El asesinato de las hermanas mirabal

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El asesinato de las hermanas Mirabal


El asesinato de las hermanas Mirabal

El 25 de noviembre de 1960, los cuerpos de las tres hermanas Mirabal se encontraron en el fondo de un acantilado en la costa de la República Dominicana. Aquel acontecimiento, que fue vendido a la prensa como un trágico accidente por Trujillo, el dictador dominicano que dio la orden de acabar con ellas, contribuyó a despertar la conciencia entre la población, que culminó, seis meses después, con el asesinato del caudillo. En honor a estas tres valientes hermanas asesinadas a garrotazos, que se habían convertido en auténticas heroínas de la lucha clandestina antitrujillista, se conmemora cada año en esta fecha el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 1999, a propuesta de la República Dominicana con el apoyo de 60 países. Patria, Minerva y María Teresa, así se llamaban las hermanas, nacieron y crecieron en el seno de una familia rural acomodada en el paraje de Ojo de Agua, en Salcedo, el municipio más importante de la provincia que se rebautizó más tarde, y en honor a ellas, con el nombre de Hermanas Mirabal. Estas mujeres, que habían mostrado un interés muy temprano por los estudios, dedicaron gran parte de su corta vida a luchar por la libertad política de su país, oponiéndose firmemente a una de las tiranías más opresoras y duras que tenía Latinoamérica: la de Rafael Leónidas Trujillo, conocido también como «El Jefe», «El Generalísimo», «El Chivo» o «El Chapita», por su afición desmedida por las condecoraciones. A causa de su persistente actividad rebelde, fueron encarceladas y torturadas, a pesar de los cual decidieron continuar luchando para acabar con la dictadura.


El mismo hombre, protagonista de uno de los más acusados cultos a la personalidad del siglo XX, que arrebató casi toda la fortuna a su familia cuando llegó al poder. Convencidas «Las Mariposas» –así era conocidas entre sus compañeros de lucha– de que Trujillo llevaría al país a un auténtico caos, decidieron formar el grupo de oposición «Agrupación Política 14 de junio». A causa de su persistente actividad rebelde, fueron encarceladas y torturadas en no pocas ocasiones, a pesar de los cual decidieron continuar luchando con el único objetivo de acabar con la dictadura. Cuando «El Chivo» comprobó que la cárcel no era suficiente para detener aquella actividad clandestina, a la que cada día se iban uniendo más adeptos, decidió acabar con ellas. Eran los últimos años de la década de los 50, en los que se estaba despertando una fuerte inquietud social en toda América Latina, con la caída de varios dictadores y el triunfo de Fidel Castro. Las hermanas Mirabal habían comentado a sus maridos, en una visita a la cárcel donde se encontraban recluidos, los rumores que circulaban en Salcedo sobre la posibilidad que sufrieran un «accidente», como se denominaba entonces a la manera que utilizaba el régimen de ordenar la desaparición de un opositor importante, con la supuesta intención de ocultar el crimen. Uno de los esposos, Manolo, sugirió que debían acabar con los viajes y marcharse a Puerto Plata para evitar el paso por las carreteras, pero ya era tarde: la orden de asesinar a las hermanas ya había sido dada. Cinco miembros del Servicio de Inteligencia Militar detuvieron el jeep en el que regresaban de la prisión, las introdujeron a empujones en un coche y las llevaron a un lugar previamente escogido, cerca de La Cumbre. Después de apresarlas, las condujimos al sitio cerca del abismo, donde ordené a Rojas Lora que cogiera palos y se llevara a una de las muchachas Eran aproximadamente las 19:30. Allí las mataron a golpes y colocaron sus cadáveres en el jeep, antes de arrojarlo por el precipicio. Ciriaco de la Rosa, uno de los asesinos, lo contaría más tarde: «Después de apresarlas, las condujimos al sitio cerca del abismo, donde ordené a Rojas Lora que cogiera palos y se llevara a una de las muchachas. Cumplió la orden en el acto y se llevó a una de ellas, la de las trenzas largas (María Teresa). Alfonso Cruz Valerio eligió a la más alta (Minerva), yo elegí a la


más bajita y gordita (Patria) y Malleta, al chofer, Rufino de La Cruz. Ordené a cada uno que se internara en un cañaveral a orillas de la carretera, separadas todas para que las víctimas no presenciaran la ejecución de cada una de ellas […] Traté de evitar este horrendo crimen, pero no pude, porque tenía órdenes directas de Trujillo y Johnny Abbes García. De lo contrario, nos hubieran liquidado a todos».

"Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte". Con esta frase, la activista dominicana Minerva Mirabal respondía a principios de la década de los 60 a quienes le advertían de lo que entonces parecía un secreto a voces: el régimen del presidente Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961) iba a matarla. El 25 de noviembre de 1960, su cuerpo apareció destrozado en el fondo de un barranco, en el interior de un jeep junto con dos de sus hermanas, Patria y María Teresa, y el conductor del vehículo, Rufino de la Cruz. Más de medio siglo después, la promesa de Minerva parece haberse cumplido: su muerte y la de sus hermanas en manos de la policía secreta dominicana es considerada por muchos uno de los principales factores que llevó al fin del régimen trujillista. Y el nombre de las Mirabal se ha convertido en el símbolo mundial de la lucha de la mujer. Este sábado, como cada 25 de noviembre, la fuerza de Minerva, Patria y María Teresa se hará sentir especialmente con motivo del Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer, que fue declarado por la ONU en honor a las hermanas dominicanas.

La "gota que colmó la copa" Conocidas como "Las Mariposas", estas mujeres nacidas en una familia acomodada en la provincia dominicana de Salcedo (hoy Hermanas Mirabal), con carreras universitarias, casadas y con hijos, contaban en el momento de su muerte con cerca de una década de activismo político. La policía secreta asesinó a las hermanas Mirabal por orden de Rafael Leónidas Trujillo.


Dos de ellas, Minerva y María Teresa, ya habían pasado por la cárcel en varias ocasiones. Una cuarta hermana, Bélgica Adela "Dedé" Mirabal, quien murió este año, tenía un papel menos activo en la disidencia y logró salvarse. "Tenían una trayectoria larga de conspiración y resistencia, y mucha gente las conocía", le explica a BBC Mundo Luisa de Peña Díaz, directora del Museo Memorial de la Resistencia Dominicana (MMRD). Ese fatídico 25 de noviembre funcionarios de la policía secreta interceptaron el automóvil en el que se trasladaban las hermanas en una carretera en la provincia de Salcedo, en el centro norte del país. Las mujeres fueron ahorcadas y luego apaleadas para que, al ser lanzadas dentro del vehículo por un precipicio, se interpretara que habían fallecido en un accidente automovilístico. En el momento de morir tenían entre 26 y 36 años, y cinco hijos en total. "Fue un día terrible, porque, aunque lo sabíamos, no pensábamos que se iba a actualizar el crimen", dice Ángela Bélgica "Dedé" Mirabal en el documental "Las Mariposas: Las Hermanas Mirabal". "Había unos policías y yo les agarraba y les decía: convénzase que no fue un accidente, que las asesinaron", contó Dedé. La popularidad de las tres mujeres, unido al aumento de los crímenes, las torturas y las desapariciones de quienes se atrevían a oponerse al régimen de Trujillo, hizo que este asesinato marcase la historia dominicana. "Fue tan horroroso el crimen que la gente empezó a sentirse total y completamente insegura, aun los allegados al régimen; porque secuestrar a tres mujeres, matarlas a palos y tirarlas por un barranco para hacerlo parecer un accidente es horroroso", explica De Peña Díaz. En palabras de Julia Álvarez, escritora estadounidense de origen dominicano, la clave para explicar por qué la historia de las Mirabal es tan emblemática radica en que le pusieron un rostro humano a la tragedia generada por un régimen violento que no aceptaba disidencia y que llevaba tres décadas de asesinatos en el país. "Esta historia cansó a los dominicanos, que dijeron: cuando nuestras hermanas, nuestras hijas, nuestras esposas, nuestras novias no están seguras, ¿de qué sirve todo esto?", afirma Álvarez, autora de la novela 'El


tiempo de las mariposas', basado en la historia de las hermanas Mirabal que inspiró una película del mismo nombre. En ese sentido, la directora del MMRD señala que todos los implicados en el "ajusticiamiento", como se conoce en República Dominicana a la muerte de Trujillo a tiros en una carretera el 30 de mayo de 1961 cuando iba con su chófer a visitar a una joven amante, "citan sin excepción el crimen de las Mirabal como la gota que colmó la copa".

El poder de las mariposas "Las Mirabal sacaron sus brazos de la tumba de forma fuerte", indica Peña Díaz. Y pese a que los homenajes a estas hermanas tardaron en llegar por miedo, hoy Minerva, Patria y María Teresa son un símbolo de la República Dominicana. En el país caribeño además de una provincia con su nombre, les han dedicado, por ejemplo, un monumento en una céntrica vía de Santo Domingo y un museo en su honor que cada 25 de noviembre se convierte en lugar de peregrinaje de muchas personas. Además, desde 1981 la fecha de su muerte se convirtió en un día señalado en Latinoamérica para marcar la lucha de las mujeres contra la violencia, realizándose el primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe, en Bogotá (Colombia). En dicho encuentro las mujeres denunciaron los abusos de género que sufren en el nivel doméstico, así como la violación y el acoso sexual por parte de los Estados, incluyendo la tortura y la prisión por razones políticas. En 1999 la ONU lo convirtió en un día internacional.

Cifras dolorosas Para la escritora Julia Álvarez, si las hermanas Mirabal siguieran vivas hoy en día tendrían mucho por lo que seguir luchando. El emblema de las Hermanas Mirabal recuerda la situación de violencia de género que en América Latina y el Caribe afecta a niñas y mujeres. "En el mundo, los derechos de muchas mujeres aún no se respetan y muchas no tienen acceso a la educación", señala.


De hecho, la violencia de género ha llegado a ser calificada de "pandemia" en América Latina donde, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) de 2013, "entre la cuarta parte y la mitad de las mujeres declaraban haber sufrido alguna vez violencia de parte de un compañero íntimo".

Con motivo de la conmemoración de este día, el Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación de la ONU para la Promoción de la Mujer (INSTRAW, por sus siglas en inglés), cuya sede está en República Dominicana, aseguró en un informe que más del 50% de las mujeres y niñas en América Latina y el Caribe ha sufrido agresiones de alguna índole. Según la ONU, la violencia en sus propios hogares es la principal causa de las lesiones que sufren las mujeres de entre 15 y 44 años en el mundo. En el caso de América Latina, la investigación de Naciones Unidas determinó que entre el 30% y el 40% de las mujeres del continente ha sido víctima de algún tipo de violencia intrafamiliar. Una de cada cinco falta al trabajo por haber sufrido una agresión física en su casa. En Chile, el 60% de las mujeres que viven en pareja ha sufrido algún tipo de violencia, en Colombia más del 20%, en Ecuador el 60% de las que residen en barrios pobres, en Argentina el 37% y en Nicaragua el 32% de aquellas que tienen entre 16 y 49 años. En Estados Unidos, donde una mujer es agredida cada 15 segundos, la tercera parte de las que son internadas de emergencia en los hospitales ha padecido la violencia en su propio hogar. Por eso, indica Álvarez, pese a que ya ha pasado más de medio siglo desde la muerte de las hermanas Mirabal, "aún es tiempo de las mariposas".

Época en que fueron asesinadas las Hermanas Mirabal Este artículo te ofrece datos relativos al contexto histórico en que fueron asesinadas las hermanas Mirabal. En años de la tiranía trujillista se incrementó el número de persecuciones y asesinatos, se establecieron centros de tortura en varios puntos de Las hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa, también conocidas como “Las Mariposas” fueron asesinadas brutalmente por el régimen del tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina, el 25 de noviembre del año 1960.


Pero para que puedas comprender el ambiente histórico en que fueron asesinadas estas destacadas damas, es preciso hacer un poco de historia. Trujillo fue un militar dominicano que recibió formación militar al ingresar en la Guardia Nacional en 1916, quien fue influenciado por los métodos de tortura de la milicia norteamericana. Ocho años después fue elegido para dirigir este cuerpo como comandante en jefe. Desde esta posición y por medio de la fuerza, provocó en 1930 la dimisión de Horacio Vázquez, el entonces presidente. Trujillo fue proclamado candidato el 18 de marzo de 1930 y electo presidente el 16 de mayo de ese mismo año, su crueldad y tiranía con el pueblo dominicano le valió el sobrenombre del "Tigre del Caribe". Fue el responsable de numerosas matanzas y estuvo implicado en casos de corrupción. Para falsear la situación permitió que accedieran a la presidencia algunos políticos, aunque quién realmente sostenía las riendas era él. Desde el poder se opuso al comunismo y se mostró partidario de la política de Estados Unidos. Uno de los primeros actos de barbarie que merece la pena recordar fue el asesinato en Santiago, el 1ro. de junio de 1930, de Virgilio Martínez Reyna y de su esposa. Martínez Reyna, prominente hombre de gran reputación que había sido el principal lugarteniente del Vicepresidente José Dolores Alfonseca, le había aconsejado que se librara de Trujillo. El régimen de Trujillo monopolizó la actividad partidista durante 31 años con la creación, desde sus comienzos, de su propio partido que fue conocido como el Partido Dominicano. Se utilizó ampliamente la figura del anticomunismo para agredir a los opositores del régimen y así se justificaban las persecuciones políticas. Trujillo controlaba el mensaje ideológico que recibía el pueblo a través de la prensa radial, escrita, televisada, en las escuelas y hasta en las iglesias, era una justificación del régimen y una exaltación de la personalidad de Trujillo que fue llamado el "Jefe" y también "Benefactor de la Patria Nueva".


Así las cosas, en el año de 1935 Mario Fermín Cabral propone que se cambie el tradicional nombre de la capital del país, Santo Domingo, por el de Ciudad Trujillo. Se erige el Obelisco para conmemorar la barbaridad. Por otra parte, Trujillo monopolizó el aspecto económico del país y las principales empresas industriales, el sistema bancario, las mejoras en las tierras, así como la industria azucarera (salvo los ingenios de la familia Vicini y el Central Romana) pasaron a sus manos particulares; también se apropió de parte del comercio tanto nacional como del exterior. En los últimos años de la década de los cincuenta se registró una inquietud social en toda América Latina, debido a la caída, primero, del dictador colombiano Rojas Pinalla, más tarde, la del venezolano Pérez Jiménez y en 1959 la huida de Cuba del dictador Batista. La caída de Batista se produjo tras el triunfo revolucionario de las fuerzas rebeldes de Fidel Castro, este hecho no sólo abrió las compuertas de la democracia en esos países, sino que levantaron la esperanza de cambios profundos en todo el continente. Nuestro país no escapó a esa realidad. Y con ello no es casual que en enero de 1959 en una reunión familiar efectuada en la residencia de Guido D’Alessandro, sobrino de Manolo Tavarez Justo, donde se encontraban Minerva Mirabal, Manolo, María Teresa Mirabal, Leandro Guzmán y otras personas, se pasó revista a la situación política creada en el Caribe, y muy particularmente a la cubana después del triunfo de Castro. En esta reunión la heroína, Minerva Mirabal, examinó por primera vez la posibilidad de organizar un movimiento para el derrocamiento de Trujillo. En estos años de la tiranía trujillista se incrementó el número de persecuciones y asesinatos, se establecieron centros de tortura en varios puntos del país. En esta última etapa del régimen se destaca de manera especial la muerte, el 25 de noviembre de 1960, de las hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa Mirabal Reyes, asesinadas en compañía de Rufino de la Cruz Disla cuando regresaban de visitar a sus esposos, encarcelados por razones políticas en Puerto Plata. La atmósfera en el país era prácticamente irrespirable. Finalmente, la noche del 30 de mayo de 1961, Trujillo fue ultimado a balazos en la Ave. George Washington, víctima de una emboscada en la que se destacaron Modesto Díaz, Salvador Estrella Sadhalá, Antonio de la


Maza, el Teniente Amado García Guerrero, Manuel Cáceres Michel (Tunti), Juan Tomás Díaz, Roberto Pastoriza, Luis Amiama Tió, el General Antonio Imbert Barreras, Pedro Livio Cedeño, Huáscar Tejeda y otros. Al cumplirse este año el 45 aniversario del asesinato de las hermanas Mirabal, Educando presenta a sus lectores el entorno histórico en que se produjo tan cruento hecho.

El 25 de noviembre de 1960 "Las Mariposas" dejaron de volar abruptamente. Varios pares de manos dieron muerte a palos a Patria, Minerva y María Teresa Mirabal por órdenes del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina. Pero el vuelo político y social de las hermanas había dejado una huella imborrable en nuestra historia. Su valor y su lucha antitrujillista ya habían sembrado semillas, y aquel brutal momento en que sus alas cayeron hechas pedazos, fue una de las causas a las que se atribuye el comienzo de la caída del tirano. Esa mancha de sangre conmocionó no sólo los corazones de los dominicanos, cuyos rostros, según afirman innumerables testimonios, se vistieron de un sentido y callado luto; sino que, aún en aquella época, trascendió las barreras geográficas. Cuenta la psicoterapeuta en Análisis Transaccional, Mercedes Pappaterra, que en el año 1981 asistió al Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, como parte de la comitiva del Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF), liderado por Magaly Pineda, y que la representación dominicana brilló por un número significativo de participantes, y por la capacidad de voz de las mismas. Esta comitiva feminista criolla propuso que se escogiera el día 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en honor y en memoria de esas tres mujeres valientes que supieron luchar contra el régimen totalitario de Trujillo, y la iniciativa contó con el apoyo de 60 países. Según consta en los archivos electrónicos de la página oficial de la Organización de Naciones Unidas, ONU, en 1993, su Asamblea General declaró "que la violencia contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos y de las libertades de la mujer...; que se necesita una


clara y exhaustiva definición de la violencia contra la mujer, una clara declaración de los derechos que se deben aplicar para asegurar la eliminación de toda violencia contra la mujer en todas sus formas y un compromiso de los Estados... y de la comunidad internacional en general para eliminar la violencia contra la mujer". Asimismo, indica la web que en diciembre de 1999, la 54ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Resolución 54/134 en la que declaraba el 25 de noviembre Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El vuelo de "Las Mariposas" no sólo ha servido para que exista un día conmemorativo más, sino que ese símbolo ha hecho notorio uno de los principales problemas sociales del mundo. Según el ex secretario de la ONU, Kofi Annan: "La violencia contra las mujeres y las niñas es un problema con proporciones de epidemia, quizás la violación de los derechos humanos más generalizada de las que conocemos hoy en día". La designación de ese día ha contribuido a que los Estados y entidades no gubernamentales, así como millones de personas voluntarias, se sumen con sus acciones a decir: No a la violencia contra la mujer.

EN REPÚBLICA DOMINICANA En República Dominicana se registraron 185 muertes de mujeres a manos de sus parejas en 2009. Las víctimas tenían entre 15 y 44 años. Al 31 de julio de este año, 117 mujeres habían muerto a manos de sus parejas. En 2008, 170 mujeres murieron a manos de sus parejas.

EN EL MUNDO Entre 2004 y 2006 se han impulsado al menos 28 leyes para combatir la violencia de género.


El 81.08 % de las ONG's considera que no se han regulado todos los aspectos necesarios para disminuir la violencia contra la mujer. El 89.19 % considera que los fondos establecidos para su aplicación son insuficientes. El grupo de edad de mayor riesgo es de 35 a 44 años. 7 de cada 10 mujeres asesinadas tiene entre 19 y 44 años. Un 40.46 % de los feminicidios se lleva a cabo cuando las mujeres se encuentran en proceso de separación del agresor. El 46.68 % de los feminicidas se encontraba bajo los efectos del alcohol cuando asesinó a su pareja. El mundo entero conmemora todos los 25 de noviembre el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer en memoria de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, quienes fueron brutalmente asesinadas en 1960 por el régimen del dictador Rafael Leónicas Trujillo en República Dominicana. Las tres eran importantes opositoras al gobierno de ese país y, por ese motivo, fueron detenidas, violadas y torturadas en varias oportunidades. Pese a esos hostigamientos, continuaron su lucha hasta el día de su muerte. Distintos movimientos feministas de América Latina eligieron en la década de 1980 esta fecha en honor a las dominicanas. Años más tarde, en 1999, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se sumó a la jornada reivindicativa y declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer. Este viernes (25 de noviembre de 2016) se cumplen 56 años de la muerte de Minerva, Patria y María Teresa. El 25 de noviembre de 1960, los cuerpos de las hermanas Mirabal fueron hallados destrozados en el interior de un jeep hundido en un barranco, en Salcedo, noreste de República Dominicana. Según recuerda el periódico español El País, horas antes, las tres mujeres, activas militantes contra el régimen de Trujillo, habían sido asesinadas por un escuadrón enviado por el propio dictador. Los hombres del jefe de Estado las mataron a golpes y las metieron dentro del vehículo para simular un accidente. Pero nunca hubo duda de que se trataba de un crimen. El asesinato de las hermanas Mirabal, conocidas como 'Las mariposas', fue uno de los detonantes de la caída de Trujillo. Tres vidas dedicadas a la lucha La resistencia de estas tres hermanas a la opresión y su intento de instaurar de


nuevo la libertad y la democracia llevaron a la encarcelación de Minerva y María Teresa junto a sus maridos y otros revolucionarios. Las mujeres habían sido condenadas a tres años de cárcel, pero debido a diferentes presiones internacionales, fueron liberadas a los pocos meses. Aun así, su activismo contra el régimen de Trujillo terminó desencadenando el fin de sus vidas. El Servicio de Inteligencia Militar (SIM), bajo el mando del general Pupo Román, fue el encargado de terminar con la vida de estas tres mujeres, a las que subieron a un coche a punta de pistola y apalearon hasta la muerte. El reconocimiento de esta fecha, en memoria del feminicidio de las hermanas Mirabal, pretende homenajear a las víctimas, así como suponer una reflexión sobre las diferentes formas en las que se ejerce la violencia contra las mujeres, que no es sólo física, aunque esta sea la más visible, sino también psicológica, sexual y económica. "La fiesta del Chivo" (Alfaguara, 2000) es posiblemente el último gran libro de Mario Vargas Llosa. No sólo por el brillante estilo de las tres historias que contiene –y que es sólo una–: también por la reconstrucción (perfecta obra de relojería) del plan de la resistencia para matar al tirano Rafael Leónidas Trujillo, amo y señor de horca y cuchillo que gobernó a la República Dominicana desde el 16 de agosto de 1930 hasta la noche del el 30 de mayo de 1961, cuando terminó su borrachera de poder omnímodo acribillado a tiros en la carretera que une Santo Domingo con San Cristóbal. Lo mataron los conspiradores Juan Tomás Díaz (general retirado), José Román Fernández, Antonio De la Maza (en venganza: Trujillo ordenó asesinar a su hermano), y Amado García, su custodio personal. El pueblo dominicano –que por años lo había llamado "padrecito"– respiró la primera bocanada de libertad. Nadie olvidó los miles de encarcelados, torturados, asesinados en las mazmorras del dictador. Y mucho menos al mayor y más doloroso símbolo de la resistencia: las hermanas Mirabal. Las Mariposas. María Teresa, Patria, Minerva y Bélgica Adela (Dedé) Mirabal Reyes nacieron y se criaron en un hogar rural de buen nivel económico en Ojo de Agua, municipio de Salcedo. Su padre, Enrique, exitoso hombre de negocios, las hizo estudiar como internas en el Colegio Inmaculada Concepción de La Vega, regido por monjas españolas de la Orden Franciscanas de Jesús. Un mundo equilibrado y feliz.


Pero Trujillo habría de acabar con todo. Y también, entre tantos atropellos, con casi toda la fortuna de Enrique Mirabal. Sus hijas, salvo Dedé, no tardaron en comprender que ese grotesco tirano cubierto de medallas falsas –se autocondecoraba– que se hacía llamar El Jefe, El Generalísimo, El Chivo (por su supuesto vigor sexual), El Padre de la Patria, tildado también El Chapita por su pecho ornado de chafalonías, sería el germen de la destrucción nacional. El Padre del Caos.

Y no tardaron en alistarse en la resistencia contra ese "enano huachafo (cursi) y criminal", como lo definió Vargas Llosa. El grupo de oposición se llamó 14 de junio en memoria de una fracasada insurrección contra Trujillo ese día de 1959. Pero la clandestinidad era caminar por una cuerda floja a punto de romperse. Casi todo el país estaba controlado por el siniestro SIM (Servicio de Inteligencia Militar), cuyo máximo y más pérfido cerebro era un tal Johnny Abbes, más tarde reemplazado por el marino Cándido Torres Tejada, y al final por José (Pupo) Román Fernández, ambos militares y diestros jefes de las redes de delación y de las siniestras cárceles del Chivo. A una de esas cárceles (La Victoria) fueron a parar varias veces dos de las hermanas Mirabel: Minerva y María Teresa, ambas casadas y madres, y también sus maridos. Todos padecieron torturas, y ellas, además, violaciones. Pero La Bestia Negra –otro apodo de Trujillo– no estaba conforme. El 18 de mayo de 1960, las dos y sus maridos fueron juzgados "por atentar contra la seguridad del Estado dominicano" y condenados a tres años de prisión. Pero fue una trampa… Apenas tres meses más tarde, el 9 de agosto y extrañamente, el tirano ordenó que Minerva y María Teresa fueran liberadas, pero no sus maridos. Un disfraz de generosidad para la tragedia que se incubaba: en realidad, todo estaba decidido de antemano, y paso a paso… Primer acto. Trujillo le ordenó al general Román que mudara a los maridos de las hermanas a la cárcel de Salcedo, para evitarles el largo viaje desde sus casas hasta la cárcel de Victoria. Segundo acto. El teniente Víctor Alicinio Peña Rivera recibe del general Román estas instrucciones, que mucho después recordará en su libro de memorias: "Hay que disponer el traslado a Puerto Plata de los esposos de las hermanas Mirabal. La justificación del traslado será el descubrimiento de armas clandestinas dirigidas al movimiento que ellas encabezan. La idea es que ellos nos ayuden a determinar si las personas apresadas son miembros de ese


movimiento. Una vez terminado esto, les puedes decir que serán regresados de nuevo a Salcedo. Una vez trasladados les prepararás una emboscada en la carretera a las hermanas Mirabal. Deben morir. Se simulará un accidente automovilístico. Ese es el deseo del jefe". Al otro día, el cabo de policía Ciriaco de La Rosa llegó al cuartel del SIM en Santiago, pidió cuatro agentes y un vehículo, Peña Rivera designó a Alfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta, Néstor Antonio Pérez Terrero y Ramón Emilio Rojas Lora. El 18 y el 22 de noviembre no se atrevieron a cumplir su orden de muerte porque las hermanas "viajaban con niños". Pero el 25 iban sólo con el chofer Rufino de la Cruz y otra de las Mirabal: Patria. Luego de visitar a sus maridos en Puerto Plata pusieron proa a Salcedo. A sus casas. Pero cuando el jeep llegó al puente de Marapica, cuatro hombres les cruzaron un cepillo: así llamaban al Volkswagen escarabajo. Las tres hermanas, a punta de pistola, fueron obligadas a subir a ese auto: el de sus verdugos. Los dos vehículos llegaron al patio de la casa de Minerva y María Teresa, en La Cumbre, Salcedo. Peña Rivera repartió pañuelos de seda entre sus tres compañeros, "para ahorcarlas". Los gritos de ellas no se oyeron: la casa era de adobe y estaba forrada con madera de caoba. Luego, aun agonizantes, las remataron a palazos. Sus cuerpos –también el del chofer–, cargados en uno de los autos. Y el auto, arrojado al fondo de un barranco para simular un accidente y atribuirle los golpes mortales. Sucedió el 25 de noviembre de 1960. Hace cinco décadas y siete años. Minerva tenía 26 años. Patria, 30. María Teresa, 36. Entre las tres, cinco hijos. El final no las sorprendió: siempre sospecharon que estaban condenadas a muerte. Minerva llegó a proclamar: –¡Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte! No se equivocó. Rafael Leónidas Trujillo murió asesinado por la resistencia apenas seis meses después. Final celebrado por la mayoría del pueblo. A pesar de vivir postrado bajo la feroz tiranía del tan atroz como ridículo personaje investigado y descripto por Mario Vargas Llosa en su novela, el asesinato de las hermanas Mirabal, las "Mariposas" (nombre en clave que usaban para sus mensajes en la resistencia), desató un ciclón de furia, odio y alegría ante el cadáver del tirano que había decidido extender su poder ad


infinitum: al morir tenía 70 años, pero previó que lo sucedería su hijo Ramfis. No pudo ser: éste murió a los 40 años en un accidente en la carretera de Burgos, España. Pero el martirio de las Mirabal no se olvidó. La fecha de su muerte fue declarada como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Una provincia, una calle, una estación de subte, un monumento, un billete y hasta una nueva planta, la Salcedoa mirabaliarum, las recuerdan. Además del Museo Mirabal, que conserva sus ropas y sus habitaciones tal como estaban al morir. También cinco películas y media docena de libros. En cuanto a los centenares de estatuas, bustos y placas con su nombre que ordenó Trujillo, nada queda. Basura de la Historia. Leí con interés dos artículos escritos por el fino intelectual y dilecto amigo Tony Raful, acerca del asesinato de las hermanas Patria, Minerva y Maria Teresa Mirabal, hecho que produjo también la muerte del señor Rufino de la Cruz, quien conducía el jeep en que viajaban desde Puerto Plata las tres valientes damas, después de haber visitado en la cárcel a los patriotas Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo) y al ingeniero Leandro Guzmán, esposos de Minerva y María Teresa, respectivamente. El escrito de Raful fue para condenar la versión puesta a circular por los residuos trujillistas, en el sentido de que los dos héroes del 30 de mayo del 1961, general Antonio Imbert Barrera y don Luis Amiama Tió, le propusieron al general René Román Fernández (Pupo), que matara a las hermanas Mirabal. Esta versión es absurda, malvada y llena de mala fe para dañar el honor y la honra de los dos valientes ciudadanos, con quienes me unió una sincera amistad. Yo fui el primer periodista, con apenas 17 años de edad, que transmitió la noticia de la muerte de las hermanas Mirabal, al entonces periódico La Nación, el día 25 de noviembre, diario que circulaba en Santo Domingo en horas de la tarde, y del que yo era su corresponsal en Santiago de los Caballeros, mi ciudad natal. En la mañana del 25 llegué al Departamento Norte de la Policía Nacional en Santiago, ubicado en la calle El Sol, antigua Presidente Trujillo, en busca de noticias del día. Grande fue mi sorpresa cuando entré al despacho del coronel Comandante de la Policía Nacional y quien me recibió sentado encima del escritorio fue el capitán del Ejército Víctor Alicino Peña Rivera, a quien yo nunca le caía bien.


Al verme, con una sonrisa cínica que siempre tenía en su rostro me dijo: periodista, aquí lo único que hay es un accidente de un jeep que se descarriló por un precipicio en Puerto Plata, mientras me entregaba un telegrama enviado por el destacamento del Ejército ubicado en La Cumbre, lugar situado entre Puerto Plata y Santiago, en el cual se informaba del supuesto accidente del jeep, donde murieron las tres hermanas Mirabal y el chofer Rufi no de la Cruz. Peña Rivera era el jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), la tenebrosa entidad represiva de Trujillo. Cuando me entregó el telegrama aún vestía de color amarillo, botas llenas de lodo y un sombrero grande de alas anchas, el mismo que tenía cuando dirigió la terrible operación. Fue al hombre del sombrero de alas anchas que algunos lugareños vieron hablando con unos hombres y ese hombre fue Peña Rivera. Cuando salió la noticia firmada por mí en la primera página de La Nación en Santiago nadie lo creyó porque se trataba de las hermanas Mirabal. Yo fui de los primeros que no lo creí. Hacía 11 meses que había salido expulsado del Instituto Politécnico Loyola por órdenes de Johnny Abbes García, junto a otros estudiantes, por “indeseables”. Se nos acusó de hacer críticas a Trujillo y de poner letreros en los baños que decían “abajo chapita”. Peña Rivera lo sabía y por eso me veía con indiferencia. El jeep en que viajaban las tres hermanas fue interceptado en el puente Marapicá, próximo a La Cumbre, y los sicarios obligaron a las damas y al chofer a bajarse del vehículo, llevándolos a unos matorrales donde dieron muerte a las cuatro personas a palos y a cuchilladas, según relataron algunos de ellos cuando fueron interrogados en el año 1962 por el juez de instrucción Ambiorix Díaz Estrella, quien había ido al lugar de los hechos en la mañana del 25 de noviembre. Ambiorix fue un excelente caballero y llegó a ser diputado por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). En 1962, Peña Rivera fue acusado formalmente y condenado a 20 años de trabajos públicos, mientras que los señores Manuel Alfonzo Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta y Ramón Emilio Lora recibieron 30 años de trabajos públicos acusados de autores materiales. Igualmente fueron condenados a 20 años junto a Peña Rivera, Ciriaco de la Rosa, Cándido


Torres Tejada y Néstor Pérez Terrero. Los otros acusados fueron condenados por asociación de malhechores a 5 y 3 años de trabajos públicos, como lo establecía en ese momento el Código Penal. Ellos fueron Sindito Almonte, Silverio Antonio Gómez, Viterbo Álvarez (Pechito), Pedro Peña Ortiz y David Olivero Segura. Pechito Álvarez, según tengo entendido, fue asesinado hace varios años en San Cristóbal. Lo vi en varias ocasiones por los pasillos del Palacio Nacional, durante los doce años del doctor Balaguer, quien cuando se enteró de su presencia, ordenó que lo sacaran de la casa de gobierno. Sin embargo, Olivero Segura llegó a ocupar una curul en la Cámara de Diputados. Creo que falleció. Todos estos acusados lograron salir de la cárcel de la antigua Fortaleza Ozama, cuando tropas constitucionalistas atacaron el recinto militar. Huyeron junto a Peña Rivera y nunca se ha revelado quiénes los protegieron para salir en libertad. Peña Rivera se fue a vivir a Miami donde murió hace varios años de Alzheimer. He sabido que muchos de ellos fueron a Estados Unidos.


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