Grandes biografías hermanos argensola

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A Eladio. ¿Quién me dará jazmines y violetas para ceñir a un vencedor las sienes, que convirtió en halagos desdenes, donde Amor despuntó tantas saetas? Bartolomé Leonardo de Argensola



Biografía de los hermanos Argensola

PRÓLOGO Prologar una nueva obra sobre los Hermanos Argensola, es motivo de alegría para el alcalde de la ciudad que los vio nacer. Es signo que la memoria de tan ilustres barbastrenses se mantiene viva y que su legado literario continúa siendo objeto del interés de los especialistas. Barbastro ha sabido honrar la memoria de Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola, cuyo apellido da nombre a una de las calles principales del casco histórico, a la Casa de la Cultura, a un Instituto de Enseñanza Secundaria, a un Premio de Poesía que va camino de las cuarenta ediciones, incluso al añorado edificio del cine Argensola, hoy tristemente desaparecido de nuestro paisaje urbanístico, pero vivo en el recuerdo de muchos barbastrenses. Su apellido suena en Barbastro como uno de los más familiares de entre todos los personajes ilustres que ha dado esta tierra. Sin embargo, esta presencia constante y evidente, de los Hermanos Argensola en la vida cultural y social de la ciudad, encuentra escasa correspondencia en el conocimiento profundo de lo que significó la obra y vida de estos personajes históricos. Las publicaciones sobre los Hermanos Argensola son contadas y basadas principalmente en obra literaria. Por ello se hacía necesario analizar su producción poética, en consonancia con sus avatares vitales. Lupercio y Bartolomé salieron

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n de Barbastro, donde vivieron su infancia y adolescencia, para continuar su formación y en breve periodo se hicieron con papel clave en la vida política de la corte, llegando incluso a Nápoles al final de sus vidas. Unas vidas paralelas y unidas, que hacen que siempre se les recuerde de forma conjunta. En estas páginas los lectores encontrarán la trayectoria de vital de los dos hermanos y también la singularidad personal y profesional de cada uno de ellos. Mientras Lupercio fue un hombre de estado y un cortesano apasionado por la historia, Bartolomé permaneció más vinculado al mundo de las artes, y la literatura en particular. Todos estos aspectos se reflejan de forma exhaustiva y con el rigor científico que los personajes merecen en el libro de Soledad Catalán. Enhorabuena a esta autora y también mi agradecimiento por haber elegido a los Hermanos Argensola objeto de su estudio. El resultado del trabajo es excelente y esperamos que sirva como base para investigaciones posteriores que profundicen en la divulgación del legado de estos afamados barbastrenses. Por todo ello, desde este prólogo quiero lanzar un mensaje de ánimo a futuros estudiosos, tanto de la literatura como de la historia, a que contribuyan a recuperar la memoria de Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola. Antonio Cosculluela Bergua Alcalde de Barbastro

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Biografía de los hermanos Argensola

INTRODUCCIÓN Tu verde y rico margen, no de nebro, ni de ciprés funesto enriquecido, claro, abundoso y conocido Ebro, sino de lauro y mirto florecido, ahora como puedo le celebro, celebrando aquel bien que han concedido el cielo a tus riberas, pues en ellas moran ingenios claros más que estrellas. Serán testigo desto dos hermanos, dos luceros, dos soles de poesía, a quien el cielo con abiertas manos dio cuanto ingenio y arte dar podía. Edad temprana, pensamientos canos, maduro trato, humilde fantasía, labran eterna y digna laureola a Lupercio Leonardo de Argensola. En santa envidia y competencia santa parece que el menor hermano aspira a igualar al mayor, pues se adelanta y sube do no llega humana mira. Por esto escribe y mil sucesos canta con tan suave y acordada lira, que este Bartolomé menor merece lo que al mayor, Lupercio, se le ofrece.1

Así elogiaba Cervantes a Lupercio y Bartolomé, y el Fénix de los ingenios, Lope de Vega, decía de ellos en la Aprobación a la edición de las Rimas de 1634: “parece que vinieron de Aragón a reformar en nuestros poetas la lengua castellana”. En numerosas ocasiones

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n los cita como ejemplos de buen hacer poético otro ilustre aragonés: Baltasar Gracián. Y tampoco en el siglo XVIII se olvida de su magnífica poesía el zaragozano Ignacio de Luzán. Sin embargo, esta admiración se trocó en olvido con el pasar de los años, y así se lamenta de ello el conde de la Viñaza en 1889: Muchos años han transcurrido desde su muerte; muchas doctrinas y sistemas se han presentado en el teatro del mundo; gran diferencia corre entre las ideas que prevalecen hoy en día y las que privaban en los tiempos de los Argensolas; pero, a pesar de tanta distancia de años y de ideas, la estimación que nos merecen estos varones no sólo no ha menguado, sino que se ha apurado y aquilatado con el tiempo, al revés de otras celebridades y renombres que, si brillaron un día, han caído ya en la sima del olvido. Y la razón de esto es porque, atenidos los Argensolas a cultivar en sus escritos el ideal de la eterna hermosura, consiguieron traspasarla a sus obras, y estas obras los han colocado en el templo de la inmortalidad para que sirvan de modelo a cuantos cultivan la belleza artística.2

Ojalá que esas reflexiones no se pudiesen aplicar a los tiempos en los que vivimos, pero la realidad es otra bien distinta. En esencia, la función que quiere tener esta biografía es acercar al lector actual la vida de dos poetas que, como hemos mostrado, fueron muy estimados en su tiempo, y rescatarlos de un olvido tan ignominioso como al que se han visto sometidos. Es necesario reivindicar figuras como Leonardo y Bartolomé porque son un ejemplo de constancia, laboriosidad y lealtad, virtudes todas ellas dignas de ser imitadas en unos tiempos, los actuales, en que no hay muchos modelos en los que fijarse. Y a todo ello

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Biografía de los hermanos Argensola hay que añadir, sobre todo, que tuvieron muy a gala ser aragoneses, y que allá donde el destinó los dirigió siempre sintieron nostalgia por su tierra, a la que dedicaron hermosísimos versos.

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ADVERTENCIA Las grafías de los poemas de los hermanos Argensola han sido modernizadas, así como algunas palabras que podían ofrecer alguna dificultad para el lector actual.



Biografía de los hermanos Argensola

Capítulo I. ORÍGENES Y FAMILIA

Los Leonardo, según algunos biógrafos, eran de origen italiano, en concreto procedían de la ciudad Rávena, y sirvieron en Italia y en España desde el siglo XIII. Giuliano Leonardo fue embajador de las ciudades de Florencia y Bolonia ante el rey Jaime el Conquistador; Ponce Leonardo estaba al servicio del rey Norberto de Nápoles en el siglo XIV; Andrea Leonardo sirvió a este rey entre 1332 y 1335 en las guerras de Piamonte.3 El bisabuelo de los hermanos Argensola, Pedro Leonardo, llegó a España, se instaló en Barbastro y ayudó a Fernando el Católico en la conquista de Granada con tropas mantenidas a sus expensas.4 El abuelo, Juan Leonardo, era doctor en Derecho civil y canónico5 y fue “uno de los gentiles hombres del ilustrísimo don Juan de Aragón i Navarra, Obispo de Huesca, Jaca i Barbastro, hijo del serenísimo don Carlos, Príncipe de Viana.”6 Parece que la familia Leonardo, en concreto Juan Leonardo, estaba emparentada con Beatriz Conesa, tía de Miguel Servet. Ambos eran hermanos de madre: “Leonardo fue jurista, asesor de los juristas de Barbastro y Monzón y comisario en Ribagorza de los condes del mismo nombre y duques de

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Villahermosa. Era hijo de Juan Leonardo, médico de Barbastro y de Beatriz Zaporta, siendo ésta viuda de Pedro Conesa abuelo materno de Miguel Servato”. Algunos estudiosos señalan que el apellido Leonardo es de origen judeo-converso, porque es un sobrenombre del apellido Chavaciel o Sabadial.7 Y consideran a los hermanos Argensola pertenecientes a la familia Santángel. Parece probado, pues, que eran descendientes de judíos conversos.8 El padre de los hermanos Argensola, Juan Leonardo, fue secretario del emperador Maximiliano II, y desempeñó el mismo cargo del conde de Aytona. Los Argensola procedían de la nobleza catalana9. En el Archivo de la Corona de Aragón (Barcelona) se conservan numerosas cartas de Carlos V, Felipe II y Felipe III en las que se les conceden recompensas en dinero y tierras por sus servicios a la Corona.10 De la unión de Juan Leonardo y Aldonza Tudela de Argensola nacieron cuatro hijos: Lupercio, Bartolomé, Pedro y Ana María. Pedro fue fraile agustino.11 Antes de salir de España enseñó teología en el convento de S. Agustín de Valencia, pues en una carta, fechada el 4 de septiembre de 1596, que Bartolomé envía al Doctor Llorente, le dice de su hermano: “luego mis hermanos besan a Vm. las manos y aquí entra fr. Pedro que le tenemos acá por algunos días hasta que vuelva el tiempo para leer su teología en San Agustín de Valencia, de donde ha venido a vernos”.12 También estuvo en Salamanca así se lo dice Bartolomé a su amigo Llorente (carta de 10 de octubre de 1598): “el P. Provincial de Castilla que es catedrático en Salamanca, en aquella universidad trae a mi hermano fr. Pedro a ella para el mismo efecto de

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Biografía de los hermanos Argensola leer en escuela, con título de predicador de aquel convento de St. Agustín; siéntenlo mucho en Medina del Campo, porque lo adoraban y tienen mejores entrañas que [lo que sigue esta tachado]...cuya conjuración secreta se ha descubierto y aun sus maldades, esto es hablando con Vm. A quien suplico lo tenga en su pecho hasta que yo hable lo demás en otro despacho”.13 El 5 de septiembre, Fr. Pedro seguía en Medina del Campo.14 Escribió algunos poemas en latín y castellano como apéndice a algunas obras teológicas, así como algunos dísticos latinos, que fueron publicados en la Relación de las fiestas de San Jacinto.15 Participó asimismo en las alteraciones de Zaragoza de los años 1590-1591. De ello nos informa Lupercio en Información de los sucesos del Reino de Aragón en los años de 1590 y 1591, capítulo XLV titulado “Que cortaron la cabeza al Justicia de Aragón”. Fray Pedro estaba entre los padres que confesaron y reconfortaron al Justicia en su última noche con vida: Pero aquella noche, que a todos pareció muy larga, fue la última del Justicia de Aragón; porque, sin haber escrito palabra contra él, ni tomándole la confesión, le notificaron que había de morir en la mañana, y le metieron quien le confesase, que fue el padre Ibáñez de la Compañía de Jesús, y otros religiosos para que le ayudasen a bien morir, y le acompañasen hasta el lugar del suplicio, que fueron el dicho padre Ibáñez y su compañero, el padre maestro fray Hierónimo Aldovera y el padre fray Pedro Leonardo, mi hermano, de la orden de san Agustín.16

La hermana, Ana María, se casó con el barbastrense doctor Jusepe Trillo (1564). Fue compañero

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n de estudios de Leonardo, y quizá de Bartolomé en Salamanca. En 1607 es Abogado del Reino y designado por el Rey, Juez extraordinario de la Corte del Sr. Justicia de Aragón. En 1618 fue Jurado tercero de Zaragoza y Diputado en una ocasión. 17 La relación entre los cuatro hermanos era muy afectuosa como se muestra en los tercetos que Leonardo dirigió a Bartolomé. Éste estaba desempeñando su cargo en Villahermosa y Pedro en Valencia (los versos más significativos son los que dedica a su propio hermano en su labor como rector de Villahermosa, a los que me referiré en la biografía de Bartolomé). Reproduzco aquí los que dedica a su hermano Pedro: A SU HERMANO BARTOLOMÉ LEONARDO. (...) ni que de nuestro Pedro, cuando al fuerte yugo acabó de echar el postrer lazo, que solamente romperá la muerte, pudiese recibir el tierno abrazo, con que suelen del mundo despedirse los que llama la iglesia a su regazo. ¡Quién viera vuestros pechos derretirse en amor, cuando os vistes en Valencia, y fue forzoso a cada cual partirse! ¡Qué gozo me quitaste, dura ausencia, de dos prendas del alma, dos hermanos, a cuya edad desmiente la prudencia! El uno para ungir las sacras manos en la edad ilegítima esperaba la que piden los príncipes romanos; El otro con saber que se obligaba a doblado trabajo, no repara en ver que un año entero le faltaba. La casa de sus padres desampara; y aunque los mira en el umbral tendidos,

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Biografía de los hermanos Argensola que le impiden el paso, no se para. Pasa por ellos sordo a sus gemidos, no con entrañas duras, sino pías, luchando la razón con los sentidos. De dos tales hermanos, tales días me quitó el fiero buitre, cuyo cebo son cotidiano las entrañas mías. 18

También se muestra ese cariño entre los hermanos, que llegó hasta la muerte, leyendo el testamento de Bartolomé. En él a su hermana Ana María Leonardo le deja mantas sueltas y veinte mil sueldos jaqueses.19 Y más adelante añade “por cuanto yo amo mucho a la dicha Ana María Leonardo mi hermana y deseo que tenga muy competente comodidad y se que lo mismo quiere y desea el dicho Don Gabriel Leonardo mi sobrino y que la estima y ama | como si fuese su propia madre y no teniendo como no tiene hijos me ha parecido que para disponer por su Alma (o) otras cosas en que quisiese le bastan los veinte mil sueldos que le dejo, pero paréceme que es necesario que se le acuda con alguna renta para durante su vida si a mis ejecutores infraescritos les pareciera que le ha menester. Por tanto quiero y mando que los dichos mis ejecutores vean y arbitren esto según posibilidad y necesidad y las fuerzas de mi hacienda le consignen durante todo el tiempo de su vida natural.” Y además, muestra también su afecto por su cuñado, Jusepe Trillo.20

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Capítulo II. VIDA Y OBRAS DE LUPERCIO LEONARDO DE ARGENSOLA

La descripción física de Leonardo se halla en un Manuscrito de la Real Academia de la Historia: “La tez del rostro blanca, ojos negros barba y cabeza (sic), la nariz proporcionada, la frente ancha, y calva mucha parte de la cabeza”.21 Es ante todo un aristócrata. 1. NACIMIENTO Y EDUCACIÓN. PRIMERAS CREACIONES LITE-

RARIAS(1559-1584)

1.1. Nacimiento y educación Nació en Barbastro y fue bautizado el 14 de diciembre de 1559 en la iglesia parroquial de esta villa,22 en concreto en la pila bautismal de la parroquia de la Asunción,23 catedral de Barbastro. Este edificio, dedicado a Nuestra Señora de la Asunción, es una magnífica obra de arte declarada Monumento Histórico-Artístico, no sólo por su arquitectura del siglo XVI, sino también por el arte mueble de su interior, especialmente por su impresionante retablo mayor. Antes que la catedral, se levantó en el mismo espacio la antigua mezquita,

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n construida por los musulmanes durante el dominio de la ciudad. La basílica se concluyó en el año 1533 ó 1536, e intervinieron en su construcción maestros arquitectos de la talla de Juan de Segura o Juan de Sariñena. Se compone de planta de salón (concepción renacentista) con tres naves separadas por pilares fasciculados que prosiguen en arcos y nervios en forma de palmera que crean complejas bóvedas de crucería. El elemento más sobresaliente de todo su interior es el retablo mayor, con un impresionante basamento de alabastro, obra de Damián Forment y de Juan de Liceire, quien terminó la obra tras la muerte del artista valenciano. Este retablo ha recuperado todo su esplendor tras la restauración realizada en 2002. Lupercio fue educado posiblemente en el Estudio General de Barbastro. En la carta enviada a Bartolomé Jerónimo el 29 de abril de 1599, y en la que trata del origen del pilar donde se apareció la Virgen en Zaragoza, afirma que lo más seguro es que se trate de un fragmento de la columna en la que fue azotado Jesucristo: “yo así lo oí predicar siendo niño al Padre Gobierno, y aun, si no me acuerdo mal, le aplicaba en el color y circunferencia alguna semejanza con el que está en Roma, de lo cual se podía sacar argumento que fuesen el uno y el otro fragmentos de aquel en que fue azotado Cristo, (…)”.24 Lo más probable es que en 1579 siguiese sus estudios en la Universidad de Huesca, de la que había sido Consiliario en 1574 su padre, Juan Leonardo. Y le dedicó un soneto al profesor de filosofía de dicha institución,25 fray Jaime de Torres (1579)26: Lupercio Leonardo y Argensola, al padre Fray Jaime Torres

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Biografía de los hermanos Argensola Si aquellos que escribiendo alguna historia y bárbaras empresas de tiranos o conceptos de amor, y amores vanos, el mundo les conserva la memoria: Quien deja esta materia transitoria por contar los misterios soberanos gozará de alabanza en los humanos, y en el cielo después la eterna gloria. Dichoso Torres, pues habéis tenido asiento entre famosos escritores, cubriendo al ciego amor de triste luto, ya la digna corona os han tejido: porque bien la merece de mil flores, aquel que con las suyas da tal fruto. También yo mi tributo os doy de voluntad, y más os diera si el cielo más que dar me concediera.

No sólo le dedicó poemas Lupercio a fray Jaime de de Torres, sino también Bartolomé que lo elogió con 15 octavas que llevan como título: “Estancias de Bartolomé Ioan Leonardo Argensola, en alabanza de la orden de nuestra Señora de la Merced de la redempcion e cautivos, a fin de alabar al autor”27 Así pues, es muy probable que los dos hermanos hubiesen estudiado en la Universidad de Huesca.28 Desde los siglos de la Edad Media existían escuelas eclesiásticas donde se aprendía a leer, escribir y contar en una especie de enseñanza primaria que tenía su continuación con el Trivium, el Quadrivium y el latín, en lo que podría ser la enseñanza secundaria. Durante la Edad Media se fundaron en Aragón escuelas eclesiásticas, antes de que el Concilio de Letrán estableciese en 1174 que en cada catedral debía constituirse un beneficio para el maestro que enseña-

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n se a los escolares y clérigos de forma gratuita. En los siglos XVI y XVII se van a ir abriendo en Zaragoza, Huesca, Calatayud y Alcañiz escuelas regentadas por las Órdenes religiosas. En ellas la lucha por el control de la enseñanza fue importante. Por privilegio de Pedro IV de Aragón (que no hizo uso de la prohibición de Jaime II de fundar nuevas Universidades en la Corona de Aragón al crear el estudio de Lérida), el 12 de marzo de 1354 es erigida la Universidad de Huesca con los mismos privilegios que la de Montpellier y Lérida. Fue revitalizada en 1465 al transformarse en mecenas de la institución el Rey, el Concejo y el Obispo. Durante el siglo XVI la vida universitaria en Huesca va a verse mediatizada por el enfrentamiento con Lérida y con Zaragoza por su pretensión de tener Estudio General.29 Aunque no se conservan documentos que confirmen que Lupercio estudió en la Universidad de Huesca,30 los testimonios que así lo aseguran son fiables como el ya citado de Francisco Andrés de Uztarroz, que conoció a Bartolomé y fue amigo del nieto de Lupercio, Miguel Leonardo de Argensola. El año 1580 se trasladaron los dos hermanos con sus padres a vivir a Zaragoza, y Leonardo pasó a estudiar en el Estudio General31 de esta ciudad. El Rey Juan II había concedido en 1476 un privilegio por el que la Escuela episcopal de Zaragoza pasó a ser Estudio General. La burguesía, el municipio y el arzobispado pretendían una Universidad, pero las disputas por su control y los enfrentamientos con Huesca fueron demorando su creación. Será Carlos I quien en Monzón (1542) le dé un impulso definitivo y se consolide, no sin pocos problemas y reticencias, en 1583 cuando

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Biografía de los hermanos Argensola la tenacidad de Pedro Cerbuna lleve a buen puerto el proyecto, y se inaugure el curso el 24 de mayo de ese mismo año. Este eclesiástico, nacido en Fonz en 1538, ostentó los cargos de Vicario General de Lérida, de Huesca y de Zaragoza, fue canónigo de La Seo, diputado a Cortes del Reino en el brazo eclesiástico y obispo de Tarazona. Pero su personalidad destaca fundamentalmente por ser el gran defensor y creador de la Universidad de Zaragoza. Para llevar a cabo su propósito aportó sus rentas personales.32 La Universidad en sus inicios tuvo muchos problemas; por un lado, las críticas y pleitos de la Universidad de Huesca; por otro, la indecisión de Felipe II en su apoyo y, por último, la oposición de determinadas personalidades que colapsaron en un primer momento su vida económica.33 Lupercio confirma su paso por la universidad de Zaragoza cuando defiende su actitud ante los Anales de la Corona de Aragón de Zurita: “Algunos dellos [Elogios de Zurita] trae el P. Andrés Schoto, eruditísimo varón, cuyo discípulo me precio de haber sido en el tiempo que asistió en esta ciudad antes que entrase en la Compañía de Jesús”.34 En Zaragoza también fue discípulo de Pedro Simón de Abril, que le iniciaría en el estudio del griego. Asimismo adquirió conocimientos de filosofía, derecho, historia antigua, y de los autores griegos y latinos, pues daban clase en Zaragoza profesores tan importantes como Jerónimo Xavierre en Teología, Martín Miravete en cánones, Juan Costa en derecho.35 Latassa añade que continuó sus estudios en Madrid, “adelantado su mérito en la poesía, en el conocimiento de idiomas y en los de varia erudición”.36 La formación de Lupercio y de su hermano se

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n ajustó, pues, a lo que exigía el Humanismo imperante. Por un lado, formación en leyes, por otro, conocimiento profundo de los autores clásicos y también un gran interés por la historia. 1.2. Sus primeros poemas El primer poema de Lupercio es un elogio en cuatro octavas que apareció en el Libro de Orlando determinado obra de don Martín de Bolea y Castro.37 Lupercio tenía entonces 19 años (1578): 38 Un espíritu nuevo, un nuevo aliento se requiere a tan alto y viril hecho; no basta un remontado entendimiento que al fin a la ignorancia rinde el pecho, illustre don Martin, que a tu talento tan sólo tú lo dejas satisfecho; y así quedará corto el que presuma de igualar tu alabanza con su pluma. No hay raro entendimiento que no quede en tu alabanza corto, sin reparo que llegar al término no puede, y aunque de lo posible es don avaro; que a los humanos límites excede tu ingenio peregrino, único y raro, y pretendiendo alguno sublimarte, en medio su camino falta el arte. Del patrio Íbero hasta el egipcio Nilo tu sublimada musa se celebra, que aun el propio satírico Zoylo no se atreve a morder la sutil hebra. Tu rara ciencia, tu encumbrado estilo por ningún accidente no se quiebra, antes oda la gente e recrea celebrando el de Castro y el de Bolea.

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Biografía de los hermanos Argensola Esa sangre real que te acompaña a tu estilo tan alto y levantado, que cuanto ganó Francia das a España, y a Orlando un nuevo título le has dado; tú del moro feroz la antigua saña has otra vez ímpetu domado; y Orlando nueva gloria consiguiendo su espada con tu pluma está midiendo.39

El siguiente poema sería un soneto publicado en las páginas preliminares de la Divina y varia poesía de fray Jaime de Torres en 1579 (al que ya me he referido). 1.3. Las tragedias A Lupercio se le puede considerar más como un historiador que como literato, y eso se muestra hasta cuando escribe teatro, pues eligió la tragedia para iniciar su carrera como escritor. Parece ser que cuando las compuso contaba con veinte años residía entre Zaragoza y Madrid, y fueron representadas en esas ciudades entre 1579-1585. 40 El momento en que escribió sus tragedias coincide con la creación de locales estables en las grandes ciudades y pueblos de España. Las primeras referencias son de las primeras décadas del siglo XVI, y se multiplican en la década de los setenta. Los dos corrales más importantes de Madrid fueron el de la Cruz; levantado en 1579, y el del Príncipe de 1583. Se denominan “corrales” porque para su construcción se aprovecharon, fundamentalmente, los patios de las casas particulares, aunque también se utilizaron patios de hospitales. El espectáculo teatral se encierra no sólo por motivos económicos (fueron las Cofradías o Hermandades que

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n aprovechaban los beneficios que daban las representaciones para financiar y mantener sus edificios y obras de caridad), sino también por la importancia que el propio espectáculo iba adquiriendo.41 En Zaragoza se estrenó con mucho éxito de público la Isabela, posiblemente las otras dos.42 Se representarían en un lugar llamado Casa pública de las Farsas, situada en la calle Alcober, cerca de La Puerta del Sol, no lejos de la iglesia de San Andrés. Ya en 1584 se creó la primera casa de comedias llamada “del león” ubicada en los graneros de la ciudad del Coso. Las malas condiciones de este local y el interés del Hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia, interesado en los beneficios que podía dar el teatro para sufragar los gastos del Centro, hicieron posible que el 7 de febrero de 1590 funcionase un nuevo corral en el patio del hospital.43 Son tres las tragedias: Filis (hoy perdida), Isabela y Alejandra. 44 Parece que Lupercio no limó sus versos, y a pesar de ello casi no hay errores ni de métrica, por el número de sílabas, ni por el ritmo, de manera que se le puede suponer una facilidad innata en la versificación. Fueron celebradas en el Quijote por Miguel de Cervantes, porque este autor aceptaba los principios aristotélicos y estaba en contra de la Comedia Nueva de Lope de Vega, y ello a pesar de que se vanagloriaba de haber sido el primero en sacar a la escena “figuras morales”.45 La alabanza de las tragedias de Leonardo nace en el diálogo entre el canónigo y el cura, sobre los libros de caballerías y las reglas de la Tragedia (capítulo XLVIII de la primera parte de El Quijote). Dice el canónigo que ha intentado convencer a los actores para

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Biografía de los hermanos Argensola que representen obras que se ajusten a las reglas: Acuérdome que un día dije a uno de estos pertinaces: «Decidme, ¿no os acordáis que ha pocos años que se representaron en España tres tragedias que compuso un famoso poeta destos reinos, las cuales fueron tales que admiraron, alegraron y suspendieron a todos cuantos las oyeron, así simples como prudentes, así del vulgo como de los escogidos, y dieron más dineros a los representantes ellas tres solas que treinta de las mejores que después acá se han hecho?» «Sin duda –respondió el autor que digo– que debe de decir vuestra merced por La Isabela, La Filis y La Alejandra» «Por esas digo –le repliqué yo–, y mirad si guardaban bien los preceptos del arte, y si por guardarlos dejaron de parecer lo que eran y de agradar a todo el mundo.46

Pero no sólo Cervantes, sino también Vicente Espinel, en el canto segundo de La casa de la Memoria, ensalza las tragedias de Lupercio: Mi oreja hiere mi sentido eleva tu numeroso verso levantado y el armónico son que el aire lleva de tu divino espíritu engendrado: ya la trágica Musa se renueva de aquel antiguo Séneca olvidado, ya, Lupercio, por ti honro y celebro por todo el orbe las corrientes de Ebro.

do:

Y también Agustín de Rojas en su Viaje entreteniLas cosas iban mejor haciendo entonces Artieda los encantos de Merlín y Lupercio sus tragedias47.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Hasta el propio Lope de Vega escribió en octubre de 1611: “De Lupercio hubo algunas tragedias, pienso que buenas, lo que permitió aquel siglo, en que ni los ingenios eran tantos ni los ignorantes tan atrevidos”.48 Las tragedias de Lupercio cubren un periodo de transición en el teatro español, pues presentan una serie de innovaciones, junto con la Numancia de Cervantes, dentro de lo que se ha denominado teatro antiguo, anterior a la innovación de Lope. Como noble que era y aristócrata que se sentía, Lupercio no pudo optar por otro género que la tragedia, cuyos protagonistas pertenecían al escalafón más alto de la nobleza. Como católico, le servía para mostrar el castigo que las debilidades humanas tienen: la muerte. Lupercio explica que la verdadera poesía abrió el camino a la filosofía moral para que presentase sus preceptos al mundo. La literatura debía estar al servicio de la filosofía moral. Intentó moralizar desde la escena, siguió a Séneca como modelo, y a los trágicos italianos. Concibió la tragedia como una serie de hechos sangrientos, todos ellos encaminados a demostrar que el pecado acaba en muerte. No da ni un momento de felicidad. En la tragedia Isabela, la Fama en el Prólogo dice: Miserables tragedias y sucesos, desengaños de vicios, cosa fuerte, y dura de tragar a quien los sigue: vosotros, por no ser amigos de esto, venís a ver los trágicos lamentos y la fragilidad de vuestra vida: evidente señal de que sois tales, que discernís lo malo de lo bueno, para lo cual tendréis materia luego,

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Biografía de los hermanos Argensola si proseguís a oírme con sosiego.49

En la tragedia Alejandra, el personaje del prólogo llamado Tragedia dice <<que todo ha de ser llanto, muertes, guerras, envidias, inclemencias, y rigores>>. Sus personajes son, pues, maniqueos: o son bondadosos en exceso o son malísimos de solemnidad. Y no evolucionan a lo largo de la acción. Sin embargo, Isabela escapa a esa caracterización, sobre todo su protagonista. La crítica se pone de acuerdo al señalar que la métrica de las tragedias de Lupercio significó un avance en el desarrollo del teatro de la época. De hecho, hay algunos críticos, como Schevill y Bonilla, que aseguran que influyó en Cervantes: No sin misterio alaba Cervantes las comedias de los Argensola. Hay, en efecto, notoria semejanza entre la técnica de uno y otro, aunque no sea fácil determinar quién influyó en su contemporáneo. Mas, como Argensola era poeta mejor dotado que Cervantes, puede suponerse que éste fijó su atención en la formas métricas del primero(…). Probable es también que Cervantes admirase en Argensola la fuerza emotiva, la nueva entonación de sus escenas trágicas, el atrevimiento (muy raro, o desconocido hasta entonces) de su fórmula dramática; y asimismo debió reconocer que Argensola, como dramaturgo, es mucho más impresionante que Cueva, lo cual equivale a admitir un progreso en el primero respecto del segundo.50

En general, Lupercio prefiere el verso libre para la exposición, los tercetos y octavas en la narración y parlamentos largos, las estancias para narraciones patéticas y, a veces, para el diálogo; y los versos cortos para el diálogo rápido.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n La primera de las tragedias de Lupercio, Isabela, fue compuesta posiblemente entre 1579 y 1581.51 Un verso del prólogo indica que se representó en Zaragoza por la compañía de Mateo de Salcedo. La acción transcurre entre 1096, fecha de la batalla de Alcoraz, y 1104, año en que murió Don Pedro de Aragón. El lugar es en La Aljafería. Así la describe el Nuncio después de la muerte de Isabela y Muley como dos mártires, y preanuncia en qué se convertirá después este palacio: De esta casa real y suntuosa que vosotros llamáis Aljafería, y yo cueva de sierpes ponzoñosa, permita Dios que llegue presto día en que caigan sus muros levantados, absoluto poder y tiranía y los soberbios techos tan dorados, en vengativas llamas yo los vea por manos de los nuestros abrasados. Y ya que preservada de esto sea, alcázar se convierta de cristianos, y príncipe cristiano la posea, el cual para los pérfidos paganos tenga después en ella cárcel fuerte, y mueran castigados a sus manos.52

El tema es local, y el poeta exalta el espíritu del martirio y sacrificio que tan intenso fue en los primitivos tiempos de la iglesia en Aragón y, en concreto en Zaragoza. El argumento trata de la pasión amorosa de Alboacén, rey de Zaragoza, por Isabela, dama cristiana enamorada de Muley, privado de Alboacén, que se ha convertido al cristianismo por amor, y curiosamente se bautiza con el nombre de Lupercio. Lo mismo sucede en Alejandra, en la que uno de los protagonistas tam-

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Biografía de los hermanos Argensola bién se llama Leonardo. En ambos casos el personaje es perseguido e injustamente se convierte en una víctima.53 El nudo central de Isabela es la decisión que ésta toma de morir con su enamorado Muley antes que rendirse al rey moro de Zaragoza para salvar a los cristianos. Se recurre al patriotismo regional y, en concreto, a la execrable matanza de los “Innumerables Mártires de Zaragoza”, bajo Daciano en el año 304. Es decir, el martirio de Santa Engracia y de sus diecisiete compañeros a manos del mismo sanguinario praeses. De hecho, los padres de Isabela se llaman Engracia y Lamberto, y Audalla, consejero del Rey, se refiere así a esta matanza: “(...), esa puerta, que llaman la Cineja, / (cenizas otro tiempo) te da gritos /y en mi lugar lo justo te aconseja. / en ella fueron muertos infinitos / los cuales ofendieron a Daciano, / burlando de sus dioses y sus ritos". (Acto I, esc. ii, vv. 154-159). Lupercio también exalta la devoción al santuario de Nuestra señora del Pilar como la primera iglesia de la Cristiandad, fundada por santos y ángeles. Curiosamente la referencia la hace el consejero del Rey moro de Zaragoza, Audalla, que critica que permita que los cristianos puedan orar en su templo porque les hace ser más orgullosos, por ser el primero “fundado por los ángeles y santos, / y tienen por negocio verdadero, / que vino aquí la virgen siendo viva, / y pisó las riberas del Íbero / (...) / El simulacro pues que tienen puesto / encima de la columna venerada, / nos muestra lo que digo manifiesto; y tienen ya por cosa averiguada / que si permaneciere su firmeza / España podrá ser recuperada.” (Acto I, esc. i vv. 116-129) E igualmente alaba a los monasterios de Montear-

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n agón y San Juan de la Peña en boca de Muley que se refiere a su bautismo cristiano: “En Monte Aragón nací, / con el agua del bautismo / que de Cristo recibí / por la mano del abad mismo, / que tiene su silla allí. / Enseñome vuestra ley / de la suerte que la enseña / el de San Juan de la Peña. / Fueron padrinos el rey, / otro monje, y una dueña”.54 También se cita al río Ebro en un soliloquio de la protagonista, y lo hace confidente de sus cuitas: “Tú, Ebro, que te apresuras / con tus aguas enturbiadas; / en cuyas olas murmuras / nuestras glorias ya pasadas / y presentes desventuras / (...)”.55 Y también al Moncayo y a los Pirineos: “En tanto que el caudal del Ebro vaya / al poderoso mar Mediterráneo, / y en el alto Moncayo nieves haya, / nieves que por renombre le den cano, / y en tanto que dividan y hagan raya / entre el aragonés y el aquitano / los altos y nevados Pirineos / donde tienen los nuestros sus trofeos, tus obras cantaremos excelentes [se refiere a Isabela].”56 El argumento es inventado, excepto las referencias a la conquista de Huesca al principio de la tragedia, aunque el episodio de la ejecución de Isabela y Muley procede del episodio de Olindo y Sofronia del canto segundo de la Gerusalemme Liberata de Torquato Tasso.57 La Alejandra es de menor calidad que la anterior. Está inspirada en Marianna de Ludovico Dolce. La acción de la tragedia sucede en Egipto y consta de dos acciones:“el deseo de un Príncipe de vengar la muerte de su padre, y la locura celosa de un Rey que mata a la Reina, combinándose por tal modo los temas de Hamlet y Othello. Y es truculenta hasta la exageración, pues las muertes y los hechos más sangrientos suceden a la vista del espectador.58

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Biografía de los hermanos Argensola Las dos tragedias encierran unas circunstancias que se podían trasladar a la época en la que se representaron. Isabela presenta la persecución de unos inocentes (en este caso cristianos) por un rey tirano, hecho que se estaba dando a la inversa con los moriscos y que acabó en su expulsión. Con la que, veremos, Lupercio no estaba de acuerdo. Y en La Alejandra nos encontramos también con un rey tirano cuyos excesos no sólo recaen sobre él mismo, sino también sobre sus súbditos.59 1.4. Las sátiras En 1582 Lupercio fue a Barcelona para encontrarse con su padre el 6 de enero. Éste venía en el séquito de doña María de Austria, viuda del emperador Maximiliano II. Desde Lérida escribió a Juan de Albión, quien después sería su cuñado, una epístola que se inicia con la siguiente nota o título: “Esta carta se escribió a Don Juan de Albión, desde Lérida, ciudad de Cataluña, en donde se hallaba el autor la sazón en que vino de Alemania la serenísima Emperatriz María, cuyo secretario fue después.”60 Es característica de la obra posterior de Lupercio, pues se nota en ella cierto didactismo filosófico moral y religioso. Y se presenta también su espíritu horaciano. De ahí que llamen a los dos hermanos <<los Horacios de España>>. Explica la dificultad que tiene para escribir y lo que pule sus obras: En vano pido aliento al sacro coro; pues para hacer un verso, y ese manco, primero he de sudar por cada poro.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Como quien muelas saca los arranco; que cada cual me cuesta más de un grito, y el rostro, siendo negro, vuelvo blanco. Borro y vuelvo a escribir lo que había escrito, y más que algún príncipe inconstante lo mismo que aprobaba luego quito. ¡Que yo vaya a cazar un consonante diez leguas, como el otro una lechuza (negocio a la república importante) y que si he de nombrar escaramuza, por sólo el consonante, les prefiera a todos los demás el moro Muza! 61

Esta costumbre de revisar los poemas procede de la influencia de Horacio. Así también la alabanza de aldea y desprecio de Corte, sobre todo para escribir: Lugares de quietud y despoblados, y no tumulto y gritos, dice Horacio que son para las musas delicados; no voces ni ladridos de palacio; (…)62

En 1584 escribió tres octavas en alabanza a Juan Rufo, jurado de Córdoba, que se imprimieron en las primeras páginas de la Austriada de éste. Alaba la patria del autor primero, y después la obra.63 2.- AL SERVICIO DE LOS DUQUES DE VILLAHERMOSA (15841592) En el poema dedicado a Bartolomé, Lupercio se refiere a su estancia en Madrid con los Duques de Villahermosa, Don Fernando de Aragón y Gurrea y doña Juana Wernstein o Pernstein:

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Biografía de los hermanos Argensola ¿Dónde podré probar, si aquí no pruebo, el enredo sin fin de este negocio, y el amor que a su dueño tengo y debo? Pues ha seis años que un momento de ocio no gozo, ni he gozado, como digo, de verte excitar el sacerdocio; y ya se cumplen dos que me fatigo en este laberinto, en esta Corte, de vanas esperanzas cruel castigo; sin poder acabar cosa que importe, más que la flota que el pasado agosto hizo experiencia del rigor del norte. (…) Volviendo al tema, digo que no quiero, como si de Madrid hiciese historia, poner su descripción aquí primero; que tú la tienes viva en la memoria, y sólo he de tratar de lo que importe para que mi pasión te sea notoria. Madrid es una funda de la Corte; no trato de ella, estese enhorabuena, sus límites alargue o los acorte. De la gente diré, de qué está llena; gente que por rebelde a Dios ha dado en el vientre cruel de esta ballena. Que por esto ballena la han llamado, y a los hijos que tiene, ballenatos, que no por lo del asno alanceado. De algunos pondré enteros los retratos; de otros alguna parte, según sean las calidades de su vida y tratos. Ya tú ves que a los montes les rodean nubes las cumbres, yo también procuro que de todos los rostros no se vean… 64

En el poema dice que lleva dos años en Madrid, posiblemente, pues, está escrito en 1586, ya que Lu-

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n percio llegó a la Corte en 1584, y que hacía seis que Bartolomé era sacerdote 1580. A partir de ese mismo año se queja de que su trabajo es arduo. La amistad que unía a los Duques de Villahermosa, don Fernando de Aragón, y doña Juana de Wernstein y Manrique, con los padres de los dos hermanos hizo que entraran a formar parte de su servicio. Lupercio como secretario (no se sabe la fecha exacta).65 Acompañó al duque a las Cortes de Monzón de 1585 para reclamar la propiedad del condado de Ribagorza, cuyos habitantes se habían sublevado. Por lo tanto es probable que entrase al servicio del Duque en el verano de 158466, y lo que se sabe con seguridad es que el 14 de julio de 1586 el Duque le asignó la cantidad de 300 sueldos jaqueses.67 La influencia del Duque fue fundamental para la formación de los dos hermanos. En el caso de Lupercio porque desarrolló sus dotes de jurista y de político, y a Bartolomé lo ayudó a iniciar su carrera al ser el rector de Villahermosa.

2.1. Política española, 1580-1595. Cuando hacia 1580 Lupercio estudiaba en Huesca y Zaragoza, se sucedieron hechos importantísimos en la política española del momento. Ese año estuvo marcado por la grave enfermedad de Felipe II, y de la que después murió, por contagio; su mujer Ana de Austria, la cuarta y última esposa de monarca, el 26 de octubre en Badajoz. Y se hallaban en dicha ciudad porque el trono de Portugal había quedado vacan-

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Biografía de los hermanos Argensola te por la muerte del rey don Sebastián en agosto de 1578 y del cardenal don Enrique en enero de 1580. De manera que el rey Felipe II podía optar al trono, y así lo hizo, no sólo porque él era el heredero con más derechos, sino también porque era el que más poder militar tenía en ese momento. Felipe II sería coronado rey de Portugal en abril de 1581. En 1584 se concluye el monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Y en Europa se entra en una fase de paz antes del combate definitivo entre Inglaterra y España. Francia, a su vez, se hallaba inmersa en guerras civiles. Los primeros proyectos destinados a conquistar Inglaterra surgieron en verano de 1583 a propuesta de don Álvaro de Bazán. Pero no es hasta el año 1587 cuando se toma la decisión de invadir las islas, sobre todo por la ejecución de María Estuardo, reina de Escocia, en febrero de dicho año. A dicha ejecución dedicó un soneto Lupercio Ofrecen hoy los pérfidos britanos, por pasto, al dios que adoran, monstruo crudo, el cuerpo de una virgen fiel desnudo, que no quiso seguir sus ritos vanos. Los ojos alza al cielo, que las manos oprime a las espaldas grueso nudo; de allá espera la espada y el escudo que castiga y defiende a los humanos. ¿A quién verán volar las ondas fieras, gran ministro de Dios, nuevo Perseo, llevando guerra y muerte a las riberas? A ti, Philippo invicto, según creo, pues siempre su divino aliento esperas, ardiendo en llamas de inmortal deseo.68

Y como se puede desprender del mismo, el poeta

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n estaba a favor del intento de invasión de Inglaterra. Porque, además de que en su testamento María Estuardo favorecía a Felipe II; el Papa Sixto V veía con buenos ojos la intervención española.69 Se preparó la invasión que acabó con la derrota de la Armada Invencible en el otoño de 1588, y ésta supuso el comienzo de la decadencia del Imperio español. Después del desastre de la Armada, el rey Felipe II decidió continuar el proceso contra Antonio Pérez, antiguo secretario de Estado, al que se acusó de haber asesinado a Escobedo, asunto en el que estaba implicado el propio Rey y la princesa de Éboli. Un hecho ocurrido mucho antes, en 1578, pero que seguía sin esclarecerse. Juan de Escobedo, después de haber detentado numerosos cargos, fue nombrado por Felipe II secretario de Juan de Austria, para que espiase sus movimientos; pero lejos de seguir esas órdenes, se convirtió en un entusiasta partidario de éste. En 1577 Escobedo volvió a España para saber qué se tramaba contra su señor y contra él y conoció las intrigas palaciegas de Antonio Pérez y la princesa de Éboli. Estos convencieron a Felipe II de que Escobedo y Juan de Austria instigaban contra él, y accedió a que lo eliminasen. En 1589, poco después del desastre, se reabre el caso. Y se hizo público porque el propio Rey manifestó que el asesinato de Escobedo había contado con su propia autorización, y sabía además que Antonio Pérez lo había mandado asesinar: Podéis decir a Antonio Pérez de mi parte –tal era el aviso del Rey–, y, si fuese menester, mostrarle este papel, que él sabe muy bien la noticia que yo tengo de haber él hecho matar a Escobedo y las causas que dijo que había

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Biografía de los hermanos Argensola para ello...70

Antonio Pérez fue sometido a tortura y confesó. Su condena era de muerte en la horca después de ser arrastrado por las calles de la Corte. Su cabeza debía ser expuesta ante el pueblo. Sin embargo, de esta muerte lo salvó su esposa, Juana Coello. En 1589 parece que España se recupera del varapalo sufrido por la Armada Invencible, ya que ese mismo año los coruñeses habían rechazado un asalto de una expedición inglesa en la que iba el propio Drake. Y también esa misma expedición fue derrotada por los tercios españoles cuando quisieron conquistar Lisboa. Sin embargo, y a pesar de que la guerra en Flandes había mejorado gracias a la capacidad militar del duque de Parma, el paralelismo entre los acontecimientos de Aragón y de Flandes estaba presente en los protagonistas de los sucesos de Zaragoza. Y así después de la entrada de las tropas en Zaragoza, Don Francisco de Bobadilla notificó al conde de Chinchón que el de Aranda se encontraba en Épila con las siguientes palabras: “parece que este mozo va por los pasos del de Orange...”71 2.2. Los sucesos del Reino de Aragón de 1591 y 1592 Tanto Leonardo como Bartolomé, fueron testigos de esos momentos tan conflictivos por estar al servicio del Duque de Villahermosa, en la historia, de Aragón. Por un lado está el hecho, antes mencionado, de la reclamación por parte del Duque de Villahermosa del Condado de Ribagorza, que se había sublevado en

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n tiempo del Duque don Martín de Aragón y de Gurrea, conde de Ribagorza y duque de Luna, que había renunciado al Condado en favor de su hijo Fernando. Don Fernando intentó tomar posesión del mismo, pero no lo consiguió. Finalmente decidió solicitarlo en las Cortes de Monzón a través de su hermano Francisco. Y el Rey despachó una carta a la Junta de Ribagorza para que prestase obediencia al nuevo Duque. Sin embargo, los disturbios continuaron, y en 1588 el Rey pidió al duque una entrevista. En esta conversación se le dijo que el monarca vería con gusto la cesión del Condado a la Corona a cambio de compensaciones económicas. Dicha cesión fue confirmada por bula pontificia.72 Todos estos aspectos, como el siguiente que comentaré, se deben al interés de Felipe II por acabar con los fueros de Aragón. Por otro, el denominado caso de Antonio Pérez, acaecido en 1591. Al ser totalmente fieles al Duque, los dos hermanos tomaron partido por Antonio Pérez.73 Éste había escapado del poder de Felipe II y se había refugiado en Aragón e invocado el privilegio de manifestación por el que un preso sólo podía ser entregado después de ser juzgado por las leyes del reino, para “evitar la cólera de los reyes o de sus ministros”: Siempre en el reino es la primera captura (así dicen acá) del rey, quiere decir, que el rey es el primero que prende; pero teniendo el preso en su poder es cosa fácil dejarse llevar de la pasión, y no guardarle ley en la administración de la justicia: para prevenir este inconveniente hay este remedio, que por parte del preso se alega verbalmente este peligro ante el justicia de Aragón, o algunos de sus lugartenientes; los cuales al momento y sin dilación alguna, dan unas letras que llaman manifestación de persona, con las cuales va un ministro, que

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Biografía de los hermanos Argensola llaman verguero, a quitar al rey la persona que estuviere en su poder, y debajo de fiel guarda y seguridad le trae a la cárcel de los manifestados, donde está mientras se fulmina su proceso todo el tiempo que el preso quiere; y dando sentencia legítima, guardando al preso la forma ordenada por la ley (que en si es justa o no la sentencia no se entromete el justicia de Aragón), restituyen al reo para que se ejecute la sentencia sin dilación alguna. 74

El rey recurrió a la Inquisición y se imputaron cargos de herejía en forma legal: “los inquisidores enviaron, según es costumbre, a pedir el preso al justicia de Aragón, declarando que le prendían por cosas de fe (en los cuales casos no puede el preso gozar del beneficio de la manifestación, ni el justicia de Aragón defenderlo, o detenerlo un punto) enviaron ministros del santo oficio a la cárcel de los manifestados para que le llevase a la de la inquisición, como le llevaron, precediendo mandamiento del justicia, un viernes a 24 de mayo del año 1591.”75 El traslado se hizo tan en secreto que el pueblo de Zaragoza pensó que se había hecho por la fuerza, y la multitud atacó la residencia del Santo Oficio, sita en el palacio de la Aljafería. Durante el tumulto, el preso pudo ser devuelto al cuidado del Justicia. Todo ello sucedió el 24 de mayo de 1591. El Duque D. Francisco, hermano de don Fernando, se hallaba en su palacio de Pedrola cuando acontecieron estos hechos, pero en seguida escribió al rey Felipe II para ponerse a su servicio. El rey agradeció el ofrecimiento y le pidió que fuese a Zaragoza y pusiese orden en nombre de la Corona. Hasta el 24 de septiembre las autoridades no se atrevieron a intentar devolver el preso a la Inquisición. En ello participaron el Duque de Villahermosa, el conde de Aranda y otros nobles:

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n El virrey, acompañado de los consejos civil y criminal, habiendo precedido legítimo mandamiento del nuevo justicia de Aragón, en que mandaba restituir al santo oficio la persona de Antonio Pérez, salió de su casa a pie: acompañábale también el jurado mayor de Zaragoza, y este era aquel año el doctor Miguel de Santangel, el duque de Villahermosa, los condes de Sástago, Aranda y Morata, y otros muchos caballeros y ciudadanos, queriendo con su presencia desengañar al pueblo, que tantos y tales personajes no asistieran a la restitución de Antonio Pérez, si fuera en daño de las leyes del reino.76

Pero la intentona fue un fracaso y Antonio Pérez, ayudado por amigos, logró huir hacia los montes de Tauste y llegar así hasta Francia. Bartolomé y Lupercio redactaron los informes que los Diputados mandaban al Rey: Al fin… escogieron [los Diputados] por mejor medio…escribir una carta al Rey nuestro Señor, ordenada por un Bartolomé Leonardo, que ella dará testimonio de si para verificar que éste y su hermano Lupercio Leonardo son tenidos por el pozo y hondura de la secretaría, y de bien hablados y buenos entendimientos y grandes conceptos.77

El Duque don Fernando se encontró entre su lealtad al rey Felipe II y la difícil situación en Aragón. Sin embargo, su hermano Francisco propuso a los diputados que ayudaran a restaurar la autoridad real y la del Santo Oficio, pero no se impuso su opinión sino otra, como se desprende de una carta redactada por Bartolomé Leonardo. En ella se exponía que la situación de violencia a que se había llegado el 24 de mayo se basaba en testimonios falsos de herejía contra Anto-

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Biografía de los hermanos Argensola nio Pérez; que los ministros de la Inquisición lo habían detenido con el propósito de llevarlo a Castilla; que el Marqués de Almenara, como agente del Rey (en el pleito del virrey extranjero) había procedido contra fuero, basándose al obrar así en su especial mandato real; y que todas estas cosas habían venido a promover el levantamiento popular y la muerte de Almenara, que se produjo dos semanas después del intento de traslado de Antonio Pérez a las cárceles de la Inquisición, a causa de las heridas que sufrió en el motín del pueblo.78 Durante el motín final del 24 de septiembre, Don Francisco acogió en su casa a todos los funcionarios públicos, incluidos el Virrey y el Gobernador. De lo que informó en una carta redactada por Bartolomé, asegurándo al monarca que ninguna autoridad de Zaragoza había actuado deslealmente. También don Fernando se dirigió al rey: “escribía a la corte, de donde no tenía respuesta: escribió a don Alonso de Vargas, general del ejército, que estaba en Ágreda, y escribía a don Francisco de Aragón, su hermano, que asistía entonces en la villa de Torrellas, frontero a Ágreda, pidiendo orden y consejo; mas en la corte callaban, y los demás le daban respuestas dudosas y confusas.”79 Pero el Tribunal del Justicia había dictaminado oponerse a la entrada de las tropas castellanas de acuerdo con el fuero segundo. La Duquesa también intentó evitar que las tropas entraran en el reino de Aragón. Para ello fue a Madrid con Lupercio: “Tenía la duquesa orden de su marido, y gran deseo de no parar en Pedrola, sino pasar a la corte, y allí quejarse de tan largo silencio; pedir órdenes de lo que debía hacer; y, como fiel testigo, contar la opresión con que el duque

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n estaba en Zaragoza.”80 En su primer día de viaje llegó a Ágreda, donde se hallaba Don Alonso de Vargas. Mientras tanto, el conde de Aranda y el duque de Villahermosa elevaron dos protestas formales, una a Vargas y otra al Rey, en las que manifestaban que se hallaban secuestrados y que dudaban de la sinceridad del Justicia Lanuza al hacer su declaración de resistencia. Pedían que se atendiese a la Duquesa para evitar el declarar un estado de guerra.81 El conde de Aranda y el duque de Villahermosa se negaron a hacer armas contra su Rey y huyeron de Zaragoza a Épila: “desde Épila escribieron a don Alonso de Vargas su suceso, rogándole que no entrase con el ejército en Zaragoza sin llevarlos en su compañía; porque con este testimonio querían probar el nombre y bando que seguían.”82 También lo hizo el Justicia cuando se dio cuenta de lo desesperada que era su situación. El 11 de noviembre entró el ejército enviado por Felipe II bajo las órdenes de D. Alonso de Vargas para mantener el orden. Pero el Conde de Aranda y el Duque de Villahermosa, resentidos con él, no quisieron volver de inmediato a Zaragoza con sus ejércitos. No escucharon los ruegos de don Francisco, que se trasladó a Épila. Desde Madrid también se trasladó con la misma misión Lupercio. Al final claudicaron y volvieron a Zaragoza,83 pero para sorpresa de todos el día 19 de diciembre fue decapitado el justicia por traidor, cuyo final noble cuenta con detalle Lupercio. Así, cuando lo conducían para decapitarlo volvió a preguntar cuál era la acusa por la que lo iban a ajusticiar; el confesor le contestó que por sus pecados, y el justicia le replicó: “no le digo sino por si puedo disculpar a alguien”.84 El

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Biografía de los hermanos Argensola Conde de Aranda y el Duque de Villahermosa, por sus relaciones con el Justicia y por su tardanza en volver a Zaragoza, fueron detenidos por Vargas en nombre del rey y enviados como prisioneros al castillo de la Mota (en Medina del Campo), y al castillo de Burgos respectivamente: También dio traza don Alonso [de Vargas] para que el duque de Villahermosa y el conde de Aranda fuesen presos sin estruendo. (...) El mismo día que prendieron a estos señores, los sacaron de la ciudad, acompañados de mucha parte de ejército, en diferentes coches, señalándolos por guardas dos capitanes, y fueron juntos hasta Burgos, donde quedó el duque preso en el castillo, y al conde le pasaron a la Mota de Medina del Campo, y de allí a la fortaleza de Coca, donde murió de tabardillo a tres de agosto del año siguiente, protestando a la hora de su muerte que jamás había ofendido al rey.85

La suerte que corrieron estos dos nobles está llena de misterio, y algunos achacan este infortunio a la intervención del conde de Chinchón, enemigo de la casa de Villahermosa y con gran poder en la Corte. El Conde de Aranda falleció repentinamente después de haber sido trasladado desde Medina del Campo al castillo de Coca.86 De igual manera sucedió con don Fernando, que murió después de haber sido trasladado en noviembre de 1592 desde el castillo de Burgos al de Miranda. En ambos casos hubo sospechas de envenenamiento. La Duquesa y Don Francisco trataron de reivindicar el nombre de don Fernando. Lupercio les ayudó y para ello debió realizar múltiples viajes entre Madrid y Zaragoza.87 A finales de 1595, en concreto el 23 de di-

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n ciembre, se dictó sentencia favorable a don Fernando: Por todo lo cual, y alias, vistos diligente y maduramente considerados los méritos del presente proceso, pronunciamos, sentenciamos y declaramos la intención de los dichos procuradores del real fisco, que pretenden haber cometido el dicho duque delitos de perduelión, rebelión y de lesa majestad, no quedar probada ni justificada; y por consiguiente deber y haber de ser absuelta la memoria del dicho duque, como por la presente la absolvemos de los cargos puestos, aunque de las cosas que pusieron los procuradores del fisco en las probanzas que contra de él trujeron cerca de algunos cargoso en la primera apariencia resultó suficiente causa para su prisión y detención en las cárceles hasta el día de su fallecimiento; todas las cuales cosas quedaron de todo punto deshechas por las probanzas contrarias, que después sobrevinieron en sus defensas, mandando, como por la presente mandamos, en consecuencia de todo lo sobredicho, que, quitado el real secuestro, o cualquier otro impedimento, los bienes que antes poesía el dicho duque, sean dados y entregados a su sucesor o sucesores, al cual, o a los cuales de derecho pertenecen y tocan.88

Pero contraria a Aranda. Éste, sin embargo, fue rehabilitado cuando Felipe III subió al trono (la restitución lleva fecha de 24 de diciembre de 1599).89 Parece, de todas las formas, que Lupercio conservó el favor real a pesar de los tiempos tan revueltos.90 El cariño que Bartolomé y Lupercio profesaron hacia los Duques de Villahermosa fue constante, como se muestra en los numerosos poemas que les dedicaron91 y en los testamentos de Lupercio y Bartolomé. 2.3. Contacto con los círculos literarios de Madrid. Las academias Literarias.

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Biografía de los hermanos Argensola En 1584 Lupercio llega a la Corte, donde ya era conocido en los círculos literarios tanto por sus tragedias, que se representaron en la capital, como por los versos laudatorios que aparecieron en el libro de Orlando determinado de D. Martín de Bolea y Castro y la Divina y varia poesía de Fr. Jaime de Torres, ambos publicados en Aragón.92 Así como las estancias de elogio en los preliminares de la Austriada, de Juan Rufo.93 Y un soneto de 1585, compuesto con motivo de la navegación del Duque de Saboya rumbo a España para matrimoniar con la Infanta Catalina, que fue incluido por Pedro de Espinosa en sus Flores de poetas ilustres de España (1605). Recibe, o sacro mar, una esperanza, a cuya causa pueblos mil devotos están hoy ofreciendo justos votos porque la restituyas con bonanza. Reducid, fieros vientos, a templanza Vuestros desordenados alborotos; dad ocio, que no experiencia a los pilotos; vuestra quietud usurpe su alabanza. Del poderoso Carlos la alta popa sienta vuestro favor, y en su deseo concurrid con España y con Saboya. Con esto enmendaréis el caso feo de haber dado al adúltero de Troya pasaje favorable contra Europa.94

Las Academias eran asociaciones periódicas, organizadas según unos estatutos creados por sus propios componentes, y cuyos orígenes se hallan en Italia.95 Se caracterizaban por la jerarquización de los cargos dentro de las mismas (influencia italiana), y que reflejaba a la propia sociedad barroca. De manera que, en

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n general, los cargos se elegían no por capacidad intelectual, sino por posición social. Y dentro de ese deseo de distinguirse de los demás hay que entender también el uso de seudónimos. Su vida era bastante efímera, la Imitatoria de Madrid, creada en 1586, no se mantuvo ni un año. Más breve fue la vida de la de los Humildes, de 1592. La de más larga existencia fue la Academia de los Nocturnos de Valencia, que permaneció de 1591 a 1594. Las causas de su corta vida fueron en muchos casos las polémicas literarias y las enemistades personales entre sus miembros.96 Parece ser que Lupercio perteneció a alguna de las Academias literarias de Madrid, posiblemente entre los años 1584-1586.97 Puede que la Imitatoria o la de los Humildes, más probable es que perteneciese a esta última, pues cuando Lupercio escribe los tercetos con el seudónimo del Bárbaro, que su esposa Doña Bárbara de Albión le diera y que usó como seudónimo en la Academia dice: Obediente respondo a la pregunta que ya dos veces de mi nombre ha hecho, para saber su origen, esta junta. Podré sólo decir lo que sospecho; que la verdad quien fue su autor la tiene sellada en lo profundo de su pecho. (…) Así quien siempre ocupa mis potencias, y sabe de mi ser más que yo mismo, juzgando no por solas apariencias, me cargó sobre el nombre del bautismo el Bárbaro, y así de allí adelante en Bárbara formé mi silogismo.98 Y si, del ocio huyendo, por recreo busca la discreción de la Academia, que ser humilde tiene por trofeo,

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Biografía de los hermanos Argensola le sigue y le persigue la blasfemia, como si fuera público enemigo: tal es el precio con que el vulgo premia. Por alguna razón de las que digo, darme nombre de Bárbaro le plugo, de veras o burlando, a quien conmigo de Amor quiso llevar el dulce yugo.99

Bartolomé tuvo el cargo de Fiscal en la misma Academia y “tenía encomendado el encauzamiento de los trabajos literarios, y su pertinente discusión”.100 Durante su estancia en la Corte, Lupercio entabló amistad con escritores como Juan Rufo, Vicente Espinel, Andrés Rey de Artieda, Martín Abarca de Bolea y Castro, a los que dedicó versos laudatorios, y cambió sonetos con Luis Ferrer, don Francisco de Soria Galvano y el Duque de Osma, don Juan. También intercambió poemas con Lope de Vega, éste le dedicó el siguiente: Pasó la mar cuando creyó mi engaño, que en él mi antiguo fuego se templara; mudé mi natural, porque mudara naturaleza el uso y curso el daño. En otro cielo, en otro reino extraño, mis trabajos se vieron en mi cara, hallando, aunque otra tanta edad pasara, incierto el bien y cierto el desengaño. El mismo amor me abrasa y atormenta, y de razón y libertad me priva. ¿Por qué os quejáis del alma que le cuenta? ¿Qué no escriba, decís, o que no viva? Haced voz con mi amor que yo no sienta, que yo haré con mi pluma que no escriba.101

Con motivo de la aparición del libro de Fray Juan

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n de Tolosa, publicado en Zaragoza con el título de Aranjuez del alma, a modo de diálogos: en el qual se contienen graves y diferentes materias para todos los estados, (1589). 102 Lupercio escribió los tercetos que se inician; “Hay un lugar en la mitad de España,” siguiendo la línea de la alegoría antes citada. Son setenta y cinco tercetos en loor del Rey, del Príncipe Felipe y de la Princesa Isabel y en los que describe Aranjuez como único lugar sobre la tierra que pudiera compararse con la ciudad ideal fantaseada por Tolosa.103 La alegoría comienza con unos tercetos preciosos en los que se describe la ubicación de Aranjuez: Hay un lugar en la mitad de España, donde Tajo a Jarama el nombre quita, y con sus ondas de de cristal lo baña, (…)

La naturaleza armónica de ese paraje surge sirve a Lupercio para ejemplificar con los hombres, mientras las plantas “no se impiden ni molestan / por ver su fruta en extranjeras hojas, / ni del agravio apelan y protestan”, no así el hombre “que te enojas / si al otro ves tener lo que no es tuyo, / y con rabia lo usurpas y lo despojas.”104 Después describe la casa: Álzase al lado del jardín florido, con cuatro hermosas frentes, una casa que nunca el sol, su semejante, ha herido. Del alto chapitel hasta la basa ninguna imperfección hallarse puede, si el gran Vitrubio vuelve la compasa. Pues lo interior, que a lo exterior excede en materia y en arte, qué tal sea con esto sólo declarado quede: que nuestro gran Filipo dio la idea,

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Biografía de los hermanos Argensola y en ella sus cuidados deposita cuando su corte deja y se recrea; que puesto que los hombros jamás quita de peso con que Atlante desmayara con esto aligera y facilita.105

El Real sitio de Aranjuez lo mandó levantar Felipe II en 1561. Los planos del mismo se deben a J.B. de Toledo y Juan de Herrera. Se terminó en el reinado de Fernando VI, y en época de Carlos III se añadieron dos alas más al palacio. Lo que caracteriza a este monumento es la conjunción de naturaleza y arquitectura. Lupercio dedica unos versos a Felipe III, todavía niño, para que más adelante emprenda la labor de liberar Grecia que estaba en manos de los turcos: Ya, a la Grecia espera que la libres, que abras el paso del sepulcro santo, y que la espada en su defensa vibres.106

bel:

También se refiere a la hermana de Felipe III, IsaPero ¿qué mar inmenso es el que veo, o divina Isabel, de tus virtudes, dónde pierde las fuerzas Himeneo? Que tanto a todos sobras, que sacudes el yugo dulce y fuerte que procura que a llevar con tu hermoso cuello ayudes; y libre, como fénix, tu hermosura al dichoso Aranjuez se comunica entre sus claras aguas y verdura. Pues no sin ocasión el nombre aplica del apacible sitio el gran Tolosa al libro sin igual que te dedica;107 (...)

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Describe después la armonía que hay entre el arte y la naturaleza, y al final concluye refiriéndose a la función fundamental de esta construcción, el reposo del monarca y de su familia: Pues de la casa inmensa, que levanta sus cuatro hermosos ángulos al cielo, ¿quién podrá declarar la traza santa? Remata cada esquina en paralelo con un evangelista y doctor santo, que solos ellos dan tan alto vuelo. Este lugar y casa quiere tanto la hija de aquel rey tan poderoso, que a la tierra y al cielo pone espanto, que la llama casa del reposo, adonde con su padre se retira hasta que venga el celestial esposo a darle el premio eterno, al cual aspira.108

En 1589 Lupercio escribió para el certamen poético con motivo de la canonización de San Diego109, y dedicada a Felipe II, una canción de la que copio los primeros versos: En estas santas ceremonias pías, adonde tu piedad, Filipo augusto, con admirables rayos resplandece, verás cómo, dejando el cetro justo (después de largos y felice días) al nuevo tronco que a tu sombra crece, nuestra Madre santísima te ofrece los mismos cantos y la misma palma; y ya nos muestra como en cierta idea, que tal quiere que sea, la gloria entonces de tu cuerpo y alma; y que al inmenso templo que dedicas al gran levita que en la ardiente llama

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Biografía de los hermanos Argensola examinó la de su amor divino, ha de venir devoto el peregrino, no sólo convidado de su fama, por contemplar las aras de oro ricas, sino a probar si a su congoja aplicas saludable remedio desde el cielo, como le das a todos en el suelo. Tú, enseñado a escuchar humanos ruegos, y a ser común defensa de los hombres, serás de todos ellos invocado, y justamente uniéndose los nombres, tendremos dos Filipes y dos Diegos, y un altar solo a entrambos dedicado.110

La escribe Lupercio en Alcalá de Henares: “Mas, pues se me permite que yo cante / entre los cisnes del famoso Henares, / mucho harás si de humilde te preciares.111 Esta canción fue elogiadísima por el propio Luzán, en el capítulo de su Poética, dedicado a las imágenes fantásticas artificiales, por su lirismo: “Pero no sé yo si fácilmente hallar otro vuelo de poética fantasía más al caso, ni más remontado y noble, que el que he leído en una de las canciones de nuestro excelente poeta Lupercio Leonardo de Argensola.”112 Destaca los versos antes citados, y, también, los que se refieren a las virtudes del rey: la justicia, la clemencia, el valor, la prudencia, la política. Relacionando cada una de ellas con una serie de elementos: la espada rigurosa, el olivo sacro, las trompas, los ejércitos, las banderas, las balas, la muerte, la victoria, los consejos, las borrascas, los pilotos, las cosechas, etc. De manera que “el ingenio del poeta supo descubrir las relaciones que todos estos objetos podían tener con su principal argumento y halló el medio de enlazarlos y unirlos.”113 Ninguno de los dos hermanos entró en las polé-

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n micas literarias de la época. En sus cartas se refieren, sobre todo a temas históricos o de erudición. Parece ser que no eran muy queridos por otros escritores como Góngora, Quevedo, Cervantes. Ello se podía deber “al carácter palaciego de sus cargos o a su escasa simpatía personal”.114 Ahora bien, esa afirmación no se atiene a la verdad si se lee atentamente la poesía de Lupercio. Hay una canción en la que muestra una profunda y sincera preocupación por el enfriamiento de una amistad. El poema se titula: “Muestra el sentimiento de tener causa para sospechar que un gran amigo suyo se había entibiado en su amistad”, y cuyo comienzo es muy hermoso: Aquellos dos cristales trasparentes que puso Amor delante nuestros pechos para comunicar los corazones, por donde tantas veces satisfechos, sin temor de palabras aparentes, consultaron sus gustos y pasiones, por leves ocasiones, con leve fundamento, un pestífero aliento enturbiado los ha con nube obscura, y así no puede verse la figura propia que a nuestros ojos se ofrecía. En mí la tuya dura y durará; no sé si en ti la mía.

Es interesante el poema porque en él se vislumbra el carácter de Lupercio, amigo de sus amigos, deseoso de evitar que se rompa una buena amistad por la sinceridad de la misma. Espera que la lectura de esta canción propicie la reconciliación:

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Biografía de los hermanos Argensola Palabras verdaderas, si no claras, para que cuando pase Julio os lea, por mí quedad en esta piedra dura. Si os vuelve Tirso a ver, como desea, celebradas seréis con ricas aras, y si no, con su pobre sepultura; y de su fe segura al mundo haréis testigo. Tú, caminante amigo, que paraste a leer, no las ofendas, aunque su oculta propiedad no entiendas; que si bien son pobrísimas de estilo, tienen mayores prendas que las mudas pirámides del Nilo.115

2.4. Matrimonio. Durante su servicio a los Duques de Villahermosa tuvo lugar un hecho fundamental en la vida privada de Lupercio. Me refiero a su boda con Mariano Bárbara de Albión el 2 de septiembre, posiblemente en 1587, en la iglesia de San Luis, “estando presentes por testigos Juan de la Puente, clérigo y Manuel Lozano, Pablo Zurita y otras muchas personas, siendo sus padrinos Nicolás de Soria y Aldonza Tudela”116. En la época que nos ocupa eran los padres los que concertaban los matrimonios de sus hijos, sin que la opinión o el gusto de éstos contase, porque el amor los podía ofuscar. Y quiénes mejor que los progenitores para saber lo que era mejor para sus vástagos. Casos hubo como el de Carlos V y su esposa Isabel de Portugal, que se enamoraron después de casados, aunque no era lo más habitual. De manera que en la época andaban separadas la vida matrimonial y la amorosa. No hay nada que nos lleve a pensar que fue de otra

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n manera el matrimonio de Lupercio, aunque en los versos en que explica por qué adoptó el seudónimo de el Bárbaro parece desprenderse cierto apasionamiento: Así quien siempre ocupa mis potencias, y sabe de mi ser más que yo mismo, juzgando no por solas apariencias, me cargó sobre el nombre del bautismo el Bárbaro, y así de allí adelante en Bárbara formé mi silogismo.117 (...) Por alguna razón de las que digo, darme nombre de Bárbaro le plugo, de veras o burlando, a quien conmigo de Amor quiso llevar el dulce yugo.118

Doña Mariana Bárbara de Albión era hija de Don Jerónimo de Albión y de doña Jerónima de Reus, y viuda de Luis Zaporta, de quien había tenido una hija, Jerónima. El padre sirvió al rey Felipe II y su hermano Jerónimo, que adoptó el nombre de Fray Felipe de Albión, fue caballero de la Orden de S. Juan de Jerusalem y gobernador del Castillo de Salses. El abuelo de don Jerónimo y de fray Felipe, Juan de Albión, fue enviado por Fernando el Católico en 1491 como embajador ante el rey de Francia, con el fin de negociar con éste la restitución a España de los condados de Rosellón y Cerdeña y, según Zurita, contribuyó eficazmente a que fueran cedidos a Fernando el Católico en 1493.119 El hermano de doña Bárbara, Juan de Albión, estuvo muy unido a su cuñado Lupercio, hasta que murió en 1591. Como ya he explicado, a él le dirigió una epístola escrita en verso desde Lérida, y en ella lo llama amigo, entendido y crítico en que buscará consejo cuando lo necesite. Con Don Juan pasó las

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Biografía de los hermanos Argensola siestas durante las Cortes de Monzón, unidos también al Conde de Fuentes, don Jerónimo de la Caballería y don Juan Pacheco.120 Don Juan es citado entre los Ingenios españoles y héroes extremeños y andaluces, de Cristóbal de Mesa. Un soneto suyo fue publicado en el Monserrate de Cristóbal de Virués.121 Durante su estancia en Zaragoza, Doña Bárbara y Lupercio parece ser que se alojaban en el palacio Zaporta (sito en la calle de San Jorge, antes nº 77 de la calle San Pedro), aunque se le conoce más por la Casa de la Infanta. Este Zaporta fue el padre de don Luis, primer marido de Doña Mariana Bárbara. Allí Lupercio “escribió sus más celebradas rimas hasta que marchó a desempeñar la secretaría del Virreinato de Nápoles, al lado del conde de Lemos, inmortalizado por Cervantes. El hijo de Lupercio, Gabriel Leonardo de Albión, Correo Mayor de S.M. adquirió en 1636 por 10.000 libras jaquesas la artística finca, y como Gabriel tuvo por sucesor a su hijo Bartolomé, éste poseyó tan valioso inmueble a fines del siglo XVII”.122 Lupercio escribió sonetos amorosos, alguno de ellos parece estar dedicado a su esposa: Tanto mi grave sentimiento pudo, que en la mano de Bárbara violencia hizo, dando lugar a la Clemencia, volver al filo del cuchillo agudo. ¿Hay, por ventura, de diamante escudo que pueda hacer tan firme resistencia como de un alma pura la inocencia, que ofrece el pecho al vencedor desnudo? Yo vi, yo vi los ojos (no es mentira) que muerte amenazaban detenerse con blando afecto en la miseria mía; y deshacerse los nublados de ira,

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n y la santa piedad aparecerse: que todo es fácil si en la fe se fía.123

También hay reflejo de su vida matrimonial en el que sigue: Porque de sus donaires no me río, ni arrojo por la boca y ojos llama, cual otro Mongibel, dice una dama (dama de Corte) que soy necio y frío. Y si fuera el agravio sólo mío, nunca yo me agraviara desta fama; pero como es ofensa de quien me ama y es llamar a su gusto desvarío, respondo por entrambos que no crea en su imaginación ni en la apariencia que a la vista se ofrece solamente; y que no es necio quien saber desea, ni tras seis años de rabiosa ausencia es frío quien se abrasa y está ausente.124

Pero la mayor parte de los sonetos amorosos escritos por Lupercio no expresan las sentimientos del poeta. Las Amarilis, Dóridas y Fléridas no son mujeres reales, y los poemas son ejercicios de juegos cortesanos, donde recrea ante el túmulo del amor el emblema de un olmo viejo al que una vid rodea y se anuda y que expresa su vivir más allá de la muerte, de acuerdo el conocido emblema de Alciato que dice “la amistad que dura aún después de la muerte”.125 Andrea Alciato (Milán 1492-Pavía 1550) es conocido por su obra Emblematum liber que fue publicada, al parecer sin su conocimiento, por el editor Steiner en 1531, cada composición, epigramas griegos traducidos, iba acompañado de un pequeño grabado. Ello dio lugar a la estructura triple del “emblema”: mote, grabado, epi-

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Biografía de los hermanos Argensola grama. Sin embargo, algunos sonetos están dedicados a una dama real llamada Galatea. El que empieza “O piadoso cristel que me colocas”, tiene una nota del editor de las Rimas que dice que se escribió “con ocasión de haber entrado a hablar a la persona a quien llama Galatea al tiempo que se tocaba, por lo cual pudo verse en el mismo espejo.” A la misma está dirigido también, “Si acaso de la frente Galatea”.126 Estos poemas amorosos tienen influencia petrarquista, así como neoplatónica en la línea De Ficino, y Bembo. Y quiero destacar aquí uno en el que Lupercio trata del matrimonio como si fuese un engaño y que Baltasar Gracián, en el discurso XXVIII titulado “De las crisis juiciosas”, pone como ejemplo de perfecta conjunción de lo juicioso y de lo irrisorio: ¿Quién casamiento ha visto sin engaños y más si en dote cuentan la hermosura, cosa que hasta gozalla solo dura, y deja al despertar con desengaños? O menos es la hacienda, o más los años, y al fin la que parece más segura, no está sin una punta de locura, y a veces con remiendos de otros daños. Mucho debes a Julia, Fabio amigo, que de tantos peligros te ha librado, negándote la fe que te debía. Tú de que engañó al otro eres testigo, y lloras no haber sido el engañado, ríete, si no quieres que me ría.127

Del matrimonio entre Lupercio y doña Mariana Bárbara de Albión nació hacia 1588 un hijo, llamado don Gabriel Leonardo de Albión posiblemente. Éste recibió una exquisita educación. De su vida infantil

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n nos da algunas informaciones Bartolomé. El 11 de agosto de 1600 informa al Doctor Bartolomé Llorente de que su sobrino está enfermo: “Mis hermanos besan a Vm. la mano y todos suplicamos a Vm. haga encomendar en la Cámara Angélica la salud de Gabrielico, mi sobrino, que le tenemos con calentura, aunque a Dios gracias no nos da hasta ahora mas que pena y no cuidado”.128 El 29 de septiembre ya se encontraba bien, pues Bartolomé le dice que el que le llevará la carta es Lupercio: “que lleva a esa ciudad a Gabrielico, su hijo para que oya en ellas las artes que se leen en ella y cualquier parte en menos tiempo y mejor que en Castilla; el niño sabe su retórica y griego, lo que es preceptos de aquella lengua más que ordinariamente, quería que no se le olvidase y que supiese artes: para todo ello ha de reconocer a Vm. por Padre y consejero, y para la ejecución desto al buen Juan Jerónimo, Secretario de Vm.”129 En 1619 casó a su sobrino Gabriel con doña Juana Barrio,130 aunque ya lo había hecho antes por poderes, otorgados a Juan de Salcedo.131 En 1618 el conde de Villamediana había vendido su cargo de Correo mayor a Gabriel Leonardo.132 En 1592, doña Mariana abandonó su hogar, no parece que por desavenencias con su marido. Transmitió a sus hijos sus bienes (tenía una hija de su matrimonio anterior) y el resto a su marido, e ingresó en el convento de Santa Lucía. En esos momentos, Lupercio se encontraba en Madrid. Así lo explica él mismo en una carta dirigida a Don Francisco de Gurrea y Aragón: Hallándose la S.ª D.ª Mariana de Albión con algunas obligaciones de conciencia y de mundo, muy apretada y deseando satisfacer a todas y dejar a sus hijos parte de la viudedad que gozaba, que por lo menos

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Biografía de los hermanos Argensola era más de mil y trescientos escudos trató con ellos de no pedirles la dote durante su vida obligándose ellos a pagarle réditos a quince mil por mil, dejándoles todo lo demás de la viudedad libre y estando de acuerdo en este trato y teniéndolo por concluido, sin avisar a nadie se entró en Sta Lucía habiendo primero hecho en mi favor una donación de toda su hacienda sin saber yo della más que V. S. Supe en Madrid esta determinación dudosamente y que hoy partí con tanta priesa y en Ariza por Don Jerónimo Lavata me certifiqué dello y llegado aquí entendí lo de la donación, porque como se había insinuado ante un Juez no pudo estar secreta; yo no me admiré de que me hubiese confiado o dado su hacienda porque ha tenido causas para ello, pero sus hijos o por mejor decir sus tías que la esperaban, creo yo que con gran deseo, comenzaron a a hacer tales diligencias para que la renunciase y con tales términos que la han hecho irrevocable y dado materia para que D.ª Mariana esté en los inconvenientes que creyó huir entrando en el monasterio, tales que las monjas tratan de que no esté en él por no verle convertido en una chancillería o casa de pendencia con estos negocios. D.ª Jerónima (a quien yo quiero tanto como si fuese mi hija) bien pienso que sabe que, si cesan las causas que su madre ha tenido para darme su hacienda, se la daré yo a ella, porque sabe muy bien el origen de esta donación, y de palabra y por escrito ha condescendido antes y y después que su madre la hiciese con su intento, pero los demás que he nombrado no querrían que hubiese más obligaciones ni pasiones de las que van a parar en su provecho, aunque lo quieren disimular con nombre de honra como si ahora despertasen en el mundo o por dexar yo la hacienda se restaurase alguna cosa más que el interés; y que hoy en razón de todo lo dicho cada cual por su parte debe hacer lo que puede, de la mía están la verdad y la justicia, hijas de Dios, y como no todos los del mundo les han vuelto las espaldas hay muchos que me hacen merced, estoy resuelto en no revocarla donación por cuantas cosas hay humanas y en morir defendiendo lo que las leyes de Dios

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n y del Rey me permiten absolutamente y dar traza como quedando todo seguro pueda volver a la Corte a llevar a V.S. su cruz, aunque es tan pesada y mis fuerzas tan flacas133

La separación fue breve, ya que en 1597 doña Mariana estaba embarazada. Afectada de tercianas,134 el parto se le adelantó y dio a luz una hija prematura que murió a los dos días de nacer. La tristeza que inundó el corazón de su padre queda patente en una carta a su amigo Bartolomé Llorente, fechada el 11 de septiembre de 1597 : Ya Vm. Debe saber cómo adoleció Mariana y cómo los remedios y cómo los remedios de la enfermedad anticiparon su parto; parió una niña de ocho meses que que habiendo recibido agua de Bautismo murió al segundo día. Todo esto pasó en mi ausencia y tuve aviso dello en esa ciudad la noche antes de mi partida, y así vine con grandísima pena. Hallé fuera de peligro doña Mariana, aunque tan flaca y llena de achaques que pienso que se le apareja muy trabajoso invierno. Doy a V.m. tan larga cuenta porque en sus sacrificios se acuerde de ella y mande que Mosén Martín en la Capilla la encomiende en las Ave Marías de los devotos.135

Doña Bárbara sobrevivió a Lupercio y todavía vivía en 1631, pues la menciona Bartolomé en su testamento. 3. SECRETARIO DE LA EMPERATRIZ MARÍA (1592-1603) Al morir el duque de Villahermosa, y parece que por mediación la duquesa doña Juana, obtuvo Lupercio la secretaría de la Emperatriz María en 1592.136 En

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Biografía de los hermanos Argensola 1594,137 y también por influencia de la propia Duquesa, obtuvo el nombramiento de gentilhombre de cámara del Archiduque Alberto, hijo de la Emperatriz.138

3.1. Política española, 1595 -1603 En 1595, la expedición inglesa enviada por la Reina Isabel I de Inglaterra para atacar las colonias españolas fue rechazada en Las Palmas de Gran Canaria, Puerto Rico y Cartagena de Indias. La armada inglesa, ya mermada, fue derrotada por la flota española dirigida por Bernardino de Avellaneda en las costas mejicanas. Sin embargo, varios acontecimientos alteraron el final del reinado de Felipe II. En primer lugar, la entronización en Francia de un enemigo acérrimo de la Monarquía hispana, Enrique IV de Borbón; en segundo lugar, la fuerza creciente de los rebeldes holandeses, ya proclamados como nación independiente, y por último, la siempre presencia de la reina de Inglaterra. En 1596 se produjo un asalto inglés a Cádiz dirigido por el conde de Essex. La plaza fue tomada y los asaltantes estuvieron allí durante un mes, hasta que el duque de Medina-Sidonia la pudo recuperar. Otros dos hechos fundamentales siguieron a estos: la quiebra de la Hacienda regia y la mortal enfermedad de Felipe II de la que fallecería en 1598. La subida al trono de Felipe III supuso también el comienzo del gobierno de los validos. Sucedía al rey Prudente, uno joven que se casaría en 1599 en Valencia con una princesa de tan solo 15 años, Margarita

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n de Austria. A la par que su hermana, la Infanta Isabel Clara Eugenia, lo hacía con el Archiduque Carlos que eran los nuevos señores de los Estados de Flandes. El Rey Felipe III entraba en Madrid el 24 de octubre de 1599 y el duque de Lerma intentaba afianzar su poder para convertirse en el valido del Rey. Para evitar toda influencia sobre el monarca, aún quedaba en Madrid la emperatriz María. El duque de Lerma a fin de controlar esa influencia, consiguió que la corte se trasladase a Valladolid en 1602. De manera que toda la nobleza que vivía en Madrid cerró sus palacios y marchó a Valladolid, al igual que hicieron los “paseantes” de la Corte. Las obligaciones de Lupercio como secretario de la Emperatriz le dejaron tiempo para su labor como poeta. Y sus mejores poemas fueron escritos antes de 1603.139 El 8 de marzo de 1594 había terminado una versión de los Annales de Tácito, con lo que comenzó sin abandonarlo, nunca un gran interés por la historia y por los investigaciones históricas. 3.2. Su labor como historiador. Cronista de los Reinos de la Corona de Aragón Lupercio comenzó la traducción de Tácito en torno a 1592 ó 1593; es casi seguro que en su preparación usó el nuevo texto de Tácito establecido por Lipsio en 1574. Con Justo Lipsio era natural que se quisiese escribir, pues era una de las personas más cultas de la época. Éste había sido compañero de estudios en Lovaina de Andrés Scotto, que como ya hemos visto había sido profesor de Lupercio en la Universidad de

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Biografía de los hermanos Argensola Zaragoza. La correspondencia la estableció a través de don Nuño de Mendoza, oficial del ejército español y después Conde del Valle do Reis.140 Lupercio poseía por lo menos una versión italiana de los Annales de Tácito.141 Así mismo durante esos años estableció amistad con don Bartolomé Llorente, que era canónigo y Prior de Nuestra Señora del Pilar; las cartas que se escriben comienzan en 1594 hasta 1609. A él le mandó su traducción de Tácito para que se la corrigiese y a él lo buscó también como ayuda para su Hispania Tarraconenses.142 Por ejemplo le envía parte de esta obra, a ello hace referencia en una carta fechada el 8 de marzo de 1594, desde Madrid: ”Porque Vm. Recibe a usura lo que se le da, me ha parecido enviarle esas hojas del borrador que se comenzó en duda y se seguirá si al buen deseo se junta su aprobación o censura, y aunque como digo es la primera forma doy a Vm. En la margen alguna razón de las que me mueven a mudar de frasis cuando hay peligro de oscuridad en la letra: esto procuro que sea con tanto tiento que no pervierta el intento de seguir la sencillez y gravedad de Tácito”.143 Y se ofrece también para realizar todos los negocios que tuviese el cabildo. El 3 de mayo de 1595, Lupercio fue designado notario extracto144 del cuerpo de Diputados de Zaragoza, con una retribución de 200 libras jaquesas al año.145 Pero hubo de nombrar a un sustituto, ya que él debía ausentarse de Zaragoza.146 En mayo de 1597 Lupercio estaba escribiendo su obra Historia general de la España Tarraconense, según afirma en una carta a Llorente.147 En esta obra quería escribir la historia política y eclesiástica de Aragón desde la fundación de Zaragoza por el Emperador

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Augusto, hasta le reconquista del Reino a los musulmanes, punto en que Jerónimo de Zurita empezó sus Anales. Para realizar esta obra se dedicó al estudio del árabe y de la numismática. En la primera disciplina tuvo como maestro a Urrea: “hombre de hasta cuarenta años, italiano de nación, captivaron a él y su madre siendo muy niño y él anduvo mucho tiempo con el Ochali muy su privado; salió doctísimo y llegó a ser secretario del gran turco, muy estimado cuando él supo que era de nación cristiano, y por diligencias de su madre determinó de volver al camino de la verdad, y así huyó y llegado a Sicilia se bautizó, porque no lo estaba según él dice; sacóle de pila la virreina de Sicilia la condesa de Alba de Aliste que es hija del conde de Aranda, por lo cual se llamó de Urrea: el Rey nuestro Sr. Lo entretiene leyendo lenguas en la Universidad de Alcalá y estos días le ha traducido a su merced un libro arábigo de la librería de El Escorial, en que el autor moro trata de ejemplos de hombres virtuosos y pone entre ellos a Jesucristo nuestro Señor, casi tratando de él como Josefo”.148 El Rey le encargó catalogar los manuscritos árabes de El Escorial. Se hizo muy amigo de los hermanos Argensola. De hecho Bartolomé le escribe a Llorente: Quiere hazernos grandes arábigos, y es cosa extraña que tienen ellos la misma forma de poesía que nosotros, similiter cadencias y medidas de versos, y el, que es grande poeta, nos ha dicho algo de un libro que hizo a ciertas victorias de su amo.149

Con respecto del interés de Lupercio por la numis-

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Biografía de los hermanos Argensola mática, afirma Lastanosa: Don Miguel Leonardo de Argensola y Albión, Correo Mayor de su majestad en el reino de Aragón, entre las medallas de su abuelo el secretario y Chronista Mayor Lupercio Leonardo de Argensola, halló ésta [medalla 44, reproducida en la lám. 29], la cual gozamos por su liberalidad.150

Esto obra no nos ha llegado, y solo se conoce un bosquejo gracias al testimonio de Ustarroz que lo vio en poder del nieto de Lupercio, Miguel Leonardo de Albión. En ella quería estudiar la historia eclesiástica de Aragón, pues pretendía mostrar el arraigo del cristianismo en Aragón desde sus orígenes, así como su continuidad y la mayor importancia que adquirió a lo largo de la historia del Reino. Esta obra iba a servir para ser introducción a los Anales de la Corona de Aragón de Jerónimo Zurita. A la muerte de Felipe II en 1598, y sucederle con Felipe III, Lupercio inicia una gran actividad. En una carta que le envía a Bartolomé Llorente, le dice que tiene mucho trabajo y que en cuanto pueda se dedicará a “las musas históricas”, porque las otras, las poéticas, se le están resistiendo. La Corte no es el lugar adecuado para crear: “porque las otras [se refiere a las musas de la poesía] quieren bosques y amenidades y acá [en Madrid] no los hay, sino mucho estruendo y inquietud”. Esa falta ha hecho que no haya podido componer ningún poema a la muerte del Rey: “ni aun un epitafio no me han querido dictar para el túmulo del Rey”, y teme que tampoco será capaz de componer para “las bodas del sucesor”, y añade “aunque no hará falta mi epitalamio, pues dicen que serán en Ca-

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n taluña donde hay tan cultos ingenios”.151 Lupercio mandó un memorial al Consejo de Aragón, señalando que desde Fernando el Católico no había habido un cronista de la Corona de Aragón, por lo que solicitaba ser nombrado para ese cargo.152 El 26 de noviembre de 1598, el Consejo presentó al Rey esta petición recomendando vehementemente a Lupercio: “Por ser natural de Aragón y concurrir en él bondad, ingenio y letras humanas, de todo lo cual tiene opinión entre los que le conocen, y el Consejo mucha satisfacción de su persona.”153 El nombramiento se hizo oficial el 15 de enero de 1599, y lo redactó en latín Agustín de Villanueva. En este documento se establece que tendrá todas las prerrogativas inherentes al cargo de Cronista Mayor, y se le encarga redactar la historia de todos los sucesos dignos que ocurran en el Reino, escribiendo un libro titulado Preeminencias Reales, donde se recogiesen fundamentalmente los servicios personales prestados por los aragoneses al Rey en tiempo de paz y en guerra. Además, deberá examinar todas las obras que escriban otros historiadores del Reino, sometiéndolos a su censura, y todos los ministros del Rey en Aragón, desde el primero hasta el último, deberán, so pena de enojo del Rey y de multa de mil florines de oro, considerar a Lupercio Leonardo como el cronista de su Majestad, y proporcionarle todos los documentos y crónicas que él pueda necesitar en el cumplimiento de sus funciones. Lupercio se presentó ante Diego de Covarrubias, Consejero de Su majestad y Vicecanciller del Reino de Aragón, y juró sobre la cruz y los cuatro evangelios que se conduciría lealmente y según ley en su nuevo

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Biografía de los hermanos Argensola puesto.154 En un principio se le concedió ese cargo sin sueldo. El 19 de mayo de 1600, el Consejo se dirigió al Rey, pues Lupercio había presentado un segundo memorial donde pedía que se le asignase un salario igual que el de cronista de Indias, que recibía cuatrocientos ducados al año, casa para vivir y un crédito para gastos auxiliares, o, en su defecto, que se le asignara una remuneración correspondiente a la clase de trabajo y dignidad del oficio, <<que ha un año que le sirve, y ha trabajado mucho en preparar la materia de la historia>>155 Después del primer año, pues, Lupercio fue puesto al nivel de los que desempeñaban análogos empleos para Castilla e Indias. Se desconoce la suerte de esta historia que Lupercio estaba preparando por los años 1599 y 1600; parece que cuando le escribió a Lipsio había llegado al reinado de Felipe II, pero se detuvo al tener que narrar los acontecimientos de 1591-1592. Así pues, el libro de las Preeminencias Regias es otro libro perdido de Lupercio.156 En una carta a Bartolomé Llorente, fechada en Madrid 29 de abril de 1595, le plantea algunas dudas que debe resolver para poder continuar su Historia General de la España Tarraconense, en concreto sobre el Pilar. La primera es cómo, si Diocleciano en la décima persecución ejecutada por el prefecto Daciano acabó con la vida de los Innumerables Mártires de Zaragoza y de Lamberto, y siguió a los fugitivos hasta Ágreda, no acabó con el templo del Pilar que se hallaba “dentro de la ciudad, a orilla del río Ebro, en parte llana y patente y celebradísimo (como es creíble teniendo tal origen).”157 La segunda es si el pilar en el que se apareció la Virgen no será un fragmento de la columna

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n donde fue azotado Jesucristo.158 3.3. Crítica de la sociedad del momento Lupercio, en sus sátiras y en sus poemas, fue mostrando sus críticas hacia la sociedad del momento. El poema leído por Lupercio en la Academia de los Humildes para explicar su seudónimo de El Bárbaro, que su esposa Doña Bárbara de Albión le diera, constituye un ejemplo también de sátira horaciana. Critica los vicios de la Corte y, sobre todo, el que si no eres un adulador, no pretendes favores, no te dejas llevar por el dinero, no mientes, no se “aborrece las damas cortesanas”, y por el contrario se suspira por la vida retirada, dedicarse al estudio y a la poesía, lo llaman a uno bárbaro. Además de criticar en general las costumbres de la España de Felipe II, también se refiere a vicios más concretos, como la embriaguez: Mal haya el que primero de Alemania nos truxo el brindis sucio y sus abusos. Pues no pudo con armas en campaña, con este vicio y otro imagino que pretendió triunfar de nuestra España. ¿De dónde (según cuenta César) vino que los fieros suevos en su tierra no dejaban entrar a vender vino?159

También critica a algunos miembros de la iglesia y fulmina a los que cometen el pecado de la simonía, así como los que procuran en el templo: “dejar resplandeciente sepultura, / y no con sus virtudes buen ejemplo.”160 Se intercalan refranes y los defectos de las mulas de

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Biografía de los hermanos Argensola alquiler, recuerdo de esa experiencia personal a la que nos hemos referido al tratar de los sucesos de Zaragoza de 1590-1591: “Porque a quien nombres vanos acumula, / y la toga si ciencia, lo contemplo / muy poco se diferencia de una mula”.161 Y más adelante describe con tal realismo las situaciones que se producen encima de una mula que podemos imaginárnoslas: el pensamiento a veces ocupado en que vaya segura la maleta, y con buena mula acomodado; que hay mula que es mejor ir con muleta que en ella; coja, manca y endiablada, medio de brida y medio de jineta. Y por Dios, que el que quiere hacer jornada, si se descuida desto, vale poco, y llega siempre tarde a la posada. Jura reniega y grita como un loco; y es risa de la gente que lo mira, darse prisa y venir muy poco a poco. No puede bien saber qué cosa es ira quien no se ha visto en esta desventura; yo sé lo que es, y tanto, que me admira. Y más si en esta furia de locura, cuando palo ni espuela no es bastante para mover la mula, por ventura algunos frailes asan por de delante, jerónimos, bernardos o benitos, en mulas que es menor un elefante.162

También critica la ostentación de ser un cristiano viejo, que puede ser entendida por sus orígenes conversos: “ Y por más arcabuces que a Toledo / sube el agua Juanelo, su linaje / le cuenta desde Tubal en un credo.”163 Así como a los aventureros que buscan su fortuna en el Nuevo Mundo: “También me burlaré del que navega /por tener oro desde España a Chile, / y en el camino el fiero mar anega; (…).”164

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Presenta también algunos tipos representativos de la época como el rufián cobarde: Ni de estos algalieros semidamas, que llevan mil picaños por testigos, pródigos en perder ajenas famas, se me dará, con gran razón dos higos; ni para que me presten un caballo procuraré tenerlos por amigos. Su gusto es cada cual parecer gallo, alzando grande cresta de copete, y lo que son ella algunos callo. Comunicar con muchos el billete, tomar de noche acá y acullá esquinas, armados como un bravo matasiete; mostrando que a seiscientas culebrinas no temerán, ¡Dios lo que hay dentro, y aun tú, si sus bravezas examinas! Muchos morgantes que de noche encuentro, sé que toman lecciones de Atalanta, y buscan escondrijos en el centro.165

También critica la figura del que buscacargos en la Corte: Y al que está relatando sus servicios por todos los Consejos que el Rey tiene, bebiendo viento y esperando oficios; y cuando va de casa y cuando viene, al presidente sirve y acompaña, que un hora desgorrado le detiene; y anda tejiendo las telas como araña, que un pájaro con pico de oro llega, y da al través con toda su maraña.166

La mejor sátira de Lupercio es contra la Marquesilla: “Muy bien se muestra, Flora, que no tienes”.167 Aparte de señalar que él no tiene el carácter de un

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Biografía de los hermanos Argensola cortesano, lanza unas cuantas puyas la situación de España en ese momento. Por ejemplo, trata de la situación de dependencia de España de la banca extranjera: Y yo, por todo el oro que Liguria a España con usuras arrebata, no quiero hacerme digno de tu furia; ni quiero dar mi vida tan barata, ni ver del africano la frontera, cosa que por tu causa alguno trata.168

También se refiere a la riqueza de Venecia: “Así lo creo yo, porque mi hacienda / es menos que el tesoro veneciano, / y otro tanto ha de dar quien te pretenda.”169 Además también alude a la inseguridad de los caminos en los puertos de Aragón y Castilla: Si alguna vez o veces has pasado de Aragón a Castilla, y en los puertos del uno y otro reino registrado, adonde los derechos hacen tuertos, y con decreto y orden de justicia roban en los poblados y desiertos; adonde puede tanto la codicia, que no son tan mudables venecianos cuando a alguno prometen su amicicia, como aquellos ladrones y villanos en olvidar al rey si el caminante les pone de sus armas en las manos;170

Al respecto es interesante señalar el problema que el bandolerismo tuvo a finales del siglo XVI y en el XVII en el mundo rural171, y, en concreto, en Aragón. Los altercados se podían producir entre familias como

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n fue el caso de los Riberas y Benedetes de Monzón y los Pisa y Toledo de Barbastro, que mantuvieron alterada la comarca durante varios años a principios del siglo XVI. También entre pueblos vecinos, de hecho, el recurrir a la violencia para solucionar las diferencias entre localidades próximas estaba contemplado en los fueros del Reino. Casi todos los años las autoridades aragonesas tenían que imponer treguas forales en un intento de evitar que las tensiones entre dos pueblos se convirtiera en una lucha abierta. También adquirieron una extrema gravedad los conflictos suscitados en las Comunidades de Teruel y Albarracín, avivados por la actitud de la monarquía, reacia a la plena integración de estos territorios al régimen foral aragonés. La presencia de tropas reales, considerada como una vulneración a la legalidad del reino, y la actitud del tribunal de la Inquisición, en lugar de aquietar los ánimos contribuyeron a exacerbarlos, saldándose el asunto, al igual que en Ariza o Ribagorza, con una fuerte represión que costó la vida a importantes personajes. Y tanto para Lupercio como Bartolomé fueron motivo, entre otros, que dieron lugar a los sucesos de Zaragoza de 1591 y 1592. El bandolerismo se dio ya en Aragón en la primera mitad del siglo XVI y fue creciendo conforme avanzó el siglo, de manera que en la década de los años ochenta y noventa, que es a la que se refiere Lupercio, andar por los caminos de Aragón era harto peligroso, sobre todo en las comarcas pirenaicas, el Somontano, los Monegros, Ribagorza, la Litera y el Bajo Aragón. Estas fueron las zonas de actuación preferente de los bandoleros, debido sobre todo a lo escarpado del terreno, la escasez de núcleos urbanos muy poblados desde don-

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Biografía de los hermanos Argensola de se pudiera combatir a los bandoleros, y al hecho de que eran las rutas comerciales más importantes del reino. Desde Zaragoza llegaban a Francia por Huesca, Ayerbe y Canfranc, y a Cataluña por los Monegros. Si a todo ello se añade la proximidad de la frontera con Francia, Cataluña y Valencia, donde fácilmente se podían refugiar los delincuentes, se entenderá por qué proliferaba en esas zonas el bandolerismo. Para acabar con esa situación, se adoptaron medidas legales y punitivas por parte del reino, una de las veces fue en las Cortes de Monzón de 1585, a las que asistió Lupercio. Destaca la creación del Justicia de las Montañas, dotado de amplia jurisdicción y de una fuerza armada permanente, la guarda del Reino.172 En otro sentido, pero también muy curiosa, es la obsesión que Lupercio muestra por otro de los “vicios” que proliferan en la época, y no es otro que el abuso de los afeites por parte de las mujeres. Sin embargo estos usos en un principio estaban relacionados con las graves epidemias que asolaron Europa en los siglos que nos ocupan. Los perfumes sustituyen a la limpieza y se llegan a considerar no solo provocadores de la sensualidad, sino como un remedio seguro contra las enfermedades contagiosas, sobre todo contra la peste. También esta obsesión por la apariencia externa hay que relacionarla con las características de la sociedad de la época y el concepto de honra, pues todo se basa en “la respetabilidad externa que se funda en el traje, el tren de vida y la calidad social heredada.”173 En España, por la influencia árabe, se conservó la costumbre del baño, pero también se adoptó la costumbre de usar esencias y, sobre todo, el de crear mejunjes gracias a la llegada al país de metales cuyos

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n óxidos se utilizaban como base para los mismos. La mujer española, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVI, se aficionó tanto a los afeites que fue motivo de sátira de numerosos escritores. El más destacado Quevedo, pero no se queda atrás Lupercio, que primero trata de los distintos recipientes que se podían encontrar en el tocador de una dama: ¿Quién podrá numerar las garrafillas dedicadas al sucio ministerio, ungüentos, botecillos y pastillas?

Para, a continuación, enumerar los afeites y sus usos, en primer lugar, sahumerio. Éste se adquiría en forma de pastillas olorosas que se echaban al fuego y provocaban un humo oloroso: “Aquí, para enrubiar, el sahumerio,/de aqueste mismo aceite que blanquea / los huesos de la boca o cementerio.” La miel era uno de los componentes habituales de los afeites: “(...) mezclada, que se emplea/ con mostaza y almendras, en ser muda /para mudar color a la que es fea.” También se utilizaba la ruda, una planta de gran olor que convertida en aceite: “dicen que al cabello el color muda.” Y mezclaban la leche con distintos tipos de jabón, de lagarto, de rasuras, que eran las heces del vino, ajonjolí, jazmín y adormideras, de almendras y de huevos. Y también tenían: “aguas de mil colores y maneras”, enumera los componentes, que son casi imposibles, de rábanos y azúcar, de simiente de melón, calabazas y de peras. También usaban para rejuvenecer Agua de alumbre, buena para viejas, que quita las arrugas, que los años

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Biografía de los hermanos Argensola les cargan como fuelles, en las cejas. Y ellas (¡o ceguedad!) con darse baños, cual parche de atambor tiran el cuero, como si no venciese el tiempo a engaños.

Leonardo le dedica una referencia especial al solimán, llamado también cerusa, una especie de capa de pintura cuya base era el mercurio y que se aplicaba sobre el rostro, los hombros, el cuello e incluso las orejas: Pero debiera yo nombrar primero al magno solimán, tan vuestro amigo, como lo fue de Francia el otro fiero; el cual os da justísimo castigo; pues sólo por salir con vuestro intento os valéis del veneno y enemigo.

tes:

Y, a pesar de ser tan evidente el uso de estos afeiY que me pondréis las manos en un fuego, decís, si no os laváis con agua sola, pudiendo lo contrario ver un ciego. ¡Cuán mal se cubre el gato con la cola! ¡Cuán mal se cubre el fuego sin dar humo! Así la que se afeita y arrebola.174

Decide no dedicarle más espacio al tema, porque (y parece que no han pasado los siglos) hay tantas novedades con respecto a los ungüentos que no puede ni quiere nombrarlos todos: “Ni ser nombrados todos aquí pueden, / porque como se inventan cada día, / en infinito número proceden.” 175 Con respecto a los poemas satíricos, algunos tienen mal gusto y parecen no tanto una crítica de los abusos públicos cuanto la expresión de una cierta

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n complacencia de la sátira por la sátira. Destaca por su mal gusto uno que trata del tema de la falsedad de algunas mujeres: Con la lengua los labios apercibe Lícoris, y a besarlos nos provoca; después halla en sus dientes quien los toca lo mismo que en los fieros de un caribe. Porque tal es el gusto que recibe, que le ensangrienta y muerde como loca; y así vengo a pensar que por la boca (cual dicen de la víbora) concibe. Vaya, pues, a morder y ser besada a Francia, do el besarse es ley forzosa, y alzárase sin duda con la tierra; que como de troyanos fue habitada, podrá decir que es Hécuba rabiosa, que ha poco que ha dejado se ser perra.176

U otro que dedica a una alcahueta: Quien dar más vuelta viere a tu rosario, que en la noria a la sarta de arcaduces que más bebe del Tajo, y con más cruces adornada tu casa que un calvario, dirá que desde luego un santuario te preparen con lámparas y luces; que entre ellas y entre huevos de avestruces, tus reliquias aguarde un relicario. Esto dirálo el sol, mas no la luna, testigo de las obras, o devota, con que a Lidia conservas el devoto. “¿Pues qué dirá?” “Que no hay justicia alguna si no pueblan tus tocas la picota; y yo seré con ella deste voto.”177

Dentro de las críticas de las costumbres, hay que situar el escrito que Lupercio mandó al rey en 1598

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Biografía de los hermanos Argensola sobre la conveniencia de prohibir la representaciones teatrales, Memorial que se dio a S. M. del Rey D. Phelipe segundo, contra las comedias. Éste estaría en la línea de los escritos por un conjunto de eclesiásticos y moralistas que quisieron suprimir el teatro nacional. El iniciador fue el Arzobispo de Granada, quien, durante el luto por la muerte de la Infanta Catalina fallecida en Turín el 6 de noviembre de 1597, presentó una acusación contra el teatro y exigió que se clausurasen definitivamente. Felipe II encargó el estudio de este asunto a tres teólogos: Fr. Diego de Yepes, su confesor; Fr. Gaspar de Córdoba, confesor del Príncipe de Asturias; y D. García de Loaísa, que después será Arzobispo de Toledo. Su informe, junto con el memorial de Lupercio Leonardo, hizo que se cerrasen los teatros de Madrid y los de toda España el 2 de mayo de 1598. A este hecho respondió la Villa de Madrid con un Memorial para que se abriesen, y a éste respondió Lupercio. 178 Los motivos que pudieron llevar a Lupercio a escribir este Memorial pueden ser varios. Por un lado, cierta envidia ante los éxitos de Lope de Vega en el teatro, lo que no parece muy probable pues siempre mantuvo una relación cordial con él. Además, sus tragedias son obras de juventud, y no parece que después intentará seguir su carrera como dramaturgo. Por otro, y es lo más probable, tendiendo en cuenta su cristianismo, que lo hiciese porque consideraba que la escena se estaba llenando de situaciones impúdicas por el contenido de las comedias, bailes de los intermedios, o finales de fiesta así como por la vida disipada que rodeaba a todos aquellos que se dedicaban al teatro. El ejemplo más claro es el del propio Lope de Vega.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Lupercio presenta ejemplos concretos de malas influencias que ha ejercido el teatro, no en el pueblo sino en los nobles. Alguno se arruinó y dejó a su familia por una actriz, y hasta la compartió con otros. Otro, también noble, hizo la vida de representante siguiendo a una de estas actrices. En casi todos los casos los maridos de las actrices eran sabedores de esta situación. Es más, en algunos hubo nobles que estuvieron a punto de matarse por celos, acabando en prisión.179 Es muy significativo de la moral de la época que Lupercio conteste a los defensores de las comedias que: “el pecado secreto y sin escándalo es menor.”180 Lupercio muestra su indignación por la representación de comedias de asunto sacro, teniendo en cuanta la vida disipada que llevan los actores que representan a personajes de la Biblia.181 Y define a los actores y demás personas que viven en el entorno de las comedias como “sabandijas”, y “hombres amancebados, glotones, ladrones, rufianes de sus mujeres, (…) hoy hay en España representantes que han hecho homicidios y no han padecido por ellos, sino dejados salir libres y sin costas(…);”182 Además, este abuso en las comedias “ es muy nuevo en España, pues agora treinta años apenas las había, y era entonces con tan gran moderación, así en la materia como en el hábito y personas, y raras veces, y en casas a privadas, de manera que la novedad es el haberlas, y más de la manera que se andan introduciendo.”183 4.- EN ZARAGOZA Y MONZALBARBA. (1603-1610) El 26 de agosto de 1600, Lupercio dirige una carta

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Biografía de los hermanos Argensola a Bartolomé Llorente donde le explica que está esperando a que se aplaque el calor para poder viajar a Zaragoza: “estaré en esa ciudad, dándome Dios salud, algunos días antes de San Lucas [18 de octubre], que quiero dejar a Gabriel en ella a oír las Artes, porque su edad y complexión no es para fiarla de quien le quiera menos que su abuela, hermana, y tía.”184 4.1. Política española, 1603-1610 España entra en un periodo de paz con Francia (Paz de Vervins). Tras la muerte de Isabel Inglaterra en 1603, subía al poder Jacobo I, con el que se consiguió una paz perdurable. Se alcanzaron asimismo unas treguas con Holanda en 1609. Con Francia se logró en 1610 un amplio acuerdo de paz que supuso un doble matrimonio hispano-francés: Ana de Austria, la hija de Felipe III, se casaría con el rey-niño Luis XIII, mientras que Isabel de Borbón lo haría con el joven príncipe Felipe, el que después reinaría con el nombre de Felipe IV. Sin embargo, el gobierno seguía estando en manos de los validos, primero el Duque de Lerma, que a su vez delega el poder en el marqués de Siete Iglesias. La Corte se colma de nobles y de su clientela. Madrid se llena de palacios y de cortesanos que intentan conseguir un cargo. Otro acontecimiento importante es la expulsión de los moriscos en 1609. Salieron de España entre 250.000 y 300.000, en su mayoría agricultores de los reinos de Aragón y Valencia.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n 4.2. Menosprecio de corte, alabanza de aldea El 22 de febrero de 1603 muere la Emperatriz María. Lupercio asistió a los funerales y compuso el epitafio latino. A pesar de que la emperatriz lo encomendó al Rey, no obtuvo ningún favor de él y tuvo que trasladarse a Zaragoza. El 26 de junio, aproximadamente, se instaló en su torre de Monzalbarba (Zaragoza) y pueblo hacia el que siempre tendrá palabras gratas.185 La epístola dirigida en 1604 por Lupercio desde Monzalbarba al Dr. Domingo de Bengoechea así lo muestra: En esta enfermedad tan importuna, alivio fue venir a nuestra aldea, que cual ella no pienso que hay ninguna. Porque si, ausente, la ciudad desea el que huye della, la tendrá en una hora, como quien por el campo se pasea. Pues el camino, ¿es malo? Si Pandora tuvo patria, ésta fue porque el deseo aquí, con la experiencia, se mejora.

Además, describe el magnífico camino que hay entre Zaragoza y Monzalbarba, bordeado por el río Ebro: De Monzalbarba a Zaragoza creo, al fin, no hay un camino en todo el orbe de más comodidad y más recreo. Sin que a la vista algún objeto estorbe, hace margen a un lado el grande río, que a veces campos y edificios sorbe. Y los frutos y frutas que esta tierra da: Ya, con espigas rubias, la simiente pródigo restituye con usura,

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Biografía de los hermanos Argensola ya del gran Baco el fruto más ardiente. La guinda, la ciruela, la madura pera, el higo meloso; la manzana, dando fe su color de su dulzura, a la púrpura antigua y a la grana haciendo injuria, y al color afea a la etiope gente y africana.186

En la tranquilidad pudo dedicarse al estudio, posiblemente bajo la dirección el Dr. Bartolomé Llorente. Esta torre despareció en 1937 durante una crecida del río Ebro.187 De ella hace una cuidadosa descripción Bartolomé, destacando de manera sencilla las bondades del lugar. En primer lugar describe el patio y las distintas plantas de la misma, el sótano, el entresuelo, y la torre: Es la capacidad de la posada angosta, pero, gracias a Dios nuestra, humilde, pero bien acomodada; En cuyo alegre patio, a mano diestra, un cuarto fresco para el tiempo estivo sobre el antiguo sótano se muestra: El sótano, en que siempre licor vivo de Baco en los toneles envejece y el que Palas destila de su olivo. Todo este cuarto en un jardín fenece no trasquilado, que su verde greña para apetito en la ensalada crece. Luego, cercando prevenida leña, de parto cacarean cien gallinas, junto de una cocina no pequeña; donde extendida entre dos esquinas blanquea una vajilla que se iguala, (si ya no excede) a porcelanas finas. Un entresuelo en medio de la escala, para si viene un huésped dedicado; de allí se sube a la apacible sala,

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n que me conserva en uno y otro lado, conforme al tiempo, habitación distinta, y de ambas se descubre vario el prado, tal, que si de pincel vieres la quinta entre altos sauces los sauces o en ribera amena, dirás que de este original se pinta. La torrecilla, de palomas llena, en sus roncos arrullos, semejante a los aplausos del teatro suena. Y abiertas las ventanas, no distante descubren el repuesto de la fruta, cubiertas con sus redes de bramante; porque el oreo, que la guarda enjuta, entre a darle sazón, y a las traviesas aves lo estorbe la defensa astuta.

A continuación, describe todos los frutos que penden del techo de la torre: Generoso el olor de las camuesas se esparce, que del techo bien colgadas, forman racimos, de sus hilos presas; y con ellas la sarta de granadas, que una en el seno sus rubíes encubre, y algunas te la muestran confiadas. Las uvas que en abril como en octubre precian su néctar, sólidas y enteras, como él, aunque escondido lo descubre; y de juncia y de esparto en las groseras fajas, para hibernar, penden melones, acomodados dentro en sus esferas; las servas, imitadas de varones que en sus patrias son ásperos y rudos hasta que a luengas tierras los traspones;

Para después explicar en qué consistía su alimentación diaria:

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Biografía de los hermanos Argensola En esta copia fácil considera que un asado y cocido, poco y bueno, sobre manteles cándidos me espera. Y que a mis horas ciertas como y ceno, con la resolución que lo ejercita un sano, que reniega de Galeno, y con puntualidad tan exquisita como la indispensable que el sol tiene para ilustrar los signos que visita.

Y en qué invertían sus ratos de ocio, sobre todo en la lectura de Horacio, Píndaro, Ambrosio: Mas componer la sala me conviene y mi lecho en su alcoba, y ver el modo que el tercer aposento se previene, que es grande, blanco y lleno de luz todo. En este de mis bienes lo más rico, (mis apacibles libros) acomodo. Este, suaves Musas, os dedico al ocio docto, a las vigilias santas que me han de secuestrar del siglo inicuo. Aceptadlo, bellísimas infantas De Jove, así no huelle vuestras flores Profano huésped con indignas plantas. (...) Y mientras gime entre Caribdi y Scila tu verdad por causídicos malditos, de quien la fe, como la voz, se alquila; hasta que huyendo interesales los gritos de los confusos tribunales vuela, o se ahoga en los pérfidos escritos, y mientras la ambición y la cautela apresuran las vidas de Palacio que a la corriente edad bate la espuela, viviré yo en mí mismo, a libre espacio con Jerónimo, Ambrosio y Agustino y alguna vez con Píndaro y Horacio. En este, que es mi puerto, determino

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Mirar (si puedo) como ajeno daño que otros reciben del furor marino, Y allí de jaspe catalán o extraño, para colgar mis cepos y cadenas, levantaré un altar al desengaño, cuya inscripción con letras de oro llenas, aunque respete al superior sentido que les dio (o penetró) Pablo en Atenas, dirán también : AL DIOS NO CONOCIDO188

Ese deseo de disfrutar de la naturaleza lo mostró en muchos poemas, como ya se ha visto, pero además se unió a la idea de la vuelta a la Edad de Oro. 189 Al igual que Don Quijote, que pronuncia ante los cabreros lo que se conoce como discurso de la Edad dorada, llevando en la mano unas bellotas (Parte I, cap. XI). Lupercio trata del mismo asunto en un soneto, motivado por haber recibido dicho fruto de un amigo: Antes que Ceres conmutase el fruto De las encinas sacras en espigas, Y a costa de sudores y fatigas La tierra diese al labrador tributo; (...) Esta edad imitemos, Cloris mía, Si a su manjar sabroso me convidas Y está el hacer que vuelva a nuestras manos.

Y en el texto que Lupercio adjunta al mapa de Aragón volvemos a encontrar esa referencia a la Edad de Oro, que en esta ocasión sitúa en el Reino de Aragón: Este reino, en lo natural, abunda de todas las cosas necesarias para el ornato y sustento de la vida huma-

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Biografía de los hermanos Argensola na, y no aguarda que le venga alguna de otras tierras, ni los instrumentos para la paz o la guerra, antes salen de él para otras muchas partes. Es abundante de trigo, cebada, legumbres, vino aceite, azafrán, miel, queso, manteca, de las mejores frutas de España, minerales, yerbas medicinales; y entre ellas el ruibarbo, como el de Levante, y otras para teñir telas de seda, lana, lino, cáñamo, (...).190

No sólo muestra este amor por su tierra en el texto anterior, sino que también la visión de su paisaje le inspiró uno de sus mejores sonetos que otro aragonés de pro, como fue Ignacio de Luzán, se preocupó por resaltar. Así en su Poética, capítulo XIII “De las imágenes simples y naturales”, pone como ejemplo un soneto en el que describe la llegada del invierno al Moncayo: Lleva tras sí los pámpanos octubre, y con las grandes lluvias, insolente, no sufre Íbero márgenes ni puente, mas antes los vecinos campos cubre Moncayo, como suele, ya descubre coronada de nieve la alta frente; y el sol apenas vemos en oriente, cuando la dura tierra nos lo encubre. Sienten el mar y selvas ya la saña Del aquilón, y encierra su bramido Gente en el puerto y gente en la cabaña...

Y explica Luzán: “El poeta, habiendo felizmente copiado en la imaginación el rígido aspecto del invierno por los objetos circunvecinos, y habiendo hallado palabras propias naturales y expresivas, deja después espaciar la fantasía por objetos más remotos y nos imprime vivamente en la imaginación la violencia de las tempestades, los bramidos de los huracanes, de cuya

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n furia y rigor parece que estamos viendo que la gente se guarece en puertos y cabañas.”191 4.3. Enfermedad de Lupercio La primera referencia que Lupercio hace de que está enfermo es en una carta dirigida a Bartolomé Llorente, el 11 de octubre de 1595. En ella le explica que se está reponiendo de una enfermedad por la que todavía está “indispuesto de una pierna”.192 Tal fue su dedicación al trabajo, que cayó gravemente enfermo entre finales de julio y principios de diciembre de 1603. De hecho parece que estuvo a punto de morir, y la enfermedad fue seguida de una larga convalecencia: Si mi enfermedad me tuviera de manera que no puedo andar, solo un paso sin que me lleven dos, y de las manos estoy tan impedido como lo dice la letra: en suma, aunque sin peligro eminente, estoy de manera que no puedo ser contado entre los vivos, a lo menos entre los útiles en el mundo.193

Y dos años más tarde aún le escribe a Lipsio (13 de abril e 1605): He perdido el uso de los pies, manos y lengua, y, lo peor de todo, mi cabeza vacila. He tomado todas las medicinas de Arabia, he sido sangrado hasta perder el sentido, y en mí han probado toda suerte de ungüentos. En una palabra, durante casi dos años he padecido este infierno. Ahora me encuentro envejecido y envío una carta a Lipsio, a quien amo y estimo, y cuyas congratulaciones espero recibir.194

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Biografía de los hermanos Argensola Según Aznar Molina los dos hermanos fueron “tipos cerebrales; es decir, los trastornos sobresalientes que padecieron radicaban sobre su sistema nervioso, terreno apropiado, ya que le fatigaron enormemente por un ininterrumpido trabajo mental desde el comienzo de sus estudios, en cuya iniciación ya mostráronse como talentos precoces, y a cuyo cerebro mantuvieron en constante tensión, hasta que les sorprendió la muerte”. 195 Lupercio tenía cierta “fragilidad vascular” que es la que provocó su enfermedad de julio de 1603. En una carta en tercetos dirigida a D. Domingo de Vengochea explica su estado de salud: Privado, con dolor, de tal contento, flaco y cerca los leños, entre pieles, estaba yo, señor, a un fuego lento.196

En tal estado escribió La Información de los sucesos del Reino de Aragón, y ya explica en el final del libro que la escribió enfermo. Posiblemente este ataque, a los 44 años, fue una hemorragia cerebral del hemisferio izquierdo de la que se curó completamente, pues pudo seguir desarrollando su trabajo. Lo más probable es que su muerte se produjese por una segunda hemorragia cerebral, quizá ventricular.197

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n 4.4. Lupercio y la Información de los sucesos del Reino de Aragón en los años de 1590 y 1591. Como ya hemos dicho, en torno a 1604, Lupercio concluyó un trabajo que le habían pedido los Diputados de Aragón sobre los acontecimientos que enturbiaron la vida de Aragón en los años 1591-1592. Se tituló Información de los sucesos de Aragón en los años de 1590 y 1591, en que se advierte los yerros de algunos autores. Con esta obra, Lupercio quería aclarar los sucesos que se produjeron en esos años en Aragón. Sin embargo, se tuvo que enfrentar a varias dificultades; por un lado su enfermedad, y por otro, a la complicación de explicar estos hechos a gusto de todos, hay que tener en cuenta que era cronista del Rey cuyo padre mandó decapitar al Justicia: También yo en mi nombre pido y espero el mismo perdón por las infinitas faltas que en esta relación se hallarán; y (por dar más causas que su benignidad al lector) quiero alegar la brevedad del tiempo en que se ha escrito, que ha sido en quince días, algunos dellos estando en cama con muchos accidentes, que trae consigo la convalecencia de una larga y peligrosa enfermedad que he tenido, y se interpuso entre el mandamiento de los diputados y mi execución y así como voto pagué mi deuda con fuerzas débiles.198

Sin embargo no se publicó hasta dos siglos después, a pesar de ser uno de los mejores testimonios sobre los acontecimientos a que se refiere el manuscrito. Como dice el propio Lupercio, lo escribió en quince días; luego fue entregada a los Diputados que lo pasaron al Doctor Juan Francisco Torralba 199 para que diera la licencia de publicación. Éste, antes de darla,

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Biografía de los hermanos Argensola añadió numerosas notas, lo que molestó a Lupercio y se negó a concluir la obra.200 La Información de Lupercio fue utilizada por don Luis de Bavia como base a la parte de su Historia eclesiástica y pontifical, que trata de las sublevaciones en Aragón. Así lo asegura Bartolomé Leonardo en un memorial de 1619: “Es cosa certíssima que todo lo que aquel historiador escribió es del Secretario Lupercio, designios o fragmentos de sus papeles.”201 Lupercio Leonardo quería refutar a todos los historiadores que habían escrito sobre este asunto de forma parcial y aviesa: “El silencio de los aragoneses y su natural encogimiento o modestia ha dado licencia a muchos autores para que contra la verdad escribiesen las cosas que sucedieron en este reino el año de 1591”, y ello por causa de “malicia” y por “ignorancia,”202 no por desconocimiento histórico, sino por ignorar las causas remotas de estos hechos. Para defender a Aragón de las acusaciones que esos “historiadores” habían escrito sobre el reino, Lupercio se defiende con una mera exposición de los hechos, y, a veces, esos hechos lo condenaban. Parece que se quiere mostrar imparcial, y así lo muestra ya en el capítulo I de su Información, titulado “las causas de esta escritura y el orden de ella,” en el que explica que su intención de “escribir para que otros juzguen, sin mover los afectos, como si esta causa se tratara delante de los lacedemonios o atenienses”.203 Pero esta actitud le fue impuesta porque Lupercio estaba al servicio de los Diputados, que le habían pedido que escribiese la defensa del Reino y, además, era asalariado del Rey en calidad de Cronista suyo. Por lo tanto, su posición era muy difícil, como si estuviera en la cuerda

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n floja. Y mostrando de forma objetiva los hechos, pretendía que éstos hablasen a favor de la fidelidad del Reino y cargar al vulgo la responsabilidad de la animosidad hacia los ministros del Rey. En los capítulos de la Introducción, se puede leer entre líneas la injusticia cometida por Felipe y sus consejeros al favorecer los levantamientos de vasallos contra sus señores durante muchos años antes de 1591. En el caso de Antonio Pérez, muestra que Aragón en general fue fiel al Rey, y que los actos de violencia se debieron a unos pocos nobles a los que siguió el pueblo ya predispuesto por conflictos que se venían arrastrando de antes. Los hechos fueron provocados por la negligencia y el miedo de las autoridades de Zaragoza, y en concreto por la declaración nacida del temor y no de la ley que hizo el tribunal del Justicia. Con respecto a la Constitución de Tarazona, Lupercio afirmaba que fue aprobada por el Rey y por los aragoneses: “Sin alterar, ni mudar la forma antigua que en el reino había en hacer o corregir leyes”. Para concluir con respecto a las Cortes de Tarazona explica que no hay cosa que se aleje más de la verdad: “que decir que el rey ha quitado al reino de Aragón privilegios, si para hacer estos fueros llamó a las Cortes.”204 Lupercio, ya antes (1592), había dedicado un soneto a que el Rey Felipe II acababa de celebrar Cortes a los aragoneses en Tarazona. En el poema el autor dialoga con el Moncayo y alaba “el rigor y la clemencia de que su Majestad había usado en aquella sazón para el bien público”: Excelso monte, cuya frente altiva cubre de nubes tan escuro velo que nos hace dudar si en ella el cielo

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Biografía de los hermanos Argensola más que en los ejes frígidos estriba; en ti mostró su boca vengativa el gran león, forzado de su celo, y en ti de voluntad empieza el vuelo, hecho paloma con felice oliva. Hoy usurpas la gloria al viejo padre que sostuvo en sus hombros nuestra gente, del fiero mauritano perseguida; pues la afligida Augusta, nuestra madre, enferma de frenético accidente, halla en ti yerbas que le dan vida.205

Sin embargo, sus conclusiones son falsas, pues la Constitución era una sombra de lo que había sido. De todas las maneras, su testimonio es muy importante por haber vivido esos incidentes junto con sus hermanos Bartolomé y Pedro. 4.5. Cronista del Reino de Aragón En 1607 Lupercio se vio envuelto en una situación conflictiva relativa a la acusación contra Jerónimo Martel, a la sazón Cronista del Reino. Se pidió a Lupercio que lo sustituyera en el cargo. El primer cronista de Aragón fue Jerónimo de Zurita que detentó este cargo de 1548 a 1581. Le sucedieron Jerónimo de Blancas, Juan Costa y Jerónimo Martel. Los escritos de estos últimos, que tuvieron que dedicarse a la parte de historia en la que Aragón se producía la decadencia de su Constitución, no gustaron a personas influyentes en la Corte ni al sucesor de Felipe II. Éstas pretendieron que se refutasen y también intentaron que desapareciesen de los archivos aragoneses todos los papeles que hacían referencia a los hechos de los acontecimientos de 1591-1592.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Atendiendo a ese apremios del Rey, los Diputados nombraron una comisión formada por el Licenciado Juan Escala, canónigo y camarero de Roda; Lupercio Leonardo de Argensola; y el Doctor Bartolomé Llorente, diputado y Prior del Pilar, para que examinara y censurase los libros de historia del Reino desde 1591, y, sobre todo, los de Martel. Sobre ellos dictaminaron que no debían ser publicados, sino guardados en el archivo.206 La razón fundamental la apunta el propio Lupercio: “pues por muchos apuntamientos que en sus libros hemos hecho se muestra engañarse en mucha en cuanto a la sustancia y muchísimo en cuanto a la puntualidad de los tiempos y casi en todos en cuanto a las causas y razones que da de los sucesos y las acciones que refiere”.207 Junto a este informe negativo, se unía también el hecho de que Martel se había ido a vivir a Medinacelli como Contador Mayor del Duque, lo que motivó su separación del cargo de Cronista el 13 de octubre de 1608.208 Le pidieron que ocupara este cargo a Lupercio, quien fue nombrado el 13 de octubre de 1608. Y tuvo que defenderse de las críticas que recibió por su actuación en el caso de Martel, escribiendo una carta a los Diputados.209 En Lupercio se reunieron, pues, los cargos de Cronista por nombramiento del Consistorio y por nombramiento del Rey. Lupercio escribe a los Diputados con las materias a las que debe dedicarse el Cronista del Reino de Aragón y que eran: hacer un compendio de los Anales de Zurita, añadiendo explicaciones que hicieran más comprensible el texto a los no originarios de Aragón; componer un libro con las vidas de los hijos ilustres de Aragón; continuar la Historia de la España Tarraconense, y la Historia Zurita desde la unión de Castilla y

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Biografía de los hermanos Argensola Aragón bajo Carlos V. Los Diputados aceptaron esta última idea y le ordenaron seguir con la Historia de la España. Tarraconense, y con la Historia de Carlos V que era continuación de la obra de Zurita. Lupercio ocupó este cargo de Cronista de Aragón durante tres años. Apenas había tomado posesión de él surgió la oportunidad de marchar a Nápoles como Secretario de Estado del nuevo Virrey. Eso le obligaba a dejar uno de los dos cargos, pero el ir a Italia suponía poder recopilar datos sobre la vida de Carlos I en ese país, y por eso pidió permiso para ausentarse del reino el 9 de marzo de 1610. Ese mismo día le concedieron uno por tres años. Durante ese periodo, y según el mismo dice, dedicó dos horas diarias a ese libro: Estas dos horas de silencio las ocupo en la Historia, la qual me a obligado a sufrir a Fray Prudencio de Sandoval, y a leer muchos tratadillos latinos de jornadas y cosas particulares de Carlos Quinto.210

Lupercio escribió a los diputados explicándoles que ya había terminado la obra, y que sólo le faltaba añadir algunos datos que debía recoger en Aragón. Pero esta obra también se ha perdido A la par, estaba enfrascado en la preparación del Mapa de Aragón, realizado por el cosmógrafo del Rey Juan Bautista Labaña. Quería incluir en los márgenes del mismo un resumen en latín y castellano de la historia de este Reino para dar a conocer sucintamente las proezas de Aragón. Una somera descripción nos proporciona Lupercio en una carta que dirige el 31 de diciembre de 1610 desde Nápoles a los Diputados: (…), verán vuestras señorías que el mapa que

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n ha de hacer será el más curioso que hasta ahora se ha visto, pues con él sólo se hará capaz el que le leyere de toda la historia de Aragón; hallará en un momento cualquier lugar que buscare; sabrá si es ciudad, villa o aldea, y también de qué diócesis o jurisdicción y en qué altura está.211

En 1610, Lupercio se presentó ante los Diputados de Aragón en representación de Labaña para redactar un convenio por el que éste se encargaba de ver el territorio y preparar un mapa similar al de Cataluña, impreso en Ámsterdam. En los márgenes Lupercio redactaría la historia. Por este trabajo el cosmógrafo recibiría 2.500 ducados. A Lupercio le corresponderían 2.000 reales. El 31 de diciembre de 1610, Lupercio escribió una carta a los Diputados sobre su trabajo en el Mapa de Aragón. Y ya antes de salir para Nápoles lo había acabado y “dejela [se refiere a la Historia] a quien pensé tuviera cuidado de darle a Juan Bautista Labaña a su tiempo, y después desde esta ciudad le volví a envíar y escribí al doctor Carrillo, condiputado de vuestras señorías…” Ahora, los nuevos diputados se la vuelven a pedir y explica brevemente en qué consiste su “descripción histórica”: no se dedica a la descripción geográfica, sino a “la de las acciones de los hombres”, en concreto “santos, los reyes, los capitanes”.212 El mapa se terminó el 5 de septiembre de 1615 y se entregó al Consejo, pero hasta el año siguiente no lo aprobaron los Diputados. El mayor problema para publicación estuvo en la explicación en los márgenes, pues cuando el 11 de febrero de 1611 lo presentó a los Diputados el texto fue criticado por el Padre Rojas, que compuso otra historia. La polémica se inició complicando la publicación del texto de Lupercio. Bartolomé

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Biografía de los hermanos Argensola salió en defensa de su hermano y redactó un memorial donde mostraba que, según constaba en el contrato original, sólo podía publicarse con el texto de su hermano. Así se reconoció y se publicó en 1619. Los primeros párrafos son una descripción del Reino destinada los extranjeros. A continuación, analiza la etimología, la procedencia de las leyes y la llegada del cristianismo. Después, hace una breve historia política de los sucesos de cada reino, y a continuación enumera los productos del lugar y su calidad, así como el favor con que Dios siempre ha tratado a esta tierra: Es mucho más favorecido de el cielo con dones sobrenaturales, pues (según graves tradiciones) es el más antiguo de España en la religión Católica, y la recibió con la predicación de el Glorioso apóstol Santiago el Mayor, el cual convirtió a ella más gentes en esta provincia que en lo restante de España, particularmente en Zaragoza.

Dedica un párrafo a cada una de las diez ciudades más importantes de Aragón, empezando por Zaragoza, a la que dedica tres, y termina con Albarracín. Y lo que trata con más interés son los asuntos eclesiásticos de cada ciudad, santos y mártires. De Zaragoza nos dice: Dice en sus himnos Prudencio (natural también de Zaragoza) que apenas es lícito comparar a Roma con esta ciudad. Llámala Casa de Ángeles, y añade que nunca la Iglesia Católica fue perseguida sin gloria de Zaragoza, y que en toda ella habita Cristo.

Defiende los fueros y el derecho de Aragón a las posesiones españolas en Italia. No queremos pasar sin mencionar los rasgos más característicos que Lupercio dedica a las diez ciudades de Aragón, citadas en el mapa. Aparte de lo dicho de

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Zaragoza, destaca Huesca, sobre todo por la muerte de Quinto Sertorio Romano, que instruía a los jóvenes celtíberos; de ahí “se dice que toma origen la Universidad de las escuelas de Huesca”. Además, sobresale por ser la patria de dos mártires: San Lorenzo y San Vicente.213 Lupercio dedicó un poema al primero de estos santos: ¿A quién no espantará la ardiente pira que en el romano foro se levanta, o el hierro que en el fuego se convierte? (…) Dinos, Laurencio, ¿qué corona y palma por angélicas manos sustentadas, o qué escuadrones te descubrió el cielo? ¿Con qué triunfo esperaban que tu alma dejase tus cenizas consagradas, y diese para Dios el alto vuelo? ¿Rompióse acaso el velo del trono soberano, y viste al que en su mano tiene todos los fines de la tierra? ¿Quién te dio tal valor en esta guerra? Debístele de ver, no tengo duda, y viste cómo yerra quien sólo en lo de acá pide su ayuda.214

De Jaca destaca que es la patria de Indívil y Mandonio, que fue de las primeras que los aragoneses liberaron de los árabes, y que allí se acuñó la moneda, que por eso se llamó jaquesa.215 De la cuidad de Barbastro sobresale que “es fértil de todas las cosas y fertilísima de aceite, famosa en otros tiempos por las muchas y perfectas ballestas que en ellas se labraron”.216 De Calatayud destaca ser la patria de Liciniano y de Marcial. Bañada por el río Jalón “en cuyas aguas se templa con tanta perfección el acero, que han sido siempre celebradas las armas que allí se forjaban. Y no

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Biografía de los hermanos Argensola sólo esa ciudad sino “sesenta lugares de su comunidad gozan de fertilidad continua.”217 Tarazona también es famosa por templar las armas gracias al río Queiles; destacan sus obispos santos, San Prudencio y san Gaudioso.218 Borja también es una cuidad fértil y canta la “excelencia de su lino.”219 Daroca, bañada por el río Jiloca, sobresale por estar rodeada de murallas y por la obra que han realizado sus vecinos para contener las corrientes que provoca la lluvia, de manera que para evitar que se destruyeran los edificios “la necesidad y el arte han socavado algunos montes vecinos, y abierto en la peña viva un desvío tan capaz, que tiene hasta seiscientos pasos de largo y más de veinte de ancho. Pasan dos carros juntos por él hasta la otra parte de los montes, sobre los cuales, no obstante el gran hueco, se cultiva la tierra.” También destaca que en su iglesia colegial se conservan seis Formas consagradas “que se volvieron sangre en tiempo del Rey D. Jaime el Conquistador: misterio muy divulgado en toda Europa, con devoción universal de los fieles”.220 De Teruel destaca el río que la riega, el Turia. Se trata de una tierra fértil de ganados y de varias cosechas, y que tiene un acueducto “edificio moderno, pero digno de alabanza entre los antiguos”.221 Albarracín es un lugar áspero y peñascoso y casi en continuo invierno, donde se cría el mejor ganado que “da lana perfectísima”.222 4.6. Las Academias Literarias de Zaragoza No sólo Lupercio alabó la vida en el campo, sino que también participó activamente en la vida literaria de Zaragoza. Por ejemplo, leyó un poema como presidente de unas justas poéticas en honor del Santo

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Sacramento y pronunció dos discursos ante una academia Literaria de Zaragoza, antes de 1606.223 En Zaragoza se prodigaron las Academias literarias en el siglo XVII. Destacaron la Pítima de la Ociosidad, la Academia fundada por el príncipe Esquilache, la del Conde de Aranda y la del Conde de Lemos. La más importante es la Academia de los Anhelantes, donde se supone que Lupercio leyó los dos discursos antes mencionados. Hay testimonio que parecen corroborar el hecho de que los dos hermanos formaron parte de esta Academia de los Anhelantes: “¿Quién contará en España los [poetas] de la [Academia] de la Selvagia en la Corte, de los Nocturnos en Valencia, de los Hosuenses en Aragón (a quien bastó su mismo nombre), de los Augustos (Anhelantes), a quien no bastó su mismo nombre), ninguno a la fama de los dos Leonardos, gloria de toda Iberia?”.224 Sin embargo, es casi seguro que no lo fueron, sino que los que la constituyeron pidieron consejo a Lupercio y para que les diera unos estatutos; así parece desprenderse del discurso del Día segundo: “hoy es el último día de los que vuestras mercedes mandaron que yo presidiese en esta Academia, honrándome tanto que, no siendo de ella, quisieron que la ordenase y dirigiese”.225 En el primero de los discursos defiende la existencia de estas academias con el argumento de que evitan la ociosidad, fuente de donde surgen los demás vicios, así como la ignorancia. A continuación explica que los miembros de esta Academia comparten conocimientos, dudas y gustos,226 y aprenden fácilmente por la grata conversación. En el segundo discurso, Lupercio da una serie de consejos a sus miembros sobre

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Biografía de los hermanos Argensola las actividades que allí deben realizarse; si componen poesía, deben pulir mucho sus versos y evitar las sátiras (curiosamente, su hermano fue muy diestro en este género).227 Deben conocer y cultivar la historia y no leerla “de paso, sino con mucha consideración y maduro juicio, cotejando unos autores con otros, y confiriendo con personas cuerdas lo que se lee.”228 En relación con la historia, pide que, como los miembros de la academia son aficionados al ejercicio militar, y habiendo en Zaragoza la cofradía de san Jorge, deberían hacer como justo Lipsio con los romanos, estudien la forma de los ejércitos, las armas ofensivas y defensivas de los españoles que llevaron a cabo la Reconquista.229 También les pide que acaben con algunas costumbres como cambiar los nombres que usan, que no llamen Presidente al que preside y Secretario al que escribe, y que no sean elegidos para estos cargos mediante votación, sino por sorteo. Asimismo debería también eliminarse la costumbre de poner el nombre y su opinión sobre los que quieren pedir su entrada en la Academia. Y alternar la lectura de epigramas de Marcial con algunos emblemas de Alciato.230 Por último, aconseja que los miembros de la Academia deberían ejercitarse en el uso de las armas 231 5. AL SERVICIO DEL CONDE DE LEMOS. NÁPOLES. (1610-1613) 5.1. Preparativos del viaje Cuando murió en 1601 el Virrey de Nápoles don Fernando Ruiz de Castro, sexto Conde de Lemos, se

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n pensó que lo sucedería su heredero Don Pedro Fernández de Castro, pero Felipe III dio el cargo a don Juan Alfonso Pimentel, conde de Benavente. Antes de que falleciera éste en octubre de 1606, se creía que el sucesor sería el séptimo Conde de Lemos, en junio de 1608 su nombramiento se consideraba seguro y en septiembre u octubre de ese mismo año se hizo oficial.232 En agosto de 1608, Lemos escribió a Lupercio pidiéndole que ocupara la plaza de Secretario de Estado y Guerra en su gobierno, y también le mostraba el deseo de llevar a Bartolomé. La salida del Conde se alargaba en el tiempo, pues estaba casado con la hija del Duque de Lerma, quien no deseaba que ésta fuera a Nápoles.233 Sin embargo los preparativos se agilizaron y el 17 de mayo salieron de Madrid: Los condes de Lemos partieron de aquí…para irse a embarcar a Vinaroz en seis galeras de la escuadra de Nápoles…, sin que tengan que esperar en Barcelona las que habían de venir Génova y Florencia…; y salieron con grande acompañamiento, que no faltó en él sino el duque del Infantado, por no tener salud para subir a caballo, y salieron con dos casas y cuatrocientas raciones, con mucha demostración de grandeza, como se requiere el cargo que llevan.234

Lupercio aceptó el cargo de Secretario, por ello debió pedir permiso a los Diputados para poder residir fuera del Reino. La carta está fechada el 9 de marzo, y Lupercio aduce fundamentalmente dos motivos para que atiendan su solicitud. Por un lado, el que al estar continuando los Anales con la Historia del Emperador Carlos V, conocerá mejor los acontecimientos que el

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Biografía de los hermanos Argensola Emperador vivió en Italia, pues un historiador debe ver los lugares donde sucedieron los hechos, debe tratar con las personas que interviniesen en ellos o con los que los conocieron. Por otro lado, explica que como Nápoles y Sicilia forman parte de la Corona de Aragón: “estando su cronista en Nápoles, está dentro de los límites de su Corona.”235 El Conde de Lemos quería rodearse de un grupo de poetas y eruditos en Nápoles y le pidió a los hermanos Argensola que los eligiesen. Lupercio, recomendó a los poetas Antonio Mira de Amescua, Gabriel de Barrionuevo, Antonio de Laredo y Francisco de Ortigosa.236 Uno de los escritores que más insistentemente pidieron entrar en la servidumbre del Conde fue Cervantes,237 pero no lo llevaron con ellos, aunque parece que le prometieron llamarlo en la primera ocasión que tuvieran, lo que sin embargo nunca sucedió. Cervantes se lamentaría más tarde en su Viaje del Parnaso, publicado en 1614: Mandóme el del alígero calzado, que me aprestase y fuese luego a tierra a dar a los Lupercios un recado, en que les diese cuenta de la guerra tenida, y que a venir les persuadiese al duro y fiero asalto, al cierra, cierra. «Señor, le respondí, si a caso hubiese otro que la embajada les llevase, que más grato a los dos hermanos fuese, que yo no soy, sé bien que negociase mejor». Dijo Mercurio: «no te entiendo y has de ir antes que el tiempo mas se pase». «Que no me han de escuchar estoy temiendo, le repliqué, ya, si el ir yo no importa,

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n puesto que en todo obedecer pretendo, que no sé quién me dice y quién me exhorta, que tienen para mí, a lo que imagino, la voluntad, como la vida, corta; que si esto así no fuera, este camino con tan pobre recámara no hiciera, ni diera en un tan hondo desatino. Pues si alguna promesa se cumpliera de aquellas muchas que al partir me hicieron, lléveme Dios si entrara en tu galera. Mucho esperé, si mucho prometieron, mas podía ser que ocupaciones nuevas les obligue a olvidar lo que dijeron. Muchos, señor, en la galera llevas que te podrán sacar el pie del lodo. Parte, y excusa de hacer más pruebas». «Ninguno», dijo, »me hable de ese modo que, si me desembarco y los envisto, voto a Dios, que me traiga al conde y todo» Con estos dos famosos me enemisto, que, habiendo levantado a la Poesía al buen punto en que está, como se ha visto quieren con perezosa tiranía alzarse, como dicen, a su mano con la ciencia que a ser divinos guía.238

Parece ser que también solicitó entrar en al servicio del Conde Góngora, al que se le pidió que esperara en Madrid, pero éste decidió marchar a Córdoba y escribir el siguiente soneto: El Conde mi señor se fue a Nápoles; el Duque mi señor se fue a Francia: Príncipes, buen viaje, que este día pesadumbre daré a unos los caracoles. Como sobran tan doctos españoles, a ninguno ofrecí la musa mía; a un pobre albergue sí, de Andalucía, que ha resistido a grandes, digo soles

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Biografía de los hermanos Argensola con pocos libros libres (libres digo de expurgaciones) paso y me paseo, ya que el tiempo me pasa como el higo. No espero en mi verdad lo que no creo: Espero en mi conciencia lo que sigo: Mi salvación que es lo que más deseo.239

También Cristóbal de Mesa y Cristóbal Suárez de Figueroa mostraron su enfado por no haber sido elegidos para ir a Nápoles.240 La actitud de Lupercio enfadó a muchos, pues “todos los poetas de aquel tiempo se lamentan de la tibieza de Lupercio Leonardo”.241 Opiniones distintas se han vertido sobre los motivos que llevaron a los hermanos Argensola a elegir a los poetas que los acompañaron a Nápoles. Algunos consideran que puede ser la amistad que ya tenían los hermanos con los elegidos, pero no hay datos que confirmen tal amistad. Otra posibilidad es que la condición principal para ser elegido fuese la de ser maestro en improvisar versos y comedias, sobre todo de las llamadas comedias de repente, según la costumbre de la época. Y otros apuntan a que querían rodearse de poetas mediocres para que sobresaliesen sus propias cualidades, y no ser eclipsados por el genio de otros.242 5.2. La vida en Nápoles Nápoles era una de las ciudades más bonitas de la época según testimonio de los escritores del momento. Cervantes la alaba en El Licenciado Vidriera: “se fue por mar a Nápoles, donde a la admiración que traía de haber visto a Roma añadió la que le causó ver a Nápoles, ciudad a su parecer y al de todos cuantos la han visto, la mejor de Europa y aun de todo el mundo.”243

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Destacaban sus precioso alrededores, sus hermosos jardines y sus edificios. El siglo XVI fue uno de los periodos más prósperos de la historia napolitana. La población se incrementó en más del doble, hubo que alejar las murallas y construir nuevos barrios, como fueron los famosos barrios españoles. La aristocracia levantó en esos muros palacios suntuosos, la Iglesia de la Contrarreforma numerosas iglesias y monasterios, mientras que el campo, en los alrededores del Vesubio, se salpicaba de residencias veraniegas. Su puerto era muy activo, y las galeras velaban por la libre circulación de los buques cristianos amenazados por los piratas berberiscos en el mar Tirreno. A finales del siglo XVI, Nápoles se convirtió incluso en una de las bases de la ruta de Flandes que abastecía de soldados y plata a las guarniciones españolas de Holanda. Este periodo de prosperidad se acabó en el segundo cuarto del siglo XVII. Según dice el propio Lupercio, en Nápoles, donde se estableció con su esposa y su hijo, encontró pocas horas para dedicar a sus estudios literarios e históricos. Porque el cargo de Virrey de Nápoles era el más importante de todos los que nombraba el rey de España en Europa. Lupercio escribe a don Martín Bautista de Lanuza sobre su agitada vida en la ciudad de Nápoles: Quien se da enteramente a los negocios, halla en ellos mismos lugar para respirar: yo lo he hecho así, porque no vivo en Nápoles, sino en mis aposentos. No como sino a mediodía; acuéstome a las once; despierto antes de las quatro y hasta las seis soy absolutamente mío, porque entonces callan mis aposentos; en todo lo demás del día son campo de batalla.244

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Biografía de los hermanos Argensola Estas dos horas que menciona, entre las cuatro y las seis, se dedicaba, como ya hemos dicho, a su obra histórica, ya que seguía siendo Cronista del Reino: “estas dos horas de silencio las ocupo en la historia, lo cual me ha obligado a sufrir a Fray Prudencio de Sandoval y a leer muchos tratadillos latinos de jornadas y cosas particulares de Carlos quinto. ¡Ojalá de las cosas de España hubiera hallado tanta luz como de las de Alemania, África y Italia, que hay autores alemanes muy puntuales y curiosos”. 245 Interesa destacar de esta carta un aspecto muy importante, y es la referencia de Lupercio sobre la expulsión de los moriscos. Desde luego no parece muy conforme con la medida, pues se conduele de ellos y del problema de despoblamiento que supuso para Aragón : Pésame mucho que la población dese Reino vaya tan poco a poco: yo escribí a V.S. cierto expediente que no debió de parecer a propósito, pues nunca me respondió, y cierto que pienso que ninguna gente se acomodara mejor al trabajo, porque saliendo de pobreza y servidumbre tan grande como la que tienen debajo del Turco, la absoluta y todo lo demás que padecían que padecían los moriscos se les hiciera fácil de llevar. Mucho deseo saber si los nuevos pobladores se sujetan a estas cargas.246

En 1582 el Consejo de Estado acordó expulsar a los moriscos por distintos motivos: económicos, militares, etc. El 4 de abril de 1609 se tomó la decisión con carácter irrevocable. El destierro comenzó por Valencia, donde la expulsión se llevó a cabo en el otoño de 1609. En Aragón, el bando se hizo público el 29 de mayo de 1610 en Zaragoza. El 30, el virrey enviaba a

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n la corte un minucioso plan para sacar a los moriscos. La salida era organizada en 35 expediciones, «tránsitos», en cada una se fijaba el lugar de concentración de los pueblos vecinos, el trayecto, las poblaciones de paso forzoso y las de destino en las fronteras del reino. Todos saldrían por los Alfaques (sur de Tarragona). El proyecto fue desechado por el retraso que imponía a la operación sacar a más de 60.000 personas por un sólo punto. De ahí que se pensara en la ruta del Somport y más tarde, por las dificultades que encerraba su paso, en Roncesvalles. El 16 de septiembre de 1610 se daba por terminada la primera fase de la expulsión. En torno a 60.818 moriscos habían salido o por los Alfaques (38.286), o por Roncesvalles (9.962), o por Somport (12.570). Lupercio tenía razón al lamentarse de la despoblación que supuso para Aragón la salida de esa.247 5.3. La Academia literaria de Nápoles A pesar de ese trabajo tan intenso, también tuvo tiempo para fundar la Academia de los Ociosos. El Conde de Lemos quería organizar una academia propia en Nápoles, a la manera de las que se habían ido creando en Italia y, a imitación de aquéllas, en España. Así, el 3 de mayo de 1611, en el claustro de la iglesia de Santa María de la gracia a “Caponapoli”, se fundó la Academia de los Ociosos.248 Se pretendía con ella agrupar a los hombres más cultos de Nápoles y pertenecer a ella se convirtió en todo un privilegio. Las reuniones se celebraban una vez a la semana y se trataban temas de Literatura, Matemáticas o Filosofía.

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Biografía de los hermanos Argensola En la Academia participaron autores tan famosos como el conde de Villamediana, Guillén de Castro y Diego Saavedra Fajardo.249 Se reunían al menos una vez a la semana. Primero dedicaban media hora a las Lettioni, que consistía en leer comentarios y explicaciones sobre ciencias, matemáticas y filosofía; después, otra media hora a las “Compositioni et alle loro censure et risposta”, que leía en secreto el Secretario, se las examinaba y después de tres meses, si tenían voto favorable, se escribían en el “libro delle Compositioni”. La última media hora se dedicaba a las Questioni, temas poéticos, retóricos, filosóficos y matemáticos sugeridos por el Príncipe y asignados cada semana.250 El Virrey, por su afición a las representaciones teatrales, llegó a recitar una de su propia invención. La Academia dedicó a tales representaciones sus principales ejercicios literarios. Sobre todo, a las llamadas comedias de repente, de las que trataré en la biografía de Bartolomé. Lupercio era el principal organizador de las sesiones de la Academia, como miembro que había sido de la academia de los Humildes en Madrid y conocedor de la de los Anhelantes en Zaragoza. Tenía tanta influencia en los círculos literarios que hasta algún escritor italiano buscó su favor. Como Giovanni María Porta, que le dedicó su libro Magia naturale: Al molto illustre signor Lupercio Leonardo de Argensola, Secretario della Maestá dell’ Imperatrice, Cronista Maggiore del Ré Nostro signorenella Corona de Aragona, et del Regno istesso, Secretario dell’ excellentismo Signor Conte di Lemos, vicerè di Napoli, (…).251

También se reunían para tratar otros aconte-

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n cimientos, como la conmemoración de la muerte de Lupercio, sesión del 29 de marzo de 1613.252 6.- SU MUERTE (1613) Lupercio murió repentinamente, aunque parece que él ya lo presintió. Sintió una ligera indisposición, mandó llamar a un sacerdote para hacer una confesión que había redactado antes y solicitó que le suministrará todos los Sacramentos. Después de esto llamó a su hijo, le pidió que fuese “celoso en el servicio de Dios y de su Rey”, y falleció unas horas después.253 Se cuenta que al morir en brazos del conde de Lemos, ordenó quemar todos sus escritos. Así se lo escribe Bartolomé en una carta a Don Fernando de Ávila: Piloto a los manejos sustanciales del gobierno en Parténope infinitos (¡de aquel genio feliz cuán desiguales!) abrasó sus poéticos escritos nuestro Lupercio, y defraudó el deseo universal de ingenios exquisitos. Haz cuenta que rompió su lira Orfeo, su heroica trompa el grave Mantuano y Séneca el coturno sofocleo.254

El Conde de Lemos escribió sobre él : El secretario Lupercio Leonardo de Argensola… es muerto, dejándome con el sentimiento que se debe a la falta de tan gran sujeto, de cuyo ingenio Aragón y toda España esperaba grandes frutos. Ha conformado su muerte con la integridad de su vida, con la cual y con su hijo que le sucede hallo algún consuelo.255

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Biografía de los hermanos Argensola Lupercio y su esposa redactaron el testamento en Zaragoza, el día 18 de marzo de 1610, justo antes de su viaje a Nápoles. En el testamento piden ser enterrados en la iglesia que decida el que sobreviva. Lo más probable es que Lupercio esté enterrado en una iglesia de Nápoles, puede que en Santa María de Popolo (habría costumbre de enterrar allí a los españoles). Destaca además que nombren herederos de la legítima a su hijo Gabriel y a la hija Mariana, Jerónima Zaporta. A ésta le dejan también una joya de oro o plata de valor de doscientos ducados. A la iglesia de Monzalbarba llegan doscientos reales. La aparición del testamento se efectuó el 6 de mayo de 1613* Su puesto en la secretaría fue ocupado por su hijo Gabriel Leonardo, a quien el Consejo del Reino le pidió que recopilase los escritos de su padre y que los entregase al archivo del Reino para que fuesen publicados.256 Pero no se hizo así, y de sus obras históricas sólo se conservan algunos fragmentos de Carlos V y de su Historia general de la España Tarraconense. Los demás manuscritos se perdieron. Sin embargo, gracias a su hijo, que se valió de algunas copias salvadas del fuego, pudieron ser publicadas las Rimas, en las que también se incluyeron los versos de su tío Bartolomé. Vieron la luz en 1634 en Zaragoza con el título Rimas de Lupercio y del doctor Bartolomé Leonardo de Argensola. Incluyó aquí 94 poemas de su padre. *Este precioso documento me ha sido proporcionado por Nieves González que ha consultado el ARCHIVO DE PROTOCOLOS NOTARIALES del Ayuntamiento de Zaragoza. Y ha contado conla inestimable ayuda de la encargada del mismo Doña Joaquina Romero

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Biografía de los hermanos Argensola

Capítulo III. VIDA Y OBRAS DE BARTOLOMÉ LEONARDO DE ARGENSOLA.

Bartolomé era de “estatura mediana, rostro lleno y abultado, tez blanca, ojos pequeños, frente espaciosa, nariz en buena proporción, calva sin fealdad... Y si este regular conjunto de facciones componían un grave y apacible semblante en nuestro Rector de Villahermosa, no eran menos dignas de aprecio las calidades de su ánimo”.257

1. NACIMIENTO Y EDUCACIÓN. PRIMERAS LITERARIAS (1562-1584)

CREACIONES

1.1. Nacimiento y educación Nació en Barbastro y fue bautizado el 26 de agosto de 1562258 en la pila bautismal de la parroquia de la Asunción de Barbastro.259 Sus primeros estudios los cursó en dicha localidad, posiblemente en el Estudio General, y en la universidad de Huesca,260 la primera universidad fundada en Aragón.261 En 1580 vive con su familia en Zaragoza, y en el Estudio General de esta

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n ciudad recibió su primer grado. Durante los cursos 1581-84, aparece como estudiante de Derecho canónico y otras disciplinas en la universidatexto, y donde se educaban muchos hijos de nobles. En esta universidad pudo conocer y tratar a Fray Luis de León y a Francisco de las Brozas. Tenemos un valioso testimonio del propio Bartolomé: la sátira que empieza “¡Déjame en paz, oh bella Citerea! donde cuenta cómo era el ambiente cuando él estudiaba. Desde luego, lo prefiere al de la Corte. Bartolomé le dice a Citerea: “¿podrá la Corte gusto alguno darme, / no habiendo en ella toda un rincón mudo, / donde conmigo pueda retirarme, / como ya la quietud dármela pudo / de Salamanca, donde con ruido / otro no me estorbó que mi estornudo?/ El trato de gente era cumplido, / no artificioso y falso, sino liso; / mas callo, que bien largo te habré sido.” 263 La prefiere a pesar de la pobre descripción que de esta ciudad hace Citerea: Salamanca es un pueblo seco y frío, cercado de pizarras y arenales, tristes de invierno, estériles de estío. Algunas casas tiene principales y antiguas, que llamaba Zoylo viejas, con magníficas puertas y corrales. Tal hay que empuja al cielo con las tejas, siendo un desván o jaula, cuyo dueño apenas tiene cera en las orejas. Este rúa después con grave ceño, y dirás, según va tieso y enjuto, que come un asador y cena un leño. 264

El ambiente no era el más propicio para el estudio,

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Biografía de los hermanos Argensola pero sí para iniciarse en los vicios que en distintas sátiras criticará. Las prostitutas que allí se encuentran son las que no pueden estar ya en la Corte: Ellas no lo más lindo ni más godo que pasa en ferias, antes el deshecho a quienes ya la corte dio el codo. Aquesta cubre el zaratán del pecho, descubre aquélla enjerto o negro el diente, y alguna tuerta estar sabe derecho. Ninguna, al fin, si no es por accidente, va a pisarte en el rastro de Salamanca, y si alguna, ¡cuán presto se arrepiente! (...) No quiero recontarte las hazañas de la más bella ninfa del arroyo, a quien ofrece el monte sus pestañas; ni de la que a su puerta tiene poyo, presumiendo que es gente de a caballo cuantos juegan con ella a tres en hoyo; ni de la que, por ser quien sabes, callo, que con caldo de pollos se sustenta, porque le causa hastío el de su gallo.

Y Bartolomé nos proporciona un testimonio de la falta de moral de estas mujeres, que no dudan en vender a sus propias hijas: Dejo aquella Belisa que hecha renta sobre el cuerpo sin alma de su hija, a quien siendo doncella puso en venta;265 (...)

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Del ambiente estudiantil tampoco se salva nadie. Sobre los escolares dice: El nombre de escolar tanto se extiende cuantos son los oyentes y pasantes, porque el pasante y el oyente aprende.266

Va señalando distinto tipos de escolares: el presumido, el vanidoso, el sandio, el glotón, etc. Pero hay un rasgo común a todos ellos que es la escasez de seso: Y de que lo son todos graduados, indicación bastante es la mollera, que los bonetes cubren apocados; pues tanto seso como queda afuera, exhalado del sol y vuelto en aire la cabeza les deja asaz ligera.267

Además, hablan de forma afectada y se visten también de una manera inconveniente: “Y no están a mi ver menos donosos / en ceñirse tan alto, que parecen/ preñados, de sus vientres cuidadosos”. (vv. 351-353) Y más adelante los define:” Bien dije que según de España crecen / los vicios, y ellos andan de putillos, / esta comparación y aun más merecen”. (vv. 304-306).268 Los colegiales son seres contradictorios, pues: Y que si bien risueños y modestos tratan unos con otros, dentro el pecho quisieran verse en la picota puestos. Mas siendo así, si a tuerto o a derecho tocáis alguno, en su defensa sale

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Biografía de los hermanos Argensola un cerrado escuadrón de todos hecho. Nunca viste alacrán que les iguale en revolver, do quiera que le pican, con la cola mortal de que se vale, pues ya la autoridad que se adjudican, haciendo papo y rueda como pavos, es risa de quien sabe cuál platican.

Y Bartolomé los llama: “frailes bravos, / porque a los ojos compostura ofrecen, / y son del vicio y ambición esclavos”. (vv. 340-342)269 Además presumen de limpieza de sangre. Aparte de que era una constante en los siglos XVI y XVII la preocupación por ser castellano viejo, pudo tener Bartolomé alguna mala experiencia en la universidad, por su origen judío converso: Así con pregonar limpieza rancia, viven sin ella, y Dios la verdad sabe, pues nunca información vino de Francia. Y aun más acá, donde la mole cabe del indigesto y rudo villanaje, no hay porque de tan limpio se me alabe, si no es porque se ignora su linaje; que entonces, sabiamente, de tan baja sangre, presumo yo cualquier vitraje. Y si le doy, por evitar baraja, que esté limpio de polvo y de ceniza, no podrá el menos limpio estar de paja. O si no, quién fue en tiempo de Witiza su ascendiente. Me diga Juan García, verá que su ignorancia la autoriza.270

Los maestros tampoco quedan bien parados, pues se conocen sus malas costumbres cuando hay una cátedra vacante: ¿Hay profesor del duelo ni matante

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n que menos tenga en ocasión de afrenta la ley de Dios y la razón delante? La religión, en compra infame y venta, sin escrúpulo pone la justicia, y la templanza de pasión revienta. Y llega a extremo tanto la malicia, que ha sobornado votos con rameras la misma cantidad por la codicia. Y que perdido ha vuelto, que a primeras la pobreza evangélica doblones, porque hay sobornos de mil maneras. 271

Es decir, si el que quiere la cátedra es un religioso: “No hay loco, ni más bravo, ni furioso, / que en ocasión de cátedra vacante, / si tiene opositor, un religioso, (…)”. (vv. 469-471). Si el opositor es un seglar tampoco se queda atrás en urdir falsedades para conseguirla, pero es menos falta que la de un religioso: “mas si un agustino y un bernardo / pisar la luna, porque el sol bien puede, / basta para estimarlo por bigardo”. (vv. 481-483)272 Pero a pesar de ello, Bartolomé responde a Citerea que es mejor que la Corte. Porque aunque en Salamanca hay vicios, mayores son los que hay en la capital: No es paraíso en Evas y jardines Salamanca, ni Tormes aguas lleva que de los hombres haga serafines, mas es dañosa paradoja y nueva preferir a su trato el de la Corte y a los barros de Tormes los de Esgueba.273

Pudo acabar su formación en el Estudio de Zaragoza, convertido ya en Universidad, para graduarse

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Biografía de los hermanos Argensola como licenciado y, algunos años más tarde alcanzaría el grado de doctor.274

1.2. Sus primeros poemas Sus primeros poemas datan de 1578, año en el que compuso unos versos laudatorios para el Libro de Orlando determinado de D. Martín Abarca de Bolea y Castro. En 1579 escribió un elogio de la Divina, y varias poesías de Fray Jaime Torres, una de las pocas composiciones que se imprime con su permiso. Bartolomé Leonardo fue ordenado sacerdote en 1584. Al ser tan joven, 22 años, tuvo que mediar dispensa para ello y para poder ser rector de la parroquia de Villahermosa. Posiblemente cantó su primera misa en Valencia.275 Esta sincera vocación religiosa dio como resultado que sus poemas sacros alcanzaran una mayor profundidad e intimismo que los de su hermano. Destacan por su calidad la canción A la adoración de los Reyes: La estrella que hasta entonces con modesta y recogida luz resplandecía deja crecerse, y reluciente aprisa su pompa y rayos por el cielo envía: y en medio las tinieblas manifiesta el gran descubrimiento de su empresa.276 (…)

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O el dedicado a la Purísima Concepción,277 a la Asunción278 o A Santa María Magdalena, del que destaca su inicio: Aquella pecadora que solía ser fábula del pueblo de ordinario y de su gente público cuidado; hoy deja el techo de artificio vario, do la quejosa cítara se oía del uno y otro ocioso enamorado. El antiguo propósito trocado, la púrpura preciosa desampara, las cintas de zafiro, y el cabello tendido sobre el cuello, abrasando con lágrimas su cara, entre confuso número de gente;279 (…)

Y como tema aragonés, quiero citar un fragmento del titulado Al martirio de San Lorenzo, del que sobresale la fe que el santo expresa en su intervención: Más cruel espectáculo que cuando acabó su venganza el furor griego, junto al Tiber, el tirano está mirando, como en teatro y en mayor sosiego, centellas y suspiros escuchando; y Laurencio, que alegre en medio el fuego, porque con más furor lo martirice, estas palabras últimas le dice: “Revuelve y come destos miembros míos, manjar a tu dolencia bien contrario, aunque, para colmar tantos vacíos,

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Biografía de los hermanos Argensola otro más digno fuera necesario; y (bien que en vano) si a los huesos fríos sepultura les das del mármol Pario, a las fieras de Libia haces injuria: que a todo excede tu dureza y furia. Este martirio, que por Dios recibo, ocio le da, y no pena, al sufrimiento. Busca cómo serás más vengativo, pues efecto esta vez tan nuevo siento; elige el ser de mi sepulcro vivo; porque éste me será mayor tormento, imaginando estar en la morada do al mismo Dios se le negó la entrada. ¿Por ventura abrasándome imaginas sacar el eclesiástico tesoro, como del Pirineo, cuyas minas por fuego fueron pródigas del oro? A los sacros erarios y divinas riquezas lo llevó el amado coro de la santa pobreza, donde mora el sumo bien que voy a ver agora.”280

Bartolomé estudió a los clásicos, actividad que también recomendaba a sus amigos. Dejaron huella en él Píndaro, del que aprendió “el vuelo arrebatador que vemos utilizado en ciertas canciones”; de Horacio “el gusto por la aurea mediocritas”; de Virgilio “el arte de contemplar la naturaleza con más amor y simpatía que su hermano”; de Marcial “la gracia y sutil ironía que desenvuelve en los sonetos satíricos y burlescos”; y de Juvenal “el brío para atacar en una sátira los vicios de sus contemporáneos.”281 Otras influencias fueron la de Ovidio, y en segundo término Platón, Aristóteles, Luciano, Séneca, Cicerón, Quintiliano, San Agustín y Santo Tomás, así como los historiadores Tácito y Tito Livio.282

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2.- AL SERVICIO DE LOS DUQUES DE VILLAHERMOSA (15841592) En 1584, Bartolomé entró al servicio de los Duques de Villahermosa283 como cura y rector de la parroquia de Villahermosa del Río (Valencia). Esa primera experiencia entre las «peñas ásperas y yertas» nunca lo abandonaría, pues siempre lo acompañaría el sobrenombre de rector de Villahermosa.284 2.1. Su amor por la historia. Su dedicación a la poesía, aunque secundaria, como él mismo nos advierte, se unió a su otra gran pasión la historia. De hecho dedicó poemas a acontecimientos históricos del momento, como el soneto que escribió contra los ingleses, en concreto contra Drake, por el asalto que se produjo contra Cádiz en 1587: [POR LOS GALEONES QUE HAN LLEGADO A CÁDIZ] Aunque en tus naves, ¡o Bretaña ingrata! por el mar de Filipo armada vueles para robar católicos bajeles, que le conducen tributaria plata; por más que el bronce pérfido combata, o amenace con máquinas crueles, en Gades surgirán las popas fieles a vista de tu herético pirata. Y pues de tus designios infelices no infieres los auxilios que te envía el común padre, por piedad severo,

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Biografía de los hermanos Argensola presto a la luz de un vengativo día podrá en tus gentes religioso acero confundir setas y segar cervices.285

El 27 de abril de 1587, Drake entró y salió de la bahía de Cádiz sin encontrar una gran oposición ni de los fuertes, ni de las galeras y galeones que estaban allí. Los galeones ingleses maniobraban con gran facilidad, pues eran más veloces que los españoles. Parece que esta incursión provocó la idea de que había que invadir Inglaterra, pero sin renovar la armada española.286 Ese gusto por la historia llevó a Bartolomé a pedir la plaza de Cronista del Reino de Aragón al morir, el 11 de diciembre de 1590, Jerónimo Blancas, que había ocupado la plaza hasta ese momento. Compareció ante los Diputados de Zaragoza para explicar sus ideas sobre la historiografía por medio de su obra Discurso historial sobre las cualidades que ha de tener un perfecto cronista. 287 No fue elegido, así que tuvo que volver a Villahermosa. Sin embargo, ocuparía este cargo en 1616. Lo más original de este Discurso de 1590 es que, al igual que dirá sobre la sátira, el Cronista no debe atenerse sólo a las normas o preceptos explicados por los clásicos pues: “parece que aquellos preceptos a solas [se refiere a los expuestos por Aristóteles, Varrón, Cicerón, Quintiliano…], aunque precisamente necesarios, no bastan para formar un buen cronista, pues hecha concordancia de los tiempos, y viendo con evidencia cuánto más revoltoso es el de ahora que el de entonces, por fuerza habemos de desear nuevas reglas y artificios.”288

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Con los ejemplos que aporta, procedentes de los historiadores antiguos, tenemos un testimonio de la vasta formación de Bartolomé a sus 28 años. Con respecto a cómo debe documentarse un Cronista, tiene claro que para la historia antigua son muy importantes los vestigios dejados por los clásicos en forma de “medallas antiguas, de las piedras de templos arruinados, de los tiestos hallados en la tierra.”289 Además, “se han de ver los archivos llenos de privilegios y mercedes de reyes, procesos y escrituras auténticas, y los registros de cartas de señores.”290 Para el estudio de la historia presente hay que basarse en testigos de la misma, siempre que sea “gente grave, de ciencia y calidad.” Y evitar el patriotismo.291 Sigue en sus consideraciones el camino emprendido por Jerónimo Zurita, en cuanto que fue el primer historiador que escribió su obra a partir de documentos originales. El fin principal del historiador es “formar de su historia un espejo en que se componga nuestra edad.”292 Sus ejemplos son Tito Livio y Dionisio de Halicarnaso.293 El primero de ellos es la clave para la escritura del Discurso historial y de otras obras históricas posteriores como La conquista de las islas Molucas.294

2.2. Los sucesos del Reino de Aragón de 1591 y 1592 Pero no sólo escribió sobre historia en este periodo de su vida, sino que también participó de hechos históricos trascendentales para Aragón. Me refiero a los sucesos de Zaragoza de 1591 y 1592. Bartolomé

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Biografía de los hermanos Argensola tomó partido en la causa de Antonio Pérez, ya que la villa de Villahermosa del Río, de la que era rector, pertenecía al señorío del Duque de Villahermosa. La fuga de Antonio Pérez, secretario de Felipe II, de su prisión de Madrid (18 de abril de 1590), el asilo que le ofrecían los fueros de Zaragoza y los esfuerzos del Rey por conseguir su extradición a Castilla, fueron la gota que colmo el vaso después de un tiempo de turbulencia entre el reino de Aragón y el gobierno central. Antonio Pérez supo unir su causa a la de los fueros y privilegios de Aragón, hecho que motivó todos los acontecimientos posteriores. El primer acto hostil de los sucesos de Aragón sucedió el 24 de mayo de 1591, pero ya dos meses atrás se preparaban actos violentos. Así se desprende de una carta que Bartolomé había escrito desde Villahermosa a una persona desconocida, posiblemente un obispo. 295 Aunque sin ser de contenido muy claro, parece mostrar los esfuerzos de los facciosos de Zaragoza por conseguir apoyo en el Reino de Valencia: Como este propio de Villahermosa no ha traído cartas para el Baile ni para mí y estos están entre sí guardando su secreto tan apiñados y secretos, no sabemos qué les ha respondido V. S. ni qué es lo que ellos hacen y determinan. Solamente sé que este boticario que estuvo en Pedrola va y viene a Castellón, y aunque a alguno de ellos, como he avisado a V.S., les he hablado como me ha parecido que convenía, veo las cosas colmadas. En el despacho que trajo Coscolla decía V. S. al Baile que le enviaba copia de la respuesta que a ellos les daba, y no vimos tal copia, de manera que estamos en todo ciegos. El Baile ahora se ha ido a Rábielos y en llegando de allá se irá a Valencia. Yo no sé qué me haga ni con quién he de tratar. Ya he escrito largo al Gobernador y ahora no

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n sé si podrá a V. S. Suplícole mande que vea ésta por lo que digo de la copia de la respuesta, y V. S. se servirá de escribir al Baile que acabe de llevar a Artana al nuevo Alcalde porque conviene muchísimo, y la dilación ni otras trazas en desabono déste no son nada del servicio de V. S. Este mensajero es de la casa del Conde de Aranda y se ha de volver luego. Nuestro Señor guarde la Ilma. Persona de V. S. I. y Reverendísima, y dé tantas pascuas como deseo. Villahermosa y Abril a 8 de 1591. Illmo. Señor, de V. S. I. criado, Bme. Leonardo. 296

Enseguida Bartolomé se trasladó a Zaragoza, y compartió la responsabilidad con su hermano de redactar los informes que los diputados mandaban al rey.297 Después del motín del 24 de mayo, Bartolomé redactó una información para el rey en nombre de los diputados, destinada a demostrar que la violencia de aquel día era atribuible a la acción poco considerada de los funcionarios reales, sobre todo del marqués de Almenara, que ya había tenido una actuación ilegal en el famoso pleito del virrey extranjero.298 Considera que también habían procedido de mala fe el Virrey y el Gobernador de Aragón, y afirma que los que habían declarado contra Antonio Pérez eran unos sobornados. Piensa que los inquisidores lo habían prendido exclusivamente para llevárselo a Castilla, y el querer trasladarlo de la cárcel del Justicia de Aragón a las de la Inquisición había sido entendido por el pueblo como un acto contra el fuero. Y todo ello para que Felipe II no viese en ello un acto de rebeldía: Y al referir a V. M. todo esto, no es aprobar lo que el pueblo ha hecho, ni dar por bastantes causas las cosas

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Biografía de los hermanos Argensola del proceder del Marqués, aunque el rumor de ellas basta a conmover el vulgo, sino decir a V. M. las que le movieron a lo que hizo, de lo cual y de la muerte del Marqués nos queda el sentimiento que es justo, y a V. m. suplicamos con la debida humildad dé lugar en su ánimo clementísimo a la memoria de nuestra fidelidad, contra la opinión que podrá engendrar este movimiento.299

Parece ser que durante todo el verano de 1591 Bartolomé permaneció en Zaragoza, aunque menos activo que su hermano en los acontecimientos. Después se sucedieron los hechos tal y como se ha descrito en la vida de Lupercio. Bartolomé volvió a Villahermosa pero obtuvo permiso para regresar a Zaragoza.300 Doña Juana de Wernstein, duquesa de Villahermosa intentó rehabilitar el nombre de su esposo, y a ese hecho hace referencia Bartolomé en un soneto: Si en los sucesos prósperos declina, o Hercinia, la virtud de los mortales, y generosa crece entre los males, produciéndole glorias la ruina, más debes a la tierra peregrina que a la de tus penates naturales; así como el mejor de los metales debe más a la llama que a la mina. Que la felicidad no perfecciona al alma, aunque le da noble materia, donde con vigilancia se ejercite. Y con los monstruos que guarda Celtiberia dignos de Alcides son, el cual no admite de las manos del ocio la corona.301

Estos sucesos dieron lugar a dos obras de distinto

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n tono, pero con un común denominador: la inteligencia de Bartolomé para desentrañar las causas que dieron lugar a los acontecimientos antes citados. Me refiero al diálogo lucianesco Dédalo, compuesto en torno a 1600, y al estudio histórico Alteraciones de Zaragoza año 1591, que le fue encargado en 1621 por acuerdo de la Diputación. Y relacionada con la iniquidad con la que fue tratado el duque, pudo surgir esta hermosa reflexión “Dime, Padre común, pues eres justo”302 de origen senequista: Dime, Padre común, pues eres justo, ¿por qué ha de permitir tu providencia, que, arrastrando prisiones la inocencia, suba la fraude a tribunal augusto? ¿Quién da fuerzas al brazo, que robusto hace a tus leyes firme resistencia, y que el celo, que más la reverencia, gima a los pies del vencedor injusto? Vemos que vibran victoriosas palmas manos inicuas, la virtud gimiendo del triunfo en el injusto regocijo.” Esto decía yo, cuando, riendo, celestial ninfa apareció, y me dijo: “¡Ciego!, ¿es la tierra el centro de las almas?”

3. CAPELLÁN DE LA EMPERATRIZ MARÍA (1592-1603) Al morir el duque de Villarhermosa (1592), Bartolomé se instaló en el Convento de las Descalzas

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Biografía de los hermanos Argensola Reales de Madrid, 303 como capellán de la Emperatriz María, viuda del emperador Maximiliano II: La Emperatriz ha hecho capellán suyo al Rector de Villahermosa, que aunque no es de mucha renta pero de grande importancia para alcanzar con ese título algunas pensiones y le han señalado hora para irle a besar la mano y creo que el domingo le dirá misa ejercitando su oficio.304

La emperatriz, desde su vuelta a España en 1582, vivía retirada en el citado convento con su hija, doña Margarita de la Cruz, monja profesa de esa comunidad. Una de las damas de la emperatriz era doña Juana Pernestáin o Wernstein, duquesa de Villahermosa. Posiblemente fue por influencia de esta última por la que Bartolomé consiguió ese cargo que lo puso en relación con los personajes más distinguidos de España. Además, Bartolomé actuaba en Madrid de agente no oficial de las iglesias de Zaragoza y de todo Aragón para lo que necesitasen en la Corte; así mantuvo relación con las autoridades eclesiásticas más elevadas. Parece ser que Bartolomé también residió en el convento.305 El monasterio de las Descalzas Reales ocupaba y ocupa el mismo palacio en el que nació su fundadora doña Juana de Austria, hija de Carlos I y hermana de Felipe II, reina de Portugal y madre del desdichado infante don Sebastián. Las religiosas franciscanas descalzas se instalaron en él en 1559. En la clausura se conservan la estructura y muchos elementos decorativos del palacio plateresco.306

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n El 18 de septiembre de 1592, el maestro Franco escribe una carta al doctor Bartolomé Llorente, donde le explica los avatares del viaje que ha realizado desde Zaragoza a Madrid junto a Bartolomé: Martes siguiente, después del día que partimos de ahí, llegamos a este lugar y a media legua nos topó Lupercio y otros criados de la Duquesa que salieron a recibirnos: yo llegué tan cansado que fue bien necesario el regalo que se me ha hecho siempre. Lo que por el camino se ofreció de largo y malas posadas no me atrevo a escribirlo sino guardarlo para la vista, que será en llegando el coche y litera que habían de partirse tras nosotros y ya tardan.307

Es un sabrosísimo testimonio que nos sitúa en los caminos y las ventas del siglo XVI. Existían unas Ordenanzas que legislaban sobre los viajeros que llegaban a las ventas, en las que se distinguían tres tipos de viajeros, los denominados <<gente honrada>>, que llegaban a caballo o en mula, como Bartolomé (recuérdese también la antipatía con que Leonardo se refiere a las mulas), los caminantes y los arrieros, que eran los que conducían recuas de mulas. En la venta cada uno era tratado de una manera diferente.308 Para conocer cómo era la vida en una venta a finales del siglo XVI principios del XVII, sólo hay que acudir al Quijote. En la inmortal novela de Cervantes son numerosas las referencias a las venta y diversas las aventuras que en ellas vive don Quijote. Destaca su encuentro con los arrieros en el capítulo tercero de la primera parte, así como con Maritornes y otro arriero en la famosa venta de Palomeque (capítulo XVI de la primera parte). La

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Biografía de los hermanos Argensola diferencia de trato que se tenía con los viajeros según su condición social se refleja cuando se juntan en la misma Don Quijote, Sancho, Don Fernando, Dorotea, Cardenio, Luscinda, el cautivo, y otros, en los capítulos XXXVI-XLVII de la primera parte.

3.1. Hechos históricos reseñados por Bartolomé Política internacional. Bartolomé adoptó la función de cronista-periodista al informar al doctor Bartolomé Llorente de todo lo que se hablaba en la Corte. Por un lado, de la política internacional. Así, en una carta fechada el 16 de noviembre de 1595, le informa de “las nuevas victorias del Emperador contra el Turco y el Transilvano, y del Conde de Fuentes en Flandes, que demás de la toma de Cambray, se dice que ha cogido por saco a San Quintín, y de forma que se hizo en Roma.”309 Hay un testimonio valiosísimo de un testigo llamado Carlos Coloma de Saa, que describe las campañas del conde de Fuentes en Flandes en “Las guerras de los Estados Bajos, desde el año 1588 hasta el de 1599, recopiladas por don Carlos Coloma, Caballero del Hábito de Santiago...”310 En una carta posterior, fechada 17 de diciembre, Bartolomé se extiende un poco más en este asunto y, aunque destaca los triunfos cristianos, se lamenta de las diferencias que han nacido entre Felipe II Y el rey

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n de Polonia, Segismundo III Vasa: sin ser parte para atajarlas el ser casados con dos hermanas y estar la Archiduquesa suegra en Polonia para componerlos, pero el ser causa de Dios la que han de defender y el medio de mujer tan valerosa y cristiana(que dicen que lo es mucho) volverá a entablar el juego de manera que no se diviertan estas fuerzas a otros designios de menor importancia que a destruir las de aquel dragonazo. El Emperador aprieta lo de Jauarín e isla de Comar, de manera que a la entrada del verano habrá sin falta caperuzas coloradas.311

A continuación hace referencia a las rivalidades entre el rey de España y el de Francia Enrique IV: No dijo mal el otro que tocaba al Rey dar penitencia al de Francia, porque la toma de Cambray ha sido para él gran perdida; y así se cuán acertado será que se venga a España el Conde de Fuentes y Esteban de Ybarra en esta ocasión, como se vienen; a lo menos en llegando Su Alteza que se entretiene en Turín esperando que se junte el ejército que le ha de acompañar. Monsieur de Ligni, tirano de Cambray, se pasó a Alemania y su mujer, que era más varonil que él, dijo que quería más morir señora de Cambray que cautiva de nadie, y así lo cumplió, no queriendo comer ni beber hasta que murió de su grado como generosa luterana. Pero procura el Navarro desquitarse, porque estos días ha dado una rota a la gente del condestable que fue a retirar dos piezas grandes de batir sin el aparejo necesario para tirarlas; tardaron cinco días en hacer esta facción; Bandoma que lo supo envió luego 800 caballos y puestos en emboscada rompieron a los nuestros degollando (según se dice) 300 y prendiendo hasta 200; ha dolido por acá mucho y hay quien dice que no es tanto el daño: plega Dios que sea

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Biografía de los hermanos Argensola así.312

Más adelante, el 10 de enero de 1596, vuelve a mencionar estos asuntos: “El Transilvano ha tenido agora una admirable victoria contra el turco de increíble matanza y despojo”. Se refiere a la larga guerra que estaban manteniendo en Hungría, los turcos y los Habsburgo de Austria. Los conflictos más importantes empezaron a producirse a partir de 1591 y las luchas continuaron hasta 1606.313 Pero a la información que da Bartolomé añade otra que es muy curiosa, porque que no puede sustraerse a la herencia clásica de la aparición de hechos extraordinarios antes de empezar una batalla, y sobre todo si es entre cristianos y paganos: “y pareció un terrible cometa la noche antes de la batalla, y una Águila real muy grande y hermosa hizo punta de desde lo alto del cielo y se asentó sobre la tienda del Príncipe, adonde está hasta hoy tan doméstica y mansa como un tordo o garza casera: aquí imagine Vm. las interpretaciones que debe de hacer, porque todo esto es certísimo. Dios ayude a aquel mozo, que cierto es prodigioso y lo es su esfuerzo.”314 Otro hecho fundamental para la política española del momento fue el final del conflicto con Francia. La paz se firmó en Vervins el 2 de mayo de 1598. El 9 de septiembre de ese año “se pregonaron las paces con Francia”, y para ello se construyeron “dos teatros muy bien cubiertos de sedas y alhombras el uno junto a palacio y el otro en la puerta de Guadalajara, cuatro Reyes de armas con sus cotas, seis Alcaides de corte.”315

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n

Política Nacional Ya dentro de España, Bartolomé, en las cartas del 6 de mayo de 1597 y 29 de julio de 1598, alude a los aires a casamiento que se sienten en Madrid. Ya el 7 de marzo de 1597 le escribe al doctor Bartolomé Llorente contándole las nuevas y los rumores que se oyen en la Corte: Aunque no soy amigo de dar nuevas antes que sea pública la certeza de ellas, quiero decir a V.m. que acá se murmura que están ya pasadas y aun quizá dentro de España las dispensaciones del Príncipe nuestro Señor y Gregoria de Austria, y del Príncipe Cardenal para casar con la Sª Infanta doña Isabel a quien se dice que da su majestad en dote los Estados de Flandes. 316

Bartolomé escribe sobre dos posibles matrimonios, pero una de las contrayentes cambió. Felipe II había dejado concertadas las bodas de sus dos hijos. Para el futuro Felipe IV pensó en una de las tres hijas del archiduque Carlos de Austria. Se mandaron los retratos de las tres, Gregoria, Leonor y Margarita. La primera es nombrada por Bartolomé, porque ésa era la que había escogido Felipe II para su hijo. Pero ésta murió, y se optó por Margarita. El marido de Isabel Clara Eugenia será su primo el archiduque Alberto de Austria, hijo del emperador Maximiliano II. En ese momento se encontraba en Flandes, pues era el gobernador general

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Biografía de los hermanos Argensola de los Países Bajos desde 1595. Y así sucedió, pues el 22 de agosto juraron en Flandes a la Señora Infanta en la persona de su marido, el cual ya habría partido hacia España: “Trae criadas y casa formada, las damas flamencas han de venir sirviendo a la Princesa de España desde Trento donde la recibirá su Alteza y se volverán a su tierra con la Infanta: esto es lo nuevo y verdadero. También se tiene por tal que se harán los casamientos en Zaragoza o Barcelona, Cortes y juramento de esos Reyes, para todo lo cual concurren muchas causas”.317 La información de Bartolomé es de primera mano, pues el archiduque se encaminó hacia España desde Flandes y se reunió por el camino con Margarita. El 13 de noviembre en Ferrara, donde se encontraba el Papa, se celebraron por poderes los dobles desposorios. De allí vinieron a España y desembarcaron en Vinaroz el 28 de marzo de 1599, y el 18 de abril se efectuó en Valencia la ratificación de las dos bodas. El 7 de junio marcharon a Flandes el archiduque Carlos y su esposa doña Isabel Clara Eugenia. Los reyes fueron a Barcelona a celebrar Cortes y después a Aragón.318 A esta visita se refiere Bartolomé en un poema titulado “Alabanzas de Zaragoza al Rey nuestro señor Don Felipe Tercero (entonces príncipe) en la ocasión en la que se celebró el casamiento de la señora Infanta doña Catalina.”319 Me interesa destacar las alabanzas que dedica a Zaragoza: Concede el curso fácil a mi verso, pues canto la cuidad a quien ha dado (para que fuesen para ti seguros)

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Augusto César con su nombre muros.

Sobre todo en lo que se refiere a su religiosidad, y al Pilar: ¡O edificio divino! ¡O piedras santas!, no llamadas con cítara de Orfeo, que un artificio humilde las compuso. Y aunque es verdad que sola una columna de mármol frisa con la misma luna, no fue el lenguaje al fabricar confuso; que fue arquitecto el santo Zebedeo, los siete, y más de un ángel su ministro, cuyo cantos resuenan por el llano, do con el nombre de Ebro corre ufano (bien más que con sus cisnes el Caistro), el pequeño arroyuelo, antiguamente no sufridor de márgenes ni puente.320

Para después hacer referencia a los innumerables mártires y a Santa Engracia.321 Estas alabanzas tienen un fin claro, mostrar el carácter religioso de los aragoneses para conseguir así el perdón del Monarca después de los sucesos de los años 1591 y 1592: La esposa en los estrados resplandece; todos de rica púrpura cubiertos. Mueve el plectro Himeneo, y la garganta sonora los nupciales himnos canta. Danza Isabela, y tú, Filipo, sales siguiéndola con pasos desiguales. ¡O regocijo y gloria de tu padre! Y tú, Virgen y Madre,

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Biografía de los hermanos Argensola con faz serena este tu pueblo mira, y la casa real ten a tu cargo. Aplaca de tu hijo la gran ira, y acabe bien nuestro destierro largo.322

Es evidente que los últimos versos se refieren a la situación que vivió Aragón frente al monarca Felipe II tras los mencionados sucesos. Felipe III juró los Fueros y otorgó amplísimo perdón para los que habían participado en estos acontecimientos.

3.2. Enfermedad y muerte de Felipe II Antes de los hechos descritos más arriba se produjo la muerte de Felipe II. Bartolomé, en su continua correspondencia con el Doctor Bartolomé Llorente, se ocupa muy detalladamente y, además, ofrece una información muy fidedigna sobre la enfermedad de Felipe II. En carta de 5 de septiembre de 1598, explica que “ha más de ocho días que olearon [al Rey]. Para este sacramento mandó llamar al Príncipe (quiero que os halléis presente, le dijo, porque veías en qué para todo): está hecho un santo, diciendo a un Crucifijo que tiene en las manos con que murió su padre, tu solus sanctus. Trátase de descargos de conciencia muy apriesa, y él camina con ella: Dios sea con él siempre, y con todos, como todos lo habemos menester. Ya sé que Montañana escribió a los diputados en 18 del pasado que era muerto: la verdad es esta y que están los ministros no muy sabrosos con Montañana.”323 La salud de Felipe II se había ido deteriorando

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n a partir, sobre todo, de 1592, y empeoró a partir de 1598. La enfermedad de la gota que padecía desde hacía tiempo se había hecho tan dolorosa que casi no podía caminar, y tampoco podía reposar ni en la cama ni en los sillones regios. Por eso le fabricó una especial su ayuda de cámara Jean L´Hermite, que todavía se muestra en El Escorial. Quiso que lo trasladaran a ese monasterio y allí llegó el 5 de julio de 1598. Además de la gota, por el esfuerzo del viaje sufrió un ataque de fiebre y le apareció un tumor maligno en una pierna. Los médicos sajan la zona para sacar la zona supurante, pero no pueden limpiarla toda, de ahí que el 10 de septiembre de 1598 explica Bartolomé que el rey “está con todo un lado hecho una llaga, sin pulsos, con notable hedor, con el crucifijo en la mano, y la candela de Monserrate encendiéndola a cada paso, puesto ya a morir, suplicando a nuestro Señor que lo saque de aquel trance y pidiendo a los pocos circundantes que supliquen lo mismo”.324 Murió a las tres de la madrugada del 13 de septiembre de 1598.325 Bartolomé dedicó un poema titulado “En las exequias del Rey nuestro señor Don Felipe II, que celebró la Universidad de Zaragoza”:326 (...) Cortó la inexorable y dura Parca la vida del monarca, en cuya mano descargó el mauritano Atlante el mundo; de Alcides indomable funesta arca en breve seno abarca el peso humano, de quien tembló el tirano en su profundo reino, Alcides segundo, que domando monstruos y ejercitando la saeta, en el alto Oeta tuvo el premio, cuando,

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Biografía de los hermanos Argensola lo mortal abrasando, voló purgado a la región quieta; y no menos sujeta vio la tierra, antes compuesta por sus justas leyes, que de bárbaros reyes la tiranía domada en justa guerra.327

(...) Después escribe otro al Rey Felipe III en la exequias a su padre, y lo inicia con unos versos preciosos: “Pues las piadosas lágrimas vertiste / sobre el mármol que guarda los despojos / que tu gran padre permitió a la muerte, /enjuga, o sucesor, ya rey los ojos.”328 Y en otro le pide al rey heredero que continúe por el camino de la paz: Como fue a Apolo por los dioses dada la gloria de poner firmeza en Delos, libraron tus magnánimos abuelos la del orbe en los filos de tu espada. Introduciendo aquella paz sagrada que, libre de esperanzas y recelos, asida a su virtud, desde los cielos a lo inferior su habitación traslada. Quiere, o gran sucesor, que con tu ejemplo, superior fuerza, así las cosas mudes, que te agradezca el siglo su mudanza. Para este fin te siguen las virtudes, porque se críe y crezca esta esperanza entre las sacras aras de su templo.329

3.3. Política española, 1598- 1610. El 13 de septiembre de 1598 fue proclamado

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n rey de España Felipe III. Su educación quizá fue demasiado severa, lo que no le permitió desarrollar su personalidad. Así lo señala al menos García de Loaysa, al que se refiere en numerosas ocasiones Bartolomé. Con su reinado se inauguró, pues, el gobierno de los validos. El primero fue el duque de Lerma. Contra esta forma de gobierno se rebela Bartolomé en varios poemas que su sobrino no quiso publicar por temor a represalias. Sin embargo, Bartolomé, como hará en otros poemas, trata el tema con un fondo moral. Hay que despreciar la gloria mundanal, pues es perecedera y falsa: Funda en plumas del viento la privanza la fábrica soberbia en que hace nido, cuyos vanos artífices han sido la lisonja, el engaño y la esperanza. Desprecia el edificio a la templanza, que la violencia siente del olvido, mientras diciembre de el abril florido, se tarda en dar sazón ala mudanza. Mas al tiempo que más se satisface, como el vapor que en llama repentina los astros deslumbró, se desvanece. La máquina admirable se deshace, y venganza en tan súbita ruina al envidioso y agraviado ofrece.330

En este otro es más explícito, y concluye con la idea de que sólo en Dios y en la salvación eterna es donde el hombre debe poner sus metas: O tú, que en las sublimes aulas de oro de reyes vives, huye, y escarmienta del que a nado escapó de la tormenta,

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Biografía de los hermanos Argensola echando al mar riquezas y tesoro. Y cuando la fortuna en su alto coro vieres que el rostro alegre te presenta, teme de Amor la rigurosa cuenta, como tragedia que provoca a lloro. ¿Qué piensas que has de hallar firme y estable, donde están en sus tronos, la mentira, la lisonja, el engaño y la mudanza? Huye de tu rüina lamentable, que el cielo sólo arroja rayos de ira a los que en él no ponen su esperanza.331

Con respecto a la política internacional, aunque al principio de su reinado continuaron los conflictos, a partir de 1610 la paz empezó a imperar pues, se habían firmado paces o treguas con Inglaterra y Flandes, y con Francia se estaba negociando el matrimonio de príncipes de ambos países. Esta situación de bonanza internacional chocaba, sin embargo, con la que se estaba viviendo en el interior del país, empobrecido por tantas guerras y por la ambición desmesurada de los nobles que rodeaban al joven rey, en concreto la del Duque de Lerma. Como trataré más adelante, éste consiguió que la capital se trasladara a Valladolid.

3.4. La religión en la época. Poesía religiosa. Reliquias. Milagros. La Inquisición La religión impregnaba toda la vida de la época. La iglesia era la institución mejor organizada y dirigida

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n de todo el país. En este sentido hay que entender también la literatura espiritual que tiene su auge en los siglos XVI y XVII, y que se refleja fundamentalmente en dos disciplinas clásicas que buscan la perfección moral y espiritual del ser humano: la ascética y la mística. La primera busca el dominio de la persona sobre sí misma y la purificación moral a través de la ejercitación del espíritu. La mística es la experiencia directa de la esencia divina por parte del hombre, que la recibe pasivamente, y cuyo punto culminante es el éxtasis, la unión del alma con Dios en vida.332 Una de las místicas más importantes fue Santa Teresa de Jesús, a la que precisamente Bartolomé dedicó dos poemas. En uno de ellos describe las experiencias místicas de la Santa: A su Teresa, Cristo, en visión clara, que no sufrió ni transparente velo, “si no hubiera criado esposa el cielo, para ti sola, dijo, le criara”. Si corresponde estimación tan rara, O virgen, al fervor de vuestro celo, ¿cuál pura unión, o cuál felice vuelo de absorto serafín se le compara? Si a sola vos, y sólo en vuestras bodas se os da por dote el ámbito glorioso, que fue a las almas justas dedicado; decid si allí nos muestra el sacro Esposo, que, aunque las ama en exquisito grado, ha puesto en vos el mérito de todas.333

Fuera de estas dos disciplinas, pero dentro de esa literatura espiritual, hay que entender los poemas dedicados a santos y que cultivaron con mayor o menor

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Biografía de los hermanos Argensola acierto los hermanos Argensola. Lupercio compuso algunos, pero los escritos por Bartolomé tienen una mayor belleza y calidad literaria. Este último no sólo escribió sobre santos, sino que también lo hizo sobre reliquias, hechos sobrenaturales y, por último, sobre la institución más temida en la época, el Tribunal de la Santa Inquisición. De 1595 es un poema que dedicó al traslado de la reliquia de san Ramón de la iglesia de Roda a la de Barbastro, de donde había sido arzobispo, y del que reproducimos el inicio: Hoy quiere el cielo que de tu Raimundo a su primera cátedra o Burtina, la parte humana se le restituya, para que cuando cubra a la divina y al común tribunal acuda al mundo, vaya desde ese templo y la silla tuya; y allí en tu protección gloria suya incline a Juez, entonces riguroso. Resuenen pues tus himnos y cantares, arda toda Pancaya en los altares, y adórese el despojo misterioso; que el confesor glorioso hoy lo está más, si en su divino asiento se admite accidental contentamiento.334

De aproximadamente 1597 es otro poema en el que se refiere a la restitución de la reliquia de san Eufrasio a la ciudad de Andujar. El 6 de mayo de 1597 escribe Bartolomé al doctor B. Llorente: “remitiré a V. m. presto un capítulo en tercetos que ha hecho Lupercio a ruegos de [Antonio] Terrones, [predicador

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n del rey], en que cuenta la causa de la oscuridad que hay en España en las reliquias, y luego una canción mía a Sto. Eufrasio, con que se ha partido muy contento a trasladarle.”335 Se refiere al poema de Lupercio titulado: “En las fiestas que la ciudad de Andujar hizo cuando le fueron restituidas las reliquias de San Eufrasio”, y que comienza:” Cuando en la sed del implacable estío / (aunque jamás el cielo a Egipto riega), suple sus faltas solamente un río; (…)”336 De hecho, el propio Felipe II tenía una serie de reliquias muy veneradas, que solicitó le pusiesen cerca de su lecho de muerte.337 También Bartolomé se refiere a hechos sobrenaturales relacionados con milagros, como el que le relata al doctor Bartolomé, 31 de mayo de 1597: “En Estremera, lugar del Ducado de Pastrana, cerca de aquí, se ha descubierto una fuente dulce, que no es poco en aquella tierra, debajo de un sepulcro de nuestro Señor Jesucristo; cura todas las enfermedades a quien bebe de ella, cojos, y mancos y tullidos: son certísimos y muchos los milagros que nuestro señor hace con aquella agua; aquí bebemos della y el Rey trata de ir allá, y García de Loaysa hace ahora por su oficio de ordinario de la diócesis y por mandato del Rey, información dellos y de todo.”338 O cuando está en Nápoles dedica un poema a san Genaro, cuya sangre se licua una vez al año, y al que me referiré después. La Inquisición era un tribunal eclesiástico instituido para la represión de la herejía y el judaísmo de los conversos. Se creó en Castilla en torno a 1480 y

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Biografía de los hermanos Argensola posteriormente se extendió a Aragón. El 19 de marzo de 1600 Bartolomé escribe otra carta al doctor Bartolomé Llorente en la que le indica que ha estado de viaje por Toledo acompañando a los Reyes,339 con los que presenció un auto de fe donde hubo: 36 penitentes, 5 estatuas, de estas quemaron a 4 con dos cofres de huesos y un francés de junto a la Rochela, hereje tan pertinaz que le quemaron vivo; los penitentes no sacaron corazas ni sambenitos con letras, sino de aforro amarillo y aspas colocadas como los que traen los penitenciados por algún tiempo; sólo las estatuas y el quemado sacaron sambenitos y corazas, y dos por casados dos veces; predicó el confesor del Rey; asistió el Cardenal Guevara y absolvió a los reos; y en otro tablado el Rey y Reina y sus damas, junto al Rey, el Duque de Lerma en pie con el estoque desnudo: hizo el Rey públicamente la profesión de la fe y arrodillado adoró el texto de los Evangelios, acto muy digno de tal Rey.

Además, también se celebró la fiesta de la entrada del Rey y del capelo del arzobispo de Toledo.340 En Toledo hubo 1.172 procesos inquisitoriales entre 1575 y 1610. El modo de actuación del Tribunal era casi siempre el siguiente: primero se presentaba la evidencia del caso y se consultaba a una serie de teólogos para determinar si el mismo implicaba herejía. Si así era considerado, el fiscal redactaba una orden de detención contra el acusado, que era puesto bajo custodia y llevado a las prisiones de la Inquisición, donde aguardaba su juicio. Y allí, la tarea de la Inquisición

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n era obtener una confesión de su culpabilidad. El juicio podía tener tres resultados: absolución, castigado a ser penitenciado o reconciliado, o quemado. Ser penitenciado era la pena menor y significaba la condena a castigos como el sambenito, las multas, el destierro o, a veces, galeras. La reconciliación suponía el retorno del pecador a la iglesia después de haber pecado. Las penas a las que los sometían eran más duras; además del sambenito, podía pasar el acusado mucho tiempo en la cárcel o en galeras. La sentencia normalmente suponía que el acusado debía comparecer en un auto de fe, que es lo que presenció Bartolomé. Como el propio aragonés describe era todo un espectáculo y más si lo presenciaba el Rey. El escenario se instalaba en la plaza mayor y se montaba todo el andamiaje para la tribuna, así como decorado y mobiliario para la ocasión. La noche anterior al auto se organizaba una procesión, conocida como la de la Cruz Verde, durante la cual los familiares de los procesados y otras personas llevaban la Cruz del Santo Oficio hasta el lugar donde se iba a producir el auto de fe. Por la mañana se celebraba misa y comenzaba una procesión que llevaba a los condenados a la plaza. En el que relata Bartolomé además de las personas, llevaron también lo que él denomina cinco estatuas, llamadas también efigies, que eran figuras que representaban a los herejes ausentes o muertos y que eran quemadas en lugar de estos.341

3.5. Crítica de la sociedad de la época

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Biografía de los hermanos Argensola

Los poemas satíricos de Bartolomé han sido los más alabados, pues fue un hombre mordaz, y así, Vélez de Guevara lo llama “divino Juvenal aragonés.”342 Y Lope de Vega, en una carta dirigida al duque de Sessa escrita en 1611, dice: “La academia del sábado fue razonable… En ella estuvieron Faria, Pastrana, don Antonio de Ávila y otros de menor jerarquía. No se disputó nada, porque el fiscal fue el de Saldaña, y es más bien intencionado que el Rector de Villahermosa”.343 Utilizaba la sátira porque era beneficiosa para la república, pues reprendía los vicios y enseñaba. Bartolomé fue muy severo al juzgar los vicios de la época y de sus gobernantes. Sobre este particular, voy a comenzar con la crítica que realiza a la “razón de estado” para ocultar los crímenes políticos. En torno a 1600, Bartolomé pudo componer uno de sus tres diálogos lucianescos. En el Dédalo trata de forma cifrada, con leve disfraz mitológico, los acontecimientos del caso de Antonio Pérez; se escribió después de su fuga a Francia y aun después de publicarse las Relaciones de Pérez, de las que probablemente utilizó la segunda edición de 1598.344 En este diálogo, Bartolomé compone un ataque al concepto de la Razón de Estado, utilizando para ello las desgracias de Antonio Pérez, pero de manera general y sin entrar en detalle, y por supuesto, sin referirse a la pérdida de libertades del Reino de Aragón. El motivo que le llevó a defenderlo, siendo él sacerdote y habiendo sido aquél condenado por el Santo Oficio, es personal, pues el padre del duque de Villahermosa era amigo de Antonio Pérez, y, además, como capellán de la Emperatriz María pudo presenciar las entrevistas entre

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n ésta y la esposa de Antonio Pérez, Juana Coello.345 En este diálogo las ideas que expone y aclara Bartolomé se resumen en que Antonio Pérez fue víctima de la cólera del Rey disfrazada de “razón de Estado”, que ya no es justa cuando: “el juicio era inicuo y los jueces no son más que ciertos puros ejecutores del antojo de su señor, el cual, ocupando todo el campo del proceso encubierto en diferentes nombres, era él mismo juez, la parte contraria y los testigos.”346 La acusación de asesinato sólo fue un pretexto para disimular la verdadera razón de su persecución, y Argensola encuentra un paralelo entre la historia de Antonio Pérez y la de Dédalo. Dédalo explica a Polites que desde el principio las acusaciones que vertieron sobre él fueron falsas: Y cuando por justificarse redujo [Minos] su ira a pleito, solamente me cargó la muerte de mi sobrino, que se hizo en Atenas, a donde no se extiende su reino, y en tiempo en que yo no era súbdito suyo; y para esto acumuló otros cargos tan ridículos, que los que los sabían y cotejaban con ellos mis largas prisiones, se lastimaban y se reían de la ceguedad de aquel Rey.347

Argensola recoge el rumor de que el origen de la enemistad de Felipe II con Antonio Pérez eran los celos surgidos por la Princesa de Éboli: Vosotros, acá en Sicilia, y todas las gentes a cuya noticia ha llegado esta historia, tenéis creído que, habiéndose la reina Pasifae enamorado de un toro, le di yo traza para gozar de él (...), y que por eso fui yo preso, y que estos irracionales abrazos se descubrieron... ¿Pero cómo pude yo tener culpa de lo que sucedió en Creta

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Biografía de los hermanos Argensola antes que yo llegase a ella? La primera vez que vine al servicio del Rey, ¿no le hallé ya padre del Minotauro?348

Y después, Bartolomé sugiere otra interpretación para la persecución de Antonio Pérez, que está puesta en boca de Dédalo: Pues ni aun eso como lo digo... Ríete de todo eso del toro. La verdad es que a la Reina le pareció bien un caballero llamado Toro, secretario del Rey, su marido, y por ser mi amigo, quiso el Rey dar a entender que gozaron de sus amores con intervención mía y en mi casa; pero nada desto puso en juicio.349

La relación entre una y otra historia es evidente. Aunque realmente ni la Princesa fue amante de Felipe II, ni Antonio Pérez hizo de alcahuete ni fue amante de ella. A todo lo expuesto anteriormente, Bartolomé añade que hay una causa más profunda que provocó la persecución de Antonio Pérez, y ésta no es otra que los secretos que poseía el secretario, por lo que era necesario eliminarlo: Pero otra mayor causa tuve para temer, y fue acordarme de cuán grande artífice fui yo en esa inhumana disciplina [razón de Estado] cuando estuve en la gracia del Rey Minos. Considerando esto dentro de mi ánimo (a mi parecer con voz formada), me avisaba cierto espíritu que me había su poder de castigar en aquello mismo que yo contrapuse a sus leyes, y que de los mismos cordeles con que yo maniaté, había él de formar el azote de mi atrevimiento, como ello sucedió.350

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n

Bartolomé se muestra más moralista que político. Pero no es un idealista pues sabe que “justicia libre no la hay en la tierra,” según dice Dédalo: Pero acomodándonos al uso del error, que piensa que la hay, digo que en las causas ordinarias, y particularmente en las menores y entre litigantes no poderosos, (...), mucho huelgan los reyes de que se haga justicia y de que se ejecuten las leyes; (…).”351

Pero a esto se añade que Dédalo, y por supuesto Bartolomé, no cree en la imparcialidad de los Reyes, pues: En atravesándose alguna [causa] suya, o en las de los súbditos algún respeto de su interés o de su gusto (que es esto que ellos llaman causas graves), no se determina ninguna sino por la razón de estado, (...). Pero esto desean que se haga tan encubierto, que parezca a los ojos de quien lo mira que solamente corre la justicia escrita, no movida de otro soplo sino del suyo mismo, de su pureza y sencillez; mas el que lo especula con más atención, luego descubre la violencia del movedor encubierto.352

Bartolomé, a lo largo de sus escritos, sobre todo en sus poemas, muestra especial aversión a los procuradores y litigantes. Y casi se podría decir que ante la justicia, que tantas trabas puso para reivindicar la figura del duque de Villahermosa después de los acontecimientos de 1591-1592. También veremos que a lo largo de su vida tuvo que defenderse de algunas

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Biografía de los hermanos Argensola decisiones que le llevaron a mantener diferentes litigios. Para Bartolomé, como religioso que era, sólo existe la justicia natural dictada por Dios,353 y el hombre debe cultivarse en la virtud para conseguir la salvación. En otro de los diálogos, el Demócrito,354 al estar basado en el intento de curar a un cuerdo loco o a un loco cuerdo, Bartolomé puede escribir una sátira original sobre los abusos por él observados en la Corte. En el diálogo de Menipo litigante 355 expresa el rencor que sentía por la gente con la que había tenido que litigar para defender la honra del duque de Villahermosa y los intereses de su esposa e hijas. Sobre este mismo tema escribió también algunos sonetos satírico-burlescos como el que termina en este terceto: ¡O siglo siervo, de servil paciencia! ¿Cuál bruto, cuál frenético litiga, si puede hacer que le condenen presto? 356

Pero no sólo compuso sátiras. Redactó también un Memorial a petición de los ministros de Felipe III. Su título: De cómo se remediarán los vicios de la Corte. Bartolomé señala que lo primero es conocer los males de la Corte, para poder poner los remedios. Los vicios son “la codicia, rapiña y deshonestidad escandalosa de todo género de gentes, dificultosos de curar por la muchedumbre de ella”.357 Las dos causas fundamentales que atraían a tanta gente a la corte eran la “obligación” y el “deleite”. Por el primero acudían “pleiteantes y pretendientes

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n para asistir a negocios de justicia o de gracia”; por el segundo, “hombres ociosos, amigos de regalos, curiosos y parleros, tibios en la virtud, y otros peores, ministros de venganzas, apóstatas de religiones, eclesiásticos ausentes de sus residencias, labradores que por no trabajar en sus tierras las desamparan y vienen a quitar la limosna a los verdaderos pobres”.358 Propone nombrar un magistrado o censor que tenga a su vez otros subordinados, que debían ocuparse exclusivamente de los delitos que provocan estos vicios.359 De esta manera también se podrán resolver más fácilmente los casos de los que llegaban a la corte acarreando litigios. Además, aconseja que los Grandes y señores no vayan a la Corte, sino que se queden en sus posesiones “para que gocen sus vasallos y amigos de su libertad y sean amparo de aquellos pobres que se vienen tras ellos, desamparando su campo y su oficio por no tener quien para ejercitarlo les socorra.”360 También ataca “a los ministros poco rectos” que hacen sus negocios con el comercio. Y entrando en otros asuntos, Bartolomé solicita, al igual que su hermano, que se controlen las comedias que se escenifican. Sobre todo “se deben desarraigar cantares y danzas deshonestas con cuchillo espiritual y temporal.”361 También pide que se destierren algunos oficios como el de “invencioneras”, que está relacionado con el asunto del lujo, pues “se gastan muchos millares”, así como castigar “a los que venden tocas y volantes, que les han puesto nombres lascivos, indignos de orejas castas”.362 Dentro del problema del lujo y la ostentación Bartolomé pide que se reforme la pragmática que

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Biografía de los hermanos Argensola prohíbe las sedas y joyas a las mujeres públicas. Él propone lo contrario, que sea a ellas a las que se les permitan esos lujos, para que las castas y honradas los eviten por vergüenza. En consecuencia, “no se gastará tanto en joyas y sedas”. 363 También hay que prohibir todo lo que lleva al vicio: las casas de juegos, algunos oficios como el de los “que hacen nuevos guisados y comidas exquisitas” para evitar la gula, así como los que inventan “sedas y trajes diferentes”.364 Propone además que se hagan listas “de todos los estados de gentes” para saber cómo viven e imponerles tasas a los taberneros, bodegoneros, vivanderos, despenseros. Estos últimos, al recoger y esconder mercancías, “han puesto en notoria necesidad y penuria la Corte.”365 Además habría que hacer algún listado de los pobres, y sólo permitir en la Corte a aquéllos que son “inútiles para el trabajo, por enfermedad o vejez”, devolviendo a los que están sanos a sus respectivos lugares de origen.366 En la sátira ¡Déjame en paz, oh bella Citerea!,367 critica los vicios de la Corte con alusiones directas a personajes de la época, aunque resultan difíciles de entender. Por ejemplo, se refiere al privado Lerma: Y tu industrioso capitán Ulises respeto cata al otro personaje, aunque de Marte el quinto cielo pises; y no te indigne haberle visto paje de Putifar el príncipe algún día, para negarle ahora el vasallaje; pues Faraón en su ciudad le cría por segunda persona de la suya, y es la primera de quien tanto fía. 368

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Para Bartolomé, siguiendo un tema clásico,369 la corte es un lugar propicio para los vicios porque : Tienen aquí jurisdicción expresa todos los vicios, y con mero imperio, de ánimos juveniles hacen presa juego, mentira, gula y adulterio, fieros hijos del ocio, y aun peores que los vio Roma en tiempo de Tiberio y los de horribles sucesores.370

El ocio estaría en el origen de casi todos los males de la sociedad (como también explicaba Lupercio en la carta a la Academia literaria de Zaragoza), pues crea viciosos: “efectos son de la prosperidad, que no sabe ocupar el ocio loablemente”.371 Los nobles se han olvidado de cultivar el noble oficio de las armas: Pues hoy va el ocio flojo consumiendo el hierro con orín, y con desuso del valor el ánimo entorpeciendo; que como el sol de la virtud se puso, rinden los vicios al varón la espada y a la honesta mujer quitan el uso; y el sol los halla más de una alborada, el naipe barajando sobre mesa, a él desvelado y a ella trasnochada. (vv. 859-67)

Para convertirse en afeminados: “Ya entrambas [se refiere a la corte francesa] vemos que las han poblado / de Putiers damas y hombres de Cornago:/ ¿Cortes de

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Biografía de los hermanos Argensola reyes son o de ganado?”. Y practicar las costumbres más relajadas, como son el juego y la compañía de prostitutas: Éste a sus meretrices le aficiona, y en error del laberinto ciego sin prevención le empeña y aprisiona. Otro en cuevas sacrílegas de juego, donde suenan blasfemias exquisitas, dignas de celestial vengador de fuego.372

Otro vicio sería la sodomía a la que se refiere al contarle por carta al Doctor Bartolomé Llorente, prior del Pilar, un hecho muy significativo y que ahora nos parece sorprendente: “en Sevilla han quemado a Don Alfonso Girón, tío del Duque de Osuna, porque confesó sin tormento estos delitos: haber muerto a su mujer, porque le vio andar con cierto esclavo suyo con quien estuvo amancebado muchos años; han quemado con él dos criados, decía el pregón: esta es la justicia que manda etc. a este caballero por el crimen nefando y otros delitos atroces.” Esta sentencia y otras similares se pueden encontrar en la Biblioteca Colombina y Capitular de Sevilla, donde se conservan unas Efemérides que se refieren a la quema del noble Alonso Téllez Girón y su paje. El 30 de abril de 1597, fueron acusados de sodomitas y de haber asesinado a su esposa, doña Inés de Guevara. Don Alonso era Alguacil Mayor de Sevilla y administrador de los ducados de Osuna y Alcalá. El texto reza así: 1597 [...] en lunes 28 de abril el lic. Pedro Velarde Alcalde del Crimen de la Chancillería de Granada [...]

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n procedió contra D. Alonso Celles Gixon sobre la muerte de Dña Inés de Guevara su mujer difunta y sobre lo demás contenido en su proceso: lo condeno a que fuese llevado por las calles públicas de Sevilla [...] hasta el campo fuera de la puerta de Jerez donde se le diese primero garrote y luego quemado por el pecado nefando[...] y en perdida de todos sus bienes; iba D. Alonso en mula de silla, vestido de luto y con el su paje con quien cometía el delito con ropa blanca en albarda a los cuales dos quemaron en el quemadero de la Inquisición en treinta de este mes de abril. 373

Parece ser que la sodomía era un pecado habitual, de hecho se conservan documentos que informan de que en diciembre de 1544 fueron quemados por este “delito” veinte hombres, y los escritores fueron testigos de esta proliferación. Así, Vicente Espinel escribió: “¡Oh! Caso horrendo, mísero y terrible / es ver la juventud del suelo vándalo / envuelta en sodomía incorregible; / el melifluo mozuelo oliendo a sándalo / con blanduras del rostro y alzacuello, / moviendo al cielo a ira, al mundo a escándalo”. Y también hace referencia a ello Cervantes en Rinconete y Cortadillo. Y el propio Bartolomé en la sátira del Incógnito se refiere al tema echando mano de la escena mitológica de Ulises cegando el ojo de Polifemo: No quiero referirte el grande estrago que el sucio culifemo monstruoso hizo en la Corte con un solo amago; y como artero Ulises y animoso le cegó a fuego el ojo que tenía tan sucio en la carrera y legañoso.

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Biografía de los hermanos Argensola Versos después, se refiere a las prácticas homosexuales con metáforas culinarias: ¿Quién desprecia unas lenguas lampreadas, un menudo, unas manos de ternera, o unas ubres de vaca sazonadas, por un anca de un macho de litera o un cogote de un toro madrigado, que el diente Bercebú no le metiera?374

Un resumen de todos los vicios de la Corte lo hallamos en el Diálogo de Dédalo y Polites: “el homicidio, el robo, la traición, las amistades fingidas, pasiones de jueces, desvalor de príncipes, soberbia de obres, jactancias sin efecto”.375 También, y aún peores, “la lujuria”, “la ingratitud y la pérfida fe que tanto ejercita el mundo”, acompañada de “la astucia que engaña a la viudez y a la orfandad”, así como “la mentira, repartidora de esperanzas; la tibieza de los amigos”. Peores todavía eran los pecados contra la religión “el sacrilegio, la hipocresía parda y desleída, el desprecio de la religión, el mal uso de ella y la abominable culpa de los que la hacen servir a sus intereses”. Aunque los había más graves, como son “la desvergüenza de los que dan mal ejemplo, y el que envía la sorda obstinación a la voz secreta de la conciencia y a la exhortación amorosa”.376 Los sonetos de Bartolomé son más burlescos, en general, que satíricos (en la línea de Quevedo). Tratan de multitud de temas, abundan los que se refieren a abogados y procuradores,377 a los afeites femeninos y masculinos,378 o el atribuido que se refiere a una mujer que se afeitaba y que comienza: “Yo os quiero

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n confesar, don Juan, primero:/ que aquel blanco y color de doña Elvira / no tiene de ella más, si bien se mira, / que el haberle costado su dinero”. Su final resulta muy aragonés: “Porque ese cielo azul que todos vemos / ni es cielo ni es azul ¡Lástima grande / que no sea verdad tanta belleza1”379 Otros se dirigen a mujeres a las que les huele mal el aliento, como el que comienza: “Tu aliento, Herminia, en su fragancia viva /tan suaves espíritus ofrece, / que ni un jardín su emulación merece, / aunque todas sus flores aperciba.”380 Una caricatura muy similar a la que nos ofrece Quevedo en sus sonetos burlescos, es el retrato que Bartolomé nos ofrece de una dama: Pródiga de nariz, de ojos avara, espaciosa de boca, angosta en frente, mejillas de cuaresma penitente, y barba que en pirámide repara; bosque do el tiempo con los años ara, encubierto a la luz del rojo oriente; fértil mina de pez que eternamente destila en cada poro un alquitara, vientre de odre, pecho de amazona, cuello de tina, brazos de cordeles, y en piernas de raíces pies de pato; es dibujada al vivo en líneas fieles, monseñor, la magnífica persona di quella che vi piace in bel ritrato.381

Pero Bartolomé en sus poemas no se limitaba a criticar los vicios y los abusos de la época, sino que también buscaba su remedio y mostrar una enseñanza moral al lector. En esta línea se pueden encontrar los sonetos más logrados y bellos entre los escritos por el autor aragonés. Algunos están dedicados a la caducidad

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Biografía de los hermanos Argensola de la belleza, similares en el tema a los que escribió Garcilaso de la Vega en el siglo XVI: “En tanto que de rosa y azucena se muestra la color en vuestro gesto”, y Góngora:“ Mientras por competir con tu cabello”, siempre con la rosa como símbolo de la belleza, de la lozanía, pero también de la brevedad del esplendor: Cloris, este rosal, que libre o rudo del arte huyó al favor de la floresta, su arrogancia selvática depuesta, vecinas flores le verán desnudo. Nota esta rosa, que aun agora pudo abrir el paso a su niñez modesta, para cuán breves términos apresta la grana que libró del verde nudo. Vive su planta los estivos meses; mas el honor de los purpúreos senos (mísera edad) la madurez de un día. Pues si lo raro, o Cloris, dura menos, la pompa de tu abril ¿por qué confía que ha de reinar con hados más corteses?382

Este soneto mereció grandes alabanzas de Baltasar Gracián, porque a través de las semejanzas, en este caso entre las flores y la belleza, el autor saca una moralidad provechosa: la fragilidad de la mayor hermosura.383 O una excelente canción en la que trata del mismo asunto, pero en el que aparece la Descriptio Puellae, con un final más pesimista que en el anterior: ¿Qué es de mi clara frente, dividida con dos madejas de cabellos de oro, los ojos garzos, cejas arqueadas, la nariz sin salir de su medida,

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n el coral de los labios y el decoro de las restantes partes, que, sembradas con sus proporcionadas color y cuantidad, se conformaban en una tal belleza, cual no ha sido ni la que tuvo Dido, ni la por quien troyanos se mataban con los griegos? Al fin todo este arreo ¿fue convertido en este hueso feo? 384

El soneto moral más hermoso, es uno que Viñaza atribuía a Lupercio, pero que es de Bartolomé. Para Blecua es el soneto más encantador y fino de toda nuestra literatura: Firmio, en tu edad, ningún peligro es leve; porque nos hablas ya con voz oscura, y, aunque dudoso, el bozo a tu blancura sobre ese labio superior se atreve. Y en ti, o Drusila, de sutil relieve el pecho sus dos bultos apresura, y en cada cual, sobre la cumbre pura, vivo forma un rubí su centro breve. Sienta nuestra amistad leyes mayores; que siempre Amor para el primer veneno busca la inadvertencia más sencilla. Si astuto el áspid se escondió en lo ameno de un campo fértil, ¿quién se maravilla de que pierdan el crédito sus flores?385

Por lo descrito en los poemas satíricos, Bartolomé no se hallaba a gusto en la Corte. En noviembre de 1600 le dirigió una carta al doctor Bartolomé Llorente en la que le indicaba que deseaba volver pronto a Zaragoza: “Espero que nos veremos presto en esa ciudad”.386 Sin embargo, aún tardará unos años en

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Biografía de los hermanos Argensola afincarse en esa ciudad.

4.- EN LA CORTE: VALLADOLID Y MADRID (1601-1608) En 1601 se dispuso el traslado de la Corte de Madrid a Valladolid, motivado fundamentalmente por el interés del duque de Lerma por alejar al rey de la influencia de su abuela materna la emperatriz María, viuda del emperador Maximiliano II. Parece que ésta no veía con buenos ojos la influencia del duque de Lerma. Además, sus dominios nobiliarios se hallaban más cerca de Valladolid, donde tenía una amplia influencia sobre el poder municipal. La ciudad recibió una fuerte suma de maravedíes en concepto de donativo. Convencido Felipe III de la conveniencia que supondría para la monarquía su nuevo emplazamiento, el 10 de enero de 1601 el Consejo de la Cámara publicó el decreto oficial del traslado de la corte. A este acontecimiento no fueron ajenos los escritores de la época. Tampoco Bartolomé, que escribe un poema en el que se refiere a Madrid cuando se trataba de cambiar la corte a Valladolid: Volverse han muchos a labranzas toscas, que fueron sus primeros ejercicios; tratarán los magnates y patricios en rubias mieses y bacadas hoscas. Dejarán las culebras y sus roscas en que enlazaban huéspedes novicios; andarán los casados en sus quicios, pues le dejan en paz su miel de moscas.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Viviráse con gusto y más sin arte, y cesará el hablar por cartapacio, engomar el copete y frente luçia, y las moatras en igual descarte. En faltando la Corte, Rey, Palacio, aunque limpia, Madrid será muy sucia. 387

En la sátira ¡Déjame en paz, oh bella Citerea! vuelve sobre el asunto: “Da vuelta a la ciudad y con curioso / descuido de la nueva Corte goza, / sin los peligros del que rúa en el coso.” Pero no quiere pronunciarse sobre el traslado: “Dejo aparte si fue o no fue acertada / esa transmigración de Babilonia, / no mejor recibida que envidiada; / y aquel guardar con tanta ceremonia / a la avaricia pública y lujuria / la entrada de vecindad de esta colonia”. 388 Es más, la diosa Citerea le dice: Agradece el haberte acá traído, cosa que más de un sátrapa apetece, y no le es por la Junta concedido. Goza alegre del sol que te amanece, deja tal vez el libro, que, enfadoso, a medio de tus años te envejece. Da vuelta a la ciudad y con curioso descuido de la nueva Corte Goce...389

Al morir la emperatriz María de Austria en 1603, Bartolomé no quiere permanecer en la Corte: Y así, con el favor de Dios querría tierra poner en medio, y acogerme, la soledad llevando en compañía. Allí podré a lo menos recogerme, y despertar con pensamiento sabio

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Biografía de los hermanos Argensola el alma que de sí olvidada duerme. Y con el dedo puesto sobre el labio Haré que mientras ella está consigo Ninguno con estruendo le haga agravio. 390

Y también en una epístola compuesta en 1608 a D. Francisco de Eraso Carrillo y Pacheco, después conde de Humanes, nos dice: Antes que Dios, con recompensa justa Premiase la gran alma de María (de las augustas la suprema augusta). Su licencia para esto pretendía, y el ver después su muerte pudo tanto, que quisiera partirme el mismo día.391

Pero hay alguien que le impide volver a la Corte: “No pude resistir a la persona / grave que lo estorbó, ni al noble lazo/ de la razón cortés, que me aprisiona”.392 Esa persona no es otra que el conde de Lemos. Y así lo ratifica el testimonio de Juan Antonio Pellicer, primer biógrafo de los hermanos Argensola: La verdadera causa que le llevó [a seguir la Corte a Valladolid] fue la amistad de D. Pedro Fernández de Castro, Conde de Lemos, gran venerador del ingenio de los Argensola, y de grande autoridad en Palacio por yerno y sobrino del Duque de Lerma.393

En abril de 1605, todos los hermanos se encontraban en la Corte, pues así se lo escribe en una carta Lupercio a Justo Lipsio: “Frates vallisoleti conmorantur”394

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Puede que en Valladolid conociese a Cervantes en la casa del conde de Lemos, aunque no hay pruebas de ello. Con quien sí se vio fue con D. Martín de Abarca de Bolea y Castro, que residía en Valladolid como oidor de la Chancillería.395 También con Vicente Espinel y con los hijos del antiguo Mayordomo de la emperatriz María, D. Carlos, D. Francisco y Don Fernando de Borja. La amistad más profunda la tuvo con éste último, titulado príncipe de Esquilache, primogénito de una rama de la familia de los Borgia. Fue procurador del Príncipe.396 Las obligaciones que el nuevo empleo le acarreaban no debían de ocuparle demasiado tiempo según el mismo Bartolomé le indica en una carta a Fray Jerónimo de San José, fechada el 5 de noviembre de 1609: El soneto que V.P. me dice que ha llegado a Salamanca, habrá cinco años le hice en Valladolid con más ocio del que ahora me dan mis ocupaciones: anda mal escrito; por esto y porque V.P. le pide, le pondré aquí.397

4.1. 1606, La Corte en Madrid. La conquista de las islas Molucas, o Malucas. En marzo de 1606, la corte vuelve a Madrid y en ese mismo año, el 10 de abril, se produce la conquista de la isla Ternate, una del archipiélago de las Molucas, muy codiciada por sus especias. Bartolomé comenzó a escribir la Conquista de las islas Molucas por encargo de de don Pedro de Castro, conde de Lemos, y

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Biografía de los hermanos Argensola presidente del Consejo de Indias, con el que tenía una gran amistad. También contaba con el beneplácito del Rey: Sé que mi hermano aclaró a Vm. La empresa de ese mi librillo, cuyo estilo ya yo sé que es crespo sobre el sonido vulgar; pero si no fuera por eso, ¿quién holgara leerlo?; el argumento no convida ni yo le escribiera si no me mandara el que le ha impreso, que es el Rey.398

Y concreta informaciones sobre su publicación en una carta dirigida al doctor Bartolomé Llorente fechada el 31 de mayo de 1609: Yo acabé aquella historia de las Malucas que por orden del Rey a su costa ha salido a luz; con ésta la prestará a Vm. Micer Trillo; ansi guarde Dios a Vm. que hurte un poco de tiempo y lea algo della, que aunque yo holgara más de que esta censura que Vm. hará de todo ello precediera a la impresión, todavía la estimaré para enmendarme en otras cosas. La plancha y estampa del principio es invención mía: contando desde el dibujo, la lámina, papel y impresión está en cien escudos: 55 Rs. Costó el dibujo; 330 el abrir la plancha; a 9 maravedís cada estampa. Imprimí para todos los libros 1000)399

Como ya hemos dicho, esta historia fue encargada por el conde de Lemos porque consideró que ese triunfo naval era el principal éxito de su gestión como Presidente del Consejo de Indias. Fue traducida al inglés, al alemán y al francés.400 Bartolomé no llega al rigor histórico de su hermano y en el «prólogo a los lectores», que escribió Lupercio, lo defiende de las acusaciones hechas por

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n sus contemporáneos con respecto a esta obra, que ya era conocida por haber circulado manuscrita. Un ejemplo más del amor fraternal que se tuvieron. Bartolomé acabó de escribirla en 1608 y entonces obtuvo licencia para irse a su aldea zaragozana de Monzalbarba. La obra se publicó un año después.401

4.2. Vida literaria en la Corte Durante su estancia en Madrid, Bartolomé frecuentó la academia conocida como de los «Imitadores», con el seudónimo de Luis de Escatrón.402 Pero no intervino en las polémicas ni siguió las indicaciones de Lope para que lo hiciese: La nueva juventud gramaticanda, llena de solecismos y quillotro, que del Parnaso mal impuestos potros dice que Apolo en sus borrones anda; por escribir como la patria manda (elementos los unos de los otros) de la suerte se burlan de nosotros que suelen de un católico en Holanda. Vos, que los escribís limpios y tersos en vuestra docta y cándida poesía, de toda peregrina voz diversos, decid (si lo sabéis) ¿qué valentía puede tener, leyendo ajenos versos, copiar de noche y murmurar de día?403

Sin embargo, en algún soneto parece referirse a

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Biografía de los hermanos Argensola Lope, según cierta nota del Ms. 4141 de la BN. Aunque traducido de Marcial, el soneto es muy interesante porque en él refleja que Lope se ha sentido aludido en alguno de los poemas de Bartolomé: No temes tú mis versos, Citaredo; finges temer, para que así propicio el vulgo, entre el clamor de su bullicio, te señale por sabio con el dedo A lo menos sin risa yo no puedo dar tanto a la ambición de tu artificio, que te halle alguna vez en mi juicio aprobado por digno de ese miedo. Para que obren con ley nuestros decoros, sus acciones imiten respetuosas al que nace en las fieras no adquirido. Teman las uñas del león los toros; más pídanle perdón las mariposas si se juzgaren dignas de un bramido.404

No es el único poema en el que encontramos referencias a Lope. También en dos sonetos, uno respuesta del otro. El primero es el que le escribe el conde de Fuentes a Bartolomé sobre un vino cogido en Fuentes, el poema no tiene desperdicio: Brindis, famosas musas excelentes, hágase la razón con el deseo, que, aunque no es de las bodas de Proteo, estos son los cristales de mis fuentes. Yo quisiera con cosas eminentes serviros hoy, pues que también me empleo, mas tenéisme enojado, cuando veo

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n que ingrata sois al monstruo de las gentes. Si agradecidas fuisteis a Belardo [se refiere a Lope de Vega] Pastor que en Manzanares se remoza, Que ya, cual cisne, canta que fenece, ¿por qué no coronáis al gran Leonardo, al hijo de la augusta Zaragoza, con el laurel insigne que merece?405

Y menos desperdicio tiene todavía la respuesta de Bartolomé, de la que se desprende su carácter jocoso y socarrón, sobre todo en los versos finales, cuando se refiere a su hermano Lupercio. No es de extrañar que los demás poetas temiesen sus puyas: Señor, estos licores excelentes, pues que saciaron bien nuestro deseo y mejor le transforman que Proteo, del néctar son que manan vuestras fuentes. Y así de cantimploras eminentes haremos a Belardo un dulce empleo, que ninguno en el mundo el gran trofeo merece de ser monstruo entre las gentes. Aquel Fénix de España, aquel Belardo, es el que siempre, y con razón, le goza, en quien no disminuye ni fenece. No hagáis, pues, caso alguno de Leonardo, que ni en un arrabal de Zaragoza, por gordo y por poltrón vivir merece.406

Dentro de la vida literaria de la Corte, ya he señalado que Bartolomé escribió poemas referidos a algún acontecimiento excepcional, como el nacimiento, boda o muerte del rey, u otros personajes. Son los llamados poemas de circunstancias. De entre ellos

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Biografía de los hermanos Argensola destaca por su calidad: la elegía que le dedicó en 1610 a la muerte de don Fernando de Castro, hermano del conde de Lemos. Hay fragmentos verdaderamente excepcionales: El mármol, que soberbio en su escultura, a los quietos huesos de tu hermano ofreció venerable sepultura, ¿quién sabe si también fue cuerpo humano en otro siglo y lo pasó la muerte por su alterable variedad temprano? El sujeto más sólido y más fuerte entre la fuga de los tiempos medra cuando en sorda materia se convierte. Y otros verán cómo tenaz la yedra lamiendo ofenderá los tersos lados al epitafio de la ilustre piedra. 407

También es un de una delicadeza extrema el que dedico a la muerte de parto, el 3 de octubre de 1611, de Margarita de Austria, esposa del Rey Felipe III: Con feliz parto puso al heredero séptimo en los confines de la vida la gran consorte del monarca ibero; mas del vigor fecundo reprimida, cedió a la ley del término absoluto, bien que a maduros años prometida; como del peso de su mismo fruto tal vez se quiebra alguna fértil rama, si al otoño da pródiga el tributo. Lloremos, pues, o musas, que la fama de trágico ciprés ciñe la frente, y a funerales lágrimas nos llama.408

Bartolomé también cultivó la poesía amorosa,

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n aunque parece que no de forma sincera. Los nombres de Cintia, Laura, Filis, Cloris y otras no corresponden con amores verdaderos. Sin embargo, si se lee con detenimiento el dedicado a doña Catalina Solís (personaje desconocido), respuesta a otro que ella le había escrito a Bartolomé, parece que ambos albergaban en el pecho un sentimiento amoroso. El motivo del poema es la marcha de Catalina Solis desde Salamanca a su aldea:409 Mientras gozamos con igual contento, señor Rector, los días ya perdidos, en el gusto los ojos detenidos, no descubrían lo que agora siento. En esta soledad mi pensamiento de espacio os mira, libres los sentidos desta fuerza secreta, que, rendidos, os da mil pechos; ved el fundamento. Mi fe os alabe con silencio cuerdo. Si todo el mundo tanto amor os tiene, grande es la causa de tan grande efecto. No penséis que os conozco porque os pierdo: que alguna vez para juzgar conviene apartar de los ojos el objeto. 410

La contestación de Bartolomé tampoco parece responder a un mero juego poético, sino que de sus versos puede desprenderse una verdadera pasión amorosa: O sol, que dejas con mortal contento los ojos de las águilas perdidos, del resplandor suave detenidos, hasta sentir la fuerza que ya siento; vencido te presenta el pensamiento

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Biografía de los hermanos Argensola no sólo lo inferior de los sentidos, pues también los demás te trae rendidos, que tienen en el alma el fundamento. Que aunque no juzgo yo por poco cuerdo, o sol divino, al que por gloria tiene morir a manos de tan grande efecto, en huir de tus rayos no la pierdo, si a la fe y a su mérito conviene ignorar las grandezas de su objeto.411

Y en una epístola que le escribe al Príncipe Esquilache no deja claro si estuvo enamorado, porque, en todo caso, con el único que debe rendir cuentas es con Dios: “Dirásme luego: “Tú no los alcanzas / porque nunca estuviste enamorado, / ni sujeto a accidentes y mudanzas”./ Sea como ello fuere; de mi estado / yo daré cuenta a Dios; basta que agora / yo no alcanzo su estilo levantado”. (67-72) Estuviera enamorado o no, los poemas amoroso de Bartolomé están llenos de delicadeza y sensualidad, como el que comienza: ¿Quién me dará jazmines y violetas para ceñir a un vencedor las sienes, que convirtió en halagos los desdenes, donde Amor despuntó tantas saetas?

Bartolomé puede escribir con tanta delicadeza porque tiene unas ideas muy claras sobre el valor y la importancia de la poesía. Así lo explica en dos epístolas, una dirigida a Fernando de Soria (aparece el Cancionero de 1628),412 al que le recomienda, con unos versos preciosos, que cuando los demás se estén rindiendo “al juego de los sentidos”, “tú, retirado en las nocturnas horas, / escribe a vigilante lamparilla, /

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n o en la estudiosa luz de las auroras, / contra el rapaz que la razón humilla, / remedios nuevos, con primor juntando / en los versos deleite y maravilla.”413 También trata sobre los estilos, la observancia de las reglas, la imitación de los clásicos y la fuerza del consonante. En la segunda, dedicada a un estudiante, trata sobre de los géneros literarios, sobre la necesidad de retocar y volver sobre los poemas. Me interesa destacar estos versos sobre la idea que transmite Bartolomé. Cada uno debe dedicarse a lo que su naturaleza le inclina, y le aconseja que abandone sus estudios jurídicos por la poesía: “En ti sabrás cuán raro beneficio / para nuestra república sería / el topar cada ingenio con su oficio”. 414

Además, considera a la poesía por encima de las demás ciencias: “Noble has nacido, y manantial tu hacienda / te fertiliza, sin que la fortuna, / o tu olvido, la agote o la suspenda. / Huye esa profesión que te importuna, / y sigue el nobilísimo misterio / que en sí mismo formó de todas una”.415 Y aconseja que el poeta elija las palabras castellanas antes que “entretejer las lóbregas y ajenas”.416 Sus doctrinas siguen, igual que sus poemas, los postulados de Horacio y de los clásicos. Bartolomé siempre fue fiel a su pensamiento en sus obras y en su vida.417 El propio Bartolomé describe su labor como poeta en una carta a Fray Jerónimo de San José: “también remitiré a V.P. algunos versos que, sin quererlo yo, se me han nacido en la mente. No es burla, y digo otra vez que sin quererlo yo, y aun alguna vez durmiendo, los he hallado recién nacidos”.418 A la sátira le dedica una carta dirigida al Conde de Lemos el 13 de julio de 1627: “Del estilo propio

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Biografía de los hermanos Argensola de la Sátira”. Sus ideas son muy avanzadas, porque, aunque subraya que él siempre ha tenido en cuenta los preceptos expuestos por Aristóteles y Horacio, afirma que estos preceptos deben adaptarse a los tiempos. Así, aunque la sátira, en un principio, se consideró un género menor (lo que en la época se llamaba “matracas”), con el tiempo alcanzó mayor prestigio, y “ha cobrado tanta autoridad, que por ser reprensión de costumbres es la poesía que más provecho puede hacer a la república.”419

5. EN ZARAGOZA Y MONZALBARBA (1608-1610) Bartolomé parte para Zaragoza, donde viven todavía su madre y su hermana, en 1608. Y así de alegre se lo hace saber a D. Francisco de Eraso:420 “¡Oh cuán alegre estoy, desde el instante/ que comencé a romper con este oficio, / a mis inclinaciones repugnante”.421 E insiste en su amor a la soledad y lo que le espera en su retiro. Diego de Amburcea, en carta fechada el 21 de agosto de ese año, dice de los hermanos que estaban “muy ricos y acomodados en Zaragoza, su patria”.422 Y el 4 de octubre del mismo 1608, el Consejo de la Cámara envió al Rey la siguiente consulta: Señor. El conde de Lemos por un memorial que ha dado a la Cámara dice que el licenciado Bartolomé

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Leonardo de Argensola, rector de Villahermosa, es aragonés, pero que se ha criado en Castilla la mayor parte de su vida y particularmente desde el año 1581 en Salamanca donde prosiguió y acabó sus estudios, y en esta Corte fue Capellán de la Majestad de la Emperatriz, desde el año 92 hasta el de 603 que murió, y que por estos servicios no se le ha hecho merced alguna, y que su vida y costumbres no son indignos ni su ingenio lo es, antes de su capacidad y del exercicio dél se puede esperar algunos frutos en provecho de los que profesan letras, y suplica a V. M. Sea servido de concederle al dicho Licenciado Bartolomé Leonardo naturaleza para tener y gozar en estos Reynos de Castilla hasta 2.000 ducados [léase 200] de renta eclesiástica, pues es tan propio de V. M. animar y premiar los subjetos útiles para su real servicio y de su repúblicas. Y visto en la Cámara lo que el Conde de Lemos suplica y los servicios y partes que representa del dicho Licenciado Bartolomé Leonardo, ha parecido que siendo V. M. servido le podría conceder naturaleza para tener en estos Reynos 300 ducados de renta eclesiástica viviendo y residiendo en ellos. De Madrid 4 de Octubre de 1608 423

A continuación se dice que: En 10 de noviembre de dicho año respondió S. M.: <<Está bien.>> (Rúbrica).424 Sin embargo, Bartolomé no aceptó, como se desprende de unos versos de la epístola “¿Esos consejos das, Euterpe mía?”: Pero pongamos caso que me pida el sí Fortuna, que le pide a pocos, y con rentas y cargos me convida; y que con una mitra me hacen cocos, y coronan mi frente (aquesta frente,

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Biografía de los hermanos Argensola vaso de muchos pensamientos locos). ¿tendré por caso el ánimo obediente a la razón? ¿Desterraré la harpía, y con ella también la sed ardiente?

Como él cree que no, prefiere quedarse en su retiro y en su soledad.425 Ese gusto por la vida retirada está presente en muchos de sus poemas, como en este soneto moral: Ya Mercurio, no es bien que yo te siga con ansia en la mitad del curso humano, cuando tan fiel tu premiadora mano de afán y de ambición se desobliga. Próvida para sí la breve hormiga allá en sus troxes muerde el rubio grano, porque no arraigue y suba a honrarse ufano del fértil colmo en la segunda espiga. No crezca tu favor; basta que dure; que por ninguno de los trances varios De ambas fortunas irritarme pienso. No anhelo minas ni codicio erarios, sino una alegre mies y un firme censo que estos últimos ocios me asegure.426

No obstante, las circunstancias hicieron que sólo pasara un poco más de un año en su retiro zaragozano. Pues, en el mismo año de 1608, al ser nombrado don Pedro de Castro, Virrey de Nápoles, ofreció la secretaría a su hermano Lupercio y otro puesto a Bartolomé. Este noble era descendiente primogénito de una de las cinco primeras familias de Castilla, y aumentó su influencia al emparentar con el duque de Lerma. Su amistad con Bartolomé pudo nacer en Salamanca, cuando los dos

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n se encontraban estudiando allí. Ésta se afianzó con la llegada a la Corte de Bartolomé, y fue el conde, como ya hemos visto, quien le impidió que en 1603, al morir la emperatriz María, se retirase a Zaragoza.

6.- AL SERVICIO DEL CONDE DE LEMOS. NÁPOLES (1610-1616) Ya he explicado la tardanza en partir hacia Nápoles del Conde de Lemos. Tal era la situación que, con el gracejo al que nos tiene acostumbrados Bartolomé, el 17 de septiembre escribe a su amigo el canónigo Bartolomé Llorente: “Mi hermano está en Galicia. Vendrá presto, y con su venida acabaremos de saber si esta ida a Nápoles es hijo o hija.”427 Bartolomé le dedicó un poema a don Pedro, virrey de Nápoles: “Celebra el gobierno del Conde de Lemos, adonde pasó desde la presidencia de las Indias, y a esto aluden las palabras Deberán los dos mundos”: Calle sus triunfos la romana historia, Castro, pues con pacíficas acciones su político estado lo compones, sin que el furor preceda a la victoria. Instrumentos fatales de su gloria son Castros, como en África Cipiones; mas ceden a tu paz sus escuadrones, y a nuestras esperanzas su memoria. Que cuando de la toga te desnudes,

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Biografía de los hermanos Argensola librarás el sepulcro, en que la vida su inmenso amor a los mortales muestra. Serás después común tiranicida; deberán los dos mundos a tu diestra la gran restitución de las virtudes.428

Y también a su esposa, Doña Catalina de la Cerda, virreina de Nápoles, que ofreció una gran limosna para la fábrica de la Capilla de San Genaro, obispo y mártir, patrón de aquella ciudad. Su sangre se conserva, en unas garrafillas, seca, pero siempre que la ponen a vista de la cabeza del mismo santo se licua, como recién salida de las venas. A este milagro aluden las palabras cuya fiel sangre revive: Hoy, real señora, hasta la impirea esfera sube en las alas de tu afecto el oro, con tal fe, que al del místico tesoro que en Belén se ofreció, emular pudiera; fe a cuyo aplauso en la región primera las angélicas mentes forman coro, para anunciar con júbilo sonoro la sucesión que el orbe de ti espera. El mártir, cuya fiel sangre revive, infunda, pues le invocas, el aliento, que inspira en su prodigio, en tu esperanza. Que ya naturaleza, al dulce intento de compensar con frutos su tardanza, los términos geniales apercibe.429

6.1. La vida en Nápoles En Nápoles, Bartolomé ocupó el cargo de

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n “Secretario de su Excelencia” con sueldo de mil ducados anuales.430 No firmó muchos despachos, pero sí hay muchos billetes dirigidos a él. Por ello se sabe que era secretario de «cartas latinas». Redactaba las cartas que Lemos dirigía al Rey; entre 1613 y 1614 organizó y catalogó las cartas y cédulas reales que estaban dispersas por distintos escritorios, y también tenía a su cargo las de recomendación en materia de gobiernos. Despachaba patentes de privilegio, cartas y papeles relacionados con dimisiones y licencias. Pero además, como conocía el derecho civil y canónico, también servía de consejero en lo eclesiástico.431 La vida en esa ciudad, más avanzada que cualquiera de España, le inspiró algunos poemas, como el que dedica a un reloj que poseía el conde de Lemos en Nápoles, y que consistía en un globo sustentado por Atlante: O tú, en cuya cerviz la fuerza estriba, en que alternan los orbes celestiales al tiempo la victoria fugitiva, y con ruedas de próvidos metales le diriges apriesa lenta el vuelo, para que guarde términos iguales; precioso emblema y místico modelo,

Ese reloj es un emblema para Bartolomé del gobierno de propio conde de Lemos en Nápoles, y lo explica a continuación: que Atlante con razón llamarte puedes, como este globo emulación del cielo,

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Biografía de los hermanos Argensola aunque, a pesar de Siracusa, excedes en la felicidad de la osadia a los volubles vidrios de Arquímedes, no fundes tu alabanza en su armonía, ni en la escultura insigne del semblante, que a los buriles griegos desafía; sino en cuanto te forman semejante al héroe que ejercita el grande oficio que se atribuye al fabuloso Atlante; porque si dan su celo y su juicio, como causas fatales y primeras, a la virtud intrépido ejercicio, ¿qué serán sus cuidados, sino esferas que en hombros del espíritu robusto influyen providentes y ligeras? Imperio influyen tan benigno y justo que, con la antigüedad bien conferido queda si opinión la paz de Augusto. Aquí, ahuyentando el ocio y el olvido, suena por estas ruedas animadas el tiempo en horas justo dividido. Y en tal fe con la paz confederadas se reportan las bélicas acciones, que sirven a las leyes las espadas.

Para después nombrar directamente al conde: Tú, magnánimo Castro, las compones a ejemplo de ti mismo, por ti vemos que se precian de amar sus proporciones. Y a la que en ti reduce los extremos mansedumbre y rigor, a unión fraterna, el público descanso agradecemos; porque obrando a más luz la fuerza interna, que imprimió en tus afectos compostura, el comercio político gobierna. Y la naturaleza lo asegura con las súbitas mieses, que le ofrece

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n sin labor de ambiciosa agricultura. Pues la constelación que nos parece que a nuestras esperanzas mueve guerra, depuesto su furor, las obedece. ¿Qué suerte es ésta, qué deidad se encierra en tu valor, que impide la venganza, de los astros, tal vez, contra la tierra? Sienten los altos círculos mudanza, y a tu honor los soberbios elementos en su obediencia buscan alabanza. Tú desarmas los rígidos portentos, por ti recibe el aire resplandores, y pacífico el soplo de los vientos. Retrocede por ti a las superiores nubes de agua, y de los turbios vasos desciende a dar origen a las flores. Y el año, si recelo de los casos que nacen de impresión inobediente, vuelve asimismo por sus mismos pasos. Es necesario, al fin, que se sustente esta del bien común fábrica inmensa como en su esencia, en tu cerviz valiente; pues con razón, librada su defensa en esos felicísimos cuidados, prevalecer en fuerza dellos piensa contra las amenazas de los hados. 432

Fue Nápoles un gran estímulo para Bartolomé. El poeta vivió un tiempo en un barrio llamado, Posíllipo, que todavía existe y que se halla en la bahía de dicha ciudad.433

6.2. La Academia de los Ociosos

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Biografía de los hermanos Argensola En Nápoles Bartolomé asistió a la Academia de los Ociosos, de la que hemos tratado al hablar de Lupercio. Allí volvió a dar muestras de su carácter afable y dicharachero, e hizo reír a todos con su gordura, vestido de Proserpina, en una comedia de repente, es decir, representación que se improvisaba y que en italiano se denomina “commedia al improvviso.” Diego Duque de Estrada, testigo de excepción, explica que en una de las sesiones se escenificó una comedia de repente ante los virreyes de Nápoles, El hundimiento de Eurídice cuando Orfeo, su marido, príncipe de la música, quebrantó las puertas del infierno, con la dulzura de su lira y la sacó del poder de Plutón, como finge Ovidio en sus Metamorfoscos: Hacía de Orfeo el capitán Anaya, un hombre de muy buen ingenio y ridiculoso, tocando por cítara unas parrillas aforradas de pergamino que formaban unas desconformes voces; de Eurídice hacía el Capitán Espejo, cuyos bigotes no sólo lo eran, pero bigoteras, pues los ligaba a las orejas. El Rector de Villahermosa, hombre graciosísimo, viejo y sin dientes, a Proserpina; el Secretario Antonio de Laredo a Plutón y yo al embajador… de Orfeo… Empezóse la comedia y asistían Virrey y Virreina con muchas damas encubiertas permitiéndose, como era de repente si se decía alguna palabra sucia o no muy honesta, si lo había menester el consonante del verso. Salió el Rector, que como clérigo andaba rapado, vestido de dueña, y habiendo en esto entrado una dueña muy gorda, como era de noche, pensando que era ella, fue tal la risa, que apenas si podía empezar la comedia, la cual empezó el Rector diciendo: –Proserpina: Yo soy la Proserpina, ésta es la morada del rabioso perro cancerbero, que me quiere morder por el trasero. –Plutón: Bien hay en que morder, no importa

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n nada. Y a este tono se fueron siguiendo disparates tan graciosos, que aun los que los representaban no lo podían hacer de risa. 434

Perece ser que todo estuvo a punto de acabar en tragedia, ya que al bajar Plutón de su trono, un armario cayó sobre sus compañeros, de manera que casi todos salieron lastimados y tuvo que cesar la fiesta.

6.3. Su dedicación a la historia. Tras la muerte de Leonardo, quedó vacante el puesto de Cronista del Reino de Aragón. Bartolomé escribió el 6 de marzo de 1613 a los Diputados del Reino de Aragón ofreciéndose para ocupar ese cargo,435 y doce días después el conde de Lemos dirigió una carta a los diputados de Zaragoza recomendando a Bartolomé para Cronista del reino. Sin embargo, los diputados respondieron que antes de saber el deseo del conde habían elegido a otro, el canónigo Bartolomé Llorente.436 Bartolomé siguió al servicio del conde. Aunque deseaba abandonar Nápoles, se lo impedían sus obligaciones con el virrey y su deseo de ayudar al hijo de Lupercio, don Gabriel Leonardo de Albión. Ya en enero de 1615, en una carta dirigida a una persona cuyo nombre no se indica, explica que ha solicitado el puesto de cronista a los diputados de Aragón pero estos no resuelven sobre el caso, Bartolomé se queja: “por ventura la dilatan por algunos fines, a su parecer más favorables al Reino; pero si conceden que yo le

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Biografía de los hermanos Argensola puedo servir menos mal que otros, ¿Qué inconveniente hallan en elegirme con obligación de acudir a él dentro de un término proporcionado y no cumpliendo lo que no haya nada hecho?”.437 A continuación, parece que contesta a una duda que le planteó su interlocutor con relación a los incidentes acaecidos en Aragón en los años 1591-1592: Papafueros llamaron en Flandes a los soldados del tercio viejo que pasaron allá, en aquellos desdichados tiempos de la entrada de Don Alonso de Vargas, y desde entonces, a opinión casi común, no ha quedado en Aragón fe ni leyes favorables.438

Y espera volver a Zaragoza en mayo: “y uno de los más desiertos barrios de Zaragoza será mi escondrijo. Y yo atento a vivir algo para mí, pasaré las horas en silencio.”439 En mayo de 1615 se sabía que iba a quedar vacante una canonjía en la iglesia Metropolitana (la Seo), y don Francisco de Castro, hermano del conde de Lemos y embajador de España en la Santa Sede, actuó para que Bartolomé le fuese presentado al Papa. De esta forma, el poeta realizaba su sueño de conocer Roma, expresado en 1608, cuando todavía estaba en España: Curioso me verías inquiriendo donde fue el primer muro y el Pomerio, que al Aventino monte va excediendo; en cuál foro se dio al odioso imperio viendo a Lucrecia muerta) la sentencia,

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n por consejo de Bruto y de Valerio; donde hizo el buen Camilo resistencia al senado inconstante, y en qué parte cedió Papirio a la común violencia. Los circos, los teatros, donde Marte tantos émulos vio como varones, para cuya alabanza es muda el arte; y adonde yacen de los Cipiones las venerables casas (hoy ruinas), templos de tantos bélicos blasones… Pedazos de arquitrabes y de frescos Andaría notando, que la gloria Han sido ya de bélicos sucesos.440

El día 3, Bartolomé se embarcó en Nápoles en las galeras de Sicilia, y se le recibió con grandes honores en el río Tíber. Allí se le dio la maluca de la capitana para que siguiera en ella hasta Roma. Al anochecer se suspendió el viaje a dos millas de la ciudad, y el embajador fue en carroza a saludarlo: Llegaron a la casina, y dijo uno de ellos: –Sea Vm. muy bien venido. Dios se lo pague, que si llegase un día antes era Canónigo de Zaragoza.– Pues qué, ¿ya no lo es? Añadió el Secretario del embajador. El Rector de Villahermosa estuvo un poco suspenso, porque no sabía nada, y dijo:–¡Canónigo soy! ¿es posible? Salió a esto su íntimo amigo Fernando de Soria, y dijo con mucho donaire: –Bueno, bueno; por vida mía, bravamente ha tragado la gazpa. Replicó entonces Bartolomé: –Señores, díganme Vs. Ms. A quién he de creer. Y en oyendo esto, le abrazaron todos y le dieron la enhorabuena y le leyeron un epitafio que el Embajador había hecho, dando ocasión su tardanza, y decía así: Siste el grado caminante, porque derrienga esta losa

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Biografía de los hermanos Argensola al Rector de Villahermosa, ancho de tripa y semblante. De Zaragoza un instante fue canónigo, y más fuera si caminara en litera; mas del agua se fió, y el Tiber le zambulló por dar nombre a su ribera.

Pero todavía no era canónigo, pues el que ocupaba la plaza no había muerto. Cuando se aclaró el misterio, el Rector respondió con una décima, que “desde entonces se viene citando como ejemplo de sal española”:441 No repares, caminante, en lo que dice esta losa, que el Rector de Villahermosa navega el Tíber adelante. Dale tú que la vacante le salga tan verdadera como él andará en litera; mas pienso que no vacó, que no muera nadie, no, cuando conviene que muera.442

Bartolomé estuvo en Roma nueve días, aunque quisieron que se quedase allí y se encargarse de la correspondencia de la Embajada después de haber logrado licencia pontificia para gozar de la canonjía in absentia. El día 9 lo recibió el Papa en Frascati: [El Papa] lo recibió benignamente. Dijo el Conde de Castro:«santísimo Padre, he aquí la persona a quien

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Vuestra Sntidad le ha hecho merced de un canonicato de la iglesia Metropolitana de Zaragoza», y entonces el Doctor Bartolomé Leonardo, postrándose de rodillas, le besó el pie. Su Beatitud respondió estas palabras, que lo del canonicato «non è niente per quello che V.s. merita, che io sto informato benissimo di sua qualittà e ingegno et non mancarano ocasioni in che poterlo impiegare meglio assai».

Tres días después, dijo misa en la Capilla de la Virgen del Santuario de Loreto.443 En Roma conoció a Galileo Galilei. Éste había intentado en varias ocasiones ceder al gobierno español (mediante recompensa) sus Pianeti Medicei para determinar la longitud geográfica en el mar. El científico le escribió a Curzio Picchera, secretario del Gran Duque de Toscana: Si trova quì il Rector di Villahermosa, Secretario dell’ Eccmo. Conte di Lemos, di ordine del quale mi è venuto a travare; e tra le altre cosa haviamo trttato della mia invenzione della longitudine. Fra sei giorni torna a Napoli, e di lì passa subito in Spagna, onde mi penso che bisognerà rattacar quel filo che già fu promosso, di consenso col S.G.D., pure in questa materia: ma non moverò niente senza nuevo assenso di S. A., ne senza il consiglio di V. S., come meglio dirò a bocca…444

Estas conversaciones se desarrollaron en casa del cardenal Gaspar Borja. El 16 de mayo, cuando ya había vuelto a Nápoles Bartolomé, Galileo le dirigió una carta agradeciéndole las atenciones que había tenido con él. El 31 del mismo mes le responde Bartolomé en italiano indicándole que había tratado el asunto

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Biografía de los hermanos Argensola con el conde de Lemos y con el conde de Castro: “acciochè, arrivando noi a Madrid, possa il negozio tirarsi avanti”.445 Sin embargo, las conversaciones no tuvieron éxito. La noticia de su canonjía llegó a Zaragoza el día 25 de junio, o acaso un poco antes. Sin embargo, las cosas iban despacio, aunque ya el 17 de marzo de 1616: “Don Bartolomé Leonardo de Argensola, natural de Barbastro, Rector de Villahermosa y Cronista del Rey y del Reino de Aragón, tomó posesión a 17 de Marzo de 1616. Provisto por su Santidad”.446 Ya era, pues, Cronista del Reino de Aragón. El Doctor Bartolomé Llorente había fallecido catorce meses después de haber sido nombrado, pero los Diputados tenían dos candidatos y no se ponían de acuerdo para nombrar sucesor. El otro candidato era el doctor Vicencio Blasco de Lanuza, canónigo de Jaca. En junio de 1615 ya habían sido elegidos Diputados que se reunieron ese mismo mes, el 23 y eligieron a Bartolomé: A 23 días del mes de Junio y año 1615, en Zaragoza y en la sala baja de la Diputación, los ilustrísimos y muy ilustres S.S. el Ldo. Ximeno Sanz canónigo del sepulcro de Calatayud, Don Gaspar Calcerán de Castro y Pinós conde de Guimerá, vizconde de Ebol, D. Juan Torrelles y Bardaxí, Don Godofre de Bardaxí, Don Miguel Gmo Sánchez de Cutanda diputados del presente Reino y Gmo. Mipanas Notario Extracto de la Diputación y los testigos abajo nombrados, dijeron: que atendido y considerado que el Oficio de Cronista del presente reino vaca por muerte de Doctor Lorente, Prior y canónigo que fue de la Iglesia de N.S. del Pilar de la ciudad de Zaragoza, último poseedor, y que confiando de la bondad, legalidad, partes, suficiencia y habilidad del

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Ldo. Bartolomé Leonardo de Argensola cronista de su Magestad en las Indias. Por tanto todos conformes en las mejores vías, modo, &, dijeron que nombraban, como de hecho nombraron, al Ldo. Bartolomé Leonardo de Argensola para que ejecute y haga dicho ministerio en la forma que los demás lo han hecho y acostumbrado.447

El sueldo era de 4.000 sueldos jaqueses anuales. Debía aceptar el cargo en cuatro meses e instalarse en Zaragoza en seis. El 6 de agosto de 1615, Bartolomé compareció en Nápoles ante el notario Orazio de Magistris para redactar una carta de poder que autorizaba a su cuñado Dr. Jusepe Trillo y a su amigo Martín Lamberto Iñiguez para que tomasen posesión en su nombre.448 Al día siguiente, escribió a los diputados aceptando el cargo y agradeciendo su nombramiento como cronista de Aragón: La merced que V.S.I. me ha hecho del oficio de Cronista de ese reino, estimo y acepto con el hacimiento de gracias que es justo. Pondero la conformidad de los votos y las otras circunstancias de la elección, por el contento que recibo en medir mis obligaciones con ella. Su Santidad ha sido servido de darme un canonicato en esa Iglesia metropolitana, por lo cual, y agora por el oficio de historiador, he de acudir a Zaragoza con toda brevedad guiado de esas dos cadenas, aunque yo sé que en ellas el peso no ha de ser mayor que el gusto. Suplico a V. S. I. que entre tanto que dispongo el viaje me conserve en su gracia, que yo procuraré merecerla…449

Tuvo que pedir una prórroga para ocupar su puesto en Zaragoza, que se le concedió el 31 de enero de 1616. Bartolomé deseaba volver a España en

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Biografía de los hermanos Argensola primavera, y el día 24 de junio ya estaba de camino para España con el conde de Lemos.450

7. VUELTA A ESPAÑA. ENTRE ZARAGOZA Y LA CORTE (16161631) Ya en Zaragoza, y reafirmando su negativa a volver a Madrid, recordaba con nostalgia la ciudad de Nápoles: Fuera yo sin tardanza y sin contienda a vivir donde el campo Leporino ensalza aquella fábrica estupenda, para cuya lisonja en el vecino ámbito forma un lago el mar Tirreno, junta al antes ostrífero Lucrino; y dando espejo a todo el sitio ameno, en deliciosos márgenes se encierra, desde Estabia al sepulcro de Miseno. Volviera a ver la generosa tierra que a las doctas Pyërides ayuda hasta en los mismos trances de la guerra… Mas, ¿dónde me llevó, a pesar del arte, tu nombre, o gran ciudad, gloria de Hesperia, y el invencible amor de de celebrarte?451

7.1. Cronista del Reino de Aragón y Cronista de los Reinos de la Corona de Aragón Su nombramiento como Cronista del Reino

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n satisfizo un deseo que ya tenía desde joven. Como se recordará, redactó para los diputados su Discurso historial sobre las cualidades de que ha de tener un perfecto cronista. Su interés era el de redactar una obra sobre los acontecimientos de 1591-1592 que tan trascendentes fueron para el Reino de Aragón, habida cuenta de que la escrita por su hermano no había sido publicada. Y también deseaba continuar con los Anales de la Corona de Aragón de Jerónimo Zurita. En 1618 fue nombrado Cronista de su Majestad para los Reinos de la Corona de Aragón, cargo que había detentado con anterioridad su hermano. Es decir, es el cargo de Cronista Real, con un sueldo de 400 ducados anuales. Entonces hizo alguna breve escapada a Madrid, y allí recibió una carta del cabildo de La Seo: Este Cabildo ha nombrado al señor Doctor Don Antonio Xabierre... para que juntamente con Vm. Visiten de parte nuestra al señor Inquisidor General y den la enhorabuena de la merced que Su Majestad le ha hecho. Vm. Será servido en compañía de su merced hacer esta embajada con el cumplimiento que se debe y lo confiamos, que para ello lleva carta nuestra que en creencia de vuestras mercedes le escribimos. Guarde Dios a Vm. Etc. A 3 de febrero de 1619.452

También se encargó, aunque con poco éxito, de tratar de los pagos que se han de hazer a Su Majestad: “Por sus cartas nos significa Vm. El poco fruto que se puede hacer en nuestro negocio estando absente de esa Corte el Rey nuestro señor”. Pero además se desprende la necesidad que tenía Bartolomé de continuar en su

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Biografía de los hermanos Argensola retiro zaragozano “y también el deseo que Vm. tiene de dar una vuelta por acá y gozar del regalo de su casa”, y “así... nos parece muy justo procurar que no padezca Vm. tanto tiempo las incomodidades de ahí, especialmente apretándole su indisposición, que para recobrar será bien se recoja Vm. un poco y tomar aliento para con más fuerzas trabajar en el negocio que ahora se suspende...”453 Escribe el 20 de abril de 1619 desde Madrid a los Diputados de Aragón y se queja de que no le manden “las cosas pertenecientes a la historia” que dejó en cinco Registros y sólo se llevó uno consigo. Explica, además, cómo va su obra para acabar afirmando que “y para que vea usted V.S. que no los negocios de mi iglesia me estorban el curso de la escritura, envío los dos cuadernos que serán con ésta; y de la misma manera enviara los demás si estuvieran llenos, aunque presto lo estarán.”454 El 25 de junio vuelve a Zaragoza y se le encargan los negocios de La Seo en Madrid a su sobrino, Gabriel Leonardo de Albión.455 A pesar de que su estado de salud no era bueno, seguía realizando su trabajo como Cronista. Y en 1621 le piden que suspenda su historia de Carlos V para que se dedique a escribir sobre los acontecimientos de 1591-1592. La labor era harto difícil, si tenemos en cuenta que también era Cronista Real. Desde el principio, su trabajo estuvo rodeado de dificultades, pues los documentos que debía consultar habían sido destruidos o habían desaparecido. En ocasiones, los propios diputados no permitían que los consultase su propio Cronista.456 Cuando entregó

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n la Primera Parte de su obra en 1625, no la quisieron aceptar ni autorizar, y continuó con su trabajo en los Anales del reinado de Carlos V.457 Aquélla era sólo una introducción de la historia sobre los hechos que constituían el contenido de la Segunda parte, y el propio Bartolomé señala que se trata de una obra para lectores no familiarizados con las instituciones aragonesas. Se divide en doce capítulos. En el primero trata de los orígenes de la nación aragonesa; de los fueros de Sobrarbe; del privilegio de la Unión; del Justiciazgo, que reemplazó a la Unión; y del Privilegio General. En los demás capítulos trata de las sucesivas etapas de la lucha entre la política real de Felipe II y los privilegios anacrónicos del Reino. Concluye con la relación de las Cortes de Monzón. Los objetivos del autor son dos; por un lado, defender la bondad de las instituciones jurídicas del Reino, y por otro, contar la reciente historia de Aragón, de manera que se entendiese que las revueltas de los años 1591 y 1592 se debieron a circunstancias incontrolables. Su obra pretendía estar bien documentada y así lo intentó solicitando todos los materiales que necesitaba. Pero su actitud “era tan rigurosamente aragonesa, y su posición oficial tan difícil, que su imparcialidad no deja de menoscabarse en numerosas ocasiones”.458

7.2. Qué descansada vida La vida en Zaragoza no fue toda tribulación, pues

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Biografía de los hermanos Argensola allí entró a formar parte de la vida cultural e influyó en los certámenes poéticos y en poetas como Martín Miguel Navarro y fray Jerónimo de San José. A lo largo de toda su vida pretendió llevar una solitaria y retirada, y el lugar donde Bartolomé pudo llevar a cabo su propósito fue una casa que la familia tenía en Monzalbarba, donde también se había retirado algunas veces Lupercio, y él mismo antes de partir para Nápoles. Y esa tranquilidad se describe en algunas de sus epístolas poéticas, como la carta a don Fernando de Borja aunque, Príncipe de Esquilache, virrey de Aragón, le asegura que volvería muy a gusto a Nápoles, y que la vida constante en la aldea no le satisface porque también le gustan las tribulaciones de Zaragoza: No infieras desto que amaré el reposo estrechado a la aldea, huyendo el trato a la vida política forzoso. Amarélo picando el gusto un rato para volverme a la cuidad con gana de jamás retirarme al sitio ingrato; que quien vive en la aldea una semana, o vive un siglo o reducir desea a desesperación la fuerza humana. ¿Quién sufrirá el silencio de la aldea desde que el sol su agreste plebe envía a sudar a los campos la tarea? Queda entonces tan sorda y tan vacía, que ni una voz ni a veces un ruido suena en las horas útiles del día, y si sueltas la lengua a grito herido por ver si hay gente, el eco lo repite y responde en el barrio algún ladrido. La ardiente condición no me permite

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n por ahora que en parte tan ajena de comercio el espíritu ejercite; nuestra ciudad gentil de ingenios llena lo retira, lo ocupa y lo divierte, alternando el alivio con la pena.459

Además, quiere concluir sus trabajos literarios e históricos y repartir sus horas de retiro en Monzalbarba con la vida en Zaragoza: Nuestra ciudad gentil, de ingenios llena, lo retira, lo ocupa y lo divierte, alternando el alivio con la pena..., con lo cual o me excuso o me jubilo, y si mi edad no vuelve atrás, no aguarde que yo avive en la Corte el curso al hilo.460

Y en esa misma carta hace una alabanza de las frutas y verduras de Aragón: Las comidas con fruta comenzamos, que yo le he visto verde, sazonada, y agradecida a los felices ramos; aunque a sus tiempos, lo que más me agrada es el grave melón, a cuyos senos, blanco o rojo, el azúcar se traslada. Y en largos hilos no me incita menos la ociosa madurez que en moscateles de oro cubiertos y de almíbar llenos. 461

Durante esta época, Bartolomé estaba escribiendo un poema heroico sobre Iñigo Arista, primer Rey de Pamplona y héroe principal de la Reconquista

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Biografía de los hermanos Argensola en Navarra y Aragón. Este poema se ha perdido, y en palabras del mejor conocedor de los hermanos Argensola: “de haberse concluido y conservado, sería seguramente un himno a la gloria e independencia de su amada región aragonesa”.462 De esta obra habla en una epístola en tercetos dirigida a Fernando de Soria Galvarro: “Y que mi musa fiel, como española, / a venerar nuestras banderas viene, / donde la religión las enarbola. / Que en los silvosos montes de Pirene,/ en ningún tiempo infieles ni profanos, / las espadas católicas previene / (...) no guardaré el rigor de los preceptos / en muchas partes, sin buscar excusa / ni perdón por justísimos respetos.”463 Bartolomé le comunica que hablará de los héroes, pero que también intercalará alguna historia de amor. También su hermano quiso dedicarse o componer algún poema heroico, pero: “Digo que muchas veces he querido / heroicos escribir, y lo he dejado / por verme paralítico y tullido.”464

7.3. Política española, 1621-1631 Felipe IV nació el 8 de abril de 1605 en Valladolid. Bartolomé dedicó un poema de circunstancias a dicho acontecimiento: “Al nacimiento del Rey nuestro señor, Felipe 3 de Aragón y 4º de Castilla, en Valladolid, Viernes santo, a 8 de abril, al punto que acabaron los maitines en su palacio. Año 1605”: Naces, o infante, en hora no entendida ni sujeta al arbitrio de la suerte,

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n pues (en fe de que a Dios plugo escogerte para que a la Asia libres oprimida) como otra esfera celestial movida, tu augusta madre, por virtud más fuerte, cuando la vida se escondió en la muerte, te pone en los umbrales de la vida. Por tu cetro verá fieles cultores el gran sepulcro, y cobrará su gloria el sacro imperio, ahora profanado. Crece, pues, no te usurpe la victoria tu padre, a sus designios obligado, y tú de generosa envidia llores.465

Sin embargo, las esperanzas puestas en el nuevo monarca se verían defraudadas. Porque, a pesar de haber recibido una educación esmerada, no mostró preocupación por los asuntos públicos. Y al igual que con su padre gobernaron los validos, en el caso de Felipe IV el primero será don Gaspar de Guzmán, conocido como el conde-duque de Olivares. El 31 de marzo de 1621 fue proclamado rey y junto con su valido, o mejor dicho su valido comenzó una política de saneamiento de las costumbres públicas y privadas. En 1623, el nuevo rey juró las Cortes de Castilla, y en 1626 las de Aragón, Cataluña y Valencia. Se celebraron respectivamente en Barbastro, Monzón y Barcelona. El rey mostró en su vida actitudes muy poco nobles, como cuando entró en un convento de monjas, y no hay que pasar por alto la valentía de los dos últimos versos del soneto de Bartolomé: A FELIPE CUARTO, QUE ENTRÓ EN UN CONVENTO DE MONJAS Y LE AYUDÓ EL PATRÓN: Qué mucho que en tus lámparas, o Vesta, la casta luz tus vírgenes desamen,

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Biografía de los hermanos Argensola si en una tiene concubina el flamen, fuego vecino por lo menos tuesta. Y ella hace ostentación de tan honesta, que siempre que ante Séneca la llamen pasará sin temor por el examen de recoger el agua en una cesta. ¿es posible que el cómplice estupendo le admitan sin horror las aras pías que han recibido de él tantas injurias? A Júpiter al fin yo no lo entiendo: Él castiga con rayos niñerías y solapa sacrílegas lujurias.466

7.4. Entregado a su labor de historiador Los Diputados pidieron a Bartolomé que se encargase de publicar una nueva edición de los fueros y observancias del Reino de Aragón. Lo destacado de la publicación es que incluye una Carta dedicatoria y la Prefación de la Obra, ambas sin nombre de autor, pero que sin duda se deben a la pluma de Bartolomé. Contienen una defensa de los fueros y revelan el mismo entusiasmo por los asuntos de Aragón que en sus otras obras. 467 En 1625 envió a los Diputados del Reino un escrito sobre “los motivos que le movieron a aprobar un libro de don Gonzalo de Céspedes, acerca de los sucesos de Zaragoza en los años 1591 y 1592”, que su Majestad había mandado retirar. A la vez estaba embarcado en la publicación de los Anales de Aragón, que estuvo llena de dificultades. Primero, en julio de 1626 una junta especial propuso al brazo eclesiástico

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n de las Cortes reunidas en Zaragoza que el sueldo de Cronista se pagase sólo después de haber presentado a los Diputados “los cuadernos de lo que hubiere escrito y trabajado”, y por mayoría de votos el brazo resolvió quitarle el salario a Bartolomé, pues alegaban que no había trabajado nada como Cronista. Por supuesto que Bartolomé respondió a semejante calumnia en una carta dirigida a los Contadores del Reino, donde explica que a la vuelta de Nápoles “adolecí gravemente, pero luego convaleciendo determinaron los SS. Diputados que prosiguiese los Anales de Zurita.” Y se lamenta de no recibir los documentos que ha necesitado para continuarlos porque “sólo en ellos se contiene la verdad de los negocios graves de Aragón que tienen el primer lugar en nuestra historia.” Señala, además, que en 1621 le pidieron que suspendiese el trabajo en los Anales y que escribiese otro sobre las Alteraciones del año 1591, sobre todo para responder a escritores extranjeros que habían dado una visón sesgada y manipulada de los mismos: “Esta determinación consta por acto certificado por Juan Luis de Abiego notario extracto del mismo año”, y le sucedió lo mismo que le estaba sucediendo ahora con los Anales, es decir, que no le habían enviado los papeles que había solicitado para escribir la obra. Sólo el Sr. Inquisidor Santos le entregó las relaciones que le solicitó, así como el Señor Deán de la Seo, que le proporcionó papeles del Príncipe Ruy Gómez. También obtuvo documentos del proceso de Juan de San Miguel, natural de Armillas, para escribir sobre las revueltas y pleitos de Ribagorza, de Ariza, y de la baronía de Monclús. A dicha tarea lo ayudaron los señores Palafox y los Señores De Ayerbe.

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Biografía de los hermanos Argensola Con todos esos documentos pudo componer la primera parte de su obra. Pero vista ésta por los Diputados, le pidieron que la dejase y que continuase con los Anales. Esta interrupción del trabajo que le pidieron los diputados para dedicarse a otro había supuesto un retraso en la elaboración del primero. Y, pide, en definitiva que declaren, primero “que yo no he faltado, y que el Reino me ha faltado a mí, pues no me ha dado los papeles necesarios, estando obligado a dármelos como yo lo estoy a otorgarle apoca del recibo dellos”; y lo segundo “que tampoco he faltado en escribir lo que escribo, pues a los SS. Diputados toca la elección de los sujetos y materias, y sepa yo si se ha de imprimir por los SS. Diputados nuevos este libro, ya que los SS. Diputados predecesores suyos no pudieron imprimirle, por las ocupaciones que la venida de Su Majestad y de las Cortes. Porque el Rey nuestro señor lo espera y es forzoso darlo luego a la estampa.”468 El 13 de julio de 1627 escribió desde Zaragoza a fray Jerónimo de San José una carta en la que se quejaba de la lentitud en publicar sus Anales: De los Anales estuviera ya impreso un primer libro, si este reino fuera la envidia menos poderosa y la ignorancia menos común. Los diputados pasados y los de hogaño lo desean, el Rey nuestro señor mucho... Aquí está un Dr. Carrillo... que acaba de ser Diputado Y hace libros cada semana, hombre quem tenet scribendi cacoethes, como lo dijo Juvenal: éste lo ha estorbado, y porque hablo por escrito con Vuestra Paternidad se lo digo, que por acá, por guardarme decoro a mí mismo, dejo de darme por entendido: es indignísimo, ignorante; sin embargo, creo que saldrá el primer libro de la primera parte hogaño.469

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n

El 30 de octubre de 1628 vuelve a escribir a Fray Jerónimo de San José y le da noticias del retraso en la publicación de sus Anales. Bartolomé está tan molesto que afirma: “el primer libro, pues, saldrá agora, porque o lo imprimirán los diputados o yo sin ellos, y lo dedicaré a S.M.”470 La publicación la retrasaban los propios diputados “viendo que no se puede acabar de imprimir durante su oficio”.471 Explica que su trabajo se retrasó porque los diputados le habían encomendado escribir sobre las Alteraciones populares de Zaragoza, y cuando examinaron los preliminares le ordenaron que dejase esa labor: “Comencé a escribir las inquietudes de esta ciudad del año 1592, y acabada la primera parte me pidieron los diputados que suspendiese la obra y siguiera la de los Anales (que también la intermisión los atrajo”.472 El 12 de diciembre ya podía decir que “el primer libro de mi historia se comenzará presto a imprimir”,473 pero llegó julio de 1629 y aún no se habían publicado: “De los Anales comenzaré agora a imprimir el primer libro de los cinco que ha de contener cada volumen, siguiendo esto el orden de Jerónimo Zurita”.474 Y vuelve a quejarse del retraso en la publicación: “Maldita la culpa tengo yo de que no esté la obra más adelante; los diputados no me han dado papeles con estar obligados a traérmelos, si fuera menester, de la China.”475 En marzo de 1630 se queja de “los disgustos que le dan los impresores de sus Anales”476 Y el 20 de mayo de ese año ya dice que han sido impresos los cuadernos de sus Anales.477 El 11 de Junio “Del primer

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Biografía de los hermanos Argensola libro de mis Anales está impreso más de la mitad, y cada estafeta lleva a S. M. lo último que se estampa: harto deseo yo que se acabe.”478 El privilegio para los Reinos de la Corona de Aragón es de 22 de mayo de 1630, pero todavía no había conseguido el Privilegio para Castilla y Portugal. El libro se publicó sólo con el de Aragón, y el 9 de abril de 1631 se enviaron ejemplares a Madrid para el Rey, para el príncipe D. Carlos, para el Conde-Duque de Olivares y demás ministros de su Majestad. La obra es una fuente importante para la historia de los primeros años del reinado de Carlos V, sobre todo por la documentación que aporta. Mientras se producían todos estos avatares, seguía dedicándose Bartolomé a su obra poética Muchos fueron los que insistieron en que publicase sus versos. Así Fernando de Ávila le dice: Cuando sostuve en otra edad más firme ciencias prolijas, de su estudio ingrato pudieron estos versos divertirme. Mas para ornarlos no pasé un rato dándoles energía, o reprimiendo el follaje ambicioso del ornato. No moderé a Saturna el estruendo ni añadí consonancias a la Lyra, quitando, y con primor substituyendo;479

En 1630, por mandato de la cuidad, escribió Relación del torneo de a caballo con que la Imperial Zaragoza solemnizó la venida de la Serenísima reina de Hungría y de Bohemia, Infanta de España. Al final de su vida intentó adoctrinar a escritores

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n jóvenes en el arte de escribir, como a don Fernando de Soria Galvarro, 480 que fue ayo de los hijos de un hermano del Príncipe Esquilache, y al capellán de su majestad, el sevillano Fernando de Ávila y Sotomayor.481

8. ENFERMEDAD Y MUERTE Las causas de la muerte de Bartolomé son una incógnita, ya que en el acta de defunción no se dice nada al respecto. En los siglos XVI y XVII no se conocían las causas de las enfermedades ni las consecuencias de los remedios que se aplicaban. Una de las enfermedades habituales era la calentura; la contrajo por ejemplo don Martín de Alagón: “que aunque recién casado no le ha perdonado la enfermedad que anda, que es catarro peligroso que para en dolor de costado.”482 Bartolomé empezó a tener problemas de salud en 1596, pues en una carta de 4 de septiembre de ese año alude a una enfermedad que lo ha tenido postergado, y de la que al parecer se estaba recuperando. El tratamiento recibido era el típico de la época: “había de decir al principio como estoy dos veces sangrado y con una minoratina que valía por purga, de propósito todo por un corrimiento de riñones que me ha hecho a los principios ver el sol a media noche: la calentura se fue ya, a Dios gracias, y voy mejorando, (...)”. Y al final de la carta, explica cómo la está escribiendo: “en la cama sobre una almohada y con flaca cabeza”.483

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Biografía de los hermanos Argensola El 8 de marzo de 1599 continuaba enfermo y en cama “porque estos corrimientos no corren, sino que están en mí muy de asiento”,484 y en una carta posterior, de 14 de marzo, dice que se encuentra mejor de sus indisposiciones.485 Parece ser que los antecedentes familiares hereditarios lo hacían ser “de tipo cerebral y fondo propiamente artrítico, grandemente predispuesto a enfermedades de la nutrición, y de ellas especialmente a la obesidad, gota, reumatismo...”486 En 1616-1617, al volver de Nápoles, estuvo gravemente enfermo: “sufrió un reumatismo poliarticular agudo”, pero de tal intensidad que lo llevó a redactar testamento el 17 de agosto de 1616. Esta enfermedad se trataba con preparados de “quina y quizá de cólchico (intensamente amargos): y le practicaron cinco o seis sangrías. Esta enfermedad o remitió o la curó”. 487 Hacia 1622 la salud de Bartolomé se vuelve a resentir y se queja de la gota a Martín Miguel Navarro, poeta con el que entabló una gran amistad.488 Parece que fue tan estrecha que Bartolomé consintió en que Martín Miguel Navarro preparara en 1624 una edición anotada de los versos de su amigo y con el consentimiento de éste, aunque no se han encontrado dichas anotaciones:489 Esta semana no irá mi respuesta de mi mano, ni en las márgenes de su carta, porque ha cinco días que estoy en la cama... Las Anotaciones a mis Tercetos he comenzado a ver, y las pasaré todas en permitiéndomelo las visitas que estorban mi soledad. Todo lo que he leído es maravilloso, y así me parece. No deje de escribir todo lo que [de] los buenos autores hallare, ya sea...[ilegible],

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n o ya sea robo, que después leyendo mi texto será fácil el darles su lugar.490

Lo mismo sucede en 1625, y así se lo hace saber a Jerónimo de San José: “Fue imposible responder a la carta y mucho menos al soneto, porque luego me asaltaron conjuradas tales enfermedades, que junto con asestar a la vida amenazaron al juicio: sentí no flaqueza, sino tales imaginaciones, que, sin dolerme la cabeza, la sentí perdida. Lo menos que bullía en ella era diversidad de pavores de que me había de quedar muerto”. Los médicos creían que era una enfermedad psicológica, pues le recomendaban “que me divierta, que en la diversión consiste el remedio”, “pero con ello no se libra de que lo sangren y lo purguen: Si con esta receta dejaran de sangrarme setenta veces y purgarme otras tantas, y no me atestaran de píldoras, polvos, atriacas y jarabes, sustinuissem utique; pero en dos años va el asedio a mi salud y la mayor parte dellos he dejado de rezar y de decir misa: claro está que el breve que para estas omisiones he tenido le ha despachado Galeno”.491 Su salud empeoraba, y durante los años 1625 a 1627 se complicó con alguna dolencia nerviosa a la que ya nos hemos referido. Estos trastornos cerebrales y dolores articulares desembocaron en enfermedades más graves: “ del ataque de reumatismo articular agudo que padeció, debió lesionarse el corazón (probable endocarditis); más aquella lesión quedó compensada durante once años. Es frecuente que estos lesionados de corazón vivan –a veces varios años– sin la menor molestia; hasta que la edad avanzada, en este caso la muerte de su gran amigo el Conde de Lemos, las contrariedades que le ocasionó la publicación de los

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Biografía de los hermanos Argensola Anales de Aragón y la agobiadora labor que realizó como consejero de muchos, publicista y cronista del Reino, descompensaron la lesión –es prueba de su reactivación los accesos de reumatismos que padeció desde 1625– y comenzó a presentar síntomas de déficit funcional de algunos órganos –en Bartolomé debió ser el cerebro, aunque momentáneamente– y se instaló el cuadro de insuficiencia de corazón, que rápidamente le llevó a un fatal desenlace.”492 En diciembre de 1628 se queja de un ataque de gota y siete meses después “comienzo agora a convalecer de pesadísimas enfermedades.”493 El 19 de junio de 1629, en una carta dirigida a D. José Pellicer de Tovar,494 le dice: “No desciendo a particularidades, porque esto se habría de hacer en propia mano y tengo agora de mi reflujo la mía tan inútil que apenas podré firmar esta carta”.495 Y el 26 de marzo de 1630 dice que “muy falto estoy de salud, pero muy lleno de ocupaciones”.496 El 20 de mayo: “Duélase V. P. De mí que me he quedado tullido de la gota, flaquísimo de la cabeza y estoy a todas horas enmendando las pruebas de la bendita impresión”. Una carta fechada el 11 de junio acaba con estas palabras: “No puedo pasar de aquí. V. P. Se lastime de mí: tan lejos estoy de pedirle perdón”. No sólo hace referencias a sus enfermedades en sus cartas, sino también en sus sonetos. En uno muestra o explica que tuvo un desmayo: Si un afecto, Señor, puedo ofrecerte al culto de tus ídolos atento, con lágrimas de amor te lo presento: Tú en víctima perfecta lo convierte. Que en este sueño tan intenso, y tan fuerte.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n de tus misericordias instrumento, no imagen imitada es lo siento, sino un breve misterio de la muerte. En quien con ojos superiores miro mi fábrica interior oscurecida; báñela aquella luz, Señor, aquella, que inspira perfecciones a la vida: pues permites que goce sin perderla, experiencias del último suspiro.

También en una carta dirigida a don Rodrigo Pacheco, marqués de Cerralvo, le explica su enfermedad: (…) Mas de la patria el seno, que propicio suele ofrecer salud a los sujetos, niega a mis fiebres su benigno oficio. ¿Cuál sediento engendró versos perfectos? ¿Querrás que cuando el agua se le aparta, cante la sed de Tántalo tercetos? Los tuyos recibí, besé la carta; mas leer tres o cuatro apenas pude, cuanto menos pasar toda la sarta. Y ahora tan maligno humor me acude, que no hay cosa que no me dé mohina como ni medicina que me ayude.

Bartolomé destaca en esta epístola que lo peor no era la enfermedad, sino los remedios que le suministraban los médicos para curarla: Más cruel, más cruel la medicina que la misma dolencia se me muestra (Hipócrates perdone y su doctrina). Jamás vio tan furioso Clitemnestra al hijo, fiero matador de Egisto, como a mí, de una pócima siniestra.

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Biografía de los hermanos Argensola Ni flor medicinal, ni fruto tan visto los orbes nuevo y viejo que faltase a desleírse en mi execrable pisto. Si cinco balas que tragué contase, en que apretó Canidia cinco cargas de drogas frías en primera clase, cada cual tuvo dos arrobas largas; dióles su lustre el fino oro de Tibar, mas no las pudo hacer menos amargas. Intenté restaurarme con almíbar; mas de estúpido al fin, y hecho pedazos, no distinguí el azúcar del acíbar. Cinco o seis veces alargué los brazos, a que los agotase una lanceta, y toleraron de un listón los lazos. Y sin embargo, en la sazón quieta llamo a las nueve hermanas, y no duermo; mas no es mi voz oída o no es aceta, porque aman más sus selvas o su yermo que con el melancólico Saturno entrar al aposento de un enfermo.497

Los remedios que se aplicaban eran fundamentalmente purgas y sangrías, que en vez de beneficiar al enfermo acababan con él. Y lo habitual, como le sucede a Bartolomé, es que sus contemporáneos temiesen a los médicos. Recuérdense los poemas satíricos que les dedica Quevedo, un ejemplo es este epitafio: Yacen de un hombre en esta piedra dura El cuerpo yermo y las cenizas frías: Médico fue, cuchillo de natura, Causa de todas las riquezas mías. Y ahora cierro en honda sepultura Los miembros que rigió por largos días; Y aun con ser Muerte yo, no se la diera,

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Si dél para matarle no aprendiera.498

Y el propio Bartolomé no se queda atrás en la sátira a los médicos, como muestra este soneto: “Tú, a cuyos dedos hoy los pulsos fía La opinión o el error de los mortales, ¿Cómo, nos di, de la piedad te vales, que entre las manos se te vuelve impía? Esas drogas que Arabia nos envía, recetadas por ti son funerales; envidian a tu pluma los puñales, y a tus libros la más fuerte armería.” “¿Cómo? Porque los hados con veneno me mandan asolar, justos, la tierra; y si vuestros antídotos estrago, Aníbal soy, que, para haceros guerra, por los alfanjes que volví a Cartago, me obligan a empuñar los de Galeno.”499

A pesar de estos achaques, sólo percibió que se acercaba su muerte a principios del año 1631, cuando se halló de repente mucho peor y pidió la extremaunción. Murió el 4 de febrero a los sesenta y nueve años de edad. Pidió ser sepultado en La Seo, en la capilla de San Martín. 500 Antes de morir, redactó su testamento, donde mostró el afecto que sentía hacia toda su familia. Signo de ello no son sólo los bienes materiales que les pudo dejar, sino el cariño con que lo hizo, como se muestra en este fragmento del testamento donde explica lo que le deja a la que él llama su hermana, su cuñada doña Mariana de Albión, y a su sobrino Gabriel Leonardo de Albión: “Tomen a sus manos un relogico que tengo

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Biografía de los hermanos Argensola de Milán labrado de cristal y muy curio | so y un librico de oro esmaltado que me dio la dicha Sra. Princesa de Caserta(…).”501 Cuando murió posiblemente residía: “Dentro de las cassas de la propia habitación del q.º el Dor. Bartolomé Leonardo de Argensola Canónigo que fue de la Asseo Iglesia Metropolitana de la Ciudad de Çaragoça y Coronista | del presente Reyno de Aragón, que están sitiadas en la presente ciudad en la Plaça de San Bartolomé Parroquia de la Asseo que confrontan con cassas... y con callizo que sale a la Calle del Sepulcro y dicha plaza en una cuadra del quarto baxo de dichas cassas, (…).” El cadáver de Bartolomé “estaba encima de una tarima revestido con el hábito sacerdotal de decir Misa con el rostro descubierto.”502 Y como pedía en su testamento fue enterrado en la capilla de San Martín de la catedral de La Seo,503 no sin recomendar antes a su sobrino Gabriel Leonardo que recogiese todos sus papeles para evitar la publicación de algunos de ellos: Ruego y encargo mucho al dicho Don Gabriel Leonardo de Albión mi sobrino que luego como yo fuere muerto recoja todos los registros, cartas, cosas y papeles tocantes al oficio en que he servido al Excmo. Sr. Conde de Lemos en el entretanto que ha sido Virrey de Nápoles y que todo ello como sea tan importante lo guarde con mucho cuidado para poder dar razón y cuenta de ello y satisfacción de lo que he servido siempre que conviniere. Y así mismo quiero que el dicho mi sobrino recoja todos los demás papeles que tengo de buenas letras y que yo por mi particular curiosidad y gusto he trabajado los cuales quiero que guarde para si y su entretenimiento sin que se esparza | ni vayan a manos ajenas que en fe de

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n esto no mando que se quemen todos.504

Gabriel publicó los poemas con el título “Rimas de Lupercio y del doctor Bartolomé Leonardo de Argensola” (Zaragoza 1634). Su testamento refleja el carácter de un hombre que ha aceptado la muerte estoicamente, al igual que en sus versos: ¿Tendrás, amigo Julio, a maravilla que sin necesidad uno prefiera peñascos, vientos y tormenta fiera al dulce puerto, a la segura orilla? ¡Qué dirás si su pobre navecilla no es fábrica de hierros y madera, sino de sutil vidrio, i, si la hubiera de materia más frágil y sencilla? Dirás que tan notorio desatino no puede suceder. ¿Por qué no miras En tus designios y esperanza vana? ¡O ingrato al cielo, que al naufragio aspiras!, ¿no ves que es vidrio al ímpetu marino esto que acá llamamos vida humana?505

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Biografía de los hermanos Argensola

CONCLUSIÓN A través de la biografía de Lupercio y Bartolomé se pueden apreciar actitudes vitales y literarias que los separan. Si bien ambos consideraron que su labor poética era de menor trascendencia que el resto de su trabajo, su actitud ante sus obras fue bien distinta. Lupercio llegó a quemar sus composiciones, mientras que Bartolomé, al final de su vida, quiso que se publicasen sus versos con las anotaciones de Martín Miguel Navarro. En estos gestos es donde radica la mayor diferencia entre ambos hermanos, Bartolomé es más poeta. Sus composiciones muestran una mayor sensualidad, delicadeza, y cuando tiene que moralizar, lo hace de una manera más suave y alegre que Lupercio, cuyos poemas se pueden considerar más fríos y graves. Pero también es cierto que hay muchas características comunes. Los dos fueron fervientes admiradores de Horacio, y consideraron mucho más importantes sus estudios históricos y los cargos profesionales que detentaron que su poesía. Fueron hombres integérrimos. Leonardo, recto juez, censor severo, le decía en un soneto el abad de Maluenda: Leonardo, recto juez, censor severo de las costumbres desta edad perdida,

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n feliz un tiempo en solitaria vida de la razón guardaste el noble fuero. Agora adonde mezcla el lisonjero ponzoña entre alabanzas escondida, pagas a la ambición desvanecida pechos indignos del valor primero. Mas ya la libertad desde la cumbre, donde desprecia el mundo y sus mudanzas, favorable a tu voz te mira y llama. Camina, pues, al rayo de su lumbre antes que impidan falsas esperanzas el presto vuelo de tu ingenio y fama.506

Bartolomé se caracterizó a sí mismo en un poema que dedicó a Eraso:507 Yo aborrezco el mentir; un soneto malo ni le alabo a su autor, ni se lo pido, aunque consista en ello mi regalo.508

Entre su vida y su obra observamos una perfecta armonía, porque siempre fueron fieles a sus pensamientos. De manera que tanto una como la otra estuvieron regidas por la pulcritud, la mesura y la elegancia.509

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Biografía de los hermanos Argensola

NOTAS 1 Miguel de Cervantes, La Galatea, Madrid, Clásicos Castellanos, 1968, Vol. II, pp. 219-220. 2 El conde de la Viñaza en Prólogo a las Obras sueltas de Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola, Madrid, 1889, p. XXVI. 3 Otis H. Green, Vida y obras de Lupercio Leonardo de Argensola, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1945, p. 9. Recogido de Real Academia de la Historia, ms. H, 25, fol. 110 y ss. Este ms. Es una colección de papeles titulada De los cronistas de Aragón. 4 Latassa, Bibliotecas antigua y nueva de escritores aragoneses, Zaragoza, 1884, Vol. I, p. 139. 5 Real Academia de la Historia, Ms. H. 24. Elogios de los Cronistas de Aragón, por Juan Francisco Andrés de Ustarroz, cap. XIII. Recogido por Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 9, 1945. 6 Ibid., p. 9, recogido de la Real Academia de la Historia., Ms. H, 25, fol. 110. 7 Véase, Francisco Javier González Echeverría, Miguel Serveto o Miguel de Villanueva, su relación con Navarra y los navarros. www. cfnavarra.es/salud/docencia.investigacion/textos/tema_medicina/1_ miguel_serveto. Que aporta documentos del Archivo Provicial de Zaragoza. 8 Véase también, Alteraciones populares de Zaragoza, año 1591 de Bartolomé Leonardo Argensola, ed., estudio y notas de Gregorio Colás Latorre, Institución <<Fernando el Católico>>, Zaragoza, 1995, p. 7 También Aurora Egido, siguiendo a Inés Ayala Sender, señala el origen converso de los hermanos Argensola, en Aurora Egido, Bosquejo para una historia del teatro en Aragón hasta finales del siglo XVIII, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1987, p. 22. 9 Don Marcelino de Aragón Azlor y Fernández de Córdoba, Duque de Villahermosa, Conde Duque de Luna, Obras, Madrid, 1894. Recogido por Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 9. 10 Ibid., p. 10.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n 11 Pronunció sus últimos votos en el convento de San Agustín, de Zaragoza, el 22 de febrero de 1589. De él hablan las relaciones de la Orden:<<Fue varón ejemplar y docto: en el año de 1598 predicó la Cuaresma en Épila. Poco después se pasó a las Indias, a los reinos del Perú; en el año 1607 en 23 de julio le hicieron Provincial del Nuevo reino de Granada en el Convento de Santa fe>>. véase Padre Gregorio de Santiago, Ensayo de una biblioteca iberoamericana de la Orden de S. Agustín, Vol. I, p. 202. Recogido por Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 10. 12 Conde de la Viñaza, Los Cronistas de Aragón, Madrid, 1904, Ediciones facsímiles de las Cortes de Aragón, Zaragoza, 1986 Los cronistas de Aragón. Apéndice, p. 94. 13 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, pp. 98-99. 14 Ibid., p. 99. 15 Recogido por Otis H. Green. Relación de la fiesta que se ha hecho en el convento de Santo Domingo de la Ciudad de Çaragoça a la Canonización de San Hyacinto (recogida por Jerónimo Martel), Zaragoza, 1595. Cf. P. Salvá y Mallén, Catálogo de la biblioteca de Salvá, Valencia, 1872. Vol. I, num. 284. Ob., cit., 1945, p. 11. Latassa dice de Pedro que era: “Religioso Agustino, hermano de los cronistas de este nombre e hijo de Barbastro. Fue Maestro en la provincia de Aragón, de donde pasó a la de Castilla en 1598. Obtuvo el cargo de Provincial de Indias y murió en Madrid con opinión de gran teólogo y elegante poeta.” Ob., cit., Vol I, p. 139. 16 Lupercio Leonardo de Argensola, Información de los sucesos de Aragón en los años de 1590 y 1591, en que se advierte los yerros de algunos autores, ed. fac. de la de 1808, Edizións de l’Astral, Cuadernos de Cultura Aragonesa, Zaragoza, 1991, p. 139. 17 Véase Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 11. 18 Lupercio y Bartolomé de Argensola, Rimas, edición, prólogo y notas por José Manuel Blecua, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1951. Vol. I, pp. 263-266. 19 M. Mir (ed.), Bartolomé Leonardo de Argensola. Conquista de las islas Malucas, Zaragoza, Imprenta del Hospital Provincial, 1891, p. CXLIV. 20 bid., pp. CXLVII-CXLVIII. 21 Posiblemente estas palabras se deban a Andrés de Ustarroz, Real Academia de la Historia, ms. H, 25, fol. 130.Recogido por Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 96. 22 En J. Ferrer Dueso, La estética literaria de los hermanos Argensola, Barbastro, 1981, pp. 7 y 8. Viñaza señala en la Introducción a las Obras sueltas que nació el 14 de diciembre de 1559 y así consta en el folio 90 vuelto del tomo II del libro de bautizados de la parroquial de

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Biografía de los hermanos Argensola Barbastro, p. X. La fe de bautismo de Lupercio Leonardo de Argensola fue publicada por Mir, ob., cit., p. CXXXVII. 23 J. Aznar Molina, Los Argensola, Artes Gráficas E. Berdejo, Zaragoza, 1939, p. 116. 24 Obras sueltas de Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola, coleccionadas e ilustradas por el Conde de la Viñaza, Madrid, 1889, I, p. 332. 25 La universidad de Huesca fue creada por el Rey Don Pedro el Ceremonioso en 1354. En ella se enseña Teología, Biblia, Cánones, Medicina y Filosofía. Véase Otis H. Green, ob., cit., 1945, pp. 17-24 26 Así lo señala Pellicer: “Su padre… le envió desde luego a la Universidad de Huesca… donde estudió filosofía y leyes. En ella asistía ya el año 1579, como lo da a entender un grave soneto que compuso en sus tiernos años, en alabanza de la Divina y varia poesía del P. Fr. Jaime de Torres, Religioso Mercenario”. Ensayo de una biblioteca de traductores españoles, Madrid, 1778, p. 2, que toma como fuente a Andrés Uztarroz, Elogios de los cronistas de Aragón, Ms. H. 24cap. XIII. La misma noticia se halla en Latassa, ob., cit., p. 139 y Viñaza, Prólogo a Obras sueltas de Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola, 1889, pp. XVIII-XIX. 27 No las recoge ni Viñaza ni Blecua, pero sí Ricardo del Arco, “El poeta Fray Jaime de Torres, maestro de los Argensolas”, Boletín de la Real Academia Española, Tomo XXX, enero-abril, 1950, pp. 375-378. 28 A la Universidad Sertoriana se llega desde la Catedral por la calle de Quinto Sertorio. Es un edificio de planta poligonal, que se convirtió en sede de la Universidad en 1354 y fue transformado en el siglo XVII. De la construcción del siglo XII solo quedan dos salas. El palacio es sede del Museo Arqueológico Provincial. 29 E. Serrano Martín, “La cultura en los siglos XVI y XVII. Academias, imprentas y universidades.” www.dpz.es/ifc/atlash/indice_ epocas/moderna/82.htm. 30 Ottis H. Green considera improbable que cursaran sus estudios en la universidad de Huesca. En los documentos originales que Sanz de Larrea copió no aparecen referencias a los hermanos Argensola. Además, en los Libros de tesorería, en concreto el Libro primero de Tesorería (1572-1583), de la universidad de Huesca no hay ninguna referencia a los hermanos Argensola. Así lo atestigua el Bibliotecario y Archivero de Huesca, Don Ricardo del Arco: “No aparece ninguna mención de los derechos pagados al arca de la Universidad por grados ni de Lupercio ni de Bartolomé, no obstante registrarse todos los grados que se iban confiriendo, tanto de bachiller como de licenciado y doctor”. El periodo fue ampliado por el señor del Arco entre 1616 y 1619 cuando se supone que haría sus estudios de doctorado Bartolomé. Recogido por Green, ob.,

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n cit., 1945 pp. 14-15. 31 La Universidad de Zaragoza su fundó en 1583, gracias a la labor de don Pedro Cerbuna. 32 Véase la página web del Centro de Historia de Zaragoza, http:// cmisapp.ayto-zaragoza.es/chz/index.jps 33 La cultura en los siglos XVI y XVII academias. Imprentas y universidades. E. Serrano Martín. www.dpz.es/ifc/atlash/indice_epocas/ moderna/82.htm. 34 Ensayo de J. A. Pellicer, ob., cit., p. 22. A. Egido, Enciclopedia Temática de Aragón, Vol. VII, p. 161. 35 Otis H. Green, ob., cit., 1945, pp. 22-23. Según este estudioso, Lupercio y Bartolomé “se graduaron de bachilleres en Zaragoza. Bartolomé estudió Derecho canónico en Salamanca, pero cuando el Estudio General de Zaragoza se transformó en Universidad (1583) volvió aquí para graduarse de Licenciado. Al cabo de unos treinta y seis años se doctoró probablemente, en Zaragoza.” Ibid., p. 16. 36 Latassa, ob., cit., Vol. I,, p. 139. 37 Don Martín Abarca de Bolea y Castro, Conde de las Almunias, hijo de don Bernardo perteneció a noble familia aragonesa. Fue menino de doña Ana de Austria, sirviendo después valerosamente a Felipe II en 1595. Lope de Vega lo elogia en el Laurel de Apolo, silva II. J. M. Blecua en Introducción a las Rimas, I, p. 235. 38 Libro de Orlando determinado. Que prosigue la materia de Orlando el Enamorado, dedicado al rey, con composiciones laudatorias en verso de los Argensola, Hurtado de Mendoza y otros vates. Recogido por Ricardo del Arco, “art. cit.,” pp. 381-382. 39 Rimas I, pp. 235-236. 40 Andrés de Ustárroz señala que “el licenciado Martín Miguel Navarro, canónigo de la Santa Iglesia de Taraçona, en el título desta tragedia [Isabela] dice que la escribió Lupercio Leonardo en sus tiernos años, a quien debemos creer por la amistad que tuvo con su hermano Bartolomé Leonardo, y aunque no lo advierte en la primera[Alejandra] también se conoce que la escribió en el mismo tiempo…” Recogido por Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 25. 41 Véase al respecto Otón Arróniz, Teatros y escenarios del Siglo de Oro, Madrid, Gredos, 1977. 42 Aurora Egido, Bosquejo para una historia del teatro en Aragón hasta finales del siglo XVIII, p. 23. 43 Vicente González Hernández, Zaragoza en la vida teatral hispana del siglo XVII, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1986, pp. 1516, y A. Egido, ob., cit., 1987, p. 23. Véase también Amparo Martínez Herranz, Teatro Principal, Ayuntamiento de Zaragoza, Zaragoza, 1999, p. 13.

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Biografía de los hermanos Argensola 44 Publicadas por López de Sedano en el Tomo VI de Parnaso, año 1772. La Isabela fue reimpresa por D. Eugenio de Ochoa en el Tomo I, Tesoro del Teatro Español, París, 1838, en pleno auge del drama histórico. Viñaza en Prólogo a las Obras Sueltas, pp. XII-XIII). 45 Miguel de Cervantes, Obras Dramáticas, Madrid, BAE, VOL. II, p. LXXXIV. 46 Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, Barcelona, Crítica, 1998, Vol. I, pp. 552-553. 47 Tomado de Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 26, y él a su vez de Diversas rimas de Vi/cente Espinel / Beneficiado de las igle/sias de Ronda, con el Arte Poética, y / algunas Odas de Horacio, traducidas / en verso Castellano. Madrid, Luis Sánchez, 1591, fol 45 verso. 48 Carta al Duque de Sessa, publicada en Historia de la literatura y el arte dramático en España, Madrid, 1885-1887, Vol. II, p. 310. Véase Otis H. Green, ob., cit., 1945, pp. 27. 49 www.cervantesvirtual.com/servlet SirveObras /0013161642662 48949199680/index.htm. Lupercio Leonardo de Argensola, Isabela, vv. 59-68. 50 R. Schevill y A. Bonilla en Introducción a su edición de las Comedias y entremeses de Cervantes en Obras Completas de Miguel de Cervantes Saavedra, Madrid, 1920, VOL. VI, pp 23-24. 51 En el Catálogo bibliográfico y biográfico del teatro antiguo español: desde sus orígenes hasta mediados del siglo XVIII, de don Cayetano Alberto de la Barrera y Leirado, señala que hay un manuscrito de Isabela del año 1571 que está en la colección del señor Sancho Rayón. 52 Isabela, Jornada III, vv. 155-169. Son significativas los últimos versos en una clara referencia a Felipe II, que allí instaló la cárcel de la Inquisición, que tanta importancia tuvo en el caso de Antonio Pérez años después. 53 A. Egido siguiendo a Inés Ayala, señala que posiblemente sea una defensa del propio Leonardo por su origen de judío converso. (Véase el capítulo referido a los orígenes y familia de los hermanos Argensola) En concreto en la Alejandra, Lupercio es un capitán leal al rey Coreo y enamorado de la hija de éste. 54 Isabel, Jornada I, esc. ii., vv. 412-421. 55 Isabela, Jornada I, esc. i, vv. 327-331. 56 Isabela, Jornada, II, es. i, vv. 201-209. 57 A. Schack, es el primero que lo señaló en Historia de llla literatura y del arte dramático en España (5 vols), Madrid, 1885-1887, t. III. Recogido por Green, ob., cit., 1945, p. 104. 58 Ver R. Froldi, La <<Alejandra>> de Lupercio Leonardo de Argensola”, en “Por discreto y por amigo”. Mélanges offerts à Jean

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Canavaggio, Christophe Couderc et Benoît Pellistrandi (éd.), Madrid, 2005, pp. 253-260. 59 A. Egido, ob., cit., 1987, pp. 22-23. 60 Rimas I, p. 81. 61 Rimas I, p. 81. 62 Rimas, I, p. 84. 63 Rimas, I, pp. 238-239. 64 Rimas, I, pp. 263 y ss. 65 No hay documentos que concreten la fecha en los archivos de la casa de Luna. Otis H. Green señala que los documentos de este archivo están divididos en tres grupos. Ducado de Luna, Ducado de Villahermosa, Condado de Ribagorza. Ob., cit., 1945, p. 30. 66 Ibid., p. 30. 67 Recogido por Pérez Pastor, ob., cit., III, p. 410. 68 Rimas, I, pp. 248-259. 69 M. Fernández Álvarez, ob., cit., 2005, p. 289. 70 M. Fernández Álvarez, “La España de Felipe II”, HEMP, XXII4º, recogido en ob. cit., 2005, pp 341 y ss. 71 Archivo Histórico Municipal de Zaragoza, Ms. 53, p. 24. Recogido por Manuel Gracia Rivas en La invasión de Aragón en 1591: una solución militar a las alteraciones del Reino, Zaragoza, Departamento de Cultura y Educación, 1992, p. 20. 72 Lupercio Leonardo de Argensola, Información de los sucesos de Aragón, en los años de 1590 y 1591, ed. fac. de la de 1808, Zaragoza, Cuadernos de Cultura Aragonesa, 1991, p. 50. Para Ribagorza, véase D. Francisco de Gurrea y Aragón, Comentarios de los sucesos de Aragón en los años 1591 y 1592, Madrid, 1886, pp. 347-352, 486-498 y 543-547. 73 Lupercio participó de forma activa en el caso de Antonio Pérez, este acontecimiento llevó a la cárcel al Duque de Villahermosa y al Conde de Aranda, donde murieron. O. H. Green, “art. cit.”, 1952, pp. 18 y ss. 74 Lupercio Leonardo de Argensola, Información de los sucesos de Aragón, pp. 17-21. 75 Ibid., p. 82. 76 Ibid., p. 103. 77 Recogido por Otis H. Green, “art. cit.,” 1952, p. 20. 78 Ibid., p. 35. 79 Lupercio Leonardo de Argensola, Información de los sucesos de Aragón, p. 117. 80 Ibid., p. 118. 81 Otis H. Green, “art., cit.,”, 1952, p. 37. 82 Lupercio Leonardo de Argensola, Información de los sucesos de Aragón, p. 120. 83 En un documento que reproduce D. Cristóbal Pérez Pastor,

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Biografía de los hermanos Argensola ob., cit., p. 410, que es una liquidación de cuentas entre la Duquesa de Villahermosa y Lupercio Leonardo de Argensola, las que había tenido con D. Francisco de Gurrea y Aragón, se puede apreciar el tráfago que supuso para Lupercio los sucesos de Zaragoza. El Duque le había asignado un sueldo de 300 sueldos jaqueses y de 1586 a 1592 había recibido por ese concepto 90.000 reales. A continuación se enumeran todos los gastos que tuvo Leonardo a raíz de los acontecimientos: “En 27 de junio de 1591 remitió desde Madrid a Zaragoza a su padre Juan Leonardo 14.368 reales para que éste se los entregara al Duque. Gastó 330 reales en ir por la posta a buscar al Duque cuando entró el ejército en Aragón, teniendo necesidad de dejar los caballos en Calatayud y tomar mulas de alquiler; después volvió a tomar caballos de posta para ir a Épila, y desde allí a Zaragoza. Pone además otros gastos en ir algunas veces a Zaragoza en 1591 y 1592, y después de la prisión del Duque fue desde Madrid por la posta a Zaragoza, volvió a Madrid, otra vez a Zaragoza, cuando fue allá el senador Lanz, y otra vuelta a Madrid. Resultó Lupercio alcanzado en 4.709 reales.” El texto lo toma de Gonzalo Fernández, 1597, fol. 290. 84 Lupercio Leonardo de Argensola, Información de los sucesos de Aragón, p. 140. Describe además Lupercio su muerte: “Desta manera llegó a la plaza enterneciendo a todos los del ejército (que de la ciudad no asistió gente a tal espectáculo), porque demás de su edad y apacible presencia, que siempre en estos trances es más notada, salía con el mismo luto que pocos días había traído por la muerte de su padre, y sin cuello en la camisa. Cortóle el verdugo la cabeza, y con poco respeto llegó a quitarle unas medias de seda; pero un gobernador de una tropa del ejército, dándole con un palo, le mandó que las dejase, y no tocase un hilo de aquel cuerpo. Después los caballeros y capitanes del ejército le llevaron en hombros hasta el monasterio de San Francisco, donde está su sepultura, y pocos días antes habían sepultado a su padre. Esto pasó a 2º de diciembre del año 1591; día, cuya memoria deben los aragoneses señalar con piedra negra, como los 24 de mayo y de setiembre, en que dieron la causa de tanto mal”, P. 140. 85 Ibid., pp. 137-138. 86 Lupercio le dedica un poema al nacimiento del Conde de Aranda, don Antonio de Urrea, hijo póstumo del Conde Aranda Dulce descuento del dolor pasado, / y alivio, en parte, del mayor que siente / tu madre, triste por tu padre ausente, al cual serás de hoy más grato cuydado”. Rimas, I, p. 215. 87 Como se desprende del documento recogido por Pérez Pastor y que ya hemos citado. 88 Lupercio Leonardo de Argensola, Información de los sucesos de Aragón, pp. 228-229. 89 Ibid., p. 231.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n 90 Green, “art., cit.,” 1952, p. 41. 91 Los poemas que les dedica Bartolomé son uno a la duquesa de Villahermosa, Doña Juana de Pernstain, esposa del duque <<Si en los sucesos prósperos declina>>, Rimas, II, p 415. Dos a su hija Doña María de Aragón <<cuando al amor sus flechas aprestaba>> Rimas, II, p. 416, y <<No extraño yo que a la primera ausencia>> Rimas II, p. 417. Y dos al esposo de esta última, D. Carlos de Borja, hermano del príncipe de Esquilache, que fue el siguiente Duque de Villahermosa y presidente del Consejo de Portugal, <<Ni opinión, Carlos, ni esperanza fundo>> Rimas, II, pp. 222-223 y <<Duque, suspende al tiempo la victoria>> Rimas, II, pp. 417-418. 92 D. Martín de Bolea y Castro, Libro de Orlando determinado, Zaragoza y Lérida, 1578. La Divina y varia poesía de Fr. Jaime de Torres, Huesca, 1579. 93 Juan Rufo, La Austriada, Madrid, 1584 y Toledo 1585. 94 Rimas, I pp. 210-211. Sin embargo; Blecua dice que fue escrito en 1599. 95 Juan Pérez de Guzmán, “Academias literarias de ingenios y señores, bajo los Austrias,” La España Moderna, Nov. 1894, Tomo LXXI, p. 72. A.Egido, “Literatura efímera, oralidad y escritura en los certámenes y academias de los siglos de oro”, Edad de Oro, VII, pp. 69-87. 96 M. Romera-Navarro, “Querellas y rivalidades en las Academias del siglo XVII”, Hispanic Review, Vol. IX, October, 1941, nº 4, pp. 494499. 97 Otis. H. Green, ob., cit., 1945, pp. 47-48. 98 Rimas, I, pp. 134-135. 99 Rimas, I, pp.138-139. 100 Aznar Molina, ob., cit., p. 137. 101 Lope de Vega, Rimas, nº 66, Ed. de José Manuel Blecua, Madrid, Castalia, 1970. 102 Rimas, I, p. 191. 103 Rimas I, 191. 104 Rimas, I, p. 193. 105 Rimas, I, pp. 194-195. 106 Rimas, I, p. 196. 107 Rimas, I p. 197. 108 Rimas, I, p. 199. 109 Nació en San Nicolás del Puerto (Andalucía). Ingresado en la Orden de Frailes Menores, residió en los Conventos de Arrizafa, Sevilla, Canarias, Sanlúcar de Barrameda, Ara Coeli de Roma y Alcalá de Henares, donde falleció en 1463. Fue canonizado por Sixto V en 1588. Se había incoado el proceso a instancias de Felipe II, pues su hijo Carlos fue curado instantáneamente de una grave enfermedad por invocación

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Biografía de los hermanos Argensola del Santo. 110 Rimas, I, pp. 172-174. 111 Rimas, I, p. 176. 112 Luzán, La Poética, Lábor, 1977, p. 271. 113 Ibid., p. 299. 114 J. Manuel Blecua en Introducción a Rimas, I, p. XV 115 Rimas, I, pp.139-145. 116 Pérez Pastor, ob., cit., III, p. 410. Arch. De San Luis, Libro 1º de Matrimonios, fol. 76. Sin embargo, en este documento aparece la fecha de 1593 pero es imposible, porque Lupercio tendría 34 años, y cuando escribe a Justo Lipsio en 1602 le dice que su hijo tiene 15, Pellicer, ob., cit., p. 79. Por lo tanto el casamiento no se pudo producir más tarde de 1587. Véase Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 42. 117 Rimas, I, pp. 134-135. 118 Rimas, I, pp.138-139. 119 Zurita, Historia del Rey D. Hernando, libro I, cap. 4. Recogido por Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 43. 120 Obras sueltas, I, pp. 323-324. 121 Gallardo, Ensayo, III, col. 788. Por una carta de la esposa de Lupercio, Biblioteca Nacional. Ms. 1762, fol. 27, resulta que don Juan murió en 1591. En 1596 ella figura como heredera, documento recogido por C. Pérez Pastor, ob., cit., Vol. III, p. 410. Véase, O. H. Green, ob., cit., 1945, p. 99. 122 José Blasco Ijazo, ¡Aquí... Zaragoza! Treinta y un reportajes, Tomo II, 1950, ed. fac.1988, Zaragoza, CAI. El reportaje se titula “Se perdió y perdida está la artística casa de la Infanta”. p. 159. También señala hecho de que Lupercio vivió en la Casa de la Infanta el J. Aznar Molina, ob., cit., 1939, p. 79. 123 Rimas, I, p. 75. 124 Rimas, I, pp. 258-259. 125 Aurora Egido, Enciclpedia de Aragón, Vol. II. Alciato, Emblemas, Madrid, Editora Nacional, 1975. 126 Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 171. Rimas, I, pp. 75 y 71. 127 Baltasar Gracián, Agudeza y arte de ingenio, Madrid, Clásicos Castalia, 1980, Vol. II, p. 15. 128 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 100. 129 Ibid., p. 100. 130 Capitulaciones matrimoniales entre Don Gabriel Leonardo de Albión y Dª Juana del Barrio, hija del Dr. Juan del Barrio de Sepúlveda, gobernador de Tierrafirme y de Dª María de Salcedo Reynalte.- Madrid 11 de Noviembre de 1619.- (Juan de Béjar, 1619, fol. 482.), recogido por Pérez Pástor, ob., cit., Vol. III, p. 412. 131 Poder de D. Gabriel Leonardo de Albión al señor Juan de

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n Salcedo Reynalte para casarse en su nombre con Dª Juana del Barrio.Madrid, 6 de noviembre de 1619, (Juan de Béjar, 1619, fol. 807) recogido por C. Pérez Pastor, ob., cit., III, 412. En el archivo de la parroquia de San Juan y San Pedro de Zaragoza, conservado en el de La Seo, se encuentra registrado el matrimonio de Gabriel Leonardo y la actuación de su tío. 132 “Escritura de venta del oficio de correo mayor de Aragón entre el Conde de Villamediana y Gabriel Leonardo de Albión.- Madrid, 18 de Abril de 1618.- (Juan de Béjar, 1618, fol. 1482) recogido por C. Pérez Pastor, ob., cit., III, 412. 133 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, pp. 80-81 134 Ibid., p. 77. 135 Ibid., p. 77. 136 La carta en la que Lupercio espera un destino al servicio de la Emperatriz está sin fechar, pero se conserva en el Archivo del Duque de Luna, entre papeles del año 1592. Como se lee en una carta del maestro Franco al doctor Bartolomé Llorente, 18, septiembre de 1592: “martes siguiente, después del día que partimos de ahí, llegamos a este lugar y a media legua nos topó Lupercio y otros criados de la Duquesa que salieron a recibirnos”. Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 91. En otra carta del propio Lupercio, dirigida a D. Francisco de Gurrera, muestra sus pretensiones, o como él apostilla “sobre las promesas que a Duquesa de parte de su Md. Ca. me ha hecho.” En el sobrescrito se puede leer “A la madre Abadesa” y al margen está la minuta de la respuesta de D. Francisco de Gurrea y Aragón: “A mi Sra. La Duquesa sé yo bien lo que la sirvo en desear su acrecentamiento de vuestra merced”. Los documentos se hallan, según Viñaza, en el Archivo de los Duques de Villahermosa. Viñaza, Ibid., p 80. 137 X. Gil Pujol, en la introducción a la edición de Información de los sucesos del Reino de Aragón en los años 1590-1591, dice “Lupercio fue nombrado, además, gentilhombre de cámara del Archiduque Alberto, hijo de la emperatriz, durante su estancia en Madrid en 1594, en su viaje desde Lisboa, donde había sido virrey, a su nuevo destino como gobernador de Flandes”. P. XI. 138 J. A. Pellicer supone que estos sucedería en 1594 cuando Alberto vino desde Portugal a tomar posesión de sus estados de Flandes y pasó por Madrid, donde también recibió el arzobispado de Toledo; y a despedirse de su madre y de su hermana. Ob.cit., p. 10-11. El documento más antiguo en que Lupercio figura con el título de Gentilhombre de la casa del Archiduque tiene fecha de 12 de enero de 1596. En Pérez Pastor, ob., cit., III, p. 410. 139 Fecha de las aprobaciones de la Primera parte de poetas ilustres de España… Ordenada por Pedro Espinosa…, en Valladolid, año MDCV. 140 La epístola satírica de Bartolomé Leonardo, “Dizesme, Nuño

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Biografía de los hermanos Argensola que en la Corte quieres” parece ser contestación a una composición semejante de Mendoza. Los versos se han perdido, excepto unos pocos contenidos en el Cancionero de Faria y Sousa. Vide D. García Peres, Catálogo razonado biográfico y bibliográfico de los autores portugueses que escribieron en Castellano, Madrid, 1890, pp. 379-380. 141 El maestro Franco escribe desde Madrid en septiembre de 1592 al Dr. Llorente “He visto a Cornelio Tácito en italiano y por tenello ya Lupercio, no sé si le compraré”. En Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 91. Franco fue íntimo amigo de Bartolomé Leonardo, quien añade una nota a Llorente al final de la carta de Franco. 142 Obras Sueltas, I, p. 336. 143 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, pp. 76-77. 144 Se llamaban así porque el nombre de los candidatos se escribían en pequeñas tiras de papel y se encerraban en bolas de cera. Se tomaba una bola al azar y se daba el cargo a la persona cuyo nombre contenía. Véase Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 51. 145 El valor de la libra jaquesa era de 4,25 pesetas, es decir de unos 0,03 euros. 146 Otis H.Green, ob., cit., 1945, pp. 51-52. 147 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 77. 148 Carta a Bartolomé Llorente de Bartolomé Leonardo Argensola, el 8 de abril de 1596. Ibid., p. 95. 149 Ibid., p. 97. 150 Lastanosa, Museo de las medallas desconocidas españolas, Huesca, 1645, p. 85. Recogido por Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 53. 151 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 77. 152 Hay que distinguirlo de Cronista del Reino de Aragón, que fue un cargo establecido en las Cortes de Monzón en 1547, y que detentaron Jerónimo Zurita, Jerónimo de Blancas, Juan Costa, Jerónimo Martel y Lupercio Leonardo (1608). El titular de este cargo sólo respondía ante los Diputados del Reino. 153 Archivo de la Corona de Aragón, Barcelona, Consejo de Aragón, Leg. I. Este papel se lo mostró a Otis H. Green, don Ernesto Martínez Ferrando, secretario de dicho archivo. Ob., cit., 1945, p. 63. 154 A Latassa, ob., cit., Tomo I, p. 139. Viñaza dice que se conserva en el A. H., H., 25: ff. 114,115 “Copia del título latino de Cronista general de la Corona de Aragón, conferida a Lupercio por Felipe III; Madrid, 15 Enero 1599. Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 75. 155 Archivo de la corona de Aragón, Consejo de Aragón, Leg. I, Documento descubierto por Don Ernesto Martínez de Ferrando. Véase Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 65. 156 Ibid., Green pp. 65-66. 157 Obras Sueltas, I, p. 331.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n 158 Ibid., I, p. 332. 159 Rimas, I, 84. 160 Rimas, I, p. 91. 161 Rimas, I, p. 91. 162 Rimas, I, pp. 94-95. 163 Rimas, I, 93. 164 Rimas I, p. 97. 165 Rimas, I, p. 99. 166 Rimas, I, 97. 167 Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 184. 168 Rimas, I, p. 104. 169 Rimas, I, p. 107. 170 Rimas, I, p. 115. 171 Véase al respecto, Manuel Fernández Álvarez, ob., cit., 1998, pp. 215-216. 172 J. A. Salas Auséns, Conflictos del siglo XVI: Alteración y Bandolerismo. J. A. Salas Auséns. En http://www.dpz.es/ifc/atlasH/indice_ epocas.htm, donde se puede consultar también un mapa muy interesante sobre las situación de los bandoleros en Aragón. 173 Marcel Bataillon, Pícaros y picaresca, Madrid, Taurus, 1969, p. 216. 174 Rimas, I, pp. 120-121. 175 Rimas, I, pp. 122. 176 Rimas, I, p. 253. 177 Rimas, I, p. 131. 178 Emilio Cotarelo y Mori, Bibliografía de las controversias sobre la licitud del teatro en España, ed. fac., Granada, Universidad de Granada, 1997, pp. 65-66. Los datos de su posible autoría parten de unas palabras de fray José de Jesús María, que en la Primera parte de las excelencias de la virtud de la castidad, Alcalá, 1601, publicó íntegro el Memorial, pero no dio el nombre de su autor. Sin embargo, de sus palabras se desprendía la posibilidad de que fuese Lupercio, pues se trataba de “un hombre de capa y espada, muy religioso en sus efectos, muy prudente en sus consejos, muy docto en todas las letras humanas y no ignorante de las divinas, que conociendo por experiencia los muchos daños que recibía la República del uso de las comedias y doliéndose de la perdición de tantas almas como en ellas se inficionaban y perdían, moviese a elevar al Monarca el dicho memorial”. En Elogios de los cronistas de Aragón, ms. cit, citado por Viñaza. Obras sueltas, I, pp. 279-280. Esas mismas palabras se recogen también en el Ms. H, 25 de la Real Academia de la Historia (fol. 128), y en el margen contrario están escritas estas palabras.<<Es de Lupercio Leonardo Argensola como él mismo [Fray José de Jesús María] lo escribe de su mano>>. Véase, O. H. Green, ob., cit., 1945, p. 142.

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Biografía de los hermanos Argensola 179 Obras sueltas, I, pp. 281-282. 180 Obras sueltas, I, p. 282. 181 Obras Sueltas, I. pp. 283-284. 182 Obras sueltas, I, p. 285. 183 Obras sueltas, I, 286-287. 184 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 78. 185 Ibid., p. 79. Para la iglesia de este lugar Lupercio compuso una inscripción latina con su historia. 186 Rimas, II, pp. 243- 244. 187 J. Aznar Molina, ob., cit., p. 70. 188 Rimas, II, pp. 128-133. 189 Siguen ambos autores el tópico de la literatura clásica, heredado por el Renacimiento, de Ovidio, Metamorfosis, Libro I, y de Virgilio, Geórgicas, libro I. 190 Obras Sueltas, I, p. 301. 191 Luzán, ob., cit., p. 250. 192 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 77. 193 Está fechada esta carta el 27 de diciembre de 1603, desde Monzalbarba. Ibid., p. 79. 194 Pellicer, op., cit., p. 82. Latassa señala que a causa de dicha enfermedad quedó “gafo de los pies, manos y lengua y con peligrosísimos vahídos de cabeza”. Ob., cit., Vol. I, p. 140. 195 J. Aznar Molina, ob., cit., p. 240. 196 Rimas, I, p. 245. 197 Aznar Molina, ob., cit., pp. 234-235. 198 Lupercio Leonardo de Argensola, Información de los sucesos de Aragón en los años de 1590 y 1591, p. 231. 199 Cerbuna lo había elegido en 1583 para enseñar Derecho canónico en la Universidad de Zaragoza. Fue profesor de Derecho canónico en la primera facultad de la Universidad de Zaragoza en 1591, juez, o lugarteniente en el Tribunal del Justicia y se mostró como uno de los más serviles partidos de la Corte. Y se negó a hacer cierta providencia a favor de Antonio Pérez, y este consiguió que Torralba fuese separado de su puesto. Volvió a Madrid e informó contra el Reino y fue recompensado con el nombramiento de juez de la Real Audiencia en Zaragoza. 200 Parece que tuvo acierto para actuar así: “Los tiempos andaban difíciles para escribir historia, y Lupercio, que no tenía vocación de mártir, se abstuvo de hacerlo, o, por lo menos, de dar a la estampa el breve, aunque precioso, fruto de sus trabajos”. Sacado de Duque de Villahermosa, Obras, Madrid, 1894, p. 17. 201 Obras sueltas II, p. 356. 202 Lupercio Leonardo de Argensola, Información de los sucesos del reino de Aragón, p. 1.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n 203 Ibid., p. 1. 204 Ibid., p. 211. 205 Rimas, I, pp. 209-210. 206 Viñaza, Los Cronistas de Aragón, Apéndice, p. 74. 207 Ibid., p.74. 208 Martel no satisfecho con la decisión de los diputados apeló a un procurador lo que agravó la pena, y se ordenó la destrucción de su trabajo: “pues de orden del Rey y de los diputados se hicieran pedazos, con los manuscritos de Costa, y se rasgaron para que jamás pudieran ser leídos en todo ni en parte alguna de ellos, ejecutándose la sentencia en Madrid a 19 de Mayo de 1609 por el Vicecanciller de Aragón D. Diego Clavero, del Consejo de S. M., estando juntos D. Martín de Alagón, Comendador mayor de Alcañiz y diputado del Reino, Agustín de Villanueva, Secretario del Rey, y el cronista Lupercio Leonardo, que hizo la entrega.” Viñaza, Introducción a Los Cronistas de Aragón, p. 26. 209 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, pp. 75-76. 210 Ibid., pp. 81-82. 211 Obras sueltas, I, pp. 368. 212 Obras Sueltas, I, pp. 367-368. 213 Obras sueltas, I, p. 304. 214 Rimas, I, pp. 183-185. 215 Obras sueltas, I, pp. 304-305. 216 Ibid., I, p. 305. 217 Ibid., I, p. 305. 218 Ibid., I, p. 305. 219 Ibid., I, p. 305. 220 Ibid., I, p. 306. 221 Ibid., I, p. 306. 222 Ibid., I, p. 307. 223 Porque se refiere a Lipsio como ya fallecido. Su muerte se produjo en Lovaina en 1606. 224 Memorias literarias de Aragón, ms. cit., Vol. II, p. 252 ss, recogido por Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 74. Según Viñaza: “No sabemos por desgracia, cuál sería la floradísima Academia donde Lupercio pronunció estas dos bellas e interesantes arengas.” Obras Sueltas, I, 309. Estos discursos se hallan, según este autor, en un tomo manuscrito de la Biblioteca Nacional, X-53. Juan Pérez de Guzmán señala que la Academia de los Anhelantes celebró su primera junta el 14 de agosto de 1610, y se votaron ese día los cargos de presidente, fiscal y secretario, se acordó también que las reuniones se celebrarían los sábados a las cuatro de la tarde. Los diez fundadores fueron: Don Justo de Torres, primer presidente, con el seudónimo de el Ausente; el doctor Mompeón, el Callado; Vicencio Clemente, el Olvidado; el doctor Ram, el Solitario; Martín de Luna, el

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Biografía de los hermanos Argensola Humilde; Juan Miguel de Luna, el Melancólico; Jorge Salinas, el Tardo; Martín de Burgunda, el Desdichado; Diego Antonio Fermet, el Casto; y Sebastián Canales, el Presto. En esa misma sesión fueron admitidos otros cuatro miembros, fray Luis Coscó, del hábito de San Juan, con el seudónimo de el Alegre; Martín de Molina, el Agenado; D. Jerónimo de Heredia, el Disuadido; y Vicente Castilla, el Umberjal. Las mejores obras se escribían en el Libro dorado. Tomaron como protectora a doña Sabina Aznares. En Juan Pérez de Guzmán, “Academias literarias de ingenios y señores, bajo los Austrias, La España Moderna, Noviembre de 1894, Tomo LXXI, p. 99. 225 Obras Sueltas, I, p. 316. 226 Ibid., I, p. 313. 227 Ibid., I, pp. 317-318. 228 Ibid., I, pp. 318-319. 229 Ibid., I, pp. 320-321. 230 Ibid., I, pp. 324-325. 231 Ibid., I, pp. 325-326. 232 Luis Cabrera de Córdoba, Relaciones de las cosas sucedidas en la Corte de España desde 1599 hasta 1614, Madrid, 1857, pp. 124-125, 293, 313, 340, 384, 387-388. 233 Cabrera de Córdoba escribió en sus Relaciones, el 13 de febrero de 1610: “El Conde de Lemos va muy despacio para su ida a Nápoles, y muchos ponen duda en ello, pareciéndoles que le han de emplear acá en otra cosa”. Recogido por Otis H. Green, “art., cit.,”, 1951, p. 376. 234 Cabrera, Relaciones, pp. 397, 401, 405, 407-408. Recogido por Green, “art., cit.,” 1951, p. 377. 235 Obras Sueltas, I, pp. 364-366. 236 Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 89. 237 Pardo, El conde de Lemos, Madrid, 1911, pp. 110-114; 125126; 260-261.Recogido por Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 91. 238 Miguel de Cervantes, Viaje del Parnaso, Madrid, Castalia, 2000, capítulo tercero, vv. 163-201. 239 Poema nº CXXXII, Obras de Don Luis de Góngora, por Don Antonio Chacón, 1628. Manuscrito digitalizado por la BN. 240 Véase al respecto Otis H. Green, “The literary court of the Conde de Lemos at Naples, 1610-1616”, Hispanic Review, Vol. I, 1945, pp. 293-295. 241 Andrés Uztarroz, Elogios, ms. cit., cap. XXII. Recogido por Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 89 242 Otis H. Green, ob., cit., pp. 90 243 Miguel de Cervantes, El licenciado vidriera,. Madrid, Cátedra, Vol. II, p. 45 244 El justicia de Aragón. La carta está fechada en Nápoles, 8 de

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n septiembre, 1611. Real Acad. Hª, Ms. H, 25, Fol.. 122-124.Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 82. 245 Ibid., p. 82 (carta de 8 de septiembre de 1611 al Justicia de Aragón). 246 Ibid., p. 82. (carta al Justicia de Aragón 8 de septiembre de 1611). 247 G. Colás Latorre, “La expulsión de los moriscos (1610-1611)”, véase http://www.dpz.es/ifc/atlasH/indice_epocas.htm 248 Otis H. Green, “art., cit.,” 1945, p. 301. 249 Otis H. Green, “art., cit.,” 1945, pp. 300-301. 250 Ibid., pp. 303-304. 251 Nápoles, 1611. Green, ob., cit., 1945, p. 101. 252 Pellicer, ob., cit., pp. 36-39 y Latassa, ob., cit., Vol. I, p. 141. 253 Fitzmaurice-Kelly, en su Life of Miguel de Cervantes, p. 149, da la fecha de 13 de marzo. Pero ningún otro autor da la fecha. Véase ms. Cit., cap. XX y Pellicer, op. cit., p. 35. Recogido por Green, ob., cit., 1945, p. 94. Notas de vida y obra de Bartolomé. 254 Rimas, II, p. 394, vv. 127-135. 255 Véase O. H. Green, ob., cit., 1945, p. 101. 256 Real Academia de la Historia, Ms. H, 24, fol. 98. Recogido por Otis H. Green, ob., cit., 1945, p. 94 257 Pellicer, que sigue a Andrés de Uztárroz, ob., cit., p. 107. 258 Da ese dato Viñaza en la Introducción a Obras Sueltas, p. X, donde dice que nació el 26 de agosto de 1562 y que así consta en el folio 127 vuelto del tomo II del libro de bautizados de la parroquial de Barbastro. Recoge la fe de bautismo P. Mir, en la Introducción a la Conquista de las Islas Malucas, p. CXXXVII. 259 Véase J. Aznar Molina, ob. cit., p. 116. Aunque él dice que fue bautizado el 16 de agosto de 1562. 260 Véase Green, ob., cit., p. 15, 1945, CXXXVII, que reproduce el registro de su primera inscripción en la Universidad de Salamanca: Barme. Leonardo de Argensola, natural de çaragoça, a seis de junio, 1582 años. Ba [bachiller] por çarago.ª 261 Fue fundada en por Pedro IV en 1354. 262 Se puede leer: <<Señor: El Conde de Lemos por un memorial que ha dado en la Cámara dice que el licenciado Bartolomé Leonardo de Argensola, rector de Villahermosa, es aragonés, pero que se ha criado en Castilla la mayor parte de su vida y particularmente desde el año 1581 en Salamanca, donde prosiguió y acabó sus estudios…>> 263 Rimas, II. P. 469. 264 Rimas, II, p. 472. 265 Rimas, II, pp. 472-472. 266 Rimas, II, p. 474.

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Biografía de los hermanos Argensola 267 Rimas, II, p. 475. 268 Rimas, II, p. 475. 269 Rimas, II, p. 476. 270 Rimas, II, pp. 476-477. 271 Rimas, II, p. 480. 272 Rimas, II, p. 481. 273 Rimas, II, p. 482. 274 Otis H. Green, ob. cit., 1945, p. 16. Según Aurora Egido se doctoró en Derecho por la Universidad de Salamanca, en Enciclopedia temática de Aragón, Vol. VII, p. 165. 275 J. Aznar Molina, ob., cit., p. 135. 276 Rimas, II, p. 271. 277 Rimas, II, pp. 274-277. 278 Rimas, II, pp. 277-282. 279 Rimas, II, p. 302. 280 Rimas, II, pp. 265-266. 281 J. M. Blecua, Introducción a las Rimas, Vol. I, p. XVII. 282 Ibid., pp. XVII, XVIII. 283 Era tal el cariño que siempre tuvo hacia los duques de Villahermosa que a la Duquesa Doña Juana de Wernstein “a quien yo sumamente | he deseado y deseo servir un Breviario que tengo aforrado en terciopelo carmesí y me lo dio La Sra. Princesa de Caserta su hermana y fue de la Sra. Doña María Manrique su madre.” Y aun más le pide a la Duquesa y a sus hijos “que |en consideración de lo que mi hermano y yo nos habemos siempre preciado de criados de sus Exas. Y deseado de todo corazón y sin respetos algunos servirles sean servidos de amparar al dicho Don Gabriel Leonardo de Albión mi sobrino haciéndole oficio de señores y favoreciéndole y haciéndole merced en todo para lo que para su acrecentamiento se le ofreciere, pues el que él tuviere y todo lo que él fuere lo ha de emplear en servicio de sus Exas. Reconociendo siempre que su padre y él y yo somos hechuras de la manos de sus Exas. Testamento recogido por Mir, ob., cit., pp. CXLVI y CL. Y que se puede consultar ahora en el archivo de Protocolos de Zaragoza. 284 R. Mª Marina Sáez, P. Piré Santas, J. C. Pueo Domínguez y Estela Puyuelo Ortiz, El horacianismo en Bartolomé Leonardo de Argensola, Madrid, Huerga Fierro, 2002, pp. 9-10. Parece que permaneció en el cargo de Rector unos doce años. 285 Rimas, II, p. 422. 286 M. Álvarez, Cervantes visto por un historiador, Madrid, Espasa Calpe, 2005, p. 291. 287 Manuscrito del C. de B. de la Academia de la Historia, y Ff72de la Biblioteca Nacional en Obras Sueltas, II, p. 256. 288 Obras Sueltas, II, p. 256.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n 289 Obras Sueltas, II, p. 270. 290 Obras Sueltas, II, p. 272. 291 Obras Sueltas, II, p. 272. 292 Obras Sueltas, II, p. 268. 293 Otis H. Green, “Bartolomé Leonardo de Argensola y el reino de Aragón”, Archivo de Filología Aragonesa, IV, Zaragoza, 1952, p. 13. 294 Ibid., p. 14. 295 Ibid., p. 19. 296 Recogido por Otis H. Green, “art, cit.”, 1952, p. 20, B.N. Ms. 1762, fol 28. 297 Otis H. Green, “art., cit.,” 1952, p. 20. 298 El pleito se produjo cuando el Rey que quería derogar el fuero que prohibía que fuese virrey de Aragón todo aquel que no fuese natural del Reino. 299 Otis H. Green, “art., cit.,” 1952, pp. 22-23, recogido de Conde de Luna, Comentarios de los sucesos de Aragón en los años 1591 y 1592, Madrid, 1888, p. 86. 300 Así se desprende de una carta sin firmar, se supone que del arzobispo de Valencia a la Duquesa de Villahermosa, BN. Ms. 6121, fol. 53, recogida por Otis H. Green, “art., cit.,” 1952, p. 25. 301 Rimas, II, p. 415. 302 Rimas, II, p. 219. 303 En una carta de Lupercio a Bartolomé Llorente, fechada el 29 de abril de 1599, dice: “Mis hermanos, el Capellán, y Fr. Pedro, que están en esta Corte y le hacen todos en su orden gran merced, besan a vuestra merced las manos. Doña Mariana hace lo mismo.” (Obras Sueltas, I, p. 336). 304 Carta del maestro Franco a D. Bartolomé Llorente, canónigo y Prior de la Iglesia de Nuestra señora del Pilar. Recogida por Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 91. 305 J. Aznar Molina, ob., cit., p. 136. 306 Se puede realizar una vista virtual en www.arsvirtual.com/ visitas/reales_sitios/descalzas/descalzas.jsp. 307 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 91. Añade a continuación que han estado en la Universidad de Alcalá de Henares y en las librerías de la misma ciudad, donde vio una traducción de Tácito en italiano (recuérdese que también la tradujo o quiso Lupercio) y que no sabe si se la comprará “por tenello ya Lupercio”. También nos informa de que el maestro Franco es “el primero Maestro de Doña María de Aragón su hija mayor. Ibid., p. 81. 308 Manuel Fernández Álvarez, ob., cit., 1998, pp. 256-257. 309 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 92. 310 Véase, http://www.tercios.org/coloma_pres.html

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Biografía de los hermanos Argensola 311 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 93. 312 Ibid., p. 93. 313 Geoffrey Parker, Europa en crisis 1598-1648, Madrid, Siglo XXI, 1981, pp. 86-92. 314 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 94. 315 Ibid., p. 99. 316 Ibid., p. 96. 317 Ibid., p. 99. 318 Véase Eduardo Ibarra, España bajo los austrias, Barcelona, Lábor, 1991, pp. 326-329. 319 Rimas, II, p. 395. 320 Rimas, II, p. 398. 321 Rimas, II, pp. 399-400. 322 Rimas, II, pp. 395-401. 323 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 99. 324 Ibid., p. 99. 325 Véase, Manuel Álvarez, ob., cit., 1998, pp. 931-941. 326 Véase A. Egido, “Certámenes poéticos y arte efímero en la Universidad de Zaragoza (siglos XVI y XVII)”, pp. 28-33. En Cinco estudios humanísticos para la Universidad de Zaragoza en su centenario IV, Zaragoza, CAI, 1983. 327 Rimas, II, pp. 402-403. 328 Rimas, II, p. 405. 329 Rimas, II, p. 412. 330 Rimas, II, p. 505. 331 Rimas, II, p. 506. 332 Véase Cristóbal Cuevas, “Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y la literatura espiritual,” en Historia y crítica de la literatura española. Siglos de Oro: Renacimiento. Vol. II, Barcelona, Crítica, 1980, pp. 490-496. 333 Rimas, II, p. 331. 334 Rimas, II, p. 306. 335 Rimas II p. 310. Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 97. 336 Rimas, I, pp. 154-166. 337 Manuel Álvarez, ob., cit., 1998, p. 937. 338 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 96. 339 Ibid., p. 102. 340 Ibid., pp. 102-103. 341 Véase, Henry Kamen, La Inquisición española, Barcelona, Editorial Crítica, 1999. 342 Recogido por Blecua en Introducción a las Rimas Vol. II, p. XXVIII.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n 343 Ibid., p. XXVIII. 344 Posiblemente es esta segunda edición, porque en ella Antonio Pérez explica las empresas simbólicas que utilizaba en los sellos. La primera, un minotauro encerrado en un laberinto con el dedo en los labios para imponer silencio; la segunda, un minotauro con la mano levantada apuntando con el dedo a un boquete en las nubes por el que baja la luz del cielo, pero dentro de un laberinto no ya cerrado, abierto. Véase Otis H. Green, “art., cit.,” 1952, p. 37. Ello pudo inspirar a Bartolomé y relacionar el minotauro con Dédalo. Juan Antonio Pellicer fue el primero que se dio cuenta de que el diálogo Dédalo cifra las prisiones de Antonio Pérez, ob., cit., p. 114. Igual que el Conde de la Viñaza, Obras sueltas, II, p. 161, nota 1. Y el Duque de Villahermosa, D. Marcelino de Aragón Azlor y Fernández de Córdoba, en su Discurso ante la Real Academia Española en 1894, Obras, Madrid, 1894, pp. 47-48 345 Otis H. Green, “art., cit.,” 1952, p. 35. 346 Obras Sueltas, II, p. 162.Casi al final del diálogo, Dédalo le dice a Polites que, cuando estaba visitando la región aérea, se encontró con Astrea, diosa de la justicia, que declara que en la tierra ha usurpado su puesto “la razón de estado”. Ibid., p. 185. 347 Obras sueltas, II, pp. 165. 348 Obras sueltas, II, 164. 349 Obras sueltas, II, 165. 350 Obras sueltas, II, 172. 351 Obras Sueltas, II, p. 168. 352 Obras Sueltas, II, pp. 168-169. 353 Obras Sueltas, II, p. 171. 354 Según Otis H. Green, Bartolomé sólo toma de Luciano la forma, y su fuente principal son unas cartas espurias atribuidas al médico griego Hipócrates, en las que se explica su intento de curar de su locura al cuerdo loco Demócrito. “art., cit.,” 1952, p. 33. 355 Tiene por modelo el diálogo de Luciano Menippus, sive Oraculum Mortuorum Consultum. Otis H. Green, “art., cit.,” 1952. p. 33 356 Rimas, II, p. 174. Véase también pp. 175-176. 357 Obras Sueltas, II, p. 240. 358 Obras Sueltas, II p. 242. 359 Obras Sueltas, II pp. 242-246 y 247. 360 Obras Sueltas, II, pp. 249. 361 Obras Sueltas, II, p. 250. 362 Obras Sueltas, II, p. 250. 363 Obras Sueltas, II 250. 364 Obras sueltas, II, p. 251. 365 Obras Sueltas, II, p. 251 366 Obras Sueltas, II, p. 252.

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Biografía de los hermanos Argensola 367 J. M. Blecua dice que no se puede dudar de su autenticidad porque de ella habla Uztárroz: “Tuvo Bartolomé Leonardo mucha agudeza en las sátiras y tuvo grande inclinación a ellas… De las sátiras que hay impresas, se conoce la gallardía de su espíritu; pero más se conociera de una que escribió en Salamanca, que empieza ¿Déjame en paz, oh bella Citerea! Cifra en este poema ingeniosísimo una reprehensión general de los vicios, y puede competir con las sátiras que escribieron Juvenal, Persio y Horacio. El que tuviere dicha de leerla, conocerá que no se excede con las alabanzas, sino que son muy debidas a su ingeniosidad y elegancia”. En Gallardo, Ensayo, 3, c. 383. Recogido en Introducción a las Rimas, II, p. XLIV. 368 Rimas II, p. 485. 369 R. Mª Marina Sáez, P. Peiré Santas, J.C. Pueo Domínguez y E. Puyuelo Ortiz, ob., cit., p. 209. 370 Rimas II, p. 105. 371 Obras Sueltas, II, p. 179. 372 Rimas, II, p. 106. 373 w w w. i s l a t e r n u r a . c o m / A P L AYA / H O M O e n H I S T O R I A / HomoEnantiguaSevillaOctubre%202004.htm. El artículo es de Alonso Pozo Ruiz, “la Homosexualidad en la Sevilla del siglo XVI”. 374 Rimas, II, p. 491. 375 Obras Sueltas, II, p. 181. 376 Obras sueltas, II, pp. 181-182. 377 Rimas, II, pp. 165-166, 172, 173, 174,175 y 176. Hay que recordar la aversión que Bartolomé tiene a los litigios. 378 Rimas, II, pp. 184-185. 379 Rimas, II, p. 669. 380 Rimas, II, pp. 176-177. 381 Rimas, II p. 507. 382 Rimas, II, p. 233. 383 Baltasar Gracián, ob., cit., Vol. II, p. 137. 384 Rimas, II, 657 385 Rimas, II, pp 223-224. 386 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 100 387 Rimas II, p. 659. 388 Rimas, II, p. 483. 389 Rimas, II, p. 470. 390 Rimas, II, p. 495. 391 Rimas, II, pp. 120-121. 392 Rimas, II, pp. 120-121. 393 J. A. Pellicer, ob., cit., p. 85. 394 Estaba Bartolomé y Fray Pedro Leonardo de Argensola. Pellicer, ob., cit., p. 82.

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n 395 En Narciso Alonso Cortés, Noticias de una corte literaria, Madrid- Valladolid, 1906, p. 63. Recogido por Otis H. Green, “art., cit.,” 1952, p. 51. Bartolomé compuso, como ya hemos señalado, unos versos encomiásticos para el Libro Orlando determinado de este Martín Abarca de Bolea. 396 Hay un poema en que se refleja la relación de Bartolomé con Don Fernando de Borja: “Para ver acosar toros valientes…” En el que el poeta aragonés se excusa de regresar a la corte como el Virrey le había aconsejado. Rimas, II, pp. 81-100. 397 Obras sueltas, II, p. 316. 398 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 101. 399 Ibid., p. 103. 400 La traducción inglesa, según señala Otis H. Green, es de de John Stevens, London 1708. Hay un ejemplar el New York Public Librery. “art., cit., “, p. 51, 1952. 401 C. Pérez Pastor, ob., cit., Vol. II, p. 161. Más adelante señala que “La historia de las Malucas del Rector de Villahermosa se mandó imprimir por cuenta del Consejo[real de las Indias], y el aprovechamiento para el autor y para ello se le libraron 8.000 reales a 23 de Febrero y después otros 100 ducados a 6 de Abril” (Extracto de los libros del Consejo de Indias, hecho por Antonio de León Pinelo, fol. 46. Ibid., Vol. II, p. 162). 402 J. M. Blecua, Introducción a las Rimas, II, p. LV. 403 Rimas, II, p. 689, sacado de Lope de Vega, Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos, Madrid, 1634, f. 29 v. 404 Rimas, II, p. 181. 405 Rimas II, p. 627. 406 Rimas, II, p. 628. 407 Rimas, II, p. 349-350. 408 Rimas, II, p. 32. 409 Rimas, II, p. 426. 410 Rimas, II, p. 426. 411 Rimas, II, p 187. p. 427. 412 Rimas, II, p. 358, nota de J. M. Blecua. 413 Rimas, II, p. 361. 414 Rimas II, p. 371. 415 Rimas, II, p. 372. 416 Rimas, II, p. 373. 417 Rimas, II, XVI. 418 Obras sueltas, II, p., 334. 419 Obras Sueltas, II, pp. 296-297. 420 Caballero del hábito de Santiago, señor de las villas de Mohernando y su tierra, y el Cañal, primer Conde de Humanes y “maestro del serenísimo Infante Cardenal.” V. Pérez Pastor, ob., cit., III, pp. 375378.

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Biografía de los hermanos Argensola 421 Rimas II, p. 120. 422 Publicada por A. Paz y Meliá en Sales españolas, Primera serie, Madrid, 1890, pp. 345-383, recogido por Otis H. Green, “art., cit.,” 1952, p. 53. 423 C. Pérez Pastor, ob., cit., III, p. 409. 424 C. Pérez Pastor, ob., cit., III, pp. 410. El documento lo copia del Arch. Hist. Nac. –Consultas del Consejo de la Cámara, año, 1608, núm. 137. 425 Rimas, II, pp. 77-78. 426 Rimas, II, p. 242. 427 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 190. 428 Rimas, II, p. 420. 429 Rimas, II, pp. 418-419. 430 Segr. Dei Vic., vol. 30 de, Fol.. 41v-42 r, 135. También era secretario de Cifra Gabriel Leonardo de Albión, Segr. Dei Vic., Vol. 2496, fol. 1. Recogidos los documentos por Otis H. Green, “Bartolomé Leonardo de Argensola secretario del conde de Lemos,” Bulletin Hispanique, Tome LIII, Nº 4, 1951, pp. 377-378. Ya antes había dado este dato Otis H. Green en “The literary court of the Conde de Lemos at Naples, 16101616, Hispanic Review, Vol. I, 1945, pp. 290-308. 431 Otis H, Green, “art., cit.,” 1951, pp. 378-381. 432 Rimas, II, pp. 357-359. 433 Otis H. Green, “art., cit.,” 1951, p. 391. 434 C. Pellicer, op. cit., pp. 89-92, que la recoge de Diego Duque de Estrada, Comentarios del desengaño, a sea vida de D. Diego Duque de Estrada, escrita por él mismo, Madrid, 1860 pp. 124-127. 435 Obras Sueltas, II, p. 348. 436 Blecua en la Introducción a las Rimas, p. XXI. 437 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 88. 438 Ibid., p. 88. 439 Ibid., p. 88. 440 Rimas, II, pp. 75-76. 441 Otis H. Green, “art., cit.,” 1951, p. 385. 442 Recogido por Otis H. Green, “art., cit.,” 1951, pp. 384-385. Rimas, II, pp. 463-464. 443 Otis H. Green, “art. cit.,”, p. 386. 444 Otis H. Green, “art., cit.,” 1951, p. 382 que lo toma de Eugenio Mele, <<Tra vicerè, scienzati e poeti>>, Bulletin Hispanique, 1929, XXXI, 256-267. y M. Cardenal Iracheta, <<Galileo y España>>, en la revista Sí, 18 de octubre de 1942, citado por Blecua en la Introducción a las Rimas, I, p. XXII. 445 Otis H. Green, “art., cit.,”, p. 383. 446 Archivo de la Seo, Catálogo de las Dignidades, Canónigos,

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n etc., de la santa Iglesia Metropolitana de Zaragoza, año 1802, para el uso particular del D.D. Pedro de León de Lissa y Lamana, Canónigo de dicha Iglesia Metropolitana, canonjía, XVI. Recogido por Otis H. Green, “art., cit.,” p. 386. 447 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 86. 448 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 86. 449 Obras Sueltas, II, p. 350. 450 En febrero de 1616, Bartolomé Leonardo dio una carta de procurador a Valero Cortés del Rey para que lo representara en las Cortes Reales de Barbastro (convocadas el 15 de de enero de 1616), en su calidad de tutor de don Francisco de Borja, menor de 14 años de edad, Duque de Villahermosa. Manuscrito de la BN. Ms. 9374. Recogido por Otis H. Green, “art., cit.,” 1951, p. 390. 451 Rimas, II, pp. 83-84. 452 Libro de cartas misivas... del Cabildo de la Seo, año 1619 Recogido por Otis H. Green, “art., cit.,” 1952, p. 66. 453 Ibid., p. 67. 454 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 89. 455 Libro de cartas misivas de la Seo, año 1619. Recogido por Otis H. Green, “art. cit.,” 1952, pp. 66-67. 456 En el año 1621: “acordaron...los Diputados que...yo escribiese un largo tratado de las alteraciones...del año 1591. Comencé a escribir el libro y...pedí los procesos...a los...Diputados y no me los dieron. Escribieron a instancia mía a las...ciudades y comunidades... y hasta ahora ni han enviado papeles ni avisado al reino vecino...de sus cartas. Húbeme de valer de otros medios, y el señor Inquisidor Santos me socorrió con sus Relaciones que yo le pedí de la parte que tocó a la Inquisición en aquellos negocios...” R. Acad. H.ª, Ms. H-25, fol. 170. 457 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 90. 458 Otis H. Green, “art., cit.,” 1952, p. 86. 459 Rimas, II, pp 84-85. 460 Rimas, II, p. 85. 461 Rimas, II, p. 93. 462 Otis H. Green, “art., cit.,” 1952, p. 88. 463 Rimas, II, pp. 370-371. 464 Rimas, I, p. 94. 465 Rimas, II, pp. 473-474. 466 Rimas, II, p. 624. 467 Otis H. Green, art., cit.,” 1952, p. 91. 468 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 90. 469 Obras sueltas II, pp. 329-330. 470 Obras Sueltas, II, p. 331. 471 Obras Sueltas, II, p. 331. 472 Obras sueltas, II, p. 332. La BN guarda un ejemplar de la Primera

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Biografía de los hermanos Argensola parte, Ms. 12985. El título completo es Alteraciones populares de Zaragoza. Año 1591, por el Dr. Bartolomé Leonardo de Argensola, Canónigo de la Santa Iglesia Metropolitana de Zaragoza en la Corona de Aragón, Cronista del rey nuestro Señor, y en Aragón del mismo Reyno. Todo va sugeto a la censura y corrección de la Santa Madre Iglesia, y de los varones zelosos, y sabios. 473 Obras Sueltas, II, p. 335. 474 Obras Sueltas, II, pp. 337-338. 475 Obras sueltas, II, p. 338. 476 Obras sueltas, II, p. 339. 477 Obras Sueltas, II, p. 340. 478 Obras Sueltas, II, p. 342. 479 Rimas, II, p. 465. Otis H. Green, “art., cit.,” 1952, p. 156. 480 A Fernando de Soria Galvarro le dedica Bartolomé el poema que empieza “Yo quiero, mi Fernando, obedecerte”, Rimas, II, pp. 359-369. Otis H. Green comenta al respecto de este poema: “En esta (…) epístola a Fernando de Soria Galvarro vemos los comienzos de aquella tendencia preceptista que había de dar sus mejores frutos años más tarde”. “Art., cit.,” 1952, p. 89. 481 El relator de la Real Audiencia dedica el poema que comienza “Cuando a las cosas públicas atiendes” a Bartolomé, con el ruego de que publique sus obras (Rimas, II, pp. 387-390). El rector contestará a este poema con el que empieza “¿El título me das de tu maestro,” (Rimas, II, pp. 390-395). 482 Viñaza, Los cronistas de Aragón, Apéndice, p. 97. 483 Ibid., p. 94. 484 Ibid., p. 99. 485 Ibid., p. 99. 486 Aznar Soler, ob., cit., p. 241. 487 Ibid., p. 241. 488 En 1625 escribió de él: “Lo que no callaré es que le amo, como manda Dios que nos amemos, es decir, como a mí mismo”. “Fragmento de algunas cartas del Dr. Bartolomé Leonardo de Argensola..., escritas al licenciado Martín Miguel Navarro...”, (Revista crítica de historia y literatura españolas, portuguesas e hispano-americanas, vol. II, 1902, p. 249) Recogido por Otis H. Green, “art., cit.,” 1952, p. 90. 489 Blecua en la Introducción a las Rimas, pp. XXIII. 490 Véase Otis H. Green, “art., cit.,” 1952, p. 90.Recogido de “Fragmento de algunas cartas del Dr. Bartolomé Leonardo de Argensola..., escritas al licenciado Martín Miguel Navarro...”, (Revista crítica de historia y literatura españolas, portuguesas e hispano-americanas, vol. II, 1902, p. 248.) 491 Obras sueltas, II, p. 325.

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Biografía de los hermanos Argensola

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Biografía de los hermanos Argensola

BIOGRAFÍA María Soledad Catalán Marín (Zaragoza 1962) estudió Filología Hispánica en Zaragoza, donde se doctoró en 1993 con la tesis titulada Larra y el teatro romántico en España (1828-1837). Es Profesora de Enseñanza Secundaria desde 1987, y en la actualidad ejerce su profesión en el IES “Sierra de San Quílez” de Binéfar, localidad donde reside. Es autora del libro, La escenografía de los dramas románticos españoles (1834-1850), Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2003. Y coautora de la guía de El Quijote, El Quijote, alquimia de aventuras y sabiduría, Gobierno de Aragón, 2005. Además ha escrito los siguientes artículos sobre teatro romántico: -“La poética de la risa en las Poéticas”, El siglo XIX… y la burguesía también se divierte. Actas del I Congreso de Historia y Crítica del Teatro de Comedias, 1995, Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, 1995, pp. 66-74. -“Las protagonistas femeninas en los dramas

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M.ª S o l e d a d C a t a l á n M a r í n románticos españoles (1834-1840)”, Trivium. Anuario de Estudios Humanísticos, nº 9, Noviembre, 1997, Jerez de la Frontera, pp. 253-264. -“Un artículo olvidado de Larra”, Crítica Hispánica, Vol. XXI, nº 1&2, 1999, Duquesne University, pp. 5160. -“Larra y la opera”, Cuadernos de Investigación Filológica, XXVI (2000), Universidad de La Rioja, Logroño, pp. 7-15. - “El Theatrum Mundi en Larra”, Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, Año LXXVI, EneroDiciembre 2000, Santander, pp. 255-277. -“Los actores en la vida teatral madrileña entre 1828 y 1836. (Sus litigios con los empresarios y su formación)”, Crítica Hispánica, Vol. XXIV, nº 1&2, 2002, Duquesne University, pp. 111-130.

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