Ejercer el periodismo en México: El compromiso con la verdad y sus tintes intermedios.

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Ejercer el periodismo en México: El compromiso con la verdad y sus tintes intermedios Ensayo desde la perspectiva de Ryszard Kapuściński Marianela Fernández Islas

Difundir la verdad en un momento y espacio en el que tanto la censura externa como la autoimpuesta forman parte del día a día de las y los periodistas, en una mezcla entre el miedo a las represalias, la necesidad económica y la pasión por una de las profesiones más peligrosas del mundo; es indicativo de que las palabas aún conservan su papel revolucionario, de instrumento de lucha, cambio político y organización de las sociedades; pero ¿qué es lo que no se debe decir en México? Ya Ryszard Kapuściński a finales del siglo XX afirmaba que la actividad periodística se encuentra marcada por una opción ética muy profunda y por la necesidad del riesgo, de la experiencia directa y de la compenetración. El ideal de la profesión periodística es el hacer llegar información verídica al mayor número de personas en el entendido de que el conocimiento del entorno empodera a los individuos. México se encuentra en el lugar 152 de 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa realizada por la organización Reporteros sin Fronteras, constituyéndose como uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas en el que las amenazas a periodistas y medios de comunicación, así como los asesinatos de comunicadores son muy frecuentes1. En este país, resulta complicado expresarse con libertad de la configuración de los poderes, de las relaciones entre la estructura de poder político formal y reconocido con su sombra, conformada por grupos criminales que conservan la preocupación de hacer callar a las y los periodistas y ciudadanos que informan sobre sus actividades y la violencia ligada a ellos. Para Kapuściński una de las obligaciones morales de los periodistas consiste en hablar por aquellos a quienes se les ha negado este derecho o que ya no conservan ninguna esperanza por cambiar su situación, en este sentido no se puede pasar por alto cuestionarse ¿cómo hablar por los otros? cuando muchos periodistas mexicanos, especialmente del interior del país, viven al límite con el peligro. Ejemplo de ello es el hecho de que numerosos medios de comunicación locales hayan renunciado a abordar el tema del narcotráfico por temor a la violencia en sus regiones.

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Información recopilada del Informe Mundial de Reporteros sin Fronteras, sección México, disponible en línea en: http://es.rsf.org/report-mexico,184.html.


Como herramientas alternativas, la mayor portabilidad de las tecnologías y el estrechamiento de la brecha digital han posibilitado que las redes sociales hayan tomado el papel de fuentes y difusoras de información sobre los hechos ligados a los grupos de poder y/o criminales. Ello ha puesto en otro plano al periodismo como profesión, pues ha colocado como una de las discusiones contemporáneas más polémicas la existencia o no del periodismo ciudadano. Por otro lado, los fuertes lazos entre las autoridades y los grandes grupos de comunicaciones son un obstáculo para la independencia y la transparencia de la información que pasa por el filtro de lo conveniente a los grupos en el poder. El escenario mediático en México es poco plural a causa de que Televisa y TVAzteca cuentan con un 90% de las concesiones de televisión abierta y de paga. En este contexto, Kapuściński hace una muy acertada crítica al hecho de que los medios de comunicación, desde la segunda mitad del siglo XX, consideran la información como un negocio de múltiples ganancias y sus directivos, lejos de ser periodistas comprometidos con informar, son empresarios que calculan el impacto de lo difundido. La verdad ha dejado de ser importante para las grandes cadenas de comunicaciones y ha sido sustituida por el espectáculo; ahora, el objetivo se concentra en vender la información. Fuera de las grandes cadenas, en México, el periodista comprometido con <<los otros>> genera y se apropia de medios alternativos e independientes para la difusión de los verdaderos temas de interés general, con la intensión de propiciar el cambio. Pues es sintomático de que aún existe un periodismo comprometido el hecho de que generaciones de periodistas cada vez más jóvenes creen plataformas que día con día se vayan afirmando como medios de comunicación cada vez más influyentes en la vida de las relaciones políticas y de la sociedad civil organizada en el país; dando voz a quienes no la tenían. Kapuściński reflexiona sobre la relación del periodista con el poder y considera que el periodista debería ser, en el plano de lo ideal, lo más independiente posible del poder; pues al ser portavoces de la historia en el momento mismo de su desarrollo, la visión y perspectiva que proporcionan puede ser manipulada en su totalidad por su relación con el poder. La manipulación a la que se refiere Kapuściński es la sirve de instrumento para determinar la opinión pública. De este fenómeno existen numerosos ejemplos en el país como casos de montaje, de propaganda política disfrazada de noticia, de realce en la difusión de la captura de presuntos delincuentes, o por contrario de silencio frente a sucesos de importancia general.


Kapuściński considera que los medios de comunicación manipulan la información con distintas actitudes entre las que destaca el no decir la verdad y el omitir un tema como si simplemente no hubiera existido, lo que resulta en que dichos medios determina las maneras de pensar el mundo del grueso de la población. La información se ha convertido en un bombardeo continuo; el número de mexicanos que mira la televisión abierta aún supera a la población que cuenta con acceso a los canales de televisión de paga o al internet, por lo que la perspectiva general sobre los acontecimientos que marcan tendencia en el país aún se encuentra determinada por la agenda de los grandes grupos televisivos que cuentan lo que Kapuściński refiere como la historia creada por los medios de comunicación que se aleja cada vez más de la historia real. Finalmente, este breve ensayo en el que se contrasta lo expresado en las entrevistas hechas a Ryszard Kapuściński en la última década del siglo XX con un panorama muy general del ejercicio periodístico en el México actual, no ignora una de las frases con mayor significado expresada por este gran periodista: <<Estar en contra del olvido>> frase que dice mucho sobre todos los que aún tenemos algo que decir para propiciar un cambio en las sociedades, que vaya más allá del simple hecho de ser testigos presenciales de acontecimientos. Bibliografía: Kapuściński, Ryszard (2005). Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo. Compactos, Anagrama. Barcelona, España.


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