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NOCTURNO

A Emblema De Exposiciones

EL MUSEO EL ECO DE MATHIAS GOERITZ SOLÍA SER UN “LUGAR DE AMBIENTE”, FRECUENTADO POR ARTISTAS, VEDETTES Y LA CLASE POLÍTICA DE LA CIUDAD EN 1953

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“El Eco se convirtió en cabaret y en un restaurante en cuya barra se concentraba la gente de ambiente”, escribió Guillermo Osorno en Tengo que morir todas las noches, su crónica de 2014 sobre la noche de la Ciudad de México a finales de los años 70. Y fue así que, durante un breve momento en el tiempo, el ahora conocido como Museo Experimental El Eco, en la colonia San Rafael, le perteneció a la noche capitalina.

La historia del Eco comienza con Daniel Mont, empresario de Guadalajara cuyo principal interés eran los proyectos que mezclaban las dinámicas del arte con los restaurantes y bares, y su encuentro con Mathias Goeritz en 1952.

El encuentro de ambos en una exposición de escultura dio como resultado que Mont se convirtiera en el mecenas de Goeritz, ofreciéndole su terreno en la calle de Sullivan 43, para que hiciera “lo que se le diera la gana”. Ahí Goeritz construyó el Museo Experimental El Eco, el cual debía abarcar los intereses comerciales de su mecenas y el espíritu de vanguardia de la época. Bajo el manifiesto de la arquitectura emocional, Goeritz construyó una escultura penetrable que abrió al público el 7 de septiembre de 1953. Este espacio fue la creación de una plataforma para las artes sin precedentes en el contexto del arte mexicano e internacional de los años cincuenta.

Comenzó como un museo experimental, para después pasar a ser restaurante, club nocturno, teatro y lugar de encuentro para actividades políticas. Después de la repentina muerte de Daniel Mont en 1953 de un infarto, el proyecto expositivo entró en crisis.

El gran mural de Rufino Tamayo previsto para la pared del espacio del fondo no se realizó, salvo unos trazos vagos que posteriormente sirvieron como base para la instalación. Después, se abrió como restaurante con galería de arte el 18 de febrero de 1955.

Goeritz recibió severas críticas por parte de Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, quienes afirmaban que con su “arquitectura emocional” Mathias era una amenaza para la arquitectura moderna en México y que

“todos eran unos homosexuales”, según el testimonio. De acuerdo con una carta, Goeritz afirma que “…otro día más tarde, Diego Rivera, en el Palacio de Bellas Artes, me insultó, con mucha gracia, durante 10 minutos”.

A pesar de que en el año 2005 se intentó revivir su espíritu parrandero activando su famosa barra, el Museo Experimental El Eco comenzó una nueva etapa como un lugar de exhibición y de encuentro para las artes con horarios de visita tradicionales y registrado como Patrimonio de la UNAM.

Werner Mathias Goeritz Brunner (Danzig, 1915-Ciudad de México, 1990) fue un escultor, poeta, historiador del arte, arquitecto y pintor mexicano de origen alemán. Asociado a la tendencia de la abstracción constructiva e impulsor de la arquitectura emocional. Tras la Segunda Guerra Mundial, se estableció en México, donde dejó uno de los legados artísticos más importantes de la historia cultural del país. Fue uno de los protagonistas de la modernidad plástica y arquitectónica mexicana.

Aunque comenzó a estudiar medicina en Berlín, pronto se inclinó por las humanidades, al grado de doctorarse en Filosofía e Historia del Arte en la Universidad de Berlín. Luego de pasar algunos años en Marruecos, España y Guadalajara, en 1952 se trasladó a la Ciudad de México, donde fue contratado por la UNAM para dirigir un taller de educación visual. Más tarde, la Universidad Iberoamericana le encomienda la creación de la Escuela de Artes Plásticas. Además, se le encargó la construcción de varios proyectos (como las Torres de Satélite) que hoy forman parte del paisaje urbano. Desde entonces, su influencia fue notable en la plástica contemporánea, México se abría a la modernidad y, gracias a él, se expuso por primera vez la obra de Paul Klee y Henry Moore.

* Texto adaptado para Máspormás

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