Cartas al cielo. Marta Horcas Fernández

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Cartas al cielo Marta Horcas Fernรกndez



Introducción 5

Corazón 7

Y no llores 13

Vídeos 23 Anda 27 No entendéis

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Índice



Introducción

A finales del siglo XIX, durante el reinado de Carlos III, se llevó a cabo la construcción de recintos específicamente dedicados a la recepción de cadáveres: los cementerios. Las leyes que rigen estos lugares, en un principio casi totalmente controladas por el monolitismo eclesiástico presente en el estado Español, fueron evolucionando hasta transformarse en las actuales. Con el fin de velar por la salud de los súbditos, el lugar elegido para la localización de los cementerios fue a las afueras de las provincias. Este paso adelante en la salubridad pública no solo supone para la población la aceptación de una serie de trámites e imposiciones físicas, sino que asistimos a un cambio radical en el concepto de la muerte, quedando ésta alejada del centro de la actividad social. Es el comienzo de algo que hoy en día vemos como cotidiano: el control sobre la muerte. Cartas al cielo surge de necesidades e inquietudes personales. En primer lugar, intentar plasmar sentimientos y vivencias que repercuten directamente en mis actos y pensamientos. Por otro lado, comenzar a investigar respecto a las prácticas y tradiciones funerarias en nuestro país y cómo hemos llegado a deshumanizar un acto que forma parte de nuestras vidas inevitablemente. Vivimos en una sociedad hedonista que, cada vez con más ahínco, refuerza la idea de que el dolor debe ocultarse a los demás, primando así la búsqueda del placer y el bienestar, dejando a un lado la realidad.

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CORAZÓN

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Corazón

Duelo. (Del lat. dolus, por dolor). 1. m. Dolor, lástima, aflicción o sentimiento. 2. m. Demostraciones que se hacen para manifestar el sentimiento que se tiene por la muerte de alguien. 3. m. Reunión de parientes, amigos o invitados que asisten a la casa mortuoria, a la conducción del cadáver al cementerio, o a los funerales. 4. m. Fatiga, trabajo. U. m. en pl. Esta pieza escultórica simula un corazón humano construido con flores. Este material crea un objeto de culto cargado de significados. En primer lugar, habla de un dolor común que todos, en algún momento, experimentamos al vivir de cerca la muerte de un ser querido. Narra también una tradición muy arraigada culturalmente: el depositar flores, a modo de ofrenda, en las tumbas. En los primeros momentos del duelo, este acto se convierte en una especie de ritual. Se crea un lazo invisible con la arquitectura funeraria. Llevar flores al cementerio lleva implícita una demostración de cariño, la acción de recordar y extrañar a esa persona, porque es en ese lugar donde se encuentra su cuerpo. A veces, la dependencia hacia este acto es tal que aparece un sentimiento de culpabilidad, como si se abandonara al fallecido si no se reemplazan las flores marchitas por unas nuevas. Este ritual, en algunos casos, no solo sucede en los cementerios, sino que es llevado a un territorio íntimo, a veces sin tener plena consciencia de ello, creando altares dentro de nuestra casa (por ejemplo, situando jarrones con flores cerca de fotografías).


Corazón Las flores llevan consigo el paso del tiempo. No obstante, las que construyen este corazón no se marchitan, se secan, pues el dolor nunca se olvida sólo pierde intensidad. La memoria va ligada intrínsecamente a la muerte. La elección de la forma de corazón humano recuerda la relación entre el dolor físico y el dolor que no se ve, el dolor del alma. Por último, guarda relación con el concepto de cuerpo. “El concepto de cuerpo, en la sociedad occidental, se refiere constantemente a un pattern donde confluyen aspectos de carácter tanto físicos o estéticos como culturales y espirituales. El concepto de cuerpo no es un hecho objetivo e inmutable, sino un valor producido tanto por la historia personal del sujeto como por la presencia del entorno físico y cultural en el cual desarrolla su existencia. Ello origina y evidencia, al tiempo, la presencia insistente del cuerpo en todos los momentos de la vida.” *

* G. CORTÉS, José Miguel. El cuerpo mutilado: la angustia de muerte en el arte, Generalitat Valènciana, Valencia, 1996, p. 19.




Y NO LLORES

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Y no llores

En la Atenas de Pericles, el cementerio estaba situado a extramuros, en la zona noroccidental, ya que los griegos temían los cuerpos de los muertos a causa de la polución que rezumaba de aquellos que habían muerto violentamente. Además, creían que los muertos podían caminar por la noche. ** Actualmente estas afirmaciones parecen quedar totalmente ajenas a nuestras vidas. Olores característicos, como el de la muerte, nos son totalmente desconocidos. Se pretende minimizar el dolor. Consideramos correcto lo aséptico, lo inoloro, la estética solemne y bien organizada de los cementerios, la visión de la muerte a través de un cristal. El maquillaje y la conservación en frío. Al mostrar el cuerpo durante el funeral, se evita por todos los medios que el cadáver presente signos de violencia. Todo es controlado y planificado tanto por pautas escritas como por otras que no lo están, pero son manifiestamente aceptadas. Estas fotografías continúan tratando además el tema del dolor, pero de una forma más carnal. La incorporación de otro elemento, el agua, hace referencia a las lágrimas. Cada vez es más latente que debemos luchar por mantener la serenidad y demostrar fortaleza. A excepción de en los cementerios, llorar en lugares públicos, en espacios donde no se considera socialmente justificado, es calificado, como mínimo, de extraño.

** SENNETT, Richard. Carne y Piedra: El cuerpo y la ciudad en la civilización occidental. Madrid, 1994, Alianza Editorial, p. 19









Vテ好EOS

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Vídeos

Las siguientes obras son las más personales de Cartas al cielo. A diferencia de los anteriores trabajos donde el dolor, la muerte y el duelo son analizados de un modo general (aunque con una visión muy subjetiva), el significado de los siguientes vídeos es concreto y personal. Dos poemas, escritos por mi padre, cuentan parte de los pensamientos y del dolor que supone perder a una hija. Su capacidad para la escritura y para filtrar sentimientos a través de ella, actúa como altavoz para mí y otros miembros de mi familia. Sus reflexiones personales se transforman en conjuntas. La base de las imágenes es la desnudez y el texto. Con el fin de crear metáforas, en Anda las letras son grandes, desbordan el cuerpo como lo hacen los sentimientos que envuelven las palabras que van apareciendo y desapareciendo. En No entendéis el texto aparece arropado por agua. Describe una frustrante incomprensión hacia hechos que han sucedido. Pero, al mismo tiempo, narra una comunicación entre personas que no llegan a entenderse, como si se hablaran lenguajes distintos aunque compartan el mismo idioma. Ambos textos que se proyectan en el cuerpo desnudo hablan de una muerte prematura e inesperada.



04.04.2012

Anda o1:21”

Nunca supe enseñar lo poco que sabía.

Ven, anda, acurrúcate conmigo en el sofá como antes, en tu niñez.

Siempre llegué tarde a todo. Corre, anda, cuéntame cómo fue la ocurrencia como cuando confiabas en mí. La muerte ha vuelto. Anda, despierta, que todo fue una broma.

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Juan Horcas Funes





No entendéis 03.08.2012 01:41” ¿No entendéis de qué os hablo?:

No se ha ido cualquiera, se ha ido ella, la flor más delicada, la pequeña rosa del jardín. Se tronchó hasta secarse, sin decir nada.

No encontró consuelo alguno, no esperó a que mis manos, ávidas de sueños y fantasías, pudieran curar la profunda herida

Ignoró el manantial de vida que le esperaba, las risas de sus amigas y el amor de su familia Se dejó seducir por la muerte fría Y nos dejó solos, miserablemente solos.

¿No entendéis de qué os hablo? Os hablo del dolor más profundo De la amargura del despertar

De esperar inútilmente su retorno.

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Juan Horcas Funes






Cartas al cielo Marta Horcas Fernรกndez 2013


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