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SOBRE EL KARMA
NUESTROS ACTOS HAN CREADO TENDENCIAS QUE DARÁN SU FRUTO, QUIZÁS CONDICIONANDO LAS CIRCUNSTANCIAS DE VIDAS FUTURAS. LOS ACTOS DE MÉRITO DARÁN RESULTADOS FAVORABLES, SIEMPRE Y CUANDO SEA UNA FELICIDAD DIVINA
Ana Paula Dom Nguez
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La historia va así. Es domingo por la tarde y una mujer empieza a sacar el uniforme que usarán sus dos hijos en la escuela al siguiente día. Está emocionada porque por fin se acaba el fin de semana y pronto será lunes y podrá irse a su desayuno semanal con sus amigas. En ese momento llega su hijo de 8 años tosiendo y lamentándose porque se siente muy mal. La mujer, desesperada, le da un antigripal y lo manda a dormir. El niño la pasa fatal y se levanta todavía con tos y un poco de gripe. “Mamá, no quiero ir a la escuela, me siento mal.” Pero le responde: “Lo siento, no puedes perder clases, te vas bien arropado y listo”. La mujer envía a su hijo a la escuela y así, felizmente, se sale con la suya y no tiene que cancelar su desayuno. A mediodía tiene que ir por su hijo a la escuela, pero el daño ya está hecho: ha contagiado a media docena de niños que no podrán ir a la escuela en los siguientes días. A este hecho (en términos de las tradiciones védicas), se le conoce como karma
Hay tres tipos de karma: el que ya fue creado y guardado, y que rendirá frutos en la vida futura; el karma forjado en el pasado (o en vidas pasadas) que da frutos en el momento presente, y el que estamos creando en este momento con nuestras acciones y nuestros pensamientos. Los karmas que ya existen están fuera de nuestro control, sólo podemos esperar a que sucedan, aprender de ellos y aceptar sus frutos con coraje y paciencia. Pero el karma que “estamos creando”, el dolor que está por venir, puede ser evitado, no al detener el acto, sino al dejar de desear los frutos de las acciones para nosotros mismos. Cuando dedicamos los frutos de las acciones a lo divino, al otro, podemos evitar el karma.
Así podemos recordar:
1. Antes de actuar o hablar, darnos un espacio, un minuto para reflexionar sobre lo que vamos a hacer o decir.
2. Enfocarnos en nuestras acciones y no en los resultados. No concluir en que hay una garantía de que lo que hagamos generará un resultado específico.
3. Practicar el desapego y ofrecer nuestras acciones a lo que sea divino para nosotros.
Aprovecho para invitarte a tomar sesiones de Kundalini Yoga que doy vía Zoom todos los lunes a las 8:00 a.m. Si ese horario no te acomoda, te envío la repetición para que la hagas cuando puedas. Vale la pena.