Oiram Durs - Más allá de las montañas-

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Oiram Durs “Más allá de las montañas” 1era Edición Autor: Mario Angel Angel G( M.A.A.G) Editor: Miguel Angel Recinos -Todos los derechos reservadosEnero 2014




-PROLOGOLa creación de este libro la venia teniendo en mente desde hacía muchos años, pero múltiples actividades habían provocado un retraso en su escritura y edición, pero todo en este ancho universo sucede por una razón y quizás en aquel momento no tenía la inspiración correcta para hacerlo. “Oiram Durs” es una historia que constara de cuatro tomos; el primero de ellos titulado “Más allá de las montañas”. Este primer tomo narra el comienzo del peligroso viaje del joven Oiram que lo llevara a convertirse en leyenda, junto a su fiel amigo Brugk y los demás de la compañía. La historia se desarrolla en la antigua escandinavia, mucho antes de que existieran países como Noruega o Irlanda, en un lugar muy parecido a la tierra media desarrollada por Tolkien. Su viaje lo llevara por innumerables pruebas, en las que tendrá que demostrar no solo su valor, sino que deberá revelar quien es en realidad. Para finalizar agradezco a todo aquel lector que se permita volar y luchar al lado de Oiram y a todos aquellos que de una u otra manera han colaborado en la realización de este escrito. Gracias a todos Hasta Siempre M.A.A.G 5



I Recuerdos



¿Lo sientes?.... ¿Acaso puedes sentirlo?... ¿Como poco a poco tu cuerpo deja de sentir las flores y la hierba, como tu aliento termina por ceder ante el dolor de tus heridas?... Claro q lo sientes... claro que lo siento. Recuerdo los días en que las flores solían alegrar mis días. Recuerdo cuando la primavera anunciada por los tibios rayos del sol golpeaba mi rostro con sus millones de fragancias. ¡¡¡Ah!!! Esos eran días en que Grug reinaba sobre los bastos parajes de nuestra tierra. Pareciera como si hubiese sido ayer, antes de que la oscuridad me tragara por completo antes de aquel fatídico día... Antes de ti… Todo parecía apacible aquella mañana, el invierno había exhalado su último aliento sobre las colinas 9


azules la noche anterior y las criaturas del valle comenzaban a despertar de su letargo. En la aldea todo era sonrisas y cantos; los niños corrían unos tras otros, gritando y riendo, tal como debe ser un niño. Me dirigí hacia los campos, como lo hacía siempre, cruzando el abrevadero al norte de nuestra pequeña villa. La villa de Brins era famosa por sus campos de cebada, la mejor de todo el condado de Harshing. La vida era próspera y apacible, nada parecía ser diferente. Hasta ese momento.... Al llegar a los campos me topé con algo poco común en la aldea .... -¡¡Brugk!! ¡¡Eh Brugk!! ¿Qué sucede aquí?pregunté. Brugk era mi mejor amigo. Nos conocimos desde que nuestras madres tenían el cabello como el oro y nuestros padres eran fuertes como caballos de batalla. Siempre habíamos estado juntos en buenas y malas. ¡Ah! Si les contase todo lo que hemos pasado; pero eso será para otra historia. 10


-¡¡Eh, Oiram!!!- respondió Brugk. -Mira esto- dijo señalando hacia los campos. -Pero... Si son...- exclame mientras veía esa horripilante escena. -Así es- dijo Brugk - Son aves de los bosques de Clasmight. Son dulcineos, muertos... Cientos de ellos sobre los campos de cebada. -Pero, ¿¿Cómo??- Exclamé -Los dulcineos no bajan a estas tierras, ni siquiera para alimentarse. ¿Qué hacen aquí? ¿¿Y que los mató??? -No lo sé- dijo Brugk -Pero no creo que haya sido algo de esta tierra. Sin lugar a dudas, Brugk tenía razón y pronto lo descubriríamos, pues el rumor de los dulcineos muertos se había expandido por toda la aldea y las aldeas cercanas. La primavera transcurrió después de ese suceso con literal tranquilidad; la cebada se plantó como 11


de costumbre y parecía crecer como cada cosecha, pero pronto comenzamos a notar la diferencia. El grano dorado que ondeaba junto, formando los vastos océanos de granos de cada cosecha, ahora se había tornado en un rojo carmesí. A pesar de eso la cosecha se llevó a cabo y como de costumbre la primera cosecha se convirtió en cerveza para el festival del solsticio de verano. Y fue entonces cuando pasó.... Cuando el primer barril fue abierto y la primera copa servida, el primer trago del brindis fue escupido por todos, pues la cerveza tenía un sabor putrefacto ,y un aroma a muerte. Muchos comenzaron a retorcerse y vimos como sus cuerpos se secaban, sus ojos se saltaban y gemían y gritaban mientras sus cuerpos se volvían rígidos cual espada recién forjada; la conmoción fue tal que muchas mujeres entraron en pánico y lloraban mientras veían a sus maridos morir de aquella forma tan atroz y sin explicación alguna....

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Esa noche la oscuridad se llevó la vida de inocentes, entre los cuales, de no haber sido por Brugk, yo hubiese sido uno. Tras esa maldita noche, desconcertados junto a los demás hombres de la aldea, decidimos que debíamos consultar al oráculo, ese que vive más allá de las montañas azules. Pronto se corrió la voz de que la compañía partiría en un viaje tan peligroso como salir a cazar osos a media noche con luna sangrante de invierno armado solo con un cuchillo, solo un verdadero demente estaría dispuesto a embarcarse en tal aventura y claro, Brugk y yo éramos los primeros de la fila. Yo personalmente no tenía nada que perder. La vieja casa que me heredaron mis padres no era para mi razón de atadura, así que tome mi hacha, mi escudo tallado por mi padre en madera del bosque antiguo de Hulried, hogar de los elfos de la luz del sur, famosos por su metalurgia; y mi espada, esa vieja espada que perteneció a mi abuelo y con la cual me contaba de sus hazañas 13


en la guerra, aunque ahora que lo pienso creo que solo eran cuentos. Pero Brugk… El sí tenía mucho que perder y mucho que ganar. El tenía una bella esposa y dos hermosas hijas pequeñas, Él debía protegerlas de lo que fuera que se avecinaba, y tenía que alimentarlas, sin la cebada no habría manera de llevar el sustento a su hogar. Se nos unió un viejo loco que solía permanecer borracho o dormido fuera de la taberna local, al principio creímos que solo sería un estorbo, hasta que nos habló de su viaje más allá de la montaña azul, de que en sus mejores tiempos fue cartógrafo y conocía todos los caminos de este a oeste. Por eso pensamos que si podíamos mantenerlo sobrio nos sería de utilidad, su nombre no es importante pero lo apodamos Snorx, que en lengua muerta significa “olor a cerdo” pues realmente apestaba. También viajarían con nosotros Turin hijo de Nor, Karg hijo de Dru y Ashgar mano de hierro que era el luchador más hábil de la aldea, aunque personalmente creo q solo era un fanfarrón. 14


Así la compañía estaba lista para partir, los seis hombres iríamos más allá de lo imaginado hasta hoy por cualquier miembro de la aldea. Muchos quizás esperarían que se nos despidiese como héroes, con algarabía, fuegos artificiales o con abrazos y victorias; pero por el contrario, se nos entregó apenas unas cuantas monedas de oro, un par de caballos, un burro y un caluroso “no mueran en el intento, y si mueren sus posesiones serán repartidas entre el pueblo”. Vaya motivación la que nos acompaña. Y justo en el momento en que pondríamos el primer pie fuera de la aldea, lo escuchamos: -¡¡HEY!! , ¡¡HEY!! , ¡¡ESPEREN!! , ¡¡ESPEREN, POR FAVOR!! Gritaba un muchacho joven y lleno de ansias de aventura a nuestras espaldas, me voltee hacia Brugk que era el líder de la compañía y le pregunte: -¿Quién diablos es ese muchacho?15


El mantenía un semblante muy serio cuando me dijo: - ¿Ese joven? Es el hijo del rey. El rey era un maldito cerdo, tirano despreciable, que se aprovechaba de su riqueza y de su poder para violar a nuestras mujeres y robarse la mayoría de las ganancias comprando al pueblo con circo y pan rancio… Lamento lo efusivo que acabo de ser, pero es imposible no descargar mi rabia al hablar de semejante bastardo. -¿Y qué demonios querrá con nosotros?- me pregunte a mí mismo. -¡GRACIAS! , ¡GRACIAS POR ESPERAR!- dijo el muchacho casi sin aliento. -Quiero ir con ustedesrecuperando el aliento.

dijo

valientemente

-Mi padre es el rey, a él no le interesa la gente, pero yo... Yo... Algún día tomare su lugar, y quiero 16


hacer algo por el pueblo que me ha visto nacer- dijo mirando fijamente a Brugk, aun jadeando un poco. Durante un breve momento, un silencio retador se sintió en el aire, hasta que una voz fuerte lo rompió. -Denle un espada y larguémonos de una vez- dijo Brugk, no sin antes advertirlo de la siguiente forma: - Niño, si te crees hombre déjame recordarte que lo demostraras cuando tu vida dependa de tu certeza al usar la espada- luego se dio la vuelta y empezó a caminar. Yo tenía una cara de pocos amigos. No sabía como había permitido que ese chico se integrase a la compañía, no confiaba en lo absoluto en él ni estaba dispuesto a morir junto él. Para mi solo era un estorbo. -Hola. Mi nombre es Ink, ¡Mucho gusto, caballeros!se presentaba el joven a cada uno, extendiendo la mano y recibiendo como respuesta miradas 17


desinteresadas y uno que otro gruñido. Solamente Ashgar se atrevió a intercambiar un par de palabras con el. -Muchacho ¿Realmente sabes usar la espada? -¡Claro!- Respondió - Soy el mejor usando la espada en mi familia - se pomponeo el joven. -¡¡JAJAJAJAJAJA!!- rió en carcajadas Ashgar,¡Claro!- le dijo- pero estas no son espadas de madera como las que usan para jugar los niños ricos; ahora un estacazo en su pecho significa que estás muerto. ¡Jajaja!- reía a carcajadas Ashgar mientras Ink se palidecía cada vez más. Y así nuestra compañía partió, sin saber lo que le esperaba afuera, más allá de los campos de cebada, más allá de nuestro hogar.

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II La tierra de las luces tristes



El camino era escabroso, lleno de niebla y peligros por doquier. En cuanto pusimos un pie más allá de los campos de cebada sabíamos que la travesía no sería fácil. Caminamos varias lunas y varios amaneceres; nuestro destino yace imponente al horizonte, majestuoso durante el día y solitaria durante la noche se alzaba la montaña azul. Me acerque a Brugk y le dije: -Llevamos varios días caminando, necesitamos descansar. El me miro con un gesto de no estar muy convencido, pero a la vez de extremo cansancio y respondió: -Está bien- luego gritó -¡Parad ¡Levantaremos el campamento aquí!

todos!

Más rápido que un gatonejo salvaje todos lanzaron sus cosas al suelo y se montó el campamento; mientras unos recogían leña, otros agua, el resto 21


verificamos con Snorx si estábamos en el camino correcto. -¡Eh, Snorx! ¡Viejo ebrio y bocón! ¿Estás seguro que este es el camino?- le decía Turin, mientras dejaba la leña que había recogido, en el centro del campamento, donde se encendería la fogata. -Claro que lo sé- respondió Snorx con un gesto de bonachón. -Estamos justo donde debemos estar, a las puertas del reino del bosque.- dijo mientras sacaba una pequeña botella de entre sus barbas; botella que por cierto nadie sabía que él llevaba y mucho menos lo que contenía, aunque creo que todos lo podíamos deducir. Le pego un trago profundo, puso una cara amarga y luego una sonrisa de complacencia, y exclamó: -¡¡Arrrrrrr!! ¡No hay placer más grande que el de un buen trago de cerveza a la luz del atardecer!-

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Y todos soltamos una enorme carcajada. La luz del sol se fue apagando poco a poco y la luz de la hoguera se encargaba de darnos la claridad que necesitábamos y un poco de calor. Todos sentados alrededor de ella pensábamos en lo que habíamos dejado atrás, y un silencio entristecedor se apoderó de la escena. El primero en romper el silencio fue Turin. -¿Recuerdan muchachos? La época de la cosecha cuando éramos niños, cuando corríamos descalzos por la pradera y soñábamos con ser grandes guerreros; recuerdo cuando hice una espada de madera ¡Ja ja ja! Mi padre me ayudó y con ella le decía que un día destruiría un dragón y me coronarían rey- sonrió levemente Turin. El padre de Turin fue un general del ejército real en la lejana tierra de Mutdar, pero un día perdió todo lo que tenía cuando Mutdar fue sitiada por hordas de criaturas oscuras, por lo que escapo con Turin y su madre hacia Brins, desde entonces Turin siempre soñó con devolver a su familia el honor que habían perdido. 23


-Pues yo- dijo Karg , con un trozo de pollo silvestre (que él mismo había cazado), entre sus manos -No hay nada más que extrañe que el guiso de papas y lentejas que Lady Annet hace, ese si es un manjar digno de los reyes. Y por un momento se saboreó los labios -¿Y tú, Snorx?- dijo Ink- cuéntanos algo de tiEn realidad era cierto, todos sabíamos que Snorx era un borracho pero no sabíamos el porqué, así que todos lo miramos y escuchamos atentamente mientras él hablaba. -Yo- dijo ya con una voz que delataba el hecho de que estaba medio borracho. -Yo era una persona tranquila y feliz. Era uno de los mejores cartógrafos del mundo, de este a oeste, de norte a sur; todos anhelaban tener uno de mis mapas. La vida era buena y próspera; pero podría ser aún mejor, y eso fue gracias a una bella mujer, su nombre era Lauren. 24


Guardo un ligero silencio y trago fuerte, como si algo le doliera mucho en el pecho y prosiguió: -Era la mujer más bella de todo el lugar, dulce, graciosa y con la voz de un ángel. Éramos muy felices, y lo fuimos más cuando llegó nuestra primogénita a la cual llamamos Uril, como su abuela. Todo era miel sobre hojuelas. Decidimos mudarnos al bosque para que Uril creciera alejada de todo el escándalo que los grandes reinos producen. -Y luego pasó; una noche como esta, mientras yo cortaba leña para la caldera, las escuche gritar. Fue un grito desgarrador y un llanto que duró poco menos de unos segundos. Me apresure, hacha en mano, hacia la casa. Cuando llegue, una criatura espectral se abalanzó sobre mí, tirándome y huyendo sin siquiera poder defenderme o ver con claridad que era… Cuando me incorpore, lo vi… Aquella tez blanca se había entintado totalmente de sangre, era una escena tan putrefacta que sólo describirla me produce… ¡¡Arrrr!! - Y tomó profundo de la botella donde guardaba la cerveza, 25


como deseando emborracharse más rápido. - Cuando pude reaccionar me dirigí hacia la cuna de Uril pero esta estaba vacía… No pude soportar, había perdido lo más importante para mi… No tenía ya más que hacer ahí. Sin nada que perder, decidí darle al amor de mi vida el funeral que merecía. Así que prendí en fuego la casa que nos había visto amarnos y partí en busca de Uril; pero mi dolor pudo más y en cada pueblo y cada taberna que visitaba me hundía más y más, y así llegue a Brins donde os conocí a ustedes muchachos. Y tomó la última gota de licor, dejando un semblante triste, se giró para darnos la espalda y levantó la vista llorosa hacia las estrellas, como tratando de encontrar ahí lo que había perdido. Todos guardamos silencio…… Hasta que un ruido entre los árboles lo rompió y nos puso a todos sobre alerta de que no estábamos solos.

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-¡Sonó por aquí!- dijo Ashgar mientras corría a través de los matorrales. -¡Espera!- grité mientras todos corríamos tras de él. Ashgar parecía correr a toda velocidad tras la extraña criatura que había provocado el sonido que escuchamos, quizás atraído por el fuego, por nuestra comida o por el sonido de nuestras voces. De repente Ashgar se detuvo y nosotros tras él, maravillados por el magnífico espectáculo que teníamos frente. Sobre la copa de los árboles, a donde quiera que viéramos, hileras de luces bañaban los árboles. Era una cosa realmente majestuosa que ninguno de nosotros había visto jamás. No sabíamos explicar que era lo que nuestros ojos veían, no sabíamos ni que hacer, pero creíamos que tal belleza no podría dañarnos, por lo cual nos adentramos a esa extraña parte del bosque. -¡Esto es increíble!- repetía Karg- ¡Jamás nos creerán esto en la aldea! 27


-No te confíes, Karg- repetía Brugk - y a nadie se le ocurra tocarlos, no sabemos que son ni que pueden hacernos. -No creo que sean peligrosos- exclamó Ink mientras se acercaba a una de esas extrañas y brillantes hileras- Parece que son… Insectos- dijo mientras lo tocaba con el dedo… Mala idea, por cierto. No había terminado de tocarlo cuando esa hilera de insectos se desprendió y se abalanzaron sobre Ink. Al instante, las demás hileras se desprendieron y parecía un pandemónium. Todos tratábamos de escapar de aquellos insectos, pues su picadura resulto ser más dolorosa de lo que creímos. Todo parecía perdido cuando de la nada flechas en llamas cayeron del cielo, y eso parecía espantar a dichas alimañas. De la nada, una figura bajo de los árboles, cubierta con una capucha de color terracota, portando una antorcha encendida. Nos pidió rápidamente con un gesto que hiciéramos una fila tras de él y corrimos a toda velocidad hacia afuera de tan extraño bosque. Cuando llegamos al descampado, y luego de 28


cerciorarnos de que todos habíamos salido; casi jadeando, me acerque a aquella extraña figura y le dije: -Mi nombre es Oiram, y quiero agradecer a nuestro salvador por su ayuda, así que os pido me muestre su rostro. Lentamente aquella figura se retiró la capucha y dijo con la voz más tierna que jamás había escuchado; pero a la vez cargada de valentía, coraje y fuerza. -Mi señor ha tenido suerte, usted y su grupo; pues muchos no sobreviven a la picadura de un Belar. Era una joven mujer, blanca como la nieve del invierno más cálido, con unos labios y mejillas enrojecidos como atardecer en primavera. Era sencillamente hermosa, y mi corazón lo sabía pues jamás había latido tan fuerte ni tan rápido. - Mi nombre es Jossefine, hija de Eld.

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-Mirad- dijo Asghar –¡Mirad! ¡Es una elfo! ¡Mil gracias, mi señora!- le dijo mientras la reverenciaba; yo no salía de mi asombro. Creo que era la primera vez que la mayoría de nosotros veía un elfo de carne y hueso, y no alguno de los dibujos que hacíamos después de escuchar los cuentos con los que nuestras madres nos dormían. -¿Que hace un grupo de granjeros por estos bosques?- preguntó sin tomar si quiera importancia a los agradecimientos de Asghar. -Vamos camino a la montaña azul. Necesitamos hablar con el oráculo, han sucedido cosas extrañas en nuestra aldea y pensamos que él podría ayudarnos- dijo Brugk -Pero un sonido nos alejó del camino. -Ya no es seguro viajar por este bosque de nochedijo la joven.- La maldad se ha apoderado de él. Antes este era un bosque lleno de vida, las aves cantaban y las criaturas vivían en paz, pero poco a poco las aves murieron y esos extraños insectos 30


aparecieron… Ustedes parecen estar agotados, ha sido una noche difícil. Déjenme llevarlos con mi padre, él podrá darles provisiones y un lugar donde descansar. ¡Seguidme!- dijo Jossefine. Acto seguido nos pusimos en marcha por entre los árboles, alumbrados solamente por la antorcha que la bella elfo portaba, de pronto otra luz apareció en el horizonte, y se fue acercando hasta que lo vimos. Una ciudadela entre los árboles, coronada de oro y de un aura especial. -¡Bienvenidos a Irruldarsh, mis queridos amigos!nos recibió un elfo, mientras otro tomaba la antorcha de manos de Lady Jossefine y parecía decirle algo en secreto al momento en que la escoltaba por otro pasadizo. -Por aquí caballeros, deben cambiarse sus ropas para poder ver a su majestad- nos guía cortésmente el elfo, no recuerdo su nombre pues en ese momento seguía anonadado con la belleza de lady Jossefine.

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Nos entregaron pesadas armaduras, según ellos elaboradas con escamas de dragón y de serpientes marinas procedentes del mar negro, cuyas escamas eran más duras que cualquier acero, y ¡Por Odin! vaya que eran duras…. Y pesadas. Caminamos por los puentes entre los árboles, frente a la mirada de muchos elfos del bosque, que parecen tener la misma admiración al vernos como nosotros al verlos. Así llegamos a una cámara enorme, poblada de pared a pared por manuscritos antiguos y un enorme candelabro que colgaba al centro de la nave. -¡Bienvenidos viajeros! Decidme ¿Qué os trae a mi hogar?- se escuchó un saludo, mientras una figura alta y espigada entraba en la habitación, con una corona de ramas y una espada a la cintura. - Mi nombre es Eld, señor de los bosques- se presentó aquel extraño personaje. -Es un honor para mi y para mi compañía estar en su presencia, mi señor- Respondió de la manera más respetuosa que pudo Brugk -Pero necesitamos 32


vuestra ayuda. Hemos perdido el sendero hacia la montaña azul, perdimos nuestras provisiones y nuestros caballos, Lady Jossefine… -¿Qué hay con mi hija?- dijo Lord Eld-¿Qué tiene que ver ella con todo esto? ¡Traedla!- se dirigió a uno de los guardias que había dentro de la habitación, y rápidamente Jossefine fue llevada a la sala, besando la mano de su padre y arrodillándose a sus pies dijo: -Padre déjame explicarte. Los encontré perdidos entre los árboles rodeados de aquellos extraños insectos, me dijeron que habían perdido el camino por culpa de un ruido extraño, creo que ese sonido lo provocó el Garlock que estaba persiguiendo…de nuevo Eld interrumpió: -¡Espera, espera! ¿Que estabas qué? -Dijo mientras miraba con enojo a Jossefine . -¿Cuantas veces te lo he dicho, hija mía, que no debes salir sola? Más en estos momentos en que los Garlock; criaturas mañosas, oscuras, y agresivas, merodean nuestro bosque- dijo Eld. 33


-Pero padre- replicó Jossefine -¿Qué más podemos hacer? No podemos ocultarnos mientras el bosque muere y poco a poco nos quedamos sin comida ¿Qué más puedo hacer si no tratar de ayudar?-Pero para eso están los guardias, tu deber es estar aquí y leer cada manuscrito de esta biblioteca para que un día puedas reinar con sabiduría. Estos… ¡Estos extranjeros son los culpables!- dijo Eld mientras nos veía de manera despectiva. Brugk ya ponía su mano sobre una pequeña daga que portaba en la cintura- Denles pan y un poco de provisiones, unos caballos, un par de espadas, un mapa y que se larguen ya mismo. Y tu -dijo a un guardia -Encierra a mi hija en la torre norte y asegúrate que no vuelva a escapar, ¡Largaos todos ya!Los guardias nos sacaron casi a empujones, nos dieron lo ordenado por el rey y comenzamos la partida. Cuando ya habíamos abandonado la ciudadela y, según Snorx que era el único capaz de leer el mapa 34


que nos habían dado, el camino más corto era por las viejas fortalezas de Ascabed, una ciudad maldita, llena de criaturas que no dudarían en descuartizarnos a la menor oportunidad. De la nada escuchamos que alguien cabalgaba a nuestras espaldas y se acercaba a gran velocidad. Todos desenvainamos las espadas, pero pronto nos tranquilizamos al ver que se trataba de Jossefine. -¡Amigos, dejadme ir con ustedes!- dijo -Mi padre esta cegado por el miedo y no se da cuenta que lo que a su aldea y a nuestro bosque les pasa solo es parte de un mal mayor, uno que está más allá de nuestra imaginación y que si no es detenido ahora, terminará por destruirnos a todos. Ante tales palabras no supimos ni que decir, me acerque a ella y le sonreí. Me di la vuelta y continuamos la travesía, seis hombres y una elfo… La compañía ya no era tan desagradable como al principio.

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III

La desolaci贸n de Ascabed, el sabio tras la monta帽a



Llevábamos ya 3 días de viaje desde que abandonamos aquel bosque y Jossefine se unió a nuestra compañía. Estábamos casi resignados a nunca llegar al lugar donde el sabio se encontraba, y las esperanzas estaban aún más cerca de desvanecerse… -¡Alto!- grite, mientras observaba dos enormes pilares, tallados con la forma de antiguos dragones oscuros, ambos sostenían una especia de letrero tallado en la piedra en una lengua extraña que ni siquiera el viejo Snorx podía traducir. -¡Déjame intentarlo!- exclamó Jossefine mientras ponía su mano sobre aquellas extrañas escrituras. -Es lenguaje de los antiguos elfos oscuros, esos que fueron condenados por los elfos de la luz a vagar por estas tierras como almas penantes, y en la lengua de los hombres dice: Aquel que atraviese el umbral de la luz, hacia la oscuridad infinita custodiada por estos dragones, que olvide todo lo que deja atrás, y que solo lleve 39


consigo el recuerdo de la última luz del sol que vio, pues más allá de este umbral no existe más que la oscuridad y la maldad pura, todo aquel que caiga en las garras de la oscuridad será consumida y ajusticiada por la flama del dragón redentor. -Guerreros, abandonen la esperanza-Creo que deberías esperar hasta que amanezca para entrar- dijo el joven Ink mientras miraba a Turin y Karg. -Sería en vano- replicó Jossefine -Tal parece que más allá de estos pilares no amanece nunca más. El lugar parecía desolado, tras los pilares solo había desierto, pero algo en mi interior me decía que la realidad era muy distinta a la que creíamos pues todo aquel desierto estaba cubierto totalmente por la penumbrosa noche, una noche mucho más espesa que la que nos cubría a nosotros. -Snorx ¿Seguro que no hay otro camino?- preguntó Brugk. 40


-En definitiva- dijo Snorx -Estamos muy lejos para regresar y es imposible rodear, debemos avanzar si queremos llegar a nuestro destino- dijo mientras trataba de exprimir hasta la última gota de licor de su pequeña botella. -Bueno- dijo Brugk - Agrúpense y entraremos entre esos dos pilares sin ver hacia atrás y procuren no separarse- y haló las riendas del caballo para dar el primer paso. De esta manera nos adentramos en Ascabed: A la cabeza avanzaba Brugk, Snorx, Ink, Jossefine, a la cual le seguía yo, seguían Turin, Karg y al final de la compañía Ashgar. Justo después de que el caballo de Ashgar pasara completamente por los pilares, sentí como la oscuridad nos tragaba por completo a pesar de que Burgk y Jossefine llevaban antorchas, era imposible siquiera ver el camino, ni los pilares. Pronto nos dimos cuenta que a nuestro alrededor habían árboles que se extendían entre las ruinas de lo que parecían viejos castillos y casas.

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Bajo la luz de aquellas antorchas llegamos hasta lo que parecían las ruinas de una vieja fortaleza o de un antiguo castillo, más antiguo aun que aquellos viejos castillos de los reyes elfos que gobernaron mucho antes de que los humanos viéramos el amanecer de nuestros pueblos. -Dejad los caballos aquí- Dijo Brugk, pues parecía que el pequeño camino de piedra que llevaba al interior no era lo suficientemente ancho para que pasara un caballo y su jinete, así que no tuvimos más remedio que soltarlos, y luego una extraña ráfaga de viento los asusto y vimos como se alejaban en la oscuridad. Avanzamos lentamente uno tras del otro con las espadas y arcos listos para atacar a lo que sea que encontráramos dentro. Al entrar vimos lo que parecía ser estatuillas de dragones por todos lados y vestigios del antiguo esplendor que podía haber tenido aquella fortaleza. Era una estructura enorme e imponente. Avanzamos cuidadosamente entre los escombros, 42


saltando uno que otro agujero para llevar a una u otra columnata y poder seguir avanzando hasta que sucedió. -¡Auxilio!-Grito Turin mientras la plataforma donde se encontraba se deslizaba hacia el fondo de un agujero y Karg se lanzaba tras de el. Pero nosotros teníamos nuestros propios problemas, pues una enorme roca partía la plataforma donde Joseffine, Ashgar y yo nos encontrábamos haciéndonos caer también. Cuando abrí los ojos aun adolorido por el golpe, me di cuenta que me encontraba solo, desesperado comencé a buscar a Jossefine y a Ashgar, no sabía si habían caído más profundo o si yo había caído más profundo que ellos. -¡Oiram!- Escuche la vos de Jossefine llamando. -¡Aquí estoy!- respondí- Jossefine ¿Eres tú?pregunté. -¡Si, estoy aquí arriba!- respondió. 43


-Esta bien, Creo poder subir- respondí. Mis ojos se habían adecuado ya a aquella oscuridad y había logrado divisar lo que parecían unas antiguas escaleras de piedra que llevaban al nivel superior. Comencé a subir pero aquellas largas escaleras parecían interminables, y cuando llegue al final me encontré en una extraña cámara, con dragones custodios tallados en cada una de las esquinas y una especie de escritura en la pared principal, custodiada por dos dragones más. En ese momento sentí la presencia de alguien y rápidamente me gire con la espada lista para atacar. - ¡Ja! Jossefine, no hagas eso- le dije mientras detenía mi espada cerca de su cuello- estuve a punto de lastimarte- le dije. - ¿Tu?- dijo ella- no sabía que los muertos podían lastimar- dijo mientras yo terminaba de percatarme de la flecha que sostenía con sus manos contra mi pecho. Ella hubiera acabado conmigo siquiera antes de que yo pudiera hacer algo. ¡Que maravillosos son los elfos en verdad! 44


-¿Y los demás?- preguntó. -No lo sé- respondí- ¿Has visto esta inscripción?- le dije. -Si – respondió. Aquí se encierra el amo de la oscuridad, ser despiadado y asesino aquí se encierra el alma de ORX rey de los elfos oscuros llevado a juicio por su propia locura y ambición, asesino a más de un millar de nuestro pueblo, por lo que los grandes dragones han de custodiar su juicio y su alma hasta el fin de los días. -La espada del alma oscura será su prisión-Debería de haber una espada aquí- dijo Jossefine mientras señalaba a las garras de los dragones. -Así es- escuchamos la vos de Ashgar. Al voltear nos dimos cuenta del peligro en el que nos encontrábamos.

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-¡Ashgar! ¡Suelta eso!- le advertí mientras le miraba a los ojos; esos ojos que se veían cargados de odio y oscuridad acompañados de una leve sonrisa macabra que no tenía otro efecto sobre mi que el paralizante como el veneno de alguna serpiente. -¿Por qué habría de soltarla?- replico Ashgar. -Jamás había sentido tal poder, tal fuerza, además es una espada muy hermosa- decía mientras miraba la espada con ojos de locura. -Con esta espada podría convertirme en rey de todo lo que se encuentra más allá de los límites de mi imaginación y pretendo hacerlo- dijo mientras se abalanzaba sobre nosotros y apenas pudimos esquivarlo, rápidamente saque la espada y la batalla comenzó. El combate era fiero, la espada había dotado de más velocidad y fuerza a Ashgar y se me hacía difícil contener sus ataques. Jossefine había perdido su arco y estaba luchando apenas con una pequeña daga. 46


Parecía imposible que pudiéramos sobrevivir, hasta que Turin y Karg aparecieron, pero aun así era muy difícil aguantar los embates de Ashgar. Las heridas en nuestros cuerpos eran cada vez más y mayores y a él parecía no afectarle nuestros ataques, justo en ese momento sucedió. De un golpe, mi espada voló de mis manos y Turin y Karg yacían en el suelo muy lejos de mi. -¡Este será tu fin!-dijo Ashgar mientras lanzaba aquella estocada final con su espada y luego pasó… Fue un grito agónico y ensordecido por el dolor, mis ojos no podían creer lo que veían… Jossefine... Jossefine me había escudado con su cuerpo, y mientras Ashgar sacaba su espada de la espalda de ella, su cuerpo casi muerto caída sobre mis brazos. -¡¡¡Josefine!!!- Grite desesperado mientras Turin se abalanzaba sobre Ashgar para alejarlo de aquel trágico cuadro. -Jossefine… ¿Por qué lo has hecho?- pregunté mientras la sostenía entre mis brazos, sus dulces 47


ojos me miraban con una ternura inmensa y mientras sus rojas mejillas perdían su color, como las flores al caer el crudo invierno. - Porque tu debes vivir, debes vencer, yo… Yo… Me enamore de ti y el amor a veces te hace dejarlo todo. Sé que tu podrás vencerlo con la luz de tu corazóndijo mientras estrechaba mi mano y cerraba sus dulces ojos… Y en ese momento ella me dejó… No puedo expresar con palabras el grito de rabia que lance en ese momento. Bese su frente, acostando su cuerpo inerte sobre el suelo, tome mi espada y me abalance sobre Ashgar… No, sobre Ashgar no… Ashgar había desapareció, el verdadero enemigo era Orx y debía combatirlo como lo habían hecho los antiguos elfos. Jossefine en su despedida me había dado la solución, me había hecho recordad aquellas palabras escritas.

“-solo lleve consigo el recuerdo de la última luz del sol que vio-”

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Y mi sol era Jossefine, cuando comprendí eso, mi espada se llenó de luz y sentí como las fuerzas de mis amigos se sumaban a las mías y logre hacer retroceder a Orx, el combate se prolongó escaleras arriba de la habitación y entonces no tuve otra opción. Clavé mi espada en el pecho de Ashgar y con eso puse fin a la batalla. Mi alma tendría que cargar con su muerte pero era necesaria para liberarlo de la oscuridad en la que había caído, pero entonces el verdadero dueño de la espada apareció. Era un ser enorme, demoníaco y lúgubre, claramente no era de este mundo. Dijo un par de palabras en ese idioma antiguo y se lanzó sobre mi. Mi espada; que había dejado de brillar, parecía no lastimarle, pensé que era mi fin y que pronto me reuniría con Jossefine pero entonces escuche. -Dragón de luz, llevad acabo el juicio de este ser que no ha terminado de cumplir su castigo, pero terminad de una vez y dejar que la luz gobierne este reino49


Tras esas palabras un enorme dragón de luz se alzó desde el fondo del castillo y se llevó entre sus fauces a aquel ser maligno. El castillo comenzó a desvanecerse y nos vimos rodeados de campos verdes. Totalmente desconcertados Turin, Karg y yo levantamos la mirada. Entones los observamos, eran Snorx y Brugk junto a un anciano de cara serena y sabia que se sostenía sobre un bastón con una gema en la empuñadura. - Es momento de marchar- dijo-dejad a la elfo aquí, rodeada de flores y en paz, aquí su cuerpo descansara pues su memoria está en vuestros corazones-dijo mientas se volteaba. No recuerdo más de lo sucedido, pues cuando logre reponerme de todo eso, estábamos en una vieja tienda. -¿Quién es usted?-pregunte a aquel extraño anciano. -Yo- dijo -Yo soy Cynan y he estado aquí desde 50


hace mucho tiempo muchacho. Están mucho más allá de las montañas azules, y sus compañeros me han comentado lo sucedido-Eso… ¡Eso quiere decir que usted es…!- dije con cara de asombro. -Así es- dijo -yo soy Cynan, el sabio guardián de las montañas azulesLo habíamos logrado, habíamos llegado hasta él. -Y déjame decirte, muchacho- dijo Cynan- que su viaje apenas comienza, pues lo que experimentaron en Ascabed fue solo una muestra de la maldad a la que nos enfrentamos-¿Nos enfrentamos?- pregunte aun sorprendido por todo lo que escuchaba. -Así es, mi joven guerrero- respondió -La guerra apenas comienza….

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