría sentarme. El conductor a menudo tenía que decirle a alguien que me dejara sentar. Cuando lo hacía, los niños me escupían. Yo era rara. Todavía lo soy. Y lo acepté. Todos y cada uno de ustedes son raros en su única y propia manera y no deberíamos permitir que las percepciones de otros den forma a nuestras propias opiniones de nosotros mismos. Sin embargo, lo hacemos. Tengo muchas historias de ser llamada por sobrenombres y de la chica más popular fingiendo ser mi amiga solo para exponer nuestras conversaciones privadas. El Slam Book en sexto grado fue muy real y muy doloroso para muchas personas. La poesía se volvió una enorme parte de mi carrera estudiantil. Casi todos los poemas en este libro son poemas que escribí durante ese tiempo. Los he alterado ligeramente, pero son muy reales. También escribí mi primera novela en sexto grado. Escribir se convirtió en una manera de sanar, y hasta este día, todavía lo es. Es importante hacer mención de que no creo que fuera completamente inocente. Estoy segura de que hubo veces en que salté a bordo del tren de presión y también dije algunas cosas no tan agradables sobre otros niños. Fue un ciclo, en realidad. Todos decían cosas sobre todos, pero algunos lo llevaban mucho más lejos. Soy muy parecida a Violet en esta historia. Quise escribir este libro porque todavía estoy tratando con la forma en que muchos de los niños me hicieron sentir. Con las redes sociales hoy, no puedo ni siquiera imaginar en lo que los años escolares se han convertido. Las capturas de pantalla, Facebook, Instagram y Snapchat, todo eso puede ser genial, hasta que no lo son. El hacer bullying ha estado ahí por años pero en la era de las redes sociales es todavía mucho peor. Este libro no alcanzó un nivel de oscuridad que muchos

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alcanzan. Mis libros tienen un tono más ligero y quise mantenerlo así. Pero por favor sepan que cualquier cosa que digas a alguien puede tener un efecto profundo en sus vidas, a veces al punto de que quieran terminar con ellas. El suicidio y la depresión son muy reales. La Línea Nacional de Prevención del Suicidio está disponible 24/7 y es gratis llamar. Mientras que nunca he contemplado el suicidio, llamé este número cuando era adolescente porque ellos dan apoyo a las personas cuando a veces nadie más lo hace. Guarden este número, por favor, y si conocen a alguien que pueda necesitarlo, pásenlo. Línea Nacional de Prevención del Suicidio: 1-800-273-8255.

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Sobre la Autora El amor de Tracy por la escritura comenzó a los nueve años. Escribió historias sobre extraterrestres en la escuela, máquinas que hacían la tarea por ti y pingüinos. Ahora escribe libros y cuentos de romance. Le encanta leer un buen libro, ya sea de romance o ciencia ficción, o cualquier género en el medio, o comer popcorn y ponerse al día con sus programas de televisión favoritos o películas. Ha sido conocida por enamorarse de un caramelo o dos también. Sus amores incluyen el ejercicio, leer, café, perros y siestas (no en ese orden), y sus aversiones son el queso azul, el clima frío y las flexiones. Muchas gracias por leer UGLY BEAUTIFUL GIRL. Si te gustó este libro, revisa sus otros trabajos. Puede encontrar información de compra en www.tracykrimmer.com. Amazon: http://www.tracykrimmer.com/Amazon Newsletter sign up at http://www.tracykrimmer.com/newsletter Twitter: http://www.twitter.com/tkrimms Facebook: http://www.facebook.com/KrimmerAuthor Instagram: http://www.instagram.com/tracykrimmer BookBub: https://www.bookbub.com/authors/tracy-krimmer

¡Muchas gracias!

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