LE CRY FRANÇAIS

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Le cry français Nuestro equipo a elaborado una serie de artículos que harán de este número un ejemplar único:

CONTENIDO -independencia -Ambiente prerrevolucionario

Tenemos una serie de exclusivas y una extensa biografía de la que fue nuestra reina MªAntonieta, rescatando textos inéditos de su vida.

-Monarquía -Los derechos de la mujer -La violencia en la revolución -Liberté, égalité, fraternité

Del mundo del arte hemos contado con el testimonio de un gran pintor Delacorix.

-Las nuevas corrientes

El texto de la declaración de independencia de las 13 colonias Americanas Y los derechos del hombre.

-Biografías MªAntonieta, Delacroix

Equipo , MªPaz Díaz Garre, Marta Gómez Piñera, Nacho Ortiz, Santiago Flores.

-La revolución del pueblo

-Luces y sombras revolución.

de la



Declaración de Independencia Entre 1776 y 1783 tuvo lugar la creación de una nueva nación los EEUU gobernados por George Washington, a quienes los colonos le han otorgado el mando militar, y ha sido aquí en nuestro país donde se firmó en 1783 el tratado de Versalles que reconoce la independencia de las Colonias Americanas frente a Inglaterra. A continuación podéis leer la declaración de independencia de las trece colonias: Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro y tomar entre las naciones de la tierra el puesto separado e igual a que las leyes de la naturaleza y el Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación. Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la

felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad.

La prudencia, claro está, aconsejará que no se cambie por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo establecidos; y, en efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está


acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber , derrocar ese gobierno y establecer nuevos resguardos para su futura seguridad. Tal ha sido el paciente sufrimiento de estas colonias; tal es ahora la necesidad que las obliga a reformar su anterior sistema de gobierno La historia del actual Rey de la Gran Bretaña es una historia de repetidos agravios y usurpaciones, encaminados todos directamente hacia el establecimiento de una tiranía absoluta sobre estos estados. Para probar esto, sometemos los hechos al juicio de un mundo imparcial. En cada etapa de estas opresiones, hemos pedido justicia en los términos más humildes: a nuestras repetidas peticiones se ha contestado solamente con repetidos agravios. Un Príncipe, cuyo carácter está así señalado con cada uno de los actos que pueden definir a un tirano, no es digno de ser el gobernante de un pueblo libre. Tampoco hemos dejado de dirigirnos a nuestros hermanos británicos. Los hemos prevenido de tiempo en tiempo de las

tentativas de su poder legislativo para englobarnos en una jurisdicción injustificable. Les hemos recordado las circunstancias d e nuestra emigración y radicación aquí. Hemos apelado a su innato sentido de justicia y magnanimidad, y los hemos conjurado, por los vínculos de nuestro parentesco, a repudiar esas usurpaciones, las cuales interrumpirían inevitablemente nuestras relaciones y correspondencia. También ellos han sido sordos a la voz de la justicia y de la consanguinidad. Debemos, pues, convenir en la necesidad, que establece nuestra separación y considerarlos, como consideramos a las demás colectividades humanas: enemigos en la guerra, en la paz, amigos. Por lo tanto, los Representantes de los Estados Unidos de América, convocados en Congreso General, apelando al Juez Supremo del mundo por la rectitud de nuestras intenciones, en nombre y por la autoridad del buen pueblo de estas Colonias, solemnemente hacemos público y declaramos: Que estas Colonias Unidas son, y deben serIo por derecho, Estados Libres e Independientes; que quedan libres de toda lealtad a la Corona Británica, y que toda


vinculación política entre ellas y el Estado de la Gran Bretaña queda y debe quedar totalmente disuelta; y que, como Estados Libres o Independientes, tienen pleno poder para hacer la guerra, concertar la paz, concertar alianzas, establecer el comercio y efectuar los actos y providencias a que tienen derecho los Estados independientes. Y en apoyo de esta Declaración, con absoluta confianza en la protección de la Divina Providencia, empeñamos nuestra vida, nuestra hacienda y nuestro sagrado honor. Declaración de Independencia de las trece colonias, 4 de julio de 1776. Podemos consultar el artículo de prensa por el aniversario de esta independencia: http://webs.ono.com/pedabagon/pedro/H istoriacontemporanea/temas/revolucion/d ocumentos/documentosglobal.html

El siguiente esquema nos muestra la organización política de los Estados unidos de América. Este gran país EEUU nos ha servido de ejemplo para poder llevar a cabo nuestra “revolución”. Al igual que los americanos nosotros debemos seguir luchando por los ideales de la revolución, la separación de poderes y las ideas de libertad e igualdad para los individuos que forman parte de una nación unida bajo una misma bandera.


Es pues América la base de la revolución que ha ocurrido en nuestro país y que acabó con Luis XVI y su esposa MªAntonieta y son los principios que deben mantenerse ante el nuevo monarca . Ya nuestros padres se levantaron hace 60 años para luchar contra la sociedad estamental y los derechos feudales y gritaron frente a las injusticias sociales y los precios de los alimentos, teniendo a las colonias frente a las injusticias sociales y

los precios de los alimentos, teniendo a las colonias americanas como referentes, sigamos sus pasos y luchemos por mejorar nuestro país.

Redacción: Mari Paz Díaz


El ambiente prerevolucionario

Europa a finales del siglo XVIII un continente en el que se detectaban ciertos síntomas de cambio en sus estructuras sociales, políticas y económicas.

La revolución demográfica del siglo XVVIII favoreció el rejuvenecimiento de la población europea, que imprimió un mayor dinamismo al proceso histórico y contribuyó, junto con otros factores económicos e ideológicos, al continuo deterior

de las estructuras sociales que habían permanecido casi invariables en el curso de las últimos siglos. Estas estructuras estaban basadas originariamente en un sistema funcional mediante el cual cada grupo social cumplía con una misión determinada y, al la misma vez, se les reconocía jurídicamente unos privilegios determinados. De esta forma, este conjunto social se encontraba dividido en tres órdenes, o más comúnmente conocidos como estamentos, cada uno de los cuales tenía unos deberes que cumplir y al mismo tiempo podía disfrutar de unos derechos. El primero de estos estamentos era el eclesiástico. Los miembros de este pertenecían a una institución (la Iglesia) cuya finalidad era la de iluminar a los fieles en el camino de la salvación eterna. Durante la edad media, la Iglesia fue el único estamento docente y a pesar de la secularización de la enseñanza que comenzó a registrarse a


partir del Renacimiento, los eclesiásticos (sacerdotes, frailes obispos, etc…) continuaron desempeñando una importante labor en la transmisión de la cultura desde los centros de primeras letras hasta las Universidades y otros centros de enseñanza superior. La nobleza constituía, después del clero, el segundo orden del Estado durante el Antiguo Régimen. La nobleza era originariamente el brazo derecho de la sociedad,. Tenía la obligación de servir al monarca cada vez que este le reclamase sus servicios y debía colaborar en el mantenimiento de la integridad del reino. El tercer estamento era el más complejo por ser aquel que integraba a todo el resto de la sociedad y estaba formado por su inmensa mayor parte.. La mayoría de miembros de este estamento eran campesinos, aunque también formaban parte de este grupo los artesanos, los comerciantes y todos aquellos que desempeñaban alguna actividad laboral. El estado llano, tenía el derecho de ser defendido por la nobleza y se instruido por

el clero, pero a cambio tenía que sostener a ambos con su trabajo, sus prestaciones, y sobre todo, con sus impuestos. Posteriormente con el transcurso del tiempo esa división de funciones, que no tenía por qué implicar ningún elemento de jerarquización, fue tergiversándose de tal manera que los dos primeros estamentos (clero y nobleza) fueron perdiendo su noción de servicio, aunque se las arreglaron para mantener sus privilegios. Así que cuando llegamos al siglo XVIII nos encontramos con dos estamentos sociales privilegiados, situados en la parte superior de la pirámide social que siguen sin pagar impuestos mientras que el pueblo sigue manteniendo con sus contribuciones los gastos del Estado y realizando una serie de prestaciones a los dos estamentos anteriores, esto es, seglares y eclesiásticos.


Redacci贸n : Marta G贸mez Pi帽era


Los monarcas Maria Antonieta Reina de Francia. Hija de los emperadores de Austria, Francisco I y María Teresa, contrajo matrimonio en 1770 con el delfín de Francia, Luis, que subió al trono en 1774 con el nombre de Luis XVI. Era una mujer frívola y de gustos caros que pronto se ganó fama de reaccionaria y despilfarradora. Ejerció una fuerte influencia política sobre su marido , ignoró la miseria del pueblo y contribuyó al descrédito de la monarquía en los años anteriores a la Revolución Francesa. Pero en realidad lo que más se recuerda de María Antonieta es su dramático final: detenida junto con el rey y otros nobles cuando trataban de huir de París, fue juzgada por el Tribunal Revolucionario y condenada a morir en la guillotina. Para la multitud que la contempló ese día, María Antonieta era la encarnación del Mal; para muchos otros fue una reina mártir y un símbolo de la majestad y la entereza. Aquel despojo que la multitud vio pasar rumbo al cadalso había sido, sin

duda, una de las reinas más bellas que tuvo Europa y la más primorosa joya de Francia. Desde su nacimiento en 1755, María Antonieta Josefa Ana de Austria, más conocida como María Antonieta de Austria, había vivido sumergida en la suntuosidad de la corte vienesa, rodeada de atenciones y ternura. A los 12 años supo que iba a ser reina de Francia. Su madre se dispuso a hacer de ella una perfecta princesa parisina y le asignó dos expertos que se ocuparan a fondo de la futura cabeza real: un preceptor eclesiástico y un ilustre peluquero. El primero debía reforzar su fe y su francés; al segundo se le encomendó la no menos delicada misión de edificar en la cabellera de la infanta una versallesca torre dorada llena de bucles. Una semana después, ambos se confesaron derrotados. El preceptor aseguraba que María Antonieta poseía un cerebro ingenioso y despierto, pero rebelde a toda instrucción; el peluquero no podía culminar su obra debido a la frente


demasiado alta y abombada de la joven. A los 14 años, cuando se casó con el duque de Berry, entonces Delfín y futuro rey Luis XVI, María Antonieta era ya una guapa muchacha espléndidamente formada, con un exquisito rostro oval, un cutis de color entre el lirio y la rosa, unos ojos azules y vivos capaces de condenar a un santo, un cuello largo y esbelto y un caminar digno de una joven diosa.

El matrimonio con el futuro rey de Francia fue bendecido el 16 de mayo de 1770. Hubo fastos, desfiles, grandiosas fiestas y solemnidades. Poco después, por la noche, no hubo nada. Al menos eso consignaría Luis XVI en su diario en la mañana del día 17: "Rien." Una sola y enojosa palabra que seguirá escribiendo durante siete años, hasta que ella tenga el primero de sus cuatro

hijos. María Antonieta, vital y poco inclinada a la santidad, se aburría soberanamente con su esposo y pronto comenzó a salir de incógnito por la noche, oculta tras la máscara de terciopelo o el antifaz de satén, y a resarcirse con algo más que simples galanterías.

Al poco tiempo, María Antonieta se convirtió en un persona derrochadora, imprudente y burlona, la prensa clandestina comenzó a pintarla como un ser depravado y vendido a los intereses de la casa de Austria. Pronto fue conocida entre el pueblo con el despectivo mote de "la austríaca". En 1785, un nuevo escándalo atribuido a su codicia vino a deteriorar su ya más que vapuleada fama. Todo el asunto giró alrededor de la más rica joya de la época. El célebre collar, realizado por los mejores orfebres de París para madame Du Barry, favorita del rey Luis XV, era una pieza insuperable. Sus más de mil diamantes, rubíes y esmeraldas parecían haber sido forjados pacientemente por los dioses en las entrañas de la tierra con el único fin de recibir la caricia del oro en un lugar preciso de la joya. Muerta la Du Barry antes de que se diera fin a la obra, la condesa de La Motte, aventurera que


servía en la corte y pertenecía al círculo del tenebroso conde Cagliostro, embaucó al cardenal Louis de Rohan, rico y disoluto cortesano caído en desgracia, haciéndole creer que María Antonieta deseaba obtener el magnífico collar y que, no disponiendo del dinero suficiente, estaba dispuesta a firmar un contrato de compra si él lo garantizaba. La caída de la monarquía ocurrió en pocos meses. Luis XVI ni María Antonieta comprendieron el carácter de los cambios que se avecinaban, provocando así su propia ruina. Ya no había posibilidades de reconciliación entre el pueblo y el rey. El intento de huida de los monarcas no hizo sino acentuar esta ruptura y patentizar que el país había dado la espalda a la corona. El conde sueco Axel de Fersen, amante fidelísimo de María Antonieta, se encargó de preparar el plan de fuga . La familia real debía huir de París saliendo de las Tullerías durante la noche por una puerta falsa. Sólo consiguieron llegar hasta Varennes, donde fueron reconocidos y detenidos. María Antonieta acompañó a su esposo a la prisión quien fue enviado por los revolucionarios Roberspierre y Marat haciendo

gala de un valor que ennobleció su figura, rayana luego en el heroísmo al aceptar con patética serenidad la separación de sus hijos y la ejecución de su esposo en enero de 1793. Trasladada a la Conciergerie siete meses después y encerrada en una celda sin luz ni aire, sin abrigo, vigilada en todo momento por guardias muchas veces borrachos, sus nervios estuvieron a punto de quebrarse en vísperas del juicio. Pero resistió. El 16 de octubre de 1793, a media mañana, sería exhibida en carreta por París ante los ojos de la multitud y de Jacques-Louis David, "el pintor de la Revolución".


Luis XVI Versalles, Francia, 1754-París, 1793) Rey de Francia y duque de Berry. Heredero de Luis, delfín de Francia, y nieto de Luis XV, en 1770 contrajo matrimonio con la hija de la emperatriz de Austria, la archiduquesa María Antonieta, quien le dio cuatro hijos. Hombre de buenas intenciones pero débil de carácter, poco interesado en los asuntos políticos, dejándose influenciar por la reina y por una camarilla de cortesanos.

La persistente resistencia de los privilegiados a la liberalización de la economía desencadenó una crisis política interna que obligó a convocar los Estados Generales, convertidos en Asamblea Constituyente en 1789. El rey fue mejor considerado tras decretar el voto doble del tercer estado, pero pronto fue atacado tanto por este estamento como por el de los privilegiados. Una vez iniciada la Revolución de 1789, el rey no pudo frenar al tercer estado y los incidentes se precipitaron. El 14 de julio de 1789 tuvo lugar la toma de la

Bastilla. Tras el levantamiento de octubre, se instaló en París y fingió aceptar la Constitución de 1790. Sin embargo, tras su aparente conformidad, Luis XVI había pedido ayuda a los monarcas extranjeros e intentó huir de Francia, pero fue capturado en Varennes.

Se produjo entonces la suspensión de la realeza y una aguda polémica sobre la conveniencia de mantener a Luis XVI en el trono. Volvió a reinar en 1791, con unos poderes tan escasos que él mismo urdió intrigas para llevar el país hacia la anarquía. En 1792, tras el asalto a las Tullerías, fue suspendido definitivamente, juzgado por el delito de traición y condenado a morir en la guillotina.

Redacción: Marta Gómez Piñera


La Revolución Francesa y los derechos de la mujer Aunque antes de la revolución hubo mujeres que desde una posición individual plantearon reivindicaciones en pro de la igualdad femenina (un ejemplo es la ilustrada española Josefa Amar con sus libros Importancia de la instrucción que conviene dar a las mujeres (1784) o el Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres (1769)), hubo que esperar a la Revolución Francesa para que la voz de las mujeres empezara a expresarse de manera colectiva. Entre los ilustrados franceses que elaboraron el programa ideológico de la revolución destaca la figura de Condorcet (1743-1794), quien en su obra Bosquejo de una tabla histórica de los progresos del Espíritu Humano (1743) reclamó el reconocimiento del papel social de la mujer. Condorcet comparaba la condición social de las mujeres de su época con la de los esclavos. Tras el triunfo de la revolución en 1789 pronto surgió una contradicción evidente: una revolución que basaba su justificación en la idea universal de la igualdad natural y política de los seres humanos ("Liberté, Egalité, Fraternité"), negaba el acceso de las mujeres, la mitad de la población, a los derechos políticos, lo que en realidad significaba negar su libertad y su igualdad respecto al resto de los individuos.

"El hábito puede llegar a familiarizar a los hombres con la violación de sus derechos naturales, hasta el extremo de que no se encontrará a nadie de entre los que los han perdido que piense siquiera en reclamarlo, ni crea haber sido objeto de una injusticia.(...) Por ejemplo, ¿no han violado todos ellos el principio de la igualdad de derechos al privar, con tanta irreflexión a la mitad del género humano del de concurrir a la formación de las leyes, es decir, excluyendo a las mujeres del derecho de ciudadanía? ¿Puede existir una prueba más evidente del poder que crea el hábito incluso cerca de los hombres eruditos, que el de ver invocar el principio de la igualdad de derechos (...) y de olvidarlo con respecto a doce millones de mujeres?"


Olimpia de Gouges La autora teatral y activista revolucionaria Olimpia de Gouges (1748-1793) fue la protagonista de la contestación femenina. En 1791 publicó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791) que era, de hecho, un calco de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano aprobada por la Asamblea Nacional en agosto de 1789. La comparación entre ambos textos es esclarecedora: "Los representantes del pueblo francés, constituidos en Asamblea Nacional, considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de los males públicos y de la corrupción de los gobiernos (...) reconocen y declaran (...) los siguientes derechos del hombre y del ciudadano. Las madres, las hijas y las hermanas, representantes de la nación, piden ser constituidas en Asamblea Nacional. Considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos de la mujer son las únicas causas de las desgracias públicas y de la corrupción de los gobiernos, han resuelto exponer en una solemne declaración los derechos naturales, inalienables y sagrados de la mujer (...)"

"La libertad guiando al pueblo" Eugene Delacroix


Parafraseando el gran documento programático de la revolución, Olimpia de Gouges denunciaba que la revolución hubiera olvidado a las mujeres en su proyecto igualitario y liberador. Así afirmaba que la "mujer nace libre y debe permanecer igual al hombre en derechos" y que "la Ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las Ciudadanas y los Ciudadanos deben contribuir, personalmente o por medio de sus representantes, a su formación".

El programa de Olimpia de Gouges era claro: libertad, igualdad y derechos políticos, especialmente el derecho de voto, para las mujeres. Sin embargo, el planteamiento feminista no era compartido por los varones que dirigían la revolución, incluso entre los más radicales de ellos. "Los enragés (facción más radical de los revolucionarios) no se habían atraído solamente a los más revolucionarios de los sans culottes parisinos, también se habían atraído a su órbita a las mujeres más revolucionarias. En 1793 crearon la "Sociedad de las Republicanas Revolucionarias" (...) En su entusiasmo, unas llegaron a vestir la escarapela tricolor sobre su peinado y otras, el gorro frigio e, incluso, el pantalón rojo. Pero la fuerza de sus enemigos fue tal que fracasaron en sus empeños. Uno de ellos, Chaumette, misógino notorio, llegó a decir: ¿Desde cuando le está permitido a las mujeres abjurar de su sexo y convertirse en hombres? ¿Desde cuando es decente ver a mujeres abandonar los cuidados devotos de su familia, la cuna de sus hijos, para venir a la plaza pública, a la tribuna de las arengas (...) a realizar deberes que la naturaleza ha impuesto a los hombres solamente?"


La Declaración de los Derechos de la Mujer de Olympe de Gouges

La mujer nace libre y, en derechos, permanece igual al hombre”. Éste es el primer artículo de la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, redactada en 1791 por la francesa Olympe de Gouges. Con él Olympe de Gouges subrayaba de entrada un olvido terriblement e significativo de la célebre declaración revolucionari a de 1789, en la cual no figuraba en absoluto la palabra mujer.


En plena Revolución Francesa, una escritora redactó la primera proclamación de igualdad femenina.

Insta a las mujeres a recordar a los hombres que sin ellas no estarían donde están.

17/12/2008 - Se celebra estos días el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas. Con tal motivo no está de más recordar a la mujer, pionera en la historia, que redactó una declaración cuya originalidad y profundidad se reconoce hoy no sólo en ambientes feministas sino también en medios universitarios . En pleno proceso revolucionario francés, Olympe de Gouges escribió el primer documento que postula la igualdad jurídica y legal de las mujeres respecto a los hombres y el carácter universal de los derechos cívicos.


El ángel asesino, Charlotte Corday (1768-1793)

En el verano de 1793, la Revolución Francesa había tomado un camino violento y radical. En aquellos tiempos se vivió el período revolucionario conocido como el Terror. Extremistas jacobinos consiguieron hacerse con la Guardia Nacional y eliminar de la escena política a los girondinos, representantes de las posturas más moderadas. El 13 de julio de aquel año terrible, una joven de orígenes aristocráticos asesinaba a uno de los líderes más carismáticos de los denominados jacobinos, Jean-Paul Marat. Charlotte Corday quiso así terminar con el Terror en Francia pero conseguiría todo lo contrario. El verdugo Marie Anne Charlotte Corday d'Armont nació el 27 de julio de 1768 en Saint-Saturnin-des-Ligneries, una pequeña aldea de Normandía. Charlotte pertenecía a una familia aristócrata. Su padre, François de Corday d'Armont, y su madre, Jacqueline-Charlotte-Marie de Gontier de Autiers, eran primos hermanos y descendientes del dramaturgo francés Pierre Corneille.

Charlotte se quedó huérfana de madre siendo una niña. Sumido en un profundo dolor, su padre, quien también había perdido a su hija mayor, envió a Charlotte y otra de sus hijas a Caen, donde ingresaron en la


Abbaye-aux-Dames. En esta abadía, la pequeña Charlotte tuvo acceso a una buena educación y pudo leer en la biblioteca del monasterio a grandes escritores como Plutarco o Voltaire.

En 1791 Charlotte se trasladó a vivir con su prima, Madame Le Coustellier de Bretteville-Gouville. Un año antes, iniciada ya la revolución, se había decretado la supresión de los monasterios por lo que su vida conventual llegó a su fin de manera obligada. En aquel tiempo, la joven Charlotte empezó a simpatizar con las ideas moderadas de los girondinos. En su mayoría burgueses, los girondinos, llamados así por tener su origen en la región francesa de La Gironda, defendían una Monarquía constitucional. Tras la ejecución del rey Luis XVI el 21 de enero de 1793, los sucesos se precipitaron y la revolución se radicalizó. Los jacobinos y sans-culottes, defensores a ultranza de la república y la democracia, hicieron todo lo posible por desbancar a los girondinos de la escena política.

Charlotte Corday, defensora de sus propios ideales, no dudó en terminar con aquella situación de Terror iniciada el 2 de junio de aquel mismo año por Robespierre. Se decidió así a marchar a París y terminar con uno de los radicales más influyentes.

La víctima


La muerte de Marat | David Jean-Paul Marat, médico, periodista y político radical, formaba parte del grupo de los Jacobinos junto con otros políticos como Danton o Robespierre. Marat formaba parte de los defensores de la república y la democracia, grupo conocido como “La Montaña” en la nueva Asamblea Legislativa, debido a su posición en la parte elevada de la sala.

Marat era el editor de la famosa publicación revolucionaria L’ami du peuple en la que escribía sobre la revolución en sus aspectos más radicales.

El asesinato El 9 de julio de 1793, dispuesta a llevar a cabo su cometido, Charlotte Corday marchó de Caen y se dirigió a París. Tras alquilar una habitación en el Hôtel de Providence se dirigió a la Asamblea Nacional para encontrar a Marat. Como allí no estaba el jacobino, Charlotte se presentó en su casa. Tras varios intentos por conseguir una entrevista con el periodista con el pretexto de que iba a facilitarle los nombres de los principales miembros de La Gironda dispuestos a organizar un levantamiento, consiguió acercarse a él.


El retrato de Jacques-Louis David, La muerte de Marat, nos da una visión muy real de la escena que terminó Charlotte. El líder jacobino trabajaba sumergido en una bañera debido a una enfermedad que sufría en la piel. Con una tabla de madera, se ayudaba para escribir sus textos revolucionarios.

Charlotte Corday no dudó y clavó un cuchillo en el cuerpo enfermizo de Marat. Murió en el acto. La joven girondina fue detenida e interrogada. Cuatro días después, el 17 de julio de 1793, fue ejecutada en la guillotina. Fue enterrada en el cementerio de la Madeleine.

En sus últimos momentos defendió su acto asegurando que mataba a un hombre para salvar a cientos. Pero el asesinato de Marat no resolvió los problemas, más aún, los agravó. Los jacobinos iniciaron un periodo de “Gran Terror”, se suspendieron las garantías constitucionales y aumentaron las persecuciones contra aquellos que no defendían sus ideas republicanas y democráticas. El asesinato de Marat lo convirtió en un mártir de la revolución y provocó un endurecimiento de “la política montañesa ante el empeoramiento de la crisis política”1.

Cincuenta años después, el escritor francés Alphonse de Lamartine relataría su historia y la denominaría el ángel asesino.

Redacción: Santiago Flores


LA VIOLENCIA DURANTE LA REVOLUCIÓN

El Terror es un periodo caracterizado, según los historiadores “por la brutal represión de los revolucionarios mediante el recurso del terrorismo de Estado”. El Terror acabó con la vida de muchos inocentes pero también acabó con numerosos complots de especuladores y reaccionarios en París y otros partes de Francia. El Terror empezó el 5 de septiembre de 1793 cuando la Convención Nacional votó a favor de instrumentar medidas de terror para acabar con las actividades contrarrevolucionarias. El Terror había de durar hasta la primavera de 1794. Tan solo en el mes anterior a su final, hubo 1300 ejecuciones. El conocido como Comité de Salvación Pública gobernó de hecho durante este periodo, siendo uno de los miembros más importantes Maximilien Robespierre, que definió el Terror como: “El Terror no es más que una justicia rápida, severa e inflexible.”

Robespierre fue acusado de dictadura y guillotinado el 28 de julio de 1794.


La guillotina era el instrumento m谩s usado durante la revoluci贸n debido a que era un instrumento que evitaba el sufrimiento de los presos.

Redacci贸n: Nacho Ortiz


Liberté

égalité, fraternité

Han pasado ya casi 60 años de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en el documento de 1789. Aunque lo podamos calificar de un poco caótico hay una idea que destaca, la libertad: “El derecho a hacer todo lo que no moleste a los demás”. También se describe la libertad de opinión, de prensa, judicial y fiscal y se abre la declaración con el primer artículo

de sus artículos podemos establecer principales diferencias con la de 1789, por ejemplo, que la igualdad es el aspecto más importante.

“todos los hombres nacen iguales”. Se menciona el derecho a la propiedad. Por fin se establece la separación de poderes y la idea de que el poder legislativo emana de todos los ciudadanos. También se nacionalizan los bienes de la iglesia.

No solo todos los hombres son iguales ante la ley, sino que también es un derecho primario. El lema tradicional era “Libertad, Igualdad y Fraternidad”. Además se proclama explícitamente la libertad de religión, reunión, prensa, comercio y se prohíbe la esclavitud. Resaltamos el artículo 35 que dice: “cuando el Gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es para el pueblo y para cada porción del pueblo, el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes”.

Esta declaración fue tratada por el rey como un texto revolucionario, pero ¿cómo se consiguió que lo firmara? Indagando en nuestros archivos hemos encontrado documentos inéditos y así sabemos que el 5 de octubre, una manifestación de mujeres seguida por la guardia nacional se presentó en Versalles. Consiguieron la sanción del rey y al día siguiente, la familia real se traslada a París. Como todos sabemos esta declaración de Derechos fue el preámbulo de la Constitución de 1791. En el año 1793 se redacta una nueva declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Tras el estudio pormenorizado

Esta nueva declaración crea una nueva constitución que reconoce el sufragio universal, pero entonces llego el terror. El comité de salvación cayó bajo el mando de


Robertspierre y la guillotina afiló su cuchilla para acabar con la vida de miles de monárquicos, sacerdotes, girondinos y todo acusado de realizar actividades contrarrevolucionarias. Más de diecisiete mil ciudadanos fueron ejecutados, alcanzó a cuarenta mil el número total de víctimas durante el reinado del terror. María Antonieta fue una de ellas, siendo guillotinada el 16 de octubre de 1793.

Roberstpierre a la cabeza del comité de salvación pública alentado por su devoción por la república, adoptó medidas contra la corrupción. Al mismo tiempo ordenó cerrar todas las iglesias y promovió la religión conocida como El Culto a la Razón, creando diferencias de opinión entre los jacobinos. Para obtener todos los artículos de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789: webs.ono.com/pedabagon/pedro/HistoriaContemporanea/ temas/revolución/documentos/documentosglobal.htm

¡Exclusiva!, ¡Exclusiva!

Hemos rescatado en exclusiva las declaraciones de Mathieu de Montmorency, tras su estancia en América y participación en la revolución de aquel país. Mathieu intervino fervientemente en la defensa de este proyecto. Sus declaraciones fueron las siguientes: “me siento entusiasmado de poder participar en esta asamblea para crear una declaración donde el hombre se sienta respaldado para poder actuar de forma libre e inalienable”.

Redacción: Mari Paz Díaz


Las nuevas corrientes

CARACTERÍSTICAS DEL ARTE

erige en ideal de gobierno.

El romanticismo es una revolución artística, política, social e ideológica influyente que todavía hoy viven muchos de sus principios como son: libertad, individualismo, democracia, nacionalismo, etc.

Durante el siglo XVIII no sólo se desarrolla el despotismo ilustrado, el racionalismo y el neoclasicismo. Conviven con estas tendencias dominantes las corrientes deístas y místicas, y se reivindica también el valor de los sentimientos y de la pasión. Tradicionalmente la valoración de lo irracional y sentimental pertenece al siglo XIX, pero la centuria anterior también asumirá la importancia de estos movimientos. Para los clasicistas la belleza depende de las cualidades materiales de los objetos más que de la sensación que producen éstos en quien los contempla. La belleza, en consecuencia, ha de proporcionar un estado de placer sereno, fruto del orden y la proporción, como ocurre con el arte griego.

El romanticismo se desarrolló entre 1770 y 1800. Influyen en él tres movimientos revolucionarios que se sucedieron en Europa y América: la revolución industrial inglesa (1760-1840), que desarrolla una clase burguesa y sienta las bases del liberalismo, la revolución francesa (1789), que proclama los principios de libertad, igualdad y fraternidad y la revolución americana con su Declaración de Independencia (1776), que hace de los derechos del hombre su centro y establece la república como forma de gobierno y al pueblo como fuente exclusiva del poder. Gracias a todos estos hechos la Libertad reemplaza a la Tiranía, el poder absoluto se ve limitado y la democracia se

Pero también se tuvo en cuenta en el siglo XVIII junto a lo bello lo sublime, que desde la Antigüedad tenía que ver con la emoción. E. Burke adapta este


concepto al siglo XVIII: la belleza produce placer, y los objetos que la producen carecen de fuerza y poder de producir terror o emociones fuertes porque son pequeños y delicados. En cambio, lo asociado al instinto de conservación (muerte, oscuridad, poder, energía, etc.) es lo sublime, que produce terror, pero también deleite si, convertido en objeto artístico inofensivo, no nos amenaza (por ejemplo, en una representación teatral o en un poema). Junto a la belleza clásica y serena, los neoclásicos también disfrutaron de la sublimidad, de las emociones fuertes en el arte, de la Naturaleza majestuosa y sublime, de los motivos fúnebres, macabros o sobrenaturales. El Romanticismo arranca de aquel sujeto que la Ilustración reivindica frente al hombre que el cartesianismo deja en manos del Ser Supremo. La autonomía del sujeto como primer logro del pensamiento ilustrado es fundamental para la concepción que el hombre romántico tiene de sí mismo y en relación a la Naturaleza. Diderot y Rousseau hablan de la sensibilidad, la pasión y el

amor por la naturaleza. El pensador romántico concibe para sí y en sí mismo un alma que experimenta intensamente el amor por la naturaleza, que se consume en sus emociones y en sus dolores, mientras que el ilustrado No obstante, el pensador ilustrado puede descubrir el valor de la sensibilidad, no hace de ella el núcleo de la existencia humana, El carácter revolucionario del Romanticismo es incuestionable. Supone una ruptura con una tradición, con un orden anterior y con una jerarquía de valores culturales y sociales, en nombre de una libertad auténtica. Se proyecta en todas las artes y constituye la esencia de la modernidad. Aunque existen coincidencias del movimiento romántico en los distintos países, cada país produce un movimiento romántico particular, distinto; incluso cada romanticismo nacional desarrolla distintas tendencias. Así, en Francia se desarrolla un romanticismo liberal y materialista mientras en España surge un romanticismo de apariencia católica y nacional. En Alemania o Inglaterra se diferencia un primer romanticismo de un segundo movimiento, más


maduro y menos teórico. El Romanticismo significó un cambio de gusto de la época y de las teorías estéticas de la creación. Lo moderno frente a lo neoclásico, simbolizado en lo francés y en la imitación de los modelos antiguos. Autores como Lessing atacan el teatro francés clasicista y proponen imitar a Shakespeare y crear un drama nacional. Herder defiende la existencia de un espíritu nacional ligado al idioma cuyo desarrollo es la historia de cada país; la manifestación de ese espíritu en las creaciones del pueblo y en los grandes poetas, sobre todo en la Edad Media cristiana.. En Inglaterra revive el interés por la mitología y tradiciones medievales escandinavas o celtas y se cultiva un nuevo sentimiento ante la Naturaleza Francia había representado la vanguardia del Neoclasicismo, y a pesar de las tempranas manifestaciones que surgen dispersamente en este país y en Inglaterra preludiando el advenimiento del romanticismo, la vanguardia romántica nace en Alemania, bajo el principio kantiano del progreso hacia el infinito de los seres racionales finitos y en las inmediatas

manifestaciones nacionalistas alemanas. Herder habla de una nueva literatura, moderna, frente a la clásica francesa. La búsqueda de una identidad nacional se hace coincidir con la necesidad de impulsar una cultura propia. PINTOR SOBRESALIENTE Theodor Géricault Francia,( 1791 París, 1824) Pintor francés. Fue una figura singular en el panorama de la pintura francesa y un pionero del Romanticismo, ideal que encarnó también en su tumultuosa vida y en su prematura muerte, a los treinta y tres años, a causa de un accidente de equitación. En 1798 se trasladó con su familia a París, donde se formó artísticamente en los estudios de Vernet y de Pierre Guérin. No obstante, su estilo se debe en buena medida a las copias de obras maestras que realizó en el Louvre y a una estancia en Italia (1816-1817), donde entró en contacto con la obra de Miguel Ángel y con el barroco romano. La carrera de Géricault como pintor se extiende apenas a lo largo de diez años, pese a lo cual su obra es notable y abundante. En sus primeras realizaciones (La muerte de Hipólito, La captura


del caballo salvaje), un planteamiento todavía clásico va acompañado de una materia pictórica rica y pastosa, y de un modelado de las figuras a través de la luz, que son ya rasgos claramente románticos. La balsa de la Medusa (1819)

épicos. Tanto por el tema como por el enfoque (la energía y la fuerza pasional son las notas dominantes), el lienzo era de una absoluta novedad y ejerció una influencia duradera. De 1820 a 1822, Géricault estuvo en el Reino Unido, donde pintó sobre todo carreras de caballos, en respuesta a su gran afición al mundo de la hípica. Hacia 18221823 realizó una excepcional serie de retratos de enfermos mentales, como preparación para una obra que no llegó a ejecutar; son retratos de sorprendente esencialidad y de un realismo crudo, connatural este último a su estilo. Fue amigo de Eugène Delacroix, su principal epígono y continuador artístico. Otros de los pintores románticos que destacan en esta época son : Rigaud, Fragonard y realista Gerard.

En 1819 pintó y expuso en el Salón de aquel año, en París, su pintura más famosa: La balsa de la Medusa, que ganó una medalla y produjo una profunda conmoción por ser antitética de las tendencias clasicistas entonces en boga. El cuadro aludía al naufragio de la Medusa en 1816, un acontecimiento de la época con fuertes connotaciones políticas, tratado con acentos


Chris expiant sur la croix, 1695 de Rigaud

Rostro femenino al 贸leo de Gerard Di-Maccio

El columpio,1767 de Fragonard

Redacci贸n: Marta G贸mez Pi帽era


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LAS REVOLUCIONES BURGUESAS

1820

1830

1848

CAUSAS

Antiabsolutismo Nacionalismos

Económicas Liberalismo doctrinario Nacionalismo

Crisis económica Nacionalismo italiano Antiabsolutismo en Austria y Alemania Liberalismo democrático

GEOGRAFÍA

Europa Mediterránea Rusia América Española

Origen: Francia y Suiza Sur: Italia Este: Polonia

Origen: Francia Este: Alemania y Austria Sur: Italia

Éxitos Éxitos Grecia y nuevos estados americanos RESULTADOS

Francia: Orleanismo Bélgica: Independencia Suiza: constución federal

Fracaso Fracaso España, Portugal, Rusia e Italia Polonia Italia Alemania

Francia: sufragio universal masculino Italia: fortalecimiento del Piamonte-Cerdeña Alemania: fortalecimiento de Prusia Austria: abolición de la servidumbe de los campesinos

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La reina perdida Maria Antonieta

La hija de la gran emperatriz (1755-1793) María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena nació en Viena el 2 de noviembre de 1755. Fue la decimoquinta y penúltima hija del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Francisco I y su esposa, María Teresa.

La Restauración monárquica del siglo XIX la ensalzó como mártir mientras que los nostálgicos de la Revolución continuaron abocando sobre su memoria terribles historias. La figura de María Antonieta, la última reina del antiguo régimen francés, ha provocado múltiples opiniones pero pocas veces ha dejado indiferente. Al final fue una niña que fue reina demasiado pronto con pocas cualidades y que aceptó su papel demasiado tarde.

María Antonieta creció al lado de sus diez hermanas y cuatro hermanos en los palacios vieneses de Hofburg y Schönbrunn bajo una estricta educación por parte de ayas y gobernantas controladas en todo momento por la emperatriz. La pequeña María Antonieta no fue nunca una niña muy predispuesta ni a la educación ni a las normas. Cuando en 1768 el abad de Vermont recibió el encargo de educar a la pequeña archiduquesa y prepararla para ser una buena reina de Francia se encontraría con una niña muy graciosa pero para nada disciplinada.


La austriaca Antoinette

Marie

María Teresa había sufrido mucho para conseguir el trono imperial de su padre y no dudó en utilizar a su amplia prole para afianzar sus alianzas europeas. María Antonieta no sería una excepción. María Teresa decidió que su hija conseguiría afianzar la alianza con Francia tras la Guerra de los Siete Años, una alianza que Luis XV y sus consejeros habían aceptado a falta de una alternativa mejor. Así que la pequeña María Antonieta fue prometida al delfín Luis Augusto, nieto de Luis XV y futuro LuisXVI. El 13 de junio de 1769 tuvo lugar la petición de mano de la archiduquesa para el delfín por parte del embajador francés en Viena, el marqués de Durfort. Conocida la noticia en Francia, la

pequeña futura reina empezó a ser conocida con el sobrenombre despectivo de “la austriaca”. Incluso su futuro marido, educado desde pequeño en el odio hacia todo lo que viniera del imperio, no pudo menos que recibir la noticia con profundo desagrado. El 17 de abril de 1770 María Antonieta renunciaba a sus derechos sobre el trono de sus padres y cuatro días más tarde marchaba hacia su nuevo destino. El 16 de mayo se casaba en Versalles con un joven delfín de poco más de 15 años, un joven de mirada miope y poco agraciado. Al fin, María Antonieta había sido colocada en el trono francés por su madre para favorecer a los intereses políticos de los Hasburgo.

La reina disoluta Los primeros años en la corte de Versalles los vivió María Antonieta como había vivido en Viena: feliz, desinteresada y ajena a cualquier obligación que nadie le intentara imponer. Llegó incluso a tener la osadía de afear la presencia de la favorita del rey Luis XV, Madame du Barry, algo escandaloso en una corte que había aceptado durante siglos la figura de la favorita.


Cumpliendo con su deber

Cuando el 10 de mayo de 1774 Luis y María Antonieta fueron proclamados reyes de Francia y de Navarra, tenían respectivamente 20 y 19 años. La pareja real llevaba entonces una vida más o menos alejada, acercándose para cumplir con su obligación fallida de dar a la corona un heredero, hecho que no sucedería hasta años más tarde. Pero mientras que el nuevo rey se intentaba esforzar por aprender los entresijos del gobierno, María Antonieta disfrutó de su nueva posición para seguir con sus fiestas, burlarse de su marido y enemistarse con las principales familias de la aristocracia más antigua de Francia. Poco a poco su actitud alimentaría la circulación de historias sobre ella, más o menos ciertas, más o menos exageradas, entre los pasillos de palacio y a través de panfletos.

El 19 de diciembre de 1778 María Antonieta cumplió por fin con su principal deber como reina, tuvo su primer hijo, María Teresa. Tres años después, el 22 de octubre de 1781, nacía el ansiado delfín, Luis José Javier Francisco. En 1785 tendría su tercer hijo, el futuro Luis XVII de Francia, y un año después nacería su última hija, María Sofía, que moriría con un año de vida. Cumplido su principal deber, a pesar de que su actitud cambió ligeramente queriendo cuidar de sus hijos y haciendo crecer en ella su instinto maternal, no abandonó sus veladas y fiestas en el bello Petit Trianon construido especialmente para ella. Continuó también creciendo el número de críticas hacia la reina, voces que llegaron a límites tan graves como llegar a dudar de la paternidad del rey de alguno de sus vástagos.


Un collar peligroso

Las calumnias, críticas y difamaciones parecían no afectar demasiado a María Antonieta hasta que se vio inmersa en un truculento asunto conocido como el “asunto del collar”. En 1785, un joyero de París llamado CharlesAuguste Böhmer, reclamó a la reina el pago de un misterioso collar que valía nada menos que 1,5 millones de libras y que María Antonieta habría encargado al cardenal Rohan. El collar era una pieza única de 647 diamantes que había llevado al joyero a invertir buena parte de su capital. María Antonieta negó haber encargado nunca dicho collar. Parece ser que el cardenal, conocido por su aborrecimiento hacia la reina, fue utilizado por Jeanne de Saint-Rémy, condesa de la Motte e hija ilegítima de un Valois, para urdir una trama rocambolesca. De la Motte

engañó a Rohan haciéndole creer que la reina había encargado el collar a espaldas de su marido. Cuando la joya llegó a manos de la marquesa, fue desmontado y vendido a trozos mientras ella y su marido desaparecía sin dejar rastro. La reina acusó sin dudarlo a Rohan. Miembro de una importantísima familia aristocrática y uno de los príncipes de la iglesia, su acusación fue una nefasta maniobra para María Antonieta quien pronto fue consciente de que las críticas hacia su persona ya no eran simples anécdotas.

Una conciencia tardía A las puertas de la Revolución Francesa, María Antonieta abrió los ojos y se dio cuenta de la importancia de su figura. Se volcó en la educación de sus hijos e intentó colaborar con su marido en el gobierno cada vez más deteriorado del país. Pero ya era demasiado tarde. La reina siguió los acontecimientos de la revolución con un cierto escepticismo, ferviente defensora de una monarquía absoluta. Después de la proclamación de la monarquía constitucional y del aceleramiento de los


acontecimientos revolucionarios, Luis XVI y su esposa decidieron huir al extranjero en la fatídica huida de 1790. Cuando el 20 de junio fueron descubiertos en Varennes sus esperanzas se fueron reduciendo a la mínima expresión. El 21 de enero de 1793 moría guillotinado Luis XVI. María Antonieta ya poco podía esperar de la patria que desde el primer momento la había acogido con hostilidad. Separada de sus hijos, la reina fue recluida en la Conciergerie y sometida a un cruel interrogatorio en el que se le llegó a preguntar por una terrible acusación de incesto. Declarada culpable de alta traición, María Antonieta fue condenada y guillotinada el 16 de octubre de 1793. Entrevista en exclusiva rescatada de nuestros archivos. ¿Cree que se merece el odio del pueblo? Fui conciente de mi impopularidad cuando ocurrio el bochornoso incidente del collar de diamantes y las terribles acusaciones que el joyero Bohemer lanzo hacía mi,desde aquel momento supe que los franceses no me querían sin embargo no creo que lo merezca

y que solo fui la esposa de Luis XVI fue él el que cometió los errores yo acepte su voluntad. ¿Te consideras una traidora para tu país natal ? no, yo me case con Luis XVI a muy temprana edad para mejorar las relaciones de mi país natal con Francia, además siempre mantuve relaciones con mi madre y gracias a mi estos países mantienen relaciones, no se que pasará cuando yo muera. ¿Cómo ha sido su vida en la corte? La nobleza francesa siempre me tuvo envidia y ha hablado de mi frivolidades, yo reconozco que me gustaban las fiestas, los bailes y las partidas de cartas, pero a partir del nacimiento de mis hijos comence a cambiar de vida y puse mi atención en otros asuntos como la caridad. ¿Cómo se siente ante su inminente muerte? Siento que mi juicio no ha sido justo y que han manipulado las declaraciones de los testigos y me han acusado falsamente de ser instigadora con las potencias extranjeras, se que no hay nada más que me pueda hacer daño y aparte del dolor por dejar a mis hijos tengo mi conciencia tranquila y espero reunirme con mi marido.


Esta carta apareció en el año 1816 pues estuvo perdida durante todo ese tiempo sin que nunca llegara a su destinataria y hoy en exclusiva se la mostramos.

consejos que la experiencia le habrá dado a ella más que a él y que la amistad entrambos lo puedan inspirar, que mi hijo a su vez, le brinde a su hermana todas las atenciones, los servicios que la amistad pueda inspirar, que ellos sientan

El testamento de MªAntonieta

que, en cualquier posición en la que se

Cita: "Es a usted, hermana mía, que yo escribo por la última vez. Acabo de ser condenada,

no

exactamente

a

una

muerte honrosa, si no a la de los criminales, pero tengo el consuelo de que voy a reunirme con vuestro hermano, inocente como él, yo espero mostrar la misma firmeza que él en sus últimos momentos. Estoy tranquila porque la conciencia

no

tiene

nada

que

reprocharnos, tengo un profundo dolor por abandonar a mis pobres hijos, usted sabe que yo no vivo más que para ellos, y usted, mi buena y tierna hermana, usted que por su amistad ha sacrificado todo por estar con nosotros, en qué posición la dejo! Me enteré por los alegatos mismos del proceso que mi hija ha sido separada de usted, ¡Dios Mío! A la pobre niña no me atrevo a escribirle, ella no recibiría mi carta, ni siquiera sé si esta le llegará a usted, reciba por medio de ésta, para ellos dos mi bendición. Espero que un día, ya que ellos sean grandes, se podrán reunir con usted, y recibir por entero las atenciones de ellos, que ellos piensen en mí y que no deje yo de inspirarles, que los principios y el cumplimiento exacto de sus deberes sean la base fundamental de su vida, que su amistad y su confianza mutua, les sean venturosos, que mi hija sienta que por su edad que tiene, debe ayudar siempre a su hermano por medio de los

puedan

encontrar,

les

será

verdaderamente de buenaventura, que por su unión ellos tomen ejemplo de la nuestra

y

también

de

nuestras

desgracias, nuestra amistad nos ha dado consuelo, y en la alegría nos ha traído doblemente felicidad cuando uno puede encontrar un amigo y ¿Dónde se pueden encontrar los mejores y lo más queridos que dentro de su propia familia? Que mi hijo no olvide jamás las últimas palabras de

su

padre,

que

yo

le

repito

expresamente: “Que no busque jamás vengar nuestra muerte”. Tengo que mencionarle a usted algo muy doloroso para mi corazón, sé muy bien que este niño le ha causado a usted mucha pena, perdónelo, querida hermana, piense en la edad que él tiene y también lo fácil que es obligar a un niño a decir cosas que no conoce y que ni siquiera comprende, vendrá un día, espero, en que él no tendrá más que corresponderle a usted con todas las recompensas posibles por vuestras bondades y ternuras para ellos. Me queda confiarle a usted mis últimos pensamientos, yo quisiera haber escrito desde el principio del proceso, pero no se me permitía escribir, la marcha ha sido tan rápida que ya no me dio tiempo. Muero dentro de la Religión Católica, Apostólica y Romana, en la religión de mis padres, en la cual fui educada y que siempre he practicado, no teniendo


ningún consuelo espiritual, ni siquiera he buscado si hay aquí sacerdotes de esta religión,

a

los

otros

sacerdotes

(constitucionales) si hay, no les diré mucho. Pido sinceramente perdón a Dios por todas las faltas que yo haya cometido en mi vida. Espero que en su bondad Él tendrá a bien recibir mis últimos votos, ya que los hago después de mucho tiempo para que Él reciba mi alma en Su misericordia y Su bondad. Pido perdón a todos aquellos que conozco, a usted, hermana mía, en particular, por todas las penas que, sin querer, le haya podido causar, perdono a todos mis enemigos el mal que me han hecho. Aquí, digo adiós a mis tías y a todos mis hermanos y hermanas, a mis amigos, la idea de estar separada para siempre y sus penas son uno de los más grandes dolores que les doy al morir, que ellos sepan, al menos, que justo hasta mi último momento yo pensaré en ellos. Adiós, dulce y tierna hermana, espero que esta carta llegue a sus manos! Piense siempre en mí, la abrazo con todo mi corazón al igual que a mis pobres y amados hijos, ¡Dios Mío! Que doloroso es dejarlos para siempre. ¡Adiós, Adiós! Me voy para ocuparme de mis deberes espirituales, pues como no soy

dueña

acompañará

de

mis un

acciones,

me

sacerdote

(constitucional) pero yo protesto aquí que no le diré una sola palabra y que lo trataré como a un absoluto extraño”.

Redacción: MªPaz Díaz y Marta Gómez


Un gran pintor Delacroix

Eugène Delacroix (1789-1863) fue un hombre de compleja personalidad que rechazó desde el primer momento las normas de la Academia. Nacido en Charenton-Saint Maurice es oficialmente hijo del un ex ministro del Exterior del Directorio y luego prefecto del Imperio, y de la hija del ebanista de Luis XVI de quien se dice, quedó embarazada del príncipe Talleyrand, posiblemente verdadero padre de Eugène, a quien protegerá en los primeros años de su carrera.

En 1806 muere su padre Charles y toda la familia debe trasladarse a París donde son acogidos por una de las hermanas de Eugéne, Henriette. Ese mismo año ingresa en el Liceo Imperial donde comienza sus estudios artísticos, desarrollados durante años.


En 1817 conoce a Théodore Géricault y posa como uno de los náufragos de su espléndida obra La Balsa de la Medusa. Aquí comienza la relación de admiración y respecto que tendrá el joven pintor por el ya famoso Géricault. En estos años de estudiante Delacroix visita constantemente el museo del Louvre donde estudia y reproduce los cuadros de los grandes maestros de la pintura a los que, de una forma u otra, copiará y servirán de inspiración para sus propias obras. Fuera del mundo del arte Eugène conocerá a los grandes escritores y músicos del momento como Victor Hugo, Stendhal, Chopin o Paganini, algunos de ellos serán, posteriormente, representados en sus cuadros, demostrando el profundo aprecio que les profesaba. Dentro de su afán de conocimiento por los grandes artistas, viaja a Inglaterra donde entra en contacto con la pintura colorista y paisajista que luego verá consolidada con su viaje al norte de África, territorio que por su luminosidad llamó su atención y determinó las futuras obras del pintor. Muere en París en el año 1863 dejando tras de sí una de las más prolíficas carreras pictóricas, llenas de centenas de cuadros que sirvieron de inspiración a otros tantos pintores. Su obra La pintura Romántica francesa posee particularidades que la alejan de la realizada en Inglaterra y Alemania. Así lo demuestran las obras de Delacroix quien, considerado como el continuador de Gericault y el máximo representante del Romanticismo, coloca en primer plano el gusto por el color y las imágenes exóticas, fruto de sus ya citados viajes por África y del profundo conocimiento de la obra de Constable y Turner cuyas obras le sugieren el uso de barnices gracias a los cuales se obtienen nuevos tonos más vibrantes que aportan una magnífica luminosidad a las composiciones. Será, sin lugar a dudas, el conocimiento de otras tierras y culturas, lo que contribuya a la configuración definitiva del uso de la pincelada y el color del pintor, teorías que verá reflejadas en los estudios que sobre el color haga John Burnet, quien aseguraba que cuanto más construido esté un cuadro mediante el color, más ligero aparece el efecto y más realista las figuras. Así el color será el centro de toda la obra de Delacroix. Las figuras humanas que aparecen en sus composiciones poseen una clara influencia de los modelos pictóricos y escultóricos de Miguel Ángel,


atribuyendo al cuerpo humano unas proporciones cuasi perfectas en las que resalta cada músculo del cuerpo masculino y los atributos femeninos. Lo que, por el contrario, introduce Delacroix son las expresiones de sus personajes quienes conservan ojos llenos de sentimiento, expresiones de dolor y rabia, así como miedo y valentía. Une por tanto en sus personajes realismo y clasicismo, obteniendo armoniosas representaciones de temas históricos y literarios que destacan sobre todo por los detalles y las texturas que podemos casi tocar y oler. Así la temática elegida por el autor ayuda a la grandeza de sus estructuras: los argumentos elegidos por este gran autor son principalmente dos: los históricos y los ambientados en el mundo oriental representando la realidad, evitada hasta entonces. La Matanza de Quíos Fueron las composiciones históricas las que le aportaron la fama y llevaron a su consagración como pintor. Así ocurrió con la magnífica obra La Matanza de Quíos (1824) donde se denuncia la desmesurada violencia ejercida por los turcos contra los griegos. Podemos sentir el dolor que transmiten las figuras sedentes y la altivez del soldado a caballo, satisfecho por la victoria.


El cuadro posee además una perspectiva soberbia que queda reflejada sobre todo por la profundidad que el autor le da, demostrando en un segundo plano las secuelas de la guerra. El cuadro conserva una clara influencia de Velázquez y Gros. La Barca de Dante Pero ésta no fue su primera obra sino que en 1822 presentó La Barca de Dante, obra que suscitó comentarios de todo tipo pero que admiró por el color y la realización, por la potencia del dibujo y la fuerza plástica de las figuras.

Según se ha apuntado desde la Editorial Origen, la verdadera novedad del cuadro fue el uso del color, especialmente en las gotas de agua sobre algunas figuras en primer término. Gracias a estos pequeños detalles podemos concluir que la atención a los fenómenos naturales será constante en el artista. La Libertad guiando al pueblo La más conocida de sus obras es La Libertad guiando al pueblo (1830), donde se reproduce un momento de la Revolución de París del 1830.


En él la Libertad es representada por una mujer con gorro frigio alzando la bandera tricolor republicana, mientras que dirige a una muy variada muchedumbre, situada en un segundo plano. El primero de los valientes es el mismo Delacroix quien, como harían pintores pasados, se autorretrataría en su obra. El tercero de los focos de atención en la composición son los cuerpos inertes de los guerreros muertos quienes, tendidos en el suelo, aportan el contraste junto con aquellos alzados. Gracias a este dualismo Delacroix consigue una gran sensación de movimiento y dinamismo. Otros cuadros de Delacroix Aunque sería realmente complicado decidir las más importantes de sus obras, también merece la pena destacar otros cuadros de Delacroix como El rapto de Rebeca y El asesinato del obispo de Lieja (1829), ambas inspiradas en sucesos históricos con un fuerte cariz romántico; La Barca de Dantedonde Delacroix representó a Dante y Virgilio en el infierno sobre la barca de Flegias, buscando la ciudad de Dite; La Muerte de Sardanápalo (1827) que, aunque no fue bien recibido por la crítica del momento -y es que rompía con las tres unidades tradicionales- llama la atención la perfección en los detalles en la telas, los objetos, los adornos de los personajes, etc.


Del año 1840 es la obra Entrada de los cruzados en Constantinopla: de excepcionales colores, la composición puede dividirse en dos planos: En el primero de ellos unos personajes piden clemencia a los militares montados a caballo mientras que en segundo plano pueden verse las consecuencias de una cruenta batalla donde el juego de colores que utiliza Delacroix crea una atmósfera de destrucción y tristeza. Todas estas composiciones tienen, como ninguna hasta ese momento, una fantástica descripción de los interiores, especialmente de los orientales. De este modo introducimos la segunda de las temáticas a las que hacíamos referencia más arriba, la arabista, representada sobre todo en la obra Mujeres de Argel en su habitación (1834) obra de gran realismo donde conjuga el azul local con todas sus variaciones y matices, centrados en la figura femenina, situada en el centro de la composición.


Delacroix firmó otras muchas obras con escenarios árabes como el cuadro Turco fumando sobre un diván (1825) o Fiesta judía en Marruecos (1837), cuadro inspirado en una boda a la que puedo asistir Delacroix en Tánger. Representa un ambiente festivo donde se baila y canta. Las pinceladas comienzan a ser, en esta obra, algo más sueltas e imprecisas, técnica que inspirará a los impresionistas. En el siguiente vídeo se resume la vida de este gran pintor: https://www.youtube.com/watch?v=WUzbVcn3pIk&authuser=0 Hemos conseguido la exclusiva de este magnífico pintor, antes de que iniciara un nuevo viaje.

¡Exclusiva!, ¡Exclusiva! Es usted un artista que ha recorrido varios países que nos diría de ellos, Si es cierto he viajado mucho cuando estoy en París el Louvre es mi segunda casa, donde mi inspiran los cuadros de los grandes maestros, en Inglaterra he aprendido mucho de la pintura paisajista, pero es sin duda el norte de África el país que me ha atrapado por su luz y color. ¿Nos puede confesar algún secreto de su pintura? -El uso del barniz en mis cuadros hace que obtengan colores mas vibrantes dando más luminosidad a mis composiciones. ¿Por qué aparece usted en su cuadro la libertad guiando al pueblo? -Me represente en este cuadro con un fusil en mano, porque yo siempre he estado al lado de la revolución del pueblo. Vemos que tiene mucha prisa muchas gracias por atendernos.

Redacción: MªPaz Díaz y Marta Gómez


Luces

Y sombras

La revolución francesa es un acontecimiento histórico que marcó un hito dentro de la historia universal y el inicio de la Edad Moderna, pero como todo lo ocurrido a lo largo de la historia, tiene luces y sombras. Podemos calificarla como la primera revolución político burguesa del continente Europeo, con antecedentes en la revolución americana. Ha supuesto los siguientes logros: -golpe al absolutismo monárquico. -reparto de poderes, legislativo, ejecutivo y judicial. -reconocimiento de libertades individuales. -abre las puertas a las revoluciones europeas del S.XIX. Durante este período el movimiento cultural, literario y artístico vive un momento de apogeo, muestra de esto son grandes personajes como Beethoven, Chopin, Wagner dentro del mundo de la música o Víctor Hugo, Goethe, Dickens o Galdós en la literatura. Delacroix, Turner, Millet.. en pintura. Tanto en el Realismo como el Romanticismo se crearon grandes obras. Por otro lado la revolución trajo consigo una época de muerte y violencia en todo nuestro país , las continuas guerras con el exterior y las revueltas internas traían desolación, hambre y penurias para el pueblo, el día a día de los habitantes de nuestra nación es muy duro pues tienen que hacer frente a los impuestos que pagan las guerras sin tener en cuenta sus necesidades primarias. La mujer intentó que se reconocieran sus derechos y reclamaba la igualdad pero a pesar de su lucha se le negaron los derechos políticos y se


consagro su papel en las tareas domésticas y en el cuidado de los hijos, siendo guillotinadas muchas de ellas como por ejemplo Olimpia de Gouges, (quien redactó una declaración de derechos de la mujer) o Madame Roland.

En este artículo vemos el mito y la realidad de la Revolución Francesa:

http://webs.ono.com/pedabagon/pedro/Historiacontemporanea/temas/revolucion/do cumentos/documentosglobal.html

Aquí se muestra la evolución de nuestro país durante la Revolución Francesa en este mapa se ve desde 1791 cuando se promulga la Constitución hasta 1811, últimos años de Napoleón:

Redacción: Mari Paz Díaz Garre.


BIBLIOGRAFÍA WWW.CLASES DE HISTORIA.COM WWW.PAGINA DE PETER.COM WWW.ARTEHISTORIA.COM WWW.YOUTUBE.COM ENCICLOPEDIA BASICA SANTILLANA WWW.KALIPEDIA..COM CIENCIAS SOCIALES 4º ESO SM GRÁFICOS E IMÁGENES DE PÁGINA DE PETER, Y GOOGLE IMÁGENES.



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