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Mascotas
El CIBERACOSO a Veterinarios
Por: Jenny García, M.V. U. de la Salle Certificada en anestesia y analgesia en pequeños animales y exóticos por CRACE, Estocolmo/Suecia Candidata a maestría de Clínica de Pequeños Animales Universidad Autónoma de Barcelona Editora de contenido de la página Tips From Vets
Un problema creciente
Los
Médicos Veterinarios no somos inmunes a esta
situación”
El ciberacoso ha sido justificado como una forma masiva de buscar aceptación ante un hecho, sin medir consecuencias del daño que puede causar
I
nfortunadamente los Médicos Veterinarios no estamos inmunes a esta situación, ninguno se ha salvado de estos ataques; se ha observado desde las clínicas veterinarias más reconocidas hasta aquellos que trabajan en labores sociales de rescate de animales.
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Cada vez crece la tendencia de realizar estos ataques de parte de algunos propietarios de mascotas o animalistas, generalmente publicando sólo su versión de los hechos ocultando información relevante, para encontrar mayor apoyo en las redes sociales y afectar la reputación del médico veterinario.
Se ha observado en varias partes del mundo que las consecuencias del ciberacoso puede generar agresiones físicas poniendo en peligro la vida del médico veterinario, también cuestionar la vocación e integridad del trabajo arduo de años, dañar las instalaciones de la clínica y sus finanzas, causar depresión y suicidio por las difamaciones en las redes sociales. Por lo tanto, estas consecuencias pueden traer problemas legales a la persona que inicia estos ataques en redes sociales.
El caso de la Dra. Shirley Koshi Expropietaria de la Clínica Veterinaria “Gentle Hands” en Nueva York, las personas iniciaron una campaña de desprestigio en contra de ella en un grupo llamado “The Veterinary Abuse Network”, con el objetivo de liberar a Karl, un gato callejero que ella acogió y que según su diagnóstico el problema de salud de Karl se debía a que realmente no era un gato asilvestrado, sino domesticado y no podría sobrevivir si volvía a la calle. La supuesta dueña decidió denunciar el caso y movilizar a decenas de asociaciones de animales con millones de seguidores en Internet que hicieron su trabajo.
Por otro lado, al médico veterinario le cuesta dar su versión mediante comunicados, pues suele ser juzgado por personas que ni siquiera conocen su servicio y clínica, sino que vienen influenciados por la difamación del dueño de la mascota que inició el ataque.
Miles de mensajes y hasta manifestaciones a la puerta de la clínica se sucedieron en esta lucha absurda por la custodia. El acoso fue tan brutal que la doctora Shirley acabó suicidándose Foto: vozpopuli.com