Cuentos variados

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Mis Cuentos Variados

Keidy Julieth Rodriguez Paez

Sibila Editores 3


Introduccion Aventuras para leer antes de soñar es un proyecto pensado en forma de colección. Nuestra experiencia diaria se basa en la búsqueda de nuevos pretextos de donde hacer brotar la fantasía que se transforme en nuevos cuentos. Por eso, luego de este primer volumen, continuamos en esta labor intensa y constante, de modo de ofrecerle a nuestro público nuevas razones para mantenerse despierto soñando con los ojos abiertos.

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Mis Cuentos Variados Keidy Julieth Rodriguez Paez Copyright SIBILA EDITORES Calle-50 c # 10- sur- 23 Barranquilla/ Colombia Telefono: 3825945 Movil: 3007092168 Email: Zeapmimi20112404@gmail.com PRINDET IN COLOMBIA- IMPRESO EN COLOMBIA Primera Edicion 2014 Direccion de Arte: Calle 50 c # 10 sur 23 Diagramacion: Keidy Julieth Rodriguez Paez 5


Agradecimientos Primero y antes que nada, dar gracias a Dios, por estar conmigo en cada paso que doy, por fortalecer mi corazón e iluminar mimente y por haber puesto en mi camino a aquellas personas que han sido mi soporte y compañía durante todo el periodo de estudio. Agradecer hoy ysiempre a mi familia por el esfuerzo realizado por ellos. El apoyo en mis estudios, de ser así no hubiese sido posible. A mis padres y demás familiares yaque me brindan el apoyo, la alegría y me dan la fortaleza necesaria para seguir adelante. Un agradecimiento especial al Profesor Daniela Villan, por la colaboración, paciencia, apoyo y sobre todo por esa gran amistad que me brindó y me brinda, por escucharme y aconsejarme siempre. DEDICATORIA Le dedico primeramente mi trabajo a Dios fué el creador de todas las cosas, el que me ha dado fortaleza para continuar cuando a punto de caer heestado; por ello, con toda la humildad que de mi corazón puede emanar. De igual forma, a mis Padres, a quien le debo toda mi vida, les agradezco el cariño y su comprensión, a ustedes quienes han sabido formarme con buenos sentimientos, hábitos y valores, lo cual me ha ayudado a salir adelantebuscando siempre el mejor camino. A mis maestros, gracias por su tiempo, por su apoyo así como por la sabiduría que me transmitieron en el desarrollo demi formación profesional, en especial al Profesor Daniela Villan, por haber guiado el desarrollo de este trabajo y llegar a la culminación del mismo.

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Contenido El Patito Feo.....................................................................................................................................................................8 Los Tres Cerditos............................................................................................................................................................13 Blanca Nieves Y Los Siete Enanitos.............................................................................................................................14 Cenicienta.......................................................................................................................................................................15 Caperucita Roja..............................................................................................................................................................17 El Soldado De Plomo.....................................................................................................................................................19 El Gato Con Botas..........................................................................................................................................................22 La Bella Y La Bestia.......................................................................................................................................................23 Peter Pan..........................................................................................................................................................................25 La Bella Durmiente.......................................................................................................................................................28

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El Patito Feo

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ué lindos eran los días de verano ¡Qué agradable resultaba pasear por el campo y ver el trigo amarillo, la verde avena y las parvas de heno apilado en las llanuras! Sobre sus largas patas rojas iba la cigüeña junto a algunos flamencos, que se paraban un rato sobre cada pata. Sí, era realmente encantador estar en el campo. Bañada de sol se alzaba allí una vieja mansión solariega a la que rodeaba un profundo foso; desde sus paredes hasta el borde del agua crecían unas plantas de hojas gigantescas, las mayores de las cuales eran lo suficientemente grandes para que un niño pequeño pudiese pararse debajo de ellas. Aquel lugar resultaba tan enmarañado y agreste como el más denso de los bosques, y era allí donde cierta pata había hecho su nido. Ya era tiempo de sobra para que naciesen los patitos, pero se demoraban tanto, que la mamá comenzaba a perder la paciencia, pues casi nadie venía a visitarla.

-Ya no queda más que este huevo, pero tarda tanto… -dijo la pata echada-. No hay forma de que rompa. Pero fíjate en los otros, y dime si no son los patitos más lindos que se hayan visto nunca. Todos se parecen a su padre, el muy bandido. ¿Por qué no vendrá a verme?

Al fin los huevos se abrieron uno tras otro. “¡Pip, pip!”, decían los patitos conforme iban asomando sus cabezas -Déjame echar un vistazo a ese huevo que no acaba de a través del cascarón. romper -dijo la anciana-. Te apuesto a que es un huevo de pava. Así fue como me engatusaron cierta vez a mí. -¡Cuac, cuac! -dijo la mamá pata, y todos los patitos se ¡El trabajo que me dieron aquellos pavitos! ¡Imagínate! apresuraron a salir tan rápido como pudieron, dedicán- Le tenían miedo al agua y no había forma de hacerlos dose enseguida a escudriñar entre las verdes hojas. La entrar en ella. Yo graznaba y los picoteaba, pero de nada mamá los dejó hacer, pues el verde es muy bueno para me servía… Pero, vamos a ver ese huevo… los ojos. -¡Oh, qué grande es el mundo! -dijeron los patitos. Y ciertamente disponían de un espacio mayor que -Creo que me quedaré sobre él un ratito aún -dijo la el que tenían dentro del huevo. pata-. He estado tanto tiempo aquí sentada, que un poco más no me hará daño. -¿Creen acaso que esto es el mundo entero? -preguntó la pata-. Pues sepan que se extiende mucho más allá -Como quieras -dijo la pata vieja, y se alejó contoneándel jardín, hasta el prado mismo del pastor, aunque yo dose. nunca me he alejado tanto. Bueno, espero que ya estén todos -agregó, levantándose del nido-. ¡Ah, pero si to- Por fin se rompió el huevo. “¡Pip, pip!”, dijo el pequeño, davía falta el más grande! ¿Cuánto tardará aún? No pue- volcándose del cascarón. La pata vio lo grande y feo que do entretenerme con él mucho tiempo. era, y exclamó: Y fue a sentarse de nuevo en su sitio.

-¡Dios mío, qué patito tan enorme! No se parece a ninguno de los otros. Y, sin embargo, me atrevo a asegurar -¡Vaya, vaya! ¿Cómo anda eso? -preguntó una pata vieja que no es ningún crío de pavos. que venía de visita. 8


Y uno de los patos salió enseguida corriendo y le dio un Al otro día hizo un tiempo maravilloso. El sol resplan- picotazo en el cuello. decía en las verdes hojas gigantescas. La mamá pata se acercó al foso con toda su familia y, ¡plaf!, saltó al agua. -¡Déjenlo tranquilo! -dijo la mamá-. No le está haciendo daño a nadie. -¡Cuac, cuac! -llamaba. Y uno tras otro los patitos se fueron abalanzando tras ella. El agua se cerraba sobre -Sí, pero es tan desgarbado y extraño -dijo el que lo hasus cabezas, pero enseguida resurgían flotando magní- bía picoteado-, que no quedará más remedio que desficamente. Movíanse sus patas sin el menor esfuerzo, y pachurrarlo. a poco estuvieron todos en el agua. Hasta el patito feo y gris nadaba con los otros. -¡Qué lindos niños tienes, muchacha! -dijo la vieja pata -No es un pavo, por cierto -dijo la pata-. Fíjense en la elegancia con que nada, y en lo derecho que se mantiene. Sin duda que es uno de mis pequeñitos. Y si uno lo mira bien, se da cuenta enseguida de que es realmente muy guapo. ¡Cuac, cuac! Vamos, vengan conmigo y déjenme enseñarles el mundo y presentarlos al corral entero. Pero no se separen mucho de mí, no sea que los pisoteen. Y anden con los ojos muy abiertos, por si viene el gato.

de la cinta roja-. Todos son muy hermosos, excepto uno, al que le noto algo raro. Me gustaría que pudieras hacerlo de nuevo. -Eso ni pensarlo, señora -dijo la mamá de los patitos-. No es hermoso, pero tiene muy buen carácter y nada tan bien como los otros, y me atrevería a decir que hasta un poco mejor. Espero que tome mejor aspecto cuando crezca y que, con el tiempo, no se le vea tan grande. Estuvo dentro del cascarón más de lo necesario, por eso no salió tan bello como los otros.

Y con esto se encaminaron al corral. Había allí un escándalo espantoso, pues dos familias se estaban pelean- Y con el pico le acarició el cuello y le alisó las plumas. do por una cabeza de anguila, que, a fin de cuentas, fue a parar al estómago del gato. -De todos modos, es macho y no importa tanto -añadió-, Estoy segura de que será muy fuerte y se abrirá -¡Vean! ¡Así anda el mundo! -dijo la mamá relamién- camino en la vida. dose el pico, pues también a ella la entusiasmaban las cabezas de anguila-. ¡A ver! ¿Qué pasa con esas piernas? -Estos otros patitos son encantadores -dijo la vieja pataAnden ligeros y no dejen de hacerle una bonita reve- . Quiero que se sientan como en su casa. Y si por casuarencia a esa anciana pata que está allí. Es la más fina de lidad encuentran algo así como una cabeza de anguila, todos nosotros. Tiene en las venas sangre española; por pueden traérmela sin pena. eso es tan regordeta. Fíjense, además, en que lleva una cinta roja atada a una pierna: es la más alta distinción Con esta invitación todos se sintieron allí a sus anchas. que se puede alcanzar. Es tanto como decir que nadie Pero el pobre patito que había salido el último del cascapiensa en deshacerse de ella, y que deben respetarla to- rón, y que tan feo les parecía a todos, no recibió más que dos, los animales y los hombres. ¡Anímense y no metan picotazos, empujones y burlas, lo mismo de los patos los dedos hacia adentro! Los patitos bien educados los que de las gallinas. sacan hacia afuera, como mamá y papá… Eso es. Ahora hagan una reverencia y digan ¡cuac! -¡Qué feo es! -decían. Todos obedecieron, pero los otros patos que estaban allí los miraron con desprecio y exclamaron en alta voz:

Y el pavo, que había nacido con las espuelas puestas y que se consideraba por ello casi un emperador, infló sus plumas como un barco a toda vela y se le fue encima con -¡Vaya! ¡Como si ya no fuésemos bastantes! Ahora ten- un cacareo, , tan estrepitoso que toda la cara se le puso dremos que rozarnos también con esa gentuza. ¡Uf!… roja. El pobre patito no sabía dónde meterse. Sentíase ¡Qué patito tan feo! No podemos soportarlo. terriblemente abatido, por ser tan feo y porque todo el mundo se burlaba de él en el corral. 9


-¡Bang, bang! -se escuchó en ese instante por encima de ellos, y los dos gansos cayeron muertos entre los juncos, tiñendo el agua con su sangre. Al eco de nuevos disparos se alzaron del pantano las bandadas de gansos salvajes, con lo que menudearon los tiros. Se había organizado una importante cacería y los tiradores rodeaban los -¡Ojalá te agarre el gato, grandulón! pantanos; algunos hasta se habían sentado en las ramas Hasta su misma mamá deseaba que estuviese lejos del de los árboles que se extendían sobre los juncos. Nubes corral. Los patos lo pellizcaban, las gallinas lo picotea- de humo azul se esparcieron por el oscuro boscaje, y ban y, un día, la muchacha que traía la comida a las aves fueron a perderse lejos, sobre el agua. le asestó un puntapié. Los perros de caza aparecieron chapaleando entre el Entonces el patito huyó del corral. De un revuelo saltó agua, y, a su avance, doblándose aquí y allá las cañas y por encima de la cerca, con gran susto de los pajaritos los juncos. Aquello aterrorizó al pobre patito feo, que ya que estaban en los arbustos, que se echaron a volar por se disponía a ocultar la cabeza bajo el ala cuando apareció junto a él un enorme y espantoso perro: la lengua los aires. le colgaba fuera de la boca y sus ojos miraban con bri“¡Es porque soy tan feo!” pensó el patito, cerrando los llo temible. Le acercó el hocico, le enseñó sus agudos ojos. Pero así y todo siguió corriendo hasta que, por fin, dientes, y de pronto… ¡plaf!… ¡allá se fue otra vez sin llegó a los grandes pantanos donde viven los patos sal- tocarlo! Así pasó el primer día. En los días siguientes, las cosas fueron de mal en peor. El pobre patito se vio acosado por todos. Incluso sus hermanos y hermanas lo maltrataban de vez en cuando y le decían:

vajes, y allí se pasó toda la noche abrumado de cansanEl patito dio un suspiro de alivio. cio y tristeza.

-Por suerte soy tan feo que ni los perros tienen ganas de comerme -se dijo. Y se tendió allí muy quieto, mientras los perdigones repiqueteaban sobre los juncos, y las descargas, una tras otra, atronaban los aires.

A la mañana siguiente, los patos salvajes remontaron el vuelo y miraron a su nuevo compañero.

-¿Y tú qué cosa eres? -le preguntaron, mientras el patito les hacía reverencias en todas direcciones, lo mejor que Era muy tarde cuando las cosas se calmaron, y aún ensabía. tonces el pobre no se atrevía a levantarse. Esperó toda-¡Eres más feo que un espantapájaros! -dijeron los patos vía varias horas antes de arriesgarse a echar un vistazo, salvajes-. Pero eso no importa, con tal que no quieras y, en cuanto lo hizo, enseguida se escapó de los pantanos tan rápido como pudo. Echó a correr por campos casarte con una de nuestras hermanas. y praderas; pero hacía tanto viento, que le costaba no ¡Pobre patito! Ni soñaba él con el matrimonio. Sólo poco trabajo mantenerse sobre sus pies.

quería que lo dejasen estar tranquilo entre los juncos y Hacia el crepúsculo llegó a una pobre cabaña campesitomar un poquito de agua del pantano. na. Se sentía en tan mal estado que no sabía de qué parte Unos días más tarde aparecieron por allí dos gansos sal- caerse, y, en la duda, permanecía de pie. El viento soplavajes. No hacía mucho que habían dejado el nido: por ba tan ferozmente alrededor del patito que éste tuvo que sentarse sobre su propia cola, para no ser arrastrado. En eso eran tan impertinentes. eso notó que una de las bisagras de la puerta se había -Mira, muchacho -comenzaron diciéndole-, eres tan feo caído, y que la hoja colgaba con una inclinación tal que que nos caes simpático. ¿Quieres emigrar con nosotros? le sería fácil filtrarse por la estrecha abertura. Y así lo No muy lejos, en otro pantano, viven unas gansitas sal- hizo. vajes muy presentables, todas solteras, que saben graznar espléndidamente. Es la oportunidad de tu vida, feo -Pero, ¿qué pasa? -preguntó la vieja, mirando a su alrededor. No andaba muy bien de la vista, así que se creyó y todo como eres. que el patito feo era una pata regordeta que se había 10


perdido-. ¡Qué suerte! -dijo-. Ahora tendremos huevos -No me comprendes -dijo el patito. de pata. ¡Con tal que no sea macho! Le daremos unos días de prueba. -Pues si yo no te comprendo, me gustaría saber quién podrá comprenderte. De seguro que no pretenderás ser Así que al patito le dieron tres semanas de plazo para más sabio que el gato y la señora, para no mencionarme poner, al término de las cuales, por supuesto, no había a mí misma. ¡No seas tonto, muchacho! ¿No te has enni rastros de huevo. Ahora bien, en aquella casa el gato contrado un cuarto cálido y confortable, donde te hacen era el dueño y la gallina la dueña, y siempre que habla- compañía quienes pueden enseñarte? Pero no eres más ban de sí mismos solían decir: “nosotros y el mundo”, que un tonto, y a nadie le hace gracia tenerte aquí. Te porque opinaban que ellos solos formaban la mitad del doy mi palabra de que si te digo cosas desagradables es mundo , y lo que es más, la mitad más importante. Al por tu propio bien: sólo los buenos amigos nos dicen las patito le parecía que sobre esto podía haber otras opi- verdades. Haz ahora tu parte y aprende a poner huevos niones, pero la gallina ni siquiera quiso oírlo. o a ronronear y echar chispas. -¿Puedes poner huevos? -le preguntó.

-Creo que me voy a recorrer el ancho mundo -dijo el patito.

-No.

-Sí, vete -dijo la gallina.

-Pues entonces, ¡cállate! Y el gato le preguntó: -¿Puedes arquear el lomo, o ronronear, o echar chispas?

Y así fue como el patito se marchó. Nadó y se zambulló; pero ningún ser viviente quería tratarse con él por lo feo que era.

Pronto llegó el otoño. Las hojas en el bosque se tornaron -No. amarillas o pardas; el viento las arrancó y las hizo girar en remolinos, y los cielos tomaron un aspecto hosco y -Pues entonces, guárdate tus opiniones cuando hablan frío. Las nubes colgaban bajas, cargadas de granizo y las personas sensatas. nieve, y el cuervo, que solía posarse en la tapia, graznaba “¡cau, cau!”, de frío que tenía. Sólo de pensarlo le daCon lo que el patito fue a sentarse en un rincón, muy ban a uno escalofríos. Sí, el pobre patito feo no lo estaba desanimado. Pero de pronto recordó el aire fresco y el pasando muy bien. sol, y sintió una nostalgia tan grande de irse a nadar en el agua que -¡no pudo evitarlo!- fue y se lo contó a la Cierta tarde, mientras el sol se ponía en un maravilloso gallina. crepúsculo, emergió de entre los arbustos una bandada de grandes y hermosas aves. El patito no había vis-¡Vamos! ¿Qué te pasa? -le dijo ella-. Bien se ve que no to nunca unos animales tan espléndidos. Eran de una tienes nada que hacer; por eso piensas tantas tonterías. blancura resplandeciente, y tenían largos y esbeltos Te las sacudirías muy pronto si te dedicaras a poner cuellos. Eran cisnes. A la vez que lanzaban un fantáshuevos o a ronronear. tico grito, extendieron sus largas, sus magníficas alas, y remontaron el vuelo, alejándose de aquel frío hacia los -¡Pero es tan sabroso nadar en el agua! -dijo el patito lagos abiertos y las tierras cálidas. feo-. ¡Tan sabroso zambullir la cabeza y bucear hasta el mismo fondo! Se elevaron muy alto, muy alto, allá entre los aires, y el patito feo se sintió lleno de una rara inquietud. Comen-Sí, muy agradable -dijo la gallina-. Me parece que te zó a dar vueltas y vueltas en el agua lo mismo que una has vuelto loco. Pregúntale al gato, ¡no hay nadie tan rueda, estirando el cuello en la dirección que seguían, listo como él! ¡Pregúntale a nuestra vieja ama, la mujer que él mismo se asustó al oírlo. ¡Ah, jamás podría olvimás sabia del mundo! ¿Crees que a ella le gusta nadar y dar aquellos hermosos y afortunados pájaros! En cuanzambullirse? to los perdió de vista, se sumergió derecho 11


hasta el fondo, y se hallaba como fuera de sí cuando regresó a la superficie. No tenía idea de cuál podría ser el nombre de aquellas aves, ni de adónde se dirigían, y, sin embargo, eran más importantes para él que todas las que había conocido hasta entonces. No las envidiaba en modo alguno: ¿cómo se atrevería siquiera a soñar que aquel esplendor pudiera pertenecerle? Ya se daría por satisfecho con que los patos lo tolerasen, ¡pobre criatura estrafalaria que era!

y fragantes lilas, que colgaban de las verdes ramas sobre un sinuoso arroyo. ¡Oh, qué agradable era estar allí, en la frescura de la primavera! Y en eso surgieron frente a él de la espesura tres hermosos cisnes blancos, rizando sus plumas y dejándose llevar con suavidad por la corriente. El patito feo reconoció a aquellas espléndidas criaturas que una vez había visto levantar el vuelo, y se sintió sobrecogido por un extraño sentimiento de melancolía.

¡Cuán frío se presentaba aquel invierno! El patito se veía forzado a nadar incesantemente para impedir que el agua se congelase en torno suyo. Pero cada noche el hueco en que nadaba se hacía más y más pequeño. Vino luego una helada tan fuerte, que el patito, para que el agua no se cerrase definitivamente, ya tenía que mover las patas todo el tiempo en el hielo crujiente. Por fin, debilitado por el esfuerzo, quedose muy quieto y comenzó a congelarse rápidamente sobre el hielo.

-¡Volaré hasta esas regias aves! -se dijo-. Me darán de picotazos hasta matarme, por haberme atrevido, feo como soy, a aproximarme a ellas. Pero, ¡qué importa! Mejor es que ellas me maten, a sufrir los pellizcos de los patos, los picotazos de las gallinas, los golpes de la muchacha que cuida las aves y los rigores del invierno. Y así, voló hasta el agua y nadó hacia los hermosos cisnes. En cuanto lo vieron, se le acercaron con las plumas encrespadas.

A la mañana siguiente, muy temprano, lo encontró un campesino. Rompió el hielo con uno de sus zuecos de -¡Sí, mátenme, mátenme! -gritó la desventurada criatumadera, lo recogió y lo llevó a casa, donde su mujer se ra, inclinando la cabeza hacia el agua en espera de la encargó de revivirlo. muerte. Pero, ¿qué es lo que vio allí en la límpida corriente? ¡Era un reflejo de sí mismo, pero no ya el reflejo Los niños querían jugar con él, pero el patito feo tenía de un pájaro torpe y gris, feo y repugnante, no, sino el terror de sus travesuras y, con el miedo, fue a meterse reflejo de un cisne! revoloteando en la paila de la leche, que se derramó por todo el piso. Gritó la mujer y dio unas palmadas en el Poco importa que se nazca en el corral de los patos, aire, y él, más asustado, metiose de un vuelo en el ba- siempre que uno salga de un huevo de cisne. Se sentía rril de la mantequilla, y desde allí lanzose de cabeza al realmente feliz de haber pasado tantos trabajos y descajón de la harina, de donde salió hecho una lástima. gracias, pues esto lo ayudaba a apreciar mejor la alegría ¡Había que verlo! Chillaba la mujer y quería darle con la y la belleza que le esperaban. Y los tres cisnes nadaban escoba, y los niños tropezaban unos con otros tratando y nadaban a su alrededor y lo acariciaban con sus picos. de echarle mano. ¡Cómo gritaban y se reían! Fue una suerte que la puerta estuviese abierta. El patito se preci- En el jardín habían entrado unos niños que lanzaban al pitó afuera, entre los arbustos, y se hundió, atolondrado, agua pedazos de pan y semillas. El más pequeño exclaentre la nieve recién caída. mó: Pero sería demasiado cruel describir todas las miserias -¡Ahí va un nuevo cisne! y trabajos que el patito tuvo que pasar durante aquel crudo invierno. Había buscado refugio entre los juncos Y los otros niños corearon con gritos de alegría: cuando las alondras comenzaron a cantar y el sol a calentar de nuevo: llegaba la hermosa primavera. -¡Sí, hay un cisne nuevo! Entonces, de repente, probó sus alas: el zumbido que hi- Y batieron palmas y bailaron, y corrieron a buscar a sus cieron fue mucho más fuerte que otras veces, y lo arras- padres. Había pedacitos de pan y de pasteles en el agua, traron rápidamente a lo alto. Casi sin darse cuenta, se y todo el mundo decía: halló en un vasto jardín con manzanos en flor 12


-¡El nuevo es el más hermoso! ¡Qué joven y esbelto es! Y los cisnes viejos se inclinaron ante él. Esto lo llenó de timidez, y escondió la cabeza bajo el ala, sin que supiese explicarse la razón. Era muy, pero muy feliz, aunque no había en él ni una pizca de orgullo, pues este no cabe en los corazones bondadosos. Y mientras recordaba los desprecios y humillaciones del pasado, oía cómo todos decían ahora que era el más hermoso de los cisnes. Las lilas inclinaron sus ramas ante él, bajándolas hasta el agua misma, y los rayos del sol eran cálidos y amables. Rizó entonces sus alas, alzó el esbelto cuello y se alegró desde lo hondo de su corazón:

de paja. El otro cerdito juguetón trabajó un poco más y la construyó con maderas y clavos. El mayor se hizo una bonita casa con ladrillos y cemento. Pasó por aquel valle el lobo feroz, que era un animal malo. Al ver al más pequeño de los tres cerditos, decidió capturarlo y comenzó a perseguirle. El juguetón y rosado cerdito se refugió en su casa temblando de miedo. El lobo, al ver la casa de cañas y paja, comenzó a reírse. - ¡Ja, ja! Esto no podrá impedir que te agarre -gritaba el lobo mientras llenaba sus pulmones de aire.

El lobo comenzó a soplar con tanta fuerza que las cañas -Jamás soñé que podría haber tanta felicidad, allá en los y la paja salieron por los aires. Al ver esto, el pequeño tiempos en que era sólo un patito feo. corrió hasta la casa de su hermano, el violinista. Como era una casa de madera, se sentían seguros creyendo que el lobo no podría hacer nada contra ellos.

Los Tres Cerditos

- ¡Ja, ja! Esto tampoco podrá impedir que os agarre, pequeños -volvió a gritar el malvado lobo. De nuevo llenó sus pulmones de aire y resopló con todas sus fuerzas. Todas las maderas salieron por los aires, mientras los dos cerditos huyeron muy deprisa a casa de su hermano mayor. - No os preocupéis, aquí estais seguros. Esta casa es fuerte, He trabajado mucho en ella -afirmó el mayor. El lobo se colocó ante la casa y llenó, una vez más, sus pulmones. Sopló y resopló, pero la casa ni se movió. Volvió a hinchar sus pulmones hasta estar muy colorado y luego resopló con todas sus fuerzas, pero no logró mover ni un solo ladrillo.

Desde dentro de la casa se podía escuchar cómo cantan un ancho valle vivían tres pequeños cerditos, muy ban los cerditos: diferentes entre sí, aunque los dos más pequeños se pasaban el día tocando el violín y la flauta. El hermano - ¿Quién teme al lobo feroz, al lobo, al lobo? ¿Quién mayor, por el contrario, era más serio y trabajador. Un teme al lobo feroz? día el hermano mayor del dijo: - Estoy muy preocupado por vosotros, porque no hacéis más que jugar y cantar y Esta canción enfureció muchísimo al lobo, que volvió no tenéis en cuenta que pronto llegará el invierno. ¿Que a llenar sus pulmones y sus carrillos de aire y a soplar haréis cuando lleguen las nieves y el frío? Tendríais que hasta quedar extenuado. Los cerditos reían dentro de construiros una casa para vivir.los pequeños agradecie- la casa, tanto que el lobo se puso muy rojo de enfadado ron el consejo del mayor y se pusieron a construir una que estaba. casa. El más pequeño de los tres, que era el más juguetón, no tenía muchas ganas de trabajar y se hizo una Fue entonces cuando, al malvado animal, casa de cañas con el techo 13

E


se le ocurrió una idea: entraría por el único agujero de la casa que no estaba cerrado, por la chimenea. Cuando subía por el tejado los dos pequeños tenían mucho miedo, pero el hermano mayor les dijo que no se preocuparan, que darían una gran lección al lobo.

Pusieron mucha leña en la chimenea y le prendieron fuego. Así consigueron que el lobo huyera. Los cerditos aprendieron después de esta aventura que: Es importante hacer el trabajo con aficion, si deseas salir de una dificil situacion.

Blanca Nieves Y Los Siete Enanitos

H

abía una vez, una niña muy guapa y muy buena que se llamaba Blancanieves. Cuando era pequeña, su madre murió y su padre volvió a casarse de nuevo. La nueva madre de Blancanieves era muy malvada y tenía mucha envidia de Blancanieves porque ésta era muy guapa. La madrastra de Blancanieves tenía un espejo mágico al que todos los días preguntaba: “Espejo, espejito, ¿quién es la más guapa?”. Y el espejo respondía: “Tú, mi ama”.

y allí matarla y como prueba de que ha muerto quiero que me traigáis su corazón en una caja.” Todos los sirvientes llamaron a Blancanieves y le dijeron que iban a dar un paseo por el bosque. Mientras tanto, los sirvientes comentaban entre ellos que Blancanieves era una niña buena y no se merecía morir.

Cuando llegaron al centro del bosque le contaron a Blancanieves las intenciones de su malvada madrastra Pero un día al preguntarle la madrastra al espejo quien pero que no la matarían. Dejaron allí a Blancanieves y era la más guapa, contestó: “Lo siento mi ama, tú eres mataron a un jabalí para llevarle su corazón a la maguapa, pero hoy está más guapa Blancanieves.” Enton- drastra como si se tratara del de Blancanieves. ces la madrastra enfurecida llamó a sus sirvientes y les dijo: “El espejo mágico me ha dicho que Blancanieves es Mientras tanto, Blancanieves encontró una casita muy más guapa que yo. Así que cogerla y llevarosla al bosque pequeñita y entró. Había una mesita muy chiquitita con 7 silllitas, también había 7 camitas. 14


Cenicienta

Como tenía hambre, se sentó en la mesita y se comió todo lo que había en los 7 platitos , y después se acostó en las 7 camitas. Pero esa casita tenía dueños, eran 7 enanitos que cuando llegaron a casa después de trabajar se encontraron a Blancanieves durmiendo plácidamente en sus camitas. Uno de ellos exclamó: “Miradla, es muy hermosa”. Y otro respondió: “Sí que lo es. Podíamos pedirle que se quede a vivir con nosotros”. Y así lo hicieron los 7 enanitos le pidieron a Blancanieves que se quedara a vivir con ellos, y ella accedió después de contarles su triste historia. La malvada madrastra seguía preguntando a su espejo quién era la más guapa del lugar y éste respondía que ella. Pero un día cuando le preguntó quién era la más guapa, el espejo contestó: “Es Blancanieves”. Y la madrastra dijo: “No puede ser; está muerta”. A lo que contestó el espejo: “No, no está muerta, Vive en el bosque en la casa de los enanitos.” La malvada madrastra entonces se disfrazó de vieja y fue a ver a Blancanieves. Llevaba una cesta con manzanas envenenadas para Blancanieves. Cuando llegó a la casa de los enanitos, llamó a la puerta. “¿Quién es?”, dijo Blancanieves. “Soy una pobre vieja y vengo a traerte una manzanas”.

H

ubo una vez, hace mucho, mucho tiempo una joven muy bella, tan bella que no hay palabras para describirla. Se llamaba Cenicienta.

Blancanieves abrió la puerta y no pudo resistirse a las manzanas que brillaban como el sol. Al coger una y morderla cayó muerta al suelo. La malvada madrastra se marchó riéndose y contenta porque ahora sí sería ella la mas guapa del lugar.

Cenicienta era pobre, no tenía padres y vivía con su madrastra, una mujer viuda muy cascarrabias que siempre estaba enfadada y dando ordenes gritos a todo el mundo. Con la madrastra tambien vivían su dos hijas, que eran muy feas e insoportables.Cenicienta era la que hacía los trabajos más duros de la casa, como por ejemplo

Cuando llegaron los enanitos encontraron en el suelo a Blancanieves y todos muy tristes se pusieron a llorar. Todos los enanitos construyeron una caja de cristal y en ella metieron a Blancanieves y la llevaron al bosque. Estando allí en el bosque pasó un príncipe que quedó asombrado por la belleza de Blancanieves y la tristeza de los enanitos. Entonces decidió abrir la caja y besó a Blancanieves que sorprendentemente despertó. Todos los enanitos saltaban de alegría al ver a Blancanieves viva. El príncipe se casó con ella, y el príncipe, Blancanieves y los enanitos vivieron juntos en palacio.

cenicienta lavando el suelo limpiar la chimenea cada dia, por lo que sus vestidos siempre estaban sucios o manchados de ceniza, por eso las personas del lugar la llamaban cenicienta. Cenicienta apenas tenia amigos, solo a dos ratoncitos muy simpáticos que vivían en un agujero de la casa. Un buen día, sucedió algo inesperado; el Rey de aquel lugar hizo saber a todos los habitantes de la región que invitaba a todas las chicas jovenes a un gran baile que se celebraba en el palacio real. El motivo del baile era encontrar una esposa para el hijo 15


el principe! para casarse con ella y convertirla en prin- que milagro! un maravilloso vestido apareció en el cesa. cuerpo de cenicienta, así como tambien unos preciosos zapatos. La notícia llego a los oidos de cenicienta y se puso muy maravilloso vestido de cenicienta contenta. Por unos instantes soño con que sería ella, la futura mujer del principe. La princesa! Ahora ya puedes ir al baile de palacio cenicienta, peroten en cuenta una cosa muy importante: tu vestido a las Pero, por desgracia, las cosas no serían tan faciles para 12 de la noche volverá a ser los arapos que llevas ahora. nuestra amiga cenicienta Hay algo más que debes saber, delante de la casa te esLa madrastra de cenicienta le dijo en un tono malvado pera un carruaje que te llevará al gran baile en palacio, y cruel: - Tú Cenicienta, no irás al baile del principe, pero a las 12 de la noche, se transformará en una calaporque te quedarás aqui en casa fregando el suelo, lim- baza!. Bien, dijo cenicienta, ya soy feliz, solo por poder piando el carbon y ceniza de la chimenea y preparando ir al baile. la cena para cuando nosotras volvamos. carruaje cenicienta Cenicienta esa noche lloró en su habitación, estaba muy Cuando cenicienta llego al palacio, causo mucha impretriste porque ella quería ir al baile y conocer al príncipe. sion a todos los asistentes, nadie nunca habia visto tanta belleza, cenicienta estaba preciosa! Al cabo de unos dias llegó la esperada fecha: el día del baile en palacio El principe, no tardo en darse cuenta de la presencia de esa joven tan bonita. Se dirigió hacia ella y le preguntó Cenicienta veia como sus hermanastras se arreglaban y si queria bailar. se intentaban poner guapas y bonitas, pero era imposible, porque eran muy feas de tan malas que eranpero sus Cenicienta, dijo si!, claro que sí! Y estuvieron bailando vestidoseran muy bonitos! durante horas y horas el principe y la cenicienta bailando Al llegar la noche, su madrasta y hermanastras partieron hacia el palacio real, y cenicienta, sola en casa, una Las hermanastras de cenicienta no la reconocieron, vez más se puso a llorar de tristeza. debido a que ella siempre iba sucia y llena de ceniza, incluso se preguntaban quien sería aquella chica tan Entre llanto y llanto, dijo en voz alta: - ¿Por qué seré preciosa. tan desgraciada? Por favor, si hay algun ser mágico que pueda ayudarme.. decía cenicienta con desesperación. Pero de repenteoh!, dijo cenicienta, son casi las 12 de la noche, mi vestido esta a punto de convertirse en una De pronto, sucedió algo increible; se le apareció un hada ropa sucia, y el carruaje se transformará en una calabaMadrina muy buena y muy poderosa. za! ada madrina de cenicienta - ¡Oh, Dios mío! ¡Tengo que irme! le dijo al príncipe que Y con voz suave, tierna y muy agradable le dijo a ceni- estaba en sus brazos bailando. cienta; - No llores más, te ayudaré. zapato de cristal de cenicienta De verdad ? dijo cenicienta un poco incrédulapero como vas a ayudarme ? no tengo ningun vestido bonito para ir al baile y mis zapatos estan todos rotos!

Salió a toda prisa del salon de baile bajó la escalinata hacia la salida de palacio perdiendo en su huída un zapato, que el príncipe encontró y recogió.

La hada madrina saco su varita mágica y con ella toco A partir de ese momento, el principe ya sabia quien iba suavemente a cenicienta, y al momentooh!, a ser la futura princesa la joven que habia perdido el 16


zapato!, pero..caramba!, exclamo el principe, pero si no se ni como se llama, y mucho menos donde vive!

Caperucita Roja

Para encontrar a la bella joven, el principe ideó un plan. Se casaría con aquella que pudiera calzarse el zapato. Envió a sus sirvientes a recorrer todo el reino. Todas las jovenes, chicas y mujeres se probaban el zapato, pero no había ni una a que pudiera calzarse el zapato. zapato de cenicienta Al cabo de unas semanas, los sirvientes de palacio llegaron a casa de Cenicienta. La madrastra llamó a sus feas hijas para que probasen el zapato, pero evidentemente no pudieron calzar el zapato. Uno de los sirvientes del principe vio a cenicienta en un rincon de la casa, y exclamo: -eh!, tu tambien tienes que provarte el zapato!

E

La madrastra y sus hijas dijeron: -por favor!, como quiere usted que cenicienta sea la chica que busca el principe?, ella es pobre, siempre esta sucia y no fue a la fiesta de palacio!

l cuento de Caperucita Roja. Erase una vez una niña muy bonita. Su madre le habia hecho una capa roja y la niña la llevaba tan amenudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja. Un dia , su madre le pidio que llevase unos pasteles a su abuelita que vivia al otro lado del bosque, recomendandole que no se entretuviese en el camino , porque cruzar el bosque era muy peligroso , ya que siempre estaba acechando por alli el lobo. Caperucita Roja recogio la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenia que atravesar el

Pero cuando cenicienta se puso el zapato y le encajo a la perfecciontodos los presentes se quedaron de piedra!, bosque para llegar a casa de la Abuelita , pero no tenia -oooh!, es ella! la futura princesa! miedo porque alli siempre se encontraba con Inmediatamente la llevaron a palacio y a los pocos dias muchos amigos: se casó con el príncipe, por lo que fue una princesa!

Nunca más volvío con su madrastra, vivío feliz en pala- los pajaros, las ardillas... cio hasta el último de sus días. De repente vio al lobo , que era enorme , delante de ella. - ¿A donde vas , niña? - le pregunto el lobo con su voz ronca. - A casa de mi Abuelita - dijo Caperucita. - No esta lejos - penso el lobo para si, dandose media vuelta. Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido 17


-penso- , no tengo nada que temer. La abuelita se pon- La Abuelita y Caperucita estaban alli, ¡vivas!. dra muy contenta cuando la lleve un Para castigar al malvado lobo , el cazador le lleno el hermoso ramo de flores ademas de los pasteles. vientre de piedras y luego lo volvio a cerrar. Mientras , el lobo se fue a casa de la Abuelita , llamo Cuando el lobo desperto de su pesado sueño, sintio musuavemente a la puerta y la abuelita le abrio chisima sed y se dirigio a un estanque pensando que era su nieta Caperucita. Un cazador que pasaba por alli habia observado la llegada del

proximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayo en el estanque de cabeza y se

lobo.

ahogo.

El lobo devoro a la Abuelita y se puso su gorro rosa se En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron mas metio en la cama y cerro los ojos. No tuvo que que un gran susto, pero Caperucita Roja esperar mucho , ya queCaperucita Roja llego enseguida , toda muy contenta.

habia aprendido la leccion. Prometio a su Abuelita no hablar con ningun desconocido que se

La niña se acerco a la cama y vio que su abuela estaba encontrara en su camino. De ahora en adelante , seguimuy cambiada. ria los consejos de su Abuelita y de su Mama. - Abuelita , abuelita , ¡que ojos mas grandes tienes! - Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela. - Abuelita , abuelita , ¡que orejas mas grandes tienes! - Son para oirte mejor- siguio diciendo el lobo. - Abuelita , abuelita , ¡que dientes mas grandes tienes! - Son para...¡comerte mejoooor!- y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzo sobre Caperucita y la devoro al igual que habia hecho con la abuelita. Mientras tanto, el cazador se habia quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidio echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidio ayuda a un segador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba. El cazador saco su cuchillo y rajo el vientre del lobo. 18


El Soldado De Plomo

H

abía una vez veinticinco soldaditos de plomo, hermanos todos, ya que los habían fundido en la misma vieja cuchara. Fusil al hombro y la mirada al frente, así era como estaban, con sus espléndidas guerreras rojas y sus pantalones azules. Lo primero que oyeron en su vida, cuando se levantó la tapa de la caja en que venían, fue: “¡Soldaditos de plomo!” Había sido un niño pequeño quien gritó esto, batiendo palmas, pues eran su regalo de cumpleaños. Enseguida los puso en fila sobre la mesa.

en su interior. Al frente había unos arbolitos que rodeaban un pequeño espejo. Este espejo hacía las veces de lago, en el que se reflejaban, nadando, unos blancos cisnes de cera. El conjunto resultaba muy hermoso, pero lo más bonito de todo era una damisela que estaba de pie a la puerta del castillo. Ella también estaba hecha de papel, vestida con un vestido de clara y vaporosa muselina, con una estrecha cinta azul anudada sobre el hombro, a manera de banda, en la que lucía una brillante lentejuela tan grande como su cara. La damisela tenía los dos brazos en alto, pues han de saber Cada soldadito era la viva imagen de los otros, con ex- ustedes que era bailarina, y había alzado tanto una de cepción de uno que mostraba una pequeña diferencia. sus piernas que el soldadito de plomo no podía ver Tenía una sola pierna, pues al fundirlos, había sido el úl- dónde estaba, y creyó que, como él, sólo tenía una. timo y el plomo no alcanzó para terminarlo. Así y todo, allí estaba él, tan firme sobre su única pierna como los “Ésta es la mujer que me conviene para esposa”, se otros sobre las dos. Y es de este soldadito de quien va- dijo. “¡Pero qué fina es; si hasta vive en un castillo! Yo, mos a contar la historia. en cambio, sólo tengo una caja de cartón en la que ya habitamos veinticinco: no es un lugar propio para ella. En la mesa donde el niño los acababa de alinear había De todos modos, pase lo que pase trataré de conocerotros muchos juguetes, pero el que más interés desper- la.” taba era un espléndido castillo de papel. Por sus diminutas ventanas podían verse los salones que tenía Y se acostó cuan largo era detrás de una caja de tabaco 19


que estaba sobre la mesa. Desde allí podía mirar a la elegante damisela, que seguía parada sobre una sola pierna sin perder el equilibrio.

Luego empezó a llover, cada vez más y más fuerte, hasta que la lluvia se convirtió en un aguacero torrencial. Cuando escampó, pasaron dos muchachos por la calle.

Ya avanzada la noche, a los otros soldaditos de plomo los recogieron en su caja y toda la gente de la casa se fue a dormir. A esa hora, los juguetes comenzaron sus juegos, recibiendo visitas, peleándose y bailando. Los soldaditos de plomo, que también querían participar de aquel alboroto, se esforzaron ruidosamente dentro de su caja, pero no consiguieron levantar la tapa. Los cascanueces daban saltos mortales, y la tiza se divertía escribiendo bromas en la pizarra. Tanto ruido hicieron los juguetes, que el canario se despertó y contribuyó al escándalo con unos trinos en verso. Los únicos que ni pestañearon siquiera fueron el soldadito de plomo y la bailarina. Ella permanecía erguida sobre la punta del pie, con los dos brazos al aire; él no estaba menos firme sobre su única pierna, y sin apartar un solo instante de ella sus ojos.

-¡Qué suerte! -exclamó uno-. ¡Aquí hay un soldadito de plomo! Vamos a hacerlo navegar. Y construyendo un barco con un periódico, colocaron al soldadito en el centro, y allá se fue por el agua de la cuneta abajo, mientras los dos muchachos corrían a su lado dando palmadas. ¡Santo cielo, cómo se arremolinaban las olas en la cuneta y qué corriente tan fuerte había! Bueno, después de todo ya le había caído un buen remojón. El barquito de papel saltaba arriba y abajo y, a veces, giraba con tanta rapidez que el soldadito sentía vértigos. Pero continuaba firme y sin mover un músculo, mirando hacia adelante, siempre con el fusil al hombro. De buenas a primeras el barquichuelo se adentró por una ancha alcantarilla, tan oscura como su propia caja de cartón.

De pronto el reloj dio las doce campanadas de la medianoche y -¡crac!- se abrió la tapa de la caja de rapé... Mas, ¿creen ustedes que contenía tabaco? No, lo que allí había era un duende negro, algo así como un muñeco de resorte.

“Me gustaría saber adónde iré a parar”, pensó. “Apostaría a que el duende tiene la culpa. Si al menos la pequeña bailarina estuviera aquí en el bote conmigo, no me importaría que esto fuese dos veces más oscuro.”

-¡Soldadito de plomo! -gritó el duende-. ¿Quieres hacerme el favor de no mirar más a la bailarina?

Precisamente en ese momento apareció una enorme rata que vivía en el túnel de la alcantarilla.

Pero el soldadito se hizo el sordo.

-¿Dónde está tu pasaporte? -preguntó la rata-. ¡A ver, enséñame tu pasaporte!

-Está bien, espera a mañana y verás -dijo el duende negro.

Pero el soldadito de plomo no respondió una palabra, sino que apretó su fusil con más fuerza que nunca. El barco se precipitó adelante, perseguido de cerca por la rata. ¡Ah! Había que ver cómo rechinaba los dientes y cómo les gritaba a las estaquitas y pajas que pasaban por allí.

Al otro día, cuando los niños se levantaron, alguien puso al soldadito de plomo en la ventana; y ya fuese obra del duende o de la corriente de aire, la ventana se abrió de repente y el soldadito se precipitó de cabeza desde el tercer piso. Fue una caída terrible. Quedó con su única pierna en alto, descansando sobre el casco y con la bayoneta clavada entre dos adoquines de la calle. -¡Deténgalo! ¡Deténgalo! ¡No ha pagado el peaje! ¡No ha enseñado el pasaporte! La sirvienta y el niño bajaron apresuradamente a buscarlo; pero aun cuando faltó poco para que lo aplastaLa corriente se hacía más fuerte y más fuerte y el soldasen, no pudieron encontrarlo. Si el soldadito hubiera dito de plomo podía ya percibir la luz del día allá, en el gritado: “¡Aquí estoy!” , lo habrían visto. Pero él creyó sitio donde acababa el túnel. Pero a la vez escuchó un que no estaba bien dar gritos, porque vestía uniforme sonido atronador, capaz de desanimar al más valiente militar. de los hombres. 20


¡Imagínense ustedes! Justamente donde terminaba la alcantarilla, el agua se precipitaba en un inmenso canal. Aquello era tan peligroso para el soldadito de plomo como para nosotros el arriesgarnos en un bote por una gigantesca catarata. Por entonces estaba ya tan cerca, que no logró detenerse, y el barco se abalanzó al canal. El pobre soldadito de plomo se mantuvo tan derecho como pudo; nadie diría nunca de él que había pestañeado siquiera. El barco dio dos o tres vueltas y se llenó de agua hasta los bordes; se hallaba a punto de zozobrar. El soldadito tenía ya el agua al cuello; el barquito se hundía más y más; el papel, de tan empapado, comenzaba a deshacerse. El agua se iba cerrando sobre la cabeza del soldadito de plomo… Y éste pensó en la linda bailarina, a la que no vería más, y una antigua canción resonó en sus oídos: ¡Adelante, guerrero valiente! ¡Adelante, te aguarda la muerte! En ese momento el papel acabó de deshacerse en pedazos y el soldadito se hundió, sólo para que al instante un gran pez se lo tragara. ¡Oh, y qué oscuridad había allí dentro! Era peor aún que el túnel, y terriblemente incómodo por lo estrecho. Pero el soldadito de plomo se mantuvo firme, siempre con su fusil al hombro, aunque estaba tendido cuan largo era. Súbitamente el pez se agitó, haciendo las más extrañas contorsiones y dando unas vueltas terribles. Por fin quedó inmóvil. Al poco rato, un haz de luz que parecía un relámpago lo atravesó todo; brilló de nuevo la luz del día y se oyó que alguien gritaba: -¡Un soldadito de plomo! El pez había sido pescado, llevado al mercado y vendido, y se encontraba ahora en la cocina, donde la sirvienta lo había abierto con un cuchillo. Cogió con dos dedos al soldadito por la cintura y lo condujo a la sala, donde todo el mundo quería ver a aquel hombre extraordinario que se dedicaba a viajar dentro de un pez. Pero el soldadito no le daba la menor importancia a todo aquello. Lo colocaron sobre la mesa y allí… en fin, ¡cuántas cosas maravillosas pueden ocurrir en esta vida! El soldadito de plomo se encontró en el mismo salón donde 21

había estado antes. Allí estaban todos: los mismos niños, los mismos juguetes sobre la mesa y el mismo hermoso castillo con la linda y pequeña bailarina, que permanecía aún sobre una sola pierna y mantenía la otra extendida, muy alto, en los aires, pues ella había sido tan firme como él. Esto conmovió tanto al soldadito, que estuvo a punto de llorar lágrimas de plomo, pero no lo hizo porque no habría estado bien que un soldado llorase. La contempló y ella le devolvió la mirada; pero ninguno dijo una palabra. De pronto, uno de los niños agarró al soldadito de plomo y lo arrojó de cabeza a la chimenea. No tuvo motivo alguno para hacerlo; era, por supuesto, aquel muñeco de resorte el que lo había movido a ello. El soldadito se halló en medio de intensos resplandores. Sintió un calor terrible, aunque no supo si era a causa del fuego o del amor. Había perdido todos sus brillantes colores, sin que nadie pudiese afirmar si a consecuencia del viaje o de sus sufrimientos. Miró a la bailarina, lo miró ella, y el soldadito sintió que se derretía, pero continuó impávido con su fusil al hombro. Se abrió una puerta y la corriente de aire se apoderó de la bailarina, que voló como una sílfide hasta la chimenea y fue a caer junto al soldadito de plomo, donde ardió en una repentina llamarada y desapareció. Poco después el soldadito se acabó de derretir. Cuando a la mañana siguiente la sirvienta removió las cenizas lo encontró en forma de un pequeño corazón de plomo; pero de la bailarina no había quedado sino su lentejuela, y ésta era ahora negra como el carbón.


El Gato Con Botas

E

rase una vez un viejo molinero que tenía tres hijos. Acercándose la hora de su muerte hizo llamar a sus tres hijos. “Mirad, quiero repartiros lo poco que tengo antes de morirme”. Al mayor le dejó el molino, al mediano le dejó el burro y al más pequeñito le dejó lo último que le quedaba, el gato. Dicho esto, el padre murió.

Tú solo sigue mis instrucciones.” El amo no entendía muy bien lo que el gato le pedía, pero no tenía nada que perder, así que aceptó. “¡Rápido, Amo! Quítese la ropa y métase en el río.” Se acercaban carruajes reales, era el rey y su hija. En el momento que se acercaban el gato chilló: “¡Socorro! ¡Socorro! ¡El marqués Carrabás se ahoga! ¡Ayuda!”. El rey atraído por los chillidos del gato se acercó a ver lo que pasaba. La princesa se quedó Mientras los dos hermanos mayores se dedicaron a ex- asombrada de la belleza del marqués. Se vistió el marplotar su herencia, el más pequeño cogió unas de las qués y se subió a la carroza. botas que tenía su padre, se las puso al gato y ambos se fueron a recorrer el mundo. En el camino se sentaron a El gato con botas, adelantándose siempre a las cosas, descansar bajo la sombra de un árbol. Mientras el amo corrió a los campos del pueblo y pidió a los del pueblo dormía, el gato le quitó una de las bolsas que tenía el que dijeran al rey que las campos eran del marqués y amo, la llenó de hierba y dejó la bolsa abierta. En ese así ocurrió. Lo único que le falta a mi amo -dijo el gatomomento se acercó un conejo impresionado por el co- es un castillo, así que se acordó del castillo del ogro y lor verde de esa hierba y se metió dentro de la bolsa. El decidió acercarse a hablar con él. “¡Señor Ogro!, me he gato tiró de la cuerda que le rodeaba y el conejo quedó enterado de los poderes que usted tiene, pero yo no me atrapado en la bolsa. Se hecho la bolsa a cuestas y se lo creo así que he venido a ver si es verdad.” dirigió hacia palacio para entregársela al rey. Vengo de parte de mi amo, el marqués Carrabás, que le manda este obsequio. El rey muy agradecido aceptó la ofrenda. El ogro enfurecido de la incredulidad del gato, cogió aire y ¡zás! se convirtió en un feroz león. “Muy bien, -dijo el gato- pero eso era fácil, porque tú eres un ogro, Pasaron los días y el gato seguía mandándole regalos al casi tan grande como un león. Pero, ¿a que no puedes rey de parte de su amo. Un día, el rey decidió hacer una convertirte en algo pequeño? En una mosca, no, mejor fiesta en palacio y el gato con botas se enteró de ella y en un ratón, ¿puedes? El ogro sopló y se convirtió en pronto se le ocurrió una idea. “¡Amo, Amo! Sé cómo un pequeño ratón y antes de que se diera cuenta ¡zás! el podemos mejorar nuestras vidas. gato se abalanzó sobre él y se lo comió. 22


En ese instante sintió pasar las carrozas y salió a la y le propuso que se casara con su hija y compartieran puerta chillando: “¡Amo, Amo! Vamos, entrad.” El rey reinos. Él aceptó y desde entonces tanto el gato como el quedó maravillado de todas las posesiones del marqués marqués vivieron felices y comieron perdices.

La Bella Y La Bestia

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rase una vez un mercader que antes de irse para un largo viaje de negocios, llamó a sus tres hijas para preguntarles qué querían que les trajera a cada una como regalo. La primera pidió un vestido de brocado, la segunda un collar de perlas y la tercera, que se llamaba Bella y era la más gentil, le dijo a su padre: “Me bastará una rosa cortada con tus manos.”

Entró decidido y siguió llamando. En el salón principal había una mesa iluminada con dos candelabros y llena de ricos manjares dispuestos para la cena. El mercader, tras meditarlo durante un rato, decidió sentarse a la mesa; con el hambre que tenía consumió en breve tiempo una suculenta cena. Después, todavía intrigado, subió al piso superior. A uno y otro lado de un pasillo largísimo, asomaban salones y habitaciones maravillosos. En la primera de estas habitaciones chisporroteaba alegremente una lumbre y había una cama mullida que invitaba al descanso. Era tarde y el mercader se dejó tentar; se echó sobre la cama y quedó dormido profundamente. Al despertar por la mañana, una mano desconocida había depositado a su lado una bandeja de plata con una cafetera humeante y fruta.

El mercader partió y, una vez ultimados sus asuntos, se dispuso a volver cuando una tormenta le pilló desprevenido. El viento soplaba gélido y su caballo avanzaba fatigosamente. Muerto de cansancio y de frío, el mercader de improviso vio brillar una luz en medio del bosque. A medida que se acercaba a ella, se dio cuenta que estaba llegando a un castillo iluminado. “Confío en que puedan ofrecerme hospitalidad”, dijo para sí esperanzado. Pero al llegar junto a la entrada, se dio cuenta de que la El mercader desayunó y, después de asearse un poco, puerta estaba entreabierta y, por más que llamó, nadie bajó para darle las gracias a quien generosamente lo haacudió a recibirlo. bía hospedado. 23


Pero al igual que la noche anterior, no encontró a nadie y, agitando la cabeza ante tan extraña situación, se dirigió al jardín en busca de su caballo que había dejado atado a un árbol, cuando un hermoso rosal atrajo su atención. Se acordó entonces de la promesa hecha a Bella, e inclinándose cortó una rosa. Inesperadamente, de entre la espesura del rosal, apareció una bestia horrenda que iba vestida con un bellísimo atuendo; con voz profunda y terrible le amenazó: “ ¡Desagradecido! Te he dado hospitalidad, has comido en mi mesa y dormido en mi cama y, en señal de agradecimiento, ¿vas y robas mis rosas preferidas? ¡Te mataré por tu falta de consideración!” El mercader, aterrorizado, se arrodilló temblando ante la fiera: ¡Perdóname!¡Perdóname la vida! Haré lo que me pidas! ¡La rosa era para mi hija Bella, a la que prometí llevársela de mi viaje!” La bestia retiró su garra del desventurado. “ Te dejaré marchar con la condición de que me traigas a tu hija.” El mercader, asustado, prometió obedecerle y cumplir su orden. Cuando el mercader llegó a casa llorando, fue recibido por sus tres hijas, pero después de haberles contado su terrorífica aventura, Bella lo tranquilizó diciendo: “ Padre mío, haré cualquier cosa por ti. No debes preocuparte, podrás mantener tu promesa y salvar así la vida! ¡Acompáñame hasta el castillo y me quedaré en tu lugar!” El padre abrazó a su hija: “Nunca he dudado de tu amor por mí. De momento te doy las gracias por haberme salvado la vida. Esperemos que después...” De esta manera, Bella llegó al castillo y la Bestia la acogió de forma inesperada: fue extrañamente gentil con ella. Bella, que al principio había sentido miedo y horror al ver a la Bestia, poco a poco se dio cuenta de que, a medida que el tiempo transcurría, sentía menos repulsión. Le fue asignada la habitación más bonita del castillo y la muchacha pasaba horas y horas bordando cerca del fuego. La Bestia, sentada cerca de ella, la miraba en silencio durante largas veladas y, al cabo de cierto tiempo empezó a decirles palabras amables, hasta que Bella se apercibió sorprendida de que cada vez le gustaba más su conversación.

precisamente quien salvó con su sacrificio la vida de su padre. “¡No puedo aceptar!” empezó a decirle la muchacha con voz temblorosa,”Si tanto lo deseas...” “Entiendo, entiendo. No te guardaré rencor por tu negativa.” La vida siguió como de costumbre y este incidente no tuvo mayores consecuencias. Hasta que un día la Bestia le regaló a Bella un bonito espejo de mágico poder. Mirándolo, Bella podía ver a lo lejos a sus seres más queridos. Al regalárselo, el monstruo le dijo: “De esta manera tu soledad no será tan penosa”. Bella se pasaba horas mirando a sus familiares. Al cabo de un tiempo se sintió inquieta, y un día la Bestia la encontró derramando lágrimas cerca de su espejo mágico. “¿Qué sucede?” quiso saber el monstruo. “¡ Mi padre está muy enfermo, quizá muriéndose! ¡Oh! Desearía tanto poderlo ver por última vez!” “¡Imposible! ¡Nunca dejarás este castillo!” gritó fuera de sí la Bestia, y se fue. Al poco rato volvió y con voz grave le dijo a Bella: “Si me prometes que a los siete días estarás de vuelta, te dejaré marchar para que puedas ver a tu padre.” ¡Qué bueno eres conmigo! Has devuelto la felicidad a una hija devota.” le agradeció Bella feliz. El padre, que estaba enfermo más que nada por el desasosiego de tener a su hija prisionera de la Bestia en su lugar, cuando la pudo abrazar, de golpe se sintió mejor, y poco a poco se fue recuperando. Los días transcurrían deprisa y el padre finalmente se levantó de la cama curado. Bella era feliz y se olvidó por completo de que los siete días habían pasado desde su promesa. Una noche se despertó sobresaltada por un sueño terrible. Había visto a la Bestia muriéndose, respirando con estertores en su agonía, y llamándola: “¡Vuelve! ¡Vuelve conmigo!” Fuese por mantener la promesa que había hecho, fuese por un extraño e inexplicable afecto que sentía por el monstruo, el caso es que decidió marchar inmediatamente. “¡Corre, corre caballito!” decía mientras fustigaba al corcel por miedo de no llegar a tiempo..

Al llegar al castillo subió la escalera y llamó. Nadie respondió; todas las habitaciones estaban vacías. Bajó al jardín con el corazón encogido por un extraño presentimiento. La Bestia estaba allí, reclinada en un árbol, con Los días pasaban y sus confidencias iban en aumento, los ojos cerrados, como muerta. Bella se abalanzó sobre hasta que un día la Bestia osó pedirle a Bella que fuera el monstruo abrazándolo: “No te mueras! No te mueras! su esposa. Bella, de momento sorprendida, no supo qué Me casaré contigo!” responder. Pero no deseó ofender a quien había sido tan gentil y, sobre todo, no podía olvidar que fue ella 24


Tras esas palabras, aconteció un prodigio: el horrible hocico de la Bestia se convirtió en la figura de un hermoso joven. “¡Cuánto he esperado este momento! Una bruja maléfica me transformó en un monstruo y sólo el amor de una joven que aceptara casarse conmigo, tal cual era, podía devolverme mi apariencia normal. Se celebró la boda,

y el joven príncipe quiso que, para conmemorar aquel día, se cultivasen en su honor sólo rosas en el jardín. He aquí porqué todavía hoy aquel castillo se llama “El Castillo de la Rosa”.

Peter Pan

H

abía una vez una niña muy buena llamada Wendy, que tenía tres hermanitos, y para que éstos se durmieran solía contarles historias muy bonitas. La noche en que comienza nuestro cuento les contaba las aventuras de Peter Pan.

-Oíd, ¿Estáis viendo lo que veo yo? Hay alguien en la ventana.....Si son Peter Pan y Campanita.......... -Hola a todos, he oído que no queríais dormir y que os gustaría visitar con nosotros la isla de Nunca Jamás. -¡Sí.....sí......! -Muy bien. Campanita, échales un poquito de tu polvo -....Y siempre está haciendo buenas obras, y sabe volar, mágico. y le acompaña Campanita, que es una niña con alas de mariposa, tan pequeña que cabe en la palma de la mano, Y campanita, la niña mariposa, sacudió un poco sus y además vive en un país maravilloso, que se llama la isla alas, y en un instante los niños se encontraban volando de Nunca Jamás. junto a ella y a Peter Pan. -¡Ay Wendy......! Cuánto me gustaría poder viajar con él y no tenerme que dormir ahora, y mañana madrugar para ir al colegio. -Y a mi también......yo no quiero estar aquí. -Pero ¡será posible que todavía estéis despiertos, vamos todos a la cama!, y tú Wendy, por favor, no les cuentes más cosas. ¡Ala, buenas noches, un beso a los cuatro y a dormir! -Buenas noches papaíto. 25

-¡Mirad, mirad que pequeñita se ve nuestra casa desde el aire! -Pues yo veo por allí acercarse una isla.....¡Uy, qué bonita! -Esa es la isla de Nunca Jamás. En cuanto aterricemos, Campanita, llevas a los niños al árbol de la alegría, mientras yo voy a dar una vuelta por los alrededores del barco del capitán Garfio por si ha


hecho alguna de las suyas. -Está bien Peter Pan.

-Desde que han venido los niños sólo tiene ojos para Wendy, y a mi no me hace caso, ¡Qué desgraciada soy!.

Peter Pan, nada más llegar, se acercó a vigilar la goleta del capitán Garfio. Éste era un pirata malísimo y gran enemigo de Peter Pan, desde que por su culpa, según contaba él, le había comido una mano un cocodrilo que siempre le perseguía. En lugar de la mano, llevaba un garfio, y por eso le llamaban así. Cuando Peter Pan avistó el barco, enseguida comprendió que algo extraño ocurría, se acercó un poco más y lo que vio lo llenó de asombro.

Tanto lloraba y tan clara se oía su voz por el bosque que su pena llegó a oídos del Capitán Garfio, y éste decidió raptarla, para ver si por rabia, le decía donde podría encontrar a Peter Pan. -¡Id ahora mismo, tú “ojo oblicuo” y “tú poco pelo” a raptar a Campanita, y que no se haga de noche sin que hayáis cumplido mi orden! ¿Entendido?. -Sí, sí jefe, seguro que la traeremos. Mucho trabajo les costó a “ojo oblicuo” y “poco pelo” capturar a Campanita que volaba muy bien. Pero en un momento de descuido se hicieron con ella utilizando un cazamariposas. Enseguida se la llevaron al capitán que se puso contentísimo al verla.

-¡Dios mío, ha raptado a Flor Silvestre, la princesa india! Seguramente querrá sonsacarle donde está mi escondite. Iré inmediatamente a rescatarla del garfio de ese tunante. -¡Atención se acerca Peter Pan! ¡Socorro! -¡Al ataque! ¡Socorro! -¡Vamos! ¡Acabemos con él! -Dejádmelo a mí, yo lo atraparé. No te escaparás Peter Pan.....jajaja. El capitán Garfio lanzó un terrible mandoble sobre Peter Pan, pero éste lo esquivó y en un momento desarmó al malvado pirata.

-¡Jajaja, jajaja! Aquí tenemos a Campanita bien agarradita......jajaja......me han dicho que últimamente Peter Pan no te hace mucho caso ¿verdad?. -Pues no mucho la verdad.......como está enseñando la isla de Nunca Jamás a los niños...... -Pues ¿sabes una cosa Campanita? Eso puedo yo arreglarlo, si tú me dices dónde vive Peter Pan, yo te prometo separar a los niños de él......jajaja..... -Pero ¿promete usted también no hacer daño a Peter Pan, Capitán Garfio? -Claro querida Campanita......prometo no hacerle daño yo personalmente. -Bueno siendo así.........el escondite de Peter Pan es en el árbol de la alegría, mire en este mapa de la isla, ¿ve? Aquí.

-¡Tú si que estás listo, quieto!, si das un paso más caerás al agua y allí está tu amiguito el cocodrilo esperándote. Vamos ríndete. -Me rindo, me rindo......¡Maldita sea! Entonces Peter Pan, tomó en sus brazos a la princesa india y se alejó volando del barco de los piratas para llevarla a su campamento. La princesa y su padre, el gran jefe, agradecieron tanto lo que había hecho, que lo invitaron a él y a sus amiguitos a una gran fiesta en el poblado.

El Capitán Garfio dio un salto entusiasmado, y metiendo a Campanita en un farol para que no pudiera escapar, se puso a dar órdenes a sus hombres: -Tú “poco pelo” vas a ir inmediatamente al árbol de la alegría y dejas allí este paquete. Ten mucho cuidado que es una bomba que estallará a las 12 en punto. Así que vete rápidamente, ¡vamos, vamos!.

-Después de esta fiesta os mostraré la isla, ¿Eh Wendy, qué os parece? -Estupendo, gracias Peter Pan. -Vives en un país maravilloso.

Eran las 11 y media cuando “poco pelo” depositó el paquete en casa de Peter Pan. A las 12 menos cuarto, llegó éste con los niños y al ver el paquete lo cogió y leyó en él: “No abrir hasta las doce en punto” y firmaba Campanita.

Y así fue, fueron todos juntos a recorrer la isla. Comían sus frutos, se bañaban en sus playas, y jugaban cuanto querían......Todos lo pasaban sensacional, menos campanita, que estaba toda enfurruñada porque tenía celos de Wendy. 26


-Vaya, un regalo de Campanita, parece que suena algo dentro. Ahhhh, me da la impresión de que es un reloj, ¡qué bien!, pero hasta las 12 no puedo abrirlo, esperaré. Mientras tanto, Campanita, que había oído toda la terrible maquinación del Capitán Garfio contra Peter Pan, estaba nerviosísima, intentando salir del farol donde la había encerrado el pirata.

donde esperaba el cocodrilo con su enorme boca abierta. -¡Ah.....Peter Pan, esta vez acabaré contigo, ya estoy harto de que me estropees todos mis planes....! Estaba diciendo esto cuando tropezó con una soga y cayó al agua.

-Tengo que avisar a Peter Pan, si no salgo de aquí es- -¡Socorro, socorro, auxiliooooooo, ahhh, que se me tallará la bomba y morirán todos. Tengo que escapar come el cocodrilo....! como sea. Y efectivamente, el cocodrilo que estaba esperando la Tanta era su desesperación que rompió el farol y voló primera ocasión no tardó ni un segundo en merendarse tan rápido como pudo hacia el árbol de la alegría. Fal- al Capitán con garfio y todo. Los piratas, al ver esto, se taban sólo unos segundos para las doce. Campanita se rieron. lanzó empicada hacia el paquete que Peter Pan sostenía en sus manos y arrebatándoselo lo lanzó todo lejos que -Por favor, Peter Pan, no nos hagas nada a nosotros. Perpudo. dónanos y te prometemos cambiar de vida y ser buenos de ahora en adelante. -Pero Campanita, ¿qué ocurre, porque has hecho eso, -Está bien, así sea. porque explota el paquete como una bomba? No entiendo nada. Y los piratas se marcharon y no volvieron a hacer de las -Era todo un plan para mataros, era una bomba de ver- suyas. Peter Pan se reunió con los niños, y todos decidad, preparada por el Capitán Garfio que me raptó. Yo dieron volver a su casa para que sus padres no se preopor celos de Wendy le dije donde vivías. Por favor, Peter cuparan por la tardanza. Así lo hicieron, pero había sido Pan, te pido que me perdones, he podido mataros a to- una aventura tan bonita la que vivieron con Peter Pan, dos. que nunca la olvidaron en su vida, así que se la contaron a sus hijos cuando los tuvieron, y éstos a sus hijos, y és-¡Claro que estás perdonada! Si no es por tu rapidez, no tos a los suyos, y éstos a los suyos sé lo qué hubiera pasado. Ahora hay que ir y darle su medicina al Capitán Garfio. En un instante se plantó Peter Pan en el barco de los piratas y se los encontró a todos cantando: -“........Ahora podremos hacer muchísimas más fechorías, porque el tema de Peter Pan ha pasado a mejor vida....... ahora podremos hacer muchísimas más fechorías, porque el tema de Peter Pan ha pasado a mejor vida.......” -¡Atención, se acerca Peter Pan!. -¡Eh, maldición, está vivo, a él piratas, no lo dejéis escapar! Esta vez, Peter Pan, luchaba con la fuerza de un ejército entero, y especialmente luchaba contra el Capitán Garfio que estaba empeñado en empujarlo hacia el agua, 27


La Bella Durmiento

H

ace muchos años vivían un rey y una reina quienes cada día decían: “¡Ah, si al menos tuviéramos un hijo!” Pero el hijo no llegaba. Sin embargo, una vez que la reina tomaba un baño, una rana saltó del agua a la tierra, y le dijo: “Tu deseo será realizado y antes de un año, tendrás una hija.”

y sin ningún aviso, y sin mirar a nadie, gritó con voz bien fuerte: “¡La hija del rey, cuando cumpla sus quince años, se punzará con un huso de hilar, y caerá muerta inmediatamente!” Y sin más decir, dio media vuelta y abandonó el salón.

Lo que dijo la rana se hizo realidad, y la reina tuvo una niña tan preciosa que el rey no podía ocultar su gran dicha, y ordenó una fiesta. Él no solamente invitó a sus familiares, amigos y conocidos, sino también a un grupo de hadas, para que ellas fueran amables y generosas con la niña. Eran trece estas hadas en su reino, pero solamente tenía doce platos de oro para servir en la cena, así que tuvo que prescindir de una de ellas. La fiesta se llevó a cabo con el máximo esplendor, y cuando llegó a su fin, las hadas fueron obsequiando a la niña con los mejores y más portentosos regalos que pudieron: una le regaló la Virtud, otra la Belleza, la siguiente Riquezas, y así todas las demás, con todo lo que alguien pudiera desear en el mundo. Cuando la décimoprimera de ellas había dado sus obsequios, entró de pronto la décimotercera. Ella quería vengarse por no haber sido invitada, 28

Todos quedaron atónitos, pero la duodécima, que aún no había anunciado su obsequio, se puso al frente, y aunque no podía evitar la malvada sentencia, sí podía disminuirla, y dijo: “¡Ella no morirá, pero entrará en un profundo sueño por cien años!” El rey trataba por todos los medios de evitar aquella desdicha para la joven. Dio órdenes para que toda máquina hilandera o huso en el reino fuera destruído. Mientras tanto, los regalos de las otras doce hadas, se cumplían plenamente en aquella joven. Así ella era hermosa, modesta, de buena naturaleza y sabia, y cuanta persona la conocía, la llegaba a querer profundamente. Sucedió que en el mismo día en que cumplía sus quince años, el rey y la reina no se encontraban en casa, y la doncella estaba sola en palacio. Así que ella fue recorriendo todo sitio que pudo, miraba las habitaciones y los dormitorios como ella quiso, y al final llegó a una vieja torre.


Ella subió por las angostas escaleras de caracol hasta llegar a una pequeña puerta. Una vieja llave estaba en la cerradura, y cuando la giró, la puerta súbitamente se abrió. En el cuarto estaba una anciana sentada frente a un huso, muy ocupada hilando su lino.

llamada Preciosa Rosa, quien ha estado dormida por cien años, y que también el rey, la reina y toda la corte se durmieron por igual. Y además había oído de su abuelo, que muchos hijos de reyes habían venido y tratado de atravesar el muro de espinos, pero quedaban pegados en ellos y tenían una muerte sin piedad. Entonces el joven príncipe dijo:

“Buen día, señora,” dijo la hija del rey, “¿Qué haces con eso?” - “Estoy hilando,” dijo la anciana, y movió su cabeza. -”No tengo miedo, iré y veré a la bella Preciosa Rosa.”-

“¿Qué es esa cosa que da vueltas sonando tan lindo?” El buen anciano trató de disuadirlo lo más que pudo, dijo la joven. pero el joven no hizo caso a sus advertencias. Y ella tomó el huso y quiso hilar también. Pero nada Pero en esa fecha los cien años ya se habían cumplido, y más había tocado el huso, cuando el mágico decreto se el día en que Preciosa Rosa debía despertar había llegacumplió, y ellá se punzó el dedo con él. do. Cuando el príncipe se acercó a donde estaba el muro de espinas, no había otra cosa más que bellísimas flores, En cuanto sintió el pinchazo, cayó sobre una cama que que se apartaban unas de otras de común acuerdo, y deestaba allí, y entró en un profundo sueño. Y ese sueño jaban pasar al príncipe sin herirlo, y luego se juntaban se hizo extensivo para todo el territorio del palacio. El de nuevo detrás de él como formando una cerca. rey y la reina quienes estaban justo llegando a casa, y habían entrado al gran salón, quedaron dormidos, y toda En el establo del castillo él vio a los caballos y en los la corte con ellos. Los caballos también se durmieron en céspedes a los perros de caza con pintas yaciendo dorel establo, los perros en el césped, las palomas en los ale- midos, en los aleros del techo estaban las palomas con ros del techo, las moscas en las paredes, incluso el fuego sus cabezas bajo sus alas. Y cuando entró al palacio, las del hogar que bien flameaba, quedó sin calor, la carne moscas estaban dormidas sobre las paredes, el cocinero que se estaba asando paró de asarse, y el cocinero que en la cocina aún tenía extendida su mano para regañar en ese momento iba a jalarle el pelo al joven ayudante al ayudante, y la criada estaba sentada con la gallina nepor haber olvidado algo, lo dejó y quedó dormido. El gra que tenía lista para desplumar. viento se detuvo, y en los árboles cercanos al castillo, ni una hoja se movía. Él siguio avanzando, y en el gran salón vió a toda la corte yaciendo dormida, y por el trono estaban el rey y la Pero alrededor del castillo comenzó a crecer una red reina. de espinos, que cada año se hacían más y más grandes, tanto que lo rodearon y cubrieron totalmente, de modo Entonces avanzó aún más, y todo estaba tan silencioso que nada de él se veía, ni siquiera una bandera que esta- que un respiro podía oirse, y por fin llegó hasta la torre y ba sobre el techo. Pero la historia de la bella durmiente abrió la puerta del pequeño cuarto donde Preciosa Rosa “Preciosa Rosa,” que así la habían llamado, se corrió por estaba dormida. Ahí yacía, tan hermosa que él no podía toda la región, de modo que de tiempo en tiempo hi- mirar para otro lado, entonces se detuvo y la besó. Pero jos de reyes llegaban y trataban de atravesar el muro de tan pronto la besó, Preciosa Rosa abrió sus ojos y desespinos queriendo alcanzar el castillo. Pero era imposi- pertó, y lo miró muy dulcemente. ble, pues los espinos se unían tan fuertemente como si tuvieran manos, y los jóvenes eran atrapados por ellos, Entonces ambos bajaron juntos, y el rey y la reina desy sin poderse liberar, obtenían una miserable muerte. pertaron, y toda la corte, y se miraban unos a otros con gran asombro. Y los caballos en el establo se levantaron Y pasados cien años, otro príncipe llegó también al lu- y se sacudieron. Los perros cazadores saltaron y meneagar, y oyó a un anciano hablando sobre la cortina de ron sus colas, las palomas en los aleros del techo sacaespinos, y que se decía que detrás de los espinos se es- ron sus cabezas condía una bellísima princesa, 29


de debajo de las alas, miraron alrededor y volaron al cielo abierto. Las moscas de la pared revolotearon de nuevo. El fuego del hogar alzó sus llamas y cocinó la carne, y el cocinero le jaló los pelos al ayudante de tal manera que hasta gritó, y la criada desplumó la gallina dejándola lista para el cocido.

Días después se celebró la boda del príncipe y Preciosa Rosa con todo esplendor, y vivieron muy felices hasta el fin de sus vidas.

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