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EL SÍNDROME DEL CV MUTILADO
EN LOS CURRÍCULUM OMITIMOS LA VERDAD. DEJAMOS FUERA NUESTROS FRACASOS Y ESOS APRENDIZAJES
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QUE NO SE DAN EN LAS AULAS NI EN LAS OFICINAS Y, TAL VEZ POR ESO, BORRAMOS LO MEJOR DE NOSOTROS
Todo inmaculado, bien maquillado, como esas historias que se notan falsas desde que empiezas a escucharlas, así son los curriculum vitae de nuestros días: llenos de logros y súper puestos y, por lo tanto, falsos, mutilados. En 2022 más de 100,000 personas fueron rechazadas al postular a alguna plaza por no cumplir con estándares mínimos de honestidad. Los hechos asustan: uno de cada dos candidatos en México le “ha dado una maquillada” a su currículum, de acuerdo con un análisis de Midot. Pero yo ni siquiera hablo aquí de este 50% de mexicanos que miente de forma descarada sobre su perfil y habilidades profesionales. Hablo de todos los demás, de esos que, aunque no ponen cosas que no ocurrieron, sólo seleccionan las plazas con mayor brillo y destacan los éxitos, pero dejan de lado los fracasos y los aprendizajes que no se obtienen ni en las aulas ni en las oficinas: los que dejan la vida y sus azares.
Genaro Mej A
Ha sido director editorial de publicaciones como Entrepreneur y Forbes, pero siempre se ha definido como periodista. Ahora es mentor, asesor de negocios y conferencista. Desde 2019, LinkedIn lo destaca dentro de sus #TopVoicesLatam.
Síguelo en su proyecto: https://linktr.ee/BarEmprende
Me pongo yo mismo como ejemplo. Mi CV público sólo abarca del año 2000 hacia acá y borra todo lo que pasó antes. Ahí se mencionan las grandes marcas periodísticas, como El Universal, El Economista o Forbes, y los grandes puestos en esos medios, los logros y los premios.
Pero quedan fuera mis inicios, a los siete años, como pintor de brocha gorda y jardinero de las casas de las amigas de mi mamá. Tampoco aparecen mis muchos años como taxista y chafirete al volante de una combi pecera, dinero que me costó mucho ganar y que me ayudó a pagar mis estudios universitarios.
Ni qué decir que no aparecen mis grandes frustraciones como periodista, como la primera vez que quisimos relanzar el portal de El Financiero, ni todo lo que ese fracaso me enseñó, no sólo a nivel técnico, sino como líder, como intrapreneur y como ser humano.