portada
¿Han escuchado esa frase “nada es eterno”, pues, déjenme contarles mi historia.
Esto pasĂł una maĂąana de Domingo, mientras nos mudĂĄbamos por el trabajo de mi madre.
-Tomi, ¿Viste los animales que están afuera? Me recuerdan una historiadijo mamá cuando íbamos en el auto.
-Cuando era pequeña vivía en el campo de mis abuelos, como no habían muchos niños, me hice amiga de un enorme caballo negro llamado Tornenta.- dijo- Al principio le tenía mucho miedo, pero después nos volvimos inseparables.
Más tarde, luego de instalamos en nuestra nueva casa, salí a conocer el barrio con mi mamá.
De pronto, nos encontramos con un gato: -ÂżPuedo llevĂĄrmelo a la casa?- preguntĂŠ.
-Puede que sea de alguien, hijo. Ya llegará tu compañero y tu corazón lo sabrá en su momento.- dijo antes de entrar la casa.
Me acerqué a un grupo de niños para hacer amistad: -Hola, me llamo Tomás ¿Y ustedes? -Soy Nico, ella es Érica y su erizo Púas ¿Eres nuevo? -Sí, me mudé hoy. Te vi afligido, ¿Qué ocurre?pregunté.
-Estoy asustado, mi mascota se escapรณ y, por las noche, ronda un monstruo de tinieblas...-
-...que se come a los animales sin dueño y se lleva a quién lo abandonó.- dijo Nico. -He escuchado que se esconde en el cerro- dijo Érica.
-AhĂ es donde los esconde.- dijo Nico.
Convecà a Nico, Érica y otros chicos del barrio para ir a encarar al monstruo.
¡No podíamos permitir que siguiese saliéndose con la suya! Y así comenzó nuestra aventura.
Dimos muchas vueltas por el bosque.
Regresamos a la poblaciรณn, cada cual se fue a su casa, porque ya era muy tarde.
Me devolvĂ desanimado, de verdad querĂa encarar al monstruo.
Entonces lo ví: -¡Eres el monstruo roba animales!grité.
-ÂżRobar?-se puso a reĂr y la luz del atardecer iluminĂł su rostro, era humano.
Me contó que él se dedicaba a cuidar de los animales que la gente irresponsable bota a la calle. Él y todos sus perros se ofrecieron a llevarme a casa.