Todorov, Tzvetan - Investigaciones Semánticas

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T. Todorov (comp.) J. Apresjan F. G. Lounsbury

Investigaciones sem谩nticas

Ediciones Nueva Visi贸n Buenos Aires


Advertencia del traductor

La traducción de un texto que encara un estudio sobre el lenguaje Implica siempre el problema de la traducci6n de los ejemplos, causada por las diferencias de funcionamiento lingüístico entre lengua y lengua. En el presente volumen hemos optado por adaptar al español los ejemplos del original, aunque esto nos obligara a proponer formas que, si bien análogas desde el punto de vista del fen6meno lingüístico pertinente, se alejaban a veces bastante del original. En esos casos hemos reproducido en nota los ejemplos usados por el autor. Solo en tres casos hemos mantenido los ejemplos en el idioma original: a) cuando se trata de un estudio realizado sobre un sector especifico de una lengua particular (Apresjan, Lounsbury);

b} cuando se trata de textos literarios con mención del autor;

cJ cuando la interpretación que el autor da de un fenómeno lingüístico es demasiado particular para transponerla a otro fenómeno sin correr el riesgo de desvirtuar su pensamiento.


T. Todorov

Investigaciones semánticas 1

Durante un largo período, la semántica fue la pariente pobre de las ciencias lingüísticas. A pesar del gran número de teorías ge· nerales y de estudios concretos que se encuadran en su marco, se puede llegar a decir que hasta hace muy poco la semántica no existía como ciencia. Después de 1960, aproximadamente, se realizaron interesantes investigaciones tanto en Franela como en los Estados Unidos, en Gran Bretaña y en la Unión Soviética. Nuestra primera lntenctón fue la de reunir y publicar todos los estudios importantes realizados en el extranjero y que suelen ser los menos conocidos en Francia. Pero la extensión de los textos sobrepasa en gran medida las posibilidades del presente volumen; por lo tanto publicamos aquí solamente algunos de esos textos representativos, mientras nos limitamos a discutir los demás en la introducción. Hemos añadido también un trabajo nuestro en el que las ideas de J. J. Katz y de J. A. Fodor, así como de U. Weinreich, se aplican al ámbito de la lengua francesa.

1 Teorías generales Para poder progresar, la semántica necesita una concepción global. En este sentido, el Curso de Lingüística General de Saussure, punto de partida de la lingüística moderna, no ofrecía más que Quiero agradecer tanto a 105 señores Uriel Weinreich y A. J. Greimas que han puesto a mi disposición algunos textos antes de su publicación, como a mis amigos Nicolas Ruwet y Delphlne Perret que me han ayudado en este trabajo. Las referencias bibliográficas que se encuentran en el texto se refieren a la bibliografía crítica incluida al final del presente volumen.

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algunos elementos dispersos. Se hacía necesario, entonces, comenzar a forjar esta concepción, y para ello se presentaron dos caminos diferentes: uno, orientado hacia una teoricidad extrema: el otro, orientado hacia un extremo practlclsrno: por un lado, la glosemática; por el otro, la lingüística descriptiva que se inscribe en la tradición de Bloornfleld. Es difícil juzgar la validez del primero de estos caminos, puesto que no superó nunca el estadio de los prolegómenos; el carácter abstracto de la doctrina no permitió, en efecto, que se realizaran aplicaciones de ella. Nosotros no creemos que esta ausencia de aplicaciones pueda explicarse por la dificultad con la cual se accede a los textos de Hjelmslev: teorías aun más complejas que la suya han conocido una gran extensión. Por el contrario, la gran claridad de la exposición fue lo que atrajo a muchos lingüistas hacia la doctrina de los glosemáticos. La verdadera razón de su esterilidad se encuentra en el hecho de que son sus propios principios los que hacen que la doctrina sea inverificable; su rigor se vuelve contra ellos mismos y se convierte en la razón de su lrnpotencia. En los Prolegómenos, por otra parte, Hjelmslev deja muy poco espacio para el estudio de la significación: la substancia, es decir, lo que una palabra significa, está para él fuera del objeto de la lingüística. Solo la forma de la substancia, ese enrejado abstracto que las palabras componen con sus correlaciones, debía interesar al glosemático ortodoxo. Aun la gran distinción entre los tipos diferentes de designación que son la denotación y la connotación no fue ilustrada jamás suficientemente y terminó convirtiéndose en fuente de confusiones. En los pocos artículos consagrados especialmente a los fundamentos de la semántica, la doctrina glosemática no se hizo más concreta. Por el contrario, quedó limitada, ya sea a algunas reflexiones generales sobre la naturaleza de la significación, ya sea a algunos principios de dudoso valor, como en este caso: "Una descripción estructural solo podrá efectuarse a condición de poder reducir las clases abiertas a clases cerradas" (Hjelmslev, 1959, p. 110). Curiosamente, este imperativo está a continuación de un pasaje en el que Hjelmslev destaca que el léxico no está constltuido por clases cerradas. Es claro, sin embargo, que en el vocabulario de una lengua no hay más que clases cerradas; hacer tal declaración equivale, por lo tanto, a renunciar al estudio del léxico. Y, más aun, una teoría incapaz de dar cuenta de esta cualidad esencial del lenguaje, la de poseer un léxico constituido par clases abiertas, no puede tener la pretensión de alcanzar una suficiente conformidad con la realidad lingüística. Si es verdad que la introducción de una nueva palabra en el léxico no cambia para nada la

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estructura semántica global de la lengua, es éste un fenómeno que debe ser explicado y no reducido. la actitud de la lingüística descriptiva norteamericana fue diferente, aunque sus resultados hayan sido los mismos. Bloomfield proclamaba que el estudio de la significación no atañe a la lingüística sino a las ciencias concretas que estudian talo cual parte de la realidad (así manzana significa una fruta que . . . para el botánico, pero no para el lingüista) o a una neuropsicología que podría alcanzar la esencia de la significación estudiando las fibras nerviosas de nuestro cerebro. Puesto que no existía una psicología semejante, fue la psicología behaviorista la que se encargó del asunto: los textos se sucedieron unos a otros; se construyó una teoría (Osgood); pero el único resultado positivo para la lingüística fue el aprender que en realidad existía un significado de las palabras. del cual, por el momento, ella no debía ocuparse (la "significación pragmática", en los términos de Apresjan). Los lingüistas norteamericanos siguieron fielmente los mandamientos de Bloomfield; y sus manuales simplemente excluyeron la semántica. Así Archibald A. Hill, en lntroduction to linguistic Structures, concede 4 páginas (sobre 496) a la semántica, las cuales le bastan para decir que, aunque importante, el campo de la significación atañe a una "supra-lingüística". Para él, el único significado propiamente lingüístico es el que nos permite decir si dos unidades son las "mismas" o si son "diferentes". No dedicaremos aquí demasiado espacio a una tercera teoría, la de los lingüistas ingleses, que recientemente se ha intentado presentar como la única que haya permanecido ajena a estos puntos de vista extremos. Por un lado, en semántica esta teoría no existía, hasta estos últimos tiempos, más que como una expresión de deseos (ver Dixon, 1964, y sobre todo Lyons, 1963). Por otro lado. las premisas de las cuales parte. que se hallan en los escritos de J. R. Firth, están lejos de ser evidentes. No citaremos más que dos de ellas: "Cada palabra utilizada en un nuevo contexto se convierte, por esto mismo, en una palabra nueva" (Firth, 1957, p. 190). "Mi propio enfoque de la significación en lingüística ha sido siempre independiente de dualismos tales como espíritu y cuerpo, lengua y pensamiento. palabra e idea, significante y significado. expresión y contenido" (p. 227). Una débil luz teórica apareció con la teoría de la información, que ha ejercido gran influencia sobre la lingüística durante los últimos quince años, sin que en el momento actual sea fácil distinguir las huellas que ha dejado en ella. Esta teoría identificaba la emisión del lenguaje con las cadenas de Markoff. sucesiones de símbolos 11


en los cuales la probabilidad de aparición está dada por los símbolos precedentes. Esta probabilidad se encuentra en proporción inversa a la cantidad de información proporcionada por una palabra. Esa relación parecía abrir un camino al estudio objetivo de la significación; pero el camino era ilusorio. Como lo habían destacado por otra parte los creadores de la cibernética, esta información concernía únicamente al símbolo considerado como objeto material, no a su significado. Shannon ya había insistido en el hecho de que este último quedaba fuera de su teoría, puesto que el carácter inesperado de un mensaje no tiene ninguna relación con su valor semántico. Aunque un enunciado se repita varias veces, no por eso pierde su significado (Carnap y Bar-HilleI, 1953). los escasos estudios que fueron más allá de estos límites (los de MacKay sobre el interrogativo y el imperativo) terminaron por desembocar en un análisis del contexto que salía del marco de la lingüística. Existe, por último, otra tradición que podría enseñarnos mucho sobre la estructura semántica de una lengua, pero que rara vez se ha elevado al nivel de las teorías: los lexicógrafos obran cotidianamente como semánticos activos, pero no se han preocupado nunca por enunciar las premisas sobre las que se apoya su trabajo. Volvamos ahora la atención hacia los aportes que vienen de campos no lingüísticos. Se trata ante todo de la filosofía y de la lógica, que se han preocupado mucho por los problemas del lenguaje. las primeras nociones que ellas han brindado a la lingüística son, por otra parte, antiguas. La Lógica de Port-Royel ya las conocía y les había dado los nombres de comprensión y extensión. La introducción de estos conceptos en la lógica moderna se debe sobre todo a Frege. ~ste distingue tres aspectos, y no dos, en el significado de una palabra: en primer lugar la reierencte, que designa lo que la palabra quiere decir; luego el sentido, que expresa cómo esta palabra formula su significado, y por último la Imagen asociada a esta palabra por cada usuario de la lengua. El lucero del alba y el lucero de fa tarde, o Walter Scott y el autor de Waverfey tienen la misma referencia pero no el mismo sentido. Además, "el mismo sentido no está siempre ligado, aun para la misma persona, a la misma imagen. La imagen es subjetiva: la imagen de una persona no es la de otra" (p. 59). Esta diferenciación entre la imagen asociada y el sentido estuvo prácticamente borrada en la terminología de Hjelmslev, quien, retomando los términos de J. S. Mili, llamaba a los dos, sin gran distinción, la connotación. De esta manera Hjelmslev escribe: "En cierto estadio de su transformación cronológIca, una lengua nacional o regional connota, respectiva-

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mente. una nación definida o una región definida. Nación o región designa la cultura nacional (o regional) en un sentido amplio: las tradiciones, las creencias ( ... ) el comportamiento, etc." (1961). Ahora bien, es precisamente este "sentido amplio" el que no ha sido de ningún provecho para la lingüística. Está claro, en efecto, que lo que atañe a la imagen asociada (y que es a menudo el objeto de las investigaciones de los psicólogos norteamericanos) no forma parte, por eso mismo, del objeto de la lingüística. la noción de connotación ha llegado a ser, de hecho, una cobertura apta para todo, puesto que se ha usado para designar toda significación diferente de la referencial. Sin embargo, las funciones que una palabra puede tener dentro de la lengua son muy numerosas; tal generalización se revela, por lo tanto, inútil. ¿Qué interés podemos tener en denominar con el término común de connotación dos efectos de sentido tan diferentes como el de tutú en relación a automóvil y el de bufoso en relación a revólver? 2 Ch. Bally ya los diferenciaba claramente cuando hablaba de "caracteres afectivos naturales" y de "efectos por evocación". La distinción entre sentido y referencia (o intensión y extensión, en la terminología de Carnap) parece suficientemente clara en los casos límite, pero lo es mucho menos en los otros, que son la gran mayoría y que, hasta el presente, somos incapaces de distinguir can los medios formales que poseemos. Esto es lo que ha provocado, en el campo de la filosofía, un ataque contra esta distinción (llevado a cabo fundamentalmente por Quine). los lingüistas, en cambio, están más o menos de acuerdo en el hecho de que deben estudiar únicamente el sentido; así Benveniste escribe: "Cuando se dice que tal elemento de la lengua, corto o extenso, tiene un sentido, se comprende con eso una propiedad que este elemento posee, como significante, de constituir una unidad distintiva, opositora, delimitada por otras unidades, e identificable por los hablantes nativos, para quienes esa lengua es la lengua. [ ... ] Cada enunciado, y cada término del enunciado, tiene también un referendo, cuyo conocimiento está implicado por el uso nativo de la lengua. Ahora bien, decir cuál es el referendo, describirlo. caracterizarlo específicamente. es una tarea diferenciada, a menudo difícil, que no tiene nada en común con el correcto manejo de la lengua".

Con todo, en la práctica, sentido y referencia se encuentran a menudo confundidos. Por eso U. Weinreich, que tiene perfecta conciencia de esta distinción fundamental, proponía, hace algunos 2 El autor utiliza los ejemplos del francés crtn-crin y violen, f1ingue y fusil, que son análogos a los que aquí damos en español. [N. de la T.]

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años, una forma canónica para la definición de una palabra en el diccionario, la que sería puramente extensional: "Es útil concebir el significado de una unidad como el conjunto de condiciones que deben ser satisfechas si esta unidad denota. .. Una definición lexicográfica tendrá la forma siguiente: X denota si CI y C2 y ... Cs: por ejemplo dI y d2 Y .,. d," (donde X es la unidad en cuestión; CI, C2 ... las condiciones que se deben cumplir si X denota; d., c6 ... ejemplos de denotata) (1962, pp. 29-31). Las constantes confusiones parecen deberse al hecho de que estas nociones no están todavía integradas en el trabajo cotidiano de los lingüistas y de que su discusión permanece en el estadio de los buenos deseos. Los lógicos, con mayor insistencia, han intentado introducir en lingüística sus métodos y su terminología (Bar-Hillel, 1954; Carnap, 1955). Pero esos ensayos han sido bastante nefastos para la lingüística misma. Esta lamentable situación se debe, sin duda, al hecho de que los lógicos creen que sus lenguajes son homólogos a la lengua natural y que ésta tiene la misma estructura que aquéllos, si bien de una manera menos precisa. Pero no hay nada de eso. Los lenguajes de los lógicos, todos ellos construidos sobre los modelos de Russel y Whitehead, son lenguajes de contexto indeterminado, es decir, lenguajes en los que el significado de un símbolo no depende de su contexto. El caso de la lengua natural es exactamente inverso, y no se trata de diferentes grados de la misma cualidad, sino de cualidades opuestas. De la misma manera la mayor parte de las nociones lógicas retomadas por la lingüística se han revelado impracticables. Tomaremos aquí solo dos casos. Según Ch. Morris (1938) todo proceso semiótico comprende tres aspectos: sintáctico, semántico y pragmático. Solamente la siñtaxis se ocupa de las relaciones entre los símbolos; la semántica, en cambio, se interesa por las relaciones entre los símbolos y alguna otra cosa exterior a ellos. Aunque una formulación como ésta pueda mostrarse correcta en el caso de los lenguajes artificiales, de ninguna manera refleja el verdadero estado de cosas que existe en la l.engua natural. Allí tamo bién las relaciones semánticas son relaciones entre símbolos: "en particular entre lo definido y los términos de sus definientes" (Weinreich, 1966, 4, 1). A pesar de esto, numerosos lingüistas han intentado aplicar esta fórmula a las lenguas naturales; para evitar las contradicciones, Revzin lleqó a proponer una división de la función semántica que distinguiera la función semántica por un lado y, por el otro, la función categorial. Esta última sería una relación de tres términos: "El signo A relaciona el objeto a con la categoría C" (1962, p. 18). El verdadero objeto de la semántica debería ser, en su opinión, precisamente esta función categorial.

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También de los lógicos se tomó prestado el término y la nocion de metalenguaje: una lengua ideal que se utilizaría para discutir la lengua-objeto. Con esto, sin embargo. se subestima el hecho de que este metalenguaje no existe "objetivamente" y que los términos de los que nos servimos en él forman parte en realidad de nuestra lengua natural, de la lengua-objeto. Este hecho es muy rico en consecuencias. Recordemos aquí solamente, a manera de ejemplo. que la definición de un término, que en lógica goza de una legalidad particular, posee exactamente las mismas características formales (sintácticas) que las otras frases de la lengua natural (Weinreiéh, 1966, 3.441 Y 4,

n.

Estas consideraciones están dirigidas esencialmente a los pocíttvistas, pero se podría observar que existe también una filosofía "lingüística" o "analítica" que hace del estudio de la lengua natural (y no de un sistema formal) el centro de sus preocupaciones. Dos de sus aspectos. sin embargo, la vuelven inaceptable como modelo de teoría Ilnqüístlca. En primer lugar, los principales representantes de esta corriente (Wittgenstein, Austin) no han querido jamás abordar una sistematización coherente de sus concepciones sobre el lenguaje; más aun, han intentado, por el contrario, hacer imposible esta sistematización. En segundo lugar, esta filosofía se ocupa esencialmente de los casos particulares de la "referencia", abordando así un campo que está, en sí mismo, al margen del objeto de la semántica lingüística. Podemos cerrar este breve panorama de las relaciones entre la lógica y la lingüística con estas palabras de N. Chomsky: "Una cosa es aplicar la lógica para construir una teoría lingüística clara y rigurosa y otra, totalmente diferente, esperar que la lógica. o cualquier otro sistema formal, sea un modelo de comportamiento lingüístico" (1955, p. 45).

11 Análisis distribucional y análisis sémico

En ausencia de una teoría lingüística global que hubiera podido definir el lugar de la semántica, quedó abierto el camino para las concepciones particulares, que se desarrollaron a lo largo de los últimos treinta años. El objetivo implícito de estas investigaciones no fue, en la mayor parte de los casos, explicar el funcionamiento de los elementos semánticos de una lengua, sino describir su vocabulario. Nos encontramos entonces más bien en el campo de la lexicología que en el de la semántica. Como es obvio. dos interrogantes surgen de inmediato a propósito de este ob-

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jetivo: ¿puede realizarse este trabajo de una manera exhaustiva? y luego: ¿para qué sirve esta descripción? La casi totalidad de las investigaciones lexicológicas ha centrado su interés en una característica esencial del lenguaje: la falta de correspondencia biunívoca entre el sonido y el sentido. En otras palabras, contrariamente a lo que ocurre en una lengua ideal imaginaria, la lengua natural utiliza a menudo los mismos sonidos para designar sentidos diferentes (polisemia), y sonidos diferentes para designar sentidos idénticos, o por lo menos semejantes (sinonimia). Los múltiples trabajos de los lexicógrafos se refieren, en efecto, a estos dos temas, conocidos ya por los primeros semánticos. Tomemos en primer lugar la sinonimia. Este fenómeno ha sido estudiado con el nombre de campos semánticos y las investigaciones en este sentido se justifican, desde la perspectiva de un estudio general, por la siguiente hipótesis: la estructura semántica de una lengua está constituida por mlcroestructuras; en el interior de una microestructura (campo semántico) los elementos constitutivos tienen relaciones precisas y formalizables; una vez estudiados los diferentes campos, se procederá a la misma operación en el interior del léxico entero. Dos problemas más concretos se plantean en este marco: ¿cómo delimitar los campos semánticos? y ¿cómo estudiar las relaciones entre unidades? A la primera pregunta, subestimada por los semánticos, suele darse habitualmente una respuesta "intuitiva". Esta solución se disimula frecuentemente detrás de muchas reflexiones que no logran modificar en absoluto su imposibilidad de explicar los hechos. Recordemos que los primeros ensayos sistemáticos dirigidos en este sentido se encuentran en el Tratado de estilística francesa de BalIy. Ni él ni Wartburg, que propuso más tarde un esquema diferente para la distribución del- léxico francés, dieron respuestas serias a esta cuestión. Si tratamos de ver qué hay detrás de esta intuición, nos encontraremos con una forma de recortar la realidad propia de una cultura determinada. Dicho de otro modo. no se clasifican nunca las palabras, sino los objetos o 105 conceptos. Se desprende de esto una consecuencia evidente: tal trabajo dará resultados positivos cuando estos objetos (animados o Inanimados) posean una estructura precisa en la realidad o cuando estos conceptos formen parte de un vocabulario muy homogéneo o convencional, como lo son las terminologías científicas. Como es obvio, los datos obtenidos de esta manera nos informan sobre las estructuras de pensamiento de un pueblo determinado y. por consiguiente, pertenecen mucho más a la antropología que a la lingüística.

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No puede sorprender entonces que en la actualidad este tipo de estudios goce de extraordinario favor entre los antropólogos norteamericanos. El artículo de Lounsbury que traducimos y presentamos en este volumen es uno de los mejores ejemplos al respecto. Otros trabajos giran en torno de los parentescos, los colores, las taxonomías populares de las enfermedades, la orientación, las partes del cuerpo, los pronombres. Pero basta con salirse de estos campos privilegiados para dejar de obtener resultados positivos; y nosotros no compartimos las esperanzas de Lounsbury de que pueda llegarse a dividir el léxico entero en campos semejantes. Se han realizado muchos intentos de delimitar estos campos de manera "objetiva". La solución más seria es, en este sentido, la que representa, entre sus exponentes más destacados, J. Apresjan. Según esta concepción, los campos semánticos (sinonímicos) están compuestos por las palabras de una clase gramatical que tienen una distribución idéntica. El desarrollo de este razonamiento está fundamentado y expuesto con mucha precisión en el artículo que publicamos aquí. Sin embargo, son los fundamentos a priori de la teoría los que merecen un examen más atento. Este procedimiento supone que el sentido de las palabras está determinado por sus propiedades gramaticales, y el principio que sirve de punto de partida para llegar a esta conclusión está formulado por Z. Harris: "Dos morfemas que tienen significados diferentes difieren también en alguna parte de su distribución" (p. 7). De esto pueden sacarse fácilmente algunas conclusiones complementarias: los morfemas con distribuciones diferentes tienen significados diferentes: los morfemas con distribuciones idénticas tienen significados idénticos (o semejantes), etc. Más tarde, Apresjan redujo esta dependencia a una relación simple: "No toda diferencia semántica se manifiesta en una diferencia sintáctica, pero a cada diferencia sintáctica corresponde una diferencia semántica esencial" (1963, p. 109). Pero el problema inicial (¿son las clases lexicales subdivisiones de las clases gramaticales?) queda aún abierto. No siempre hay razones claras para aceptar la hipótesis que aquí comentamos, y las objeciones de principio, formuladas por Revzin (1962), permanecen sin respuesta. Para citar un solo ejemplo que va al encuentro de un hecho de distribución muy simple: en español, las palabras terminar, último y fin no podrían estar jamás en un mismo campo semántico, puesto que pertenecen a clases gramaticales diferentes. Sin embargo, la proximidad de su sentido es evidente y una teoría semántica está obligada a dar cuenta satisfactoriamente de este hecho. Para evitar algunos defectos de este tipo, Apresjan utiliza datos estadísticos, pertinentes en el campo del habla, pero no en el de

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la lengua. El desarrollo posterior de su teoría se encamina hacia dos direcciones estrechamente ligadas: por una parte, Apresjan llega a completar su modelo sin recurrir a las estadísticas; por la otra, refina aun más el análisis distribucionaJ. Utiliza para esto dos procedimientos: matiza los tipos de distribución dividiéndolos en obligatorios, facultativos (que pueden ser completos o incompletos) y nulos, y se sirve además del análisis transformaclonal. Tomando esta noción en un sentido diferente del que le dan N. Chomsky y sus colaboradores, afirma que "si diferentes frases admiten las mismas transformaciones, podemos afirmar que ros núcleos utilizados para compararlas son idénticos semánticamente" (1962 b, p. 153). El estudio de las transformaciones posibles es el que le permite también eliminar las estadísticas de la primera parte de su trabajo. Tales perfeccionamientos, cuyos resultados son indiscutibles, no evitan, sin embargo, las dos objeciones resumidas por el propio Apresjan: "en primer lugar, la misma fórmula distribucional puede disimular significados diferentes; por otra parte, las variantes de uso, que intuitivamente identificamos, realizan en realidad fórmulas distribucionales diferentes" (1952 b, p. 152). En su defensa, Apresjan declara que él estudia no ya el sentido, sino un signlficado sintáctico que da cuenta de las posibilidades de combinación propias de cada unidad lexical (sus valencias). Esta última formulación revela claramente el aspecto tautológico de su razonamiento, aspecto del cual pecan, por otra parte, todos los análisis distribucionales: el resultado al que se llega mani fiesta que las unidades reunidas en una misma clase, si tomamos como base sus combinaciones sintácticas, tienen las mismas posibilidades de combinaciones sintácticas. Existe, por último, otro método para delimitar Jos campos semánticos: es el que se basa en procedimientos que utilizan tests o muestras estadísticas; pero este método no hace más que sustltuir la intuición del especialista por la de los aficionados. Llegados a este punto, hay una conclusión que se impone: por el momento no disponemos de criterios formales que permitan delimitar los campos semánticos. Más adelante, cuando tratemos el análisis del significado, veremos más detalladamente las consecuencias de este hecho. Por ahora nos limitaremos a decir que tal conclusión deja abiertas dos posibilidades: creer que un día se llegará a encontrar este criterio y obrar desde ya como si se hubiera logrado, o volver a cuestionar la justificación de los estudios sobre los campos semánticos. La semántica estructural eligió, en este sentido, la primera de las respuestas. 18


Volvamos ahora a nuestra segunda pregunta: ¿cómo estudiar el significado de las unidades incluidas en un mismo campo? Los resultados que se han obtenido en este aspecto nos parecen mucho más interesantes. Como lo destaca con justeza Lounsbury, hay dos métodos posibles. El primero, el método analítico, consiste en tomar todas las palabras incluidas y tratar de descomponer el significado de cada una de ellas en elementos simples. Puesto que en gran parte de los casos estos elementos son idénticos para las distintas palabras (lo que difiere es la manera como se combinan), se llega a una reducida lista de "dimensiones" abstractas. Por ejemplo, las palabras burra y gata poseen ambas el rasgo femenino o la dimensión sexo. El segundo método es más bien sintético: se eligen algunas unidades consideradas como elementos básicos y, con ayuda de las operaciones lógicas que hemos formulado, se obtienen finalmente las definiciones de todas las unidades i ncluldas. Este segundo método, del cual Lounsbury da un esclarecedor ejemplo, es el que utilizan ciertos equipos de traducción automática (MPPL, 1964). Nos detendremos aquí más largamente sobre el primer método, que es el que tiene una difusión mucho mayor (en Francia lo utilizan B. Pottier y A.-J. Greimas). Este método se deriva, como puede verse, del análisis fonológico en rasgos distintivos perfeccionado por Jakobson, y se lo conoce con el nombre de análisis como ponenciel (entre los antropólogos americanos), análisis sémico (M. Joos, Greimas) o análisis en factores semánticos (Apresjan. Ivanov). <:omo en fonología, se trabaja aquí acoplando los términos en oposiciones binarias o ternarias. De esta manera, la comparación entre largo y ancho nos muestra el rasgo común horizontalidad; la comparación de alto y largo indica la presencia de los rasgos opuestos verticalidad y horizontalidad. Del mismo modo, la comparación de puf, taburete, silla, sillón y sofá revela que esta..: palabras están compuestas por los mismos seis sernas tomados en combinaciones diferentes: para sentarse, sobre patas, para una persona, con respaldo, con brazos, de material rígído. La palabra silla, por ejemplo, se definirá por la presencia de los cuatro primeros sernas (Pottier, 1963). Pueden señalarse varias dificultades que aparecen en el desarrollo de este análisis semántico en rasgos dlstlntlvos: 1. En este trabajo se está obligado a tomar como punto de partida la referencia de las palabras y no su sentido. En consecuencia. e! más pequeño cambio que se dé en la realidad extralingüística obliga a modificar el inventario de los semas de la lengua estudiada. Tal modificación tiene consecuencias mucho más serias de

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las que produce la introducción en el léxico de una palabra nueva. El número de sernas que nos permiten una descripción exhaustiva del vocabulario de una lengua debe ser claramente inferior al número de unidades que describimos; si el procedimiento que consiste en introducir un nuevo serna por cada palabra nueva es inevitable, deberemos poner en tela de juicio los propios principios de este análisis. Imaginémonos que alguien invente hoy una nueva forma de silla, por ejemplo la que levanta cada tres minutos a la persona sentada; nos veríamos inmediatamente obligados a introducir este serna en la estructura semántica del español. Al mismo tiempo, al poner el acento sobre la referencia y no sobre el funcionamiento del lenguaje, se omiten ciertos datos necesarios para impedir la producción de frases como la silla se levantó sola, la silla tiene fiebre o la silla tiene cuarenta y nueve de pre· sión; o por lo menos para asegurar que, en caso de producirse frases de este tipo, nos sintamos impactados por ellas, como era la intención de Boris Vian cuando las escribía.

2. Se identifican los sernas, positivos o negativos, que componen una palabra oponiendo esta palabra a las otras del mismo campo semántico. Pero hemos visto ya que no tenemos ningún método seguro que nos permita fijar en alguna parte los límites de este campo. El número de comparaciones es, pues, prácticamente infinito, como lo es el número de sernas posibles. Si retomamos el ejemplo citado más arriba, podríamos agregar a la palabra silla sernas como no-comestible (comparándola con arveja), transportable y social (comparándola con montaña), y así sucesivamente. Podría objetarse que a nadie se le ocurriría comparar la palabra silla con palabras tan alejadas de ella por su sentido; pero basta ensayar la aplicación de los procedimientos de análisis componencial al léxico común para chocar de Inmediato con dificultades de este tipo, que requieren mucho mayor ingenio para ser superadas. La solución que evitaría tal infinidad de sernas podría fundarse sobre un metalenguaje bien articulado (es decir, podría atribuir a todas las unidades índices que marcarían sus relaciones con los otros términos: relaciones de inclusión, exclusión, implicación, identidad, etc.). Pero esta solución estaría amenazada por el mlsmo peligro que señalábamos para la aplicación de las teorías de los positivistas lógicos a la Ienqua natural: el de atribuir a esta última una estructura que de ninguna manera posee. 3. Lounsbury y Apresjan nos previenen en cuanto al hecho de que ellos no toman en consideración todos los usos posibles de una palabra, sino solamente uno o algunos muy próximos entre sí. Pero señalar el defecto de un método no implica en absoluto superarlo. Si se considera cada palabra como monosémlca, se admite

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una abstracción tal que tiene, en el lenguaje, una realización cercana al cero. La palabra alto revela ciertos sernas si se la toma con el sentido que tiene en una expresión como una montaña eltal pero revelará otros bien diferentes si la pensamos en contextos tales como: una nota alta, una alta opinión, la alta Edad Media, el alto Bhin, etc. Para poder dar una fórmula sémica de palabras polisémicas tenemos que aceptar la existencia de definiciones disyuntivas (que es lo que Lounsbury evita en su artículo). Es evldente también que los problemas de sinonimia y polisemia deben encontrar soluciones complementarias y no aisladas. La explicación que da Lounsbury, basada en los significados metafóricos, no convence del todo, puesto que rara vez nuestra Intuición nos lndica con exactitud cuáles son 105 usos propios y cuáles los figurados. 4. Procediendo de esta manera se obtienen siempre conjuntos desordenados, es decir, conjuntos en los que los semas están todos en el mismo nivel. Si bien es cierto que una gran parte del léxico presenta tales aglomeraciones, queda en pie el hecho de· que algunas veces ciertos rasgos tienen una posición jerárquica diferente (superior o inferior) con respecto a los otros y, de este modo, componen configuraciones (en la terminología de Weinreich). Aparece aquí un defecto que es propio de todas las aplicaciones que quieren extender a otros campos' el uso de una técnica elaborada para un campo específico. Al creer en el poder de esta técnica particular, suele darse la inclinación a deformar la naturaleza de 105 hechos observados o a pretender ignorarlos para evitar las contradicciones. ~ste es un defecto bien conocido a causa de las recientes extensiones de 105 métodos lingüísticos a las otras ciencias humanas. Parecería, en cambio, más justificado el camino inverso: si una técnica no se muestra eficaz en un nuevo dominio homólogo, habrá que interrogarse sobre su precisión y adecuación en el primer dominio. Algunos estudios recientes han mostrado, por otra parte, la existencia de una jerarquía entre los rasgos distintivos de los fonemas.

5. Podríamos preguntarnos si se debe simplemente al azar el hecho de que s610 los campos privilegiados, con una substancia estructurada, se prestan bien al análisis, mientras que en el caso de campos tales como "la Incertidumbre", "los animales domésticos", "las acciones con un fin", etc., el análisis resulta poco convincente y, a decir verdad, no muestra la presencia de una estructura lingüística formal. No olvidemos que todos los trabajos logrados se han realizado sobre los mismos pequeños grupos de palabras, sustantivos y pronombres, que se retoman en diferentes lenguas, cuando, en realidad, el léxico comprende decenas de miles de unidades.

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Con todo, estas dificultades, aunque son muy serias, no desacreditan el análisis del significado de los morfemas en elementos más simples. El análisis sémico no tiene más que unos diez años de existencia y varios aspectos de la teoría serán, sin duda, revisados y perfeccionados. Es de desear, al mismo tiempo, que se emprenda un estudio semejante sobre el léxico entero de una lengua desarrollada (digamos sobre las 5.000 palabras más frecuentes); tal empresa será muy superior al muestreo que se realiza actualmente. Entonces no podrá hablarse más de campos privilegiados, se podrá tener una justa apreciación de las efectivas posibilidades de economía en el lenguaje descriptivo y se nos aparecerán un sinnúmero de problemas que hoy no estamos en condiciones de percibir. Las técnicas desarrolladas por el análisis sémico no son su unrco resultado de valor; esta teoría logra, al mismo tiempo, que se admitan sus principios. El alcance de éstos sobrepasa ampliamente el estudio de los campos semánticos, cuyo análisis se convierte de alguna manera en un rodeo que hay que dar para llegar a la meta. Podemos resumir estos principios de la siguiente manera: 1. El sentido de una palabra no es una unidad indivisible, sino compuesta. (En 1924, J. Tynianov, uno de los formalistas rusos, expresaba claramente esta idea: "No se debe partir de la palabra como de un elemento indivisible del arte literario, tratarla como si fuera el ladrillo con el que se construye el edificio. La palabra puede ser descompuesta en 'elementos verbales' mucho más finos" [p. 35].) 2. Los mismos "átomos" de sentido (los mismos se mas) vuelven a encontrarse a lo largo de todo el vocabulario. El segundo problema señalado más arriba es el de la polisemia. ¿Cómo se pueden. en primer lugar, delimitar los diferentes significados de una palabra? Ocurre aquí lo mismo que ocurría en el caso de los campos semánticos: predominan los métodos intuitivos. La dificultad proviene de la necesidad de establecer un límite entre un efecto de contexto por un lado y, por el otro, el caso de dos significados diferentes. Evidentemente, se debe establecer una primera distinción entre el significado vago y el significado ambiguo. Los lógicos han mostrado de manera convincente que existe inevitablemente "algo vago" en el interior de cada signo; pero esta vaguedad no concierne al mecanismo semántico. en el sentido lingüístico del término. La ambigüedad y la polisemia. en cambio, son fenómenos propiamente lingüísticos, y, precisamente por eso, una teoría semántica debe ser capaz de dar cuenta de ellos. Este problema, que ha sido discutido largo tiempo en el campo de la fonología, es aun más complejo en el de la semántica. "El significado que es aportado. por así decirlo, por la unidad 22


mínima debe ser entendido como un significado puramente contextual [ ... ]. Toda unidad se define únicamente por su lugar en el contexto" (Hjelmslev, 1961 a, pp. 44-45). Pero si los contextos imaginables de una unidad son infinitos, resulta que también lo son sus significados: en cada nuevo contexto, la palabra tiene un significado distinto. De hecho, un postulado semejante implica la negación de toda semántica. Un ejemplo que ilustra esta actitud (sin que se inspire en Hjelmslev) es el que se encuentra a menudo en los diccionarios monolingües que pretenden tener tanta mayor riqueza cuanto mayor es el número de artículos y subartículos que poseen. La lingüística clásica se ha ocupado muchas veces de este problema intentando establecer una distinción entre los homónimos y los sentidos diferentes de una misma palabra. Se quiere afirmar, de esta manera, que los modelos derivacionales de palabras homónimas muestran la diferencia que hay entre ellas; pero se olvida que en un enunciado concreto nos encontramos con la palabra en sí misma y que debemos describir los índices que la hacen no ambigua en ese texto (o bien, mostrar cuántas veces aparece como ambigua esa palabra). En este sentido, Weinreich destaca con justeza que "tal principio solo sirve para la contemplación lexicográfica de una palabra aislada" (1963, p. 162). De la misma manera se utilizan criterios etimológicos, en particular para distinguir la homonimia de la polisemia. Pero en una descripción sincrónica esta distinción no parece válida, salvo en el caso de los homónimos que pertenecen a clases gramaticales diferentes (parto, sustantivo y verbo; corte, masculino y femenino). La concepción según la cual se llaman homónimos las palabras que no tienen ningún serna en común, no es en absoluto convincente: de aceptarla, tendríamos que Isebol (sebo y cebo, por lo menos en la pronunciación del español de América) serían sentidos diferentes de una palabra polisémlca (puesto que tendrían en común sernas como material o no racional, por ejemplo), mientras que gallo en al cantante le salió un gallo (nota falsa) y en la mujer compró un gallo sería un caso de homonlmla.!

Los ejemplos del francés utilizados por el autor y cuyo comportamiento lingüístico, a los fines de lo, que se trata en este parágrafo, es análogo a los que damos en español son, respectivamente: homónimos de clases gramaticales diferentes: part ('noticia', susto y 'parte', verbo); volie (mase. 'velo' y fem. 'vela'); palabras con algún serna en común que no serían por lo tanto homónimos: [sof seeu ('balde') y sceau ('sello'); homónimos sin aparentes sernas en común: cenerd ('pato') en ietre un canard ('dar una nota falsa') y le chauffeur 8 mangé un canard ('el chofer se comió un pato). [N. de la T.] 3

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Otro procedimiento que se utiliza para distinguir los diferentes sentidos de una palabra está basado, como en el caso de la delimitación de los campos semánticos, en el análisis dlstrlbuclonal. A partir de la misma fórmula de Z. Harrls. se llega (en el artículo de Apresjan) al siguiente axioma: "En una palabra pollsémica hay una correspondencia biunívoca entre un significado y una distribución". Se intenta entonces dar cuenta de ros diferentes sentidos de una palabra por medio de la enumeración de las combinaciones sintácticas en las que ésta puede entrar. De esta manera un diccionario estructural pondría en la misma entrada algunos empleos del verbo francés passer (pasar) tales como le cemion lui est passé sur le corps (el camión pasó sobre su cuerpo) y son tntérét pesse avant celui des autres (su provecho es para él más importante que el de los demás), puesto que ambos pertenecen a la misma clase sintagmática: "construcción disociable/ infinitivo, atributo, adverbio preposición y complemento/ cero preposición y complemento y con el mismo valor de uso" (J. Dubolal.' Al mismo tiempo y por las mismas razones, ese diccionario clasificaría bajo entradas diferentes los usos de pesser en expresiones como vous pouvez passer (usted puede pasar) y il passe sur le pont (él pasa sobre el puente). Como se ve, este método no discrimina los sentidos que un hablante distingue intuitivamente y, al mismo tiempo, proporciona datos superfluos (desde el punto de vista semántico): distingue usos que no son sentidos como diferentes por los hablantes. Una cantidad de fenómenos específicamente semánticos (ambigüedades, anomalías, etc.) no podrían ser aclarados y resueltos correctamente por un diccionario semejante; por lo tanto, si los diccionarios fueran puramente distribucionales, la semántica habría perdido uno de .sus más poderosos instrumentos.

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El esclarecimiento de esta cuestión, que debemos a los esfuerzos de los lingüistas polacos (Kurylowicz, Zawadowskll, nos pone de nuevo frente al problema del metalenguaje, señalado más arriba. En efecto, no podríamos distinguir la nueva acepción de una palabra de la influencia que sobre ella ejerce el contexto, si no tuviéramos la posibilidad de comparar estas acepciones con las otras palabras que constituyen el vocabulario. Una palabra tiene dos significados distintos solo a partir de la posibilidad que tengamos de

En español no hay un uso de pasar que sea un equivalente exacto del que tiene passer en la segunda de estas oraciones: pero puede entenderse el razonamiento de Todorov si se piensa en expresiones como pasar el tiempo entre diversiones y pasar la cinta entre las ruedas, en las que pasar pertenecería a la misma clase sintagmática aunque su valor semántico es sentido como diferente. [N. de la r.] 4

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identificar cada uno de ellos con una palabra slnónlma diferente o, para decirlo con la formulación de Weinreich: "El artículo W del diccionario será designado como poseedor de dos significados distintos, W 1 y W 2 , si y solo si existe en la lengua un significado Z1 de un artículo Z, que es sinónimo de W 1 y que no lo es de Wz" (1966, p. 28). Tenemos entonces que si en la lengua no existe otra unidad lexical con el mismo significado, no podemos hablar de la polisemia de una palabra. Esta observación de Kurylowicz prueba al mismo tiempo el estrecho parentesco que hay entre los diferentes dominios de la semántica: sinonimia y polisemia son problemas complementarios; ninguno de ellos puede ser explicado ni comprendido sin el otro. De esta manera, si encontramos la palabra tomar en el contexto tomar la sopa, puede ocurrir que nos parezca provista de un significado diferente del que tiene en el contexto tomar agua: en el primer caso y no en el segundo utilizamos una cuchara. Sin embargo, un examen más atento prueba que, en primer lugar, se trata aquí de una diferencia en la referencia y no en el sentido. Además, puesto que la lengua no elaboró dos unidades distintas para designar de una manera biunívoca estas acepciones, no tenemos nosotros el derecho de plantearlas como diferentes. Por último, los rasgos adicionales (los sernas que se refieren al hecho de pertenecer al ámbito de las comidas o al de las bebidas) provienen de los complementos sopa yagua respectivamente, y pertenecen, por lo tanto, a toda la expresión, mientras que el verbo en sí mismo conserva en ambos casos el mismo sentldo.! Este problema particular pone en evidencia las premisas metodológicas sobre las que se basan las diferentes teorías. El límite que estamos discutiendo es una noción abstracta y, por consiguiente, convencional. Pero su elección no puede por eso dejar de estar sometida a cierto número de criterios (posibilidad de integración en un sistema global, simplicidad y economía, fidelidad a las intuiciones de los hablantes, ligereza operacional, etc.) que nos permitan evaluar las soluciones y establecer si son más o menos aceptables. La razón profunda de las múltiples confusiones que se dieron en este dominio parece haber sido la falta de atención pres-

s

El francés utiliza el verbo manger ('comer') para la expresión manger fa soupe ('comer la sopa'), que es la que el autor da como ejemplo en el original. Pero este comer podría ser sentido, según lo manifiesta Todorov, como diferente del COmer de comer una manzana, por razones análogas a las que podrfan diferenciar en español tomar le sopa y tomar agua. También en ese caso. sin embargo. el serna liquido. responsable de la diferencia, proviene de la palabra soupe y pertenece por lo tanto a toda la expresión y no al verbo. [N. de la r.]

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tada a un importante problema: ¿cómo se combinan los significados de las palabras particulares para producir el sentido de la frase? Una segunda pregunta se encuadra en este marco: ¿qué relaciones se establecen entre los distintos significados de una misma palabra? De nuevo, el análisis sémico se revela fecundo en este campo. la idea de que la definición de unidad lexical puede ser no solo conjuntiva sino también disyuntiva encuentra aquí su aplicación. Así, siguiendo a Revzin (SSM, 1961) ya Weinreich (1963 a), podemos presentar la palabra A como una unidad compuesta por los sernas CI, C2, Ca, que establecen entre sí la siguiente relación: A/cI . (C2 v csI/. Esta representación se muestra particularmente lmportante para explicar cómo el contexto define el significado de una palabra elegido en cada caso particular. Pero por este camino salimos del campo de la polisemia para entrar en el de la semántica combinatoria: estudio de la combinación de las palabras en frases, en el cual las palabras polisémicas no son más que un caso particular. Hay que decir, antes que nada, que estos estudios solo han comenzado a realizarse en los años más recientes y ha trabajado en ellos un reducido número de investigadores (Zawadowsky, Weinreich, Pottier, Greimas). A pesar de su novedad, estas investigaciones, de las cuaJes presentaremos algunos aspectos característicos, han dado ya ciertos resultados alentadores. Tales estudios se aproximan mucho a una tendencia que examinaremos en la tercera parte de esta introducción; por este motivo hablaremos aquí muy poco de ellos. El proceso de combinación se presenta de esta manera: la palabra joyero 6 puede estar provista en un caso de los sernas animado y humano y, en otro, del serna objeto material. Cuando esta palabra aparece en un contexto formado por los adjetivos enfermo, experto, irritable, comprendemos inmediatamente que se trata de su primera acepción; cuando el contexto está compuesto por los adjetivos nuevo, roto, desfondado, etc., elegimos el segundo significado. Se da un paso más si se intenta descubrir el serna común a todas las palabras de la misma serie; pero entonces se ve la necesidad de que haya una identidad entre los rasgos de las palabras para que éstas puedan combinarse. Destaquemos que estos sernas existen en realidad, en una y/o en la otra palabra; no se trata de un sentido que sería adicional con relación a las dos palabras vinculadas y que aparecería solo cuando éstas se encuen(, En el texto original se utiliza como ejemplo la palabra francesa cutslntére ('cocinera' y 'cocina') que constituye, a los efectos pertinentes a esta discusión, un caso perfectamente análogo al español joyero. [N. d. la L]

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Esta discusión nos conduce a la crítica que puede formularse con respecto a casi todos los trabajos realizados en semántica hasta el presente. Se trata de la desdichada independencia en la que quedan tanto los estudios de la sintaxis como los de la semántica; unos y otros intentan apoderarse del dominio entero de la lengua, con el resultado de que, hasta estos últimos tiempos, no existía una teoría integral para el funcionamiento del lenguaje.

111 Análisis combinatorio

Lo expuesto hasta aquí muestra la existencia de cierto malestar en el seno de los estudios lingüísticos. Los principios estructuralistas inspiraban una confianza generalizada; los investigadores los seguían fiel y concienzudamente; pero los resultados continuaban siendo poco satisfactorios. ¿Cómo explicar que la "semántica estructural" no haya podido desarrollarse? Evidentemente, se hacía necesario cuestionarse los principios mismos de la investigación. La solución que se propuso no vino de los semánticos sino de la teoría de la gramática generativa, formulada por N. Chomsky, que llegó a modificar las propias bases de la lingüística. lo que condujo a Chomsky a una revisión fundamental de la teoría lingüística fue la falta de precisión en la formulación de esta teoría. La precisión, escribe Chomsky, es útil por muchas razones: hace que la teoría sea más elegante y más pura desde el punto de vista lógico; pero es aun más preciosa en cuanto permite mostrar cómo una formulación inadecuada desemboca en el absurdo; de esta manera se puede conocer el origen exacto de su inadecuación y comprender mejor los datos lingüísticos. En resumen, una teoría precisa puede dar resultados positivos: puede brindar o sugerir soluciones para algunos problemas que no han sido formulados explícitamente. "Las nociones oscuras e intuitivas no pueden ni llevarnos a conclusiones absurdas, ni procurarnos conclusiones nuevas y correctas; no pueden, por lo tanto, ser útiles en dos aspectos importantes" (1957, p. 5). La lingüística no podía conformarse ya con un simulacro de precisión. El primer principio de la gramática generativa fue entonces la exactitud y la obligación de hacer explícitas todas sus premisas. Para eso, se dio a la gramática una forma diferente de la que había tenido hasta ese momento: "El estudio sintáctico de una lengua dada tiene por objeto la construcción de una gramática que

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pueda ser considerada como un mecanismo cualquiera que genere las frases de esa lengua" (Chomsky, 1957, p. 11). La palabra "generar" cobra aquí una importancia particular. Para estar seguros de la precisión requerida, se otorga a la gramática de una lengua la forma de un mecanismo que debe seguir las reglas gramaticales (y ninguna otra cosa) y debe producir, como resultado final, frases correctas de la lengua en cuestión (y ninguna otra cosa). Pero solo una teoría que haga absolutamente explícitas sus premisas puede llegar a generar frases correctas. Así, las nociones de "generativa" y de "absolutamente explícita" se superponen. Al mismo tiempo, se cambia el centro de gravedad de la investigación lingüística, que deja de ser estática y pasa a ser dinámica. Ya no es la descripción de un texto prefijado lo que constituye el fin último del análisis, sino la explicación de un proceso que vuelve a empezar cada vez. La lengua no es, entonces, ni un coro pus ni un inventario, sino una posibilidad de generar y comprender enunciados; es decir, la "facultad del lenguaje". No hay que pensar, sin embargo, que se pretenda sustituir la gramática de la lengua por una "gramática del emisor" o del "receptor"; la gramática de la lengua precede lógicamente a éstas y debe ser establecida en primer término. En otras palabras, esta concepción modifica no solo el principio sino también el objeto de los estudios lingüísticos. La lingüística estructural clásica hacía, a grandes rasgos, el siguiente planteo: hay un cuerpo de hechos de lengua; es necesario encontrar las nociones y relaciones que permitan dar de ellos una descripción que sea no-contradictoria, exhaustiva y simple. La teoría de la gramática generativa invierte la relación y se pregunta: ¿qué regIas lingüísticas se aplican consciente o inconscientemente para producir las frases correctas de una lengua dada? El análisis cede su lugar a la síntesis; se maneja entonces un sistema de reglas en lugar de un sistema de elementos. Podría pensarse que se trata de una simple inversión de orden en el trabajo, o de la presentación diferente de un proceso esencialmente idéntico. Pero un examen más cuidadoso nos revela que a partir de esta primera diferencia se desprenden muchas otras, cuyo alcance hoy sólo comienza a ser medido. El primer criterio de validez de una gramática está en su capacidad de generar todas las frases correctas de una lengua y solamente estas frases. La noción de "frase gramatical" o "agramatical" adquiere primordial importancia. Nos volvemos a encontrar aquí con un nuevo aspecto de la distinción saussuriana entre lengua y habla. Mientras insistían en la imposibilidad de estudiar el habla y en la necesidad de ocuparse únicamente de la lengua, los 29


lingüistas se limitaban siempre al famoso "corpus" que representaba un número finito de frases "registradas" y absolutamente "auténticas". Sin embargo, no toda frase registrada es necesariamente una buena muestra de la lengua en cuestión. De aquí que haya que poner en el centro del estudio al sujeto hablante, puesto que es él quien puede, en cada momento, emitir o comprender un número infinito de frases nunca oídas antes. Al mismo tiempo, se ubica correctamente la relación entre leyes estructurales y leyes de probabilidad: las primeras atañen a la lengua y describen la competencia de los hablantes; las segundas atañen al habla e indican en qué grado estos hablantes respetan las reglas establecídas de esa manera. De acuerdo con los fines que se proponía la lingüística estructural, los "procedimientos de descubrimiento" ocupaban un lugar considerable en sus investigaciones. Puesto que era necesario describir de una "determinada manera" un texto dado, había que esforzarse por mostrar cómo se llegaba a encontrar esa "manera" Con la nueva teoría, el problema ha perdido mucha de su importancia. Como dice Chomsky, nos importa más decir en qué consIste una gramática que explicar cómo hemos llegado a ella. En compensación, en esta teoría se dedica una mayor atención al proceso de aprendizaje de la lengua que se desarrolla en el niño; en él se buscan a menudo las explicaciones para la gramática del adulto. Uno de los grandes problemas es éste: ¿cómo llega el niño a poseer, en un lapso tan breve y con la maestría suficiente, un instrumento como el lenguaje, tan complejo que los lingüistas aún no han podido explicarlo? Por último, la teoría de las gramáticas generativas rechaza las restricciones artificiales que se imponía la lingüística descriptiva: ésta se rehusaba a proponer explicaciones para los fenómenos lingüísticos observados y no se permitía contemplar las cuestiones relativas a la existencia real, aunque subjetiva, de los conceptos teóricos. Una gramática generativa se esfuerza por dar explicaciones; de allí el interés particular que tiene por fenómenos como las diferentes formas de ambigüedades, de anomalías. etc. Al mismo tiempo, esta teoría intenta mostrar el parentesco que une ciertas frases sentidas como muy próximas por los hablantes. Es decir, que la gramática generativa trata, por una parte. de dar cuenta de las intuicIones llnqüfsttcas del hablante y, por otra parte, de dar una descripción de ellas que pueda servir de base para la comparación y evaluación de las diferentes descripciones posibles. En cIertos aspectos, la gramática generativa está más próxima a las gramáticas tradicionales que a la lingüística estructural. Con

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respecto a esto, se ha hablado ya de un renacimiento del mentalismo en lingüística, rechazado en su momento por Bloomfield en nombre del mecanicismo. Se descubrió que las raíces de la nueva teoría estaban en Humboldt, quien, por otra parte, había inspirado a los primeros estructura/istas; también se vieron algunos antecedentes en Jespersen. Hay, sin embargo, una diferencia profunda entre las dos gramáticas: la gramática generativa hace explícitas y formaliza todas sus proposiciones, mientras la gramática tradicional no pasaba de ser intuitiva e implícita. El primer intento de crear una teoría semántica que estuviera de acuerdo con los principios de la gramática generativa es el que hicieron Katz y Fodor en La estructura de una teoría semántica. 8 El principio básico, que queda implícito en ese trabajo, parece aproximarse a este aforismo filosófico: se puede responder claramente a las cuestiones pertinentes; las otras son falsas preguntas, no se podrá resolverlas jamás y es inútil empeñar en ellas nuestros esfuerzos. Queda por saber cuáles son las preguntas válidas a propósito de la semántica. la discusión de Katz y Fodor se centra alrededor de dos grandes problemas: ¿cuál es el papel de una teoría semántica? y ¿en qué consiste una teoría semántica? Para responder a la primera pregunta se debe partir de la situación lingüística fundamental: el sujeto hablante emite y comprende frases que no había oído nunca en su vida. "El fin de la descripción sincrónica de una lengua -continúan Katz y Fodor- es determinar qué conoce el sujeto hablante de la estructura de su lengua que le permite utilizar y comprender sus frases. Este sujeto es capaz de utilizar y comprender toda frase tomada del conjunto infinito de frases de su lengua, a pesar de que, hasta ese momento, no había encontrado más que un número finito de frases. Se desprende entonces que el conocimiento que un hablante tiene de su lengua toma la forma de reglas, que proyectan el conjunto finito de frases encontradas por casualidad sobre el conjunto infinito de frases de la lengua. Una descripción de la lengua que pueda representar de una manera adecuada el conocimiento lingüístico del hablante debe, en consecuencia, establecer estas regias." Los autores llaman a este problema el problema de la proyección. ¿Será suficiente resolver el problema de la proyección para construir una teoría lingüística integral? La respuesta que los autores 8

Extractos tomados de la traducción autorizada por los autores y por el Edi-

tor de Language (aparecidos luego en Cahiers de lextcotoate, VIII, 1966). 31


dan a esta cuestión es al mismo tiempo una respuesta a los que reprochan a la gramática generativa el haber sustituido la gramática de la lengua por una gramática del hablante. "Una solución al problema de la proyección es ciertamente menos que una teoría completa del lenguaje. En particular, no provee la teoría sobre la producción del habla (ni sobre su comprensión). Una descripción de la lengua y una teoría de la producción del habla se diferencian de la siguiente manera: la primera se pregunta, en última instancia, cómo caracterizar las reglas de la lengua conocidas por el hablante; la segunda se pregunta, en cambio, cómo el hablante aplica de hecho estas reglas cuando habla. La primera teoría, pero no la segunda, deja de lado las consideraciones sobre los parámetros psicológicos de la producción del habla (por ejemplo. las limitaciones de la memoria inmediata, los niveles de motivación. etc.) y también la descripción de los procesos mediante los cuales el niño aprende a hablar corrientemente su lengua (¿condicionamiento?, ¿utilización de mecanismos innatos?, ¿combinación de dones naturales y aprendizaje?). Aunque estos problemas son exteriores a la teoría de una lengua, esta última es esencial para la teoría de la producción. Es necesario conocer lo que es adquirido y utilizado antes de preguntarse cómo se lo adquiere y utiliza." En consecuencia, lo que debemos captar, desde el comienzo, es la capacidad combinatoria del sujeto hablante. Pero también la gramática (la sintaxis) se ocupa del problema de la combinación de palabras en frases. Habrá que mostrar entonces que existen indicaciones que la gramática no puede ofrecer y que sin embargo son necesarias para dar cuenta del funcionamiento lingüístico. En efecto. la gramática dará. por una parte, descripciones idénticas para frases que difieren en su sentido (por ejemplo, la puerta está cerrada y la farmacia está cerrada), y, por otra parte, descripciones diferentes para frases idénticas en su sentido (Pedro golpea a Pablo y Pablo es golpeado por Pedro). Una descripción completa debe contener, entonces, una parte gramatical y una parte semántica. Esta prueba negativa de la existencia de fenómenos semánticos define, al mismo tiempo, el límite inferior del campo de la semántica: éste se sitúa entre la semántica y la gramática. Después de un análisis de la situación lingüística fundamental, los autores llegan a la conclusión de que una teoría se~ mántica puede y debe proveernos de las informaciones sobre las ambigüedades no sintácticas, sobre las anomalías semánticas, sobre las posibles paráfrasis y, más en general, sobre la manera en que las palabras se combinan entre sí. La discusión sobre el límite superior del dominio semántico se relaciona con un problema esencial: ¿en qué medida la teoría sernán-

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tica debe dar cuenta de la manera en que lo que rodea un enunciado (el contexto lingüístico y extralingüístico) determina la comprensión de ese enunciado? "Las anteriores concepciones de la semántica, dicen los autores, han definido generalmente los fines de la descripción semántica de una lengua natural de tal manera que, para alcanzarlos, una teoría semántica debería dar cuenta de la forma en que el contexto determina la comprensión de una frase." Más precisamente, de acuerdo con estas concepciones, si una frase tiene varias interpretaciones posibles, es el contexto general el que nos permite saber cuál es la que vale; y la teoría semántica debe dar cuenta de este hecho. "Se pueden obtener distintas variedades de esta teoría variando los aspectos del medio sociofísico del cual deben dar cuenta sus reglas y variando los parámetros espaciotemporales de ese medio. Pero es evidente que cualquier variedad de este tipo de teoría debe obedecer a una condición necesaria: su construcción de los contextos 9 debe ser definida para poder representar toda la información no lingüística exigida por el hablante para comprender las frases. Puesto que la teoría no puede satisfacer esta condición, es lncornpleta. Existe en efecto una información que determina la manera en la cual los hablantes comprenden una frase y que no puede ser representada como parte del contexto de esa frase," Además, no es posible en principio que una teoría de este tipo sea completa, puesto que, para satisfacer la condición necesaria mencionada más arriba, haría falta que la teoría representara todo el conocimiento que los hablantes poseen sobre el mundo. "Puesto que una teoría completa de la selección por el contexto debe representar como parte del contexto toda particularidad del mundo que el hablante pueda necesitar para determinar la interpretación conveniente de un enunciado, y puesto que cualquier unidad de información sobre el mundo puede ser esencial para disipar ciertas ambigüedades, se imponen dos conclusiones. En primer lugar, esta teoría no puede, en principio, distinguir entre el conocimiento que el hablante tiene de la lengua y el que tiene del mundo. En efecto, según tal teoría, una parte de lo que caracteriza la capacidad lingüística representa, virtualmente, todo el conocimiento que los hablantes poseen en común sobre el mundo. En segundo lugar, puesto que no hay ninguna posibilidad seria de sistematizar todo el conocimiento del mundo que comparten los hablantes, y puesto que una teoría semejante exige esa sistema9 Usamos "contexto" en sentido amplio, refiriéndonos tanto al contexto propiamente llnqülstlco como a [as circunstancias no Iingürstlcas que rodean una emisión determinada. Traducimos así, con esta misma palabra. los dos términos franceses contexte y entourage. [N. de [a T.]

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t/zación, tal teoría no puede ser, por eso mismo, un modelo serlo para la semántica. Con todo, ninguna de estas consideraciones pretende descartar la posibilidad de construir una limitada teoría de selección para los contextos sociofísicos, siempre que se establezcan límites suficientemente firmes para la información sobre el mundo que puede utilizar una teoría para la caracterización de un contexto. Lo que muestran estas consIderaciones es que una teoría completa de este tipo es Imposible." Para comprender mejor las consecuencias de esta afirmación, es necesario ver, en primer lugar, la importancia que Katz y Fodor otorgan a la noción de Interpretación semántica de una frase: ésta incluye tanto el conocimiento del significado de los morfemas par ticulares como las reglas según las cuales se realizan sus corr binaciones. Ella nos da, entonces. una información exhaustiva Sobre todas las ambigüedades. anomalías, paráfrasis, etc., propias de una frase. la explicación tradicional de la comprensión por el contexto no dlstlngufa con precisión entre esta capacidad de Interpretación y las Indicaciones que nos brinda nuestro conocimiento del mundo, la experiencia de situaciones semejantes, etc. Insistiendo sobre la diferencia entre estos dos tipos de información, los autores establecen los límites entre lo posible y lo imposible en las Investigaciones semánticas. Observemos ahora esta teoría semántica "desde dentro". Veremos que está constituida por dos elementos. El primero corresponde al conocimiento acumulado en un diccionario monolingüe (su parte deflnlcional); y se llamará, precisamente, el dicctonerto. El segundo corresponde a lo que distingue al sujeto hablante de una persona que, sin conocer la lengua, dispusiera de una gramática perfecta y de un diccionario completo; este elemento puede ser representado bajo la forma de reglas que nos indiquen cómo servirnos de la información brindada por el diccionario: éstas son reglas de proyección. "La distinción entre el diccionario y las regias para utilizarlo -escriben Katz y Fodor- corresponde, en términos psicológicos, a una diferencia entre operaciones mentales. El diccionario es algo que el sujeto hablante aprende unidad por unidad, más o menos de memoria, y del cual aprende siempre nuevas unidades. El conocimiento de las reglas para utilizar el diccionario, en cambio, se aprende tempranamente en su totalidad; este conocimiento entra en juego cada vez que el hablante utiliza su lengua. El empleo del saber derivado del diccionario en st mismo depende del recuerdo que se tiene de retazos de información relativamente independientes. Las reglas. por otra parte, implican el ejercicio de una facultad de codificar y de decodificar la información lingüística. Ellas organizan toda la información sls-

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temática, no gramatical, que el hablante posee de su lengua, y son así, en el sentido más fuerte del término, esenciales para el conocimiento de la lengua. En efecto, para conocer una lengua natural hace falta conocer estas reglas, pero en cambio no es necesario conocer más que una pequeña parte de su vocabulario." "El problema central para una teoría de este tipo es el hecho de que un diccionario presenta, para cada unidad semántica determi· nada, sentidos más numerosos de los que ésta posee en una frase determinada. Así, un artículo de diccionario caracteriza cada sentido que una unidad lexical puede tener en una frase cualquiera. Por eso, el efecto de las reglas de proyección debe ser el de seleccionar el sentido apropiado para cada unidad lexical en una frase, con objeto de permitir las interpretaciones correctas según cada estructura gramatical de esa frase. las interpretaciones semánticas que las reglas de proyección asignan utilizando las informaciones provenientes de la gramática y del diccionario, deben dar cuenta de la capacidad que tiene el usuario para comprender frases y deben estar dirigidas al enfoque de los siguientes puntos: deben registrar cada ambigüedad semántica que pueda ser notada por un hablante; en el caso en que una frase suscite ciertas anomalías, deben explicar la fuente de sus intuiciones sobre las mismas; deben relacionar correctamente las frases que los hablantes reconocen como paráfrasis," Examinemos ahora en particular cada uno de estos dos constituyentes. Para que la descripción de un artículo del diccionario pueda servir a la teoría semántica, debe tener una forma particular. Según Fodor y Katz, esta descripción debe estar constituida por cuatro elementos. El primero (como ocurre en cualquier diccio nario) brinda indicaciones sobre la clase gramatical a la cual pertenece la palabra en cuestión (se trata de las "categorías gramaticales" o "sintácticas"). El sentido propiamente dicho del térmIno está dividido en dos partes: las categorías semánticas y los diferenciadores. las categorías semánticas reflejan las relaciones semánticas que se establecen entre las unidades lexicales; contienen, entonces, lo que es común a varias unidades. Así "animado", "inanimado", "macho", "hembra", etc., serían categorías semánticas. los diferenciadores, como su nombre lo indica, "están destinados a reflejar lo que es idiosincrásico" en el significado de una unidad. las categorías semánticas reflejan esa parte del significado que es sistemática en una lengua, y dan cuenta de todas las relaciones formales que hay en el léxico. los diferenciadores, por su parte, "no entran en relaciones teóricas en el interior de la teoría semántica". Por último, el cuarto elemento del artículo del diccionario está constituido por las "restrlcclo-

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nes selectivas", que indican la posibilidad que tiene una palabra de combinarse con otra en determinada relación sintáctica: el adjetivo blanco debe aplicarse a un sustantivo que tenga la categoría semántica "material"; por consiguiente, se añadirá a la palabra blanco la restricción selectiva "material". Para ilustrar mejor estos elementos, reproduciremos aquí el análisis de la palabra inglesa bechelor (Katz y Postal. 1964): 10

Bache/or I

Categorías gramaticales

Susto

I

I

j

(Human]

(Animal)

I

(Male)

J I

(Mala)

I

I

(Adult)

(Young)

(Never-marrled)

(Knight)

(Young)

I

I

[Servin'g under the standard of another]

(Seal) [Havlng the academic degree conferred for completing the first four years of college]

[When without 8 mate durlng the breeding time]

[ <°1>

<0">

Categorías semánticas

<Oa>

<0-1>

Diierencle:

dores

Restricciones selectivas

¿ Cómo se llega, en la práctica semántica, a construir un diccionario semejante? 0, para decirlo en otras palabras ¿existe un procedimiento de descubrimiento para los artículos del diccionario? También aquí Katz y Fodor se oponen a las concepciones tradicionales: "A menudo se considera indiscutible el hecho de que una teorfa semántica deba ofrecer un procedimiento mecánico y realizable que permita al lingüista construir efectivamente un diccionario a partir de una información sobre el comportamiento ver-

JO La ramifIcacIón de significados que permite mostrar el ejemplo proviene del hecho de que la palabra Inglesa bache/or tiene cuatro acepciones. que podrlan traducirse, respectivamente, por: soitero. mancebo, bachiller, foca macho loven sin compañera. Una manera aproximada de mostrar la misma ramifica-

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bal de los hablantes. Sin embargo, toda propuesta tendiente a establecer este procedimiento ha sido un fracaso completo; nosotros creemos que esto se debe a la propia naturaleza de los hechos. Pensamos también que los teóricos que insisten sobre la necesldad de un método mecánico para decidir si un artículo de un supuesto diccionario es realmente óptimo, se han propuesto un objetivo demasiado elevado. Creemos que también la imposibilidad práctica de hallar un procedimiento semejante se debe a la naturaleza de los hechos". Este rechazo se inscribe evidentemente en el marco de los argumentos que N. Chomsky sostuvo sobre el papel de los procedimientos de descubrimiento en lingüística. ¿Por qué esta forma de descripción de un artículo de diccionario es preferible a la forma clásica? El motivo principal de esta transformación es el deseo de precisIón que ya mencionamos. Esta nueva presentación permite, en efecto, la formalización completa del proceso semántico. "Esta exigencia está concebida de manera que, una vez dada una exposición formal de las reglas de proyección, se pueda responder por medio de cálculos formales, y sin la ayuda de la intuición o la perspicacia lingüística, a la pregunta de qué interpretación se da a determinada frase. Entendemos por exposición formal una exposición en la cual la aplicación de las reglas está definida solamente por las formas de los símbolos a los cuales estas reglas se aplican: y en la cual, por otra parte, las operaciones efectuadas por las reglas para brindar su 'salida' (autput) son mecánicas. La necesidad de una teoría secl6n en español podría obtenerse con la palabra cardenal, para la que se podría dar la siguiente representación: C9rdenaJ

I

Susto

I

_Caregari <'5 gramaticales

1 (Inanimado)

I (Humano)

(Dafto flslco)

1

(Rellglosol

Coto90 r jas ~cmj(jlicas

en la Iglesia

rDe la famlIia del tordo, con plumas color rojo en

Cat6lica]

l. cabeza]

[Oue forma

parte de I S&ero

Colegio

-1 > <0 1

I

(Equimosis

color violáceo)

I I

<O;,>

Dtterenctedores

ñestrtcctones $e'cctilfiiS

[N. de la T.]

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mántica formal deriva de la necesidad de evitar la vacuidad. Una teoría semántica contiene vacíos en la medida en que, para aplicar correctamente sus reglas, se cuenta con la intuición o la perspicacia de los sujetos hablantes acerca de las relaciones semánticas. Así, decir que una frase francesa presenta una relación se· mántica R en el caso en que satisfaga la condición e, no aporta, en realidad, ninguna información si e está Formulado de tal manera que no podamos saber si e está o no satisfecho sin remitirnos al conocimiento intuitivo del sujeto hablante acerca de relaciones semánticas del tipo de R. Desde este punto de vista, una teoría formal no contiene vacíos." El segundo elemento de la teoría está representado por las reglas de proyección que "dan cuenta de las relaciones semánticas entre los morfemas y de la interacción entre el significado y la estructura sintáctica, determinando así la correcta interpretación semántica de todas las frases que la gramática genera en número infinito". Estas reglas pueden ser de dos tipos. El primero (y de hecho el único que nos interesa) tiene, como datos de partida, la interpretación de los constituyentes jerárquicamente inferiores y, como resultado final, la interpretación de los constituyentes superiores. Para que dos unidades puedan combinarse en una relación sintáctica determinada, es necesario que todas las restricciones selectivas de una estén contenidas en las categorías semánticas de la otra. Al mismo tiempo, la regla indica la supresión de las categorías semánticas comunes a las dos unidades. Katz y Fodor formulan cuatro reglas de este tipo que corresponden a cuatro tipos diferentes de relaciones sintácticas. Habrá, a grandes rasgos, tantas reglas de proyección como tipos de relaciones sintácticas hay entre las palabras. El segundo tipo de reglas de proyección (que ha desaparecido en el desarrollo reciente de la teoría) debía interesar, sobre todo, a las frases constituidas por varias proposiciones (es decir, el resultado de una transformación general izada). Estas reglas debían tomar en cuenta no solo los significados de las unidades lexlcales, sino también los cambios en el sentido, debidos a las transformaciones sufridas por la frase analizada. los posteriores trabajos de Chomsky (1965 a] han brindado, sin embargo, la posibilidad de evitar la utilización de transformaciones en un gran número de casos; no queda, por consiguiente, más que el primer tipo de reglas de proyección. Esta teoría semántica se aproxima en muchos puntos a las teorías de las que hablamos anteriormente: las categorías semánticas coinciden evidentemente con los sernas. la descripción de las ambigüedades es semejante a las que habían sido propuestas con

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anterioridad, etc. Pero, al mismo tiempo, la teoría de Katz y Fodor tiene numerosos rasgos originales que son. a nuestro entender, los que le otorgan su importancia. Examinemos, en primer término, las consecuencias del hecho de que esta teoría esté situada en el marco de una gramática generativa. Por una parte, su objeto Yfl no es la descripción estática del vocabulario de una lengua, sino el funcionamiento del lenguaje, visto bajo su aspecto semántico. Por otra parte, la exigencia de precisión, ya mencionada muchas veces, desempeña un papel preponderante; y nunca podrá lnslstirse excesivamente sobre la importancia de este factor. Recordemos que los investigadores se vieron a menudo obligados a dejar de lado ideas que parecían seductoras a primera vista, pero cuya formulación imprecisa había ocultado las consecuencias que se desprendían de ellas. Por último, se puede decir que es ésta la primera vez que una teoría semántica define claramente su posición con relación a la gramática y se pone de acuerdo con sus exigencias. En el campo propiamente semántico, su novedad consiste en la importancia otorgada al proceso de combinación, en la formulación de la categoría de "restricción selectiva", etcétera. En las críticas que seguirán aquí, y que se refieren a la segunda cuestión estudiada por Katz y Fodor (la representación concreta de la teoría semántica), se trata de llenar lagunas (o, por lo menos, de señalarlas), más que de corregir errores. 1. Nuestra primera crítica se referirá a la división del significado de una palabra en categorías semánticas y diferenciadores. Las investigaciones de Wittgenstein nos enseñaron que no existe un límite "natural" para la descomposición de una unidad de sentido en elementos más simples. Este límite, si hay uno, debe basarse en otros criterios. que provienen del exterior. Desde el punto de vista de una gramática generativa, la necesidad de asegurar el correcto funcionamiento del mecanismo lingüístico nos brinda tales criterios. Pero la división en categorías semánticas y diferenciadores, tal como la formulan Katz y Fodor, no refleja suficientemente un Ifmite lingüístico. Es fácil darse cuenta de esto si. se piensa que, en el funcionamiento normal. las reglas de proyección exigen que haya una coincidencia entre las restricciones selectivas de una de las unidades y las categorías semánticas de la otra. Es evidente, sin embargo, que no todas las categorías semánticas aparecen en las restricciones selectivas; en tal caso, su conocimiento no nos sirve de nada. Estas consideraciones nos llevan a pensar que un primer límite debería pasar entre las categorías semánticas que aparecen en las restricciones selectivas y las que no aparecen allí. Así, en el análisis de bache/or hubiéramos mantenido categorías como humano, animal, masculino, pero no categorías como no-casado, caballero, foca, etc. Ese primer grupo

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de categorías semánticas hubiera sido suficiente para asegurar una correcta representación de las amalgamas, de las ambigüedades excluidas, así como de todas las anomalías que podrían resultar del hecho de no respetar las restricciones selectivas (anomalías combinatorias). Podríamos llamar clasemas a las categorías de ese grupo y nivel clesemético al nivel en que se detendría su análisis. Sin embargo, muchas operaciones que se realizan en el interior de la teoría semántica exigen un análisis más profundo. Aquí nuestra manera de proceder está emparentada con la de Ch. Bally en su búsqueda de un "término de identificación" (el archisemema de Pottier) y del modo en que los términos "vecinos" difieren de él. Tal. análisis podría dar cuenta de fenómenos como la sinonimia, la paráfrasis, las ambigüedades permitidas por las restricciones selectivas. Solamente a ese nivel se podría dar cuenta también de otra clase de anomalías llamadas "lógicas", es decir, las contradicciones y las tautologías. Si una representación de la estructura del significado se detuviera en el primer límite, no podría analizar la anomalía que existe en la frase El verde es un rojo, ni explicar por qué la oración El púrpura es un rojo no presenta una anomalía semejante. Esta imposibilidad proviene del hecho de que la anomalía se debe aquí a lo que, según Katz, pertenece al diferenciador, y esta categoría no entra, por definición, en relaciones teóricas, (Esto explica también por qué Katz, en su tratamiento de las proposiciones analíticas y de las contradicciones, se ve obligado a introducir la noción de elemento seménttco, que anula la diferencia entre la "categoría" y el "dlferenclador".) En nuestra representación verde y rojo tendrían el clasema "color" y las categorías, respectivamente, "verde" y "rojo", Púrpura tendría la categoría "rojo" más un dlferenciador, puesto que rojo desempeña con relación a él el papel de término de identificación. SI se conserva el nombre de categorla para estos sernas, podría designarse como nIvel categorial el nivel de análisis que los estudia. 2. La posición que toman Katz y Fodor con respecto al lenguaje descriptivo no es suficientemente clara. El problema está en decidir si se trata de un metalenguaje puramente artificial que no debe preocuparse de las correspondencias con la "lengua objeto", o si es un léxico descriptivo elegido en el vocabulario de una lengua. Se puede suponer que las dos soluciones están presentes en estos autores, puesto que, por una parte, afirman que "la categoría semántica es una construccíón teórica que recibe su interpretación en la metateoría semántica" (p. 208), es decir, que pertenece exclusivamente al lenguaje del descriptor; por otra parte, dicen también que ciertas "unidades lexlcales tienen una importancia teórica particular: ellas son, en efecto, las representa-

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clones de las cateqortas semánticas proplas de la lengua natural" [p. 187J. ea decir, que tienen una existencia real en la lengua de que se trata. Nosotros hemos discutido ya algunos aspectos de este problema, Aun si aceptamos {como nos parece correcto} que para la rengua natural no existe metalenguaje y que en la elección d~ los térrn inos de la descripción debemos tener en cuenta 'os recursos de la Jengua estudiada, quedan, sin embargo, muchos problemas sin resolver. No sabemos sl esos términos forman una jerarquía perfecta, si están siempre y solamente en relaciones de exotusícn o rnclusion. Ignoramos también si no hay dos tipos diferentes de exclusión (digamos, por ejemplo, la antinomia y la neurraüdad): o, en otros términos. si las oposIciones son siempre binarias.

3. Otro gran problema, dltrcll de estudiar en este perspectiva, es el de ras releclones entre los dJferentes sentidos de una palabra, Katz y Fodor dan una representación lineal de esas relaciones, que se encuentran todas en un mismo nlvel. Sin embargo, es evidente que nosotros sentimos determinados signIficados como esenciales, prioritarios, y otros como secundarlos. derivados. metafcncos. Todo el problema de la metáfora pasa, por otra parte, inadvertido. Lo mismo ocurre con respecto los valores "expresivos" y "evocadores" de una unidad,

a

4. Las acotaciones anteriores se refieren principalmente a la llStructura del diccionario; las que siguen conciernen al elemento repre s El ntad o po r ras "re g ras de preve cct Ón". Katz y Fodor postulan que las categorías semánticas están dispuestas, en el interior de una unidad, sin ningún orden, salvo el de la economfa de la representación: al mismo tiempo, uno vez que las unidades se combinan. sus rasgos siguen fa simple sucesión. Se puede dudar, sin embargo, de esta un iform ldad de relactones. La más originar de las contribuciones de Weinreich, que comentamos más abajo. se sitúa en torno ~ esta cuestión.

5. Katz y Fodor declaran que la Interpretación semántica soto se de en el interior de una frase. puesto que siempre podemos representar dos frases vecinas como una única frase en la cual éstas estarían unidas por la conjunclén y. sr en la frase stqulente encontramos una indicación que hace desaparecer la ambigüedad de la primera, podremos siempre realizar una transformación generarlzada y unir ras dos frases. Nos parece, sin embargo, que esta solución complica lnúti Imente la tarea del teórico y, además, no corresponde en absoluto al proceso natural que se produce en el sujeto hablante: éste no procede por medio de transformaciones para unir la lnformaclón recibida a través de una frase y la interpretación de otra. Tal dificultad podría resolverse si se postulara 41


la existencia de una nueva regla optativa de proyección que funcionaría en el proceso de comprensión de un enunciado: Si en P1 y P" dos proposiciones de una frase o dos frases directamente vecinas, se encuentra la misma palabra pollsémlce M, hay que elegir en p~ el (los) significado (s) que no esté (estén) excluido (s) por fas reglds de proyección de Pr, y viceversa.

Nos parece que así es como se procede para eliminar la ambigüedad de la primera proposición en el siguiente enunciado: ¿Tiene usted un joyero? Sí, lo compré en la tienda "Las Vio/et8s".1l Evidentemente, esta regla es optativa; nada nos impide utilizar en una lnmedlata vecindad diferentes acepciones de una palabra poltsémtca. Por el contrario. es éste un procedimiento corriente tanto en poesía como en los géneros humorísticos y aun en las bromas más comunes: este hecho ha sido señalado ya por Tomachevsky hace cuarenta años (cf. Théorie de la Littérature, 1966). A pesar de esto, la casi totalidad de la producción verbal obedece a la regla formulada más arriba. Por otra parte, la existencia de esta regla nos provee de una herramienta útil para facilitar el análisis semántico del enunciado y dar cuenta de ciertos efectos importantes para el análisis literario y el psicoanálisis (saltos de un tema a otro). De esta manera, contrariamente a lo que piensa Weinreich (1966, n. 38), la teoría semántica estará en condiciones de explicar este tipo de fenómenos. Ninguna de las críticas aquí expuestas ataca las bases de la concepclón propuesta por Katz y Fodor; por el contrario, ellas se formulan con la intención de promover la discusión y el ulterior per-

feccionamiento de la teoría. Una nueva hipótesis que concierne a la estructura semántica del lenguaje ha sido propuesta en los últimos tiempos; la ha formulado Weinreich (1966), quien, en sus anteriores artículos dedicados a la semántica, había aportado ya varias contribuciones valiosas. También esta hipótesis se Inscribe en el marco de una gramática generativa, pero dedica una mayor atención al desarrollo precedente de los estudios semánticos. Weinreich se mantiene también más cerca de la realidad lingüística; su teoría pierde quizá, por esto mismo. algo de su elegancia, pero los hechos lingüísticos no son tan sencillos como para prestarse a una descrlpolón que sea a la vez simple y correcta. IDos ideas originales se hallan en la base de la teoría de Weinreich. La primera se refiere a las relaciones que establecen entre 11 En el ejemplo francés: Avez-vous une cutstotere: OuT, le I'al acheté Drouot. [N. de la T.]

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a I'hOtel


sí los sernas en el interior de un morfema y los morfemas en el interior de una frase. Destaquemos en primer término que se parte de presuponer un isomorfismo entre las relaciones interiores de un morfema y las exteriores a él. Katz y Fodor presentan estas relaciones como si formaran conjuntos no ordenados; esto equivale a decir que se podrían cambiar de lugar los sernas en el interior del morfema sin alterar el sentido del mismo. Para Weinreich, este tipo de relación, aunque es el más difundido. no es el único que existe; se dan también relaciones que no permiten la conmutación. Para retomar las fórmulas de Welnrelch, podemos distinguir los dos tipos siguientes: (1) (a, b)·~ (b, a)

(2)

(a~b)#(b~a).

En cada una de las fórmulas Q y b son semas cualesquiera, pero en (2) no podemos cambiar su orden sin alterar el sentido del morfema. Weínreich llama al caso (1) aglomeración (cluster) y al caso (2) configuración. El caso esencial en que serán necesarias las configuraciones es aquel en que la transitividad está incluida en la definición del morfema. Si pasamos a las relaciones entre morfemas descubriremos, de igual manera, dos grandes tipos de relaciones: el encadenamiento (/inking) y el no-encadenamiento. Retomando las mismas fórmulas, se puede definir el encadenamiento como la formación de una aglomeración de sernas; el no-encadenamiento, como el caso en e! que no se crea ninguna nueva aglomeración. Si M Y N son dos palabras, (1) y (2) son casos de encadenamiento; (3), (4) Y (5) casos de no-encadenamiento. (1) (2) (3) (4) (5)

+ N(c. d) = MN(a, b, c. d) M(a ~ bl + N(c) ,~ MN(a.....,. b ~ e) M(a""'" b) + N(c ~ d) = MN(a ~ b.....,. e ~ d) M(a, b)

M(a.....,.b)+N(c.....,.d)=MN(a.c~b~d)

M(a, b) + Níc, d)

~

MN(a,

b~

e, d).

Las siguientes relaciones gramaticales (en inglés) pueden ser representadas como encadenamientos: sujeto verbo principal. suJeto -+- predicado, verbo principal complemento circunstancial de modo, adverbio descriptivo adjetivo, adjetivo sustantivo. Las reglas de proyección de Katz y Fodor solo interesan. según Wein· relch, a estos casos de encadenamiento.

+

+

+

+

los casos de no-encadenamiento requieren una nueva subdivisión. Weinreich propone tres subclases: encaje (nesting), delimitación, modalización. El enceie es la relación destinada, antes que nada, a poder dar cuenta de la transitividad. Podemos relacionar entonces la oposición encadenamiento-encaje con la que proponía Seche43


haye (1926) entre los "complementos extrínsecos y complementos Intrínsecos". (En Katz y Fodor esta diferencia se refleja en la forma ligeramente diferente que dan a la regla Rs.) Destaquemos que, como lo muestra Weinreich, esta relación no se puede describir en forma adecuada por medio de la simple adición de un serna de "causatividad"; pensemos en ejemplos del tipo de Yo leo el fibra. La delimitación es la relación que se establece entre un morfema y aquellos que definen su campo de extensión. Pensamos en los adjetivos numerales (cInco ove/as), en los Indefinidos (algunas ovejas, ciertas ovejas), en los adjetivos demostrativos (esas ovejas) o en el artículo (le oveja). Criterios sintácticos impiden añadir estos casos a los de los otros adjetivos. Por último, la modalización está definida por Weinreich como "una instrucción de no Interpretar literalmente la unidad semántica como puesta, sino de interpretarla con cierta calificación, tal como la falta de certidumbre sobre la veracidad de la afirmación o el hecho de declinar toda responsabilidad en cuanto a esa veracidad". Este es el papel que desempeñan tanto algunos adverbios como quizás, sin duda, etc., como el modo o el aspecto del verbo (por ejemplo, ei modo "testimonial" jpreizkaznoj del búlgaro: el sujeto hablante rehúsa transmitir el mensaje como algo cuya existencia conoce con certeza). Estas subdivisiones, plausibles en abstracto, están ilustradas demasiado sucintamente. Dejando de lado el encadenamiento, cuya existencia parece incontrastable, las otras relaciones no poseen aún una legalidad suficientemente sólida. En el único ejemplo de enesje, se trata del sema para sentarse que formaria parte de la descripción sémica de palabras como sill6n, silla, etc. Se nos dice que este sema está en una relación más particular con los otros sernas, y esto a causa de la presencia de para. Sin embargo, tal representación se vincula demasiado a la manifestación que las relaciones lógicas tienen en el lenguaje del que describe. No hay que creer que el término descriptivo, elegido sin ningún criterio formal. refleje de una manera biunívoca una determinada relación lógica; en ese caso podríamos afirmar que existe un número infinito de estructuras sérnlcas para cada morfema, puesto que esas estructuras se verían modificadas por el más pequeño cambio en los términos de la descripción (tal como el cambio de una preposición). Sería suficiente, sin embargo, reemplazar para sentarse por asiento (el rasgo sin patas quedaría como diferenciador para puf); de esta manera podrfa representarse una parte de la estructura sémica de la palabra silla como la intersección de los semas asiento y mueble, es decir, como algo que no difiere en absoluto de la estructura de una aglomeración del tipo de madre que está constituida por la intersec-

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ció n de los sernas femenino, generaci6n ascendente, grado 1 y linea

directa. Pasemos ahora a la delimitaci6n. El mismo Weinreich destaca con justeza que todo encadenamiento representa de hecho una delimitación; pero entonces no se comprende por qué esta última tiene un lugar aparte. Nos parece que esta diferencia se puede ilustrar con la ayuda del siguiente ejemplo: ovele negra está constituido por la Intersección de oveie y negra; en cambio, la está incluido en oveja para formar la ove¡e. Pero esta diferencia no nos parece suficiente para formar un caso aparte. Consideremos por último la modalizaci6n. Se trata esta vez, sin lugar a dudas, de un fenómeno real y particular; ¿pero es realmente necesario ponerlo en el mismo nivel de la relación de encadenamiento? Los verbos y los adverbios de modo constituyen un grupo con características particulares en el Interior del léxico, que se destaca por numerosos rasgos [sintácticos, semánticos y a menudo morfofonémlcos). El estudio de este grupo es ciertamente necesario y útil, pero no esclarece directamente el proceso general de combinación. Señalemos que la lengua poética tiene un sistema particularmente elaborado para obtener ciertos efectos de "suspensión"; la conjunción como, por ejemplo. puede privar de su carácter anómalo a la frase que la sigue [las comparaciones). En la lengua escrita, las comillas desempeñan un papel semejante. Podemos concluir entonces que la existencia de relaciones distintas de la aglomeración y, respectivamente, el encadenamiento, es posible pero que no está, por el momento, bien ilustrada.

la segunda idea fundamental de la teoría de Welnre/ch concierne a la relación entre los elementos gramaticales y los elementos semánticos de una lengua. Según Katz y Fodor, la teoría semántica comienza a partir del momento en que la teoría gramatical termina. La semántica dispone de una descripción sintáctica exhaustiva antes de atribuir determinado sentido a las unidades lex/cales y de someterlas a las reglas de proyección. Para Weinreich, estas dos partes del proceso lingüístico se producen simultáneamente y los dos elementos se encuentran constantemente en estrecha cooperación. "Nuestro enfoque -escribe Weinreich- no intenta atribuir a la semántica y a la sintaxis dominios que se excluyan mutuamente: por el contrario, nosotros insistimos en el hecho de su profunda interpenetración" (4, 1). La presentación concreta de estas relaciones en la teoría de Weinreich será difícil de comprender si no se tiene presente la teoría sintáctica de Chomsky (1965 a) con la cual Weinreich quiere poner de acuerdo su exposición; es por este motivo que, aunque brevemente, la expondremos aquí. 45


Imaginémonos, antes que nada, que debemos construir un mecanismo (abstracto) que cumpla exactamente las mismas operaciones que cumpliría un sujeto que hable corrientemente la lengua, y que tenga exactamente las mismas reacciones que éste tiene en cuanto a la corrección del discurso. Esta imagen nos perrnltirá comprender mejor la descripción ·que aquí sigue. 1. Existe, por una parte, una "base" de la gramática (su parte categorial) que produce secuencias preterminales (preterminal strings). Por otra parte, existe un diccionario que contiene dos tipos de clases morfemáticas: las clases menores (preposiciones, conjunciones. etc.) que se componen de tres elementos: una secuencia de fonemas, una categoría sintáctica, un haz de rasgos semánticos; y las clases mayores (sustantivos. verbos, adjetivos, adverbios) que se componen de dos elementos: una secuencia de fonemas y un haz de rasgos semánticos. A la base y al diccionario se les aplica una regla lexical que une cada caso vacío de la estructura sintáctica con un morfema cualquiera; en el caso de las clases menores, es necesario que la categoría sintáctica de la clase coincida con la clase exigida por la estructura sintáctica. 2. El resultado de esta operación es una secuencia lexical terminar. Esta secuencia sufre a su vez dos operaciones simultáneas: al está sometida a una serie de reglas transformacionales y morfofonémicas cuyo resultado final es una representación fonética de la frase, segmento por segmento; b) está sometida a un proceso semántico. Este último consta a su vez de dos partes. La primera está asegurada por un calculador semántico; su tarea corresponde, a grandes rasgos, a la de las reglas de proyección de Katz y Fodor: asegurar la amalgama de la frase. La segunda parte se cumple por medio de un evaluador: éste evalúa el grado de anomalra de una frase (si existe alguno) y, de acuerdo con su resultado, se da o no una interpretación de ella. 3. El calculador, noción central de este proceso, funciona como una serie de reglas aplicadas a la secuencia terminal. La regla de redistribución une los rasgos semánticos contenidos en la estructura sintáctica abstracta con los rasgos semánticos de los morfemas. La regla de concordancia obra sobre los morfemas sometidos a la concordancia gramatical (éstos están enumerados por el diccionario). Esta regla repetirá, como salta a la vista, ciertas reglas de transformación, pero dará cuenta con ello del efecto semántico de ciertas concordancias, como ser la del número. La regla de traspaso asocia los rasgos de traspaso (= las restricciones selectivas) a los morfemas que aparecen en la posición sintáctica indicada. Así. en el sintagma después de ... , se le atribuirá al complemento el rasgo

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"temporal", aun si éste no lo posee de por sí (cf. después de la bomba). La regla de supresión descarta el significado de los morfemas que componen una locución idiomática (tal que no pueda ser representada como la suma de sus componentes). El hecho de que esta operación intervenga tan tarde dentro del procedimiento ref1eja la posibilidad de tener en cuenta, para el empleo de una locución, el sentido propio de cada morfema particular. La regla de encadenamiento y de encaje ordena los rasgos semánticos en el orden prescripto por su disposición en el interior del morfema y por la relación sintáctica presente. la regla de fusión descarta los rasgos semánticos que se repiten. La regla de construcción, por ülttmo, reacciona a las contradicciones entre los rasgos semánticos y atribuye diferentes grados de desviación a las secuencias anérnalas. Por ejemplo, si la estructura sintáctica o los morfemas vecinos exigen de un morfema que tenga el rasgo semántico "animado", pero éste posee en cambio el rasgo "inanimado", esta regla atribuirá a la construcción una desviación de, digamos, primer grado. Puede verse que esta regla encara los empleos propios de la lengua poética, como la personificación, etcétera. Formular la teoría semántica de manera que pueda generar no sólo las frases perfectamente correctas, sino también frases "desvíantes" o "anómalas" es un deseo permanente de Weinreich. Para él, una descripción que se vea obligada a excluir de su campo todo empleo "poético" de una palabra falla inevitablemente en la consecución de sus objetivos. El modelo que él propone puede no sólo generar esas frases sino también indicar con precisión qué regla del proceso semántico no ha sido aplicada. La importancia atribuida por Weinreich a esta contribución nos parece, sin embargo, un poco exagerada: por un lado, una parte de sus Indicaciones podrían aplicarse igualmente bien a una descripción que excluyera este tipo de frases (como la de Katz y Fodor): bastaría cambiar el lugar de esas consideraciones en la economía general del estudio. Por otro lado. la lengua poética representa una búsqueda consciente de evitar o transgredir los principios de la comunicación normal; una teoría que quisiera poder incluir siempre estos usos en su campo de estudio correría el riesgo de ensanchar demasiado sus límites (volveremos sobre esto en el artículo dedicado a las anomalías semánticas) . Con todo, la mayor atención brindada al problema de la relación entre la semántica y la gramática constituye una cualidad lndlscutlblemente valiosa. Es de más en más evidente hoy que los problemas de estas dos disciplinas deben recibir soluciones complementarias. Toda teoría que intente explicar el funcionamiento del lenguaje sin presentar una explicación de su mecanismo semántico, no puede, de ninguna manera, tener la pretensión de ser adecuada.

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A pesar de algunas serias divergencias entre las escuelas y los investigadores que difunden la concepción de los campos semánticos, se ha logrado acuerdo sobre una serie de cuestiones fundamentales, que pueden ser presentadas de la siguiente manera: 1. El diccionario de la lengua no es una acumulación caótica de unidades. Por el contrario, se divide en un cierto número de campos que unen las palabras sobre la base de su comunidad semántica.

2. Cada campo semántico descompone de una determinada rnanera, inherente a la lengua dada. ese trozo de realidad que refleja. Como ejemplo, que ya se volvió trivial, se cita el caso de los adjetivos que designan colores. En ruso, hay 7 adjetivos para designar los colores básicos del espectro. El inglés. el francés, el alemán y algunas otras lenguas europeas se conforman con 6 adjetivos básicos para los colores. Hay por fin algunas lenguas que dividen el espectro en 3 y hasta en 2 partes: las lenguas shona (Rhodesia) y bassa (Liberia) (H. A. Gleason, An Introduction to Descriptive Linguistics. N. Y., 1961. p. 4). Así, las diferentes lengllas descomponen y sistematizan de diferente manera el mismo material. 3. Se desprende de esto que el contenido de una palabra no es algo que se baste a sí mismo. Por el contrario, está totalmente condicionado por las relaciones que se forman en la red de oposiciones entre una palabra y las otras del mismo campo. Según la idea y la termlnologfa de F. de Saussure, la palabra no tiene un significado sino un valor. Tal manera de formular la cuestión hace suponer que el aspecto semántico de una lengua puede ser representado en forma de sIstema, comparable a los sistemas fonológico o gramatical. Como se sabe, sonidos físicamente semejantes o idénticos figuran como fonemas diferentes en el sistema fonológico de diferentes lenguas. Como resultado de esto se constituye la estructura del plano de la expresión, que es específico de una lengua dada. De la misma manera las palabras de dlfsrentes idiomas, muy semejantes desde el punto de vista del sentido [por ejemplo: stnll, blue, bleu, bJau), poseen valores diferentes en los campos semánticos de esas lenguas. Como resultado, se constituye la estructura del plano del contenido, también específica de la lengua dada. Hablando estrictamente, no deben considerarse estas tesis como una teoría acabada. Puede definírselas más bien como una hipótesis cuya verdad debe ser probada sobre los materiales de diversas lenguas. J. Trier y varios de sus sucesores se han esforzado

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en aplicarlas a un materIal lingüístico concreto, pero éste no se ha prestado en absoluto, o se ha prestado mal, a ese análisis. La causa del fracaso debe ser buscada, evidentemente, en lo que exponemos a continuación. La hipótesis de Trier se presenta como totalmente opuesta a las posiciones de la semántica y la lexicografía tradicional, que encarnan el así llamado enfoque atomista del significado. La hipótesis de Trler incluye la idea de estructura. En este sentido él ha roto con la semántica tradicional; sin embargo, no ha logrado liberarse completamente de su influencia. En efecto, después de haber desarrollado una nueva hipótesis, Trier ha intentado verificarla por medio de métodos caducos. Sus técnicas de investigación han sido tomadas en préstamo de la semántica tradicional. Su método se revela puramente intuitivo y no contiene nada de estructural. El Investigador no tiene ningún criterio formal para clasificar las palabras dadas en un campo dado. Está guiado en esto exclusivamente por su sentido común, es decir, por consideraciones puramente especulativas. En estos últimos tiempos, se han emprendido varios intentos para superar este defecto esencial sobre la base de diferentes métodos experimentales. Es indispensable recordar ante todo el trabajo colectivo de los psicólogos soviéticos O. S. Vinogradova y A. P. Luria, expuesto en la conferencia de Moscú sobre la traducción automática, en mayo de 1958, así como la teoría psicolingüística del espacio semántico, creada por Ch. Osgood y su escuela. Esta teoría se aproxima. hasta cierto punto. a las construcciones de Trier y de sus sucesores. En relación con los trabajos de los psicólogos y de los psicolingüistas, destacamos los dos puntos siguientes: 1. Los psicólogos soviéticos han intentado elaborar un método objetivo para la investigación de los lazos semánticos entre las palabras. En sus experiencias las palabras se unen en grupos determinados (campos semánticos) sobre la base del parentesco establecido experimentalmente (psicológicamente). 2. Ch. Osgood y su escuela han intentado no solamente obtener grupos de palabras unidas por cierto parentesco semántico, sino también analizar los componentes semánticos de los significados verbales, es decir: descomponer cada significado en un número mayor de rasgos distintivos semánticos. cuyas combinaciones forman toda la diversidad de los significados.

51


Dejando de lado, por ahora, la cuestión de saber hasta qué punto estos intentos han dado resultado, nosotros pondremos el acento sobre el hecho de que tales trabajos representan, sin lugar a dudas, un paso adelante hacia el estudio de los campos semánticos. que ya se hada necesario por la caducidad de la teoría tradicional. Ciertos autores califican como semántica estructural la actual teoría de los campos semánticos. Sin embargo, lo que aparece como plenamente "estructural" en esta teoría es solo la afirmación de que los campos semánticos dan la posibilidad de representar la estructura del plano del contenido (del mismo modo en que la fonología representa la estructura del plano de fa expresión). Para que esta teoría justifIque el nombre de semántica estructural, son necesarias aún cinco condiciones: a) Los campos semánticos deben ser divididos objetivamente, y no intuitivamente como lo hacen Trier y su escuela. En esta perspectiva, son interesantes los experimentos de los psicólogos y los psicolingüistas mencionados más arriba. El único Inconveniente es que el aparato de investigación utilizado en sus experiencias el-a tan voluminoso, que es prácticamente Imposible aplicarlo a un análisis lingüístIco exhaustivo. SI queremos pensar en un camino ideal, diremos que es indispensable buscar un método lingüístico de división de los campos semánticos y que un método experimental puede ser usado para la verificación de los resultados obtenidos. b) El investigador debe estar convencido de que los campos semánticos que ha obtenido reúnen unidades lingüfstlcas -es decir, significados- y no unidades lógicas -es decir, conceptos-o Si bien el mismo Trier hace una distinción entre campos lexicales y campos conceptuales (Wortfeld und Begriffsfeld), éstos. se identifican bastante a menudo. c) Los campos semánticos se elaboran sobre una base conceptual, esto es, a partir de la lógica. Como resultado, aparece un corte entre la semántica por un lado y las otras disciplinas IJngüfsticas por el otro (fonología, morfología, sintaxis). El edificio de la lingüística se ve así privado de su unidad. Para devolver a la lingüística esta unidad, los campos semánticos se deben obtener no sobre una base conceptual, sino sobre una base lingüística; no tomando la lógica sino la lingüística como punto de partida. La semántica estructural vendrá a ser, entonces, el eslabón que sigue a la morfología y a la sintaxis en la cadena de las disciplinas lingüísticas jerárquicamente dispuestas. 52


d) La teoría estructural de los campos semánticos debe demostrar el isomorfismo de la gramática y la semántica. e} Es igualmente deseable que la teoría estructural de los campos semánticos garantice, en cierta medida, el análisis componencial de los significados; es decir. la descomposición de los significados en rasgos semánticos distintivos. Es oportuno subrayar aquí que la cuestión del análisis componenclal de los significados ha sido formulada pero no resuelta por Ch. Osgood y su escuela. Como lo demostraron J. Carral y U. Weinreich, el método del diferencial semántico, elaborado por Ch. Osgood, da la posibilidad de encarar el análisis componencial de uno solo de los elementos del significado lexlcal: su aspecto emocional. Este método no incluye los otros elementos, que son los más esenciales del significado (J. B. Carroll, Review of The Measurement of Meaning por Ch. E. Osgood, G. J. Suci y P. H. Tannenbaum, Urbana, 1957: Language, v. 35, n9 1, 1959; U. Weinreich, "Travels through Semantic Space" Word, v. 14, nC8 2 - 3, 1958). En el presente trabajo se expone uno de los métodos posibles del estudio estructural de conjunto de los campos semánticos; este método ha sido elaborado con el mayor respeto posible por las exigencias formuladas más arriba. La fundamental técnica de investigación que ha sido empleada es el análisis distribucional. Además, el método de substitución, el análisis componencial y ciertos elementos de análisis transformaclonal han sido utilizados en diferentes etapas de la investigación. Este método no ha sido aplicado, hasta ahora, más que al material de la lengua inglesa contemporánea.

11 Análisis distribucional de los significados lexicales La premisa indispensable para el estudio estructural de los cam· pos semánticos es el análisis distribucional de los significados lexicales.

Al El concepto de distribución del significado léxico Según la definición de Z. Harris, se llama distribución de un ele· mento lingüístico a "la suma de todos los contextos en los cuales este elemento se encuentra; es decir, la suma de todas las posiciones (diferentes) de un elemento con relación a los otros" (Methods in Structural Linguistics, The Un. of Chicago Press, pp. 15 -16).

53


Si se transfiere este concepto sin ninguna modificación al léxico, resultará, en la práctica, imposible de utilizar, puesto que la distribución de la mayoría de los elementos parece casi Ilimitada. Es más racional, entonces, representar la distribución de cada elemento bajo cierta forma generalizada y no bajo forma de enumeración de todos los contextos, sin excepción, en los que puede encontrarse.

El concepto de distribución, aplicado al léxico, debe ser modificado también desde otro punto de vista. Parece más racional hablar de la distribución de las palabras enteras, dado que esto convierte a la palabra en la más pequeña unidad semántica de la lengua. Para el/o convendría considerar que cada palabra no tiene más que un único significado. Pero tal propuesta entraría en contradicción no solo con la práctica lexicográfica establecida, sino también con algunos resultados bastante prometedores de las investigaciones estadísticas sobre la lengua, en particular con la fórmula -

s

=

constante

F que establece una dependencia directamente proporcional entre la frecuencia de una palabra y el número de significados que puede tener (P. Giraud, Les caracteres stetistiques du vocebulelre, París, 1954). Evidentemente, el sentido particular es una unidad semántica más pequeña que la palabra. Es por eso que resulta más oportuno examinar no ya la distribución de las palabras, sino la distribución de ciertos sentidos de las palabras o, en la terminología de A. S. Smirnickij, la distribución de las variantes léxico-semánticas de la palabra. De acuerdo con esto, la distribución de tal o cual sentido de una palabra comprenderá dos eiementos: a) el modelo estructural según el cual una palabra se emplea en determinado sentido. b) la fórmula generalizada de la aptitud combinatoria de la palabra en determinado sentido. El papel de estos dos factores ha sido destacado en los trabajos de V. V. Vinogradov, A. S. Hornby, R. S. Ginsburg, N. M. Amosova, J. Firth, A. Rudskogez, etcétera. Se puede suponer que los modelos estructurales le serán dados al investigador en forma de listas. puesto que ellos se deben obtener, en principio. al terminar el análisis sintáctico de una lengua dada. En una etapa preliminar, se puede considerar como modelo estructural particular cualquier fórmula de combinación de 54


palabras en la cual determinada palabra entra, en uno de sus sígnificados, como uno de sus miembros. Así, para el verbo inglés se reconocerán, como modelos estructurales particulares, construcciones de los siguientes tipos: N V N, N V Prp N, N

+ V + A, N + V + Adv,

+ + + + N + V + to + V, etcétera.

+

Para la designación de los elementos del modelo se emplea una notación tomada de la lexicografía Inglesa. 13 Hubiera podido emplearse una notación destinada especialmente a este fin (cf. por ejemplo Z. S. Harris, "Co-occurrence and Transformation", Language, 33, 1957), pero resultaría menos práctica en las condiciones del sistema simbólico que hemos elegido. En lo que concierne al carácter de las combinaciones posibles, se debe generalizar en categorías que tengan una base estructural en una lengua dada. La base estructural de la clasificación que hemos elegido es, en primer lugar, la relación de los sustantivos con el sistema de pronombres y, en segundo lugar, la relación de esos mismos sustantivos con el sistema de la formación de las palabras y con la categoría del número. La abundancia de pronombres en inglés -he /él/, she /ella/, who /quien/, they /ellos/, it /neutroj, what /que/-permite, con la ayuda del método de substitución, definir de una manera biunívoca la pertenencia del sustantivo a tal o cual subgrupo en la clastftcactón expuesta más abajo. Los pronombres, frente a otras palabras auxiliares (preposiciones, conjunciones, etc.l. están considerados aparte, puesto que entran en el tipo de elementos estructurales fácilmente identificables: para el inglés, cerca de 150 elementos (Ch. Fries, The Structure of Enqlisn, N. Y., 1952). 1. Los sustantivos que designan seres animados (símbolo A. substitutos: he, she, who) se oponen a los sustantivos que designan algo inanimado (símbolo A, substitutos: it, what), 2. Los sustantivos de la clase A se dividen en dos grupos: P (sustantivos que designan una persona; únicos substitutos: he, she, who) y P (sustantivos que no designan una persona; substitutos:

he, she, who o lt, whet). 3. Los sustantivos del grupo P se dividen en dos subgrupos: P1 (sustantivos que designan personas de sexo masculino; substituto: he) y P2 (sustantivos que designan personas de sexo femenino; substituto: she).

=

=

13 la notación empleada es la siguiente: N sustantivo; V verbo; Prp = preposic16n; A adjetivo; Adv adverbio; NB = numeral. [N. de la T.]

=

=

55


e

4. Los sustantivos de la clase A se dividen en dos grupos: (sustantivos que designan objetos concretos) y (sustantivos que designan conceptos abstractos). Esta división tiene solo una base estructural parcial en la lenqua (se apoya en la relación de los sustantivos de la clasé A con el sistema de formación de las palabras y Con la categoría del número). Se puede esperar que posteriores trabajos sobre el material permitirán describir .estructuralmente también la parte todavía no formalizada.

e

5. El grupo de sustantivos e se divide en dos subgrupos: e1 (sustantivos que designan cosas; substitutos: it, they) y C2 (sustantivos que designan materias; único substituto: it). 6. Los sustantivos del subgrupo C1 se dividen en dos series: I (sustantivos que designan cosas aisladas: para un sustantivo en srnqular el substituto es únicamente it) e T (sustantivos colectivos; para un sustantivo en singular el substituto es tanto it como they). Para la elaboración de esta clasificación se ha aplicado, con una forma algo modificada, el método de eh. Fries (cf. Ch. Fries, tbtd., pp, 120-121). Con ayuda del método de substitución se hubieran podido obtener aun algunos otros grupos de sustantivos, pero la clasificación que hemos expuesto se muestra suficiente para los fines de nuestro estudio. Lo más importante es aquí Jo siguiente: la existencia de todas las categorías y grupos del léxico debe estar fundada sobre rasgos de la estructura. El detalle de la clasificación no puede continuarse más allá del punto en el que siga apoyándose sobre talo cual base estructural. Como dijimos más arriba, la distribución de tal o cual sentido de la palabra comprende dos elementos: a) el modelo estructural en el que, una palabra se emplea en determinado sentido, b) la fórmula generalizada de la aptitud combinatoria de la palabra en un determinado sentido. En tanto cada uno de los elementos nombrados pueda expresarse simbólicamente, la distribución de la palabra en un significado dado puede ser codificada, es decir, expresada por una fórmula. Así, la distribución de la palabra good en el significado "hábil para" puede representarse con la siguiente fórmula:

P

+ to

be

+ good + at + e

ejemplo: He 18 good at arlthmetlc (Él es bueno en aritmética).

56


B) DistrIbución, signifIcado y frecuencIa Cuando se posee una lista de modelos estructurales y una clasificación de los sustantivos que describa su aptitud combinatoria, se puede pasar al análisis distribucional de los significados lexlcales. En una primera etapa, se puede partir de la concepción tradicional que ve el significado lexical como aspecto interno de la palabra, que está en correlación de determinada manera con el concepto, pero que, a diferencia de éste, posee algunas características complementarias: significado de una parte del discurso (según A. 1. Smirnickij), elementos estilísticos y emocionales, etc. Puede admitirse luego que los significados de las palabras están dados con anterioridad en una lista, digamos en la lista de un diccionario monolingüe. Es indispensable asociar a cada sentido una fórmula específica de distribución. Se verá entonces que todos los elementos de base del significado, incluida su característica estilística y emocional, tienen un reflejo suficiente en su distribución, es decir, en los modelos estructurales yen su aptitud de combinación. (En esto conslste, aparentemente, una de las manifestaciones de la ley de conmutación, según la cual las diferentes unidades del plano del contenido corresponden a las diferentes unidades del plano de la expresión.) Y más aun, estos elementos están ligados a otra característica del significado: su frecuencia. Puesto que los elementos de base del significado, su distribución y su frecuencia están ligados uno al otro de determinada manera, podremos a partir de uno de sus rasgos, y con una fuerte probabilidad, prever o reconstruir todos los otros. Por ejemplo, si sabemos que determinado sentido de una palabra polisémica posee características estilísticas y emocionales claramente expresadas, tenemos el derecho de esperar que sea poco frecuente y que esté ligado a modelos estructurales y fórmulas combinatorias poco frecuentes (especializadas). Si por el contrario sabemos que determinado sentido es frecuente, tenemos todas las razones para esperar que sea estilística y emocionalmente neutro y que esté ligado a modelos estructurales y fórmulas de combinación frecuentes (poco especíalízadas). Se desprende de esto que, en principio, cualquiera de las categorías enumeradas puede ser utilizada como punto de partida para el análisis. Sin embargo, es más cómodo partir de las fórmulas de distribución y de los índices de frecuencia, porque, en razón de su naturaleza, estas categorías pueden ser fácilmente evaluadas. Si se la aplica a palabras polisémicas, la dependencia entre los distintos elementos del significado, su distribución y su frecuencia

57


puede ser formulada de la siguiente manera: las fórmulas de dlstribución más frecuentes -es decir, las menos especiatizadasse fijan a los sentidos más frecuentes -es decir, los menos especializados estilística, emocional y semánticamente (sentidos de carácter más común)-. Las fórmulas de distribución menos frecuentes -es decir, las más especia/lzadas- se fijan a los sentidos menos frecuentes -es decir, los más especializados estilística. emocional y semánticamente-. Aplicada a la serie de sinónimos, la dependencia entre los diferentes elementos del significado, su distribución y su frecuencia puede ser formulada de la siguiente manera: cuando las fórmulas de distribución coinciden con los significados de dos sinónimos distintos, la menor frecuencia es el signo material de la mayor especialización estilística, emocional y semántica del significado. Estas tesis han sido verificadas en el curso de numerosos estudios de poca extensión, realizados sobre el material de la lengua inglesa. En particular, se ha llevado a cabo un análisis completo de los verbos to go lirl y to come /venir/ sobre 1.239 páginas de texto (en el orden de 310.000 palabras), así como un análisis de diez pares de adjetivos sinónimos se ha realizado sobre 1.095 páginas de texto (en el orden de las 325.000 palabras). El gran diccionario Oxford de la lengua inglesa (1933) ha servido de base para la clasificación de los sentidos de los verbos to go y tn come. El diccionario de sinónimos de Webster (1951) fue la base utilizada para establecer los significados comparados de los sinónimos y, por consiguiente, para establecer la extensión del material sometido a estudio. la exposición de todo el material hubiera ocupado demasiado espacio. Dado que las dependencias mostradas entre los diferentes elementos del significado, de la distribución y de la frecuencia aparecen con precisión en todos los casos, consideramos posible exponer aquí dos pequeños cuadros, meramente ilustrativos, y limitarnos a la interpretación de los datos reflejados por ellos. En el primer cuadro están representados dos sentidos de los verbos to go Y to come. En cada par de sentidos, el sentido más frecuente se opone a uno de los sentidos menos frecuentes. La frecuencia absoluta del verbo to go en el material inventariado es de 1.231 casos, y la del verbo to come de 830. Destaquemos que la falla estandarizada en la evaluación de las frecuencias a partir de 8 y menos de 8 es muy grande (de 0,7 para arriba). Sin embargo,

58


puesto que nuestro objetivo no consiste en establecer las frecuencias precisas de las unidades estudiadas, sino en observar de una manera general la dependencia entre las frecuencias y algunos aspectos del significado. podemos igualmente utilizar esos datos. En efecto, aun si la frecuencia de los hechos fuera dos veces más grande que la observada por nosotros, la diferencia esencial entre las frecuencias comparadas (cf. 111 Y .7) se conservaría de todas maneras.

Significado

1

ir

2

anda. vamos

o

""

2

1

venir

2

vamos. vamos

Ejemplo

he went él fue go read something!

F.

Modelo

163

n

3

(go

+ go

Aptitud combinatoria

pp

-

+ v)1

P

+ come

pp

-

P

+

+

[anda, lee algo! he carne él vino

111

n

Característiea ernoctonal y estilística.

Ql

E

8

2

come. come.

don't be

7

come,

+v

a tool! ¡vamos, vamos, no seas

tonto!

Para los sentidos intransitivos el modelo N -:- V es el más freo cuente. el menos especializado Algunos modelos más frecuentes. es decir, algunos sentidos menos especializados, se relacionan V)! y V, V! son muy también con ese modelo. Los modelos (V poco frecuentes, es decir. muy especializados. Algunos modelos menos frecuentes, es decir. algunos sentidos más especializados de los verbos to go y to come, se relacionan también con esos modelos. La aptitud combinatoria está indicada únicamente en función del sujeto de la acción. Es evidente que la combinación del trpo P P es menos especializada y más frecuente que la del tipo P.

+

+

Es interesante destacar que, aunque el significado así llamado "de base" es más libre que los significados periféricos, no es, sin 59


embargo, totalm-ente libre. Como los significados periféricos, aquél también está ligado a determinada distribución. En otros términos. una distribución determinada señala un significado determinado. Así, el primer sentido del verbo to go puede realizarse en el modev)!, característico únicamente del segundo sentido. Pero lo (go ese significado no puede realizarse en el caso en que el suje(cf. the to de la acción sea un sustantivo de la categoría C o magazine had gane: /la. revista ha desaparectdo/: the cherm had gane: j el encanto ha desaparecidoj). Estas observaciones se aplican también. en cierta medida. a los sentidos del verbo to come.

+

e

En el segundo cuadro están representados dos adjetivos sinónimos: small /pequeño/ y tiny /muy pequeño, mtnusculo/, que se comparan únicamente a partir de un elemento de la distribución: los modelos estructurares. La frecuencia absoluta de smaJl en el material examinado es de 136 casos, la de tiny de 33.

2

1

A+N

N + to be

+A

sm811 room

ro be smelt

cuarto pequeño

ser

tlny room Cuarto minúsculo

pequeño

to be tiny ser minúsculo

ADV + A + N

5

4

3

NB

+ N+ A

- PAP + N

8 very smell

two sizes

too small

peyment

too sma/l

un salario muy bajo

dos medidas más chico

tor hltn demasiado pequeño para él

-

-

-

smell

120

8

4

tlny

32

1

-

2

-

2

-

El adjetivo small sirve para expresar la evaluación objetiva del volumen de un objeto. Estructuralmente esto aparece, por ejemplo, en el hecho de que el adjetivo emell puede combinarse con las palabras very /muy/. rether /bastante/ (cf. 8 very [rather] smell payment jun salario muy [bastante] bajo/). Este rasgo semántico está representado en todos los sentidos y variantes de sentido del adjetivo small, pero en modelos diferentes está representado con un diferente grado de especialización.

60


Verbo to sbsorb:

1. chupar

:

e + absorb + C2. Bfotting paper absorbs

lnk: /EI papel secante absorbe (chupa) la tinta./ : P ebsorb -:- C. The boy absorbs knowledge. /EI niño acumula conocimiento/ : P to be absorb ed in + C. He ls absorbed in reading. /ÉI está absorto (sumergido) en la lectura';

+

2. devorar. acumular

+

3. estar sumergido en

+

+

+

Verbo to dangla.

:e

2. mantener suspendido. columpiar

3. agitar

4. estar pendtente

+

+

+

+

+ +

+

+

+ e+

+

dangle from c. An eye glass dangling from a ribbon. /Un monóculo que cuelga de una cinta';

1. colgar Itntr.)

: P dangle e befare P. He dangled a toy beiore the child. /~I columpió un juguete delante del niño'; : P dangle before P. He dangled bright prospects befare the mano /ÉI agitó frente al hombre brillantes perspectlvas.Z : P1 dangle eiter P2. The man dangled after his wife. ¡Él hombre estaba pendiente de su esposa';

+

+

+

Verbo to dere. '1. osar, atreverse

2. enfrentar 3. desafiar

: P + dare

+

+

+

+

+

+ +

(to) v He did not dare to go. /ÉI no se atrevió a ir'; : P dare c. He will dare any denqer. /ÉI enfrentará cualquier peligro'; : P dare P to v. He dare me to jump over the strearh. /ÉI me desafió a saltar el arroyo.f

+

Verbo to accede.

1. consentir

: P

+ accede + to + C.

He acceded to

the request. /ÉI accedió al pedido./ 2. entrar

3. unirse a

62

+

+

+ accede to C. He acceded to the estate. /ÉI entró en la propiedad / : P accede to 1. He acceded to the party. /ÉI se unió a la ñesta.,'

: P

+

+ +


Para mayor evidencia, citaremos también el adjetivo goOO en función predicativa:

: n + to be + good. He (the dog. the idea) is good. IEI (el perro, la idea) es bueno

1. bueno

(a)./

2. bien dispuesto

+

+

3. amable 4. útil, saludable

5. ducho, hábil

+

+

: P to be góod to -1- P. He i s good to you. /1:1 es bueno contlqo.,' : Itfthet to be good of P. lt's good ot.you. lEs amable de tu parte'/ : C -1- to be good for -1- P. Apples are good for you. /Las manzanas son saludables para tL/ : P +to he good at C. He is good et countlng. '/1:1 es ducho en contar./

+

+

+

+

+

+

+-

+

Puesto que la distribución aparece como el indicador de uno solo de los sentidos -es decir, puesto que una distribución no coincide con los diferentes sentidos de una palabra polisémica-, puede decirse que los diferentes sentidos están en relación de distribución complementaria entre ellos. Sobre esta base estamos en condiciones de precisar mejor la descripción de los significados dada por el diccionario que tomamos como materia prima para el análisis. Nosotros hemos comenzado por atribuir ciertas fórmulas de distribución a todos los significados de una palabra polisémica que aparecían recortados como unidades independientes en el diccionario que tomamos como base. Ahora podemos comparar las fórmulas de distribución de los diferentes sentidos y unir en un solo sentido aquellos que tengan la misma fórmula de distribución. Si el diccionario desgaja cuatro sentidos de una palabra dada. pero si la distribución difiere solo para dos de ellos y coincide para los otros, tendremos todas las razones para considerar que lo esencial para la lengua es únicamente la diferencia entre esos dos sentidos. A manera de ilustración citaremos el siguiente caso. En el diccionario de A. Hornby, se distinguen para el verbo to dare los sentidos siguientes: 19 "arriesgarse a", "tener el coraje", y 29 "tener el coraje de", "osar". La distribución de los dos sentidos coincide. es decIr que. estructuralmente, la lengua no hace distinción entre ellos, ef. J deren't do it ¡No tengo el coraje de hacer ese]: primer sentido; How dare you say such a thing ¡¡Cómo osas decir una cosa semejante! i Cómo tienes el coraje de decir una cosa serne[antel /: segundo sentido. Por esa razón, los hemos unido en un solo sentido que se opone netamente, en el plano de la estructura, a todos los otros sentidos del verbo. I

63


Idealmente, la culminación de este trabajo preliminar debe ser la "copia" de un diccionario monolingüe cualquiera en términos distribucionales, es decir, en términos de modelos estructurales y de fórmulas de combinación. Esta copia nos permitirá, al mismo tiempo, revisar la división en diferentes sentidos que hemos tomado de allí. Como resultado puede obtenerse un diccionario de nuevo tipo. Es probable que un diccionario semejante pueda ser utilizado también para las necesidades de la traducción automática. Hagamos ahora un pequeño balance: 1) La distribución de tal o cual significado se expresa de una manera suficientemente adecuada a través del modelo estructural que le es propio y a través de la fórmula generalizada de combinación. 2) La distribución refleja suficientemente todos los elementos de base del significado lexical de tal o cual palabra. En las palabras polisémicas, las fórmulas distribucionales más frecuentes, es decir, las menos especializadas, se fijan a los sentidos más frecuentes, es decir, los menos especializados (sentidos de carácter muy general). Las fórmulas distribucionales menos frecuentes, es decir, las más especializadas, se fijan a los sentidos menos frecuentes, es decir, a los más especializados. 3) Dentro de los límites de una palabra polisémica existe una correspondencia biunívoca entre un significado y una distribución. 4) Los diferentes sentidos de una palabra polisémica están en distribución complementaria entre ellos.

111 Campos semánticos estructurados La obtención de una descripción distribucional de los significados permite pasar a la segunda etapa del trabajo: el establecimiento de los campos semánticos. En esta etapa no se toma como punto de partida el significado sino su distribución. Para determinar el campo semántico, es indispensable aislar la distribución del significado lexical concreto de la palabra poI isémica. Por consiguiente, hay que tomar únicamente la fórmula distribucional general, en la cual, en lugar de la palabra concreta, aparece la designación de la parte del discurso a la cual pertenece esa palabra. Digamos, por ejemplo, en lugar de: P to be good to P, tendremos la fórmula P to be A to P, que

+

64

+

+

+ + +

+

+


convendrá no sólo al adjetivo good, sino también a cruel /cruel/, iust /justo/, kind /amable/, merciless jdespiadado/. etc. En otros términos. "A" será, en la segunda fórmula, el símbolo de una clerta variable que podrá adquirir, según las circunstancias, talo cual sentido, Se plantea ahora la cuestión de saber si en este caso la distribución reflejará algún tipo de significado o será totalmente indiferente a la significación. Es evidente que, al estar aislada de la palabra concreta, la distribución no puede ser el signo de un significado lexical concreto. Sin embargo, algún rastro de significado lexical concreto se conserva bajo la forma de cierto rasgo semántico que refleja el carácter tipo de este significado lexlcal, así como de los de otras palabras que tienen la misma fórmula de distribución. Para la fórmula citada más arriba, es verosfrnll que este significado tipo sea: "dirigirse a alguien de una u otra manera", Este significado, como todos los que se le asemejan. resulta diferencial. ya que distingue las palabras empleadas en la fórmula dlstribuclonal citada, de las palabras empleadas en otras fórmulas dlstrlbuclenales. Hablando en general, no hay ninguna razón para tener que definir de una u otra manera los significados diferenciales de las diferentes fórmulas dlstribuclonales. Conforme a la ley de conmutación, no deberíamos hacer más que afirmar que la diferencia de estructuras es señal de la diferencia de significados, y que la analogía de aquéllas es señal de la analogfa de éstos. Siendo estrictos. deberíamos designar las relaciones semánticas entre las diferentes fórmulas distribucionales por medio de números o de otros símbolos no semánticos. Sin embargo, por toda clase de razones, nos es más cómodo definir los significados diferenciales en lugar de marcarlos con números. Dos ctrcunstancias pueden servir de justificación para tal derogación parcial de los procedimientos estrictos: 1) en lingüística estructural se admiten definiciones semánticas, siempre que estén justificadas por la estructura; 2) la legitimidad de nuestras definiciones puede ser verificada ya sea con el testimonio de un informante, ya sea con la ayuda de métodos psico-experimentales (cf. más arriba). El slqnificadotipo, común a una serie de significados lexicales concretos. puede no existir en forma pura y aislada en una palabra independiente. Se puede suponer que existen significados tipo correspondientes a la fórmula dlstrlbuclonal en su totalidad, y significados tipo que corresponden a cada uno de los elementos distribucionales por separado (al modelo estructural par un lado y a la fórmula combinatorIa por el otro). En otros términos. se puede suponer que tanto los modelos estructurales como las fórmulas combinatorias tienen un significado tipo determinado. 65


+

A manera de ejemplo. puede citarse el modelo estructural N V A en inglés. Si se toma este modelo y se extraen del diccionario los verbos que pueden tomar el lugar de V. se forma un campo de significados verbales, muy variados en cuanto a su sentido concreto. pero unidos por la idea común de estar en cierto estado o de pasar a cierto estado." He aquí una breve lista de esos verbos en grupos de palabras concretas: to appear modest /parecer modestn/, to bang shut /cerrar golpeandoj, to become red /ruborlzarsa/, to blow open jabrlr de par en par/, to blusb red /ruborizaree], to break loose !zafarse!. to elang shut /cerrar golpeando!, tn come awake /despertarse/, to continue warm /seguir estando ttblo/, to lall sick /caer enfermo/, to Ily open /abrlrse de repente/, to get well /restablecerse/, to grow old jenvejecer/. to go blue ¡ponerse azul/, to hold true Ipermanecer ftel/, to keep young

+

Imantenerse joven/, to lie flat /estar tendtdo/, to look well /tener buen aspecto/, to 100m large lacumularse!. to make good /tener éxlto/, to preve false /resultar falso/, to remaín ignorant/ seguir en la ignorancia/, to rest easy /quedarse tan tranqullo/, to ring true !sonar blen/, to tun dry [secerse], to seem qood Iparecer bueno/. to shine cleer /bríllar/, to show red Iruborizarse/, to slt stilf !permanecer sentado/, to stand stiff !permanecer en un lugar/, to stay bright !segulr brlllando/, to turn black /ponerse negro/. to weer thin /desqaetar/. to work loase /aflojarse,' (Ch. Fries, The Structure of English. N. Y.• 1952. pp. 135-137). Los campos de significados emparentados. formados de esta manera. pueden llamarse campos semánticos. Puesto que existe una correspondencia biunívoca entre un significado lexical concreto y su distribución, es posible pensar en obtener campos semánticos suficientemente homogéneos basándose en las fórmulas distribucionales generales. aisladas de los significados concretos. Sobre la hipótesis aquí expuesta se funda el trabajo que hemos realizado. Mientras no tengamos a nuestra disposición un diccionario que contenga una descripción distribucional de los significados, el problema de la sistematización de todo el léxico de la lengua en campos semánticos no podrá ser resuelto. Se puede ofrecer. sin 14 Se debe destacar que en Inglés no existe la posibilidad que tIene el espa-

ñol de acompañar prácticamente cualquier verbo con un adjetivo en función de predicativo subjetIvo (cf. Me saludó distraído; El niño corría alegre; Juan leyó preocupado la carta; MarIa se mira triste en el espejo; la puerta se abrla desvencijada sobre el galpón; etc.). En tales expresiones el inglés usarla un adverbio en lugar de un adjettvo. De allf que el modelo estructural N V A permita Identificar un campo particular de significados verbales. [N. de la T.]

+ +

66


embargo, una experiencia limitada, con el apoyo de los métodos estructurales (distribucionales) de establecimiento y exploración de los campos semánticos. Para la realización de la experiencia se utilizó el diccionario inglés ya citado de A. Hornby, en el cual los verbos están descriptos en términos de 25 modelos. Cada modelo lleva un número. (La inconsistencia de la terminología de Hornby es absolutamente evidente y no necesita comentarios.) Los modelos 4 y 7. por ejemplo, están considerados de esta manera:

+

+

+

+

N9 4. Sujeto verbo sustantivo o pronombre (to be) complemento: They be/ieved him to be tnnocent. /Ellos lo creían Ino-

cente/. N9 7. Sujeto

+ verbo + objeto + adjetivos: Don't get your clothes

dirty. /No te ensucies la ropa'; Los primeros 19 modelos representan los significados transitivos de los verbos, los 6 restantes, los significados intransitivos. Se atribuye un modelo definido a cada significado de cada verbo. La descripción de la gran mayoría de los significados está acompañada de un número suficiente de ejemplos que confirman la presencia del modelo establecido para cada uno de los significados. Para el análisis se eligieron 15 modelos transitivos. Por numerosas razones, todas suficientemente probatorias, se excluyeron del análisis 4 modelos. Los verbos a cuyos significados se atribuye talo cual modelo han sido tomados de la primera mitad del diccionario de A. Hornby (de la A hasta la L). En las listas se han Incluido también los significados que el autor del diccionario da, a manera de ilustración, en la introducción teórica a la obra. Se han examinado en total alrededor de 450 significados. Los grupos de significados obtenidos han sido analizados, en la medida de lo posible, en todos sus aspectos. Nos parece razonable circunscribir los resultados de este estudio a las tres cuestiones siguientes: 1) constitución y significado de los campos semánticos; 2) posibilidades de análisis componencial de los significados lexicales; 3) eliminación de los modelos no pertinentes y postulado de archimodelos.

1) Constituci6n y significado de los campos semánticos Entre fas modelos sometidos al análisis, un modelo representado por tres significados en total ha sido excluido del examen por-

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Que no permltfa encarar generalizaciones prometedoras. En los modelos restantes se han descubierto, de manera suficiente, carnpos semánticos homogéneos. Esto confirma la hipótesis que ha servido de base para este estudio y, a nuestro juicio. permite que sus resultados se consideren satisfactorios. Lo dicho, sin embargo, es insuficiente para una apreciación general de esos resultados, y he aquí la razón: si en determinados modelos se fija un campo semántico homogéneo, esto no quiere decir necesariamente que los significados a los que se atribuye el modelo dado se fijen, todos y sin excepción, en este último. Algunos significados, o pequeños grupos de ellos, pueden quedar fuera del campo semántico. Por esta razón, para una apreciación definitiva de los resultados de la investigación es indispensable conocer, no sólo el número de modelos que proporcionan campos semánticos homogéneos, sino también el grado de saturación de esos campos. Por "saturación del campo semántico" entendemos la relación entre el número de significados que recaen de hecho dentro de ese campo y el número total de significados registrados en el modelo dado.

la saturación de los campos semánticos, antes de la eliminación de los modelos no-pertlnentes y la hipótesis de los archlmodelos, constituía un promedio de alrededor del 80,6 % sobre el total del material analizado. Después de realizar esas operaciones, la saturación de los campos había aumentado, como promedio, de un 15 % a un 17 %. A nuestro criterio, aun en esas condiciones, los resultados del estudio pueden ser considerados satisfactorios. Para profundizar la evaluación de esos resultados es Indispensable, en fin, conocer el número de significados de un modelo. Si, por ejemplo, en un modelo determinado se registran en total 2 Ó 3 significados, es evidente que esto será insuficiente para sacar en conclusrén sea la presencia, sea la ausencia de un campo semántico homogéneo en el modelo dado. Cualquiera de estas conclusiones sería poco segura, por la gran probabilidad de coincidencias fortuitas. El mayor número de significados que hemos encontrado en los modelos analizados es de 96; el más pequeño, de 32. Citemos, a manera de ilustración, los especfmenes de algunos campos semánticos que hemos obtenido.

+

+

N9 7. Sujeto verbo objeto dirty. /No te ensucies la ropa';

+ adjetivo: Don't get your cfothes

El significado del campo semántico es: "fuerza ffslca que obra sobre un objeto acompañada de un cambio en su estado". El nú68


mero de significados en el campo es de 28. El total de significados en el modelo es de 29. La saturación del campo semántico es del 96.5 %. Ejemplos: to bang the door shut /golpear la puerta (al cerrarlalj', to bend something double /doblar algo en dos/. to cleave the head open /partir la cabezal. to colour something blsck /teñlr algo de neqro/, to cut the heir short /cortar corto el cabelln/, to drain the cup dry /vaclar la taza hasta el fondo/, to get one'e feet wet /mojarse los ples/, to hammer metal flat /alisar el metal con el martlllo/. to (ay the land weste /dejar desierta la tterra/.

+

+

+

+

12. Sujeto verbo sustantivo o pronombre (that) proposición: / told htm Itbet) he was mlstaken. /Yo le dije que se equivocaba'; El significado del campo semántico es: "transmisión de Información". El número de significados en el campo es 17. la saturación es del 100 %. Ejemplos: to advlse /aconsejar/. to assure /asequrer], to convlnce Iconvencer/, to inform /informar/. to lnstruct

/enseñar/. to remind /recorder/. to show /rnostrar/, to tel/ Idectr], to warm /preventr/, etcétera. NI' 19. A: Sujeto

+ verbo + objeto indirecto + objeto directo: Our

teecher gave us en Englísh lesson. /Nuestro profesor nos dio una clase de Inglés./ El significado del campo semántico es: "algo dado. transmisión". El número de significados en el campo es 31. la saturación del campo semántico es del 100 %. Ejemplos: to accord somebody a warm we/come /dar a alguien una calurosa blenvenlda/, to bequeath somebody money /Iegar dinero a alguien/. to bring sornebody 8 box /traer a alguien una oaja/, to deny somebody nothing /no negar nada a alqulen/, to hand somebody a book /alcanzar un libro a alqulen,', to lend somebody 5 dol/ars /prestar a alguien 5 dólares/, to lend probablffty to a theory /dar verosimilitud a una reoría/, to read somebody a book /Ieer un libro a alguien/. to throw somebody 8 rope /tirar a alguien una soga/o to tel! somebody 8 story';contar un cuento a alguien/.

2) Posibilidades de análisis componenciel de los significados lexicales Corno se ha dicho en el parágrafo precedente, el número de los significados varia de 96 a 8. Esto se explica por la diferente frecuencia de los modelos que han servido de base para el establecimiento de los campos semánticos correspondientes.

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gurarse/, to dtscover /descubrlr/. to find /encontrar/, to leem /aprender/, to decree /decretar/. to demand /exlgir/. to destre /desear/ to direct /indicar/. to insist /insistir/. to intend /tener la intención/, to suggest /sugerir/' Designamos con el N9 11 (por el número del modelo que establece el campo semántico) el rasgo distintivo semántico de segundo grado ("acciones propias del hombre"). Atribuimos este rasgo a todos los 96 significados registrados en el modelo dado y. en particula~al significado de to demando la fórmula de los significados de este verbo tomará entonces el siguiente aspecto:

to demend v-« I + /11

+ y/o

El estudio del 'Rlodelo N9 11 permite ver que dentro de él se aíslan estructuralmente una serie de grupos más pequeños. En particular, los significados to arrange, to intend /tener la intención/; to destre, to hate /desear, odlar/: to esk, to beg, to destre /pedir, rogar/; to decree, to demand, to direct, to enect, to enjoín, to insist, to suggest /decretar. exigir. indicar, ordenar. proponerlo se distinguen de todos los otros significados del campo semántico de "acciones propias del hombre" por el hecho de que exigen. en la proposición subordinada que los acompaña, el empleo de uno de los siguientes verbos auxiliares: shall, should, may, might. Esos significados están próximos uno con respecto al otro y establecen entre sí una relación semántica, dado que comparten el significado común "manifestación de la voluntad" (símbolo O). Subrayemos que en este caso el carácter más especializado del modelo (mucho menos frecuente que el modelo N9 11) corresponde plenamente al carácter más especializado del significado. Por consiguiente, a ese grupo de significados estructuralmente aislados y, entre ellos, al significado de to demand, puede atrlbufrseles el rasgo distintivo semántico de tercer grado: el significado común de "manifestación de la voluntad". La fórmula del significado del verbo to demand tomará entonces, en esta etapa del análts!s, el slgulente aspecto:

to demand = I + ~ 11

+ /0 + z/~.

En el grupo semántico que mencionamos hay subgrupos más pequeños, que pueden ser aislados estructuralmente; en particular. el subgrupo to decree, to demend, to direct, to enect, to enioin, to insist, to suggest. Su aislamiento estructural se expresa en el hecho de que la realización de cualquiera de los significados de este grupo implica el empleo del verbo auxiliar should en la pro-

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posición subordinada. Este modelo estructural es aun menos frecuente que el anterior (en el que había la posibilidad de elegir entre 4 auxiliares) y le corresponde un significado aun más especializado. Aquí, como en todos los casos anteriores, /a especia/ización estructural va acompañada de una especialización semántica. El rasgo distintivo semántico de cuarto grado que caracteriza los verbos de este subgrupo -y solamente éstos- es el significado de "insistencia, imperatividad" (símbolo C). Todas las apariencias indican que el subgrupo dado representa una serie sinonímica. A todos los verbos de esa serie se les atribuirá el rasgo distintivo semántico de cuarto grado. Así, la fórmula del significado del verbo fa demand tomará, en esta etapa del análisis, el siguiente aspecto: to demsnd>« I

+ ~11 + ID + (C + z')/~

donde z' representa los matices de significado. lAS características estilísticas y emocionales que distinguen to demand de los otros sinónimos de la serie dada. Todo hace suponer que en la quinta y última etapa del análisis se pueden encontrar las particularidades estructurales que corresponden a esos rasgos; el análisis componencial estaría, entonces, agotado. Por el momento, sin embargo, no se ha logrado una total claridad en cuanto a la naturaleza de esas particularidades. Como puede verse en /0 que ha sido expuesto hasta aquí, en cada etapa del análisis, tales o cuales rasgos estructurales sirven de base para aislar componentes semánticos cada vez más pequeños. Destaquemos que se puede emplear el índice de una u otra combinación como rasgo estructural particular, puesto que cualquiera de los elementos de distribución es índice de un cierto tipo de significado. Lo ideal sería tomar en consideración tanto los modelos estructurales como las fórmulas de combinación. El análisis componencial permite presentar el significado de los verbos en una pequeña cantidad de componentes. Desde el momento en que se une al análisis estructural, permite desgajar significados elementales, tales que puedan entrar en un gran número de significados lexlcales. Esto permite reducir al mínimo el número de los significados elementales. Puesto que la concepción de los campos semánticos estructurados está íntimamente ligada al análisis componencial, este último proporciona la base para una descripción sistemática del aspecto semántico de la lengua y para la creación de un diccionario "ideológico", fundado sobre el principio de economía y sobre el de la

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"puesta en factor común". propia de la serie de significados del rasgo semántico. Cf. el esquema siguiente. que refleja el material cuyo análisis hemos emprendido: 7

+[

11 + 19 +

]

." (

[

)J

D+ (C + z') ,

..

(

)

[.... ,.. " ....]

3) Eliminación de los modelos no-pertinentes y postulado de archimodelos

En el curso del análisis del material ha surgido una considerable dificultad. En efecto. se ha puesto en evidencia el hecho de que ciertos modelos engloban grupos bastante heterogéneos de significados. Por el momento. no se puede saber con claridad si esto es el reflejo de un efectivo estado de cosas en la lengua. o si lo es de los defectos del método con cuya ayuda se ha realizado el establecimiento de modelos en el diccionario de .A. Hornby. De todos modos, la dificultad que señalamos no es insuperable. En los casos muy poco numerosos en que el modelo engloba grupos semánticos heterogéneos, puede superarse la divergencia semántica con la ayuda de dos operaciones estructurales que hemos llamado, convencionalmente, eliminación de .modelos no-pertinentes y postulado de archimodelos.

al La eliminación de modelos no-pertinentes DescrIbiremos esta operación con la ayuda de los modelos números 3 y 4:

+

+

+

+

N° 3. Sujeto verbo sustantivo o pronombre (not) to infinitivo: I edvised him to do lt /Yo le aconsejé que lo htctera.Z El significado del campo semántIco es "causatívldad o impulso", la cantidad de significados en el modelo es de 76. La saturación del campo semántico (antes de la eliminación de los modelos nopertinentes y el postulado de archimodelosJ es de alrededor del 80 %. Ejemplos: to cause somebody to do something {empujar a alguien a que haga algo/. to command somebody to do something ¡ordenar a alguien que haga algo{ to force somebody to do sornethíng {forzar a alguien a hacer algol to Instigate somebody to do

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somethlng /instigar a alguien a hacer algo/ to invite somebodv to do somethlng /Invltar a alguien a hacer alao/. En este modelo hay nueve unidades que forman un grupo aislado con el significado común de "opinión". d. to believe somebody to be honest /creer honrado a alguien/. to expect somebody to go soon /esperar que alguien vaya pronto/, to f/nd somebody to be dtshonest /encontrar deshonesto a. alqulen/, to grant thls to be true /confiar en que algo es verdadero/.

+

+

+

+

N' 4. Sujeto verbo sustantivo o pronombre (to be) complemento: I know him to be honesto /Yo sé que él es honrado.Z El significado del campo semántico es "opinión". la cantIdad de significados en el campo es 20. La cantidad de significados en el modelo es 23. la saturación del campo semántico (antes de la eliminación de los modelos no-pertinentes y el postulado del aro chimodelo) es del 87 %. Ejemplos: to eccount somebody Innocent /reconocer que alguien es inocente/, to assert somebody to be dishonest /afirmar que alguien es deshonesto{. to consider sornebody to be honest /considerar honesto a alqulen/, to feel someboc1y to be wrong /sentir que alguien está equivocado{, to hold o to think somebody to be a foo/ /consíderar o pensar que alguien es tonto/, to orove somebody to be wrong /probar que alguien está equlvocadu/. Así, "según el sentido", deberíamos haber hecho pasar 9 significados aislados del modelo N9 3 al campo semántico del modelo N~ 4, pero sus particularidades estructurales (pertenencia al modelo N9 3) no nos permiten, en principio, realizar este cambio. Sin embargo, un análisis más atento muestra que esos 9 significados, a diferencia de 105 otros significados del modelo N° 3, pueden realizarse por Igual en el modelo N° 4. No en vano a ciertos significados (por ejemplo. to believe, to know) se les atribuye. en el diccionario. tanto el modelo N9 3 como el modelo N0 4. En otros términos, si nos basamos únicamente en consideraciones estructurales, esos 9 significados pueden ser considerados como pertenecientes tanto al modelo N9 3 como al modelo N° 4. la elección definitiva está caracterIzada por la exigencia de una máxima correspondencia semántico-estructural entre el modelo y el campo. Por este motivo, para la clasificación de 105 9 significados analizados. se toma únicamente en consideración el modelo N° 4. mientras el modelo N° 3 no es tomado en cuenta Y, por lo tanto. es eliminado.

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b) El postulado de archimodelos Describiremos esta operación con la ayuda de los modelos n(]tl; 5, 6 Y 9 y, parcialmente, de los modelos n"" 7 y 3.

+

+

N° 5. Sujeto verbo sustantivo o pronombre de him to do it. /Yo le hice hacer eso.]

+ infinitivo: I me-

Casi la mitad de los significados registrados en este modelo [6 sobre 13) proporcionan un campo semántico con el significado de "sensación, percepción", cf. to feel somebody come In /sentir que alguien entra/, to hear somebody slng a song /oír a alguien cantar una canctón/, to notice somebody go away /notar que alguien se val to see somebody run in /ver a alguien entrar corriendo/ etcétera. 5 significados tienen el rasgo semántico común de "causatividad, impulso", cf. to have o to make somebody do something /hacerle hacer algo a alqulen/, to bid somebody do something /proponer a alguien hacer algo/, etcétera.

+

+

+

N° 6. Sujeto verbo sustantivo o pronombre participio presente: He kept me waiting. /~I me tuvo esperando'; 5 significados sobre 9 expresan la Idea común de "sensación, percepción", cf. to fe el somebody coming in /sentir que alguien entra/, to hear somebody singing 8 song /ofr a alguien cantar una canclén/, to see somebody running in /ver a alguien entrar corriendo/ etcétera. 2 significados tienen el rasgo semántico común de "causatlvldad, Impulso", cf. to keep somebody wa/tlng /tener esperando a alguien/. to leave somebody waiting /dejar esperando a alquíenj', 2 significados tienen el rasgo semántico "toma de conciencia", cf. to find somebody reading a book /encontrar a alguien leyendo un libro/.

+

+

+

N" 9. Sujeto verbo objeto participio pasado: You must get your haIr cut. /Debes hacerte cortar el cabello'; ~

significados sobre 10 tienen el rasgo semántico común de "cauaatlvldad, Impulso", cf. to have something printed /hacer Imprimir algo/. to leave the window fastened /dejar cerrada la ventanal. to make one seff respected /hacerse respetar/, y otros 3 slgnifi~ cados tienen el rasgo semántico común de "sensación. percep76


ción", cf. to ~eel the houee sheken /sentir temblar la casal, to beer Italian spoken /oír hablar ltallano/, y otros. En ese modelo el verbo to flnd puede emplearse también con el sentido de "toma de conciencia", cf. to find the cup broken /encontrar rota la taza/o Recordemos que el campo semántico del modelo N9 7 tiene el significado de "fuerza física que obra sobre un objeto acompañada de un cambio en su estado". Recordemos también que el significado de "causatividad, impulso" caracteriza el campo semántico del modelo N9 3, que, por consiguiente, debe ser incluido de igual manera en el análisis. Así, el análIsis de los modelos nQ! 5, 6, 9 y. en parte, de los modelos nCS • 7 y 3 demuestra la presencia de tres grupos de significados:

causatividad impulso

sensación percepción

toma de conciencia

~t~~~~~+V

}

{ N + V + N + participio presente N + V + N + participio pasado {

~: ~: ~:~artlclPIO

presente

+ V + N + participio pasado N + V + N + participio presente N + V + N + participio pasado . N+V+N+A N

1

<t

~~ J

r y

Como se ve, tres grupos diferentes de significados han servido para caracterizar tres diferentes conjuntos de modelos. Aunque un mismo modelo aislado pueda aparecer en los diferentes grupos de significados, el conjunto de modelos no se repIte jamás. Para el análisis de casos como éstos, se puede postular la presencia en el sistema de la lengua de ciertos modelos y archimodelos abstractos, cuya aparición real está dada en forma de conjunto de variantes. Las variantes "físicas" de un archlrnodelo pueden coincidir con las variantes de otro archimodelo, pero estructuralmente pertenecen a unidades diferentes (a los archimodelos a, ~ y y). Es de primordial importancia destacar lo siguiente: la existencia de variantes de tales o cuales modelos en relación a los archlmo-

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delos está confirmada por el análisis transformacional de esos modelos. Las variantes del archimodelo ~ con el significado común de "sensación. percepción" permiten una serie de transformacIones naturales, cf. I heard hlm speak English = , heerd him speaklng English = I heard English spoken by him /Yo 1.0 oí hablar inglés;' Las variantes del archimodelo y con el significado común de "toma de conciencia" permiten transformaciones análogas, cf. I found the box emptying (vaciándose) I found the box emptied (vaciada) , found the box empty (vacía). Conviene comprobar que las variantes del archimodelo a con el significado común de "causativldad, impulso" sólo permiten transformaciones parciales. Sin embargo. también aquí puede establecerse, con suficiente claridad, el modelo y el campo semántico que le corresponde, utilizando el principio de la "definición por lo que resta"; después que se han establecido los campos semánticos de los archimodelos ~ y Y. se forma el único campo semántico del archimodelo a con el resto de los significados sometidos a análisis. De esta manera, los significados que pertenecen al archimodelo a corresponden al campo semántico del modelo N9 3. Los significados que pertenecen al archimodelo ~ forman el campo semántico particular de "sensación, percepción". Los significados que pertenecen al archlmodelo y forman el campo semántico particular de "toma de conciencia". La eliminación de los modelos no-pertinentes y el postulado de archimodelos permiten elevar considerablemente el porcentaje de saturación de los campos semánticos.

IV Conclusión /. La aplicación de los métodos estructurales en semántica atestigua la posibilidad de establecer una descripción sistemática del aspecto semántico de la lengua. En particular, la aplicación del análisis distribucional y de algunos elementos de análisis trans~ormacional, del método de substitución y del análisis componenclal, permite realizar una demarcación estructural de los campo, semánticos así como una exploración de los mismos. Al mismo tiempo, esto crea la base para una descomposición de los significados lexlcales en rasgos distintivos semánticos constitutivos. a) La presencia de una correspondencia biunívoca entre significado y distribución permite demarcar campos semánticos suficiente-

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mente homogéneos. La homogeneidad de los campos semánticos se acrecienta después de la eliminación de los modelos no-pertinentes y el postulado de archimodelos. b) El hecho de que los distintos significados de una misma palabra estén en relación complementaria uno hacia el otro permite obtener campos semánticos que no se encabalguen. e) El hecho de que los modelos de diferente frecuencia proporcionen clases de significados de diferente grado de especialización permite demarcar supercampos, campos, grupos y subgrupos jerárquicamente dispuestos. Esto crea la base Indispensable para el análisis componenclal de los significados léxicos. 11. El método propuesto para la obtención de los campos semánticos es, entonces, objetivo. Una vez terminado el trabajo con un modelo o fórmula de combinación cualquiera, el Investigador puede estar convencido de que en el campo semántico por él establecido no hay (en los marcos del diccionario sometido a análisis) ni un significado de más ni uno de menos. Utilizando este método, investigadores diferentes obtienen resultados idénticos. Los campos semánticos así establecidos reunirán unidades IIngürsticas (significados) y no unidades lógicas (conceptos). El edificio jerárquico de la lingüística será llevado hasta su término, es decir: hasta el nivel semántico. Puesto que el nivel sintáctico está directamente ligado al nivel semántico (a través de los modelos estructurales de combinaciones no condicionadas de palabras), el método estructural de obtención de campos semánticos permite demostrar el Isomorfismo que existe entre la sintaxis y la semántica. 111. El método expuesto no es el único método estructural que puede aplicarse a la semántica. En nuestro caso los campos semánticos están divididos sobre la base de modelos estructurales de combinaciones no condicionadas de palabras. Pero todo hace pensar que cualquier otro rasgo estructural -digamos, por ejemplo, los tipos determinados de subatitución que caracterizan las palabras de diferentes clases semánticas (of. la clasificación de sustantivos expuesta más arriba), O· la relación de IQS palabras con algunos tipos definidos de formación de palabras. y otras- puede servir de base para la demarcación de campos semánticos. En relación con esto, es indispensable recordar el original y muy interesante trabajo sobre el estudio de los significados, realizado

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por P. A. Soboleva sobre la base de criterios (transformacionales) de formación de las palabras. Se puede producir la hipótesis de que la elección de tal o cual método estará determinada por el carácter de la lengua. (Esta consideración es el resultado de las discusiones sostenidas con 1. 1. Revzin. quien ha manifestado ideas análogas acerca de un tema emparentado con éste.) Evidentemente, en lenguas de construcción analítica. con una morfologfa pobre y para las cuales un tipo muy fuerte de determinación del significado es el que proviene de la combinación no condicionada de palabras, el método expuesto por nosotros se revela como el más productivo. Para las lenguas de construcción sintética, con una rica morfología. el apoyarse sobre las categorías morfológicas puede resultar el método más útil y prometedor. En la aplicación a cualquier lengua y en determinadas condiciones, es posible que convenga utilizar la mayor cantidad de métodos para la obtención de campos semánticos. Esto dará la posibilidad de obtener no uno sino varios modelos del aspecto semántico de la lengua dada. Se crearán entonces las condiciones necesarias para verificar hasta qué punto es exacto talo cual modelo. Los diferentes métodos conducirán a la creación de un modelo o de varios modelos, lsomorfas entre sí. lo que servirá para confirmar su justeza relativa. Naturalmente, siempre será preferible verificar con la práctica uno u otro modelo, pero no siempre se pueden reunir las condiciones indispensables para tal verificación.

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F. G. Lounsbury

Análisis estructural de los términos de parentescet"

Puede considerarse que el conjunto de términos que designan las relaciones de parentesco como el padre, el hermano- del padre, el hermano de la madre, el hIjo de la hermana del padre, etc., y que determinan el lugar genealógico de un pariente con respecto a otro, forma un campo semántico. En toda comunidad dada. el uso lingüístico agrupa esas relaciones en un pequeño número de cIases de parentesco como padre, tío, primo, etc. El conjunto de las formas lingüísticas que sirven para designar esas clases en una comunidad lingüística constituye el vocabulario del parentesco. Cada una de esas formas es un término de parentesco. La clasificación impuesta a ese campo semántico por el uso convencional del vocabulario de parentesco varía mucho de una sociedad a otra. Nosotros examinaremos solamente un ejemplo de este uso: el de los indios Seneca, una tribu iroquesa que habita en la parte oeste del Estado de Nueva York, y que fue estudiada por Lewis Henry Margan a mediados del siglo XIX. Puede considerarse qus un vocabularIo de parentesco forma un paradigma; se lo puede someter, por lo tanto, a un tipo de análisis semejante al de los otros conjuntos paradigmáticos de una lengua. De esta manera es como analizaremos los datos sobre los Seneca. La aplicación de este método proporciona resultados que contradicen la concepcIón clásica, aunque errónea, de los antropólogos sobre la naturaleza del tipo iroqués de sistema de parentesco. Sin embargo, lo que aquí nos interesa no es corregir un error del análisis antropológico, sino ilustrar un método de análisis semántico.

15 Publicado en Proceedings of the 9th /nternatfona/ Congress of Ungufsts, Mouton & Ca. (La Haya. 1964). pp. 1073-1090. Traducido y reproducido con la gentil autorización del autor y de las ediciones Mouton.

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I Nociones preliminares f) Paradigma

Se considerará como paradigma todo conjunto de .formas lingüísticas en las que:

a) el significado de cada forma posea un rasgo en común con los significados de todas las otras formas del conjunto, b) el significado de cada forma difiera del de toda otra forma del conjunto gracias a uno o varios rasgos suplementarios. El rasgo común será denominado significado de base del paradigma y definirá el campo semántico que las formas del paradigma recortan. Los rasgos variables definen las dimensiones semánticas del paradigma. 2) Dimensión. Rasgo La dimensión de un paradigma es un conjunto de rasgos mutuamente exclusivos (es decir, que no son co-ocurrentes) y que comparten las mismas aptitudes (algunas o todas) para combinarse (para "formar haces") con rasgos de otra dimensión. Un rasgo es un término de caracterización última en un conjunto de términos descriptivos. apropiados para el análisis de un paradigma particular. Así, una dimensión es una "oposición", y los rasgos de una dimensión son los términos de la oposición. La reducción a oposiciones dicotómicas es siempre posible, pero se la adopta sólo cuando de ella puedan resultar una mayor claridad y una mayor simplicidad que la justifiquen. 3) Significado En el parágrafo 1, en lugar de slgnlflcado puede leerse sIgnificado y/o distribución, sin que eso desvirtúe el sentido que se le ha querido dar a ese término. J:ste debe ser interpretado de una manera amplia, que cubra a la vez: a) los objetos y las condiciones de referencia. bl ras restricciones y aptitudes partIculares del contexto. Con todo. en el ejemplo de paradigma de parentesco que se presentará más adelante. nosotros tomaremos en consideración solamente la referencia.

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4) Definiciones componencia/es

Un término que pertenece a un paradigma puede definirse de una manera componencla/ con ayuda de términos que definan sus coordenadas en el paradigma. La definición representa un haz de rasgos, es decir, una dimensión, o algunas de ellas, entre todas las dimensiones del paradigma. Ese haz de rasgos establece las condiciones necesarias y suficientes que debe satisfacer un "objeto" para ser un denotatum del término así definido. Los términos cuyos denotata son únicos constituyen una excepción; el caso más general es el de la denotación múltiple. La clase de todos los denotata posibles de un término constituye su designatum. Los rasgos que definen esta clase, es decir, las condiciones necesarias y suficientes para estar incluido en ella, forman su significatum. La definición componencial de un término es la expresión de su slgniiicetum. (Estos términos están tomados de C. W. Morris, "Foundations of the Theory of Signs", Internationa/ Encyclopedia of Uniiied Science, vol. 1, n9 2, University of Chicago Press, Chicago, 1938; y Signs, Language and Behaviour, Prentice-HalI. Nueva York, 1946.) 5) Definiciones conjuntivas

Una definición componencial representa el producto de una clase booleana: es, entonces, una definición unitaria o conjuntiva. Suponemos que el significado de todo término perteneciente a un paradigma correctamente definido (es decir, cuyo campo semántico sea unitario en sí mismo) será susceptible de tal definición. Es posible que esto indique un grado de confianza mayor que, el que deberíamos tener por el momento, pero, par lo menos, permite el análisis de los sistemas de parentesco. El procedimiento que adoptamos va desde las definiciones de extensión (hechas por la enumeración de los denotata) hasta las definiciones de comprensión (hechas especificando sus rasgos distintivos). Si no llegáramos a poder dar las definiciones conjuntivas de todas las clases terminológicas del sistema, habríamos fracasado. Si aceptáramos una solución de compromiso con respecto a este punto y admitiéramos definiciones disyuntivas (suma de clases, criterios alternati· vos de pertenencia) en el mismo nivel que las definiciones conjuntivas (producto de clases, criterios uniformes de pertenencia), no habría ninguna razón para poner el análisis en primer lugar (cf. parágrafo 3). En efecto, las definiciones de parentesco hechas a partir de la suma de unidades discretas -como las presentadas más adelante en el cuadro de los datos sobre los Seneca- son definiciones disyuntivas por excelencia.

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11 Datos sobre el pElrentesco entre los Seneca Presentaremos una lista de los términos de parentesco usados entre los iroqueses, tal como se la encuentra en la lengua de los Seneea. Cada término designa una clase de parientes en relación a un "alguien" (ego). Se define la referencia de cada término nombrando todos los tipos de parientes más o menos cercanos, asr como una pequeña muestra de parientes más lejanos, a los ouales se les aplica el término. Limitaremos aquí nuestra discusión a los tipos consanguíneos de parientes. 1) Abreviaturas adoptadas

Los tipos comunes de parientes reciben los siguientes srmbolos: P = padre, M = madre, F = hermano, S = hermana, s = hijo, 1= hija. (Como recurso mnemotécnico, puede recordarse que las letras minúsculas designan la generación siguiente.) Las relaciones de parentesco más complejas están representadas por sírnbolos compuestos, por ejemplo: IF = la hija del hermano, sSP == el hijo de te hermana del padre. IsFMM ="Ja hija del hijo del hermano de la madre de /a madre, etcétera. Puesto que aquí solo nos ocupamos del sistema consanguíneo, no tendremos necesidad de los símbolos suplementarios H = marido (husband) y W= esposa íwlfel, que son necesarios para describir el sistema de los parentescos políticos. 2) Sexo de la persona (ego)

Todos los tipos de parientes, correspondientes a cualquier térrnlno de parentesco, pueden ser eventuales referendos de ese término a un ego de uno u otro sexo, salvo cuando se indica expresamente otra cosa. Tal indicación se dará ya sea escribiéndola con todas las letras (sin abreviatura, como en el caso de la lista de datos que se da al final de este parágrafo), ya sea por medio de los sfrnbolos s (hombre) y !i1 (mujer), como en la discusión posterlor. Por ejemplo: s t = el hijo de un hombre, s ~ = el hijo de una mujer, sS ~ = el hijo de la hermana de un hombre, etcétera. 3) Términos de la traducción

Daremos también los términos españoles que corresponden a los de los Seneea. En cada caso, ese término es el que nosotros, según nuestra propia denomlnacl6n del parentesco, utilizaríamos para referirnos al miembro eje de una clase (es decir, al que o a 84


los que están más estrechamente emparentados con el ego). Deberá tenerse siempre presente, sin embargo, que esos términos no son traducciones españolas perfectamente adaptadas. puesto que no cubren las mismas áreas de denotación. Solo sería posible obtener traducciones españolas exactas por medio de paráfrasis descriptivas, y esto después de haber descubierto los rasgos de clasificación que definen las clases de parentesco Iroquesas. El uso de términos españoles sirve simplemente para ahorrarle al lector el esfuerzo de aprender un vocabulario iroqués; sirve también para posibilitar la identificación del o de los miembros eje, es decir, del o de los puntos centrales de cada clase. Los términos de la traducción aparecerán siempre entre comillas, por elernplo: "mi padre", para indicar que se trata de conceptos lroqueses y para distinguirlos del significado que estas palabras tendrían normalmente en español.

hakso:t, "mi abuelo"

PP. PM; FPP, FMP, FPM, FMM, sFPPP, etc.; también PPP, PMM,

etc. hernih, "mi padre"

P; FP; sSMP, sFPP, sFMP; sSPP; ssFPPP, etc.

hakhno'lseh. "mi tl o"

FM: sSMM, sFPM. sFMM; sSPM; s18MMM, etc.

hahtsi?, "mi hermano mayor"

F; s8M, sFP: sl8MM, ssFPP. sIFPM. ssSMP. slFMM, ssSPP, slSPM, 8sFMP; sIlSMMM. etc., cuando es mayor que el ego.

he'lké: '. "mi hermano menor"

Lo mismo. si es más Joven que el ego.

IIkya: rse: 'l, "mi primo"

sFM, sSP; ss8MM, sIFPP, ssFPM, sISMP. ssFMM slSPP, asSPM, sIFMP; sslSMMM, etc.

he.swek, "mi hijo"

s, sF; ss8M, ssFP. ssFM, saSP; sslSMM, ete., de un hombre, pe, ro: s; sS: aIFM. sIFP. slFM, sISP; sllSMM, etc .• de una mujer.

heyé:wó:té. "mi sobrino"

sS; sISM. sIFP, sIFM, sISF; sllSMM, etc., de un hombre.

hehséPneh, "mi sobrino"

sF; ssSM,· ssFP, ssFM, BSSP; ss18MM; etc.. de una mujer.

heya:te7. "mi nieto"

ss, si; ssF. alF. asS. slS; sssFP,

etc.; tamblón sse, ell, etc.

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akso:t, "mi abuela"

MP. MM, SPP, SMP, SPM. SMM; IFPPP, etc.; también MPP, MMM. etc.

no?yéh, "mi madre"

M; SM; ISMM, IFPM. IFMM. ISPM, IISMMM, etc.

ake:hak. "mi tIa"

SP; ISMP, IFPP: IFMP, ISPP; IsFPPP. etc.

ehtst», "mi hermana mayor"

s.

khe?ké:?, "mi hermana menor"

Lo mismo, 51 es más Joven que yo.

akya:?se:? "mi prima"

IFM, ISP; IsSMM, IIFPP, IsFPM, IISMF. IsFMM. IISPP, IsSFM, IIFMP; IslSMMM, etc.

khe:awak, "mi hija"

1; IF;

kheyé:w6:té?, "mi sobrina"

¡S, 115M. IIFP, IIFM. IISP, 11ISMM, etc., de un hombre.

khehsO?neh, "mi sobrina"

IF; Is5M, IsFP, IsFM, IsSP, IslSMM, etc., de una mujer.

kheye.te", "mi nieta"

Is, 11; IsF, IIF, 155, liS, IssFP, etc.: también Iss, IIJ, etc.

ISM, IFP; IISMM, IsFPP, IIFPM, IsSMP. IIFMM. IsSPP, IISPM, IsFMP, IIISMMM. etc., si es mayor que yo.

Is8M, IsFP, IsFM, IsSP; /sISMM. etc .. de un hombre. pero: 1, 18; 118M. IIFP, IIFM, IISP; IIISMM, etc., de una mujer.

Nota. Los datos provienen del libro de Lewis Henry Margan, Systems 01 con8anauinity and alfInity 01 the human lami/y, Smitñecnien Contributions to knowledqe, n9 216. Washington D.C., 1871. Las formas aqul reproducidas están atestiguadas directamente y/o por confrontación. La transcripción de los términos de parentesco se realizó según Wallace Chafe, Handbook 01 Seneca Languaga. New York State Museum and Sc/ence Servlce, Bul., n" 388, Albany, 1963. Solo se introdujeron allí algunas modificaciones de detalle.

111 Análisis

1) La base del paradigma

Una persona pariente de un ego, según una de las maneras que indican las variadas designaciones de tipos de parientes Incluidas en la lista anterior, es también "mi pariente" ekvetenohk.. y se lo

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puede mencionar como tal. Este término genérico Incluye todos los términos particulares del vocabulario del parentesco. Inversamente, cada uno de ellos supone todos los tipos de parentesco enumerados a partir de él. El término define así el rasgo significativo común exigido por un conjunto de formas si se las quiere considerar como integrantes de un paradigma. Este rasgo, que será designado K ("kinsman") en las definiciones de las clases de parentesco que daremos más adelante, representa, por consiguiente, la base del paradigma.

2) La dimensión de los grados de generación El examen de los datos muestra, en forma manifiesta, que una de las dimensiones del sistema es la de la generación, que ofrece un conjunto de cinco rasgos, los cuales representan categorías obligatorias dentro del sistema: la generación ascendiente en dos grao dos (o más); la generación ascendiente en primer grado; la generación del sujeto; la generación descendiente en primer grado; la generacIón descendIente en dos grados (o más). En las definiciones de las clases de parentesco las generaciones serán designadas, respectivamente, por G2, G', GO, G-l, G-2. Las categorías de la generación en Seneca, contrariamente a lo que ocurre en las que implica la terminología del sistema español de parentesco, son categorfas no absolutas: las clases de parentesco, entre los Seneca, no permiten establecer un corte entre generaciones. al contrario de lo que ocurre con algunas de las nuestras (un ejemplo similar son en español las clases primo, tío, tía, que se refieren a cualquier generación). Por otro lado, las clases de parentesco entre los Seneca permiten agrupar todos los grados de parentesco en línea colateral, mientras que ninguna de las clases españolas transgrede el límite de los tres grados de parentesco en línea colateral (y éstos están, además, obltqatorlamente diferenciados); el grado cero (pariente en línea directa); el primer grado (hermano, hermana, tío, tía, sobrino, sobrina), y el segundo grado (o más) (primo).

3J La dimensi6n del sexo Otra dimensión evidente del sistema es la del sexo. Sus rasgos son masculino y femenino. En las definiciones de clases de parentesco dadas aquí, se los designará, respectivamente, J y 2 Los rasgos proporcionados por las dimensiones de la generación y del sexo son suficientes para distinguir y definir cuatro de las clases de parentesco de la lista:

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halfSo:t. "abuelo"

ekso. t, "abuela" heye.te» '''nieto'' kheye.te? "nieta"

. . . .

o·G2·K. 9·G2·K. S' G-2·K. ~. G-2·K.

A diferencia de los términos análogos del español, los cuatro términos Seneca comprenden no solo los parientes en línea directa sino también los parientes colaterales. Esto puede apreciarse en las definiciones componenciales que damos aqul, puesto que ellas no incluyen rasgos pertenecientes a una dimensión de orden colateral (como deberían hacerlo, en cambio, para definir nuestros términos españoles). 4) Clasificación en la primera generación ascendiente Se distinguen cuatro clases de parientes en la primera generacl6n ascendiente: ha?nih ("padre"). no'lyeh ("madre"). hekhnorséh ("tío") y ake:hak ("tía"). Suponiendo que se trate de dos dimensiones definidas por esos rasgos dicotómicos, puede intentarse acoplar los términos. Puesto que hay cuatro términos, existen tres maneras de acoplarlos. En primer lugar, podríamos unir "padre" y "tío" y oponerlos a la otra pareja integrada por "madre" y "tía". El examen de los datos mostrará que, si lo hacemos así, la oposición descansará sobre la dimensión del sexo. (Destaquemos que es necesario examinar los datos para poder llegar a determinar esto; no podemos simplemente suponer que es lo natural ni deducirlos de los términos de la traducción. La literatura antropológica muestra numerosos ejemplos en los que los sistemas poseen a la vez hombresy mujeres en la clase "madre", así como hombres y mujeres a la vez en la clase "padre".) El examen de los datos sugiere también la posibilidad de acoplar los términos de otra manera. Si se oponen "padre" y "tía" a "madre" y "tío", la dimensión puede ser caracterizada como lateral y los rasgos opuestos que la constituyen como "patrilaterales" y "matrllaterales" Designaremos estos rasgos, respectivamente, por medio de l't y u, Como puede verse en el cuadro precedente, los tipos de parientes designados con él término "padre" (ha?nih) son parientes masculinos de la primera generación ascendente y emparentados al ego por parte de padre (patrllateral), mientras que los llamados "tío" (hakhno?seh) son todos de parte de madre (matrllateral). De la misma manera, los que son llamados "tía" (ake:hak) son parientes femeninos de esa generación y de parte de padre; mientras Que los llamados "madre" (no?yéh) se sitúan del lado

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materno. Esos rasgos de la dimensión lateral combinados con los de la dimensión del sexo son suficientes para diferenciar las cla,ses de parentesco de la primera generación ascendiente. Las definiciones son las que siguen: herniñ, "padre" . eke.liek, "tía" . hakhno?seh, "tío" . no?yeh, "madre" •...........

J·:n;·Gl·K. !¡1·:n;·Gl·K. s- WG1·K. !j1·wGl·K.

Existe, sin embargo. una tercera manera de acoplar esos términos, que nos conducirá a acoplamientos más o menos racionales o naturales, pero que debemos señalar de todos modos: se trata, en este caso, de reunir "padre" y "madre" y de oponerlos a la pareja formada por "tío" y "tía". El examen de los datos, tendiente a descubrir un rasgo común a todos los miembros de la clase del "padre" y de la "madre" y, por otro lado, un rasgo opuesto común a los miembros de las clases del "tío" y de la "tía". muestra que ésta es, desde el punto de vista de los propios datos, una manera mucho menos evidente de realizar acoplamientos. En efecto. para 'realizarla, será necesario apelar a un conjunto de rasgos más artificiales. Éstos son, sin embargo. posibles de definir. Y este hecho es suficiente para mostrar que se trata, también aquí, de parejas naturales: efectivamente, las parejas arbitrarlas y antinaturales no 'permtten jamás descubrir rasgos comunes. Por consiguiente, se puede definir un rasgo L:::: que se referirá a todo tipo de pariente en el cual el sexo del pariente designado es el mIsmo que el de /a relaci6n de parentesco más cercana; y un rasgo opuesto L# que se referirá a todo tipo de pariente en el cual e/ sexo del pariente designado es opuesto a/ de /a re/ación de parentesco más cercana. El segundo de estos rasgos es común a la vez a todos los miembros de las clases del "tío" y de la "tía", mientras que el primero es común a la vez a todos'Ioa miembros de las clases del "padre" y de la "madre". Así, en los tipos FM, sSMM, sFPM, sFMM, sSPM, etc. ["tíos"), y en los tipos SP. iSMP, IFMP, ISPP, etc. ["tías"), es exacto que el sexo del pariente o de la pariente designados -proporcionado por el primer término de la relación- es, en cada caso, opuesto al de [a relación de parentesco más cercana al ego. "E/ sexo de los parientes intermediarios, en caso de estar indicado, no es pertinente para /a estimación." En forma semejante, en los tipos P, FP, sSMP, sFPP, sFMP, sSPP, etc. ("padres"), y en los tipos M, SM, ISMM, IFPM. IFMM, ISPM, etc. ("madres"), el sexo del pariente o de la pariente designados es, en cada caso, el mismo que el de la más próxima relación de parentesco. Señalemos que P y M son los casos límite, en los cuales el pariente ~9


más cercano al ego (último término) y el pariente designado (primer término) coinciden. En los casos de coincidencia, es evidente que se puede decir que la condición de igualdad de los sexos está satisfecha. Con estos tres acoplamientos posibles de los cuatro términos de parentesco Gl, tenemos una dimensión más, que es necesaria para otorgarles una característica única. Los rasgos de dos de esas dimensiones pueden ser elegidos como rasgos que definen; los de fa tercera dimensión, en cambio, como rasgos redundantes (redundante está tomado aquí en sentido lógico, no empírico, puesto que los rasgos de cualquiera de esas dimensiones pueden ser definidos en función de los rasgos de las otras dos). Puede objetarse que en el tercer caso nosotros tratamos de Imponer, en el sistema de los Seneca, un acoplamiento que es natural y razonable desde nuestro punto de vista. en tanto miembros de la comunidad lingüística española, pero que, dado su carácter forzado, no puede ser apropiado para el sistema Iroqués. Nos reservamos para más tarde nuestra opinión sobre ese punto. Por ahora, admitimos que existen tres definiciones posibles y alternativas para cada una de las clases de parentesco de la primera generación ascendiente: ha?nih, "padre" no?yeh, "madre" hakhno?seh. "tío" " ake:hak, "tía"

. . . ".

<3" L=·Gl.K, o Q·L=·Gl.K, o c!' Ll"·Gl. K, o

2· L.~·GI.K,

s: ~'Gl'K, O 1t·l::·GI·K. 2·~·Gl.K,

o

~·L=·Gl·K.

K, o 1": Ll"·GI. K. o !i·tc·GI.K, o tc'Ll"·GI·K. $. Ji'Gl

5) Clasificación en la primera generación descendiente

La lista de los tipos de parientes de la primera generación deseendiente proporciona seis términos de parentesco, pero solamente cuatro de ellos conciernen a cualquier ego. Examinemos en primer lugar los cuatro términos de "pariente" de un hombre y, como lo hicimos antes, busquemos todas las rnaneras posibles de acoplarlos. Podemos comenzar formando parejas según el sexo. "hijo" (he.ewsk) y "sobrino" (heye:w6:te?), opuestos a "hija" (khe:awak) y "sobrina" (kheyé:wó:té). Una segunda manera de acoplamiento posible consiste en reunir "hijo" e "hija" y oponerlos a "sobrino" y "sobrina". Este acoplamiento -como puede verse en el cuadro que dimos más arribaopone una primera clase compuesta por los htjos de un sujeto masculino y los hijos de matrimonios en los cuales el que está emparentado con el ego es el hombre, a una segunda clase compuesta por los hijos de un sujeto femenino y los hijos de matri-

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monlos en los cuales la que está emparentada con el ego es la mujer. Es decir que en la primera clase están incluidos los hijos del hermano y los de todos los primos, estén éstos clasificados como "hermanos" (sSM, sFP) o como "primos" (sFM, sSP), y en la segunda clase están incluidos los hijos de la hermana y los de todas las primas, estén clasificadas como "hermanas" (lSM, IFP) o como "primas" (IFM, ISP). Podemos simbolizar los rasgos de esta oposrcion con las letras y o, que sugieren los términos que describen en parte -aunque no enteramente- ese tipo de parentesco "fratrifilial" y "sorofilial"

~

Habría aún una tercera manera de acoplar estos cuatro términos de parentesco. I:sta consistiría en reunir "hijo" y "sobrina" y oponerlos a "hija" y "sobrino". Aunque este acoplamiento pueda no gustarnos (y tampoco a los iroqueses), y no ser natural, es sin embargo posible definir un rasgo que uniría las clases de "hijo" y "sobrina" (a saber: identidad del sexo entre el pariente designado y la más lejana relación de parentesco), y un rasgo opuesto que uniría las clases de la "hija" y el "sobrino" (a saber: oposición de sexo entre el pariente designado y la más lejana relación de parentesco). Podemos simbolizar estos rasgos, respectivamente, con R= y R*. Pueden darse así tres definiciones de cada una de las cuatro ciases de parentesco G-l que conciernen a un ego hombre: he:awak, "hijo" . khe:awak, "hija" . heye:wo:te?, "sobrino" .. kheyé:wo:té?, "sobrina"

5·13,G-l.K, ~' 0·G-l.K, i!' O'·G-l.K, s a·G:"1.K,

o o o o

e P=·G-l.K,

o 0·P=·G-l.K. Prf·G-l.K, o ""p#o·G-l.K. s: Prf'G-l'K, o o,p#o·G-l·K. ~. P=·G-1.K, o O'·P=·G-l·K. ~.

Si examinamos ahora la clasificación del parentesco en relación con un ego mujer, tendremos las siguientes definiciones: he:awak, "hijo" . khe.ewek, "hija" , .. hehs{j?neh, "sobrino" . khehsó?neh, ..sobrina" .

s- O'·G-l.I{, o s- P"'G-1.K, o o·P"·G-1.K. s o·G-1.K, o s- P=·G-t.K, o o'P='G-l'K: o''''G-l'K, o i!·P=>·G-1.K, o 0,P=·G-l·K.. ~, ,,·G-1.K, o ~. P;F·G-1.K, o 0,p#o·G-1.K~

Ninguna de estas definiciones es invariante con respecto al sexo del ego. En efecto, las definiciones de "sobrino" (hehs6?neh) de una mujer son "idénticas a las de "hijo" (he:awak) de un hombre, mientras que las de "hijo" (he:awak) de una mujer son idénticas a las de "sobrino" de un hombre (heye:wo:té?). Seguramente, habría sido preferibl~ obtener definiciones invariantes en cuanto al sexo del 91


ego, por lo menos cuando se trata de las mismas formas Jingüísbeas (he:awak, khe:awak). Esto puede lograrse tomando una pareje de rasgos que se definen como los recíprocos de los que se utlnzaron para obtener en G! el acoplamiento de "madre" y "padre" y 91 de "tío" y "tía". Definamos un rasgo L=, que será considerado inherente a todo tipo de parentesco en el cuai "el sexo de la relación de parentesco más lejana es el mismo que el del ego", y un rasgo opuesto L"", que será

considerado inherente a todo tipo de parentesco en el cual "el sexo de la relación de parentesco más lejana es opuesto al del ego". El primero de esos rasgos es común a la vez a todos los miembros de las clases de "hljo" (he.ewek) y de "hija" (khe.ewek), tanto si están en relación con un hombre como si lo están con una mujer. El examen de los datos confirmará que esto es así: por ejemplo, sF ~ • sS s , ssFM s . slFM s , etc. Observemos que s (es decir. s ~ y s 9) Y I (es decir, J 6' Y I !j1 ) son casos límite, en los cuales la relación de parentesco más lejana (el segundo término) coincide con el ego. En tal caso puede decirse que sus sexos son los mismos. Podemos entonces redefinir los términos G-1 de la siguiente rnanera:

he:awak, "hijo" . khe:awak, "hija" . heye:wo:te?/hehso?neh, "sobrino" . kheyé:wo:te? khehso?neh, "sobrina" ..

s- L=·G-l·K. s- L=·G"';l·K. e- L;06"G-l·K. s- L;06 ·G-I. K.

Ahora el término he:awak, en lugar de representar dos palabras homónimas, forma una sola palabra con un solo significado; lo mismo sucede con el término khe:awak. Nos quedan además los dos términos "sobrino" que ya no son sinónimos, y que difieren por un constituyente suplementario que precisa el sexo del ego; lo mismo ocurre con los dos términos "sobrina". Este resto es útil, en particuIsr en el caso de una lengua emparentada, la de los Tuscarora, que no posee esta sinonimia suplementaria. Los Tuscarora tienen solamente un término (kheyehwa?ne?), indiferenciado tanto en cuanto al sexo del ego como en cuanto al del pariente, que corresponde al significado L~.G-l.K.

6) Clasificación de la generación cero la generación cero, GO, comprende cinco términos de parentesco. Cuatro de ellos. los términos hshtsl", he?ke:?, ebts!", khe?ke:? (o clase slbling). forman un conjunto fácilmente anaIizable, que se

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apoya sobre las diferenciaciones de edad relativa y de sexo. El quinto término, akya:?se:?, "primo", tiene una gama de denotaciones comparable, en extensión, a la de los otros cuatro términos en conjunto. En esta gama no se hace ninguna distinción en cuanto al sexo o a la edad relativa. Deseamos ahora descubrir una dimensión que permita definir la diferencia que existe entre las clases slb/lng combinadas (es decir, la suma de cuatro clases distintas) y la clase "primo". El examen de los datos revela que hay una, y solo una, posibilidad. En CQRse· cuencia, definiremos un rasgo A=, que será considerado inherente a todo tipo de parentesco en el cual el sexo de la relación de parentesco más lejana es el mismo que el de la relación de parentesco más cercana, yun rasgo opuesto A<F, que será considerado inherente a todo tipo de parentesco en el cual e/ sexo de la re/ación de parentesco más lejana es opuesto al de le relación de parentesco más cercana. El segundo de esos rasgos es común a todos los miembros de la clase "primo" (sFM, s8P, sl8PP, slSMP, etc.). El primero es común a todos los miembros de las cuatro clases slbling (s8M, sFP, ss8PP, ss8MP, etc.). Destaquemos que F y8 son los casos límite, en los cuales la relación de parentesco más cercana y la relación de parentesco más lejana coinciden (hecho que no surge simplemente de las designaciones F y 8, pero que puede verse fácilmente si se recuerda que F es sP y/o sM, y que 8 es IP y/o 1M). F y S son admitidos, por razones empíricas, como tipos de parientes "primarios" en el análisis. Por las mismas razones, la ambigüedad que les es inherente puede ser tolerada. Podemos escribir ahora las definiciones de los términos de la generación cero (A+ y A- desIgnan los rasgos de las edades relativas):

hehtslv, "hermano mayor" he?ké: 7, "hermano menor" ehtsi", "hermana mayor" khe?ké:?, "hermana menor" " ? se:«; ?'" primo /a " a k ya:,

. A+·~, N=·Go·K. . A-' ~·A:;:·Go·K. . A+· ~. A=,Go·K. . A-' ~,A=·Go·K. . A""Go'K.

7) Dimensión de la ramificación Al revisar las definiciones dadas en los parágrafos anteriores para las clases de parientes Gl, G-l y. GO, puede destacarse que: (a) los rasgos L = Y L<F aparecen solamente en el contexto Gl. (b) los rasgos L= Y L'" aparecen solamente en el contexto G-l. (e) los rasgos A= y A'" aparecen solamente en el contexto GO.

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Es decir. que estos rasgos están en distribución complementarla. Esto nos puede sugerir que se trata de variantes condicionadas de una pareja de rasgos que constituye su base. y que pueden agruparse, si se cumple la condición de similaridad, en una sola pareja de ualdades, en el metalenguaje utilizado para revelar el contenido semántico de los términos de parentesco entre los Seneca. Estos rasgos pueden así ser reducidos a una oposición, que encontrará sin duda una más amplia aplicación en el sistema; dejaremos entonces de tener tres oposiciones, cuya aplicación alcanzaría dominios mucho más reducidos. En realidad. la condición de similaridad puede ser fácilmente encontrada (esos tres contrastes Implican una comparaclón con la generación que precede inmediatamente a la del ego y/o a la del pariente), Podemos tomar entonces L=, L=, y A=, con las definiciones que de ellos han sido dadas anteriormente, como las variantes combinatorias de un único rasgo de base. De la misma manera, l~. L,. Y A" pueden ser considerados como variantes combinatorias de1 rasgo opuesto. Podemos designar esos rasgos con los términos tradicionales de, respectivamente. para/e/o y cruzado, aunque el verdadero significado de esos términos, en su aplicación al sistema de parentesco lroqués, no ha sido claramente comprendido en el pasado. De igual modo, la dimensión que constituye esos rasgos puede designarse con el término tradicional de remiilcecton. Utilizaremos los símbolos I1 y x para representar los rasgos en la fórmula de las definiciones. Bl La estructura del campo

Se pueden reescribir ahora las definiciones de las clases de parentesco de las tres generaciones del medio. El paradigma entero puede ser presentado de manera que muestre la estructura de su campo semántico, inscribiéndolo en un diagrama de cuatro dimensiones, una matriz con cuatro columnas o un esquema con cuatro niveles. El campo del cual nos ocupamos hasta el presente es el de los parientes consanguíneos. Los otros tipos de parientes (medios-hermanos o parientes polftlcos), así como los términos que los clasifican, se pueden tratar de la misma manera. Las categorías de parientes políticos (o los de los medios-parientes consanguíneos) se distinguen obligatoriamente de las categorfas consanguíneas y también unas de otras entre sí. Su clasificación es particular del sistema iroqués. El campo no está afectado por las numerosas formas que designan superclases obtenidas neutralizando las oposiciones de sexo, de 9.~


edad relativa, y de la "dirección" de la generación (es decir, descendiente vs. ascendiente). Esas neutralizaciones se obtienen por medios gramaticales tomados del sistema de inflexión y de derivación de la lengua iroquesa. Su existencia no anula la exigencia del carácter obligatorio que ha sido formulado para establecer las distinciones que hicimos en los parágrafos precedentes. En efecto,las formas de neutralización son términos genéricos, apropiados solamente para contextos muy limitados. Su legalidad en el uso (aunque no en la gramática) es comparable de alguna manera al término genérico español padres. "uno de los padres", o al inglés sibltnq, o a los términos genéricos franceses parent y enient, así como a las palabras artificiales utilizadas a veces por los antropólogos franceses, del tipo de grand-parent. Los diversos aspectos del sistema de parentesco entre los lroqueses no pueden ser estudiados aquí: ello llevaría a extender este artículo hasta dimensiones desacostumbradas. Sin embargo, hay una cuestión de interés más general que merece por lo menos un comentario. Entre las cuatro dimensiones utilizadas para el análisis del sistema consanguíneo, tres -el sexo, la ramificación y la edad relatlva- representan una oposicIón dIcotómica que tiene solamente dos rasgos; pero la cuarta de estas dimensiones -la qeneración- es una dimensión cuya variable puede tomar cinco valores. A este propósito pueden plantearse dos cuestiones: la primera consiste en saber si la dimensión con cinco valores es reductible, de hecho, a dimensiones definidas por oposiciones dicotómicas; la segunda cuestión consiste en saber si, en las oposiciones dicotómicas, uno de los miembros puede ser considerado el miembro marcado (rasgo positivo) y el otro, el miembro no marcado (ausencia o negación del rasgo positivo). En lo que concierne a la primera cuestión, puede destacarse que, puesto que los términos de parentesco se integran en conjuntos recíprocos, es siempre posible analizar exhaustivamente la polaridad entre los términos recíprocos como una dimensión particular de la oposición. Así, en lugar de una dimensión con cinco valores, como lo es la de la generación (G2, Gl, GO, G-l, G-2), podemos tener una dimensión con tres valores: el eleiemlento de la generación (compuesto por los valores absolutos Gl, G2, GO); Y una dimensión de polaridad (mayor vs. menor) o de dirección de la generación (más vs. menos). Esta reducción es particularmente apropiada para el lroqués en el cual, por ejemplo, un conjunto como el que forman los dos términos de los "padres" y sus dos términos recíprocos de los "hijos", está englobado por un término genérico que neutraliza la dirección de la generación (o su polaridad), así como el sexo de los términos de base. Así:

95


1[ha?nih

+ no?yeh} + [he:awak + khe:awakJr =

iakyatathawak}

es decir:

i [( o·11·GI.K) + (9'I!'Gl'K)] + =

[(.!·II·G-l.K)

~ 11·G±l.K

r

+ (~·lI·G-l·K)H =

y lo mismo ocurre con los otros conjuntos recfprocos del sistema. Esta nueva dimensión puede ponerse en el mismo nivel que el establecido para la edad relativa. En efecto, la relación de polaridad entre los términos "padres" e "hijos" es semejante a la de los. términos "stbtinq mayor" y "slbllng menor". Asf:

i[hahtsl?

+

ahts/?]

+ [he?ke~.? + khe?ke:?Jr + iakyatate?ké:?r

es decir:

+

+ [( ~·II·A_·Go·K) + = ill GO x}.

~ [( a·II·A+·Go·K) (~'II'A+'Go'K)] (~·II·A-·Go·K)H

+

Es posible, entonces, simplificar analíticamente la dimensión de la generación sin aumentar el número total de dimensiones. En cuanto a la dimensión con tres valores que nos queda, la del a/ejamlento de la generación, debo decir que no conozco una buena razón natural para operar su reducción, aunque es siempre posible hacerlo por una decisión arbitraria. Se la puede cortar en dos lugares: ya sea entre G2 y todo lo que queda, ya sea entre GO y todo lo que queda. Pueden aportarse argumentos más o menos válidos para efectuar esta operación, pero siempre a condición de añadir una dimensión al sistema. Esto es un "gasto", puesto que serían necesarias dos dimensiones de oposición dicotómicas para dar cuenta de solo tres valores. En cuanto a la segunda de las cuestiones que planteamos más arriba, es decir, la de saber si se puede hacer una distinción en cada oposición entre un miembro marcado y uno no marcado, puede afirmarse que hay buenas razones para considerar como miembro marcado el primer término de cada una de las oposiciones que siguen (esas razones provienen esencialmente de la estructura semántica, pero tienen correlatos tanto lingüísticos como sociales): Polaridad: mayor vs. menor Sexo: masculino vs. femenino Ramificación: cruzado vs. parale/o. La cuarta dimensión del sistema (alejamiento de la generación) sigue siendo una dimensión con tres valores, a menos que se la

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reduzca arbitrariamente. Puesto que yo no encontré ninguna razón, lingüística o social, para dividirla en dos dicotomías taxonómicas, no tengo, por eso mismo, ninguna razón para determinar qué rasgos podrían ser considerados, en ese caso, como marcados o no marcados. Para justificar la precedente elección de miembros marcados (mayor, masculino y cruzado) sería necesario exponer largamente el sistema de los prefijos pronominales y transitivos, el sistema del género, así como el de la derivación de los radicales en la gramática iroquesa. Sería necesario también exponer la exégesis de Whorf sobre esos sistemas y discutir un poco más la tipología de los sistemas de parentesco llamados de "tipo lroqués", Es suficiente decir aquí que, en cada caso, el miembro marcado es, en cierto sentido, "particular" y que se opone a un miembro "general" o "común". En posición de contraste, el miembro no marcado es específico; en posición de no-contraste, es general. (Cf. "El significado general de una categoría marcada consiste en que ella afirma la presencia de determinada propiedad A [positiva o negativa]; el significado general de la categoría no marcada correspondiente no especifica nada en cuanto a la presencia de A y se emplea principalmente, pero no exclusivamente, para indicar la ausencia de A. En el nivel del significado general, la oposición de los dos términos se puede interpretar como 'afirmación de A'l'no afirmación de A', mientras que en el nivel de los significados 'restringidos', nucleares, se encuentra la oposición 'afirmación de A'/ 'afirmación de no-A' " [R. Jakobson, "Shlfters, Verbal Categories and the Russian Verb", en Essais de Linguistique générale, París, 1963, p. 185].) Así, el "género común" de los iroqueses es el femenino (y no el masculino como en español); la base general (el radical común) de las relaciones padres-hijos es -hawak, y la extensión de la bifurcación en GO (que opone el sistema "tipo iroqués" al "tipo cheyenne") pesa bastante poco sobre los iroqueses.

IV Conclusión Este artículo ha sido presentado como un ejemplo de análisis estructural sobre un conjunto lexical que cubre y divide un campo semántico. Se ha señalado que se puede considerar que este conjunto lexical particular forma un paradigma y puede ser sometido, por lo tanto, a un análisis semejante al que se aplica a los otros conjuntos paradigmáticos de una lengua. Algunas nociones gene·

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rales de lingüística, esenciales para este trabajo, han sido también definidas o brevemente discutidas, en particular con referencIa a su utilización en el análisis semántico (las nociones de campo semántico, de paradigma, de base, de dimensión, de rasgo, de definición componencial; el pasaje de las definiciones de extensión a las definiciones de comprensión; la posibilidad de dimensiones de contrastes dicotómicos; y la identificación del rasgo marcado de una oposición). Hemos indicado también algunas de las razones que nos hacen preferir las definiciones conjuntivas. He notado que una reaccIón frecuente entre los lingüistas ante tales ejercicios sobre el parentesco es la de reconocerles un Interés limitado en lo que concierne a los problemas generales del análisis semántico; se dlce, en efecto, que los vocabularios de parentesco y sus significados constituyen un dominio particular de la lexicología que permite la especificación y el análisis de la referencia con un grado de rigor satIsfactorio; pero que, por esta misma razón, no son representativos de los problemas generales de la semántica lingüística y de la lexicología. Yo no quiero hacer una exagerada publicidad a determinados métodos particulares, utilizados en el análisIs de la terminología de los sistemas de parentesco, aunque, a mi juicio, sus posibilidades son, en general, subestimadas. En todo caso, me gustaría proponer algunos comentarios de interés general a partir del trabajo aquí presentado.

1. El primer punto consiste en saber si existen en la lengua otros campos susceptibles de ser sometidos a este método de anállsiso Sobre esta cuestión, yo diré solamente que los antropólogos han aplicado este u otros métodos semejantes a los vocabularios que cubren dominios lexicales y culturales de particular Interés para ellos. Entre éstos, los vocabularios del color, las terminologías etnobotánicas indígenas, los vocabularios sobre la taxonomía de las enfermedades en las sociedades primitivas, los de las primitivas cosmologías, los sistemas de conceptos religiosos, etc. La investigación es bastante reciente y todavía hay mucho que hacer para desarrollar el método. Un texto de Harold Conklin propone una visión de conjunto y una bibliografía ("Lexicographical Treatment of Folk Taxonornles", en Problems in LexicogrBphy, compil. por F. W. Householder y S. Saporta, Indiana Unlv. Res. Genter in Anthrop., Foik. and Ling., Pub!. 21, 1962). 2. El segundo punto se refiere a las características formales de la estructura de los campos semánticos. La estructura de los sistemas de parentesco ofrece aspectos bastante particulares: en gran medida es la estructura de un paradigma. Hay que recordar que aunque haya muchos conjuntos de este tipo en el léxico, éste

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no es, de ninguna manera, el caso general. Es posible que la taxonomía sea bastante más típica. En el paradigma perfecto, los rasgos de cualquiera de las dimensiones se combinan con todos los rasgos de cualquiera de las otras dimensiones. Por el contrario, en la taxonomía perfecta no lo hacen jamás; en ella los rasgos se combinan con un solo rasgo de cualquiera otra dimensión. En el paradigma perfecto, no hay ninguna jerarquía que no sea arbitraria; todos los órdenes son posibles. En la taxonomía perfecta, hay una sola jerarquía posible. Para ilustrar la diferencia, podemos examinar un conjunto de ocho elementos que forman un campo. Si representan un paradigma. tres dimensiones de oposición dicotómica son suficientes para caracterizarlos enteramente (fig. 1). SI representan una taxonomía, son necesarias siete dimensiones (fig. 11). Las terminologías del parentesco representan un modelo intermedio entre los dos. un paradigma imperfecto o asimétrico qua combina principios de los dos conjuntos. Se puede esperar que en el análisis de campos semánticos diferentes del de los parentescos se encuentren los dos tipos de estructuras. El estudio antropológico de las taxonomías populares toma en cuenta la existencia de ambos. F

F

b1

al

a2

al

b2

bl

c11 c2 c11c2 di c2

b2

b1

di c2

d11 d2

a2

el

b2

ell ul e2

f2

c2

g1 1 g2

3. Un tercer punto concierne a la cuestión de la metáfora. la delimitación de un campo semántico, y la poslblltdad de las definiciones conjuntivas. Debo confesar de inmediato que no he incluido todos los significados de los términos de parentesco iroqueses en la clasificación de mis datos que ha sido hecha en este artículo. Yo no he incluido, por ejemplo, la luna en la lista de los denotata del término "abuela", o a los que envlan el trueno entre los "abuelos", o la tierra como nuestra "madre", o el sol como nuestro "hermano mayor". Tampoco he incluido los empleos metafóricos de los términos "hermano" y "primo", "padre" e "hijo", "hermano mayor" y "hermano menor" en los discursos de ceremonia, para designar las secciones de la "Lonqhouse" y de la confederación política de las Seis Naciones. No he tomado tampoco

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la aplicación del término "tío" a los "Grandes Cabezas" (bailarines enmascarados de las ceremonias de Midwinter) o, antaño, a los prisioneros atados al poste. No hay ninguna dificultad para identificar estos usos como significados "marginales" o "transferidos", para emplear la terminología de Bloomfield. Para toda unidad lexical es posible esperar la existencia de extensiones metafóricas. Sin embargo, éstas están excluidas del análisis estructural de un campo semántico; no ha sido nuestra Intención tomar en cuenta aquí todos los significados de los términos de parentesco Iroqueses, sino únicamente de aquellos que caen dentro del campo definido como el árbol genealógico. Todos poseen en común un rasgo de significado que falta en las extensiones metafóricas. Determinar el criterio que servirá para la delimitación de los campos es el primer paso importante en lo que se refiere al análisis semántico. Determinar las bases de las extensiones metafóricas más allá del campo es uno de los últimos pasos y, a menudo, uno de los más interesantes. Normalmente, no es posible reunir todos los significados de una unidad semántica bajo una misma definición conjuntiva. Sin embargo, esperamos que esto será posible para todos los significados de una unidad que se encuentre en un campo correctamente definido.

4. Un cuarto punto se refiere a la manera de abordar un problema de significado. Bloomfield pensaba que "las señales pueden ser analizadas, no así las cosas señaladas" y que "esto refuerza el principio de que el estudio lingüístico debe siempre partir de la forma fonética y no del significado" (Language, p. 162). Para Bloomfield, el primer paso era, en fonología, el test de identidad o noidentidad aplicado a 105 significados Ud., pp. 190-192). Yo he sugerido en otro lado que el primer paso de la "semántica" podría ser un test de identidad o no-identidad aplicado a las formas, y que esto ofrecería igualmente un posible punto de partida ("A Semantic Analysis of the Pawnee Klnshlp Usage", Language, 32, 1956, pp. 158 - 194, sobre todo pp. 190 -192). C. M. Ebeling ha discutido extensamente esta posibilidad, así como la de la simetría o del paralelismo entre las construcciones analíticas de la semántica y las de la fonología (Linguistic Units, La Haya, 1960, cap. 111). Es fundamental un comentario de Jakobson sobre esta cuestión: "El sentido puede y debe ser establecido en términos de discriminaciones y de identificaciones lingüísticas, exactamente de la misma manera como las discriminaciones, por su lado, son hechas siempre teniendo en cuenta su valor semántico" ("Boas, View of Grammatical Meaning", en Essais de Linguistique générale, p. 203). El objetivo del análisis semántico de los términos de parentesco iroqueses solo nos obligaba a saber si dos respuestas de los Informantes de Margan eran Idénticas o no Idénticas. Aun Margan, 100


a pesar de ser una fonetlclsta mediocre, ha sabido transmitirnos eso y damos la necesaria información. Va he utilizado las transcripciones establecidas a partir del análisis de la fonología Seneca realizado por Chafe, simplemente porque las de Margan, torpes e incorrectas, me resultaban chocantes, no porque fuera necesario estar informado con más precisión sobre las formas. En cuanto a éstas, es suficiente saber si son diferentes. Podría llamárselas, con igual resultado, alfa, beta gamma, etc., o designarlas con números otorgados al azar. 5. El quinto y último punto se refiere al análisis de las múltiples denotaciones en el Interior de un campo. Hay que señalar que el análisis de un campo en dimensiones semánticas y las definiciones componencietes de los elementos que lo constituyen se aplican tanto a conjuntos de formas que tienen un denotatum único como a conjuntos de formas que tienen múltiples denotata. El vocabulario de los términos de parentesco en Seneca ha sido un ejemplo de este último caso y ha permitido encarar el problema tfplco de las elo-unidedes, Quiero destacar que hay dos maneras de tratar el problema, por lo menos en el análisis del parentesco. Una es por el método de las definiciones de clases enteras, otra es por el método que utiliza definiciones de /0& miembros de base y reglas de extensión suplementar/as. Una gran parte del método lingüístico, tal como lo conocimos en el pasado reciente, se funda en el primero de estos métodos. Los primeros Intentos de análisis componenclal sobre las terminologías de parentesco (Ward H. Goodenough, Property, Kin and Community on Truk, Vale University Pub!. in Anthrop., nQ 46, 1951; "Componential Analysis and the Study of Meanlng", Language, 32, 1956. pp. 195 - 216; F. G. Lounsbury, "A Semantic Analysis of the Pawnee Kinship Usage", Language, 32, 1956, pp. 158-194). asf como el presente artículo, eligen una aproximación análoga para rnanejar los denotata múltiples. Las diferencias de grado en el Interior de la clase de los denotata de un término son, por supuesto, reconocidas como tales, pero se las considera como no distintivas. Como ya lo mencionamos, hay otra manera de tratar ese problema. Esta otra manera consiste en considerar un miembro, o a veces dos, de una clase terminológica de parentesco como el miembro o los miembros de base, y de adaptar a ellos la definición de los términos de parentesco. Los otros miembros de la clase son considerados entonces como extensiones ("metafóricas" en relación al campo estrecho cubierto por los tipos fundamentales y sus definiciones, pero no "metafóricas" si se las considera en relación al campo amplio que es el sujeto del análisis). 101


Se da cuenta de estas extensiones por medio de reglas. ~stas pueden estar formuladas ya sea como reglas de expansión, ya sea como reglas de reducción. En el primer caso, las reglas hacen derivar del miembro (o de los miembros) de base los miembros lejanos de la clase; en el segundo caso, reducen los miembros lejanos a los que son fundamentales. Para ilustrar este método, tomaré un ejemplo de un sistema un poco más complicado que el de los iroqueses porque esto permitirá, quizás, una demostración más convincente de las posibilidades

del método. Hay dos tipos de parentesco llamados "tipo Crow" (por los indios Crow, entre los que se observó por primera vez este sistema) que se encuentran en muchas partes del mundo (en efecto, no hay uno sino muchos tipos Crow). Yo me referiré a una sub-variedad particular, que podríamos también llamar "subtipo Choctaw". No daré aquí por entero otro sistema de parentesco, sino que mencionaré sólo la clasificación de dos tipos particulares de parentesco (para nosotros "primos"), es decir, el hijo de la hermana del padre /sSP/, que en esos sistemas se lnteqra al término "padre"; y fa hija de la hermana del padre /ISP/, que se integra al término "abuela". Ambos pueden brindar una visión rápida de esta variedad particular de sistema de parentesco. Este sistema se puede generar por un conjunto de tres reglas, que yo enunciaré aquí como reglas de reducción, y que dan cuenta no solo de sSP y de ¡SP sino del sistema entero: 1) La regla de oblicuidad: todo hermano de una mujer, en tanto que pariente, debe ser considerado como equivalente al hijo de esa mujer, en tanto que pariente: ... F ~ ~ ... s ~ . Se desprende un corolario que proporciona los lazos de parentesco de los recíprocos: Toda hermana de un pariente masculino será equivafente a la madre de ese pariente masculino: S ~ ... ~ M ~ ...

2) La regla de amalgama: todo sibfing (hijo de los mismos padres) de una persona del mismo sexo, en tanto que pariente, es equivalente a esa persona, que está directamente emparentada con él: ... F ~ ~ ... ~; ... S ~ ~ ... ~. De esta regla se desprende el corolario que concierne a los recíprocos: todo sibling de un pariente del mismo sexo que él mismo (o que ella misma) será equivelente a este mismo pariente en tanto que objeto de referencia: F~

...

~

L .. ;S~ ...

~

~

...

3) La regla de "medio-sibling": todo hijo del padre o de la madre de alguien es considerado como el sibling de ese alguien: sP ~ F;IP ~ S; sM ~ F; 1M ~ S. Esta regla contiene su propio corolario recíproco. Por lo que yo sé, esta tercera regla es universal en los sistemas ~02


de parentesco; la segunda es muy extendida, se aplica a numerosos sistemas además de éste. pero no es de ninguna manera universal; la primera, en cambio, es la que se encuentra menos a menudo y es propia de esta sub-variedad particular de los sistemas llamados Crow. Sin embargo, se la puede encontrar en un cierto número de sistemas no emparentados en diversas partes del mundo. Las reglas constituyen un conjunto no ordenado. Cuando las examinamos para saber si son aplicables a la reducción de un tipo de pariente, si encontramos que alguna de ellas es aplicable, podemos estar seguros de que no hay nunca más de una que sea aplicable en cada estadio particular de la reducción. Y si las enunciamos como reglas de expansión en lugar de enunciarlas como reglas de reducción (cosa que se puede hacer dando vuelta simplemente las flechas), hay que explorar todos los posibles órdenes de aplicación para generar un sistema. Puesto que las reglas no pueden entrar en conflicto, no hay ninguna razón para ordenarlas. Podemos ahora aplicar estas reglas a los tipos de parientes el hijo de la hermana del padre !sSP! y la hIja de la hermana del padre /ISP/. sSP --~) sMP (por corolario de la regla de oblicuidad) ----») FP (por la regla de medio-sibling) --~) P (por la regla de amalgama) ----») "padre" (por definición) ISP ) IMP (por corolario de la regla de oblicuidad) ----») SP (por la regla de medio-sibllng) ----») MP (por corolario de la regla de oblicuidad) ---~ "abuela" (por definición) Puede verse ahora cuál es la lógica que permite que el hijo de la hermana del padre de alguien pueda ser llamado "padre", y la hija de la hermana del padre de alguien pueda ser llamada "abuela" Este método alternativo ha sido presentado no sólo para dar una muestra de la variedad de slsternas en la semántica del parentesco o para poner en evidencia sus recursos en el piano de la metodología, sino para indicar un punto más general que concierne a la naturaleza posible de las relaciones entre los variados denotata de una forma. Por el momento, no estamos en condiciones de mostrar que haya otros campos semánticos en los cuales algunas reglas generativas puedan dar cuenta de todos los ejemplos de denotaciones múltiples que conciernen a todas las formas de un conjunto lexical entero. Sin embargo, se puede sugerir, a mi juicio, que la derivación de denotatum a denotatum, y la formulación de los principios implicados en ese proceso, es un problema bastante general en la semántica estructural.

103


T. Todorov

Las anomalías semánticas

1. Cuando se habla de anomalías semánticas, se sobreentiende que hay otros tipos de anomalías lingüísticas. Existen. en efecto, las anomalías gramaticales (o agramatlcalídades); de ellas hablaremos poco porque ya han sido estudiadas y porque la mayor parte de los problemas que plantean están (provisionalmente) resueltos. Las anomalías semánticas, en cambio. son poco conocidas y su existencia es negada a menudo. Se dice, por una parte. que todas las anomalías lingüísticas son agramatlcalldades; ésta era por lo menos la impresión que dejaban los primeros trabajos de N. Chomsky. Esa tendencia le valló numerosas críticas que probaron que para dar cuenta de las diversas anomalías se hacía necesaria una excesiva complicación de la gramática (que, a pesar de todo. no llegaba a ser suficiente para explicarlas). En su concepción actual, N. Chomsky distingue dos clases de anomalías debidas a la falta de aplicación ya sea de las reglas de subcategorización. ya sea de las reglas selectivas. En el presente artículo nos ocuparemos con exclusividad de estas últimas. Por otra parte, se dice que las anomalías semánticas no existen. puesto que todo puede ser dicho. Solo habría. entonces. una diferencia de grado de probabilidad en la aparición de las frases. Con esto se niega la existencia de una estructura propiamente semántica de la lengua y se renuncia al estudio sistemático de las anomalías semánticas. Volveremos luego sobre este punto. 2. Recordemos las principales conclusiones de los estudios que se refieren a las agramaticalidades. En primer lugar su origen. Ellas se deben siempre a una aplicación incorrecta de las reglas sintácticas. Así: (1) Vous ieire moi rigoler. jUsted hacer mí reír/ (P. Cheyney. Cet homme est denqereux, p. 64)

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es incorrecta porque el verbo ietre /haoer1 no concuerda con el sujeto de la oración, y porque, además, el pronombre personal moi /mr/ no tiene la forma ex¡'gida por la construcción sintáctica. La frase:

société, pour le punir de s'étre arraché a ette, le suicida Ila conciencia general de la sociedad, para castigarlo por haberse arrebatado a ella, lo sulcldó/ (Artaud, a, p. 19) (2) La conscience générale de la

es incorrecta porque el verbo reflexivo se suictder /sulcidarsef se emplea en ella como transitivo. Otra cuestión es la que se refiere a la comprensión de las agramatlcalidades. ¿Qué es lo que se exige para que podamos como prender una frase Incorrecta? En otros términos ¿por qué comprendemos fácilmente ciertas agramatlcalldades mientras otras perrnanecen opacas? En un principio se creyó que existía un límite de comprensión, más acá del cual las frases, aun sin ser gramaticalmente correctas, seguran siendo comprensibles. Sin ernbargo, es suficiente comparar dos frases del mismo nivel de aqramaticalidad para persuadirse de que una es comprensible. pero no así la otra. Por ejemplo: (3) La silla que me molestaba me encontr6 aquí.

(4) El buey cort6 la sinceridad.

J. J. Katz dio una explicación de esos ejemplos ("Semi-sentences", en The Structure of Language, N. J., 1964). Para comprender una frase agramatical, los sujetos hablantes la comparan con un conjunto finito de frases gramaticales. con ayuda de un sistema de regias. Así los franceses entenderán la frase (1) Vous faire mol rlqoler como la réplica de un extranjero (en el caso particular, un Japonés) que quiere decir (1) Vous me faites riqoler /Usted me hace reír;' Si no se posee un modelo correcto con el cual se pueda comparar la agramaticalidad, no se podrá comprender una frase. Recordemos que el criterio utilizado para descubrir una anomalía no es el sistema de reglas de la gramática; por el contrario, este sistema se establece a partir del juicio de gramaticalidad que puede formularse sobre una frase. El único criterio para descubrir una anomalía es la intuición de los hablantes. 3. Para estudiar las anomalías semánticas debemos admitir algunos postulados que conciernen al sentido de las palabras:

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a) el sentIdo de cada morfema se puede descomponer en unldades más simples (sernas, categorías o rasgos semánticos); b) además de ese sentido descomponible, cada morfema posee una característica combinatoria que indica qué sernas deben estar presentes en otro morfema para que este último pueda combinarse con el primero en determinada relación sintáctica. Por ejemplo, el verbo jeter !arrojar, lanzar! tendrá como característica combinatoria (o restricción selectiva): "Sujeto: humano; objeto directo: objeto materia/".16 Por varias razones, estas restricciones se atribuirán a uno solo de los dos términos que se combinan. El proceso de amalgama de dos unidades más simples en una unidad más compleja estará regido por reglas de proyección que tengan la forma preconizada par Katz y Fodor. Esta estructura indica de por sí qué clase de anomalías será propiamente semántica: la que agrupa las frases en las cuales los semas de un morfema no satisfacen las exigencias formuladas por las restricciones de otro morfema. Sin embargo, aquí el término "anomalía semántica" desiqnará todas las anomalías que pueden aparecer en el sentido de ras palabras; la clase central de anomalías mencionada más arriba llevará en cambio el nombre de anomalias combinatorias. En ella nos detendremos más largamente, puesto que su análisis permite plantear ciertos problemas que conciernen a la estructura semántica de la lengua (en nuestro caso, el francés) y varias cuestiones de interés teórico general. Con todo, nuestro objetivo no es estudiar la estructura semántica del francés; esto explica la simplificación operada en el análisis de algunos ejemplos. 4. Los diccionarios nos dan abundantes informaciones sobre el sentido de las palabras. Aunque ellos no lo presenten con la forma de un haz de rasgos sémicos, no es difícil establecer la presencia o la ausencia de un serna. La tarea se hace más compleja cuando se trata de describir exhaustivamente este sentido. Formular la característica combinatoria presenta aun más problemas. Aquí no se intenta en absoluto presentar un procedimiento 16 El verbo leter se usa en francés -como los verbos arrojar y lanzar en espa1101- en numerosas expresiones en las que su sujeto no es humano (cf. cet JJbces jette du pus; le fleuve se jatte dans la mer; fa tontalne jette de l'eeu; le eerpent jette son venln; l'erbre lette de la gomma) o en las que su objeto directo no es un objeto material (Jeter t'éoouvente: les entems iettem des cris). Sin embargo Todorov parece pensar que en estos diversos usos se trata en realidad de sentidos Independientes y, más aun, idiomáticos (cf. p. 109), lo cual, si bien es difícil de sostener, explica las restricciones selectivas que le otorga en este ejemplo. [N. de la T.]

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de descubrimiento para esa formulación, cosa que se revela lmposible, sino plantear algunas cuestiones prácticas. Tomemos un ejemplo simple:

a

(5) Tu seis que ce solr iI y a un crime vert commetre /Tú sabes que esta noche hay un crimen verde que debe ser cometido! (Breton y Soupauft, p. 16).

La anomalía se encuentra en el sintagma crimen verde. Verde tiene. como característica combinatoria, el serna "material" mlentras crimen tiene el serna "no-material". Otra categoría muy común, que causa a menudo la presencia de anomalías combinatorias, es la de "animado/no-animado" (en retórica se habla de personificación). Así: (6) La cruche était pleine de finges sang/ants qui avaient da servir au pansement d'un estre ou d'un rocher ILa tina estaba llena de lienzos ensangrentados que seguramente habían servido para la curación de un astro o de una rocal (Péret, p. 25).

Las restricciones propias de pansement /curación/ exigen no solo la categoría "animado", sino "animal superior" (fa curación de una mariposa es casi tan incorrecto como la curación de un astro o de una roca). A veces la precisión exigida llega hasta lo "humano"; (7) Ces odeurs peeslonnés . .. lEsos olores apasionados ... I (Breton y Soupault, p. 13). Las restricciones selectivas (como todas las categorías semánticas) entran en relaciones de inclusión o de exclusión. Esto permite una economía en la escritura: si se atribuye a una palabra el rasgo "humano", puede omitirse ·Ia explicitación del rasgo "animado". Pero no todos los casos de anomalía presentan una característica tan fácil de detectar. A menudo nos vemos obligados a dar una formulación que a priori parece demasiado particular. Para juzgar nuestra elección, debemos referirnos a criterios como la economía, la exhaustivldad, etc., lo que equivale a decIr que debemos disponer de un sistema ya elaborado de categorías semánticas para poder atribuir a un morfema dado tal o cual característica combinatoria. En la práctica solo es posible evitar la circularidad de este trabajo procediendo por aproxlmaclones e hipótesis. He aquí algunos ejemplos: (8) JI écoute la muslque qui relult sur ses cheussures /1:1 escucha la música que reluce en sus zapatos/ (Breton y Eluard, p. 20). 108


(9) La lumlére du bougeoir af/umé sur le fauteul/ de pailfe verte sonne, comme la resplretion d'un corps siment devent le coros d'un malade endormi /La luz del candelero encendido sobre el sl1l6n de paja verde suena, como la respiración de un cuerpo amante frente al cuerpo de un enfermo dormido/ (Artaud, a, p. 30).

En el caso de (8), el verbo relucir exige un sujeto que tenga el serna "visual", pero música no posee ese serna y tiene en cambio el serna "auditivo". En (9) ocurre lo contrario: el sujeto del verbo sonar debería poseer el serna "auditivo" y tiene en cambio el serna "visual". Pero estos casos parecen aún demasiado sencillos si se los como para con otros casos en [os cuales la única definición posible es una tautología. Así, para los sustantivos que pueden combinarse con el adjetivo caótico hay que postular un rasgo "que pueden tener un orden"; ¿y qué habrá que postular en el caso del adjetivo cerqedo . . . ? 5. Hay dos instrumentos que pueden ayudarnos en el trabajo de descripción y clasificación de los diferentes sentidos; en rigor, estos Instrumentos termInan siendo salidas de emergencia. El primero consiste en la existencia de locuciones idiomáticas. No tenemos necesidad de presentar, en efecto, descripciones que engloben los empleos idiomáticos de un término. En general, los idiotismos se definen como sintagmas cuyo significado no puede ser representado por la suma de sus constituyentes. En la semántica combinatoria encontramos un criterio suplementario para distinguir el idiotismo: es una combinación que depende de restricciones selectivas distintas de las que han sido formuladas para sus elementos. La práctica de los diccionarios, que explican los idiotismos separadas de los sentidos autónomos, es entonces perfectamente correcta. Por otra parte, muchos sentidos presentados como autónomos por los diccionarios son en realidad Idiomáticos. El fenómeno provoca aun más confusión si los diversos empleos idiomáticos pueden dar la impresi6n de constituir un sentido particular. Así los diccionarios franceses dan habitualmente para jeter un sentido "emitir, exteriorizar", ilustrado por ejemplos del tipo de: les enfants lettent des cris Ilos niños lanzan qrltoa/, fe serpen: iette son venin /Ia serpiente arroja su veneno/, I'arbre jette de /a gamme lel árbol mana gomal (estos diversos usos Ilustran a veces sentidos independientes), Cada vez la combinación del verbo y del objeto directo es única, idiomática; no es entonces una casualidad si son estériles los esfuerzos para encontrar un común

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denominador de crt, venin y gomme /grito, veneno y goma/ (común denominador tal que todos los sustantivos que lo posean puedan ser objetos directos de jeter). Sin embargo, hay que tener culdado de no considerar demasiados ejemplos como casos idiomáticos. En un diccionario riguroso, cada idiotismo debe presentar un apartado particular ¡podemos Imaginarnos entonces la cantidad de apartados necesarios! Además ¿sería necesario acaso presentar como idiomático el sentido de verbal en comportamiento ver-

balo material verbal? 6. El segundo de los instrumentos que nos ayudan a orientarnos en la multitud de sentidos es la gramática (más precisamente la estructura sintáctica). los recientes intentos de presentar los sentldos de una palabra en términos de distribución sintáctica (Apresjan, Dubois) han mostrado la importancia del modelo sintáctico para la elección de talo cual sentido. la descripción sintáctica no es suficiente, sin embargo, para distinguir los sentidos; ella constituye solamente la condición necesaria para esa distinción.

Se puede formular la hipótesis de que nosotros tenemos conciencia de la estructura sintáctica de la frase antes de tomar conocimiento del significado de los morfemas aislados. No se afirma con esto una prioridad de la sintaxis, sino que se intenta más bien una explicación "económica", conforme a las posibilidades del cerebro humano.

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Para retomar el verbo ieter, en la construcción sujeto. verbo objeto directo no nos encontramos con sentidos como los de tl jette les coeurs dans le désespoir /él arroja los corazones en la desesperanza/ o iI ¡ette le désespoir dans les coeurs /él arroja la desesperanza en los corazones/ (notar aquí la inversión de las restricciones selectivas), puesto que en estos dos casos la presencia del complemento circunstancial (de lugar) es obligatoria. En un apartado del diccionario, la diferenciación semántica debe, pues, empezar en el interior de los modelos sintácticos. 7. Existen restricciones semánticas combinatorias para todas las relaciones sintácticas; pero no todas estas restricciones son tan precisas. Algunas relaciones sintácticas pueden poseer características muy detalladas (determinante determinado; sujeto verbo; verbo objeto; sustantivo complemento del sustantivo), mientras otras tienen un grado menor de fusión con el resto de la frase. Los complementos circunstanciales de lugar, por ejemplo, parecen obedecer solamente a restricciones del tipo "material/ no-material". Algunas relaciones sintácticas deben, inclusive, representarse con una forma ligeramente diferente. Pensamos en las

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frases predicativas que tienen un sustantivo de cada lado de la cópula (en aquellas en las que el predicado está formado por verbo adjetivo o adverbio, la relación puede presentarse como de determinación). En ese caso, la combinación correcta exige que el término que sigue a la cópula no tenga más categorías semánticas que las que tiene el término que la precede (lo Inverso es, en cambio, posible). En otras palabras, el segundo sustantivo debe ser más general que el primero. Esto abona la Idea tradicional de que el tema se reconoce por una extensión menor que la del predicado. Sin embargo, hay, en los textos literarios, numerosas transgresiones a esta regla. Así:

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(10) Le son de sa volx est une cicatrice /EI sonido de su voz es una cicatriz/ (Breton y Eluard, p. 23).

(11) C'est le cheval qui est le soleil /Es el caballo el que es el sol/ (Artaud, b, p. 16). (12) Les montagnes sont du temps perdu /Las montañas son tíernpo perdido/ (Sollers, Dreme, p. 31].

Esta facilidad en la creación de anomalías proviene, en parte, del hecho de que en todas estas frases la cópula podría estar seguida por un adverbio de comparación; veremos más adelante que como tiene la facultad de suprimir el carácter anómalo de una expresión. 8. Después de estos ejemplos, podemos plantearnos la siguiente pregunta: ¿cómo se llega a comprender las frases anómalas? Para comprender una frase agramatical se la compara con frases correctas; esto no es necesario en nuestro caso. Por el contrario, las más de las veces es difícil imaginar una frase correcta de significado idéntico a la frase anómala. En algunos casos favorables. se procede evidentemente por analogía. Pensamos sobre todo en las descripciones sensoriales. llamadas sinestésicas en retórica. Los ejemplos (8), (9), (10) Y quizás (7) se pueden comprender de esa manera. También por analogía, o más bien por comparación con un cliché sintáctico, comprendemos: (13) Tentation de se ietre servtr une consommatlon nouvelJe: par exetnple, une démolition au platane /Tentación de hacerse servir una consumición nueva: una demolición a la bananal (Breton y Soupault, p. 82].

Se puede recurrir también a otras figuras retóricas. como la slnécdoque: 111


(14)

t'eeu de Jevef et fes ffgnes de nos mstnes dlrlgeront fe monde

/EI agua de Javel y las líneas de nuestras manos dirigirán el mundo/ (Breton y Soupault, p. 11). Dado que las restricciones del sintagma verbal en relación al suJeto son del tipo "animado/no-material", se debe tomar el egue de Javel como una sinécdoque, en el sentido de "higiene", y las lineas de nuestras manos en el sentido de "quiromancia". Pero los ejemplos (5), (6). (11) y (12) solo se explican en un orden "poético"; volveremos sobre esto. El hecho de que las anomalías gramaticales, pero no las semánticas, son Interpretadas como la deformación de frases correctas explica la preferencia que la poesía tiene por las segundas. En efecto, en el primer caso, no se dice nada más de lo dicho en la frase correcta; a lo sumo, se le añade el serna "incorrecto". En el segundo caso, las palabras toman un sentido nuevo que no se podrla expresar de otra manera. Una característica importante del proceso de combinación es el hecho de que la restricción selectiva y uno de los sernas del morfema vecino sean Idénticos. El sintagma presenta asl una redundancia y nosotros suprimimos esa restricción redundante. Pero en una anomalía, la restricción no se ha satisfecho; por eso no tenemos el derecho de suprimirla y se añade al sintagma como un serna suplementario, aunque incompatible con el morfema vecino. Es la presencia de las restricciones la que nos lleva a Imaginarnos de determinada manera antes que de otra el fenómeno descriptivo. Las relaciones sintácticas que se establecen en estos casos obedecen a una jerarquía rigurosa. En el ejemplo (5), la palabra verde exige el rasgo "material", pero todo el sintagma desempeña la función de objeto directo del verbo cometer, que exige el rasgo "no-material"; la palabra verde se toma entonces en sentido "figurado", pues el rasgo "no-materlal" es dominante. SI tenemos la frase: (5 a) Hay un crimen verde en el cuarto de al lado, el complemento circunstancial "material" permitiría que verde impusiera sus restricciones, y la palabra crimen se tornarla en sentido figurado (por ejemplo, en el sentido de "resultado de un crimen"); además, en (5 a) crimen es objeto directo de hay. lo que permite interpretarlo en un sentido "material".

9. Se ha visto que la anomalía no tiene siempre el mismo grado de intensidad. Es fácil ver las razones de este fenómeno, pero es más difícil decidir en abstracto cuáles son las anomalfas más fuertes. Nos limitaremos aquí a proponer algunas breves consideraciones. 112


La intensidad depende en primer lugar del carácter más o menos general de las categorías que se transgreden. Una anomalfa debida a la contradicción "material/no-material" no tiene el mismo valor que una anomalía que se funda sobre "animal superior/animal inferior". La intensidad depende luego de la forma que toma la jerarquía de las categorías semánticas. En los casos de una elección binaria (o, si la presentación es exclusivamente binaria, en el caso de que las categorías no se repitan), la anomalía es sentida como diferente de los casos en los que la elección es, digamos, ternaria. Así la dicotomía "masculino/femenino" provoca una anomalía de grado no igual a la que provoca la oposición "auditivo/ visual", en la cual se pueden añadir, en el mismo nivel, otras categorías (táctil, olfativo, etcétera). Se puede decir entonces, de una manera más general, que la anomalía es más fuerte en el caso en que uno de los morfemas posea una categoría semántica que sea un antónimo perfecto de la categoría exigida por la característica combinatoria del otro morfema. Por otra parte, tal anomalía puede ser interpretada mucho más fácilmente. 10. Los casos que hemos considerado hasta ahora tenían una anomalía dentro de una oración simple. ¿Existe algún caso en el que las proposiciones de las que se parte sean correctas, pero en el que la oración que las reúne presente una anomalía semántica? Dentro de la perspectiva de la gramática transformacional. no existe tal posibilidad. Esto se debe al hecho de que toda frase es considerada como el resultado de una transformación que une dos, o más, proposiciones subyacentes; y, por definición, las transformaciones no alteran nunca el contenido semántico det enunciado. Sin embargo, se encuentran, sobre todo en los textos literarios, aparentes excepciones a esta regla. En realidad, se trata de anomalías gramaticales. Uno de esos casos concierne a la regla de transformación que une dos secuencias lexicales por medio de conjunciones como y, pero, etc., y que exige que las dos secuencias tengan la categoría "abstracto" (o "concreto") en común: (15) On crolrelt voír deux iemelles grises, hebillées de laques et de découragement /Parecería ver dos hembras grises, vestidas de harapos y de desaliento/ (Michaux, p. 97).

Aquí la anomalía gramatical se debe al hecho de que harapos es concreto; desaliento, abstracto. Esta figura es lIamada"zeugma". Un caso parecido, pero que ofrece un grado mayor de agramatlcalidad, es el siguiente: 113


(16) Le che! de l'Etet s'engage avec véhémence dans son dtscours, avec véhémence mais en chemise IEI jefe del Estado se empeña con vehemencia en su discurso. con vehemencia pero en camisa/ (Michaux. p. 151).

Aquí no sólo vehemencia y camisa tienen las categorfas gramaticales antónomas "abstracto"j"concreto", sino que los dos complementos tienen también funciones sintácticas diferentes: uno se refiere al sujeto, el otro a la primera proposición por entero. Veamos otro caso más complejo:

iecons qu'e le tournesol d'eimer la lumiére, le regret est la plus belle ombre sur le cadran solaire /Oe todas las

(17) De toutes les

maneras que tiene el tornasol de amar la luz. la añoranza es la sombra más bella sobre el cuadrante solarf (Breton y Eluard, p. 11). La anomalía que nos interesa está disimulada detrás de todo un haz de incorrecciones gramaticales y semánticas, La anomalía pertinente no está en los indicadores subyacentes (en la estructura profunda de la frase). Ella se debe al hecho de que la añoranza no puede ser una manera (del tornasol de amar la luz); también la transformación que une las dos proposiciones en una frase no es correcta; estamos entonces de nuevo frente a una anomalía gramatical. Este ejemplo nos muestra hasta qué punto llega la interpenetración de la sintaxis y la semántica. 11. Algunas anomalías de la frase tienen un carácter puramente semántico. Pero para dar cuenta de ellas debemos ampliar las hipótesis teóricas iniciales y postular una regla de combinación suplementa ri a: Si en Pi y en P2 , dos proposiciones de una frase o dos frases directamente vecinas, se encuentra la misma palabra polisémica M, hay que elegir en P2 aquel (o aquellos) significado(s) que no esté (no estén) excluido(s) por las reglas de proyección de Pi, o a la inversa. Esta regla da cuenta de la Incorrección que los hablantes sienten intuitivamente en una anécdota o un chiste, basados sobre la polisemia. La poesía, que busca la ambIgüedad, y luego la homonimia, viola constantemente esta regla; la retórica ha consagrado este procedimiento con el nombre de antanaclasla. Así:

(18) Sens motifs eppsrents, tout iJ coup un Emanglon se met a pleurer, soit qu'il voit trembler une !euille, une chose légere, ou tomber une pousslére, ou une feuille en sa mémoire tomber. frolant d'eutres souvenirs divers, lointeins .... /Sln motivos aparen114


tes, de golpe un Emanglon se pone a llorar, ya sea que vea temblar una hoja. una cosa leve, o caer un polvillo. o una hoja caer en su memoria, rozando otros recuerdos diversos, lejanos ... /(M i· chaux, p. 36). Tanto feuille /hoja/ como tomber /caer/ están tomados aquí en dos sentidos diferentes. Puede verse que la transgresión de esta regla no genera anomalías de la misma intensidad que las consideradas anteriormente. Una frase como ésta nos da más bien la impresión de un Juego con el lenguaje. Sin embargo, el discurso habitual obedece a esa regla; se la puede pues caracterizar como una regla estilística más que semántica y darle solamente un valor optativo. 12. La lengua posee un medio para suprimir el carácter anómalo de una expresión. Este medio puede ser llamado, por analogía, la modalizaci6n. De ordinario, la modalización es la expresión de una particular relación que el hablante establece con su propio mensaje; puede tratarse de una certeza, una suposición, una duda, etc., y se expresa ya sea por medio de palabras apropiadas (como los adverbios y locuciones adverbiales puede ser, sin duda, seguramente, etc.l, ya sea por el modo o el aspecto del verbo. Existe entonces la posibilidad de que el hablante no tome a su cargo toda la responsabilidad de la combinación semántica que articula en un momento dado. Esta posibilidad se realiza con palabras del tipo de como, una especie de, podría decirse, etc. La lengua poética conoce bien este particular poder del como, y lo ha utilizado hasta tal punto que como ha terminado por significar también "obra poética", lo que atenúa nuestras exigencias de corrección frente al texto. Señalemos aún dos empleos poco comunes de la modalización. El primero concierne a la lengua escrita: la bastardilla y las comillas tienen allí el mismo valor que las locuciones mencionadas más arriba. El segundo caso proviene de la lengua seudoclentrflca. Los que desean aprovechar la precisión de los términos científicos sin hacerse cargo de las responsabilidades que de allí se desprenden [sea una exigencia de rigor, sea simplemente la posibilidad de ser considerados "científicos"), anteponen locuciones modalizantes a los términos tomados en préstamo. Se dirá asl: una especie de lenguaje; una verdadera estructura; por así decir, un signo, etcétera. 13. Pasemos ahora a las anomalías semánticas constituidas por ciertas proposiciones analíticas y contradictorias. Las llamaremos anomalías lógicas.


Para dar cuenta de las anomalías combinatorias, no teníamos neo cesldad de analizar por entero el significado de una palabra. En efecto, esas anomalías resultan del hecho de que las cateqorfas semánticas de un término no satisfacen la característica combInatoria (las restricciones selectivas) de una palabra que se como bina con él. Se ha visto ya que las categorías exigidas por las restricciones están lejos de cubrir todo el contenido semántico de una palabra, puesto que son siempre bastante generales. Las anomalías lógicas, en cambio, tienen que ver con todo el significado de una palabra y exigen, por lo tanto, que se profundice el anállsis del sentido en rasgos semánticos. Este análisis nos permite definir dos clases de palabras: aquellas cuyo contenido está completamente cubierto por categorías que comparten con otras palabras, y aquellas que poseen en su sentido una parte idiosincrásica, que podemos llamar, con Katz y Fodor, un diferenciador. Esta concepción se aproxima bastante a los esquemas intuitivos de Ch. Bally, quien suponía que, en un grupo de palabras próximas en cuanto a su sentido, existía un núcleo idéntico, en relación al cual todas las otras palabras del grupo poseían una diferencia idiosincrásica. 14. Definimos las proposiciones analíticas de la siguiente manera: Una proposición analítica es una proposición que es verdadera para todos los denotata de cada uno de sus elementos xi, X2, ••. Xn • En otras palabras, una proposición analítica no se puede contradecir en el interior de la lengua en cuestión (Weinreicn, Explorations in Semantic Theory, 3.441). Dos criterios dividen las proposiciones analíticas en clases diferentes. El criterio de "estructura sintáctica" define dos e/ases: las proposiciones formadas por medio de Predicado), y las propouna cópula (que tienen la forma Sujeto siciones que no contienen cópula. El criterio de "constituyentes/exicales" también define dos clases: las tautologías y las no-tautologías. Las tautologías contienen dos veces la misma secuencia lexlcal, las no-tautologías contienen dos secuencias diferentes. Estas definiciones, aunque imprecisas, serán suficientes para nuestro análisis (Katz ha dado una formulación precisa de las tautotogías en "Analyticity and Contradiction in Natural Language", en The Structure of Language). Añadamos que todas las proposiciones analíticas formadas sin cópula son tautologías; lo contrario no es verdadero.

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Examinemos, en forma sucesiva, cada una de las clases que hemos definido. La clase formada por las proposiciones con cópula no-tautológicas se subdivide en dos grupos: las definiciones y (evidentemente) las no-definiciones. 116


las definiciones son proposiciones del tipo siguiente: (19) El cribado es la acción de cribar un objeto cualquiera.

(20) El umbral es le plancha de entarimado o laja de piedra que recubre el espacio de la abertura de una puert-a. Es suficiente substituir la definición del término por el término mismo para obtener una tautología. El grupo siguiente está constituido por las proposIciones con cópula que no son tautologías ni definiciones. Este grupo está muy cerca de las proposiciones sintéticas. Contiene ante todo las definiciones incompletas. Por ejemplo: (19 a) El cribado es una acción; (20 a) El umbral es una plancha de entarimado o lele de piedra. Estas proposiciones analíticas no son definiciones ni tautologías (se reconoce aquí la forma per genus proxlmum et dIfferentlam speciflcam). Un problema particular es el que plantean las palabras que tienen un dlferenclador. En efecto, estas palabras no pueden tener verdaderas definic-iones, puesto que el significado del diferenclador. idiosincrásico, no puede ser expresado por ninguna otra palabra de esa lengua. los diccionarios comunes proponen, en esos casos, ya sea una tautoloqía disimulada, ya sea una definición lncompleta (el segundo grupo de la primera clase); así:

(21) El dará es una especie de maíz del que hacen pan fas árabes. Hemos mencionado esos dos grupos para mostrar que no todas las proposiciones analíticas presentan anomalías semánticas. Solo las dos clases siguientes (las tautologías) son percibidas como proposiciones anómalas. He aquí algunos ejemplos de tautologías: (22) Un millón de pesos es un millón de pesos. (23) Una mujer es una mujer.

(24) Pasó lo que pas6. (25) El vendedor de helados vende helados.H Las oracIones francesas que usa el autor en el punto 14 y que, para una mejor ejemplificación en español, no siempre hemos podido traducir IIteralmen. te, son: (19) Le dorsge est l'ectkm de dorer un objeet quetconaue; (20) Le seuil eet la feuille du parquet ou dalfe de pierre qul recouvre l'elr d'une embrasure de porte (Nouveau Larousse lllustré): (21) Le dora est une sort de gong laponets (Larousse); (22) Un sou c'esr un sou; (23) Une femme est une temme; (24) Ca veut dtre ce que (}8 veut dire; (25) Le vendeur de g/sees vend de gf8ces. [N. de la T.] 17

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Los ejemplos (22) y (23) son tautologfas formuladas en una proposición con cópula, (24) y (25) no contienen cópula. Los hablantes de esa lengua perciben como anomalías ras proposiciones de este tipo, salvo en casos particulares como lo son nuestros ejemplos (22), (23) Y (24). La existencia de tales casos no puede hacernos olvidar que las tautologías son anomalías, ya que aquí se juega con la polisemia. No olvidemos por otra parte que nosotros nos ocupamos de la lengua y no del habla; por lo tanto no nos interesan las circunstancias particulares que justifican la existencia de una frase anómala. 15. Es raro encontrar tautologias en el lenguaje corriente, y no tendríamos por qué ocuparnos de ellas si la lengua no hubiera elaborado un simulacro de proposiciones analíticas. Esto es lo que son, evidentemente, los lugares comunes que expresan, así se dice, verdades universales; es decir que son, al igual que las proposiciones analíticas, incondicionalmente verdaderos. Así: (26) El que nada no se ahoga. (27) Nunca mucho cuesta poco.

Estas frases no son proposiciones analítlcas. pero se nos aparecen como tales, Tanto en (26) como en (27) esta impresión está causada porque se niega la equívalencía de palabras que contienen categorías semánticas antónimas (nadar y ahogarse, mucho y poCO).18

Otro caso tiene una difusión aun mayor: decimos y escribimos tautologías todo el día sin darnos cuenta de ello. Se trata en ese caso de proposiciones analíticas que nosotros tomamos por sintéticas (caso simétrico e inverso a los lugares comunes). 16. Las proposiciones contradictorias son un fenómeno complementario de las proposiciones analíticas, ya que están formadas por su negación. Ellas son, por consiguiente, falsas para todos los denotata de cada uno de sus elementos. Se pueden producir fácilmente proposiciones contradictorias añadiendo una negación a cada una de nuestras proposiciones analíticas. El resultado es particularmente espectacular en el caso de las tautologías.

18 los ejemplos franceses son: (26) Petlt poisson devlendrs grsnd. donde -dice Todorov- "la confusión está asegurada por la antonimia de los adjetivos y por el sentido 'transitorio' del verbo", y (27) Qul vivrs verre donde "uno de los verbos contiene las categorlas semántIcas del otro", [N. de la T.]

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La relación de contradicción es, entonces, la transposición del fenómeno de antonimia al nivel de la frase. Pero la lengua dispone a menudo de palabras particulares para designar dos fenómenos contrarios. La proposición: (28)

Los que bailan bien bailan mal

será pues también una contradicción. De una manera más general, puede decirse que hay contradicción cuando se ponen en relación de igualdad dos palabras que comprenden categorías semánticas no idénticas provenientes del mismo campo nocional. Hablando de igualdad, pensamos en las proposiciones con cópula o en las frases que provienen de transformaciones generalizadas. Así la frase:

(29) Esta mesa redonda es cuadrada será una contradicción, sin que por eso todas las mesas sean necesariamente redondas o cuadradas. Pueden verse ya las posibilidades de juegos de 'palabras que ofrece la polisemia para las proposiciones contradictorias (como, por otra parte, lo hace para las tautologías). Pensemos, por ejemplo, en una frase como:

(30) Un elefante chico es grande. Los textos literarios ofrecen a veces ejemplos de contradicciones:

(31) Et iI Y a six hommes, I un pour cheque soleil / et un septiéme homme I qul est le sclell tout cru / habl/lé de noir et de cheir rouge. / Or, ce septiéme homme / est un chevel, / un cheval avec un homme qui le mene. j-Mais c'est le cheval / qui est le soleil / et non l'homme IV hay seis hombres, uno para cada sol, y un séptimo hombre, que es el sol completamente crudo, vestido de neo gro y de carne roja. Ahora bien, ese séptimo hombre es un caballo, un caballo con un hombre que lo lleva. Pero es el caballo el que es el sol, y no el hombre/ (Artaud, b, p. 16). No entraremos aquí en el detalle de los problemas de las contradicciones. 17. Como ocurría para las proposiciones analíticas, la lengua tamo bién posee un simulacro para las proposiciones contradictorias. Eso son las peredoiee, llamadas, con razón, "lugares comunes al revés". Las paradojas tienen la forma de proposiciones contradictorias integradas por antónimos, pero, de hecho. las categorías semánticas opuestas no provienen del mismo campo nocional. las

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paradojas están muy difundidas (mucho más que los lugares comunes) en los textos literarios: (32) La lune, grande, inmense comme un porte-monnaie... luna, grande, inmensa como un monedero ... ¡ (Péret. p. 11).

ILa

(33) Confiants dans la dupllcité de la neture humaine ... ¡Confiados en la duplicidad de la naturaleza humana ... ¡ (Michaux, p. 95).

Para que hubiera una verdadera contradicción en (32), la palabra monedero debería tener la categoría semántica "pequeño", cosa que no sucede. Por otra parte. la anomalía está aquí debilitada por el como. El segundo caso tampoco es una verdadera contradicción, aunque las restricciones de confiado y los sernas de duplicidad puedan tener elementos antónimos. Otro caso de paradoja es aquel en el que la frase es el producto de una transformación generalizada: (34) Un iour la peinture de Van Gogh, armée et de iievre et de

bonne senté, reviendre . .. ¡Un día la pintura de Van Goqh, armada de fiebre y de buena salud, volverá ... ¡ (Artaud, a, p. 61). Ni la secuencia armada de fiebre, ni la de armada de buena salud. contienen en sí mismas una contradicción o una paradoja; pero su combinación es contradictoria en la medida en que las secuencias buena salud y fiebre son antónimos. 18. Pasemos ahora a las anomalías referenciales o antropol6gicas, llamadas así porque su carácter anómalo proviene. ante todo, de la extrañeza de lo que se describe. Una concepción bastante corriente considera todas las anomalías semánticas como anomalías referenciales. Se ha afirmado, y se afirma todavía, que una frase parece extraña porque el acontecimiento que describe es extraño, porque no hemos visto nunca un acontecimiento semejante y no podemos entonces referirnos a nuestra experiencia pasada. Así el carácter correcto de una frase terminaría siendo una función de la probabilidad de la frase y, de manera indirecta, de la probabilidad del acontecimiento descripto. No nos ocuparemos aquí de reunir argumentos contra esta tesis, trabajo ya realizado más de una vez. El examen de las anomalías combinatorias y lógicas prueba que, en todos esos casos, no se trata de una probabilidad más o menos grande sino de una regla que se transgrede y que se puede restablecer, cada vez, a partir '120


de la transgresión. La relación entre el grado de anomalía de esas frases y su probabilidad no es significativa; algunas frases tnconectas son, sin duda, pronunciadas por nosotros muchas veces en el día, mientras que otras, correctas, no han sido ni serán pronunciadas jamás. Tomemos tres frases generadas por una máquina: (35) Los maridos vuelcan el perro negro. (36) La lámpara fortalece las familias violentas. (37) Los lentos cimientos y los libros comienzan la nieve.

¿Se puede decir que en estas tres frases "uno se desliza de la frase casi banal a la absurdidad"? (Pottler, "Vers une sémantique moderne", p. 131). La probabilidad del acontecimiento que se describe en (36) y (37) es igual a cero, en (35) es cercana al cero. Esta gradación "probabilística" refleja en realidad el número de las anomallas combinatorias presentes: (35) no contiene ninguna, (36) contiene una sola (las restricciones selectivas del verbo no son satisfechas por el sujeto), (37) contiene tres (lento se aplica solo a los sustantivos que poseen el serna "movimiento", comenzar exige como sujeto una noción abstracta o un ser animado, y como objeto directo, un proceso o una acción). Esta explicación basada en la estructura nos parece más instructiva que la evocación de las probabilidades. Un factor importante nos incita de igual modo a no recurrir a las probabilidades. La probabilidad de realización de un acontecimiento no es medible y, aun si lo fuera, no interesaría a la lingüística. La probabilidad de cualquier frase es tan mínima que podemos siempre considerarla nula; además, se sabe que aun en el caso de frases que no hemos oído jamás, podemos decir si contienen o no una anomalía. Por consiguiente, tratar de explicar las anomalías combinatorias por la posibilidad equivale a renunciar a una explicación de ese importante fenómeno. La teoría semántica, por su lado, no puede darnos ninguna base para la discusión de ,las anomalías referenciales. Esta imposibilidad resulta de los Ifmltes de la teoría semántica en general, establecidos por Katz y Fodor. Para elaborar un esquema clasificatorio que pudiera indicarnos todas las anomalías referenciales, nos veríamos obligados a clasificar nuestros conocimientos Integrales sobre el mundo, conocimientos que se modifican a cada instante. Tal ensayo chocaría, por otra parte, con la propia naturaleza del

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lenguaje, que es abstracto en relación al mundo real y que ofrece solo una designación convencional. Si la teoría semántica tuviera que registrar como anómala la expresión el sol azul, debería indicar para sol la categoría semántica "amarillo" (o "rojo"). Pero en ese caso ya no podría detenerse la enumeración de las propiedades del sol, porque ellas son, en efecto, infinitas: se deberían proponer de igual modo las categorías "redondo", "caliente", "brillante", etc., a pesar de lo cual no tendríamos ninguna certeza de señalar con nuestra descripción toda posible anomalía. Las anomalías referenciales están entonces en el límite de las anomalías semánticas. 19. Por eso, en lugar de un estudio sistemático, esbozaremos solamente algunas clases de anomalías referenciales, tal como las encontramos, en particular. en 105 textos literarios. La primera clase será aquella en la que la impresión de extrañeza proviene únicamente del carácter inverosímil del acontecimiento descripto. (38) Le sang chaud des ebellles est conservé dans des bouteJlles d'eeux minérales /La sangre caliente de las abejas se conserva. en botellas de agua mlneral/ (Breton y Soupault, p. 88).

Podrán distinguirse aquí dos subclases: en la primera se agruparán las rarezas "físicas"; en la segunda. las "sociales".

tire, volutnlneux comme du cotan hydrophile, avait la propriété de fendre les pavés en quetre lEsa risa, voluminosa como algodón hidrófilo, tenía la propiedad de partir en cuatro los adoquines/ (Péret, p. 16).

(39) Ce

(40) Les bandits lont un stage dans la po/ice/los bandidos nacen

un interinato en la policía/ (Michaux, p. 122). En el primer ejemplo se reconoce todavía una figura retórica (la hipérbole); el segundo, a pesar de su carácter paradójico, solo es extraño para determinada sociedad. Pero no todas las anomalías referenciales resultan tales por el carácter lnverosfmil o Inimaginable del acontecimiento que describen. Esta explicación solo puede darse para las frases que tienen un sentido concreto, pero no para las que tratan de una manera abstracta o que describen un universo inexistente. Así aparece una nueva clase de anomalías, en las cuales la rareza concierne 122


únicamente a la enunciación de la frase. pero no a su contenido, al aspecto performativo del discurso, no al constatativo. (41) Les égoutlers du paradls conneissent bien ces rats bfancs qui courent sous le treme de Dieu /Los poceros del paraíso conocen bien esas ratas blancas que corren bajo el trono de Dios/ [Breton y Soupault, p. 81).

Franqueamos aquí el límite de lo fantástico. Lo fantástico (o mejor la conciencia de leer un texto fantástico) produce también una modalización; muchas frases que hubiéramos considerado anomalías referenciales son admitidas por el hecho de encontrarse en una novela oe ciencia-ficción. He aquí, en conclusión, un ejemplo complejo que reúne casi todos los tipos de anomalías de las que hemos hablado hasta el momento: (42) Deouis que le monde est une coupe de champagne, les cheni-

l/es et les plumeesiéree obéissent iJ la lo; de Newton qui leur ordonne de laver la va/selle des off/ciers avec des feuilJes de cactus /Desde que el mundo es una copa de champagne, las orugas y las vendedoras de plumas obedecen a la ley de Newton que les ordena fregar los platos de los oficiales con hojas de cactus/ (Péret, p. 18).

20. No hay que creer que con esta concisa descripción hayamos agotado toda la variedad de las anomalías que se pueden encontrar en un enunciado lingüístico. Hemos querido examinar solamente las que están más estrechamente vinculadas a la estructura de la lengua. El estudio de las demás concierne a la lógica o a una lnvestigación filosófica que vaya en la dirección de los estudios de la filosofía lingüística (la escuela de Oxford). Recordemos aquí, a título de ejemplo, la clase de los "enunciados poco felices", señalada precisamente por J. Austin en sus investigaciones sobre el "performativo". Los enunciados performativos se distinguen de los demás porque no tienen una referencia autónoma. sino que su referencia es el enunciado mismo (Benveníste llama sui-reierencieles a estos enunciados). (43) Le prometo venir mañana B las tres

no desIgna un acto que sea Independiente del discurso; más bien designa el hecho mismo de pronunciar estas palabras (es decir que el enunciado designa el acto de enunciación). Puede verse ya

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por qué tipo de circunstancias "poco felices" están amenazados estos enunciados: es suficiente que el sujeto que habla no tenga el derecho de asumir el acto que designa con sus palabras, para que estos enunciados se vuelvan insensatos. Imaginemos que un amigo, que no haya trabajado nunca en la policía ni en otro servicio del Estado, declare de improviso: (44) Ordeno la evacuación de la ciudad.

Sería éste un ejemplo de enunciado "poco feliz". 21. Tampoco hay que creer que los Hmites entre las diferentes ciases de anomalías sean precisos y rigurosos. Consideremos en primer lugar el Hmlte entre las anomalías antropológicas y las anomalías combinatorias. Si las miramos en una perspectiva histórica, son precisamente las condiciones antropológicas las que proporcionan las restricciones que caracterizan el proceso de combinación de las palabras (o, por lo menos, algunas de esas restricciones). Y se puede esperar que ciertos cambios en la vida hagan desaparecer ciertas obligaciones semánticas e impongan otras nuevas. Por otra parte, la fuerza de la costumbre puede hacer pasar algunas combinaciones de la clase de los improbables (antropológicos) a la clase de los prohibidos (combinatorios). Tomemos la siguiente frase: (45) l/s alment les demeures parlantes, les maisons a iecede couverte de selns roses et bien formés, et des meubles, dedans, gra~ ves, sombres, mais constellés d'yeux lAman las moradas que hablan, de fachada recubierta de senos rosa y bien formados, y los muebles adentro. graves, sombríos, pero constelados de ojos/ (Michaux, pp. 90·91).

la restricción Impuesta por recubIerto de es el rasgo "material", pero desde el momento en que es altamente improbable que se cubra alguna cosa con partes del cuerpo humano, es posible que nos veamos obligados a añadir la restricción "no humano"; lo mismo ocurre en el caso de los muebles constelados de ojos. El límite entre las anomalías antropológicas y las anomalías lógicas es aun más fluido; puesto que nuestra lógIca no es en realidad uníversal: pertenece a nuestra realidad, a nuestra condición humana, y proviene, al fin de cuentas, de una antropología. En la frase: (46) .. ". qui parcourt la terre en simulant la heine por tout ce qu'iJ

embrasse / ... que recorre la tierra simulando odio hacia todo lo que besa/ (Breton y Eluard. p. 11)

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estamos frente a una ambigüedad. En nuestra sociedad, besar es un símbolo de amor, el antónimo del odio, y es difícil imaginar cómo se puede simbolizar el odio con los besos. Sería sin embargo una ingenuidad creer en la universalidad de tal signo: la antropología nos enseñó a no tomar como absolutos los rasgos propios de la civilización occidental. El límite entre las desviaciones lógicas y las combinatorias es relativamente más neto. pero tiende también a esfumarse cuando las clases semánticas no poseen más que un número muy reducido de elementos. Así en el ejemplo: (47) JI a encare le souvenir du lendemain, le souvenir d'aventures atroces dans un broui/lard de pendu /~I tiene todavía el recuerdo del mañana, el recuerdo de aventuras atroces en una niebla de ahorcado/ (Breton y Eluard, p. 17),

la secuencia el recuerdo del mañana está en el límite entre las anomalías lógicas y las anomalías combinatorias. 22. No por casualidad buscamos la mayor parte de nuestros ejemplos en textos literarios. la lengua poética es un dominio particularmente rico en anomalías: Intentemos ahora sacar las conclusiones de esta observación. Digamos desde un principio que las anomalías semánticas (o grao rnatlcales] no son, de ninguna manera, los únicos efectos lingüísticos propios del discurso poético. Son los estudios estilísticos los que se proponen como tarea preparar largas listas de "efectos de estilo" en las cuales. al lado de los ejemplos que hemos clasificado como anomalías, aparecen toda clase de figuras retóricas, elipses, etc. Recordemos algunas de estas figuras cuya función en la lengua poética se aproxima mucho a la de las anomalías. Un efecto muy frecuente, sobre todo en poesía, consiste en relacionar dos palabras muy diferentes en su sentido pero semejantes en su estructura fónica (la paronomasia). la rima es, evidentemente, un caso particular de este efecto; pero la prosa también lo conoce. Por ejemplo: (48) La plupart des tribus s'ebsteneient de fui remettre aucun trl-

but /la mayor parte de las tribus se abstenían de enviarle tributos/ (Mtchaux.p. 157). Hay otro efecto que, curiosamente, comparten tanto el relato policial como la novela moderna. Consiste en la supresión de toda

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explicación: leemos ya sea una descripción que proviene solo de las sensaciones, ya sea un diálogo entre personajes, pero no sabemos ni dónde se encuentran esos personajes, ni quiénes son, ni qué está en realidad sucediendo en ese momento. El relato policial utiliza ese procedimiento para aumentar el "suspenso", Otro efecto es propio de casi toda la literatura posterior a Mallarmé. Consiste en la débil ligazón semántica entre frases suceslvas. Quizás un análisis semántico podría describir este fenómeno como una multitud de categorías semánticas o como una débil redundancia de esas categorías. Acostumbrados a esa redundancia por la lengua cotidiana, comprendemos con dificultad el mensaje poético. Intencionalmente, hemos enumerado en desorden estos casos. Volveremos sobre lo que parece asegurar su profunda unidad. 23. Esas transgresiones del lenguaje raras veces son gratuitas. Con esto queremos decir que el poeta, en la mayor parte de los casos, trata de justificar la anomalía creada. Así, en muchas frases anómalas, encontramos elementos exteriores a la anomalía cuyo objetivo es hacer que las frases sean más naturales. Por otra parte, muchas de las frases que hemos citado eran las primeras frases de un parágrafo; lo que las sigue explica de una u otra manera la impresión singular que esas frases nos habían dejado. Se entrevé allí una ley general de la creación artística, que Revzin formuló así: "El poeta crea un universo en el cual están Justificadas frases que no tendrían sentido en la lengua". Por otra parte, esta tendencia produce a veces nuevos juegos de palabras. Este fenómeno se puede caracterizar de manera más general como una anomalía lingüística que deja de serlo gracias a una referencia muy particular. Así la frase: (49) Les Vénus dont les mains absentes caressent les cheveux des poétes, ,. /Las Venus cuyas manos ausentes acarician los cabellos de los poetas ... / (Breton y Eluard, pp. 11 - 12) no es una anomalía lógica como podría parecer a primera vista. 24. Es la estilística la que se ocupaba, y que aún hoy se sigue ocupando, de los fenómenos de los que acabamos de hablar. ¿Qué lugar puede ocupar esta discIplina en nuestra perspectiva? En el momento actual, su posición no es envidiable. Situada a mitad de camino entre la lingüística y la literatura, como un ma126


yordomo con dos amos, no es bien recibida por una ni por otra. y puede decirse que con buenas razones. Hemos visto que la lingüística (y más en particular la semántica) es la única que puede describir de manera satisfactoria numerosos "efectos de estilo". ¿Es posible qua la estilística haya sido creada solo porque no existía una teoría semántica integral? No sería entonces una casualidad si encontramos Ideas siempre váIidas sobre la semántica en el Tratado de estillstica francesa de Bally. Hace ya treinta años Jakobson decía: "Los hechos de estilo no se pueden oponer a 105 hechos de lengua; el inventario da los 'posibles' y el valor de sus oposiciones están dados en la lengua (en el significado saussurlano del término)", Así la lingüística no deja lugar para una estilística que se quiera desarrollar a su lado, tanto más porque esta última rehúsa someterse a las exlqenclas de rigor que la primera pretende satisfacer. Por el lado de las relaciones entre estilística y análisis literario la situación no es mejor. Los intentos de los estilistas para explicar una obra a partir de su léxico, de su sintaxis. etcétera, han fracasado en la medida en que permanecieron fieles a su programa. En efecto, tal aproximación ignora la existencia, en la obra literaria. de un sistema distinto del de la lengua. que se sitúa en el nivel del relato. Sin subestimar la importancia de la lengua para un texto literario, no hay que olvidar que ésta desempeña en él un papel subordinado. Así el análisis literario debe empeñarse ante todo en un estudio del relato. de las leyes de su funcionamiento; y el aspecto lingüístico constituye solamente el objeto de una parte de ese estudio. No hay que hacerse Ilusiones sobre el valor explicativo de nuestros análisis de las anomalías en relación a la literatura. Todas las anomalías explicadas no nos ayudan casi nada a la comprensión de las obras de Artaud, de Breton o de Michaux. Por su inutilidad eh cuanto al análisis literario, una explicación lingüística vale tanto como un hecho de la biografía del autor. Tocamos con esto un punto importante que puede volverse materia de confusión. La atención que prestamos a las anomalfas propias de los textos literarios no significa en absoluto que establezcamos una relación de proporción directa entre el número de anomalías y la cal idad estética del texto. Algunos textos de alienados serían sin duda los más ricos en anomalías semánticas. Aquí estamos interesados en uno de los rasgos de la lengua poética y no en el valor de la obra literaria.

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25. Recientemente, M. Rlffaterre ha hecho una propuesta para reconstruir la estilística. En su concepción. todo efecto estllfstlco estaría constituido por dos elementos: el efecto en sí mismo (el "contraste") y lo que lo rodea (el "contexto"). Esos dos elementos formarían la pareja que realiza la oposición, tan del gusto de los lingüistas, de marcado y no-marcado. Así no existiría ningún efecto fuera del medio que se le opone. Pero esta teoría no esclarece suficientemente cuáles son las leyes de las anomalías, tal como las analizamos anteriormente, y no las diferencia de los otros "efectos de estilo". Es verdad que nos chocará más una anomalía situada en un texto donde no hablamos encontrado ninguna hasta el momento, que otra situada en un texto en el cual pululan las anomalías. Pero la anomalia seguirá siéndolo en ambos casos. La razón para ello es que la anomalía no es el resultado de una débil probabilidad de aparición sino de la transgresión de una ley estructural. Existe. sin embargo. un caso en el que nos parece oportuno hablar de términos marcados y no-marcados: es el efecto por evocación. Dos fenómenos semejantes son llamados de esta manera: ya sea que la palabra evoque un medio social particular en el que ella es usada en especial (o, más precisamente. textos que evoquen ese medio, dado que se trata de una relación metonímica); ya sea que evoque cierto estilo de habla (familiar. admlnlstratlvo, científico). El mismo efecto se puede obtener con un modelo sintáctico. Es evidente que en el caso de la evocación el efecto existe 5010 si el término está fuera de su medio. ya que en él no hubiera asombrado a nadie. Esta manera de ver los hechos, que se avecina a las antiguas clasificaciones de estilos en elevado (sublime), atemperado y simple (vulgar), nos parece el único objeto apropiado para un estudio estilístico. Pensamos aquí en las ideas propuestas hace tiempo por algunos de los formalistas rusos (Yacubinsky, Voloshinov) así como en algunos trabajos más recientes, en particular los de Vinogradov. 26. Hay otro intento, el de Jakobson, de dar una base y una explicación única a todos los fenómenos de este tipo. Según Jakobson, el mensaje IIngüfstlco posee una función que consiste en poner el acento sobre sí mismo. Esta función, cuya primera Imagen se encuentra en los trabajos de los formalistas rusos, ha recibido diferentes nombres: estética (Mukarovsky), poética (Jakobson), estilística (Riffaterre). Esta noción puede ser comprendida de dos maneras diferentes. La primera (que podría extraerse de los ejemplos de Jakobson), 128


más estrecha, limita ese acento al aspecto fónico de [a palabra. Por eso la poesía es rica en rimas, aliteraciones, paronomasias, y, por otra parte. utiliza el metro organizado. la segunda interpretación es más amplia y comprende las dos caras del signo. En ese caso, proviene de la función poética todo efecto ligado al mensaje en sí mismo, y no a la referencia. a aquello de lo que se habla. Nos parece que se pueden plantear algunas objeciones serias tanto a una como a otra interpretación. SI nos limitamos a la primera, estaremos obligados, por una parte, a reconocer que los escritores no se sirven de la función poética en sus escritos en prosa; y Que. por otra parte, esta función no reúne más Que una pequeña porclon de los procedimientos poátlcos (especialmente en algunas épocas). SI se acepta la segunda. no hay más límites posibles: todo efecto en el significado de un mensaje es debido a su forma lingüística particular; de cualquier manera, solo podemos acceder a la realidad descripta a través de esta descripción lingüística. Sin pretender buscar una explicación única para todos los procedimientos poéticos, nos parece que se puede encontrar una ley general que explicaría la relación entre lengua poética y lengua común y en la cual se podrían inscribirlas justas observaciones de Jakobson. 27. Buscaremos ahora el común denominador de todas las anomalías, de todos los procedimientos poéticos de los que hemos hablado. Este común denominador -lo hemos nombrado numerosas veces- es la violación del lenguaje.

Hemos observado que las anomalías combinatorias consisten en la transgresión de una regla semántica bien definida. Comprendemos ahora el papel de las frases que se mantienen "Incomprensibles": ellas designan ante todo esta función de transgresión, y, por ello mismo, su propio carácter poético. De la misma manera, las anomaHas lógicas no obedecen a la lógica implíeita en el discurso y producen una confusión en el lector. Las anomalías referenciales quedan Incomprendidas a causa del carácter Inhabitual del enunciado que las contiene. Puede verse aun mejor la función que, en esta perspectiva. tienen los juegos de palabras: la aproximación de dos palabras diferentes en cuanto a su sentido pero semejantes fonéticamente es también un medIo de producir confusión y de dificultar la compren-

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sión. ~se es también el objetivo de los procedimientos estilísticos del tipo de la excesiva brevedad en la descripción o de la falta de relación entre las frases vecinas. Ahora nuestra conclusión se puede formular de la siguiente manera: el lenguaje comunicativo trata de ser claro, de asegurar una comunicación infalible, de evitar las confusiones. Una de las funciones de la lengua poética es Ir en contra de estas leyes, de transgredirlas. Es la retórica la que ofrece el inventario más completo de las anomalías lingüísticas; se comprende ahora por qué hemos relacionado tan a menudo tal tipo de anomalía con tal figura retórica. Se podría Inclusive intentar una reclasificación de las figuras retóricas según el tipo de reglas infringidas. Habría infracciones a los principios del lenguaje, a las reglas de la gramática, a las reglas semánticas, alas leyes del enunciado, etcétera. Nos podemos preguntar entonces por qué se oyen tan a menudo consejos del tipo de: "Si quiere leer buen francés (o buen español, etc.l, lea a los grandes escritores". En lugar de escribir una lengua normativa, fácil de comprender, los poetas crean constantemente anomalías, escriben contra las leyes del "buen uso". La explicación del consejo reside, evidentemente, en otra cosa: por "grandes escritores", se entiende, en general, a los clásicos. Y la influencia de la literatura sobre la evolución de una lengua es tal que las anomalías de Vlctor Hugo o de Baudelalre son sentidas hoy como ejemplos de estilo correcto y aun elegante. 28. Queda una cuestión que debe ser planteada: ¿por qué los poetas violan las leyes del lenguaje? Podemos formular esta misma cuestión de una manera diferente: ¿si existe una transgresión, cuál es la prohibición que se transgrede? Nuestra respuesta no será en absoluto exhaustiva. Tampoco tendrá nada en común con el razonamiento científico. Si se ha experimentado la necesidad de transgredir las leyes del lenguaje es que se lo ha sentido como un Impedimento. Dado que el lenguaje es el único intermediario entre el hombre y el mundo, el mundo está disimulado y enmascarado tras él; y él es el que lmpide el acceso al mundo. Así, la fuerza que ha empujado al hombre a superar el lenguaje en la poesía proviene de la misma fuente que el deseo, presente hoy como antes en la meditación filosófica, de interrogarse sobre la posibilidad de traducir fielmente el objeto del pensamiento por medio del lenguaje. En la actitud de los poetas se percibe una reacción intuitiva frente a la profunda lrnpotencia del lenguaje que nos condena a seguir siendo sus prl130


sioneros para siempre. Sin embargo, la transgresión poética, como cualquier otra transgresión, no nos lleva a un estado en que el impedimento desaparece; es una transgresión malograda, pero que tiene el mérito de crear el objeto de la contemplación esté-

ttca."

19 Esta respuesta me ha sido sugerida en parte por mi amigo O. lnanc. Para la elección de los textos surrealistas he seguido los consejos de Georges Sebbag. He aquí las referencias: A. Artaud, Van Gogh. le suicidé de la société, K éditeur, 1947 (a); A. Artaud, Pour en finlr avec le jugement de Dieu, K éditeur, 1948 (b); B. Péret, La brebls galante, Le Terraln vague, 1959; A. Breton y Ph. Soupault, Les Champs magnétlques, Au Sans Parell, 1920; A. Breton y P. Eluard. t'tmmecotée Conceptlon, ~dltlons Surréallstes, 1930. Los ejemplos de Michaux han sido extraídos del libro "Voyage en Grande Garabagne" (AlIIeurs, Galllmard, 1948) y yo los tomo, del mismo modo que su análisis, de la tesis de lingüística de la señorita Delphine Perret. Quiero manifestar aquí mi agradecimiento a todos ellos.

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135


Ls Phllosoph/e snslyt/que (1962) (Cahlers de Royaumont, n' 4), Edlttons de Mlnult, Parls. Textos de Qulne, Austln, etcétera. Pottier, B. (1963), Recherches sur rsnslyse sémantlque en I/ngulst/que st en trsduct/on sutomstlque, Universlté de Nancy (mlm.). Pottler, B. (1964), "Vers une sémantlque moderne", Trsvsux de Ungulst/que et de I1tt6rsture, n' 1, pp. 101-138. Problems In Lexlcogrsphy (1962), compll. por F. Householder y Sol Saporta (lJAL. 28, 2; pub/o n9 21). Actas de una conferencia. Textos de Welnrelch, Conklln, Gleason. Prob/emy tormettzectl eementtk! (1964) (Problemas de formalización de los estudios semánticos). 19 MGPIIJ, Moscú. Resúmenes de las relaciones (en número de 58) presentadas a una conferencia sobre el estudio formal del sentido. El libro ofrece una buena visión de conjunto de los estudios semánticos actualmente en curso en la URSS. Relchenbach, H. (1948), E/ements of Symbol1c Log/c, New York. Relchenbach es, entre los lógicos, el que se ha Interesado más de cerca en 10B problemas 1Ingüfstlcos del significado. Revzln, l. J. (1962), "Nekotorye trudnostl prl postroenll semantlcheskix modelej dlla estestvennyx Jazykov" (Algunas dificultades en la construcción de modelos semánticos para las lenguas naturales), en Slmposlum po strukturnomu txuchen/ju znskovyx eistem, pp. 17 - 24. Revzln, 1. 1. (19~), "Ot strukturnoj IIngvlstikl k semlotike" (De la IIngüfstlca estructural a la semiótica), Voprosy fl/osoflf, n' 9, PP. 43 - 54. Rlfaterre, M. (1960), "Stylistlc Context", Word, n' 16, pp. 207 - 218, R/faterre, M. (1964), "The Stytlstlc Funct/on", en Proceedlngs 01 the 9th lnternat/anal Congres8 01 Llngulsts, Mouton & Co., La Haya, pp. 316·322. Romney, A. K., D'Andrade. R. G.• cornplls, (1964), Transcultural Studles In Cognf· tion (= Amer/can A'nthropolog/st, Speclal Publlcatlon, v, 66, n' 3, p. /1). Sechehaye,A. (1926), ES8s1 sur la structure laglque de /a phrese (29 , 1950), Perla. Semsnt/cs and Phllosophy 01 Langusge (1952), cornpll. por L. Linsky, Urbana. Recopilación de textos consagrados a los problemas de la semántica lógica. SSM (1961) = Tezlsy dokladov mezhvuzQvs!ro/ konferencll po prlmenenl/u struk» turnys I ststlstlchesktx metodov Iss/edoV8n//a slovarnogo sostava jazyka (Resúmenes de las relaciones presentadas a la conferencia Interdlsclplinaria consagrada a la aplicación de los métodos estructurales y estadfstlcos al estudio del léxlco), Moscú, Stanklewlcz. E. (1964), "Problems of Emotlve Language", en Approaches to Se. mtottcs, compll. por Th. A. Sebeok y otros, Mouton & Co., La Haya. Visión de conjunto de los aspectos lingülstlcos de la funcIón emotiva del lenguaje. Tabol')', R. (1965), "Sarnantlcs, Generatlve Grammars, and Oomputers", UnguIs· tlcs, n' 16, pp. 68-85. Théorle de la ltttéreture (1966). Textes des formalistas russes, Edit/ons du Seuil, Parfs. Selección de textos de formalistas rusos, muchos de los cuales tratan acerca de las relaciones entre lengua y literatura. Tynianov, Ju. (1963), Problema stfxotvornogo jazyka (Slavlstic Printlngs and Reprlntlngs, XLVII, 1', 1924), Mouton & Co., La Haya, Tratado de semántica de la lengua poética, por uno de los representantes del "formalismo ruso", Welnrelch. U. (1962). "Lexlcoqraphlc Definltlon In Descrlptlve Sernantlcs", en Problems In Lex/cography, pp. 25·43. Weinrelch, U. (1963 a), "On the Semantic Structure of Language", en Ualversel« 01 Lsnguage, compll. por J. Greenberg, Cambridge, Mass. pp, 114-171. Visión de conjunto crft/ca sobre los estudios semánticos, con particular atención al problema de los universales. Blbllograffa. Welnrelch, U. (1963 bJ, "Lexicology", en Current Trends In Ungulst/cs, compil.

136


por Th. A. Sebeok, vol. 1, Mouton & Co., La Haya, pp. 60 - 93. Visión de conjunto de los estudios lexicológicos soviéticos. Weinreich, U. (1965), "Semantlcs and Semlotlcs", en International Encyclopcdla of the Social Sclances, Nueva York. Weinreich, U. (1966), "Explorations in Semantic Theory", en Current Trends in Linguist/cs. compil. por Th. A. Sebeok, vol. 11I. Wittgenstein, L. (1961), Investlgatlons philosophiques (publicadas junto con el Tractatus Logico-philosophlcus) , Galllmard, París. Wittgenstein, L. (1965), Le Cahler bleu et le cehter brun, Gallimard, París. Zawadowski, L. (1958), "La signlfication des morphémes polysémes", Bulíetin de la Soc/tité polona/se de Unguistlque. n9 17, pp. 67·95. Zawadowskl, L. (1959), "La polysémie prétendue", Bullet/n de lo Société poloneise de Llngulstlque, n' 18, pp. 11·48. Ziff', P. (1960), Semantlc An8/ysis, Cornell Univ. Press, lthaca, New York.

137


Indice

Advertencia del traductor

7

T. Todorov Investigaciones semánticas

9

1. Teorías generales

11. Análisis distribucional y análisis sémico 111. Análisis combinatorio

9 15 28

J. Apresjan Análisis distribucional de los significados y campos semánticos estructurados

49

l. La cuestión del carácter semántico del léxico y la teoría de los campos semánticos 11. Análisis distribucional de los significados lexicales 111. Campos semánticos estructurados IV. Conclusión

49 53 64 78

F. G. Lounsbury Análisis estructural de los términos de parentesco 1. Nociones preliminares

11. Datos sobre el parentesco entre los Seneea 111. Análisis IV. Conclusión

81 B2 84 86 97

T. Todorov Las anomalías semánticas

105

Documentación y bibliografía crítica

133


Durante un largo periodo, la semántica fue la pariente pobre de las ciencias lingüisticas. A pesar del gran numero de teorras generales y de estudios concretos que se encuadran en su marco, se puede decir Que hasta hace muy poco la semántica no existla como ciencia. Pero en la década de 1960 se realizaron varias investigaciones en Francia, Estados Unidos. Gran Bretaña y la Unión Soviética. Algunos de los textos resultantes se incluyen en este volumen: otros son objeto de análisis y discusión. El volumen comprende también una biblíografla critica sobre el tema.

Semiótica. y epistemología


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