DE BORGES A WITTGENSTEIN

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LA AGONÍA DE FUNES CONTRIBUCIÓN DE BORGES A LA COMPRENSIÓN DE UN BIOSISTEMA EN DESINTEGRACIÓN. EL CASO DEL CUENTO FUNES EL MEMORIOSO. Aldo Enrici1 – Alfio Zambón2 1

Universidad Nacional de la Patagonia Austral- AICA-PUC

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Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco

Introducción En el presente trabajo se hará consideración desde el espacio estético al espacio sistémico del célebre cuento de Jorge Luis Borges

“Funes el memorioso”. La pieza

literaria narra la historia de un gaucho y domador uruguayo, Ireneo Funes, quien, luego de una fuerte caída de un caballo brioso, queda tullido y a la vez cobra una memoria casi perfecta, que desata la admiración de “Borges”. Se sostiene en el mismo cuento que no obstante la memoria prodigiosa del personaje “Ireneo Funes”, capaz de recordar libros completos, de generar un sistema numérico nominalista, donde cada número es una palabra diferente, está impedido para razonar. Postularemos que es posible una lectura de los acontecimientos de esta historia como una analogía del desarrollo de “un biosistema en descomposición”, basándonos en la ontología sistémica. Ireneo Funes sufre una pérdida de la receptividad, un apagamiento de su capacidad de generalizar, llegando a una extinción lenta de la vida personal. Por otra parte Ireneo Funes, encarna la representación de un nominalista extremo o un aplicador del “giro linguistico” en sentido estricto. Correctamente

puede entendérselo

como un caso concreto del “giro lingüístico”, expresión que Richard Rorty acuña, a partir de su utilización por Gustav Bergmann en su libro logic and Reality (1964). Aunque es considerado como una manera de hacer filosofía iniciada por Ludwig Wittgenstein en 1


su Tractatus logico-philosophicus, el aporte del “giro linguistico”, como corriente o

época filosófica de origen angloparlante, consiste en “sustituir la referencia a la experiencia como medio de representación por la referencia al lenguaje como tal medio –un cambio que, en la medida en que ocurrió, hizo más fácil el prescindir de la noción misma de representación” (Rorty, 1990, 47). La omnisciencia de Funes. Borges reflexiona que la realidad constituye una totalidad de la cual hacemos distintas clasificaciones y categorizaciones totalmente arbitrarias las cuales nos permiten, a través de un solo signo lingüístico, denominar a todos los individuos de su clase. Cada individuo puede ser percibido en distintos estados, según la condición del sujeto, del contexto, del mismo individuo. “Ahora su percepción y su memoria (un eterno presente, son lo mismo) eran infalibles. Nosotros, de un vistazo, percibimos tres copas en una mesa; Funes, todos los vástagos y racimos y frutos que comprende una parra. Sabía las formas de las nubes australes del amanecer del treinta de abril de mil ochocientos ochenta y dos y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de un libro en pasta española que sólo había mirado una vez y con las líneas de la espuma que un remo levantó en el Río Negro la víspera de la acción del Quebracho” (Borges, 2002:53). En el cuento, Funes el memorioso es presentado con asombro por alguien que relata haberlo conocido. Asombro ante una memoria superadora de ontologías y teorías del conocimiento precedentes. “Borges”, que es en el cuento a la vez personaje y narrador en primera persona, intenta acentuar el carácter sudamericano, al referirlo como alguien de prodigiosa memoria, superando los casos de memoria extraordinaria registrados por la Naturalis Historia de Plinio (Borges,2002). En el extremo suburbio del universo

está

postrado irremediablemente, después de caer de un caballo tratando de domarlo. La cara desolada y aindiada constituye una paradoja transpuesta de un poblador originario, tal vez un nativo para la antropología. “Borges” lo recuerda, con admiración, como un orillero, en el límite entre la cultura urbana y lo desértico, con sus manos afiladas de trenzador, “cerca de esas manos un mate, con las armas de la Banda Oriental, la voz pausada, resentida y nasal del orillero antiguo, sin los silbidos italianos de ahora” (Borges, 2002: 51). 2


Funes sería un “precursor de los superhombres” –en un sentido de primer Wittgensteniano, que llega distinguir cuál es el fin del lenguaje, un atomista lógico, capaz de reconocer hechos más que cosas; “un Zaratustra cimarrón y vernáculo” (Borges, 2002: 51). Está tirado en su catre y sin remedio. Pero en su agonía descubre que es un ser omnisciente. Su habilidad es hacer presente la experiencia vivida a través de la memoria, haciendo real la posibilidad de viajar en el tiempo para recordar sus percepciones en un eterno presente. Un hombre capaz de sentir más allá de lo imaginable, hasta el punto de que su parálisis o, su situación de lisiado, no son resaltadas por no ser de importancia ante la abrumadora “realidad” que es capaz de percibir y recordar. Hacia un sistema semiabierto en deterioro. El cuento, por tanto, discute la posibilidad de pensar abstrayendo desde los relatos que realiza acerca de cómo son sus percepciones: la extremada capacidad de percibir y recordar de Ireneo Funes. No obstante

la memoria prodigiosa, que le permite recordar

libros enteros enteros en latin, constituye un modelo que puede traducirse en un ejemplo de “biosistema en descomposición”, en el sentido de carencia de un filtro, de una frontera selectiva, que permita seleccionar. Podríamos asimilar el caso de las células, cuyas membranas permitieran el paso de todas las sustancias, colapsando la célula. Así, por ejemplo,

cuando la piel de un individuo resulta quemada en una proporción elevada, a

raíz de un accidente con el fuego, este muere o agoniza en víspera de su próxima muerte. De la misma manera, Ireneo Funes, perdió la capacidad de tamizar percepciones, de manera análoga que la célula o el individuo accidentado: pierden la capacidad de retener selectivamente objetos materiales como los iones, o el agua. La mente de Funes perdió la capacidad de filtrar ideas, percepciones, sensaciones o emociones. De acuerdo a Mario Bunge (2011) es posible entender al organismo viviente como un quimiosistema con características especiales: semiabierto, autocontrolado, que toma del medio ambiente la materia y la energía que intervienen en sus reacciones, que sintetiza todos sus demás componentes y que se reproduce, muta y evoluciona. Difiere de lo inanimado, aunque se enraíza en éste y “emerge” de él en un proceso histórico. Son vivientes porque poseen propiedades biológicas (reproducción, mutación, evolución, etc.) que sólo les pertenece a ellos como biosistemas. En el caso de Funes puede apreciarse,

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en este extremado uso y singular capacidad de la memoria, la presencia de un desborde de las cualidades fisiológicas (Mahner y Bunge, 2000). La descomposición puede ser descripta desde la perspectiva biosistémica. Para que un biosistema se mantenga como tal, debe ser semiabierto, autocontrolado, capaz de sintetizar sus propios componentes y capaz de reproducción. Inicialmente Funes es un ejemplo de biosistema. Un ser vivo cuyos componentes están interrelacionados de modo que puede ejercer como domador. No obstante es mentalmente incapaz de ejercer las cuatro propiedades después del golpe. Si Funes fuera un sistema semiabierto habría barreras, las cuales serían las ideas, las percepciones de los genéricos o universales. Funes no logra filtrar sensaciones momentáneas, no es semiabierto, pues no logra ideas desde sensaciones particularísimas. Es atravesado por lo externo, por ejemplo, cuando considera que cada “crin” de un caballo tiene en sí un estatus similar al de “caballo”. No se autocontrola, no jerarquiza, ni logra escalas o niveles. No se autorregula por el cuerpo. no hay posibilidad de dejar de percibir. Funes, un biosistema que desaparece. Funes, en cuanto sistema, está impedido de satisfacer de modo sistémico sus necesidades con lo que ingresa o lo que tiene. Es incapaz de ideas platónicas. Dicha restricción lo llevaría a un atomismo fáctico, donde solo existen estados momentáneos de cosas, situaciones, hechos. No logra generar ideas o pensar por sí mismo. No infiere inductivamente, pues parte de ideas simplísimas que no llegan a ser generales. Así, a Funes le molestaba que un perro de las 3 y 14, visto de perfil, tuviera el mismo nombre que el perro de las 3 y 15, visto de frente (Borges, 2002). Es incapaz de una generalización.

Tampoco

consigue reproducir, no logra analogías, o simples

inducciones. Un tren no lo remite al movimiento, ni un número le permite generar otro, o no le es posible generar un sistema numérico, puesto que le va asignando a cada número un nombre propio, sin establecer un orden distintivo entre ellos. Aunque su memoria de eventos resulta extrema, no logra sistematizar sus percepciones. Un

sistema es una cosa compuesta de partes o estados que no son mutuamente

independientes; que, por el contrario, se encuentran interconectadas (Bunge, 2000).Los sistemas pueden ser de muy diferente tipo, puesto que se dan en todos los niveles de la realidad: fisiosistemas, quimiosistemas, biosistemas, psicosistemas, sistemas lingüísticos. 4


La realidad constituye un sistema. La condición más importante para distinguir entre un sistema y una mera aglomeración de partes es que un sistema, para ser tal, debe tener al menos una cualidad nueva, diferente a las que ya poseían sus partes (Bunge, 2011). Por tanto, pertenece a la especificidad de todo auténtico sistema poseer un plus o novedad sobre las partes de que está hecho. Esta emergencia de sistemas con propiedades específicas es consecuencia del proceso evolutivo, cosa que el reduccionismo fisicalista no sabe reconocer ni puede aceptar.

Funes el memorioso está pasando a ser un

aglomerado, un compendio, pero está dejando de ser un sistema. Aplicando la teoría sistémica a lo mental, “la mente es el sistema o nueva estructuración del cerebro humano” (Bunge, 2011:58), consecuencia del proceso evolutivo. Hay tres modos distintos de entender la función. En cuanto a Ireneo Funes, se observa que la memoria se vuelve lineal, está perdiendo interconexión, por tanto se encuentra camino a convertirse un aglomerado simplemente. Para el modelo sistémico el cerebro funciona de forma compleja, considerando que unas veces se encargan de determinadas funciones algunas neuronas específicas, otras veces determinadas partes o subsistemas, y otras, el sistema completo. Hay sistemas neuronales que están pre-programados de forma genética, y no tienen capacidad para modificarse, mientras que el ser humano posee un sistema plástico, autoorganizable. Funes y el giro lingüístico. Aunque se trata de una ficción borgeana, el caso de “Funes el memorioso” puede ser una manifestación de un momento filosófico concreto de la filosofía analítica: el giro lingüístico comprendido como agonía del “biosistema analítico”. Se entiende que si el lenguaje no permite otra referencia que sí mismo, no persisten derivaciones la filosofía a partir del giro lingüístico puesto que el fin último del ser humano como sujeto del lenguaje es crear un juego lingüístico perfecto, el cual no necesitaría de otros medios para expresar la realidad (Rorty 1990).En sí el lenguaje como consideración filosófica implica un final en sí mismo del problema del conocimiento. La

opacidad del lenguaje se

entiende como única y última expresión de la misma realidad. Es decir, si el lenguaje no existe, la realidad no se expresa o tampoco existe. Richard Rorty (1966) identificaba seis justificaciones para comprender este momento 1) la fenomenología de Hussel, que invita a un rechazo del nominalismo metodológico 5


2) despegar a la filosofía de la argumentación y a emparentarla con la poesía, a la manera del último Heidegger 3) Waissman, cuya posición supone aceptar el nominalismo metodológico y rechazar la demanda de criterios absolutos de acuerdo filosófico 4) final de la filosofía, estando en manos de la ciencia y del arte el aportar los vocabularios relevantes. En el segundo Wittgenstein estaría tal surco. 5) Austin, supone el contentarse con los aportes que la lingüística empírica, lo que podría aportar parte (sólo una parte) del vacío dejado en la cultura por la filosofía tradicional 6) Rorty distingue en Strawson el develamiento de las condiciones de posibilidad del lenguaje Rorty rechaza las alternativas (1) y (2) por no asumir el giro lingüístico, hondamente útil para los fines pragmatistas. Las alternativas 3 y 4 conformaban la concepción de la filosofía como propuesta, mientras las alternativas 5 y 6, la de la filosofía como descubrimiento. Rorty se piensa del lado de la filosofía como propuesta hermenéutica, abandonando la filosofía analítica que había practicado desde su tesis. Finalmente Rorty se queda con la alternativa (3), aunque inicialmente. Posteriormente cambia su parecer, quedándose más conforme con la opción que considera útiles y eficaces para la filosofía y la comunidad, argumentar a favor del final de la filosofía, estando en manos de la ciencia y del arte el aportar los vocabularios relevantes (Rorty 1993). Siendo explicito en su posición al tratar el tema referido a la reificación del lenguaje en Wittgenstein y Heidegger. (Richard Rorty, 1993: 79-99). El lenguaje se fundamenta en un mismo sistema credencial que permite a los dialogantes interpretar de igual o similar forma unos mismos sonidos y marcas lingüísticas. Si se diera el caso de poblaciones humanas tan dispares que no compartieran ninguna creencia la traducción entre un lenguaje y otro sería imposible. Richard Rorty (1993) es adepto a la prédica, en cuanto solución aplicable al lenguaje como referencia implacable que pondera una fluida realidad contingente y atomística como la que Ireneo Funes percibe.

Ultimas razones para explicar la memoria y muerte de Funes el memorioso.

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En el trabajo presentado se han tratado de encontrar equivalencias entre literatura, organismo y propuesta filosofica , (giro lingüístico). Queda claro que cuantas mayores y más interesantes equivalencias encontremos mayores serán las posibilidades para aplicar correctamente el enfoque sistémico.

Mientras más experimentemos los atributos que

caracterizan lo humano, lo social y lo cultural y sus correspondientes sistemas, quedarán en evidencia sus inadecuaciones y deficiencias. (Arnold, M y Osorio, F. 1998). Introducción a los conceptos básicos de la teoría general de sistemas Lo fundamental en esta lectura “girolinguística y sistémica” del cuento no es la memoria. Aunque Funes sea apelado y reconocido como “el memorioso”, no obstante, carece de memoria puesto que lo principal en el cuento se manifiesta en la descomposición que está sufriendo el personaje en tanto ser vivo singular. El cuento señala que Funes notaba los progresos de la muerte y de todos los deterioros que conducen a la vejez, (Borges 2002) a través de la memoria de la percepción de cómo una fluidez insustancial de sí mismo. Suele ser común de los problemas filosóficos del “giro lingüístico” perder contacto con algo detrás del lenguaje que utilizamos. Richard Rorty (1996) ha notado que la idea de que el deseo de objetividad es en parte una forma disfrazada del temor a la muerte de nuestra comunidad,

reproduciendo así la acusación de Nietzsche (2003) de que la

tradición filosófica que arranca en Platón procura evitar enfrentar a la contingencia, por escapar al tiempo y el azar. Podemos ratificar que es válido imaginarse un biosistema en descomposición, tal cual lo ha hecho Borges con Ireneo Funes. Un estadio de agonía final que es percibido como un retorno de la interconexión hacia lo totalmente simple. Pero en el final de un sistema vivo las partes caen en una suerte de perfección memorial, como la que Borges intuye en Funes. En otros sistemas u organizaciones esta parte llega al reposo, como si llegara a un estado pacifico de “no ser”, como situación distinta pero complementaria de todo sistema. BIBLIOGRAFIA Arnold, M y Osorio, F. (1998): “Introducción a los conceptos básicos de la teoría

general

de

sistemas”.

Cinta

Moebio

3:

40-49.

www.moebio.uchile.cl/03/frprinci.htm 7


BERGMANN, Gustav (1964): Logic and Reality, Madison: The University of Wisconsin Press. BORGES, Jorge Luis.(2002). “FUNES EL MEMORIOSO”.

Ficciones, Madrid, Alianza

Editorial.

BUNGE, Mario (2011). El problema mente-cerebro. Un enfoque psicobiológico. Madrid, Tecnos.

DAVIDSON, Donald (1986). «A nice derangement of epitaphs», en Truth and Interpretation: Perspectives On The Philosophy Of Donald Davidson, ed. Ernest LePore (Blackwell, Oxford, 1986).

LARRAÑAGA, Ignacio (2000). El Hermano de Asis. Vida Profunda de San Francisco.

MAHNER, Martin y BUNGE, Mario (2000). Fundamentos de Biofilosofía. Madrid, México, Siglo XXI.Tecnos.

NIETZSCHE, Friedrich (2003). La Gaya Ciencia. Obras Inmortales. (4 volúmenes).Madrid, Edicomunicación.

RORTY, Richard (1990) El giro lingüístico, Paidós, Barcelona. RORTY, Richard (1993). “Wittgenstein, Heidegger y la Reificación del Lenguaje”. Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos. Escritos filosóficos 2, Barcelona, Paidós.

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