Por qué descendió el Espíritu sobre Jesús? (v. 33

Prepárate para cada día y enfréntalo como sea. Cuando seas yunque, soporta, y cuando seas martillo, golpea.

Un herrero trabaja en la forja y hace uso de su brazo musculoso para dar fuertes golpes a la barra de hierro candente que tiene frente a sí. Está ocupado en confeccionar una gran cadena, del tipo que sujeta el ancla en un barco. El herrero hace bien su trabajo. Cada eslabón se confecciona con el mejor metal y está convenientemente soldado al resto. Pasan los meses y los años. El anciano herrero muere y todos se olvidan de él.

Un barco se hace a la mar y durante el viaje queda atrapado en una furiosa tormenta. El capitán ordena que tiren el ancla. Fuertes vientos y enormes olas azotan la nave. Toda la tripulación y los pasajeros saben que su suerte depende de que la cadena mantenga el barco sujetado al ancla. Durante toda la oscura noche de furiosa tormenta el ancla se mantiene en su sitio, y al final, cesa la tempestad. Todos los de a bordo saludan el amanecer con alegría y entonan un himno de gratitud a Dios por la liberación.

¿Hay en esta historia un héroe? Por supuesto. Aquel que manejó un sencillo martillo y yunque con habilidad y conciencia de su noble trabajo. Aquel que hizo su tarea con constancia, que remontó las olas de su propia vida para hacer lo mejor que pudo por los demás.

¿Cuántos de esos héroes habrá por allí, que tal vez hemos olvidado? Usted puede ser uno de ellos.

“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse” 2 Timoteo 2:15

CLAVES PARA LA VISIÓN

“Las ideas son tan poderosas, que muchas naciones son gobernadas a través de los pensamientos de hombres que murieron hace mucho tiempo atrás.”

Dr. Myles Munroe