Aprende a relajarte
No siempre podemos evitar el estrés Hay situaciones que no dependen de nosotros, que son parte de la vida y que nos angustian y tensionan. Pero lo que siempre podemos hacer, es disminuir, manejar o eliminar el estrés que surge de ellas. Las técnicas de relajación nos ayudan a liberar la tensión física, mental y emocional, aumentando muestro bienestar, salud y nivel de energía. "Relájate, cálmate". Con frecuencia escuchamos estas palabras. Pero, ¿cómo podemos lograrlo? La relajación, como cualquier otra cosa que no sabemos hacer, es una habilidad que necesitamos aprender y practicar.
Preparación El lugar. Cuando domines la técnica, puedes relajarte rápidamente en cualquier lugar. Sin embargo, al principio es mejor hacerlo en un ambiente tranquilo, sin ruido, con luz tenue y temperatura agradable. Procura que no te interrumpan. Si te es posible, pon música tenue y relajante. Posición. Para la mayor parte de las técnicas de relajación, puedes escoger entre las siguientes posiciones: Acostado, con las piernas y brazos estirados y ligeramente separados. En una posición cómoda. Sentado en un sillón cómodo, con brazos y con apoyo para la nuca. Apoyando los pies en el piso, sin cruzarlos. Sentado en un banco sin respaldo, con la espalda recta, pero sin tensión. La ropa debe estar holgada y sin lentes de contacto, gafas, cinturón o cualquier otra prenda que te pueda molestar o causar incomodidad.
Instrucciones generales: Al repetir las frases de instrucción, es importante hacerlo concentrándonos en lo que decimos y en las partes del cuerpo que mencionamos, percibiendo sus sensaciones. Utilizar un tono pausado y monótono. No te preocupes por el resultado o tu ejecución. Estás aprendiendo y por lo tanto, no puedes esperar hacerlo muy bien en un principio. Lo importante es que vayas mejorando con la práctica. ¿Cuánto tiempo te va a llevar para hacerlo bien y con facilidad? El que tú necesites. Cada persona es diferente. Lo importante es que sigas practicando. Si puedes, en un principio, practicar la relajación con alguna persona que conozca la técnica y te vaya guiando, es mejor.
Cómo finalizar cualquier tipo de relajación. Al terminar y antes de abrir los ojos, respira un par de veces, escuchando los ruidos que te rodean. Toma consciencia de tu cuerpo y del lugar en el que estás. Flexiona los brazos y las piernas. Gira la cabeza, lentamente, hacia un lado y hacia el otro. Abre y cierra los puños. Estira poco a poco las diferentes partes de tu cuerpo. Sonríe. Abre los ojos. Levántate despacio.
Relajación breve Prepárate para la relajación. Cierra tus ojos y respira lentamente, durante varias veces. Repite lentamente, en tono monótono, las frases que se especifican a continuación. Concentrándote en lo que dices y en la parte del cuerpo a la que te refieres. Repite cada frase, las veces que se indica. Mis piernas están pesadas, muy pesadas (5 veces). Estoy relajado (1 vez). Estoy tranquilo (1 vez). Mis piernas están calientes (5 veces). Estoy relajado (1 vez). Estoy tranquilo (1 vez). Mis brazos están pesados, muy pesados (5 veces). Estoy relajado (1 vez). Estoy tranquilo (1 vez). Mis brazos están calientes (5 veces). Estoy relajado (1 vez). Estoy tranquilo (1 vez). Mi pulso está tranquilo y regular (5 veces). Estoy relajado (1 vez). Estoy tranquilo (1 vez). Mi cabeza está despejada (5 veces). Estoy relajado (1 vez). Estoy tranquilo (1 vez).
Mi frente está fresca (1 vez). Estoy relajado (1 vez). Estoy tranquilo (1 vez). Estoy en paz (1 vez). Para terminar la relajación sigue los pasos mencionados. Esta misma relajación puedes hacerla mucho más completa, si en vez de concentrarte sólo en ciertas partes del cuerpo, te vas dedicando a cada una: La pierna izquierda, la derecha, el brazo izquierdo, el derecho, la espalda, el cuello, la nuca y la frente. Requiere de más tiempo y más práctica, pero la relajación es más profunda. Si no tienes experiencia, empieza por la que te sea más fácil y date permiso de ir lográndola, poco a poco. No te presiones, en cuanto a los resultados. Haz de la relajación un hábito diario.
Relajación a través de la imaginación. Sigue los pasos para una preparación adecuada, en cuanto a lugar y posición. Cierra tus ojos y respira lentamente, varias veces. Imagina o piensa que cada vez que el aire entra en tu cuerpo, te da una sensación de tranquilidad y relajación. Cada vez que el aire sale, se lleva consigo toda la tensión y preocupación. Sigue respirando así, varias veces. Lentamente. Concéntrate en la sensación de bienestar que sientes cuando el aire entra, llenando tu cuerpo de paz y relajación. Y percibe cómo sale, alejando toda la tensión y preocupaciones. Ahora imagínate que estás en el lugar que más te gusta. Puede ser la playa, el campo, la montaña, tu cuarto o donde tu desees. Escucha o piensa en los sonidos propios de ese lugar o disfruta del silencio que forma parte de él. Con los ojos cerrados y percibe o piensa en los colores que hay en ese lugar. Disfruta de la sensación que dicho lugar provoca en ti. Es tú espacio. Un lugar seguro. En donde estás protegido y relajado. Estando allí, disfruta de la temperatura que más te gusta. Te sientes tan bien. Disfrútalo. Siente cómo eres parte de ese lugar. La tranquilidad y bienestar de ese lugar, forma parte de ti. Siente el bienestar que poco a poco va llenando tu cuerpo. Respira lentamente y relájate. Y cuando estés listo, termina la relajación de acuerdo a las instrucciones que ya conoces. Es más fácil aprender a relajarnos, cuando contamos con alguna persona que nos va guiando y nos va dando las instrucciones. Si tienes la oportunidad de grabar las instrucciones y escucharlas cuando quieras relajarte, es mejor.
Relajación luminosa. Inicia siguiendo las instrucciones generales de preparación. Respira varias veces, lentamente. Revisa tu cuerpo, recorriéndolo con tu mente, desde la cabeza hasta la punta de los pies. Piensa o imagínate que estás frente a una vela. La flama de la vela, se va volviendo cada vez más luminosa. Proporciona una sensación de calidez y bienestar muy especial. Siente, imagínate o piensa que esa calidez te va envolviendo lentamente, haciéndote sentir relajado y protegido. Ahora imagínate o piensa que la energía, calidez y relajación que surge de la vela penetra en ti, a través de la cabeza. Tu cabeza se relaja y sientes un gran bienestar. Ahora esa energía, calidez y relajación baja lentamente a tu cuello, hombros, brazos, espalda y pecho. Siéntela. Disfrútala. Siente, imagina o piensa que sigue bajando y llega a tus muslos, pantorrillas y pies. Todo tú, estás relajado.Todo tu cuerpo y mente disfruta del bienestar. Vive ese momento de bienestar y seguridad. Disfrútalo. Respira lentamente varias veces y termina el ejercicio de acuerdo a las instrucciones que ya conoces. Igual que en la técnica anterior, obtendrás mejores resultados si lo grabas con voz pausada o si practicas con alguien que maneje la relajación. Recuerda, nadie nace sabiendo. Todo lo que hacemos, aprendimos a hacerlo practicando una y otra vez. Date el tiempo que necesites.