Seguridad Social

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Seguridad social


VALORES Y PRINCIPIOS

Seguridad social



Carta del director CIESS Hablar de seguridad social es involucrarse con uno de los valores fundamentales en la construcción de una sociedad. Este trascendental valor tiene, según desde donde se lo mire, distintos enfoques. Visto desde el importante rol que desempeñan los Estados, es el instrumento para brindar protección social a las personas por medio de prestaciones y servicios, asegurándoles condiciones mínimas de ingresos económicos de forma de promover el bienestar y la inclusión social. Desde la perspectiva de los derechos humanos, la seguridad social se concibe como un derecho inalienable, como un mecanisnía y el fortalecimiento de la cohesión social. des sociales y posibilitan el bienestar de las personas en distintos ámbitos: desde lo económico, facilitan y promueven el empleo registrado y el trabajo decente; incentivan la economía formal y fortalecen la capacidad de recuperación económica de la población. Desde una mirada social, la seguridad social reduce la pobreza y la vulnerabilidad, incentiva la inversión en capital humano y vuelve a la justicia una necesidad humana impostergable. Debido a la especial importancia que este derecho reviste para las sociedades modernas, es que a nivel internacional se han generado diversos documentos que apoyan y exigen su implementación para que las personas puedan gozar de protección y bienestar. Muestra de estos acuerdos son: la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, que en su Artículo 22 eleva este valor al rango de derecho humano y el Convenio Número 102 de la OIT (Norma Mínima), vigente desde 1955, que señala el rumbo que deberán seguir las normas de la seguridad social en todos los países, cualquiera que sea su grado de desarrollo. Por su parte, el Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social (CIESS) promueve en el 2009 la “Declaración de Guatemala. Por una cultura de la seguridad social en las Américas”, que invita a los Estados de la región a declarar la última semana de abril de cada año como la “Semana de la Seguridad Social” en honor a que el 27 de abril de 1955 entró en vigencia el Convenio Número 102 de la OIT. A esta declaración se han adherido organismos internacionales como la Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS), la Conferencia Interamericana de la Seguridad Social (CISS), entre otras. Con base en esta iniciativa, el CIESS ha promovido desde distintos ámbitos y perspectivas el conocimiento de la seguridad social y, con el apoyo del Banco 3


Valores y principios

Interamericano de Desarrollo (BID), está implementando el Programa Regional Educativo Seguridad Social para Todos, del que estos Manuales que hoy pone a su disposición son parte importante. Sin embargo, a pesar que en diversos frentes se han desarrollado distintas acciones a nivel internacional para dar fortaleza y oportunidad a la práctica de este derecho, aun falta, en el continente, un largo camino por recorrer, ya que a esta altura del desarrollo de nuestras sociedades, es innegable que la mayoría de la población todavía desconoce o tiene un conocimiento vago de lo que representa la protección social para la persona en lo individual —como trabajador formal, informal o incluso ante el infortunio del desempleo—, para su familia, para la comunidad y para el Estado —al tener efectos en los niveles de empleo, los movimientos migratorios, los grupos vulnerables e incluso en la esperanza de vida y bienestar de la población—. Así, es que el Programa Seguridad Social para Todos, lo entendemos como una herramienta que acerca este tema a todos los grupos sociales, utilizando recursos y ámbitos próximos a las personas. No es solo una cuestión meramente educativa, se trata de trabajar diariamente en la construcción de una cultura de la seguridad social donde los sectores formales de la educación tienen un rol fundamental, pero no excluyente. Hay que avanzar también en el ámbito de la educación no formal, el cual funciona al interior de las propias instituciones, en empresas, gremios y otros grupos de similar naturaleza; también, por supuesto, con el público en general, con la idea de lograr un armonioso y coordinado esquema de capacitación en materia de valores, principios, derechos y obligaciones de la seguridad social De esta manera, el CIESS y el Programa Seguridad Social para Todos, han preparado esta serie de materiales que ponen a disposición de las instituciones y de toda la sociedad, con información que intenta ser sencilla y concreta acerca de los temas principales de seguridad social, de forma de ayudar a la población en general a conocer y a entender este tema para ir construyendo cada día una sociedad mejor, fortalecida en el saber y el respeto de los principios y valores de la seguridad social. Ojalá que valga la pena el esfuerzo.

Miguel Ángel Fernández Pastor

Director del CIESS

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Carta del Senado de la República La Comisión de Seguridad Social del Senado de la República LXII Legislatura, se adhiere a la iniciativa lanzada por el Centro Interamericano de Estudios de Seguridad Social (CIESS) de difundir, por medio del Programa Seguridad Social para Todos, los valores y principios de la seguridad social entre la sociedad mexicana, con motivo de la Semana de la Seguridad Social a celebrarse del 22 al 26 de abril del 2013. De esta manera, el Senado de la República, a través de su Comisión de Seguridad Social, expresa su compromiso para apoyarlo y ejecutarlo en la República Mexicana, ya que lo asume como una prioridad para la sociedad mexicana en su conjunto. Así, a fin de promover el conocimiento de valores tales com la solidaridad, el respeto, la integración y la equidad entre la sociedad, la Comisión de Seguridad Social del Senado de la República, se complace en anunciar su contribución al Programa, patrocinando el presente Manual Valores y Principios de la Seguridad Social. Confiamos que con este importante esfuerzo que hemos emprendido para impulsar el Programa y la Semana de la Seguridad Social - y su objetivo de lograr una sociedad más justa- los lectores de este Manual compartan lo aprendido dentro de su ámbito laboral, social y familiar. de tal forma que contribuyan también a incorporar a un mayor número de personas en el conocimiento de estos valores y principios.

Sen. Fernando E. Mayans Canabal Presidente de la Comisión de Seguridad Social Senado de la República LXII Legislatura

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Índice ¿Qué es Seguridad Social para Todos?

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Introducción

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Solidaridad

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La solidaridad, ¿es un valor?

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La importancia de la solidaridad social

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Ser solidarios

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Solidaridad y familia

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Solidaridad en el ámbito laboral

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Solidaridad y seguridad social

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Ideas relevantes Respeto e integración

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Diversidad… ¿por qué?

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Discriminación… ¿estás ahí?

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De la tolerancia al respeto

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Un paso por la tolerancia y el respeto… la integración 39 41 Ideas relevantes Equidad

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¿Igualdad o equidad?

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Igualdad de oportunidades versus discriminación y exclusión social

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Equidad… ¿cuál es el rol del Estado?

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Ideas relevantes

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Terminología importante

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Solución a la sopa de letras

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Seguridad Social

¿Qué es para Todos?

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eguridad social para Todos es un programa social y educativo dedicado a construir los cimientos de una cultura en seguridad social que poco a poco sensibilice a la población en general acerca de los valores y principios que la sustentan, poniendo a disposición de todas las personas, sin importar edad o situación económica, herramientas informativas amenas sobre temáticas relacionadas con la materia.

La iniciativa parte de la premisa de que la seguridad social está presente en todas las etapas de la vida de las personas, pero en general se ignora su presencia y se desconocen sus aportes en favor de una vida más digna. En la actualidad, una proporción importante de las poblaciones de los países de América Latina carecen de protección social y peor aún, no la entienden como un derecho exigible. El origen de esta realidad responde a numerosos factores, entre los que se destacan la falta de información y de educación, así como una condición social de exclusión que impide disfrutar o valorar un esquema de protección social. Esta desinformación ha dado como resultado la generación de numerosos prejuicios relacionados con la protección social. El acceso a las prestaciones y servicios de la seguridad social es un derecho humano inalienable, y como tal merece ser divulgado y comprendido por todos los individuos. Si un derecho no se conoce no puede ser exigido, y por eso el objetivo del programa Seguridad Social para Todos se orienta a sensibilizar, concienciar e involucrar a la población interamericana, desde una edad temprana hasta una edad adulta, en los principios y valores de la seguridad social utilizando canales como la educación formal y la no formal, los medios de comunicación, las tecnologías de la información y la divulgación social para generar, en el mediano y largo pla-

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Seguridad Social

zos, una cultura en materia de seguridad social que permita a los ciudadanos vivir en una sociedad integrada, con bases comunes de protección social. Para alcanzar este ambicioso objetivo, el Programa ha encarado diversas estrategias y acciones en múltiples ámbitos, a saber: una plataforma educativa virtual para docentes que incluye actividades lúdicas para desarrollar con sus alumnos, las cuales facilitarán la vivencia personal de valores y principios de la seguridad social y su práctica en la vida cotidiana (esta herramienta tecnológica se encuentra disponible para los veintidós países de Latinoamérica y el Caribe que participan activamente del Programa); la producción de juegos interactivos educativos acerca de valores, disponible en un portal especialmente diseñado para el uso de niños y jóvenes; presencia constante en redes sociales como Facebook y Twitter; un portal web moderno y ágil, donde se pueden consultar aspectos propios del Programa, pero también información variada sobre la seguridad social y el impacto que tiene en la vida de las personas; y el desarrollo de folletos y material de divulgación para el público en general con diversos formatos, de los cuales este Manual que tiene en sus manos es un ejemplo. El equipo del Programa Seguridad Social para Todos desea profundamente que este material resulte de su agrado y estará satisfecho si usted comparte los conceptos y las ideas que contiene con sus hijos, familiares y amigos. La construcción de una sociedad más armoniosa y equilibrada es tarea diaria de cada integrante. Este Manual es una pequeña colaboración para lograr ese objetivo.

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Introducción La seguridad social representa los mecanismos de protección que la sociedad brinda sus miembros para prevenir las privaciones económicas y sociales en caso de la desaparición o la reducción palpable de los ingresos como consecuencia de la vejez, la enfermedad, la invalidez, los accidentes laborales, la maternidad o el desempleo, entre otras contingencias. Una forma sencilla de identificar a la seguridad social es mediante las prestaciones sanitarias y la asistencia médica. Sin embargo, esas son solo algunas de las formas en las que se presenta en la vida cotidiana. En los hechos, la seguridad social también se encuentra en los actos solidarios e inclusivos de las personas hacia los demás, pues en sí mismos buscan el bienestar social. En la actualidad, existe un consenso internacional respecto a la consideración de la seguridad social como un derecho humano inalienable. En tal sentido, la Carta Internacional de Derechos Humanos (ONU, 1948) expresa en su Artículo 22: Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, en función de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad. Pero los derechos que no se conocen no pueden ser disfrutados ni exigidos, por eso es indispensable encarar una formación integral acerca del alcance de la seguridad social y los valores que la sustentan. Los valores forman parte de la identidad de las personas y orientan las decisiones frente a los deseos e impulsos, fortaleciendo el sentido del deber ser. Se aprenden desde la edad temprana y la familia es la primera comunidad donde se enseñan y se convierten en el sustento para vivir en sociedad a lo largo de la vida. Los valores más representativos son la solidaridad, el respeto, la justicia, la responsabilidad, la integración y la tolerancia; todos estos se encuentran presentes en los sistemas de seguridad social y configuran, precisamente, su sustento. El objetivo de la formación y divulgación de estos valores y principios se orienta a lograr la inserción responsable y comprometida de las personas en un mundo complejo y en constante transformación, propiciando el desarrollo de hábitos valorativos de respeto hacia sí mismo y hacia los demás, en un contexto de reconocimiento y práctica de los derechos humanos. Sin embargo, no alcanza con conocer qué y cuáles son los valores, sino que se torna necesario vivenciarlos para asegurar la formación de personas íntegras y buenos ciudadanos. Los valores conforman la base de la vida en comunidad ya que generan interrelaciones adecuadas y equitativas entre sus integrantes, regulando las conductas y los intereses individuales en aras de incrementar el bienestar.

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Valores y principios

En ocasiones, el valor de la solidaridad se reduce a actitudes individuales empáticas, a una buena intención, a un sentimiento de consideración hacia las injusticias sociales, hacia la pobreza o el hambre. Pero la solidaridad social es un concepto más amplio que requiere desarrollarse y promoverse en diversos ámbitos, ya que representa el vínculo social entre el individuo y la comunidad que la integra.

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a palabra solidaridad refiere a una palabra de unión, representa la señal inequívoca de que todas las personas, de cualquier condición social, perciben que no están solas; refleja lazos de fraternidad entre los individuos e impone la ayuda recíproca a quienes conviven en sociedad. La solidaridad social representa el valor sublime de la condición humana: vivir armoniosamente en sociedad. Su práctica requiere la construcción de determinadas actitudes personales, una disposición constante y perpetua hacia la toma de responsabilidad por las necesidades del conjunto, lo cual creará las condiciones indispensables para el desarrollo de una vida digna en todas sus etapas.

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Solidaridad

.C UQNKFCTKFCF ›GU WP XCNQT! Solidaridad es una palabra conocida pues estĂĄ incorporada al lenguaje cotidiano; hasta podrĂ­a decirse que su uso, y en ocasiones abuso, se realiza casi a nivel inconsciente. Sin embargo, definir su significado o su alcance reviste cierta dificultad. Por ejemplo, ÂżquĂŠ implica ser solidario? Cuando se habla de solidaridad, Âżse habla de un valor o de una obligaciĂłn moral? Para encontrar la respuesta, resulta conveniente analizar su significado. El Diccionario de la Real Academia EspaĂąola define la solidaridad como “la adhesiĂłn circunstancial a la causa o empresa de otrosâ€?. A su vez, la raĂ­z etimolĂłgica de la palabra refiere a comportamientos in solidum, es decir, que unen los destinos de dos o mĂĄs personas, lo que deja en manifiesto cierto grado de compromiso entre ellas. De esta manera, la solidaridad se relaciona con los conceptos de empatĂ­a, adhesiĂłn, compromiso e, incluso, con la capacidad de sentir con el otro, comprendiendo su situaciĂłn afectiva como si lo que le pasara al prĂłjimo le pasara a uno mismo. La adhesiĂłn a esa causa o empresa de otros implica, por ende, asumir y compartir beneficios, riesgos y obligaciones en su nombre.

ÂżSabĂ­a...

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Valores y principios

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Por su parte, los valores son aquellas reglas, normas o principios que permiten orientar el comportamiento de las personas. Se trata de creencias fundamentales que ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o asumir un comportamiento determinado en lugar de otro. En ese marco, la solidaridad representa un valor, ya que es una pauta de comportamiento individual y social orientado a construir, de manera colectiva, lazos profundos de empatĂ­a e integraciĂłn mutua. De esta forma, al actuar de manera solidaria, las personas muestran su identificaciĂłn con otros individuos y grupos, compartiendo sus intereses o necesidades. La solidaridad, entendida como un valor, tambiĂŠn contiene un componente afectivo, ya que no se trata de cumplir forzadamente con un deber, sino del afĂĄn de ayudar y participar para alcanzar una meta comĂşn. La solidaridad representa una actitud frente al otro, frente a uno mismo y por ende, frente a la vida. En ocasiones, los individuos manifiestan que la solidaridad solo se practica en momentos determinados, entendidos como difĂ­ciles o crĂ­ticos, como una inundaciĂłn, una catĂĄstrofe natural, un accidente o una tragedia colectiva; o en el marco de movilizaciones sociales espontĂĄneas, por ejemplo, las colectas nacionales o una campaĂąa televisiva, entre otras. Pareciera ser que ante estas situaciones se siente que “el deber llamaâ€?, produciendo una movilizaciĂłn masiva y popular orientada a ayudar a las personas


Toda persona se rige por valores propios, algunos de ellos inculcados en el seno familiar y otros adquiridos con el paso del tiempo y de acuerdo con su experiencia, los cuales constituyen el núcleo de su conducta. Por ende, los valores y los principios propios condicionan las decisiones y representan los fundamentos del comportamiento de los individuos. En otras palabras, los valores permiten orientar la conducta o regular el comportamiento individual para el bienestar personal y colectivo y, de esta manera, lograr una convivencia armónica de la sociedad. Por su parte, una sociedad integra a un número importante de personas que obran de manera conjunta para satisfacer sus necesidades interactuando en un espacio común, comparten una cultura y también determinados valores que permiten delinear metas comunes y sentimientos de pertenencia. En ese marco, el accionar coordinado de sus integrantes los acerca al bien común, que representa todo aquello de lo que los individuos pueden beneficiarse, desde el respeto a la vida y a la propiedad hasta los servicios educativos y todo aquello que posibilite una existencia digna. Es decir, el bien común representa el fin mismo de cualquier sociedad. Esta búsqueda del bien común requiere la presencia de un ingrediente fundamental: la solidaridad social que no solo encarna un valor que nace del ser humano y se dirige al ser humano, sino que representa una exigencia de convivencia entre las personas que asegura la sustentabilidad de las sociedades modernas.

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que lo necesitan. Sin duda, prestar apoyo en tales contingencias es solidaridad, pero el alcance del concepto no termina allí ya que no solo es cuestión de “dar”, sino que más bien es cuestión de “darse”, de entregarse al otro buscando el bien de todos en el accionar conjunto de una sociedad.

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Valores y principios

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n la actualidad, la palabra solidaridad social ha recuperado popularidad y es comĂşn escucharla en distintos ĂĄmbitos; es, sin duda, una palabra positiva que refiere a la uniĂłn. Representa una seĂąal inequĂ­voca de que todas las personas se dan cuenta de que no estĂĄn solas, ya que su naturaleza social hace que no puedan prescindir de sus iguales y revela un interĂŠs casi universal por el bien del prĂłjimo. Se la asocia a palabras como igualdad, fraternidad, ayuda mutua y tiene relaciĂłn con los conceptos de responsabilidad, generosidad, desprendimiento, cooperaciĂłn, participaciĂłn. Pero, Âżpor quĂŠ es importante?

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La importancia de la solidaridad radica en que las personas son intrĂ­nsecamente vulnerables a contingencias naturales o sociales que pueden presentarse en cualquier momento de su vida, las cuales, en ocasiones no pueden ser superadas con base en un esfuerzo personal o individual, sino que requieren la ayuda del conjunto social de manera de potenciar las fuerzas individuales y construir redes de contenciĂłn que mejoren las condiciones necesarias para sortear o superar los imprevistos. La solidaridad social representa una exigencia de convivencia entre las personas y simboliza una relaciĂłn de justicia: todos los individuos son iguales en dignidad y derechos, facilitando que el esfuerzo que demanda la resoluciĂłn de problemas comunes pueda ser distribuido de manera equitativa en el conjunto social. En este sentido, es posible alcanzar la justicia social en la medida que la solidaridad se convierta en una actitud personal, en una disposiciĂłn constante y perpetua de tomar responsabilidad por las necesidades propias y ajenas, dando lugar a una cultura de la solidaridad social.


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La solidaridad social es una construcción colectiva donde la participación de los ciudadanos se torna imprescindible, representa una forma de expresión conjunta que da cuenta del interés de los individuos en la promoción de bienes públicos y del bienestar general. Por ende, la solidaridad social no depende solo de sentimientos personales sino que requiere ser complementada por métodos construidos por el conjunto social del que el individuo es parte integrante a modo de facilitar la resolución de los problemas que se generan en la convivencia en común y que en ocasiones, conllevan desventajas comparativas entre las personas. Una vez asumida esa sociabilidad, el ser humano debe de llegar a ser solidario, pues esa es su naturaleza. La solidaridad social es el modo natural en que se refleja la sociabilidad: ¿para qué el individuo es social si no es para compartir las cargas, para ayudar a otros y para crecer juntos? La solidaridad es algo justo y natural, no es tarea de santos, de virtuosos, de ascetas, de monjes, de políticos, es tarea de personas. La solidaridad social, por ende, es una necesidad universal, connatural a todos los individuos.

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Lazos de

ayuda muta

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5GT UQNKFCTKQU Ser solidarios significa construir lazos de ayuda mutua que permitan obtener diversos apoyos frente a momentos de necesidad, compartir la carga individual con los demás y recibir su apoyo cuando sea necesario y, a su vez, sentir la responsabilidad de brindar colaboración cuando nuestro soporte sea requerido. Las personas no son islas, todas están unidas, incluso cuando no sean conscientes de esa unidad. A menudo, las personas utilizan los términos caridad y solidaridad de manera indistinta, pero resulta necesario aclarar que se trata de conceptos diferentes. La caridad se refiere a la ayuda individual que se brinda a una persona que necesita algo. Se apoya en un sentimiento altruista que orienta el accionar de algunas personas hacia la atención de las necesidades de otras que se encuentran en situación de vulnerabilidad o de necesidad, con el objetivo de ayudarlas a superar sus problemas. Así, para que la caridad se manifieste, se requiere, en primer lugar, alguien que quiera dar (en ocasiones, las personas se desprenden de algo que valoran o necesitan, pero por lo general la disposición a dar se orienta a aquello que sobra o que ya no tiene tanto valor para su propietario); y, en segundo lugar, alguien que esté necesitado (puntualmente, de ese bien o servicio que se quiere brindar), de forma que la transferencia en sí satisfaga la necesidad por completo. Las actitudes caritativas se enmarcan en un sentimiento individual de compasión por los otros y se vinculan a comportamientos que respetan determinada concepción moral personal, lo cual es valioso para el desarrollo de la vida concreta de cada persona, pero difiere de manera sustancial del concepto de solidaridad social que representa el componente necesario para que la vida en comunidad se desarrolle de manera armónica. En la sociedad, la solidaridad es consecuencia de la adhesión a valores comunes que llevan a compartir creencias relacionadas con los aspectos fundamentales de


Solidaridad ¿Solidaridad y caridad lo mismo?

los grupos. Por eso, la solidaridad social no representa una actitud individual sino una construcción colectiva a partir de la cual las personas se sienten integrantes y responsables del mantenimiento del tejido social y del resguardo de la dignidad humana. En este sentido, la solidaridad social apela a un sentimiento de ciudadanía, de compromiso y de responsabilidad por el conjunto, que es necesario desarrollar en los individuos para optimizar la convivencia común y el planteamiento de metas colectivas. La solidaridad social representa el vínculo entre el individuo y la sociedad, el cual involucra tanto la idea de participación como la identificación de responsabilidades mutuas. Un consenso nacional, una conciencia colectiva y una voluntad general vinculan a la persona con la sociedad por medio de instituciones, organizaciones y sistemas interrelacionados. Esta comunión presupone la identificación mutua de los integrantes de la sociedad, compartir determinados sentimientos y valores, cultivar un sentido de pertenencia a algo cuya preservación conlleva una dimensión ética, todo ello en un marco de libertad individual. Esa libertad actuará como garantía de relaciones cooperativas, en tanto sean producto de la autodeterminación y la responsabilidad individual, ya que de esa forma las personas podrán integrar los grupos sociales de su elección y modelar, por sí mismas, el compromiso público y la responsabilidad social para el mantenimiento de las instituciones. En resumen, la solidaridad social tiene como meta asegurar a las personas el desarrollo de una vida digna en todas sus etapas (infancia, adolescencia, vida laboral, adultez mayor y ancianidad), entendiendo por dignidad el disfrute de las condiciones mínimas para desarrollar una calidad de vida aceptable y, a su vez, encontrar sentido en lo cotidiano.

Solidaridad y caridad son conceptos distintos que conviene aclarar. La caridad es un sentimiento individual de compasión algunas personas frente a necesidades o penurias de otro individuo, y se relaciona con aspectos morales.

La solidaridad, en cambio, es un sentimiento que demuestra compromiso y responsabilidad respecto al mantenimiento del bienestar propio y de otras personas, por lo que su construcción depende de la acción conjunta de los integrantes de una sociedad.

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Valores y principios

5QNKFCTKFCF [ HCOKNKC Los valores que se inculcan en el hogar son los que determinan el comportamiento de los hijos y conforman el bagaje personal que desarrollarán durante su vida adulta. El modo en que los padres vivan los valores configura un modelo de acción de gran trascendencia en la formación de niños y jóvenes. La familia es el grupo primario de formación de las personas: en su seno se establecen los principios y valores con los que crecerán y desarrollarán sus integrantes. Estas pautas originan vínculos formales que crean obligaciones de ayuda mutua y de respeto a los demás. En este sentido, los lazos de unión derivados del parentesco, fundan la plataforma inicial de solidaridad humana que representa la igualdad radical que une a los seres. Solidaridad significa preocupación y empatía por el otro, por eso la familia es el ámbito privilegiado para aprender este valor. ¿Cómo? Los expertos coinciden en que más que con palabras, la solidaridad se aprende con el ejemplo. Padres que están pendientes de las necesidades familiares y que no son indiferentes a los problemas de su barrio o ciudad, son padres que con su testimonio muestran a sus hijos el significado de la solidaridad. Predicar con el ejemplo en las cosas más simples, estimular a los hijos a salir de sí mismos para donarse a otros y mantener una actitud responsable frente a las necesidades del entorno social, constituyen los mecanismos más adecuados para educar a los familiares en el ejercicio de la solidaridad social. En el marco social, la familia tiene importantes tareas vinculadas de forma directa con la preservación de la vida de sus integrantes, así como de su desarrollo y bienestar. Dentro de ella, se satisfacen necesidades básicas como alimento, techo, salud, ropa, y se brinda seguridad y cuidado a los niños, a las personas con discapacidad, a los ancianos. La familia representa un ámbito donde se puede aplicar la

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solidaridad por medio del desarrollo de afectos que permiten valorar el socorro mutuo y la ayuda al prójimo. Las relaciones personales y la estabilidad familiar son los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad y de la solidaridad en el seno de la sociedad. El ámbito familiar es donde se inicia la vida social, allí es donde se enseñan los valores que facilitarán el desarrollo de la vida en comunidad, es decir, el lugar donde se conoce la alegría, la generosidad, el respeto, la justicia, la solidaridad, la igualdad, la responsabilidad, la lealtad, la autoestima, el cuidado, el compromiso y el amor. Desde el rol de adultos y padres, es relevante tomar conciencia de que mediante el ejemplo se fomentarán los principios y valores que los niños incorporen en su vida. Por eso, es necesario que los padres hablen de valores con sus hijos, comprendan su alcance y las razones de por qué los sostienen, ofrezcan testimonios de ellos en su accionar cotidiano, les enseñen el valor de la unidad familiar como forma de estrechar los lazos y fomentar el apoyo continuo dentro del hogar. Educar a los hijos en valores se trata, entonces, de darles ejemplo de los conceptos y ayudarles a construir conductas individuales que les permitan comprender cómo sus acciones impactan a la comunidad en la que viven y cómo el bienestar de dicha comunidad es parte del propio.

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Valores y principios

Hay varias actitudes que pueden practicarse en el entorno familiar y que ayudan a sentar las bases para motivar la solidaridad en los niños y jóvenes. Entre ellas se encuentran el compartir la mesa a la hora de las comidas, ya que ese espacio representa un momento de disfrute general que facilita la interacción y el diálogo; planear salidas recreativas (parques, paseos, caminatas, visitas) que rompan con la rutina y promuevan el intercambio con el entorno; hacerlos participar en decisiones que afectan al bienestar del hogar: tratarse con respeto y unidad, lo cual resulta un modelo inspirador de relación para los niños; participar en los eventos y quehaceres cotidianos, entre otras. Si se llevan a cabo estas acciones y se trabaja en favor de la unidad familiar, se podrán generar distintos beneficios entre sus integrantes, por ejemplo:

Los valores más importantes son los que se aprenden en el hogar; estos conformarán el acervo actitudinal de los futuros adultos a lo largo de sus vidas. El ejemplo es el método más eficiente para la enseñanza de valores. 22

Sentido de pertenencia y valor propio como miembro de su familia.

Respeto por cada integrante, lo cual implica tolerancia frente a las diferencias que puedan surgir entre ellos.

Deseo de estar, convivir, participar y ser solidarios en su hogar.

Estabilidad emocional, por el ambiente de potección, valoración y pertenencia que se vive.

Valoración y respeto hacia los padres, que serían modelos de unidad familiar y respaldo incondicional a sus hijos.


5QNKFCTKFCF GP GN ½ODKVQ NCDQTCN La vida de las personas se desarrolla en grupos, y el ámbito laboral no escapa a esa regla. ¿Por qué existen los grupos? Existen por la sencilla razón de que todos y cada uno de sus miembros creen que, en colaboración con los demás, se encuentran en mejores condiciones para abordar de manera eficiente una o varias necesidades que solos no podrían afrontar. Es decir, los grupos sirven para satisfacer diversas necesidades que no podrían resolverse de manera exitosa en forma individual o aislada, y también para potenciar los recursos que cada participante posee. Un grupo representa más que la suma de sus partes, ya que permite al individuo contar con diversos recursos, información, perspectivas, retroalimentación, sentido de realidad y una fuerza adicional. En forma paralela, los grupos brindan sentido de pertenencia y de identidad a cada uno de sus integrantes. La conformación de los mismos contempla un proceso dinámico, donde se van aglutinando, de manera paulatina, pautas culturales, un lenguaje propio, la construcción de una historia a partir de las experiencias del conjunto, y también, con los individuos se construye al interior de ellos una representación del grupo, una imagen, un significado. La fuerza que integra al grupo y el nivel de cohesión se expresa en la solidaridad y en el sentido de pertenencia al mismo que manifiestan sus integrantes. Cuanta más afinidad exista, más probable será que el grupo comparta valores, actitudes y normas de conducta. El individuo como ser social se enfrenta de forma continua al trabajo en grupo. Si cada persona se detiene a pensar en esto, reconocerá que pertenece a varios grupos creados ya sea de manera formal o informal, en los cuales se establecen polémicas, intercambios de experiencias, sentimientos y puntos de vista, entre otros aspectos.

La suma de sus partes

Solidaridad

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Valores y principios

En el ámbito laboral, integrar un grupo resulta provechoso no solo para las personas que lo integran sino para todo el equipo involucrado, ya que el resultado de las actividades realizadas será más satisfactorio y facilitará la socialización de los individuos, enseñándoles a respetar las ideas de los demás y a ayudar a los compañeros si es que necesitan ayuda. Por ello, para que el trabajo en equipo tenga lugar no es suficiente que sus integrantes se identifiquen con los objetivos, las metas y las normas acordadas, sino que es preciso que compartan valores y principios éticos mínimos.

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Al trabajar en equipo, las actividades fluyen de manera activa y eficiente. Sin embargo, no es una tarea sencilla que los miembros de un mismo grupo se entiendan entre sí con el objetivo de llegar a una conclusión final. Cada persona piensa diferente a los demás y en ocasiones se cree que la opinión personal debe imperar sobre la del compañero. Para llegar al equilibrio, se requiere saber desenvolver dentro de un grupo de personas cuyas habilidades, formas de pensar y disposición para trabajar son diferentes de las propias. Por ende, el trabajo en equipo necesariamente exige la presencia de determinados valores y actitudes como la solidaridad, la vocación de servicio, la equidad, la autonomía, el respeto, la responsabilidad, la participación, el diálogo, la concertación, el autodesarrollo y el liderazgo, e implica a su vez, el compromiso mutuo de las personas involucradas. Con el trabajo en equipo se alcanzan resultados mejores y más óptimos. El aprendizaje individual deviene colectivo e institucional, facilitando la búsqueda conjunta de soluciones y la superación mancomunada de los obstáculos. Un adecuado desarrollo del trabajo en equipo requiere que todos sus integrantes dispongan de oportunidad para aportar sus conocimientos y experiencias, y de esta forma enriquecerse con la ayuda de los demás. El intercambio de ideas, opiniones, maneras de ver y de sentir, permite adquirir una visión más amplia del mundo y reconocer los diversos ángulos y matices de cada situación o suceso. La práctica asidua de la solidaridad en los equipos de trabajo transforma la responsabilidad personal en responsabilidad compartida.


Solidaridad

Las actitudes solidarias en los ambientes de trabajo generan diversos beneficios. A nivel individual, cabe resaltar que:

Se trabaja con menos tensión al compartir los trabajos más duros y difíciles

Se comparte la responsabilidad al buscar soluciones desde diferentes puntos de vista

Las decisiones que se toman con la participación de todo el equipo tienen mayor aceptación que las decisiones tomadas por un solo individuo

Se enriquece la búsqueda de soluciones frente a las problemáticas que se presentan al tener en cuenta diversas perspectivas

Se pueden intercambiar opiniones respetando las ideas de los demás

Se experimenta de forma más positiva la sensación de un trabajo bien hecho

Se logra una mayor integración entre las personas para poder conocer las aptitudes de los integrantes

La presencia de actitudes solidarias en los ambientes de trabajo también generan ventajas en el funcionamiento de las empresas y de las organizaciones, por ejemplo el aumento de la calidad del trabajo al tomarse las decisiones por consenso, el fortalecimiento del espíritu colectivo y del compromiso con la organización, y también surgen nuevas formas de abordar un problema, se comprenden mejor las decisiones y, por último, se logra una mayor aceptación de las soluciones.

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Valores y principios

5QNKFCTKFCF [ UGIWTKFCF UQEKCN La vida de los seres humanos se encuentra sometida a diversos acontecimientos y riesgos que, una vez que se presentan, originan una necesidad que requiere atención que puede ser afectiva, pero en ocasiones demanda de acciones o servicios concretos que permitan superar las consecuencias o equilibrar los efectos negativos que puedan afectar el desarrollo normal de la vida. La solidaridad es una exigencia entre las personas que integran una sociedad y representa el valor sublime de la convivencia armónica. En todo grupo social las relaciones y los lazos de solidaridad se entrecruzan y dejan al descubierto procesos de diferenciación social cuyo origen puede ser económico, cultural o de formación profesional, los cuales tienen lugar, precisamente, a partir de la convivencia. Si bien no existe algún sector social que se encuentre exento de sufrir contingencias o de presentar problemas, toda sociedad presenta capas más vulnerables que otras a estos eventos, y es aquí donde el desarrollo y la práctica de la solidaridad es un indicador del grado de desarrollo humano y social de ese grupo. En ese sentido, la solidaridad social es una manifestación de la fraternidad entre las personas, que implica que quienes conviven en una sociedad se presten ayuda recíproca.

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En forma práctica, la solidaridad social se manifiesta como el esfuerzo de los jóvenes respecto a los mayores, de los individuos sanos frente a los enfermos, de las personas ocupadas ante quienes carecen de empleo, de quienes continúan con vida frente a los familiares de una persona fallecida, o de quienes presentan una familia numerosa frente a quienes no la tienen. Esa concepción de solidaridad social es la que debe regir el funcionamiento de los sistemas de seguridad social, ya que dicho valor es el principio rector que orienta su actividad.


Solidaridad

En ese sentido, la seguridad social representa el mecanismo que las sociedades implementan para dar solución a problemas comunes que afectan a todos sus integrantes, los cuales en ocasiones son creados por la convivencia y, en otras, son producto del paso del tiempo o del azar, por medio de la distribución de los ingresos generados en el ámbito geográfico común. La seguridad social contempla que el esfuerzo en la resolución de esos inconvenientes comunes sea compartido y razonable, no exigiendo un esfuerzo desmesurado a quien no se encuentra en capacidad de proveerlo. En otras palabras, en el marco de los sistemas de seguridad social, el ejercicio de la solidaridad requiere que la contribución personal de los individuos no guarde una relación directa con los beneficios que luego puedan obtenerse, sino más bien con la cobertura adecuada, oportuna y suficiente, de las necesidades que cualquier individuo presente a lo largo de su vida.

Piense y reflexione acerca de las actitudes diarias que tiene en su vida social a la luz de la siguiente afirmación: “Si todos hiciéramos lo mismo, ¿qué pasaría?”. 27


Valores y principios

4GƃGZKQPGU RCTC EQORCTVKT La solidaridad es quizá uno de los valores que más trabajo cuesta practicar en la vida cotidiana pues implica darse a los demás sin esperar recibir. Hay historias, sin embargo, que muestran los beneficios que esta práctica lleva, por ejemplo la que se comparte a continuación:

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+FGCU TGNGXCPVGU El valor más importante de la condición humana es la solidaridad social, porque permite vivir en sociedad de manera armoniosa al asegurar los mecanismos de ayuda recíproca ente las personas que la integran.

El desarrollo del individuo está estrechamente vinculado con el desarrollo de la sociedad. En cierta medida, ayudar a otros miembros de la sociedad es ayudarse a uno mismo, puesto que la convivencia hace que lo que le pasa al prójimo repercuta en la propia realidad. Oponerse a la solidaridad es oponerse a la naturaleza social del hombre y equivale a afirmar que los individuos son autosuficientes, que no necesitan de otros, que los otros no le merecen, etcétera. El ser humano es un ser social: necesita de otros y los otros necesitan de él.

Solidaridad

Solidaridad

La participación en lo público representa una experiencia crucial de solidaridad social que estimula tanto la responsabilidad, en el sentido de hacerse cargo de sus propias acciones, como la responsabilización, en el sentido de comprender que el cuidado de los otros resulta parte integrante de la propia realización y del propio bienestar. La solidaridad social no se limita a lo legalmente exigible, a lo estrictamente justo, sino que invita a una conciencia más profunda de entrega al bien común, a un esfuerzo de mejora verdadera de las condiciones que favorezcan el desarrollo de todos los individuos. La solidaridad social es una necesidad para todos, por ello mediante los sistemas de seguridad social se busca generar los mecanismos para distribuir beneficios y cargas de manera equitativa.

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Respeto e integración

Principios y valores

Cada individuo presenta características propias y que lo distinguen de otros. Precisamente esas particularidades son las que le otorgan identidad y lo convierten en un ser único e irrepetible, valioso por sí mismo. Es común escuchar que en la diversidad está la riqueza, pero en ocasiones esa afirmación es más difícil de aplicar cuando se trata de personas diferentes.

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os estereotipos de personas bellas, exitosas, saludables que muestra la publicidad, rápidamente se convierten en modelos a adoptar por gran parte de la sociedad y no siempre coinciden con la realidad de muchas personas o con sus posibilidades concretas, lo que a veces origina frustraciones personales, pero lo que es más grave: moldea comportamientos sociales discriminatorios que afectan la convivencia. Frente a esta situación, es necesario preparar al conjunto de la sociedad para percibir en las diferencias una posibilidad de crecimiento. El desafío de las sociedades modernas es aceptar y valorar estas diferencias, y poner al alcance de cada persona los mismos beneficios y oportunidades para alcanzar un nivel de vida digno.

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Respeto e integración

&KXGTUKFCFe RQT SWÅ! En toda sociedad existen diferencias y rasgos comunes entre los individuos que la componen. Las diferencias que existen entre las personas pueden obedecer a diversas razones, algunas de ellas tienen características socioculturales, por ejemplo su rango socioeconómico, sus ideas políticas, su religión; pero otras razones se vinculan directamente a la persona en sí misma, por ejemplo su raza, su edad, su género, su ideología o su situación de discapacidad. Cada aspecto crea identidad en una persona, que es lo que permite distinguirla de los demás. Aprender a convivir es aprender a interactuar entre personas diferentes. Las experiencias de convivencia con personas distintas son oportunidades de conocer y descubrir el verdadero valor de estas por encima de esas diferencias o dificultades. También es desarrollar actitudes y habilidades positivas de relación interpersonal como la tolerancia, el respeto y la solidaridad. La diversidad es propia del ser humano y es importante entenderla como el concurso de cosas diferentes que entrañan posibilidades de mejora tanto a nivel individual como a nivel social. Si las personas son capaces de ver esta diversidad en positivo, de forma natural se transformará en una fuente de enriquecimiento para todos.

Aprender a convivir es aprender a interactuar entre personas diferentes. Las experiencias de convivencia con personas distintas son oportunidades de conocer y descubrir el verdadero valor de estas por encima de esas diferencias o dificultades. También es desarrollar actitudes y habilidades positivas de relación interpersonal como la tolerancia, el respeto y la solidaridad. 31


Principios y valores

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La vivencia de la diversidad permite tomar conciencia de que ayudar y ser ayudado es una característica innata de los seres humanos que no guarda relación con la debilidad sino con el hecho de que los individuos son dependientes unos de otros. Cada persona, desde su lugar, realiza aportes y se enriquece en el intercambio con el otro. De esta forma, las diferencias, en lugar de representar un obstáculo, se constituyen como un factor fundamental de fomento del bienestar y del desarrollo social. En la actualidad, podría decirse que como nunca antes los grupos han establecido infinitos contactos entre sí. El mundo moderno y globalizado es un mundo de migraciones incesantes, de comunicación cibernética y de intercambios culturales, políticos y sociales por diferentes medios. En este marco cobra especial importancia aceptar y reconocer que las diferencias entre razas, géneros, edades, condiciones sociales, culturales y lingüísticas son la base de la riqueza humana y que la aceptación de la diversidad representa uno de los primeros pasos para combatir la discriminación, la exclusión y la intolerancia.


Respeto e integración

&KUETKOKPCEKÏPe GUV½U CJÉ! En general, las personas temen a lo diferente y les asusta lo desconocido, lo que no guarda relación con ellas mismas, lo que ignoran, y es justamente ese desconocimiento lo que en ocasiones genera actitudes de discriminación y de rechazo, incluso aún sin ser conscientes de dichos sentimientos. La discriminación se refiere a una situación donde una persona es tratada de manera desfavorable por alguna característica que la distingue; representa una conducta sistemáticamente injusta sobre un individuo y sobre un grupo determinado. En ocasiones, es entendida como una forma de menosprecio, distinción, exclusión, restricción o preferencia hecha por una persona, por un grupo o por una institución, con base en la raza, el color, el género, la religión, la descendencia, el origen étnico, la orientación sexual, la edad, la discapacidad o cualquier otra característica que la distinga, que facilita el deterioro del goce de sus derechos humanos en igualdad de condiciones con el resto de los individuos.

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Principios y valores

Una sociedad inclusiva valora la diversidad humana y fortalece la aceptación de las diferencias individuales; es dentro de ella que se aprende a convivir, contribuir y construir un mundo de oportunidades reales y equitativas, no obligatoriamente iguales, para todos.

Esto implica una sociedad en donde cada uno es responsable por la calidad de vida del otro, aún cuando ese otro sea muy diferente de nosotros.

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Desde el punto de vista sociopsicológico, la discriminación sugiere el trato inadecuado y diferente brindado a una persona o a un grupo por diferentes razones. Las sociedades modernas presentan numerosas situaciones de discriminación entre sus integrantes: hacia las personas con discapacidad, hacia los ancianos, hacia los pobres, hacia los integrantes de los pueblos originarios, hacia los carentes de educación. A pesar de que la legislación de la mayoría de los países contempla regulaciones que limitan las actitudes de segregación entre sus miembros, y que incluso las propias sociedades se autodeclaran “no discriminatorias”, la discriminación representa una realidad que no se elimina por decretos ni por leyes: basta que alguien se sienta discriminado para que esta exista. A partir de la percepción de quien la padece es que se constata la existencia de la discriminación. Cabe señalar que la discriminación está presente no solo cuando hace palpable la diferencia en el trato a personas que la dignidad muestra como iguales, también se produce por tratar de la misma manera realidades que son diferentes. Es el caso de numerosas ciudades, cuyo diseño urbano es especialmente hostil con los discapacitados toda vez que presentan escasos o nulos accesos a edificios públicos, lugares de esparcimiento como cines, centros comerciales o restaurantes, o roturas de aceras o deficiencias en el acceso al transporte público. En otras palabras, la configuración homogénea del espacio vital y el diseño excluyente que prevalece en los núcleos urbanos se ha convertido en un verdadero enemigo de las personas con discapacidad. En ocasiones, el acceso de una persona en silla de ruedas a un autobús o la ausencia en hoteles u otros lugares de alarmas de incendio luminosas para personas sordas, e incluso la falta de señales sonoras para invidentes en cruces de calles y semáforos, conforman una extensa lista de barreras sociales, arquitectónicas, de comunicación y lenguaje, que conducen a la exclusión de las personas con determinadas dificultades. En este sentido, se torna importante recordar que el bienestar de una sociedad requiere que todos sus miembros


Respeto e integraciĂłn

—Â?˜›–ŠÂ?Â’Â&#x;˜ sean incluidos y aceptados tal como son, con sus caracterĂ­sticas y sus potencialidades; que todos gocen de los mismos derechos y que se respeten las diferencias, entendiendo a la diversidad como el concurso de cosas distintas y reconociĂŠndola como una caracterĂ­stica de la persona basada mĂĄs en lo que hace o puede hacer que en sus carencias. Por eso, la lucha contra la discriminaciĂłn se basa en el respeto a la diversidad y en la inclusiĂłn social de las personas, lo cual es facilitado por las polĂ­ticas de inclusiĂłn e inserciĂłn tendientes a regular los vĂ­nculos sociales. AsĂ­, se trata de reconocer y convalidar los derechos humanos de todos los integrantes de la sociedad, sin distinciĂłn alguna. La seguridad social juega un papel fundamental en la construcciĂłn de una sociedad integrada, ya que es un regulador natural de las asimetrĂ­as sociales. Los esquemas de protecciĂłn social promueven el ejercicio de acciones colectivas tendientes a crear las condiciones necesarias para que aquella persona que presenta alguna caracterĂ­stica particular que la torna mĂĄs vulnerable pueda, no solo desenvolverse en forma adecuada en su vida cotidiana y de relaciĂłn, sino tambiĂŠn vivir en un ambiente adecuado a su realidad y con oportunidades diversas que le faciliten el desarrollo intelectual apetecido, que cuente con un acceso apropiado a la recreaciĂłn y pueda ejercer en plenitud sus derechos. En definitiva, que le permita actuar como al resto de los ciudadanos.

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Principios y valores

&G NC VQNGTCPEKC CN TGURGVQ Uno de los desafíos más relevantes de las sociedades modernas consiste en aceptar las diferencias y poner al alcance de cada persona los mismos beneficios y oportunidades para alcanzar un nivel de vida digno. Esto se traduce en el acceso equitativo a los servicios de salud, a los servicios y redes educativas, ocupacionales y recreativas, así como en el aseguramiento del ejercicio de sus derechos civiles, a manera de disfrutar de una adecuada calidad de vida en igualdad de oportunidades, además de participar plenamente en todas las esferas de la sociedad y contribuir al desarrollo socioeconómico de su comunidad. Para lograr esto, se requieren ciudadanos que sostengan valores tan trascendentes como la tolerancia y el respeto hacia los demás, en un marco de aceptación plena de la diversidad que les rodea.

El respeto es el reconocimiento del valor propio y de los derechos de los individuos que integran una sociedad. 36

Al tratar de comprender el alcance del término tolerancia, se presentan diferentes formas de definirla o explicarla. El diccionario de la Real Academia Española la define como “el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”. El concepto tiene su origen en el latín tolerare (“soportar”, “sostener”) y hace referencia al grado de aceptación respecto a un elemento contrario a una regla moral, civil o física. En otras palabras, la tolerancia es la actitud que una persona presenta frente a aquello que es diferente de sus valores o creencias. Ahora bien, vale la pena tener en cuenta que en la vida cotidiana se generan confusiones ya que las personas presentan dos formas de ejercicio de la tolerancia: la tolerancia pasiva y la tolerancia activa.


Respeto e integraciĂłn

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La tolerancia pasiva puede representarse en la frase “vivir y dejar vivirâ€?, en donde se podrĂ­a inferir una actitud de permitir lo errĂłneo o equivocado, sin aprobarlo. Se trata de una actitud en donde las personas se abstienen de emitir juicios de valor, y asĂ­ podrĂ­a asimilarse a cierta indiferencia. Es importante considerar y repensar esta postura, muy arraigada en varias personas, ya que la meta de la tolerancia, bien entendida, no debiera ser tolerar el error, sino promover lo adecuado. La tolerancia activa es aquella actitud que entraĂąa el respeto a la diversidad y a las posturas diferentes a la propia. Se trata de una actitud de consideraciĂłn hacia la diferencia, de una disposiciĂłn a admitir en los demĂĄs una manera de ser y de obrar distinta de la propia, de la aceptaciĂłn de la pluralidad. Ya no es permitir un error sino aceptar puntos de vista diferentes y legĂ­timos, ceder en un conflicto de intereses justos. Pero esta aceptaciĂłn estĂĄ limitada a una verdad objetiva, por ejemplo, resultarĂ­a extraĂąo que una persona defienda la violencia intrafamiliar en nombre de la tolerancia, porque esta se asume como algo equivocado y hasta daĂąino.

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Principios y valores

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La tolerancia activa es la aceptaciĂłn de la diversidad de opiniĂłn, social, ĂŠtnica, cultural y religiosa; es la capacidad de saber escuchar y aceptar a los demĂĄs, valorando las distintas formas de entender y posicionarse en la vida, siempre y cuando no atenten contra los derechos fundamentales de la persona. Por su parte, el respeto es un concepto Ă­ntimamente ligado a la tolerancia activa, el cual consiste en un valor que permite que las personas puedan reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prĂłjimo y sus derechos. El respeto es el reconocimiento del valor propio y de los derechos de los individuos que integran una sociedad. La prĂĄctica del respeto entre las personas representa una aceptaciĂłn y una valoraciĂłn positiva del otro por su condiciĂłn como tal; supone una aprobaciĂłn incondicional del individuo y su condiciĂłn, una aceptaciĂłn sincera de sus cualidades, actitudes y opiniones, y tambiĂŠn una comprensiĂłn de sus defectos. El respeto no rehĂşye el conflicto, sino que lo torna razonable y pasible de soluciĂłn. En el plano humano, el respeto implica no considerarse superior a nadie. La prĂĄctica de este valor permite que la sociedad pueda vivir en paz, con un razonable nivel de cohesiĂłn y convivencia social armĂłnica, con fundamento en normas e instituciones aceptadas y reconocidas por el conjunto. Implica reconocer en sĂ­ y en los demĂĄs los derechos y las obligaciones, situaciĂłn que queda representada por el dicho popular “no hagas a los demĂĄs lo que no quieres que te hagan a tiâ€? o incluso desde una perspectiva proactiva “hacer a otros lo que les gustarĂ­a le hicieran a unoâ€?.


Respeto e integración

7P RCUQ RQT NC VQNGTCPEKC [ GN TGURGVQe NC KPVGITCEKÏP El proceso de comprensión del alcance de los términos de tolerancia y respeto requiere dar un nuevo paso que complete el significado de dichos valores. Para alcanzar el bienestar social, no basta con respetar la diversidad sino que también hay que trabajar por alcanzar la integración. La integración social se asocia a un proceso dinámico y multifactorial que supone que gente que se encuentra en diferentes grupos sociales —ya sea por cuestiones económicas, culturales, religiosas o nacionales— se reúna bajo un mismo objetivo o precepto. De esta forma, la integración social puede darse dentro de cierto país, por ejemplo, cuando se busca que las personas que pertenecen a los estratos sociales económicamente menos favorecidos, logren mejorar su nivel de vida. Para lograr el objetivo, el Estado y las instituciones civiles en ocasiones promueven políticas y acciones para fomentar habilidades de autonomía personal y social, la inserción ocupacional, una adecuada alimentación, la salud y la educación. También se habla de integración cuando se hace referencia a determinadas actitudes hacia la vejez, en donde ese proceso de evolución/involución de una persona es acompañado por el conjunto social adecuando las circunstancias del entorno a las capacidades de las que dispone cada individuo. En el mismo sentido, se habla de integración cuando entendemos la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social que consiste no solo en brindar acceso a la atención médica, sino también en el acceso a todos los bienes y servicios que son esenciales para el ejercicio de una vida provechosa. Una vivienda segura, un ambiente limpio, una alimentación adecuada e información correcta acerca de la prevención de enfermedades constituyen las bases de una vida saludable.

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Principios y valores

Se trata, en todos los casos, de crear un mundo para todos: eso es la integración. Supone siempre el esfuerzo coordinado, la planeación conjunta y la convivencia pacífica entre los sectores que conforman el grupo o la sociedad. Esa es la única forma donde las partes pueden constituir un todo aún sin perder su individualidad.

Para alcanzar un desarrollo armónico que sea sustentable y se disfrute de manera pacífica, toda sociedad debe garantizar las oportunidades de desarrollo a todos sus miembros e implementar los mecanismos necesarios para corregir o atenuar las desigualdades. 40

Para alcanzar un desarrollo armónico que sea sustentable y se disfrute de manera pacífica, toda sociedad debe garantizar las oportunidades de desarrollo a todos sus miembros e implementar los mecanismos necesarios para corregir o atenuar las desigualdades. El esfuerzo por alcanzar este objetivo requiere la participación activa de cada individuo y del compromiso responsable por lo público. En este marco, el ejercicio de la integración lleva implícita la presencia de la solidaridad social y de la responsabilidad social en todo el entramado comunitario. En forma paralela es responsabilidad del Estado trabajar en el apoyo y la inserción de los grupos vulnerables que requieran apoyos especiales para superar determinados momentos críticos o situaciones desfavorables. Por lo general, frente a estas situaciones las propias sociedades son las que inducen a sus gobernantes a implementar medidas para atemperar esas asimetrías en la figura de políticas sociales públicas para atenuar las diferencias y proveer un mínimo de bienestar a todas las personas involucradas. Una sociedad inclusiva, con bajos niveles de discriminación, por lo general presenta niveles óptimos y socialmente aceptables en la redistribución de recursos entre los distintos actores sociales y económicos, entre aquellas personas que tienen recursos en un periodo determinado y quienes no los tienen en ese mismo periodo, del empleado al desempleado, del sano al enfermo, del activo al jubilado. En este sentido, los sistemas de seguridad social representan la respuesta estratégica más eficiente para la resolución de problemas comunes y universales, ya sus mecanismos facilitan la redistribución de la riqueza a partir del ejercicio de la solidaridad social.


Respeto e integración

4GƃGZKQPGU RCTC EQORCTVKT En general, a los adultos les resulta difícil reconocer que las actitudes y acciones que ejecutan incluyen prejuicios y formas de discriminación que, debido a su uso frecuente, se han asimilado como comunes. Sin embargo, si estos contaran con el tiempo suficiente para reflexionar acerca de algunas de ellas, se darían la oportunidad de detectar juicios de valor limitantes. La siguiente historia es una muestra al respecto. pe

arece No todo es como p

ne de caldo. A conlle lo se e qu o er ar m ntada tazón y le pide al ca cal, pero apenas se lo l de as es Una señora toma un m s ha a tomar en una de las muc se levanta, se dirige es nc tinuación se sienta to En n. pa el ldo e ha olvidado ante del tazón de ca el D a! es pr or se da cuenta de qu ¡S . tio ndo erlo y vuelve a su si gro, que está comie ne un r, lo un bollo para com co de e mutarse un hombr se encuentra sin in hetranquilamente. jaré robar! Dicho y de e m no o er ¡p — en el tazón —piensa la señora pedazos. Los mete en llo ¡Esto es el colmo! bo el e rt pa do del negro y cipiente. cho. Se sienta al la la cuchara en el re ca lo co y o gr ne l de terminar la que está delante a cucharada hasta un a m to o un a ad nte, sonríe. C El negro, complacie io. spués sopa. Todo en silenc la barra y vuelve de a ca er ac se a, nt va s dos del , el hombre se le nedores. Comen lo te s Terminada la sopa do ... y. is et gu plato de espa con un abundante . lencio, turnándose nrisa mismo plato, en si e, reflejando una so id sp de se , a! st vi eja. gro: ¡Hasta la buena acción. Se al a un o ad iz Al final se va el ne al re r la satisfecho por habe estupor, busca con su o id nc en sus ojos. Parece ve z ve na bolso ha n la mirada. U de la silla. Pero el do al La mujer le sigue co sp re el en o ad había colg mano el bolso que r, desaparecido. eando a su alrededo oj , do an cu ! ón dr l la y gro... Iba a gritar ¡a donde estaba ella, de s rá at ás Entonces... aquel ne m as es o de una silla dos m ldo ya frío. ve su bolso colgad con un tazón de ca a ej nd ba a un a, es sobre la m

n… la primera impresió de lá al ás m e pr em La realidad va si

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Respeto e integración

Principios y valores

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Ideas relevantes

El planeta está profusamente habitado: existe diversidad de rasgos y de razas que a su vez están acompañadas de sentimientos, de pensamientos y de conciencias diferen tes. Sin embargo, todas ellas se encuentran hermanadas en objetivos comunes y valores compartidos, que es lo que permite la vida en sociedad.

En general, por discriminación, se entiende la modifica ción o alteración en las condiciones de igualdad entre las personas.

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Algunas opiniones entienden que la tolerancia se refiere a la resistencia ante las molestias que puede ocasionar la presencia de diferencias entre los individuos. En la relación interpersonal, esta concepción funciona como “la medida de hasta donde se resiste sin perder la calma”. Cabe seña lar que la tolerancia así entendida, denominada “pasiva”, disimula las dificultades objetivas de la convivencia entre los individuos diferentes de manera que se debe procurar que tolerar la diferencia implique no tolerar también la des igualdad que va asociada a ella.


El respeto es un valor que permite que las personas puedan reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del pr贸jimo y sus derechos. Tiene en cuenta el reconocimiento del valor propio, pero tambi茅n de los derechos de los indi viduos que integran una sociedad.

La integraci贸n implica un perfeccionamiento en las actitu des de respeto a las diferencias, porque adiciona a la di versidad la existencia de objetivos y metas comunes.

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Equidad

Principios y valores

Hablar de equidad resulta de fundamental importancia por ser un factor determinante en la construcción de grupos sociales más justos y respetuosos de la dignidad humana.

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l valor de la equidad implica darle a cada quien lo que le corresponde y pertenece por derecho, reconociendo sus condiciones y características específicas. Si bien se deben explorar y respetar las diferencias existentes, esto no debe configurar un motivo u origen de discriminación en ningún ámbito. De esta forma, la equidad es el valor que equilibra el acceso a oportunidades para hombres y mujeres, impactando en una óptima convivencia social. Reconocer la igualdad en derechos implica dos condiciones: la igualdad de oportunidades y la creación de condiciones para que esas oportunidades puedan aprovecharse por igual.

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Equidad

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+IWCNFCF Q GSWKFCF! El significado de la palabra igualdad ha sufrido diversos cambios y presentado alcances diferentes en la historia. En el siglo XVIII, por ejemplo, la igualdad se refería a los derechos y la dignidad de las personas, pero no todas se consideraban aptas para ser ciudadanos titulares de derechos. Con el tiempo, con la progresiva expansión del ejercicio de la ciudadanía y la universalización del sufragio electoral, el término igualdad derivó en una convención mediante la cual se otorga el mismo valor a los miembros de una sociedad cuya diversidad puede basarse en razones de género, clase social, etnia, cultura, raza o edad, entre otras características. En ocasiones, al tratar de explicar el concepto de igualdad se entremezclan y confunden dos nociones: la referida a la semejanza, es decir, dos o más

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Principios y valores

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cosas o personas que son idénticas, y la referida a la idea de justicia. En este último caso, la igualdad transmuta en un valor conocido como equidad e introduce un principio ético en el concepto de igualdad, ya que se la relaciona con la constante búsqueda de la justicia social, en el entendimiento de que la misma asegura a las personas condiciones de vida y de trabajo dignas e igualitarias, sin hacer diferencias entre unos y otros a partir de la condición social, económica, física, sexual o de género, entre otras. De este modo, la equidad busca la promoción del valor de las personas como seres humanos con derecho a tener una vida digna sin importar las diferencias que presenten entre sí, y su ejercicio alcanza diversos ámbitos de la vida. En el aspecto económico, por ejemplo, la equidad toma la forma de una adecuada distribución de la riqueza entre los miembros de una sociedad y de un proporcionado reparto de oportunidades de diversa índole. Sin embargo, debe comprenderse que una perfecta igualdad de ingresos —que todas las personas reciban el mismo salario— no representa necesariamente una adecuada justicia social, ya que no todas las personas tienen las mismas necesidades. Un ingreso adecuado para todos, que cubra las necesidades personales, es el criterio establecido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU. Con todo, los derechos deben equilibrarse con las obligaciones, surgiendo así un segundo


Equidad

componente de la justicia social. El derecho de todos a un nivel de vida digno va aparejado con la responsabilidad de todos de contribuir al bienestar de la comunidad. Este es el criterio mínimo de la justicia social, la adecuada asignación al conjunto de forma que puedan llevar una vida decente y contribuir con su máximo potencial al bienestar de la comunidad. La equidad promueve la eficacia real y, en este sentido, se relaciona con darle a cada persona lo que necesita y a su vez exigirle una contribución con base en sus posibilidades concretas. No representa un enfrentamiento, sino dos caras de la misma moneda. Por ende, una sociedad que aplique la igualdad de manera absoluta será una sociedad injusta, ya que no tendrá en cuenta las diferencias existentes entre personas y grupos. De forma paralela, una sociedad donde las personas no se reconozcan como iguales, tampoco podrá ser justa. Es decir, la equidad supone que los diferentes comportamientos, aspiraciones y necesidades de todas las personas se consideren, valoren y promuevan de igual manera para que se cumpla el principio de justicia en la igualdad de derechos. Esto no significa que todos deban convertirse en iguales, sino que sus derechos, responsabilidades y oportunidades no deben depender de alguna condición determinada, sea esta de género o de índole social, económica, política, religiosa o cultural. A su vez, el ejercicio de la equidad supone utilizar procedimientos diferenciales para corregir desigualdades de origen; medidas no necesariamente iguales, pero conducentes a la igualdad en términos de derechos, beneficios, obligaciones y oportunidades. Estas medidas son conocidas como acciones positivas o afirmativas, pues facilitan a los grupos considerados en desventaja ser incluidos en la sociedad y asegurarles el acceso a esas oportunidades. Por ejemplo, para conseguir que unos y otros tengan las mismas oportunidades en la vida, a veces es necesario potenciar las capacidades de los grupos que tienen un acceso limitado a los recursos, o bien crear esas capacidades.

¿Sabía...

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Principios y valores

La diferencia entre el género humano ha sido marcada fuertemente en la historia. Desde el inicio de la vida social, económica y política. Desde aquel entonces, la mujer no tenía derecho a ser escuchada ni a opinar ni mucho menos a elegir su papel en la familia o en la sociedad, pues existía una división de tareas muy diferenciada: el hombre se dedicaba al trabajo y la mujer al cuidado de la casa y de la familia. Si bien esta forma de vida ha sido infundida por medio de las diferentes generaciones, con el tiempo esta visión se ha modificado y las mujeres comenzaron a actuar en la vida social y económica, logrando excelentes resultados, derivados de la toma de decisiones en el sector político, en las entidades económicas y en los importantes aportes en la ciencia y tecnología. La equidad de género es la capacidad de ser equitativo, justo y correcto en el trato de mujeres y hombres según sus respectivas necesidades; representa el respeto a los derechos como seres humanos y la tolerancia de las diferencias entre mujeres y hombres, representa la igualdad de oportunidades en todos los sectores importantes y en cualquier ámbito, sea este social, cultural o político.

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l concepto de equidad toma relevancia a partir de la constante discriminación de la que han sido objeto diferentes grupos a lo largo de la historia, que hoy en día se han bautizado como “grupos vulnerables”. Un ejemplo de ello es la discriminación contra la mujer en el ámbito laboral y social, lo que ha impulsado la creación de diferentes organizaciones, tanto a nivel gubernamental como independiente, que luchan por la equidad de género, es decir, lidian por la igualdad entre el hombre y la mujer en el uso y el control de los bienes y servicios de una sociedad. Personas provenientes de otras culturas o razas son a menudo discriminadas en un buen número de países desarrollados y no tanto, marginándolos de la sociedad y limitando en forma dramática sus posibilidades de adaptación, integración y desarrollo. De esta forma, la combinación de actitudes de discriminación y de intolerancia a la diferencia en un marco de restricciones en el acceso a oportuni-


Equidad

dades de diversa índole, promueve un circuito perverso de exclusión social de determinados grupos, lo cual provoca en los mismos la imposibilidad o la incapacidad de ejercer sus derechos sociales, fundamentalmente el derecho al trabajo, los derechos a la educación, a la cultura, a la salud, a una vivienda digna y a la protección social. En este sentido, debe entenderse la exclusión como el proceso por el que una sociedad rechaza a determinados individuos, poniendo de manifiesto desde la simple indiferencia hasta actitudes de represión y aislamiento. Vale la pena resaltar que la exclusión social, indistintamente de dónde se origine, siempre produce en quienes la padecen una pérdida o una disminución del disfrute de los derechos fundamentales que les corresponden como personas. Así, delimita la frontera entre quienes gozan en plenitud de sus derechos y quienes se ven privados de una parte de ellos, con menoscabo de sus capacidades de desarrollo como personas, agravio de su dignidad y, en ocasiones, peligro de su propia vida. Una sociedad que presenta situaciones de exclusión indica que contiene en su seno a personas que padecen incapacidad de inserción o reinserción en el circuito económico y social, y esta imposibilidad de reinserción lleva no solo a un proceso de “descalificación social” sino también a la pérdida de una “ciudadanía activa” con el consecuente impacto en los mecanismos de cohesión social.

En este sentido, debe entenderse la exclusión como el proceso por el que una sociedad rechaza a determinados individuos, poniendo de manifiesto desde la simple indiferencia hasta actitudes de represión y aislamiento. 49


Principios y valores

...es necesario crear conciencia del impacto que tienen los roles personales en la sociedad; es importante que cada individuo, a partir de su propia intimidad y cotidianeidad, ponga en práctica el valor de la equidad y considere como iguales a los integrantes de su comunidad.

Es claro que toda exclusión representa una injusticia, ya que pone de manifiesto una relación de desigualdad en el ejercicio de derechos entre la persona y el resto de la sociedad. Asimismo, resulta conveniente no confundir el concepto de exclusión con el de pobreza, mientras este considera una dimensión económica, la exclusión adiciona una extensión social al contemplar la pérdida del vínculo entre el individuo y la sociedad. Este concepto expresa una manera de estar en la sociedad que se encuentra definida no por lo que la persona es (identidad) sino por aquello de lo que carece, por lo que ha perdido o, en su caso, nunca ha tenido. De esta forma, la situación de exclusión tiende a ser definida por aquello de lo que se está excluido, es decir, el nivel de vida y los derechos sociales propios de la sociedad de pertenencia.

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Sin embargo, es importante resaltar que la historia proporciona numerosos ejemplos donde ha quedado demostrado que la equidad representa un antídoto poderoso contra la discriminación. Por tanto, es necesario crear conciencia del impacto que tienen los roles personales en la sociedad; es importante que cada individuo, a partir de su propia intimidad y cotidianeidad, ponga en práctica el valor de la equidad y considere como iguales a los integrantes de su comunidad.


Equidad

'SWKFCFe EW½N GU GN TQN FGN 'UVCFQ! La práctica de la equidad busca la promoción de la valoración de las personas como seres humanos con el derecho a tener una vida digna sin importar las diferencias que presenten entre sí, donde su ejercicio alcanza diversos ámbitos de la vida. En este contexto, los Estados tienen el deber de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de hombres y mujeres en igualdad de oportunidades. Su accionar debe orientarse, por un lado, a garantizar que los individuos puedan gozar los derechos que les son propios y reconocidos (por ejemplo, el derecho al trabajo y a la protección social), y por otro, a implementar políticas sociales que regulen las asimetrías, todo ello en aras de generar las condiciones para la construcción de una sociedad integrada y equitativa. En una economía globalizada como la actual, se torna de vital importancia para el mantenimiento de los estados de derecho que los gobiernos trabajen en el diseño de políticas que mitiguen la exclusión social y favorezcan la reinserción de sus ciudadanos en los ámbitos sociales. Una sociedad democrática debe considerar como objetivo fundamental acciones tendientes a suministrar o equilibrar condiciones apropiadas para que todos puedan participar en la vida común, por lo que el poder público debe formular y aplicar programas, recursos, políticas y acciones orientados a atemperar las desigualdades originadas por motivos económicos, sociales o culturales. En ese accionar público los sistemas de seguridad social toman especial relevancia ya que brindan a la sociedad mecanismos y herramientas de regulación de desigualdades económicas y sociales.

En este contexto, los Estados tienen el deber de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de hombres y mujeres en igualdad de oportunidades. 51


Principios y valores

4GƃGZKQPGU RCTC EQORCTVKT Todas las personas son diferentes, pero iguales en dignidad y derechos. Para alcanzar la cohesión social y el bienestar de todos los habitantes, es fundamental la práctica de la equidad y la búsqueda de la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, trabajando en aras de la integración y evitando actitudes de discriminación que en ocasiones sufren los grupos más vulnerables. Para ello, la sociedad y el Estado deben abocarse al desarrollo y la promoción de los sistemas seguridad social, ya que estos ponen a disposición mecanismos para equilibrar las desigualdades y moderar las asimetrías sociales. ¿Se anima a encontrar los conceptos más importantes en la sopa de letras?

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Todas las personas son diferentes, pero iguales en dignidad y derechos.


Equidad

Equidad

+FGCU TGNGXCPVGU La equidad se refiere a la igualdad de oportunidades, pero considerando y respetando las diferencias particulares, sociales y culturales de cada persona.

La práctica de la equidad promueve la valoración de las personas como seres humanos más allá de sus condiciones puntuales o sus características, asegurando un acceso igualitario a las oportunidades en diversos ámbitos de la vida social. Se relaciona con darle a cada persona lo que necesita y exigir que esta contribuya con base en sus posibilidades.

Una sociedad inclusiva implica valorar la diversidad humana y promover la aceptación de las diferencias entre sus integrantes. Es dentro de ella que se aprende a convivir, contribuir y construir juntos un mundo de oportunidades reales y equitativas, no obligatoriamente iguales, para todos. Esto implica una sociedad en donde cada uno es responsable por la calidad de vida del otro, aún cuando ese otro es muy diferente de nosotros.

La seguridad social juega un rol fundamental en la construcción de una sociedad integrada, ya que es un mecanismo regulador de las asimetrías sociales.

Los esquemas de protección social promueven el ejercicio de acciones colectivas que crean las condiciones necesarias para que aquella persona que presenta alguna característica particular que la torna más vulnerable, pueda no solo desenvolverse en forma adecuada en su vida cotidiana y de relación, sino también vivir en un ambiente adecuado a su realidad y con oportunidades diversas que le faciliten el desarrollo intelectual, que cuente con un acceso apropiado a la recreación y pueda ejercer sus derechos en plenitud. En definitiva, que le permita actuar como al resto de los ciudadanos.

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Valores y principios

6GTOKPQNQIÉC KORQTVCPVG Cohesión social: Atributo de las sociedades que implica la igualdad de oportunidades para que la población pueda ejercer sus derechos fundamentales, y asegurar su bienestar, sin discriminación de ningún tipo y atendiendo a la diversidad. Supone la existencia de personas que se sienten parte de una comunidad, participan activamente en diversos ámbitos de decisión y son capaces de ejercer una ciudadanía activa. También implica el desarrollo de políticas públicas y mecanismos de solidaridad entre individuos, colectivos, territorios y generaciones. Declaración Universal de los Derechos Humanos (DDHH): Documento adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París el 10 de diciembre de 1948 que detalla los Derechos Humanos básicos, por medio de sus treinta artículos. Discapacidad: Deficiencia física, mental o sensorial, ya sea de naturaleza permanente o temporal, que limita la capacidad de ejercer una o más actividades esenciales de la vida diaria, que puede ser causada o agravada por el entorno económico y social. Discriminación: Proviene del latín “discriminare” que significa “separar” o “distinguir” o “diferenciar una cosa de la otra”. Se refiere a una situación donde una persona es tratada de manera desfavorable por alguna característica que la distingue y representa una conducta sistemáticamente injusta sobre un grupo humano determinado. De género: Exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de sus capacidades y facultades, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural, civil o en cualquier otra esfera. OO Implica que no se otorgan iguales derechos, responsabilidades y oportunidades a hombres y mujeres en el ámbito laboral y social. Contra las personas con discapacidad: Consecuencia o percepción de una discapacidad presente o pasada, que tenga el efecto o propósito de impedir o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por parte de las personas con discapacidad, de sus derechos humanos y libertades fundamentales. Diversidad: Concurso de cosas distintas, característica de la persona basada más en lo que hace o puede hacer que en sus carencias. La diversidad

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Solidaridad

responde al concepto universal de que los seres humanos difieren en muchos aspectos personales y culturales, reconociendo que todas las identidades valen por igual.

Equidad: Proviene del latín aequĭtas, que significa “igual”, hace referencia a la disposición del ánimo que se propone otorgar a cada sujeto lo que necesita y exigir que contribuya en base a sus posibilidades. De esta manera, se relaciona con el concepto de justicia social, la cual asegura a todas las personas condiciones de vida y de trabajos dignos e igualitarios, sin hacer diferencias entre unos y otros a partir de la condición social, sexual o de género, entre otras. Exclusión social: Proceso por el que una sociedad rechaza a determinados individuos, poniendo de manifiesto desde la simple indiferencia hasta actitudes de represión y aislamiento. Familia: Se trata de un grupo social básico creado por vínculos de parentesco o matrimonio, el cual se hace presente en absolutamente todas las sociedades. La familia debe, moralmente, proporcionar a sus miembros aspectos como seguridad, protección, socialización y compañía. Igualdad: Originalmente refería a los derechos y a la dignidad de las personas, aunque con frecuencia no todas las personas se consideraban aptas para ser ciudadanos titulares de derechos. Hoy en día, junto con la progresiva expansión de la ciudadanía y del sufragio universal -lo cual incluyó a las mujeres en los escrutinios-, la igualdad ha consistido en una convención mediante la cual se otorga el mismo valor a componentes de una sociedad cuya diversidad se basa en razones de sexo, clase social, etnia, cultura, raza o edad, entre otras características. Integración social: Proceso dinámico y multifactorial que posibilita a las personas que se encuentran en situaciones de marginación, a participar del nivel mínimo de bienestar sociovital alcanzado en un determinado país. Integrar socialmente a alguien significa aceptarlo en la sociedad como una persona activa, productiva y capaz de expresar sus ideas y conocimientos. ONU: Organización de las Naciones Unidas. Es una Organización Internacional de Estados soberanos fundada el 24 de octubre de 1945. Los Estados se afilian voluntariamente a las Naciones Unidas para colaborar en pro de la paz mundial, promover la amistad entre todas las naciones y apoyar el progreso económico y social. Respeto: Proviene del latín respectus, que significa “atención”, “consideración” o “miramiento”. Valor que permite reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo y sus derechos. Es decir, el respeto es el reconocimiento del valor propio y de los derechos de los individuos y de la sociedad. 55


Valores y principios

Responsabilidad social: Se refiere a un comportamiento ético, basado en valores y dirigido al bien común por el cual se contribuye al desarrollo sostenible de la sociedad y el medio ambiente. Representa el compromiso que tienen los actores económicos de responder o hacer frente a los impactos que generan sus decisiones y actividades. Salud: Completo estado de bienestar físico, mental y social. || El concepto moderno de salud surge a partir de la concepción compleja y sistémica del ser humano como entidad física, psicológica y social y está representado por el estado en el cual la persona desempeña todas sus funciones, dentro de estos ámbitos. Según OPS: Completo estado de bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de afecciones o enfermedades. Derecho a: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social” (de acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos Humanos [1948], Artículo 25). Seguridad social: Representa el conjunto de recursos de distinta naturaleza, organizados y sistematizados por el Estado, tendientes a satisfacer las necesidades esenciales generadas a las personas que conviven en una sociedad, en función de una serie de contingencias sociales que las afectan, creadas por la desigualdad, la discapacidad, la pobreza, la enfermedad y la vejez. Solidaridad social: Manifestación de la fraternidad entre las personas, que aplica a quienes conviven en una sociedad para prestarse ayuda recíproca. Representa el vínculo real entre el individuo y la sociedad, el cual involucra tanto la idea de participación como la identificación de responsabilidades mutuas. Involucra un consenso nacional, una conciencia colectiva y una voluntad general que vincula a la persona con la sociedad por medio de instituciones, organizaciones y sistemas interrelacionados. Tolerancia: El concepto se origina en el latín tolerare (“soportar”, “sostener”) y hace referencia al grado de aceptación respecto a un elemento contrario a una regla moral, civil o física. En otras palabras, la tolerancia es la actitud que una persona tiene respecto a aquello que es diferente de sus valores.

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Valor: Principio que nos permite orientar nuestro comportamiento en función de la realización individual. || Creencia fundamental que nos ayuda a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También es fuente de satisfacción y plenitud. Nos proporciona una pauta para formular metas y propósitos personales o colectivos. Refleja los intereses, los sentimientos y las convicciones más importantes de los individuos. Valores personales: Aquellos que se consideran principios indispensables sobre los cuales la persona construye su vida y utiliza como guía para su desarrollo y para el establecimiento de relaciones con otras personas. Por lo general integran una mezcla de valores familiares y valores socioculturales, junto a los que se agregan conforme las vivencias personales del individuo. Valores familiares: Refieren a lo que en familia se valora y establece como bien o mal. Se derivan de las creencias fundamentales de los padres, con las cuales educan a sus hijos. Son principios y orientaciones básicas del nuestro comportamiento inicial en sociedad. Valores socioculturales: Son los que imperan en la sociedad de la que se forma parte. Han cambiado a lo largo de la historia y difieren de una sociedad a otra. Ayudan a dar sentido a los actos humanos dentro de una sociedad y colaboran en la construcción de la identidad y cohesión social de la sociedad que los practica.


Mejores condiciones de vida

Principios y valores

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La seguri dad social no tiene por objeto imponer conductas individuales de índole ética o moral, sino pretende promover la adopción de acciones colectivas que conduzcan a crear mejores condiciones de vida para que todas las personas puedan desenvolverse en forma adecuada en su vida diaria, gozando de oportunidades ecuánimes con base en sus aptitudes y posibilidades.


Solidaridad

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Valores y principios La seguridad social representa una herramienta idonea que las sociedades modernas construyen y potencian para atenuar las desigualdades naturales y las que producen la convivencia en una comunidad. Debido al nivel de desarrollo que han alcanzando las sociedades, de no contarse con esta herramienta, estas desigualdades serían cada día más pronunciadas, afectarían a más personas e incluso atentarían contra la integración necesaria entre los individuos que la componen. Sin embargo, contar con un instrumento como la seguridad social no alcanza, si este no es conocido y usado de forma adecuada por los integrantes de esa sociedad. Hoy, la seguridad social invade todos los ámbitos del desarrollo social y especialmente impacta en el mundo de los trabajadores. Un principio básico es que las personas no pueden defender un derecho que desconocen ni cumplir una obligación que no saben que tienen, por ello, es necesario divulgar y dar a conocer en forma amplia el alcance de la seguridad social y el impacto que tiene en la vida cotidiana de todas las personas. Principios y valores de la seguridad social es un texto que busca acercar al lector los conocimientos y las ideas primordiales que conforman la base de sustentación etica de cualquier sistema de seguridad social, de manera simple y concreta, de forma de coadyuvar a la construcción de una sociedad más justa y equitativa. El material que el CIESS y el Proyecto Regional Educativo Seguridad Social para Todos ponen a su disposición, contiene frases de personajes destacados de la historia, recuadros informativos y breves actividades que buscan generar interés por la práctica de los principios y valores que fundamentan al derecho de la seguridad social y que, esperamos, se permita compartirlos con su familia. Finalmente, le pedimos que nos ayude a edificar una sociedad con cultura en seguridad social, en el convencimiento de que es una construcción de la que nadie puede quedar fuera.

Segu


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