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“Los programas sociales ayudan a la dinamización de la economía de un país”

Por Mabel Gómez Rojas

Carlos Galian, especialista de la OIT, indicó que se necesita seguir fortaleciendo la integración y coordinación entre la política y el presupuesto para un mejor resultado en los programas de protección social.

La política social tradicional del Paraguay se ha caracterizado por la sectorialización y segmentación. E incluso los intereses sectoriales, económicos y políticos que han enfrentado los gobiernos de transición han postergado la necesaria renovación del enfoque sobre las políticas sociales, quedando pendiente la reformulación de las mismas.

Sin embargo, en los últimos años se han generado varios avances en el marco de la definición de una política social que coadyuve a la consecución de los objetivos de reducción o eliminación de la pobreza, y al aumento del capital humano y social.

Sobre este avance, el oficial técnico en Financiación de Protección Social de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Carlos Galian, manifestó a MarketData que Paraguay ha logrado crecer en la implementación de programas de protección social y gestión de políticas públicas, lo que significa una mejora para el crecimiento del país.

No obstante, el especialista sostuvo que aún existen retos que deben ser tratados para mejorar estos programas sociales. Igualmente, mencionó que es importante erradicar la creencia de que algunos tipos de asistencia social afectan a la producción económica de un país, ya que más bien se trata de una inversión a largo plazo.

- ¿Cuáles son los desafíos de la implementación de los programas sociales en los países latinoamericanos?

Para países con rentas bajas y medias, el reto de extender la cobertura pasa evidentemente por un lado: en mejorar el grado de inserción laboral y el acceso a la seguridad social contributiva, formalización de los empleos y, por el otro lado, un aumento de la inversión pública en los programas de protección social no contributivos, ya sea asistencia social, ayuda a la niñez, ayuda en las pensiones no contributivas de las personas mayores que no tienen derecho por no haber contribuido a los sistemas de pensiones. Entonces, fundamentalmente exige un esfuerzo en paralelo por un aumento de la formalización y, por el otro lado, un aumento en la inversión pública en programas de protección social.

¿Cómo se encuentra Paraguay en cuanto a los programas de protección social?

Tengo que resaltar que no soy un experto en temas relacionados a Paraguay, y por lo que seguramente habrá diferentes perspectivas sobre este tema. Lo que sí es importante resaltar es que, en el marco del programa de protección social y gestión de políticas públicas, hemos visto avances significativos por parte del Gobierno local, especialmente en el ámbito de presupuestación y presupuestación por resultado. Obviamente, se necesitan seguir dando pasos en estas líneas, seguir integrando y coordinando aún más la intercepción entre la parte política y presupuestaria, cuáles son las prioridades de los ministerios que ejecutan la política de protección social, cuál es su respaldo en términos de gasto y cuáles son sus respaldos en términos de prioridades y de resultados, en el marco del presupuesto.

Entonces, hay que ser optimistas y reconocer que hay avances por lo menos en tres ámbitos: Uno, en el ámbito de la definición de una política, como lo es la política de protección social ¡Vamos!; dos, la construcción de capacidades a través de diplomados y, el tercero, en el ámbito de la presupuestación. Por supuesto, esto no quiere decir que no queden retos importantes todavía.

- ¿Cómo influye en la productividad o en el crecimiento de un país la implementación de estos programas sociales?

Tradicionalmente, pensar que se trata solo de un asistencialismo es uno de los grandes reparos a la hora de aumentar la inversión en protección social, se tiene esa idea que la gente que recibiera la ayuda iba a dejar de trabajar. Afortunadamente, hoy en día tenemos muchísima evidencia sobre este rubro. Los programas de asistencia social, principalmente los orientados a los hogares más pobres, es probable que tengan que ver con el hecho de que los montos que se dan son todavía bastante limitados, por lo que todavía no generan un incentivo en la participación económica del país.

Tenemos evidencia de que, contrario a lo que uno tiende a pensar, la gente también encuentra un valor al trabajo, es decir, que las personas que reciben algún tipo de ayuda o asistencia social salen más rápido adelante, debido a la unión de la fuerza de trabajo y la ayuda. Por lo tanto, tenemos que dejar de descontar ese miedo como un mito de querer dejar de trabajar. Además, los programas sociales ayudan a la dinamización de la economía de un país. En primer lugar, lo que vemos como evidencia es que es la familia con alto grado de vulnerabilidad que recibe ayuda monetaria puede vivir mejor y, por ende, cuidar mejor de sus hijos, lo que repercute en el bienestar de una nación. Por eso, los programas se tratan de una inversión de mediano y largo plazo, que tienen efectos positivos.

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