Al hablar de la confirmación del Estado de Guerrero, de su proceso lento, arduo y en el cual la acción infatigable de sus hombres fue determinante para hacer de la vagamente definida región del Sur, sin personalidad jurídica propia, una entidad política fuerte e independiente; error grave seria olvidar a sus pobladores originales, muy especialmente a la etnia fiera, orgullosa e indómita que defendió sus libertades como ninguna otra logro hacerlo, en todo el territorio guerrerense; se trata de los yopis, el pueblo que prefirió ser aniquilado antes que someterse, primero a los mexicas y por último a los españoles.
Diezmados y con las graves marcas de sus luchas por sobrevivir al hambre y el cansancio de terribles caminatas, algunos lograron encontrar refugio en sitios remotos a su enclave original; unos llegaron a Nicaragua, otros quedaron dispersos Oaxaca y a los que siguieron en territorio del hoy Estado de Guerrero, buscaron protección en lo mas intrincado de las montañas y hoy se les conoce con el nombre