Diario de un exorcismo 19-11 Tenía tiempo tratando de alejarse de mí. Era impresionante la fuerza y dureza de sus palabras, me golpeaban totalmente, estaba completamente agotado cuando vinieron las palabras más fuertes, dichas con toda la intención de hacerme daño, toda mi humanidad sintió el peso de una lengua que no hacía más que acusarme y herirme. Totalmente azotado, humillado, dolido, recordé las palabras bíblicas de Isaías: Despreciado por los hombres y marginado, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento, semejante a aquellos a los que se les vuelve la cara, no contaba para nada y no hemos hecho caso de él. Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban. Nosotros lo creíamos azotado por Dios, castigado y humillado, y eran nuestras faltas por las que era destruido nuestros pecados, por los que era aplastado. El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados. Fue maltratado y él se humilló y no dijo nada, fue llevado cual cordero al matadero, como una oveja que permanece muda cuando la esquilan (Cf. Is 53, 3-7). La experiencia del Siervo sufriente me mantuvo firme en la hora de la tribulación. Y, sin embargo, sentía que el Señor Jesús estaba dormido mientras la barca era azotada por la tormenta, sin ninguna sensación de seguridad, Señor que yo crea, era mi oración constante, y en una mano la camándula, mientras repasaba cuentas pidiendo al Señor que aumentase mi fe (cf. Mc 9, 24)… Sabía que no podía hacerme daño, aunque camine en cañadas oscuras nada temo, tu vara y tu cayado me dan seguridad (cf. Sal 22), canta el rey David, pero el dolor era sobrehumano… te voy a hacer daño, me decía… te voy a hacer daño… aléjate, me decía… palabras que eran como una espada encendida en llamas, ya debilitado vinieron las palabras del evangelio: Acababa Jesús de desembarcar, cuando vino a su encuentro un hombre de la ciudad que estaba poseído por demonios. Desde hacía mucho tiempo no se vestía ni vivía en casa alguna, sino que habitaba en las tumbas. Al ver a Jesús se puso a gritar y se echó a sus pies. Le decía a voces: "¿Qué quieres conmigo, Jesús, hijo del Dios Altísimo? Te lo ruego, no me atormentes." Es que Jesús ordenaba al espíritu malo que saliera de aquel hombre. En muchas ocasiones el espíritu se había apoderado de él y lo había llevado al desierto. En esos momentos, por más que lo ataran con cadenas y grillos para someterlo, rompía las ataduras. Jesús le preguntó: "¿Cuál es tu nombre?" Y él contestó: "Multitud." Porque muchos demonios habían entrado en él; y rogaban a Jesús que no les ordenara volver al abismo (Lc 8, 27-31). Entonces pregunté: ¿cómo te llamas? Me respondió que no había ningún demonio, y entonces una nueva fuerza resurgió en mi interior, el Espíritu Santo les enseñará lo que tengan que decir, te
hablo a ti, demonio, no vas a poder hundirme, te voy a sacar, te voy a expulsar, voy a liberar a M.G. de tus fauces, en el nombre del Señor, sal de allí. Apártate, me decía, te voy a dañar. Te voy a vencer con la fuerza del Amor, casi grité… su respuesta, ¿cómo puedes amar a quien te hace daño? Que, ¿cómo puedo? Ámense como yo los he amado; quien ama, permanece en Dios; Dios es amor. Lleno del Amor de Dios, claro que podía amar a quien me hacía daño, tanto más cuanto sabía que no era libre, sino una persona enajenada, que se había creado una imagen de sí y ahora ésta le poseía. Ódiame, me decía, pero yo no puedo odiar, juro que te odiaré, sentí que me dijo. Tremendo peso para un ser humano, Señor, aumenta mi fe… Luego vino el silencio. El más absoluto y opresor silencio. Un miedo sin sentido se apoderó de mí. Por lo menos, en la pelea, podía verle, alzado frente a mí, con su peor cara, los ojos encendidos de rabia, la sonrisa burlona que le desfiguraba totalmente, el odio transpirando por todas partes, casi no dejaba que pudiera ver a M.G., sólo una sombra atada en un rincón. Pero ahora, en el silencio, no le veía la cara, no sabía dónde estaba, pudiera estar a mi alrededor, dando vueltas, esperando el momento propicio, un resquicio en mí. Tal vez lo encontró. Casi me rindo. No vale la pena tanta lucha. Sin embargo, la oración. Horas y horas balbuceando padres nuestros y ave marías, Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío. Daba vueltas por la cama, sin poder dormir, oren y velen para no caer en tentación. En medio de la noche, mi oración personal y mi entrega. Pero el mal discernimiento: voy a volver a callar, no voy a buscar más a M.G., tal vez algún día vuelva.
20-11 Luego de una larga noche en vigilia y oración, con la firme determinación de seguir de largo mi camino, hizo como si fuera a pasar de largo, me dispuse a preparar maletas buscando un libro que necesitaba, entré a mi biblioteca bien temprano, tomé el libro que andaba buscando y mis ojos se desviaron hacia un opúsculo, Muéstranos al Padre, se llama. Lo cierto es que lo tomé y regresé a mi habitación. Sentí la necesidad de abrir el libro que tenía entre las manos, y empecé a leer, una página casi al azar, allí el texto bíblico: ¿Por qué sigues clamando a mí? Dile a mi pueblo que camine. Y una voz que me llamaba: díselo. Cual Jonás, empecé a rehuir del llamado. Y puse esa frase en el twitter y en mi estado de BBM. Aún me lo decía, y ahora con más fuerza… pero yo seguí en mi terquedad, lo que hice fue colocar en mi estado ¿Por qué clamas a mí? Dile a M.G. que camine. Después de un tiempo de lucha interior, la Voz se impuso, ¿cómo no habría de hacerlo? He peleado con el Señor, y no he podido… que maravillosa experiencia la de ser vencido por el Señor… salí del vientre de la ballena dispuesto a anunciar a Nínive: el tiempo del Señor es ahora. Entonces completé mi misión: pronuncié las palabras que eran como fuego ardiente, Victor Argimiro Tarazona: Perdona Victor Argimiro Tarazona: Pedí al Señor por ti y me respondió
Victor Argimiro Tarazona: @or qué sigues clamando a mí? Victor Argimiro Tarazona: Dile q camine
Victor Argimiro Tarazona: Lo puse en mi estado y en mi twitter Victor Argimiro Tarazona: Y me dijo Victor Argimiro Tarazona: Diselo Victor Argimiro Tarazona: Le dije q no Victor Argimiro Tarazona: Porque no querías escuchar Victor Argimiro Tarazona: Y me respondió diselo Victor Argimiro Tarazona: Le dije q tu sabrías leer Victor Argimiro Tarazona:
Y me respondió Victor Argimiro Tarazona: Diselo Victor Argimiro Tarazona: Le dije q no podía q no tenia palabras Victor Argimiro Tarazona: Y me respondió Victor Argimiro Tarazona: No digas q eres un niño a donde te mande irás y lo que te hable dirás y lo que te ordene obedeceras Victor Argimiro Tarazona: Así q aquí estoy obedeciendo Victor Argimiro Tarazona: Perdona pero El es mas arrecho q tu
Una vez pronunciadas las palabras, volvió la paz y la serenidad a mi cuerpo. Había regresado al camino del perdón y del amor. Me sentía fortalecido, no sabía lo que sucedería, no sabía la respuesta de M.G. Pero sí sentía que ya el engañador se había retirado, a esperar una nueva oportunidad, pero se había retirado.
05-12 Hoy fue su nueva oportunidad. La del demonio. Fue un ataque directo hacia mí. Me interrogó por la veracidad de mi Amor, de mi entrega. Me condujo hacia la duda de las solas pasiones. Me arrastró hasta la fosa del egoísmo. Yo, descuidado, me dejé arrastrar, apenas tuve tiempo de darme cuenta y de tratar reaccionar. Fue, sin embargo, una lucha sin cuartel. Me atreví a manifestar muchas cosas que sentía y pensaba. Y se abrió una herida. La del rechazo. La de la soledad. Pedí ayuda, me fue prometida y, en la práctica, negada. Sólo quedaba algo por hacer, rendirme. Sí, me rendí al demonio que venía en pos de mí, para acabarme y destruirme. No sin antes lanzar un último S.O.S., un grito público. Lo lancé delante de una botella recién destapada, con dos botellas que me tomara, había pensado en mi error, podré quedarme dormido, ya no ofreceré resistencia. Mi primer ángel, M.C., qué te sucede, preguntó, y le conté lo ruin que me sentía, que había pronunciado unas palabras que seguro habían hecho daño y me parecía que fuera yo un asesino. Le pedí que cuidara de mí y no me dejara tomar más de la cuenta. Casi de un solo impulso tomé media botella, estaba dispuesto a destruirme. Mi segundo ángel: M.O. vino en seguida a apoyarme en mi fragilidad. Clara conciencia de una humanidad que necesita de Dios. Dos ángeles lanzándome palabras de aliento, de fuerzas, golpeando mis sentidos. Vigilia. Arrebataron de mi mano la botella a medio consumir, y me arrebataron de la mano del engañador, que me había hecho creer que no valía nada.
Discernimiento necesario en una hora de profundo dolor, que me dejó debilitado humanamente hablando. Sólo faltó la presencia de mi tercer ángel. Luego vendría su momento, pensé. No endurezcan su corazón… Esta fue la frase que me lanzó mi segundo ángel, invitándome a amar, porque el Señor hace nuevas todas las cosas.
09-12 Otra vez vino un ataque del demonio. Aún no sé qué lo desencadenó. Busca nuestras flaquezas para agrandarlas y hacernos ver insignificantes y vacíos. Transcribo las frases más terribles de este ataque: El amor baila al son que le toquen, bien sea Dios o el demonio El amor es buscar en otra parte lo que no encuentras en ti Puede ser que lo que busco es otra cosa El amor es la belleza que se nutre de tristeza el amor son dos en uno que al final no son ninguno Si me entrego, te iras Terrible ataque contra lo más profundo y lo más sagrado de nuestra existencia. M.G. parecía haberse rendido nuevamente, aceptado los ataques. Sentía una gran parte de sí lejana. Yo, aún debilitado por el ataque del 05 pasado, agobiado por el peso de la responsabilidad, mientras buscaba un pesebre y me daba cuenta que la plata no alcanzaba, me rendí. El ataque había sido hacia mí. Una enorme opresión en el pecho me acompañó toda la tarde. Necesidad de hacer retiro, con varias canciones. Qué lejos nos haces sentir
que la vida aprieta fuerte hoy
cuando en silencio Tú estás no nos dejes más sin tu amor, en soledad...
Duerme en mi barca, Señor
tú nos has hecho y tuyos somos.
y escucha mi corazón
aunque bien
Dime donde estas y por qué aún no hay
nunca podremos merecer
una respuesta a mis porqués
que nos ames tanto
yo te llame te pregunte como hay que hacer
Escúchame
y tener confianza
aunque lo sepas todo Oh Dios, escuchame,
Escúchame
aunque lo sepas todo Oh Dios, escuchame, que la vida aprieta fuerte hoy
Hey, yo sigo aún firme, aqui. Mas, Dios, hoy quiero verte junto a mi soy una gota en el gran mar llamándote gritando al cielo: escúchame si es que aún hay tiempo...
Escúchame aunque lo sepas todo Oh Dios, escuchame, que
la
vida
aprieta
fuerte
hoy
Un ataque intermitente, para que me encerrara nuevamente en mí mismo y no descubriera mis fortalezas internas.
10-12 La tormenta Hoy amaneció presagiando tormenta. Debo encontrarme con M.G. Es necesario completar la última etapa del exorcismo que estamos realizando. El día de ayer, aún en medio de los ataques, había sido un día de intensa oración. Empezó la tormenta. El engañador se aprovecha de ella para decirme que me rinda, que no espere. Me dice, Dios quiere que llueva para que tú no vivas. En el fondo de mi corazón el reclamo de Dios: el Señor actúa en la historia del ser humano, no para quitarle vida, sino para plenificarlo. Nuevamente la oración: aunque no te vea Señor, sé que estás conmigo, tu vara y tu cayado me dan felicidad.
La espera Nervioso. Caminaba de un lado a otro. Era como si esperara el primer compás de un baile para iniciar a danzar. A ratos, el agua caía a raudales sobre la tierra ya castigada y parecía que estábamos aislados los unos de los otros, en las islas creadas por los ríos nuevos que aparecían conforme la lluvia seguía su curso.
El rito Llegó el momento del rito. Del memorial. Del sacrificio. De la liturgia. Quítense los zapatos que la tierra sobre la que están parados es tierra santa. Hágase en mí según tu palabra. Confío en ti. Primero los preparativos, no quería quedarme en una letra muerta, así que dejamos vuelo a la libertad en las rúbricas para reescribir en contexto nuestra liturgia, memorial del amor que se entrega generosamente, no que busca aquello de lo que carece, sino que da lo de sí mismo. Preparado el ambiente y realizada la liturgia de entrada, simplemente vivimos la liturgia de la vida, cual danzarines del cortejo de David, que entre cantos de júbilo se acercan al templo, ya no de rocas muertas, sino de piedras vivas. Liturgia que no podemos explicar con palabras, porque exige la hondura del silencio. Ve y no vuelvas a dudar6.
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22/08/2014 A veces uno cree que está fuerte. Ése es el error. En medio del desierto, luego de un momento de calma y sosiego, el enemigo, que se había mantenido acechante, y ya había ido dando tímidos pasos, mellando 6
Hasta aquí este diario de un exorcismo. Solo algunas palabras que resuman la experiencia, desde la herida de la soledad, del rechazo y del abandono, fui pasando a la fortaleza de la fe en la confianza, la generosidad y el amor. Desde las heridas de M.G. fuimos pasando al amor, la generosidad, la entrega. Ahora simplemente puedo dar gracias a Dios porque su amor es eterno… Confiar… y Vivir, para que todos tengan vida.
las defensas, socavando las bases, apareció nuevamente con todas sus fuerzas. Pero ya no es M.G. el objetivo, hay un objetivo y ése soy yo. El ataque viene ahora por múltiples costados, por los hijos, por la perijoresis en misión y en esponsabilidad, por la oración, por mí mismo. El descaro del ataque ha sido la frustración ante el rechazo. Resequedad de labios y corazón, resentimiento, duda, dolor, el más profundo sentimiento de abandono. Casi un regreso al hombre viejo. Nuevamente la botella delante de mí, invitante, llamando a la más absoluta intoxicación, una llamada a la muerte y no a la vida. Después de un par de botellas ya estarás inconsciente, y dejarás de sufrir. Ríndete, me decía, y dejarás de sufrir. Es tan fácil, sólo empezar a ingerir todo el licor que puedas, y ya terminarás con todo sufrimiento, me decía, no me hablaba nada de perder la vida, no me decía nada de los efectos colaterales, simplemente me lanzaba hacia la bebida y me pedía que no me preocupara. Dije muchas cosas injustas, parece que se regodeaba en el dolor y el sufrimiento del otro. En la ofuscación, herí, humillé, destruí, di pataletas de niño malcriado. Con periodos de calma, las Tentaciones, Tretas, Quimeras y demás suerte de ataques del enemigo se han repetido en estos días. Esta vez el proceso de sanación ha ido lento. Sin la decisión de emprender la parada, el enemigo se ha aprovechado para ir atacando a intervalos, como ya lo había dicho. Sentimientos que manifiestan los ataques. Miedo profundo ante la relación Tu-yo, un fuerte dolor de pecho, sequedad y angustia. Cuando la vivencia viene acompañada de estos signos, hay que hacer un alto, detenerse un poco, porque estamos haciendo impuro lo que Dios ha hecho puro (Cf. Hch 10,14). Más propiamente, el forzamiento de los tiempos, la exacerbación de la carne, no puede ser de Dios. Serán como dioses (Gn 3, 5): es ese querer arrebatarle las cosas a Dios de las manos, esa desconfianza en su proyecto de amor y de vida, esa desconfianza en la fidelidad de Dios. Lo que nosotros queremos arrebatarle a Dios, Él nos lo tenía prometido y nos lo da, pero a su tiempo, no a nuestro tiempo. Recordar Jn 10,34. La dignidad perdida la recuperamos en Cristo. Ahora somos parte de Cristo. Si Cristo con nosotros, quién contra nosotros (Cf. Rom 8, 31). Que el Señor sea realmente el centro de nuestra vida y de nuestra acción. Cólera, rabia, miedo a perder autoridad, autoritarismo, imposición malsana. Todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo (Mt 18,18) Ciertamente hay una promesa, ésta entre otras, que nos habla de autoridad. Sin embargo, es la manera como se ejerza. Son estas rabias, estos miedos lo que van llenando nuestros corazones de fealdad. Estas situaciones se hicieron patente ante el cuidado de María Victoria, los celos que me embargaban porque la quería para mí, pero también se hizo patente con MVC. El Amor todo lo sana. No con golpes, sino con amor. Hazte humilde, fuerte y robusto. 7
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El miedo no es de Dios. Estaban encerrados por miedo a los judíos. Cada auto que pasa, cada auto que se detiene, hace volar mi fantasía. Ya vienen los judíos, ya se acercan los enemigos. Como quisiera tener la prestancia de ánimo de los primeros cristianos. O tal vez lo estoy novelando. Me imagino unas personas sin miedo, cuando en
5/9/2014 7:49 AM: Mary: La vivencia del Jueves 22 de agosto, donde pudimos vivenciar el rito completo del exorcismo; fue para finalizar el entrenamiento en esa materia. Las citas más que para mí, son para ti... En Lucas 4, 113: detectaras las tentaciones de Satanás Mary: En Lucas 8, 26-30: encontraras lo necesario de hacerlo identificarse pues sin su nombre puedes perder a AM y no al Demonio. En Mt 14, 27-33: se presenta la necesidad de que AM reconozca, en ti, al Cristo liberador, no al hombre ni a un fantasma que se la quiere coger. En Mc 5, 1-14: te dan el proceso para expulsar al Demonio. Finalmente lo imperioso de la profesión de fe. Es necesario que completes el Diario de un exorcismo 5/9/2014 7:57 AM: Argimiro: Si corazón reconozco que es necesario completar el diario de un exorcismo 8 9
realidad creo que tenían mucho miedo, pero era más fuerte la confianza en Dios. No puedo evitar que el corazón me lata más fuerte de lo normal, pues está la incertidumbre ¿dónde están los que te acusaban? (Jn 8,1) Preguntas una y otra vez. Quisiera responder que se han ido, que sólo me atengo a tu misericordia. Pero aún están por acercarse. Danos valentía, Señor (Cf. Hch 4, 29). Cuán doloroso resuena el salmo mi amigo, de quien yo me fiaba, es el primero en traicionarme (Cf. Sal 40,10). Acaso, ¿he sido vendido por unas cuantas monedas? ¿Cómo ser merecedor de tal tribulación? Señor, quiero caminar en pos de ti, la experiencia es dura, siento el peso de la soledad, ese momento de duda de MG fue doloroso, pero ya pasó, Señor. ¿Cuál es la misión? ¿De qué me quiere apartar el enemigo? Por qué tengo miedo si nada es imposible para Ti. Por qué tengo miedo si nada es imposible para Ti. Por qué tengo miedo si nada es imposible para Ti. Por qué tengo miedo si nada es imposible para Ti. Por qué tengo duda si nada es imposible para Ti Por qué tengo duda si nada es imposible para Ti 8
Una de las cosas de las cuales me ha querido apartar es del Censo. Ya sé que no debo ir como en un censo cualquiera, sino que he de acercarme con verdadero cariño a los hijos, es el encuentro para conocer la realidad de los hijos, en macro, meso y micro. Si sólo pienso en estadísticas, entonces estaré-estaremos muy mal. Es la cercanía en el amor. Esto es urgente para mí hoy, ir al encuentro de los hijos, no sólo esperarlos. 9
La misión es liberar a los cautivos, sanar las heridas. Este es el cuidado de los hijos. No es sólo hacer cosas por hacerlas, es mostrar la misericordia y el amor de Dios a todos y cada uno de los hijos. Esto sólo se puede hacer con amor y control, escuchando la Palabra de Dios y discerniendo a cada momento lo que el Señor nos está pidiendo. La misión pide valentía y con-fe-avanza. Sin ello, no puede haber SEGUIMIENTO. Por ello, los ataques hacia mi persona tienden a hacerme temeroso, a buscar esconderme, a rendirme. Lo típico de los ataques es el buscar rendirme, evadir las situaciones. Huir de las personas. Huir de los hijos. Huir de ti. Huir de mi. Pero, sobre todo, y como si eso fuera posible, huir de Dios. ¿No sabía yo que debía terminar de escribir estas líneas, para encontrarme conmigo mismo? Tenía miedo a descubrir a este que me veo ahora, cobarde, que duda de su integridad ante la menor prueba. Pero no veía en ello la oportunidad, la liberación, en encuentro con el Señor. Temeroso, cuando el enemigo me ha dicho no te metas conmigo, yo dejaba las cosas como estaban, evadía. ¿No sabía yo que debía acercarme a SLR y, sobre todo, a AM? Ah, pero el miedo a encontrarme a mí mismo, a encontrar mis propias rebeldías, mis propias fallas, todo ello que, sin embargo, podía ir en ayuda no sólo de estas personas, sino de toda
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Para vivir el proceso.
Se hace imperiosa la necesidad de llamar las cosas por su nombre. Cuando se detecta que algo está sucediendo hay que buscar su nombre. Darle nombre. Dar nombre siempre nos ayuda para el bien. Conocer el nombre del enemigo no tiene otra razón de ser que manifestarle cómo, en el nombre del Señor Resucitado, no tenemos miedo. Es el acercarnos a quien se encuentra débil y en tribulación, incluso cuando seamos nosotros mismos. Esas dolencias, esas heridas, esos fantasmas, con los cuales Satanás nos ataca y pretende hacernos daño, esos demonios que quieren apoderarse de nosotros, tienen nombre, conocerlos, en el sentido de saber quiénes son, nos ayuda a echarlos, a sacar de nosotros lo que realmente nos está haciendo daño. Cuando me acerco a los hijos, ¿soy capaz de acercarme con un verdadero amor? ¿Con verdadera misericordia? ¿Soy capaz de ponerle nombre a todas esas situaciones que están afectando a los hijos? Mejor dicho, ¿soy capaz de preguntarle a los hijos por esas situaciones? La misión es acercamiento total, conocimiento de la situación real de los hijos, no algo que yo me imagine. Lo principal es la misericordia, la relación, el encuentro. En la oración, la fortaleza, y la confianza puesta en el Señor, decirle: vete. Expulsarlo. Pero sabemos que se llevará consigo nuestras falsas seguridades. Ésta es una de las dificultades para el exorcismo, que no queremos perder nuestras falsas seguridades. Nos da miedo la misericordia y el amor de Cristo, porque es muy exigente, es demasiado nuevo, no es tierra firme, es caminar sobre las aguas. Que terrible tener que caminar sobre las aguas, pero que maravilloso y hermoso a la vez. Por qué dudaste. Jesús mismo nos toma de la mano y nos repite ¿por qué dudaste? El bien de Jesús nos asusta. No estamos acostumbrados. Por ello queremos que se vaya. La nostalgia por nuestras falsas seguridades puede incitarnos a olvidarnos del amor misericordioso del Señor. Pero cuando vivimos la experiencia de Dios que nos ha liberado, nos ha rescatado, ya podemos estar sentados, en nuestro sano juicio, como hijos de Dios y no como esclavos, no arrinconados, no entre los sepulcros, no en la muerte, sino en la vida. Cuando somos sanados por Cristo ya no podemos volver al estado de muerte, sino que nos hemos de convertir en discípulos-misioneros. Anunciadores de las maravillas que Dios ha hecho por nosotros, aunque la situación no sea la más favorable, aunque sintamos que todo está en nuestra contra.
la misión. Acaso, ¿voy a rehuir al encuentro con los demás toda la vida? Me amparo en que yo tengo mi ritmo singular, particular. Ello es un casi no te metas en mis cosas, yo veré cuando lo hago. ¿No es esto romper con la perijóresis? ¿No es esto obviar lo hermoso y valedero que hay en el encuentro? ¿No es esto alejarse de la sanación y de las posibilidades de liberación? Cuando no me acerco, no sólo no estoy cumpliendo con mi misión presente que es dar Vida y Vida en abundancia (Jn 10,10), pasar haciendo el bien, sino que, incluso, estoy poniendo el riesgo la misión en el futuro. Porque mientras actúe con miedo, no podré ver lo maravilloso del amor de Dios para con los hijos en micro, meso y macro. Quizás no vaya a dejar de sentir miedo, pero ya sé que cuando me aleja, me encierra, me coloca en egolatría, no viene de Dios. ¿Cómo alejarlo de nosotros? 10
Al árbol se le reconoce por sus frutos. Al árbol que da frutos buenos, le lanzan piedras, para recoger esos frutos (Conversación de MG con MV)
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Creo en Dios Uno y Trino, Comunidad de Amor. Creo en el Dios que ama la Vida, que ama a todos los seres humanos por igual, que nos invita a amar y perdonar con generosidad. Creo en el Dios que sabe corregirnos con amor y busca nuestro bien. Creo en el Padre que ha enviado a su Hijo por nosotros y por nuestra salvación. Creo en Ti, Jesús, Hijo Único del Padre, que nos llamas al SEGUIMIENTO y a la CON-FE-AVANZA. Que no te rindes ni te desanimas ante nuestras situaciones de vida, que no te desalientas ante nuestras actitudes de mula. Que estás siempre atento a nosotros. Que buscas nuestro bien por encima de todo. Que te acercas y nos tomas de la mano, para nunca más soltarnos. Creo en Ti, Jesús, que nos has tenido miedo de compartir la misma mesa que yo. Creo en Ti, Espíritu Santo de Consolación, creo que conoces lo más profundo de mi ser y que nos invitas a la oración constante y confiada, creo que caminas a nuestro lado y que debemos aprender a seguir tus mociones. Creo en la comunidad, en la familia, en la fuerza sanadora del amor, creo que Tú, Dios Uno y Trino, nos llamas a la danza en perijóresis. Creo en la misión del cuidado y formación de los hijos en amor y control. Creo en el encuentro Tu-yo, llamados a vivir en el amor por los hijos, para que tengan Vida y Vida en abundancia. Creo que es posible pasar por el mundo haciendo el bien y que es lo más hermoso que podemos hacer. Señor que te SIGAMOS por los méritos de tu Sacratísimo Corazón. Señor que CON-FE-AVANCEMOS, por los clavos de tu sacratísima Cruz. PARA QUE TENGAMOS VIDA Y VIDA EN ABUNDANCIA.
MINISTERIO CATOLICO DE SANACION Y LIBERACIÓN SAN BENITO ABAD