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El Itinerario 2019

Por el camino, la avenida que lleva su nombre y antes de llegar al convento de San Francisco, el Crucificado escucha atento la historia de San Atilano que le cuenta la escultura de mi amigo Goyo (el gran artista de la forja Gregorio Fagúndez). Le habla de un obispo zamorano, pero también le narra la vida de sus gentes, de sus miedos diarios, de sus alegrías y anhelos, porque es una procesión popular, donde no hay diferencias de clases. Donde todos caminan juntos en una tarde de regocijo. Donde comentan la vida cotidiana. Y sigue su lento caminar en la primera procesión de la primavera, como si vigilara y bendijera los campos que encuentra a su paso.

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