RIVALIDAD ENTRE HERMANOS/AS
DEFINICIÓN RIVALIDAD ENTRE HERMANOS Es la disputa permanente por obtener más cosas, más privilegios o más atención de los padres que su/s otro/s hermano/s. Puede tomar la forma de discusiones continuas, chincharse, acusarse mutuamente, hasta pegarse. Es una muestra de la rivalidad y competitividad propias las personas adultas, solo que en seres que están creciendo y disponen todavía de estrategias más finas y elaboradas competitividad, de ahí la importancia de la labor educativa de padres.
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CAUSAS DE LA RIVALIDAD Deseo de acaparar el cariño, la dedicación y atención de los padres. Miedo a que la competencia del hermano/a menoscabe las atenciones de sus padres hacia ellos/as. Está muy relacionada con los celos y envidias provocados por distintas situaciones que se dan en el día a día: Por el trato diferencial dispensado por los padres. Estos deben ser extremadamente cuidadosos en intentar ser equitativos y justos en los premios y castigos entre sus hijos. El propio carácter de los niños y su actitud excesivamente egoísta.
EFECTOS DE LA RIVALIDAD Enseña a nuestros hijos a desenvolverse y a afrontar conflictos fuera del ámbito familiar. Pueden llegar a convertirse en personas con baja autoestima y resentidas cuando no consiguen los éxitos en la vida que ha conseguido el hermano con quien competían constantemente y también se pueden convertir en personas excesivamente competitivas, que vean en todo el mundo a rivales potenciales. La rivalidad entre hermanos es necesaria para que se vaya estructurando la personalidad de cada uno y además les sirve en su socialización, ya que cuando los niños se integran a la etapa escolar es mucho más fácil que se adapten a las relaciones con sus compañeros debido a que ya nos son tan egocéntricos.
TENER EN CUENTA Evitar un exceso de intervencionismo, siempre que sea posible es bueno que los niños resuelvan sus problemas por ellos, pero Sí intervenir cuando la pelea sea física o se insulten. Cuando intervenimos constantemente solemos defender a la parte mas débil , lo que puede llevar al otro a pensar que siempre nos ponemos al lado del otro hermano/a. No tomar partido hacia alguno de los dos. No se trata de buscar culpables, para pelear se necesitan dos y por lo tanto la llamada de atención será para ambos. No hacer comparaciones entre ellos ya que esto fomenta la competencia entre ellos. No es positivo obligar a los niños a jugar juntos cuando están enfadados, ya que solo lograremos aumentar la tensión entre ellos. debemos respetar ese momento y esperar que las cosas vuelvan a su cauce.
Debemos establecer reglas de disciplina muy claras y equitativas para todos los miembros de la familia. Debemos explicarles a nuestros hijos las consecuencias de las peleas y las agresiones. Nuestros hijos deben saber que pelear no es la forma de resolver los problemas, es mejor tratar de llegar a un acuerdo entre ellos, siendo tolerantes y generosos. Tales valores si se los inculcamos desde pequeños serán practicados a lo largo de su vida. Evitar los castigos físicos porque eso reforzaría la idea de que la violencia es la solución de los problemas. Luego de una pelea es bueno conversar con cada uno de sus hijos al respecto y se les debe reconocer sus sentimientos. A todos nuestros hijos debemos demostrarles cariño y amor tanto con palabras como con hechos y lograr que ellos lo extiendan hacia los demás y sobre todo entre los miembros de la familia.
¿CÓMO INTERVENIR POSITIVAMENTE EN LAS RELACIONES FRATERNALES? 1. PREVENIR 2. ACTUAR 3. REVISAR
PREVENIR Establecer acuerdos en los temas que causan conflicto. Dejar claras las normas de la familia sobre todo las prohibiciones y sus consecuencias. Hazles sentirse únicos y especiales. Dedícales un tiempo exclusivo. Evita las comparaciones.
ACTUAR Discusiones civilizadas: no intervenir. Discusiones donde las circunstancias obligan a intervenir: Reconocer sus sentimientos. Escuchar el punto de vista de cada uno sin dar ninguna opinión. Enunciar el problema. Expresar confianza en su capacidad para solucionar el problema. Si no llegan a una solución y te piden ayuda: Describir la situación. Recordar las normas. Invitarles a negociar. La situación les sobrepasa y hay que intervenir con urgencia: Describir el comportamiento incorrecto y separarlos.
REVISAR Es el momento de sacar conclusiones, con ellos más tranquilos después de su tiempo fuera, se volverá a tratar el tema del conflicto y se revisará el comportamiento de los hijos y el de los padres para sacar una conclusión positiva y aprender de ella. Se recordarán: Los acontecimientos pasados. Normas de la familia. Se les animará a buscar soluciones adecuadas. Se le inculcarán valores: respeto, generosidad, amistad, amor…
CONSEJOS PRÁCTICOS PARA MEJORAR LA RELACIÓN ENTRE HERMANOS No juzgues. No fuerces la interacción ni hacer las paces. No eches la culpa al mayor por el simple hecho de ser el mayor (y en teoría, el que ha de dar ejemplo). No protejas al más pequeño de tus hijos porque éste se aprovechará de tu incondicional protección para molestar sutilmente al mayor. Jamás les pegues porque al hacerlo les enseñas que la violencia es una herramienta útil para solucionar problemas. Si están a punto de pegarse, invítalos a hacer alguna otra actividad que les permita distraerse y olvidarse de su enfrentamiento.
Es fundamental tener paciencia y hablarles a nuestros hijos con calma cuando vayan a solucionar el conflicto. No debemos olvidar que somos el ejemplo, por lo tanto prohibido mostrar una conducta violenta. Es importante tener en cuenta que también la relación de pareja influye directamente en el comportamiento entre los hermanos. Los niños aprenden por imitación, si nosotros llevamos una relación agresiva no podemos pedirle a nuestros hijos calma y respeto. Evitemos las comparaciones, el favoritismo y la falta de atención a los hijos; para lo único que sirven es para agrandar más la rivalidad entre hermanos y afectar su autoestima. No olvidemos dedicar tiempo por separado a cada uno de los hijos y conversar mucho con ellos. Elogiemos las actitudes positivas de nuestros hijos, felicitarlos cuando no se peleen y mostrarles lo contentos que estamos por ello. Esto logrará que esas buenas conductas se repitan con más frecuencia.
Después de pelearse y si tus hijos ya saben escribir, invítales a que escriban en un papel lo ocurrido y cómo se han sentido. Se puede sintetizar en cuatro frases y les servirá para reflexionar y reconocer sus sentimientos. Promueve la interacción y colaboración aunque sea en cosas pequeñas. Intenta planificar actividades familiares en las que todos participan como juegos sin competición, reuniones para discutir reglas, solucionar conflictos. Enseña a tu hijo que hay otras maneras de defenderse además de las patadas y los puñetazos. Enséñale a utilizar el sentido del humor, a utilizar su inteligencia y a ignorar provocaciones. Aprovecha el humor para que reflexionen sobre su propio comportamiento y relativicen los conflictos. Juega con ellos a cambiar los papeles: “Ahora nosotros somos los niños y vosotros los padres” Cuando uno de los hermanos “se chiva” al padre o madre, estos no deben premiar al chivato castigando al otro hermano. Solo agradéceselo puntualmente si te avisan de que está haciendo algo peligroso. Evita etiquetarles.
¿Porqué se pelean tanto?
¿Qué provoca el conflicto?
¿PORQUÉ SE PELEAN TANTO? Para divertirse. Desahogarse. Conseguir atención. Defender sus derechos. Herir. Demostrar que se tiene el control. Etc… EL PROBLEMA NO SON LAS PELEAS Y RABIETAS SINO “NUESTRA REACCIÓN ANTE ELLAS”
¿CÓMO REACCIONAMOS FRENTE A LAS RIVALIDADES ENTRE NUESTROS HIJOS/AS?
¿CÓMO DEBERÍAMOS REACCIONAR FRENTE A LAS RIVALIDADES ENTRE NUESTROS HIJOS/AS? Explicamos nuestra reacción correcta frente a nuestro caso particular.
GRACIAS POR VUESTRA ASISTENCIA