Memoria viva del Otorongo. Colectivo Madre Tierra

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Memoria Viva del Otorongo

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Presentación del Colectivo Madre Tierra El Festival Cultural Madre Tierra aparece en la ciudad de Cuenca en 2001 por la necesidad de fomentar una cultura de respeto, empatía y cuidado del ambiente, a través de su conocimiento y comprensión. Comenzó como un festival musical pequeño organizado por estudiantes universitarios de la Escuela de Biología de la Universidad del Azuay y el Centro Universitario de Protección Ambiental (CUPA). Con el pasar de los años, el Festival fue cobrando una dinámica orgánica y generando alianzas con diversos colectivos lo que le ha permitido fortalecerse en contenido educativo, social y ambiental, incorporando talleres, charlas, exposiciones, obras de teatro bajo el tema del cuidado del ambiente y trueques, incidiendo cada año de forma más contundente en la construcción de una comunidad consciente de su ser en armonía con el entorno natural.

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En su décimo primera edición en 2012, Madre Tierra se enfocó en fortalecer un proceso más sostenido que trascienda el momento del festival, de esta manera se consolida la propuesta de formar el Colectivo Madre Tierra, para fomentar espacios y encuentros que visibilicen las formas de vida y expresiones culturales que incentivan la reciprocidad y la ética del cuidado al ambiente como su razón de ser, desde la consciencia de su espiritualidad, su arte y/o sus estrategias de subsistencia.

Es así como desde la diversidad se construye la Común Unidad: la Comunidad Madre Tierra, que pretende fomentar encuentros desde las diversas experiencias de sus miembros en la construcción de una cultura de RECIPROCIDAD Y RESPETO ENTRE SERES HUMANOS-NATURALEZA.

Desde esta mirada se han generado alianzas articulando colectivos, iniciativas y actores diversos: agroecológicos, productores urbanos, recicladores, ecólogos, taitas y mamas, yachacs, artesanos, músicos de distintos géneros, artistas audiovisuales, teatreros, danzantes, artistas plásticos, comunidades campesinas, etc. y toda propuesta que se identifique con valores que promuevan una relación armónica con la naturaleza.

Coordinación General: Diana Moscoso Lazo Coordinación de Intercambios Culturales: Sarah Hanen Bauer Coordinación de Arte y Creatividad: Marcela Orellana Calle (Mazhyx) Coordinación de Comunicación y Relaciones Públicas: Gabriela González Peñaherrera

Como precursoras de estos espacios, dentro del Colectivo Madre Tierra, asumen su servicio desde las coordinaciones:

Contacto: www.colectivomadretierra.com info@colectivomadretierra.com

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Introducción Memoria Viva del Otorongo, título de la presente obra, busca reivindicar, dentro del contexto actual, una identidad ancestral que se ha ‘encubierto’ con la modernidad y que en los rápidos ritmos que asume la ciudad desdibuja la memoria de los abuelos, el color de los huertos y el compartir con los vecinos. Desde esta comprensión, sentimos la urgencia de despertar una memoria adormecida, un saber legado de los ancestros Cañaris que habitaron las tierras de Guapondelig (llanura amplia como el cielo) actualmente llamada ciudad de Cuenca. Desde siempre Cuenca ha resaltado por su belleza natural favorecida por los cuatro ríos que la atraviesan: el Tomebamba, el Yanuncay, el Tarqui y el Machángara que se forman a partir de las lagunas del El Cajas. De los cuatro, el río Tomebamba es el mayor y destaca por el paisaje de sus orillas que recogen gran parte de la historia de sus habitantes, las aves, arboles, plantas, las personas…

Debido al crecimiento de la ciudad los ríos se han ido contaminando, dado que recolectaban las aguas servidas de la ciudad; así, las hondonadas naturales como El Otorongo, que hace tan solo 50 años era el espacio de encuentro de las familias de bañistas, principalmente de los barrios San Sebastián y San Roque, van quedando en el olvido. En la actualidad pocos hablan del Otorongo como el espacio vital que alimentaba la alegría de niños, jóvenes y adultos con sus aguas frescas; pocos se detienen a contemplar la belleza natural que rodea a los barrios, pocos practican la reciprocidad con su entorno natural y con sus vecinos. Así como se pierden los lugares naturales de encuentro, se va perdiendo en la memoria y la practica la vida del barrio o vecindario, aquella comunidad que en la actualidad, dentro de un sistema de valores impuesto por la modernidad, ha desdibujado los lazos de la solidaridad por la desconfianza, inseguridad e individualidad.

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Quienes son parte de un barrio tienen mucho en común con los demás y esta comunidad de intereses lleva a intensificar la conciencia de ser parte de un entorno de cercanía. El barrio es parte de la ciudad y a la vez un entorno en el que sus habitantes se sienten unidos por la presencia de elementos e intereses comunes. Desde estos elementos e intereses se teje una memoria, una identidad que será la guía para las acciones cotidianas, si alimentamos espacios de encuentro que nos vinculen con una memoria viva que se inspira en la belleza que nos rodea, con la memoria de los abuelos que abrazaron aguas frescas, recuperaremos esa identidad de unidad, de cuidado, de reciprocidad con quienes compartimos un espacio común, un espacio de vida, nuestro barrio. Así, los niños de hoy serán los futuros abuelos que han podido disfrutar de las aguas limpias del Otorongo. Partiendo de ésta mirada se han tejido historias con los pobladores de los barrios San Sebastián y San Roque que procuran este encuentro con la Memoria Viva del Otorongo. De igual manera, así como alimentaron las páginas de este libro, las historias de San Sebastián y San Roque fueron la base para inspirar a los artistas plásticos y a

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la comunidad que realizaron en minga la construcción de un gran mosaico de vidrio de colores instalado en los muros de las escalinatas de la actual Plaza del Otorongo. Así también, las historias permitieron la creación de la obra escénica denominada Memorias de Marco Sánchez, como un homenaje a un gran artista que con su lápiz y papel ha alegrado el corazón de generaciones en la ciudad de Cuenca. Todo este trabajo: el libro, el mosaico comunitario y la obra Memorias de Marco Sánchez, es fruto de la gran memoria viva que es ancestral y es presente: La minga. En la segunda parte del libro, con poesía y color, valoramos esta práctica. Gracias al apoyo de diversos artistas y amigos que con su palabra escrita, sus ilustraciones y creatividad dan significado a nuestro ser andino desde valores esenciales como la reciprocidad. Así, en el libro Memoria Viva del Otorongo se ofrece el resultado de un arduo trabajo de cientos de manos que experimentaron, a través de diversos espacios y artes, la vivencia del transitar de una historia donde los principios de reciprocidad y respeto se practican procurando el bien vivir de todos y todas en armonía con la naturaleza.


El Colectivo Madre Tierra agradece de forma profunda a todos quienes apoyaron la construcción de este sueño desde realidades. Damos un agradecimiento especial a Oswaldo Tamariz y a Francisco Carrasco, quienes creyeron en la propuesta, tanto del Mosaico Comunitario como en el Libro; su apoyo fue fundamental para consolidar este trabajo en beneficio de nuestra comunidad.

En la imagen de izquierda a derecha: Sarah Hanen Bauer (Coordinación de Intercambios Cultu-

Equipo técnico del libro Memoria viva del Otorongo Coordinación General: Diana Moscoso Lazo Coordinación de registro y compilación de historias: Janeth Cajamarca Equipo de registro y compilación de historias de vida: • Gabriela González Peñaherrera • Andrés Pacheco • Francisco Guerrero • Diana Moscoso Lazo Investigación, compilación de información y armado de textos: Verónica Puruncajas Fotografía: Juan Picón, Richard Cawsey, Sarah Hanen Bauer Coordinación de Ilustraciones: Marcela Orellana Cuidado editorial y corrección de textos: Andrea Torres Armas Diseño y Diagramación del libro: Ximena Moscoso Diseño y desarrollo de cd multimedia: DUOTICS

rales del Colectivo Madre Tierra), Marcela Orellana (Coordinación de Arte y Creatividad del Colectivo Madre Tierra), Marco Sánchez y Diana Moscoso (Coordinación General del Colectivo Madre Tierra). Fotografía: Juan Picón. 2014.

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Agradecimiento y presentación… Memoria viva del Otorongo Otorongo, el felino volador Espíritu niño que observa, se maravilla, crea y recrea… Gracias a Julio Machado por compartir su mayor arte, el arte de vivir… El siguiente texto refleja la magia de conectarse con el espacio que habitamos, la capacidad de abrazar sus secretos guardados en el arte, la palabra, los sonidos, las formas ancestrales y presentes que dan sentido a la identidad del ser y del espacio que habita y que lo habita… Gracias a Julio por darnos una renovada lectura del simbolismo que alimenta nuestra Tomebamba–Tumaipampa como él lo decreta, desde un aprendizaje transmitido por el tumi y por el otorongo a los buscadores que trascienden conceptos que pretenden ser únicos y fijos pero que desde la experiencia de vida podrán tomar diversas formas, pues el saber, al igual que la vida, transmuta, transita en sus ciclos y vuelve al origen para poder renacer… Gracias Julio por tu mirada y palabra de colibrí, porque así como el ave buscan el dulce secreto escondido en la belleza de la naturaleza para digerir su esencia, alimentar su corazón y dar fuerza al vuelo que inspira a los buscadores de la verdad… Rostro… Julio Machado

Diana Moscoso Lazo.

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La motivación del buscador… Considero fundamental saber algo de las raíces culturales de la región donde se ha nacido, cuanto más si se ha vivido toda la vida en esta tierra. Propongo en este escrito el posible valor ritual y significado que le debieron dar al Otorongo las antiguas culturas que nos antecedieron y que se vincula directamente a nuestro entendimiento del lugar en que habitamos, un entendimiento que ha quedado en nuestra memoria colectiva y que en nuestra historia oral, local ha dado forma a la Isla del Otorongo, al hondo del Otorongo, a la Plaza del Otorongo… al Otorongo el felino volador. Mi propuesta está dirigida desde el arte, oficio del cual he vivido casi toda mi vida, entendiendo además que el arte es escritura y por lo tanto está sujeto a la lectura. Siempre me llamó la atención en muchas de las exposiciones ver que los artistas plasmaban los diseños de nuestras culturas milenarias y se referían a estas como figuras ‘precolombinas’, así no más a secas, desentendiéndose de su signo y símbolo con títulos como: ‘cruz precolombina’, ‘serpiente precolombina’, ‘felino precolombino’, etc. Al tratar de símbolos y sistemas de significación, estamos hablando de semiótica, que es la ciencia general de los signos1. Si aceptamos 1

Barrionuevo, Alfonsina (1997). ‘QOA El felino volador. Un fabuloso hallazgo arqueológico realizado en las galerías subterráneas de Tiknay, Arequipa, sacude al mundo

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semánticamente que escritura es todo sistema gráfico para transmitir información y que la cultura es un proceso de esquemas de significación, entonces aceptaremos que la escritura simbólica de la antigüedad andina también ha tenido un campo tan vasto de expresión y desarrollo con la escritura alfabética de los euro-asiáticos2. La experiencia vivida… Recuerdo mi interés por nuestras culturas al conocer el museo arqueológico del Colegio Benigno Malo del cual fui alumno, luego de esta visita, que fue en el primer curso, me quedé maravillado con lo que vi y me preguntaba qué habrían representado aquellas figuras de cerámica, piedra, hueso, conchas y metales que tanto me impactaron. Empecé a ser más observador y a preguntar a quienes me podían hablar sobre el tema. También las bibliotecas fueron de gran ayuda. Pero muy poco fue lo que conseguía saber. En 1995 con mi taller galería comienzan a cambiar las cosas con la adquisición de las primeras piezas arqueológicas que hacen parte de mi colección. Dos años después llega a mis manos la Revista Humboldt Nº 120 con un artículo muy interesante: ‘Qoa: El Felino Volador…’. El artículo relata un fabuloso cultural de Perú’ en Revista Humboldt. Pág. 60-61.

2 Milla Villena, Carlos (2002). AYNI, Introducción a la Paleosemiótica. AMAURU-WAYRA. Asociación de Investigación y Comunicación cultural Andina; KAWSAY–Centro de culturas originarias.


hallazgo arqueológico realizado en galerías subterráneas de Tiknay-Arequipa, hallazgo que sacude al mundo cultural de Perú. La información sobre el otorongo despierta mi interés sobremanera y quiero aprender más para cubrir los vacíos que quedan. En 1999 viajo a Bogotá contratado por la Escuela de Artes Santo Domingo para dictar un curso de repujado y cincelado en metales y aprovecho la cercanía del Museo Del Oro para visitarlo frecuentemente, lugar en el cual empiezo a leer el arte ancestral. En el 2000 asisto a mi primera ceremonia shamanica en Pumapungo y es aquí donde se aclaran mucho más las respuestas, vivenciando muchos rituales se va manifestando el misterio de nuestras culturas. En el 2002 conozco al Amauta Carlos Milla Villena, quien a través de sus conferencias y libros difunde la ciencia de nuestras culturas indígenas. A partir de este tiempo profundizo el estudio y el entendimiento de nuestro pasado cultural. Continuando mi encuentro con la sabiduría andina, en el año 2010 tuve la suerte de conocer en una ceremonia del solsticio de invierno en Quitsato al presidente de la lengua quechua3 del Perú, al yachac 3

A lo largo del texto se encontrarán las palabras ‘quechua’, ‘quichua’ y ‘kichwa’ escrita de distintas maneras; esta diferenciación obedece a que el nombre de esta lengua tiene

Santiago Agui más conocido como Taita Shanti, estimado amigo que vive en Huanuco. En la experiencia con Taita Shanti guardo un preciado momento que abrió mi percepción para hilar varios aprendizajes en mi transitar y que me permiten hoy lanzar más preguntas que respuestas en cuanto al simbolismo guardado por nuestra tierra. Llegamos a Cuenca con Taita Shanti y él, compartiendo con el grupo en el espacio abierto de Pumapungo, habló de las toponimias y nos explicaba que para entender si sus sonidos, su fonética y escritura son correctos, se debe constatar in situ, contemplando la geografía, los animales y sus sonidos, las plantas, las flores y sus frutos, los elementos, etc.; tarea compleja para los que no somos quichua hablantes, ya que como ‘castellanizados’ pronunciamos las palabras sin experimentarlas, nos contentamos con memorizarlas tratando de entender sus reglas ortográficas. Ante la enseñanza del Taita Shanti surge en mí otra interrogante que le planteo de inmediato: “El nombre inca de esta ciudad, ¿se dice que es Tumibamba o Tumipampa?”. Este momento es de absoluto silencio, el variaciones dependiendo de su uso. De esta manera, quechua es como se conoce a la lengua en Perú y Bolivia; quichua es el nombre en castellano que se da a la lengua en todos los países andinos y, finalmente, kichwa o runa shimi, es el nombre usado por los hablantes de esta lengua en Ecuador. De igual manera, se adaptado la grafía de las palabras de este idioma a cada uno de los contextos usados en cada contexto.

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taita observa toda la geografía, cierra los ojos, susurra palabras y luego dice: “Creo que debe ser Tumaipampa, la planicie del principio y el fin…”. A lo que yo pregunto nuevamente: ¿El principio y el fin de qué?”. En ese instante observa el espacio, señala con su mano el horizonte y realiza un trazo desde el naciente hasta el poniente, es decir, dibuja una forma abovedada y concluye: “del recorrido solar” —y comenta—: “es que todas las culturas ancestrales tenían relación con el hanan pacha4”.

su forma en la Isla del Sol. Los pobladores de las partes altas donde cae la lluvia con fiereza, entre truenos, rayos y relámpagos, afirman que en ciertas ocasiones ven primero un felino desplazándose por los aires entre las nubes grises. Sin duda es el señor de la tempestad y sale casi siempre de los pugyus o manantiales, o cerca de ellos, para fertilizar la tierra. Esta terrible criatura lanza rayos y relámpagos por sus ojos y sus rugidos y ventosidades son los truenos. Finalmente, al caer sus orines se transforman en lluvia…

Entonces, Tumaipampa es la planicie del principio y el fin del recorrido solar…

Kauffman Doig dice que a miles de metros sobre el mar, en la sierra, también es posible observarlo en las noches claras, entre mayo y octubre. El contorno del felino se aprecia en una constelación dentro de un marco celestial de estrellas, desplazándose majestuosamente en el cielo…

Interrogantes y respuestas… aprendiendo de Qoa el Volador: El Otorongo El Arqueólogo Federico Kauffman Doig refiere que en Arequipa se conoce al felino volador como Qoa. En las comunidades campesinas del Qosqo (Cuzco) le dicen Osqoyllo, que en quechua quiere decir huraño, receloso y puede ser también un puma. En el Altiplano es Titi, y la traducción del nombre del Lago Titiqaqa es “el lago del puma de piedra”, donde existe una peña con 4 Hanan Pacha: en la mitología inca el mundo aparecía compuesto por cuatro planos: Hakaq Pacha (mundo del más allá); Hanan Pacha (el mundo de arriba); Kay Pacha (el mundo de aquí) y Uku Pacha. En la práctica, solía haber en el Tahuantinsuyo una división dualista complementaria entre Hanan y Urin (o Uku) aunque no queda claro si esta división Hanan/Urin implicaba un recíproco y progresivo pasaje desde el Hanan (lo superior, lo solar, lo viril, etc.) a un Uku o Urin (lo bajo, lo oscuro, lo femenino) y así en ciclos (A. Manga, 1994). 12

El fabuloso felino volador cuya presencia mítica se da en varias culturas, remontándose 4.500 años de la era actual, adquiere alucinantes proyecciones al ser encontrado en caprichosas lavas polícromas de piedra que pueden tener de 1.000 a 6.000 años, en una comarca volcánica de los Andes del Sur. En ellas, otorongos o jaguares voladores, algunos coronados o con rayos que muestran las patas abiertas como alas, aparecen entre cientos de pinturas rectangulares y circulares, junto a eclipses con dos o tres lunas, fantásticas puestas de sol, extrañas lunas con aves como ruedas, arcoíris atrapando al astro rey en su interior,


zorrillos de esponjadas colas, curiosas culebras bicéfalas, seres humanos invocando a un ser supremo y una infinidad de figuras que indican la imaginación desbordante de un grupo de hombres prehistóricos que se detuvieron allí años para dejar testimonio de su paso5. Jaguar Masculino Sol Oro Día Activo

Puma Femenino Luna Plata Noche Pasivo

Con estos registros arqueológicos se evidencia la grandeza de este símbolo inca, el felino volador, el otorongo. Con estas comprensiones y toda una experiencia vivencial enriquecida de personas que han dedicado su vida a valorar el saber ancestral andino, llega a mí un pensamiento e interrogante de la Isla del Otorongo, recordando los baños rituales, quizá quedó en la memoria colectiva como una costumbre la de bañarse en “el hondo del Otorongo” como un ritual de purificación y de sanación en un santuario de los felinos cósmicos, del jaguar y del puma, ya que en la cosmovisión andina es importante la dualidad como una perfecta relación: 5 Barrionuevo, Alfonsina (1997). ‘QOA El felino

volador. Un fabuloso hallazgo arqueológico realizado en las galerías subterráneas de Tiknay, Arequipa, sacude al mundo cultural de Perú’ en Revista Humboldt. Pág. 60-61.

Existen grandes piedras en las orillas del río Tomebamba junto a la llamada Isla del Otorongo, sobre estas reposaba un gran tronco de árbol que servía como puente y lugar para lanzarse al río. Cabe mencionar que la piedra que está junto a la orilla que da a la avenida 3 de Noviembre es de un color cobrizo y la que se encuentra en su lado opuesto es de color gris. Me atrevo a pensar que la cobriza representa al jaguar y la gris al puma. Corre así entre los dos felinos cósmicos el agua para fertilizar la tierra. Es notoria también otra piedra grande y gris en el interior de la Isla en la parte superior; es posible que en esta se realizaran rituales del fuego, ya que los Otorongos se les otorga poderes de lanzar rayos y relámpagos de sus ojos. Recordando la herencia Inca tenemos dos santuarios de felinos voladores en la actual ciudad de Cuenca, El Otorongo y Pumapungo… Mi segunda interrogante vinculada al Otorongo es con relación a la interpretación del nombre Inca Tumipampa que todos los historiadores la conocen como “Valle de los chuchillos”, para mí este nombre resulta muy extraño y sugestivo a la vez. Desde las diversas formas de escritura plantea inquietudes Tumibamba, Tumipampa o Tomebamba, siendo el último un nombre castellanizado. Tumipampa o Tumibamba, expresión compuesta por dos fonemas:

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Tumi-Pampa o Tumi-Bamba. Desde mi experiencia como orfebre puedo decir que los tumis que me solicitaban mujeres del Cañar tienen una forma abovedada y no semilunar como varios autores plantean. Estos objetos (joyas en plata) son considerados de mucha importancia en la vestimenta de los cañaris (y otras culturas indígenas). También he realizado tumis para uso ritual de forma abovedada y siempre con diversidad de diseños en su interior como venados, jaguares, guacamayas, colibríes, serpientes, etc. A continuación la descripción de tumis según la Guía didáctica de la arqueología ecuatoriana: “Tumis, de forma semilunar, los hay de varios tipos, algunos correspondientes a herramientas, armas y otros a piezas de uso ritual, inclusive las destinadas a trepanación de cráneos. Recordemos que Tumibamba o Tomebamba es el nombre Inca de la ciudad de Cuenca…”. Para mí, por algunas razones, constituye una pieza de interés especial la figura que se expone a continuación y que se encuentra dentro de la Guía Museo de las cultura aborígenes (Juan Cordero, 2011) de Cuenca-Ecuador; que es base de una interpretación diferente del nombre Inca de la ciudad. Tema que trataré más adelante.

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Representación de un tumi registrado en la Guía de las Culturas Aborígenes de Cuenca

Entonces, Tumipampa se traduce como “Valle de los cuchillos”. Esta denominación sugiere que en este espacio geográfico el uso de este instrumento fue notorio como para que se le diera tal nombre. El uso como herramienta pudo haber sido diverso, al igual que su empleo en ceremonias, pero si se empleó para realizar trepanaciones craneanas, hablamos de grandes conocimientos en la medicina. Tocando el último punto: ¿quizá debamos comprender que hubo un grupo de yachakunas expertos en esta o en diferentes tipos de operaciones? Mi propuesta es ver


al tumi sobre todo como un instrumento astronómico. Voy a plantear esta propuesta con el estudio de una pieza cerámica de la cultura JamaCoaque que representa a un otorongo o felino volador y al tumi de la Imagen 1. Retomando las enseñanzas de Taita Shanti donde señala que Tumaipampa puede ser entendida como la planicie del principio y el fin del recorrido solar… la figura del otorongo, coronada por un tumi cobra un renovado sentido. En la cara del otorongo se observa una nariguera y dos espirales en su frente, rematado con una diadema ondulante en la que se destacan dos soles. En la parte posterior de la cara se levanta un tumi desde sus hombros y aquí se observa nueve soles. A mi parecer, se puede concluir que sobre este tumi está trazado el recorrido solar. Según Mora6 (1967) al observar e interpretar la imagen del tumi —como se muestra en la Imagen 1— se considera al tumi como un punzón de pedernal y otros materiales que servía como cuchillo o lanceta utilizado para apuñalar, degollar y herir. Desde la experiencia antes compartida, considero que el tumi del gráfico está invertido y sus diseños no son adornos. Si dejamos de ver este tumi 6

Echeverría Almeida, José (2011). Glosario de Arqueología y temas afines. Quito: Instituto Nacional del

Representación de un otorongo de la cultura Jama-Coaque con un tumi en la cabeza

como una pieza semilunar y la observamos con su forma abovedada, en seguida vemos que los ‘adornos’ son dos figuras humanas con las piernas flexionadas, sus brazos abiertos horizontalmente sosteniendo tres columnas, sus cabezas están rematadas con grandes birretes de forma triangular, sobre estas aristas está una línea horizontal de la que salen espirales, todas en el mismo sentido, no olvidemos que las espirales representan movimiento constante. Para una mayor comprensión y visualización de este enunciado se comparte la imagen del tumi desde otra percepción donde se deja ver mejor el detalle de las figuras en su interior:

Patrimonio Cultural del Ecuador.

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pues es un shaman, palabra proveniente de la Siberia, del idioma tungu, que significa ‘el que sabe’ o deriva del verbo sha, saber. Nuestra palabra es yachac, mujer u hombre de conocimientos, el yachac está siendo instruido por el espíritu del otorongo a manera de envolver al ser humano. Según las culturas antiguas, los humanos tenemos un animal de poder y en esta escultura se manifiesta esta característica.

Percepción de la representación gráfica del tumi que es parte de la exhibición del Museo de las Culturas Aborígenes de Cuenca visto desde otro ángulo, dando un giro de 180°.

Para mí este tumi representa el nombre inca Tumaipampa: planicie del principio y fin del recorrido solar y quizá algún día sea una pieza ícono de nuestra ciudad que recuerde la importancia de una de las sabidurías que nos antecedieron enriqueciendo nuestra identidad cultural presente y futura. Para terminar, me gustaría compartir otra figura del otorongo, que a pesar de ser distinta guarda la misma significación profunda de la dualidad en unidad del felino volador y de la vida. A veces se ha interpretado esta pieza como que el otorongo está devorando al humano, otras personas piensan que es un astronauta con casco. Pero esta es una malinterpretación

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Representación del Otorongo de la Cultura Jama-Coaque


El jaguar ‘Mosaico Comunitario: Memoria Viva del Otorongo’. Producción y realización Colectivo Madre Tierra. 2013. Fotografía: Juan Picón

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Las vivencias de los barrios del otorongo Barrio San Roque De grandes huertos, leyendas de un barrio tradicional lleno de recuerdos. La zona del Otorongo está compuesta por dos tradicionales barrios, el primero, San Roque; sector de antiguos huertos donde se cultivaban las hortalizas y el maíz para vender en el mercado interno de una pequeña ciudad llamada Cuenca. Al tiempo de los cultivos se resalta un clima ligeramente más cálido que en el centro y propicio para la siembra de caña de azúcar, árboles frutales hasta café. Además de esta riqueza natural San Roque es la cuna de bellas quintas, leyendas y grandes artistas. Los moradores más antiguos han recordado, a lo largo de estos años, al barrio como el lugar mágico de donde se desprenden su infancia y vida. Reconocido por ser la entrada desde el sur, este lugar vio ingresar a grandes militares como Antonio José de Sucre y su tropa de héroes, comerciantes a caballo con las cosechas

frescas para vender en las plazas o mercados, e indígenas, campesinos y campesinas ‘togados’5 con dirección a la misa dominical. Con el paso del tiempo, este lugar lleno de frutos tuvo la necesidad de un punto de encuentro. Como una ‘mini’ ciudad, cerca del río, se encuentran la plazoleta central, la iglesia y casas con arcos de hermosa arquitectura. Cada rincón cuenta con su historia. La plaza central con forma trapezoidal, tiene en su centro un claro homenaje al héroe que paseó por las sendas del barrio, el Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre. En uno de sus costados está la pileta grande y circular rodeada de flores y árboles, lugar ideal para el deleite del famoso juego de carnaval. Sin olvidar, la presencia de un pozo de agua frente al convento.

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Plaza de San Roque. Fotografía tomada por Juan Picón. 2014.

En un inicio, la iglesia fue una pequeña ermita construida a mediados del siglo XVIII, posteriormente se convirtió en un templo en 1875, erigido sobre los cimientos del santuario. En 1927, el religioso Antonio Herrera fue el encargado de levantar una iglesia más grande con una particular fachada que se terminó en 1940, bajo la dirección del padre Agustín Cañizares. Lamentablemente, en 1978 se desploma una gran parte de la pared y el tumbado

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de la iglesia. Seis años más tarde, con el auspicio del arzobispo monseñor Luis Alberto Luna Tobar, el arquitecto Bolívar Lupercio Buestán proyecta y construye una nueva iglesia. Esta renovada infraestructura refleja simetría axial en su fachada. Pilares y columnas gigantes, base de mármol, tres puertas y, sobre ellas, ventanas son las características más notorias de la iglesia.


Iglesia de San Roque. Fotografías tomadas por Juan Picón. 2014.

Lo que actualmente conocemos como los predios de la Universidad de Cuenca, antaño eran amplios potreros con ciénagas, brotes de agua con remolinos y una cancha de vóley.

quinta la que llena de recuerdos la memoria de Azucena Vintimilla, de 75 años, quien ha pasado casi toda su vida en este lugar.

Pero el ambiente mágico no solamente estaba regido por la plaza central, sino por las maravillosas edificaciones que se erigían en medio de manzanales y naranjos. Una de ellas y, tal vez, la más emblemática es la Quinta Guadalupe, actualmente ancianato Santa Ana, construida en 1908. Es esta

Ella cuenta que desde niña vivió en la quinta junto con su papá, mamá, hermana, abuelo y abuela. Una vida más concentrada en el núcleo familiar le permitió experimentar años junto a sus seres queridos y conocer una dinámica distinta frente a la citadina, pues a sus 8 años sus padres decidieron “vivir en

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Imagen 7. Dibujo de la Quinta Guadalupe. Ilustraciรณn: Daniela Leรณn. 2014.


Cuenca” y dejar el campo, debido a la gran distancia que implicaba recorrer todos los días para acudir a la escuela. A pesar de ello, su infancia estuvo rodeada de cipreses, albaricoques y reina claudias. Las visitas eran cosa diaria, atraídos por la hermosura de un gran jardín colorido, las amistades de sus abuelos llegaban a pasar agradables tardes. Dentro de una casa señorial se encontraban frescos y una jaula inmensa con varios tipos de aves, especialmente canarios, que ambientaban día y tarde con sus cantos. Las tradiciones se han reflejado en todo lugar, su abuela disponía la comida, la limpieza y el orden del jardín, y por las tardes, cosía. Las noches eran ideales para escuchar música, mientras las pequeñas jugaban con bolas, a los magos, etc.; obviamente, la hora de dormir era temprana. La dinámica de vida era pacífica y tranquila. Los horarios fijos regían: el almuerzo a las 12h30, el café a las 2h30 pm, y a las 6h00 de la tarde, la merienda; a las 7h00 de la noche rezaban el rosario; a las 8h00 pm escuchaban música y a las 9h00 pm todos iban a dormir. (Imagen 7). Este ritmo de vida estaba acompañado por una valiosa biblioteca con una amplia variedad de literatura, filosofía y arte.

La distancia no era un impedimento para la educación de Azucena y su hermana, ella cuenta que existía un bus amarillo, que venía desde Baños. Los niños y niñas que acudían a clases contaban con unos tickets, que entregaban al subir el bus y el chofer pasaba por una especie de reloj y pasaban. Continuando hacia el sur, la naturaleza estuvo siempre presente. Lucía Salcedo de Ramírez comenta que al casarse tuvo que mudarse hacia San Roque, actual sector del colegio Antonio Ávila: “Era un solo bosque, no existía la avenida Remigio Crespo y bajaban corrientes para nutrir un molino de agua, donde lavaba los pañales de mi primer hijo”. La casa de sus suegros contaba con lagunas llenas de patos y un hermoso jardín. (Imagen 8.) A medida de que la ciudad crecía, San Roque también adoptaba una nueva personalidad, ya no solamente era el ingreso de la ciudad, el paso obligado de cosecha fresca, ni el paraíso de huertos, sino brotaban los artistas y la vida cultural bohemia. Conocida por ser la cuna de grandes representantes como la familia de César Dávila Andrade, poeta y escritor, en la calle Loja, y Rafael Carpio Abad, compositor, músico y autor de la reconocida ‘Chola cuencana’, quien vivía en la casa del farol. Además, se daba la Fiesta de la Lira, encuentro de los máximos exponentes de literatos nacionales e internacionales, que cantaban sus prosas inspiradas en el río Tomebamba y hermosas mujeres.

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Imagen 8. Dibujo de la Escena del relato del molino de Agua. Ilustraciรณn: Priscila Urdiales . 2014.

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Fachada actual de las casas de la Calle del Farol. Fotografía: Juan Picón. 2014.

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Imagen 10. Fotografía (1937). Fiesta de la Lira en la Quinta del Sr. Daniel Toral Malo. Fuente: Banco Central del Ecuador (1983). Cuenca Tradicional. Pág. 120.

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Las conocidas ‘Pitimuchas’ también pertenecían al emblemático San Roque. Preparaban cuyes y brindaban unos ‘traguitos’ hasta que algún visitante se interesaba por pedirles un beso. De ahí proviene su sobrenombre, pues las hermanas Castilllo tenían una particular característica, sus pequeñas bocas. Ellas vivían en la Quinta San José, cerca de la Radio Popular.

Pero nada podía opacar al delicioso aroma de la típica fritada de los comedores de Emilia Cartagena, Luis Sigüenza y Julia Roldán que envolvían a los forasteros. De igual manera, se encontraban emblemáticas cantinas que distraían la cotidiana vida de la ciudad pequeña. Doña Virginia, doña Carmela y las mismas ‘Pitimuchas’ brindan medias botellas a cambio de económicos precios.

A la izquierda fotografía ambientada de una escena de la cantina de las Pitumuchas. A la derecha fotografía ambientada de una escena de ‘las diabluras de Paco Bermeo’, cuando se hizo pasar por cura con las señoras del barrio. Obra de teatro Memorias de Marco Sánchez producida por el Colectivo Madre Tierra. Fotografía: Juan Picón. 2013.

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Personajes particulares como el papá de ‘Paco’ Bermeo, gritaba en su ‘chuma’: “¡Soy el diablo Bermeo!”. Hasta corren los rumores que una noche incursionó en la torre del campanario de la iglesia y proclamaba blasfemias contra la iglesia. Este barrio no solo se ha caracterizado por el bagaje de tradiciones, sino por singulares leyendas que envuelven el

silencio de la noche sanroqueña. “Cuenta la leyenda que de tanta bebida, un día le levantaron la mano al párroco, el padre Cañizares, y como maldición lanzada por él aparecieron los ututos, animales largos y negros que en la noche les brilla los ojos”. Los pobladores temían a estos insectos ya que inundaban sus hogares, la iglesia y terminaban con los árboles frutales.

Escena de la llegada de los ututos del ‘Mosaico Comunitario: Memoria Viva del Otorongo’ obra producida por el Colectivo Madre Tierra. 2013. Fotografía: Richard Cawsey

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De las historias vinculadas a las dos plazas del Farol y del Carbón surge el personaje de La viuda del farol una historia compartida por doña Carmela Jiménez: “Cuentan de una mujer de la aristocracia que se quedó viuda y teniendo guagua se dedicaba a la ‘vida alegre’ y encargaba su pequeño hijo al cuidado de cualquier vecina. Una noche, todas sus amistades se negaron cuidar a su criatura, ella en la desesperación de no perder al pretendiente de turno, acurrucó al pequeño en unos matorrales de las orillas del río Tomebamba y salió a la parranda. Al regresar en busca de su hijo, nunca lo encontró, pues la corriente del río lo había llevado. Desde ese día, regresa todas las noches vestida de negro con un farol en su mano y con lloros a continuar la búsqueda de su primogénito”. Los moradores del barrio no querían salir a la plaza, por miedo de la viuda y ahora el sitio que acoge esta historia es conocido como la Plaza del Farol en honor a este personaje, porque sus sollozantes suplicas aterrorizaban el ambiente. Y las leyendas no terminan ahí; junto a la Plaza del Farol se encuentra la Quinta Violeta construida a finales del siglo XIX por la familia Sánchez Dueñas; en 1930 fue vendida a la familia González Bayas. En 1954, nuevamente, fue vendida a la señora Elsa Valdivieso de Guillén, quien vivió hasta 1980, y en su honor, en 1999,

cambia de nombre a Villa Elsita. Actualmente pertenece al Municipio, el cual recibió en contribución comunitaria y fue el encargado de la restauración, desde abril del 2003 funciona Acción Social Municipal. Sin desviarnos del tema de las leyendas, desde la Quinta Violeta o Villa Elsita proviene la historia del asesinato de la dueña de la misma por parte de su empleada, y esta joven se apoderó de toda la fortuna de la occisa. (Imagen 14). Dentro de las leyendas de San Roque no puede faltar El cura sin cabeza y Las brujas de San Roque. Del cura sin cabeza se cuenta que un sacerdote que con hábil maniobra, se vestía con una capa muy larga cubriendo su cabeza para atemorizar al populacho que por la noche transitaba por los barrios oscuros y solitarios. Estas personas seguían al reverendo hasta verlo aterrizar por los jardines eróticos de su ‘querida’. Según cuenta la historia, este sacerdote prefería el barrio de San Roque, al cual iba casi todas las noches, pero, como no hay cosa que no se descubra, se lo identificó plenamente y una mañana, cuando las campanas de la iglesia anunciaban la misa de las 5h00 uno de los feligreses decía: “Elé pues, este taita curita ahora sí esta con cabeza, mamitica, ¿qué muerte tendrá? Y agregaron las beatas, no sé si por celoso, ‘de gana’: Dios nos guarde y nos ampare de este santo sacerdote”.

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Entrada de la Quinta Elsita. 2014 Fotografía: Juan Picón

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De las Brujas de San Roque, Don Julio Ramírez y Alejo Livipuma7 comparten la historia: ¿Crees en brujas Garay? Dije a mi viejo criado, No señor, porque es pecado Pero de habérselas, sí las hay. (Copla popular anónima) Hace muchos años, cuando todavía no existía la luz eléctrica, las brujas de San Roque, durante las noches de luna tierna, se iban por los aires montadas en sus escobas hacia la ciudad de los mil campanarios y calles desiertas. Solo en contadas ocasiones las veían uno que otro borrachito que se había quedado dormido en la vereda y se despertaba asustado con el ruido de sus voces, porque las brujas mientras volaban iban repitiendo: “¡De valle en valle! ¡De villa en villa! ¡Sin Dios ni la Virgen María!” Atravesaban a veinte metros del suelo 7 Textos recopilado y publicado por Eulalia Moreno de Dávila. Fuente: http://patomiller.wordpress. com/2011/08/04/mitos-creencias-y-leyendas-de-nuestropueblo/).

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el puente del Vado y así en bandada se dirigían primero al Barrio de San Sebastián para visitar a las Zaldúas, las hechiceras más importantes de Cuenca, con el propósito de aprender nuevas recetas y filtros amorosos. Las Zaldúas sabían de todo; los padre nuestros y ave marías al revés, los secretos de la cruz de Caravaca, de la manteca de oso y la uña de la gran bestia, para que no se marchite nunca la sábila —que amarrada con una cinta roja en el umbral de la casa ahuyentaba a la mala suerte y a los ladrones—. Cortaban la leche de las vecinas chismosas y entrometidas, cuando estas las ponían a hervir sobre el fogón, provocaban hipos y estornudos, hacían que mueran con la peste las gallinas y cuyes de sus enemigos y que el granizo acabe con las coles y lechugas de las huertas. Dicen que eran las más entendidas para curar el mal de ojo y el espanto de los guaguas con ‘los pases sobre el cuerpo del enfermito’ de la caja de fósforos, el sucre, los clavos de acero, el huevo del día, sacudiendo de tanto en tanto los atados de ruda, altamisa, romero, floripondio; el soplo del buche de trago en la cara del ojeado y las tres cruces de ajo y ceniza en la frente,


en el pecho, en la mitad de la barriga. ¡Y santo remedio!, el guagua dejaba de llorar en el acto. Eran la únicas que tenían las imágenes de los santos negros: San Gonzalo Grande y San Gonzalo Chico, los siete perros gordos, descendientes directos de los antiguos allcus anteriores a la conquista que nunca ladraban, tenían un color desvaído casi sin pelo y lunares en el lomo; servían para calentar los pies de las Zaldúas en las noches heladas de julio y agosto; los gatos negros de ojos fosforescentes que dormían sobre las vigas ahumadas de la cocina, a una orden de sus dueñas “saltaban sobre el cogote de los curiosos, clavándoles las uñas entre espantosos maullidos”. Cuentan que la ‘mama Miche quiteña’ fue a buscar a las Zaldúas para que deshagan el hechizo de su hija Rosa Mercedes que tenía un puesto de papas cañarejas en la plaza de San Francisco frente a la ‘Culibronce’. Como le está quitando a la clientela un sábado a la una de la tarde la ‘Culibronce’ le hizo la brujería con un plato de puerco hornado y mote; la Rosa Mercedes casi en seguidita de comer cayó con ataques echando espuma por la boca, quedando después como ida y sin poderse mover. La mama Miche quiteña entregó a las Zaldúas unos Zarcillos antiguos

con oro y perlas “dormilonas disque eran”. La Rosa Mercedes se recuperó al poco, aunque no duró mucho porque a los tres meses la enterraron y la ‘Culibronce’ que había sido también una “bruja bien bruja” se quedó solita en el puesto de la plaza. Fue la única vez que alguien pudo a las Zaldúas. Después de visitar a las Zaldúas, las brujas de San Roque se dispersaban por rumbos diferentes: a Santo Domingo, al Cenáculo, a San Sebastián, a San Blas, a la Catedral Vieja, a la misma Catedral Nueva hasta sus torres más altas pintadas de azul y blanco, a María Auxiliadora, el Vergel; pasaban de nuevo el Río Matadero a veces bajo el puente porque ya estaba amaneciendo, el Yanuncay, el Tarqui y de ahí a Turi, al Valle de un lado a otro, de arriba, abajo, montadas en las escobas, para reunirse al fin en una cueva bien grande, unos decían que era en el Boquerón, otros en los cerros del Cajas, y besar entonces el rabo del diablo que les estaba esperando en forma de chivo con cachos y barba, de la que se escurría como un aceite con el que las brujas se frotaban la cara, los brazos y las piernas y servía para hacerles volar más rápido y a veces volverlas invisibles. Las brujas se reunían en la cueva los martes y viernes de luna llena y regresaban con el primer canto de los gallos a San Roque untadas con el

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aceite del diablo, repitiendo nuevamente:

Entonces estando en eso, dice:

“¡De valle en valle! ¡De villa en villa! ¡Sin Dios ni la Virgen María!”. Se podía hacer caer a estas mujeres del diablo y atraparlas de varias maneras: poniendo en el patio, o en la huerta una lavacara llena de agua y unas tijeras abiertas con las puntas para arriba, pararse quietito y extender los brazos en forma de cruz, como también dejar caer un rosario o dentente en el suelo. Así pasó con una de ellas que cayó en una huerta a la subida del Padrón pero como recién estaba clareando solo pudieron ver que se levantó medio rengueando y se escondió en la higuera que estaba junto a la tapia, cuando fueron a verla no encontraron a nadie.

—les voy a regalar estos zarcillos

Alejo Llivipuma recuerda en sus tiempos de soldado allá por 1912, que una noche cuando con otros compañeros hacía la guardia cerca de San Blas, oyeron reír a una bruja encima de sus cabezas: —Se reía una lindura con el diablo, sostenido en el aire con una escoba entre las piernas; pusimos un escapulario en el suelo, cae allí junto a nosotros se sienta y dice: —¡Ay señores! no sean malitos, cuidado en ir a avisar lo que me han visto volar, ya no he de hacer más.

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—¡Unos zarcillones de oro! así que los recibimos y subimos calle arriba en dirección a la cantina del Sr. Naranjo; él se levanta, nos da el traguito, “y ahora paguen” — dice—. Yendo a pagarle nos encontramos con que los zarcillos se habían vuelto majada de vaca… Viéndonos asustados el Sr. Naranjo dice: — “Esto les debe haber dado una bruja que ya vive años aquí en San Blas. Ella era buena cocinera hacía caldo de borrego, caldo de patas, esto era cuando había allí una plaza de ganado y en la época en que la bajada del puente del Vado era descanso de los leprosos o lázaros que iban con unos lindos caballos blancos”.


Brujas de San Roque. Ilustraciรณn: Priscila Urdiales

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Entre realidades, memorias y fantasías se van tejiendo las historias donde el río Tomebamba es testigo de estos andares. De igual manera, el río Tomebamba desde siempre ha sido fuente de inspiración, y también ha sido la línea divisoria entre el centro histórico y las afueras de la ciudad. Pasando el río desde de San Roque hacia San ‘Sebas’, nos encontramos con la Plaza de El Otorongo, antes llamada la Plaza del Carbón, que actualmente es un amplio espacio remodelado apto para congregaciones y eventos públicos. Antaño este lugar estaba conformado por una gran pampa, pencos y un riachuelo que bajaba desde la parte alta de la quebrada, a un costado de ella se encontraba unas escalinatas que las personas denominaban las ‘ishpanas’, derivado del vocablo kichwa ‘ishpa’, orina, ya que no había limpieza en el lugar. Pero son justamente estas escalinatas las que nos permiten conectarnos con el segundo barrio que compone el área del Otorongo, el barrio de San Sebastián, espacio rodeado de relatos tristes, juegos tradicionales e historias inolvidables.

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San Roque. Fotografía: Juan Picón

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Barrio San Sebastián Floridas historias con deportes tradicionales y melancólicos espacios. El segundo barrio vinculado a la zona del Otorongo es San Sebastián. Hablar de él implica pensar en historias llenas de mestizajes entre las tradiciones indígenas y la herencia colonial y religiosa. Desde el momento de la fundación, la ciudad fue dividida en zonas basándose en un trato diferenciado con base en la administración religiosa. La parroquia de San Sebastián fue fundada en 1560. Desde el inicio se estableció como un ‘barrio de indios’ —igual que San Blas—, por concentrar actividades artesanales, comerciales y de servicios tradicionalmente indígenas como la fabricación de ollas. En contraste, parroquias como El Sagrario eran conocidas como parroquias de los españoles. El 21 de enero de 1578 se inauguró la ermita en honor a los santos mártires San

Fabián y San Sebastián. Luego de años se omite al primer santo y desde 1692 tanto la parroquia como la iglesia se denominan San Sebastián. A finales del siglo XIX se realizan modificaciones en el templo, se sustituye completamente la fachada, y se eleva la cúpula sobre el presbiterio, intervenciones atribuidas al hermano redentorista Juan B. Stichle, que trabaja incansablemente en los templos y casonas de la ciudad. A pesar de ser considerada una iglesia de indios, en donde escuchaba misa mientras que los ‘patrones’ lo hacían en la catedral vieja, cuenta con detalles que la vuelven única. Tallados impresionantes del Nuevo Testamento en sus puertas de madera, una sola torre que rompe con la simetría de la estética fachada y contiene el campanario y tres secciones internas muy bien delimitadas por columnas.

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Iglesia de San Sebastián. Fotografía :Juan Picón. 2014.

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Además de la belleza de la Iglesia, desde el relato de uno de sus moradores, Patricio Lucero, se resalta el valor de San Sebastián en la memoria colectiva de Cuenca: “Este barrio, en los años 1900, conservaba su parque y allí los cuencanos acudían masivamente para hacer deporte y de pronto correr tras un toro, en las típicas corridas, acá llegaba toda la ciudad. Este era el sitio de encuentro de los cuencanos, en ese entonces además se reconocía que la ciudad terminaba en San Sebastián y era la parte más llamativa porque desde allí se divisaba el resto de lo que aún era una pequeña ciudad”. En la actualidad, en lugar del parque encontramos, a un costado de la iglesia, la plaza que lleva el nombre de Miguel León, en honor al obispo de Cuenca y promotor de la construcción de la Catedral Nueva. Igualmente, a la mitad de la plaza se encuentra el busto en bronce del poeta Miguel Moreno Mora junto a una efigie; hacia el costado de la iglesia se encuentra la particular pileta, característica por su gran tamaño y bella forma cruciforme. (Imagen 17 y 18). El monumento fue inaugurado el 4 de noviembre de 1936, obra del quiteño Luis Mideros y mentalizado por Rafael María Arízaga, promotor de la Fiesta de la Lira

—evento para ensalzar las letras y cultura cuencana—; por este motivo el busto del poeta tiene una lira y se erige como homenaje a este gran literato cuencano, autor, junto con Honorato Vásquez, del libro Sábados de mayo. Ambos fueron los principales gestores del monumento de la Virgen de Bronce, instalado el 8 de diciembre de 1904. Así el ambiente de la plaza y edificaciones características de San Sebastián se alimentan de historia y vivencias. La memoria de las festividades, por ejemplo, no han desaparecido en este barrio. Antiguamente, las fiestas novembrinas comenzaban con el fútbol en la Plaza de ‘San Sebas’ a eso de los inicios del siglo XX. Jóvenes europeos, aparte de traer conocimientos, también trajeron un deporte: el fútbol. Ellos intercambiaban sus balones pesados y el atuendo deportivo por granos de cacao o productos ecuatorianos, dejando esta actividad que al correr del tiempo se instauró en Cuenca y el Azuay. Octavio Sarmiento Abad, entrevistó al pionero de este entrenamiento en Cuenca. Al momento de la entrevista tenía 86 años y rememora su afición con el siguiente testimonio:

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(Imagen 17). Plaza de San Sebastián. 2014. Fotografía: Juan Picón

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Imagen 18. Pileta de San Sebastián. 2014. Fotografía : Juan Picón

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“El fútbol comienza en Cuenca, entre los años 1912-1916. Se organizan los primeros clubes, entre ellos: el 9 de Octubre; Deportivo Quito; Deportivo Cuenca; Azuay; 29 de Octubre y Tomebamba. El juego en sus primeros tiempos era brusco debido a que los futbolistas acostumbraban

a jugar mediante marcadas zancadillas. El juego se realizaba en la Plaza de San Sebastián. La modalidad del juego cambia cuando el Capitán Villavicencio, enseña a jugar con técnica, él hacia sus exhibiciones en la Plaza de San Blas y así poco a poco esta técnica fue asimilada por los demás (Kirby Powney, 2003)”.

Partidos de fútbol contra los europeos. Ilustración: María Alliaud, 2014.

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Así, en otros tiempos, en San Sebastián se desarrollaban los partidos de fútbol, cuando aún era una planicie abierta. La práctica se ha mantenido con el pasar de los años, pues sus moradores han sido exitosos peloteros en los campeonatos de indor inter barrial, así nos comenta Gustavo Jiménez. “Llegamos dos veces a las finales del campeonato, una final perdimos con el barrio 9 de Octubre y la otra jugando contra Cristo Salvador. Pero el barrio de San Sebastián siempre se ha caracterizado por ser un barrio protagonista dentro del deporte y lo cultural. El barrio siempre ha tenido su hinchada, se jugaba el vóley en la calle, cuando no había aquí estos espacios, había una cancha; esta calle del parque era llena de deportistas, todos los domingos se jugaba el vóley e indor”. Patricio Narváez, del restaurante La Cusinga cuenta: “El barrio cuenta con el club deportivo San Sebas, su promotor fue Julio César Alvear. El equipo siempre ha participado en el Mundialito de los Pobres y ha obtenido triunfos”. (Diario El Tiempo, 19 de marzo de 2007). Imagen 20. La plaza no solo fue escenario del deporte, guarda también la memoria de un asesinato.

Corría el 29 de agosto de 1739 y con la motivo las festividades de Nuestra Señora de las Nieves, al quinto día se daba la conocida lidia de toros. Se contaba con más de cuatro mil espectadores, entre ellos, autoridades civiles, eclesiásticas y varios miembros de la Misión Geodésica Francesa. Uno de ellos era el médico de la Misión, Juan Seniergues, quien se enamoró de la bella joven Manuela Quezada, más conocida como ‘Cusinga’; aunque ella era pretendida por el soldado español Diego De León. Todos los nombrados estaban en el evento taurino, el momento efervescente se desencadenó cuando una representación del duelo de dos hombres por el amor de una misma mujer tocó el honor y la honra del galeno francés, quién frente a todos los espectadores desafió en duelo a De León. (Imagen 21). Las personas indignadas por tal falta de respeto arremetieron contra el científico francés. Con gritos de “¡muera el rey!”, “¡mueran los franceses!” y con piedras y palos, lo dejaron mal herido de muerte. Seniergues fue llevado a la casa de José María de la Condamine, en donde luchó agónico cuatro días hasta que falleció.

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Imagen 20. Niños jugando fútbol en la Plaza de San Sebastián. Fotografía: Juan Picón. 2014.

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Imagen 21. Corridas de toros ‘Mosaico Comunitario: Memoria Viva del Otorongo’. Producción y realización Colectivo Madre Tierra. 2013. Fotografía: Juan Picón

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Agonía del francés. Ilustración: Jorge Criollo

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Así, entre historias y recuerdos, el San Sebastián de antaño se dibuja y, en este punto, como homenaje en vida a uno de sus grandes dibujantes, compartimos las memorias de Marco Sánchez quien abraza en recuerdos, tal como lo ha sabido hacer con su lápiz y papel, al barrio y las calles que lo vieron crecer:

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Memorias de Marco Sánchez… Recuerdo yo que cuando era chico acá en San Sebastián, al lado de las veredas corría una gran asequia hasta la Huayna Capac, bajando desde el Corazón de Jesús e interceptándose con la Bolívar, la Sucre, la Gran Colombia y la Presidente Córdoba; era construida de piedra ‘menuda’ de río. La gente de escasos recursos recogía esas aguas servidas para la preparación de la comida. Mientras que las familias ricas (los Corderos, los Malos) tenían pozos para la sacar el agua mediante un sistema de bombas aspirante impelente. Recuerdo que desde el año 1935, cuando iba a segundo grado, la asequia pasaba frente a la casa que arrendaba, propiedad del señor Manuel J. Días, a veces esta asequia sufría taponamientos, por lo que causaba inundaciones en las calles. A las asequias les daban el mantenimiento los empleados del municipio, que con la ayuda de una garrocha de unos 3 metros y cuya punta terminaba en gancho, las limpiaban. Estos municipales eran llamados ‘chapas cacas’.

Marco Sánchez. Fotografía: Juan Picón

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En épocas de carnaval, había las ‘partidas’ o las ‘jorgas’ formadas por 12 a 15 jóvenes, que salían del Chorro por la calle Arizaga y llegaban a San Sebastián, Todos Satos, Santo Domingo, San francisco, llevando consigo baldes de hojalata y comenzaban el juego con el agua de la asequia y con las piedras menudas, comenzando así también las peleas… De las fiestas en el barrio recuerdo yo que me iba a las ‘novelerías’. Venían los carros municipales o volquetes cargados de naranjas y repartían a la gente que se aglutinaba alrededor, esto era en fiestas patrias. No había bailes populares, el pueblo no conocía mucho de eso, a excepción de un Dr. Ortega, que daba clases de baile a los aristócratas, las conocidas cuadrillas. Bailar un bolero era pecado porque implicaba bailar pegado, entonces era vetado por el clero… Además de las fiestas, pues recuerdo felizmente los juegos populares. Recuerdo haber jugado con las bolas, tingando con otras bolas, para que entraran en los huecos hechos en el piso, llamábamos a este juego la Sierra, porque eran huecos continuos. Otro juego que divertía a los niños era Los huevos del gato, se jugaba con una pelota de trapo, y consistía en hacer huecos en el suelo, cada uno con su respectivo propietario; cuando se echaba pelota, si caía en un hueco de su propiedad, tenía que correr y lanzar

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un pelotazo al rival. También recuerdo la maravilla del juego de los Trompos. Se hacía bailar al trompo alrededor de un círculo; a veces las personas de mayor edad jugaban con dinero y entonces el juego consistía en hacer bailar el trompo y sacar a los otros del círculo. Otro juego era las Arriadas que se hacía con las tapas de las cervezas o colas y consistía en avanzar lanzando los ‘tillos’ y en llegar primero... Otra distracción era la matanza de los cerdos, y con el haishpapuro, una bolsa, una parte del cerdo, se hacía una pelota que servía para el juego…. Además, recuerdo las travesuras de la jorga del barrio, en Semana Santa. Los más vivarachos del barrio, los viernes, cogían a los perros callejeros y los llevaban a la cruz de San Sebastián; los ataban junto con baldes viejos, jarras despostilladas; al sonar las campanadas de la resurrección, los perros salían corriendo asustados, llevando tras de sí todas las cosas atadas, y generando gran revuelo en el barrio... También, a los adultos les hacían travesuras en Semana Santa, los muchachos esperaban que pasara alguien para acercarse de manera silenciosa sobre cualquier desprevenido y se les ponía 30 monedas, que representaba a las 30 monedas de Judas. Aquella persona no se daba cuenta de que era de él de quien se reía la gente…


Continuando con el recorrido por la parte central del barrio San Sebastián, no puede inadvertida la casa galería Guillermo Larrazábal. La casa fue construida a finales del siglo XIX y restaurada en 1993, conserva la distribución típica de la época que organiza los espacios alrededor de un patio central.

Las columnas de madera están apoyadas en bases de piedra, mientras que el patio interior se caracteriza por ser un deleite a los sentidos. En la parte externa se encuentra la galería de arte Larrazábal, mientras que en el interior está la escuela de pintura infantil que dicta su dueña. En la parte superior se concentra la vivienda de Eudoxia.

Galería Larrazabal. Fotografía: Juan Picón. 2014.

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Su dueña, Eudoxia Estrella ha vivido en este mágico lugar desde pequeña, en una entrevista al diario El Tiempo, el 19 de marzo del 2007, comenta el bagaje cultural y la historia de su hogar:

“San Sebastián, así como toda la ciudad, han cambiado, antes no teníamos agua potable ni luz eléctrica, la gente del barrio se aprovisionaba del agua que venía de un molino del otorongo. La ciudad era pequeña, había campos, chaquiñanes y cerca”.

Aprovisionamiento de agua del molino del Otorongo. Ilustración: Carlos Zhiña. 2014.

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“Cuando yo tenía 6 años, se empezó a construir el parque, antes era una plaza de tierra, donde había una feria los jueves y domingos, de

ropa, hortalizas y artesanías, los otros días se realizaban actividades sociales y deportivas, siempre se jugaba fútbol…”.

Carboneras que llegaban a la feria en la plaza del carbón. Ilustrado en el ‘Mosaico Comunitario: Memoria Viva del Otorongo’ producido por el Colectivo Madre Tierra. Fotografía: Juan Picón. 2013.

Feria en San Sebastián ilustrada en el ‘Mosaico Comunitario: Memoria Viva del Otorongo’ producida por el Colectivo Madre Tierra. 2013. Fotografía: Juan Picón

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Otra construcción emblemática es el actual Museo de Arte Moderno, tras los muros blancos, espacios fríos y jardines melancólicos se hallan historias de ayuda a desamparados, ayuda social y presos. Caminar por sus pasillos nos transporta a épocas extrañas y el viento sopla contando las penas que envuelven al lugar. Patios, jardines y una capilla convierten a esta infraestructura en una obra de arte antigua y moderna donde se fusionan el arte y la historia. En 1876, bajo la orden del obispo Miguel León, se construye un lugar para albergar a aquellas personas alcohólicas y sin hogar con el fin de encontrar su cura y rehabilitación, la Casa de la Temperancia. Pero décadas más tarde, por una fuga masiva de reclusos, este lugar fue clausurado y permaneció abandonado hasta 1912. En el libro Cuenca: Guía de Arquitectura se comenta que el inmueble era usado en arriendo de manera parcial y desde 1924 a 1939 funcionó el pabellón de varones de la cárcel municipal, en esta etapa el edificio se vio sometido a un gran deterioro por el descuido de las autoridades: “Casi en completa ruina, pasó a manos de la Junta de Asistencia Social, que destinó las dependencias para casa de caridad, convirtiéndose así en asilo de mendigos y luego en asilo de ancianos”. “Posteriormente funcionó aquí la organización Gota de Leche, que ofrecía suplemento y ayuda a las madres pobres, la escuela de trabajo y luego un hogar infantil, en el que

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Asilo de ancianos y mendigos. Ilustración: María Alliaud. 2014.

se recibía a niños huérfanos o abandonados, para ello, se realiza una serie de adecuaciones en el local por falta de espacio de aulas, con lo que se cierran corredores, se unifican celdas, la capilla se transforma en dormitorios generales y luego salón de juegos”. (Cuenca: Guía de Arquitectura). Luis Crespo Ordoñez, afamado pintor cuencano, desde su autoexilio propone la creación de un museo de arte moderno y para ello dona gran parte de su obra y pide la colaboración de reconocidos artistas internacionales. En 1978, el Banco Central del Ecuador y el Municipio de Cuenca toman


el mando del proyecto y bajo la dirección del arquitecto Patricio Muñoz Vega, se realiza la restauración del lugar. El 1 de diciembre de 1981 el museo abre sus puertas dando la dirección vitalicia a la artista Eudoxia Estrella. Hoy en día sus salones expresan el arte mundial, nacional y local, la antigua capilla cumple la función de auditorio y se ha recuperado parte de sus frescos originales, y los árboles en los jardines están inventariados con el fin de preservar la flora natural del sector. El deporte y la cultura forman parte de un sentido rasgo del barrio, y las festividades no se quedan atrás. César Hermida Piedra en su libro De la Cuenca del Ayer comenta que lo más importante se desarrollaba el 3 de noviembre por la gran fiesta de independencia de la ciudad. “El cortejo real es presidido por la reina de las fiestas, que deberá desfilar a partir de San Sebastián hacia San Blas (…) Una enorme concurrencia acicalada con sus mejores atuendos, espera en la calle Bolívar, portando palmas, flores, serpentinas y confeti para dar la bienvenida a la reina y a su corte”.

Otra vecina del sector, Carmela Jiménez que ha recorrido San Sebas y San Roque con la venta de periódicos trae sus memorias de los carnavales: “Carnavales antes era pues, puro maicena, había esos tarritos que era con talco perfumado, el que tenía plata compraba esos tarros; puro serpentina, antes había la tierra de baños, uno pobre compraba, cuánto sabría, pues, valer la tierra de baños, eso se ponía en la cara, amanecía partida la cara porque era decían que era cal la tierra de baños, y así era puro serpentina, puro perfume y tenían tarritos que tenían un perfume, de este talco perfumado, que daban la vueltita y botaban, en cambio ahora no, ya no hay…”.

Y así con los años, las festividades han sido de ambiente familiar. Así recuerda Gustavo Jiménez su infancia y las fiestas barriales: “Carnavales, Navidad, año viejo los vecinos sacan su ‘botellita’ e invitan al resto para disfrutar de un ameno festejo y baile. No importaban los vehículos, en ese entonces el tráfico no era pesado como ahora, la calle se cerraba y la pista estaba lista”. Desfile de la reina el 3 de noviembre saliendo de San Sebastián. Ilustración: Pablunk Chalco. 2014.

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De las fiestas de navidad, Gustavo Jiménez tiene la viva imagen de cuando era niño y relata: “La familia de la señora Isolina Cuesta formaba la pasada del barrio, en San Sebastián, con el baile del Tucuman, ellos escogían entre diez a quince niños en pareja para que realicen el tejido, bailábamos

desde el Corazón de Jesús hasta La Fátima. Las fiestas llenas de color prendían el cielo nocturno con el castillo, los globos y los fuegos artificiales, y por el día en verano con vientos fuertes el cielo se revestía de cometas llenando además las calles con las risas de niños y adultos que gozaban con los juegos del barrio como la rayuela, el trompo, las canicas…”.

Carnavales en la pileta de San Sebastián. Ilustración: Marcela Orellana 2014.

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Es así como la riqueza cultural del sector del Otorongo y sus dos barrios han pasado el correr de los años, la evolución de sus moradores y sus edificaciones son reflejo de los recuerdos e historias que llenan del bagaje de la ciudad más bella del Ecuador. Un rápido recorrido fotográfico, gráfico y escrito nos ha demostrado que la memoria colectiva se esconde en cada rincón y en cada ciudadano. No importan su edad, ni su condición, ni su lugar de vivienda, las historias se encuentran y caminan junto con sus dueños. Cada piedra y adobe colocados en las zonas de una ciudad, corresponden a la remembranza del desarrollo de las urbes. Y es de nuestra responsabilidad mantener vigente cada una de ellas. Este proyecto ha sido enriquecedor, escarbar en las infinidades de vivencias nos han traído en el tiempo para no dejar que estas mueran. Para los autores y miembros del Colectivo Madre Tierra esta aspiración no ha sido simplemente un trabajo cultural y social sino ha sido la preservación del tesoro intangible de nuestra Cuenca y más que ello, la latente memoria colectiva que transita en las calles de ¡Tumaipamba¡.

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La memoria viva del otorongo: Nuestra sabiduría ancestral Cañari aquí y ahora… El disfrute de su naturaleza, sus aves, sus flores… sus aguas… La comunidad, la unidad, celebración… la minga...

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ifml Pepita Machado diodadadrama@hotmail.com www.facebook.com/pepitamachado Felipe Solano @machadopepita. www.mariajosemachado.blogspot.com. pepitamachado@hotmail.com. https://www.facebook.com/felipe.solano.54 twitter: @felo_lemat Andrés Oleas Pesántez. celu 0995033548 www.facebook.com/aoleasp Darwinchi. @aoleasp https://www.facebook.com/darwinchiparra http://www.youtube.com/channel/UCSJhiIeTKUYJFnGabriel Bicho Pizarro. nF3IscnQQ https://www.facebook.com/gabriel.pizarro.969 Daniela Leon Segovia Wilson Boris Ortega. http://www.behance.net/DanielaLeonSegovia https://www.facebook.com/wilsonboris.ortega segovialeon@hotmail.com cell:0989489978 laranka, Verónica Puruncajas Calvache Pristache http://laranka.blogspot.com/ @laPURUN Pristache/prityjos7@gmail.com 0985010124 0984670770 Nina. www.facebook.com/GowaninaPalacios. gowacerebrodestruido@gmail.com topicster Nemiye Pérez Mardini www.Twitter.com/topicster http://nemiye.tumblr.com/ Omar Vasconez Ale Bicha Kxo www.omares.tumblr.com www.facebook.com/alebichakxo iztli_hippie9@hotmail.com Alan E. Piña Cordero Sebastián Lazo. alan017_bmx@hotmail.com videaidea@hotmail.com Kike Pacherres A. Joyce Sánchez Espinoza. kikepa2014@gmail.com https://www.facebook.com/jsancheespinoza Sarah HB ~ ciudadana del mundo Abdón Parra Pesántez. https://www.facebook.com/abdondaniel.parrapesantez livntobe@gmail.com Diego Molina. Boris Parra https://www.facebook.com/diego.molina.146 borisparra@yahoo.com Kartu. Laura Angelica https://www.facebook.com/christian.kartu www.facebook.com/angylaujacome Anabel Craps. 0983313523 https://www.facebook.com/anabel.craps Eve Astudillo Mazhyx. www.facebook.com/EvelynAstudillo @evastudillo www.mazhyx.com mazhyx@gmail.com @mazhyx 0984322856 0987877431 caro-derve@hotmail.com Patricio Vázquez 0987667822 @patriciovazquez http://www.flickr.com/photos/patriciovazquez/ www.facebook.com/patricio. vazquez3 Diana Priscila Vasquez Ordoñez, www.facebook.com/DPriscyVasquez 0983339856 @priscyvasquez Mario Fernando. @mariofernando_z Pablo Crespo. www.laollalenta.blogspot.com facebook.com/laollalenta


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Abrazando mil campos Asoma la claridad vestida de rayos. De un Inti dador mientras nuestros pies despiertan la marcha en una generosa llacta….. …...Sabia Mama!.....Que en su alimento hereda el amor hermanado, nutrido del dar al abrazar. De hombros solidarios que enlazan el alma, haciendo de un paso, dos, tres, miles…..Surcos andantes en rutas y lluvias a raudales, en atardeceres mientras la marcha en tropa hermanada no decae ante la sed, el invierno ó un desfavorable tiempo causal. Los tiempos no son rivales son hermanos en el Cosmos infinito, transeúnte y misterioso desde sus raíces hasta su delgada rama que continúa el lazo.

Lazo que hombres y mujeres renovamos desde nuestro nido, desde nuestros colores. Desde ese hilo en el antes ese hilo en el hoy, en el después. Ya escucho las risas, cantos!!! Zapateos de todos en el todo. En sagrada Minga que mueve a las almas en el telar trabajado de la vida. Ya escucho rondadores!!! escucho silbidos que junto a un tambor, invitan a los vientos en manada, a otros compases. Y la voces nuestras seducidas de toda esta magia del abrazo. Hacemos Minga, hacemos Ronda y giramos y giramos. Cantan cantos cantamos tu y yo de su canto y abrazamos mil campos sembrando, cosechando…. ……..Juntos, todos juntos!!! Abrazados!! …..Todos Juntos!!. autor: Kike Pacherres (Perú). fotografía: Mazhyx A. Orellana Calle (Cuenca-Ecuador)


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Minka ¡Minkaman! ¡Minkaman! Alarido guerrero no es, Exclamación sumisa menos. ¡Es proclama runa! Conjura: al predestinado izquierdismo o a la derecha auto elegida. Sutil apremio del hijo el sol, Vil exigencia Cristiana, Es la minka en el ande. Tangible armonía fraterna, Sublime amor humano, Halito del kawsay, Es la minka de la llakta. Dios; laurea al amo, Le prodiga riquezas De la minka de mitayos. Apu y runa; En comunión de la minka, El espíritu y la material, Le torna sumakkawsay.

autor: Francisco Lojano. (Cumbe-Ecuador). fotografía: mazhyx


67 Miseria Don Pelayo, pura miseria. Vea la tierra; pero sin una gota, sin un poquito, sin nada de nada! Parece esas calles largas y grises donde sólo hay polvo. A duras penas con pico sacamos unas piedras que pusimos allá abajo. Eso la otra vez…Hoy no ha venido nadie. “Ojalá llueva” dejaron diciendo…. Y hoy día no vino nadie. Ni lluvió. Aquí me estuve buen rato y ni un pájaro se cruzó por el cielo, su cielo Don Pelayo. Acuérdese de todo lo que hemos hecho. Uff!... Si sólo de acordarme me canso… Tánta tierra, tántas manos, dándose duro, aguantando con el lomo llucho, con la tripa vacía, viendo a los longos sin uno, dos dientes, pero la sonrisa completita. Me acuerdo yo cómo cogíamos con ambas manos, sacos llenos, sudando los cuerpos, sin decir ni pío, llevando hasta allá, allá, mandando a los guambras, llenando otra vez, volviendo… Ahora ni la caca, que ya está seca, de una vaca muerta. Uno dijo que vendría a dar recogiendo. Ahí está la vaca, ahí está la mierda, y nadie más, nadie más. Fui a verles en sus casas y no hubo nadie. Casi ni casas. Se habrán escondido Don Pelayo? Qué van a estarse escondiendo nada! Después me dijeron que han ido a trabajar en otro lado. Allá mismo donde usté dice que que se vende bien, que la gente compra. Dicen que ahí hay trabajo. Así dicen. Por eso hoy día no ha venido nadie. Tampoco mañana. Pasado talvez. Perdone si me quejo, pero no es queja, es coraje, usté sabe. Tántos años!Tánto trabajo!... Tampoco es arrepentimiento; es la edad, que me ha puesto como esta tierra. Que se arrepientan los burros! El otro día vino un gringo y dijo que aquí la minga harían unas mashins, no sé qué. Le pregunté que qué era eso; se rió mejor y dijo, teiquirisimen. Salió buena gente. Puso agua, trajo animales, cortó los árboles. Pero así no vino nadie. Ahí está todo. Yo vine a esperar… Cansado estoy Don Pelayo. Este cansancio es más cansado que el cansancio del trabajo. Así mismo es… Mañana he de venir a esperar a ver si viene alguien; llevaré unas piedras allá abajo, para hacer algo. Pero lo que sé Don Pelayo, es que esta tierra ya fue; que al menos ahí está, para hacer mi hueco, bajo buen sol.


La mañana empieza y las colinas se pintan con una canción de luna que la lleva el viento a las casas al son de tambores, panderetas, quenas, azadones, picos, palas, los eternos aerófonos de conchas y como no la potente voz de los vecinos más entusiastas, todos a un mismo son de fiesta y amistad. Vamos a la minga grita la comunidad. la música nos llama cual orilla al oleaje, intoxicados de alegría el corazón grita trabajo, no hay salario ni horario fijo, eso al corazón no le importa, no entiende de capitales cuando el tiempo libre y el trabajo son la misma cosa. La voz de las dulces señoras al compás de la yunta contagian el alma y la prenden de fiesta, la bañan de alegría, este día la tierrita esta lista para ser trabajada; hoy todas las manos son fuertes y necesarias, la minga nos hace sentir que lo podemos todo. No importa si el sol es cruel hay chicha para refrescar los sentidos. No importa si el frio se hiciera presente, el drakesito sabe más rico y el azadón pierde su peso. Ay carajito! Se oye repetir a los compadres al conducir sus yuntas, Como un barco rompe hielos el arado indomable surca la tierra hermosa tierra, pasos de pajaritos llevan las mujeres a la distancia precisa, siguen los surcos y los alimentan de semillas; flores pequeñitas en un mar quieto y marrón, así veo yo ahora el campo. Y es que hay magia por todas partes. No muy lejos el arte culinario también hace su parte ¡Que rico! el olor del mote, ¡ay esas papitas!, ¡y ese cuisito tan doradito! Doña rosita que ha de hacer, regale una patita, No sé ustedes?, pero la comida de fogón mnnn!!! me hace sentir que compartimos con todos los apus ¡Ay! pero si ya es de noche, es que cuando uno está en paz, el tiempo no corre. ¡Sí!, ya sentimos el alma libre, hoy nos juntamos para labrar la tierrita, Mañana será la sequía, pasado limpiaremos el derrumbe. Pero no importa el día aún no termina, aún nos queda una hermosa pampa mesa Que alguien me pase un poquito de chicha, que este ajicito está pateando.

autora: Kartu. (Cuenca-Ecuador). ilustración: Anabel Craps. (Lovaina-Bélgica).

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“La Minga” Somos una comunidad, aquí todos nos conocemos, todos somos una familia que comparte, los problemas de los demás son también nuestros problemas, nos ayudamos entre todos, siempre disponibles para lo que se presente, bajo sol o bajo lluvia crecemos colectivamente, así nos desenvolvemos. Nuestros hijos han aprendido el servicio, contentos aportan su energía voluntariamente y con esmero, felices comprenden que es mejor estrecharse las manos con la comunidad, son libres y generosos, y son generosos porque van generando vida, amor, compañerismo, prosperidad y abundancia, en su corazón se ha sembrado una semilla que pronto brotará y dará frutos de bienestar desinteresado; así hemos comprendido que lo que damos al resto nos lo damos a nosotros mismos, damos todo lo mejor siempre sin esperar recompensas ni agradecimientos, con herramientas en mano trabajamos embelleciendo nuestro hogar local y público, en conjunto vamos convirtiendo todo lo que tocamos en un jardín donde se pueda anidar la vida, un rincón mejor para vivir dignamente, bendita herencia, bendita responsabilidad. Todos y todas dispuestos cotidianamente a crear, en un ambiente sano re-creamos lo existente, construyendo, haciendo realidad nuestros sueños colectivos e individuales, como hormigas dedicamos nuestro tiempo con amor a mejorar nuestra comunidad, a mejorar nuestro mundo, el lugar que nos pertenece, aquí está invertido nuestro corazón y ganas de salir hacia adelante, danzando bajo las estrellas, las mismas de día, las mismas de noche, somos una colmena que celebra incesantemente el milagro de la existencia aportándonos unos a otros desde nuestros conocimientos, nuestro bastón es la solidaridad, nuestra bandera el trabajo , no tenemos más patria que el suelo que pisamos, no tenemos más religión que el respeto, evolucionamos en cada encuentro comunitario, para progresar nos bastamos a nosotros mismos, como hombres y mujeres libres respiramos la minga como el espacio para conocernos, reconocernos, reír, llorar, aprovechando el momento para entregar cariño y trabajo voluntario por el puro placer de amar. autor: Felipe Solano. fotografía: Diego Castro. (Cuenca-Ecuador).


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Con las plantas entre hierbas Mano amiga, mano y tierra ¿Quién de ti mi corazón arrebata? Yo te sostengo, quiero que latas Tu me levantas, veo ahora mis alas. En esa mullida alfombra De la confianza nuestra, querida hermana. Mis ideas se elevan, mis pulmones se expanden. Camino con la felicidad en mis plantas. Cuido agüita, cuido vida Para ti amiga, para ti hermana Mientras al calor bebo un sorbo Del verdor de nuestras sabias palabras. Amiga tú, hermana ella, En mi familia hay personas varias La que emprende, la que empuja, La que con deseo a mi lado trabaja No soy más que tú, tu y yo no somos menos Somos luna que altera la marea Somos huella imborrable en la tierra Somos luz, acción… compañía. (Compañía… continua compañía) Compañía que con juicio ¡arrebata! autora: Pristache (Cuenca-Ecuador) fotografía: Patricio Vasquez. (Cañar-Ecuador)


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Mencion de honor a nuestro camino No puedo mencionar lo agraviante del sistema, no debo gritar pidiendo que me devuelvan la voz, no puedo presentar más quejas sin fundamento. No debo esperar de ellos una acción. Lo que puedo y quiero lo hago Lo que puedo y quiero hare Buscare la forma, el lugar de las respuestas Buscare el modo y también mi porque. En medio de este caminar En medio de una exhausta búsqueda En medio del plantón, en medio de la lucha En medio de lo que para mí, queda. Encuentro vidas disimiles Discursos propios y ajenos Encuentro manos que chocan al aire Discursos que se los lleva el viento. Lo que podemos y queremos, lo hacemos. Lo que podemos y queremos haremos, Buscaremos la forma, la manera de hacerlo, Buscaremos el modo y también el porque.

autora: Pristache (Cuenca-Ecuador) ilustración: Ale Bicha Kxo (De Tenochtitlan, Df, México)

No puedo mencionar lo agraviante del sistema, pero podemos gritar todos juntos con una voz, no puedo presentar mas quejas sin fundamento. De nosotros depende, en nosotros esta la acción.


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De la mano de todos, de la sonrisa de los niños, de pronto vi mi tierra florecer… Al callar mi vos pude escuchar historias desde la sabiduría de los ya más viejos, que en una mezcla de sonidos de picos sobre la tierra gritaba vida!!!... Mujeres corriendo preocupadas de agua y alimento, sudor al sol de quienes a cada golpe se fusionaban con la Madre Tierra, semillas regadas a lo largo de un surco, acequias preparadas para traer riego, todo ello de la mano de todos, todo ello gritaba vida!!!... Por el ayer que renace cada año en la unión de quienes formamos hoy esta minga, por los espíritus de nuestros antepasados en las historias de nuestros mayores, por la espiga de trigo que crece y muere para convertirse en nuestro pan, por misterio que renace de esta tierra, por eso más gritemos VIDA!!!...

autora: Diana Priscila Vasquez Ordoñez ilustración: Pristache.• (Cuenca-Ecuador).


73 Cuando en unidad nos dibujamos, no hay fuerza mayor / empuja nuestro aliento este gran vehículo, transporte de colectivas fuerzas venceremos lo que esta mal, lo corruptible unidos escucharemos la canción de la justicia encontrados todos no engranajes / pensamientos individuales en nuestra fe no ejercito / obedecemos libertad somos la voz de nosotros mismo cuando todos caminamos hacia un mismo objetivo se escucha desde lejos nuestros pasos.

autor: Sebastián Lazo. (Cuenca-Ecuador). ilustración: Nemiye Pérez Mardini (Lima-Perú).


74 s miralos espejos de la espejos reales, a simbióEl retorno a los icarnos actúan e, aparte de dupl de que das humanas, qu én la posibilidad devuelven tambi con un ticamente, pues podemos hacer je (cosa que no e nos el otro/a se refle mbio histórico qu lvez, el mayor ca y Narcisas espejo), será, ta , como Narcisos . De lo contrario o de un traiga el futuro ados/as al vértig taremos conden que modernos/as, es ], sin respuestas o inacabable”[2 que sea “caer en mí mism cia y sin sueño nuestra existen agen complementen lo con ecos de im ir sin dinero. So autoposible de cumpl el discurso de la do nos vendieron llevan, vacíos, que cuan s contaron que suficiencia, no no nomía y la auto o, a la soledad. tarde o tempran ____ ________________

________________

____ encio no, “Elogio del Sil [1] Eduardo Galea “La caída”. [2] Octavio Paz,

”.

o Arévalo autora: María José Machad ador). hado Arévalo• (Cuenca-Ecu ilustración: María José Mac


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Espejos istece “Un pez solo en su pecera se entr jo y entonces basta ponerle un espe .” y el pez vuelve a estar contento Julio Cortázar, Rayuela.

idad y el autoconociLos espejos, paradigma de la van rman y repiten nuesmiento, al menos superficial, reafi s en el espejo, en un tra frágil existencia. Nos miramo ación, y de apropiación ejercicio de narcisismo o mortific saber que estamos aquí. de nosotros/as mismos/as, para plástico y de ruido”[1], La sociedad actual, “mundo de que hoy reemplaza a es algo parecido al espejo testigo, jos en los que teníamos los ojos del resto, antaño los espe que mirar para vernos. n cuenta la leyenda, Hace más de quinientos años, segú a los indígenas, espelos españoles cambiaron por oro el era un intercambio jos. Aunque se pensaba que aqu el paradigma occidental, completamente injusto, (desde as indígenas, en cambio, que da mucho valor al oro), los/ onía ninguna novedad. lo tenían en abundancia y no sup avilloso, como un pePero no conocían ese cristal mar nces les presentaría, dazo de agua o de luna, que ento avilla de su propio reflejo. por vez primera talvez, la mar la irrupción del indiviEste hecho sería el anuncio de milenaria de los puedualismo occidental en la cultura ad, en la que el espejo blos indígenas de vida en comunid el agua: otro ser vivo, único, hasta entonces, había sido tencia. a través del que comprobar la exis

e a de compañía qu regaló la falsa ide La conquista nos siempre nos . Porque un espejo los espejos ofrecen ro al revés. Basta s/as mismos/as, pe muestra a nosotro somos en realire para saber cómo que alguien nos mi desde el espejo? e/esa que nos mira dad. ¿Y quién es es spuesta nueva? de él/ella alguna re ¿Podremos tener r no haber obtenimitología, murió po Narciso, según la imagen reflejada sta de su venerada do ninguna respue plación, sin más, en la auto contem en el lago. Porque rsonas. Necesitafaltan las otras pe nos falta algo. Nos nfirmar la exiss para existir y co mos de los/as demá ompleta. Porque jo nos muestra inc tencia que un espe vacíos y deshaestán en los espejos nuestras vidas no a los/as otros/as mo las brindamos bitados, sino en có te, mano a mano, imos colectivamen y en cómo constru s. realidades distinta , ersas de resistencia existen formas div Afortunadamente legia esos valores z colonial que privi a pesar de la matri esas manifestaciola vida moderna. Y individualistas de campo, en el cons, sobre todo, en el nes las encontramo alzan sus manos y Hombres y mujeres tacto con la tierra. njunto,retomanel as manos. Así, en co las enlazan con otr de trabajo solidario io de la vida, aquel sentido comunitar corazones, de intertir de la suma de en minga, que a pa realidad en benerzos, transforma la ligencias y de esfue rderse y deben valores no deben pe ficio colectivo. Estos n en las urbes. construirse tambié


76 La deshoja y desgrane era la minga más popular, pues se cobraba la “mizha” (mazorca con un solo grano de diferente color) y teníamos la dicha de sentarnos muy cerquita de alguna bella y esquina para sentir, siquiera un ratito, la tibieza de su cuerpo inalcanzable.Una minga inolvidable fue aquella en que estrenamos la casa de un amigo en ausencia de su esposa. Tuve el privilegio de celebrar la ceremonia y leer la letanía picaresca. Para la bendición, seudocura y monaguillo, subimos al techo por una escalera mientras l@s minguer@s desde abajo nos miraban escandalizados algo más que el hisopo a través de las amplias sotanas que el viento cómplice las levantaba. Las confesiones y penitencias fueron inolvidables.autora: Abdón Daniel Parra Pesántez (Pucará-Ecuador) ilustración: Daniela León Segovia.(Sucúa-Ecuador)


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La minga, en mis buenos tiempos, era la gran oportunidad para compartir competencias y amistades.- Se organizaban mingas para: entechar la casa, limpiar acequias, llorar en los entierros, lavar la ropa que dejó el difunt@, arar, sembrar y cosechar, trasladar corotos y enseres a la casa nueva o arrendada... y hasta preparar a los novios para la “miel y una noches”.

autora: Abdón Daniel Parra Pesántez (Pucará-Ecuador)

ilustración: Diego Molina. (Cuenca-Ecuador).


Los mágicos caminos del sol

78 Una mañana despiertas ves brillar el sol, sin saber lo que ese día te traerá, así sin más te alistas para continuar un camino que aún no descubres a donde te llevará. Te pierdes; por ahí sin querer no llegaste a aquel lugar que tanto esperaste y así simplemente te sentaste a mirar. A mirar cómo la gente camina, a mirar como los niños juegan, sin darte cuenta sonreíste al ver una cometa volar y tus manos reaccionaron al compás de una canción en medio de una minga. Una sonrisa amable, una mirada cálida, unas manos siempre llenas de infinita bondad. Te levantas, te limpias el pantalón, ya no eres más un espectador, ya no eres aquel que ve la vida pasar delante de él sin vivirla y ya; ahora eres un ser, ahora tus manos también tiene barro, tu frente está sudando, tu cara, sí tu cara tiene una sonrisa que hace años el recuerdo más alegre no había sacado, una alegría encontrada en aquellos rostros, en aquellas manos, en ese trabajo de comunidad que demuestra la unidad, el sacrificio y el esfuerzo que llevan a cabo para poder tener algo que puedan dentro de su casa ofrecer. Gente de gran corazón, que no deja de confiar, de creer, de luchar. Y una vez más se hace de tarde. El sol se oculta, te limpias las manos, vas de regreso a tu casa, a tu tierra, recuerdas que no sacaste tu cámara, piensas en que debiste tomar fotos pero las mejores fotos de todas te las estás llevando en la memoria y la sonrisa tan grande, esa que te llenó el corazón.

autora: Eve Astudillo ilustración: tt


79 autora: Sarah Hanen Bauer fotografía: Sarah Hanen Bauer

El arte siempre ha llevado un sentido de creatividad sin limites en que uno se puede expresar con libertad completa. El arte comunitario o laminga creativa va más allá, rompe esquemas mentales duros y fijos dela gente a través de un intercambio artístico. La minga creativa significa que todos pueden crear juntos sin pensar en las diferencias…las diferencias de edad, de clase social, de moda, de idioma, de fronteras, de política... La minga creativa crea un ambiente en que todos se comunica, no importa el acento ni la falta de palabras porque es dinámico y los sentidos entienden todo. La minga creativa da un espacio en que los corazones y las manos de todos están bienvenidos a trabajar juntos y todos saben que nadie es indispensable porque todos somos necesarios, ninguno más ni menos que el otro. La minga creativa transforma una obra de arte en un ser vivo que está lleno de colores, texturas, líneas, sentidos, historias y palabras universales. La minga creativa da a luz la capacidad de transcender la realidad a un mundo donde no hay limites más bien hay posibilidades infinitas y aquíes en donde un mosaico puede cambiar una historia a una memoria viva y las imágenes se hacen una vivencia. Un trozo de cerámica se transformará en una leyenda, un pedazo de espejo abrirá la puerta al alma de la noche, una mano trabajando conjunto con el corazón podrá cambiar todo. La minga creativa no es folklor antiguo ni moderno….simplemente es. Con la voluntad de la comunidad todo es posible!


No pienses que estamos SOLOS, la verdad es que SOMOS juntos.

autor: Topicster ilustraciรณn: Mario Fernando Zhunio Collagua 80


81 Abraza el sol; las manos se juntan, fuertes y decididas. Las miradas se cru r zan entre sudor y un ma infinito que se desboca en nobles deseos. Mientras mas nos cansamos mas cerca estamos de terminar... No es necesario que hablemos, porque de corazon a corazon nos va delatando cada latido. Es pacantar a como oir to, te al vien ciblemen lamisma al sol y a el . Abraza voluntad orque de viento; p a dividual un ser in idad herun una com n piedra e mana de os onstruim piedra c nPorque e suenos. e es y de tre lo qu a no hay seamos y

camin o los su lejano. Ab s r p se ace iros; y mi azan entra r s a poc ca el ocas o s e nota o, poco de e t o l d fruto o zo.. A nuestro e sf b r lo que aza el cor uerazon hacem la e os s e n c ia de , abraza l a l o p e q n ue a la mir sentir, ab vale ra a ser ci da y la uto za entos pia de en u n o ; a braza lugar de la vid a.

autora: Angy Lau Jรกcome

ilustraciรณn:


82 * Vivía en una casa llena de cosas, que parecía vacía. * Entre el estrés y el tráfico de la ciudad, se consumía. * Necesito respirar, pensó un buen día. * Y tomó sus cosas y tomó un rumbo sin saber a donde iría. * Así llegó al campo y conoció a María. * Ella le compartió su casa, le compartió su alimento, le compartió su alegría. * Le enseñó a sembrar, le enseñó a cosechar, le enseñó todo lo que sabía. * Allí conoció la minga: dame tu mano, toma la mía.

autor: Andrès Oleas Pesantes ilustración: Alan Eduardo Pina


ilustración: Pablo Crespo

autor: Topicster

83 Despertamos, no quisimos cerrar más los ojos y nos levantamos. Alistamos las bolsas, reunimos leña y preparamos el desayuno. Empacamos las cosas de todas y todos. No cerramos nada. No hay necesidad en esta tierra de todas y todos, comunitaria, andina, pacífica y amazónica. Esto es AbyaYala. Nos encontramos. Caminamos varias horas. Descansamos poco. Seguimos las huellas ancestrales de generaciones de habitantes del lugar. De nuestras y nuestros ancestros. No había fronteras en esta tierra próspera. Respiramos del frío viento de las montañas enriquecido por la Tierra Madre. Empezamos el trabajo con nuestras y nuestros vecinos para que el agua llegue a los campos. Bebimos de esa agua purificada por las rocas y compartida con las plantas. Trabajamos duro, ¡cómo trabajamos! Pedimos disculpas antes de clavar las palas en la tierra para los canales. Avanzamos varios tramos con todo el entusiasmo compartido. Al desaparecer la sombra, reunimos y compartimos los alimentos, todos ellos. Ofrendamos a la tierra y guardamos lo que sobramos. Continuamos el trabajo. Culminamos el día. Un mensaje llegó. Los extraños hijos del mar han venido. Pasó el tiempo. Me desperté, quise volver a cerrar los ojos pero me levanté. Me di un baño. Me preparé el desayuno y empaqué mi almuerzo. Cerré mi habitación y salí de mi casa. Di un paso y me confundí con la multitud. Recordé que esto no es tierra de todos, comunitaria, andina, pacífica ni amazónica. Esto es Occidente. Me perdí.

autor: Israel Francisco Muñoz (Cuenca-Ecuador) ilustración: Chema Arake (Cuenca-España)


“Nunca

pidas lo que no estás dispuesto a dar” autor: Boris Parra

84 fotografía: Omar Vásconez


85 Sobre la hoja discernir Los pensamientos, la calma necesaria cuando A mi favor no ha soplado el viento El Argonauta que navega por las calles Y en las paredes repite sus frases no busco oro quiero la sabiduría el clima de esta cuenca durante horas vespertinas monólogos que escribo en honor a la rutina trajina q trajina este es el trajinar absorber conocimientos extraños al transitar levantar la voz del pueblo en un canto popular tanta soledad respiro en la calzada ver diques de blanco con leyendas bien pensadas observar tras la ventana, cuando llueve como lagrimas agrias son las horas cuando viajo sin audífonos la música conmigo ha creado como un vinculo tantos son los géneros que visten a mi circulo cíclico

autor: Wilson Boris Ortega ilustración: Gabriel Bicho Pizarro

cada fecha aprendiendo, una nueva mañana es un nuevo comienzo, razones esenciales para cultivar mi acervo mi norte es el sur y peleo por lo nuestro el arte esta en las plazas ya no esta en los museos quien puede definir que es bonito o que es feo un curador mediocre que tenga mucho dinero? Las suelas me las gasto con empeño y con esmero Y veo día a día luchar a los compañeros Desde diferentes campos y diversos manifiestos El nombre que tenemos sustituye lo que somos Por eso no entendemos como es que piensa el otro Apago el cigarrillo a medida que comprendo Así es como se esfuman de las cabezas los sueños Esta urbe me conecta sin sonidos en silencio Catarsis momentáneas y espasmos en directo Sin poesías ,sin melodías Las luces lloran melancolías Los trovadores de avenidas Los cuenta cuentos de noches frías Redacto esto con la furia insolente de mi juventud Es mi virtud ,es mi actitud, fuerte como alud, hasta el ataúd Defínelo tu, consíguelo tu,ponle esfuerzo tú búscalo tu Sin poesías ,sin melodías Las luces lloran melancolías Los trovadores de avenidas Los cuenta cuentos de noches frías


Laranka “texto de portada.”

Minga para amarte

Aprovechamos el espacio para dejar abierta la invitación a todxs las personas que se sientan identificadas con esta, nuestra lucha que es la lucha de todxs, a formar parte de las futuras ediciones del Fanzine Poético, ya que este proyecto se construye de forma mancomunada y libre, en base a colaboraciones y aportes. Escríbannos a nuestro correo colectivolachinchilla@Gmail.com, este un espacio abierto siempre. Colectivo La Chinchilla.

Se han preguntado ¿Por qué razón nos levantamos cada día?, ¿por qué luchamos desde nuestros contextos y posibilidades?,¿Por qué soñamos?. En cada uno brilla la esperanza solo basta con cerrar los ojos para sentirla ,la minga ahí está, manifestándose como un reflejo claro de nuestra realidad, porque la vivimos a diario, tan solo con observar nuestro entorno, la familia, lxs vecinos, la gente amable que nos rodea ,hacer una retrospectiva desde nuestros corazones, lo que transmitimos al mundo en cada gesto, en cada sonrisa, en cada abrazo, en cada acto, en el interés por el prójimo, en brindarle una mano amiga y solidaria, así que ¡vivamos la minga!. Sean bienvenidxs a estas páginas del cuarto fanzine que en esta ocasión toma como temática principal “La minga” que desde una perspectiva artística en conjunto con activistas sociales, artistas plásticos, músicos, profesionales en varias ramas académicas, ilustradorxs, fotógrafxs, escritores, gente de nuestras comunidades del Ecuador, también Perú, España, Bélgica, Estados Unidos se han sumado de forma desinteresada a este proyecto que emerge desde la gente para la gente, a quienes agradecemos profundamente por ese apoyo, por demostrarnos a través de sus contribuciones, esa esperanza de construir mediante la colectividad el mundo que muchos creen utópico, somos semillas germinando, somos luchadorxs, somos soñadorxs.

Y somos como un cuerpo, entrelazados por venas, amarillas como el oro que nos rodea, azules como la sed que nos atormenta, y rojo como la vibración que sacas de ti. Los nervios interrumpidos por el dolor, un trabajo satisfactorio sobresaliente, la construcción de crear cimientos, de alzar las paredes en donde nos apoyamos, las ventanas que reflejan los sueños. Entre nosotros hacemos una minga, con sabores y aromas exóticos, tan reales, tan limpios, tan claros; lluvia de los pensamientos instintivos, Deshojando anhelos y respiración. Y no corrompemos los deseos, solo transportamos adoquines y arena, nos ensuciamos con barro y paja, nos envolvemos en los jardines y llevamos hasta el cielo nuestro poder. Un suspiro y de vuelta a la marcha, puños, manos, brazos adoloridos, seres constructores, ingenieros y arquitectos, savia de calle y campo, faroles, velas y lámparas... hasta los dioses nos ayudan en el destino. Desafíos transformados en paisajes rústicos, somos más que una familia y el barrio, nuestra unión nos alza como pueblo de tejidos, madera, cerámica y vidrio... somos el labrar del hoy y la ciudad de los que vienen.

El Fanzine Poético #4 : “La minga” Obras seleccionadas y editadas por Colectivo La Chinchilla Cuenca, Ecuador. Todas los textos, ilustraciones y fotografías son copyright 2014 de sus respectivos autorxs, los mismos que han sido publicados sin realizar ninguna modificación. El Fanzine Poético #4: “La Minga” Compilado y editado: Mazhyx Orellana Diseño y diagramación: Ximena Moscoso Colectivo Madre Tierra. Portada: Darwinchi, Contraportada: Diego Castro Ochoa Realizado por: Colectivo La Chinchilla Cuenca, Ecuador, 2014. Gracias al apoyo del Colectivo Madre Tierra, Dirección de Cultura de la Universidad de Cuenca, Casa de la Juventud de la Municipalidad de Cuenca. www.fanzinepoetico.com colectivolachinchilla@gmail.com Impreso en la Imprenta de la Dirección de Cultura de la Universidad de Cuenca. Cuenca, 2014

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intro La unidad de la diversidad… la diversidad en unidad, este es el mensaje que ha inspirado mentes y corazones para dar forma a las páginas de LA MINGA. A través de poesía, fantasía, música, colores, mundos y realidades celebramos nuestra naturaleza, el ser humano creador, creativo, activo y dispuesto a compartir su corazón para vivir la unidad que sólo puede procurar felicidad. Esta es una invitación a fluir en sensaciones que nos conectan con el aprendizaje más bello que es legado del ser andino, LA MINGA, la fuerza de voluntades sonrientes que acogen un propósito común, el bienestar individual y colectivo. Ser andino que recorre montañas y que ha sabido escuchar su silencio… ser andino que acoge el consejo del viento y del agua, espíritus sabios que nos enseñan el fluir, el integrarse en un todo que nos rodea manteniendo la vida en su estado de pureza. Así la práctica de este aprendizaje nos lleva a tejer la humanidad sin prejuicios y sin juicios, abrazando corazones y enlazando nuestras manos. Celebremos pues LA MINGA cuidando nuestra casa, cuidando a nuestros/as hermanas/os, viviendo la reciprocidad que nos enseña la madre tierra, así como la cultivemos será nuestra cosecha. Diana Moscoso Lazo colectivo madre tierra


“la minga”

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FANzine POÉtico #4


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